#El grupo de plena Candela
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Cantan los niños del grupo de plena Candela
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Glee «Gordon» Part IV
Agosto de 2027
-Esto será difícil…. —murmuró Blaine mientras trataba de encontrar estacionamiento en la calle University PI, giro por la E 13th st. y termino aparcando el auto casi a dos cuadras del supermercado. La fila para ingresar era de unos cuantos metros y parecía ser una exhibición de coloridos y diversos paraguas, el guardia de la puerta dejaba entrar por grupos a los clientes que buscaban suministros para la emergencia, a su vez, un par de empleados vestidos con trajes de lluvia, repartían números de acuerdo a la sección en la que cada cliente compraría, dando a cada uno una bolsa re utilizable, Blaine se puso el gorro de su chaqueta impermeable y se ubicó al final de la fila, se empino para contar mentalmente los clientes que estaban antes que él y calcular así el tiempo que demoraría en tan solo entrar en el supermercado, tomó su teléfono para llamar a Kurt y contarle que tal vez sería más de la hora que había calculado. -No se moleste… no hay señal… —advirtió una mujer que estaba inmediatamente delante de él. -¿No?... —contesto Blaine aun con el teléfono en la oreja. -No, hace rato quise llamar a mi madre pero no pude comunicarme… dicen que es por el huracán, pero yo creo que es el gobierno que quita la señal para evitar… ya sabe… —agregó como si su interlocutor efectivamente supiera de lo que estaba hablando, Blaine hizo una mueca como de conformidad y guardo su teléfono. -¿Hace rato que esta aquí?
-Como dos horas…¡acaso nadie trabaja en este lugar! —exclamó dirigiendo su voz hacia los empleados que estaban a media cuadra de distancia, algunos clientes miraron a la mujer con desdén mientras que otros comenzaron a emitir tímidos chiflidos de disconformidad, el guardia abandonó su puesto y miro con mala cara a todos, casi amenazándolos con la mirada, las protestas se silenciaron y los empleados siguieron repartiendo los números y las bolsas. -¿Que va a comprar? —preguntó el empleado que llevaba unos cuatro rollos de número de diferentes colores a la mujer quisquillosa delante de Blaine. -Un bikini y factor solar… ¡agua que mas voy a comprar!... —respondió gesticulando con sus manos. -Muy bien… —dijo el empleado entregando el número, su compañero le facilitó una bolsa y la mujer terminó recibiendo todo de mala gana. -¿Que va a comprar? —repitió esta vez en frente de Blaine. -Agua, baterías y si es posible leche y algo de comida congelada… —respondió estirando su mano. -Todo es posible en «Whole foods market» —respondió tras la capucha plastica, tomó tres números del mismo número de colores y se dispuso a entregarlos— además… —el empleado se quitó el gorro y se quedó viendo a Blaine con una gran sonrisa— Blaine Anderson… —dijo poniendo voz de estúpido. -Soy yo… —agrego el aludido tratando de tomar alguno de los números si dar importancia a que el empleado lo había reconocido, siempre era amable con sus fans pero sintió que en aquella ocasión era inapropiado tener que lidiar con fotos y autógrafos. -¿No te acuerdas de mi? —dijo el empleado tirándose el pelo hacia atrás como para despejar su cara. -¿Lo conozco?... -Soy Nathan Supnick… —respondió apuntándose a si mismo— del «Animal adoption center» en New Jersey… —Blaine arrugó el entrecejo para recordar mejor— le ayude a escoger a su perro hace como dos años… —agregó el muchacho en tono de pregunta. -¡Ah claro!… por supuesto… ¿trabajas aquí también? -También, el voluntariado que hago con los animales no paga el alquiler… —respondió arreglándose el pelo. -Algo imprescindible en New York… gusto en verte, y debes saber que mis hijos aman cada día mas al perro que nos recomendaste, así que él esta muy bien, ¿cual es mi numero?... —agrego Blaine haciendo ademán de tomar cinco de una vez -Claro… ¡Nick!... —exclamó llamando al guardia que custodiaba la puerta— acompáñame… —agregó entregando los números a su compañero el de las bolsas. -¡Oh no!