Tumgik
#ESTAMOS TAN JUNTOS
the-offside-rule · 2 months
Text
Pedri Gonzalez (FCBarcelona) - Nobody Gets Me pt.4 || {smau}
Requested: yes
Part 1 Part 2 Part 3 Part 5
therealy/n
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Liked by pedri, sefutbol, & 98,103 others
therealy/n es agradable estar de vuelta ❤️🇪🇸
19,103 comments
lamineyamal Me alegro de verte
pablogavi de nuevo en los colores correctos ❤️
| Liked by therealy/n
| Liked by pedri
| user2 Gavi so real for that
| user5 the besties are back
ferrantorres el rojo te queda bien ❤️
| user7 Pedri I'd watch ur girl
| user9 this is Bellingham's girl; she's just Spanish so she went to the game
| user3 dunno mate, she seemed pretty cozy when she went to him after the game👀
lenormand_r a la final! 🇪🇸
| user4 all the Spain squad pulling up for Y/n's return as a Spain wag >>
pedri ❤️🇪🇸
| Liked by therealy/n
user1 Jude not liking the post 👀
pedri
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Liked by therealy/n, sefutbol & 1,019,819 others
pedri Muyyyyyy buenos diasssss! Esto es de locosssssss. Queda el partido más difícil y también el más bonito.... Ahora más que nunca sigamos soñando juntos ❤️💛❤️ Berlín, ya estamos de vuelta! 🔙
12,716 comments
pablogavi vamossss 💪🇪🇸
| user4 I love them your honour
ferrantorres me preguntaba por qué lo estabas haciendo tan bien y luego eché un vistazo a las gradas👀
| user3 Y/n??
| user9 obvs
| user0 who else??
| pedri mi madre😂
| ferrantorres 😂
therealy/n tomaaaa Pedrito
| Liked by pedri
| user5 PEDRITO?!
| user2 oh we are so back
| user9 Judes ready to end this man's career
sefutbol vamosss🇪🇸
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
159 notes · View notes
jaquemuses · 8 months
Note
lindaa podes hacer uno de esteban kuku smut, me dio tierno, corte primera vez o algo asi, si no haces de él no pasa nada, yo entiendo
hola reina!! OBVIO que escribo para kuku, estaba esperando que alguien pida aaa te adoro !! hice esto recien, super rapidito, espero que te guste ♡
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ petit-déjeuner
pairing: bf!esteban x gf!r
sinopsis: Esteban acaba de volver de su viaje a Venecia y estas dispuesta a recuperar todo el tiempo perdido.
content: age gap sin desarrollar (ambos +18), stablished relationship, smut sin plot (jiji), fingering, p en v, mentions of breeding, fluff, no se que más.
word count: 1.7k cortito y conciso.
Tumblr media
Hacía ya un día que Esteban había vuelto de su viaje a Venecia, donde asistió al prestigioso festival de cine. Lo habías extrañado, aunque te costara admitirlo incluso solo para vos misma. Tu cuerpo lo ansiaba.
Por eso, cuando escuchaste el familiar sonido del motor del auto apagándose en el garage, prácticamente corriste a lanzarte encima de él en cuanto entró por la puerta. Hizo a un lado su bolso para sostener tu cuerpo entre sus brazos mientras le llenabas de besos la cara.
Pasaron la noche entre copas de vino y pasta, compartiendo experiencias de Venecia, la gente que conoció, el éxito de la película y la felicidad de estar de vuelta en su queridisima Buenos Aires junto a vos. Esteban y vos llevaban once meses juntos, aunque los últimos meses habían sido caóticos debido a los rodajes, viajes y todo el trabajo de producción, dejando la vida sexual en segundo plano, sin embargo ambos tenían necesidades y estabas dispuesta a saciarlas.
Sabías que Esteban estaba cansado por el viaje, así que esperaste hasta la mañana siguiente para deslizarte desnuda en la cama que compartían. La luz matutina resaltaba los marcados rasgos de tu novio, y por un segundo pensaste, "¿Cómo puede tener una cara tan angelada?". Aunque Esteban ya estaba despierto desde que entraste a la habitación, mantuvo los ojos cerrados hasta que te subiste completamente a la cama y encima de él.
"Ah, bueno...", dijo, recorriendo con la mirada tu cuerpo y regalándote una sonrisa ladeada. Te mordiste el labio mientras comenzabas a restregarte contra él. Solo llevaba puestos unos boxers, así que frotaste tu cuerpo contra el suyo, disfrutando del calor de su piel.
"¿Estamos cariñosas hoy?", señaló con un tono burlesco pero dulce. Gemiste suavemente, besando ligeramente su muñeca cuando sentiste sus dedos entrelazándose en tu cabello.
"Estuviste lejos mucho tiempo", dijiste en un suspiro.
"Fue solo un mes, gorda."
"Mucho tiempo".
Esteban soltó una pequeña carcajada mientras te acomodabas sobre él, tus manos reposando en su pecho definido.
"Me debes algo", dijiste finalmente, mirándolo con ojos suplicantes.
Esteban arqueó sus cejas mientras sus manos se paseaban suavemente por tus muslos y costillas, a veces subiendo a tus pechos, acariciándolos con un poco de fuerza y bajando otra vez.
"¿Ah sí? ¿Y cómo puedo saldar la deuda?"
"Vos sabes perfectamente cómo, kuku."
"No, ángel, decime qué querés."
"A vos."
El mayor deslizó su pulgar por tu cadera, acariciándola con una sonrisa en su cara. "¿Sí? Pero si ya estoy acá, a mí ya me tenés hace mucho tiempo", refutó, haciéndose el desentendido.
Tu pecho estaba rojo de la vergüenza, sabías que te iba a hacer decirlo. "Quiero que me cojas", dijiste ahogando un gemido, tus caderas todavía moviéndose encima de su ya erecto bulto generando una fricción extasiante.
Esteban parpadeó ensimismado ante la vista que tenía delante suyo.
"¿Sí?"
"Sí, kuku, porfa", rogaste sobre su regazo.
"¿Cuánto?" volvió a preguntar, sus dedos estimulando tus pezones mientras se incorporaba lentamente. "Dios, te necesito adentro mío, Esteban, te necesito ya", exclamaste desesperada ante tantas preguntas.
El mayor soltó una risa, sus palmas sujetándote suavemente pero con firmeza.
"Está bien, preciosa, pero primero te quiero preparar."
"No, no, no, por favor, no hace falta."
"No es negociable, nena. Si quieres que te coja, primero te vas a tener que correr dos veces con mis dedos. Sino no hay trato", dijo, terminando de incorporarse y volteándote, quedando así en la posición en la que él estaba hace unos segundos atrás, su cuerpo por encima tuyo. Ambos sabían que tenía la fuerza suficiente para manejarte como quisiera.
Mordiste su brazo en respuesta, pero a él pareció no importarle mientras marcaba su camino hacia tus muslos con besos, así que simplemente te dejaste llevar. Después de todo, no te molestaba tener un par de orgasmos adicionales. Esteban siempre había sido hábil con sus manos y boca, pero después de tantos meses sin ningún tipo de contacto, cuando por fin sentiste sus largos dedos acariciando y estirando tus paredes empapadas, mientras su lengua jugaba con tu clítoris, llegaste a los dos orgasmos sin problema después de un par de minutos, casi rozando un tercero antes de gemir y arañarle los bíceps; tus uñas dejando marcas rojas en su piel.
"Ahora sí, tebi", dijiste sin aliento, tus piernas temblando por tus orgasmos recientes. "Por favor, no puedo más."
"Ahi va, bebé, esperaste todos estos meses ¿Qué te va a hacer unos segundos más?", murmuró coqueto, levantándose para que te sujetaras de sus hombros y te acomodaras encima suyo, tus rodillas seguían débiles, por lo que intentaste alinearte y sentarte encima de su polla con rapidez.
Sin embargo, él no te dejó apurarte y te fue ubicando lentamente encima de su duro miembro, entreteniéndote con un beso hambriento, su lengua introduciéndose en tu cavidad bucal mientras dibujaba círculos sobre tu sobreestimulado clítoris. Te estremeciste alrededor de él cuando sentiste cómo su punta se abría paso entre tu apretado interior, tan mojada que goteabas sobre su polla y sus muslos.
Cuando finalmente se hundió por completo, intentaste moverte de inmediato, deseando sentir cómo te destrozaba. Pero nuevamente te retuvo, retorciéndote y gimiendo, apretada contra él.
"Shh, disfruta un poquito", te dijo mientras presionaba besos y mordidas en tu hombro, tus uñas clavadas con fuerza en sus hombros ante la repentina intrusión y anticipación.
Cuando finalmente aflojó su agarre en tus caderas, inclinaste tu peso hacia adelante, apretándolo contra el borde de la cama, y bajaste las manos hacia su ancho pecho. Cambiaste el ángulo de manera que veías estrellas al sentir su polla tan dentro tuyo.
"Dios, kuku", dijiste en un gemido, con la voz temblando un poco mientras tus caderas empezaban a mecerse contra su pelvis. Él gimió, casi como alentándote, viendo cómo la luz del sol se filtraba por la ventana y daba contra tu cuerpo desnudo, sus palmas se encontraban ligeramente presionadas sobre tus muslos mientras su pene bombeaba en tu interior. Todo se sentía increiblemente bien.
"Dios amor, es como si hubieras sido creada solo para mí", balbuceó envuelto en el delirio del momento, y por un momento pensaste que sí;
estabas hecha solo para él.
El mayor guió tus caderas hasta encontrar un ritmo adecuado que te hacía rozar tu clítoris contra el suave vello rubio sobre su pelvis. Toda esta situación era mucho para vos, realmente mucho después de haber alcanzado el clímax dos veces, pero no paraste incluso cuando algunas lágrimas comenzaron a salir de tus ojos, escurriéndose por tus mejillas, siendo resaltadas por la suave luz del sol golpeando tu cara.
Su polla se sentía tan bien dentro tuyo, te llenaba de una manera exquisita. La punta de su miembro se curvaba contra tus paredes y rozaba perfectamente ese punto dentro tuyo. Gemiste y jadeaste ante tal estímulo mientras mordisqueabas distraídamente su cuello y clavículas y gemías su nombre en su oído.
Una de sus manos subió hasta uno de tus pechos, tomándolo en su boca, chupándolo y besándolo vorazmente mientras que la otra estimulaba tu clítoris con velocidad.
Lo montaste vigorosamente mientras sentías cómo tu tercer orgasmo amenazaba cada vez más con llegar. Tus caderas comenzaron a moverse de forma desincronizada cuando un gemido agudo se escapó de tus labios. Esteban entendió la situación al instante, por lo que tomando tus caderas, salió de tu interior y te volteó nuevamente, un quejido abandonó tus labios ante la falta de estímulo. Sin embargo, Esteban volvió a adentrarse en tu coño apenas terminaste de acomodarte en cuatro, con tus antebrazos apoyados sobre la cama y el culo alto en el aire, dándole una vista asombrosa a su parecer, lo cual lo incentivó a mover sus caderas de una forma lenta y seductora, sin embargo golpeando justo el punto adecuado.
"Amor! Por dios!", gritaste contra la almohada, saliva escapándose de tu boca hacia la sábana, tu clímax cada vez más cerca, "Por favor, que rico, seguí, seguí, justo ahí." lloriqueaste de placer, tu respiración agitada "M-mas fue-fuerte." dijiste fuera de si.
Te desmoronaste debajo suyo apenas treinta segundos después, temblando, colapsando sobre el colchón y apretando las sábanas en tus puños como buscando que eso te salve de la sensación tan abrumadoramente satisfactoria, tu espalda todavía arqueada para mantenerlo adentro tuyo. Él acarició tu espalda, suavizando sus estocadas mientras sentía cómo lo apretabas tan, tan fuerte.
"Amor", murmuraste después de un minuto, incorporándote un poco, luciendo completamente agotada.
"¿Listo?" preguntó, sacando su miembro de adentro tuyo a punto de ayudarte a levantar.
Negaste, girando tu cuerpo, quedando ahora boca arriba y volviste a abrir tus piernas, sabías que todavía faltaba él.
"Acabá", le dijiste mientras guiabas su polla hacia tu entrada una vez más, apretándote alrededor suyo y sonriendo maliciosamente cuando sus ojos se cerraron con fuerza ante la sensación. "Porfi, quiero que acabes antes de que vayamos a desayunar."
Él no esperó ni una palabra más y te sacudió fácilmente de arriba hacia abajo, penetrándote con intensidad, buscando su propia liberación y vos seguiste el ritmo felizmente, apretando tus paredes cada vez que se empujaba dentro tuyo, exprimiéndolo. Miraste ensimismada sus músculos tensándose y emitiste pequeños sonidos ante la sobreestimulación, llorando de placer y aferrándote a sus brazos, rasguñando los mismos.
Cuando él llegó al clímax, gemiste como si hubieras acabado de nuevo, inclinando la cabeza hacia atrás mientras sentías su cuerpo desplomarse encima del tuyo durante unos segundos.
"¿Eso era lo que querías?" preguntó con su respiración agitada, tus dedos acariciando sus claros cabellos mientras él presionaba suaves besos en tu mejilla.
"Mhmm."
"Dios, te extrañé tanto, preciosa", dijo incorporándose, saliendo de tu interior con delicadeza y presionando un beso en tus labios.
"Mhmm", repetiste, tus ojos estaban cerrados y tenías una sonrisa pintada en la cara. Esteban se rió por lo bajo, acomodando los cabellos que estaban en tu rostro detrás de tu oreja.
