#Monopolios periodísticos
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El Cuarto Estado: historia y significado de la Clase Media
por Alexander Dugin – Ciencia e ideología: Un problema de método
Ninguna de las palabras que utilizamos en el curso de los debates y análisis políticos y sociales es ideológicamente neutral. Fuera de la ideología tales palabras pierden completamente su significado. Y no es posible determinar nuestras actitudes hacia ellas sin ambigüedad, ya que el contenido de cualquier expresión está moldeado por el contexto y las estructuras semánticas, un tipo de sistema operativo. Cuando vivimos en una sociedad con una ideología obvia, mantenida abiertamente como la ideología dominante, las cosas son lo suficientemente claras.
El significado de las palabras se deriva directamente de la matriz ideológica, que se inculca a través de la crianza, la educación, y la instrucción y el apoyo de los activos aparatos ideológicos del Estado. El Estado forma un lenguaje, define el significado del discurso y establece – por lo general a través de medios represivos, entendidos en sentido amplio – los límites y el contenido moral del conjunto básico de conceptos y términos políticos y sociológicos.
Si viviéramos en una sociedad en la que dominase la ideología comunista, conceptos tales como “burguesía”, “fascismo”, “capitalismo”, la “especulación”, etc. adquirirían no sólo connotaciones estrictamente negativas, sino significados específicos con los que los capitalistas, los fascistas y los especuladores estarían categóricamente en desacuerdo. Este desacuerdo se refiere no sólo a los signos, sino al significado de las palabras. La visión que un comunista tiene de un fascista, o un capitalista de un fascista, puede parecer poco más que una caricatura o una deformación, en vez de la de un partido diferente. Y eso, por supuesto, funciona a la inversa: el fascismo parece natural al fascista y el comunismo, absolutamente malo.
Para un capitalista, el comunismo y el fascismo son igualmente malos. El capitalista normalmente no se piensa a sí mismo como un burgués. La especulación es para él una forma de realización de los derechos económicos naturales, y el sistema que defiende por lo general lo considera como una sociedad “libre”, una sociedad “abierta”. Ni el análisis marxista de la apropiación de la plusvalía, ni la crítica fascista de la red de obligaciones y pagos de intereses, y de la oligarquía financiera internacional que usurpa el poder sobre los pueblos y las naciones, lo convencen de nada jamás.
Las ideologías son similares a las religiones, de ahí que Carl Schmitt hable de “teología política”. Cada uno cree sacramente en sus propios valores e ideales, y la crítica o la apología de los valores alternativos no tiene normalmente ningún efecto (a excepción de los pocos casos de conversión confesional que se producen en la historia de la religión y en la historia de las doctrinas políticas).
En consecuencia, antes de hablar seriamente sobre uno u otro término, es necesario determinar en qué contexto ideológico vamos a considerarlos. Alguien sin duda objetará: la ciencia debe tomar una posición neutral. Eso es imposible. En este caso, la ciencia tratará de asumir la condición de una meta-ideología, es decir, una especie de “ideología verdadera“, de la que todas las demás ideologías serían formas relativas. Pero nadie estará de acuerdo con esto, incluso aunque inevitablemente entre en la cabeza de alguien reclamar tales ambiciones.
En el ámbito religioso surgen periódicamente doctrinas sincréticas que afirman ser la expresión de la “verdad absoluta”, y que todas las otras religiones históricas son manifestaciones relativas. Pero por regla general, estas tendencias no gozan de gran popularidad, quedando en propiedad de pequeños círculos y siendo negadas por las grandes confesiones como “herejías”. La ciencia, del mismo modo, no puede invocar el estatus de meta-ideología y seguir siendo relevante. Sin embargo, difiere de la ideología común por tres características:
* Se refleja claramente sobre las estructuras del paradigma ideológico que considera (la gente común ni siquiera sospecha que lo que le parece su “opinión personal” es un producto secundario o incluso terciario de procesamiento ideológico, cuyos mecanismos le están completamente ocultos).
* En el curso del análisis del discurso ideológico, utiliza las técnicas de la lógica clásica (las leyes de Aristóteles y el principio de razón suficiente de Leibniz).
* Es capaz de construir una matriz comparativa de las correspondencias entre diversas ideologías, yuxtaponer estructuras en sus fundamentos, y establecer simetrías y oposiciones entre discursos separados y sus elementos.
Por lo tanto, al considerar cualquier concepto o término, es posible proceder de dos maneras: o bien interpretarlo desde la posición de una u otra ideología, no penetrando en sus fundamentos y sin compararlo con otras interpretaciones (este es el nivel de la propaganda y el análisis de baja calidad aplicado en el análisis periodístico), o bien hacer uso del método científico, que no nos libera de la adhesión a una ideología, sino que nos obliga a pensar racionalmente, observando las tres reglas del método científico antes mencionadas (paradigma, lógica, comparación).
Nos proponemos considerar el concepto de “clase media” precisamente con este espíritu científico.
De la casta a la clase
El concepto de “clase media” es crucial para la ideología liberal-capitalista. A pesar de que apareció más tarde que la teoría marxista de la lucha de clases, y de la famosa doctrina comunista de las dos clases antagónicas, la burguesía y el proletariado, el significado del término “clase media” tiene una historia mucho más larga, y hunde sus raíces en el período de las revoluciones burguesas y el ascenso del Tercer Estado, que afirmó a partir de entonces su monopolio en las esferas política y económica.
Antes de considerar la “clase media”, centrémonos en el concepto de “clase” como tal. La clase es un concepto de la organización social de la modernidad. Las Órdenes y los sistemas socio-políticos antiguos fueron construidos sobre el principio de la casta. La “casta” debe ser entendida como la doctrina según la cual la naturaleza interna de distintas personas difiere cualitativamente: hay almas divinas y almas terrenales (salvajes, demoníacas). La casta refleja con precisión esta naturaleza del alma, que el hombre no es capaz de cambiar durante su vida. La casta es fatal. La sociedad normal, de acuerdo con este punto de vista, debe ser construida de manera que los de naturaleza divina (la élite) estén por encima, y los de naturaleza terrenal (salvaje, demoníaca) se mantengan por debajo (las masas). Así es como se organiza el sistema Varna hindú, al igual que los antiguos hebreos, babilonios, egipcios y otras sociedades.
Esta teoría de castas fue sustituida por una más flexible teoría de los estados o estamentos. El estamento también propone una diferencia en la naturaleza de las personas (la existencia de una superior e inferior), pero aquí el hecho de nacer en uno u otro estamento no se considera un factor final y natural en la determinación de la pertenencia a un determinado estatus social. El estamento puede ser modificado si el representante de un estamento inferior realiza una hazaña, demuestra cualidades espirituales únicas, se convierte en un miembro del clero, etc.
Aquí, junto con el principio de la casta, está el principio de la meritocracia, es decir, la recompensa por los servicios. El principio meritocrático se extiende también a los descendientes de la persona que logró la hazaña (ennoblece). La sociedad estamental era la predominante en la civilización cristiana hasta finales de la Edad Media. En la sociedad estamental, los estamentos superiores son el sacerdocio (el clero), y el militar o de los hombres de armas (aristocracia), y el más bajo es el tercer estado de los campesinos y artesanos. Precisamente de la misma manera que en una sociedad de castas, sacerdotes y guerreros (brahmanes y kshatriyas) fueron las castas más altas, y la más baja estaba compuesta por los campesinos, los artesanos y los comerciantes (vaishyas).
La modernidad se convirtió en la era de la destrucción de la sociedad estamental. Las revoluciones burguesas de Europa exigieron el reemplazo de los privilegios estamentales de los estamentos superiores (el clero y la aristocracia militar, la nobleza), en favor del Tercer Estado. Pero los portadores de esta ideología no eran los campesinos, que estaban conectados a la sociedad tradicional por el carácter específico del trabajo estacional, la identidad religiosa, etc., sino por los burgueses y los habitantes urbanos más móviles. “Burgueois” es en sí mismo un término formado a partir de la palabra alemana “Burg”, que significa “ciudad”. De este modo, la modernidad ha dado prioridad precisamente al urbanita-ciudadano-burgués como unidad normativa.
Las revoluciones burguesas abolieron el poder de la Iglesia (el clero) y la aristocracia (nobleza, dinastías), y anticiparon el modelo de construcción de la sociedad basado en la dominación del Tercer Estado, representado por los urbanitas-ciudadanos-burgueses. Esto es, en esencia, el capitalismo. El capitalismo, en su victoria, reemplaza las distinciones estamentales, pero conserva las materiales. Por lo tanto, surge la noción de clase: la clase significa un indicador de la medida de la desigualdad. La burguesía abolió la desigualdad estamental, pero preserva la desigualdad material. En consecuencia, precisamente, la sociedad capitalista burguesa de la modernidad es una sociedad de clases en el pleno sentido de la palabra. Anteriormente, en la Edad Media, pertenecer a un estamento era principalmente un atributo social primario. En la modernidad, toda la estratificación social se redujo al atributo de las riquezas materiales. La clase es, pues, un fenómeno de la modernidad.
La lucha de clases
El carácter de clase de la sociedad burguesa, sin embargo, se percibe más claramente no en la ideología de la burguesía, sino en Marx. Él desarrolló su doctrina revolucionaria sobre la base del concepto de clase. En su fundamento estaba la idea de que la sociedad de clases y su desigualdad material característica, elevada como el más alto criterio, muestra la esencia de la naturaleza de la sociedad, del hombre y de la historia. En la imagen de clase de Marx, siempre hay ricos y pobres, y los ricos siempre se hacen más ricos y los pobres, más pobres. En consecuencia, hay dos clases, la burguesía y el proletariado, y su lucha es el motor y el sentido de la historia.
Todo el marxismo está construido sobre esta idea: cuando hablamos de clases, se habla de dos clases antagónicas, la diferencia entre ellas no es relativa, sino absoluta, ya que cada una encarna en sí misma dos mundos irreconciliables: el mundo de la explotación y el mundo (honesto) del trabajo. Hay dos clases: la clase trabajadora (el proletariado) y la clase explotadora (la burguesía). En el sistema capitalista, domina la clase explotadora. La clase trabajadora debe tomar conciencia de sí misma, levantarse y derribar la clase de los explotadores. Deben crear primero el Gobierno del Trabajo, el socialismo. Entonces, después de que los últimos restos de la sociedad burguesa hayan sido destruidos, aparecerá la sociedad comunista, ahora completamente sin clases. Según Marx, una sociedad sin clases es posible sólo después de la victoria del proletariado y de la destrucción radical de la burguesía.
Para Marx, la “clase media”, simplemente no puede existir. Este concepto no posee una semántica independiente en la ideología marxista, ya que todo lo que se encuentra entre la burguesía y el proletariado (por ejemplo, la pequeña burguesía o los campesinos acomodados) está relacionado principalmente bien con la burguesía, bien con el proletariado. Para los marxistas, la “clase media” es una ficción. No existe, y el concepto en sí no es más que un instrumento de la propaganda ideológica de los capitalistas, tratando de engañar al proletariado con la promesa de un futura integración en la burguesía (que, según Marx, no puede suceder, ya que la apropiación de la plusvalía impide el enriquecimiento del proletariado).
Podemos sacar la siguiente conclusión: el término “clase media” es una ficción para los marxistas, una figura artificial de la ideología burguesa, llamada a ocultar la imagen real de la sociedad y de los procesos que tienen lugar en ella. Al mismo tiempo, los marxistas admiten el hecho de una transición desde la sociedad estamental a la sociedad de clases y, en consecuencia, están de acuerdo con la burguesía en que una sociedad de desigualdades materiales (la sociedad de clases) es “más progresista” que una sociedad de desigualdad estamental; no están de acuerdo con la burguesía en que, para los comunistas, este no es el “fin de la historia”, sino sólo el comienzo de una lucha revolucionaria en toda regla. Los liberales, por su parte, insisten en que la desigualdad material es completamente moral y justificada, y sostienen que la lucha de los comunistas por la igualdad material es, por el contrario, amoral y patológica. Para los liberales, el “fin de la historia” comienza cuando todo el mundo se convierte en “clase media”. Para los comunistas, se inicia cuando el proletariado finalmente destruye al burgués y construye una sociedad comunista de total igualdad.
La clase media en el liberalismo
El concepto de una clase media está implícitamente presente en la ideología liberal desde el principio. Dicho esto, sólo recibe plena aplicación en el curso de la creación de la sociología, que pone todo su empeño en combinar muchas teorías vanguardistas del marxismo (en particular, la centralidad del concepto de clase), y las condiciones burguesas. La sociología es, pues, una forma híbrida: ideológicamente, está entre el comunismo y el liberalismo; metodológicamente, hace hincapié en un enfoque científico, analítico. Podemos distinguir dos polos en la sociología, el social (escuela de Durkheim, las teorías de Sorokin, etc.), y el liberal (Weber, las escuelas de Chicago y “austriaca” en los EEUU, etc.).
En cualquier caso, el carácter específico de la interpretación liberal de clase es la convicción de que, en la sociedad burguesa estándar, hay una sola clase, y todas las diferencias entre las profundidades y las alturas son relativas y condicionales. Si, para Marx, siempre hay dos clases, y existen en enemistad implacable, para los liberales (Adam Smith, por ejemplo) siempre hay en última instancia una clase: la burguesía. La burguesía abarca nominalmente el conjunto de la sociedad capitalista. Las capas más pobres de la sociedad son, por así decirlo, burgueses incompletos. Los más ricos, por el contrario, son unos superburgueses. Pero la naturaleza social de todas las personas es cualitativamente idéntica: a todos se les da igualdad de oportunidades de partida, a partir de la cual el burgués puede, o llegar a un cierto nivel de éxito, o fallar en alcanzarlo y caer hacia abajo en forma de burgués incompleto.
Por lo tanto, Adam Smith toma como una situación normal la siguiente narración clásica liberal:
El panadero contrata a un trabajador, que ha llegado recientemente a la ciudad para trabajar. Después de trabajar como ayudante para el propietario, el trabajador contratado aprende a hacer pan y observa la organización de los procesos de interacción con proveedores y clientes. Después de algún tiempo, el trabajador contratado puede pedir un préstamo y abrir una panadería. Después de trabajar de forma independiente primero, finalmente contrata a un ayudante, que ha llegado a la ciudad para trabajar, y el ciclo se repite.
En este modelo vemos lo siguiente: No sólo la sociedad se piensa como de clase media, sino que existe lo que ya-es-clase-media y lo que todavía-no-es-clase-media. En esta imagen, el trabajador contratado no forma un tipo peculiar, sino que representa al burgués potencial, mientras que el panadero es efectivamente burgués (aunque, si va a la ruina, todavía puede teóricamente acabar de nuevo en la posición del trabajador contratado, el todavía-no-burgués).
Según Marx, la cantidad de riquezas en una sociedad es una cantidad fija, y la presencia de dos clases se basa precisamente en esto: los que tienen riquezas nunca comparten con los pobres, ya que la vida en la sociedad capitalista es un juego de suma cero. Para Smith, por otro lado, la riqueza crece constantemente. Como resultado, los límites de la clase media se expanden continuamente. El capitalismo se basa en la presunción de un crecimiento constante de la riqueza para todos los miembros de la sociedad; idealmente, toda la humanidad debe convertirse en clase media.
Al mismo tiempo, hay dos enfoques para la clase media en la ideología liberal. El primero corresponde a los liberales de izquierda: exigen que los superburgueses (los grandes capitalistas,) compartan conscientemente una parte de las ganancias con la clase media y la pequeña burguesía, ya que esto dará lugar a la estabilidad del sistema y a una aceleración del crecimiento de la clase media a nivel global.
El segundo enfoque es característico de los liberales de derecha: plantean objeciones a la carga que pesa sobre la superburguesía por los impuestos y los proyectos de bienestar; ellos creen que contradice el espíritu de la “libre empresa” y ralentiza la dinámica del desarrollo del sistema capitalista, ya que la superburguesía estimula el crecimiento de la burguesía media, lo que, a su vez, alienta a la pequeña burguesía y a la todavía-no-burguesía.
Por lo tanto, el concepto de clase media se convierte, para los liberales de izquierda, en un valor moral y un eslogan ideológico (como: “¡Debemos construir una clase media más fuerte!”). Para los liberales de derecha, por otro lado, el crecimiento de la clase media es una consecuencia natural del desarrollo del sistema capitalista, y no requiere de una atención especial o ser elevada a la categoría de un valor.
