#Flor Canosa
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:: ¡LLEGÓ LAFARIUM DE ABRIL, CON UN OCÉANO DE MISTERIOS PARA RESOLVER! :: Portada de Tinta Cruel, entrevistas exclusivas a Darío Brizuela y Kripto, colaboraciones metafísicas de: Flor Canosa, Pablo Paz, Pabluchi García, Julieta Manterola, Yoel Novoa, Marcelo Gobbo, Marina Retamar, Lorena Pinasco, GR Mateo, Oscar Grillo, Gabriel Juárez, Alejandra Viviana Aranda, Rodrigo Fiotto, Toto, Elenio Pico, Andrés Ehrenhaus, Jorge Fantoni, Avencio Delgado Gómez, Juan Coccotis, Fabián Arnaldi, @andrescasciani y Pablo Katzin (Fritz Sol). ¡PASEN, LEAN, COMPARTAN! Descarga: https://archive.org/download/lafarium2023/Lafarium-abril-2023.pdf
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#Flor Canosa#Indómita Luz#La segunda lengua materna#pablo concha#lectura actual#currently reading#Literatura argentina#Revista Purgante
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¡Acaba de editarse! Revista Lafarium (Buenos Aires, abril de 2023) *Incluye “Tarratuga Oku”, historieta con guión de Diego Arandojo y dibujos de Andrés Casciani
Portada de Tinta Cruel, entrevistas exclusivas a Darío Brizuela y Kripto, colaboraciones metafísicas de: Flor Canosa, Pablo Paz, Pabluchi García, Julieta Manterola, Yoel Novoa, Marcelo Gobbo, Marina Retamar, Lorena Pinasco, GR Mateo, Oscar Grillo, Gabriel Juárez, Alejandra Viviana Aranda, Rodrigo Fiotto, Toto, Elenio Pico, Andrés Ehrenhaus, Jorge Fantoni, Avencio Delgado Gómez, Juan Coccotis, Fabián Arnaldi y Pablo Katzin (Fritz Sol). *Director: Diego Arandojo
*Para leer y descargar gratis: http://www.lafarium.com.ar/Lafarium-abril-2023.pdf
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Poemas. Flor Canosa.
Un cactus.
Voy a comprar un cactus.
Algo que no se deje abrazar.
Uno bien feo, doloroso a la vista.
Un cactus.
Uno que me recuerde que la naturaleza le puso púas a algunas cosas
y que yo soy una cosa de la naturaleza.
El problema es que siempre aparece algún experto en botánica
que hace que al cactus le salga la flor y así no se puede.
______________________
Me estaba por dormir
y entonces te me metiste entre el párpado y las pestañas de abajo
y empujaste para que te mire como si no supieras
que te llevo clavado en la pupila,
el iris, el cristalino y los nervios,
la lente orgánica de 43 dioptrías,
43 dioptrías completas todas para mirarte de ojos cerrados
o en cualquier posición intermedia entre el sueño y este insomnio.
Y ahora estoy sentada
descalza
mirando las piedras del gato
porque hiciste palanca al ojo y te metiste adentro,
donde ya vivías.
Estás haciendo ruido,
rebotando, idiota,
como si hubiera necesidad
de armar fiesta en el cementerio de tu ausencia.
.
.
© Flor Canosa
Argentina, 1978.
Graduada de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica en las especialidades de Guión y Montaje.
Ganadora del Premio X de Novela Contemporánea 2015 por su novela Lolas (Editorial El Cuervo de Bolivia y Suburbano de EEUU), en 2017 publicó Bolas (Zona Borde) y luego Pulpa (Obloshka 2019), su primera novela de ciencia ficción. En 2021 volverá a publicar una novela con @obloshka_editorial
Se desempeña como Jefa de Trabajos Prácticos en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires hace casi 20 años.
Como guionista, trabaja para proyectos de cine y TV para canales como HBO, Fox, Netflix y Amazon. También escribe cómics, hace radio, mira compulsivamente series, sostiene una olla popular y, les juro, a veces duerme.
@florcanosa
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Hoy, después de pensar en mi futuro, me fué imposible no darme cuenta de que pase más de ocho años excusando los malos comportamientos que tuvo él conmigo.
Aún escucho en mi cabeza: "¿está molesto?, ¿qué hice?, ¿por qué me trata así?, ¿por qué me responde así? ¿Dije algo malo?, ¿por qué no me mira?, ¿es por que estoy gorda? ¿ya no me ama? ¿Tiene a otra? Si, no, no importa, ya pasará".
Su infancia, sus padres, su desempleo, su ex, su hijo, la vida que llevaba, lo excusé en todo y ¿para qué? Para pasar unos momentos de ¿amor?.
Pasaban los años y un día me ví, vieja, canosa, sentada esperándolo, sin sueños ni aspiraciones, frustrada viviendo con su familia o sola, esperándolo, siempre esperándolo. Sin amor ni familia o amigas. Sin nada.
Jamás me importó el dinero, solo deseaba ver en sus ojos amor, ese amor que me decía profesar (excepto en las discusiones porque siempre me lo negaba), aquel sentimiento que pronunciaba solo al hacer el amor, más no al frente de su familia o amigos, ya ni siquiera me besaba en la calle, si es que me abrazaba o tomaba la mano. Mucho menos en redes sociales.
Aún puedo oler esa rosas magestuosas, aún puedo verlas al cerrar mis ojos, tan perfectas, tan irreales, un sueño cumplido. El único catorce de febrero que celebramos juntos, él me fue a buscar al metro, llevaba consigo un ramo de rosas amarillas, fuí tan felíz en ese momento que mis ojos desbordaban lágrimas de anhelo y alegría, no podía creer que después de ocho años juntos, al fin habíamos celebrado ese día.