"¿Quieres ir a bañarte mientras hago el desayuno?" dijo acariciando tu mejilla con tanto amor que pensaste que podías derretirte ahí mismo. Consideraste la oferta, pero terminaste negando con la cabeza. "Bañemonos y después hacemos juntos el desayuno", dijiste mirándolo a los ojos. Esteban entendió enseguida a lo que te referías y depositó un beso en tu nariz.
"Bueno, vamos a bañarnos, el desayuno puede esperar."
351 notes · View notes
olee · 8 months
Text
Piel Canela | Enzo Vogrincic
Tumblr media
Parte II de “City Boy”
¿Cómo sería salir con Enzo?
Personalidad:
- Enzo valora la paz y la tranquilidad como aspectos fundamentales en su vida. Para él, los momentos más significativos se experimentan al llegar a casa y reconocer el hogar con la afirmación interna de "yo vivo acá". Su aprecio por la naturaleza se manifiesta especialmente junto al mar o en la montaña, donde disfruta observar cómo el tiempo avanza. Estos entornos le brindan la serenidad que considera esencial para su bienestar (Folie).
- En estos días, Enzo encuentra un especial aprecio por la privacidad y anhela pasar más tiempo contigo. Cuando tiene momentos libres, te llama y te busca, guiándote hacia lugares apartados donde puedan disfrutar de charlas íntimas y compartir afectuosos momentos de manera discreta. La búsqueda de esos espacios escondidos refleja su deseo de fortalecer la conexión contigo en un ambiente más personal y reservado.
- Por supuesto, Enzo no dejará de compartir contigo sus rasgos característicos en el ámbito teatral. Siempre te sorprenderá con bromas, actuando de manera cómica y excesiva para agregar un toque de diversión a sus interacciones contigo.
- Para Enzo, su cámara vintage ocupa un lugar central en su vida. Ama capturar imágenes únicas, especialmente cuando busca el sentido de la vida a través de su lente. Es decir, aprecia las pequeñas cosas y siempre comparte contigo sus reflexiones sobre las fotos que ha tomado, ya sea en el autobús, en el parque, en la calle o cualquier otro lugar
- Obviamente, la fama no le afectará a Enzo; sin embargo, él se está dando cuenta de lo popular que es ahora y de lo surreal que es tener casi dos millones de seguidores. Tú, en la realidad, estás procesando la situación al ver cosas muy extrañas, sin entender cómo la gente ha obtenido esa información. Pero, a pesar de todo, Enzo, siempre dramático y filosófico, te dirá: “La vida, ¿sabes?, sigue su rumbo como un río que no se detiene, aunque a veces nos parezca más enredada que una milonga triste. Pero en el fondo, siempre avanza, como un mate bien cevado en la ronda de la existencia, con sus momentos amargos y dulces. Y ahí estamos, simplemente tratando de entender el compás de esta candombe llamada vida”, y tú, muerta de la risa!
- El lenguaje de amor principal de Enzo son las palabras de afirmación; es decir, Enzo maneja el vocabulario de manera perfecta. Siempre te habla de una manera encantadora, romántica e inteligente. La humildad de Enzo es tan notable que cada vez que te dice: “Qué guapa estás, te amo”, simplemente te hace derretir a millas.
- Sin embargo, aunque el contacto físico no sea su principal lenguaje de amor, Enzo es súper cariñoso contigo. Afortunadamente, no es muy público en sus demostraciones afectivas; él siempre te besará y te tocará en los momentos más íntimos y privados. Es decir, su enfoque en el tiempo de calidad se posiciona como su segunda prioridad en el lenguaje del amor.
- A Enzo le encanta bailar en la cocina y hacer comedia con Uma y Ada; estos son tus momentos favoritos, especialmente cuando te abraza internamente diciendo, 'Mi chiquitita' o 'Mi gorditaaaa'. Esos momentos seguramente crean un ambiente lleno de alegría y conexión.
Artistas que pegan con Enzo y sus canciones:
Enanitos Verdes - “Mi Primer Día Sin Ti”
Los Abuelos de la Nada - “Mil Horas”
Alfredo Zitarrosa - “Doña Soledad”
Los Olimareños
Mercedes Sosa
Soda Stereo
Maná
Calle 13
Silvio Rodríguez
Eydie Gormé - “Piel Canela”
Los Panchos
Peso Pluma, Anita - “BELLAKEO”
Banco Palamera - “Sola Con Mi Voz”
Rita Payés
Rauw Alejandro - “Sexo Virtual”
Simona - “Esfera de Amor”
El Canto del Loco - “Un Millon de Cicatrices”
Tumblr media
241 notes · View notes
elblogdeandresco · 1 year
Text
Nota para el amor de mi vida 💗
Sé que tal vez deba descansar un minuto, dormir un poco, pero antes de hacerlo quiero dedicarte estas palabras antes de irme a dormir.
No paro de darle las gracias a Dios por permitirme estar sano y salvo después de mi accidente, no te miento, por un momento pensé en todo lo peor que pudo pasar, sin embargo, siento que esa oportunidad de salir ileso de ese accidente es una señal para no desistir jamás en la vida, porque a pesar de que siempre planeamos a futuro lo que importa es el momento presente y quiero decirte que en verdad soy el hombre MAS AFORTUNADO al encontrarte entre millones de personas, me siento tan feliz de ser merecedor de tu amor, tu bondad y tú honestidad, con tus oraciones sé que me protejes de todo mal y peligro, de verdad, no se que sería de mi vida sin tu amor, ese mismo amor que transformó mi vida sin pensarlo; qué cambio tan radical le diste a mi existencia.
Tú y yo vamos a recorrer cada galaxia del universo, jugaremos en cada estrella y constelación, caminaremos agarrados de la mano y volaremos en cada cometa por millones de años luz hasta llegar a nuestro destino, cumpliremos cada sueño y meta juntos. Eres luz en mi vida, mi solecito hermoso, por favor nunca dejes de ser mi niña, mi consentida y mi bebé, no te alcanzas a imaginar lo fuerte que soy desde que te conocí, nada podrá derrumbar nuestro amor y mucho menos a nosotros mismos, si yo te tengo a ti siento que NADA me falta en la vida y lo digo muy en serio. Si tan sólo supieras lo feliz que me siento al regresar a casa después de verte, siento que cada segundo de espera vale la pena con tal de ver tus ojitos brillar y dibujar en tu rostro una espléndida sonrisa.
Y antes de irme a dormir quiero darte las gracias por:
Gracias por creer en lo nuestro, por tenerme paciencia, por no rendirte, por confiarme tu corazón y tu cuerpo, por valorar mi cariño y mis esfuerzos, por ser mi mejor amiga y mi gran amor, para cualquiera podría sonar a despedida, excepto para nosotros dos, pues bien sabemos que estamos más cerca de la eternidad que de una separación, gracias por estos días, por esta vida, amor de mi vida...
Te amo con todo mi corazón y todo mi ser.
Con mucho amor y cariño, tu novio Andrés. ❤‍🩹
P.D: Siempre juntos, hasta el infinito y más allá.
388 notes · View notes
xlomimi · 5 months
Text
Shy Girl. Capítulo 29: I Can See You
¡Hola! voy a publicar el capítulo de mi fanfic sin censura. Tuve que censurarlo por las nuevas políticas de Wattpad. Espero que les guste <3
ミ★ '��𝘢𝘶𝘴𝘦 𝘐 𝘤𝘢𝘯 𝘴𝘦𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘪𝘵𝘪𝘯' 𝘥𝘰𝘸𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘩𝘢𝘭𝘭 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘮𝘦 
𝘈𝘯𝘥 𝘐 𝘤𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘴𝘦𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘶𝘱 𝘢𝘨𝘢𝘪𝘯𝘴𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘭𝘭 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦★彡
—Reg... —susurró Reese para comprobar si su novia seguía despierta.
Luego de fallida fiesta en casa de Carly, Hal los había enviado a dormir. Una hora más tarde, Reese se encontraba recostado en su cama con la cabeza de su novia en su pecho mientras Malcolm y Dewey dormían en la cama de dos plazas junto a ellos.
Al oírlo llamarla, Regina movió la cabeza del pecho de Reese para colocarla en la almohada, lo que le permitió conectar sus ojos con los suyos.
—¿Qué pasa? —susurró Regina con algo de cansancio.
—Estaba pensando en lo que dijiste... —dijo Reese misteriosamente.
—¿Qué dije? —murmuró Regina, cerrando los ojos con demasiado sueño como para recordar cualquier cosa.
—Que también quieres que lleguemos hasta el final —le recordó Reese con una sonrisa, llevando su mano a su mejilla para acariciarla.
—¿Qué hay con eso? —preguntó Regina sonriendo con los ojos cerrados al sentir la caricia de Reese.
—Bueno... estamos en una cama... —insinuó Reese. Sorprendida, Regina volvió a abrir los ojos para encontrarse con la sonrisa traviesa de su novio.
—No vamos a hacer eso ahora —susurró escandalizada. Al instante, Reese quitó la mano de su mejilla y la miró como si le hubiera mentido.
—Dijiste que no me detendrías si lo intentaba —respondió Reese en otro susurro.
—Pero en la situación adecuada, no en la habitación con tus hermanos en la cama de al lado —replicó Regina mirándolo como si estuviera loco. —Duérmete —susurró volviendo a cerrar los ojos. 
—¿Cuándo es la situación adecuada? —preguntó Reese con impaciencia, ignorando su pedido.
—No lo sé... —murmuró Regina abriendo los ojos con un pequeño bostezo. —Mañana mis padres no estarán en casa...
—Tus padres nunca están en casa en la tarde —respondió Reese sin ver la novedad. 
—Sí, pero siempre tengo que cuidar a Alec. Mañana tiene práctica de futbol, así que... —dijo Regina esperando que él complete la frase.
—Tendremos la casa solo para nosotros —comprendió Reese con una sonrisa de emoción. —Pero, ¿Tenemos que esperar hasta mañana? —preguntó Reese con tono de queja. —No voy a poder dormir pensando en eso —agregó mirándola con cara de perrito mojado. Luego de un momento en el analizó la expresión de su rostro, Regina suspiró.
—Ten —murmuró Regina finalmente, tomando una de sus manos y pasándola por debajo de la remera que Reese le había prestado para dormir para colocarla sobre uno de sus pechos. Al tocarlo, el rostro de Reese se iluminó. —Diviértete con eso —dijo volviendo a cerrar los ojos con la intención de continuar durmiendo.
Sonriendo como un niño con un nuevo juguete, Reese acomodó la palma de su mano de modo que cubriera el pecho izquierdo de Regina por completo. Al inicio se conformó con mantenerla allí, observándola tratar de dormir. Luego, comenzó a acariciarlo con el pulgar en círculos, sonriendo aún más al verla amagar una sonrisa sin dientes varias veces por la sensación que le provocaba. Eventualmente, decidió que era momento de estrujar suavemente su pecho. Fascinado por la sensación, Reese rio tontamente y repitió la acción riendo luego de cada pequeño apretón. 
Sin poder dormir al oír su risa, Regina abrió los ojos y lo observó reír con una sonrisa de diversión. —¿Qué es tan gracioso? —preguntó. 
—Es muy suave, es divertido tocarlo —explicó Reese en un susurro, riendo tontamente sin dejar de masajear su pecho, lo que la hizo reír también. 
—Lo sé —respondió Regina susurrando entre risas. —A veces lo hago también—admitió.
—No te preocupes, yo lo haré por ti —susurró Reese guiñándole un ojo con una media sonrisa, por lo que Regina tuvo que taparse la boca para no despertar a Malcolm y Dewey con su risa. —¿Puedo? —preguntó posando su mano libre en el borde de su remera mientras continuaba masajeando su pecho con la otra.
—Sí —accedió Regina, permitiendo que Reese pase su mano por debajo de su camiseta. Sin quitar una mano de su pecho izquierdo, emprendió un camino lento con la otra deslizando sus dedos desde su muslo hacia su seno derecho. Regina se estremeció al sentir las caricias de Reese subiendo lentamente. —Reese... —murmuró. Tal vez no había sido tan buena idea dejar que Reese juegue con sus pechos si quería dormir. 
—¿Si? —preguntó Reese con una sonrisa burlona al verla estremecerse al tacto, deteniendo su mano en su abdomen para dibujar círculos con su dedo índice a la vez que hacía lo mismo con su otra mano en su pecho. 
—Deja eso para mañana —susurro Regina con una sonrisa de disculpa, colocando su mano sobre la de él para detener las caricias en su abdomen. 
—Está bien, si es lo que quieres me detendré —respondió Reese riendo, dejando su mano reposar sobre su abdomen. —¿Pero puedo seguir haciendo esto? —preguntó apretando suavemente su pecho con la otra mano, volviendo a reír tontamente al hacerlo. Contagiada por su risa, Regina trató de responder que sí podía si la dejaba dormir, pero ambos se quedaron helados al oír una voz en medio de la penumbra.
—¿Quieren dejar de reírse? —escucharon a Malcolm quejarse en un susurro para no despertar a Dewey. Rápidamente Reese quitó ambas manos de debajo de su remera y se giró con cara de pánico hacia su hermano apoyándose sobre su codo, mientras Regina se escondía detrás de su espalda entre las sábanas sintiendo sus mejillas arder. —Son las... —continuó quejándose Malcolm, sentándose contra el respaldo de su cama y echándole un vistazo al reloj. —...dos de la madrugada, duerman y dejen dormir. 