Clase como estrato social en Sociología
En sociología, esta actitud ideológica básica del liberalismo respecto a la primacía de la clase media, se manifiesta en la relativización del modelo de estratificación. La sociología divide a la sociedad en tres clases: superior, media y baja (a la que a veces se suma la subclase de marginales puros y desviados sociales). Estas clases no son idénticas a las marxistas, ni a los conceptos de clase estrictamente liberales (en el liberalismo sólo cabe una clase, la clase media, mientras que las otras son consideradas como sus variaciones). Esta división sitúa la dimensión de los individuos sobre cuatro indicadores: la suficiencia material, el nivel de fama, la posición en la jerarquía administrativa, y el nivel de educación. Sobre la base de criterios estrictamente cualitativos, cualquier persona puede ser encajada en uno de los tres estratos sociales.
Aquí, el concepto de clase no tiene un contenido ideológico directo, pero, por regla general, se aplica a la sociedad burguesa, donde surgió la sociología como ciencia. Estas clases sociológicas identificadas con los estratos sociales, deben distinguirse de las clases marxistas y de las concepciones liberales típicas sobre la clase media como una clase universal y única.
En este caso, en un esquema burgués, la lucha por los derechos de la subclase o el apoyo a la clase baja (en un sentido sociológico), se puede considerar como una continuación del enfoque liberal de izquierda: la atención a la capa inferior de la sociedad burguesa estipula la lucha para facilitar su integración en la clase media, es decir, para tirar de ellos hasta el nivel de la burguesía. Para los liberales de derecha,tal esfuerzo es “amoral”, ya que contradice el principio básico de la libertad social: iniciativa y competencia leal (los fuertes ganan y los débiles pierden, pero esas son las reglas del juego, todo el mundo debe esforzarse para llegar a ser fuerte). La versión extrema del liberalismo de derecha o incluso de extrema derecha es el “objetivismo” de Ayn Rand.
La clase media y el nacionalismo
Hay otro sistema ideológico de la modernidad que todavía tenemos que tener en cuenta: el nacionalismo. El nacionalismo es una variación de la ideología burguesa que insiste en que el horizonte estándar de la sociedad burguesa no debe ser la humanidad (el “cosmopolitismo” y la “globalización” de los liberales clásicos), sino la sociedad en tanto que definida por las fronteras de un Estado-nación. La nación o el pueblo es tomado como la unidad máxima de integración. El mercado está abierto dentro de las fronteras de la nación. Pero en el sistema internacional, la actividad económica se mueve a nivel estatal, no al de los actores privados. De aquí emana la legitimidad de instrumentos tales como los aranceles, el proteccionismo, etc.
El nacionalismo piensa en la clase media no en abstracto, sino concretamente, como la clase media de determinada formación nacional de un Estado. El nacionalismo, como el liberalismo, también acepta como figura estándar de la sociedad el urbanita-ciudadano-burgués, pero pone el énfasis precisamente en el ciudadano, y más que eso, en el ciudadano de un Estado nación en particular.
La “nación” como formación política se convierte en sinónimo de la sociedad burguesa. Para los nacionalistas, más allá de esta sociedad, sólo existe una zona de riesgo nacional y social. La nación se concibe aquí como una comunidad de clase media. Y la tarea consiste en integrar las capas inferiores en el conjunto nacional, a menudo con la ayuda de medidas de bienestar social. Es por eso que el nacionalismo puede poseer numerosas características socialistas, aunque la base ideológica aquí es diferente: tirar de los económicamente débiles hasta el nivel de la clase media es una tarea de integración nacional, no una consecuencia de una orientación hacia la justicia y la igualdad material. Vemos algo similar con los liberales de izquierda, que consideran la integración de la subclase en la sociedad en general, como condición para la estabilidad del desarrollo del sistema capitalista.
El nacionalismo, por regla general, se relaciona negativamente con las minorías nacionales y especialmente con los inmigrantes. Esto está relacionado con el hecho de que, a los ojos de los nacionalistas, estos elementos perturban la homogeneidad de la clase media nacional. Por otra parte, a algunas minorías nacionales se les acusa de concentrar en sus manos excesiva riqueza material, es decir, a aquellos que desafían a la clase media nacional “desde arriba”. Sentimientos nacionalistas de injusticia se expresan en el antagonismo con los “oligarcas” y, a veces, como “antisemitismo económico”, un sentimiento que no fue ajeno al propio Marx. A su vez, otros no nacionales (generalmente inmigrantes) son culpados por el incremento de los números en la capa más baja y en la subclase, cuya integración se ve complicada por las diferencias nacionales. Una variante del nacionalismo anti-inmigrante consiste en la acusación de que el aumento de la mano de obra barata, raentiza el proceso de enriquecimiento de la población “nativa”, y el “armonioso” crecimiento (para los nacionalistas) de la clase media.
El problema de la clase media en la Rusia contemporánea
Después de realizar estas necesarias puntualizaciones metodológicas, por fin podemos plantear la pregunta: ¿qué es la clase media para Rusia? ¿Cuáles son sus perspectivas? ¿Esto es importante para nosotros o, por el contrario, las discusiones sobre la misma son opcionales y secundarias?
Es imposible responder a esto sin recurrir a alguna de las tres ideologías clásicas (incluidas las versiones contenidas en cada una a través de las polaridades de izquierda y derecha).
Si asumimos la posición del liberalismo de derecha, la respuesta es la siguiente: no hay que prestar atención a la clase media; lo más importante es garantizar la máxima libertad económica (es decir, la completa eliminación del gobierno en los negocios, los impuestos cercanos a cero, etc.) y todo se enderezará por su cuenta. Liberales de derecha y globalistas consecuentes están convencidos de que el crecimiento de la clase media en Rusia no es la meta; es una consecuencia de la integración de la nación en la economía mundial, la apertura de los mercados internos a la competencia extranjera y el rápido desmantelamiento de un Estado autoritario.
Si tomamos la posición del liberalismo de izquierda, entonces nuestra actitud cambia sustancialmente. La ampliación de la clase media es la tarea número uno para nuestra sociedad, ya que el establecimiento exitoso del capitalismo en Rusia depende precisamente de esto, al igual que su integración en la comunidad internacional. Una clase media pequeña y débil facilita la degradación de la sociedad en “lumpen” y “oligarcas”, e indirectamente ayuda a las tendencias anti-liberales nacionalistas y socialistas a capturar las mentes de la población. La injusticia y la desigualdad social, el volumen de la subclase, y el lento crecimiento de la clase media, requieren una atención especial y la aplicación de políticas con objetivos orientados, ya que el destino del capitalismo en Rusia está en juego. Una vez más, la lucha por la clase media es un eslogan para los liberales de izquierda. Y ellos son los que probablemente más se centrarán en este tema, ya que es el centro de sus posiciones ideológicas.
Si somos marxistas contemporáneos por inercia o por elección consciente, entonces cualquier mención de una clase media debería despertar nuestra ira, ya que esta es la plataforma ideológica de los enemigos jurados del comunismo, los liberales burgueses. Para los comunistas, lo correcto es lo siguiente: cuanto más estrecha la clase media, más nítidas las contradicciones sociales y más agudo el imperativo de la lucha de clases del proletariado contra la burguesía. Por lo tanto, el comunista percibe un amplio estrato social inferior y una subclase, contra el telón de fondo de unos oligarcas prosperando como imagen social ideal. Para los comunistas, la clase media es una mentira, un mal, y su ausencia o subdesarrollo es una ocasión y una ventana de oportunidades para la revolución. Si algún “comunista” piensa de otra manera, entonces no es un comunista, sino un revisionista y conciliador con la burguesía.
Si somos nacionalistas, entonces la clase media adquiere para nosotros una dimensión adicional. Es considerada como la columna vertebral de la sociedad nacional en oposición a la “subclase de inmigrantes” y a la “oligarquía nacida en el extranjero”. Esta es la noción peculiar de la clase media en el esquema nacionalista. Y las líneas de corte de esta concepción de la clase media se dirigen contra los oligarcas (la clase alta), y los inmigrantes (la clase más baja y la subclase); la clase media en sí es considerada como la clase nacional, es decir, como la clase de Rusia, que incluye a los empresarios rusos, los propietarios rusos, la burguesía rusa, etc.
Es imposible hablar de la clase media, como tal, sin adherirse (conscientemente o no) a una posición ideológica. Pero, como en Rusia, según la Constitución, no hay ideología de Estado, teóricamente podemos interpretar la clase media como queramos. El hecho de que este concepto se haya convertido en el centro de las discusiones atestigua el hecho de que, en la Rusia contemporánea, por la inercia de la década de los años 90 y de principios del nuevo milenio, prevalece un paradigma liberal. En ausencia de una ideología de Estado, los liberales, sin embargo, se esfuerzan por imponernos su paradigma como dominante.
Vamos a realizar un experimento mental: una discusión acerca de la clase media se está llevando a cabo en una plataforma social importante, por ejemplo, uno de los principales canales de televisión de Rusia. Participan representantes de todas las ideologías posibles de la modernidad: liberales rusos, comunistas rusos y nacionalistas rusos.
El primero, un liberal ruso, diría:
“El crecimiento de la clase media y el aumento del nivel de riqueza para los ciudadanos de Rusia es la tarea principal de nuestra sociedad y del gobierno”.
El segundo, un comunista ruso:
“La privatización ilegal en los años 90 puso la propiedad nacional en manos de oligarcas; ¡mira cómo nuestro pueblo vive en las provincias en la pobreza y en la miseria!”.
El tercero, un nacionalista ruso:
“Los inmigrantes ilegales están ocupando puestos de trabajo de los rusos, y todos ellos están dirigidos por oligarcas judíos y caucásicos. ¡Esto es una catástrofe para la clase media rusa!”.
A pesar de que al público podría gustarle las tres posiciones, el jurado y los “respetados expertos”, sin duda, otorgarán el triunfo a los liberales. En último término, aún nos encontramos en la dictadura ideológica del liberalismo. Esto sucedería a pesar del hecho de que la sociedad, reconociendo el derecho del discurso liberal, plena y persistentemente niega su supremacía y su derecho absoluto (en contraste, para la élite política, los dogmas liberales siguen siendo sagrados e inamovibles).
A partir de esto, podemos sacar una conclusión: la clase media y la discusión sobre ella, reflejan el orden ideológico de los liberales entre la élite política y económica de Rusia. Si no compartimos los axiomas liberales, podríamos no considerar este tema en absoluto, u ofrecer una interpretación (marxista, nacionalista, etc.) que los liberales rechazan enérgicamente.
La Cuarta Teoría Política: Más allá de la Clase
Para concluir, podemos llevar a cabo un análisis de la clase media en el contexto de la Cuarta Teoría Política. Esta teoría se basa en el imperativo de superar la modernidad y las tres ideologías políticas en este orden (el orden tiene máxima importancia): (1) el liberalismo, (2) el comunismo (3) el nacionalismo (el fascismo). El sujeto de esta teoría, en su versión más simple, es el concepto de Narod,aproximadamente Volk o Pueblo, en el sentido de “ser pueblo”, pero no en el sentido de “masa”.
En su versión compleja, el sujeto de esta teoría es la categoría de Heidegger del Dasein. Podemos decir, como aproximación, que el Naroddebe pensarse existencialmente, como la presencia viva, orgánica, histórica de los rusos en un paisaje espacial cualitativo, en la inmensidad de la Gran Rusia. Pero si el sujeto es el Narod y no el individuo (como en el liberalismo), ni dos clases antagónicas (como en el marxismo), ni la nación política (como en el nacionalismo), entonces todos los elementos obligatorios de la imagen moderna del mundo cambian. Ya no hay más materialismo, economicismo, reconocimiento de la fatalidad y universalidad de las revoluciones burguesas, tiempo lineal, civilización occidental como norma universal, laicismo, derechos humanos, sociedad civil, democracia, mercado o cualquier otro axioma o cliché de la modernidad. La Cuarta Teoría Política propone soluciones y horizontes conocidos excluidos a sabiendas por el liberalismo, el comunismo y el nacionalismo. (Más sobre esto se encuentra en mi libro La Cuarta Teoría Política y en mi nuevo libro La Cuarta Vía).
En su conjunto, la Cuarta Teoría Política, cuando se ocupa del problema de la “clase media”, afirma lo siguiente:
La transición de la casta al estamento y del estamento a la clase no es una ley universal. Este proceso puede ocurrir como lo hizo en la moderna Europa occidental, o puede no ocurrir u ocurrir sólo en parte, como está sucediendo hoy en las sociedades no occidentales. Por lo tanto, el concepto de clase tal y como se aplica a la sociedad tiene una aplicabilidad limitada. La clase y las clases pueden ser identificadas en las modernas sociedades occidentales europeas, pero que puedan sustituir la desigualdad de castas del alma y de la naturaleza humana no es algo obvio en absoluto. Las propias sociedades occidentales están seguras de que las clases lo hacen. Pero un acercamiento existencial a este problema puede poner esto en duda.
La cuestión más importante es cómo el ser humano se relaciona con la muerte. Hay quienes pueden acercarse a ella cara a cara, y quienes siempre le dan la espalda. Pero los orígenes de la jerarquía social, la distinción fundamental entre el pueblo, y la superioridad de unos sobre otros consiste precisamente en esto. Las condiciones materiales no son decisivas aquí. La interpretación hegeliana del Amo y el Esclavo se basa en este criterio. Hegel piensa que el Amo es aquel que desafía a la muerte, que sale a su encuentro. Actuando de este modo, no adquiere la inmortalidad, pero consigue un esclavo, uno que corre de la muerte, que carece de la valentía para mirarla a los ojos. El amo manda en sociedades donde la muerte se sitúa en el centro de la atención. El esclavo adquiere los derechos políticos sólo donde la muerte es puesta entre paréntesis y se retira a la periferia. En tanto la muerte permanece en el campo de visión de la sociedad, tratamos con el gobierno de los filósofos y los guerreros sabios y heroicos. Esta es la sociedad de castas o la sociedad estamental. Pero no una sociedad de clases. Donde empieza la clase, la vida termina, y las estrategias alienadas de reificación, objetivación y mediación prevalecen.
Por lo tanto, la Cuarta Teoría Política piensa que la construcción de la sociedad sobre la base del criterio de la propiedad es una patología.El destino del hombre y del Narod es la historia y la geografía, pero de ninguna manera la economía, el mercado o la competencia.
La Cuarta Teoría Política rechaza la clase como concepto y niega su importancia para la creación de un sistema político basado en la comprensión existencial del Narod. Más aún, rechaza el concepto de “clase media”, que refleja la esencia misma del enfoque de clase. La clase media, igual que la persona media (esto es, promedio), es una figura social situada en el punto de máxima ilusión social, en el epicentro del sueño. El representante de la clase media corresponde a la figura de Heidegger del das Man, el portador generalizado de “sentido común”, que no está sujeto a verificación o examen. (Das Man es generalmente traducido al inglés como “El Ellos ‘, en el sentido de ‘Ellos dicen que fulano de tal vencerá en las elecciones este año…’). Das Man es la más grande de las ilusiones.
La persona media, la persona promedio, no es de ninguna manera lo mismo que la persona normal. “Norma” es sinónimo de “ideal”, a lo que uno debe aspirar, lo que uno debería ser. La persona media es una persona en el más mínimo grado, el menos individual de los individuos, la más nula y estéril cualidad. La persona media no es una persona en absoluto, es una parodia de la persona. Es el “último hombre” de Nietzsche. Y es profundamente anormal, ya que para una persona normal, es natural experimentar horror al pensar en la muerte, al experimentar intensamente la finitud del ser, al poner en duda – de forma a veces trágicamente insoluble – el mundo externo, la sociedad y las relaciones con el otro.
La clase media no piensa; consume. No vive; busca seguridad y comodidad. No muere, revienta como el neumático de un automóvil (emite su espíritu, como escribió Baudrillard en El intercambio simbólico y la muerte). La clase media es la más estúpida, sumisa, predecible, cobarde y patética de todas las clases. Está igualmente lejos de los elementos abrasadores de la pobreza y del veneno pervertido de la riqueza incalculable, que está aún más cerca del infierno que la pobreza extrema. La clase media no tiene fundamento ontológico para existir, y si existe, entonces tan sólo en un lejano lugar mucho más abajo, por debajo del reino de los reyes-filósofos y los héroes-guerreros. Es el Tercer Estado imaginando sobre sí mismo que es el único y exclusivo. Se trata de una pretensión injustificada. La modernidad y el capitalismo (en el sentido de la universalidad de la clase media) no son más que una aberración temporal. El tiempo de este malentendido histórico está llegando a su fin.
Por lo tanto, hoy en día, cuando la agonía de este peor de los posibles acuerdos sociales continúa todavía, hay que mirar más allá del capitalismo. Al mismo tiempo, tenemos que valorar e interesarnos tanto por aquello que lo precedió, la Edad Media, como por lo que vendrá después de él, y que debemos crear: una nueva Edad Media.
(Traducción Página Transversal)
Fuentes: The Fourth Political Theory y Legio Victrix.
