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Llegan nuevos capítulos de Naruto Shippuden a Netflix: cuándo se estrenan
Los nuevos capitulos de Naruto se vienen esperando desde años, y la comunidad de Naruto está amas ansiosa en estos momentos tras revelarse que se aproximan los capítulos de naruto Shippuden en español latino, un gran rayo de esperanza para la fiel comunidad de naruto
A partir del 1 de octubre estarán disponible en la plataforma los episodios del 113 al 151, que pertenecen a los arcos de la “Invasión de Pain” y los “Diez Colas”, dos de los más importantes de la exitosa historia, que cumple 20 años desde su lanzamiento
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Llegan nuevos capítulos de Naruto Shippuden a Netflix: cuándo se estrenan
La plataforma de streaming reveló el arribo de nuevos episodios doblados al español latino.
2024-09-20 12:33:29
Naruto Shippuden
Llegó el momento. Después de una larga espera, los fanáticos de Naruto Shippuden podrán disfrutar de nuevos capítulos de la serie con doblaje a español latino. Así lo confirmó uno de los actores de voz, junto con Netflix.
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Llegan nuevos capítulos de Naruto Shippuden a Netflix: cuándo se estrenan
A partir del 1 de octubre estarán disponible en la plataforma los episodios del 113 al 151, que pertenecen a los arcos de la “Invasión de Pain” y los “Diez Colas”, dos de los más importantes de la exitosa historia, que cumple 20 años desde su lanzamiento.
“Llevan 9 años preguntándome lo mismo. ¿Cuándo habrá nuevos capítulos de Naruto Shippuden? Hoy les tengo una respuesta. El 1 de octubre estrenan nuevas temporadas. Estoy feliz”, indicó el actor de doblaje Lalo Garza.
Episodios del 113 al 121: La Caza de Itachi
113: “La Destrucción de la Bestia Maldita”
114: “Ojo de Serpiente”
115: “La Espada de Zabuza”
116: “La Técnica de la Víctima”
117: “Jugo del Norte”
118: “El Socio”
119: “La Historia de Kakashi: Un Niño en el Campo de Batalla - Parte 1″
120: “La Historia de Kakashi: Un Niño en el Campo de Batalla - Parte 2″
121: “La Reunión de los Tres”
Episodios del 122 al 126: El Enfrentamiento de los Uchiha
122: “Viaje Peligroso”
123: “Batalla Desenfrenada”
124: “Arte”
125: “El Heredero”
126: “La Decisión de Todos”
Episodios del 127 al 133: La Historia de Jiraiya el Galante
127: “Las Leyendas de los Sannin Legendarios: Jiraiya”
128: “Las Leyendas de los Sannin Legendarios: Tsunade”
129: “Infiltración: La Aldea Oculta de la Lluvia”
130: “El Código del Ninja”
131: “El Mentor y el Alumno”
132: “El Alma de los Sapos”
133: “La Historia de Jiraiya el Galante: El Gran Profeta”
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Honor of Kings cuenta con localización totalmente enfocada en Latinoamérica
Con las voces de Beto Castillo, Regina Tiscareño, Lalo Garza, Óscar Bonfiglio y muchos más actores el videojuego Honor of Kings (@HOKLATAM) cuenta con localización totalmente enfocada en Latinoamérica.
¡Nos complace anunciar que el lanzamiento mundial de Honor of Kings cuenta con una localización totalmente enfocada en Latinoamérica! Este ambicioso proyecto ha involucrado a más de 70 talentos de la región, entre los que destacan los actores de voz Beto Castillo (Mozi y director de doblaje), Regina Tiscareño (Ying), Lalo Garza (Luban N.º7) y Óscar Bonfiglio (Arthur). Esto asegura que cada…
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Los Vikings 5 - 20 Cumbias A Todo Ritmo. Año 1979. Edición Chilena. Cumbia. Marfil.
Compilatorio de exitos bailables de la banda.
Músicos Onofre «Chagua» Núñez - voz. Carlos «Mafafa» Gallardo - voz y animación. Guillermo «Willy» Montero Ireland - guitarra. Eduardo «Lalo» Macuada - guitarra. Juan Núñez - timbales. Mario García - bajo.
Producción EMI Odeon Chilena S.A.
Tracklist: A1 Candombe Para José A2 Se Murió El Enterrador A3 Los Zapatos De Manacho A4 Río Rebelde A5 Gavilán Tao Tao A6 Linda Provinciana A7 Enamorado De Mi Suegra A8 El Minero A9 Linda Colegiala A10 Si Vas Para Chile
B1 No Me Preguntes Cómo Es Mi Muchacha B2 Plena Española B3 De Coquimbo Soy B4 Cara Sucia B5 Moliendo Café B6 Candombe Para Miguela B7 La Saporrita B8 El Pescador B9 La Vaca Blanca B10 Ese Muerto No Lo Cargo Yo
#musiccollection#coleccióndemúsica#vinilos#viniloschile#viniloslp#sharemusic#compartirmúsica#lp#vinylrecords#cumbia#losvikings5
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la verdad esq le queria dar la voz de Lalo Garza a Valentine pero eso ya iba a ser muy cagado
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JEAN-MICHEL BERDNARD
HIS SONGS: PIANO TRIBUTE TO ELTON JOHN
El asombroso pianista y compositor de bandas sonoras Jean-Michel Bernard rinde su personal homenaje a la superestrella por excelencia del rock y el pop, Elton John. Disponible el 16 de junio.
Consíguelo AQUÍ
La interpretación de Jean Michel Bernard de 17 grandes éxitos atemporales coincide con la gira de despedida de Elton John, que actualmente visita Europa.
Jean Michel Bernard, admirado por músicos y compositores emblemáticos como Lalo Schifrin y Miles Davis y colaborador habitual de artistas legendarios como Ray Charles, ofrece magníficas y originales versiones para piano solo de maravillosas melodías, desde Rocket Man a Your Song, Tiny Dancer, Crocodile Rock y muchas más.
SOBRE JEAN-MICHEL BERNARD
Jean-Michel Bernard es un pianista singular que ha encontrado su lugar justo donde se cruzan los géneros. Jean-Michel Bernard, que recibió formación clásica en el Conservatorio de Burdeos y en la Escuela Normal de Música de Francia, pronto amplió su actividad al jazz, colaborando con Eddie Davis, Guy Laffite, Jimmy Woode, Dizzy Gillespie y Ray Brown. Conoció a Ray Charles (que le llamó "genio") en 2000, a quien acompañó en una gira mundial como parte de su cuarteto, al tiempo que asumía el papel de director de orquesta y arreglista. Pero es en la industria del cine y la televisión donde realmente encontró su lugar. En 40 años, Jean-Michel Bernard ha trabajado en más de 200 películas, series y documentales, y ha sido director musical de muchos programas populares de televisión y radio en Francia. Colaborador habitual del director Michel Gondry, ha trabajado con Martin Scorsese, Claude Chabrol, Francis Lai, Fanny Ardant, Philippe Sarde, Francis Veber y muchos otros. También se encargó de los arreglos musicales de Ennio Morricone y Lalo Schifrin, quien dijo en una ocasión que su "genialidad iba más allá de las palabras".
SOBRE EL ÁLBUM– Cita del artista:
“El mundo mágico de Elton John se me presentó en dos etapas distintas.
A mediados de los setenta vivía en Burdeos. Tenía catorce años, doce de los cuales ya los había pasado en el mundo de la música... Como estudiante del muy respetado colegio jesuita San José de Tivoli, recorría la ciudad entre la escuela y el conservatorio. Mi vida musical se centraba en las clases con mi profesora de piano clásico, la Srta. Fulchic, y en tocar música de jazz, que amaba por encima de todo.
