#Hora azul
Explore tagged Tumblr posts
Video
Red City Hall by Pascal Volk
#Europe#Germany#Berlin#Berlin Mitte#Mitte#Park am Fernsehturm#Rotes Rathaus#Red City Hall#Ayuntamiento Rojo#Blaue Stunde#Dämmerung#Zwielicht#Blue hour#Hora azul#L'Heure Bleue#twilight#Dusk#Wide Angle#Weitwinkel#gran angular#WA#WW#Invierno#Winter#Architecture#Architektur#arquitectura#Canon EOS R3#Canon RF 24-70mm F2.8L IS USM#24mm
2 notes
·
View notes
Text
Currently Listening To: "Lunes Azul" by Orestes Gomez, Eric Chacón
0 notes
Text
Hora azul/Blue hour

View On WordPress
0 notes
Text
x-men 97 só despertou meu amor pelo Kurt (nutrido pelo Evolution qnd eu era criança)
#kurt wagner#nightcrawler#noturno#x men 97#brazilian artists#fanart#digital art#br artist#mine#x men#desde q eu aprendi a escolher cor pra arte eu evito azul e vermelho mas eu decidi q era hora de tentar e modestia a parte. eu lacrei.
533 notes
·
View notes
Text
» GAROTAS & ALL STARS SUJOS (23/11) — futura doação (!) » categoria: Hora de aventura » personagens: Marceline & Princesa Jujuba » recursos: psds por @.navh (deviantart) & fanarts por @ikimaru <3
meimei's note: eu sempre quis fazer uma capa delas, de verdade, elas são meus amores muah muah. uma memória que tenho de criança, é quando assistia hora de aventura pela SBT se não me engano, saia voado da escola pra casa só pra assistir os episódios :3 um verdadeiro exemplo pq mesmo com esse péssimo detalhe da minha vida, eu ainda era o melhor aluno da escola (~˘▾˘)~ haha, mas enfim, não gostei tanto dessa capa pq ela não ficou NADA com o que eu queria MAS fazer o que né? Que vida, vou seguir e frente e é isso :3
#social spirit#spirit fanfics#capa de fanfic#capa de spirit#capa para social spirit#capa simples#capa design#capa para spirit#capa spirit#capa de anime#capa anime#capa cartoon#capa para fanfic#capa para fic#capa para doação#capa azul#capa social spirit#capa soft#capa de fic#capa clean#capa com desenho#capa básica#capa#hora de aventura#adventure time#marceline#princess bubblegum#bubbline#this is a ship post#meinem
116 notes
·
View notes
Text
3 notes
·
View notes
Text
no puedo esperar a las fotos de los drones, había muchísima gente hoy era casi imposible caminar, casi pierdo a mis tías y a mi viejo en el camino 😭
#o sea. perdí a mi viejo en el camino pero lo encontré a la hora fkfkffk. a mi pobre prima la perdí y se tuvo q ir a laburar sin saludar 😭#tani's personal shit#es la primera vez q voy a la marcha desde peque.. la última vez se me bajó tanto la presión y la pasé tan mal q ya no fui más#pero nada. Increíble obvio. llevé La bandera azul con todas las fotos... no pude encontrar al abuelo pero igual :')
0 notes
Text
putita. — franco colapinto x lectora.
sin piedad dejás atrás un séquito de vana idolatría. / sos tan espectacular que no podés ser m��a nada más. / (tenés que ser de todos.)
sinopsis: entre tu compañero de equipo, franco, y tu, hay muchas cosas sin decir.
wc: 4.1k
warnings: nsfw (18+), bratty teammate!reader, celoso & mean dom!franco. como esto es un regalo, les dejo el resto como una sorpresa ;)
A/N: FELIZ NAVIDAD MI GENTE LATINO!!! no crean que me olvidé de ustedes con esa pequeña investigación de mercado que hice hace casi un mes. consideren esto un regalo navideño de mi para ustedes. rompí mi récord personal de palabras escritas (3.7k) hehe pero creo que es pq la canción me dio la oportunidad de ponerle mucho trasfondo. mención especial a @deepinsideyourbeing pq aunque no lo sepa ha sido una súper ayuda e inspiración en esta travesía mía de volver a escribir en español. tqm niñita <3



now playing . . . putita por babasonicos
“¿Todo bien?”
Tu voz consternada sacó a Franco rápidamente del trance accidental en el que se encontraba, ojos fijos en tu posición frente a él en las mesas compartidas de trabajo, cuando se supone que debería estar concentrado en la pantalla explanando gráficas y estadísticas que su mente al parecer faltaba de ganas para comprender.
Por fin se acababa la montaña rusa que había sido la temporada 2024. Definitivamente las últimas carreras no fueron las mejores fechas para el equipo, pero el optimismo seguía predominando el ambiente desde el día que llegó alguien con un carisma para competir con el tuyo.
“¿Eh? Si, si; sólo me distraje, tranqui.” Explicó rápidamente, pupilas volviendo al enfoque que debió tener desde un principio. Permanecieron ahí mirando el contraste que hacían las líneas en un potente azul contra su fondo gris— casi negro— y nada le hacía sentido. No cuando ocupabas cada esquina de su mente, e inevitablemente su mirada empezó a trazar cada centímetro de tu rostro como si fuera a olvidarlo todo en cuestión de un par de horas.
Pero él simplemente no podía evitarlo.
Espectacular era un adjetivo relativamente acertado para describirte. Para los chicos (y chicas) de categorías inferiores eras como una leyenda urbana. Franco te había visto antes en las ocasiones que la Fórmula Dos tenía sus feature races en la misma pista que la máxima categoría de los deportes de motor.
Era impresionante la manera en la que todo el mundo volteaba a verte al pasar, como si de una figura mítica que flotaba en vez de caminar a paso firme se trataba. Solo los más valientes y quizás elegidos por el universo— en otras palabras, los que te conocían— tenían la osadía de retornar tu cálido saludo.
Ya para cuando recibió la noticia de su entrada al equipo, eras un espejismo que habitaba en la parte de atrás de su mente, completamente inalcanzable. Seguía con la misma mentalidad de pertenecer a una categoría inferior, quizás ibas a ignorarlo en el momento de las introducciones de equipo.
Realmente, nunca olvidará el abrazo que le diste. Cálido, podía oler tu perfume a la perfección, mezclado con el aroma de tus productos para el cabello.
Aún no se lo creía, ni cuando te veía todos los días.
Pero la parte lógica de su cabeza le recordaba que todo no podía ser glamoroso. Eras admirada y codiciada por tu belleza, no por tus logros a tu corta edad y en un monoplaza que— y seamos honestos— era tremenda mierda. Un auto volátil como una bestia indomable, que lograbas tranquilizar con magia negra, quizás. El todavía no estaba claro de cómo hacerlo una constante, y prefería teorizar una explicación lógica a lo inexplicable.
“Muy interesante la data del año, ¿hm?” Ahí estaba de nuevo, tu dulce voz ahora complementada por los remanentes de tu perfume, sacándolo de otro trance frente a la pantalla.
Lentamente, levantó la vista, encontrándose primero con tu torso antes de escalar por tu cuello para llegar a la sonrisa un poquito burlona; sabías muy bien que estaba distraído.
“Nos podemos ir.” Indicaste, observando cómo se quitaba los audífonos y los ponía en su lugar antes de log out de la sesión, cerrando todos los documentos antes de.
Tus ojos seguían cada uno de sus movimientos con cautela, evitando hundirte en tu propia locura sobre la atracción que sentías por él desde el día uno, pero evitabas con fervor dar algún indicio.
Cómo cambian las cosas.
“Vení,” El turno de sacar al otro de sus pensamientos fue de Franco, su mano tomando tu muñeca para prácticamente arrástrate fuera del motorhome, cerrando la etapa de un fin de semana tan… tétrico.
“Quiero dormir catorce horas,” Bostezaste mientras el auto que los llevaría al edificio donde la gran mayoría de pilotos se hospedaban al estar cerca de la fábrica, estirando tus extremidades de una manera intencionalmente inapropiada, tomando todo el espacio en el vehículo para hacerlo.
Sabías— de manera acertada— que luego de su retiro en Abu Dhabi Franco estaba un poco fuera de serie, y no hay nada que no harías para animar a quien ha sido tu compañero de equipo favorito hasta ahora.
¿Cierto?
“Pará,” Su risa rellenó el silencio cómodo que antes ocupaba el espacio, sus manos envolviéndose nuevamente en tus muñecas en un intento de devolverlas a los límites de tu espacio personal.
Completamente contraproducente, el hombre desconociendo el efecto que tenía la presión que su cuerpo contra el tuyo ejercía, tu risa debilitándose en ciertos momentos quizás podía ser un indicio del ardor suave que se esparcía por tu abdomen.
“¡Tú primero!” Te quejaste, tirando de tus manos para liberarlas, intentando olvidar lo suave que eran sus dedos contra tu piel. Quizás, si Franco se concentraba, podía sentir tu pulso acelerado contra la fina capa en el reverso de tu muñeca.
“¡Vos empezaste!” De la manera más infantil y tierna te sacó la lengua, su cara lo suficientemente cerca de la tuya para que pudiera notar la manera en la que lo miraste.
¿Mirabas a todo el mundo así igual? A todo el que te adulaba, buscando una de tus características sonrisas pícaras, buscando una reacción de ti. ¿Los mirabas con las pupilas dilatadas igual que como lo mirabas a él en ese momento?
“Bandera blanca; ya.” Reíste, completamente ignorante a la manera en la que él te miró en ese microsegundo, logrando zafarte con éxito de su agarre.
Al llegar al lugar de su estadía Franco te abrió la puerta del vehículo, esperando pacientemente a que tomaras tu cartera para salir.
“Ay qué caballeroso,” Tu voz salió como un gratificante arrullo, acercando tu mano para pellizcar sus mejillas, ignorando la cara de traviesa que se cargaba.
Grave error, concluiste cuando Franco intentó morderte.
“Hijo de tu puta—“ Ni te dejó completar la oración, cerrando la puerta rápidamente y caminando a paso rápido hacia las puertas deslizantes, corriendo al ver tu expresión de sorpresa.
Hay veces que simplemente no podías descifrarlo, por más que quisieras. Saltaba con cosas así, coqueto y carismático, buscando sacar cada nota musical que componía la sinfonía de tu risa. Pero otras veces, te miraba embelesado, y tú simplemente no tenías idea por qué.
Sea lo que sea, igualabas su actitud, sus vibras. ¿Por qué no lo harías, si al final del día, el vibraba tan bonito?
Tampoco era muy difícil convencerte.
Todo esto para entender que claramente corriste detrás de él, pidiendo permisos a los pocos residentes que te cruzaste, maldiciendo— porque Franco siempre empujaba tus límites a nuevas alturas que desconocías, de la mejor manera posible.
Viste como se cerraba la puerta al elevador en tu cara, la suya con esa sonrisa que en cualquier otra situación te haría derretir. Ahora, simplemente querías borrarla de su cara.
Tus pies te guiaron por las escaleras, efectivamente llegando a uno de los pisos reservados para el equipo, esperándolo frente al ascensor con los brazos cruzados. Su sorpresa por tu rapidez era evidente, y sus pasos hacia ti, cautelosos.
“Pendejo,” Simplemente le diste un ligero golpe vertical a la parte de atrás de su nuca, su risa haciendo eco en el pasillo desértico.
“¿Querés agua? Estás rojita,” Ahí estaba ese tono coqueto de nuevo, pero decidiste ignorarlo y dejar de lado el pequeño desacuerdo para asentir, viendo como sus manos exploraban lo desconocido del bolsillo interior de su chaqueta para sacar las llaves antes de quitarse esa prenda.
El pequeño departamento era parecido al tuyo en cuanto a estructura; una pequeña sala de estar con algunos muebles, el angosto pasillo que dirigía hacía la única habitación, la cocina que parecía que nadie había preparado un solo platillo, y la ventana que guiaba hacia un pequeño balcón.
Quizás, el tuyo un poco más desorganizado, tu intento de seguir a la moda a pesar del frío podría ser el culpable del tremendo desastre que habías dejado y seguías fielmente ignorando hasta el momento de empacar para el siguiente destino. Podías divisar a la lejanía las tenues luces de otros edificios y casas de familia. Woking era como cualquier otra ciudad no turística de Inglaterra; fría, nublada. Muchas casas pequeñas y un público poco emocionante.
“Para vos, señorita.” El tour que te estabas dando de su living quedó en el olvido— absteniéndote de tocar lo que sea— tomando la botella de agua mineral antes de beber largos sorbos, Franco tomando asiento en el sillón que pertenecía a la pequeña sala de estar.
“¿Te puedo hacer una pregunta?” Las palabras escaparon sus labios. Levantaste las cejas, acabando la botella de agua para ponerla en la basura antes de sentarte a su lado.
“Hasta tres,” Para él, tu sonrisa competía con las luces de la ciudad donde se encontraban, de tanto que deslumbraba.
“¿Te gusta alguien?”
La pregunta colgó en el aire por unos escasos segundos, tu expresión curiosa cambiando a una de confusión. Te moviste más cerca, como para descifrar con lo que te cuestionaba.
“Si, me gusta todo el mundo. Bueno… la mayoría de gente que conozco, si.” Una respuesta digna de una Miss Universo, pero no era nada cercano a lo que te preguntaba.
“No, no.” Franco sacudió su cabeza de lado a lado, acercándose más. Su rodilla chocaba con la tuya.
“¿Te gusta alguien? Como… más que amigos.” Notó rápidamente como tu expresión cambió a una que no reconocía exactamente bien. No sabría decirle a alguien más que pasaba por tu cabeza, pero era tristemente común; no sabía leerte.
“¿Por qué preguntas?” Evadiste su pregunta de manera exitosa dejando de lado la botella mitad llena, esforzándote para que la fachada que habías construido con el tiempo se mantuviera de pie frente a lo que considerabas un ataque. ¿Sabía? ¿Franco sabía lo mucho que le gustabas?