"Ocho años", esas palabras me siguieron dando vueltas en mi cabeza, y entonces me di cuenta que no había sido el ramo o el día, mas bien fue el tiempo, fueron aquellas palabras y entonces comencé a caer despacio, como en un acantilado.
Entonces recuperé el aliento y comencé a cuestionar toda la relación y me di cuenta de que espere muchos años para que el fuera detallista conmigo, me conformaba con una flor cortada en el parque, con sus promesas de "cuando vivamos juntos, todo será diferente", "te amo", "eres mi vida", "eres la mujer mas hermosa del universo", "jamás te dejaré sola"... Mentiras.
Lindas palabras, bonitos recuerdos, maravillosas promesas y ¿para qué? Para tener sexo conmigo, para pasarle dinero cuando lo necesitaba, para ser su psicóloga, para ser su centro de rehabilitación, porque así me sentía todo el tiempo.
Tiempo perdido al lado de un hombre que me dejaba sola en cualquier parte de la ciudad, sin importar en dónde estuviéramos o la hora, dependía tanto de él que lo seguía como su sombra, en silencio seguía sus pasos con la ilusión de una posible reconciliación.
Recuerdo aquel sentimiento de humillación y frustración, su mirada de desagrado y total rechazo cuando miraba hacía atrás y me veía atrás de él, un escalofrío recorre mi cuerpo al vivenciar una y otra vez en mi mente todos esos momentos de soledad, de abandono, de violencia silenciosa a la cual me sometía por el inmenso amor que le tenía.
Pero de alguna u otra manera le hacía sentir lo mismo, con mis enojos, con mis recriminaciones y conversaciones con otros hombres a los cuales el siempre se terminaba enterando ya que revisaba mi celular.
Cambié mucho gracias a él, me volví más antisocial, retraida, con un carácter de mierda, ya no ocultaba mis sentimientos. Pasé de ser una mujer independiente, feliz, sociable y energética a una niña retraida, antisocial con un carácte horrible, que el mismo me lo sacaba en cara diciendo "tu ya no eres la mujer de quien me enamoré".
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Arrancando la Feria del Libro 2022, 16.30 horas - con el tema "Espacio Gualicho: el Lugar de lo Ominoso". Flor Canosa, Nicolás Viglietti, Utz Gregorczuk. Coordina: Alexis Leiva (en CENTRO CULTURAL CASONA MUNICIPAL) https://www.instagram.com/p/CjGj6PnuLG3/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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La hipocresía
Mal conocía al hombre el ignorante Que dijo, no sé a quién, dónde ni cuándo: El espejo del alma es el semblante. ¡Pluguiera a Dios, y el crimen execrando, Cuanto más solapado más temible, De la virtud no hiciera contrabando! Su sed de sangre, su índole irascible Muestra el león en su rapante garra Y de su boca en el abismo horrible; Y ruge de furor si triple barra Tornar le niega al arenal ardiente; Y muerde la cadena que le amarra. No esconde el jabalí su corvo diente; Ni el águila caudal remeda astuta El arrullo de tórtola inocente; Ni llorando a sus víctimas se enluta Hiena voraz; ni el lobo y el cervato Reposaron jamás en una gruta. No hay ser irracional, excepto el gato Que del hombre aprendió la hipocresía, Que en sus obras desmienta su retrato. Mas del género humano la falsía Tal es, que aun la virtud más acendrada Se avergüenza al brillar la luz del día. Yerta galantería almibarada Ordena a don Simón besar la mano Que quisiera, a fe mía, ver cortada. ¡Oh cuánto y cuánto ofrecimiento vano Contraria al corazón dicta la boca, No digan: ¡qué grosero es don fulano! ¡Oh cómo al cielo don Froilán invoca Jurando a Cloris amistad eterna, Y dice en el café que es una loca! ¡Oh cómo Lucio de su Laura tierna Celebra el lindo pie!... ¡Guarda, cuitada! Si el pie le das, avanzará a la pierna. Cuentan que en otra edad afortunada, Edad que algún enfermo visionario Improvisó roncando en la almohada, Ninguno te ultrajaba temerario, Sacrosanta verdad, aunque a tu apoyo El ante mí faltase de un notario. ¡Oh siglo de Saturno! En algún hoyo Para siempre te hundieron. Ya no brota De leche ni de miel ningún arroyo. Sólo de ti nos queda la bellota; Y yo sé quién comerla debería Mejor que pan de Meco o de Grijota. ¡Eh! Sueños son de ilusa fantasía. Fiel la historia esas fábulas desmiente Que forjó la entusiasta poesía. No te hubieran hollado impunemente, Mísera humanidad, tantos tiranos Del Norte al Sur, del Este al Occidente, Si incensando al poder con ambas manos Encomiado no hubieran sus excesos Viles y aduladores cortesanos. Ni aun después de hechos polvo nuestros huesos La raza acabará de los Sinones Y de los Judas los traidores besos. Este el lote será de las naciones Si algún milagro celestial no arranca Del corazón humano las pasiones. Unos nadando en oro; otros sin blanca... ¿Y embusteros no habrá, cuando este oficio Se aprende sin cursar en Salamanca? ¿Quién ya de la virtud distingue al Vicio, Si almas sumidas en su lodo inmundo Cubre tal vez el áspero cilicio? ¿Quién restituye la verdad al mundo, Si el que mejor del prójimo se mofa Filósofo se llama el más profundo? ¿Si aquel poeta que en sublime estrofa Nos encomia la cándida inocencia No daría por ella una alcachofa? ¿Qué más? El noble título de ciencia Se arroga ya en el orbe la impostura, Y sin cargo se ejerce de conciencia. Su alianza el ruso al otomano jura, Y más codicia el bósforo de Tracia, Que la amistad de un turco mal segura. La falacia en un quidam es falacia. ¿La comete un ministro? ¿Hay protocolo? Entonces se apellida diplomacia. El bien de su país le mueve sólo, Y si al sármata engaña y al tudesco Del dolo se defiende con el dolo. ¿Y a quién ofende en pabellón chinesco El amistoso fraude cortesano Precedido de opíparo refresco?
