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SABÍAS QUE...?
¿Sabías que cada una de las letras del alefato hebreo tiene un significado particular que va ligado al mensaje de cada una de las 22 octavas del Salmo 119 que encabeza?
El significado de נ Nun, es “único”, y la palabra clave ligada a la letra נ Nun es נוּן nun, significa “difundir, propagar”, que es precisamente lo que hace una lámpara con la luz con la que nos ilumina, lo cual encajaría con la acción de “lámpara” o “antorcha” descrita en el primer el versículo de la octava: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (119:105).
Los cabalistas asocian el ideograma de נ Nun con un pez, símbolo que utilizaban los cristianos primitivos para representar a Cristo en sus siglas griegas IXΘΥΣ: Ἰησοῦς Χριστὸς Θεοῦ Υἱὸς Σωτήρ “Jesús, el Cristo, de Dios, el Hijo, Salvador”; y visto desde esta perspectiva, el simbolismo de la letra נ Nun es todavía más claro y ajustado a la idea con la que el salmista abre la octava: “Lámpara es para mis pies tu palabra, y luz para mi camino” (Salmo 119:105); puesto que Cristo, el Verbo, la Palabra, es ciertamente el único camino (Juan 14:6), y a su vez la única y verdadera luz o lámpara que lo ilumina (Juan 8:12).
Extraído de “El Tesoro de David” Salmo 119. Tomo II. De próxima aparición publicado por CLIE.
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MARÍA
María, no hizo menos de lo que correspondía como madre de Cristo: cuando los apóstoles huyeron [Mt. 25:56], ella permaneció al pie a la cruz [Jn. 19:25], y con mirada reverente contempló las heridas de su Hijo aguardando no la muerte de su hijo sino la salvación del mundo. O tal vez en su interior, esa «cámara regia», sabía que por la muerte de su Hijo tendría lugar la redención de la humanidad, y pensó entregarse participando con su propia muerte en el bien común. Pero Jesús no precisaba de colaboradores ni ayudantes en su oficio redentor, salvó a todos sin necesidad de otros partícipes. Por ello dice: «He venido a ser como hombre sin ayuda, libre entre los muertos» [Salmo 88:5-6 Vulgata]. Ciertamente, apreció la devoción y apoyo de madre [Jn. 19:26-27], pero no más; no buscó la colaboración o ayuda de otros». Ambrosio de Milán, Cartas, 59.Texto extraído de el tercer tomo de El Tesoro de David ( en preparación )
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REFLEXIÓN
«Recuerda cuán breve es mi tiempo; ¿Habrás creado en vano a todo hijo de hombre?» (Salmo 89:47)
Sería totalmente injustificable inferir de esta protesta de Etán que los santos que vivieron bajo los primeros reyes de la dinastía davídica eran ajenos a la esperanza de la vida eterna. Me inclino por ir más allá y señalar que el propio lamento y queja, fundamentan por sí mismos la presunción de que en sus corazones había un sentimiento irrefrenable de inmortalidad. El pájaro que se revolotea inquieto y se hiere golpeándose contra los barrotes de su jaula que lo aprisiona, demuestra con su desespero que su hábitat natural no es la jaula, sino el aire libre. Cuando la mundanalidad empedernida logra finalmente apagar en el corazón del hombre toda esperanza de una vida más allá de la tumba, el vacío lúgubre que se crea en su interior no lo expresa con lamentos y emotivas quejas a Dios como las de Etán, sino en canciones de forzado regocijo, intentando alejar de su pensamiento la lúgubre realidad de la muerte con el canto anacreóntico de: «Comamos y bebemos porque mañana moriremos» (Isaías 22:13; 1 Corintios 15:32).
«Es hora de sacar partido de la vida,
antes de que venga la vejez;
es hora de disfrutar los placeres.
antes de que se esfume el deseo.
