#ElHotelNosQuiereAquí 🏨👁️

[atreveteyentra]

𝒯𝖊𝓈𝖎𝓈 𝒹𝖊 𝖎𝓃𝖛𝒾𝖊𝓇𝖓ℴ

Cuatro estudiantes de psicología decidieron pasar el invierno en el Hotel Whitehaven, un viejo y lujoso recinto que cerraba cada año debido a las intensas nevadas que lo dejaban completamente aislado. A cambio de cuidar de las instalaciones, se les permitió alojarse en el hotel sin costo alguno. Hemos confirmado que el hotel está en perfectas condiciones, con habitaciones impecables, pasillos relucientes y el sistema de calefacción funcionando sin problemas. Su objetivo era realizar un estudio sobre los efectos del aislamiento en la psique humana y su influencia en el comportamiento. Durante tres meses, convivirían sin contacto exterior, documentando sus cambios emocionales y conductuales.

Desde la primera semana, el hotel mostró su verdadero rostro. Pasillos interminables, habitaciones impecables y el eco del viento silbando a través de los ventanales bien cerrados. Al principio, todo parecía ir bien: conversaban sobre su proyecto, cocinaban juntos y exploraban los rincones del lugar. También se aseguraban de mantener en funcionamiento las calderas, limpiar las áreas comunes y revisar el generador eléctrico. Pero con el paso de los días, la rutina se tornó sofocante. El silencio se volvió más espeso, y la sensación de ser observados, innegable, a pesar de la calidez del lugar.

El primero en cambiar fue David, el más escéptico del grupo. Insistía en que oía pasos en el pasillo cuando todos dormían. Decía que alguien murmuraba su nombre desde las habitaciones cerradas con llave. Nadie le creyó hasta que, una noche, encontraron su diario cubierto de frases incoherentes: No estoy solo. Ellos vienen. Me llaman desde abajo.

Luego fue Clara, quien comenzó a hablar con alguien invisible. Decía que el hotel tenía memoria, que los muros susurraban historias de huéspedes que nunca se marcharon. Sus ojos se oscurecían cada vez más, como si algo la estuviera devorando por dentro.

Cuando llegó el segundo mes, Daniel intentó marcharse. Pero la nieve bloqueaba cada salida. La radio estaba muda. Los celulares, sin señal. Solo quedaban ellos… y el hotel. Pero el hotel respiraba, se alimentaba de su miedo, los consumía poco a poco.

La paranoia se convirtió en locura. Marta, la última cuerda de razón, despertó una noche con Clara sobre ella, con un cuchillo en la mano y una sonrisa ausente. Logró reducirla y atarla, pero al girarse, vio a David mirándola desde la puerta con una expresión vacía. “Tú también lo sientes, ¿verdad? El hotel nos quiere aquí”, susurró.

El tercer mes nunca llegó. Cuando encontraron a Marta días después, sola y cubierta de escarcha, susurros aún resonaban en los pasillos del hotel. En sus manos, sostenía la tesis inacabada, escrita con frases desesperadas y una última advertencia: No vengas en invierno. El hotel nunca está vacío.

𝓯𝓲𝓷

Moraleja: 

"Hay lugares que no desean ser abandonados… y almas que nunca se marchan."

O bien:

"El aislamiento no solo afecta la mente, sino que también puede abrir puertas que nunca deberían cruzarse."

También puedes enfocarlo en un mensaje más general:

"No desafíes lo desconocido creyéndote inmune a su influencia."

¿Qué tipo de moraleja prefieres? ¿Algo más psicológico, sobrenatural o ambiguo?