#Nana de esta pequeña era
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Día 4 - Reto Ocultubre
Vals de una sombra perdida
Cuánto sabe el que vive bajo la cama, el de los pies en la alacena que se arrastra durante la noche.
Las palabras se entrelazan cuando lo observan en la escalera y está vez una niña: sonriente que le extiende su mano al amorfismo perplejo.
Saltar la cuerda es algo de piezas blancas, de preocupaciones simples como elegir shampoo y limpiarse los huesos expuestos con los cepillos. Lanzar las bolas flotantes en el aire que simulan las olas de otoño tan lejanas desde la oscuridad, desde la atenuante paz del silencio nocturno.
Alguna vez me dejé bañar por la plata luna, el azulado tono que siquiera contornea aquello que no tienen forma. Su risa era especial, más el espanto de mi nombre en su versión mas grande era dolor en mis tímpanos de frío. Pude ofrecerle un abrigo en caso de tenerlo, por el frío crudo de los inviernos en dónde me formaba sin nariz de vegetal, pero ¿cuándo he sido yo vestido de ropajes elegantes si la obscuridad es el traje que llevo en mi piel? Y aún así, parecía ser luz a sus ojos y gozo en su rostro.
Han habido veces en dónde como protector he observado los pies que salen de la habitación, que besan su frente cual yo quisiera poder hacerlo, y apagan el interruptor permitiendome moverme y cantarle la nana sibilante. El viento está fuerte y susurra hacia la ventana, es de noche y qué puedo hacer entonces más que agradecer su inocencia. De hojas sueltas en la oficina del hogar, y anoche mencionó a una mujer colgada dos o tres casas más en el bloque. No hace falta recordar, sonríe en mi penumbra, que los demás que observan desde el armario ya sueñan con el día.
Qué puedo hacer, entonces, si de un día a otro eres otra persona. Y la sonrisa parece temblar cuando tú cabello ha crecido. La luz permanece encendida y los parpadeos constantes no provocan más juegos. Cuando entre cierras los ojos por creer haberme visto por el rabillo y es que antes me buscabas con anhelo de un viejo conocido, ¿es que no reconoces a quien te saluda desde las orillas del hogar? Qué puedo hacer, entonces, si de pequeña haz crecido y no solo en este mundo tangible, sino también en mi interior vacío.
Enciendes la luz y no las apagas y es que estoy seguro de tu conciencia para mí forma, mi serpenteante figura amorfa que abraza tu recuerdo. Mis manos ya no son caricias en tus tobillos y si mi dedo te rosa, solo gritos es lo que recibo. He de caminar entonces a guardarme en las despensas, y vivir entre las arañas que crecen cuál plaga en los estudios olvidados, y rincones alados en dónde alguna vez me llamaste angel. No tengo objetos que tomar, solo un corazón inexistente que canta cuál lamento fantasioso en los oidos que no escuchan. ¿Puedo decir entonces de que realmente existo?
Pronto eres igual a la mujer anterior de esta instalación. Y es que te dejaron o compraste lo que alguna vez fue nuestro lugar de juegos. Años han pasado en dónde el sol solo ha Sido el frío del refrigerador, cada que abres una puerta e intento observarte, por qué me miras un momento y pretendes no ver mi sonrisa. ¿No ves que es tortuoso verte partir, acaso el cariño se ha esfumado por no ser lo mismo que tú? Eres aún la pequeña que saltaba la cuerda, y la que me dibujaba como parte de su familia. La misma a quien alguna vez acompañé a conversar con las personas de los cuadernos, y que creyeron que tenías un problema. Dónde están ahora las risas cómplices de cuando movimos sus libros y partimos corriendo devuelta hacia la noche. Pero solo cierras la alacena en dónde me encuentro entre las comidas que olvidas preparar.
Alguna vez decidí dejar los muebles y pasearme en el pasillo, dubitativo si tocar a tu puerta o siquiera rasgar tu velo. Es el único lugar que sé saber y se que sabes entender dónde existo, pero nada más soy lo que soy y tú duermes cuál princesa que alguna vez conocí. Sé recordar y he de ver los programas de cuando vestías de rosa con los peluches que flotaban gracias a mi magia. Recuerdo el sonido de tus dientes al mostrarse y al hombre al que llamaste padre gritar despavorido, era un buen tiempo y un momento a atesorar, ¿debo entonces tocar esa puerta que separa mi figura escuálida de tu curvilínea sombra?
Y es que no soy yo quien gira el pomo, la luna que guardas en tu baño parpadea igual que tu rostro se contornea en miedo: he visto esas miradas antes. Se que no puedo hablarte más que lo que mi cabeza permite pensar y al menos no insultas al aire. Intento abrigarte pero tú vapor de boca me hace sumiso. Déjame cuidarte mientras tú no puedas que la muerte es traicionera yo hace años la he visto bailar su balz fuera de las ventanas. Se ha vestido de naranjas y rodeada de las hojas que se posan en las calabazas, ha tocado disfrazada de hombres que te han dicho "te amo" y deleitado en las lágrimas que congelo antes de llegar a la almohada. ¿Es que no me escuchas cuando enjuagas tus penas, es que no sientes mi mano rasgando la tela de tu delicada piel?
Cierras la puerta como las semanas anteriores y nuestra danza constante de madrugada parece no querer terminar, solo arrodilla tu ser frío como el mar y deja que la espuma invisible inunde y moje los pies que levitan. Está vez giro el pomo y te veo, estás más blanca que muchas otras veces que te vistes de colores, destellos de autores te recubren como si quisiera y pudiera escribirte, sin embargo estás cansada. Las ojeras en tus ojos parecen las sombras que formo con mi caminar, nadie más puede verlas y es que con el tiempo aún si no me ha las te he estado protegiendo: piel de muerte andante similar a la dama de los otoños, y despiertas. Lamento que tengas que verla, pero solo puedo sonreír. Me duele tu rostro de pánico por lo que solo intento descansar bajo tu lecho. Quisiera que fuera tu pecho, pero enciendes la luz, y arde la vida bajo los tablones que sostienen tu cuerpo dormida.
Últimamente no te he visto volver. Pienso que mal interpretas la intención mía y no poder tapar y abrigar tu cuerpo de las noches frías es agotador. Con quién converso sino con la penumbra y sus criaturas, arañas que rien y ven mi movimiento cuando columpio sus hogares. A quien engaño entonces si sé qué ocurrió en aquella casa años atrás, dónde tú amiga se colgó en los pies de esa mujer grande, a la cual llamaba madre, al patio de donde observamos esa noche de lluvia: dos cuerpos que me espantaron al jugar en la casa del árbol y el momento donde mis manos redirigieron tu curiosidad se que fue entonces donde se quebró la afinidad. Pero no estaba, esa noche no danzaba y vestía de aguas negras que la empapaban en su figura similar a la tuya, manos que en tango subrayante deslizaron la amenaza de las nubes que como orquesta te mantuvieron asustada.
De todas formas te espero, y sigo esperando. Escribiendo cartas en el abismo, hablando con voces vacías que no producen sonido, mirando más allá de las cuencas profundas que forman mis rostros, buscando mi verdadero yo en los espejos que alguna vez usaste, bailando solitario esperando en ese pasillo que no te atreviste cruzar quizás solo esperando que me vuelvas a mirar. Me he de acostar entonces en esa cama en dónde cansada te veías más viva que nunca y aunque la no deseada amiga estire la mano para invitarnos a la balada, se encuentre cerca cada vez más, solo espero conservsr el olor a dónde sea que me encuentre, y es que hecho de menos los cuentos de la pequeña mujer que saltaba en los colchones, y con moretones hacia fortalezas oscuras en dónde los juegos parecían de vivos y vivos nos hacían sentir, o al menos a mí. Pero he de dormir, abrazado a la esencia de la persona sin género ante la nada que soy y me encuentro, que no se encuentra y busca en las afueras en dónde no existe encuentro más que el de la soledad de quién eres.
Siento tu luz abrir las puertas, y el día no despierta, es que me haz avivado al fin en la noche perpetua en la que buscas mi persona, y es que tú voz resuena mi nombre que jamás pronunciaste y un muestrate de labios y lenguas. "Que se que me quieres y se que te quiero" y quiero que permanezca el rebote en la habitación. Mis pies escarchan la alfombra y el perro que siempre ha ladrado al observarme no está, el silencio reina: la vela en la planta titila y te veo de vestidos negros abrigada finalmente con tus ojos cansada, pacientemente y eterna amada. Y es que no estás sola y no te acompaña lo que creí era esa persona, vestido de negros y blancos con libros en manos y siento un canto que expele tu boca. No más risas color rosa y el llanto de la noche se esclarece como en la mañana que nunca ví, ¿Me expulsas a mí...? Creo entonces no podré seguir contemplandote con el cariño que me tuviste años atrás. La niña desaparece como mi cuerpo quema la silueta que queda en la pared. Y la mujer del otoño camina entre los cuatro en el cuarto, jamás buscó tu mano y la invitación se extiende, desde aquella noche con cuerpos vecinos en dónde al fin percibo, y sé su intención.
"Oh mi querida muerte, creí escapar y alejarme de ti, y aún siendo quien siente como ella, buscas el baile que jamás le di"
-Lucciano Carabantes
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“Kareem, la madre del príncipe Ares”
(Advertencia: Esta historia tiene escenas un poco... ¿para adultos?, así que preferiblemente, si hay algún menor edad viendo esto, mejor pasa de largo y no leas la historia de Kareem.)
Todo comienza en el reino del fuego, años han pasado tras la derrota de Lord Emedes. Kareem y su madre tenían trabajos en los que trataban siempre con niños. La madre, era una muy solicitada niñera, y su hija, Kareem, trabajaba desde ya muchos años en un reconocido jardín de niños. Ambas eran muy buenas con los niños, incluso, en los casos más extremos, con los niños más rebeldes y conflictivos, ambas mujeres lograban hacer (a base de mucha comprensión, respeto y amabilidad) que estos niños mejoraran sus actitudes y se volvieran niños más dispuestos a convivir de manera sana y comportarse de manera apropiada a sus edades. Aunque fuera un trabajo muy demandante de energía y tiempo (al igual que es un trabajo que no muchos están dispuestos a hacer o que tengan lo necesario para poder hacerlo) a Kareem y a su madre les encantaban sus trabajos, adoraban a cada uno de los niños con los que trataban y siempre estaban preparadas para cualquier nueva situación que significara un reto.