“Parece que estás enamorada de todo el mundo.” Su comportamiento calmado te estaba sacando de serie, te estaba dando ganas de trepar las paredes de la desesperación. Lo que desconocías es la furia que la idea de que esa fuera la realidad le daba a Franco.
¿Por qué tenías que ser de todos, y menos de él, a su parecer?
“¿O estás enamorada de la atención?” Su tono te sorprendió, al igual que la agitación que te estaba provocando le sorprendió. Eras la definición de perfección, hasta en momentos exasperantes asumías una calma impresionante.
“¿Qué pasa si lo estoy?” Observaste la manera en la que sus cejas se levantaron por tu tono; desafiante, grosero.
La cercanía repentina entre sus cuerpos fue algo que pudo notar, pero no podía dejar de mirarte a los ojos. Era como si hubiera volcado un switch en ti. Una sonrisa un tanto burlona se escondía detrás de tus labios. El aire que flotaba en frente de ustedes se sentía espeso, y por un momento, se quedaron mirándose uno al otro. No pudieron haber pasado más de medio minuto, pero se sintió como una eternidad.
Era como si Franco por fin había descifrado el código de la caja fuerte donde escondías tu actitud sincera, tu vulnerabilidad donde no eras tan inocente ni agradable de lo que parecías.
“Te comportás lindo con todo el mundo para que te den atención, por qué te encanta que te miren.” No le importó externar sus hallazgos; sus palabras eran como una pieza que acababa de encajar tanto para ti, como para el.
Pero no obtuvo ninguna reacción vocal de tu parte, solamente tus ojos fijos en él, siguiendo cada movimiento que ejercitaba.
“¿O estoy en lo equivocado?” Franco retó, buscando una respuesta explícita de tu parte, su mano posicionándose en tu muslo, el círculo deforme que trazaba con su índice dejaba piel de gallina a su paso que la ropa apenas lograba esconder.
“No, pero si me vas a juzgar, creo que es suficiente por hoy.” Intentaste extender tus piernas, pero sus reflejos fueron lo suficientemente rápidos para tomar tu mano y devolverte a la posición anterior.
“Yo nunca te juzgaría, preciosa.” Su tono de voz era algo que desconocías. Dulce, callado; íntimo. Tiernamente, acarició tu mejilla con el dorso de su mano antes de que sus dedos aprisionaran tu quijada.
“Sos una putita; eso no es nada.” Pudiste captar brevemente sus palabras detrás del latido ensordecedor de tu corazón, tu cara todavía no le brindaba una respuesta implícita a lo que necesitaba.
Por otro lado, ¿tus labios? Una historia completamente diferente.
Los anexaste a los suyos como si de una necesidad primaria se tratara, tus manos empuñaron la tela del team kit, y te aferrabas con una desesperación que gritaba más, más, más.
Franco simplemente ya no podía resistirse.
Desde el momento que entró en realización de que todo lo que pasaba era real, sus manos siguieron el camino para poder reposar más arriba de tus muslos, con suficiente fuerza para casi arrastrarte a sentarte en su regazo.
Sin embargo, eso no logró suceder, el beso terminó abruptamente. Te dejó persiguiendo sus labios mientras los suyos continuaban su camino a lo largo de tu cuello. El suspiro que salió de tus labios no fue lo suficiente para satisfacer esa sed que tenía por ti.
Tus manos se enredaban entre los rizos con highlights naturales, tu agarre apretándose el momento en el que sentiste un pequeño ardor particular cerca de tu clavícula. La marca producida por la combinación de sus dientes y sus labios logró su objetivo de sacar un gemido de tus labios.
Pero no era suficiente.
Sin recibir órdenes te quitaste el sweater de lana, y rápidamente Franco pudo comprobar que la piel de tu torso era mil veces más suave que la tela que te mantenía calientita… hasta ahora. Ya era su turno, después de infinitas horas de espera.
“¿Sabés algo?” Su voz era demandante, lo suficiente para sorprenderte justo como hiciste con él hace menos de veinte minutos. “Vos me gustás— no, me encantás. Pero siempre me tratás igual que todo el mundo.”
No encontrabas la voz para responder, atónita por la manera en la que ni se preocupó en quitarte el bra, simplemente rodando los straps hacia abajo para dejar que el aire acariciara la piel, endureciendo tus pezones casi instantáneamente.
La forma en la que se lamió los labios simplemente te hizo retorcer, algo similar a la electricidad recorrió tu cuerpo para detenerse entre tus piernas.
La excitación se mezcló con confusión en el momento que no se detuvo a darle atención a tus pechos, si no que siguió el camino con su boca luego de dejarte expuesta. La pausa al encontrarse con tus jeans fue suficiente indicación para que levantaras las caderas, dejando que remueva la pieza con más facilidad.
“Se me olvidó que eres friolenta.” Su risa fue un tanto sarcástica al encontrarse con un par de medias térmicas, casi arrancándote la pieza y llevándose tu ropa interior húmeda a su paso.
“Fran…” Ni sabías lo que ibas a decir, pero tu compañero tomó caso omiso a tus palabras, maravillado de la hermosa vista que tenía en frente de él.
“No sabés lo mucho que siempre he querido hacer esto.”
Fueron las últimas palabras que soltó antes de ocupar su boca en brindarte placer, su lengua trazando una línea que recogía el exceso de humedad que cubría cada centímetro de tu centro, el murmullo de aceptación chocó con el sonido del aire que tus pulmones exhalaron de repente por la sorpresa.
El sentimiento era inexplicable, la devoción y expertise con la que movía su lengua para estimular ese punto sensible era inexplicable. La timidez que tuviste por escasos momentos desvaneció, tus gemidos reemplazando el vacío que dejó en la habitación.
Elogios entre cortaron tus gemidos al momento en el que él encajó su índice más allá de tu entrada, la facilidad debido a la lubricación que ya empapaba su mentón. Muy en contra de su voluntad, Franco tuvo que separarse para tomar aire, pero se tomó la libertad para deslizar otro dedo.
Movía su mano con cierta lentitud, observando a detalle tus expresiones. Frunciste el ceño a la falta de estimulación, tu labio inferior destacándose en forma de protesta. Era una comunicación no verbal, la forma en la que rodó sus ojos indicó que entendía tu reclamo, aún más cuando empezaste a mover tus caderas para conseguir más fricción.
Franco sonrió para sí mismo antes de inclinar de nuevo la cabeza y volver con aún más ansias a probarte, los sonidos que producía al chupar suavemente eran obscenos. Cualquier queja o desagrado se desvaneció en el placer que sentías cuando posicionó sus dedos para acariciar ese punto dulce con una textura peculiar que te estaba haciendo retorcer, tus manos nuevamente apretando las hebras onduladas. El movimiento de caderas que mostraste en forma de protesta anteriormente se volvió a producir a causa de la creciente sensación en tu abdomen bajo.
Tú lo sabías. Franco lo sabía también.
Tu orgasmo llegó de manera repentina,— aunque no inesperada— haciendo temblar tus muslos que igual apretaban la cabeza de tu compañero de equipo que te devoraba con fervor.
“Que conchita tan rica,” El halago hizo que tu vista se dirigiera hacia donde provenía la voz, una sonrisa creciendo al momento que notaste la fina capa brillosa que cubría sus labios y mentón; se veía hermoso.
Casi haces que arrastre sus rodillas en la alfombra de la habitación cuando tiraste de su camiseta para otro beso, tus labios danzando en contra de los suyos con cierta desesperación en cada movimiento.
“Vamos a la cama,” Franco murmuró entre besos, aunque su petición fue ignorada al momento que le quitaste la pieza, tirándola a otro lado de la habitación antes de resumir la sesión de besos que compartían. No te importaba probarte a ti misma en su lengua; es más, te excitaba aún más.
“No, aquí y ahora.” Respondiste a su intento de levantarse, luego de regresar a su posición anterior, arrodillado enfrente tuyo. Tus dedos acariciaron delicadamente la cicatriz, como si la piel se volviera a romper. Franco tembló por la caricia, pero sus dientes hundiéndose en tu labio inferior superaron el breve momento de debilidad de su parte.
Un quejido salió de tus labios al sentir el tirar que producía su mano en tu cuero cabelludo, separándolos de beso. “Cuidá tu tono, putita.” Te advirtió, entrecerrando los ojos al ver la sonrisa burlona que produciste.
“¿Y si no quiero, qué?” Moviste tus pestañitas para continuar con el acto de inocencia, sabiendo que era todo lo contrario a tus acciones y palabras en momentos anteriores.
“No estaba preguntando.” Soltó el agarre que tenía en tu cabello, parándose rápidamente. Con la separación, tomaste la oportunidad de quitarte el sostén, tomando en cuenta que estaba estorbando en tu torso inferior; era casi una falda. “Cama. Ya.”
Prácticamente te jaló hacia su habitación, dejando atrás la ropa despojada, pero seguiste a paso rápido con una pequeña risita. Los roles se habían invertido, considerando que ahora tenías una nueva fuente de dopamina al hacerlo molestar.
Sus labios volvieron a conectar con los tuyos por un breve instante antes de que prácticamente te empujara hacia a la cama con cierta brusquedad antes de posicionar su cuerpo sobre el tuyo y volver a besarte con frenesí.
Sentiste algo contra tu pierna, y en un acto de inocente malicia, doblaste tu rodilla ligeramente. En medio del beso, un quejido escapó de los labios del hombre encima tuyo, sintiendo la piel de tu suave muslo estimular su entrepierna aún cubierta por ese par de cargo pants que casi salían solos.
“Te gusta provocarme, ¿eh?” Era una pregunta retórica pero aún así asentiste con entusiasmo, su voz entrecortada por la respiración agitada causó que un escalofrío recorriera tu cuerpo.
Sin otra palabra más, se apartó de la cama y del calor de tu cuerpo para desabrocharse los pantalones, rápidamente quitándolos del paso junto con la ropa térmica y su ropa interior. No pudo evitar ver la forma en la que te lamiste los labios, observando cuidadosamente cada movimiento.
Franco posicionó su cuerpo entre tus piernas, y sentías ese mismo peso ahora reposando entre el interior de tu muslo mientras besaba tu cuello con lentitud y cuidado. Por un momento, dejaste de lado la desesperación por sentirlo adentro tuyo, y dejaste que te manoseara como si de una pieza de porcelana se trataba, mientras tu mano acariciaba sus sedosos rizos.
Pero la paz duró poco, tus párpados desplegándose extensivamente para mirarlo fijamente mientras rozaba su punta— ya goteante por la excitación— desde tu entrada hacia tu clítoris, todavía sensible por el trato que le brindó hace unos momentos.
“Fran…” Tus quejas cayeron en oídos sordos, retorciéndote contra su cuerpo, intentando desesperadamente encontrar ese alivio de tanta necedad reprimida en ti.
Lo necesitabas, y en ese preciso momento.
“¿Qué pasa?” La voz de Franco resonó con sarcasmo al ver tu angustia. “¿Querés que te lo meta?” Asentiste, sintiendo el calor subir a tu cara. “Di por favor.”
Lo miraste como si estuviera loco, pero demostró la seriedad de sus palabras al alinearse contra tu entrada empapada y empujando su glande suavemente para luego volver a estimular tu clítoris.
Exhalaste como si su petición era lo más complicado que alguien te hubiera pedido nunca antes, tomándote un momento para pensar solo para seguir molestando, antes de responder “Por favor, Franco.”
“¿Ves que no fue tan difícil?” Besó tu mejilla antes de volver a alinearse con tu entrada, resistiendo la invitación que le brindaba el calor de tu centro de que lo tomaras completo en ese instante.
Un quejido ruidoso salió de los labios de ambos, casi armonizado, en el momento que su miembro entró por completo. Cerraste los ojos, tu respiración agitada durante el proceso de adaptación a la intrusión dentro tuyo.
Franco, por otro lado, sentía que se podía morir.
Estabas tan… apretadita, calentita y mojada para el que se sentía como si estuviera en un sueño. La mujer que tantos hombres codiciaban estaba debajo de él, con sus piernas envueltas en su cintura y besando la cicatriz de su hombro entre exhalaciones superficiales.
Y si moría, moriría el hombre más feliz del mundo.
“¿Bien?” Preguntó después de un momento, tomando el corto movimiento de cabeza como confirmación para empezar a mover sus caderas.
Quién diría que esa chispa malcriada e insolente podía ser apagada de una sola manera. Ahora te tenía a su merced, gimiendo y disfrutando el placer que te brindaba su miembro tocando ese punto dulce una y otra y otra y otra vez. Tus uñas dibujaban patrones rojos en su espalda, hundiéndose más en la piel al momento que se concentraba en llegar lo más profundo posible.
“Abrí la boca,” Franco demandó entre gemidos, una de sus manos colocadas en tu quijada, pero quizás se vería mejor alrededor de tu cuello— se estaba emocionando demasiado.
“¿Para qué?” Preguntaste pícaramente, mirándolo con ese intento de inocencia, como si no estuvieras tomando cada centímetro que podía ofrecerte sin ninguna queja.
“Abrí.”
“No.”
“Putita.” La saliva cayó en tu pómulo en vez de tu lengua, donde él la quería en un principio, pero tú terquedad no lo iba a detener. No lo detuvo al momento que colocó tu pierna encima de su hombro, probando tu flexibilidad para poder dibujar círculos sobre ese núcleo sensible.
La estimulación hizo que tus ojos se cerraran de repente, tu boca formando una O para poder dejar salir los gemidos que salían desde la parte más profunda de tu garganta.
“Fran… Franco—“ Jadeaste, tratando de recuperar un poco de compostura para la siguiente petición. “¿Puedo…”
“No.” Su respuesta interrumpió la pregunta, haciéndote fruncir el ceño. Sabía lo que ibas a pedir, por la manera en la que tus cálidas paredes internas estaban apretando su miembro de una manera tan deliciosa. “Si tan solo mi putita se portara bien…”
Un grito ahogado lleno de angustia rebotó por las paredes antes de que tu labio inferior resaltara, enseñando tu arrepentimiento justo cuando te convenía. “No, Fran, porfa.”
Oírte rogar trajo más satisfacción de lo que esperaba, pero aún así no tenía ninguna intención de doblegarse a tus exigencias. “No.” Insistió, moviendo sus caderas con más velocidad.