—¿Qué escuchaste? —preguntó Reese alarmado, ignorando todas las quejas de Malcolm. 
—Solo me despertaron con sus risas, no oí más n... —explicó exasperado, pero se interrumpió abruptamente al percatarse de la expresión de preocupación de su hermano y la timidez repentina de Regina. —¿Por qué? —preguntó Malcolm con los ojos muy abiertos. 
—Por nada —respondieron rápidamente Reese y Regina. 
—Voy a dormir, estoy muy cansado... —agregó Reese, levantando un poco la espalda para volver a acomodarse junto a Regina bajo la mirada perpleja de Malcolm. —Buenas noches —concluyó la conversación dándole la espalda a su hermano y pasando sus manos por la cintura de Regina para dormir por fin. 
Aún sorprendido, Malcolm volvió a recostarse mirando hacia el techo. Retorciendo las sábanas entre sus puños, no podía dejar de pensar en lo que acababa de ocurrir. —Ellos no estaban... —trató de hablar con el lector para eliminar la extraña presión que sentía en el pecho. —No creo que ellos... —murmuró, pero volvió a dejar la frase en el aire. —¿Saben qué? No me importa —dijo finalmente en un intento por quitarle importancia, volviendo a recostarse de lado para dormir. 
•••
—No te limpies las manos en tu remera —reprendió Regina a Reese durante el desayuno, levantándose de su asiento para mojar una servilleta y limpiar la mancha de jarabe de su camiseta. Apenas se dio la vuelta, Reese volvió a hacerlo observando de reojo que no lo notara. 
—Hazle caso a Regina, hijo —dijo Hal, mientras Regina se paraba junto a Malcolm, que buscaba jugo en la heladera, para mojar la servilleta en la pileta de la cocina. —Siempre tienes que usar una servilleta —dijo asintiendo con la cabeza mientras se limpiaba los dedos en la servilleta que llevaba colgada en el cuello de su camisa para no mancharse. 
Girando nuevamente con la servilleta mojada, Regina observó asqueada como Malcolm bebía jugo del pico de la botella para luego pasárselo a Reese, que prácticamente eructó sobre la botella antes de pasársela a Dewey. 
—¿Puedo usar un vaso? —preguntó Dewey igual de asqueado que Regina, sin aceptar el jugo. 
—No, nada que requiera lavarse —respondió Hal con seriedad. 
Entre tanto, Regina volvió a sentarse entre Reese y Dewey para poder frotar la servilleta humedecida sobre la mancha de jarabe en la remera de Reese. Al ver que había una mancha que no estaba antes de que se levantara, Regina lo miró con fastidio, pero él fingió no notarlo. 
—¿Quieres jugo, linda? —preguntó Reese ofreciéndole la botella de jugo. 
—Mmm... no, gracias —respondió Regina arrugando la nariz con asco mientras continuaba limpiando su camiseta. 
—¿Por qué te da asco? Compartimos saliva todo el tiempo —la cuestionó Reese, insistiendo en entregarle la botella de jugo. 
—Pero no comparte saliva conmigo —replicó Malcolm, sentado frente a ellos. 
—Le eructaste al pico de la botella —replicó Regina a la vez, dejando la servilleta a un lado al ver que la mancha ya no estaba. Al levantar la vista se percató de que Reese se acercaba a ella peligrosamente con una sonrisa de picardía. —¡Que ni se te ocurra! —exclamó asqueada, posando una mano en su mejilla para alejarlo de su rostro. Estaba segura de que pretendía eructar cerca de ella. 
 —Basta, niños —los reprendió Hal, quitándose la servilleta del cuello de la camisa para limpiarse las manos. —Limpiemos la mesa —propuso tirando la servilleta sobre  la mesa con todos los platos descartables. 
Al instante, Dewey y Reese se levantaron para buscar una bolsa de basura de un cajón de la cocina, mientras que Hal y Malcolm comenzaron a juntar los platos descartables. Sin conocer la nueva dinámica, Regina se levantó de su asiento para facilitarles el paso, viendo como Reese y Dewey sostenían la bolsa abierta para que Malcolm y Hal pudieran tirar allí todo lo que usaron. Cuando terminaron, Regina se acercó a los chicos para quitar todas las migas de la mesa, limpiándola realmente. 
—Ah, hablé con su madre anoche —comentó Hal abriendo la heladera mientras ellos terminaban de limpiar la mesa. — A todos los extraña mucho y volverá pronto —dijo con una sonrisa. Al oírlo, sus tres hijos voltearon a verlo con expresiones de pánico, por lo que Regina contuvo una carcajada. 
—¿Cuándo? —preguntó Reese alarmado. 
—Unas semanas —aclaró Hal, por lo que sus hijos suspiraron aliviados mientras Regina se reía de ellos. Sonriendo más relajado, Reese tomó la mano de Regina con la intensión de caminar juntos a la escuela. —¡Ah, Reese! —exclamó Hal, haciendo que se detengan para voltear a verlo con Malcolm junto a ellos. —Quiere que limpies las hojas del techo de la cochera cuando regreses de la escuela. 
—¡¿Qué?! —exclamó Reese abriendo mucho los ojos, a la vez que Regina juntaba las cejas y tiraba la cabeza levemente hacia atrás. —¡Pero hoy es el único día que los padres de Reg no están en casa al mismo tiempo que Alec! —replicó Reese. Sintiendo que sus mejillas enrojecer por la vergüenza, Regina apretó su mano levemente para llamar su atención. Al conseguir conectar sus ojos con los suyos, le lanzó una mirada de pánico para que notara lo que acababa de decir. —N-no podremos hacer la tarea —agregó Reese girándose nuevamente hacia su padre en un intento por arreglarlo, pero hasta Dewey lo miraba con incredulidad. 
 —Reese, tu madre... —comenzó a sermonearlo Hal, haciendo la vista gorda ante lo evidente, pero fue interrumpido por las quejas de Reese. 
—¡Esto no es justo! —gritó Reese. —¡Mamá no puede controlarnos si ni siquiera está aquí! 
—Nadie está siendo "controlado" por tu madre —dijo Hal levantando las manos como si lo que acabara de oír fuera una ridiculez. —Por ejemplo, yo invité a un viejo amigo esta noche y aunque no le diremos nada a su madre, ¡No significa que nos controle! —aclaró Hal riendo nerviosamente. —Repito, su madre jamás debe saber esto y eso te incluye, Reg —dijo Hal con tono de advertencia. —Y a ustedes les caerá muy bien Larry, éramos inseparables en la preparatoria. Pero en serio, su madre no debe averiguar que estuvo en la casa —repitió con más enojo. 
Sin responder, Reese abandonó la cocina con fastidio tirando de la mano de Regina a su paso. Aún desconcertada y avergonzada porque Reese prácticamente había gritado frente a la mitad de su familia que pretendían intimar esa tarde, ella dejó que la arrastre con él sin protestar con Malcolm a unos pasos por detrás.
Los tres salieron de la casa y caminaron en silencio por lo menos tres cuadras. Reese estaba demasiado irritado como para hablar. Había fantaseado con mantener relaciones sexuales con Regina desde antes de que iniciaran su noviazgo y su madre se las arreglaba para arruinarlo aún a la distancia. Caminando de la mano con él, Regina mantenía la vista fija en el piso mientras se carcomía internamente por la vergüenza que sentía. En cambio, Malcolm los observaba con diversión.
—Reg, pareces un tomate —se burló Malcolm, ganándose una mala mirada de la pareja.
—Cállate, Malcolm —dijeron ambos entre dientes.
•••
—Hola, tomatito —se burló Madison al ver a Regina entrar en la clase de Literatura junto a Reese con las mejillas coloradas.
—Cierra el pico, North —dijo Reese caminando hacia ella con enojo. Sabía que Regina empeoraría si seguían mencionándolo, solo quería que estuviera bien e iba a pelear con cualquiera que se lo impidiera. Pero Regina lo tomó de la muñeca para detenerlo.
—Está bien, amor, es un chiste —sonriendo levemente para que no le diera tanta importancia.
—Sí, Puercoespín, no saques las púas —se burló Madison para hacerlo enojar más, por lo que Regina le lanzó una mirada de fastidio.
—No ayudas, Maddie —se quejó Regina, empujando a Reese hacia el fondo del aula para que se siente en su lugar, muy alejado de Madison. —Volveré contigo en un momento —dijo besando su mejilla al llegar junto a sus asientos. —¿Si? 
—Está bien... —respondió Reese a regañadientes, sentándose en su banco escolar. Seguía de muy mal humor luego del pedido de su madre, así que simplemente se quedó mirando hacia la ventana con el ceño fruncido mientras su novia se alejaba de él.
—¿Qué le pasa al Puercoespín? —preguntó Madison cuando Regina se sentó provisoriamente en el asiento detrás de ella. —No discutíamos desde esa vez que te tiró del cabello.
—Está enojado porque no podremos vernos en la tarde, su mamá le pidió que limpie el techo de la cochera —explicó Regina haciendo una mueca.
—¿Eso es todo? —preguntó Madison, inconforme con la respuesta. —Ayúdalo a limpiar, problema resuelto.
—Es que íbamos a ir a casa... —trató de que entendiera sin dar muchos detalles, pero Madison seguía mirándola como si ella y Reese hicieran un drama por nada.
—¿Y? Cambien el plan —respondió Madison como si fuera obvio.
—No estás entendiendo —dijo Regina negando con la cabeza suavemente antes de inclinarse hacia ella. Intrigada, Madison imitó la acción. —Mis padres y Alec no estarán en casa esta tarde, así que queríamos... —explicó bajando el tono de voz, pero dejó la frase en el aire asumiendo que su amiga entendería.
Al ver que el rubor volvía a aparecer en las mejillas de Regina, Madison la miró boquiabierta, acababa de comprender la situación. —¡Ah! ¡Hubieras empezado por ahí! —exclamó Maddie, riendo por lo mucho que le costaba a Regina hablar de eso. —O sea que les arruinaron el primer se...—comenzó a decir en un tono demasiado alto a criterio de Regina, por lo que la interrumpió rápidamente.
—¡Shhhh! —exclamó Regina moviendo sus manos delante de ella para que guardara silencio. Madison volvió a reír. —No quiero que todo el mundo se entere —susurró escandalizada, haciéndola reír aún más.
—¿De qué? —preguntó Carly, sentándose en su lugar habitual al entrar al aula, justo al lado del asiento que ocupaba Regina en ese momento. 
—Luego te cuento —respondió Regina sin querer hacer tanto escándalo al respecto allí, pero ya era tarde. 
—Reg y el Puercoespín quieren hacer ñiqui ñiqui —respondió Madison a la vez bajando el tono de voz para no se molestara, pero aún así recibió una mala mirada de Regina. —¿Qué? 
—¿Tienes que decirlo así? —murmuró Regina jugando con el anillo de su mano sintiendo cada vez más calor en sus mejillas. Entre tanto, Carly soltó un suspiro de sorpresa y cubrió su boca para evitar gritar de emoción. 
—¡Yo lo predije! —exclamó alegremente Carly, por lo que Regina y Madison la observaron confundidas. —Cuando Reese trataba de llamar tu atención tirando de tu cabello el año pasado. ¡Yo lo dije! ¡Sabía que cuando fueran novios no te quejarías cuando tirara de tu cabello! 
—¿De qué estás hablando? Nadie dijo nada de eso —replicó Regina extrañada. —Ni siquiera lo hicimos aún, mucho menos tiró de mi cabello —agregó bajando el tono de voz nuevamente. 
—Aún no, pero cuando lo haga, te gustará —respondió Carly guiñándole un ojo. 
—Pero si tú no lo has hecho, no lo sabes —respondió Regina dejando salir una pequeña sonrisa.
—Pero yo sí y sí, te gustará —dijo Madison riendo al final.
—¿Anthony te...? No, espera, no quiero saberlo —dijo Regina arrugando la nariz y negando levemente con la cabeza, haciendo reír a sus amigas.
•••
—Pimpón es un muñeco muy ¡Au! —gritó Dewey cuando otra piedra cayó sobre su pie. Mientras era obligado a cantar y bailar vergonzosamente, Reese le lanzaba piedras a su hermanito con una resortera gracias a la falta de supervisión paterna. —... muy guapo y de cartón ¡Au! —continuó cantando, pero otra piedra impactó contra sus pies. —...se lava la ¡Au! ...la carita con ¡Au! ...con agua y con... —esta vez fue interrumpido por el sonido del teléfono sonando.
—Te toca —dijo Reese para que respondiera mientras él colocaba una piedra sobre la resortera.
—¿Hola? —dijo Dewey al responder el teléfono, pero su expresión se tornó preocupada al levantar la vista. Frente a él, Reese apuntaba con la resortera directo en su cara.
—¡Hola, Dewey! —dijo alegremente Regina del otro lado del teléfono. —Podrías decirle a Re...
—¡Mamá! —gritó Dewey, interrumpiendo a Regina. Al instante, Reese escondió la resortera detrás de su espalda, asustado como si su madre pudiera percibir a distancia lo que le hacía a su hermano.
—¿Me acabas de llamar "mamá"? —preguntó Regina confundida en el teléfono.
—Estamos bien. —dijo Dewey, fingiendo hablar con su madre ante la mirada preocupada de Reese. 
—¿Qué? —preguntó Regina cada vez más confundida. 
—Sí, le preguntaré —continuó fingiendo Dewey —Mamá quiere saber si ya barriste la cochera —preguntó a Reese. 