Mientras tanto, en el palacio, la pequeña princesa Zefora, con sus arrebatos de ira y llantos, causaba lluvias de granizo, al igual que tormentas eléctricas. Los climas respondían al llanto de la princesa y solo calmándola es como todo cesaba. Nana tras otra nana era asignada para cuidar de la princesa, pero ninguna toleraba la presión que ejercía cuidar de una niña tan especial. La madre de Kareem escuchaba los rumores de que no había quien pudiera manejar los arrebatos de la princesa y que todas sus nanas renunciaban a pesar de la jugosa paga por el puesto. Fue entonces, que motivo a su hija Kareem para que se presentara en el palacio y se ofreciera a cuidar de la princesa. Kareem obedeció a su madre, y se presento al palacio con el objetivo de que se le diera la oportunidad. Para la buena o mala suerte de Kareem, su experiencia con los niños y sus buenas referencias, hicieron que en menos de lo esperado le dieran un periodo de prueba para que cuide de la princesa. Los resultados que diera ese periodo de prueba abrirían la puerta para que se volviera nana oficial de la princesa o… simplemente buscarían a alguien que pueda hacer bien el trabajo. Como sucedió con el resto de nanas, la princesa explotaba en llanto e ira cuando se le negaba algo que ella quisiera, invocando inoportunos climas tras otros. Lo que contaban las antiguas nanas era real, la presión de no poder calmar a la princesa era horrible, se sentía como si todos en el reino entero te miraran con ira y decepcionados… Tu deber es calmar a una niña pequeña ¿y no lo puedes hacer bien? Kareem lo intentaba y lo intentaba, pero nada de lo que hacia lograba hacer que la princesa no rompiera en llanto con cualquier "no" de respuesta. Los días de prueba pasaban y Kareem simplemente no tenia avances, en todo su historial laboral, jamás había ocurrido algo así, ¿Qué estaba haciendo mal? Kareem, pidió consejos con su madre, quien tenia más experiencia, y ambas, analizaron la situación y durante muchas noches se reunieron para pensar en posibles soluciones. Kareem intento distintas maneras de tratar con la princesa, no se rindió, fue prueba tras error, hasta que poco a poco, Kareem veía más claramente que debía hacer o que debía decir para que la princesa no rompiera en un fuerte y desenfrenado llanto. Kareem comprendía las emociones de la princesa, ella misma no quería negarle a la futura monarca de los Norkirys algo que todos merecen, y es el poder sentir y mostrar libremente tus emociones, pero a la vez, sabia que las fuertes pero entendibles emociones de la pequeña afectaban a todo el reino. Los días siguieron pasando, y Kareem fue sembrando una amistad con la princesa. Para Zefora, pasar tiempo con Kareem se volvió divertido, jugaban juntas, Kareem siempre estaba atenta de ella, la trataba de una manera tan linda y maternal, le leía sus cuentos favoritos antes de dormir, y cuando, por ordenes del rey, a Zefora se le negaba salir a los jardines del palacio a jugar, Kareem lograba calmar los llantos de la princesa, y aunque Zefora deseara mucho salir a los jardines, Kareem siempre encontraba algo igual o más divertido por poder jugar dentro del palacio con ella. De alguna u otra manera, Kareem encontraba siempre una forma de volver la mirada triste de la princesa en una mirada llena de felicidad, ella jamás se rendiría hasta hacer sonreír a la pequeña princesa. Al final del mes, los llantos extremos de la princesa, esos que causaban un caos climático, fueron desapareciendo poco a poco. Claro que a veces la princesa no podía evitar llorar, pero al ser llantos más calmados, menos explosivos, los climas respondían con leves y delicadas lluvias. La pequeña princesa no solo estaba aprendiendo a controlar sus emociones, si no que la presencia y el cuidado de Kareem estaba siendo más necesario para el día a día de Zefora. Ella se estaba encariñando mucho, al igual que Kareem se estaba encariñando de ella. El reino del fuego lograba ver que había un cambio. Deseaban que quien estuviera calmando a la princesa de tal modo, que no se fuera nunca del palacio. El rey Everett, al ver el resultado positivo que estaba teniendo Kareem ante Zefora, decidió asignarle oficialmente el puesto de nana personal de la princesa, por lo que mudarse al palacio fue necesario. La parte triste, fue que tuvo que renunciar por completo a seguir cuidando de sus frecuentes niños, ya que su trabajo, iba a ser de tiempo completo hasta que la princesa creciese y se mudase al reino de los Norkirys. Iban a ser muchos años, pero ella estaba feliz de todos modos. Vivía la gran vida con junto a su madre (hasta que esta falleció unos años después), tenia a personal sirviéndole solo a ella, los lujos que la rodeaban, así como las exquisitas comidas y bebidas, vaya, la alta clase. Y no olvidemos lo mas importante, es que podía estar junto a Zefora, pudo verla crecer con el paso de los años. Estuvo ahí en sus mejores y peores momentos. Aunque nunca intento romper las ordenes del rey, ni mucho menos intento desafiar su autoridad, tampoco tuvo empacho en hacerle saber a Zefora que una vez se volviera reina, seria libre finalmente, y tal vez, solo así podría ella decidir lo correcto para su vida.
Los años pasaron, y Zefora tomo la decisión de mudarse al palacio de su padre en el reino del aire. Aunque aun no tuviera la edad para ser coronada, era un paso más a estar lejos de la vista de su tío Everett.
Fue una despedida dulce pero amarga a la vez. Zefora le agradeció tanto a Kareem por haber estado ahí en los momentos más importantes de su vida. Incluso le ofreció que se mudara con ella, pues en el palacio ya no tenia nada más que hacer. Kareem sabia que eso era verdad, su trabajo había terminado, pero de todos modos, se negó a aceptar la oferta de Zefora. Kareem la quería, pero sentía que ya era momento de que Zefora se separase de todo lo que tuviera que ver con el reino del fuego, incluyéndola. Le hizo saber que con lo que gano, podía vivir decentemente la mayoría de sus años sin trabajar, pero que muy probablemente regresaría al cuidado de los niños, ya que cuidar de los infantes es lo que la hace feliz. Por más que la princesa intentó convencerla, Zefora al final se rindió y acepto la decisión de Kareem. Se despidieron y fue la ultima vez que se volvieron a ver.
(Ahora, ¿Cómo Kareem se volvió la fuente para que el rey del fuego tuviera un descendiente?)
El rey del fuego y Kareem siempre tenían que estar en continua comunicación a lo largo de los años, ambos eran encargados de la crianza y del cuidado de la princesa Zefora. Zefora por muchas razones, no desarrollo la suficiente confianza con su tío Everett, y aunque le tuviera cariño, jamás expresaba sus sentimientos con él de la misma forma a como lo hacia con Kareem. Temía a que su tío pudiera juzgarla o tal vez ni siquiera la entendería, pero cuando se trataba de Kareem, ella decía todo lo que tuviera guardado en su corazón. Kareem, (casi un año antes de que Zefora se marchara del palacio) algunas veces le hacia saber de estas emociones y pensamientos de la princesa al rey del fuego, con la esperanza de que el rey escuchara y comprendiera que sus acciones afectaban su relación entre Zefora y él, pero por más que el rey demostrara preocuparle la imagen que Zefora construía de él, jamás cedió a cambiar. De todos modos el rey del fuego agradecía a Kareem por hacerle saber lo que Zefora compartía con ella, y sobre todo apreciaba su esmero por dar posibles soluciones al problema entre ambos. El rey sabia que para Kareem no era cómodo contar lo que Zefora le confiaba plenamente, por lo que en algunas ocasiones, le regalaba joyas realmente caras y preciosas como modo de agradecerle. Kareem quedaba fascinada con los regalos del rey, aunque en el fondo le sentaba mal por la culpa, ella no le contaba los pensamientos o sentimientos que Zefora le confiaba con el propósito de ser premiada, si no más bien para que él rey pudiera ver el punto de vista de la princesa de una manera personal, en el que pudiera empatizar con ella y finalmente intentara mejorar su actitud por Zefora antes de que no hubiera marcha atrás. Aunque su lado moral intentaba convencerla de no aceptar los regalos del rey porque era incorrecto, las palabras del rey convenciéndola de lo perfecto que se vería tan deslumbrante joyería adornando su bello cuello la hacían aceptar de inmediato. Eran piezas a la medida, como si fueran creadas con el único propósito de que ella los usara, esto hacia mucho más lindo el detalle, pues le hacia ver a Kareem que los regalos no eran simplemente comprados de cualquier joyería y ya, si no que eran planeados y creados con su debido tiempo y siempre pensando en ella. Desde que ambos tuvieron ese tipo de interacciones, las cosas no volvieron a ser las mismas…
Muchas especies en los reinos elementales anhelan el amor del rey Everett, el hermano mayor entre los 4 reyes de la naturaleza, rey del fuego, portador de "El Amuleto de la Esperanza", uno de los reyes más poderosos que la historia tiene registrada. ¿Cuántas leyendas no se cuentan del rey Everett?… -Ayudo desinteresadamente a los humanos en múltiples veces cuando estos se encontraban ante una amenaza. -Cuando el hogar de las criaturas elementales se vieron afectadas por el cruel e imparable frio, el rey Everett guio a todas las especies a cálidas, nuevas y fértiles tierras, donde construirían los reinos elementales que hoy en día se conocen. -Con su poder elevo los reinos a los cielos para procurar la seguridad de los refugiados en la guerra contra el temible Lord Emedes. -Con su impecable puntería, logro atravesar con su lanza el corazón del horrible brujo Dante, apagando su vida al instante. -Sus golpes pulverizaban a sus enemigos, hizo que el ejercito de Engendros de Lord Emedes conocieran la ira implacable del fuego. -Protector de la tierra, pilar de los 4 reinos, sabio de la magia, aquel que tiene la ultima palabra, un rey integro, valiente e inteligente, y sumando a su favor, un hombre de belleza única. Un semidiós que causa el suspiro de muchas criaturas con su sola mención. Y ahí se encontraba Kareem, recibiendo finas joyas y muchos elogios al oído de parte del rey. Al inicio dudaba de hablar sobre Zefora con el rey Everett, pero pronto contar cualquier simple novedad de la princesa se volvió común, era la excusa perfecta para ir a los aposentos del rey, tenerlo cerca de ella. Su frecuencia en los aposentos del rey eran ya tan común que ni siquiera el siervo elemental del rey, Adler, tenia que verificar con su rey si Kareem podía pasar a verlo, la respuesta era siempre la misma. El rey del fuego la colmaba de dulces palabras y tiernas caricias, volviendo loca de amor a Kareem al punto en que olvidaba cualquier pizca de modales o respeto hacia ella misma. No fue hasta que, con atrevimiento, Kareem guio las manos del rey hacia debajo de su vestido y... nada tuvo vuelta atrás desde entonces… Perdió la cuenta de todas esas veces, o de las horas que pasaba en sus aposentos, todo parecía un sueño para ella que jamás le paso por la cabeza contarle a alguien más, lo más probable es que nadie le creería, pero a ella eso no le importaba, el resto no importaba cuando estaba a solas con el rey. Nadie en el palacio sospechaba nada, el único que sabia lo que sucedía era el siervo del rey, quien juro no decir nada. No fue hasta que en uno de los encuentros entre el rey del fuego y Kareem, este le confeso algo importante. Le menciono primeramente que… Sus hermanos y él, desde hace muchos años atrás, tomaron la decisión de tener un descendiente cada uno lo más pronto posible. Aquellos descendientes cuidarían de los 4 reinos elementales, por su gente y por la tierra en caso de que ellos faltaran algún día. Por suerte para la tierra, el rey Bahir dejo un descendiente antes de fallecer, la princesa Zefora. La reina Khalil y el rey Liam iban un paso adelante de él, ya no podía atrasar más las cosas. Le hizo saber a Kareem que ella era la mujer con la que quería tener un hijo, Kareem no pudo contenerse, interrumpió al rey y lo abrazo con tanta felicidad y le dijo sin pensar que aceptaba tener un hijo con él, que nada la haría más feliz y realizada que concebir un hijo que protegería a la tierra y a su especie cuando este creciera. Kareem saltaba de la alegría, pero noto que el rey no estaba nada feliz, al contrario, su rostro era de profunda preocupación.
Kareem se percato que por la reacción del rey, sucedía algo malo con esa propuesta. Finalmente el rey tomo la palabra y fue sincero… le conto cuales serian las consecuencias… No todas las criaturas del mundo pueden soportar engendrar un hijo de un semidiós, aquellos que estén dispuestos a concebirlo estarán destinados a fallecer, pues sus cuerpos terminarían destruidos en el proceso. El rey del fuego le dijo a Kareem, que si aceptaba aun después de saber lo que pasaría, le agradecería eternamente y daría todo de él para hacerla feliz hasta el ultimo día de su vida. Pero si se negaba, lo entendería completamente. Su trato regresaría a ser el de antes, ella seria la nana de Zefora y él seria su rey, y las reuniones en sus aposentos simplemente ya no podrían suceder… Kareem simplemente estaba sin palabras… No sabia que decir o que hacer… Le honraba mucho que el rey del fuego la eligiera a ella como la mujer con la que quería tener un hijo, pero a la vez, sentía miedo de tan solo pensar que a dar a luz… su vida acabaría por completo. Los seres elementales son conscientes de que al morir, no hay nada que les espere después de eso, todo se acaba, y es por eso que valoran tanto sus vidas más que cualquier otra cosa… El rey, al ver a Kareem tan nerviosa y sin palabras, intento calmarla, y le dijo que podía tomarse el tiempo necesario para pensarlo, que simplemente… no le dijera nada a nadie de la propuesta que le hizo.
Pasaron los días, semanas, incluso meses… Kareem se concentro en Zefora, pensó que el tener la mente en otras cosas le harían pensar mejor al final del día. Claramente se encontraba con el rey en los pasillos del palacio, recibir la sonrisa del rey Everett a lo lejos le hacia sumergirse en una vergüenza que le hacia temblar incontrolablemente. De todos modos, el rey mantuvo su distancia, las reuniones en sus aposentos dejaron de suceder desde aquel día de la propuesta, y aunque esto inquieto un poco a Kareem al principio, pues pensó que era un tipo de castigo por no elegir rápido, el siervo del rey, Adler, le hizo saber que era la forma en que el rey demostraba respetarla y darle su espacio para elegir sin presiones.