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PRONTUARIO DE GABINETE *Caricatura digital: Andrés Casciani (2020) / Texto: Eddy Whopper Hoy: Héctor MAGNETTO Nombre completo: Héctor Horacio MAGNETTO Fecha de nacimiento: 9 de julio de 1944 Cuando Roberto Noble murió en 1969, el diario Clarín que había fundado quedó en manos de su esposa ilegal, Ernestina Laura Herrera. Por aquellos años no existía la figura del divorcio vincular: Noble estaba casado y divorciado en México. El matrimonio era válido en Argentina; pero el divorcio, no. La herencia fue discutida durante años por su única hija y por su esposa, a quienes correspondía la totalidad de los bienes de Roberto; pero los jueces argentinos consideraron “inexistente” el vínculo y todo quedó en manos de Ernestina, casada en 1967 con el difunto Noble según un Acta que declara que ambos contrayentes eran “solteros”. Quien había influido en esta decisión judicial era Héctor Horacio Magnetto, un advenedizo que en 1972, con el periódico en recta descendente, llegó recomendado por el desarrollista Rogelio Julio Frigerio para colaborar en la dirección e, inmediatamente, ganó el favor de la también advenediza Ernestina. Mientras Rogelio pretendía hacer crecer el frondizismo antiperonista que había sido derrocado 10 años antes a través de la manipulación de la opinión pública, Magnetto –por entonces, un joven de 27 años que comulgaba los ideales desarrollistas- vio en el espacio huérfano y en los favores de la viuda una plataforma ilimitada de proyección personal. La historia de Héctor Magnetto es extremadamente compleja y oscura: no se podrán incluir aquí todos sus pormenores, porque la mayoría se encuentra oculta en la destrucción de pruebas y en la omertá. Cuenta, desde su vida adulta, con al menos uno o más quiebres a la ley por día, una o más intimidaciones, uno o más crímenes, uno o más negociados. Su extraordinaria capacidad, su desencajada ambición y su padeciente carencia psicopática de escrúpulos lo han llevado a convertirse en un aliado incondicional del poder real, del cual él también forma parte. Todo lo turbio, criminal e impuro que imaginar se pueda ha pasado por la decisión del Hombre de Clarín: desde alianzas con el orden de facto hasta la diseminación masiva de mentiras dañosas; desde la comisión y ocultación de delitos hasta la compra y venta de impunidad; desde la digitación de jueces y fiscales hasta el arreglo negocial del desorden institucional argentino y latinoamericano; desde la generación de monopolios contra legem hasta la encomienda de tortura y el asesinato; desde la exhibición de paraísos hasta el amontonamiento clandestino de cadáveres. Rápidamente, desde su llegada, Magnetto generó el fortalecimiento financiero de Clarín. Comenzó, para ello, estableciendo líneas de acercamiento con una clase media respecto de la cual había advertido su estado de molicie intelectual. Muy pronto, bajo su gestión, Clarín abandonó el estilo solemne y culturoso de La Nación –que marcaba desde hacía un siglo la marcha discursiva del periodismo local- y se afanó en establecer un vínculo de conexión con las imperfecciones de aquellos sectores medios, asalariados o pequeños cuentapropistas que reconocían ya una tercera o cuarta generación de inmigración semialfabetizada. El periódico, a partir de su llegada, se inclinó a reflejar las necesidades de comprensión de una enorme caterva que, incluso habiendo abrevado con mayor o menor frecuencia y dedicación en la universidad de masas, quería “leer fácil”. Siguiendo esta impronta, Clarín adoptó elementos que esas clases medias venían cultivando en homenaje a la desvirtud, como la tendencia a la simplificación perversa, la vulgarización de los argumentos de autoridad, la variedad inconexa, la interpretación vecinal de los acontecimientos políticos y la tendencia brutal a la conclusión fundada en la exclusión voluntaria del contexto o del conocimiento, entre muchos otros tópicos de degeneración. Confirió, además, una importancia desmedida a los deportes y en especial al fútbol, que años después se materializaría en la concreción del negociado de su transmisión. Magnetto inició así un exitosísimo proceso de pauperización intelectual, que reemplazó a los obstáculos institucionales en la admisión del mediopelo en estamentos educativos o de poder, y que generó una obturación de posibilidades de pensamiento que, con el correr de las décadas y el avance de la empresa sobre otros soportes de comunicación, logró condicionar culturalmente la vida y aun las estructuras psíquicas de la abrumadora mayoría de los integrantes de las clases medias y medias-bajas de todo el país. Los avisos clasificados de Clarín, por caso, resumieron durante décadas las apetencias y el afán por el mercadeo mediocrizante de todo un pastiche ecuménico que continuaba bajando de los barcos, y que era tomado por el enorme Magnetto a su favor, como se encauzaría la torpeza desordenada de una vacada por la manga del sacrificio. Las ediciones dominicales –en las que primaban la política sencilla, las propagandas de ofertas en supermercados, los pasatiempos de esfuerzo medio y las guías de cine y televisión- llegaron a superar el millón de ejemplares. Al menester de la expansión física de la empresa, era necesario el aseguramiento de la dotación permanente de papel. Así Magnetto, a poco de iniciarse la dictadura, acodó el periódico con los propósitos de la Junta Militar, que –también gracias a los manejos del diario- había sido bien recibida por aquellos sectores que constituían el horizonte de manipulación de Clarín. A cambio de apoyo periodístico, Magnetto pautó con los genocidas el reparto oligopólico de la única empresa productora de pulpa en el país. Para conseguir ese fin, su diario –en complicidad con La Nación y los medios televisivos- vinculó a la familia Graiver –accionista mayoritaria de PAPEL PRENSA S.A.- con la organización Montoneros. Varios de sus miembros fueron instados por las autoridades de facto a vender el paquete accionario; ante la negativa, todos ellos –y muchas otras personas del entorno, como Jacobo Timerman y Lidia Papaleo- fueron detenidos por el Estado terrorista, desaparecidos, torturados y algunos de ellos, asesinados o muertos por incapacidad de tolerar los padecimientos. En cautiverio, fueron obligados a firmar la venta de las acciones. En septiembre de 1978, las autoridades de Clarín –con la dupla Magnetto-Herrera de Noble en primer plano- y de La Nación –encabezados por miembros de la familia Mitre- inauguraron la nueva planta de Papel Prensa, con la presencia de personal militar y la participación del entonces presidente y autor de innumerables delitos de lesa humanidad Jorge Rafael Videla. Recuperada la democracia en 1983, Magnetto –por entonces, de 39 años- se propuso un largo derrotero: la primera etapa culminaría en 1999 con la formación del Grupo Clarín, uno de cuyos socios iniciales fue la firma inversionista multinacional Goldman Sachs, con sede en Nueva York e influencia central en la política económica mundial. No obstante que la ley impedía el otorgamiento de licencias de radiodifusión a quienes fueren propietarios o socios de otras empresas de comunicación, Magnetto centró sus energías en la expansión. Con este propósito, envió negociantes a la Casa Rosada; pero el presidente Raúl Alfonsín se negó a modificar la Ley de Radiodifusión vigente y a establecer excepciones. Como resultado, Clarín efectuó una nueva tarea de manipulación periodística tendiente a desacreditar la política y la figura del mandatario radical. Esta acción, coordinada con la de otros empresarios de medios, generó una vorágine de deshonra, calumnia y desconfianza tal que todo el arco empresarial y el mundo financiero terminaron por rebelarse al orden institucional. Alfonsín debió adelantar las elecciones de 1989 y entregar el poder al presidente electo varios meses antes de lo dispuesto por la Constitución Nacional. El mandatario entrante derogó la normativa que impedía a Magnetto hacerse del abanico comunicacional vernáculo y, ahora sí, el cartel empresario explotó. Artear S.A. ocupó el Canal 13 de televisión y se proyectó hacia la producción de contenidos para TV, cine, radio y teatro. Clarín obtuvo licencia para explotar Radio Mitre, emisora que velozmente destronó a Radio Rivadavia en la preferencia de los oyentes y se ubicó a enorme distancia de la segunda más oída. A través de la comercialización de la operadora de cable Multicanal, Clarín llegó con los años a ser dueño no sólo de Cablevisión –hasta el momento, la empresa con más abonados- sino, además, de decenas de transmisoras diseminadas por todo el país, frente a las cuales los pequeños y medianos emprendimientos no podían competir. A la vez, por intermedio de la empresa Prima S.A., pasó a ofrecer servicios de Internet y a competir fuertemente en ese ramo con las oligopólicas Telefónica de España y Telecom. En 1999, año en que finalmente se constituyó el Grupo Clarín –del que Héctor Magnetto es titular formal en casi un 30 %- el ya monstruo mediático fogoneó la candidatura de Fernando De la Rúa, presidente al que contribuyó dos años después a derrocar, principalmente por negarse a concederle licencias de explotación telefónica. La participación del Grupo en la plaza especulativa, a esa altura, tenía influencia central en la determinación de las decisiones financieras y enorme gravitación en el mercado de capitales. Magnetto había logrado, a comienzos del milenio, la debilitación de la política como instrumento de gobierno y su reemplazo por la intimidación empresarial. Mientras tanto, el discurso clarinesco continuaba la misión de chabacanización y vulgarización de una clase media cuya recuperación intelectual resultaba, incluso, clínicamente imposible. Habiendo estimulado la adopción de la superficialidad como una de las formas de la sabiduría y la postulación de la puesta en valor de un presente como verdadera y única filosofía de vida, durante los años posteriores a la debacle del 2001 procuró que esa misma clase media que había contribuido a deteriorar quedara totalmente neutralizada, a través de la generación de contenidos cada vez más coloquiales, insulsos, charlatanes y aun fácil y deliberadamente místicos o emotivos. El público, taladrado sin tregua desde el multifronte Grupo, quedó voluntaria e irremediablemente expuesto a su poder deformante, y hasta el presente es presa consensuada de su voracidad. Clarín propició en 2003 la postulación de Néstor Kirchner alentada por el presidente provisional Eduardo Duhalde, y concedió una pax de casi cuatro años, a la espera de la reconstitución del mercado, luego de la caída económica y política más profunda de la biografía nacional. Esta distensión cesó poco antes de finalizado el mandato. Las políticas nacionales y populares llevadas a cabo por el kirchnerismo se daban de bruces contra las aspiraciones abarcativas de Magnetto, quien ya era, además, vocero informal del Departamento de Estado norteamericano y miembro influyente o interlocutor atendible en todas las grandes asociaciones de medios de prensa del mundo. La política de los Kirchner se propuso desarmar el entramado empresarial de índole monopólica que había tejido el delfín de la señora de Noble, como parte de la revalorización de la política al fin de satisfacer necesidades colectivas, y de la diversificación del mercado en un ámbito de libre competencia. Este propósito derivó en el dictado de una Ley Nacional de Medios Audiovisuales que, entre otras cosas, obligaba a los “multimedios” a desprenderse de las acciones de empresas en aras de la pluralidad de voces y a de la apertura del mercado. Esto resultó intolerable para el magnate, quien, con el apoyo de la embajada de EE. UU. inició hacia el año 2012 una campaña de calumnias, falsedades, engaños, injurias y anulación de criterios enorme, contaminante, desvirtuosa y perjudicial para la cohesión social que hasta el momento no registraba antecedentes. Desde un lugar de precisa selección de contenidos y de comunicadores, Magnetto se propuso, con enorme suceso, erosionar la imagen pública de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de su entorno. Lo logró, a niveles que no sólo superaron las operaciones efectuadas durante los mandatos de Alfonsín y De la Rúa; sino que, además, generaron el fenómeno de sugestión colectiva más eficaz de la historia comunicacional argentina, y quizás uno de los más masivos e importantes del mundo. Sabedor de los defectos inmanentes de una clase media que por aquellos días había sido rescatada de la miseria gracias a las políticas kirchneristas y que gozaba de una salud económica de privilegio, Magnetto entendió que para el logro de sus fines debía exaltar el agobiante abanico de antivalores que conformaba la estructura de ese sector mayoritario, y que, en gran parte, él mismo había contribuido a florecer y desarrollar. Llevado por este objetivo, contrató a los mejores y más inescrupulosos comunicadores y redactores, recibió el asesoramiento y la participación de los más certeros especialistas en mercadotecnia, publicidad y aun en otras disciplinas como la sociología, la psiquiatría y la neurociencia; tomó principios que habían sido desarrollados durante los años 1920 y 1930 para instalar y naturalizar el nazismo, el fascismo, el falangismo y el stalinismo; recogió las experiencias estadísticas derivadas de la acción de propaganda implementada por la "Revolución Libertadora" que había derrocado a Juan Domingo Perón en 1995 y, finalmente, instruyó a sus ejecutores para derribar todo concepto incorporado al sentido común y aun toda lógica racional, debiendo utilizar para ello una batería de estimulaciones emocionales de reconocido resultado en experimentos sociales e incluso militares acaecidos en el pasado. Estos trabajos desembocaron en una rotunda victoria sobre las formas de pensar de un sector que, aunque moralmente degradado desde antaño, fue tan duramente sometido a deformaciones intelectivas y desarticulaciones psíquicas, pudo fácilmente domesticarse y aun hoy continúa siendo pasto para el rumio del poder real. En efecto: la excitación de la pobreza espiritual de los habitantes en general -y de las clases medias en particular- fueron tales que, sin ninguna prueba racional, más de la mitad de la población llegó a convencerse de que el progreso del país experimentado desde el año 2001 –en el que Argentina había llegado a estar entre los países más pobres del mundo- se había logrado a costa del robo “a todos nosotros” de cientos de miles de millones de dólares; de que la tendencia a la delincuencia tradicional era tal y el volumen de dinero del desfalco tan grande, que la presidenta había ordenado enterrarlo en la intemperie patagónica; de que la soberbia de Cristina Fernández llegaba al punto de que los empleados de la Casa Rosada tenían prohibido mirarla a los ojos; de que el Papa Francisco era comunista y que había sido nombrado gracias a las gestiones de un kirchnerismo internacional que operaba en Cuba, en El Vaticano, en Venezuela y en Irán; de que en las casas particulares de los Kirchner había bóvedas especialmente instaladas para también guardar parte del dinero robado, y tanto Néstor como Cristina gozaban mirando las pilas de billetes; de que Cristina Fernández sufría trastorno bipolar y también una deformación psíquica denominada “Síndrome de Hubris”, consistente en un apego mórbido por el poder; de que su hija de 12 años integraba con ella varias asociaciones ilícitas; de que su hijo adulto ejercía la vagancia jugando a la Play Station, mantenido por el Estado; de que Cristina Fernández había firmado un pacto con Irán para conferir impunidad a los terroristas que intervinieron en las voladuras de la AMIA y de la Embajada de Israel ocurridas veinte años antes; de que los satélites ARSAT I y ARSAT II habían sido enviados a la estratósfera no para cumplir funciones de comunicación, sino para esconder en su estructura parte del dinero robado (algunos, incluso, hasta se han convencido de que en los satélites hay cheques); de que compraba carteras y vestidos millonarios con dinero de los impuestos; de que flirteaba con Vladimir Putin con el fin de articular una alianza con Venezuela, Cuba y tal vez China para instaurar el socialismo o el comunismo en el país; de que los principios de solidaridad social de su gobierno eran en verdad excusas para que, con la plata de todos, se mantuvieran vagos que la votaban; de que le pagaba subsidios a las prostitutas de los obreros y a los presos; de que retribuía a “los negros” con choripanes para que concurrieran a apoyarla a Plaza de Mayo o donde fuere; de que cobraba coimas para conceder permisos de obra pública y por ello digitaba las licitaciones; de que era socia de un contratista venal llamado Lázaro Báez, primer eslabón de una cadena de delincuencial que finalizaba en dinero depositado en las Islas Seychelles, bautizada “La Ruta del Dinero K”; de que regalaba dinero del Estado a personas afines –como Milagro Sala- para que a su vez ellas también lo repartieran según códigos criminales; de que, igual que en Venezuela, en Argentina pronto faltaría el papel higiénico; de que al oponerse a las políticas norteamericanas había logrado su objetivo de “aislarnos del mundo” para perpetuarse en el poder; de que era “mala”; de que no permitía que hubiera vasos de plástico en la cadena Starbucks; de que sus políticas impedían