Un día, mi amigo Bertie, que a menudo me invitaba a su hermosa casa de cristal con el sótano convertido en cuarto de juegos, me dijo: ‘Quiero que escuches el disco de un cantante que me gusta: ¡Elton John! El álbum se llamaba: Don't Shoot Me, I’m Only the Piano Player. Puso el vinilo en el tocadiscos y empezó a sonar la canción Crocodile Rock.
Y así fue, me cautivó este cantante-pianista que en aquel momento representaba una alternativa al jazz y a la música clásica en mi vida... Ya me encantaban los Beatles, Ray Charles, a quien acompañaría muchos años después, pero Elton era un piano infernal, melodías sublimes y una voz igual de asombrosa.
Tres años después, recibí una nueva descarga de Elton gracias a mi querido amigo Patrick, que me hizo escuchar Song for Guy. Aprendí la canción de oído y la toqué en la boda de su hermana en un órgano eléctrico Farfisa. Luego vinieron Honky Château, Daniel, Funeral for a Friend..., que tocaba para todos mis amigos de entonces, con cierto éxito, debo admitir...
Años más tarde, cuando llegué a París, me convertí en pianista de estudio y la gente me preguntaba a menudo: ‘¿Puedes tocar esto para nosotros al estilo de Elton...?’. Lo que Elton John tiene en común con Ray Charles es ser un pianista extraordinario con un sentido del ritmo propio del rhythm 'n' blues, y la forma en que utiliza el bajo, complementario a las armonías de la mano derecha. Ambos dejaron un poco en segundo plano su talento como pianistas, que fue suplantado por una voz sobresaliente. Sin embargo, su forma de tocar el piano era brillante, como la de Nat King Cole en su época.
Al final de su vida, Ray Charles grabó una canción muy emotiva con Elton John, para quien Ray debió de ser una especie de padre espiritual, como lo fue para mí. Quizá tengamos eso en común.
Me dijeron que un día debería hacer un disco dedicado a Elton John, pero a mi manera. En primer lugar, yo no canto y, por supuesto, estaba fuera de lugar tocar con un estilo similar al suyo, que es inimitable. Le debía un enfoque más personal...
Así que éstas serán "Sus Canciones", que incluso sin los textos de Bernie Taupin dan testimonio, tanto como me es posible, del poder y la belleza de sus melodías al piano solo, de mi apego a ellas y de toda mi gratitud hacia este inmenso artista.”
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PABLO EL ENTERRADOR
Ya me referí antes a la imposibilidad de abordar el fenómeno del surgimiento de este singular grupo sin ubicarlo en un contexto ―global y local― particularmente propicio para dicha gesta, un momento histórico en el que corrientes diversas, de influencia superlativa, se intersectaban e intercambiaban sus fluidos. El mundo era un caldero bulliente incubando nada menos que al ‘hombre nuevo’, una épica despuntando una nueva Era. No sé qué quedará hoy de todo eso, pero por entonces la cosa iba muy en serio, reinaba la utopía y nuestro compromiso era hasta las tripas.
Sin duda, ‘Pablo El Enterrador’ fue desde el inicio un grupo de culto, el plato fuerte de una tribu de especímenes inclasificables, número de fondo en esos recitales hechos a pulmón y acerca de los cuales yo tenía reservado un rol oficial, el de difusor y crítico. Los ‘Pablos’ originarios: Adolfo ‘Koky Antón’ Brandolini, Jorge ‘el Turco’ Antún, Juan Carlos ‘Winter’ Savia y Rubén ‘el Rengo’ Goldín, fueron a la sazón gurúes de un proyecto que devino excelso, audaz, sublime. Tuve la fortuna de ser contemporáneo de ellos, de conocerlos y frecuentarlos durante nuestra común temprana edad, a comienzos de los '70s. Salvo Lalo De los Santos, quien se sumó más tarde, pateaban todos el mismo (populoso) barrio Echesortu, el barrio de mi infancia, en Rosario. Con un dejo de nostalgia evoco hoy aquel entusiasmo de anfitriones, genuino, compartido, en ocasión de una visita nuestra ―junto al amigo Juan Manuel Andrada, en mi primer Fiat 600― a una aislada casona de la campiña rosarina en la que ellos venían llevando a cabo una suerte de retiro espiritual y musical, experiencia alucinante y bastante común por la época.
PABLO EL ENTERRADOR – Auditorio San Martín (Av. Pellegrini 250, Rosario) (16-Nov-1973, precario registro desde la platea).
Jorge Antún (guitarra, bajo, piano y batería), Koky Antón (flauta, piano, contralto y voz), Carlos Sabia (contralto, flauta, bajo y voz) y Rubén Goldín (guitarra, contralto, bajo y voz). Coros: Patricia Larguía (Soprano), Mónica Acevedo (Contralto) y Graciela Muñoz (Soprano). Músico invitado: Gabriel Rodríguez (Bajo y Percusión en 6 y 2).
Programa:
01 – LA DANZA DE LAS TUMBAS (Rubén Goldín)
02 – TEMA PARA MENPHIS (Koky Antón)
03 – PRELUDIO (Koky Antón)
04 – EL DUENDE DE LOS VI DIAS (Koky Antón)
05 – EN LAS MANOS… SANGRE (Koky Antón)
06 – EL BOSQUE ENCANTADO (Koky Antón)
Plus: Relato de Koky Antón
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Catálogo (click para ver)
Lalo, entre tantos otros músicos de un floreciente semillero local, también andaba por allí, en los tempranos ‘70s, liderando su grupo ‘Amalgama’ (junto a Ricardo ‘Topo’ Carbone, suerte de ‘Tanguito’ rosarino), hasta que poco después decidiera migrar y convertirse a la mística de los Pablos. Con ellos, en una formación que incluía a ‘Popi’ Chacón, Omar López y Moisés Edery (ya sin Koky Antón, Carlos Sabia y Rubén Goldín, eyectados tras sucesivas diferencias) tuvo lugar la saga de temas a mi juicio mejor lograda de esa época primaria, de permanentes reacomodamientos.
PABLO EL ENTERRADOR – Ensayo (instrumental) en la casa/estudio de Jorge Antún (1980, registro de consola previo al inminente recital en Fundación Astengo).
Lalo De Los Santos o Moisés Edery (bajo), Carlos Sabia (teclados), Jorge Antún (órgano Hammond y sintetizador Moog) y Popi Chacón (batería).
01 – CERCA DE LA ETERNIDAD
02 – LAS MUSAS DE APOLO
03 – LAGRIMA NEGRA
La hasta ahí azarosa trayectoria del grupo alcanzó sin duda su punto culminante con la memorable actuación en el teatro Fundación Astengo, el 28 de marzo del 1980. Aquel primer sonido de antaño, mucho más acústico, casi medieval, casi sacro, fue poco a poco migrando hacia una música más grandilocuente, más compleja y sofisticada, ahora electrónica, épica. De ese concierto magistral atesoro el programa y un cassette de antología (a pesar de su precaria grabación desde la platea).
PABLO EL ENTERRADOR – Teatro Fundación Astengo (Mitre 754, Rosario) (28-Mar-1980, precario registro desde la platea)
Jorge César Antún (órgano Hammond C3, sintetizadores Arp Pro, Dgx y Arp Omni)
Lalo De Los Santos (guitarra eléctrica Fender Stratocaster Gibson les Paul y voz)
Rubén Omar Chacón (batería Colombo Special)
Omar Angel López (Gramd Piano Yamaha, sintetizador Arp Pro y Dgx)
Moisés Edery (bajo eléctrico Rickembacker Stereo Mod. 4001 Fender Jazzass)
Programa:
01 – LAS MUSAS DE APOLO
“...Y de pronto escucharán la voz de un dios
sobre el monte.
Y a nueve musas les dirá:
"Yo soy Apolo, el sol.
Venid a mí.
Todo el cielo,
la tragedia,
la comedia,
la poesía,
la alegría,
la historia,
la elocuencia,
la danza,
la música...".