Zefora a veces le preguntaba si se encontraba bien, pues Kareem mostraba estar más distraída de lo común, pero a pesar de la confianza, Kareem no creyó apropiado contarle a Zefora lo que estaba pasando, primeramente porque ella aun era una niña como para tratar problemas de adultos, además de que en su mente aun estaba la advertencia de no contarle nada a nadie. Aunque siendo sincera con ella misma, no había a nadie más que contarle, no tenia familia, su demandante trabajo la había separado de sus anteriores amigos, y a lo largo de los años en el palacio, siempre estuvo al tanto de Zefora que nunca se dio el tiempo de hacer amigos entre los restos de empleados, su madre ya no estaba para aconsejarla… Pensó en que seria de su vida una vez que Zefora se independizara, lo más probable es que sus servicios acabarían y ya no seria solicitada en el palacio. Aunque tendría un pago generoso que le permitiría vivir una buena parte del resto de sus días apropiadamente… pero sola. Podría volver al servicio del cuidado de niños, volverse una niñera a medio tiempo, encontrar nuevos pasatiempos, lo más probable es que conocería nuevas personas, ¿ y quien sabe?… Tal vez podría encontrar un nuevo amor, uno con el que se casaría, tendría hijos, y pudiera vivir para cuidarlos y verlos crecer… Envejecería y finalmente fallecería antes o después de su esposo, o junto a él, seria una larga pero a la vez, linda vida… Pero en su mente no paraba la voz que le recordaba que esta vida imaginaria seria sin el rey del fuego en ella. Tal vez podría regresar al trabajo de cuidar niños, pero ningún trabajo le daría la calidad de vida rodeada de lujos como lo seria a lado del rey. Tal vez encontraría un nuevo amor, pero ninguno podría hacerla sentir tan querida y protegida como lo hacia el rey, nadie podría decirle palabras tan dulces como las que el rey le decía al oído. ¿Pasaría el resto de sus días suspirando por él? Incluso si tuviera hijos con alguien más, ninguno llegaría a ser tan importante como el hijo que puede concebir con el rey. Un hijo destinado a ser el nuevo rey de los Gloymos, amo y señor del fuego, protector de la tierra, el nuevo portador de "El Amuleto de la Esperanza". Aunque no pudiera estar con él y verlo crecer… sabría con certeza que su hijo estaría destinado a la grandeza.
Dejaría como legado a su especie y a la tierra a un digno hijo… Seria una fugaz vida, pero hermosa y perfecta a la vez…
Kareem estaba lista para decidir, le hizo saber al siervo elemental del rey que ella aceptaba la propuesta, el rey al enterarse, le agradeció sinceramente.
Las “reuniones” en los aposentos del rey volvieron a ocurrir, con la esperanza de engendrar al tan deseado hijo. Y cuando finalmente Kareem quedo embarazada, el rey le hizo saber que dentro de pocas semanas, ella tendría que marcharse del palacio a un lugar seguro. Seria llevada a las tierras heladas, aquellas que fueron el antiguo hogar de los 4 hermanos de la naturaleza. Esperaría ahí en una cómoda y cálida cabaña, y seria cuidada por Adler, el siervo elemental, al menos hasta que el rey pudiera dejar en su reino todo arreglado para ausentarse el tiempo necesario para ir a cuidarla durante todo su embarazo. Kareem acepto esto, y simplemente se dispuso a esperar el día en que la llevarían a aquella cabaña. Para la mala suerte de todos, el rey del fuego tuvo un conflicto con la reina fantasma al punto en que llegaron a lastimarse físicamente… Kareem estaba muy preocupada por el rey, pero se enfoco en cuidar a Zefora quien era la más afectada por los actos de su tío. El rey del fuego no se presento al palacio por mucho tiempo, pues se encontraba con junto a la reina fantasma en el Comité de la Unión y la Paz esperando su sentencia tras romper una regla en el tratado de unió y paz entre reinos, cual era que, un rey no puede lastimar a otro rey. Zefora empaco sus cosas y le hizo saber a Kareem que se mudaría al reino de su padre, y aunque todo era tan repentino, ella apoyo su decisión. Se despidieron y fue entonces que Kareem dejo ir a aquella niña a la que tanto quiso y procuro su bienestar… Le dolió mucho dejarla marchar, pero sabia que era lo mejor para ella. No había noticias del rey, las cosas no parecían mejorar, no fue hasta que Adler, el siervo del rey, le dijo a Kareem que empacara todas sus cosas, que su momento de marcharse del palacio había llegado. Y así fue, ella tomo todas sus pertenencias, y siguió a Adler hasta un carruaje. Todos en el palacio no les extraño esto, pues ahora que se había ido la princesa, ya no era necesaria la presencia de Kareem. Fue un camino muy largo hacia las tierras heladas, la preocupación por el rey estaba presente en todo momento, ¿Qué seria de él? Finalmente llegaron a la cabaña, y Kareem fue atendida y cuidada por Adler el tiempo que fuera necesario. Pasaron 4 meses, Kareem y Adler ya estaban acostumbrados a la rutina diaria, a pesar de la situación y de que en el palacio no era muy frecuente socializar con el siervo del rey, la compañía de Adler no era mala para Kareem. Siempre tenia un tema de conversación, era respetuoso y su cocina era muy buena. Agradecía que hiciera lo posible para mantenerla tranquila en cuanto el tema del rey, aun cuando él mismo no podía ocultar su preocupación por el destino de este. No fue hasta que en una mañana, Adler la despertó y le hizo saber que el rey había llegado. El alma había regresado al cuerpo de Kareem al encontrarse nuevamente con su amado rey, y la tranquilizo más el saber que el comité le perdono por el error que cometió con junto a la reina fantasma. Kareem y Adler se despidieron, y finalmente Kareem y el rey Everett quedaron solos en aquella cabaña como tenían planeado desde un principio. Kareem paso los mejores meses de su vida a lado de su amado rey, quien la cuido y la adoro durante todo ese tiempo. En las ultimas semanas de vida, el rey uso la magia de "El Amuleto de la Esperanza" para calmar los dolores que Kareem tuviera por el embarazo. El día tan esperado llego, y Kareem dio a luz a un sano varón. Kareem, a pesar de que se apagaba su vida, logro tomar en sus brazos a su hijo… Pudo escucharlo, sentirlo, verlo por unos cuantos minutos más… Fue la ultima vista más bella que tuvo hasta que inevitablemente falleció… El fuego de su cuerpo se apago, y su cuerpo termino por volverse en cenizas.
El rey Everett tomo una cantidad decente de estas cenizas al igual que tomo a su hijo en brazos, y tras mirar unos cuantos minutos los restos de Kareem, el rey se marcho del lugar… _______________________
El reino del fuego fue afectado por un fuerte terremoto. Muchos hogares fueron afectados, y muchos Gloymos terminaron heridos tras el terremoto de gran magnitud. Nadie pudo predecir tal suceso, ni siquiera hubo tiempo de ser advertidos. Entre los hogares afectados, estaba el hogar de Kareem, aquella mujer que fue la nana de la princesa Zefora por tantos años. Para la sorpresa de todos, los restos de Kareem fueron encontrados bajo las ruinas de lo que era su casa. Nadie nunca supo que Kareem se encontraba finalmente en su hogar, ¿y solo para encontrarse con su final? No había ninguna duda, eran sus restos… El reino del fuego tardo unos meses en levantarse nuevamente tras tal suceso, el rey financio los arreglos de las casas afectadas y muchos de los tratamientos de aquellos heridos. También financio el funeral y el entierro de Kareem, la única Gloymo que falleció por culpa de ese terremoto. Fue un funeral en los que asistieron muchas personas, desde los niños ahora ya crecidos que fueron cuidados por Kareem alguna vez, sus antiguos amigos que no la veían desde que acepto el puesto como nana real de la princesa, algunos trabajadores del palacio, vecinos, asistió el mismo rey Everett en persona acompañado por su siervo elemental, y por ultimo, la princesa Zefora, quien no pudo evitar derrumbarse de dolor en aquel funeral. Hace muchos años que el reino del fuego no volvía a presenciar una tormenta eléctrica combinada con una lluvia de granizo, aquellas que causaba la princesa con sus llantos cuando era muy pequeña… Solo que esta vez, nadie intento detener el llanto de la princesa… Su dolor era completamente valido, tenia todo el derecho a llorar por aquella que la cuido y adoro por muchos años. ________________________ Tiempo después de la tragedia, una luz de harmonía iluminaba finalmente a los Gloymos. El rey presento ante sus súbditos a su hijo, Ares, futuro rey de los Gloymos y del elemento del fuego. El reino entero había sido bendecido con un príncipe, aquel príncipe que con junto a la princesa Melissa, la princesa Raviv y la princesa Zefora, dirigirían los reinos elementales cuando crecieran, y serian los nuevos guardianes de la tierra...
Que hermosa bendición para el reino del fuego después de tanta tragedia.
#El Otro Lado de la Magia#Kareem la madre de Ares#Kareem#Everett#Zefora#Ares#Historia de Kareem#my oc's
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La cuarta alarma, cuento de John Cheever
Estoy sentado al sol bebiendo ginebra. Son las diez de la mañana. Domingo. La señora Uxbridge se ha ido a algún sitio con los niños. La señora Uxbridge es nuestra ama de llaves. Prepara las comidas y se ocupa de Peter y de Louise.
Estamos en otoño. Las hojas han cambiado de color. Es una mañana sin viento, pero las hojas caen de los árboles a centenares. Para poder ver cualquier cosa —una hoja o un tallo de hierba—, uno tiene que conocer, me parece, la vehemencia del amor. La señora Uxbridge tiene sesenta y tres años, mi mujer se ha marchado, y la señora Smithsonian (que vive en el otro extremo del pueblo) no está casi nunca de humor en estos días, de manera que, si no me equivoco, voy a perder parte de la mañana, como si esta hora tuviese un umbral o una serie de umbrales que no soy capaz de cruzar. Hacer pases con un balón de fútbol americano podría ser la solución, pero Peter es demasiado pequeño, y el único de mis vecinos que juega al fútbol va a la iglesia los domingos por la mañana.
Bertha, mi mujer, volverá el lunes. Viene de Nueva York los lunes y se marcha otra vez los martes. Bertha es una mujer joven y bien parecida con una figura espléndida. Creo que tiene los ojos un poco demasiado juntos y a veces se deja dominar por el mal genio. Cuando los chicos eran muy pequeños, Bertha tenía una manera muy malhumorada de castigarlos.
—Si no te comes el desayuno tan rico que mamaíta te ha preparado antes de que cuente tres —decía—, te mandaré a la cama. Uno. Dos. Tres…
A la hora de la cena se lo oía repetir:
—Si no te comes la cena tan rica que mamaíta te ha preparado antes de que cuente tres, te mandaré a la cama con la tripa vacía. Uno. Dos. Tres…
Aún volvía a oírlo de nuevo:
—Si no recoges los juguetes antes de que mamaíta cuente tres, mamaíta te los tirará todos a la basura. Uno. Dos. Tres…
Y así seguía durante el baño, y cuando llegaba el momento de irse a la cama, uno, dos, tres era su nana. A veces se me ocurría que Bertha debía de haber aprendido a contar cuando era muy pequeña y que al llegar su último instante también utilizaría el uno, dos, tres con el ángel de la muerte. Si ustedes me lo permiten, iré a buscarme otra copa de ginebra.
Cuando los niños tuvieron edad suficiente para ir al colegio, Bertha consiguió un empleo de profesora de estudios sociales para alumnos de sexto grado. Eso la hacía sentirse ocupada y feliz, y decía que siempre había querido dedicarse a la enseñanza. Consiguió crearse una reputación de persona muy estricta. Llevaba ropa oscura, se peinaba con mucha sencillez, y exigía contrición y obediencia a sus alumnos. Para dar un poco más de variedad a su vida, se hizo miembro de un grupo teatral de aficionados. Interpretó la doncella de Angel Street y la vieja arpía de Desmonds Acres. Sus amistades del teatro eran todas personas muy agradables, y yo disfrutaba acompañándola a sus fiestas. Es importante saber que Bertha no bebe. Acepta un Dubonnet por cortesía, pero no disfruta bebiendo.
Por medio de sus amigos del teatro, se enteró de que se buscaban intérpretes para un espectáculo de desnudo integral llamado Ozamanides II. Bertha me contó esto y todo lo que vino después. Su contrato como profesora le daba derecho a diez días de baja por enfermedad, y con el pretexto de estar enferma se fue una mañana a Nueva York. Ozamanides estaba probando actores en el despacho de un empresario en el centro de la ciudad, y Bertha se encontró allí con una cola de más de cien hombres y mujeres en espera de ser entrevistados. En seguida sacó una factura sin pagar del bolso y agitándola como si fuera una carta, se saltó la cola, diciendo:
—Perdóneme, haga el favor, perdóneme, tengo una cita…
Nadie protestó, y Bertha se colocó en un momento a la cabeza de la fila, donde una secretaria apuntó su nombre, su número de la Seguridad Social y todo lo demás. Le dijeron que entrase en una cabina y que se desnudara. Después la pasaron a un despacho donde había cuatro hombres. La entrevista, teniendo en cuenta las circunstancias, fue muy prudente. Le explicaron que actuaría desnuda durante todo el espectáculo. Entre sus obligaciones figuraba simular o realizar el coito dos veces durante la representación e intervenir en una experiencia sexual múltiple con participación del público.