la comercialización de tampones; de que había escondido dinero también en la tumba de su marido, incluso dentro mismo del sarcófago; de que mantenía a la gente en la pobreza para que la siguieran votando; de que entregaba subsidios sin control para la realización de cortometrajes intrascendentes a favoritos corruptos a quienes también cobraba una comisión; de que había llenado el CONICET de falsos científicos que se dedicaban, con plata de nuestro bolsillo, a estudiar la influencia de las revistas infantiles “Anteojito” y “Billiken”; de que había transformado las comisarías en “puertas giratorias” desde donde los criminales entraban y salían, porque esos delincuentes constituían su base electoral; de que el hecho de haber tenido un tumor maligno en el cerebro y no haber renunciado daba muestras de sus ambiciones mesiánicas; de que mató a Néstor Kirchner; de que obligó a pagar sueldos altos a los empleados para que los empresarios quebrasen; de que instauró más feriados no para procurar el bienestar general, sino para fomentar la vagancia; de que las demoras en los vuelos de Aerolíneas Argentinas tenían que ver no con el aumento desmedido de la demanda por el mejoramiento de las condiciones económicas, sino con la mala administración y el robo de repuestos de los aviones, de los cuales también cobraba coimas; de que era la culpable, junto con otros funcionarios, de una tragedia ferroviaria producida por haberse quedado dormido el conductor; de que permitía estudiar “con el dinero de todos” a bolivianos, peruanos, venezolanos y gente de otras nacionalidades como parte de un plan de invasión por parte de la izquierda internacional a costa del esfuerzo de los honestos; de que consumía comida “refinada” durante sus viajes al exterior; de que cada cuna del Plan Qunitas costaba entre veinte y cincuenta veces más de su valor real; de que cada computadora del Plan Conectar Igualdad se adquiría con sobreprecios obscenos y a la postre era vendida ilegalmente por los “negros de mierda”; de que el nivel de exceso que había generado en los “villeros” era tal que con la plata “de todos” éstos se compraban zapatillas y teléfonos celulares, pero seguían teniendo techo de chapa y paredes sin revocar; de que Cristina Fernández le había entregado las fronteras a China; de que impulsaba, organizaba y explotaba el narcotráfico internacional y muchos otros disparates. El pico más alto de esta andanada se dio cuando Clarín, La Nación y en general el arco mediático hegemónico culparon a la entonces presidenta de haber mandado asesinar al fiscal Alberto Nisman, por medio de un comando cubano-venezolano-kurdo e iraní especialmente entrenado. La clase media, por aquellos días –enero de 2015- estaba tan voluntaria y absolutamente obturada en su capacidad de inteligir que incorporó sin crítica alguna la idea. Magnetto se encargó de confirmar estas alucinaciones, ordenando organizar una marcha en la que participaron jueces, fiscales y personal del gremio de los trabajadores del Poder Judicial. Quienes impartían Justicia, televisados por las cámaras del Grupo, marcharon en reclamo de… que se impartiera Justicia. Ninguno de los sugestionados advirtió esta sinrazón. Mauricio Macri, finalmente, ganó las elecciones de 2015. La estrategia emocional le había ganado a la Batalla Cultural. Inmediatamente, el jefe del estudio de abogados que atiende los casos del Grupo Clarín fue designado Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el más alto tribunal del país. Otros jueces resultaron también contratados: entre ellos, Julián Ercolini, que lo sobreseyó en el año 2016 por la causa “Papel Prensa”. Decenas de tribunales consideraron como motivos suficientes para impulsar causas contra el kirchnerismo las “noticias” aparecidas en Clarín y las “investigaciones” venales llevadas a cabo por los periodistas pagados en los canales del Grupo. Tanto Clarín como La Nación ocultaron –y continúan haciéndolo- las acciones delictivas de Mauricio Macri en el manejo empresarial del Estado; en especial, ocultaron y desinformaron respecto de las implicancias del affaire “Panama Papers”, de los desmanejos económicos y financieros llevados a cabo por el Estado, de los abusos policiales que generaron un muerto cada 22 horas durante cuatro años, de las políticas de reducción de gastos en educación, ciencia y salud; de las concesiones de exploración y explotación petrolera a empresas británicas en la Cuenca Occidental Malvinas; de la instalación de bases norteamericanas en las fronteras de todo el país; de la toma indiscriminada de deuda; de la fuga de dinero estatal hacia arcas privadas en entidades del exterior y en paraísos fiscales; de la entrega de recursos soberanos y del vaciamiento de los bancos públicos. El Grupo Clarín, durante el macrismo, logró el control de la empresa Telecom a partir de su fusión con Cablevisión, empresa del grupo, con lo cual obtuvo el 33 % de su paquete accionario, operación que la Ley Federal de Medios prohibía. Por lo demás, el “multimedios” es dueño o controlante, hoy, de periódicos -Clarín, Los Andes (Mendoza), MDZ (Mendoza), La Voz del Interior (Córdoba) y 9 publicaciones nacionales pertenecientes a AGEA S.A.-; de la editora de manuales escolares Tinta Fresca S.A.; de una editora de diarios que opera en el Litoral (Voz Activa S.A.); de las productoras de contenidos audiovisuales Artear S.A. (dueña de Canal 13, Canal 13 Satelital, TN, Ciudad Magazine, Canal Metro, Canal Volver, Quiero Música en mi Idioma, Canal (á) y América Sports), además de Pol-ka S.A., Patagonik Film, Bariloche TV, Telecor S.A., Canal 10 de Río Negro, Canal 9 Televida de Mendoza, Canal 7 de Bahía Blanca, Canal Rural Satelital, Auto Sports S.A. (emisora de “Carburando”), TyC Sports, TyC Sports Internacional; de las empresas de contenidos digitales Clawi S.A., Interwa S.A., Tecnología Digital S.A. y CMD S.A.; Direct TV S.A. y Radio Mitre (que repite en Córdoba y Mendoza). Es dueña, también, de más de 200 (DOSCIENTAS) empresas de televisión por cable en todo el país, tres canales de televisión en Paraguay (Grupo “Tigo”) y cinco emisoras de FM en Tucumán, Bahía Blanca, Bariloche y Santa Fe; además del 50 % de Papel Prensa S.A. Durante el macrismo, obtuvo un permiso de explotación de transmisiones por “streaming”. Bajo su influencia, se encarceló a los dueños de C5N, el único canal generador de discurso opositor a las políticas neoliberales de la Administración Macri. Héctor Magnetto sobrevivió dos veces al cáncer *Galería y textos completos: https://prontuariodegabinete.blogspot.com/
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🚨🛑🚔🚓📢📣🔔🎤 🇵🇪 🥁 📰📽️ 📻 🗞️ 📺🗣️🎙️📸🎥🎬📹 🎞️ 🎬 🖥️ Distorsionador Monopolio de Prensa en Perú 🇵🇪 empieza a mostrar sus vicios: Disputa entre medios de comunicación social en Perú 🇵🇪 por la comezón del cuestionado y peligroso Monopolio de Prensa del Grupo El Comercio, y que afecta no solamente al mundo 🌏 periodístico, sino también en el político y social, por ejemplo, aquí, la Portada del martes 22 de octubre del Diario Exitosa: "Plata sucia en RPP" y se refiere al financiamiento ilegal de Odebrecht y OAS, y que empieza a descubrirse o destaparse, y lo denuncia el medio 📻 Radio Exitosa: 95.5 FM 📺 ExitosaTV: 6.1 señal digital abierta, y lo más ➕ curioso, el Grupo monopólico El Comercio también está implicado 🇵🇪🚨🚔🌏🖥️📽️📢🔔🎤🗣️🎙️🎥📹🎬📸🥁📰📻🗞️📺 #cienciapolíticajaimedelcastillojaramillo #políticainternacionaljaimedelcastillojaramillo #geopolíticainternacionaljaimedelcastillojaramillo #relacionesinternacionalesjaimedelcastillojaramillo #comentariospolíticosjaimedelcastillojaramillo #comunicadorsocialjaimedelcastillojaramillo #catedráticocienciapolíticajaimedelcastillojaramillo #abogadounmsmjaimedelcastillojaramillo #politólogojaimedelcastillojaramillo #abogadojaimedelcastillojaramillo #políticaPerúJaimedelcastillojaramillo #maestríacienciapolíticajaimedelcastillojaramillo #jaimedelcastillojaramillo #análisispolíticojaimedelcastillojaramillo #consultorpolíticojaimedelcastillojaramillo #comunicadorpolíticojaimedelcastillojaramillo #estrategapolíticojaimedelcastillojaramillo #marketingpolíticojaimedelcastillojaramillo #analistapolíticojaimedelcastillojaramillo #asesorpolíticojaimedelcastillojaramillo #conferencistajaimedelcastillojaramillo https://www.instagram.com/p/B363QJBgBNy/?igshid=zc75hngz2yhd
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Donar equilibrio, no manipulación
Banco de sangre de Sancti Spíritus vilipendiado por puro placer.
El día 30 de abril de 2017 una periodista publicó en el semanario Escambray de Sancti Spíritus, Cuba, un artículo intitulado “Donar sangre, no prejuicios” donde la autora se centra en un cartel que está puesto en el Banco de Sangre provincial, desde hace 17 años, y que ahora, por obra y gracia de la bibilicracia oportunista, sale a la luz bajo el sino más pedestre y ofensivo. Quien habla de justicia antisegregacionista, pues de eso se trata todo este artículo que pretende erigirse en defensor de los derechos de la comunidad LGBTI (Lesbianas, Gais, bisexuales, transexuales e intersexuales), comete el dislate que aparentemente no quiere refrendar, el de interpretar las cosas sin el más mínimo equilibrio y, peor aún, el de manipular y hasta mentir con tal de acentuar su despropósito, al que nadie le puso reparo, tal vez respaldados los elementos censores en el derecho legítimo de una periodista a decir su punto de vista sin reserva alguna; aunque este aparte no se lo creé nadie; sino más bien que pifiaron igual por falta de interés u otro motivos. ¿Cuáles son los desvaríos de la autora del desafortunado artículo? • Es manipulador el subtítulo de que haya una campaña instrumentada en el Banco de Sangre actualmente, lo que puede comprobarse muy fácilmente. Para que exista una campaña publicitaria es necesario una estrategia, concepción, acciones y operaciones estructuradas con el fin de generalizar una idea, a través de proclamas, anuncios y mensajes distintos pero interrelacionados, que deben aparecer en diferentes medios de comunicación durante un periodo determinado: nada de eso existe, a no ser que el subdirector esté blasfemando o sea un hablantín. Sí ha habido –con el cartel de marras- inercia operativa del día a día o dejadez en la actualización de los adornos o elementos publicitarios del lobby del local. El cartel es un quiste de 17 años, que se ha convertido en invisible, aunque anacrónico, para la mayoría de los trabajadores. Debe quitarse ya, no porque lo pida la susodicha periodista, sino porque a ciencia cierta, en la sociedad cubana actual es un absurdo total mantener algo que puede herir y malinterpretarse cuando, para bien del pueblo cubano todo, se han derrumbado públicamente las pérfidas barreras opresivas contra las personas que actuaban y pensaban diferentes al ente políticamente correcto y a lo que la propia cultura del poder discriminatorio había impuesto como “normal”, amén de que es algo inútil desde lo práctico.
• Es mentira, en esencia, que esa institución tenga como tal una postura errada con respecto a la diversidad de gustos, comportamientos e inclinaciones en la sexualidad humana: ¿por qué hablar en nombre de una institución a la que se llegó a tiro hecho y no precisamente, como se puede determinar a priori, con buena voluntad? ¿Por qué cuestionar a todo un colectivo, sin investigar mínimamente cómo piensan esas personas y cuáles son sus posiciones con respecto a la comunidad LGBTI? ¿Por qué mentir gratuitamente?
• Es el subdirector del centro quien afirma que la campaña se mantiene después de 17 años y dicho así, sin entrecomillado ninguno, parece más la opinión de un imbécil que, robando atribuciones de dirigente, habla en nombre de una institución, cuando debe estarlo haciendo únicamente en el suyo.
• Manipula la periodista cuando dice que “la pancarta delata que en ese colectivo se mantienen varios mitos y concepciones erróneas en pleno siglo XXI”, pues no le preguntó ella a ningún colectivo su pensar, ni tan siquiera a algunas de las personas que laboran allí. ¿Por qué generalizar a priori? ¿Por qué escribir en blanco y negro lo que es una mentira garrafal?
• Manipula cuando hace el paralelismo entre homosexualidad y promiscuidad, porque el desafortunado cartel no infiere una correlación entre estos dos conceptos; quedando bien claro que, entre todos ellos, se incluye además el de “practicar la promiscuidad sexual”, de manera exclusiva, por lo que tiene que asumirse que se refiere tanto a homosexuales, bisexuales o heterosexuales. ¿Por qué hacer esta simplificación burda? ¿A qué oscuros intereses quiere complacer con esa disquisición anómala? El punto de vista defendido por la periodista, es el mismo que asumen la mayoría las personas que laboran en esa institución, por lo que nada nuevo aporta, a no ser una alta cuota de manipulación gratuita y mucho desequilibrio argumental. ¿A quién refrenda de verdad? ¿Con quién quiere congratularse esta joven periodista? Junto con la sangre salvadora que se dona, hay que donar equilibrio en la información; en tanto que si bien ningún prejuicio debe sustentarse en la sociedad cubana actual; -ni con respecto a la comunidad LGBTI ni asociado a ninguna otra comunidad o intereses legítimos de otras minorías, con lo que concuerdan la mayoría de los trabajadores del Banco de Sangre- tampoco debe entronizarse la manipulación como forma de sustentar criterios periodísticos. Lo más pedestre del artículo, sin embargo, no lo es él mismo; sino las salvajadas que una persona dijo con respecto a lo supuestamente ocurrido en la página digital del propio semanario, con todo su derecho, por supuesto, pero evidentemente pergeñado por los propios vicios del artículo en cuestión y que, no le quepa duda alguna a nadie, va a rebotar en otras mentes y medios manipuladores a los que la verdad les importa un bledo, en tanto puedan difamar y atacar intereses opuestos. Es que todo lo que nace sin equilibrio y se sustenta en manipulaciones –así funciona hasta la ideología extremista- no puede si no generar más basa para nuevas barbaridades en la concepción de las ideas. Williamluncast 8 de abril de 2016 Nota: Ha sido imposible contestar en las páginas digitales de ese medio de prensa, porque no lo permiten. Es increíble el monopolio de la información que ejerce ese medio, pues no se puede contestar a lo que publican. La información tergiversada no ha sido contestada por medios oficiosos del ministerio de salud pública, quienes, como es costumbre, seguramente deben crear una comisión especial para hacer valer sus derechos. Eso puede demorar. Mientras no queda más alternativa que publicar nuestros puntos de vista y esperar que, en tanto cualquiera pueda ejercer su soberano derecho a la libertad de expresión y prensa, también se eviten las manipulaciones, mentiras o limitaciones a la información, que lo corroe todo.
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CARTA ABIERTA A LAS ESTRELLAS DEL PERIODISMO COLOMBIANO Y SUS GRANDES MEDIOS
Articulo tomado de La Oreja Roja.
Miércoles 24 de junio del 2020 - A estos periodistas solo les queda aferrarse de una cuerda de antivalores con la que intentan ahorcar a quienes desnudan la verdad oculta en sus fundillos.
“La principal función del periodismo es cuestionar a los poderosos” – Jorge Ramos
Columnista
Diego Luis Amaya Quiñones
Señoras y señores periodistas de Colombia: Luis Carlos Vélez, Victoria ‘Vicky’ Dávila, Néstor Morales, Darcy Quinn, Julio Sánchez Cristo, Felipe Zuleta, Darío Arizmendi, Salud Hernández, María Isabel Rueda, Yamid Amat, Gustavo Gómez, Hassan Nassar y todo el equipo periodístico que conforma las grandes casas informativas de la nación como RCN con la FM y su cadena básica, Caracol con Blu Radio y su cadena básica, La W Radio, El Tiempo, El Espectador, Revista Semana y demás.
Como ser humano consumidor no compulsivo de periodismo y, como colombiano indignado, más no resentido, he tomado la decisión de escribir estas letras dirigidas a ustedes, dignos representantes del tan altruista oficio del periodista, a través de este medio alternativo denominado La Oreja Roja, mi casa, y para el que acostumbro a escribir mis columnas porque nos une el interés de expresar de manera libre y pluralista lo que el consuetudinario vivir colombiano nos permite pensar y sentir sin caer en el banal ejercicio de la monetización de la opinión.
Colombia, aunque es claro que lo saben, pero lo obvian, es un Estado social de derecho, con una característica muy particular en nuestra democracia, y es que es PARTICIPATIVA, queriendo decir aquello, que, a diferencia de la vieja Constitución del 86, se les permite a los ciudadanos participar de manera activa y, no como inermes espectadores, de las decisiones y actos que son trascendentales para el desarrollo de la nación.
La nueva Constitución, la del 91, esa que tuvo su génesis en una revolución de “barbudos, mechudos y malolientes personajes” (algunos vestidos hoy de traje y de hilo, aromatizados con Chanel, y consumidores de whisky burgués, seducidos por el poder del dinero fácil y merecedores de elogios), finalmente permitió darle vigencia a derechos fundamentales contemplados en la carta de los Derechos Humanos que, en otros tiempos, y para nuestros riquísimos y clasistas gobernantes, fueron lo de menos; es la que sustenta en su artículo 20 lo siguiente: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social”. Derecho del que, sin duda alguna, ustedes también gozan.