Letra: Lalo De los Santos
Música: Jorge Antún, Carlos Sabia y Lalo De los Santos
02 – EL CABALLERO DE LA TRISTE FIGURA
“La luz de la bondad
�� guió tu corazón.
Sólo creía en tí
un pobre labrador.
Y en las luchas que
tu mente dibujaba,
tu rival era real,
es el mismo de hoy.
Tu espada de latón
se quebró igual que tú.
Volviste y al morir
un molino lloró.
Cuántas almas congeladas
necesitan de tu ser,
de tu paz,
de tu inocente amor.”
Letra: Lalo De los Santos
Música: Jorge Antún
03 – A JUAN SEBASTIAN BACH
“Tú nos dejaste una pasión.
Tú nos dejaste un camino
hecho de Música.”
Letra: Lalo De los Santos
Música: Jorge Antún y Omar López
04 – EL GRAN AUSENTE
“Nunca podrás partir,
nuestro amor te atrapó
y no lo puedes sentir
porque tu piel
se gastó cuando
el tiempo no nos perdonó.
Y al caer,
marchitó la ilusión
que un día nos unió.”
Letra: Lalo De los Santos
Música: Jorge Antún
05 – CERCA DE LA ETERNIDAD
“Lejos, donde la lluvia
era una guirnalda de aserrín,
un guardián hecho de sol.
Dijo: "Junta tus sueños.
Yo he de guardarlos en mi jardín.
Los verás florecer de azul.
Soy la voz de todo el tiempo
que pasó y que vendrá.
Soy el principio y el fin".”
Letra: Lalo De los Santos
Música: Jorge Antún, Carlos Sabia y Lalo De los Santos
06 – LAGRIMA NEGRA
“La verdad creció con él,
debió vivir,
debió vencer.
El pastor bebió mi sed,
alzó la voz,
llevé un laurel.”
Letra: Jorge Antún
Música: Jorge Antún y Omar López
07 – LA MARCHA DEL REGRESO
(instrumental)
Música: Jorge Antún y Carlos Sabia
Arreglos: PABLO EL ENTERRADOR
Catálogo (click para abrir)
Más tarde, la década de los ‘80s encontrará a Lalo y a Rubén instalados en ‘la Reina del Plata’, alentando mutuos proyectos solistas a la luz de incipientes posibilidades que se abrían con la nueva coyuntura histórica nacional. Y a Carlos Savia en el gran país del norte, consagrado a prosperar en emprendimientos ya no ligados a lo musical. En cuanto a Koky, siempre fue visto como un personaje oscuro, difícil. Denso, creativo, sensible (autor de muchas de las letras y del logo identitario de la banda, especie de alma mater del grupo hasta su alejamiento, promediando los '70s), estudió música, compuso, tocó y ejerce hasta hoy la docencia.
Con el singular Koky Antón desarrollé una conflictiva amistad cimentada por aquellos años y escasamente sostenida en el tiempo (con prolongados altibajos), nutrida de episodios que darían para escribir un capítulo aparte, puede al respecto consultarse el anexo al final de este artículo (*). Contra lo que su perfil conducía a imaginar, incursionó en el casorio y más tarde en la paternidad, a lo que sucedió la separación y luego un paulatino proceso aislamiento de todo, un ostracismo de ermitaño (de renegado).
Mi relación con Carlos Sabia fue escasa en aquel inicio y luego, su posterior partida definitiva a USA alejó toda posibilidad de cultivarla. Bastante más estrechos fueron los intercambios con el Turco Antún, cuyo domicilio y taller de trofeos deportivos, sobre la cortada Marcos Paz casi Paraná, distaba pocas cuadras de mi casa paterna. En más de una oportunidad pude trasladarle mis modestas apreciaciones acerca de los ‘Pablos’ y su cambiante derrotero, hasta que fue su vida la que tristemente cambió de plano. Lo mismo cabría para Lalo De los Santos, a quien conocía ya de su anterior proyecto musical, ‘Amalgama’ (a comienzos de los ‘70s). Con él se sucedieron varios encuentros con jugosos diálogos acerca de las vicisitudes de la banda y sus anécdotas (erigido, a la sazón, en historiador de la misma), al menos hasta bastante después de su aventura y proyección estelar en Buenos Aires.
En cuanto a Rubén, vivíamos también relativamente cerca uno del otro. Compartir ambos el pago chico (transitar las mismas calles, la especial placita de Rosario Oeste), determinó que en no pocas ocasiones nuestros caminos se cruzaran. Aún conservo su imagen por aquellos años fundacionales: pelilargo, desaliñado, cultor de un humor carismático y dueño de una voz privilegiada (elogiada por el mismo Fito Páez) que hasta nuestros días le ha ido deparando vigencia y oportunidades de estrellato. Exhibiendo una condescendencia acaso interesada, en cierta ocasión me cedió en préstamo un par de discos de Piazzolla; sin embargo, días después, en lugar de aceptarlos de vuelta me propuso vendérmelos, a lo que accedí (es probable que su pasar por entonces se hallara signado por las urgencias económicas). Gracias a ello hoy obran en mi poder dichos preciados vinilos. El manifiesta no recordar el episodio, pero puede que algún mecanismo de negación esté tallando…, o sólo se trate de simple pudor.
A mi humilde modo de ver, fue el de aquellos Pablos un caso de lo más particular, una banda que terminaría convirtiéndose en emblema del rock progresivo argentino, una experiencia virtuosa y esperanzadora que alimentó por años las mayores expectativas de nuestra generación para finalmente, lamentablemente, quedar como inacabada.
Una característica que distinguió a este grupo del resto de las bandas argentinas fue su devoción por los ensayos, su apuesta cada vez más alta en pos de una búsqueda obsesiva de la perfección estética. El grupo pasó por aquellos años la mayor parte de su existencia ensayando, y fueron muy escasas (y muy recordadas) sus presentaciones en vivo.
Una eclosión artística con las más elevadas pretensiones, pero escasas concreciones, una enorme promesa construida en torno a aquella formación inicial que terminó poco a poco desactivándose e ingresando en un cono de sombra, en un temprano ocaso. De aquel estilo sinfónico vernáculo de los comienzos (un híbrido de medioevo, barroco, Jethro Tull y el primer Génesis) a sus posteriores propuestas (ya corales, ya orquestales, incluso dramatúrgicas), su recorrido da cuenta de una evolución creciente casi nunca (en la práctica) plasmada en escena.
Tras la inevitable crisis interna, debieron transcurrir más años y nuevos cambios en sus integrantes (fugaces contribuciones de Claudio Zemp, Patricia Larguía, el Negro Charlie y otres…) hasta arribar al fin a la instancia discográfica anhelada. La nueva formación, liderada aún por el ‘Turco’ Antún (único sobreviviente fundacional) en teclados, incorporó ahora a José María Blanc en voz, Marcelo Sali en batería y Omar López en sintetizador. Con ellos, la banda y su música entraron en un nuevo ciclo evolutivo. Los discos a partir de allí editados (y difundidos hasta en el exterior) intentan reflejar aquel laboratorio iniciático, prometedor y luego prácticamente extinto, del que apenas quedan unos pocos registros amateurs.
Pero esta última etapa conforma otra historia, más cercana en el tiempo y que se extiende hasta el mismo presente. En ella sumó temas y estilos y accedió por fin a grabar los anhelados discos que continuaban formalmente pendientes. Amén de performances notorias y con mayor infraestructura, dando cuenta de una vigencia que, aún con vicisitudes, tuvo la proeza de mantenerse hasta el presente.
Por detrás de ella, quedan en mi memoria los mejores y más tiernos recuerdos, amistades de por vida, innumerables anécdotas, objetos diversos y un puñado de registros caseros, con el correr del tiempo cada vez más valiosos, hoy casi un tesoro. Bueno es poder intercambiar y así mantener viva entre todos la mística de aquella era de luz.