Recuerdo la noche en que me contó todo esto. Fue en el cuarto de estar. Los niños ya estaban acostados. Bertha era muy feliz. Sobre eso no había la menor duda.
—Allí me tenías, desnuda —dijo—, pero sin sentirme en absoluto avergonzada. La única cosa que me preocupaba era que se me ensuciaran los pies. Era un sitio de aspecto anticuado, con programas de funciones puestos en marcos colgando de las paredes, y una fotografía muy grande de Ethel Barrymore. Allí estaba yo, desnuda delante de aquellos desconocidos y sintiendo por vez primera en mi vida que me había encontrado a mí misma. Me había encontrado a mí misma en mi desnudez. Me sentía como una mujer nueva, como una mujer mejor. Estar desnuda sin avergonzarme delante de unos desconocidos ha sido una de las experiencias más estimulantes que he tenido nunca…
Yo no supe qué hacer. En esta mañana de domingo sigo sin saber qué es lo que debería haber hecho. Imagino que tendría que haberle pegado. Dije que no podía hacer eso. Ella dijo que no podría impedírselo. Saqué a relucir a los niños y dijo que aquella experiencia haría de ella una madre mejor.
—Cuando me quité la ropa —dijo—, sentí como si me hubiese librado de un montón de pequeñeces y de mezquindades.
Entonces yo dije que no la contratarían debido a la cicatriz de la operación de apendicitis. Pocos minutos después, sonó el teléfono. Era el empresario ofreciéndole un papel.
—¡Qué feliz me siento! —dijo—. Qué maravillosa, espléndida y extraña puede ser la vida cuando una deja de representar los papeles que tus padres y tus amigos han escrito para ti. Me siento como una exploradora.
Lo acertado de lo que hice entonces o, más bien, de lo que dejé sin hacer es un punto que aún no he resuelto. Bertha renunció a su puesto de profesora, se asoció a Equity, y empezó los ensayos. En cuanto estrenaron Ozamanides, contrató a la señora Uxbridge y alquiló un apartamento en un hotel cerca del teatro. Yo le pedí que me concediera el divorcio. Bertha dijo que no veía ninguna razón para divorciarse. El adulterio y la crueldad mental tienen unas vías de acción muy claramente establecidas, pero ¿qué puede hacer un hombre cuando su mujer quiere salir desnuda al escenario? Cuando era más joven, conocí a chicas que trabajaban en espectáculos de variedades con números eróticos, y algunas de ellas estaban casadas y tenían hijos. Sin embargo, ellas sólo hacían los sábados en el espectáculo de las doce de la noche lo que Bertha iba a hacer todos los días, y por lo que recuerdo, sus maridos eran cómicos de tercera clase y sus hijos parecían estar siempre hambrientos.
Al día siguiente más o menos fui a ver a un abogado especialista en divorcios. Dijo que mi única esperanza era el consentimiento mutuo. No existen precedentes de simulación de relaciones carnales en público como motivo de divorcio en el estado de Nueva York, y ningún abogado acepta un caso de divorcio sin un precedente. La mayoría de mis amigos se mostraron muy discretos sobre la nueva vida de Bertha. Imagino que en su mayoría fueron a verla, pero yo tardé por lo menos un mes. Las entradas eran caras y costaba trabajo conseguirlas. Nevaba la noche que fui al teatro o, más bien, a lo que había sido un teatro. El arco del proscenio había sido derruido, el decorado era una colección de neumáticos usados, y la única cosa familiar eran las butacas y los pasillos que había entre ellas. El público de los teatros siempre me desconcierta. Supongo que se debe a que uno encuentra una incomprensible diversidad de tipos reunidos en lo que, esencialmente, es un interior doméstico y exageradamente ornamentado. Había todo tipo de gentes allí aquella noche. Estaban tocando música rock cuando entré. Era el ensordecedor y anticuado tipo de rock que solían tocar en sitios como Arthur. A las ocho y media se apagaron las luces, y los actores —catorce en total— avanzaron por los pasillos hacia el escenario. Como era de esperar, iban todos desnudos con la excepción de Ozamanides, que llevaba una corona.
No soy capaz de describir el espectáculo. Ozamanides tenía dos hijos, y creo que los asesinaba, pero no estoy seguro. Había sexo por todas partes. Hombres y mujeres se abrazaban entre sí y Ozamanides abrazaba a varios hombres. En un momento dado, un extraño que se hallaba sentado a mi derecha me puso una mano en la rodilla. Yo no quería hacerle reproches por una inclinación perfectamente humana, pero tampoco deseaba darle ánimos. Retiré la mano de mi rodilla experimentando una profunda nostalgia por los inocentes cines de mi juventud. En el pueblo donde me crié había uno, el Alhambra. Mi película favorita se llamaba La cuarta alarma. La vi por primera vez un martes al salir del colegio, y me quedé a la sesión de la noche. Mis padres se preocuparon al ver que no iba a casa a cenar y me riñeron. El miércoles hice novillos, pude ver el programa dos veces y estar en casa a la hora de la cena. El jueves fui al colegio, pero me metí en el cine nada más terminar las clases y me quedé hasta la mitad de la sesión de la noche. Mis padres debieron de llamar a la policía, porque un agente entró en el cine y me obligó a irme a casa. Se me prohibió ir el viernes, pero me pasé el sábado en el cine, y el domingo cambiaron de película. El filme trataba de la sustitución por automóviles de coches de bomberos tirados por caballos. Intervenían cuatro equipos de bomberos. En tres casos ya se había llevado a cabo la sustitución, y los desgraciados caballos habían sido vendidos a gentes sin escrúpulos. Quedaba aún uno de los equipos, pero sus días estaban contados. La tristeza se había apoderado de los hombres y de los caballos. Luego, de repente, estallaba un gran fuego. Se veía salir a toda velocidad hacia el incendio al primer coche, luego al segundo, y después al tercero. En el cuartel de los bomberos las cosas tenían muy mal aspecto para el equipo que aún conservaba los caballos. Luego sonaba la cuarta alarma —era su señal—, e inmediatamente entraban en acción: enjaezaban a los animales y cruzaban la ciudad al galope. Eran ellos los que apagaban el fuego y salvaban la ciudad, y como premio el alcalde les concedía el indulto. Ahora, en el escenario, Ozamanides estaba escribiendo una obscenidad en las nalgas de mi mujer.
¿Era posible que la desnudez —su emoción— hubiese aniquilado su sentido de la nostalgia? A pesar de sus ojos demasiado juntos, la nostalgia era uno de los principales encantos de mi mujer. Bertha tenía el don de trasladar airosamente a otro tiempo verbal el recuerdo de algunas experiencias. ¿Se acordaba quizá, al verse montada en público por un desconocido en cueros, de cualquiera de los sitios donde habíamos hecho el amor, de las casas alquiladas cerca del mar, donde uno oye en el estrépito de un chaparrón de verano las promesas prehistóricas del amor, del humor y de la serenidad? Era agradable volver a casa después de una fiesta mientras caía la nieve, pensé. La nieve se precipitaba contra los faros y creaba la impresión de que íbamos a ciento cincuenta kilómetros por hora. Era muy agradable volver a casa después de una fiesta con la nieve cayendo. Luego los intérpretes se colocaron en fila y nos pidieron —nos ordenaron, de hecho— que nos desnudásemos y nos reuniéramos con ellos.
Aquello parecía ser mi deber. ¿De qué otra manera podía hacer un intento de entender a Bertha? Siempre he sido capaz de desnudarme muy de prisa, y así lo hice entonces. Sin embargo, surgió un problema. ¿Qué hacer con la cartera, con reloj de pulsera y con las llaves del coche? No era nada seguro dejar aquellas cosas con la ropa. De manera que, desnudo, eché a andar por el pasillo con mis cosas de valor en la mano. Al acercarme donde estaba la acción, un joven desnudo hizo que me detuviera y gritó, cantando:
—Abandona tus posesiones; las posesiones son impuras.
—Pero son mi cartera y mi reloj y las llaves del coche —dije.
—Abandona tus posesiones —cantó.
—Pero tengo que ir en coche a casa desde la estación —expliqué—, y llevo sesenta o setenta dólares en efectivo.
—Abandona tus posesiones.
—No puedo, de verdad que no puedo. Tengo que comer y beber e ir a casa.
—Abandona tus posesiones.
Entonces, todos ellos, uno a uno, Bertha incluida, se fueron apropiando del conjuro. Los actores, en conjunto, empezaron a salmodiar:
—Abandona tus posesiones, abandona tus posesiones.
Sentirme rechazado me ha resultado siempre extraordinariamente penoso. Supongo que algún médico sabría explicarlo. La sensación es retrospectiva y da la impresión de incorporarse como un nuevo eslabón a una cadena formada por todas las experiencias similares. Los actores cantaban con fuerza y tono despreciativo, y allí estaba yo, completamente desnudo, en medio de la gran ciudad y sintiéndome rechazado, recordando jugadas fallidas de fútbol, peleas perdidas, el desdén de los extraños, el sonido de risas detrás de puertas cerradas. Yo sostenía los objetos de valor con la mano derecha, cosas que representaban, literalmente, mi identidad. Ninguno de ellos era irremplazable, pero tirarlos hubiera parecido como una amenaza a mi esencia, a la sombra de mí mismo que veía proyectada sobre el suelo, a mi nombre.
Volví a mi localidad y me vestí. Era difícil hacerlo en un sitio tan estrecho. Los actores seguían gritando. Subir por el pasillo en declive de lo que había sido un teatro resultaba evocador en extremo. Yo había ascendido la misma suave pendiente después de El rey Lear y de El jardín de los cerezos. Salí a la calle.
Aún seguía nevando. Daba la impresión de ser una verdadera tormenta. Un taxi se había quedado atascado delante del teatro, y recordé que mi automóvil llevaba puestos los neumáticos para la nieve. Aquello me provocó una sensación de seguridad y de éxito que hubiese repugnado a Ozamanides y a sus desnudos cortesanos; pero yo no tenía la sensación de haber puesto al descubierto mis represiones, sino, más bien, de haber encontrado una parte de mí mismo maravillosamente práctica y obstinada. El viento me arrojaba la nieve contra la cara, de manera que, cantando y haciendo tintinear las llaves del coche, fui andando hasta el tren.
*publicado en La geometría del amor, 2002, Originalmente en Esquire, 1973
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* ST. MARY MAGDALENE HA ABIERTO UN NUEVO EXPEDIENTE.
los directivos analizan datos de ren sakurai para recibirle en su segundo año de curso. se encuentra estudiando actuación y dirección escénica en st. beatrix d'este y ha sido asignade a la mansión ocho. todos los datos parecen ser correctos en lo que estampan sello para declararlo como procesado. sin embargo, días después expediente desaparece y en su lugar dentro del archivo, una hoja con la firma de una sociedad secreta queda como demostración de lo que fue robado. ¿ganar o perder? todavía nadie lo sabe.
KAROU, bienvenide al universo de condenados. ¡nos encanta tenerte entre nosotres! esperamos que tu estadía en el grupal sea larga y que disfrutes de cada cosa que esta maravillosa historia tiene para ofrecer. esperamos la cuenta de tu personaje en las próximas 24 horas
FUERA DE PERSONAJE.
nombre: karou
pronombres: femeninos
edad: 25+
país / zona horaria: México
triggers: maltrato animal, incesto, noncon
¿aceptas que tu personaje reciba cualquier tipo de intervenciones? shi
¿algo que agregar? <333
DENTRO DEL PERSONAJE.
nombre completo: Ren Sakurai
faceclaim: Fukutomi Tsuki
pronombres: femeninos
edad: veintiún años
fecha de cumpleaños: 10 de abril
lugar de proveniencia: Tokio, Japón
descripción psicológica: (+) Leal, carismática, amable, segura (-) dramática, egoísta, extremista, mandona.
descripción física: apariencia 1,68 de estatura, largos cabellos castaños y una presencia que se impone a pesar de apariencia delicada, estilo en moda la hace destacar con facilidad, rondando siempre entre colores pastel y ropa casi faerica o un maquillaje recargado y prendas oscuras, dependiendo del personaje que desee interpretar ese día, de alguna forma pareciera nunca bajar del escenario.
historia:
Nacida de la unión entre dos de las familias más ricas y con poder de su país. Los Sakurai y los Inoue dueños de cadenas de hoteles, decidieron unir imperios casando a sus dos hijos mayores; Reiji y Yui, estos habían sido educados para seguir el legado familiar, para velar por las necesidades de sus familias, por lo que el destino lo tenían sentenciado y habían sido conscientes de esto desde niños, por lo que nunca se opusieron a dicho enlace.