La vida es corta, hay que extraerle el jugo,
y apurar con deleite hasta el último sorbo»
Anacreonte [570-485 a.C] – “La Vejez”
Extraído de la magistral exposición de William Binnie [1823-1886] al versículo 47 del Salmo 89, en su obra “The Psalms: Their History, Teachings, and Use”, 1870, y transcrito por C. H. Spurgeon en “El Tesoro de David” versión española actualizada y ampliada por Eliseo Vila. (Tomo III en preparación).
Para más información aquí
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REFLEXION: "Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?"
"Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?" (Salmo 121:1). Cuando te sientas agonizar debido a una conciencia atormentada, mira siempre hacia arriba, hacia un Dios lleno de gracia, que afirmará y estabilizara tu alma. Porque mirando hacia abajo, hacia ti mismo, no conseguirás nada, fuera de razones y motivos para intensificar tu temor: pecados ilimitados, imperfecciones, y pocas cosas buenas. No es tu propia fe sino en la fidelidad de Dios en lo que debes confiar. Inclinando la mirada hacia abajo para mirarte a ti mismo, para contemplar la enorme distancia entre aquello que deseas y lo que realmente mereces, no harás más que marearte, tambalearte, y sumirte en la desesperación. Por lo tanto, levanta siempre tus ojos a los montes, de donde viene tu socorro, y no mires jamás al valle profundo de tu propia indignidad, si no es para doblegar tu soberbia cuando seas tentado por la arrogancia. Thomas Fuller (1608-1661), en "The Cause and Cure of a Wounded Conscience", Ed. 1647. Transcrito en "El Tesoro de David" de C.H. Spurgeon.
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REFLEXIÓN
REFLEXIÓN
Agustín de Hipona (353-429), quizás el mayor pensador cristiano del primer milenio después de Cristo, escribió:“Si eres capaz de admitir tu fragilidad, y cual el débil polluelo que corre a refugiarse bajo las alas de su madre, tú también corres bajo las alas del Altísimo, te pondrá en su pecho, te cubrirá con sus alas y te protegerá para que no caigas presa de ningún halcón. Porque las potestades en los aires (Efesios 2:2; 3:10; 6:12), el diablo y sus ángeles, son halcones que buscan constantemente nuestra perdición. Por ello debemos refugiarnos bajo las alas maternales de la divina Sabiduría, que para poder protegernos se hizo igual a nosotros, ya que el Verbo se hizo carne (Juan 1:14), siendo en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y hallado en su porte exterior como cualquier hombre se humilló a sí mismo (Filipenses 2:6-8) para poder juntar a los suyos, como la gallina junta sus polluelos debajo de sus alas (Mateo 23:37)”.
Nota de El Tesoro de David.
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REFLEXIÓN
"Escóndeme bajo la sombra de tus alas." Así como el ave cubre por completo a su prole y la protege bajo la sombra de sus alas aportándole el calor de su corazón, así haz también tú conmigo, oh Dios amoroso y condescendiente; porque yo soy tu vástago y tú eres la expresión y perfección suprema del amor paternal. En el hebreo esta ultima frase del versículo ocho esta en tiempo verbal futuro: “Me esconderás”. Con ello el salmista quiere mostrar su certeza total de que aquello que acaba de pedir le será concedido sin falta. La súplica fervorosa tiene que ir siempre a la par con la confianza absoluta. C. H. SPURGEON Fragmento de El Tesoro de David Vol I
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¿SABÍAS QUE…?
Los llamados “Salmos del Peregrinaje” son un conjunto de quince salmos (del 120 al 134, ambos inclusive), que forman como un pequeño salterio dentro del Salterio. Se cree que eran cantos antifonales (donde uno canta y otro responde) y que se denominan de “peregrinaje” porque eran cantados por los peregrinos en su ascenso a Jerusalén. No todos ellos fueron compuestos forzosamente para este fin, pues proceden de distintos autores y épocas, pero sí parece que fueron seleccionados en un momento determinado para tal propósito. Extraído de El Tesoro de David.