Quizá ese fraude del bifronte Jano Cierra el templo feroz, y el que lo signa Es buen padre tal vez, buen ciudadano; Como el soldado de índole benigna Fulmina ardiente bala matadora Obediente a la bárbara consigna. Mas del orbe despótica señora, Ello es que triunfa la mentira impune Y con soberbios timbres se decora. La mentira es el lazo que nos une, Gracias al padre Adán. ¿Dónde hay un santo, Dónde que sin mentir se desayune? Miente la viuda con el negro manto; Miente en su boca el funeral sollozo; Miente en sus ojos el acerbo llanto. Proponedla, si no, gallardo mozo Que consuele su tálamo desierto, Y veréis su pesar trocado en gozo. Miente ya el mercader menos experto; Miente el sello también con que atestigua Que el tanto de arancel pagó en el puerto. Miente casto rubor la cara ambigua Del dómine que vive amancebado, Y si oye decir porra se santigua. Un pliego y otro de papel sellado Con fehaciente rúbrica embadurna Quien nunca tuvo fe ni lo ha soñado. Y yo pondría a Elisa en una urna, Cual ángel de virtud, si no supiera Que es ave de reclamo, aunque nocturna. ¡Cuánta calva con riza cabellera! ¡Cuánta canosa greña reteñida! ¿Qué cabeza en Madrid no es embustera? Finge cadera y pecho la escurrida, Finge el color de sus mejillas rojo La pálida coqueta presumida; Y en la cara de Lucas miente un ojo; Que de cristal de roca es el izquierdo; ¡A tanto, oh vanidad, llega tu arrojo! ¡Oh! Si algún día los estribos pierdo, No dirás, infernal Hipocresía, Que te ladro cual gozque y no te muerdo. Y ¡qué! ¿No fuera mengua y cobardía A tus veniales culpas solamente Lanzar el dardo de la saña mía? ¡Qué! Denuncio a la risa de la gente El falso dengue, el polisson maldito, El muerto rizo y el intruso diente; ¿Y no alzaré contra mayor delito, De Juvenal la férula empuñando, Hasta los cielos el airado grito? ¡Oh patria, patria mísera! ¿Hasta cuándo Te insultarán hipócritas infames Tu sacro y dulce nombre profanando? ¿Cuándo querrá Satán que no declames Contra tanta perfidia al vago viento Y lágrimas perdidas no derrames? ¿Cuándo será que un sátrapa avariento, Con el público bien siempre en la boca, Fije sólo en el suyo el pensamiento? ¡Numen de libertad! ¿Por qué te invoca En insidiosa y pérfida proclama Quien tus aras sacrílego derroca? ¿Por qué abrasado en tu divina llama Se finge sin rubor el mal patricio Que la anarquía y el desorden ama? ¿Hasta cuándo sufrir el artificio Del que hoy pide congreso, instituciones... Y victoreaba ayer al Santo Oficio? ¡Tolerancia! ¡Igualdad!... ¡Y a sus pasiones Suelta la brida el que a tirano yugo Quiere forzar las libres opiniones! Honra tu nombre, pues al cielo plugo La cadena romper que te oprimía, Y no seas ni esclavo ni verdugo. Si de la patria el bien sólo te guía, ¿Por qué tu brazo envilecer blandiendo Las armas de la odiosa tiranía? Mas reprimir no es fácil al que, ardiendo En patrio amor, tras luenga servidumbre Ve derribado al despotismo horrendo. Así tras de aparente mansedumbre Traga la puente el Rin, la vega inunda Y del monte amenaza a la alta cumbre. Así el toro escapado a la coyunda, Tal vez arremetiendo al que le uncía Clava en su hermano el asta furibunda. ¡Oh! ¡Luzca presto el suspirado día, Término justo al ansia generosa Del que en la santa ley su gloria fía! ¡Oh cuánto tarda en resonar briosa La voz inmune del prohombre libre, Rota ya la mordaza vergonzosa!4 ¿Cuándo, cuándo será que Astrea vibre Inflexible su espada, y Manzanares Pueda las glorias renovar del Tibre? ¿Cuándo será que en respetados lares Se goce el antes mudo ciudadano Entonando patrióticos cantares? ¡Ah! No abriguemos la esperanza en vano De unir al esplendor de la diadema La libertad del pueblo castellano. Y la discordia en su agonía extrema Bramando lleve al fondo del abismo De la ibera región el anatema. Y con la pura voz del patriotismo No más en nuestros valles se confunda El alarido atroz del fanatismo. Sí, de bienes sin número fecunda Ya resplandece la anhelada aurora Después de noche tétrica y profunda. Y la misma facción que ciega adora Al ministro falaz que la fascina Le arrancará la máscara traidora; Ya no osará de inspiración divina Embriagado fingirse, el druida torvo Que cual vándalo roba y asesina; Más espantoso que el asiano morbo, No ya en vez del pacífico incensario Blandirá de Mahoma el hierro corvo. Ni convertido se verá el santuario En bélico arsenal, ni en su recinto Se albergará seguro el incendiario; Ni un brazo, ¡justo cielo! en sangre tinto Bendecirá a la turba que enajena De estúpido furor el ciego instinto. En vano un alma de