Ren fruto de dicho enlace, no tuvo una infancia normal, siendo educada por nanas y con sus padres siendo casi desconocidos para ella. estos nunca se esforzaron en ocultarle su infelicidad o los deslices que mantuvieron. Ren vio desfilar por su hogar gran cantidad de hombres y mujeres con el título de parejas, que el cuento de amor eterno le pareció una tontería desde muy pequeña.
Cuando tuvo por fin edad para comprender a sus padres, no los juzgo, pero tampoco les ha perdonado el trato frío y la poca importancia que le dieron durante toda su infancia, sin embargo ha logrado sacar provecho de las negligencias de sus padres, chantajeándolos con eso para que cumplan cada uno de sus deseos.
Era por las constantes visitas de las conquistas de sus padres que detestaba estar en su hogar, por lo que desde muy pequeña asistía a cualquier tipo de actividades que postergará su llegada. Su madre fue quien estudió en el st. mary magdalene, por lo que en cuanto se enteró que podría ser enviada lejos de ellos, sólo por ese pequeño privilegio que la mujer le había dejado, tomó la invitación y se fue.
dato adicional opcional: removido por la administración.
¿estudiante matriculado o becado?: matriculada
facultad: st. beatrix d'este.
carrera: actuación y dirección escénica.
año de curso: segundo año
extracurriculares:
035. vocera en el consejo estudiantil de la facultad st. beatrix d'este.
049. actriz del club de teatro musical.
066. miembro del club de italiano.
158. miembro del club de esgrima.
196. miembro del club de cerámica
¿cuál es la sociedad secreta de su interés? removido por la administración.
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Un nuevo habitante llega al pueblo con el nombre de ATARAH MARIE BALFOUR. Sus datos confirman que su profesión es FLORISTA, tiene 30 AÑOS y es originario de CHARLESTON, ESTADOS UNIDOS. Algunas personas lo confunden con DAVIKA HOORNE.
¡Bienvenido a Safe Haven, PANECITO! Tienes 48 horas para enviar la cuenta de tu personaje. Esperamos que tu estadía en el pueblo sea de tu agrado.
Información del usuario:
Apodo: Panecito.
Pronombres: Ella.
País/Zona horaria: México.
Trigger warnings: Suicidio, abuso sexual, incesto, aborto, autolesiones…
Rostro reservado: Davika Hoorne.
Cupo reservado: 9.2
Información del personaje:
Nombre: Atarah Marie Balfour.
Pronombres: Ella.
Fecha de nacimiento: 07/07/94 + (30 años).
Lugar de nacimiento: Charleston, Carolina del Sur.
Grupo al que pertenece: Forastero.
Profesión: Florista.
Perfil
Habilidades: Las actividades físicas o aquellas que requieren fuerza no son lo suyo, pero cuenta con una memoria fotográfica que la habría sacado de apuros durante su época como estudiante.
Enfermedades: Insomnio diagnosticado, actualmente está en un tratamiento de tres meses.
Puntos de habilidad: Velocidad (4), agilidad (2), resistencia (2), ingenio (1), sigilo (4), ataque (0), defensa (2) y fuerza (0).
Residencia:
Son pocas las veces en las que el mundo conspira para crear algo casi perfecto, tan delicado, que uno creería, las posibilidades son nulas. Esto sucede en distintas situaciones, desde el pétalo que floreció en pavimento, el corredor que llegó a la meta antes de tiempo, incluso el corazón que volvió a latir luego de minutos estando muerto.
La historia de Angus y Preeya era un ejemplo de esta anomalía, pues eran dos personas que, de haber vivido situaciones normales, nunca se habrían encontrado en el camino del otro, pero ¿A quién le importaba la normalidad cuando podías tener algo extraordinario? Eso fue lo que ella pensó la primera vez que lo miró a los ojos, luego de haber caído directamente en sus brazos al resbalar de unas escaleras.
Si pensaban que eso era el cliché más grande, tendrían que reconsiderarlo dos veces en cuanto sepan que, Gus, como ella lo apodó a partir de aquel día, era uno de los obreros inmigrantes que había ido a su lujosa casa para trabajar en las renovaciones del lugar. Y, ella, era nada más y nada menos que la única heredera del emporio Suwarannat, familia instalada en la ciudad de Safe Haven, Maine, dedicada a las inversiones y las finanzas.
Ella encontró el amor. Sus padres, una amenaza. Y él, él no podía creer que una mujer así fuera real.
Anomalías.
Pero ninguna historia de amor que valga la pena contar tiene el camino fácil, esta pareja, que había sido unida por un hilo rojo inquebrantable, supo que nunca sería aceptada por los prejuicios que la sociedad tenía impuestos para ellos. Solo tenían una alternativa: escaparse.
Se instalaron en Charleston, en Carolina del Sur, contando con nada más que un amor sólido y ganas de superarse.
Él lo dio todo por hacerse de una familia.
Ella lo dejó todo para que fuese a su lado.
El trabajo de construcción y otro como asistente de una floristería, fue lo que los sacó adelante. Consiguieron rentar un pequeño departamento, testigo del cariño que ambos se profesaban y en el cual, Atarah Marie Balfour, habría abierto los ojos por vez primera.
Una pequeña tan especial para sus padres, tenía que llegar al mundo como lo que era: un huracán que no pudo esperar a que pusieran un pie en el hospital. Ese fue el cuento de nana favorito que Preeya le contaba, hablándole sobre una bebé que era tan desesperada, que fue quien marcó las pautas de su llegada.
Lo que la risueña criaturita, de ojos expresivos y profundos, no sabía, era que estaba por ser recibida en la familia más cálida y gentil que podría haber pedido. Fue, sin duda alguna, bendecida por un toque mágico y especial.
Pero toda magia tiene un precio y el universo debía de encontrar un equilibrio para mantener el orden natural de las cosas.
Recuerda a la perfección aquel invierno, aunque la mayor parte del tiempo trata de asociarlo a un mal sueño. Sus padres, apresurados con los preparativos de la cena navideña, la habían dejado encargada con su vecina, aquella anciana de sonrisa amable y cuyo hogar siempre olía como a galletas recién horneadas. En las noticias mencionaban que las calles eran peligrosas de transitar, avecinándose una tormenta de nieve y congelando sus carreteras, pero Gus y Preeya no podían ofrecerle menos que lo mejor a su niña de catorce años durante aquellas fechas, por lo que, en contra de todo pronóstico, transitaban la ciudad en busca de una cena memorable.
Fue la última vez que demostraron su amor incondicional, hacia ellos y hacia quienes los rodeaban, pues en una curva mal tomada, las llantas del auto derraparon y los llevaron directamente a estrellarse contra un tráiler en movimiento.
No hubo sobrevivientes.
El universo había sido lo suficientemente amable para llevarlos juntos, de regreso a sus estrellas, pero el conductor del otro vehículo habría sufrido otro destino, dejando un corazón que no volvería a latir de la misma manera en casa.
A la mañana siguiente, fue la primera vez que escuchó sobre sus abuelos en Maine, quienes pasaron a buscarla, formales y exudando dinero. Los cuerpos se reclamaron, para luego dar los servicios en Safe Haven, donde comenzaría a vivir a partir de aquel momento, cumpliéndose en la actualidad dieciséis años desde su llegada al pueblo.
Curiosidades:
𝐢. Tarah, como sus padres le habían apodado cariñosamente, no entendía mucho de lo que había sucedido, pero sabía que no volvería a verlos. Estuvo confundida, con el corazón roto, pero no era la única que se sentía de esa manera. En sus abuelos, no veía el amor especial que había conocido con sus padres, había frialdad, rigidez y aspereza. No reían, tampoco se tomaban de la mano, ni expresaban cuánto se querían.
𝐢𝐢. Durante los primeros meses, aquello había sido de esa manera. La acaudalada y orgullosa pareja, que nunca había querido reconocer a Gus y a Preeya por lo que eran, ahora debían de encargarse de ella, quien sin saberlo pasaría a ser directamente la heredera una vez ellos faltaran. Al principio, no sabían cómo tratarla, siendo una cosa tan dulce e ingenua, que incluso comenzaba a remorderles la conciencia el no haberla conocido en otras circunstancias. Ellos creían que le estaban cambiando la vida, pero era ella quien les cambiaría la vida a ellos.
𝐢𝐢𝐢. De repente, las risas regresaron a la enorme casa, el trabajo no era lo más importante y, las muestras de afecto, se volvieron una costumbre. La pareja de adultos, que creían haber visto y experimentado todo, se dieron cuenta de que había algo que les estuvo faltando y lo recuperaron en su nieta. A pesar de la pérdida, el arrepentimiento y el dolor, también había esperanza y redención. Tarah se había ganado sus corazones, al tiempo que los reparaba.
𝐢𝐯. Se encargaron de que no le faltara nada, recibió una educación ejemplar, siendo también una estudiante de excelencia. Comenzaron a invertir su dinero, no solo en las empresas capitalistas que mejor les convenía, sino en asociaciones para la beneficencia. Ya no solo eran conocidos por el mundo empresarial y de finanzas, también lo eran por sus eventos benéficos y reciente filantropía.
𝐯. A pesar de que no estuvieron convencidos al principio, habían permitido que su nieta viajara un par de años por el mundo, antes de que estudiara una carrera de su elección. Cuando fue momento de regresar, esta ya estaba decidida: jardinería y floricultura. Nunca han estado del todo de acuerdo, mas no pudieron negarse al verla tan apasionada, mucho menos cuando parecía ser lo único que la unía a su madre y que hubiese encontrado un trabajo estable en el pueblo.
Personas de interés
1: Jakapan Suwarannat, 76 años, es el abuelo de Atarah, mantienen una buena relación desde que ella llegó al pueblo para vivir con ellos y lo considera una figura paterna importante.
2: Achara Suwarannat, 72 años, esposa de Jakapan y abuela de Atarah, se ha vuelto una de sus “mejores amigas” y su confidente, siempre tiene una palabra dulce para su nieta y, según esta, da los mejores abrazos.
[✔] Al enviar este formulario doy permiso a la administración de utilizar a mi personaje de la forma que consideren adecuada en el desarrollo de la historia grupal. Para más información al respecto, leer la normativa.
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Todas somos Venus Triste
La primera vez que vi la portada de este libro, pensé que la mujer que estaba en ella era un poco mayor que yo; sin embargo, grande fue la sorpresa al descubrir que la dama que estaba enfrente de mí era, en realidad, un año menor. María Teresa Landa era un año menor que yo en esa foto y, aun así, ella ya era una señora y reina de belleza mexicana, mientras que yo solo soy una chica que está en Instagram más tiempo del que debería. Aunque somos claramente diferentes, en lo que sí nos parecemos es en nuestros paseos por Pino Suárez y nuestro gusto por las lecturas. Tal vez por eso es tan fácil conectar con ella, ya que no deja de ser una joven que quería comerse el mundo, un sueño que normalmente tiene cualquier chica de 17 años, sea la época que sea.
La verdad es que no solo yo me vi reflejada en su historia, sino que también en ella pude ver a mi bisabuela, a mi abuela y a mi madre. Todas con historias que terminaron en tragedia, pero no con tanta como la de Landa, al menos ellas no mataron a sus esposos, aunque apuesto que en algún momento quisieron hacerlo. A lo que quiero llegar es que, al menos en México, a las mujeres les cuesta tener una buena relación con el amor y es triste, porque en todos los casos que mencione, la juventud, los sueños y las metas de estas mujeres tuvieron que tener una pausa por hombres que solo crearon ilusiones que llamaron amor. A pesar de esto, Ana Romero jamás victimiza a la señorita México, claro vive una tragedia, pero aún tenemos a esta mujer inteligente que sabe moverse dentro de las circunstancias que le dan. Tal y como todas esas mujeres que aprendieron a no perderse dentro de sus matrimonios, que en algunos casos no pudieron terminar y que en otros pudieron dejarlos a través de una firma final.