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REFLEXIÓN
119:91: “Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas son siervas tuyas” Pues todas ellas son siervas tuyas. Dado que todas las cosas creadas deben servir a Dios, no debemos usarlas para otro propósito ni ponerlas al servicio del pecado. Fue debido al pecado de nuestros primeros padres que la creación fue sometida a vanidad, no por su propia voluntad, y gime hasta ser liberada (Romanos 8:19-21). Por tanto, cuando los cristianos utilizan las maravillas de la creación, deben hacerlo sin abusar de ellas, antes por el contrario, respetarlas y disfrutarlas con alabanza y agradecimiento a la majestad divina y la bondad del Creador (1 Timoteo 4:4-5). Salomon Gesner [1559-1605] Salomon Gesner escribió estas palabras en el año 1599, hace poco más de cuatro siglos! Si la humanidad hubiera leído un poco más el Libro de los Salmos, y tomado en cuenta las recomendaciones de sus comentaristas a lo largo de los siglos, como es el caso de Gesner, es probable que habríamos respetado bastante más la naturaleza y hoy no estaríamos debatiendo sobre las terribles consecuencias que nos puede acarrear el mal uso que hemos hecho de ella.
Extraído de páginas de “El Tesoro de David” de C. H. Spurgeon, Tomo II, Proximamente publicado por Editorial CLIE.
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"Se sacian de la abundancia de tu casa"
«Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias» (Salmo 36:8 LBLA).
"Se sacian de la abundancia de tu casa". Quienes aprenden a poner su confianza en Dios son recibidos en su casa, y participan de la provisión allí dispuesta. La morada del Señor no está limitada a ningún lugar en concreto y, por tanto, reside donde residamos y, si somos creyentes, podemos considerar nuestra morada como una habitación más dentro de la casa inmensa del Señor. Y, tanto en la providencia como en la gracia, nuestra alma hallará contentamiento en los suministros que facilitados al vivir por fe en la cercanía al Señor.
Y si consideramos que la asamblea de los santos es peculiarmente la casa de Dios, los creyentes hallarán en el culto cristiano el alimento espiritual más rico a que puedan aspirar. ¡Feliz el alma que puede beber del agua de vida y comer los suntuosos manjares del Evangelio pues nada hay comparable que la pueda saciar!
"Y les das a beber del río de tus delicias". Disponen de los frutos del Edén para alimentarse, y tendrán también el río del Paraíso para beber. El amor sempiterno de Dios nos aporta un consuelo amplio y constante del que la gracia hace que bebamos por medio de la fe, con lo cual nuestro deleite se intensifica por ser de la mejor clase. El Señor no sólo nos conduce a este río, sino que nos hace beber de él: una demostración de la condescendencia de su amor divino.
En el sentido más amplio, estas palabras tendrán su cumplimiento total cuando lleguemos al cielo; pero los que confían en el Señor disfrutan ya del entremés incluso aquí en la tierra. La felicidad dada a los fieles es la del propio Dios; los espíritus purificados se gozan con el mismo gozo que el Señor mismo: “Que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto” C. H. SPURGEON
“Extracto en primicia del tomo 2 del libro “El Tesoro de David” actualmente en traducción.”