—¡¿Me canceló por eso y no lo está haciendo?! —exclamó Regina indignada. 
—¡Ya voy! —escuchó gritar a Reese del otro lado del teléfono mientras Dewey sonreía complacido, acababa de encontrar la forma de defenderse de su hermano mayor. 
—¿Quieres decirme qué ocurre? —preguntó Regina a Dewey asumiendo que su novio había corrido a limpiar las hojas del techo de la cochera. 
—Mamá no está y papá trabaja. La casa es una anarquía y soy el eslabón más débil, tengo que defenderme —respondió Dewey, observando a Reese salir corriendo de la casa para ir a la cochera. 
—Entiendo... —dijo Regina con un pequeño suspiro. —¿Qué te hizo Reese? 
—Me lanzó piedras con una resortera —explicó Dewey entre dientes.
—¡¿Qué?! —exclamó Regina entre sorprendida y enojada. —Lo voy a matar —murmuró para sí misma. Al oírla, Dewey abrió mucho los ojos asustado.
—¡No le digas nada! —dijo Dewey desesperado.
—¿No quieres que le diga que no te haga daño? —preguntó Regina sorprendida, eso no se lo esperaba.
—Si le dices sabrá que tú llamaste y perderé la única forma que tengo de defenderme. Por favor no le digas —insistió Dewey con tono de súplica. Regina lo pensó por un momento, pero finalmente cedió. 
—Está bien, no te mencionaré. Dile que llamé luego de tu mamá y que iré en dos horas —pidió Regina
—¡Gracias, Reg! —dijo Dewey alegremente antes de colgar.
•••
—No olvides limpiar las hojas de mi techo sin importar los planes que tengas con tu novia porque soy una vieja mala —se quejaba Reese dos horas más tarde sentado en su cama, imitando a su madre con enojo mientras Regina limpiaba la herida de su codo conteniendo una pequeña risa. Acostado en su propia cama, Dewey observaba a Reese con una sonrisa regodeándose de su sufrimiento discretamente. —¿Qué importa si está mojado y resbaloso? El techo tiene que estar limpio porque soy mala... 
—Reese, te resbalaste por pelear con un gato —dijo Regina sin poder evitar reír, ganándose una muy mala mirada de su novio. 
—¿Te burlas de mí? —preguntó Reese alzando una ceja con una media sonrisa. 
—¿Yo? ¡Jamás! —exclamó Regina fingiendo inocencia justo en el momento en el que oyeron el sonido del teléfono proveniente de la cocina. —Solo te estoy cuidando... —agregó levantando el codo de Reese y dejando un besito suave sobre la curita que le acababa de poner, para luego dedicarle una sonrisa de inocencia.  
—¡Yo contesto! —gritó Dewey antes de salir corriendo hacia la cocina, entrecerrando la puerta a su paso. Apenas cruzó la puerta, Reese inclinó levemente su cuello para comprobar que Dewey no estuviera cerca. Luego de comprobarlo, tomó una de las piernas de Regina para atraerla más hacia él y la colocó sobre su regazo mientras que la otra se mantenía detrás de su espalda, por lo que sus piernas rodeaban la cadera de Reese.  
—No... yo sí creo que te burlas de mí —dijo Reese con tono divertido, deslizando su mano derecha por la pierna de Regina que mantenía en su regazo desde la rodilla hasta el muslo.  
—Mmm... no sé qué te hace pensar eso... —respondió Regina juguetonamente, pasando sus brazos alrededor de su cuello y cruzando sus piernas alrededor de su cadera. —Simplemente mencioné que el gatito parecía el chico malo entre los dos —agregó manteniendo su tono inocente, pero con una sonrisa burlona en su rostro. 
—Ah, ¿Eso crees? —preguntó Reese con una sonrisa traviesa, lo había tomado como un desafío. —Veremos si sigues pensando que el gato es más malo que yo luego de que haga esto —en un instante, Reese hundió su rostro en el cuello de Regina para comenzar un camino de besos hasta su clavícula mientras continuaba acariciando el muslo de su pierna derecha. Sabía que sentía muchas cosquillas en esa zona y había conseguido el efecto deseado. Sin poder evitarlo, ella rio a carcajadas al sentir los labios de Reese recorrer su cuello. 
En un intento por evitar que continúe torturándola, Regina posó las manos sobre sus hombros y trató de alejarse de él tirando la espalda hacia atrás, pero no fue suficiente. Debido a la fuerza que Reese aplicó para mantener los labios en su cuello, Regina cayó de espaldas en la cama riendo cada vez más fuerte con su novio sobre ella dejando suaves besitos en su cuello y dibujando círculos en su muslo izquierdo. 
Lentamente, Reese comenzó a llevar sus besos desde su cuello a su mandíbula, luego de su mandíbula a su mejilla y, finalmente, unió sus labios en un beso desesperado. Sin dudarlo, Regina correspondió el beso acercándolo más a ella por el cuello. En medio del beso, Reese deslizó su mano por su pierna hacia el borde de su blusa. Aún sobre la tela, Reese acarició su abdomen como pidiendo permiso en silencio para meter una mano debajo de su blusa, lo que la hizo volver a la realidad. Rápidamente, separó sus labios y colocó una mano sobre la de Reese, evitando que continuara su camino hacia sus senos.  
—¡Espera, espera! —dijo Regina bajando el tono de voz a pesar de que no había nadie en la habitación. Sin comprender por qué lo detenía, Reese alejó un poco su rostro del de Regina esperando su explicación. —Dewey volverá en cualquier momento... 
—¿Quieres que vayamos al armario? —preguntó Reese en broma, sonriendo burlonamente. Riendo, Regina le dio una pequeña palmadita en el hombro, lo que también lo hizo reír. Justo cuando Dewey entraba en la habitación, Reese se levantaba de encima de Regina para sentarse y le ofrecía una mano para que hiciera lo mismo. 
—Sí, mamá, aquí está Reese —dijo Dewey parándose en la puerta de la habitación con el teléfono en la oreja. Al oírlo mencionar a su madre, Reese volteó a verlo preocupado y se levantó de la cama apenas Regina estuvo sentada. —Sí, se lo diré. ¿De verdad tiene que desvelarse toda la noche? ¿No puede reparar mi bici mañana? —preguntó Dewey al teléfono. Comprendiendo lo que hacía, Regina miró al niño con el ceño fruncido. —Bueno, tienes razón. El sábado en la mañana es el mejor día para salir —respondió al teléfono. Derrotado, Reese  suspiró con fastidio antes de volver a girarse hacia Regina. 
—Lo siento, amor, tengo que reparar la bici de Dewey —murmuró Reese, haciendo una mueca de fastidio. 
—No es nada, entiendo —respondió Regina apretando los labios en una sonrisa sin dientes. —Voy a volver a casa, mis padres ya deben haber llegado —agregó, levantándose de la cama de su novio.
—Te acompaño —dijo Reese rápidamente. — Y prometo que iré a verte mañana por la tarde —agregó antes de colocar las manos en sus mejillas para volver a besar sus labios.
—Te estaré esperando entonces —respondió Regina con una sonrisa, dejando un último beso rápido en sus labios antes de separarse definitivamente.
Luego de mirarla embobado por unos segundos, Reese entrelazó sus manos para guiarla hacia la puerta con él. Antes de cruzar la puerta, Regina soltó su mano para darle a Dewey un abrazo de despedida mientras él la esperaba en el pasillo.
—Adiós, Dewey —dijo Regina, inclinándose para abrazar al niño que pasó sus brazos por detrás de su espalda en respuesta. —No dije nada porque lo merece por la resortera, pero no te pases con él —le advirtió en un susurro antes de soltarlo.
•••
—Gracias por acompañarme —dijo Regina con una sonrisa cuando estuvieron en la puerta de su casa, jugando con la mano de Reese.
—No iba a dejar que volvieras sola de noche —respondió Reese levantando sus manos unidas para dejar un besito en sus nudillos. Regina rió por el gesto y dejó un beso en su mejilla antes de soltar su mano para introducir la llave en la puerta. —Y mañana... —agregó Reese, posando una mano sobre la suya para evitar que girara la llave. —...podríamos terminar lo que empezamos —concluyó con picardía, por lo que Regina giró nuevamente hacia él sin soltar la llave.
—Claro, será muy divertido que mi mamá entre de golpe —respondió Regina irónicamente, sacándole una carcajada. —Creo que tendrá que ser el próximo viernes, cuando Alec vuelva a tener práctica de fútbol —dijo con una sonrisa de disculpa.
—¿El viernes? —dijo Reese como un quejido, quitando la mano para que pudiera hacer girar la llave. —¿No podemos encerrar a Alec en su cuarto el lunes hasta que lleguen tus padres? —preguntó tirando la cabeza hacia atrás. Regina rió creyendo que estaba bromeando, pero Reese hablaba muy en serio.
—No creo que se deje encerrar —respondió Regina riendo mientras giraba la llave por fin. —Aunque tal vez si tú lo convences... —dijo pensándolo mejor, sin llegar a abrir la puerta. Al oírla, a Reese se le iluminó el rostro.
—Cierto, soy su héroe. Me hará caso —dijo Reese con orgullo, haciéndola reír.
—Sí, lo eres —respondió Regina entre risas. —Y justamente por eso dudo que te haga caso —agregó abriendo la puerta por fin.
—No sé qué estás insinuando —respondió Reese, fingiendo no comprender con diversión mientras se acercaba a ella para recibir un beso de despedida. Regina volvió a reír y se acercó a él para rodear su cuello con las manos, de espaldas la puerta abierta de su casa, mientras Reese pasaba sus manos por su cintura. Poniéndose de puntitas de pie, Regina estaba a punto de cumplir su deseo cuando la voz de su madre detrás de ella la detuvo. 
—¿Necesitas otra cosa para tu operación? —escucharon preguntar a Caroline. Confundida, Regina volvió a estabilizar sus pies en el suelo y soltó el cuello de su novio para dar unos pasos dentro de la casa, ignorando el quejido de Reese al darle la espalda. Justo frente a la puerta, Caroline y Phineas bajaban las escaleras lentamente conversando con la vista fija en los escalones, por lo que no notaron a su hija y su novio en la entrada. 
—Mmm... creo que debo comer helado —respondió Phineas pisando el segundo escalón, lo que hizo su esposa se detuviera un escalón por debajo de él para observarlo confundida. Entre tanto, Regina escuchaba desde la puerta sin entender de qué operación hablaban con Reese tratando de llamar su atención. 
—En realidad no creo que se coma helado para... —comenzó a decir Caroline arrugando la nariz, pero Phineas la interrumpió. 
—Perdón, ¿Es una vasecto-tuya o una vasecto-mía? —preguntó Phineas posando una mano en su hombro e inclinando la cabeza. Desde la puerta, tanto Reese como Regina abrieron los ojos sorprendidos. 
—...iré a pedir helado —respondió Caroline luego de un pequeño momento de silencio, a lo que Phineas sonrió complacido. 
—¿Papá va a hacerse una vasectomía? —preguntó Regina sorprendida, logrando que sus padres levanten la vista hacia ellos.
—¿Le van a cortar su...? —preguntó Reese con expresión de horror, dejando la frase a la mitad. 
—Ay por dios, mira la cara de horror del chico —susurró Phineas a su esposa, el terror que le generaba la operación comenzaba a reaparecer. A su lado, Caroline trataba de calmarlo haciéndole señas para que respire profundo. —Me arrepentí. No puedo hacerlo, no puedo hacerlo, ¡No puedo hacerlo! —murmuró entrando en pánico antes de salir corriendo por las escaleras hacia su cuarto.
—¡Cariño...! —exclamó Caroline tratando de detenerlo, pero Phineas ya estaba en mitad del pasillo que daba a la habitación matrimonial. Al ver que tendría que calmar sus nervios otra vez, Caroline suspiró con cansancio antes de voltear nuevamente hacia los adolescentes. —No se asusten, solo es una pequeña intervención quirúrgica que tu padre se hará mañana... —dijo Caroline con tono tranquilizador, dando pequeños vistazos en la dirección en la que se había ido su esposo. —Tendrás que cuidar a Alec mañana por la tarde, me quedaré con él hasta que le den el alta —agregó sin prestarles mucha atención. Si lo hubiera hecho, probablemente habría notado las miradas cómplices compartieron Reese y Regina, pero estaba demasiado ocupada pensando en su esposo. —Reese, ¿Te quedas a cenar? —preguntó volviendo su atención hacia ellos justo cuando despegaban la mirada uno del otro. 
—Gracias, señora Langdon, pero tengo que volver a arreglar la bicicleta de Dewey —respondió Reese, usando el tono educado que solo sacaba a relucir con la madre de su novia. 
—Oh, será la próxima vez. ¡Envíale saludos a Hal! —exclamó Caroline mientras subía las escaleras para consolar a su esposo. 
—Bueno... —dijo Reese con una sonrisa apenas Caroline desapareció por las escaleras, acercándose nuevamente hacia Regina para pasar sus manos por su cintura. — Tendremos que adelantar nuestros planes para el lunes...
—Sí, se te ve muy triste por eso —respondió Regina con una pequeña risa antes de dejar un beso rápido en sus labios como despedida. —Hasta mañana.
•••
—¡Hecho! Alec no saldrá del patio hasta que lleguen tus padres —dijo Reese muy orgulloso de sí mismo entrando por la puerta que conectaba el jardín a la sala de la casa de los Langdon el sábado en la tarde.
—¿En serio? ¿Cómo lo hiciste? —preguntó Regina sorprendida, observándolo caminar hacia ella desde el sofá.