Por otra parte, Landa no tenía únicamente su inteligencia y su belleza, sino que también tenía su círculo femenino que le ayudó en todo momento. Primero estaba su madre, que la cuidó lo más que pudo y que jamás la soltó. En la historia se ve la complicidad madre e hija dentro de un hogar lleno de hombres y también se ve como su madre es quien más le advierte y, como es común, la hija no le hace caso jajaja y no por eso la deja, sino que se mantiene fuerte para abrazar a su niña en el camino de los errores. La verdad es que su relación es mi favorita, me recuerda a la mía con mi madre. También tenemos a Minacha, su mejor amiga, que ayuda en cualquier plan que se le ocurra a la Landa, aun si en su pensamiento es una mala idea. Al igual que la madre, Minacha avanza junto con Teresa, siempre a su lado, aun en los peores escenarios como la cárcel. De igual manera, está la Otra Teresa, que no declara en contra de Landa, sino que encuentra consuelo al ver a la encarcelada y viceversa. Ambas se miraron en el juicio y entendieron que son iguales y que la culpa la tiene el hombre, no ellas. Asimismo, estaba Nana, que cuida a María Teresa desde pequeña y que regresó después de su jubilación a la casa de Correo Mayor, no solo para ayudar en lo que pudiera, sino que también para acompañar a la matriarca de la casa al ver que su pequeña iría a juicio. Finalmente, están las mujeres de la cárcel que le hacen compañía a María Teresa en su soledad, así como alguna vez lo hicieron las otras concursantes de Señorita México cuando fue reina de belleza. Gracias Ana Romero por dejar en claro que el enemigo de una mujer no es otra mujer, sino que probablemente sea su pilar en los momentos más difíciles.
Venus Triste de Ana Romero es una experiencia única que cualquier mujer debería leer, ya que a pesar de ser una historia que está contextualizada en 1920, esta aún tiene relevancia en los problemas que muchas chicas vivimos en la actualidad.
Atte. Una escritora en progreso
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¡Gran eclipse en Pañhe!
¡Bienvenidos a mi blog!
Como sabrán el día 14 de octubre hubo un gran eclipse y se trata de un espectáculo celestial que no volverá a verse en esta parte del mundo hasta el año 2046.
¡Damos inicio a nuestro séptimo viaje!
Desde tiempos ancestrales cerca de Pañhú, una pequeña comunidad de Tecozautla, les contaron a mis abuelos por parte de mi mamá que antes de la llegada de la tecnología, las personas podrían predecir qué pasaría con tan solo ver el cielo, todo era natural y bello.
Pero cuando ocurría un eclipse siempre se debía tomar precauciones, porque se cuenta que ocurría una lucha, pues el sol se comía a la luna y tristemente esta moría o viceversa, cuando era del sol la luna lo vencería.
También se cuenta que las mujeres que estaban embarazadas sufrían un gran cambio y no debían mirar al eclipse porque él bebé podría nacer con complicaciones por lo cual decían una frase muy típica “se lo comió la luna”, mis abuelos dicen que una de las cosas que utilizaban para evitar estos problemas era colocarse en el vientre un cuchillo de labrar, con el que hacían las canastas o tener un listón rojo alrededor de su barriga.
¡Pero eso no es todo! Porque también a los animalitos como a las vacas, borregos, gallinas, o hasta a nuestras mascotas les suceden los mismos efectos al mirar el eclipse. Era un pésimo temor y una gran nostalgia cuando ocurría esto porque los habitantes pensaban que los dioses estaban molestos o era el fin del mundo.
Un dato muy interesante sucedió en Pañhe, hace muchos años ocurrió un eclipse similar, pero este se trataba de la luna, las personas más ancianas decían que Zi Nana (forma de la cual se referían a la luna) había fallecido, debido a esto tomaron la decisión de tocar las campanas de una iglesia pidiendo que todo volviera a la normalidad, rogando que volviera a ver luz y entre llantos le decían a Dios que aun no fuera el fin.
¿Qué opinan sobre esto? De igual manera todas son creencias, hay que valorarlas y respetarlas. En mi opinión, que lindo es que todos se hayan unido creando un respeto importante hacia la luna.
¡Nos vemos en el siguiente blog!
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Linaje Lee Antony
Todos siempre suponen que Antony Belarra es un hombre duro y frío, lo que se espera para el consorte de una matriarca del consejo.
Y así había sido hasta que cargo en sus brazos por primera vez a su primogénita, Larissa. Seguida de Tae, Iria, Isabel y próximamente su quinto hijo.
Por tal motivo el hecho de ver al hijo de su mejor amigo, solo sin ninguno de sus padres le quiebra el alma. El estaba al lado de Zoberth cuando murió en las colinas de Glimerbrook. Donde en su agonía le suplico cuidara de sus hijos. Lo cual le fue medianament posible, ya que ese mismo día, Zo el primogenito de la línea Daramon, murió intentando salvar a su madre de un ataque vampirico.
Por las leyes de los clanes, no podía llevar consigo a Zimon, ni a Zamana, pues lo acusaron de querer absorber la posición del linaje Daramon para su beneficio. Por lo cual se les asigno una nana a los niños, y se les permitió frecuentar la casa de los Lee en fechas importantes y vacacionales.
A pesar de eso, nunca había sentido hacer lo suficiente por Zimon. Así que decidió hacerlo su familia, pase lo que pase. Su hija Larissa era 8 años más grande que Zimon, además su compromiso con (___) Mei lo había pactado desde su nacimiento. Iria era 4 años más grande que él, y al tener el papel de la tercera hija, no podía enlazarla con el patriarca de un clan. Pero su pequeña Isabel, dos años menor que el joven, no tenía responsabilidad mayor en el clan, solo podría forjar alianzas. Aunque este no fuese el caso, nadie lo acusaría de querer absorben el clan Daramon para su beneficio.
Pactando con Zamaha cuando esta cumplió los 25 años, mayoría de edad para los magos, el compromiso entre Zimon e Isabel. Acordando que esperarían hasta que estos cumplieran 18 años para comunicárselos.
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"... Escuchamos y vemos, por lo tanto, un pasado remoto, la máquina nos trae la comprensión de ese pasado al borde de la desaparición, pasado que llega con la fragilidad de lo quebrado, de lo torturado, transitando en su decurso repetitivo entre los restos de una guerra que no ha terminado, pues esa guerra es también el «envés» de esta ficción de paraíso que son nuestras sociedades actuales, cuyo funcionamiento normal es el peor rostro del monstruo ..."
Virginia Trueba Mira, “Un mundo super antiguo en pixelado midi" Review of Nana de esta pequeña era by María Salgado & Fran MM Cabeza de Vaca”, published in Tropelías 40 (2023) [spanish] >>> https://doi.org/10.26754/ojs_tropelias/tropelias.2023408718
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Es relacionado a lo que había contado ya anteriormente sobre el tema entre Zefora y el hijo de Rosalie, Rafael.
El romance de Zefora y Rafael era prohibido por Everett.
Las cosas no mejoraban, hasta que a Zefora se le amenazo con perder el privilegio a gobernar el reino de su padre cuando tuviera la edad necesaria.
Rafael sabia lo mucho que Zefora quería reinar, por lo que decidió ser él quien terminara la relación.
A pesar de haber sido él quien tomo la decisión en contra de lo que Zefora quería, le dolio claramente.
Pasaba día y noche en su habitación, Rosalie por más que intentaba consolarlo, ni siquiera este la dejaba acercarse a él. Rosalie se lleno de coraje y rabia escuchar los llantos de su hijo, por lo que, su primera culpable seria Zefora.
Rosalie a lo largo de la relación de Zefora y Rafael, le dio advertencias a Zefora de que pusiera en primer lugar su relación con Rafael si planeaba tomarse las cosas en serio con él. Porque había casos donde Zefora por culpa de sus tíos, llegaba muy tarde o ya terminaba por no asistir a citas ya planeadas con Rafael, dejándolo plantado. Podía pasar semanas en que no se veían. En ceremonias, muchas veces, si no casi todas, tenían que actuar como si no fueran pareja. Para Rosalie, su hijo estaba puesto en situaciones en las que NO tenia que estar. Ella como madre, desea que si alguien va a estar con su hijo, esa persona se sienta orgulloso de estar con él, que lo tenga como prioridad y ante todo que nunca lo haga sentir como si fuera incorrecto quererlo ante la mirada del resto.
Para Rosalie las amenazas de Everett no eran una razón suficiente para que Zefora no le diera prioridad a su hijo.
Y que si no podía que simplemente acabaran la relación antes de que fuera más doloroso en el futuro.
Pero aun asi Zefora le prometió que las cosas mejorarían y que no planeaba renunciar a su relación con Rafael. (Ella tampoco hubiera podido predecir que la presión de su familia llegaría a tales extremos)
Al final, cuando Rafael termino con la relación, Zefora no se resigno, e intento hablar con él, (acompañada de Kareem quien era su nana desde que era más pequeña) y bueno, ¿qué te digo?.
Cuando Rosalie vio a Zefora casi casi se le fue encima de no ser que Kareem se interpuso entre Rosalie y Zefora.
(Ahí la escena que vemos en el dibujo de abajo)
Rosalie estaba llena de rencor, su hijo estaba sufriendo y para ella Zefora era la causante de su dolor.
Rosalie le dijo muchas cosas a Zefora que hasta el día de hoy, se arrepiente de unas cuantas, pero la mayoría aun lo sostiene.
Que se alejara de Rafael, que en su vida vuelva a poner un solo pie en su palacio. Que ella había elegido su corona que a Rafael y no había vuelta atrás. Que solo le a traído a su hijo dolor y humillaciones. Que había roto su palabra. Que si su padre viviera, estaría decepcionado de ella. Que su padre jamás tuvo miedo de enfrentar a la familia por hacer lo correcto y que claramente no se parece en nada a él.
Rosalie ordeno a Zefora y a Kareem a salir de su palacio, si no ordenaría a los guardias a sacarlas por la fuerza.
Y de ahí en adelante, hay una clara incomodidad a la hora en que Zefora y Rosalie se encuentran o tienen que convivir.
Zefora en parte no quiere ni siquiera mirarla. Siente vergüenza de tan solo acordarse lo que ocurrió. La quiso mucho y la sigue queriendo, es la fuente más cercana a los recuerdos de su padre, pero desde esa vez ya nada ha sido igual.
Rosalie no la odia. Si esta necesita de ella con gusto la ayudara, pero lo mejor es no tocar el tema de su hijo con ella.
#el otro lado de la magia#my oc's#Zefora#Rafael#Rosalie#Aquí un poquito de contexto-#Chismesito contado-
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kinktober | jaemin
género: smut (novio!jaemin, jealous sex, mención de jeno)
palabras: +1,6k.
notas de la autora: esto fue inspirado por un headcanon que mi intj anon una vez compartió y era demasiado bueno como para no desarrollarlo así que aquí estaaaa, disfruten de ello owo
una vez que te unes en un fuerte abrazo con jaemin es cuando por fin se siente realmente feliz.
era la primera vez que se reunían luego de pasar semanas sin poder verse en persona gracias a las promociones del último comeback, pero hoy al ser su primer día libre estaba más que feliz de poder pasar todo su tiempo a tu lado y recuperar los días perdidos.
“espera, voy a ducharme rápido y estaré listo para ti, ¿sí?”, jaemin menciona una vez que están en su habitación y asientes sonriendo, sentándote en el borde de la cama para esperarlo.
sin embargo, cuando jaemin sale del baño diez minutos después tú ya no te encuentras ahí y pensando que habías ido a la cocina para comer algo, se apresura a vestirse para ayudarte a preparar algo, pero su emoción desaparece cuando te escucha carcajear en el cuarto de jeno.
se asoma por la puerta abierta y aunque jaemin no era celoso y mucho menos se preocupaba de que sus amigos pudieran intentar algo contigo, una emoción de rabia recorre su cuerpo cuando te ve sentada en medio de las piernas de jeno en su silla de juego mientras sus manos están encima de las tuyas y ambos las mueven sobre el teclado, seguramente mientras te está enseñando a jugar.
“¡te dije que podía!”, gritas con emoción mientras das pequeños saltos sobre la silla y jeno sonríe, acercando el rostro demasiado hacia ti mientras tú lo observas con la lengua de fuera a señal de burla.
“¿se están divirtiendo?”, ambos se sorprenden al escuchar a jaemin hablar tan serio y es hasta que ves sus ojos observarte con molestia te das cuenta de que la situación no parecía amigable en lo absoluto, así que con nerviosismo te despides de jeno y sales de su habitación, con tu novio tomándote por la muñeca con más fuerza de la necesaria.
“si prefieres pasar el día con jeno puedes decírmelo porque parece que te gusta demasiado tener su atención puesta en ti”, su voz sale grave una vez que están en su habitación y aunque sabes que no habías hecho nada malo, sientes la necesidad de disculparte.
“nana, yo…”
“seguro por eso te vestiste de esta manera, ¿cierto?”, tu boca se abre con incredulidad cuando escuchas mencionar aquello, quedándote estática en tu lugar mientras su vista recorre tu cuerpo cubierto por un short y una pequeña blusa, siendo claro el enojo en sus ojos, aunque también había algo más que no podías descifrar. “¿viniste así sólo para intentar seducir a todos en el dormitorio?, ¿eso es lo que buscas?”