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REFLEXIÓN
Alegra el alma de tu siervo, porque a ti, oh Señor, levanto mi alma. (Salmo 86:4)
Alégrala, Señor, por ello la levanto hacia ti. Pues seguía con ella apegada a la tierra, y sólo sentía amargura; y para que no se consuma en esa amargura, para que no pierda la dulzura de tu gracia, la levanto a ti para que la llenes del gozo que fluye de ti, pues únicamente tu eres fuente de alegría, el mundo no aporta más que amargura. Con razón se nos insta a que levantemos el corazón; imitemos el proceder del salmista, puesto apegado a la tierra corre peligro de corromperse; pero jamás se corromperá el corazón si lo elevamos a Dios. Si tienes un buen trigo almacenado en el sótano y detectas que corre el riesgo de pudrirse, ¿por ventura no te esforzaras en transportarlo a un granero alto para evitar que se corrompa? ¿Resguardas tu trigo esforzándote en trasladarlo a almacenes elevados para evitar que se pudra y vas a permitir que tu corazón se corrompa apegado a la tierra? ¡Levanta tu corazón al cielo! Puede que te preguntes: ¿y cómo se hace? ¿qué cuerdas, qué poleas, qué escaleras se necesitan? Tus afectos son los peldaños; y tu voluntad el camino. Si amas, asciendes; si te despreocupas, desciendes. Si amas a Dios, aunque estés parado sobre la tierra, estarás en el cielo. Pues el corazón no se eleva de la misma manera el cuerpo se levanta: el cuerpo se levanta por una acción, cambiando de lugar; el corazón se eleva por una decisión, cambiando de voluntad. “Porque a ti, oh Señor, levanto mi alma”.
Agustín de Hipona [354-430]
EL TESORO DE DAVID: LA REVELACIÓN ESCRITURAL A LA LUZ DE LOS SALMOS
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ESTOY DESCONCERTADO
El«He soportado tus terrores, estoy desconcertado» (Salmo 88:15). La expresión qu 1651lliza aquí el salmista: אָפֽוּנָה ’āp̄ūnāh de פוּן pun, desconcertarse, procede de un verbo que sólo aparece en este versículo, y no significa propiamente el desconcierto de una persona enajenada, sino de un hombre que duda. No es el desconcierto de un hombre que no sabe lo que se hace, sino del que no sabe qué hacer. Pero no deja de ser cierto que este “no saber qué hacer” deriva con frecuencia en un cierto grado de enajenación: porque el hombre que se ofusca porque no sabe qué hacer, termina haciendo aquello que no sabe y jamás debió haber hecho.
Joseph Caryl [1602-1673]
“An Exposition with Practical Observations upon Chapters 4-7 of the Book of Job”, 1651
El Tesoro de David
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El Guardián de Israel. Salmo 121
Si nuestro Guardián se adormeciera no resistiríamos un instante; le necesitamos tanto de día como de noche, somos incapaces de dar un solo paso con seguridad si no es bajo su mirada protectora. Esta es, ciertamente, una de las estrofas preferidas en un cántico de peregrinaje. Dios es la escolta y guardaespaldas de sus santos. Y cuando surgen peligros a nuestro alrededor estamos a salvo, porque nuestro Protector y Preservador está siempre despierto y no permitirá que seamos sorprendidos. No hay fatiga o agotamiento posibles que puedan hacer que nuestro Dios caiga en el sueño, sus ojos vigilantes nunca se cierran.
Extraído del libro colección de Salmos El guardián Salmo121 de “El Tesoro de David”
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“En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.” Salmo 23:2
“Las ovejas son incapaces de beber de una corriente de agua en movimiento, por muy cristalina, pura y sana que esta sea. Esto, en Palestina es un verdadero problema para las pastores, pues lo que más abunda son, precisamente, los aroyuelos. Pero aunque las ovejas estén sedientas, nunca se abrevaran en arroyos de agua corriente. El pastor tiene que encontrar un lugar donde las rocas o la erosión hayan formado una pequeña laguna y las aguas estén quietas. Si no encuentra un lugar así, con piedras o con sus propias manos, forma una pared de retención donde las aguas queden más o menos quietas y las ovejas beban.” Esta es una de las muchas “notas” añadidas a la traducción en español de El Tesoro de David
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SABÍAS QUE…?
SABÍAS QUE…?
