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LA EVOLUCIÓN DEL ARTE DIGITAL Y LOS NFTS: UNA REFLEXIÓN SOBRE PROPIEDAD, IDENTIDAD Y VALOR
1. La muerte del autor: autonomía en el arte
En su influyente ensayo "La muerte del autor", Roland Barthes expone que una vez que una obra es creada, se libera del control y las intenciones del autor. El significado de la obra ya no depende exclusivamente de lo que el creador quiso transmitir, sino que se forma a través de la interacción del público. Este acto de despojar a la obra de su autor original y asignar al espectador un papel activo genera una democratización del arte, dando lugar a una visión más amplia y abierta de lo que una obra puede significar. Barthes argumenta que, al eliminar la figura autoritaria del creador, el espectador pasa a tener la autonomía para interpretar y reconstruir el arte de acuerdo a sus propias experiencias, emociones y contexto.
Este concepto de autonomía individual en el ámbito artístico no solo libera a la obra de arte de la figura del autor, sino que también proporciona un espacio donde el espectador se convierte en co-creador, completando la obra con su propia interpretación y significado. De esta forma, el espectador ya no es un receptor pasivo, sino que tiene control sobre cómo se percibe y valora la obra. Esta transformación también refleja el poder de la libertad creativa y la capacidad del individuo para participar activamente en el proceso artístico.
2. De la muerte del autor al biohacking: el control del individuo
Si consideramos el concepto de autonomía propuesto por Barthes, podemos trazar un paralelismo con el fenómeno contemporáneo del biohacking. Mientras que en el arte digital y los NFTs el control sobre el significado y valor de las obras de arte se democratiza entre los artistas, coleccionistas y espectadores, en el biohacking se da un cambio similar: el control sobre el cuerpo humano y los procesos biológicos deja de estar exclusivamente en manos de la medicina tradicional y los expertos, para pasar a ser responsabilidad del propio individuo.
El biohacking es una práctica que empodera a las personas al permitirles intervenir en sus propios cuerpos y mentes mediante el uso de la tecnología, la genética o incluso a través de prácticas más experimentales como el uso de suplementos, dietas extremas, implantes tecnológicos o modificaciones genéticas. Esta tendencia desafía la idea de que la medicina y la biología deben ser controladas exclusivamente por autoridades médicas o científicas. En lugar de ser un receptor pasivo de la ciencia y la medicina, el individuo se convierte en un agente activo que toma el control de su propio cuerpo, con el objetivo de optimizar su rendimiento, su salud y sus capacidades físicas y mentales.
Así como el espectador del arte digital tiene el poder de redefinir el valor de una obra, el biohacker redefine su propia existencia, tomando decisiones informadas para modificar y optimizar su cuerpo. Ambos procesos tienen en común la autonomía del individuo, en donde el control y las decisiones no están en manos de una figura autoritaria, sino del propio individuo que decide cómo quiere interactuar con su cuerpo o con una obra de arte.
3. Los NFTs: la propiedad digital y el control descentralizado
Los NFTs (tokens no fungibles) han revolucionado el mercado del arte digital al permitir a los artistas y coleccionistas ejercer control sobre la autenticidad y el valor de las obras, sin la necesidad de depender de una autoridad centralizada. Los NFTs utilizan la tecnología blockchain, un registro descentralizado que asegura la autenticidad de las obras digitales, estableciendo una propiedad clara y verificable. Este avance permite a los artistas tomar control sobre la distribución de sus obras y asegurar su valor en un mercado en constante cambio.
Los NFTs permiten la creación de un vínculo único entre el artista y la obra, asegurando que el creador mantenga la propiedad intelectual, mientras que al mismo tiempo otorgan al coleccionista el control sobre la obra a nivel digital. Al igual que en el caso de la autonomía del espectador, en el contexto de los NFTs, el coleccionista no solo posee una obra digital, sino que también tiene poder sobre cómo se valora, interpreta y distribuye esa obra dentro del mercado artístico.
El proceso de interacción con la obra, ya sea por parte de coleccionistas o espectadores, se convierte en una experiencia activa y dinámica, donde el valor no es solo el reflejo de la intención del autor, sino también de las interacciones que la obra genera en el espacio digital. Al igual que el espectador en la muerte del autor, el coleccionista y el espectador del arte digital tienen poder sobre el significado, el valor y la interpretación de la obra, contribuyendo a su creación colectiva.
4. El biohacker: reconfiguración del cuerpo y la mente como arte
El concepto de autonomía individual en el biohacking también tiene paralelismos con el arte digital, especialmente en la creación de obras que buscan modificar y optimizar las capacidades humanas, no solo como un acto de creación, sino como un acto de expresión personal. Los biohackers, al igual que los artistas, son creadores en un sentido más profundo. Están reconfigurando su biología, sus capacidades mentales y su percepción del mundo, en un intento de trascender las limitaciones biológicas naturales.
Este enfoque se acerca a una nueva forma de autoría, en la que la obra es el cuerpo humano, y la identidad y la salud se convierten en las piezas creativas que se modifican y transforman para alcanzar un nuevo nivel de funcionalidad o bienestar. Al igual que el arte digital, que puede ser constantemente actualizado, reinterpretado y revalorizado, el cuerpo humano, a través del biohacking, se convierte en una obra en constante evolución.
Por lo tanto: la autonomía del individuo como punto de convergencia
Tanto en el mundo del arte digital como en el biohacking, lo que predomina es un cambio de paradigma hacia la autonomía del individuo. En el arte, los espectadores ya no son receptores pasivos, sino agentes activos en la creación de significado y valor de las obras. De manera similar, en el biohacking, el individuo toma el control sobre su cuerpo, reconfigurando su biología para alcanzar nuevos niveles de potencial humano.
Ambos movimientos representan una ruptura con las estructuras autoritarias tradicionales, y una reivindicación del poder individual para intervenir, modificar y crear, ya sea en el ámbito del arte o de la biología. Este cambio de paradigma abre la puerta a una nueva comprensión de la propiedad, la identidad y el valor, donde el individuo se convierte en el centro de la acción y la creación, no solo como receptor pasivo, sino como un creador activo que define y redefine continuamente su existencia.
Bibliografía relevante que ha dado cuerpo a este post:
Barthes, R. (1967). La muerte del autor. En Música, cine, literatura (pp. 33-45). Ediciones Siglo XXI.
Butler, J. (1990). Gender trouble: Feminism and the subversion of identity. Routledge.
Claramonte, J. (2016). El arte digital y las nuevas estratificaciones en la era de los NFT. Editorial ARTeS.
Locke, J. (1689). Two treatises of government. Awnsham Churchill.
Rousseau, J.-J. (2012). El contrato social. Ediciones Akal.
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