… no quiero pasar a llevar nadie, todos tenemos las mismas necesidades aquí… —dijo Blaine sin moverse del sitio, se metió las manos a los bolsillos y se corrió un par de pasos como haciéndose el desentendido, la mujer quisquillosa lo miró como si oliera algo desagradable. -No lo harás… pero tampoco puedes pedirme que deje de hacer algo por alguien a quien tanto am…diro... es decir admiro… admiro… —dijo Nathan haciendo un guiño. -Ok… —contesto Blaine abandonando la fila. -¿Cual es el problema? —preguntó el guardia con cara de pocos amigos. -¿Recuerdas ese desperfecto que teníamos en el pasillo de los quesos? -¿Pasillo de los quesos? —repitió Nick mirando a Blaine y a quien le hablaba de manera alternada. -Si… bueno yo me acuerdo, y esta es la persona que lo solucionara… —dijo Nathan señalando a su ídolo de la música, Blaine no supo qué cara poner así es que sonrió medio chueco, el guardia miró con más desconfianza a ambos— ¿que?... —agrego al ver la cara de Nick— escucha, si tu quieres dar las explicaciones al señor Beilman de porque en plena emergencia el estante congelador… -Pasa...—termino por decir el guardia haciendo una seña con su mano. -Gracias… —respondió Nathan como cantando de manera burlona, paso por su lado y le hizo un par de muecas infantiles a sus espaldas. -Gracias por esto… —susurró Blaine llevándose el teléfono de nuevo a la oreja. -No te preocupes... y si quieres llamar, puedes hacerlo desde las oficinas del personal, allí hay un par de teléfonos públicos, las señales están tan inestables que nadie logra decir ni «hola». -Ok… —conesto guardando el aparato. -Por aquí… —indicó Nathan señalando el callejón inmediato al edificio, Blaine lo siguió a cierta distancia pensando en qué diría su esposo si se enterara que un fan lo llevó por un callejón solitario, sonrió para si, miro hacia atrás y vio cómo casi 15 personas se habían integrado a la fila de espera, sintió una punzada de remordimientos pero pensó en Kurt y en sus hijos y dio gracias de que podría llegar antes de lo presupuestado.
-¡«Señor Motones» suspendieron las clases!... —entró gritando Lizzie como desaforada, se quitó la mochila y el sweater y los dejo a medio camino entre el recibidor y la sala. -Con cuidado cariño, luego te aseas y te pones el pijama… ¿de acuerdo?... -... -¡Lizzie!... -¡Si!... —grito la pequeña casi llegando a la cocina -¿El pijama Papá?… —dijo Henry entrando con más calma, también se quitó la ropa extra y la dejó colgada en el armario al lado de la puerta. -Asi es… ya que esta situación nos impedirá salir a ningun lado… es mejor que se pongan cómodos… y que más cómodo que un pijama… ¿no crees?... —respondió Kurt mirando de reojo su teléfono. -Papá, si estás preocupado, deberías decírmelo… yo soy grande… —dijo Henry en tono medio molesto. -Se que lo eres bebé, pero si estoy preocupado o no… cosa que no lo estoy por cierto —insistió mientras colgaba su chaqueta— no es algo que debería de preocuparte a ti… las cosas de grandes, las resolvemos los grandes… —termino por decir dándole un toque en la nariz, Henry blanqueo los ojos como si escuchar aquello fuera lo que más le molestaba escuchar en todo la vida— ahora ve a cambiarte de ropa… —agregó entregándole la mochila— ¿tienes deberes? —pregunto caminando junto a él. -No… ¿puedo ir a saludar al «Señor Botones» primero? -Por supuesto cariño, pero después haces lo que te pedí… ¿bueno? -Sí… —contestó colgándose la mochila nuevamente, acto seguido partió hacia donde dijera dando pequeños saltos, Kurt espero que desapareciera por la puerta de la sala para comenzar con el mantra de «vamos Blaine» de nuevo, sacó el teléfono de su bolsillo e intentó llamarlo. -¡Maldita señal que se cae con una simple brisa! —exclamó terminando la llamada, miro la hora y tomo aire antes de echar unas cuantas groserías— con un demonio Blaine Anderson, si no llegas con electricidad portátil te juro... -¡Papá!... ¡ven!.... —escucho desde la cocina — ¡Papá!... -¡Ya voy cariño!... —dijo caminando hacia donde estaban sus hijos, se detuvo un instante al ver que las lámparas se apagaban unos segundos y volvió a despotricar, esta vez contra Rosario Candela y su incapacidad de incluir un generador de electricidad en el subterráneo.