“¡Franco, no puedo!” Lloriqueaste, sintiendo el placer abrumador casi asfixiarte. Era demasiado; el peso de tu cuerpo sobre ti, el estiramiento que sentías en el músculo interior de tu muslo, como llenaba cada curva— cóncava y convexa— dentro de ti a la perfección, y la estimulación que te estaba volviendo loca.
“Ya.” Apretaste más el entrecejo en confusión a sus palabras. “Venite conmigo; ya.”
Fue un alivio para ambos, tu cara escondida en la coyuntura de su cuello y su hombro, gimiendo su nombre como si fuera un cántico para los dioses. Solo ahí, y subsecuentemente al ver tu centro goteando el líquido blancuzco mientras intentabas recuperar el aliento, Franco pudo confirmar que por más despampanante que eras, no podías ser de todos.
Tenías que ser solo de él.
taglist : @bernelflo @simple-coruscans @rubiapecosa @bieberismysoulmate @lasurferita @sidneywasfound @theonottsbxtch @coquettekiss @maddieislost @thelvsickgirlxx
#𓈒ㅤׂ 𓇼✽ — writing !#franco colapinto#franco colapinto smut#franco colapinto x reader#franco colapinto x you#franco colapinto fanfic#fc43#fc43 x reader#fc43 x you#fc43 fic#fc43 smut
167 notes
·
View notes
Note
Só lembrei da minha ideia agora, perdão mandar tarde assim
Você conseguiria escrever yandere! Azul, malleus e vil com uma Yuu que simplesmente não fica presa?
Não é como se ela quisesse fugir ou estivesse muito desconfortável, pelo contrário, elaate gosta deles, ela simplesmente so não fica presa
Tipo, o malleus prende ela em um quarto e meia hora depois ela tá andando pela diasomnia como se ela não tivesse feito a coisa mais impressionante do mundo, e quando perguntam pra ela "como vc escapou?" Ela só fala tipo "ah mano, o cadeado quebrou" como se não fosse nada
Muito obrigada, e time muito cuidado consigo mesma
.。*♡ Translation: Can I have Azul, Malleus and Vil with a reader that always escape somehow? Like, she's super lucky and things tend to work for her. But it's not that she wants to run away or don't like them, it's just somehow she always escape.
.。*♡ A/N: Gonna reply in english, Sweetie! But omg have I told you already that I loved this? This is all so silly and they're so dramatic, help---. I was imagining so many scenes when I was writing those hcs that I sincerely thought for a whole second to write a oneshot instead. Glad I didn't because it would be lengthy as hell, not that I won't do it in the future 👀. Well I hope you enjoy, darling! <33
.。*♡ Warnings: Yandere content, kidnapping (on malmal's part), Azul's insecurity + him guilty tripping reader, reader loves the yandere, technically fem!reader but no pronouns / gendered terms were used so everyone can read!

Malleus is a powerful wizard and he knows it. He could move mountains with the blink of an eye or make the seas stir, in fact, he would be more than happy to demonstrate everything he can do in front of you. He almost looks like a bird trying to impress its partner. So silly.
The problem is that Malleus is possessive, he wants you by his side all the time. He wants you to be the blood that runs through his veins, wants you to be the air he breathes and the water that touches his lips, that's why, after a few months of just being your friend, he takes the first step and asks you to be his lover. And he's a good boyfriend, a little clumsy and confused, of course, it's his first time in a romantic relationship, but he always tries to be better for you. He is almost perfect.
But not even that can tame the inner dragon that roars and breathes fire inside, far from it, having you so close makes Malleus more greedy. He just wants more and as usual he simply takes what he wants. Your moving into his room as he likes to call it happens at night, after you sleep so peacefully without knowing what is happening, his fingers gently groping over your skin, his lips connecting with your cheeks and forehead as he watches over your dreams. He can get used to it.
When you wake up and the first thing you see is your boyfriend and hear him say all those absurd things and feelings that have been building up in his chest, of course you don't react well. You're scared, confused but there's still love for him in your heart as you slowly turn away and hide yourself on his blankets, pondering.
But there's nothing you can do, not at that moment and controlling yourself as much as you can, you pretend that kidnapping people because you love them so much is considered normal - for someone who has lived a long time like him, Malleus certainly doesn't understand sarcasm, since he's overjoyed, kissing you and being content in watching you do completely mundane things.
By the way, even if you wanted to run away, appealing to Silver's good heart or Sebek's sense of justice is in vain. If their prince decided to do what he did then they won't stop him, instead they will talk to you, explain to you that things will be better if you just accept it. And Lilia will endorse this thought.
Now, after some time passed and you realized that you didn't care, it's not as if you're trying to escape per say. But as you were trying to open the doors to go outside for something, you applied a little more force and it opened. The same happened when you tried to open the windows, removing the padlocks from them with ease since they weren't even closed, letting the sun's rays illuminate Malleus's room. If Malleus was trying to keep you in his room he was failing horribly.
Your supposed plans to escape improving with each new attempt, but no matter how many times you "escaped" Malleus always seems to be two steps ahead, a smug smile on his lips.
He always knows that you will try to run away, just as he knows that after that you will come running into his arms as if nothing had happened, wanting the comfort that only he can offer. While your escape attempts are funny to watch, he asks you why you always escape and how, and your answer makes him laugh loudly. So you're not trying to escape, you just don't like to spend everyday in his room and away from him? Granted, he now takes you on walks in Diasomnia's gardens and through some ruins he has found. He also allows you to spend time with his brothers and father.
Now that he knows you're not trying to escape, Malleus will let you walk peacefully through Diasomnia and the campus but you know that somehow he is always watching you. At the end of the day you will return to his side.
⠀
Vil knows who he is and what he is capable of doing, what he is capable of achieving if he stays focused and persists in whatever is on his mind. And at the moment what occupies his mind is you, his sweet schatz. Loving you is the best thing that has happened to him, so soft and sublime, just like the books and movies suggested it would be.
And it's out of love that Vil brings you to live at Pomefiore after talking to you and knowing your opinion, he knows very well that his feelings of possession are unhealthy but in a world of villains, you learn to ignore that. It doesn't mean he doesn't first try to get your opinion on moving before he becomes a villain who stole your freedom in your eyes. And seriously, life in Pomefiore is better than in Ramshackle where you had to hope the roof didn't fly off and be careful with the stairs and the leaks and the hard mattress that made your back hurt.
You notice that Vil reveals his true colors slowly, switching this and that in your schedule to match his. Or doing your skin care himself because he likes the control and taking care of you, and well, you don't really care about that. Not even with the big changes he makes, as long as he still loves you, you follow him without complaining. And Vil realizes this, which is why he never imagined you would try to escape from him. If you can call this an escape attempt, that is.
You were creating potions in Vil's personal laboratory. Why? Because you wanted to show him what you had learned today, but the potion was so potent that it almost put him to sleep as soon as he smelled it. Needless to say, he wasn't happy about it, a little disoriented and with a growing migraine on the way, he thought that you were trying to put him to sleep to run away. But he was strangely happy to notice that you were feeling guilty and explaining what were your intentions as you make sure that everything's was alright with him. As an actor he knows how to recognize a liar, but you spoke the truth. So he decided to let it go.
It was just a single, terrible mistake, right?
Such incidents continued to occur. Sometimes even Rook had difficulty following you around campus, having to use his Unique Magic to be able to keep his eyes on you. Lady Lucky seemed to favor your above everyone else, helping you in your little escapades. You did a little bit of everything, you even managed to create a shrinking potion, staying tiny for a whole day and, instead of looking for Vil to fix this problem, you went out there into the world wanting to experience the spontaneity of the moment. One of these days you'll leave him gray with worry.
Despite the frustration bubbling within him, Vil sits you down at his dressing table to work on your hair and asks you about all these incidents, wondering if they were just tests to see how far you could push him to his limit before actually trying to escape. But when you explain your intentions to him, knowing that you're not trying to get away from him takes a weight off his shoulders. The whole situation becomes comical, here he was worried and with countless thoughts running through his head, a particularly potent potion hidden in his pocket and here you are, completely unaware of the effects you have on him.
He thinks it's ridiculous that he considered that you would run away when he stops to think about how you adore his affection, drink in his every word and savor his every gesture. You're a troublemaker but are still so dependent on him. Maybe he was a little hasty and now he can finally relax. This little quality of yours though both confounded and captivated him.
⠀⠀
Azul is above all a strategist. He plans everything from the way you will meet for the first time to the way he will steal something from you. Maybe a talent, maybe a skill, but something will become his to satisfy that strange feeling he has in his chest every time he sees you. Weeks of plans are thrown out the window as soon as one day you sit in his office chair, wanting to make a contract with him. And that is the unique chance he has been waiting for, regardless of what your heart desires, he is able to achieve it and in return have you.
If only it were that simple... It's only after his whole overblot fiasco that you finally start to get closer, you still staying by his side to help him rebuild Mostro Lounge. And months later, friendship became a relationship due to Azul's calculations and assumptions. In the end you had your wish fulfilled and so did he, having you as his partner was like a dream come true. Yet, sometimes he wonders what you see in him.
He doesn't let that thought stay on his mind much, preferring to spend time with you, thinking about you, heavens he's so clingy he can't even keep his hands off you, that is, when you're alone of course. You're so sweet to him, bringing him coins for his collection and asking him how his day was, it's nice to have someone who cares. But it's terrible to imagine the ways that anyone who has a beef with him would hurt you for his actions, so Azul proposes another contract with the intention of protecting you from possible threats.
The contract in theory is simple: to remain under the twins' watch and protection. Though, your friends and other people tend to avoid you because of this, because Jade and Floyd are too intimidating. You particularly find them funny with their very different mannerisms, hovering over your shoulders like two shadows, Floyd pestering you while Jade supposedly tries to control him. Azul thinks this is a good contract, whether you think so or not - he can be convinced otherwise through persuasion.
Something that Azul didn't foresee, however, was that the twins would get bored of playing babysitter and would drag you somewhere. Jade wanted to show you his terrariums while Floyd wanted to take you to see their house, neither of them answering any of Azul's messages or calls, not even you but that's because you were trying to get the twins not to fight each other. So your escapades happen because of them, because of that Azul knows that you're not trying to leave him and he recognizes that, but due to his insecurity, every time you return to him Azul seems about to start crying while he wrap himself all over you.
If you tried to run away he could at least do this and that to prevent it, instead he tries to make you feel guilty for making him worry so much. He was about to cut off his own tentacles and eat them if you took one more second to walk through that door, is that what you wanted? It must be, otherwise you wouldn't have run away without saying anything to him >:(
Cuddle him now. Or else, he'll gonna be cranky and fussy. He just loves you so much and he knows you love as well, so why do you do this? Just let him love you completely and wholly.
#twisted wonderland#yandere twisted wonderland#yandere vil#yandere vil schoenheit#yandere azul#yandere azul ashengrotto#yandere malleus#yandere malleus draconia#malleus x mc#malleus x yuu#malleus x reader#vil x mc#vil x yuu#vil x reader#azul x mc#azul x reader#azul x yuu#yandere vil x reader#yandere malleus x reader#yandere azul x reader#lorkai headcanons
451 notes
·
View notes
Video
Autobahn A 100 by Pascal Volk
#Berlin#Berlin Tempelhof-Schöneberg#Europe#Germany#Schöneberg#Wexstraße#Blaue Stunde#Dämmerung#Zwielicht#Blue hour#Hora azul#L'Heure Bleue#twilight#Dusk#Wide Angle#Weitwinkel#gran angular#WW#WA#Herbst#fall#autumn#otoño#Autobahn#Controlled-access highway#freeway#motorway#Autopista#Light trails#Lichtspuren
2 notes
·
View notes
Text
TU CUARTO



Enzo Vogrincic x photographer! reader
Smut - unprotected sex [NÃOOOOOOOOOOOO!!!!], oral sex [F! Receiving], light masturbation, light degradation, cheating, Enzo puto canalha e você sendo a própria presidente da coitadolândia e uma loba ao mesmo tempo
N.A- três anos que eu tava escrevendo esse negócio e aí mandei 3 mil palavras e foi isso🙌🗣️‼️💥. Isso aqui tá uma bomba de Enzo tesudo estudante de teatro viu⁉️. A primeira cena foi altamente tirada dessas fotos ali em cima, beijos😍😍

— Os olhos castanhos olhavam o próprio reflexo no espelho quadrado firme em sua mão, pelo menos era o que quem via achava. Enzo, despretensiosamente, olhava para a mulher de cabelos rebeldes com uma câmera nas mãos e um cigarro pendurado entre os lábios.
– "Enzo, coloca sua mão no bolso na calça, por favor?"– Ele olhou pelo reflexo enquanto dirigia sua mão até o bolso traseiro da calça jeans. A respiração era pesada enquanto você se ajoelhava atrás dele e os cliques rápidos da câmera eram ouvidos. – "Pronto!"– Você disse embolado, olhando na câmera as fotos recém batidas. O cigarro totalmente fumado foi logo retirado de entre seus lábios e jogado dentro da lixeira pequena perto da mesa que segurava toda a bagunça que você carregava. – "Desculpa te chamar tão em cima da hora. Eu tinha esquecido completamente da atividade. Atrapalhei você?"– Você perguntava enquanto guardava a câmera na bolsinha preta encima da mesa. Enzo acenou com a cabeça, sorrindo tolo para a sua preocupação desnecessária.
– "Relaxa! Não tive ensaio hoje."– Ele disse tranquilamente enquanto pegava a própria mochila que antes ficava sobre a cadeira de madeira dobrável.
– "Vou editar elas e mostrar pro Ignácio, depois te mostro!"– Enzo sorria para você a alguns segundos, tantos que ele sequer percebeu o quão bizarro estava parecendo.
– "Ah, claro! Mas não posso ter nem uma migalha delas agora?"– Sua risada genuína surgiu no ambiente. Genuinamente sorridente com a forma como Enzo se expressava. Você acenou com a cabeça negativamente e ele entortou os lábios com uma face deprimente.