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Sheena la Cebra es una banda de Pop Punk mexicana originaria de la ciudad de Guadalajara, Jalisco.
Sus integrantes en distintas etapas eran Agujas (bajo y voz), Diego (guitarra), Esteban (guitarra), Daniel (batería), Lalo (batería), Manuel Malacara (guitarra), Filb (batería) y Dení (voz).
2013-2017
#compartiendolaescena
#album review#melodic hardcore#hardcore punk#punk rock#song lyrics#pop punk#alt rock#cultoalruido#Youtube
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https://open.spotify.com/track/14MY5TAbJW5P84IHG7DNYh?si=Lux_lY6FQXiLR0kEiw64cA
escúchala, ta bonita.
La voz de ardillas siendo cruelmente torturadas le da un toque especial.
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Lalo Saenger, una propuesta de post disco
Lalo Saenger es un músico originario de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; que desde temprana edad mostró interés por la música. Tocando desde 2005 en diversas bandas de su ciudad.
En 2020 lanzó 'Cansado', su primer sencillo como solista, canción de desamor y traición que fusiona pop y salsa. Éste single también cuenta con una versión acústica la cual tiene ligeros destellos a bosanova.
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El sonido de Saenger está dentro del espectro del post disco y electro pop, letras emotivas cantadas con una voz suave casi susurrada, creando una atmósfera de complicidad.
Hasta ahora, Lalo Saenger cuenta con un Ep homónimo, éste material tiene 5 tracks con sintetizadores y arreglos que te situarán a finales de los 90 disfrutando música soft pero con onditas para bailar.
Lalo ya se encuentra trabajando en su próximo material y a principios de año estrenó 'Peligro', el primer adelanto de su primer álbum de larga duración.
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Puedes escuchar en vivo la propuesta de Lalo Saenger, éste 24 de septiembre en Foro Cultural 304, ubicado en Pedro Ascencio 106, Barrio de la Merced, 50080 Toluca de Lerdo, Méx.
El acceso es a las 8:00 p.m. para mayores de edad y con cooperación voluntaria.
Checa la música de Lalo Saenger y compártela.
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En la escena que Lalo está haciendo tacos dije en voz alta: "Ay, que rico... y los tacos también."
In my Mai Bagofbonesmp3 Akihiroapologist era.
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El exorcista(William Friedkin, 1973) Linda Blair tuvo que mantener guardaespaldas durante seis meses tras el estreno por amenazas de fanáticos religiosos. Max Von Sydow olvidó sus líneas en el primer día de rodaje del exorcismo debido a lo impactado que quedó por el vocabulario del personaje de Blair. Warner Brothers quería a Marlon Brando para el papel del padre Merrin pero Friedkin lo vetó porque su presencia acapararia toda la atención del público. La sustancia que expulsaba Regan era sopa de guisante, concretamente de la marca Andersens. Fue el primer film de horror nominado a Mejor Película en los Óscar. La actriz Mercedes McCambridge (Johnny Guitar) puso la voz del demonio. Los productores querían hacer una prueba a Jamie Lee Curtis para el papel de Regan pero su madre, Janet Leigh, rechazó la oferta. Friedkin rechazó la banda sonora compuesta por Lalo Schifrin y eligió el tema de "Tubular Bells" de Mike Oldfield porque se encontró una copia del disco recién lanzado en la oficina de Atllantic Records. https://www.instagram.com/p/CVqY6X_ouXJ/?utm_medium=tumblr
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28/09/2021
Estoy comiendo en una mesa parecida a las que están en Plaza Tlalne, te acuerdas como comimos esa hamburguesa ahí mientras me platicabas de lo que hacías cuando ibas a la uni? Me imaginé cada detalle, cada momento que me contabas, ahora estoy aquí sola, recordando nada más, no recuerdo cuando fue la última vez que me dijiste que me amabas, no recuerdo la última vez que disfrutaste escuchar mi voz, no lo recuerdo, hay mil cosas que no recuerdo, que quisiera volver a vivir, que quisiera volver a sentir, me siento tan perdida y tan sola, extraño tu voz, extraño tus gestos, extraño tu risa, tus gemidos, extraño oler tu cabello o quedarme abrazada a ti solo para oler tu perfume, extraño acariciar tu piel y que me hagas cosquillas, extraño reír a carcajadas contigo, extraño tomar tu mano, extraño tus labios, tus caricias, extraño verte comer y cuidar como mastico para que no te enoje, extraño platicar contigo y que me cuentes cosas, extraño acostarme a tu lado solo para ver el techo por horas, extraño buscar hasta monedas para comprar comida rica, extraño tanto de ti, extraño las llamadas, las vídeo llamadas, escuchar tus historias una y otra vez, extraño ver películas contigo, jugar contigo, extraño morirme a propósito solo para verte jugar...
Me da orgullo decir que alguna vez alguien me amo tanto para acariciar mis piernas llenas de cicatrices, que alguien me amo recién despertada, que alguien me amo cuando lo único que quería hacer era llorar, que alguien me amó tanto que conocía mis gestos de memoria, cuando algo me molestaba, cuando algo me hacía poner feliz, etc., Extraño a la persona que lleno mi corazón, extraño a mi novio y ya no quiero fingir que estoy bien, ya no quiero fingir que no la estoy pasando mal, ya no quiero fingir que en ese hotel no paso nada, ya no quiero fingir que puedo con esto porque no puedo, siento mi corazón tan roto que no sé en qué punto estoy de mi vida, solo quiero que me abraces y me digas que me amas, que me digas que todos estará bien, que me consueles en tus brazos, extraño hacer el amor contigo sin hacer ruido para que las Rominas no nos escuchen...
Te quiero ver bien pero esto me está destrozando la vida, ya sé que no me quieres y que no sientes lo mismo que sentías por mi al principio y sé que me volví muy difícil de querer y sé que me volví una carga, solo quería esta oportunidad de venirme para acá para echarle ganas, para ir a terapia para hacer ejercicio, para comer mejor, para recuperarme y mostrarte que aún yo era la niña de la que estabas enamorado... Pero no me diste oportunidad y solo te fuiste y yo me quedé con todo esto en mi corazon, en mi alma, en mi pecho. Quería mostrarte que aún podía mejorar, que aún podíamos arreglar algo, pero supongo que no podré.
Yo sé que me amas como amiga y que por eso sigo aquí, pero yo no puedo decirte amigo cuando te dije mi amor o mi vida, ya no puedo, estoy sufriendo mucho y tú no vas a volver y yo voy a seguir aquí, yo voy a seguir aqui, ya no puedo, Lalo, ya no puedo, decidiste por los dos cuando yo no estaba lista, cuando yo seguía amándote con cada fibra de mi ser. Ojalá esas mujeres te den satisfacción, ojalá seas feliz a su lado porque conmigo ya no lo eras.
Llegué a mi límite, no como, no duermo , no puedo hacer nada sin sentirme una inútil, saber que ya no me quieres y que no volverás es algo que me parte en dos, me quedé con ganas de que sacaramos la mejor versión de ambos. Me tengo que ir... Mi mente pide un descanso y mi corazón me pide que pare de pedirte que te quedes a mi lado.
Te amo, te ame y siempre te amare, fui la mujer más feliz.
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Corazón de granada
Mauro parecía un niño cualquiera de un pueblo cualquiera. Pero tenía una particularidad. Algo que lo hacía único, algo que lo reconocía entre los pobladores de Tehuacán, y era su enorme corazón. Literalmente. Desde pequeño, Mauro sufrió de una rara enfermedad que afectaba su corazón. Una enfermedad con un nombre difícil de pronunciar y también de imaginar: su corazón era demasiado grande para su pequeño cuerpo. Sus primeros años parecían normales, pero fue cuando comenzó a correr que su familia notaba algo extraño en él. No jugaba como los demás niños. Se cansaba demasiado rápido y tenía dificultades para respirar, llegando al grado de adquirir un color rojizo por todo el cuerpo y luego un azul inquietante. Pero Mauro era un niño feliz. Se divertía viendo a los niños correr en las calles empedradas pateando un balón o persiguiéndose sin sentido. Se reía cuando alguno caía al piso y celebrara con el mismo entusiasmo el gol de Lalo o Tomás. La ventana de su cuarto era su puerta a un mundo que no podía tocar.