—Le prometí un par de secretos de Dewey si se quedaba en el patio —respondió Reese mientras se sentaba a su lado.
—El mejor hermano del mundo —dijo Regina irónicamente, haciéndolo reír.
—No te vi muy en contra de la idea de encerrar a tu hermano con llave en una habitación—replicó Reese entre risas.
—Shhh —dijo Regina riendo a la vez que se deslizaba más cerca de él, pasando las piernas por encima de su regazo y abrazándolo por el cuello para acercar sus rostros. Con una gran sonrisa, Reese se dejó atraer pasando la vista embobado entre sus ojos y sus labios hasta Regina rompió por fin la distancia entre ellos. 
El beso era lento y dulce en un inicio, incluso podían sentir la sonrisa del otro sobre sus labios. Mientras Regina acariciaba la parte baja de su nuca, Reese deslizó sus manos por su cintura y, a medida que los besos se hacían más intensos, comenzó a acercarla más hacia él al punto de sentir su pecho pegado a su torso.
Totalmente perdida entre sus besos, Regina ni siquiera notó que Reese colocaba una mano por debajo de sus rodillas y otra sobre su cintura para levantarla suavemente hasta que se vio a sí misma sentada por completo en su regazo. Lentamente, Regina acomodó sus piernas a cada lado de las de Reese tratando de separar sus labios la menor cantidad de tiempo posible.
Entre tanto, él deslizó una de las manos por debajo de su remera. Regina se estremeció ante el tacto frío recorrer su abdomen hasta llegar a su pecho derecho. Al sentir que comenzaba a masajear su seno, ella movió las manos de sus hombros a sus mejillas para profundizar los besos, volviéndolos más desesperados. Para Reese esto fue una súplica de atención al pecho izquierdo, por lo que repitió la acción con la otra mano.
Casi sin quererlo, Reese descubrió algo nuevo sobre los senos. Mientras jugaba con ellos, rozó por accidente el pezón derecho de su novia. Fascinado, rompió el beso para observarla con un brillo en los ojos. La había oído jadear sobre sobre sus labios.
Sin notar el motivo de la expresión de Reese, Regina aprovechó la oportunidad para recorrer el camino desde la comisura de sus labios hasta su cuello con pequeños besitos. A la vez, Reese continuó jugando con sus pechos, pero esta vez no solo los masajeaba. Con delicadeza, comenzó a apretarlos desde la base hasta los pezones, sorprendiéndose al sentir que se endurecían debajo de sus dedos. Pero lo que más le gustaba era oír a Regina soltar pequeños jadeos cada vez que los tocaba.
—¿Subimos... a mi cuarto? —murmuró Regina haciendo una pequeña pausa al estremecerse por la atención de Reese en sus pezones.
—Por supuesto —respondió Reese con una sonrisa de picardía, volviendo a conectar sus labios sin dejar de jugar con sus pechos. Entre besos y pequeños jadeos, Regina comenzó a incorporarse con la intención de caminar hacia las escaleras, pero Reese se lo impidió. Rápidamente, alejó las manos de sus senos para volver a colocarlas en su cintura, sentándola en su regazo a horcajadas de un tirón. Confundida, Regina detuvo los besos para esperar una explicación. —Así no —respondió simplemente.
—¿Entonces cómo...? ¡Ay! —exclamó Regina riendo. En un segundo, Reese deslizó sus manos por debajo de sus piernas y se levantó del sofá con Regina aferrada a él. Para no caer, rodeo su cuello con los brazos y su cadera con las piernas mientras él subía las escaleras casi trotando.
En menos de un minuto llegaron a la habitación. Cerrando la puerta con el pie, Reese se arrojó sobre la cama con Regina riendo debajo de él. —¿Te parece divertido? —dijo Reese con una sonrisa burlona, quitando las manos de sus muslos para sostenerse sobre ella con los antebrazos apoyados a sus lados.
—Muy divertido —respondió Regina riendo antes de volver a dejar besitos cortos en sus labios. Colocando las manos detrás de su nuca para profundizar el beso, hizo caer su peso por completo sobre ella.
—A mí me parece divertido que no te hayas puesto sujetador —dijo Reese entre besos, aprovechando que ya no necesitaba sostenerse con sus brazos para volver a deslizar sus manos por debajo de su remera. —Aunque no puedo quitártelo si no lo llevas puesto...
—Oh, lo siento. ¿Quieres que me ponga uno? —preguntó Regina con diversión. —Porque están en ese cajón, podría... —dijo señalando hacia el armario, pero Reese la interrumpió.
—¡No! —exclamó Reese rápidamente antes de volver a unir sus labios, haciéndola reír en medio del beso. —Así estás perfecta... —agregó con una sonrisa traviesa mientras se alejaba unos centímetros para empezar a levantar su remera lentamente. Con una pequeña sonrisa, Regina permitió que quite la camiseta por completo mientras jugaba con el cinturón del pantalón de Reese.
Una vez que arrojó la remera de Regina en alguna parte de la habitación, Reese observó fascinado sus propias manos caer con delicadeza sobre los pechos desnudos de su novia. Riendo por su expresión de embobado, Regina bajó los besos hacia su cuello, viendo de reojo la sonrisa de disfrute de Reese. Pero no pudo hacerlo por mucho tiempo ya que él puso el rostro a la altura de su pecho izquierdo para poder dejar pequeños besitos sobre él a la vez que continuaba masajeando el otro con la mano. Luego de unos minutos, lo introdujo por completo en su boca. Regina contuvo la respiración por unos segundos sorprendida antes de las manos al cabello de Reese. 
—Reese... —murmuró Regina, aunque sonó más bien como un jadeo al sentir la lengua de Reese hacer círculos sobre su pezón. Con una media sonrisa, Reese levantó la vista hacia ella mientras continuaba con su tarea, disfrutando hacerla retorcerse debajo de él. —Reese... —repitió tratando de calmar su respiración y deslizando sus manos a sus mejillas para apartar su boca de su pecho. A pesar de que lo estaba disfrutando, quería que le prestara atención antes de seguir. Suponiendo que tenía otra idea en mente, él se dejó guiar hasta que volvió a enfrentar sus rostros. —Trajiste protección, ¿Verdad? —preguntó Regina entre pequeños besos, mucho más cuerda al no tener la lengua de su novio sobre su pecho. 
—¿De qué hablas? —preguntó Reese sin dejar de besarla, manteniendo sus ojos cerrados con una sonrisa placentera sin dientes. 
—Ya sabes... un condón —respondió Regina rompiendo los besos y alejándose unos centímetros para verlo mejor. Como respuesta, Reese juntó sus cejas confundido. —¿Esa cosa que tienes que ponerte para no dejarme embarazada? —explicó, aunque sonó como una pregunta al ver que ni siquiera sabía qué era. 
—Ah, sí, claro. Sé lo que es —respondió Reese asintiendo con la cabeza, cosa que era claramente una mentira. 
—¿Entonces tienes uno? —preguntó Regina. Sabía que estaba mintiendo, pero a la vez se aferraba a la posibilidad de que en verdad tuviera uno para continuar. Al ver que Reese le dedicaba una sonrisa de disculpa, Regina suspiró frustrada. 
—Relájate —dijo Reese sin darle importancia, volviendo a unir sus labios en pequeños besos para poder seguir hablando. —Podemos arriesgarnos —agregó, comenzando a bajar sus besos para volver a poner su atención en sus pechos.
—¿Arriesgarnos? —repitió Regina pestañeando varias veces mientras él continuaba con su camino de besos hacia sus senos. 
—Ajá... —murmuró Reese llegando por fin a su pecho derecho para dejar pequeño besitos en él, repitiendo su accionar previo con el izquierdo. Antes de que pudiera meterlo en su boca, Regina salió de su estupefacción y lo alejó de un tirón, empujándolo a un lado de la cama para dejara de estar sobre ella. —¡Oye! ¿Cuál es el problema? Te gustó cuando lo hice en el otro—se quejó mirándola con el ceño fruncido. 
—¿Arriesgarnos? ¡¿Arriesgarnos?! —repitió Regina indignada levantándose de su cama. Una vez de pie, comenzó a buscar su remera por el suelo mientras cubría sus senos con un brazo. —¡Ni loca me arriesgo a tener un bebé! ¡¿Estás demente?! —exclamó encontrando por fin la remera y volviendo a ponérsela.
—Pero nos estábamos divirtiendo —replicó Reese con tono de queja.
—Y nos seguiremos divirtiendo cuando consigas protección —respondió Regina tomando su mano y tirando de él para obligarlo a levantarse, ignorando sus quejas.
—Estás enojada, no vas a querer cuando vuelva —protestó Reese mientras era arrastrado por su novia fuera de la habitación.
—No estoy enojada, solo... ¡¿Arriesgarnos?! —repitió, aún sin poder creer que haya dicho eso. 
—Eso solo prueba mi punto —dijo Reese bajando las escaleras detrás de ella. 
—No porque mientras tú vas a una farmacia yo... —comenzó a hablar una vez que llegaron al final de las escaleras, pero se detuvo por unos segundos a pensar cómo seguiría la frase. —...voy a darme una ducha para relajarme —concluyó finalmente. 
—Está bien... —respondió Reese haciendo una mueca. —Compraré condones —concluyó. 
—Genial —dijo Regina dejando un beso en su mejilla antes de abrir la puerta, pero Reese no tuvo tiempo de salir de la casa. 
—¡Ah! ¡Hola! Estábamos por tocar el timbre —exclamó Mitchell, el tío de Regina, terminando de cerrar la puerta de su auto mientras su esposo sacaba a Lily del asiento trasero. 
Olvidando lo que acababa de ocurrir, Reese y Regina compartieron miradas de preocupación. Una de las cosas que dejó bien en claro Caroline cuando abandonó la casa esa mañana era que Reese no podía entrar. Aunque no era su madre, los habían descubierto. 
—Hola... —dijo Regina volviendo su vista hacia sus tíos, tratando de mantener la calma con una sonrisa forzada. Entre tanto, Mitch y Cam se acercaron a ellos con Lily en brazos.  
—Phineas nos dijo que Alec y tú estarían solos durante su operación. Así que pensamos que necesitarían compañía, pero veo que ya la consiguieron —comentó Cameron lanzándole una mirada cómplice a los adolescentes, por lo que Regina se ruborizó y Reese sonrió con incomodidad. 
—¿Entonces van a quedarse? —preguntó Regina para cambiar casualmente el tema, aunque le interesaba mucho que se fueran. 
—¡Ay, no! Lily es la compañía —respondió Mitch antes de volver al auto para sacar un bolso con algunas pertenencias de la bebé. Desde la entrada, Reese y Regina lo miraron con impotencia.  
—No tenemos mucho tiempo, pero estará con ustedes por un par de horas —dijo Cam entregándole a la bebé a Regina. 
—P-pero no podemos cuidar a Lily —respondió Regina con nerviosismo, aunque sostenía a su prima en brazos, observando a su tío Mitch dejar un bolso de bebé junto a ella.
—Sí, estamos haciendo tarea —concordó Reese tratando de sonar convincente, utilizando la misma excusa que le había dado a su padre.  
—Sí, claro. Díselo a tu cabello despeinado y a sus pezones erectos —respondió Cam con una sonrisa que indicaba que no iban a engañarlo, haciendo que el rostro de Regina enrojeciera aún más y que Reese hiciera una mueca de fastidio. 
—Cam, deja de molestarlos y vámonos, se hace tarde —dijo Mitchell haciéndole señas para que volviera al auto con él. 
—Tienes razón vámonos. Recuerda que debe tomar una siesta en una hora, pero no más de media hora o no dormirá en la noche —advirtió Cam a Regina antes de seguir a su esposo hacia el auto. 
—¡Y no le diremos a Caro que Reese estaba aquí! —agregó Mitchell abriendo la puerta del auto. 
Resignados, Reese y Regina se despidieron de ellos desde la entrada, observando el auto alejarse. Cuando ya no pudieron ver el auto, Regina entró en la casa con la bebé en sus brazos mientras Reese cerraba la puerta detrás de ella. 
—Genial, tenemos el bebé sin la diversión —dijo Reese con fastidio, observando a Lily jugar con el cabello de Regina. 
—¿Ves por qué no hay que arriesgarse? —respondió Regina igual de fastidiada que él, entregándole a la bebé mientras él hacía una mueca. —Voy a ponerme un sostén, dile a Alec que ya puede entrar. 
•••
—Creo que Reese y yo tenemos una maldición de celibato o algo así —dijo Regina con hartazgo, tapándose el rostro con las manos.
El lunes durante el almuerzo, se encontraba sentada en la mesa que siempre ocupaba con sus amigas quejándose de su mala suerte. Habían pasado días desde que había comenzado a tratar de tener más intimidad con Reese, pero aún no habían conseguido avanzar más allá de segunda base.
—No seas exagerada, no puede ser tan malo —dijo Danny riendo, logrando que Regina quite las manos de su rostro para mirarla.
—La última vez que lo intentamos terminamos cuidando un bebé. ¡Un bebé! —repitió como si hubiera un mensaje encriptado en ese suceso.
—Uy, sí. El universo te está diciendo que no lo hagas o quedarás embarazada —se burló Maddie en broma, pero Regina pareció tomarlo en serio.
—¿Tú crees? —preguntó con tono de preocupación.
—Reg, si tienes miedo no es necesario que lo hagas —dijo Lorelai riendo.