– "Não olha com essa cara. Prometo que te mando uma mensagem assim que estiver tudo pronto. Mais uma vez, obrigada! Você 'tá sempre me salvando nas aulas práticas."– Vocês dois riram enquanto caminhavam para fora do estúdio da universidade.– "Seguinte, a aula acaba às nove. A gente pode se encontrar em algum lugar e eu te mostro as fotos."– Você disse parando na porta e olhando para o relógio por alguns segundos.
– "Claro!! Pode ser no meu quarto? Queria conversar contigo."– Você riu e acenou com a cabeça. Olhando novamente para o relógio, arregalou os olhos e xingou baixo.
– "Tenho que ir! Dez minutos pra editar a foto e entregar pro professor."– Você disse, seu tom de voz aumentando conforme se afastava, fazendo Enzo rir e acenar com a mão esquerda.
— Suas mãos reviravam a bolsa preta apressadamente enquanto caminhava até os dormitórios. Enzo estava parado na porta, o ombro direito encostado na batente enquanto ele olhava para o chão com os braços cruzados.
– "Finalmente!"– Enzo disse enquanto levantava as mãos pro alto em comemoração.
– "Puta que pariu!"– Você deu um pulinho assustado, fazendo Enzo rir alto enquanto dava um espacinho na porta para que você passasse. – "Tem cigarro aí? O meu acabou e eu não tenho outra carteira."– Fez sua melhor cara de choro. Enzo fechou a porta e olhou para o seu rostinho choroso, pensando por longos segundos se você teria a mesma expressão quando começasse a ficar tonta de prazer. Ele chacoalhou a cabeça e apontou para a mesinha ao lado da cama, fazendo o seu olhar viajar direto para a carteira de cigarros fechada sobre a madeira escura. Com pequenos passos rápidos você se inclinou para pegar um dos cigarros na carteira, a saia que usava subiu até que Enzo pudesse ver um pedacinho da calcinha azul marinho e a polpa da bunda. Os lábios inferiores se perderam entre os dentes dele e ele se segurou para não soltar um gemido manhoso com a visão. – "O que você queria falar? Disse que queria conversar comigo."– Você perguntou enquanto jogava o isqueiro e a bolsa no chão e se sentava na cama com as pernas esticadas, não sem antes retirar os sapatinhos preto e colocá-los ao lado da bolsa.
– "Acho que vou terminar com a Sofia."– Ele disse rápido, sem papas. Se sentou na cama de frente para você e apertou as mãos uma na outra, olhando para os próprios pés cobertos pela meia cinza. A fumaça branca saiu suavemente por seus lábios enquanto encarava ele, pedindo de forma não verbal para que ele continuasse. – "Não tá dando certo. Não tem mais conexão nenhuma."– A bituca do cigarro foi colocada sobre o cinzeiro de vidro sobre a mesinha e então você se virou para encarar Enzo.
– "Você se sente assim. E ela?"– Enzo olhou para as mãos, os pés balançavam suavemente enquanto ele respirava fundo, tomando um shot de coragem para falar sobre sua própria humilhação.
– "Ela falou comigo na semana passada, disse que tinha beijado um cara na festa do Fernando."– Você se engasgou com o ar. Olhando para Enzo em total estado de choque.
– "Porra. Nossa, você tá bem? Podia ter me contado antes."– Enzo balançou a cabeça. De alguma forma, ele não estava nenhum pouco afetado com a informação de ter um belo par de chifres na cabeça. Ele se sentiu aliviado, sentindo que poderia fazer o que mais sentia vontade e não precisaria ter culpa.
– "Não sei como lidar com a forma que me senti. Não sei nem se ainda gosto dela."– Você colocou duas mechas do cabelo volumoso atrás das orelhas torneadas de brincos dourados. – "Pra ser sincero, já faz tempo que eu me sinto assim, só não sei como falar com ela."– Você ficou ainda mais surpresa. Os pezinhos massageando um ao outro suavemente enquanto pensava em suas próximas palavras. No final decidiu por ficar em silêncio, as palavras que diria só pioraria a situação. – "Não faz isso."– Você levantou o olhar, visivelmente confusa com as palavras de Enzo. – "Essa carinha de quem não sabe de nada, quando na verdade você sabe exatamente o que eu sinto."– Ele suspirou alto, a mão direita viajando até a ereção crescente entre suas pernas e deixando um aperto firme. Você por vez apertou as coxas uma na outra, tentando desesperadamente aliviar a tensão entre suas próprias pernas. – "Sabe muito bem como me deixa. Aquela carinha de coitada quando vem me pedir ajuda porque esqueceu do trabalho prático que pediram, porra! Não sabe quantas vezes eu imaginei você com essa mesma carinha implorando pra eu te comer, bebita."– Enzo esticou uma das pernas, colocando entre as suas e afastando suavemente as suas pernas, deixando para ele uma vista vaga do pequeno pano azul que escondia o que ele mais desejava ver.
– "Enzo... a Sofia..."– A respiração pesada dele enquanto ele se sentava na cama, indo cada vez mais para perto de você.
– "Shh, você não precisar fingir, amor. Só, deixa acontecer. Tá tudo bem."– Enzo sussurrou, as mãos tocando toda a pele nua de suas pernas e o rosto cada vez mais próximo do seu. – "Só deixa..."– Antes dele terminar seus lábios se juntaram aos dele. Os olhinhos fechados, apreciando a sensação do toque dele. A mão que não estava em suas pernas segurou seu pescoço, soltando levemente seus lábios apenas para respirar. – "Deixa eu te comer hm? Te deixar bem calminha, nena."– Enzo se encaixou entre suas pernas, os beijos descendo cada vez mais, lábios molhados em seu pescoço, atravessando o vale coberto entre seus seios e descendo pela barriga enquanto a mão dele segurava a barrinha da camiseta para cima. Você automaticamente ergueu os quadris quando o rosto dele parou entre suas coxas, fazendo-o sorrir aquele sorriso canalha. As mãos dele foram pra baixo da saia e agarraram a calcinha de algodão, puxando pelas suas pernas sem muita demora. O gemido que saiu de entre os lábios dele fez você querer chorar. Seu quadril inquieto, totalmente à espera de algum mínimo toque dele. – "Que putinha desesperada."– As palavras foram abafadas pela pele de suas coxas enquanto ele deixava beijos na região, demorando mais quando chegava perto do lábios molhados. Seus dedinhos macios agarram alguns fios do cabelo preto de Enzo, segurando firme e fazendo ele olhar para você com o sorriso mais filha da puta que você já tinha visto. Os lábios dele se separaram, mas, ao invés de comentar algo, Enzo abaixou o rosto até que os lábios rosados estivessem massageando lentamente a carne molhada da buceta que ele tanto queria.
– "Enzo... puta madre!"– Você conseguiu sentir o sorriso dele contra você. Erguendo um pouco a camiseta, suas mãos voaram direto para seus seios com os biquinhos tão duros que chegavam a machucar, apertando-os fortemente enquanto deitava a cabeça para trás e soluçava aqueles gemidos bonitos que faziam Enzo esfregar a própria ereção contra o colchão. Seus gemidos soavam quase como um canto divino, e ele não entendia como conseguiu esperar tanto tempo por isso. A língua quente rodeava em diferentes formas o pontinho nervoso e inchado entre suas coxas, passeava até que quase chegasse no buraquinho apertado e então voltava para onde estava.
Os braços de Enzo passavam por debaixo de suas coxas e as pontinhas dos dedos seguravam o tecido da saia para que não atrapalhasse seus movimentos. Seus olhos, por algum aviso divino, se abriram e então você teve a melhor vista da sua vida. Vogrincic te encarava, observando cada reação sua com os olhos amendoados que imploravam por algo silenciosamente, os braços agarravam suas coxas tão firmemente que as veias em sua pele eram completamente visíveis, o cabelo preto bagunçado pelas suas mãos que puxavam os fios toda vez que ele ameaçava colocar a língua dentro do buraquinho quente, a forma como os dedos dele pressionavam o inferior da sua barriga além dos gemidos roucos que saiam de entre os lábios dele e criavam uma vibração gostosa no pontinho sensível.
Seus pezinhos cobertos pela meia branca tocaram a lateral do corpo de Enzo e suas mãos agarraram o cabelo dele com mais força. Os resmungos do nome dele que escapavam entre os choramingos carentes ficaram mais frequentes e aumentaram de volume, então Vogrincic pode perceber que não demoraria para você dar a ele o que ele tanto queria.
– "Vamos lá, bebita. Deixa eu provar você."– Você gemeu ainda mais alto, esquecendo completamente das pessoas nos quartos ao lado, totalmente perdida na forma como Enzo estava te comendo como se aquela fosse sua última refeição. Vogrincic pressionou a mão direita sobre o baixo de seu estômago, criando uma sensação que te deixou perdida em tudo. Sua respiração ficando mais funda e cada vez mais descompensada enquanto suas pernas tremiam suavemente e você se derramava nos lábios do uruguaio. As mãos macias tentaram a todo e qualquer custo afastar Enzo, porém ele não se movia um único centímetro com seu esforço. Assim que tirou o rosto debaixo da saia, você fitou o sorriso canalha na boca dele, observando o queixo molhado enquanto ele se movia na cama até que o rosto estivesse extremamente próximo do seu, a ponto de até mesmo poder sentir o cheiro doce que exalava dele. – "Ay morena, 'cê já 'tá uma bagunça e eu nem te comi ainda."– Enzo encaixou o rosto no teu pescoço, sentindo o cheiro do seu perfume e em seguida deixando uma trilha de beijos e mordidas pela pele sensível e brilhante.
Suas mãozinhas curiosas seguiram para a barra da calça de moletom preta que o uruguaio usava e entraram sorrateiramente, com a mão direita não demorando muito para tocar na ereção pulsante dentro do tecido da calça e cueca, fazendo Enzo gemer em surpresa, definitivamente não esperando seu toque repentino. Sua mão úmida se enrolou ao redor do pau vazando e o tocou tão suavemente que Enzo quase tremia sobre você, empurrando o quadril para frente na intenção de tentar tirar um toque mínimo de sua mão. O sorriso em seus lábios era impagável, se Enzo pudesse ver provavelmente ficaria nervoso.
– "Quem 'tá uma bagunça, nene?"– Seu sussurro perto do ouvido dele fez ele choramingar abafado contra sua pele, empurrando a si próprio em sua mão que subia e descia cada vez mais rápido. O polegar acariciava a cabecinha de leve, sentindo as gotículas pegajosas escapando.
Uma das mãos de Enzo viajou entre seus corpos e agarrou seu braço, tirando o rosto de seu pescoço e te encarando novamente, dessa vez sem o sorriso puto.
– "Perra!"– Você sorriu timidamente sentindo como a mão dele empurrava sua e puxava o tecido preto pelas próprias pernas. Você aproveitou o momento de distração dele, levou as mãos ao peito coberto e, de alguma forma, fez com que ele estivesse embaixo de você. O rosto surpreso de Enzo foi o suficiente para tirar um riso sincero de você. As mãos dele agarraram suas coxas enquanto você erguia os joelhos suavemente e lentamente encaixava Vogrincic dentro de você, com um gemido carente e uníssono escapando de vocês quando ele estava inteiramente dentro de você. Era mais do que sexual, era como se ele estivesse dentro de você como alma. Suas mãos ficaram pequenas sobre o peitoral dele, pressionando com força conforme seu corpo subia e descia no colo dele. A vista da satisfação totalmente estampada no rosto de Enzo foi gritante. Você estava matando ele afogado em prazer e ele fazia questão de te mostrar isso quase que para você se sentir orgulhosa de suas ações.
As mãos de Enzo ergueram sua camiseta até que ela estivesse para fora de seu corpo e jogada em algum canto do quarto, dando a visão total de seus seios para sua felicidade. Os biquinhos apontados para ele pareciam tão convidativos, a carne balançando suavemente conforme seus movimentos sobre ele foram quase que um chamado espiritual. Ele forçou o próprio tronco para cima mas você o impediu, empurrando-o deitado na cama novamente. O uruguaio te encarou com aqueles olhos pedintes, claramente sentido com o que lhe foi negado. – "Nenaaa..."– Você sorriu e quase falou algo, mas o toque do pau dele naquele pontinho doce dentro de você foi o suficiente para trocar as palavras por um choro alto.
– "Carajo!"– Seus joelhos se cansavam mas nunca vacilavam em nenhum momento. A visão que Enzo tinha era a visão de uma vida. Seu pescoço ligeiramente marcado com algumas manchinhas arroxeadas, os cabelos bagunçados e levemente úmidos com a temperatura quente que fazia no quarto, seios se movendo conforme seu corpo se movia e principalmente a forma como ele podia observar sua buceta engolindo o pau dele como se fosse uma necessidade sua. E se ele te perguntasse, diria que sim, ter o pau dele dentro de você era uma necessidade. Naquele momento a única coisa em seu corpo era aquela maldita saia que você usava em qualquer momento do ano. Abraçava suas curvas com tanta intensidade que deixava qualquer um desnorteado, incluindo ele. Quando você ameaçou puxar o zíper que abriria a saia, as mãos dele te impediram quase que instantaneamente.
– "Não! A saia fica, amor."– A forma como ele agarrava o tecido e como te olhava fez você soltar uma risadinha boba.
Quando o calor no quarto ficou muito grande, suas mãos correram para colocar o cabelo volumoso em um rabo de cavalo improvisado e segurado pelos próprios dedos. A cena inteira faria parte dos sonhos de Enzo pelo resto do mês. Enzo gemia, apertava os olhos com força sentindo a forma como sua buceta abraçava o pau dele com tanta vontade e quando você soltou seu cabelo e puxou as mãos dele para segurar seus seios ele teve que manter todo o controle que tinha no corpo para não te encher de porra naquele exato momento. Ocasionalmente ele descia uma das mãos para deixar tapas firmes na suas coxas, tapas que deixariam marcas por alguns dias, e apertões grossos.