-Quiero jugar, mamá. ¿Puedo salir a jugar? -decía cada tarde al ver que los equipos se formaban frente a su casa.
-Ya sabes que no puedes, Mauro -le contestaba su madre mientras lo miraba con una expresión de ternura y tristeza-. Pero puedes acompañarme al mercado más tarde. Podemos comprar un vaso de granada con chile y limón.
Mauro desviaba la mirada hacia el piso, y aunque la idea de tener en sus manos un vaso de esas semillas rojas bañadas en jugo de limón y chilito en polvo lo animaba, no podía dejar de pensar en los gritos de las niñas y los niños bajo el sol. -Esta bien. Pero con mucho limón -dijo mientras volvía a sentarse en la silla de mimbre que colocaba cada mañana junto a su ventana.
Fue una tarde de julio cuando María, la hija de don Jesús, el dueño de la carpintería en la casa de la esquina, se encontraba pelando una granada de un color intenso frente a la casa de Mauro mientras su hermano jugaba con los otros niños. María vio a Mauro con la cabeza recargada sobre el marco de la ventana. Parecía un pequeño perrito aburrido y sin la posibilidad de bajar de una azotea. Se levantó y corrió hacia la ventana con la fruta entre sus manos intentando no tirar ni una semilla al piso. Cuando llegó al pie de la casa Mauro notó su presencia y levantó la cabeza.
-Hola -dijo María.
-Hola.
-¿Por qué no sales a jugar? ¿No sabes jugar?
-Claro que sé. Mi papá me enseñó.
-¿Solo juegas con tu papá?
-No. Mi papá se murió cuando era más chico.
-¿Entonces por qué no juegas con Lalo y los demás?
-Porque no puedo -dijo Mauro a la vez que miraba como el balón se elevaba al cielo azul de esa tarde.
-Mi hermano dice que si sales a la calle te mueres.
-Así es.
María abrió los ojos en una expresión de sorpresa y no dejó de ver a Mauro. En la calle, Tomás se quedaba con el balón y evitaba su entrada a la portería limitada por dos ladrillos, lanzándose al piso.
-¿Por qué te mueres si sales de tu casa?
-No por salir de mi casa. Por... por jugar. -Mauro no dejaba de ver el balón ir y venir por la calle.
-¿Y no quieres jugar?
-Sí. Pero no me quiero morir... todavía.
María guardó silencio un momento y luego se acercó un poco más a la ventana, levantó sus manos llenas de un color rojo brillante y acercó la granada a Mauro.
-¿Quieres?
El niño miró las pequeñas manos rebozantes de semillas coloradas y luego a la niña que le ofrecía de su fruto favorito mientras alcanzaba a sentir el aroma dulzón de la granada. Por un momento no supo decir si quien despedía ese olor era María.
-¿Tienes limones? -dijo mientras tomaba unas semillas y se las llevaba a la boca. Una sonrisa apareció en su rostro y como si fuera un espejo, la cara de María sonrió al mismo tiempo mostrando sus dientes llenos del rojo frutal y semillitas blancas. Ambos niños rieron y sus corazones por un momento vibraron al mismo tiempo.
-No. Pero puedo traer mañana.
Así pasó el tiempo. María visitó a Mauro durante todo el verano y cuando estaba convencida de que salir a la calle no mataría a su nuevo amigo lo invitó a sentarse con ella en la banqueta frente a los niños jugando cada tarde mientras comían granadas que la misma María llevaba cada tarde. Algunas veces llevaba limones que la mamá de Mauro cortaba y les llevaba junto a una jarra de agua de jamaica endulzada. Los niños reían y hablaban de dinosaurios, enanos, robots, fantasmas y tesoros escondidos. De como María llegaría a ser doctora cuando creciera y se fuera a vivir con su abuela a Puebla.
-Yo quiero ser corredor de coches -decía Mauro. Como en las películas.
Reían hasta que les dolían los cachetes. Muchas veces Mauro se quedaba sin aire y tenía que concentrarse en respirar mejor. María lo miraba y entristecía pensando en lo que su hermano decía de la muerte de Mauro.
-Se va a morir.
-¡No digas eso!
-Pero es verdad. Mi mamá dice que un día de estos.
-¡Cállate! -gritaba siempre María con los ojos llenos de lágrimas.
Llegó el verano del año siguiente desde que María y Mauro se conocieron. Justo el día del equinoccio, la niña apareció frente a la casa de su amigo para descubrir que la ventana estaba cerrada. Un frío extraño recorrió su pequeño cuerpo y le erizó el cabello. Por un momento no pudo dar un solo paso. Respiró fuertemente y se encaminó a la casa de Mauro. Toco la puerta y la mamá del niño atendió.
-Hola, señora. ¿Está Mauro? -preguntó la niña.
-Hola, María. Sí, está en su cuarto. Se ha sentido un poquito mal. Pasa, pero por favor, no lo hagas reír o hablar mucho, ahorita les llevo algo de comer.
María entró a la habitación llena de juguetes y dibujos pegados a la pared, mucho de ellos hechos por ella misma. Mauro estaba recostado en su cama con demasiadas almohadas para su gusto que lo mantenían reclinado sobre la cabecera. Cuando vio a María sonrió, pero no dijo nada. María se acercó lentamente.
-Hoy no traje granadas... -le dijo con una inocencia que solo los niños pueden tener. Como si eso fuera demasiado grave para sentirse avergonzada.
-No importa. Mi mamá compró ayer. Espero que no olvidará los limones.
María lo veía como si aquel niño fuera una torre de cartas a punto de precipitarse.
-Me voy a morir -dijo Mauro con una naturalidad que volvió a causar escalofríos en su amiga.
-No es cierto.
-Es cierto. El doctor le dijo a mi mamá que mi corazón sigue creciendo. Es muy grande. Mi mamá piensa que no lo escuché, pero sí escuché.
-El otro día escuché al Padre Pascual decir que la gente que quiere mucho a los demás tiene un corazón enorme.
-Yo a la única que quiero es a ti... bueno, y a mi mamá. Pero a mi mamá la quiero porque es mi mamá.
-Entonces es mi culpa -dijo María y un nudo se formó en su garganta. -Mejor deja de quererme.
-No -dijo Mauro. -No quiero.
-Es que no quiero que te mueras -dijo la niña mientras su voz se cortaba entre unas ganas tremendas de llorar.
-Yo tampoco, pero mi mamá dice que morirse no es malo. Porque puedes ver a la gente que ya no está aquí. Y yo voy a ver a mi papá. Mi mamá dice que cuando lo vea voy a poder correr a abrazarlo y vamos a jugar fútbol.
-Entonces está bien -dijo María intentando sonreír.
-Sí. Solo es que... ya no voy a poder ser corredor de coches.
María sonrió y se quedó ahí junto a su amigo. Se tomaron de las manos y no dijeron nada por un buen rato. Esa tarde comieron en la habitación. La mamá de Mauro preparó frijoles con queso fresco y agua de tuna. Llevó un tazón lleno de semillas de granada, limones y el chilito en polvo que le gustaba a su hijo. María se fue hasta entrada la tarde y solo porque su mamá pasó a buscarla.