-Papá, parece que el «Señor Motones» no alcanzo a ir al baño… pero ya lo limpie… —dijo Lizzie enseñando una bolsa con excremento. -¡Cariño!... —exclamo Kurt poniendo cara de desagrado, Henry rió tapándose la boca— ¡bota eso de inmediato por favor!… ¡y te lavas las manos!... —agregó como con desespero, la pequeña se deshizo de la bolsa en el tarro del fregadero y después acercó un pequeño taburete para alcanzar el grifo y lavarse las manos allí mismo— solo porque hay una emergencia toleraré tanta incivilidad… —murmuró sacando un par de toallas de papel, el perro se dio unas cuantas vueltas sobre su pequeña cama antes de echarse, miró a Kurt y luego se quedó viendo hacia otro lado como disimulando. -Papá, ¿podemos comer galletas?... —preguntó Henry subiéndose a una de las sillas. -¡Mejor «cocholate»! —agregó Lizzie secándose las manos la cara y todo lo posible con el par de toallas de papel. -¿Que tal ambos?... —dijo Kurt tomando el frasco con galletas y una barra de chocolate desde uno de los gabinetes más altos. -¡Ambos! —exclamaron ambos pequeños al unísono. -Muy bien… —dijo repartiendo— pero solo uno, no quiero que arruinen su apetito ante del almuerzo. -¿Y habrá almuerzo? —quiso saber Henry con la boca llena de todo. -Obvio que si bebé, mientras haya electricidad, podemos tener todo lo que corresponda. -Y si no la hay también… —dijo Blaine llegando a la cocina, traía la ropa y el cabello mojados y cargaba un par de bolsas en las manos, las dejó sobre la mesa, se quitó la chaqueta impermeable además del sweater y los metió en la secadora, Kurt pensó en advertir que ambas cosas causarían un exceso de pelusas, pero se alegro tanto de verlo llegar por fin, que prefirió callar aquella reprimenda doméstica. -Gracias a dios… —susurró dejándose caer en una de las sillas como si un peso de toneladas se le quitara de encima. -¡«Papablen»! —grito Henry bajándose de un salto, corrió hacia él y lo abrazo, Lizzie hizo un baile de felicidad arriba del taburete, Blaine los saludo a ambos y luego se acercó a su esposo. -Lo siento… —dijo besándolo e indicando su reloj -Ya estas aqui que es lo importante… —respondio dandole otro beso. -¡Hay muchas cosas!... ¿podemos verlas «Papáblen»? -Por supuesto hijo, es más, seria de gran ayuda que tú y tu hermanita ordenaran todo sobre la mesa. -Sí… —dijo Henry arremangándose, Lizzie se bajó de donde estaba subida y se encaramó al lado de su hermano para ayudarlo a sacar las cosas. -¡Hay mucha agua! —exclamó la pequeña tomándose la cara. -Es la que necesitamos bebé… ¿había mucho caos allá afuera? —pregunto Kurt comenzado a preparar café. -Un poco… —respondió lavándose las manos— la fila para entrar al supermercado era enorme, yo diría que un par de cuadras —explicó quitándose el exceso de agua. -Vaya… debiste armarte de paciencia entonces... -Un poco pero… -¿Qué es esto «Papáblen»? —preguntó Henry tomando un pequeño empaque con algo que parecía ser una radio portátil dentro, pero que tenía una manivela como si fuera un juguete a cuerda. -¡Ah!, eso es super genial… —respondió acercándose, movió la silla inmediata a la que usaba su hijo y se sentó a su lado— esto es una radio, pero funciona con la electricidad que pueda proporcionarle este dinamo… —añadió señalando la manivela— creo y te divertirás haciéndola funcionar. -¡Super sensacional! —exclamó Henry mirándola por todos lados. -¿Decías?... —continuó diciendo Kurt entregándole una taza vacía, dispuso un par de cubiertos y servilletas ademas de mas galletas, Lizzie tomó una de manera disimulada -Nada… bueno, había mucha gente, pero alguien me ayudó y terminé saltandome la fila… -¿Saltándote la fila Blaine Anderson? -Si… se que suena un poco egoísta e irrespetuoso, pero si no hubiera aceptado esa ayuda, aun estaria sin poder ni siquiera entrar. -¿Puedo abrirla? —pregunto Henry que seguía concentrado en la radio con dinamo. -Por supuesto hijo… -¡Con los dientes no! —exclamaron sus dos padres al mismo tiempo, Henry se quedó como estatua y los miro con cara de divertida, Lizzie seguía comiendo más galletas de las autorizadas. -Toma cariño… —dijo Kurt entregando unas tijeras de seguridad, se dio media vuelta y tomó la jarra con café, sirvió para su esposo y para él y se