“jaemin, ¿qué carajo estás diciendo?”, el enojo ahora también era visible en tu voz, pero de alguna manera se transforma en adrenalina cuando tu novio te presiona contra la puerta de su habitación detrás de ti, colocando una de sus piernas entre las tuyas mientras que con una mano presiona tu mandíbula para mantener tu vista fija en él.
“si eso es lo que quieres entonces podemos darles algo más qué pensar contigo, bebé”, no tienes la oportunidad de sopesar sus palabras cuando sus labios se estrellan contra los tuyos, haciéndote gemir entre el beso cuando sube su pierna y su muslo se presiona sobre tu vagina, sintiendo cómo estimula tu clítoris aún por encima de la ropa.
el beso era descuidado y con demasiada fuerza, una que jamás habías sentido por parte de jaemin pero que en definitiva te estaba haciendo sentir muy bien. el agarre en tu mandíbula se intensifica y con ello te obliga a abrir la boca, dejando que tu lengua y la suya comiencen una batalla en sincronía al momento en que comienzas a sentir la húmedad en tus bragas gracias a la fricción que estaba ocasionando.
lleva su mano libre debajo de tu blusa y desabrocha tu sujetador con maestría, aprovechando la holgadez para poder acunar uno de tus pechos, amasándolo con fuerza para después presionar tu pezón con dos dedos, jalándolo un poco hasta que vuelves a gemir entre sus labios.
“con que facilidad te tengo gimiendo para mi… ¿y aún así buscas la atención de otros hombres?”, habla con voz grave sobre tus labios mientras tú intentas recuperar la respiración luego de sus besos salvajes, sintiéndote sonrojar al verlo y escuchar tan celoso. “creo que debo recordarte que yo soy tu única prioridad”.
te libera luego de hacerte un ademán para que te recuestes en la cama y tú lo haces sin rechistar, sintiéndote incluso avergonzada por lo mucho que estabas disfrutando su dominancia. sin perder un solo segundo, jaemin se deshace de tu short y bragas al mismo tiempo, separando tus piernas para colocarse en medio de ellas, sintiendo su boca aguarse cuando estás desnuda frente a él, separando tus pliegues para poder observar mejor la humedad en ti.
su lengua recorre toda tu intimidad, haciéndote apretar las sábanas debajo de ti ante el súbito contacto, traza círculos sobre tu clítoris y después lo succiona, al momento en que uno de sus dedos se introduce en ti mientras aprietas los labios para evitar que algún gemido alto saliera de ellos y los demás chicos en el departamento escucharan algo.
deja salir su dedo con dificultad ya que todavía no te encontrabas lo suficiente húmeda y decide entonces follarte con su lengua, intercalando sus movimientos con maestría sobre tu vagina al introducirla dentro de ti y luego volviendo a subir a tu clítoris, gruñendo sobre él cuando empieza a sentir tus líquidos correr, y sin querer perder la oportunidad de seguir probándote sigue masturbándote con su boca hasta que toda la habitación se llena de los ruidos obscenos que salían de ella cada que prácticamente sorbía tus líquidos, succionando no sólo tu clítoris, también tus pliegues.
en algún momento, quizá por estar tan enfrascada en tu propio placer, habías olvidado mantener tus gemidos bajos y es hasta que te corres sobre la boca de tu novio luego de gritar su nombre que lo recuerdas, llevando rápidamente una de tus manos para cubrir tu boca mientras tus piernas tiemblan por el orgasmo, haciendo presión sobre la palma de tu mano cuando jaemin sigue con el rostro enterrado entre tus piernas y con sus manos aferradas con fuerza sobre tus muslos y sigue lamiendo hasta que se encuentra satisfecho.
“de rodillas”, comanda con voz gruesa y aunque aún sientes tu cabeza dar vueltas gracias al orgasmo haces lo que te dice, girando el cuerpo apoyándote con las rodillas sobre la cama, dejándote caer sobre tu abdomen con el trasero levantado.
jaemin saca un condón de la pequeña mesa de noche a un lado de su cama y simplemente esperas a que él siga al mando, moviendo las caderas un poco para provocarlo, ganándote un azote y, sin una advertencia, de un único movimiento siente su pene llenarte, haciéndote volver a gritar ya que no estabas preparada para sentirlo dentro de ti tan rápido. con una de sus manos te toma por el cabello y te obliga a enderezarte y recargas tu espalda contra su pecho para después sentir su mano colocarse sobre tu cuello, obligándote a recargar la cabeza sobre uno de sus hombros, mientras la otra te rodea por el abdomen, asegurándose de que te mantengas quieta en tu lugar cuando empieza a penetrarte.
“¿esto es lo que querías?”, susurra con voz grave sobre tu oído manteniendo el ritmo de sus estocadas y llegando tan profundo como nunca antes gracias a la posición en la que se encontraban. “¿que mi pene te recordara a quién le perteneces realmente?”
todo lo que sale de ti como respuesta es su nombre entre gemidos agitados, pidiéndole que se mantenga a ese ritmo cuando roza tu punto sensible y sientes tu interior apretarse a su alrededor, y sabes que él también lo disfruta cuando gime sobre tu oído.
“no te resistas, bebé, gime tan fuerte como puedas”, jaemin habla entre gruñidos cuando te observa morder tu labio inferior y aunque dudas por un instante, una vez que su mano que se encontraba sobre tu abdomen baja a tu vagina y empieza a estimular tu clítoris es inevitable no hacerle caso. “quiero que todos en el dormitorio escuchen lo bien que mi pene te hace sentir… especialmente jeno”.
tu interior se contrae cuando lo escuchas y una sonrisa ladina aparece en el rostro de tu novio que aumenta la rapidez de sus estocadas, sosteniéndote con más fuerza del cuello.
“¿o acaso te gustaría que estuviera aquí para ver el desastre en el que te conviertes cuando te follan?”, tus ojos se cierran y el volumen de tus gemidos aumenta considerablemente al sentir tu segundo orgasmo acercarse. “apuesto te gustaría verlo a los ojos mientras se masturba con la linda imagen de tu rostro lleno de placer mientras te follo por detrás tan fuerte que seguro olvidarías hasta tu nombre”.
aparece la imagen descrita por tu novio en tu mente y de un momento a otro estás corriéndote de nuevo con su pene dentro de ti, llevándolo también al clímax al verte casi caer por la intensidad de tu orgasmo, y aunque el condón se encontraba entre ustedes, puedes notar cómo se corre con fuerza y sientes la calidez de su pene golpear tu interior.
no sabes en qué momento te duermes pero es hasta horas después que despiertas con tu novio a tu lado quien, luego de preguntarte si estás bien, se ofrece a traerte un vaso con agua que tú aceptas gustosa.
“hey, jeno, ¿ya comiste?”, jaemin pregunta a su compañero cuando lo encuentra en la cocina, notando de manera inmediata como jeno se encoge nervioso al escucharlo
“u-uh, no, pero no tengo hambre”, responde con torpeza y se levanta de la silla donde estaba sentado, sonrojándose cuando sus miradas se encuentran y sale prácticamente corriendo a su habitación.
jaemin se queda inquieto por la reacción de su amigo pero cuando todo hace click en su cabeza, no puede evitar sonreír con suficiencia.
jeno los había escuchado.
#todavía me faltan tres escritos para finalizar el kinktober nAURRRRR#y ya es super tarde así que estoy segura que NO voy a terminar hoy x_x#i mean lo voy a intentar pero no prometo nadaaa :(#aunque bueno... en mi país todavía se festeja el 1 y 2 porque es el día de muertos...#así que si me agarro de eso fácil lo termino para esos días hahshaha#eso es lo más viable la verdad :P#anyways por lo mientras disfruten de jaemin celoso owo#nct kinktober#nct smut#nct smut español#nct español#nct hard hours#nct dream smut#nct dream español#nct dream smut español#nct dream hard hours#jaemin smut#jaemin hard hours#jaemin smut español#jaemin español#kpop smut#kpop español#kpop smut español#kpop hard hours
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El relicario de Nadia Salazar
Hace no mucho, creo que podría decir que fue hace un par de días, me encontré un bonito memento en mi librería favorita. Era un relicario antiguo, que antes perteneció a una persona muy importante para una tal Nadia Salazar. Lo que hacía ese bonito y brillante objeto ahí, nunca lo sabré, pero siempre me consideraré afortunada de haberlo encontrado.
Siendo la persona curiosa que todos llegaron a conocer, no pude resistir la idea de abrir el relicario justo después de habérselo comprado al amable señor que me atendía cada que visitaba su tienda. Dentro, tenía una foto y en el espacio siguiente, decía Nadia Salazar en una cursiva bonita, pero casi ilegible.
Antes de dejar el lugar, escuché un susurro y giré la cabeza para volver a ver a Roberto, el hombre que cuidaba el establecimiento. -¿Disculpe, dijo algo?-. Pregunté con voz bajita, como diciendo algo que no debería. -No, Clara. Yo no dije nada, pero, por favor, regresa con cautela. Y cuídate bien, que ellos se enojan fácil.
Solté una pequeña risa y agité mi mano para despedirme de él. Ahora que lo recuerdo, tal vez esa fue la primera señal de su locura. Pobre, Roberto, tan solo... Y sentado en el piso en ese charco rojo. En fin, después de llegar a casa, recuerdo haberle mostrado mi nuevo presente a toooda mi familia. Me recibió mi tía en la planta baja.
-Clara, ¿dónde está tu tío? ¿Y por qué tienes manchadas las manos?
-No sé dónde está, nana, de repente se pierde con tía Lola y ya no lo veo-. Respondí, sincera.
Ella tomó el teléfono y comenzó a hacer unas llamadas. Yo me fui hacia mi habitación y en el camino se la mostré a todos mis primos. Entré a cada una de sus cuartos para presumirles mi collar. Algunos reaccionaron bien, lo revisaban, tocaban, examinaban como su fuese un tesoro conocido y otros no tanto. Uno de ellos incluso intentó quitármelo.
La dinámica era la misma siempre. Me dejaban salir una vez al mes, siempre con supervisión, pero a veces salía por las ventanas o a través de los barrotes erosionados por el tiempo. Aunque esta era una de las veces que salía con permiso, noté algo extraño en la actitud de nana cuando regresé.
Yo amaba a Nana, era de las pocas tías que me trataban bien. Me apapachaba cuando perdía el control y me daba esos riquísimos polvitos amarillos cada que me sentía mal. Decidí entonces tomar el relicario y regresar a la planta baja con Nana y reconfortarla. Bajé los seis pisos, me asomé por casi todas las ventanas: las que daban hacia la calle y las que daban hacia las habitaciones de todos mis primos. En algunas escuché tumulto, gritos y muebles moviéndose, esas las evitaba porque mi objetivo era claro y no iba a dejar que nadie me detuviera.
Cuando llegué a la planta baja, no vi a nadie. Giré todo mi cuerpo para ver si encontraba a alguien, pero estaba completamente vacío.
-¡HEY! ¡No te muevas!
Voltee a ver quién me gritaba así de feo y reconocí a la tía Lola.
-¡Hola, tía! ¿Has visto a Nana? ¡Mira lo que encontré! Es un relicario y se lo quiero regalar. - Clara, por favor no te muevas. ¿De dónde sacaste eso?
-De la librería a la que siempre voy, obvio. ¿Por qué preguntas?
Su cara se empalideció como si estuviese a punto de tomar su último suspiro y sacó su radio
-Nadia, baja por favor. Está aquí.
Lo último que recuerdo de ese día fue cómo Nana bajó de las escaleras y se acercó a mi. Tomó el relicario y vio la fotografía. Su cara se volvió muy preocupada y me dio a beber esos ricos polvos amarillos disueltos en agua. Mis manos estaban pegajosas. Tenían algún líquido seco color vino y mi ropa también. Estaba empapada de ese color... Ahora que lo pienso, Nana y Nadia Salazar se parecen muchísimo. Solo que Nadia tiene muchos años menos. ¿Serán parientes?
En fin, ahora lo único que hago es estar en mi habitación. Ya no puedo hacer nada porque remodelaron y ahora todo es blanco y acolchado. Además, tengo esta blusa blanca que nada más no puedo quitarme. Solo me quedo escuchando todo lo que dicen fuera de mi puerta.