Al día siguiente se despertó temprano. Quería visitar a Mauro antes de medio día pero su mamá le dijo que no debía molestar tan temprano. Cuando el sol estaba justo sobre Tehuacán, salió corriendo con un par de granadas en las bolsas de su vestido. Corrió atravesando la plaza. Era domingo y a esa hora era demasiada la gente que atendía sus asuntos caminando de un lugar a otro. Cuando por fin llegó a la casa de Mauro vio demasiados coches afuera. Un montón de gente que no conocía estaba hablando frente a la puerta. La mamá de Mauro estaba llorando mientras un hombre con un enorme bigote la sostenía en sus brazos.
-¡Raúl, ven ayúdame con mi hermana! Deja veo al Cura ahí adentro -dijo el hombre del bigote a otro más joven y delgado.
Tardó muy poco en darse cuenta de lo que pasaba. Mauro corría a abrazar a su papá.
“Cardiomegalia”. Así se llamaba la condición de Mauro. María lo supo en los primeros semestres de la carrera en Medicina. La palabra la acompañó durante mucho tiempo. Faltaba menos de un año para terminar su carrera cuando visitó a su mamá en aquel pueblo que aún olía a frutas y tierra mojada. Al día siguiente de su llegada le dijo a su mamá que quería visitar la tumba de Mauro, aquel niño que conoció durante una tarde de verano y la acompañó durante tanto tiempo. Era su amigo, el niño de corazón enorme que cada tarde reía al verla sonreír con semillas entre los dientes, al que le gustaba la granada, el chilito en polvo, los limones y nunca pudo correr. Salió después de desayunar hacia el panteón. Cuando llegó ahí, un hombre se encontraba limpiando una tumba con una escobilla.
-Buenos días -dijo cortesmente María.
-Buenos días, señorita -contestó el hombre ya entrado en bastantes años mientras se quitaba el sombrero de paja.
-Disculpe, pero hace tiempo falleció un niño. Tenía problemas en el corazón, yo estuve ese día pero no recuerdo dónde está la tumba.
El hombre la miraba con mucha atención cuando dijo:
-Usted busca al niño de la granada.
-¿Cómo? Se llamaba Mauro.
-Ese mero -apuntó el hombre. -El niño con el corazón de granada.
-No le entiendo -dijo María.
-Mauro, como usted lo llama. Yo la llevo a su lugar.
María supuso que se refería a la tumba y siguió al hombre cuando este se puso el sombrero de nueva cuenta y comenzó a caminar con un paso que definitivamente era de una persona muy vieja. La llevó hasta un rincón del panteón. Ahí, en medio de cruces y lápidas viejas y carcomidas por el tiempo estaba un árbol rebosante de fruta. Eran granadas de colores que iban del amarillo al rojo intenso y brillante. Muchas descansaban en el suelo rodeadas de pasto verde.
-Las que caen sirven de abono al pasto -dijo el viejo como si supiera lo que pensaba María.
-¿Dónde está la tumba? -preguntó María con un poco de impaciencia.
-Ya no existe. Le dije que le iba a enseñar su lugar, no la tumba. El niño no quería una piedra encima.
-¡Pero qué le pasa! ¡Le digo que yo estuve aquí ese día! ¿le pusieron un árbol encima? -María había subido su tono de voz cuando notó que el viejo le sonreía.
-Sí, señorita. Bueno, no. No le estoy diciendo que el niño lo pidió antes de morirse. Lo quiso después.
Aunque María no pudo ocultar su molestia en la expresión de su cara, no dijo nada. Se sintió ofendida de que el viejo dijera cosas sin sentido sobre su amigo, las manos le temblaban cuando el hombre, notando su reacción, haciendo un gesto con las manos de espera comentó:
-Discúlpeme. No la recuerdo. Aquí viene mucha gente. Cuando Mauro, como usted lo llama, llegó aquí yo era joven todavía. Le ayudaba a don Serapio, el que cuidaba antes aquí. Y no se lo tome a mal. Aquí había una lápida, pero un año o dos después del entierro la tierra empezó a levantarse aquí. Primero pensamos que era normal, pero luego la lápida se empezó a romper por la curva del terreno. Un día yo estaba limpiando esta parte y me fije que entre la piedra salían unas ramitas. Le avisé a don Serapio y él a la gente de presidencia. Vino gente, vio el lugar y aunque primero no les importó la cosa seguía rara. Cuando vino la mamá del niño vio la tumba y dijo que quería que lo abriéramos. ¡La tumba! ¡Quería abrir la tumba! Vaya usted a creer. Pidió permisos y todo y al final lo hicimos. Con mucho cuidado buscamos entre la tierra hasta dar con la caja. Una muy bonita de color blanco. Pero de entre la madera salían más ramas y de los lados de la cajita salían raíces. Cuando pudimos abrir ahí estaba el niño. Bueno, el bulto. Nunca nos llegó el olor feo de los muertos. Olía a dulce. Pero... del pecho del niño ¡salía un arbolito! La mamá empezó a llorar cuando vio eso y nos dijo que cerráramos, que volviéramos a echar la tierra. Cuando don Serapio empezó a poner los pedazos de lápida la señora nos dijo “no, quítele eso. Déjelo así, pura tierra.” La gente supo de eso. La señora vino muchas veces y regaba. Traía sus herramientas y acomodaba la tierra. Luego dejó de venir. Yo creo que se murió o no sé, aquí no la enterraron. Pero el árbol siguió aquí. A veces los niños vienen y se asoman por la reja para llevarse las granadas, pero tratan bien la planta. La gente le dice al árbol el Corazón de Granada. Perdón si le ofende.
María estaba llorando. No paró de llorar por un rato y el viejo la dejó sola. Se quedó sentada junto al árbol acariciando el pasto que crecía a su rededor.
-Tenías un corazón muy grande Mauro. Pero no pensé que no cabría ni bajo la tierra.
Tomó una granada del suelo, parecía haber caído apenas ese día. Era roja, brillaba a la luz de la mañana. Comenzó a pelarla y a poner de a poco semillas en su boca. Su sabor era dulce y se sintió como aquella niña de vestidos sentada en la banqueta junto a un niño.
-Creo que vamos a tener que poner un limonero aquí a lado -dijo María riendo con los ojos hinchados en lágrimas. Rió hasta que le dolieron los cachetes.
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El amor se perdió en las redes.
‘’Kokoloko es para mi el intrépido viaje de un cybersex mexicano tal vez fallido”
Debo decir que si KOKOLOKO es buena es por la incansable docena de chicas y chicos, jóvenes cineastas noveles haciendo su primer largometraje, que con un promedio de 24 años armaron la película conmigo a pesar de que éramos muy pobres. Juntos reaprendimos a hacer cine con las manos, a ellos y a los actores les debo esta película.
En 2016, después de haber fallado en todas, recibí una noticia: la película americana de improvisaciones que estaba intentando terminar con varios actores “interesantes” sería quitada de mis manos. Sería terminada por alguien más y tendría mi nombre. A pesar de tener en el contrato el anhelado “final cut” fui renunciado de mi película y regresé a México. Visité a los señores oficiales de los fondos gubernamentales, me saludaron y me despidieron. No me han aprobado en 10 años un solo peso.
Me lancé a hacer KOKOLOKO como un epitafio. Encontré el coraje para gastar mis últimos pesos en material 16 mm Kodak cuando leí una nota donde Noe Hernández, a manera de disculpa, reiteraba que él no tenía la culpa de tener la cara que tenía, que no tenía la culpa de haber nacido así y que mejor se regresaba a trabajar de chivero. Lo llamé y me encontré con él más tarde en el restaurante La Ópera. El, desangelado, hablaba de estar harto del medio y de recibir solo papeles secundarios “de malo”. Aunque andaba corto logré invitarle su plato y una cerveza. Nos reímos de nuestra suerte y le pedí que me diera una película más, que no se retirara todavía. Ningún productor respondía mis llamadas y me aventé a esta aventura sin fondos con la sonrisa de mi socio Gabriel, mi mejor porra.