sentó en la silla desocupada— ¿quien te ayudo?... -¿Como?... -Dijiste que alguien te ayudó a entrar antes que todos… ¿quien? —insistió dando un sorbo a su taza. -Alguien amable… —dijo Blaine mirando a su hijo que parecía y había encontrado entretención para 10 horas como mínimo— con cuidado Princesa… —agrego al ver que su hija se empinaba en la silla para alcanzar las botellas de agua y ordenarlas en una fila bien correcta. -Espero y con ese alguien… te refieras a una monja de la caridad o un pastor adventista… —susurró Kurt tras su taza. -No… —contesto Blaine riendo— no fue una monja ni un pastor… fue… alguien conocido... -¡Oh por dios!… si me dices que te encontraste con Karofsky o con Sebastian te juro por dios que tendrás que pasar esta emergencia en el cuarto de limpieza junto al Señor Jenkins… —advirtió de corrido. -Si claro, como que ellos ahora trabajan en una tienda de comestible… ¿que pasa contigo? -No lo se… dímelo tú… —respondió con los ojos bien abiertos. -Ok… te lo diré, pero no te molestes.. -Si me dices eso me molesto de inmediato… -Ok… fue el chico este… el que nos ayudó en el refugio de animales en Jersey… —respondió en voz baja. -¿Que?... ¿ese que casi se te tira encima? —pregunto en el mismo tono, Henry tenía la radio en la oreja y junto a Lizzie compartían el parlante escuchando de lo mas interesados. -Kurt… -¿Le coqueteaste?... ¿no es así? -¿Que?... no… ¿por que dices eso? -Por qué es la verdad… ¡uy!... ¿sabes que?... —añadió levantándose— dejaste de ser mi persona favorita en este momento… odio cuando haces eso… -¿Hacer que? -Bien que lo sabes… —agregó entre dientes, le dio una mirada como de hielo y se alejó de él para acercarse sus hijos, Blaine se quedó con la respuesta atragantada y no supo bien si reír o molestarse ante lo que acababa de suceder.
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Lo que el deporte puede enseñarnos sobre oraciones cortas
Just Judge, asimismo conocido como Justo Juez, recurre a la ayuda de Jesucristo en esta presentación, quien es representado como el juez supremo que es justo en todos y cada uno de los asuntos de justicia, por el hecho de que mismo fue juzgado inmerecidamente.
Hay otro percance en la Biblia donde un grupo de hombres que creen estar calificados para juzgar la culpabilidad o inocencia de otra persona, llevaron ante Jesús a una mujer que había cometido adulterio, en aquellos días y aún hoy en el Medio Oriente, la persona acusada de adulterio, en su mayor parte mujeres, es condenada a muerte por lapidación. Estos llamados justos adquirieron a esta mujer ante Jesús y le dijeron su pecado y le preguntaron cuál era el castigo. Jesús volvió las mesas sobre esos hombres y les dijo: “El que esté libre de pecado tire la primera piedra”, y luego se sentó y comenzó a garabatear en la arena.
Ahora diríase que cada hombre se aproximó a Jesús para decir que la mujer es culpable y debe ser condenada a muerte, pero miraban lo que Jesús había garabateado en la arena, un hombre veía la palabra “Ladrón”, otro “Mentiroso”, otro “Adúltero” y otro veía la palabra “Asesino”, todos y cada uno de ellos tenían un pecado, conque se fueron hasta que fueron, hasta el momento en que sólo Jesús y la mujer le preguntaron: “¿Absolutamente nadie te ha condenado?”dijo “Nadie, Señor mío” y afirmó “Yo tampoco, vete y no peques más”. Comprendió la verdad en su alma y en las almas de cada uno de ellos de esos hombres.
Cuando fue crucificado todo el proceso fue amañado para que muriera, pero en la cruz uno de los 2 ladrones que asimismo fueron crucificados, dijo que Jesús no había hecho nada malo, mas que él como ladrón merecía su castigo, Jesús le excusó y afirmó “Esta noche vas a estar conmigo en el Paraíso”.
Así que si alguien sabe algo de Justicia es Jesucristo y va a mirar en el corazón y el ánima de cada persona involucrada.
Cuando las cosas son realmente difíciles, llamar al Juez Justo es opinar para mudar las cosas. Como Jesús conquistó la muerte y se levantó para ser el juez de toda la humanidad, de este modo también el Juez Justo conquista todas y cada una de las situaciones injustas y juzga justamente a aquellos que lo solicitan, sólo él puede juzgar a aquellos que son verdaderos en su corazón.