Dicen que ese día me buscaron en todas las habitaciones, que el tío Roberto fue asesinado, que el relicario era de él y que yo ya no podré salir más. A veces me llegan pensamientos raros a la cabeza, pero los descarto de inmediato. Yo no haría algo así, jamás he lastimado a nadie, pero las imágenes de mi tío y su sangre escurriéndose en el suelo no se van. No sé qué me está pasando.
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¿hay chismesito de indo o por que esta en mantenimiento?
Desde lo que yo pude ver... el Web Master Osea Levka, se creía Dios, y de echo su personaje de WM se llamaba asi, estaba ausente y Nana como Adm, atendia a todos y todo, se le ocirrian pequeñas actividades o abrir sitios (por si no existian) para la comodidad de los usuarios para su rol, y el tipejo este se enojaba con nana, la regañaba y ponia la condicion de "cuando llecen 100 usuarios abrimos esto" dime tu si no era molesto... a si que nana, elimino todos los canales que ella creo en el servidor de indo y se fue a crear un foro nuevo llevándose consigo a toda la gente que ademas: odiaba a Levka
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A las nueve me decían que era hora de acostarse y la tata me llevaba. No sé hasta qué hora estaban levantados mis padres; ellos dormían en la sala abierta a la galería, mientras que Okane y yo dormíamos en una pequeña habitación de seis tatamis al otro lado del pasillo, mirando al norte. A veces yo estaba inquieto y no me dormía, rogando una y otra vez: «¡Quiero dormir con mamá!».
Entonces mamá venia a por mí. «¡Ay, qué niño más chico tengo aquí esta noche!» decía, cogiéndome en brazos y llevándome a su habitación. Aunque la cama estaba hecha, papá no solía estar acostado; quizás estaba fuera todavía, en el pabellón. Mamá tampoco se había desnudado aún para acostarse. Se echaba a mi lado tal como estaba, sin quitarse la faja, y me sostenía de modo que mi cabeza se acomodaba bajo su barbilla. La luz estaba encendida, pero yo enterraba la cara en el escote de su quimono y tenía la borrosa impresión de estar envuelto en la oscuridad. El leve aroma de su pelo, recogido en un moño alto, se exhalaba hasta mi nariz. Buscando sus pezones con la boca, jugaba con ellos como un bebé, los tomaba entre mis labios y les pasaba la lengua. Siempre me dejaba hacerlo tanto tiempo como quisiera, sin reconvenirme. Creo que estuve mamando de sus pechos hasta que ya era un niño bastante grande, quizá porque en aquellos tiempos no se era nada estricto destetando a los niños. Cuando aplicaba mí lengua con tesón, lamiendo los pezones y apretando alrededor, fluía la leche. Las fragancias mezcladas de su pelo y su leche flotaban en su seno, en torno a mi rostro. En la penumbra podía distinguir vagamente sus blancos pechos.
«Duérmete ya», susurraba. Confortándome, me daba palmaditas en la cabeza, y acariciándome la espalda empezaba a cantar la nana de siempre:
Arrorró, niño, no llores más. Mamá te arrulla, mamá te acuna. No llores, niño, duérmete ya.
La cantaba una y otra vez mientras yo me iba hundiendo en un sueño sereno, sin soltar sus pechos, lamiendo en torno a los pezones. Con frecuencia se filtraba en mis ensueños el distante baquetazo del batán de agua, desde más allá de los postigos cerrados.
[…] Aunque hasta ahora he escrito mamá sin especificar a cuál de las dos aludo, era mi intención referir sólo mis recuerdos de mi verdadera madre. Pero éstos me resultan demasiado detallados para ser propios de un niño de tres o cuatro años. Tales cosas —verla sentada con los pies en el agua del estanque o escucharla explicando qué era nenunawa—, de haber ocurrido cuando tenía yo esa edad, ¿habrían dejado siquiera alguna impresión en un niño tan pequeño? Seguramente las impresiones de la primera madre se habían fundido con las de la segunda, confundiendo mi memoria. Porque un otoño, justo cuando el castaño del portal estaba perdiendo las hojas, mi madre de veintidós años murió de una infección de útero estando embarazada. Yo tenía entonces cinco años. Dos años después tenía madrastra.
No puedo recordar claramente los rasgos de mi primera madre. Según Okane era muy hermosa, pero todo lo que puedo evocar en mi imaginación es la vaga imagen de un rostro lleno y redondo. Como solía mirarla mientras me sostenía en brazos, eran sus narinas lo que mejor veía. La luz de la lámpara prestaba una luminosidad rosada a su bonita nariz, y vista de tal ángulo parecía realmente de una proporción exquisita. No se parecía en nada a la nariz de Okane ni a ninguna otra. Pero cuando intento acordarme de sus ojos o de su boca sólo logro ver una imagen desdibujada. Puede ser que también en esto me confunda la imagen sobrepuesta de mi segunda madre. Tras la muerte de mi verdadera madre, mi padre recitaba los sutras y rezaba cada mañana y tarde ante la tablilla conmemorativa, y a menudo yo me sentaba a rezar a su lado. Pero por mucho que me fijara en la fotografía que había junto a la tablilla en nuestro altar, nunca me inundó la emoción de ver en ella a mi propia madre, la mujer que me amamantó.
Todo lo que podía concluir de la fotografía era que llevaba un peinado anticuado y parecía más rellena de lo que yo recordaba. Estaba demasiado desvaída para ayudarme a visualizar cómo era en realidad.
—Papá —pregunté una vez—, ¿ésa de la foto es mamá?
—Claro que es mamá —respondió—. La foto es de antes que nos casáramos, cuando tenía dieciséis años.
—Pero no se parece ¿no? ¿Por qué no pones otra mejor? ¿No tienes otra?
—A tu madre no le gustaba fotografiarse, así que ésta es la única que he podido encontrar de ella sola. Después de casarnos nos tomamos algunas juntos, pero el fotógrafo las retocó tan torpemente que tu mamá pensó que las había arruinado. En ésta aparece muy jovencita y te puede parecer distinta a la que recuerdas. Pero así era entonces.
Pude vislumbrar entonces cierta semejanza con ella, pero no bastante, ni de lejos, para evocar la imagen viva de mi madre.
Pensaba en ella cabizbajo, apoyado en el antepecho mirando las carpas nadar en el estanque; la extrañaba al escuchar el clac del batán de agua. Pero era por la noche, cuando estaba acostado en brazos de mi tata, cuando sentía una desconsolada añoranza de mi madre muerta. Aquel sedante mundo de ensueños vagamente blancos en su cálido seno, entre los aromas mezclados de su pelo y su leche ¿no existía ya? ¿Era eso lo que significaba que mamá ya no estaba? ¿Dónde podría haber ido? Okane trataba de consolarme cantando la nana de mamá, pero eso sólo empeoraba mi dolor. Revolviéndome en la cama gritaba: «¡No, no! ¡No quiero que me cantes! ¡Quiero a mi mamá!» Dando patadas al edredón, aullaba y lloraba.
Tanizaki Jun'ichirō
#Tanizaki Jun'ichirō#literatura japonesa#infancia#madre#memoria#lactancia#dolor#traducción©ochoislas
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Imagínate la nada y lo profundo
Imagínate como es la nada , tal vez tengas una imagen clara y precisa, tal vez no puedes imaginártela porque es la nada misma, pero cuando estas ‘’solo’’ se puede sentir como la nada misma porque no podemos pensar en la total carencia de algo, así de simple son nuestras mentes.
Imagínate el mar basto, lleno de vida que no se asoma, lleno de desconocida oscuridad que no se muestra a nosotros.
Imagínate el cielo nocturno distante donde las luces que ves son lejanas, y sabes que mueren lentamente ahí donde es tanto conocido como desconocido y te atrae a sus bastas alturas.
Imagínate como se ve el cielo estrellado contra el mar , dos seres desconocidos que se juntan uno siendo el espejo del otro y aun así el mas aterrador siempre es el mas cercano , aquel que te mese como lo hace una madre con su bebe, aquel que posee vida y aun así estar en una barca viendo a aquellos dos gigantes y siendo mecido como un niño incapaz de cualquier acción es de lo mas aterrador que puede pasar.
Imagínate estar ahí sintiendo la marea debajo de ti , siendo mecido por el cruel , bello y profundo mar, sin siquiera saber donde estas , acompañado por la cacofonía de sus sonidos y su silencio por mas contradictorio que suene.
Ahí tal como te lo haz imaginado hay alguien que ha pasado horas o incluso noches ahí , el sol a convertido su piel en costras igual que el caparazón de un cangrejo y la hace arder con la fuerza con la que un cangrejo te arrancaría la piel, pero aunque es doloroso el día en alta mar él le teme a esa hora, la hora en donde el sol desaparece.
Imagínate su terror a esa hora, una hora simple, donde el cielo profundo y hondo carece de sonidos y de vida, solo el viento y agua que suenan como una nana condenada que te obliga a dormir por su arrullo y aun así no puedes dormir, por que sientes que algo esta allí.
Tu haz tenido esa sensación, ese sentimiento de que alguien te vigila , que esta detrás tuyo , detrás de tu cabeza parado observando cada movimiento. Él esta aterrado porque esta noche siente alguien viéndolo a sus espaldas, tal vez es mas aterrador porque a sus espaldas solo esta el mar.
Imagínate pasar por eso cada noche , el sentimiento , el silencio de la vida y que te mesan sin que quieras como un bebe, impotente; que sientas los ojos quemando en tu espalda , que la muerte de las estrellas que poco a poco abandonan el cielo sea mejor que cualquier cosa que espera en la oscuridad del mar.
Allí las olas se levantan y la tormenta se acerca matando el poco ruido demencial del mar, él desea de manera infantil que la tormenta lo mate con rayos , él que ha estado semanas a la deriva sintiendo, desde que cayó en su pequeña tabla, a alguien o algo observándolo por atrás o debajo de su tabla, eso podría ser algo demencial.
Imagínate como termina después de la tormenta, o tal vez no tengas que imaginártelo porque siempre nos dicen que después de la tormenta viene la calma , eso no es bueno cuando la calma es lo que temes; él le teme a la calma porque sabe que en la calma vive su acechador , vive rodeándose de la calma y la inmensidad del mar.
Oye los murmullos, al inicio logró ignorarlos , al inicio logró fingir que era el mar, pero mientras mas pasaba en la nada era mas difícil negar que eran susurros, él esta harto, aterrorizado y sabe que llego la noche y eso esta debajo en el mar , observando. Él se levanta y camina por la poca tabla que tiene , una tabla que ha sido su hogar por esos días.
Imagínate como es el sentimiento de pies mojados, la ropa empapándose con agua, la piel ardiente sumergiéndose en agua salada mientras los oídos se insonorizan y los remplaza algo desconocido.
Verse a los ojos con la criatura hace que se le escape una risa mientras se hunde , eso tiene ojos reflectantes y llenos con las estrellas que le faltan al cielo , tiene extremidades largas y acuáticas, parece tan desconocido como del lugar de donde proviene , y mientras lo arrastra él va perdiendo poco a poco el oxigeno , dejando que la sal llene sus pulmones, él esboza algo parecido a una sonrisa.
Imagínate la nada , no puedes, eso es imposible pero si la vieras te volverías loco aunque eso no lo volvió loco a él ,no como para dejarse caer al agua. Fueron los murmullos que el silencio le brindaba llenando de dolor y pesadez sus sueños y poco a poco su alma , susurraron hasta dar este desenlace y siguen susurrando para el próximo que se rinda a las profundidades del mar y la oscuridad.
Y siguen susurrando ,‘’Imagínate como es la nada’’.
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¿TE ACUERDAS DE NOSOTROS?
¿Recuerdas ese día de agosto?, ¿ nos recuerdas ?; tu hiciste las maletas...otra vez, no podía pasar por lo mismo, esta vez no podíamos perder el vuelo. aquel día jamas lo olvidare, nunca antes había estado tan ansiosa por algo o por alguien, era un inicio, una nueva historia que se titulaba "nosotros", me sentía invencible, pues tu estabas a mi lado, ver tu mano entrelazada a la mía es sencillamente inefable; mientas íbamos de camino al el aeropuerto, no pude evitar mirar nuestras pequeñas maletas, en ellas iban mas que solo prendas, iban ilusiones, expectativas, malos hábitos, ingenuidad, paciencia, confianza, motivación, sueños, alegría, mucha alegría acompañada de miedos razonables, pero amor en cantidades descomunales. "Si estamos juntos somos invendibles" algo en mis adentros lo decía, tan fuerte, tan firme, tan claro... y si también tenia miedo pero cuando te miraba se desvanecía, en tus ojos encontraba calma y mi reflejo en ellos, "la fortuna me ha sonreído, pero que afortunada soy, a quien amo con mi corazón me corresponde"...
Mejor no escribamos el final.
Nana Ciruela
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