Caminamos por una semana en las playas oaxaqueñas entre algunos encuerados y suspiramos con nostalgia lo increíble que sería hacer una cinta donde pudiéramos explorar la sensualidad de nuestra piel mexicana tan ausente en nuestras pantallas inocuas, la era de la libertad, de poca piel. Encontramos en Alejandra Herrera y en Lalo Mendizabal los otros actores para enfrentar nuestras ambiciones. Haríamos un film que viera de frente temas complejos, manifestaciones de la violencia de género. Las escenas de sexo y fuerza echaron chispas. Llegará el momento de Alejandra para contarnos cuál fue su experiencia al realizar esta película, Noe sería nuestro vehículo para explorar al macho violento. Nuestra teoría sobre el azar empezó a tomar fuerza, la película sería un happening vivo donde se cruzarán tres líneas; una improvisación guiada por los actores sin cambio de vestuario permitido, una cámara secreta que registraría estos evento y la suerte, pues no había equipo de apoyo, así que los actores tendrían que interactuar con el mundo real. Insertarse en la realidad y filmarla fue un desenfreno, y eso es la película. El negativo llegó del laboratorio mostrándose manchado y enrojecido, lo tomé como una clara señal que había que seguir. Cuatro años después no hablaré del esfuerzo que significó terminarla.
Agradezco a IMCINE por su sistemático desprecio y altanería. Este dinero que llega de la suerte una vez más nos salva del abismo, podré pagar algo a los actores que verán que su trabajo honesto sí rinde frutos.
Resulta simpático que en estos tiempos de reivindicaciones sociales una cinta que busca abrir el debate serio reciba de forma coordinada el “fuego amigo” de las programadoras progresistas que pensaron que KOKOLOKO era una cinta que promueve el mensaje de odio.
Ganamos un premio que nos permitirá mostrar esta película. Brindo con mi equipo que me ayudó a hacerla luchando por crear algo diferente y a ti Gabo hermano gracias por tu ayuda.
Cualquier streamer y distribuidor que nos ayude mostrando esta película, les aseguro no se arrepentirán, es un poema onírico que se puede disfrutar.
-Gerardo Naranjo
Gerardo me pidió escribir sobre KOKOLOKO, así que me he aventurado en vaciar aquí algunos hechos sobre mi proceso en este viaje:
Pienso que estamos acostumbrados a consumir y creer toda aquella fantasía que muchos medios y discursos nos venden, acerca de lo que “se debe” entender por una mujer “empoderada”, una alegoría femenina que está por encima de todo y de todos, una exitosa empresaria que no “necesita” un hombre y que maneja un BMW mientras bebe “Starbucks” todas las mañanas; la realidad es que muchas mujeres luchan por sobrevivir día con día, luchan por todo aquello que no nos parece verdadero “empowerment”, como lo es la libertad de expresarse, de hablar; como sociedad aparentemente progresista hemos desvalorizado esas voces, esas situaciones nos parecen lejanas tanto histórica como geográficamente y lo peor es que muchas personas no quieren ver esa lucha, ni esas vidas; tal vez porque no les parece “políticamente correcto”, porque son “turistas” en su propio país o porque simplemente les da miedo.
Hay que ver las cosas “como son”, hablarlas “como son”, sin la censura de lo que debe y no debe ser, sin pensar mucho en el cómo sino en el que; debemos abandonar nuestro papel de jueces que ejecutamos cada día a través de nuestros likes o posts desde la comodidad de nuestro Facebook, Twitter... donde todos somos dioses omnipotentes a través de la cultura del “me gusta” y él “me enoja”.
Nos consumimos por catálogo, ya sea Tinder, Facebook, Snapchat, en forma de mensajes o seducción a través de las “nudes”...donde creamos escenarios y posteriormente los juzgamos.
Hemos perdido algo y nos hemos refugiado en el consumo de imágenes, en la sobresaturación de la comunicación a través de la tecnología de dispositivos supuestamente “inteligentes”; tenemos miedo de nuestro cuerpo y más aún del cuerpo del otro; la erotización humana se va perdiendo cada vez más, el mundo ahora es impersonal y ocurre dentro de los celulares, donde ya no sabemos quién tiene mayor validez: ¿somos nosotros o somos el avatar que creamos?
Gerardo tenía una consigna y de todo lo que sucedió fuimos causa y consecuencia; Marisol adquirió vida entre el sol de Mazunte, el Zika y la alta fiebre que causó en todo el equipo.
Dejando atrás mis filias y fobias, fui a mis más reptilicus impulsos y me permití vivirlos sin prejuicio, sin miedo y sin la autocensura que muchas veces nos resta poder humano. Estuve ahí, en esa real y honesta desocultación de dos cuerpos, sin saber de lo que eran capaces de hacer, únicamente me otorgué a mi misma la premisa de llegar hasta las últimas consecuencias de explorar esa gran potencia que es el encuentro de dos cuerpos dispuestos a hablar por otros.
Deconstrucción que nos hace verdadera potencia, ser sensibles, eróticos, hablar sin una fórmula preconstruida: eso, para mi es KOKOLOKO.
Por lo demás, vivimos nuestro nuevo ecosistema ubicado en Mazunte, como éste lo exigía; únicamente me protegí con bloqueador y un diario baño de ajo contra los mosquitos portadores de Zika, todos los objetos dejaron de ser accidentes, llegó un punto en que incluso los aromas del lugar, como el olor a ajo que desprendía mi piel o el aroma tan amargo del repelente contra mosquitos de Noé y Lalo, se integraban de manera tan perfecta que incluso podían contar la historia del universo de Mundo, Marisol y Mauro.
-Alejandra Herrera
Una bocanada de aire fresco y puro se respira cuando veo una película que rompe con las estructuras académicamente aprendidas, cuando huye de las formas tradicionales de contar una historia. Y es que cuando vemos la desarticulación del tiempo, del diálogo , la continuidad y la estructura narrativa lineal, en KOKOLOKO el subtexto empieza a tomar voz y forma. Eso que no leemos con lo que se dice, sino lo que está detrás del texto y de las acciones, lo que se calla. De ahí que los significantes en toda la película se abren para hacer de la metáfora un lenguaje vivo, dónde podemos entender que este mismo rompimiento y desarticulación, es representativo del estado físico y emocional en que se desarrollan los personajes.
Personajes rotos, resquebrajados en un ambiente hostil, agresivo, intempestivo como su mar que rompe contra el cáncer social implacable, soez, inquebrantable... para hundirlos sobreviviendo en sus invisibles vidas. Esas, que a casi nadie importan, esas vidas de los otros, esos tantos mexicanos de nuestro mismo color; que buscan huir incluso de sí mismos y auto defenderse, pero al final no importa a dónde vayan, “igual van a morir”, como se hacía llamar el título de la peli en un principio. Aunque corre la esperanza de que un espíritu femenino nos fecunda de amor, y parir algo más humano.
-Noe Hernandez
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Central Córdoba 1 – Deportivo Morón 0, a 40 años de un partido memorable
El 30 de agosto de 1980 se cumplió el duelo entre el primero y segundo de la tabla de posiciones de Primera C. Crónica de final anticipada en un Gabino Sosa colmado.
Julio Rodríguez
Los hinchas atesoramos en nuestra memoria aquellos partidos con connotaciones decisivas, tales como una definición de llave, una final o un desempate para salvarnos del descenso. También pueden haber influido situaciones meteorológicas o con la participación de algún futbolista de lujo. Hoy recordamos aquel sábado 30 de agosto de 1980, cuando recibimos a Deportivo Morón en un mano a mano pugnando el liderazgo de Primera C. Ambos clubes habíamos descendido de categoría en 1977 y uno de los dos ansiaba volver a la segunda división de entonces. Finalmente, fue el Gallo quien se quedó con el título en el filo de la temporada luego de un sprint impresionante que lo coronó, quedando nuestro equipo, un escalón abajo.