Y es pensar que puede perdonar a aquellos que son técnicamente culpables de quebrantar la ley, pero cuyos corazones son buenos. El Juez Justo es solicitado por aquellos que procuran la victoria contra un oponente injusto, aquellos que buscan justicia, para ayudar a la gente en temas legales, sacando a alguien de la cárcel y también en algunos casos para despertar a aquellos cuyas psiques están nubosas por las mentiras y el engaño.
El Juez Justo es muy popular en los países y comunidades sudamericanas y a menudo se le llama en las prácticas de magia popular católica latinoamericana. Aquellos que practican el Hoodoo y que trabajan en las tradiciones de la magia popular católica llaman al Juez Justo para que ayude en los casos de la corte y para protección.
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He visto las imágenes tanto en Candelas (que es la más popular), como en Esculturas como en Esculturas como una imagen de Jesús crucificado rodeado de un conjunto de objetos asociados a su pasión y muerte. Este retablo tiene por nombre el Arma Christi, Armas de Cristo o Instrumentos de la Pasión, son un conjunto de objetos asociados al sufrimiento, muerte y sepultura de Cristo.
Los objetos incluyen el gallo que cantó tres veces cuando San Pedro negó su afiliación con Jesús, el sol que se obscureció a su muerte, la tela con la que Santa Verónica limpió el semblante de Jesús mientras que llevaba la cruz al Gólgota “el lugar de las calaveras”, la bolsa de treinta monedas de plata pagada a Judas Iscariote por su traición, y las herramientas de la crucifixión o bien instrumentos de la Pasión, incluyendo el azote, la escalera, el jarro de vinagre y la hiel, la sopa de vinagre, la lanza, la espada, el martillo, y las porciones de juego lanzadas para la ropa de Jesús tras su muerte.
La serpiente y la manzana en el suelo se refieren a la creencia cristiana de que el Gólgota, donde Jesús murió para salvar a la humanidad del pecado, fue también el sitio de sepultura de Adán, el primer hombre que, conforme la teología judía, cometió el primer pecado de la humanidad cuando se comió una manzana prohibida ofrecida a él por una víbora.
¿De qué forma le solicitas al Juez Justo que pida justicia para ti o para hacer que el maleante pague por su maldad, o bien le solicitas justicia por tu caso y en algunos casos por los tres?
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Su oración inicial podría ser algo así como “Que mi causa sea justificada con la iluminación del Hijo de Dios, la Hostia Divino, Señor de los Señores, y que (quienquiera) sea responsable de sus acciones a todos los ojos, oídos y órdenes escritas”.
Una oración más extendida del nuevo libro revisado “Ayudándote a ti con oraciones seleccionadas”:
“Oh Justo y Beato Juez, Bendito Hijo de la Virgen María, que mi cuerpo se calme y mi sangre sea lavada a fin de que donde desee que vaya, las manos de mi Señor Jesucristo estén delante de mí. La de San Andrés antes y después de mí. San Pedro en la parte de atrás y en el medio. Los de la Virgen María, para que mis contrincantes puedan ir y venir con ojos mas sin verme, con brazos mas sin herirme, y a fin de que la justicia no me detenga. Que mi cuerpo sea cubierto con la lona que cubrió el cuerpo de Jesucristo, a fin de que no sea herido, ni muerto, ni preso. Oh Virgen María, esta oración que digo por el bien o bien por el mal que mis enemigos tienen contra mí. Si hay alguna sentencia en este día contra mí, que sea anulada por las bendiciones del Padre, del Hijo y del Espíritu Beato. Amén.”
También hay una oración más completa para Just Judge:
“Oh, Juez Divino y Justo, autor de los cielos y de la tierra. Rey de Reyes sin parangón, Juez de tan suprema virtud que nutres nuestras ánimas, con tu http://oracionesaljustojuez.com poder paterno.
Oh, mi Señor y Redentor, Salvador del Universo, por tu amor infinito defiende mis intereses de los de todos los adversarios, guíame, tú eres mi luz, mi protector y mi gloria, por tu amor infinito defiéndeme en todo instante.
Oh, todopoderoso y santísimo Jesús, dame una muerte digna por todo el tormento, dolor y sufrimiento de tu muerte clavada en la Santa Cruz. Santurrón Padre, prepárame como se hizo con tus amados Apóstoles Santo Tomás y San Pedro, libéranos como hiciste con Santa María Magdalena y varias otras vírgenes, haz que mi vida sea plena y justa, sin precipitaciones ni resoluciones imprudentes, protégeme de caminos peligrosos, prisiones crueles, ríos traicioneros, todos los enemigos, posesiones mefistofélicas, ladrones, ser referido de forma negativa, ser víctima de falsos testimonios. Libérame Oh Ser Supremo de caer en pecado mortal – pues eso es lo peor que un cristiano puede cometer en esta tierra, despojar a todos los poderes de mis contrincantes así sean visibles o invisibles, nunca dejar que mi conquista o la de mi ánima, jamás estar al alcance de sus ojos (ser visto), pies (ser localizado), manos (ser aprehendido).