Você estava completamente perdida no jeito como o pau dele te esticava, totalmente cheia e se afogando naquela onda gigantesca de pau que levava. – "Você vai me deixar te encher de porra hm?"– A frase de cunho totalmente pornográfico fez você se contorcer enquanto acenava com a cabeça e gemia cada vez mais. Em algum momento suas coxas falharam, você segurou nos ombros de Enzo e puxou, pedindo com ações para ele erguesse o próprio tronco.
– "Me fode."– Suas palavras foram curtas e grossas. Já tinham perdido três anos e não estavam dispostos a perder mais nenhuma único segundo.
– "Com o maior prazer, nena."– Ele te virou na cama, ficando sobre você e entre as suas pernas. Encaixou a ereção molhada e dura no buraquinho apertado que escorria e se empurrou para dentro tranquilamente. O contorno do pau dele se formando no baixo do seu estômago foi absurdo. A mão grande dele pressionava com força enquanto ele te encarava com um sorrisinho no canto dos lábios. – "Tá me sentindo aqui, nena?"– Ele pressionou com mais força e você só conseguiu gemer. O som extremamente encantador que ele sonhava tanto em ouvir finalmente passando por seus ouvidos.
No momento em que ele agarrou suas pernas e as colocou sobre seus ombros, ele atingiu um ponto dentro de você que você nem ao menos conhecia. Ia tão fundo que Enzo pensou que te machucaria, mas quando viu seus olhos lacrimejando em êxtase e a boquinha aberta pedindo por mais e mais entre todos aqueles choros e gemidos, ele só conseguiu te dar o que você queria sem reclamar ou negar por nenhum segundo sequer. Se empurrava com cada vez mais força em uma busca constante de encher seu buraquinho de porra e fazer sua buceta chorar no pau dele. Vocês dois estavam uma bagunça completa, a saia em seu corpo estava úmida com o calor que exalava de você, os braço fortes dele abraçavam suas coxas enquanto a pele dele batia alto contra a sua, deixando o som dos estalos se espalharem por todos os metros quadrados do quarto enquanto ele metia em você. Suas pernas tremeram suavemente e então os impulsos dele só aumentaram. O momento em que vocês atravessaram aquele vale e se jogaram na sensação gritante do orgasmo foi irreal. Enzo achou por alguns segundos que desmaiaria entre suas pernas. Quando finalmente conseguiram abrir os olhos e olhar um para o outro, caíram em uma risada sincera e cansada, riam confortavelmente. Nada de constrangimento ou medo. Quando Enzo deitou cansado ao seu lado, vendo você se esticar e virar o rostinho para olhar para ele, tudo que se passava em sua mente era como ele queria acordar todos os dias com aqueles olhinhos brilhantes olhando para ele com um sorriso tímido nos lábios.

Life is unfaaaaaaiiiir
#la sociedad de la nieve#the society of the snow#brasil#lsdln cast#enzo vogrincic#enzo vogrincic fanfic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#enzo Vogrincic puto canalha#lacharapitta#🙌😍‼️😭🗣️💔💋💥#life is unfair😭😭
188 notes
·
View notes
Text
você e matiiii
era p eu ter mandado essa no carnaval mas né, paciencia
tw: matias sendo um péssimo namorado e você sendo uma amante safadinha; sexo anal(?) rivalidade feminina (?) ,uso de verdinha e bebida alcóolica pois carna

Trabalho Lindo...
Calor do caralho, pessoas suadas, roupas minúsculas, putaria ao vivo... poderia ser terrível, mas não era. Carnaval, porra! Cinco dias de curtição, bebida, eventuais drogas e sem nenhum peso na consciência.
O litoral estava cheio, como todos os anos. Com a diferença de que, esse ano, seus amigos argentinos (de um intercâmbio que havia feito anos atrás para o país vizinho) vieram curtir o evento nacional com você.
Podia ser um carnaval tranquilo? Sim.
Mas seria um carnaval tranquilo? Óbvio que não!
A culpa era todinha de Matías Recalt e um casinho safado que tiveram quando morou por lá. Era trepa-trepa todo dia, sem culpa e sem se apegar. Ele era seu host-brother e nem você, nem ele, queriam complicações.
Mas agora não haveria nada para impedir o lancinho de vocês, né?
Rafael Federman e a namorada, tinham vindo de avião dois dias antes.
Rocco Posca, Blás Polidori, Felipe Otanõ e Matías apareceram em um Jeep vermelho, com pranchas penduradas no capô, na porta do Airnbnb que alugaram para passar o feriado.
Os idiotas decidiram vir de carro de Buenos Aires até a praia combinada, então levaram diazinhos de viagem parando para descansar.
Matías foi o primeiro a descer do veículo e vir correndo te abraçar.
Você pulou no colo dele que, instintivamente, segurou sua bunda e apertou firme para que não escorregasse. Deram um três giros até Pipe reclamar por atenção. Abraçou um por um dos rapazes, até uma figura estranha sair de dentro do carro.
A expressão em seu rosto se tornou confusa e o ar dos seus pulmões desapareceu por uns instantes... Quem? É? Vo? CÊ?
- S/N - começou Recalt e sua mente já começou "Ah não, ah não, ah não" - Quero que conheça minha namorada. Olga.
- Ah, oi! - você cumprimentou normalmente, com um sorriso estampado que nenhum dos atores ali diria que era falso - Eu sou a S/N. - namorada? Por que ele não havia falado nada?
- Hola - ela respondeu meio fria e quase que com nojo, tirando o óculos de sol para não ter que encostar na sua mão. - Eles falam muito de você.
- Jura?
E falavam mesmo! Como sentiam saudades, como você era divertida, como era uma excelente companhia, relembravam momentos icônicos e engraçados das aventuras do grupo... até as namoradas deles (as que não tinham terminado) sentiam saudades!
A tal de Olga não respondeu, então você ignorou e disse:
- Vamos entrar! Devem estar cansados da viagem.
...
E estavam mesmo.
Chegaram de manhã e dormiram o dia todo!
Às 19h30 e poucos, você acordou geral com dez caixas de pizzas quentinhas. Já tinha comprado a mais, para eventuais laricas noturnas.
- Puta madre, S/N - Recalt disse com a boca cheia de pizza de frango com catupiry - Te amo tanto!
Claro que ele havia falado isso por conta das pizzas, mas Olga não gostou. Mal tocou na comida e fez cara feia pros 8L de refrigerante com vodka baratinha no galão de água.
- O trio começa às 21h? - Rocco questionou.
- Aham - você respondeu servindo mais bebida duvidosa.
- Temos uma horinha pra se arrumar então - Federman falou.
- E daí sobra meia hora pra ficar chapado - completou Matí, sentado na sua frente, de boca cheia, com um sorrisinho safado, te olhando.
E quando ele te olhava com aquela expressão, parecia que não havia mais ninguém no cômodo... não havia mais ninguém no mundo.
- Fez o corre?
- Ô, se fiz! Tava com mó cagasso da gente ser parado na estrada.
- Nem fodendo - disse Blás terminando de engolir - Tu' disse que ia comprar aqui!
- Surpresaaa!
O mais alto revirou os olhos e todos na mesa riram.
- Tá, mas falando sério, seis trouxeram as fantasias, né?
...
Então, 20h45, estavam todos na frente da casa, mal pintados de azul, com regatas brancas (você com um vestidinho branco) e uma touquinha escrota branca.
OS SMURFS.
Da forma mais engraçada possível.
- Quem foi que deu ideia mesmo? - questionou Matí sorrindo, com o rostinho a centímetros do seu, enquanto tinha o rosto pintado com tinta de palhaço azul.
- VOCÊ - reclamou Blás se coçando, estava desenvolvendo uma leve alergia aquela tinta.
Você não queria parecer curiosa, mas queria MUITO saber onde Olga estava. Desde o jantar, ela havia subido para o quarto deles, tomado um banho e não tinha decido mais. Então, bem disfarçada, você questionou ao Posca que estava sentado na frente da porta mexendo no celular:
- Rocco... que horas são?
- 20h46.
- Hm... a gente podia ir daqui a pouco né? Pra pegar um lugar legal - virou o rosto de Matí e observou as sardinhas sendo cobertas.
O filho da puta é bonito, né? Tirou a franja dele do rosto e ele apertou um pouquinho sua cintura. Contei que a mão dele tava na cintura?
- Podia. Matí, a Olga tá pronta? - Otaño questionou e você quis abraçá-lo. ISSO, ISSO, ISSO! PERGUNTA MESMO, PIPE!
- Ela não vai.
- Por quê? - você questionou rápido demais e ele virou para te observar.
- Ela não tava se sentindo bem, nena.
Nena.
O apelido que te chamava enquando o pau estava enterrado em você, a boca colada no pé do ouvido, as mãos ao redor do seu corpo e o líquido quente te preenchendo enquanto você gozava apertando ele ainda mais.
Você deu uma travada.
Respirou fundo.
- A.
Foi a única coisa que saiu.
- Mal do que? - Pipe questionou.
- Diz ela que é o jantar, mas ela é fresca assim mesmo, liga não.
- Porra, eu pedi na melhor pizzaria da cidade pra compensar o refrigerante podrão.
- Eu sei, eu sei - disse colocando o braço no seu ombro e te levando em direção ao portão - Relaza, nena.
Filho da-
- ENTÃO BORA PRA FARRA? - perguntou Blás altinho... nos dois sentidos da palavra. Todos os outros comemoraram, você ainda estava um pouco durinha pelo ocorrido.
- Bora! Só vou deixar essas coisas no quarto - ergueu a tinta e o pincel - E já vamos...
Foi praticamente inevitável escutar Olga ao telefone. A argentina achou que vocês já tinham vazado da casa e estavam perto do bloquinho. Ela estava em uma chamada de vídeo com mais duas amigas.
- Juro! Nojetos demais! Todos animais! Vou pegar uma infeccção só de estar nesse lugar! País de merda. A casa é podre, a cidade é podre, as pessoas são podres, a língua deles é podre, vocês não tem noção... Eu até menti pro Matías, dizendo que estava passando mal.... imagina ficar horas encostando nesse tipo de gente?? E ainda tem ela. Essa tal de S/N, não sei o que aqueles idiotas veem nela.
"Filha da puta" pensou "Essa escrota merece umas poucas e boas".
...
Estavam sentados na areia da praia cuidando das bags de todos. Rafa e a namorada, Rocco e Blás estavam no mar, enquando Pipe estava atracado no meio da areia com uma brasileira bonita e simpática que tinha conhecido no bloquinho.
As músicas do trio elétrico eram animadas e a companhia dos meninos também, mas mesmo bebadinha, ainda não conseguia parar de pensar nas palavras rudes de Olga. Garota escrota. Merecia pagar de alguma forma.
- Que foi?
- "Que foi" o quê, Matí?
- Essa cara de cu - falou olhando para o beck sendo bolado em suas mãos.
- To com saudades do seu pau.
Os olhos dele se arregalaram ao buscarem os seus. Você continuou.
- To com saudade e agora não vou poder matar... afinal você começou a namorar e não me falou nada. -
O argentino coçou a cabeça, retirando a touquinha escrota branca (a sua já havia caido no chão horas atrás), respirou fundo e tomou coragem para continuar o assunto que sabia que uma hora iria chegar.
- É que... sei lá, só aconteceu - ficou um silêncio enquanto você tragava por primeiro e passava o beck para ele - Ela me pediu.
- Ela te pediu em namoro? - soprou a fumaça.
- Sim. Ficamos algumas vezes, saímos algumas vezes... aí ela me pediu, e você me conhece, nena, sabe como eu não sei dizer não.
- Não sabe, é?
- Pra você, especialmente, nunca - puto, cafajeste, sempre mudava de assunto quando o papo ficava sério - Cê' lembra de uma coisa que a gente fazia?... Abre a boquinha pra mim, nena - disse puxando seu rosto em formato de biquinho e logo soprando a fumaça do beck ali, quase encostando a boca na sua. Você recebeu, tragou e soltou no ar.
- Dorme comigo hoje - você disse levantando e batendo a areia da bunda, movimento que ele acompanhou bem de pertinho.
- E-eu-
- Não foi um pedido, Matías. Me fode lentinho hoje, em nome dos velhos tempos... - "e para vingar meu país da sua namorada escrota". Você aproximou o rosto do de Matías.
As pupilas gigantes, as quais ele era tão apaixonadinho. A boca vermelha, a qual ele estava louco para beijar. Claro que a face estava azulada, mas ele não pareceu se importar. No segundo seguinte os lábios estavam colados e as línguas girando em sincronia. Degustando uma a outra.
O corpo dele tombou para trás e o seu foi para cima.
As mãos de Matías escorreram direto para sua bunda, desferindo um tapa forte seguido de um aperto.
- Porra - ele gemeu.
...
- Se ela descobrir que eu to contingo, eu to fodido - sussurrou no seu ouvido, debaixo da água corrente.
Os beijos não haviam cessado desde a praia até o seu quarto no Airbnb. Pararam pra caminhar, mas se atracavam contra um poste qualquer no instante seguinte. O chão do chuveiro estava quase branco de novo.
Matí havia esfregado todo azul, e beijado, seu corpo todinho, murmurando quantas saudades sentia de você e do segredinho sujo que mantinham na casa dele lá na Argentina.
- Pra mim tá tranquilo - você sussurrou de volta, puxando o rosto dele contra o seu, sentindo o pau duro dele batendo na sua barriga.
O sorriso malicioso que estampou sua face foi o suficiente para que o membro dele vibrasse em sua mão. Você masturbou Recalt suavemente para cima e para baixo, aproveitando para fazer uma pressão maior na cabeçinha vermelha, inchada e melada.
A boca do rapaz sugou seu mamilo enquanto as mãos dele apertavam sua cintura te puxando cada vez mais contra ele.
Matías não sabia o que queria mais: sua mão, sua boca, seus peitos, sua boceta ou seu cu.
Creio que tudo ao mesmo tempo, se desse.
Você desligou o registro e, pelo pau, puxou ele molhado até sua cama.
A maconha que haviam fumado 30 minutos antes parecia ter chegado ao seu ápice agora. Todas as sensações estavam triplicadas. O que era gostoso, ficou ainda mais gostoso. Como por exemplo, o lubrificante geladinho que tirou da mochila.