maldades llena Esconderán dobladas las rodillas Y los ojos clavados en la arena. Tú, que feroces hordas acaudillas, No eres quizá quien el sagrado nombre Del Supremo Hacedor más amancillas. Muestras al menos el valor de un hombre, Y el mismo arrojo que tu ruina labra Quizá algún día al universo asombre. Maldito el que la mística palabra Tuerce mañoso a rebelión injusta Que a su oculta ambición las puertas abra; El que osa calumniar con frente adusta Del Redentor del mundo la incruenta, Dulce, fraterna religión augusta; El que a la faz del público aparenta Paz, mansedumbre; y sigiloso trama La ruina del país que le sustenta; Aquel que horrible tósigo derrama Sobre el incauto pueblo penitente Que celestial oráculo le llama. ¡Oh! No le creas, no: su lengua miente; Que es el eco del Tártaro sombrío, No intérprete de un Dios justo y clemente. Libres por dicha del contagio impío Ministros hay en el cristiano templo Que condenan tan ciego desvarío. Postrado, absorto su virtud contemplo, Si detesto al indigno sacerdote Que de un Opas traidor sigue el ejemplo. ¡Ah! Sólo un iroqués, un hotentote Pudiera... Mas mi mano se fatiga De tanto sacudir el crudo azote. Basta. Aunque más la punce y la maldiga, El vértigo censorio de mi vena ¿Podrá del mundo desterrar la intriga? La torpe Hipocresía que envenena La humana sociedad ¿se irá al abismo Sólo porque un poeta la condena? ¿Ahuyentaré del mundo el embolismo Que es para tunos mil una cucaña? No, no presumo tanto de mí mismo. ¡Alerta! diré sólo; que en España De día es flor la que de noche ortiga: Y entre el grano se esconde la cizaña, Y el que más te acaricia más te engaña.
-Manuel Bretón de los Herreros
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EL MENSAJE DEL MAGO SCOT
Camino por el barrio y encuentro un patio cerrado. Sin embargo, descubro que el patio es público aunque parezca privado.
Entonces, ingreso. Corro la reja y avanzo.
El patio es bastante raro. Parece abandonado, como de siglos pasados.
Al fondo descubro los restos de árboles talados. Son muy grandes, de diámetros amplios. Sirven de banco. Me siento en uno de ellos y mi amiga, que se está portando como una adolescente inconsciente, camina haciendo equilibrio mientras me cuenta su drama erótico del momento.
Está enamorada de uno pero comprometida con otro. La miro caminar sin ver por donde pisa y le digo que piense bien lo que hace, para evitar desastres.
"Te estás dejando enredar por un chongo y, cuando las papas quemen, te va dejar en medio de flor de problema", le digo, mientras tomo una compotera.
"Yo sé lo que arriesgo, ¡y no me importa!", me dice, exaltada.
Entonces llega mi madre, que está muy asombrada ante ese patio desconocido oculto en el barrio.
Miro mi compotera. Está llena de rodajas de kiwi, y yo estoy fascinada, porque es mi fruta favorita.
"Tomen una compotera, no se lo pierdan", le digo a mi amiga y a mi madre, "la ensalada de frutas está muy fresca".
Pero Mamá está comiendo unas masas con crema pastelera, muy contenta.
Veo, de pronto, en el aire, un pez naranja y rosa. Tiene un cuerno de unicornio entre los ojos. Vuela de manera extraña, como si nadara. Y la imagen, en medio de ese patio oculto y antiguo, se vuelve cada vez más onírica y surrealista.
Un caballo negro, de pelo brillante, se me acerca con paso tranquilo. Verlo es hermoso. Lo acaricio. Siento mis manos sobre su lomo y reconozco que ese caballo es igual a mi perro.
En ese estado de ensoñación estoy cuando noto que, tras la pared, se esconde una cocina de campo. De allí venían las compoteras con frutas y las masas con crema.
Entonces ingresamos para agradecer la atención. Dentro, una anciana delgada, alta y canosa, sigue preparando platos. La acompaña un hombre de unos cuarenta años. Es morocho y tiene barba. Él está sirviendo más porciones. Y todo lo hacen sin esperar ningún pago.
Se muestran contentos por nuestro agradecimiento. Les digo que todo está riquísimo, y sonríen.
De repente, una botella de Johnnie Walker aparece en mis manos.
Trato de destaparla y se hace complicado. Pero lo logro y sirvo un vaso.
"No me gusta el alcohol. Soy abstemia. Pero este whisky voy a probarlo".
Siento la bebida en mi boca y se me adormece la lengua. Sin embargo, el sabor, fuerte, tiene un dejo mentolado.
"Me gusta la sensación. Podría beber de nuevo", pienso al tiempo que observo la imagen de Johnnie Walker, su galera y su bastón, y comprendo sin problemas el mensaje del Mago Negro del más famoso whisky escocés:
"Keep walking... Vos, seguí caminando".
Flavia Vecellio Reane.
Octubre 20, 2021.