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Aquella historia entre Batista y Raúl Castro
Aquella historia entre Batista y Raúl Castro El actual gobernante cubano estuvo en brazos del 'Hombre Fuerte de Cuba' Viernes, julio 7, 2017 | Tania Díaz Castro LA HABANA, Cuba.- Como si de esa forma lograran que la tierra se la tragara, los periodistas oficialistas, pertenecientes a la dictadura cubana, se han negado a contar aquella historia tan peculiar, grotesca e inverosímil, durante más de medio siglo. Tuvo que ser Nikolai Serguéievich Leonov, retirado de la KGB y biógrafo de Raúl Castro, quien la contara con pelos y señales en su libro sobre el actual jefe de estado de la isla (Raúl Castro, un hombre en Revolución, Editorial Capitán San Luis, 2015, La Habana). Antes lo habían dicho algunas personalidades cubanas del exilio, pero puestas siempre en entredicho, como suele calificarse a todo el que no profese con el comunismo castrista. En la página 57 de la biografía de Raúl Castro, escrita por el señor Leonov, está todo narrado. Comienza contando este gran amigo del dictador cubano cómo, en cierta ocasión, Fidel y Raúl fueron expulsados del colegio Hermanos de La Salle, en Santiago de Cuba, y de cómo el director dijo a Ángel, el padre, que sus hijos "eran los bandidos más grandes que habían estudiado en el colegio". Tan bandidos, según Leonov, que Fidel, bajo protesta, "amenazó con incendiar la casa de Birán, si no era enviado de nuevo a la escuela". Sí, la casa cogió candela, pero unos años después. Raúl, en cambio, se alegró de volver a la libertad plena de Birán. Odiaba la disciplina escolar, que veía como "una cárcel". En 1937, teniendo Raúl seis años, fue matriculado de nuevo en otra escuela, esta vez de disciplina cívico-militar, en la misma región. Se trataba una de las fundadas por iniciativa del Coronel Fulgencio Batista para lograr futuros cuadros militares en sus próximos planes políticos y donde los maestros eran por lo general sus sargentos de mayor confianza. En aquella escuela comenzó la carrera militar de Raúl, donde aparece en fotos con sus uniformes de gala, de tropa y de guardia rural. En 1938, Batista acudió a una de aquellas escuelas, donde conoció al niño Raúl. La idea de presentarlo había sido de su profesor, el sargento Armando Núñez Castillo, quien lo entrenó para que representara al grupo y dijera unas palabras ante Batista. Cuando Batista vio al pequeño, éste le dijo: "Señor coronel Fulgencio Batista y Zaldívar, ¡a nombre de los estudiantes de la escuela cívico-militar de Birán Uno, solicito de usted ascender a nuestro Sargento al grado de teniente". Dice Leonov que Batista respondió estupefacto. Yo diría más bien conmovido, pues cargando en brazos al pequeño y besándolo, sonriente, le dijo: "Bien, lo cumpliré". En los días finales de 1958, Batista renuncia y se marcha de Cuba. Los hermanos Castro ocupan su lugar. Según Leonov, a mediados de 1959 "se descubre un documento en los archivos de la tiranía, donde el teniente Núñez Castillo se disculpa ante Batista por haber sido profesor de Raúl, a quien califica de 'una fiera sangrienta'". La historia seguramente continúa, pero Leonov la termina ahí. Nada más se sabe del teniente Armando Núñez Castillo. Por ejemplo, si a consecuencia de aquel documento acusador, engrosó las filas de los cinco mil fusilados durante los primeros años de la Revolución, o fue perdonado por Raúl, algo que pudiera sorprender a muchos. Source: Aquella historia entre Batista y Raúl Castro CubanetCubanet - http://ift.tt/2tx2ASv via Blogger http://ift.tt/2u0LnEg
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Aquella historia entre Batista y Raúl Castro
Batista con Raúl Castro en brazos. A la izquierda, el presidente de entonces, Federido Laredo (Twitter)
LA HABANA, Cuba.- Como si de esa forma lograran que la tierra se la tragara, los periodistas oficialistas, pertenecientes a la dictadura cubana, se han negado a contar aquella historia tan peculiar, grotesca e inverosímil, durante más de medio siglo.