Sentou encostada na cabeceira da cama, espalhou o gelzinho na entrada já excitada e brincou com seus dedos. Sozinha. Ele observava de pertinho como um tarado. O argentino te queria mais que tudo no mundo, mas estava curioso com o que você planejava.
Aos poucos foi descendo os dedinhos e lubrificando o buraquinho de baixo.
O olhar dele marejou, a boca abriu e ele jurou que poderia gozar ali mesmo.
- N-nena...
Você se afastou um pouco para trocar de posição. Ficou de quatro, com a bunda enfiada bem na cara dele, esfregando o clitóris com os dedos da mão direita e abrindo as bandas com a mão esquerda.
- S/n... porfi...
Você apenas gemeu enfiando a cara no travesseiro e então enfiou um dedinho, aí dois. Só para abrir espaço para ele.
- Por favoor - ele gemeu baixinho.
Você respondeu jogando o lubrificante para trás. Recalt suspirou aliviado e distribuiu o total de dez beijos pela bunda, buceta e cuzinho. Em seguida, ficou de joelhos na cama, esparrando lubrificante no pau mais duro e tesudo que nunca.
- P-posso? - perguntou rodeando o buraquinho com o dedo indicador e então invadindo-o devagarzinho.
- Fode, Matí.
Essa foi a autorização que ele esperava, mas mesmo assim foi sem pressa. Não queria te machucar. Brincou com os dedos um pouco, alargando o cuzinho só o suficiente para que se acostumasse com a presença.
Logo mais sentiu a cabecinha da pica entrando.
Tão geladinho, tão gostoso.
Aos poucos foi sentindo o cumprimento todo dentro e então os dedos quentes dele mexendo no grelinho sensível. Vocês gemeram em uníssono, se segurando para não acordar a escrota da Olga. Bom, talvez você fosse um tiquinho escrota também... mas não era aquele tipo de escrota!
Recalt não conseguia evitar pensar que se as histórias fossem outras e você ainda morasse lá... vocês estariam juntos, assumidos, namorados.
- Porra, Sn, acho que seu cuzinho tá me deixando sentimental - sussurrou e você riu apertando ao redor dele - PORRA.
Demorou uns segundos para se recompor e voltar a foder. Beijou seu pescoço e então segurou, do jeitinho que você amava, te deixando sem ar e no ponto para gozar... só faltava uma coisa....
- Goza pra mim, nena.
E você o fez.
Então ele fez.
Matí deitou ao seu lado e te puxou para o peito desnudo dele. Ambos estavam molezinhos pós-orgasmo, quase dormindo, mas conseguiu ouvir ele dizer:
- Amanhã vou foder essa bocetinha, né? Posso, mo? Posso? - você riu enfiando o rosto no pescoço masculino - Tava com tanta saudade de tu - admitiu te abraçando mais forte.
...
Os argentinos estavam cansados na manhã seguinte. Fato. Era difícil não estar depois de uma noitada daquela, mas não queriam deixar de aproveitar as delícias da costa brasileira, ou seja, foram para areia mesmo assim. Já você, acordou mais tarde que o pessoal. Todos já estavam a uma hora na praia próxima do Airbnb, então, se dirigiu para o local uma hora depois que eles.
Olga estava ao lado de Matías quando você apareceu, bem gatinha, terminando de espalhar o bronzeador na barriga e colo. Recalt não queria te olhar, porque sabia que se começasse, não consegueria parar... por isso, apenas te olhou de canto.
A JBL Boombox de Pipe tocava uma aleatória de funks brasileiros no máximo.
Trabalho Lindo, do Kevin, O Chris e Mc Lya explodia na caixinha de som.
Quando compreenderam a letra, os olhares de vocês se encontraram, o sorrisinho de canto que apareceu foi automático e veio com a certeza de que a noite anterior se repetiria pelos próximos e próximos dias...

#lsdln cast#lsdln#lsdln imagine#matias recalt x you#matias recalt fanfic#matias recalt smut#matias recalt x reader#matias recalt#matias#recalt#malena sanchez#Spotify
48 notes
·
View notes
Text



eu quero seu sabor | c. hsl
contém: hansol x leitora recém namorados, exibicionismo, um romance meio imoral, sexo penetrativo sem proteção.


hansol se treme todo ao te ver pegando as ondas mais maneiras da praia. a pele amorenada brilha mesmo de longe e ele não consegue e nem tenta tirar os olhos, mesmo quando a onda acaba e você está a beira mar. ele fica vidrado como um pervertido, os olhos cor de mel viajando em toda partezinha do seu corpo que consegue alcançar.
essas horas da manhã, numa quarta-feira de janeiro, quase ninguém ficava pela ilha. as ondas são altas demais pros turistas aparecerem, mesmo os surfistas mal se localizam por ali. a praia é quase exclusiva pra vocês, não fossem umas dez outras cabeças em alto mar procurando pelas ondas do mar infinito, pacientes, esperando suas próprias chances aparecerem.
enquanto isso, hansol já tinha tido o prazer de te ver pegando cinco ondas desde o momento em que começou a remar pro fundo. agora, você voltava, seu biquíni resistente às ondas cálidas, colado no corpo como se fosse feito pra te vestirem. a prancha amarela que fincou na areia fofinha combinava com o laranja das vestes, que combinava com sua pele amorenada pela melanina e pelo sol. era como se você fosse feita pra ele olhar, apreciar mais de perto assim que você se sentou com ele debaixo do guarda-sol, acima da canga azul escuro.
hansol continua encarando, mesmo com o corpo da namorada do ladinho dele. ele observa os cachos caírem em frente ao ombro, em cima da outra tatuagem, observa as gotas de água salgada deixando sua pele tão convidativa pra cair de boca e parar de fincar os olhos como um idiota.
é como se você estivesse acostumada com o silêncio dele, com o quanto observador era. ignora os olhares e fala animadamente, “amor, cê viu? peguei uma ondassa!”
ao ouvir sua voz, ele se lembra de agir como uma pessoa normal. ele enlaça uma mão em seu tornozelo, apertando, como costuma fazer, e te responde, “claro que vi, você foi perfeita!” uma de suas mãos vai até a cabeça recém raspada dele, num carinho leve e trivial. “vai parar?”
“acho que vou,” fica mais próxima, a mão descendo pra nuca de hansol, junto com um beijinho na mandíbula. “quero ficar de chameguinho contigo.”
vocês estavam juntos há pouco mais de três meses. era tudo novo, mas também natural entre vocês. e hansol, tão viciado em cada passo que você dava, sabia que aquele seu tom de voz não era tão inocente. ele deu um risinho ladino, tirando a mão do seu tornozelo e pondo na cintura lisinha. “aqui, vida?”
um beijo na mandíbula se torna um no pescoço, uma mordidinha no lóbulo da orelha. as mãos descem pelos bíceps, quase como um suspiro. “não tem ninguém, hansol. só a gente.”
hansol murmura, vencido sem nem travar uma batalha sequer, e desce o torso na canga pra te abraçar mais perto, descendo uma mão na sua coxa pra apertar entre os dedos e te ouvir suspirar encantada.
vocês não eram bobos. hansol podia parecer, mas não era estúpido. todo mundo achava que sim, ele tinha aquela vibe de quem não ligava pra muita coisa, de quem não ligava pra sexo e de quem não tinha muito tato com o mundo real: com conversas um pouco mais maliciosas e com olhares mais firmes. mas a libido estava ali, você sabia muito bem.
ainda com três semanas de quase-namoro, você soube. na piscina da sua casa de família, tarde da noite quando vocês decidiram que seria uma ótima oportunidade de se refrescar do calor infindo do rio de janeiro. depois de ficarem o dia inteiro cochilando no bangalô da área de lazer da casa, se enfiaram debaixo d’água e começaram a se beijar como se fosse a única coisa que soubessem fazer.
as mãos dele não se demoraram na cintura, foram descendo pelas coxas, pelos seus peitos, pela sua nuca, assim como a boca que logo queria explorar tudinho seu. vocês saíram quando a água começou a ser um incômodo e logo estavam juntos no bangalô outra vez. ali, hansol te comeu pela primeira vez — com seus pais no segundo andar da casa, dormindo sem saber que a filhinha tentava esconder os gritinhos de prazer pra dentro da garganta pra um cara que nem era seu namorado ainda.
agora hansol era seu namorado. e estava começando a achar que ele gostava da adrenalina que vinha do exibicionismo — e da água. mesmo que tenha sido você quem tinha dado o aval praquilo acontecer ali, seu coração batia forte e os olhinhos visualizavam cada pedacinho da praia pra ter certeza que ninguém estava olhando as mãos de hansol invadindo cada parte sua, pra ter certeza que ninguém ouviu o tapa estalado que ele deu na sua bunda assim que começaram a se beijar.
ele tem a linguinha gostosa, te explorando tão bem, mas você afasta ele pelo peitoral. “para, sol…” você diz manhosinha, sem querer que ele pare. talvez você também gostasse da adrenalina do exibicionismo. “assim não…”
“você não queria ficar de chamego, vida?” ele perguntou, rindo da sua carinha de sofrida com escárnio. ele põe o polegar no meio das suas sobrancelhas franzidas, suavizando a expressão. “deixa eu te sentir, então, tá?”
não tem muito o que se possa ser dito. você fecha os olhos e espera a boca dele na sua. ele dá uma lambida nos seus lábios, devagarinho, e o suspiro que sai de você faz ele rir outra vez. ele fecha seu pescoço com a mão e te beija de verdade, virando seu rosto pra onde ele quer que vá, sugando sua língua e afundando a dele entre seus lábios. fica mais quente que o sol bem rápido, e ele pega nos biquinhos do seu peito só pra atiçar mais. só pra te ouvir dar um gemidinho pra ele, só pra fazer sua cabeça girar e tornar tudo mais fácil pra ele, pra te deixar sem saída.
não demora muito pros beijos dele irem pros seus seios. ele afasta o tecido molhado e abocanha um lado, depois o outro, mama bem ao mesmo tempo em que você desiste de olhar ao redor, sem conseguir prestar atenção a outra coisa que não seja a boquinha gulosa do seu namorado. não consegue nem prestar atenção pros surfistas lá longe esperando a onda de ouro, nem pra pertinho de onde vocês estão, em frente as árvores da ilha que dão passagem pra entrar na praia escondida.
“hansol,” sua voz quebra mesmo que tenha tentado não soar tão patética de tesão. mas é um fato, ele te deixa patética desde o primeiro dia que se enfiou entre suas pernas. “se alguém ver…”
ele morde seu biquinho só pra você dar um grito mais alto. você fecha os olhos, se escondendo do mundo com as mãos coladas no rosto. “ninguém vai ver, meu amor. é isolado aqui. você mesma disse: não tem ninguém.”
“eu não achava que você ia brincar assim, vida.” você diz, as mãos de hansol massageando seus peitos como se fossem brinquedos. ele olha pra ti com os olhos um pouquinho mais escuros, ardendo dentro do shorts que não escondia em nada a ereção óbvia.
“não achava? você tava pedindo pra mim, linda.” hansol arrasta o tecido do biquíni pra te cobrir outra vez, os seios babadinhos sensíveis debaixo do pano. “tão salgadinha, deu fome.”
você finge que não riu da piadinha, já latejando quando ele foi pra parte de baixo sem muita demora, a palma da mão invadindo a calcinha e te sentindo toda. ele esfregou o clitóris com a palma mesmo, beliscando sua virilha com os dedos livres, te maltratando porque sabia que você gostava. amava, e ofegava como se tivesse acabado de correr na areia, o peito subindo e descendo e os dentes segurando o lábio inferior pra não gemer igual cachorra.
hansol olhou ao redor. tudo calmo não fosse um dos surfistas que tinham acabado de conseguir uma onda. “tem um cara vindo da onda. se você quiser eu paro.”
ele falou, com aquela voz suave, como se estivessem dentro do quarto de um motel e não ao ar livre. ele escorregou um dedo pra dentro da entrada apertada, se aconchegando ali enquanto esperava sua resposta. tão trivial que parecia só mais uma ocorrência do cotidiano.
você rebolou sem perceber, necessitada por mais um dedo. necessitada por mais tudo. “não.”
hansol te colocou em cima do colo que já quase estava, pra sentir você se esfregando nele. você fez. foda-se o maldito surfista. a praia era de vocês agora. “não o que?”
você deu um gemidinho irritado. “não para, sol. põe mais um.”
hansol tirou e você abriu os olhos que nem percebeu fechar. ele pôs as mãos na sua cintura, jogando o quadril pra cima pra te sentir melhor. ele estava tão duro, você conseguia sentir toda a extensão do pau pesadinho dele tocando sua intimidade. ele não se demorou naquela situação, te dando uma opção, “vira pro mar e senta em mim, meu amor.”
“e se alguém aparecer? nenhum de nós vai tá olhando, sol.”
hansol sabia que sua manha era conversa. você era tão imoral quanto ele e não ligava se alguém aparecesse de verdade. a vergonha seria algo que vocês teriam de lidar, é claro, mas enquanto não aparecia ninguém o tesão que a adrenalina causava era imensurável. palpável até. hansol sentia o sabor correndo na língua, entre os dentes. “confia em mim, tá? vira.”
você virou. há alguns metros um dos surfistas já voltava pra alto mar, sem nem ligar pro que acontecia com o casal debaixo do guarda-sol. você abaixou o shorts de hansol com as mãos tremelicando e o pau dele saiu do pano rapidinho. tava deslizando na mão, molhadinho como se ele estivesse jorrando num orgasmo. tava tão pesado que sua boca salivou, “nunca te senti assim.”
“tô quase desmaiando, amor. preciso de você.” você afasta a calcinha como se o pedido fosse ordem, levantando a bunda pra acertar o pau dele na entradinha gulosa, que recebe ele devagarinho.
você chega na base com dificuldade. aí lembra da camisinha, mas os olhinhos já tão revirando de tesão e assim fica difícil dizer que tá faltando o latex. não tá faltando nada, tá perfeito, você sente ele em tudo. ele lateja em você e segura sua bunda pra enfiar assim que consegue lembrar que tem que se mover.
você chega um pouquinho mais pra frente, rebolando junto das estocadas dele, encontrando no meio. ele também lembra depois de um tempinho jogando em você, “porra, amor, a camisinha.”