@FlaVecellio
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hello flor, i want to play a game. ahre me vi la saga de saw por primera vez y quería saberwe, qué personas (políticxs/famosos) del país pensas que podrían terminar metidos en un juego de jigsaw y si alguno tiene el potencial de salir vivo? 😈
jjjjj amo. nunca vi esas pelis pero tengo vaga idea de que se trata. creo que estarían metidos: moria casan, mirta legrand, tini, macri, alberto, cfk, susana, massa, bullrich, viviana canosa, jorge rial, tinelli... varios más
al principio moririan los mas boludos como macri y tini, despues alberto; bullrich y canosa sobrevivirian un toque, pero las que tienen chances de ganar serian cfk porque es una bestia y mirta porque bueno, self explanatory
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“Rock and Roll” un relato sobre la historia del género contada por sus protagonistas
“Rock and roll” es un relato hecho a base de citas pronunciadas por protagonistas del mundo del Rock (Elvis, David Lee Roth, Clapton, Townshend, Lennon, Morrison… ) que ordenardas en forma de diálogo nos regala está curia historia
Os presetnamos “Rock and Roll”, una creación de Ricardo Canosa <[email protected]> en la que nos trae un relato hecho a base de citas. Todas las frases han sido pronunciadas por las personas a las que se le atribuyen y le autor se ha encargado deordenarlas en forma de diálogo.
LOS INICIOS
– El rythm & blues tuvo un hijo y lo llamaron rock and roll.-Anunció con alborozo la voz profunda y temperamental de M. Morgan Field, más conocido como Muddy Waters.
– ¡Es nuestra música¡- Exclamó un jovencísimo Bob Dylan, al escuchar a Bill Haley and the Comets, por primera vez.- La han escrito para nosotros.
– El rock and roll es un medio para rebajar al hombre blanco al nivel del negro.- Sentenció de forma racista un consejo de salvación de vecinos de Alabama. No en vano, les amparaba una tradición secular.
– Quien diga que el rock and roll es una flor de un día, o una moda pasajera, tiene rocas en la cabeza.- Replicó inmediatamente y de forma agresiva, Alan Freed, desde la cabina de su emisora de radio. Al tiempo que para dar más énfasis a sus palabras, procedía a pinchar “Long tall Sally” de Little Richard.
– Cierto,- afirmó con ironía Dave Edmunds- Siempre habrá algún mocoso arrogante, que quiera hacer ruido con una guitarra.
– ¡No lo entiendes, ni nunca lo entenderás¡- Clamó Al Kooper- Con la guitarra en mis manos me siento Elvis. Es la fuente de la eterna juventud.
¿QUE ES EL ROCK AND ROLL?
-Es difícil explicar lo que es el rock and roll.- Dijo Elvis de forma un tanto dubitativa.- Es un ritmo que te atrae, algo que sientes.
-Para la gente de mi edad, el rock and roll fué la auténtica revolución. Afirmó John Lennon en un tono abiertamente subversivo, que desató las iras de los vecinos de Alabama, partidarios de la pureza racial.
¡Es un medio para rebajar al hombre blanco al nivel del negro¡- Clamaron indignados y a coro.
-Yo creo- replicó irónicamente Pete Townshend, que el rock and roll es la música de los frustrados y de los insatisfechos, que buscan una panacea.
-Una enfermedad contagiosa. Eso es lo que es el rock and roll- Sentenció New York Times en uno de sus editoriales.
– El rock and roll ha sido la música del diablo. Ninguno de vosotros podéis demostrarme lo contrario- Proclamó David Bowie, envuelto en una capa de seda roja y negra. Y al tiempo que decía esto, procuraba adoptar una pose ensayada, supuestamente satánica.
– ¡Bobadas¡- sentenció Sinatra.- El rock no es nada más que una falsedad tocada y cantada habitualmente por cretinos.
– Algo de eso hay.- Dijo en tono jocoso David Lee Roth, revolviéndose en su sillón de cuero negro.- Yo creo que el rocanrol es un entretenimiento escapista. Algo que toda sociedad necesita, sea occidental o comunista. En ese sentido hacemos lo mismo que Fred Astaire y Ginger Rogers, sólo que usamos un volumen mayor de sonido. La gente viene a nuestros conciertos y se olvida de los conflictos con su mujer, o con su novia, o con el jefe de la oficina o el profesor. Hay países que lo intentan prohibir, pero es inútil. Esas tácticas sólo consiguen que la gente se identifique más con el concepto de rock.
– Y que más da.- Respondieron a coro, unos provocativos Stones.- Ya se que es sólo rock and roll, pero a mi me gusta. Si, desde luego que me gusta.
LA CARRETERA
– Las giras de los Beatles eran como el Satiricón de Fellini. Si no había groupies, teníamos putas.- Comento en tono gracioso John Lennon, mientras daba un largo trago a su botella de cerveza.
-Yo creo que todo el mundo debe tener un sitio en el que esconderse de sus inhibiciones- dijo un circunspecto Jimi Hendrix- Mi sitio es el escenario.
– Eso es- Aprobó Eric “Manolenta” Clapton.- En directo no hay nadie más que los dioses y el público. Hay que superar lo que has logrado en los discos.- Para el debía de ser fácil decir eso. No en vano, las pintadas callejeras londinenses rezaban un clamoroso y unánime “Clapton is God”.
– Sobreestimáis la importancia del directo- dijo Sting.- Yo he sido profesor y creo que no hay ninguna diferencia entre dar clases y estar encima de un escenario. En ambos casos se trata de entretener a delincuentes en potencia.
Sonaron varias risas. Luego se escucho un llanto y todos se volvieron.
– ¿Qué me va a pasar, cuando ya no sea Nº 1?- Gimió desesperada, en uno de sus escasos momentos de lucidez, una Janis Joplin destrozada por el alcohol y las drogas. No pudo decir nada más. Inmediatamente sumergió sus lágrimas en una botella de tequila.
– Eso es completamente cierto- Aseveró Marc Bolan.- No hay nada más destructor que el éxito. Nadie te explica lo que debes hacer, cuando llegas a la cima.