La jurisprudencia y la doctrina enseñan que este artículo comprende además la responsabilidad de los medios masivos de comunicación, el derecho a la rectificación y la prohibición de censura.
La libertad de expresión es una condición necesaria para que el ser humano se desarrolle plenamente en sociedad, pues se entiende que es por el hombre porque se preocupa el derecho en Colombia, pero no es el hombre aislado sino el hombre en sociedad (art. 20 C.P.). Es así como el artículo 1 de la Constitución, reza que la República de Colombia se funda en el respeto a la dignidad humana, el trabajo, la solidaridad y la prevalencia del interés general. Por lo tanto, se busca con la libertad de expresión la realización del ser humano como individuo dentro de una sociedad.
Ahora bien, no solo se busca la realización del individuo con la libertad de expresión, también la realización del Estado social de derecho, democrático, participativo y pluralista. El artículo 20 continúa: El ser político se desarrolla en un Estado democrático, solo si puede expresarse libremente, difundir su pensamiento, recibir información veraz e imparcial y si es el caso fundar medios masivos de comunicación que no podrán por lo tanto ser monopolio exclusivo de nadie, ni aún del Estado. Por ello es muy importante entender que los derechos son universales y no se circunscriben al privilegio de unos pocos.
Con respecto a la responsabilidad social que se les impone a los medios de comunicación, es pertinente decir que esto responde a las condiciones de la sociedad actual. No en vano decía Napoleón que temía más a un periódico que a cien fusiles. Pues bien, hoy en día no se trata sólo de periódicos sino de verdaderos medios masivos de comunicación como la televisión y la Internet que llegan a casi todos los confines del planeta y que a nivel nacional se difunden tan ampliamente que pueden llegar a tener efectos positivos o negativos en forma muy amplia (art. 20).
Los países evolucionan y es responsabilidad de los asociados asumir los desafíos que imponen los cambios sociales, nosotros no nos podemos quedar por fuera de ese reto, al contrario, estamos obligados a asumirlo, no hacerlo nos ubica en el pódium de los Estados fallidos.
Pretender entonces abusar de la posición dominante desde el poder que les endilga el dinero de los medios a los que ustedes les pertenecen, y que por pertenencia están obligados a decir única y exclusivamente lo que los dueños de su dignidad quieren que digan, pues los lleva de manera inevitable a precipitarse en un abismo en el que para evitar la caída, solo les queda asirse de una cuerda de antivalores con la que intentan ahorcar a quienes desnudan la verdad oculta en sus fundillos y buscan hacernos creer que somos nosotros la antítesis de su pulcritud, como en ese juego de la psicología inversa en el que el maltratador de mujeres después de golpear a su mujer, la hace sentir culpable de la golpiza que le acaba de propinar.
No es gratuito leer las diatribas de Luis Carlos Vélez y Victoria Dávila contra quienes a diario a través de medios alternativos o las redes sociales nos pronunciamos en contra de lo que a ustedes con plumas, micrófonos y cámaras prestadas les toca defender, de ahí pues la importancia de desmarcarse de esa posición que los ubica en tiempo y espacio no como poder, ni mucho menos contrapoder y, si mucho, de verdaderos activistas y factores reales de poder, definidos por Ferdinand Lasalle “como fuerzas activas y eficaces, elementos dinámicos integrados en una esfera de posibilidades donde se mezclan partidos políticos con grupos de presión de distinta índole e influencia de lo económico, religioso, militar, y los medios de comunicación”.
Qué valioso sería tener de referentes no solo a Juan Gossaín, sino a otras figuras importantes como Dênis de Moraes, Ignacio Ramonet y Pascual Serrano, autores del libro Medios, poder y contrapoder.
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Derecho en Cuba: ¡cuántas barbaridades!
Tribunal cubano (foto: EFE)
LA HABANA, Cuba.- En medio del rebumbio que en estas semanas ha formado el régimen castrista con su propuesta de una “nueva” Constitución, estuve conversando con unos amigos abogados. Como la superley recoge distintas arbitrariedades de los comunistas —lo que incluye socialismo perpetuo, partido único y violación de derechos humanos—, hicimos un breve inventario de otras barbaridades que “esta gente” ha perpetrado en el terreno jurídico.
La lista es impresionante, y en un trabajo periodístico apenas podré señalar las más destacadas. Son tantas las torpezas y las consecuencias nocivas que uno no sabe si atribuirlo al malsano deseo de hacer daño, a una imprevisión y una impericia rayanas en el dolo eventual o a la simple estupidez humana. Lo más llamativo de todo es que, al frente de la orquesta, figuraba un graduado en leyes: el fundador de la dinastía castrista.
Lugar destacado en esa relación merecen —desde luego— los grandes errores conceptuales, como la desaparición de la independencia de los jueces y su subordinación al aparato de la “fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”. Y en tan gran medida, que el miembro de un Tribunal que firme hoy dos o tres sentencias absolutorias es cuestionado seriamente por los dirigentes del Partido Comunista.
Lo mismo puede decirse de la erradicación del libre ejercicio de la profesión legal y la estabulación de los abogados en el monopolio que integran los burocratizados bufetes colectivos. O de la Fiscalía, la cual se guía en su actuación por criterios políticos y no por los técnico-jurídicos, y que a menudo deja sin respuesta las quejas fundadas de los ciudadanos.
También cabe señalar el reemplazo del juez de instrucción —funcionario judicial de carrera— por un policía (aunque le hayan otorgado título de instructor). O los jueces legos. Aclaro aquí que no es que uno se oponga a que no profesionales del derecho impartan justicia. En otros países existen jurados, y funcionan bien.
El problema, en Cuba, radica en el carácter de figurones que tienen esos funcionarios improvisados. ¿Qué (aparte de poner la cara y firmar) podrá hacer un juez lego que participe —digamos— en la decisión de un recurso de casación en el que se han planteado puntos complejos del derecho, que ni siquiera todos los abogados dominan!
Pero junto a esas cuestiones generales que he señalado, existen situaciones más puntuales. A lo largo de esta pesadilla que en pocos meses deberá cumplir sesenta años, la actuación de los jerarcas comunistas en el campo del derecho merece que recordemos la clásica metáfora del elefante en una cristalería.
Aquí, como principio rector, resulta oportuno recordar la bárbara consigna “Abogados, ¿para qué?”, que enunció y repitió, muy orondo, el propio “Comandante en Jefe”. En su despiste, el encumbrado personaje parecía creer que una sociedad contemporánea puede regirse de modo análogo a como Gengis Khan dirigía su imperio.
El cáncer hizo metástasis, y el rechazo a los hombres y mujeres de mi profesión encontró calurosos seguidores entre otros miembros del gremio, deseosos de ganar méritos ante el mandamás. En su tiempo, un ministro de ¿Justicia? de infausta memoria, el doctor Alfredo Yabur, orientó a sus subordinados que, al fallar los pleitos sobre viviendas, rechazaran las demandas administrativas en cuya redacción se detectara la mano de un abogado.
Como es lógico, esto último no suele ser difícil. La misma formación del jurista lo habitúa a ordenar su pensamiento, a alegar sólo lo atinente al caso, y a hacerlo con la debida ilación. Esto, claro, facilita el trabajo de quien debe terciar en el diferendo. Lo único que consiguió Yabur con su torpe consigna fue que las reclamaciones sobre inmuebles —aun las redactadas por letrados— llegaran escritas a mano y con faltas de ortografía intencionales. En ellas —eso sí— menudeaban frases como “esta gloriosa Revolución más verde que nuestras palmas” y otras zarandajas por el estilo.
Otra idea peregrina que los comunistas aplicaron en el campo del derecho fue la desactivación de los registros de la propiedad. Para colmo, los dedos de una mano no alcanzan a contar los organismos que expidieron títulos sobre viviendas. Esto constituía una verdadera invitación a las falsedades documentales de todo tipo, cosa que, en efecto, sucedió. Ante la magnitud del desastre, los mismos castristas reactivaron esos registros en años recientes.
Esos problemas con las casas (al igual que los similares relativos a automóviles) se originaban en lo que, años más tarde, se calificó como “prohibiciones innecesarias”, las cuales fueron levantadas. Pero en su tiempo, esas interdicciones eran consideradas elementos imprescindibles del sistema: En un país socialista parecía inconcebible que las personas compraran o vendieran sus “propiedades”.
Otra locura: para casarse, dejó de ser necesaria una certificación de divorcio. A algún cretino se le ocurrió que ésa era una forma efectiva de luchar contra el burocratismo (algo muy en boga en aquellos tiempos). El documento se suplía con una simple declaración jurada.
¡Cuántas personas decentes no tuvieron que comparecer ante los tribunales acusados de bigamia! Al contraer matrimonio, de buena fe habían consignado, como fecha de su supuesto divorcio, la de su visita al bufete colectivo (cuando, como es lógico, ni siquiera había comenzado el proceso para disolver su anterior unión).
Un campo fértil para barrabasadas legales de todo género lo constituyó el Derecho Penal. Desde luego, aquí hay que mencionar normas francamente terroristas, como la fatídica Ley 988, que establecía una pena única para los “delitos contrarrevolucionarios” que enunciaba: la de muerte.
Pero a disposiciones trágicas como ésa hay que agregar otras que provocan risa, como el delito de “prestación deficiente de servicios”, incluido en su momento por los castristas en la legislación penal. A estos señores, que aspiran a resolver todos los problemas sociales metiendo presa a la gente, se les ocurrió que el método adecuado para evitar que —pongamos por caso— a un usuario le despacharan una pizza quemada, era que el afectado fuese ipso facto a formular la correspondiente denuncia…
El inventario podría alargarse, pero creo que basta con lo ya escrito. Por eso, a los que todavía se sorprenden por las arbitrariedades plasmadas en el “nuevo” Proyecto de Constitución, les comento que los comunistas tienen una larguísima experiencia en la perpetración de barbaridades legales.
Derecho en Cuba: ¡cuántas barbaridades!
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La verdadera lucha de clases – OBCD
La verdadera lucha de clases
El Estado necesita una clase dependiente y adoctrinada en el culto al poder coactivo; necesita un ejército de gente convencida de que todos los problemas tienen su origen en la “ausencia de Estado” y que, en consecuencia, la intervención estatal es la solución a todos los problemas. Sin el apoyo de esta “mayoría inmoral”, ningún gobierno podría tomar por la fuerza la riqueza de la población productiva para repartirla entre sus aliados.
“¿Adónde está el Estado?”, se preguntan los adictos al Leviatán ante la última cosa indignante que los medios masivos de comunicación han agitado ante ellos para inducir, cual acto reflejo, la demanda de más Estado. Poco importa que la causa de aquello sea la propia intervención estatal; un interminable desfile de desgracias humanas mantiene cautiva la atención del adoctrinado, hasta que un rapto de indignación lo lleva a exclamar, en la cumbre de su capacidad reflexiva: “¡Pero qué barbaridad!… siglo XXI y todavía pasan estas cosas…”. Irónicamente, solo el predominio de la mentalidad estatista garantizaría la persistencia de “estas cosas tan indignantes” a lo largo del siglo XXI y más allá.
Los integrantes de la clase productiva, en cambio, procuran aprovechar cualquier espacio de libertad económica para involucrarse en relaciones voluntarias y mutuamente beneficiosas que enriquecen naturalmente al conjunto de la sociedad; y al hacerlo tienden a ganar –y a reclamar– cada vez más independencia frente al Estado.
Esta diferencia fundamental es la que subyace a la verdadera lucha de clases, un conflicto que jamás verás reseñado en un programa estatal de estudios, a pesar de que ha estado librándose durante miles de años, a plena luz de cada día, entre dos partes con intereses evidentemente contrapuestos y fácilmente identificables: por un lado, el conjunto de los beneficiarios netos del botín “redistribuido”; por otro lado, el conjunto de los que a la fuerza se ven privados del fruto de su trabajo para mantener a los primeros. En otras palabras: parásitos versus huéspedes; privilegiados versus oprimidos.
Cuando la clase productiva se enriquece independientemente (y, a menudo, a pesar) del Estado, el Establishment –esto es, la alianza entre el poder político, corporativo, académico y periodístico– se percibe amenazado, entra en pánico y se apresura a recordarnos que lo necesitamos, que sin su ayuda, tutela y guía no tendríamos carreteras, ni salud, ni seguridad, ni educación, ni justicia, ni caridad –en fin, que no tendríamos una sociedad–. Las maneras en que lo hace se han repetido tantas veces a lo largo de la historia que ya no es gracioso:
Programas educativos obligatorios
Cuanto más precoz sea el adoctrinamiento, más difícil será luego romper el vínculo emocional del educando con el Estado.
Estatización
Aunque el Estado, por definición, no produce nada sino que se vale del uso de la fuerza para obtener y repartir discrecionalmente lo producido, una vez que se ha establecido como único proveedor de tal o cual bien o servicio es fácil presentarlo como indispensable ante una población sumida en el analfabetismo económico.
Inflación de la masa monetaria
La progresiva depreciación del dinero hace cada vez más difícil la acumulación de riqueza en manos de quienes no están políticamente conectados. Esta situación le devuelve protagonismo al Estado, que ahora puede lucirse otorgando “aumentos” de salarios (aumentos nominales, para compensar parcialmente la pérdida de poder adquisitivo que el mismo Estado ha provocado), prometiendo pensiones, y ofreciendo “créditos blandos” a quienes primero despojó de su capacidad de ahorro.
Regulación
¿Crees que puedes simplemente vender tus productos en el mercado? ¡No tan rápido!: primero tendrás que someterte a un número indeterminado y siempre creciente de reglas arbitrarias, absurdas, gravosas y permanentemente cambiantes, y al trato abusivo de funcionarios cuyo trabajo consiste en obstaculizar la creación de riqueza por fuera de los canales autorizados. ¿Ves que no era tan fácil? Ahora necesitas un “crédito blando” para poner en marcha tu negocio. Caso contrario, pasarás a ser sospechoso de “lavado de dinero” y tendrás que probar que el origen de los fondos está bendecido por las autoridades. Si todos estos trámites han extinguido tu espíritu emprendedor, no te preocupes: un psiquiatra se hará cargo de tu salud mental en un hospital público y “gratuito”. Y si el tratamiento farmacológico de tu depresión anímica fracasa, siempre puedes solicitar un subsidio por invalidez.
Endeudamiento
En nombre de las generaciones futuras, por supuesto, para no tener que aumentar los impuestos a la generación presente –lo que resultaría impopular–. El día en que llegue la cuenta, el gobierno actual ya no estará en el poder. ¡Asunto solucionado! ¿Y las generaciones futuras? No votan en las próximas elecciones, así que no tienen derecho a quejarse.
Integración forzosa de poblaciones con culturas incompatibles
Así se complica la convivencia, se aviva el resentimiento y se multiplican los conflictos, lo que incrementa la demanda de “seguridad” y de “servicios sociales” que el Estado proveerá, con todo gusto, gracias a su infinita capacidad de emitir dinero, imponer gravámenes (a quienes todavía se las ingenian para crear valor) y endeudarse (una vez más, a cuenta de generaciones futuras que no tienen voz ni voto).
Guerra
Es la manera en que un Estado en crisis de legitimidad consigue que la gente renuncie a bienes, comodidades y principios considerados intocables en tiempos de paz. El monopolio de la emisión de dinero fiat garantiza que el financiamiento de las hostilidades continúe incluso más allá del colapso total de la economía, hasta que el Estado haya logrado por fin deshacerse del exceso de población dependiente.
Y entonces el ciclo recomienza…
Solo la completa separación entre Moneda y Estado puede sacarnos de este siniestro patrón cíclico, y solo una moneda digital incorruptible puede impedir que Moneda y Estado vuelvan a juntarse.
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La formación del Partido Socialista en los Estados Unidos (I)
Buenos días desde Academia Cruellas. Hoy vamos a centrar nuestro comentario sobre la formación del Partido Socialista en los Estados Unidos. Antes de la Primera Guerra Mundial el socialismo norteamericano estaba muy disperso y era muy difuso, tanto en su implantación como en su orientación. Hasta 1916 la fuerza electoral estaba al oeste del Mississippi, en donde predominaban mineros, colonos y madereros. Y en 1917 Nueva York se convirtió en el centro neurálgico del socialismo norteamericano.
En sus comienzos la base estaba formada por pequeños granjeros que vivían al oeste del Mississippi, y en la ciudades el partido reclutaba a sus militantes entre los obreros cualificados, los grupos de inmigrantes y los intelectuales. El socialismo ejerció un gran poder de atracción entre los escritores (Jack London,…) intelectuales y periodistas. Este fue el momento en que se desarrollaba el movimiento de los muckrakers, quienes en la prensa denunciaban la corrupción de la vida política y la unión entre los medios financieros y políticos. Fueron muchos los periodistas que llegaron al socialismo por la vía del contacto directo con la realidad y el análisis periodístico de los hechos (Charles Russell, A.M. Simons,…).