Tuvo que ser Nikolai Serguéievich Leonov, retirado de la KGB y biógrafo de Raúl Castro, quien la contara con pelos y señales en su libro sobre el actual jefe de estado de la isla (Raúl Castro, un hombre en Revolución, Editorial Capitán San Luis, 2015, La Habana).
Antes lo habían dicho algunas personalidades cubanas del exilio, pero puestas siempre en entredicho, como suele calificarse a todo el que no profese con el comunismo castrista.
En la página 57 de la biografía de Raúl Castro, escrita por el señor Leonov, está todo narrado.
Comienza contando este gran amigo del dictador cubano cómo, en cierta ocasión, Fidel y Raúl fueron expulsados del colegio Hermanos de La Salle, en Santiago de Cuba, y de cómo el director dijo a Ángel, el padre, que sus hijos “eran los bandidos más grandes que habían estudiado en el colegio”.
Tan bandidos, según Leonov, que Fidel, bajo protesta, “amenazó con incendiar la casa de Birán, si no era enviado de nuevo a la escuela”.
Sí, la casa cogió candela, pero unos años después.
Raúl, en cambio, se alegró de volver a la libertad plena de Birán. Odiaba la disciplina escolar, que veía como “una cárcel”.
En 1937, teniendo Raúl seis años, fue matriculado de nuevo en otra escuela, esta vez de disciplina cívico-militar, en la misma región. Se trataba una de las fundadas por iniciativa del Coronel Fulgencio Batista para lograr futuros cuadros militares en sus próximos planes políticos y donde los maestros eran por lo general sus sargentos de mayor confianza.
En aquella escuela comenzó la carrera militar de Raúl, donde aparece en fotos con sus uniformes de gala, de tropa y de guardia rural.
En 1938, Batista acudió a una de aquellas escuelas, donde conoció al niño Raúl. La idea de presentarlo había sido de su profesor, el sargento Armando Núñez Castillo, quien lo entrenó para que representara al grupo y dijera unas palabras ante Batista.
Cuando Batista vio al pequeño, éste le dijo: “Señor coronel Fulgencio Batista y Zaldívar, ¡a nombre de los estudiantes de la escuela cívico-militar de Birán Uno, solicito de usted ascender a nuestro Sargento al grado de teniente”.
Dice Leonov que Batista respondió estupefacto. Yo diría más bien conmovido, pues cargando en brazos al pequeño y besándolo, sonriente, le dijo: “Bien, lo cumpliré”.
En los días finales de 1958, Batista renuncia y se marcha de Cuba. Los hermanos Castro ocupan su lugar. Según Leonov, a mediados de 1959 “se descubre un documento en los archivos de la tiranía, donde el teniente Núñez Castillo se disculpa ante Batista por haber sido profesor de Raúl, a quien califica de ‘una fiera sangrienta’”.
La historia seguramente continúa, pero Leonov la termina ahí.
Nada más se sabe del teniente Armando Núñez Castillo. Por ejemplo, si a consecuencia de aquel documento acusador, engrosó las filas de los cinco mil fusilados durante los primeros años de la Revolución, o fue perdonado por Raúl, algo que pudiera sorprender a muchos.
Aquella historia entre Batista y Raúl Castro
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Micaela.
Poco leí de lo que venía pasando. No tengo cable, y a pesar de que no me entero de nada, a veces es mejor aislarse de esta realidad que nos lleva a tantas día tras día. No es sano para nadie, menos para chicas como yo, que deberíamos estar creciendo saludablemente en vez de que se nos meta el miedo por cada poro de nuestra piel. Y esto no es más que una película de terror, con la diferencia que no podes poner pausa o cambiar de canal.
No escribí nunca sobre el tema. Me pone mal, y además creo que está todo dicho, no sólo con palabras de otras, como forma de homenaje a las que se van (mejor dicho, a las que obligan a irse), sino que con acciones. Está más que dicho con acciones. Basta con apretar un botón y hacer zapping por cinco minutos para verificarlo.
Explicame de qué forma vos merecías esto. Explicame de qué forma alguien merece esto, además del asesino que lo provocó todo. Y por sobre todas las cosas, explicame, haceme entender, por qué hay que vivir así; en miedo.