– ¡Tonterías¡- Respondió belicoso David Lee Roth.- Me gusta la selva. Trabajo en el mundo del disco y estoy acostumbrado a alimañas, insectos y fieras.
LA REVOLUCIÓN
– Yo llegué al rocanrol por razones políticas- Comentó tranquila y pausadamente Patti Smith.- Quería ser como uno de esos héroes de la revolución norteamericana. Al principio no éramos muy buenos, pero nos sentíamos como despertadores humanos- ¡Arriba, arriba¡ – que llamaban a la acción.
– Eso es subversivo- Bramó indignado y en tono intransigente, el cardenal Strich de Chicago.- La juventud católica no debe tolerar el tribalismo o los bailes indecentes del rock and roll.
– Después de Elvis Presley, sólo queda la obscenidad que va contra la ley- Pontificó gravemente el editorialista del New York Herald Tribune.
– Nos critican porque nos movemos. Lo suyo nos resulta tan frío…Espero morir antes de viejo.- Contestaron a coro unos desagradables Who, encabezados por Keith Moon, el batería más loco que haya habido nunca.
El musicólogo Spaeth terció en la discusión y no dudó en colocarse al lado del New York Herald Tribune y del cardenal Strich, al afirmar gravemente:
– El incubo del rock and roll continúa oprimiendo el mundo de la música popular. La mayor parte de los discos del año se basan en ruidos salvajes y analfabetos. No es extraño, que la violencia derivada de esta concentración juvenil en ritmos aborígenes, haya obligado a que varias ciudades prohiban la interpretación del rock and roll en directo.
– Si señor- Apoyó enfervorizada, Margaret Thatcher, más conocida como La Dama de hierro.- En los años sesenta se debilitó enormemente la fibra moral de Gran Bretaña.
– Gracias a Dios- afirmó Keith Richards, mientras sostenía una copa de bourbon con mucho hielo, entre sus manos.- Durante un tiempo, estuvimos en peligro de llegar a ser respetables. Por suerte, pudimos evitarlo.
– Los viejos se hacen viejos y los jóvenes se hacen fuertes. Esto puede llevar una semana, o puede llevar más tiempo. Ellos tienen los fusiles, pero nosotros tenemos el número. Ganaremos ¡Si¡ Los desplazaremos.- Cantó rebosante de energía Jim Morrison y su voz se perdió en la lejanía, como un grito de guerra.
– Todos queremos cambiar el mundo- respondieron al unísono los cuatro Beatles.- Pero cuando hablas de destrucción, no cuentes conmigo.
– Queremos el mundo y lo queremos ahora- respondió en tono guerrero el Rey Lagarto.
– Imagina que no hay países. No es tan difícil. Nada por lo que morir o matar, y tampoco religiones- replico dulcemente John Lennon. Después de eso, Jim Morrison se replegó en su silla y enmudeció.
– A mi me gustaría volver justamente a lo que comentó Patti al principio.- dijo un famoso músico.- En mi opinión, antes que nada el rock and roll es compromiso e ideología.
– A medida que me hago más viejo y más famoso, mi nombre es más útil para conseguir cosas, para apoyar buenas cosas.- Dijo desde su rincón Paul Simon.
– No. No me gustan los conciertos benéficos, ni nada por el estilo.- Replicó Keith Richards.- Para mi el rock and roll no es una iglesia, ni una oración. Es un poder que influye poco a poco, algo subversivo.
CURIOSIDADES, ERRORES Y OMISIONES
– Cuando oigo mis discos, apenas reconozco mi voz. Los ingenieros de sonido hacen maravillas. ( Fabian)
– Yo no tengo ningún problema con las drogas, lo que tengo es un problema con la policía. ( Keith Richards)
– Yo quería que los MC5 fueran más importantes que Mao. Ellos se conformaban con ser más famosos que los Beatles. (John Sinclair)
– No estaba matando a un ser real. Maté una imagen, la portada de un disco. (Mark David Chapman, asesino de John Lennon)
– Se editan los libros que cuentan lo desagradables que éramos los Who. Que pena que dejáramos de serlo. (Pete Townshend)
Y por supuesto:
Sex, drugs and rock and roll. (Anónimo)
Atículo de Ricardo Canosa
“Rock and Roll” un relato sobre la historia del género contada por sus protagonistas en el artículo original de Rock and Blog
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Pulpa | Flor Canosa [Completo] [Español]
https://descargarepubsgratis.com/?p=26728 Pulpa | Flor Canosa [Completo] [Español] - https://descargarepubsgratis.com/?p=26728
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Aborto legal: cómo se vive la movilización en las redes sociales
Aborto legal: cómo se vive la movilización en las redes sociales
Las redes sociales de los famosos amanecieron teñidas de verde en apoyo al aborto legal. Desde muy temprano, figuras como Flor de la V, Griselda Siciliani, Calu Rivero de un lado y Amalia Granata, Viviana Canosa, del otro, se ocuparon de fijar postura y volcar sus expectativas sobre la votación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que hoy tendrá una definición histórica en…
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#Aborto legal en Argentina#aborto legal ya#argentina y aborto legal#famosos y aborto legal#legalizacion del aborto en Argentina#redes sociales y aborto legal
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Flor de la Ve, lapidaria con Viviana Canosa: "Por más que te cambies el color de pelo, siempre vas a ser..."... Haga clic aquí para ver más..
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Amendoeiras
I
Nací quince minutos antes de que el reloj diera las doce, un medio día de fines de abril. Según me contó mi mamá durante uno de mis primeros viajes a Río, ya de más grande, en abril es cuando las hojas de las Amendoeiras se ponen rojizas y tapizan las calles de ocre. Pero yo no lo vi, me parece que ahora no lo hacen más. Al menos no en abril.