Los llamados “Salmos del Peregrinaje” son un conjunto de quince salmos (del 120 al 134, ambos inclusive), que forman como un pequeño salterio dentro del Salterio. Se cree que eran cantos antifonales (donde uno canta y otro responde) y que se denominan de “peregrinaje” porque eran cantados por los peregrinos en su ascenso a Jerusalén. No todos ellos fueron compuestos forzosamente para este fin, pues proceden de distintos autores y épocas, pero sí parece que fueron seleccionados en un momento determinado para tal propósito. Extraído de El Tesoro de David.
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Reflexión
“Mucho mejor es contemplar al Señor con ojos apagados y doloridos, que tenerlos brillantes y centellando por el resplandor falso de la vanidad.”
Desfallecen mis ojos por tu palabra, mientras digo: ¿Cuándo me consolarás? (Salmo 119:82)
Muy profundo ha de ser el anhelo que excede la capacidad de expresarse con los labios, y necesita recurrir a los ojos con tal intensidad que desfallezcan en su exasperada y constante observación. Los ojos pueden expresarse muy elocuentemente; utilizan tanto mudas como líquidas, y a menudo son capaces de decir mucho más que la lengua; como ratifica el propio David cuando dice en otro pasaje: “el Señor ha oído la voz de mi llanto”. Y se vuelven particularmente elocuentes cuando comienzan a desfallecer por el cansancio y el dolor. Unos ojos humildes levantados hacia cielo en oración silenciosa, pueden fulgurar una llama de tal intensidad que derrita cuantos cerrojos bloquean el paso a la oración verbal, y capturar con su artillería la atención del cielo bombardeándolo con una tormenta de lágrimas. Bienaventurados los ojos que desfallecen buscando a Dios, porque los ojos mismos del Señor se ocuparan en persona de que no sucumban. Mucho mejor es contemplar al Señor con ojos apagados y doloridos, que tenerlos brillantes y centellando por el resplandor falso de la vanidad.
El Tesoro de David
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COMENTARIO BIBLICO: “EL TESORO DE DAVID”
COMENTARIO BIBLICO: “EL TESORO DE DAVID”
Muchas veces me han angustiado desde mi juventud; pero no han prevalecido contra mí. Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos (Salmo 129:2-3.) La Iglesia cristiana puede hacer suyo perfectamente, en este aspecto, el lenguaje del salmista. ¡Qué terribles aflicciones tuvo que resistir en sus orígenes! ¡Y cuan débil era en aquella época de su “juventud”! ¡Qué reducido el número de los apóstoles a cargo de los cuales puso nuestro Señor su evangelio! ¡Qué limitados sus estudios y conocimientos humanos, que pequeña su área de influencia social y poder secular! Y con miras a lograr su destrucción y frustrar su objetivo –la gloria de Dios y la salvación de los hombres–, sus enemigos los encerraron en calabozos, los confinaron a trabajos forzados en minas, los sometieron al potro y al cadalso conjunta y sucesivamente. El arado de la persecución trazó sobre su espalda largos y profundos surcos. Fueron confiscadas sus propiedades; fueron encarcelados; sus cuerpos ardieron en piras; sus cabezas rodaron por el suelo, y todo ello en medio de gritos feroces de multitudes enfervorecidas y rugidos de fieras en los anfiteatros. Sin embargo, pese a todo ello y por encima de toda oposición, nuestra santa fe echó raíces y creció. Toda la furia de diez crueles persecuciones no logró exterminarla. Los dientes de las fieras no la trituraron; el fuego no la consumió, las aguas no la ahogaron, el calabozo no la confinó. La verdad es eterna, como el gran Dios de cuyo seno brota, y, por tanto, no puede ser destruida. Y como el cristianismo es la verdad, y no la mentira, sus enemigos nunca han prevalecido contra él. NEIL McMichael (1807-1874) en “The Pilgrim Psalms: an exposition of the Songs of Degrees, Psalms 120-134”, Ed. 1860.
Uno de los numerosos comentarios al Salmo 129:2-3 extraído de la obra de C. H. Spurgeon: “EL TESORO DE DAVID”. publicada por CLIE en versión completa, con el texto íntegro y notas explicativas.
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