Decime que me quede tranquila, pero eso no va a cambiar nada. Si tranquila no podés estudiar, buscar trabajo, viajar, subir fotos, ir a bailar, caminar, ir al médico... ¿te das cuenta, no, cómo cada vez son más simples las cosas que NO podemos hacer? O podemos, sí, pero con un riesgo de vida o muerte que ninguna quiere correr, ni tampoco tendría por qué. Entonces, explicame por qué hay que correrlo. ¿Por qué me tengo que "acostumbrar" a vivir de esta forma?
No escribo sobre esto porque no hay palabras que no se hayan repetido mil y una veces, pero nunca parece alcanzar.
Tampoco escribo sobre esto porque me pone triste. Porque se necesitaron de muchas veces caminando del colegio a casa llorando de miedo, para que empezara a superarlo o a acostumbrarme, y porque no quiero volver a pasar por lo mismo. Porque la profesora de Gimnasia el otro día nos dijo que tratemos de caminar con alguien, que tengamos cuidado, y porque ya lo escuché muchas veces, más de las que hubiese querido.
No me gusta escribir sobre esto. Pero, cómo se supone que le pongamos punto final, si liberan violadores seriales, si cada vez son más, si cada vez es peor. No me gusta escribir sobre esto porque me hace pensar que así como hoy tantas hablamos de Micaela, así como hace unos meses hablábamos de Lucía, de Ángeles, de Candela, de Lola y de tantas otras, algún día podrían también hablar de mí. O de mis amigas, o de conocidas, o de amigas de amigas.
Tengo casi quince años y derecho a ir con la tranquilidad de volver. No me parece justo que, al darme vuelta en la calle, estando de vacaciones con mi familia, me tenga que cruzar con un grupo de chicos en pedo, silbándome. No me parece justo cruzar un puente, volviendo de la casa de una amiga a plena luz del mediodía (así como si hubiese sido a las cuatro de la mañana), y escuchar otro chiflido, que me hace desesperar. No me parece justo que al esperar a que el semáforo corte, pase un camión y el hombre que lo conduce me dedique un guiño que me revuelve el estómago, así como tampoco me parece justo estar por cruzar la vía y mientras miro el tren esperando a que termine de pasar, un señor me sonría, como si lo estuviese observando con deseo. El único deseo que tengo es que dejes de mirarme así, porque esto ya pasa de “vestirse provocativa”; porque tengo catorce, y estoy con el uniforme del colegio. Y salía del colegio triste y con dolor de cabeza, y quería ir a comer tranquila, pero me sacas de quicio y me sacas el hambre, me sacas las ganas de seguir caminando. Me sacas. Me produce un enojo intenso y profundo que solo rompe en llanto y que me impide, muchas veces, poder hablar. Como fue recién, saltando de un link a otro, me encontré con una inaguantable angustia que me hizo quedarme muda por un momento, inmovilizada, hasta que mis ojos se convirtieron en lágrimas y mi piel se hizo de gallina, como me vino pasando estos últimos días al saber que, como leí hoy, dejaste de sostener el cartel para convertirte en uno.
Hoy el día te lloró. Ayer también. Mientras te escribo y te pienso con los cachetes empapados y los ojos inundados, escucho como las gotas golpean contra la ventana con una enorme furia torrencial que las obliga a ser fuertes. Siempre fuertes. Y no pienso olvidarme de ese horrible sonido en años. Tal vez se quede para siempre conmigo. Al igual que vos, y al igual que todos los demás sueños arrancados, abusados, estrangulados y enterrados.
Ni una menos. 08/04/2017.
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“Y yo te voy a recordar todos los días,
a vos y a todas y a cada una de mis chicas
Te veo impregnada en una foto que llevan tus viejos
en sus manos temblorosas porque les duele hasta los huesos,
porque les quitaron una parte de su vida
Te aseguro, para mí no sos solo otra piba
Porque todas me duelen por igual, pero cada vez soy menos fuerte
aunque escupa odio y rabia a todos los indiferentes
Perdoname compañera, siento que no hice suficiente
Porque es que todas les chupamos un huevo,
Porque matar a las pibas no es nada nuevo.
Porque en un mundo de injustica, la violencia es solo un juego”
- Lara Pintos (vía Twitter)
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Archivo G Marcelo Matos Reyes
En esta edición de Archivo G, Mariana Reyes conversa con el joven Marcelo Matos Reyes, integrante del grupo de plena infantíl Candela, uno de los proyectos gestados desde La casa de la Plena Tito Matos, sobre su viaje a Chicago para sus primeras presentaciones fuera de Puerto Rico. Éxito para todes. Una producción de La calle Loíza, Inc. para el Taller Comunidad La Goyco.
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