Lo que caracterizó al Partido Socialista norteamericano fue su diversidad interna, sus estructuras laxas, democráticas y abiertas. Existían diferentes facciones, pero la coexistencia de múltiples tendencias parecía como algo necesario para el desarrollo de un partido de masas. Había discrepancias en cuanto a la táctica: algunos creían en la eficacia de una coalición de obreros, granjeros y otros grupos radicales de clase media, mientras otros rechazaban estas alianzas. Después de la guerra, seguían las discrepancias en problemas como el racismo y la cuestión femenina.
Sólo la aceptación de algunos principios básicos (reconocimiento de la división de la sociedad norteamericana en clases antagónicas y de la existencia de lucha de clases, así como del monopolio de la clase dominante sobre el Estado y sus diferentes aparatos, y la necesidad de la formación de una conciencia de clase obrera para llevar a cabo cambios profundos) y la perspectiva de derrocar el orden capitalista daban cohesión a este partido ten heterogéneo.
A la derecha del partido estaba Victor Berger, maestro, impresor, periodista y político profesional de origen alemán. Fue sin duda el socialista norteamericano que mejor acertó en construir una organización política estable basada en los sindicatos.
El lider de la tendencia centrista fue Morris Hillquit, representante de la tradición marxista ortodoxa. Era un inmigrante ruso nacido en Riga y criado en el barrio judio de Nueva York.
Eugene Debs representaba la izquierda del movimiento en las cuestiones más específicamente norteamericanas del mismo. Organizador del American Raiway Union. Debs no dejó de luchar toda su vida contra el sistema capitalista porque según sus propias palabras, “es nocivo; por su propia naturaleza es fundamentalmente injusto, inhumano, sin futuro y no puede durar”. Debs encarnaba la unión de las fuerzas radicales (populistas, socialistas utópicos y marxistas, cristianos progresistas y militantes sindicales) que se fusionaron para formar el Socialist Party of America.
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Del tablero al Senado: 'Mr. Monopoly' se deja ver con los grandes de la banca de EE.UU. (VIDEO)
Nuevo artículo publicado en https://www.prozesa.com/2017/10/05/del-tablero-al-senado-mr-monopoly-se-deja-ver-con-los-grandes-de-la-banca-de-ee-uu-video/
Del tablero al Senado: 'Mr. Monopoly' se deja ver con los grandes de la banca de EE.UU. (VIDEO)
Con monóculo, bigote y sombrero, a la manera del personaje del famoso juego de mesa, una activista social flanqueó al exjefe de Equifax en una sesión del Comité Bancario del Senado estadounidense.
El exjefe de la empresa norteamericana de información crediticia Equifax, Richard Smith, se hizo presente este miércoles en la sesión del Comité Bancario del Senado de EE.UU. dedicada al ataque cibernético que recientemente sufrió la compañía. Pero Smith no fue el personaje que más atrajo la atención de los presentes, sino alguien sentado detrás de él. De hecho, en una gran variedad de fotos y videos periodísticos grabados durante la sesión, los focos se centran en una persona disfrazada de Rich Uncle Pennybags, también conocido como Mr. Monopoly por ser el logotipo de ese famoso juego de mesa. En los videos se aprecia también la confusión manifiesta en la cara de Smith al ver al personaje, que llevaba su bigote, monóculo y sombrero característicos. https://youtu.be/aLH3AD-yzME La persona disfrazada de Mr. Monopoly se identificó luego como Amanda Werner, miembro de la asociación sin fines de lucro Public Citizen, que se opone al "poder corporativo". La organización explica en su sitio web que de esta manera intentó llamar la atención de los estadounidenses sobre el "arbitraje forzado" que varias instituciones financieras "usan para evitar su responsabilidad por engañar y defraudar a los consumidores". Su presidente, Robert Weissman, se refirió directamente a empresas como Equifax y Wells Cargo, y afirmó que el arbitraje forzado les da "un monopolio sobre nuestro sistema de justicia para bloquear el acceso de los consumidores a los tribunales". La propia Werner tuiteó una imagen suya en la que luce el atuendo de Mr. Monopoly. https://twitter.com/wamandajd/status/915589509651292166
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Yoe Suárez: «Cuando ser honesto cuesta tanto»
Yoe Suárez: «Cuando ser honesto cuesta tanto» Entrevista al joven periodista y escritor Yoe Suárez Milho Montenegro, La Habana | 09/06/2017 5:15 pm Yoe Suárez (La Habana, 1990) es uno de los jóvenes periodistas más destacados de nuestro país. Ha recibido importantísimos reconocimientos por su trabajo, los cuales acreditan la profundidad de su perspectiva creadora e investigativa. Cuenta con varios libros publicados por editoriales cubanas y foráneas, y en ellos se puede advertir una escritura de esencia filosa, aguda, que apuesta por la autenticidad del oficio periodístico. Él afirma que la prensa cubana es evasiva, no cuenta con espacios que le permita abordar —crítica e investigativamente— asuntos de orden social, económico, y menos político o de la historia reciente. Esta es, desde su criterio, una de las causas por la que la mayoría de los jóvenes colegas migran hacia medios nuevos, con políticas editoriales dispuestas a contar un país más diverso y plural. Cuando ser honesto cuesta tanto y duele —confiesa—, no todos dan el paso al frente, pero sabes que algo estás haciendo bien. Así se expresa este periodista que, con actitud sagaz, sabe de su oficio y avanza llevando a cuestas las consecuencias de realizarlo con pasión y franqueza. La Editorial española Guantanamera recién ofreció al público tu libro de crónicas La Otra isla, el cual resultó, además, Finalista de la Beca "Michael Jacobs 2016" de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano… El libro (como casi todos los libros) es el resultado de un momento de mi vida. Un período en que como ningún otro disfruté del excursionismo, que es disfrutar también de una Cuba silvestre, linda, sin dientes, de muchas descargas eléctricas y caminatas limpia-pulmones por sitios exóticos e increíbles de esta geografía. Por otro lado, no sé bien de dónde me llega el interés por la crónica de viajes. Simplemente ha estado ahí. Quizá porque reúne la posibilidad de tratar temas medioambientales (que igualmente me interesan aunque no lo he hecho mucho) y hacer del periodismo una aventura en verdad. Quizá mi madre, llevándome de ciudad en ciudad desde la infancia, encendió las ganas de carretera. Mis cuentos para dormir eran leyendas taínas; las vacaciones se diluían en el ruido de alguna guagua yendo a un criadero de cocodrilos o a un fuerte español. Crecido me interesé por lo que mi madre no contaba: otra isla a la que no llegaban carreteras ni fotos de turistas. Un país donde el agua es un dios, hay pueblos fantasmas y los cuentos de camino parecen realidad. En ese empeño, la crónica viene a la perfección. Fue una sorpresa que mi libro quedara entre los tres finalistas de un concurso como la Beca Michael Jacobs. Fue un espaldarazo también para sucitar el interés de las editoriales y los lectores. En la recién concluida Feria de Libro de La Habana, Lantia Publishing Group tuvo un stand por primera vez. Trajo varios títulos de la Editorial Guantanamera, La otra isla entre ellos. Para mi temor, los precios eran bastante caros, estaban fuera de la realidad cubana, creí que aquello iba a terminar siendo un museo de cera. Para mi sorpresa, el libro fue uno de los cuatro que se agotó antes que terminara la Feria. En una entrevista anterior, acerca de tu cuaderno Los hijos del diluvio (Ediciones Áncoras, 2016), expresaste que es un libro de entrevistas con autores de la llamada Generación del 50. ¿Por qué ofrecer un acercamiento a estas figuras de nuestra cultura, y no a otras más jóvenes que, por ende, podrían estar más cercanas en cuanto a cuestiones generacionales y temáticas? Me gustaba la idea de la confrontación, ni siquiera generacional, sino del ser humano consigo mismo. Son personas que rebasan los 80 años, que formaron parte de esa masa gigante que armó/sufrió/amó la Revolución, y —mejor o peor— el país que hoy tenemos. De modo que escucharlos a ellos era también un modo de oír a lo más lúcido de un pueblo que, a casi 60 años de 1959, repasa su historia con ternura/dureza/equilibrio. Me preguntas por la juventud, y creo que es importantísimo revisitar a los jóvenes que vivieron un diluvio como el del 59, quizá porque ahora y, en sentidos distintos, aunque no menos definitorios, los jóvenes de hoy vivimos eventos como aquel. Nunca se sabe bien cómo hacer una Revolución, entonces al menos hay que saber cuándo hacerla. Este es un momento excepcional, donde hay que desbancar el dogmatismo que condenó a Arrufat al sótano de una biblioteca; el radicalismo que amenazó con bombas las presentaciones de Graziella Pogolotti; las barreras ideológicas que prohíben como autores a Rafael Alcides y a Manuel Díaz Martínez. Es un tiempo excepcional —repito—, porque Cuba se mueve como hacía tiempo no; y, por otro lado, fuerzas neoradicales y distanciadoras toman mayor fuerza. ¿Existen espacios suficientes que permitan la proyección de trabajos como los tuyos por parte de periodistas más jóvenes en Cuba? Muy a pesar —y con el respeto— de lo que digan eventos como el Encuentro de Jóvenes Periodistas, en Cuba no hay espacio para una prensa que aborde crítica e investigativamente asuntos de orden social, económico, y menos político o de la historia reciente. De ahí que la mayoría de los jóvenes más atrevidos y talentosos de mi generación migren hacia medios nuevos con políticas editoriales dispuestas a contar un país más diverso, plural, que es lo mismo que decir real. Me preguntabas si hay espacios suficientes. Los hay. Lo que ocurre es que no están bajo la égida del Estado. El Estado sabe que son medios competitivos y donde está lo mejor de una hornada. Basta ver la arremetida contra determinados medios periodísticos a mitad de camino entre la extrema derecha y la extrema izquierda, que tratan de contar ese otro país que no está en los titulares de nuestro pequeño mainstream. Si hacer un periodismo más audaz fuera posible, entonces las páginas de un diario no aclamarían las misérrimas ofertas de Etecsa, sino que la llamarían por lo que es: un monopolio con precios usureros y servicios poco fiables. O, por otro lado, la red de comercio interior en divisas sería juzgada según leyes de comercio justo que Venezuela esgrimió hace unos años criticando precios impuestos por especuladores. La prensa cubana es evasiva, básicamente, porque es parte esencial de un mecanismo que confía en la evasión de grandes problemas nacionales para su supervivencia. Esto, que se habla entre colegas a diario y se expresa en congresos de la Unión de Periodistas, es verdaderamente revolucionario; sin embargo, se criminaliza si alguien lo dice en un espacio como la entrevista que me estás haciendo. Has obtenido importantes reconocimientos como autor de no-ficción; entre ellos el Premio Nacional de Periodismo Cultural Rubén Martínez Villena 2013, y recientemente una Mención en el Premio Casa de las Américas. Desde tu posición, ¿qué opinión tienes acerca del trabajo periodístico que vienen realizando los más jóvenes en nuestro país? Hoy en Cuba, me atrevería a decir, la no ficción (la crónica, el testimonio, la biografía) son lo que el cine en los 60 y la novela en los 90: el espejo mejor en que se mira el país. Dentro de los medios oficiales yo destacaría a El Caimán Barbudo, que está tratando de reimpulsar el periodismo narrativo. Por otro lado, recomendaría las páginas de El Estornudo. Y si me pides nombres pudiera darte veinte, pero te dejo con tres (que es un número casi mágico): Lianet Fleites, Carlos Manuel Álvarez y otro Carlos, Meli��n. Lo de narrar a este país cambiante no es solo para mi generación un disfrute, una maldición o como quiera verse; yo lo percibo con ojos de futuro: una responsabilidad. No quiero agachar la cabeza ante mis hijos, sino que se sientan orgullosos de que hice lo que debía hacer. No soy agrónomo ni militar; soy periodista. Hago las cosas lo mejor que puedo; y siento que varios muchachos del gremio sienten como yo. Claro, las cosas no son fáciles, hay mucha oposición por parte de un sistema desacostumbrado del diálogo, de la otredad de su propio país, donde existen opiniones tan diversas de cómo pintar el futuro. Un país habituado a premiar a los bienportados, a los que asienten y niegan cuando se manda hacerlo, a los que cuidan un auto, una recarga mensual en el celular, una casita en La Habana, con tal de decir lo que se quiere oír. Cuando ser honesto cuesta tanto no todos dan el paso. Cuando ser honesto cuesta tanto, y duele, entonces sabes que algo estás haciendo bien. Eres graduado de Periodismo, ejerces también como realizador y poeta, ¿cómo enfrentas el proceso de producción, sobre todo cuando te desenvuelves entre diferentes vertientes creativas? El tema es que cada una de esas maneras de contar satisface determinadas inquietudes. Hay cosas que puedo narrar mejor desde un poema (me siento muy cerca de la llamada poesía coloquial), que desde el cine; o desde el cine que desde el periodismo. Es sabido que mantienes el blog Tenia q decirlo (http://ift.tt/2raaWS7). ¿Qué papel juegan en estos tiempos las redes sociales y los medios de las llamadas TICS para un creador joven o ya establecido? Son invaluables como espacio de socialización y de conexión entre autores. Claro, que también está la parte lúdica de las redes sociales, por ejemplo, pero cada quien la asume de distintas maneras en dependencia de sus intereses personales. ¿A cuál figura de nuestra cultura lamentas no haber podido entrevistar? Aún estoy a tiempo, creo, aunque un ejército de secretarias intermedias lo aleja de mí y repele exitosa y burocráticamente cada intento por acercarme: Roberto Fernández Retamar. ¿Qué posición te genera más placer: entrevistador o entrevistado? Entrevistador, siempre. ¿Qué espera Yoe Suárez de su trabajo periodístico? El gran sueño de todo autor: que lo lean de la primera palabra, hasta el punto final. Source: Yoe Suárez: «Cuando ser honesto cuesta tanto» - Artículos - Entrevistas - Cuba Encuentro - http://ift.tt/2rUQpOw via Blogger http://ift.tt/2r9YTnG
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Una vez publicada la “nueva” Constitución castrista…
LA HABANA, Cuba.- La semana pasada, los cubanos de a pie por fin tuvimos la posibilidad de acceder al texto de la “nueva” Constitución. Éste fue publicado en un tabloide barato distribuido con amplitud. Según la Introducción que figura al inicio de esa publicación, la “profunda labor” que desembocó en esta superley fue “iniciada en el año 2013”. O sea: hace la friolera de cinco años. Desde entonces hasta hoy, nada concreto habíamos sabido los súbditos de los castristas.
Una evaluación general del texto no es algo fácil de enmarcar en los límites de un artículo periodístico. No obstante, sí resulta posible resaltar las características fundamentales de la carta magna que ahora se propone.
Ante todo, me parece justo y oportuno señalar que, desde el punto de vista técnico-jurídico, esta nueva Constitución está, sin dudas, mejor concebida y redactada que la inicial de 1975, con las modificaciones que se le introdujeron en tres ocasiones distintas. Resulta sorprendente que Raúl Castro, que no es jurista, haya superado en este sentido a su hermano mayor Fidel, que sí lo era.
Pero aunque la forma sea más correcta, las esencias de este texto y de los anteriores reflejan la coincidencia fundamental de propósitos que los ha informado a todos por igual. Descuella en ese sentido la ratificación del monopolio político otorgado al Partido Comunista. Como lo anunció repetidamente el mismo Raúl Castro, el precepto correspondiente continúa teniendo el mismo número 5 que su predecesor.
El nuevo texto también mantiene a ultranza el mismo sistema económico vigente: “Propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción”, “no […] concentración de la propiedad”, “la empresa estatal socialista” como “sujeto principal de la economía nacional”, la “planificación socialista” en calidad de “elemento esencial del sistema de dirección del desarrollo económico y social”. En una palabra, los mismos desatinos que han conducido a Cuba al desastre actual se mantienen a ultranza.
El Título IV, que es el que ahora recoge los “Derechos, Deberes y Garantías”, adquiere una redacción más sibilina. Desapareció el antiguo artículo 62, el saco que, al disponer que los ciudadanos no pueden ejercer las limitadas libertades que se les reconocen “contra la existencia y fines del Estado socialista, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo”, en realidad las reducía a cero.
Los nuevos constitucionalistas encabezados por Raúl Castro han encontrado novedosos circunloquios y eufemismos más atinados para alcanzar el mismo objetivo que desde siempre han perseguido los bolcheviques caribeños: el de reducir a la nada, en la práctica, los supuestos derechos y garantías que enuncian sus códigos.