De aquel momento guardo como un tesoro una imagen, que no es una foto sino un relato que mi mamá me contó hace poco: ella embarazada en un taxi, al amanecer, atravesando la Lagoa para ir a la clínica. En esa época vivía en Leblon, uno de los barrios más lindos de Rio, y para llegar a la clínica en Botafogo había que atravesar un morro y luego esa gran extensión de agua que la ciudad tiene en su centro. Río está cercada por el morro, la lagoa y el mar. La vida sucede en esos pedacitos de tierra que se hacen lugar entre la naturaleza: una ciudad casi en medio de la selva.
Entonces, me contaba mi mamá, en una de las curvas de la Avenida Epitácio Pessoa, de pronto comienza a aparecer el sol que tiñe los morros y el agua de ese durazno cálido que el sol sólo tiene en otoño. Ella en el taxi, y yo ahí, con mis 2 kilos y medio de existencia, a punto de nacer.
La clínica Santa Barbara sigue funcionando y al parecer está casi idéntica. Es una casa grande, con la fachada verde opaco. Hay una foto de ese día que me encanta: tengo 28 años y es mi primer viaje a Río desde que mi mamá decidió volver a Argentina, cuando yo tenía un año y medio. Sonrío, orgullosa y emocionada, parada junto a un árbol de hojas grandes en la entrada.
Nunca supe bien por qué demoré tanto en volver a Río, por qué no me llevaron de más chica, por qué nunca volvimos todos, con mi papá y mi hermano, por qué yo no pregunté antes. Lo que sé es que ese primer viaje tenía que hacerlo con mi mamá. Necesitaba saber donde había nacido, donde había vivido, que ella me mostrara sus lugares preferidos y me contara más sobre su vida en esa época, algo sobre lo que hasta ese momento habíamos hablado poco. II
El sonido de una hoja pesada cae al suelo cerca mío. Un fruto se desprende por el andar de un pájaro entre las ramas. El sol del otoño entra suave por entre las hojas de esa selva espesa y me acaricia el hombro.
El tiempo se detiene, sólo siento. Me llega ese olor, entre dulce y ácido, un poco fétido, del fruto del abricó de macaco. El mismo olor que siento en mi ventana, especialmente después de la lluvia.
En medio de la floresta, el sol, que incluso al medio día cae en diagonal, se abre espacio entre las plantas y llega al suelo como un suave trazo de luz rosada. Baja, despacio, acaricia ramas, hojas, flores, telarañas. Ilumina el aire que está entre los árboles y las plantas y revela un mundo misterioso. Pequeñas partículas flotan en el haz de luz que cuando llega al suelo, toca la tierra húmeda y enciende unas flores rojas que acaban de caer de las ramas de un árbol y esperan.
III
Estoy en el avión yendo a Río de Janeiro y, pienso en mi mamá, que con treinta años recién cumplidos se había despedido de sus padres y de las calles de la fría Buenos Aires para aterrizar, horas después, en la ciudad maravillosa y encontrarse con su marido, que había viajado un tiempo antes.
Ahora yo tengo 30 años, treinta años y cinco meses exactamente, y estoy yendo a Río sola por primera vez. Al aeropuerto me van a despedir mi mamá, con miedo de que este viaje no tenga retorno, y mi hermano, todavía medio dormido. Llevo dos valijas grandes donde guardé todo lo que creo que necesito para los seis meses que va a durar mi viaje, aunque por dentro ya tengo la fantasía de alargarlo.
Además, llevo un sobre de papel madera con varias fotos. En la primera, de octubre del 84, tengo cinco meses. Estoy en la playa con un gorrito y una malla rosas, aúpa de Edileuma, que me mira sonriendo. Edileuma me cuida mientras mi mamá trabaja. Jugamos en la playa con unos moldes para la arena de gatitos de colores que me había regalado mi madrina hacía poco.
La siguiente es de abril del 85, estoy yo, los ojos achinados por el sol y las pestañas largas, sentada en el piso, iluminada por una luz dorada que se cuela por las ramas de algún árbol. No sé quién me sacó esta foto, porque mi mamá y sus amigos vivían como en una gran comunidad.
Además, tengo dos fotos con mi papá agujereadas en los cantos y un poco decoloradas porque durante toda mi adolescencia las tuve en un corcho enorme en mi habitación. En la primera tengo diez años y estamos en la pileta del country. La foto está cortada pero me encanta: él me sostiene aúpa y nos reímos bien fuerte, con el fondo azul y el agua transparente de la pileta. En la segunda, tengo dieciséis y estamos en una parilla por Saavedra a la que íbamos seguido con mis hermanos. Es el fin del verano, yo todavía tengo las marcas de la bikini que usaba sujetada al cuello y mi papá tiene una camisa negra de manga corta y la barba blanca. Lo abrazo y apoyo mi cabeza en su hombro, los dos sonreímos.
La última del sobre es una fotos que me sacó mi papá y me encanta. Tengo cuatro o cinco años y me río a carcajadas, arriba de mi bici rosa con un sweater de lana celeste y el dibujo de un elefante blanco bordado. Atrás se ven las calles de Buenos Aires con sus árboles pelados del invierno. Nos conocíamos hacía poquito, mi papá y yo. Pero estoy contenta, tal vez porque me gustaba eso de tener ahora un papá barbudo y acogedor. IV
Me levanto, muy temprano a la mañana, y veo desde la ventana de mi habitación las olas que golpean contra la arena y la playa vacía. Mis calles preferidas tienen helechos y orquídeas de colores que cuelgan de los troncos de los árboles. Me gustan los orquídeas, por sus colores y esa forma tan sensual que tienen de ser, y porque no necesitan estar en la tierra, ellas flotan en ese aire cálido que las envuelve y las nutre.