“hm… na próxima você põe, vida. agora eu quero gozar com você dentro assim, não tira não.”
hansol é só um homem fraco e um pouco responsável de menos. ele gosta de ver que você nem lembra mais que está em público. gosta de socar em você um pouco mais rápido e observar suas unhas quase rasgando a sua tão amada canga. você geme comedida, mas ainda sim a voz manhosinha vai direto pro cacete dele.
você coloca o dedo no seu pontinho de prazer, quente como todo seu corpo. com umas três esfregadas você já sabe que não vai aguentar muito mais. avisa seu namorado com a voz aguda, mesmo que ele já saiba pelo jeito que você começa a jogar a bunda pra ele. “amor, vou gozar na sua pica. sua putinha vai gozar.”
hansol nunca diz que você é a puta dele. ele pensa, mas é você quem diz. e ele fica maluco, as mãos agarrando sua cintura pra botar mais firme. não demora muito pra você se desfazer em cima dele, apertando ele lá dentro. é quase impossível não gozar também. e ele chega no orgasmo com um grunhido silencioso, mordendo a língua quase até sangrar.
você não sai de cima dele, as mãos segurando o corpo na areia. é a primeira vez que seu namorado mete a porra dele em você e tem certeza que vai virar uma obsessão. foda-se os surfistas e a camisinha, daqui pra frente.
“ai, amor. agora vou ter que me limpar na água.”
#seventeen smut#hansol x reader#hansol smut#svt smut#svt pt br#svt imagines#seventeen x you#hansol x you#vernon smut#vernon scenarios#vernon x reader#vernon x you
54 notes
·
View notes
Text
¿In Spanish? (Carlos Sainz x lectora)
Resumen: Carlos siente algo por la nueva periodista designada a las prácticas, y una serie de comentarios inocentes desembocó en lo mejor que le pasó en la vida.


Masterlist de mi autoría
Cuando el piloto español llegó a la sección de entrevistas cierto viernes, no pudo disimular su sorpresa.
Aquella nueva periodista lo miraba con nervios crecientes acercarse, y Carlos no pudo evitar sonreír.
—Hola, Carlos. Es un placer conocerte.—le extendió la mano, y el hombre la estrechó con gusto—. Soy ____, la nueva encargada de molestarte después de las prácticas.—sonrió con cierta pena.
—... Nunca habías estado aquí antes ¿No?—se cruzó de brazos—. No olvidaría un rostro tan bonito.—la chica sonrió nerviosa, haciendo que Carlos riera.
—Buen halago, bien acomodado... no tanto como tu entrada en la curva 4.—
—Auch...—
Toda la entrevista se dio de lo más natural, hasta que en cierto punto, Franco se acercó.
—Perdón, no quería interrumpir... Me dijeron que sigo yo.—volteó hacia la mujer, luego a Carlos—... que linda que es...—susurró por lo bajo.
—¿Verdad que si?—
El par de pilotos le sonrió a la mujer, creyendo que no entendía de lo que hablaba.
A partir de ese fin de semana, cada viernes después de la primera práctica, la chica estaba ahí esperándolo con una sonrisa.
Era la primera vez en años que Carlos iba a hablar tan emocionado en una entrevista.
—Ya sé, ya sé. No me mates por lo de la curva.—
—Veo que eres consciente de lo que pasó ahí.—
—Solo me distraje un milisegundo y perdí el puesto.—se encogió de hombros—. Son cosas que pasan.—la chica lo miró divertida.
—¿Se puede saber cómo te distrajiste en una curva tan simple?—
—Por tu culpa.—la chica frunció el ceño apenas—. Es que pensaba "si fallo esta curva, ella se burlará de mí"—eso la hizo sonreír.
—¿Pensando en mí antes de las curvas?—
—Siempre lo hago.—soltó el hombre con tal naturalidad que se arrepintió enseguida.
No tendría que haber dicho eso...
—Bueno... ¿irás a la fiesta de hoy?—soltó la chica intentando desviar el tema. Le hizo señas al camarógrafo de que cortara la filmación.
—Sí, por supuesto. Irán todos.—Carlos la miró enseguida—. No me digas que tú irás.—
—Es el plan, sí... Supongo que nos veremos entonces.—el rostro de Carlos se iluminó con aquello.
—Te estaré buscando... O bueno, te veré ahí.—sonrió nervioso.
—Ya, demasiada vergüenza pasaste.—Franco llegó con una mueca divertida—. Creo que es mi turno ¿no?—
—Si, ya comenzamos la entrevista. Dame un segundo.—____ le sonrió antes de enfocarse en Carlos—. Bueno, señor Sainz. Ha sido un placer hablar contigo, como cada viernes... nos vemos en la noche.—
—Por supuesto, querida...—Carlos le devolvió la sonrisa antes de comenzar a alejarse.
____ lo miró alejarse, notando como él volteaba una última vez a mirarla. Lo vio sonreír.
—¿No la viste por el lugar? Aún no la he encontrado.—
—Fuah, Carlos. Disimulá un poco al menos.—
Franco miró divertido a su compañero, quien miraba sin un poco de disimulo hacia todos lados. ____ no aparecía y ya casi era la hora de la cena.
—¿Pensás hacer algo hoy? ¿Adelantamiento por la izquierda?—el chico alzó las cejas—. Yo creo que si te arriesgás, ganás a la chica. Es ooobvio que vos le gustás también.—
—... ¿Tú crees?—
El argentino estaba por contestar, cuando vio algo del otro lado del restaurante que llamó su atención.
—Mira, está llegando. Yo que vos me apuro a invitarla cerca antes de que se siente en las mesas de la otra punta.—
Carlos asintió enseguida antes de salir emocionado hacia donde la mujer estaba.
Se veía hermosa.
Ante los ojos de Carlos, ella siempre estaba hermosa.
Pero no iba a negar que ese vestido azul marino parecía hecho exclusivamente para ella.
Más que ansioso, Carlos tocó su hombro con cuidado. No quería parecer descortés, y mucho menos dejar en evidencia su felicidad por verla allí. Asi que simplemente le dio unos toquecitos con el índice.
Algo confundida, ____ volteó. No tardó en sonreír al ver a Carlos ahí parado.
—Veo que no era chiste lo de buscarme.—
—No te buscaba, solo te vi de casualidad.—
—... No te lo crees ni tú.—se inclinó hacia él—. Me dijeron que la cena esta por comenzar ¿En qué sector estás tú?... ¿Te molesta si me siento a tu lado?—
—Me encantaría, la verdad.—
Carlos y la mujer caminaron hasta el final del salón, sentándose en la punta de la mesa. Franco y Lando estaban a un lado, Max del otro.
—Vestido azul... ¿Será por vos?—Franco miró con disimulo a Carlos, quien sonrió.
—No creo, tal vez coincidencia.—
—Nada de español. Que no se entiende.—Lando interrumpió frustrado—. Yo querer comida ya, tarda mucho. Hambre.—
—Si, mejor hablemos en inglés. O a Lando le explotará el cerebro.—
Los pilotos charlaban con la mujer de la actual temporada, sobre lo que cubriría, qué cosas le estaban gustando, cuál era su piloto favorito y demás cuestiones comunes de preguntar en el ámbito. Se estaban divirtiendo, aunque Carlos hubiese preferido tener la atención de la mujer para él solo.
—Pero si es mi reportera favorita.—
La mirada del grupo se clavó en un Checo que apenas estaba llegando. Se sentó junto a Max.
—¿Qué haces aquí, querida? ¿Al final Fox se dignó a soltarte un poco la soga?—
Antes de siquiera poder asimilar aquello, Carlos escuchó la risita de la mujer.
—Tal parece que soy la favorita de muchos, me gané la cena hoy.—
Fue con esa oración que Carlos entendió algo. Su perfecta pronunciación con un leve acento le indicó que era una lengua materna o paterna sin dudas.
Carlos miró a Franco con cierto pánico.
Ella entendió todos y cada uno de los comentarios tontos que Carlos le hacía a Franco en las entrevistas...
Es muy bonita...
Le pediré una cita en estos días.
¿El reglamento prohíbe algo de esto?
¿Crees que tenga novio?
—... ¿Sucede algo?—
Carlos volteó a mirar a ____, quien lo miraba con curiosidad.
—No... Nada... —
La cena transcurrió con normalidad, no volviendo a hablar en español por los reclamos de Lando.
A la hora de marcharse, ____ se retiró junto a Carlos.
—¿Algo te preocupa? Estuviste raro en la cena.—
____ caminaba a su lado, parándose frente a su auto.
—... No me habías dicho que hablabas español.—la chica se sorprendió por el planteo
—¿Qué? ¿Querías que expusiera mi secreto? Así ya no podría escuchar tus chismes con Franco.—sonrió al ver su sorpresa—. Y no, el vestido azul no era por ti.—
—Estoy... Muriendo de vergüenza justo ahora.—
La mujer rió bajito, volteando para quedar frente a él.
—¿Pensabas seguir hablando a escondidas de mi o en algún momento tendrías el valor de avanzar?—
—Lo iba a hacer hoy, pero lo del idioma me tomó desprevenido.—
—Bueno... Si quieres podemos dar un paseo ahora.—____ sonrió apenas—. Hablaremos en español o inglés si quieres...—
—Entonces no tienes novio.—
—Tal vez hoy me consiga uno...—
Carlos sonrió apenado, asintiendo enseguida.
#español#x lectora#formula 1#formula uno#formula one#formula x reader#formula 1 x lectora#carlos sainz x you#carlos sainz x y/n#carlos sainz x reader#carlos sainz#carlos sainz x female reader#formula 1 x reader
45 notes
·
View notes
Note
Oioi tudo bem? Ent, eu necessito de um Pipe virgem e todo bobinho nervoso 😔😔
(Juro que é trabalho da faculdade 🤓)
pipe patético sempre temos aqui minha queen🫦😍 isso aqui era um rascunho de um one shot que eu ia fazer mas decidi colocar logo aqui❤️ ta meio sem noção pq eu queria putaria entao nao editado me julguem
um spoilerzinho do futuro one shot com o felipe: pipão jogador de fut 🤓☝🏻
Quando o professor sorteou as duplas para o projeto e Felipe escutou seu nome sair em seguida do dele, seu coração quase parou de nervosismo. Você era uma das garotas mais lindas e legais que já tinha conhecido, além de ser super inteligente e junto com ele tinha as maiores médias da sala. Mas claro, vocês eram de grupos sociais muito diferentes, você sentava na frente com seus amigos e Otaño sempre procurava o canto mais isolado para não ter que falar com ninguém. Quando você veio falar com ele no fim da aula, Felipe ficou com o rosto tão vermelho e gaguejou tanto que passou a noite com insônia envergonhado com a interação. Ademais, te ter tão perto era torturante, o seu perfume doce e a forma como o vestido que usava parecia espremer seus peitos, foi um esforço tremendo manter os olhos fixados nos seus.
Vocês marcavam reuniões pelo discord e presencial para organizar o trabalho, até que chegou um dia antes da apresentação e você falou que era importante ensaiar para sair tudo perfeito. Então, decidiram marcar na casa do Felipe mesmo com a relutância do próprio. Na sua mente formulava um plano desde a segunda reunião, ao notar o quão compridos os dedos dele eram e ver que Felipe tinha o abdômen super definido ao levantar o moletom sem querer. Você não era boba, tinha noção que ele alimentava uma paixonite desde os primeiros dias de aula. Pipe sempre ficava nervoso quando você se aproximava ou tentava entrar em uma conversa com ele, além de te encarar com aqueles lindos olhos azuis a todo momento sem perceber. Não podia mentir, Felipe era extremamente bonito por mais que a timidez deixasse ele um pouco sem personalidade, mas sentia que talvez se vocês criassem uma intimidade ele se soltaria mais. E seu plano em partes deu certo, Felipe já fazia piadinhas contigo e descobriu que ele tinha uma boca suja, sempre falando palavrões quando estava animado demais.
Quando Felipe abre a porta para ti, se engasga com a própria saliva ao ver a roupa que você usa, uma blusinha azul com alcinhas finas e um short curto que marca todas as suas curvas. Ainda teria que aguentar até sabe lá que horas você assim no quarto dele. Ele te recebe com um abraço relutante e te guia até o quarto dele onde tinha o melhor computador para fazer o trabalho. Segurou a vontade de rir quando viu que quase tudo no quarto dele tinha alguma coisa do river plate, até uma camisa emoldurada autografada da Argentina fazia parte do pacote. Logo se distrai ao escutar Pipe te chamar para mostrar o resto do trabalho que ele tinha editado.
Depois de duas horas ensaiando e fazendo os últimos ajustes vocês pausaram para descansar, Felipe estava jogado na própria cama mexendo no celular enquanto você explorava o quarto dele. Se encaminha até o closet, observando todas as roupas do garoto, algumas eram camisas de souvenir de outros países ou cores sólidas, mas a maioria eram camisas de times e seleções. Rolou seus olhos, divertida, com o tanto que ele era previsível e voltou a andar pelo espaço. Avistou o anel que ele usava quase todo dia e colocou no seu dedo mais grosso, mesmo no maior a joia ficava folgada e deslizava facilmente, então você coloca no polegar e se encaminha até ele. Ao ver sua aproximação, Felipe engole em seco e senta na cama, você para no meio das pernas compridas abertas fingindo admirar o anel enquanto os olhos azuis te encaravam nervosamente.
"Sua namorada que te deu isso?" Provoca mesmo sabendo que ele provavelmente não tinha uma.
Felipe balança a cabeça em negação guaguejando que não tem namorada. satisfeita com a resposta se aproxima mais ainda, o argentino estava intoxicado com a sua proximidade, ficava tonto ao sentir o cheiro do seu perfume docinho. Com ele sentado na cama, a diferença de altura diminuía, seu rosto ficava bem mais próximo do dele, Pipe não sabia onde focar os olhos, mandando a própria mente focar em qualquer outra coisa que não fosse o seu busto em frente ao rosto dele. Percebendo o efeito que tinha no argentino, sorri maliciosa e inclina a sua cabeça, levando as mãos para acariciar o rostinho corado.