Un ejemplo: Los “derechos de reunión, manifestación y asociación” ya no aparecen vinculados a las “organizaciones de masas y sociales” (que, como decía alias Lenin, son las “correas de transmisión” del Partido Comunista). Ahora se reconocen “siempre que se ejerzan con respeto al orden público y el acatamiento a las preceptivas establecidas en la ley”. Una generalidad más potable.
Otro cambio: El antiguo artículo 53 reconocía a los ciudadanos “libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista”. O traducido: puedes expresarte a favor del sistema establecido. Ahora el numeral 59 proclama de manera más simple: “El Estado reconoce, respeta y garantiza la libertad de pensamiento, conciencia y expresión”.
¿Existen fundamentos para pensar que cambios de redacción como los antes señalados convertirán a los cubanos de la Isla en ciudadanos libres? Parece evidente que el enunciado más flexible de algunos preceptos, por sí solo, no basta para que Cuba en verdad se transforme en un “Estado de Derecho”, como proclama el nuevo texto (aunque agregándole a esa frase el adjetivo “socialista”).
El problema es que, en un país que no es libre, nada puede serlo. De modo que lo único razonable es suponer que, al ser aplicadas por las politizadas autoridades y sus agentes, las garantías proclamadas, con todo y su nuevo enunciado, seguirán manteniendo el mismo cuadro de conculcación de derechos que ha constituido la regla.
En la nueva superley sigue rechazándose, como cuestión de conceptos, la partición de los poderes públicos. Se mantiene el sistema (de pura raigambre estalinista) de un solo poder, depositado en la llamada “Asamblea Nacional del Poder Popular”.
Con respecto a esta última, no se establece ninguna regla que permita barruntar la eliminación del sistema antidemocrático mediante el cual ella se constituye en la actualidad. Lo anterior comprende las tramposas “comisiones de candidaturas” y la viciosa práctica de postular a un solo candidato para cada curul.
Seguirá sucediendo —pues— lo mismo que con la carta magna vigente: esas disposiciones (que constituyen el quid de la ausencia de democracia que sufre Cuba) seguirán dependiendo de lo que establezca al respecto la Ley Electoral. La reforma de ésta también se anunció hace tiempo, lo que no se cumplió. Ahora, según la Transitoria Primera, deberá realizarse “antes del término de seis meses después de haber entrado en vigor la presente Constitución”.
A diferencia de la experiencia de los países del “socialismo del siglo XXI”, continúa sin establecerse la elección directa del Jefe del Estado. En la peor tradición estalinista, será la Asamblea Nacional la encargada de elegir al Presidente de la República, cargo que se restablece, al igual que los de Vicepresidente y Gobernador.
El texto supralegal nos retrotrae a los tiempos del dictador Gerardo Machado: incluye también una prórroga de poderes. Los actuales delegados municipales (que fueron electos por dos años y medio) ejercerán sus cargos durante cinco. En la nueva Constitución se contempla la realización de plebiscitos.
El artículo 43 proclama: “El Estado garantiza a todos sus ciudadanos la vida”. ¿Significará esto que la actual moratoria en la aplicación de la pena de muerte se ampliará y se hará definitiva? Ojalá. Pero es evidente que si eso es lo que se pretende (cosa que dudo) mejor habría sido recordar la luminosa frase de la carta magna democrática de 1940: “Se prohíbe la pena de muerte”.
En una palabra: la “nueva” Constitución cuyo texto hemos conocido por fin los cubanos, es harto contradictoria. Aunque varios de sus enunciados sean más asimilables, mantiene en lo esencial la misma vocación totalitaria de su predecesora. Como si lo anterior fuese poca cosa, sabemos que la disciplinada Asamblea Nacional tiene una portentosa vocación de unanimidad. Por ello será facilísimo alcanzar el porcentaje de dos tercios de sus miembros que se requiere para reformar la nueva carta magna. Y esto, de la noche a la mañana.
Por esas y otras razones, crece el número de los cubanos que, para cuando se celebre el referendo para aprobar o rechazar la nueva Constitución, anuncian que optarán por el NO.
Una vez publicada la “nueva” Constitución castrista…
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Denuncian el cierre de al menos siete medios en Venezuela durante 2018
(EFE)
VENEZUELA.- El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) venezolana denunció este jueves el cierre de al menos siete medios impresos en los últimos cuatro meses, lo cual, aseguró, es el resultado de la falta de garantías para el ejercicio periodístico en Venezuela.
“Venezuela aumenta su deuda frente a las garantías para el ejercicio de un derecho que ha sido reconocido como un Derecho Humano fundamental. En cuatro meses, al menos siete medios impresos de comunicación han dejado de circular, reduciendo aún más los ya escasos espacios para el debate y para la transmisión de información”, indicó.
A través de un comunicado, el principal sindicato de la prensa venezolana aseveró que la prensa escrita “ha sido objeto de una política oficial devastadora que ha forzado su cierre en varios estados del país”.
El SNTP ha documentado los cierres de los medios regionales El Oriental (15 de enero), La Verdad de Monagas (15 de enero), El Tiempo, en su edición para la zona centro (25 de enero), El Impulso (10 de febrero), La Región de Oriente (28 de febrero), La Prensa de Barinas (2 de marzo) y Versión Final (19 de marzo).
Según su histórico, estos se suman a los 40 que cerraron desde 2012 “por la negativa del Gobierno nacional de facilitar el acceso a los recursos y a la materia prima que permita mantener la producción”.
El gremio considera que imposibilitar el acceso de la prensa escrita a material como el papel, “es un mecanismo de censura indirecta”.
“La Administración de Nicolás Maduro ha generado un monopolio en la importación y distribución del papel prensa, entregándolo con un criterio de premio y castigo en función de la línea editorial y ocasionando que muchos hayan dejado de existir”, afirmó.
Asimismo denunció “la ausencia de justicia” por agresiones, robos, secuestros, y detenciones arbitrarias contra periodistas y trabajadores de la prensa, lo que “ha generado ya un permanente clima de hostilidad que afecta sensiblemente a este sector”.
El SNTP ha registrado 60 casos “de vulneración al ejercicio de la libertad de expresión”, bastante menos casos que en el mismo período de 2017, cuando hubo 176, aunque rescata que esta última cifra se registró en medio de las protestas antigubernamentales del año pasado en las que “la prensa fue brutalmente reprimida”.
Del total de casos documentados en 2018, 21 fueron detenciones ilegales, 42 de ellos “tienen como responsables o victimarios a los organismos de seguridad de Estado”.
“Casi todos los casos ocurren durante la cobertura de manifestaciones por la escasez de alimentos, el alza de los precios, la deficiencia en los servicios públicos y las precarias condiciones en el sector salud”, añadió.
Denuncian el cierre de al menos siete medios en Venezuela durante 2018
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IGLESIAS EVANGÉLICAS Y EL PODER CONSERVADOR EN LATINOAMÉRICA
Miércoles 27 de diciembre del 2017 - La participación pública de pastores y seguidores de iglesias evangélicas o neopentecostales en los procesos electorales viene creciendo y haciendo sinergia en la ofensiva conservadora vivida en la región. Se han vuelto una parte activa, con diversos niveles de protagonismo, de las facciones de derechas en sus respectivos países.
Participan en elecciones –con candidaturas propias o pautadas– utilizando su poder simbólico y retórico para vincular las creencias de la fe a la elección de ofertas políticas, canalizando la desesperanza social de la población/feligreses (en su mayoría pobre) y su enojo con los partidos políticos (que no les articulan, ni les dan respuestas) de tal manera que combinan el poder de convicción de la predestinación religiosa de la salvación pos-existencial al discurso político de un porvenir moralizador y bíblico como redención terrenal.
Según informes periodísticos, existen más de 19 mil iglesias neopentecostales en el continente, que organizan a más de cien millones de creyentes, es decir, una quinta parte de sus habitantes. Estas cifras indican un desplazamiento de la Iglesia Católica, con sus distintas congregaciones, como estructuras mediadoras del poder simbólico de la fe de los latinoamericanos. La estructura de la iglesia católica parece haber perdido el monopolio de la fe y poco a poco va dejando de ser el bastión de legitimación -de evasión o consulta- de las creencias y ofertas políticas para la mayor parte de la población.
Los neopentecostales, sin embargo, no son los primeros grupos religiosos en participar abiertamente en política. En la segunda mitad del siglo pasado –desde 1947– se organizaron partidos políticos afiliados a la doctrina europea de la democracia cristiana, con muy diversas posturas políticas nacionales, llegando a ganar la presidencia en algunos países (Chile, República Dominicana, Colombia, Venezuela, entre otros) y teniendo ministros, senadores y diputados en todo el continente [4]. Aunque se trata de un proyecto en decadencia que en la actualidad no moviliza la fuerza política lograda en el siglo XX, este precedente establece –con algunas diferencias– un antecedente del “fenómeno” evangélico o neopentecostal.
Los rasgos distintivos de la participación política de los neopentecostales, pastores y sus iglesias, se pueden sintetizar en cuatro:
Posturas ultra-conservadoras en relación con la familia y restrictivas de las libertades sociales.
Abiertos defensores del neoliberalismo y la sociedad de consumo.
Gran capacidad económica ligada al aporte-convicción de sus feligreses.
Despliegue mediático a partir de sus propias emisoras, canales de televisión y redes sociales.
Antes de analizar esos rasgos de participación, veamos el mapeo de los partidos políticos evangelistas, sus alianzas y el porcentaje de adhesión de feligreses:
Partidos políticos evangélicos-neopentecostales
I
Los pastores neopentecostales se caracterizan por su capacidad de oratoria y el carisma sobre las multitudes. Se basan en las enseñanzas de las iglesias pentecostales norteamericanas fundadas a comienzos del siglo XX, de las cuales toman su doctrina religiosa centrada en la difusión y estudio del evangelio, en búsqueda del “avivamiento y encuentro con el espíritu santo como experiencia vital del pentecostal. Eso hace que los feligreses tengan una identidad y fuerte adhesión a su Iglesia de base, más que a una estructura lejana como el Vaticano. Critican a la Iglesia católica por tener como referente al Papa (al que llaman un falso profeta) y recurren a la polémica luterana sobre la popularización masiva de la lectura y el estudio de la Biblia. Se puede decir que su desarrollo y expansión en Latinoamérica no es casual por la focalización en grupos indígenas y sectores excluidos, lo cual puede calificarse como una acción de inserción neocolonial.
En Brasil, donde reunen a cerca de 22 millones de militantes pentecostales, se han convertido en un partido político con influencia decisiva sobre los destinos de la nación. Antes del golpe parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff, Eduardo Cuhna lideró la bancada evangelista para impedir la concreción de normas a favor de derechos reproductivos de las mujeres y fue el líder del impeachment–juicio parlamentario- que terminó expulsando a la presidenta electa por voto popular.
Interpretan las escrituras bíblicas como argumentos políticos en contra de procesos políticos progresistas. En Colombia jugaron un papel central en contra de ratificar el Acuerdo de Paz de La Habana en el plebiscito en 2016. Se han aliado con el senador y ex presidente Álvaro Uribe, quien tiene en sus listas al Congreso a pastores de la Iglesia del Avivamiento, Ríos de Vida, la Adventista y otras [9]. Los más de 10 millones de feligreses de 266 iglesias neopentecostales fueron convocados a votar por el NO, en contra del Acuerdo de Paz, porque supuestamente atentaba contra el concepto de familia. Una interpretación hecha a conveniencia y contraria al enfoque de género incluido en el acuerdo como transversal, que se refiere a la inclusión de las mujeres en la construcción de la paz, bastante alejado a cualquier otra consideración de orden moral o de estructuración de la organización familiar (cualquiera que sea).
La agenda política de los grupos/partidos evangélicos en todo el continente parece ser similar al movimiento de “Tradición, Familia y Propiedad” surgido en los años 60 en el Cono Sur y vinculado a acciones a favor de las dictaduras. Otros pastores optan por posturas pragmáticas de derechas, como el actual alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, del Partido Republicano Brasileño y pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios, quien acompañó al PT siendo Lula presidente y él senador -aunque retornó a su causa en contra de Dilma Rousseff y en la actualidad está apoyando al gobierno de Temer y sosteniendo posiciones neoliberales en la gestión de la alcaldía carioca -.
También existen algunos grupos evangelistas que apoyan a gobiernos progresistas como en Nicaragua y en menor medida en El Salvador, manejando un discurso pragmático de funcionalidad con el gobierno o, como ocurrió en el proceso de formación y desarrollo de la democracia cristiana, sectores de la iglesia interpretan la función social de la iglesia de formas distintas a la neoliberal [13]. En general, por sus adhesiones o apoyos a partidos ultra conservadores como se observa en la Tabla 1, se puede afirmar que los evangelistas están más cerca del neoliberalismo que de la justicia social.
II
Sólo en Brasil, las autoridades fiscales reportan que las iglesias evangelistas movilizaron, en 2015, 25 mil millones de reales (7 mil millones de dólares), una astronómica cifra que le ha permitido un crecimiento exponencial a las iglesias, que manejan franquisias y sus propios templos en cualquier pueblo, ciudad o país del mundo. Las iglesias evengelicas o neopentecostales están expandiéndose de Brasil a todo el mundo, en especial a los países de Latinoamérica y África.
En Colombia tienen reportados activos por 5 mil millones de dólares. En los demás países no se conocen los montos que manejan los miles de pastores y sus iglesias, aunque se especula que es un “gran negocio de la fe”, una relación económica que no está regulada en algunos países, donde no pagan impuestos, ni los pastores están auditados por entidades del Estado que certifiquen ingresos y egresos, tipo de gastos y destinación de las ganancias. También cada feligres ayuda como predicador de la iglesia al desarrollar las campañas políticas, sin mediaciones clientelares y autofinanciados.
De acuerdo a lo reportado en Brasil y Colombia, los ingresos económicos de las iglesias evangelistas en los demás países de Latinoamérica son altos, y al no ser auditados pueden destinarse a apoyar partidos políticos, o las propias candidaturas de los pastores. Una ventaja singular en la política latinoamericana, donde las campañas electorales son cada vez más profesionales y más costosas. Podríamos estar ante un escándalo de la misma magnitud que el de Odebrecht.
III
Las iglesias evangelistas también tienen una enorme red de emisoras de radio y canales de televisión. Algunos pastores justifican estas inversiones porque es la manera de llegar al creciente número de feligreses, “ya no pueden atender a tantos de forma presencial”, lo cual acrecienta el poder simbólico a desplegar por dichas organizaciones basadas en la fe. Al tiempo que son la forma de exposición mediática/política que genera una ventaja sobre los demás candidatos.
En Brasil, estas iglesias están apoyadas por la cadena Rede Records, de propiedad del Pastor Eder Mecedo, un potentado y multimillonario evangelista quien dice haber vendido más de 10 millones de copias de 34 libros, escritos sobre distintas temáticas, ayudado por sus feligreses que están repartidos en 147 países del mundo en la Iglesia Universal del Reino de Dios [19], la misma del actual alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Cravella. Un sistema copiado por todas las iglesias evangélicas del continente y con una capacidad de generar mensajes culturales muy fuertes, construyendo no sólo una ética pentecostal económica y moral, sino una estética ligada a la fe, la política y la predicación del evangelio.
Estos rasgos distintivos de las iglesias evangélicas son tan sólo la puerta de entrada para conocer un fenómeno que congrega multitudes en búsqueda de redención moral y la refrendación del mito de la predestinación, que está haciendo tránsito de forma creciente a la política, buscando integrar en el Estado los preceptos y verdades bíblicas que se pensaban superadas por la conquista del laicismo estatal. Son actores políticos emergentes, con una fuerza de cohesión sobre sus feligreses/votantes, que logran desequilibrar elecciones y son apetecidos por todas las formaciones políticas que coinciden con sus postulados religiosos y conservadores.