Sin embargo, la expectativa que rondó a la 25ª fecha, fue sensacional. Central Córdoba venía de ganarle 3 a 2 en forma ajustada a Berazategui en Tablada y había achicado el margen ante Morón a tres puntos de distancia. Por eso, durante la semana los medios hicieron especial foco en la visita del conjunto del oeste bonaerense anticipando una verdadera final. Revistas como El Gráfico y La Voz del Ascenso, o diarios como Clarín, Crónica y Popular, dieron el presente en la barriada.
Las autoridades de la Institución, encabezada por el presidente Doctor Néstor Arroyo, hicieron principal hincapié en la organización del partido, las comodidades del estadio y una amplia cobertura policial con el fin de evitar choques entre las hinchadas. Por aquel año, el Gabino Sosa contaba con una capacidad permitida en ocho mil espectadores ya que la cabecera sobre la calle 1º de mayo había sido desmantelada y unos pocos tablones lucían en su estructura. Las viejas plateas estaban ubicadas en la popular de espaldas a la estación ferroviaria, mismo sector donde se encontraban los bancos de suplentes.
El club, precavido ante la notoriedad del duelo y a instancias de la habilitación municipal, puso a la venta 7.800 entradas que volaron al mediodía del sábado. Una previa impresionante en el sur rosarino.
“Una avioneta arrojó volantes sobre distintos sectores de la ciudad, en los que se pedía el aliento del estadio. Algunos intentaron ver el partido trepado a un vagón del ferrocarril Belgrano, al que empujaron casi 150 metros. Pero no pudo ser ya que la policía los desalojó. Otros, más audaces, se treparon a la estación de Central Córdoba y desde allí siguieron el match”[1].
La hinchada de Morón completó el sector visitante sobre calle Gálvez con 1.500 hinchas que llegaron en 25 micros, varios camiones y numerosos automóviles. Por su parte, el público charrúa dijo presente en ambas cabeceras –a último momento se agregaron tribunas tubulares en la parte este– y la hinchada hizo pata ancha en su lugar histórico sobre calle Virasoro. Allí, flanqueada por banderas de Newell’s y Rosario Central, los colores azules y rojos ondearon al viento aquella tarde gris bajo una leve llovizna.
El juez Osvaldo Schiavone llamó a los capitanes y Eduardo Quinto Pagés junto a Raúl Franchocci se reunieron en el círculo central. Los equipos componían figuras de renombres como Tomás Felipe Carlovich y Eduardo “Lalo” García versus Miguel Ángel Colombatti y Atilio Romagnoli. Además, como dato particular, ambos arqueros serán futuros médicos: Quinto Pagés y Roberto Peidro. En el minuto cero, ocurrió un hecho como presagio al resultado final.
“Momentos antes de iniciarse el partido, fue lanzado un gallo desde el sector de plateas donde se encontraban los hinchas de Morón. Rápidamente Murillo se llegó hasta el lugar y con notable velocidad lo arrojó sobre el alambrado para romper lo que acaso fuera una cábala de los visitantes”[2].
La visita arrancó mejor dominando el mediocampo mediante el buen trabajo de Héctor Milano complementándose con el habilidoso Oscar López. Central Córdoba esperó bien parado en el fondo y buscó atacar mediante el buen juego de Omar Di Benedetto en sintonía con la peligrosidad de Hugo Cabrera. A los cuarenta minutos del primer tiempo, dicho delantero fue tomado del brazo por el lateral Vicente Stagliano en una falta dudosa afuera del área, pero como el nueve charrúa cayó dentro de ella, el árbitro compró penal. Luego de las protestas, Eduardo García acomodó la pelota y con un derechazo hacia la izquierda venció a Peidro que eligió el palo opuesto. El delirio en Tablada fue total extendiéndose durante el entretiempo.
El complemento mostró la desesperación de Morón por atacar buscando el empate ante un rival que priorizó la defensa parándose de contraataque. Un cabezazo de Romagnoli fue salvado por el capitán charrúa y sobre los 25 minutos el juego del Gallo aflojó cuando la expulsión de su mejor hombre, Milano, quien junto a Norberto Picatti, vieron la roja por agredirse.
Los últimos minutos fueron vibrantes y casi embocamos el segundo, gracias a una escapada de Carlos Aquino que encontró bien ubicado a Chiavello, pero su remate fue desviado con los justo por Franchocci. A continuación, Osvaldo Schiavone pitó el final y de inmediato el preparador físico de Morón, Raúl Rodríguez, salió en su búsqueda intentándolo agredir mediante una patada y trompada que el árbitro esquivó con sutileza y la policía terminó por retirar al colaborador.
La victoria nos puso a sólo un punto del líder y las goleadas siguientes ante Dock Sud en su casa (4-1) y Luján en Tablada (4-0) continuaron la pelea por el campeonato. Pero, en las últimas fechas, el equipo no pudo mantener el ritmo. Un empate sin goles en casa ante Merlo y la derrota 0-2 frente a San Telmo en Isla Maciel, nos quitaron la chance de campeón, obteniendo el segundo lugar con 59 puntos a cinco de Morón.
Ficha del partido
Central Córdoba 1 - Deportivo Morón 0
Central Córdoba: Quinto Pagés (capitán); Ovando, Ariel Murillo, García, Aquino; Cecotti, Carlovich, Di Benedetto (86' Eduardo Schram); Chiavello, Cabrera y Cicapolli (58' Picatti). Suplentes: Rufini, Aguilar Agüero, Lebioso. DT: José Minni.
Deportivo Morón: Peidro; Guerreño, Franchocci (capitán), Sauk, Stagliano; Colombatti, López, Milano; Acuña (68' Pinasco), Ruiz y Atilio Romagnoli. Suplentes: Ferrari, Gómez, Marucci, Areco Larrañaga. DT: Mario Griguol.
Gol: 41' García (penal).
Árbitro: Osvaldo Schiavone. Expulsados: 70' Picatti y Milano.
Cancha: Gabino Sosa. Recaudación: $ 52.340.000.-
[1] 31 de agosto de 1980. Córdoba. Un éxito de resonancia. La Capital.
[2] Ibídem.
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Estoy muy ansioso, me empezaron a transpirar las manos así que respiré hondo. Me pasa cada vez más seguido. Quiero estar bien. En medio de este ataque de no sé qué le escribí a Pau. Le dije que no me sentía bien, que la quería mucho y que la extrañaba. Hablamos un rato me dijo que me iba a hacer Reiki a la distancia y yo le conteste llorando que quería que ya sea mañana y que me gustaría ser como el ave fénix para resurgir de las cenizas (sic). Ahora me causa toda esa ternura mágica y me río en voz alta. Me mandó un vídeo de Filo News sobre los problemas sociológicos del siglo XXI. Lo presenta Lalo Mir y dice que el mayor problema de los millennials y centennials es la ansiedad y que estudios de la Universidad de Madrid dicen que durante la pandemia aumentaron los casos de ataques de ansiedad, de pánico. Habla del FOMO, un término que re usamos en joda con mis amigues, básicamente es el miedo a perderte cosas, a no ser parte. Habla de la necesidad de estar hiperconectados, de la nomofobia, ese miedo irracional a no tener acceso a tu celular por un lapso de tiempo. Del paso del Panoptismo y la sociedad de la disciplina de Foucault a la sociedad del control, o mejor dicho, del autocontrol y la autoexigencia del individuo sobre el individuo. Lo piola del video es que tira un par de tips para manejar la ansiedad y en caso de no poder recomienda estar acompañado terapéuticamente, por suerte lo estoy haciendo. Ahora sé que solo necesito entender qué me pasa para poder estar bien, ponerlo en palabras, escribirlo, sacarlo de mí. Necesitaba saber que no me estaba volviendo loco y que es el mundo el que está cambiando y nosotres, simplemente, nos adaptamos como podemos.
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