"Você é tão bonitinho... Uma surpresa que não namore mesmo." Sussurra se aproximando até roçar seus narizes, misturando sua respiração calma com a trêmula dele. "Esse seu bigodinho é bem ralo né, mas eu gosto." Continua a se aproximar enquanto ele por reflexo se inclinava mais para trás.
Pipe não sabia o porquê, mas desde o início do projeto, seus olhos o lembravam de uma predadora, uma gata selvagem e com o jeito que mirava ele, agora mesmo se sentia prestes a ser devorado, era consumido pela vergonha da ereção volumosa marcada nos shorts dele com você fazendo o mínimo. Só de pensar em ti já tremia e te ter quase grudada nele, insinuando todas as coisas que ele sempre quis fazer era uma fantasia virando realidade.
Sobe na cama, se posicionando no colo dele, mas tentando não apoiar todo o seu peso nas pernas finas, queria ver até onde ele iria aguentar sem te tocar, por isso, fixa os olhos nos lábios rosados e passa o polegar por eles, Felipe geme com a ação, desesperado por mais.
"Você é tão fofinho, vontade de apertar e lamber inteiro" Diz pressionando seus peitos no dele e finalmente sentando em cima da ereção, as mãos dele agarram o lençol com força ao sentir o calor da sua intimidade em cima do membro dele. "Posso te dar um beijinho, Pipe?"
Felipe assente rapidamente, o corpo dele fervia com a sensação deliciosa de te ter em cima dele. Você deixa um selinho estalado nos lábios carnudos e se distancia para encarar os olhinhos semicerrados dele, apoia suas mãos nos ombros musculosos voltando a unir os lábios de vocês em um beijo mais intenso, sua boca massageia a dele em selares lentos. Suspiram juntos com a sensação gostosinha de trocar carícias e inclinando as cabeças para se encaixarem melhor, tentando tocar cada cantinho dos lábios um do outro. Felipe relutantemente coloca as mãos grandes nas suas costas, brincando com as pontas dos seus cabelos e com medo de passar dos limites ou de fazer qualquer coisa que te faça parar. Empolgado, Felipe enfiou a língua na sua boca, o que te faz soltar gemido assustado e ele morder os cantos dos seus lábios.
"D-desculpa." Ele gagueja, fechando os olhos com a vergonha depois de ver um furinho pequeno na sua boca.
"Não tem problema, eu até gosto quando me mordem." Sorri maliciosa sentindo ele fechar e abrir a mão nervosamente na sua coluna.
Dá de ombros para então retirar a sua blusa e sutiã, ficou com uma mão segurando o bojo no lugar e a outra levou ao cabelo ondulado puxando levemente para ele voltar a te olhar. Quando Felipe nota que você está sem as peças de roupa, arregala os olhos e fita sua mão segurando os próprios peitos enquanto lambe os lábios.
"Que foi, gatinho? Nunca viu peitos na vida?" Totalmente hipnotizado só negou levemente com a cabeça. "Pode tocar."
Timidamente, ele sobe as mãos até chegar no tecido do sutiã, dedilhando o pano ansioso, então você abaixa expondo a pele e os biquinhos empinados. Ele respira fundo, ver de perto era tão diferente de fotos ou de imaginar, os pequenos detalhes, a cor e as manchinhas na pele eram arrepiantes. Felipe encara seus olhos quando dá um aperto fraquinho atento a sua reação, você choraminga e coloca sua mão por cima da dele aplicando mais força. Com o seu consentimento, o argentino massageia a carne macia como se fosse uma bolinha de estresse, as vezes pressionando os seios um no outro apertando até doer e também belisca seus mamilos entre dois dedos fazendo você se esfregar nele. Você leva uma mão para a barra da camisa dele, retirando a roupa e suspirando quando o torso definido e pálido é exposto, ele era tão gostosinho e macio te fazendo rebolar mais contra ele.
Pega o queixo dele, voltando a beijá-lo, gemendo manhosa quando ele agarra sua cintura com um braço impulsionando os quadris para cima contra os seus. O beijo se torna mais desengonçado pelos sons e movimentos, e também porque ele não sabia como usar a lingua direito desencaixando as bocas unidas as vezes, mas os lábios grandes massageiam sua boca de uma forma tão gostosa que você nem ligava. É alucinante o quanto sua buceta pulsava só de sentir o cheirinho dele e as mãos te tocando como se você fosse escapar a qualquer momento.
Se afasta dele abruptamente com os lábios inchado e babados do beijo, em seguida se ajoelha no meio das pernas pálidas e finas do garoto, que se inclina para trás com uma expressão nervosa e desacreditada quando você começa a abaixar o short junto com a cueca até pau salta da roupa, gostoso como o resto dele. Era comprido e rosinha, não tão grosso, mas com certeza seria dificil colocar dentro de vocề.
"Quem diria que um nerd como você escondia um pau gostoso desses, gatinho." Diz e se aproxima para deixar uma lambidinha na glande.
Felipe estremece e arfa com a visão erótica da sua língua acariciando o pau dele com lambidinhas e selinhos, move uma mão trêmula para entrelaçar nos seus cabelos te empurrando sem perceber, você não se importa e deixa ele pressionar seu rosto contra o comprometimento pulsante, começa a sugar a cabecinha gemendo dengosa e olhando para os olhos azuis do garoto que estava com o cenho franzido. Desce gradativamente seus lábios chupando cada parte da pica ao mesmo tempo que acariciava com a língua, logo passa a engolir o pau, subindo e descendo a cabeça até se engasgar o que faz Felipe gemer alto e fino.
Ele segura seus cabelos com as duas mãos, te fazendo desacelerar os movimentos de sucção, então Felipe levanta os quadris, chiando ao foder sua boca devagarinho e sentir a glande bater na sua garganta apertadinha. Era demais para ele ver seus lábios alargados e a saliva vazando para as bolas tensionadas. O pau treme algumas vezes até ele soltar um grunhido com o seu nome e encher sua boca com o líquido branco, era tanto que sujou toda a virilha do argentino e você encara ele quando limpa tudinho com a língua para depois deixar um chupão na pele pálida.
Felipe te move com os braços fortes, rapidamente te levantando e te deitando na cama por baixo dele, logo desce beijos pelo seu rosto e colo parando para chupar seus peitos tentando enfiar tudo na boca, ele sugava o mamilo e depois soltava para observar o biquinho balançar ao voltar para o lugar. Impaciente você pega uma mão dele e direciona a sua buceta, deixando ela descansando na área quente.
"Quero atenção aqui, amor."
Te obedece sentindo o pau ficando duro de novo só beijar seus seios e pensar em chupar sua bucetinha, em seguida se abaixa mais até ficar deitado no meio da pernas. O nervosismo volta ao ficar tão perto de fazer algo que ele só tinha feito em sonhos distantes.
E-eu nunca fiz isso." Gagueja apertando sua coxa distraidamente com a outra mão.
"Claro que não né." Responde com uma falsa arrogância, fechando mais suas pernas ao redor dos ombros dele fazendo ele ficar tão perto que sente levemente seu cheiro de dar água na boca. "Só quer saber de futebol, aposto que nem sabe como chupar uma buceta." Diz revirando os olhos e o garoto fica totalmente vermelho com as suas palavras sujas.
Ele continua parado com a onda de timidez que o acometeu, só encarando e dedilhando o seu monte de vênus. Quando você volta a agarra a mão dele posicionando-a mais abaixo para tocar onde você queria. Criando coragem ele faz um carinho cada vez mais ousado. Pipe não podia acreditar como era macia a sua buceta, tanto a pele ao redor quanto a parte molhadinha da sua entrada, ele acaricia as dobrinhas hipnotizado pela sensações molhinha e encharcada.
Felipe agarrou suas coxas com os braços torneados, afundando rosto na sua bucetinha, com dois dedos afasta os lábios para ver cada nuance da sua fendinha, grunhindo ao ver o buraquinho piscar e vazar o líquido transparente, então se aproxima fechando os olhos ao dar um beijinhos nos lábios assimétricos, adorando como era semelhante a beijar sua boca. Como não sabia muito o que fazer, focou nos seus sons extasiados ao distribuir beijos pela região. Logo depois, ele lambe tudo ao redor com a língua desleixada, nunca focando onde você mais precisava, tentou ser paciente, mas pelo visto ele não acertaria nunca o lugar que você queria ser chupada. Claro, ele tinha uma boca grande e cobria a área inteira, entretanto Felipe não estimula o ponto que realmente te fazeria sentir mais prazer.
"Mas você não faz nada direito, argh." Bufou irritada com o garoto. Abriu mais suas pernas, expondo toda a sua intimidade e agarra as ondinhas dos cabelos castanhos, começando a mexer a cabeça dele contra a sua buceta. Assim que ele endurece a língua e você acerta o ângulo no seu clitóris inchadinho, gemidos altos saem da sua garganta com a sensação prazerosa. Felipe também solta os próprios sons na sua bucetinha, o rosto ruborizado dele estava molhado com a sua lubrificação. Otaño já estava viciado no seu gosto, lambendo o máximo que conseguia do melzinho.
"Aprendeu agora, né?" Diz relaxando e solta os cabelos sedosos, deixando ele continuar sozinho. O argentino não desaponta, avidamente chupando seu clitóris e aproximando os dedos para enfiar na sua entradinha encharcada mais com saliva dele do que com sua lubrificação natural.
Os dedos grandes penetram lentamente, saboreando o calor molhado do seu interior, por mais que ele não tivesse muita coordenação, estimulava o seu buraquinho por causa do tamanho dos dígitos. Continua a sugar seu grelhinho parando para passar a língua mole em formas abstratas. Você puxava os cabelos dele enquanto gemia alto perto de um orgasmo. Querendo te levar ao limite, Felipe faz algo que tinha lido na internet, vira o pulso para cima e curva os dedos socando o seu ponto g com os dedos. Sua buceta se contrai até um miado com o nome dele sair da sua garganta e gozar para o argentino.
Felipe fecha os olhos com a lambendo até a ultima gota que saia da sua bucetinha, em seguida subindo beijos pelo seu corpo até te esmagar com o peso e lábios dele. O pau se encontrava pressionado roçando as suas dobrinhas meladas.
"Quer foder minha bucetinha, Pipe?" Pergunta entrelaçando suas pernas ao redor da cintura dele.
"Si, si, por favor." Geme ofegante e esfregando mais rápido o membro em ti. Parecia um cachorro no cio louco por qualquer migalha.
"Quer meter em mim ou que eu sente em você?" Pergunta penteando os cabelinhos para longe do rosto avermelhado e suado. Por mais tentadora que fosse a ideia de ter você quicando nele, Felipe não aguentaria te ter por cima, então fala ofegante que vai meter em ti.
Ele respira fundo antes de encaixar a cabecinha na sua fendinha encharcada, mantém os olhos fixos aonde estavam se unindo na medida que enfia a glande, te fazendo você gemer com ele te alargando a cada centímetros. Felipe morde os lábios dando pequenas estocadas quando mete tudo, era viciante escutar o barulhinho molhado e ver o pau sair brilhando da buceta arrombadinha. Ele tenta ir devagar para aproveitar o momento, mas logo acelera o ritmo balançando seu corpo inteiro e emitindo um som alto cada vez que suas peles se chocavam.
"Tá gostoso, amor? Seu pau é tão gostoso arrombando toda a minha bucetinha." Ele assente escutando sua voz como se estivesse abafada por todo o ambiente erótico.
Felipe se deita sobre você novamente, esmagando seus seios e apertando o que as mãos alcançavam, seu peito, sua bunda e cintura já estavam com marcas dos dedos grandes. Ele te fodia freneticamente soltando gemidos quase mais altos que os seus, cada vez mais perto de gozar com a sua bucetinha quente e apertada espremendo o pau latejante. Você atinge um orgasmo pela segunda vez de repente quando de repente sente os dedos dele beliscando seu clitóris inchadinho, suas paredes se contraem mais ainda fazendo ele urrar com a sensação e ficar te encarando desacreditado que tinha conseguido te fazer gozar. O membro treme prestes a explodir, te sujando com mais pré-gozo que vazava pelas suas coxas junto com seu melzinho. Pipe retira o pau melado de dentro da sua buceta e se ajoelha perto da sua cabeça, punhetando o pau rapidamente enquanto geme alto e fino conforme os jatos mornos de porra caem no seu rosto e peitos pela quantidade enorme de líquido branco.
apreciem essas pixels do meu namo patético ❤️ eu fui mt visionário pq escrevi o smut antes de sair esse trailer


117 notes
·
View notes
Text
Antes de la tragedia de que te fuiste
tenía el corazón en el centro de mi poquito de un lado de toda mi ternura
se me callo de su lugar luego lo e sentido en la garganta cuando te llamo en ese mal sueño
luego está en mi estómago vacío
de tan tarde y sin comer yo creo que el sabe dónde está la comida y en la panza vacía se queda horas
ya no se donde lo encuentro luego
en veces que me acuerdo de cada olvidó se me cae en piecitos de agua que me bajan por la cara
pobre e tardado en juntarlo días y días
le digo que venga conmigo o me quedaré frío
e visto a las gentes quedarse sin el
y ya no hacen ruido
le tocó con dos manos donde supongo que está y le digo canta para mí esa canción tuya de tres letras
y lo hace es como un artesano de la piedra cincelando el día de mi muerte
de noche se acuesta entre mis palabras
lo puedo ver entre cada línea esconderse sin decir te quieros porque no hay nadie
se aburre la prosa y bosteza en el poema siguiente
entonces cierra la noche si único párpado azul
y amanece sin remedio
y canta el corazón otra vez y otra
ahora quien sabe dónde anda yo creo
que está por un oído o en el tic tac
ahora escribo escribo escribo
.
.
.
Péndulo sin sueño
Octubre de 2024
Patas de gato

83 notes
·
View notes