Fuente:http://radiomacondo.fm/2017/11/12/iglesias-evangelicas-poder-conservador-latinoamerica/?platform=hootsuite
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La dictadura castrista jamás permitirá la reforma legal y el acceso libre a Internet a la ciudadanía y al periodismo no oficial
La dictadura castrista jamás permitirá la reforma legal y el acceso libre a Internet a la ciudadanía y al periodismo no oficial, editorial 477 18 Abril, 2017 6:29 pm por Primavera Digital en Cuba La Habana, Cuba, Redacción, (PD) Los dos grandes retos que se enfrentan en las calles con el dueño de Cuba son reformar el marco legal que impide el pleno respeto a la libertad de expresión y abaratar y liberar el acceso a Internet entre la población. Al acoso y la intimidación por parte de las autoridades se suman a las restricciones impuestas desde anticuadas y restrictivas disposiciones legales que conforman el entramado de control totalitario absoluto que frena e impide el avance y ejercicio de todas las libertades, con inclusión de la libertad de prensa. Los periodistas desde hace mucho y los blogueros más recientemente, han abierto a su cuenta y riesgo nuevos espacios para la libertad de expresión y el periodismo emprendedor. Lo han hecho afirmados en zonas muy peligrosas y restringidas por los estrechos, ambivalentes y restrictivos marcos jurídicos existentes. La aparente permisibilidad informativa independiente no es una señal de un cambio real en Cuba. Aún queda por hacer porque la amenaza de arrestos arbitrarios, posibilitados por ambiguas disposiciones legales y las siempre presentes limitaciones sobre el acceso a Internet frenan el avance de la libertad de prensa y del resto de los derechos y libertades conculcados. Existe el proyecto conocido como "Operación Verdad", que usa a jóvenes cíber-policías de la UCI de forma priorizada y a militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas. Ellos se encargan por mandato de la policía Seguridad del Estado (DSE) de supervisar las conversaciones en Internet en busca de señales de disidencia y responder con comentarios a periodistas independientes y blogueros críticos. Es de destacar que las normativas, desde la Constitución hasta el Código Penal, limitan la capacidad de los periodistas de informar de manera crítica e independiente, ya que la Constitución vigente prohíbe toda propiedad privada sobre medios de difusión que no sea la propiedad impuesta sobre todo, de la élite gobernante y su partido único. Así, esta estipula que los medios masivos son de esa ambigua propiedad social que no es otra cosa que propiedad del Estado, y el Estado son ellos o quienes ellos designen. El Código Penal aun contempla penas de hasta tres años de cárcel por calumniar, difamar o injuriar a los altos funcionarios públicos, y de hasta cuatro años de prisión por difundir noticias falsas que "pongan en peligro o que desacrediten el prestigio" del Estado. Debe tomarse en cuenta que continúa vigente la Ley de Dignidad Nacional de 1997 que prevé hasta diez años de prisión por colaborar con "medios del enemigo", o la Ley de Protección de la Independencia Nacional, que incluye penas de hasta ocho años por acumular, reproducir o distribuir materiales subversivos. Otro aspecto relevante es el escaso y mínimo acceso que se tiene en Cuba a Internet, lo que de hecho es el mayor obstáculo para que algún periodista se vuelva relevante dentro de Cuba. Pese a los avances logrados en los últimos años, la mayoría de los contenidos de los trabajos periodísticos independientes se consumen y se accede a los mismos, fuera de la isla. Aunque Cuba cuenta ya con la primera conexión de fibra óptica de alta velocidad, desde un cable submarino que conecta la isla con Venezuela desde 2013, y con el primer sistema nacional de correos electrónicos para teléfonos móviles, esto está bajo un severo, restrictivo y estricto control. Más allá de medidas anunciadas y adoptadas por ETECSA (el monopolio de las comunicaciones del estado) y las promesas de los mandamases verdeolivo de que para el año 2020 la mitad de la población tendrá acceso a la web, Cuba sigue con el índice de conectividad más bajo del hemisferio (hay menos de 200 puntos de acceso público a wifi en toda la isla). El régimen castrista alega que es resultado del embargo y de las limitaciones de una economía en vías de desarrollo, pero desde la apertura de las relaciones con Estados Unidos en 2014, no se han anunciado contratos importantes sobre acceso a Internet, salvo un centro patrocinado por Google que es más gesto simbólico que solución. Por todo ello, hasta que la presión internacional no les obligue a que se permitan medios y cooperativas de prensa privados, no se estimulará a la prensa estatal a funcionar de forma creíble e independiente y a informar de manera crítica. Solo esto acabará con las citaciones, las detenciones breves y el acoso a los periodistas independientes. Para ello, todos deberemos disponer del "…derecho a ser honrados, a pensar y hablar sin hipocresía". Digamos que a escribir e informar también, sin este derecho, no habrá avance ni cosa alguna de relevancia. [email protected]; Redacción Habana Source: La dictadura castrista jamás permitirá la reforma legal y el acceso libre a Internet a la ciudadanía y al periodismo no oficial, editorial 477 | Primavera Digital - http://ift.tt/2oM5Icr via Blogger http://ift.tt/2pCJACG
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El Estado es un aparato "abrumador" que amordaza a la prensa en Cuba, denuncia la SIP
El Estado es un aparato "abrumador" que amordaza a la prensa en Cuba, denuncia la SIP Un informe de la Sociedad Interamericana de Prensa critica que el gobierno cubano emplee a la Seguridad del Estado "en el hostigamiento" constante a los profesionales de los medios. El Estado cubano, "enemigo" de una prensa independiente, ejerce sobre ésta un aparato "legal abrumador" para "amordazar e impedir" su desarrollo con una represión preventiva a través de leyes de control económico y político. Así se desprende de un informe preliminar hecho público este sábado en Ciudad de Guatemala, en el marco de una reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en el que se critica que se emplee a la Seguridad del Estado "en el hostigamiento" de los profesionales de los medios a través de sustracción de recursos y "arrestos breves" que les impiden hacer su trabajo. Ante estas situaciones, los profesionales de la comunicación, que muchas veces no saben qué hacer para defenderse legalmente, se dan de bruces con el aparato judicial, controlado por el Ministerio del Interior cubano, que "solidifica el ambiente de impunidad". Entre los hechos más graves en este período, la SIP destaca en su informe: Cárcel para el periodista y activista camagüeyano Fernando Vázquez Guerra por un delito económico diseñado para él. Cárcel para el político Eduardo Cardet y el grafitero El Sexto (este ya liberado) por expresarse en público sobre la muerte de Fidel Castro. Amenaza de cárcel por otro delito económico prediseñado contra Karina Gálvez, del consejo de redacción de la revista Convivencia, cuya sede está amenazada de decomiso. Cadenas interminables de citaciones policiales o laborales, siempre promovidas por la Seguridad del Estado, para interrogatorios y amenazas contra la mayoría de los miembros del staff y colaboradores de las revistas Convivencia y La Hora de Cuba. Acusación penal por "propaganda enemiga" a Henry Constantín, vicepresidente regional de la Comisión de Libertad de Prensa e Información para Cuba, y amenazado con "15 o 20 años de prisión" si no deja de publicar ,y una acusación por "usurpación de capacidad legal" que le prohíbe salir del país. Código Penal, el más "agresivo" contra la prensa Las leyes cubanas contienen numerosos frenos a la libertad de prensa e información, pero el Código Penal, que data de 1987 -con ligeras modificaciones posteriores- es el más "agresivo" en este sentido, pues contiene 10 artículos que "amenazan el trabajo de la prensa". Entre ellos destaca el artículo 103, sobre "Propaganda Enemiga", lo que constituye "la amenaza más fuerte", y otros en los que se penaliza "la pertenencia formal a un equipo de trabajo, la búsqueda de información, la identificación como periodista en caso de no poseer título, y la publicación, impresión, distribución y comercialización del material periodístico". El informe tilda de "grave" el caso de los estudiantes de periodismo, a los que se les exige ser militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y a los que se les incentiva para realizar "operaciones de ciberacoso" contra cuentas de Facebook de periodistas independientes. Sobre acceso a la información, el Código Penal y otras disposiciones restringen la obtención y publicación de información por lo que "el secretismo es política de Estado", de manera que solo es posible hallar datos ya publicados por el propio Estado. Internet, un lujo controlado por el Estado La organización señala que internet y el servicio de telefonía celular, siguen siendo servicios muy caros, controlados por el monopolio estatal ETECSA y espiados por las autoridades. Ambos servicios, indica el informe "exigen al usuario suministrar previamente sus datos personales a ETECSA, que crea la cuenta de acceso". Cubanos se conectan a Internet a través de un punto Wi Fi, en La Habana. La SIP recuerda que "el contrato de internet y el de telefonía celular contienen advertencias al usuario de que perderá el servicio si viola "las normas de comportamiento ético que promueve el Estado cubano" o usa los servicios "contra la moral, el orden público, la seguridad del Estado", respectivamente". El informe subraya que en los últimos meses "ha aumentado el número de páginas webs informativas bloqueadas por las autoridades, como los portales diariodecuba.com, cubanet.org y cibercuba.com, sumados a lista que ya incluía a 14ymedio.com, martinoticias.com, cadal.org, entre otras". Los métodos usados para repimir a la prensa Las maneras de hostigamiento más frecuentes citadas en el informe de la SIP son las siguientes: - Encarcelamiento prolongado, acompañado de juicios prefabricados. - Detenciones por horas o pocos días, generalmente para impedir la cobertura de algún evento o hecho por parte del periodista arrestado. - Citaciones para interrogatorios y amenazas. - Provocaciones violentas, como la sufrida por el comunicador Lázaro Yuri Valle Roca. - Prohibiciones de salir de sus viviendas bajo amenaza de arresto. - Sustracciones, retenciones o decomisos de sus medios de trabajo, especialmente laptops y teléfonos celulares. - Revisiones e interrogatorios por funcionarios de Aduana, Inmigración y la Seguridad del Estado en los aeropuertos. - Allanamientos de viviendas. - Amenazas de diversa índole e intimidaciones a la familia. - Acusaciones penales. Puede leer aquí el informe preliminar completo: http://ift.tt/2ntIJz6 (Con información de la SIP y EFE) Source: El Estado es un aparato "abrumador" que amordaza a la prensa en Cuba, denuncia la SIP - http://ift.tt/2opKL7P via Blogger http://ift.tt/2ntTLUU
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El control de los medios, sostén del castrismo
El control de los medios, sostén del castrismo ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES | Los Ángeles | 2 de Abril de 2017 - 09:56 CEST. Los orígenes de lo que hoy se conoce como prensa y su papel de veedora de la realidad cotidiana son antiquísimos. Ya hace dos mil años, en la Roma imperial, las cartas de Plinio el Joven fueron un antecedente ancestral del periodismo, pues sirvieron como crónicas que permitieron conocer detalles de la vida romana, así como de la erupción del Vesubio que sepultó a Pompeya. Fue luego de que Gutenberg en el siglo XV revolucionara al mundo con la imprenta que la prensa escrita hizo propiamente su aparición, con las hojas volantes impresas que describían la vida urbana, rumores, curiosidades, y daban noticias. En América la primera hoja volante se vendió en la Nueva España en 1542, y relataba un terremoto ocurrido en Guatemala. En el siglo siguiente en Europa ya surgieron los periódicos impresos. Saltando en el tiempo y aterrizando hoy mismo en nuestra Isla, tenemos que los medios de comunicación, monopolizados por el Estado, nada tienen que ver con Plinio el Joven o Gutenberg. Los medios en Cuba no informan, desinforman deliberadamente para tener amarrado cortico al obediente hombre-masa que demanda todo sistema comunista, o fascista. El monopolio estatal de los medios de comunicación y la asfixia del periodismo alternativo independiente impiden que los cubanos conozcan su propio país, la mafia político-militar que lo dirige y las causas del cataclismo económico social sufrido. Es simple, la política del Estado no es de la incumbencia de los ciudadanos. Los dirigentes políticos no están al servicio del pueblo soberano, sino el soberano al servicio de un puñado de privilegiados. Esa "verdad absoluta" oficial (que Marx afirmaba que no existía) establecida por el monopolio mediático convirtió a los medios de la Isla en uno de los tres grandes pilares del castrismo, junto con los subsidios extranjeros y el colosal aparato de represión. Hubo quizás un cuarto sostén en los primeros años de la "revolución": el papel de Fidel Castro como gran manipulador, con su encendido verbo hipnotizador. ¿Se imagina alguien hoy que Raúl Castro, Juan Almeida, Ramiro Valdés o Machado Ventura, con sus pobres y aburridos discursos escritos por otros, habrían podido engañar a todo un pueblo, y al mundo, como lo hizo Fidel? Pero ese factor persuasivo fidelista desapareció hace mucho tiempo. Algunos también alegan que el embargo de EEUU, convoyado con la "amenaza" de una invasión norteamericana, pudo haber funcionado unos pocos años como factor movilizador. Pero igualmente hace décadas que los cubanos no se tragan semejante patraña. La "coletilla revolucionaria" Incumpliendo su promesa desde la Sierra Maestra de que al triunfo de la revolución se iba a restablecer la libertad de prensa y de opinión, Fidel lo que hizo fue instaurar un novedoso sistema de censura: la "coletilla revolucionaria". En diciembre de 1959 ordenó que al final de los artículos periodísticos que criticaran al Gobierno revolucionario publicados en los medios privados se pusiera una nota o "coletilla", que siempre terminaba diciendo que el artículo publicado o difundido por radio y TV "no se ajusta a la verdad". Poco después Castro estatizó todos los medios de comunicación, en un país que era por entonces el que tenía más periódicos, revistas y aparatos de TV per cápita en Latinoamérica, por encima de muchos países desarrollados. El Comandante pasó a ser el propietario de los medios, incluyendo la TV, de la cual hizo un uso político nunca antes visto. En televisión tomó graves decisiones políticas, como la destitución del presidente Manuel Urrutia, en julio de 1959. Desde entonces los medios estatales no se basan en el principio martiano de que la palabra es para decir verdad, sino en uno enunciado por el filósofo norteamericano William James: "Solo es verdad lo que me es útil". Para la prensa castrista lo que es mentira pero conveniente para la dictadura militar, es cierto. Y lo que es cierto, pero inconveniente, es falso. Y destaco aquí algo poco analizado por los académicos. Si bien Fidel Castro actuó como un marxista-leninista al tomar el poder violentamente (por las urnas jamás lo habría logrado), luego fue un fiel seguidor de Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista de Italia. Gramsci —más astuto y peligroso que Marx y Lenin— sostenía que para implantar el comunismo y sostenerlo no era necesario una revolución sangrienta como postulaba Marx, sino lograr el control de los medios de comunicación, las escuelas y universidades, y acabar con la influencia religiosa en la población. Eso fue lo que hizo el joven dictador. Entre 1960 y 1961 estatizó los medios, todo el sistema nacional de educación, y expulsó del país a los sacerdotes y las monjas. Entonces lanzó la mayor operación de lavado de cerebro realizada nunca en el Hemisferio Occidental. Desde diciembre de 1960 el dictador creó las Escuelas de Instrucción Revolucionaria (EIR), a las que paulatinamente fueron enviados unos 700.000 ciudadanos a recibir la ideología marxista-leninista. No hay sitio para el individuo La clave de todo aquí es que tanto en la teoría marxista como en la fascista no hay sitio para el individuo. Este es suplantado por la entelequia abstracta de "las masas" y "el pueblo". El partido único —comunista o fascista— se dedica al bombardeo político-ideológico constante con el propósito de alienar al individuo y convertirlo en un número estadístico que solo cuenta para formar una dócil masa humana. Como dice José Ortega y Gasset en La rebelión de las masas (1930), el "hombre-masa" es aquel "cuya vida carece de proyectos y va a la deriva… y por eso no construye nada". El hombre-masa pierde la capacidad para evaluar críticamente la realidad en que vive. Delega el ejercicio de pensar en sus líderes, "que sí saben lo que hay que hacer y decidir". El mariscal Hermann Goering, segundo hombre en la jerarquía nazi, en el juicio de Nuremberg, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, dijo que "Con voz o sin ella, al pueblo siempre se le puede llevar hasta el punto que sus dirigentes quieran. Eso es fácil". La historia revela que efectivamente es fácil. Un líder carismático, de verborrea grandilocuente, enervante y "convincente", es seguido por las mayorías aunque esté equivocado. En Cuba resultó clave el papel personal de Castro, un hábil orador de gran capacidad histriónica para dramatizar en sus discursos. Antes lo hicieron sus admirados Benito Mussolini y Adolf Hitler, algunos de cuyos discursos Fidel se sabía casi de memoria, según narrara José Ignacio Rasco, su colega en el Colegio de Belén y en la Universidad de La Habana. La lamentable historia de líderes populistas nacionalistas en América Latina, tipo Juan Domingo Perón o Hugo Chávez y tantos otros, es harto elocuente. Por eso el concepto del "hombre nuevo", primero el de Hitler —que fue robado al filósofo Nietzsche— y luego el del "Che" Guevara, a su vez sustraído a los nazis, es la pretensión de convertir a los ciudadanos en los animalitos ignorantes y obedientes de la granja de George Orwell. Sin embargo, para satisfacción de todos los cubanos, gracias a internet, la vertiginosa tecnología en las comunicaciones, y al coraje creciente de tantos cubanos en la Isla que ejercen la profesión periodística de manera independiente pese a la brutal represión de la dictadura, hoy los medios estatales del régimen tienen competencia. Hoy, gústele o no a la élite político-militar del régimen, a los medios en Cuba hay que subdividirlos en prensa oficial y prensa independiente. Enorme logro ese. Y es solo el comienzo. Más sobre el tema en otro artículo. Source: El control de los medios, sostén del castrismo | Diario de Cuba - http://ift.tt/2nYGOWY via Blogger http://ift.tt/2oNlTU0
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