—No, no, no. Sí que quiero hacerlo —dijo Regina muy segura de lo que decía. —Tengo muchas ganas de hacerlo, en realidad —admitió jugando con sus manos algo avergonzada. —El sábado Reese estuvo tan bien que... me dejó... —dejó la frase a medias demasiado avergonzada como para continuar.
—¿Mojada y con ganas de más? —supuso Danny con diversión.
—Sí —confirmó Regina volviendo a cubrirse el rostro con las manos mientras sus amigas se reían de ella.
—Ya encontrarán un lugar en donde hacerlo —dijo Talía para tranquilizarla, pero no surtió efecto.
—Es imposible... —murmuró Regina quitando sus manos de su rostro, acababa de sonar el timbre que indicaba el inicio de la siguiente clase. —Mi papá estará en casa toda la semana por la operación y su casa siempre está llena de gente. Perdimos nuestra oportunidad el sábado —explicó mientras las siete se levantaban y comenzaban a caminar hacia el aula.
—Entonces háganlo en la escuela —sugirió Carly.
—¿En la escuela? —repitió Regina arrugando la nariz. A unos metros de ellas pudo ver a Reese caminar de frente directamente hacia ellas.
—¡Sí! Bueno, no en un lugar en qué puedan verlos. Tal vez el armario de limpieza... —se explicó mejor Carly.
—¡Uh! Pueden escabullirse de una clase, es excitante —agregó Melody con emoción mientras se acercaban más a la puerta del aula.
Regina no respondió durante unos segundos, estaba demasiado distraída observando a Reese acercarse a ella. Se veía tan lindo y lo necesitaba tanto que sentía su estómago estrujarse. Cuando llegaron por fin frente al aula, la cantidad de gente que se acumuló provocó que Reese y Regina cruzaran por la puerta uno al lado del otro. Al rozar su brazo con el suyo Regina sintió que se le erizaba la piel.
—No lo sé... —respondió finalmente a sus amigas.
•••
Reese y Regina no llegaron al final de la clase. Luego de una hora de pequeños coqueteos desde sus asientos, él le había susurrado que buscara una excusa para salir del salón antes de levantarse y, luego de pedir permiso a la profesora, salir él mismo del aula. Diez minutos más tarde, Regina siguió sus pasos. 
No tardó mucho en encontrar a Reese. Aún desde la puerta del aula pudo verlo esperándola al final del pasillo, recostado en la pared sonriéndole desde la distancia. Comprobando que no había nadie que pudiera verlos, Regina caminó hacia él a paso rápido. Al llegar, descubrió que no era casualidad que la esperara al final del pasillo. Reese estaba recostado justo junto a la puerta del cuarto de limpieza. 
Sin perder el tiempo, Reese se abalanzó sobre sus labios apenas la tuvo enfrente, haciéndola chocar contra la pared. Mientras él sostenía sus mejillas con las manos para inclinar su rostro unos centímetros hacia arriba y así profundizar el beso, Regina tanteó la pared detrás de su espalda en busca de la manija de la puerta. Cuando la encontró, la abrió rápidamente y caminó de espaldas con Reese aún sobre sus labios. Dejando un último beso, Reese se separó para girarse a cerrar la puerta. 
—Mira... —dijo Reese luego de cerrar la puerta con una sonrisa triunfante, sacando del bolsillo de su pantalón una tira de preservativos para enseñársela. Regina observó la tira de preservativos conteniendo una pequeña risa, había al menos cinco allí. 
—Creo que solo necesitaremos uno —dijo Regina con diversión, tomando la tira de su mano para desprender uno. 
—Eso ya lo veremos, nunca se sabe —respondió Reese encogiéndose de hombros con picardía, haciéndola reír, a la vez que dejaba la tira sobre la estantería que se encontraba detrás de su novia. 
Siguiendo sus movimientos con los ojos, Regina no pudo contenerse más. Dando un pequeño saltito, volvió a unir sus labios en un beso desesperado mientras se sostenía de sus hombros para mantenerse a su altura. Rápidamente Reese llevó las manos a sus muslos, levantándolos levemente para que rodeara su cadera con sus piernas, cosa que Regina hizo al instante. Entre besos, Reese dio un par de pasos hacia delante, haciéndola chocar contra la estantería llena de artículos de limpieza para sentarla en el borde de uno de los estantes. Al hacerlo, la estantería de metal se movió tanto que hizo un gran estruendo. Rompieron el beso del susto, pero al instante comenzaron a reír. 
—Tenemos que ser silenciosos —susurró Regina tratando de mantener su risa en un tono bajo. 
—Lo sé, lo siento —respondió Reese entre risas en otro susurro. 
Cuando ambos se calmaron, Reese volvió a besarla suavemente, pero de a poco comenzó a volverse más intenso. Abandonando sus muslos al ver que podía sostenerse por su cuenta, deslizó las manos por debajo de su blusa para jugar con las tiras de su sujetador, moviendo nuevamente la estantería por accidente, pero esta vez no le dio importancia. Entre tanto, Regina rompió el beso para mirar hacia arriba, se había percatado de que una caja se balanceaba peligrosamente sobre sus cabezas con el movimiento de la estantería metálica. Por su parte, Reese ni siquiera lo notó, estaba demasiado ocupado llevando los besos a su cuello y buscando el broche de su sujetador. Normalmente eso le hubiera causado cosquillas, pero estaba tan distraída con el ruido de la estantería y el movimiento de la caja sobre ellos que apenas sintió un cosquilleo. 
—¿Me ayudas? No encuentro el broche —susurró Reese, despegando los labios de su cuello para volver a dejar pequeños besitos sobre sus labios. 
—¿Ah? —preguntó Regina confundida, bajando la vista para prestarle atención. Había estado demasiado inmersa en los ruidos que podrían hacer que los descubrieran. 
—El broche del sujetador —repitió Reese entre besos. 
—Ah, sí —respondió ladeando un poco la cabeza. Al oír su tono de voz, Reese detuvo sus besos. La conocía lo suficientemente bien como para saber que algo no iba bien. —Es que este es distinto, no está ahí —explicó colocando sus manos encima de las de él detrás de su espalda para guiarlas hacia el espacio entre sus senos, dejándolas justo encima del broche. 
—¿Qué pasa? —preguntó Reese un poco preocupado, quitan las manos de debajo de su blusa para colocarlas en su cintura. Imitando el gesto, Regina volvió a dejar las suyas sobre sus hombros.
—Nada, solo me distrae un poco el ruido. Siento que nos van a encontrar aquí y... —explicó apenada, pero dejó la frase en el aire. 
—...y no quieres hacerlo aquí —concluyó Reese. 
—No... lo siento —respondió Regina abrazándolo por el cuello apenada. 
—No tienes que disculparte —respondió Reese dando unos pasos hacia atrás dentro de lo que podía en ese pequeño cuarto, permitiendo que Regina vuelva a colocar los pies en el piso. —Quiero que te sientas cómoda y que ambos lo disfrutemos —agregó, haciéndola sonreír enternecida y abrazarlo con más fuerza. En respuesta, Reese la abrazó por la cintura y dejó un beso en su frente antes de que Regina apoyara su cabeza en su hombro. Se mantuvieron en esa posición por varios minutos hasta que Regina rompió el silencio. 
—Aunque admito que hubiera sido un poco romántico que nuestra primera vez fuera aquí —dijo Regina con una pequeña risa. Sin comprender a qué se refería, Reese la miró extrañado. 
—¿Romántico? —repitió alzando las cejas. 
—Sí... bueno... aquí fue donde nos escondimos del prefecto el año pasado, ¿Recuerdas? El día que me prestaste tu remera —explicó Regina, separándose de su hombro para mirarlo a los ojos. 
—Es verdad —confirmó Reese dejando ver una sonrisa al recordarlo. —Estabas llorando —agregó deslizando un mechón de su cabello por detrás de su oreja. 
—Sí, estaba llorando —recordó Regina con leve sonrisa. —Y tú fuiste muy dulce conmigo ese día... 
—Ah, por eso sería romántico —comprendió Reese, acercándola más hacia él. 
—Bueno, mas bien porque... creo que ese fue el momento en el que empecé a enamorarme de ti —explicó Regina sintiendo una timidez repentina, por lo que bajó la vista mordiéndose el labio inferior al terminar de hablar. Al volver a mirarlo a los ojos, se encontró con la gran sonrisa de alegría de Reese justo antes de que volviera a inclinarse para besarla con ternura, quitándole la timidez por completo. 
•••
—Sí, mamá. Mi cama ya está donde da el sol y la cama de Reese está en el armario como querías —dijo Dewey entrando en su habitación con el teléfono en su oreja, mirando con una sonrisa sin dientes a Reese empujando su cama en el armario.
—¡Esto es ridículo! —exclamó Regina con hartazgo, parada detrás de Reese con los brazos cruzados. —Los padres de Talía llegarán en una hora y ya no podrá prestarnos su casa para... —comenzó a quejarse, pero se detuvo con nerviosismo al recordar que Dewey seguía ahí. —...hacer la tarea —agregó, maldiciéndose mentalmente por usar la misma excusa tonta de Reese.
—¡Voy tan rápido como puedo! —respondió Reese terminando de poner la cama en el armario y pasando junto a ella para agacharse a mover la cama grande.
—Lo está haciendo muy bien mamá, deberías dejarlo descansar —dijo Dewey al teléfono, sentándose en la cama grande mientras Reese la movía hacia la ventana.
—Gracias, Dewey. Eres un buen hermano —dijo Reese con una sonrisa. A su lado, Regina miró al niño con el ceño fruncido.
—Dijo que no —respondió Dewey.
—Amor, ¿No te parece un poco extraño que tu mamá solo llama para que arregles la bici de Dewey, que cambies los muebles de lugar de Dewey...? —trató de hacerlo razonar por cuarta vez en el día para que se diera cuenta por sí mismo de lo que ocurría, pero Reese solo la miró confundido desde el suelo.
—¿Qué insinúas? —preguntó Reese pasando la vista entre Dewey y ella.
—No lo sé, ¿Tú qué crees? —replicó Regina mirándolo como si fuera obvio.
—Oye, si quieres habla tú con ella —intervino Dewey al ver que estaba a punto de lograr hacer que Reese lo descubra, tendiéndole el teléfono.
—¡Ah! ¿Vas a desafiarme, duende maligno? —exclamó Regina indignada, colocando sus manos en su cintura. —Por supuesto que hablaré con ella —dijo con una sonrisa desafiante, por lo que Dewey abrió mucho los ojos. Sabía que estaba tirando demasiado de la paciencia de Regina para mantener su defensa contra Reese. De mala gana, dejó que Regina le quitara el teléfono de las manos. —Hola, señora Wilkerson —dijo Regina mirando fijamente a Dewey, mientras Reese escuchaba con preocupado detrás de ella. Por supuesto, no era Lois, solo era la contestadora. —Reese prometió que saldría conmigo esta tarde... Sí, ¡Gracias! —exclamó fingiendo que Lois le permitía llevarse a Reese, quien alzó los puños a modo de festejo a la vez que Dewey apretaba los labios. —Ah, ¿Quiere que Dewey regrese la cama de Reese a su lugar? Sí, le diré. Adiós —agregó Regina antes de colgar el teléfono y devolvérselo, por lo que el niño la miró con los ojos entrecerrados. 
—¡Genial! —exclamó Reese, caminando hacia ella para tomar su mano. —No olvides poner las sábanas —advirtió a Dewey con tono amenazante antes de tirar de la mano de su novia para salir de la casa. 
 •••
Zafarse del engaño de Dewey no sirvió de mucho. Ni siquiera llegaron a entrar en casa de Talía, desde la ventana pudieron ver a sus padres mirando la televisión en el sofá.
Cinco horas más tarde, Regina leía en su habitación cuando oyó el sonido ya familiar de unos pequeños golpes en su ventana. Rápidamente dejó el libro a un lado de su cama y corrió a abrir la ventana, permitiendo que Reese entre en su habitación. 
—Pudiste habérmelo dicho —dijo Reese apenas entró, parándose detrás de ella con el ceño fruncido mientras Regina cerraba la ventana. 
—Ya sabes que Dewey mentía sobre las llamadas de tu mamá —supuso Regina volteando a verlo. A modo de respuesta, Reese emitió un pequeño gruñido. —Lo siento, pero le lanzaste piedras con una resortera y era la única forma de la que podía defenderse. Aunque se haya aprovechado de eso —dijo un poco apenada, pero a la vez convencida de lo que decía. 
Sin poder pasar mucho tiempo enojado con ella, Reese asintió haciendo una mueca mientras pasaba sus manos por su cintura. Al instante, Regina correspondió el abrazo pasando sus brazos por detrás de su cuello, pegándose a su cuerpo. 
—Lo siento —repitió Regina, abrazándolo con fuerza y apoyando la mejilla en su hombro. 
—Está bien, me lo merecía —admitió Reese reforzando el agarre en su cintura y ladeando la cabeza para apoyarla sobre la suya. —Y ya me encargué de él —agregó con una media sonrisa. 
—No quiero saber que hiciste, pero también se lo merecía —dijo Regina apretando los labios. 
—¡Por supuesto! Intentó cortarme el cabello —comenzó Reese volviendo a fruncir el ceño. Al oírlo, Regina levantó la cabeza para verlo con los ojos muy abiertos. 
—Nooo —dijo juntando las cejas y ladeando la cabeza mientras llevaba las manos al cabello de Reese para acariciarlo. Entre tanto, él cerró los ojos con una sonrisa sin dientes, disfrutando las caricias. —Me encanta tu cabello de puercoespín —agregó jugando con su cabello, haciendo que Reese abriera los ojos para lanzarle una mirada de fastidio. 