Esa noche me encuentro con Marcio, un viejo amigo de mi mamá que se quedó allá. Marcio me cuenta que practica el candomblé, una religión afrobrasileña que rinde culto a los orixás y aunque no entiendo la mitad de las palabras que usa, se me iluminan los ojos. Me invita a conocer un terreiro, el lugar donde se realizan las ceremonias.
Son cerca de las diez de la noche. A medida que subo las escaleras me empieza a faltar el aire y mi corazón se acelera al ritmo de los tambores. Huele a madera, a incienso, cigarrillo y alcohol. Un barullo calmo se mezcla con una melodía que conozco, una canción de Marisa Monte que no me parece que tenga mucho que ver con el entorno espiritual ni con los tambores ni con esas mujeres de pelo largo que están en transe con los ojos desorbitados y la cabeza colgando hacia atrás. Pero estoy emocionada y todo me parece fantástico.
Veo que Marcio me señala diciendo que es mi primera vez y al rato me traen una especie de camisón blanco que me pongo encima de la ropa. Reconozco a los médium porque están en trance, un poco idos, otro poco borrachos. Los que venimos a consultar estamos muy atentos: hay que saber interpretar los mensajes.
Los espíritus incorporados vuelven a sus viejos vicios, me explica Marcio después, mientras nos comemos un sándwich de pernil con abacaxi en el mítico bar Cervantes. Por eso toman alcohol y fuman cigarrillos: incorporaron un espíritu del pasado que encarna en ellos durante varias horas. Miro a una chica joven, alta, con un sombrero de paja en la cabeza y una pollera larga blanca. Su cuerpo se mueve y su cabeza se bambolea, suavemente inclinada hacia atrás, los ojos entrecerrados, la boca que murmura una canción.
Llega mi turno. Atravieso la larga hilera de gente y humo de cigarrillo. Una mujer mayor, canosa, de ojos grandes y pupilas oscuras me recibe con manos cálidas y me dice algo que no llego a entender.
El encuentro es muy breve. Me toca la cabeza con suavidad y me dice que no tengo que estar triste. Que hay mucha luz en mi camino. Salgo de la fila con un nudo en la garganta. Tem muita luz no seu caminho, me dijo la señora, con voz dulce, mirándome a los ojos, un poco como retándome, y yo el sonido de los tambores en la boca. V
A esta altura el río no es demasiado ancho, así que nado un poco entre las raíces de los árboles y ramas caídas y llego hasta casi la mitad, desde donde consigo ver los dos márgenes, el verde intenso de los árboles, una especie de bosque bajo e impenetrable. El agua que corre despacio. Es temprano, hay un silencio que nunca había oído, a lo lejos algún pájaro, una rama que cae.
Estoy sola. El agua fresca me toca, los poros se erizan, desde el estómago me sube una sensación, especie de nervios, excitación, pedacitos de ramas y hojas que vienen de muy lejos y me rozan un dedo del pie, la pierna. En medio del río, mi cuerpo flota, el agua espesa, densa, corpulenta, como un líquido amniótico. Tal vez viajé miles de kilómetros, hasta ese lugar perdido en medio del Amazonas, para volver a nacer.
VI
Estoy sentada en el jardín de la casa de Enrique, en las afueras de Río. Un jardín que es en verdad un pedazo de selva. Es el fin del otoño, mi estación preferida, ahora tengo 33 años. Un trazo suave se cuela entre los árboles altos. Se va perdiendo, dejando un poco de sí a medida que se acerca al suelo. Algunos rayos llegan a tocar la tierra húmeda e iluminan el musgo. Las hojas ya secas forman un manto y cobijan el suelo fértil.
Me quedo horas viendo cómo la luz va cambiando a medida que el sol se pone hacia el oeste. Algo pequeño se mueve entre los árboles. Es un beija flor verde que aletea rápido bebiendo el néctar de una flor rojiza. Al beija flor hay que disfrutarlo cuando está, porque viene y se va rápido, como si su delicadeza lo pusiera en peligro.
La vida es diferente en la copa de los árboles o en la tierra húmeda, debajo de una hoja caída hace días. Esa vida de telarañas, tierra mojada, hojas en descomposición y pequeñas plantas rastreras también es hermosa. Todo tiene un orden, que voy sintiendo y entendiendo con el correr de los días. Y eso me tranquiliza.
Me levanto temprano y me baño mientras por la ventana aparece el sol que atraviesa el agua tibia de la ducha. Las partículas del agua, doradas, brillan. Como la luz se cuela por las hojas de la selva con dificultad, apenas consigue entrar un rayo que ilumina mi piel mojada, las gotas de agua que caen, el vapor y el aire húmedo, y se refleja en las baldosas azules del piso con la forma de las hojas que tuvo que atravesar para llegar hasta mí.
El sol me va indicando hacia dónde ir, por dónde caminar, qué mirar. Encuentro en el suelo la hoja de una amendoeira en descomposición. La carne de la hoja ya no está, de ella sólo quedan sus nervaduras. Un tejido frágil, como un encaje. Pequeñas venas salen de las nervaduras más gruesas y se pierden hacia el borde. Son las marcas de lo que esa hoja fue. Miro la hoja y miro los árboles y pienso que la hoja es un mapa a pequeña escala del árbol del que se desprendió. Miro las nervaduras, gruesas y serpenteantes, y pienso ahora en los afluentes del Amazonas y en ese orden tan misterioso.
(Este es un fragmento de mi primera novela, que se encuentra en su fase final de escritura)
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