—Vas a pagar por eso —dijo Reese con una sonrisa traviesa, empujándola suavemente hacia la cama hasta hacerla caer debajo de él. Tomándola desprevenida, comenzó a besar su cuello a sabiendas de que la haría reír a carcajadas por las cosquillas que le daba. 
—Lo siento, pero no puedo hacerlo por ahora—dijo Regina entre risas, tratando de alejarlo de su cuello. 
—¿Cómo que no puedes? —preguntó Reese con tono de queja, permitiéndole apartarlo de su cuello para poder mirarla a los ojos. —Son las dos de la madrugada, nadie nos molestará y estamos en un lugar cómodo...  
—No es eso... —lo interrumpió Regina, mirándolo apenada con una sonrisa de disculpa. —Estoy menstruando, no podremos intentarlo por una semana —explicó haciendo una mueca con los labios. Apenas la oyó, Reese dejó caer la cabeza sobre su pecho casi como si se hubiera desmayado. Al instante, Regina colocó una mano en su cabello para acariciarlo, tampoco estaba muy feliz con eso. 
—Voy a matar a Dewey... —murmuró Reese entre dientes.
Tumblr media
94 notes · View notes
soyelmorse · 4 months
Text
Tumblr media
Ya está listo el Capítulo 6, Es algo corto porque estoy re leyendo la serie y organizando la para que tome el enfoque oscuro por el cual votaron.
También avisaré que el formato en el que escribo lo cambiaré para que sea mas compacto y no haya tanto espacio este los textos
Sin mas que decir, la imagen no es mía, créditos a quien corresponda y disfruten del capitulo
-
-
Bubble:
Ya volví!
-
*Bubble entro por la ventana del cuarto de los chicos*
-
Caíne:
Oh? Bubble, justo a tiempo, ya estamos terminando el tiempo de descanso
-
Bubble:
Tengo buenas noticias, encontré a tus amigos! Y encontre a muchas mas personas aquí
-
Caíne:
Enserio?
-
*Kinger y Jax se acercaron, ya que el dormitorio de chicos no era muy grande ambos escucharon la noticias*
-
Jax:
Mas gente? Interesante
-
Kinger:
Deberíamos ir a ver
-
Caíne:
Andando, no tenemos que hacer esperar a nuestros nuevos invitados
-
*Los 3 salieron rápidamente de su dormitorio y fueron al encuentro de los demás*
-
Caíne:
Vaya, no pensé que fuera tanta gente...
-
*Caíne llegó a la puerta y la abrió, allí afuera, observo como los bubbles, escupían a la gente y luego explotaban como burbujas*
-
Shira:
Oh, Hola Caíne!
-
*Shira salido a Caíne y a Kinger*
-
Jax:
Y ella quien es?
-
Kinger:
Es una historia muy larga...
-
Gloink:
Pero que groseros, deberían sentirse avergonzados de tratar así a una reina como yo
-
Kaufmo:
...
-
*Kaufmo observo en silencio a Caíne y Kinger*
-
Princesa Lu:
Así que usted es el rey de estás tierras, es un honor...
-
Shira:
Oh, cierto déjenme presentarles
-
*La reunión paso rápidamente, cabo de unos minutos, Caíne, Kinger y Jax conocieron a Fudge, Gummigoo, Chad y Max, Y a la princesa Lu*
*Mientras esa reunión pasaba, Shira le aclaraba a la princesa Lu la situación de Kaufmo, Gloink y de ella.*
*Al cabo de poco tiempo, Esos 3 volvieron al cuarto de castigo*
-
Jax:
Hee... Oye Caíne, Podemos hablar un minuto?
-
Caíne:
Claro? De que se trata
-
*Jax se llevó a un lugar apartado a Caíne*
-
Jax:
No te has dado cuenta?...
-
Caíne:
De que hablas?
-
Jax:
hola? Princesa, Reino, Y un ejercito de súbditos que no son mas que mariconetas con algo de IA
-
Caíne:
sigo sin entender, además recuerda que bubble también es una IA
-
Jax:
A lo que quiero llegar, es que esa gente está loca, o almenos no entienden bien la realidad...
Solo mirarlos...
-
*Jax se asomo por la puerta*
-
Jax:
3 de ellos se creen vaqueros, la chica se cree una princesa y ese tipo...
-
*Jax observo seriamente a Fudge*
-
Jax:
Ese tipo me da un mal presentimiento...
-
Caíne:
No deberías ser tan paranoico
-
Jax:
No es paranoia, conosco el peligro cuando lo veo
-
Caíne:
Y que propones?
-
Jax:
envía a todos al cuarto de castigo y organizemos esto
-
Caíne:
Bueno, no deberíamos ser tan agresivos con los nuevos, pero supongo que tienes un punto...
-
*Jax salió del cuarto rápidamente, Caine estaba por salir también Pero Jax trajo a Kinger*
-
Gummigoo:
Hm?...
-
Chad:
Pasa algo jefe?
-
Gummigoo:
No es nada, es solo que tengo que confirmar algo, esperen aquí y no llamen la atención...
-
*Gummigoo de movió rápidamente y fue a dónde había visto a Jax entrar junto con Caíne y Kinger*
-
.
.
.
.
.
-
Zooble:
Por el amor de Dios que causa tanto ruido?
-
*Zooble se levantó enojada y salió del dormitorio de la chicas encontrándose a la enorme cantidad de marionetas y personas afuera*
-
Zooble:
Que mierda?
-
*Debido al ruido Pomni, Ragatha y Gangle se levantaron y salieron también a observar*
-
Gangle:
He? Y todo esto de dónde salio?
-
Zooble:
Debe ser algún invento de Caíne
-
Ragatha:
Wao, no sabía que tenía un projecto tan grande
-
Pomni:
En serio todo esto lo hizo Caíne?
-
Princesa Lu:
Ojalá, todos ellos son mis súbditos
-
*Las chicas observaron a la princesa Lu y se asustaron*
-
Princesa Lu:
Hola, disculpen que les asustara, soy la princesa Lu
-
Ragatha:
No inventes, hasta una princesa, es un placer
-
*Gangle, Pomni y zooble saludaron, sin embargo no interactuaron mucho con la princesa mientras que ragatha si*
-
Ragatha:
Cuéntame, tu creaste todo esto?
-
Princesa Lu:
Si, fue un trabajo complicado Pero una vez empiezas a replicar la conciencia no es tan difícil y-
-
.
.
.
.
.
-
Gummigoo: hm?...
-
*Gummigoo escucho la conversación de Caíne y los demás*
-
Jax:
Me puedes explicar de nuevo, porque demonios no podemos poner a esa gente en el cuarto de castigo?
-
Caine:
Kinger tiene razón, debemos verificar si están cuerdos o no
-
Jax:
Y como demonios logras eso?
-
Kinger:
Tal vez si le hacemos varias preguntas
-
Jax:
Daaa...
-
*Jax se quejo cansado*
-
Jax:
Mira, hagamos esto, Hagan sus tontas preguntas mientras tanto Pero si uno De ellos hace una estupidez lo envían al cuarto de castigo de acuerdo?
Además, no creo que allá suficiente espacio para tantas marionetas
-
Caíne:
En eso tiene razón
-
*Jax salió molesto, por suerte gummigoo se escondio y no lo observo, pero luego escucho la conversación de Kinger y Caíne*
-
Kinger:
No crees que esto se está saliendo de control?
-
Caíne:
... Si, no quería tener que recurrir a los métodos de Gloink, Pero si son una amenaza no dudare en usarlos
-
Kinger:
Y que haremos con Shira, Gloink y Kaufmo?
-
Caíne:
Ya tengo un plan para eso, Pero lo probaré primero en Gloink y Kaufmo
-
*Caíne saco otra esferas y la activo*
-
Bubble:
Si Caíne?
-
Caíne:
bubble, activa el mecanismo de vigilancia de Bubbles
-
Bubbles:
Entendido!
-
*Gummigoo observo varias pantallas aparecieron por todos lados y vio como Caíne mantenía bajo vigilancia el lugar*
-
Caíne:
Hm?...
-
Kinger:
Pasa algo?...
-
*Caíne agarro Rápidamente a Kinger y le susurro algo, gummigoo al ver las cámaras intuyo que era mejor irse, pero cuando se dió la vuelta, Kinger lo había golpeado, Caine lo ato para que no pudiera hablar y lo llevaron rápidamente al cuarto de edición*
-
Continuará
72 notes · View notes
dokebeto · 11 months
Text
3 de noviembre, 2023.
Cada noche confirmo que amó estar contigo, realmente me encanta, lo disfruto y sinceramente me gusta.
Me gusta estar ahí cuando me cuentas de tu día, cuando yo te cuento el mío, el aventurarnos calle tras calle hasta llegar a tu hogar y poder tener otro momento juntos.
Quisiera reservarme este escrito para decirte que me gustas, me gusta cuando estamos juntos; cuando te envío ese mensaje de buenos dias; cuando te cuento cómo inicio mi día o que quizá llegue tarde a la universidad.
Me gusta ser tu consuelo, hacerte saber que puedes contar conmigo siempre, que aquí estaré para escucharte y quizá darte un consejo.
Me gusta como se vuelven tus ojos cuando estás cansada, cuando quieres ir ya a dormir, se hacen muy lindos, me gusta como tú nariz se arruga cuando algo no te gusta, me gustan todos esos gestos que tienes que te hacen tan adorable.
Me gustas mucho y lo digo con todo mi corazón, me gustaras siempre y ojalá nunca te vayas porque vida mía, puedo prometer que yo nunca me iré.
Te amo.
.-A
233 notes · View notes
neuroconflictos · 5 months
Text
Te dejo y no es porque ya no te ame, es porque te di mi mejor versión, alma, cuerpo y corazón, y haberlo hecho me consumió.
No estamos destinados por mucho que lo quise forzar. El destino fue tan hijo de puta que me presentó a alguien que me aniquilaria con su indiferencia.
Te dejo. Si.
Porque me obligaste a elegir entre amar(te) y amar(me), nuestras vidas jamas encajaron, cuando estábamos juntos sentía que mi vida se me escapaba entre los dedos. Y aunque intente mil veces buscarle una solución, siempre me convencias que sólo vos podrías tomar esa decisión.
Te dejo; porque no es justo permanecer al lado de alguien que sabe que daría mi vida por él y que actúa como si no le importara que esté o no en la suya.
Te dejo porque lejos de sentir paz me sentía en guerra conmigo, era nadar contra la corriente, agotando siempre toda mi energía.
Te dejo; porque al cuidar más tu fragilidad que la mía, me termine rompiendo, y a fin de cuentas de vos me lleve la peor versión.
Me pusiste tantas veces al límite que ya no puedo más, abusaste de mi paciencia pero sobre todo de mi amor, simplemente nuestro tiempo culminó.
Jamás pensé que sucedería, lo veía imposible, te amé con cada fragmento que quedaba de mi corazón. Me estabas destruyendo y parecia que disfrutas de ese espectáculo.
Te dejo; porque si me quedo con vos, acabarás con lo poco que queda de mí y no hay nada más doloroso que el silencio de una persona que te ama eligiendo irse, porque amarte a vos hace que ella se pierda.
Te dejo; porque jamás vas a poder dimensionar cuánto te amé y cuánto amor me costó dejarte ir, porque tú corazón; no tiene capacidad para tanto.
Te dejo; porque te amé incluso cuando no me elegías, cuando me hacías llorar por tus actitudes o por la falta de ellas, te amé sabiendo lo complicado y difícil que era amarte, estar con vos, te amé sabiendo de tus desaires y de tu desinterés, con tus mil defectos, tus mil y un mentiras y con todas esas palabras que me destruían.
Te amé aunque me llenaste de inseguridades, me rompiste el alma, y luego de eso me hablabas como si yo fuese la culpable. Te dejo, sí, yo grité; lo que vos por cobarde quisiste hacer en silencio.
Créditos: Pipina 2.0 ♡
102 notes · View notes
livistud · 3 months
Text
Cariño, siempre fui de cartas, de querer intenso y de ser breve; hoy me doy cuenta que mis cartas siempre van a ser para ti, que a quién voy a querer como a nadie en el mundo va ser a ti y que esto por primera vez quiero que dure para toda la vida. Por cierto, ¿sabes que es lo que me gusta de las madrugadas?, que en muchas de ellas te tengo; me escuchas y me haces sentir que al menos el despertarme a esa horas significará que te tendré 5 minutos más. Antes de ser algo más, sabía que merecías muchas cosas y las mejores de este mundo porque tienes muchas cualidades y talentos que me he dado cuenta con el tiempo que tienes. Eres inteligente, sé que el agua no sé te quema y los postres te han de salir increíbles, sabes escuchar y estar para alguien, y que tocar más de un instrumento también es algo que haces muy bien además que el como suena tu voz cuando cantas es algo de lo que admirar. Pero hoy me gustaría decirte que mereces, mereces que te canten al oído, que te besen la mano, la mejilla y la frente. Que te acaricien el cabello y perciban tu aroma como único en el mundo; y me alegra que hoy a la persona que hayas elegido para hacerlo sea yo, porque te has dado cuenta pero me gusta recordártelo, me siento muy embriagada cuando estoy contigo por tu aroma y por la forma en que me tocas cuando estamos juntos cerca y también no tanto. Espero que el tiempo me permita saber cuales son esos días cuando algo te falta o cuando algo te sobra, y si es necesario actuar o sencillamente solo escucharte. Mereces que te hagan reír, sonreír, que cada día de tu vida sea mejor; mereces ser la fuente de inspiración para alguien, mereces admiración, paz, seguridad; mereces un cielo y mereces amor. Mereces un lugar que te ofrezco conmigo y sé que ya estás conmigo pero no está de más que sea la que yo te lo pida y ofrezca. Mereces, mi amor, un paraíso, uno hecho a tu medida y espero que todo lo que tengo sea suficiente para ti porque aunque sé que para quererte no necesito tenerte me alegra que hoy decidas quedarte. Y no te veo todos los días pero te he empezado amar cada uno de ellos; y gracias mi amor, siempre te digo lo mucho que te amo pero nunca te agradezco por amarme. No te lo he dicho y aunque suene muy cursi pero empiezo a creerlo; creo que Dios se dio cuenta de que tan sola me sentía que decidió mandarme un ángel y ese eres tú:) Y ya sin que parezca un poema, una carta, y sin versos con rima. Te quiero, te adoro y te amo. Y así es como tengo que decírtelo.
l i v i s t u d
61 notes · View notes
lineasdeval · 1 year
Text
Tu Cumpleaños
Alejo M, no tengo una idea principal para escribirte está carta, solo tengo el corazón en la mano y muchos recuerdos juntos, discúlpame por mi sentimentalismo en todo y mi fragilidad, aún no logro controlar las ganas inmensas de llorar al sentirme feliz por estar junto a ti otro año más, otro cumpleaños más. Recuerdo que tú primer cumple lo celebramos de manera "virtual" apenas podía pensar en ti y decirte feliz cumpleaños acompañado de un me gustas, poco después logramos celebrar tu cumple en Guatapé y en tu casa, que lindo cumpleaños me hace recordar etapas de cuando nos estabamos enamorando; Luego, celebramos con tu mamá en un lindo restaurante contigo y hoy todo ha cambiado, ahora estamos celebrando tu cumple los dos solitos.
Quiero decirte que no hay día en que piense en lo afortunada que soy, cada día que te veo pienso en lo grande que es el cielo para mandarte a mi vida, tú eres el cumpleañero pero le das vida a todos, sostienes a cada uno desde el amor, a mí me sostienes la vida entera flaco y no hay amor que pueda compararse con el tuyo, a veces no sé quién le dió vida a quien, pero quiero que sepas que desde tu presencia el mi vida cada día me da más ganas de vivir para llegar y decirte todo lo que pasó en un día, porque al final lo único que tenemos es el uno al otro y ese amor infinito que cada día nos damos . Gracias a todos los eventos que tuvieron que pasar para que tú estuvieras aquí, regalando vida y amor. Dios seguramente te mando con un propósito amor y cada año te regala más oportunidades para alcanzarlo.
En este nuevo año de vida (23) en el 2023 todo estará lleno de éxitos para ti, porque no conozco un hombre con tanta determinación y carácter como el tuyo, cada día quiero recordarte que vales la pena y la vida y que yo te sabré cuidar y amar por toda la eternidad si me lo permites, que estaré sin importar que, porque un hombre tan valioso como tú vale la vida. Eres maravilloso novio y por eso cada día reafirmó que tu bondad y amor es infinito, que eres justo y además muy inteligente para todo.
Sé que es pretencioso lo que voy a decir, pero yo soy tu pequeñita familia y tú hogar, y que en mi corazón siempre estás tu habitando desde el ser y el amor, que soy tu compañera en esta vida y espero que siempre esté en cada cumpleaños, feliz de coincidir en el mismo tiempo de tu existencia.
Te amo hasta el cielo, te amo hasta siempre Alejo M y un muy feliz cumpleaños amor de cada una de mis vidas: terrenal, astral y amorosa.
369 notes · View notes
wosohavemyheart · 6 months
Text
TORNADA PT. 2
Tumblr media
He vueltooo, os dejo aquí la continuación de esta.. vamos a llamarlo serie porque tengo otros dos capítulos hechos y seguramente surgan más, no lo se...
Disfrutad.
Parte 1
2 meses han pasado desde que Alexia volvió a pisar el césped, un par de días después volví a Mallorca. No nos habíamos visto desde entonces pero hablábamos a diario.
Le conté que había ido a ver varias veces a Paula y también le hablé de Alexandra pero no el porqué de estas visitas. No quería distraerla con mis cosas, tenía que ganar la Champions cosa que hizo y celebraron por todo lo alto.
Yo por otro lado me quedaba un partido que era decisivo para ganar la liga y firmé por dos años con el Barça.
En un mes me mudo a Barcelona junto con Ale así que quería aprovechar ahora que viene unos días para ayudarme con la mudanza a presentarle a Alexandra y decirle mi locura.
Ahora mismo estamos de camino al partido que tienen las chicas, como a Paula la han subido de categoría juega junto a Alexandra.
Llegamos justo a tiempo para ver cómo se alinean y se saludan, así que nos sentamos al lado de Marta.
-Hola- Saludamos
-Hola, ¿que tal el viaje, Alexia?
-Bien, cortito, Mallorca es increíble.
-Eso dicen todos los que vienen- Se ríen y entablan una conversación hasta que empieza el juego.
Ale pone su brazo encima de mis hombros.
-¿Paula es el 11?- Pregunta Ale
-Si, cariño y Alexandra el 10
Están todo el partido jugando sucio contra Paula al verla más pequeña piensan que es más débil, están metiendo piernas y cuerpo cuando no hay porque y el árbitro no dice nada.
-Y el árbitro este para que esta? - Dice Ale enfadada y se levanta- Pero mira coño, van a por ella a muerte.
-Siempre pasa lo mismo, piensan que con ella lo tienen fácil al ser más pequeña pero luego ven que no y se frustran y van más a por ella- Digo acostumbrada de verlo en partido si y partido también.
En ese momento una compañera le pasa el balón a Alex a la que le vienen dos rivales y como puede les regatea dejándolas a ambas en el suelo y enseguida se la pasa a Paula que se había desmarcado. Ella chuta y la portera rival no puede hacer nada.
-Vamoss- Me levanto a celebrarlo y abrazo a Ale.
-Son muy buenas, tienen buena técnica- Comenta Alexia- Destacan entre las otras
-Lo sé- Digo orgullosa
Nos volvemos a sentar y continuamos viendo el partido pero por detrás escucho como unas madres cuchicean.
-¿Has vista la niña esa? La 11?
-Si, no sé que hace aquí, esa tiene que estar con su categoría. Aquí se va a hacer daño siendo tan poca cosa
-En algún momento sale volando por querer jugar con los mayores- Se ríen
Me voy a girar para decirles de todo pero Ale me pone una mano en el muslo y se gira ella.
-Ahora se donde han salido vuestras hijas- Suelta Alexia.
-¿Perdón?- Dice la vieja rubia
-Digo que vuestras hijas son igual de groseras que vosotras, no se como podéis desearle el mal a alguien y menos a una niña pequeña- Pausa y veo como se callan, suelto una risita- Y para vuestra información la número 11 se llama Paula y juega con los mayores porque tiene más talento que todas, solo hay que ver cómo les está pateando el culo.
Dicho esto se gira para seguir viendo el partido y yo no puedo evitar reírme fuerte de las caras de las viejas.
Me acerco a su oído
-¿Te he dicho ya cuanto te quiero?
-Si, pero no me cansaré nunca de oírlo
-¿Y sabes lo que me pones cuando te pones en plan protectora?- Le doy un beso en el lóbulo y veo como se tensa.
Le beso la mejilla y me separo para seguir viendo el partido.
El partido finaliza 3-0 con los otros dos goles de Alex con asistencia de Paula.
Estábamos esperando a un lado del túnel a que salieran las chicas.
-T/n- Viene corriendo Paula y me abraza y detrás de ella veo que Alex viene también pero despacio, con cautela, mirándonos con desconfianza sobretodo a Ale- ¿Has visto esos goles?
-Sii- Digo eufórica mirándola- Ha sido increíble, habéis jugado genial- Fijo mi mirada en Alex ahora.
Detrás de ese muro que se ha construido veo un poco de emoción aunque intenta ocultarlo pero conmigo no lo consigue y le sonrío.
-Habéis jugado muy bien- Choca los cinco Ale con Paula y se gira a Alex- ¿Alexandra, verdad?- La niña asiente precavida- Tienes un pie izquierdo asombroso.
Asiente con recelo.
-Soy Alexia, por cierto- Mi novia sonrie cálidamente presentándose.
-Alexandra-
-Podemos ir a cenar algo para celebrar la victoria no?- Miro a Ale y a Marta que asienten con la cabeza y miro a las niñas.
-Siiiiiiii- Grita Paula y se gira hacia su amiga- Porfi porfi porfi Alex, nos lo pasaremos bien. Te lo prometo- Le suplica.
-Esta bien- Cede dándole una pequeña sonrisa que quita cuando ve que la miramos- ¿Qué mirais?- Se cruza de brazos.
Alexia niega con la cabeza y suelta una sonrisa.
-Creo que ella y yo nos llevaremos bien- Me susurra en el oído- Se parece demasiado a ti
El resto de la tarde pasa. Conocemos más a las chicas o por lo menos lo que nos dejan sobretodo Alex que sigue mirando todo con recelo y contestando a la mayoría de cosas con respuestas cortas.
Pero ahora de camino a dejarlas en el orfanato veo que Alexandra y Alexia están unos metros por delante de nosotras hablando animadamente.
-Parece que Alexia se la ha llevado al bolsillo- Comenta Marta.
-Tiene ese don, conmigo también lo consiguió y eso que me hacia la dura.
-Alex solo necesita un poco de cariño, seguridad y confianza- Suelta de repente Paula que estaba agarrada a mi mano- Yo no tengo recuerdos fuera de ese orfanato pero ella sí, ella a tenido una vida antes de eso y eso hace que le cueste confiar y abrirse a nuevas personas.
-Lo entiendo y no hay prisa, Paula. Conseguiremos que se sienta así- Le prometo- Ella y tú.
Después de despedirnos y dejar a las niñas Ale y yo volvimos a mi casa.
-Hola Thor- Acaricio a mi perro
-Que pasa grandullón, yo también te he echado mucho de menos
Me río al ver a mi novia y mi perro emocionados saludandose.
Cojo la correa para ir a pasearlo
-¿Vienes?-Le pregunto
-¿Contigo? Pffff... Al fin del mundo
-Eres un amor- Rodeo sus hombros y la beso.
Pasa sus brazos por mi cintura y pone las manos en mi culo mientras intensifica el beso pero cuando me quedo sin aire me separo.
-Na na, primero Thor.
-Tienes razón- Con un último beso me suelta pero entrelaza nuestras manos y salimos de la casa.
Paseamos disfrutando del silencio y de la compañia de la otra ya que no hemos podido tener todos los momentos así que hubiéramos querido en estos casi 4 años de relación.
-Echaba de menos estar así contigo- Pasa su brazo por mis hombros
-Y yo también
-Menos mal que esta es la última vez que vamos a estar separadas.
-Si, solo unos días más- Silbo para llamar a Thor y le tiro la pelota de tenis. -Vamos a los bancos esos.
Nos sentamos y la miro queriendo abrir la boca
-¿Qué pasa, cariño?- Me mira preocupada
Ahí va, sueltalo ya
-Quiero adoptarlas- Suelto rápida y jadea
Muy bien t/n, rápido y sin anestesia. Si no fuera porque estoy acojonada me estaría partiendo de risa con la cara de Alexia.
-¿Qué? ¿Adoptarlas? ¿En plural?- Abre la boca- Creo que cuando vaya a revisión médica le voy a decir que me miren la audición
-Has escuchado bien Ale, adoptarlas, a Paula y a Alexandra.
-Pero...
-Dejame terminar, luego me dices lo que piensas- La interrumpo- Se que es una locura. Voy a empezar una nueva etapa profesional y tú volviendo de tú lesión lo único que quieres es seguir jugando y centrarte en tú carrera. Pero cuando vi a Paula ese día y me enteré de una parte de su historia algo hizo que quisiera protegerla y que sintiera que tenía una familia. Luego está Alex, ambas podían haber sido adoptadas ¿sabes?- Le digo y niega con la cabeza.
-¿Si?
-Sí, solo que separadas y han hecho hasta lo imposible para que las volvieran a juntar y no voy a ser yo quien las vaya a separar ahora. Alexandra me transmite tanto sin decirme nada... ¿Sabes? Desde el momento en el que te ha visto la has impactado como con Paula la primera vez. No se esperaba que su ídola apareciera ahí y mucho menos de una manera tan mundana, pero no lo ha demostrado.
-Es muy buena, entonces- Suelta una risa.
-Cuando la conozcas un poco más te darás cuanta de que es pura fachada y que se muere por un poco de amor y atención.
-Estoy segura de ello- Me mira con adoración.
-Pero al caso, no quiero que te sientas presionada ni nada de eso, somos dos en esta relación y si no quieres voy a entenderlo. Puede que me haya precipitado un poco- Le cojo la mano y se la aprieto encogiéndome de hombros- Alomejor no es tu momento de formar una familia o alomejor no quieres formarla o no conmigo... Pero lo entenderé
-Ey, para el carro- Me da un apretón y pone su otra mano en mi mejilla- Claro que quiero formar una familia contigo, mi amor, quiero hacer cualquier cosa contigo- Pausa- Y sí, puede que me haya venido esto de sorpresa y que sea un poco precipitado- Se ríe y me seca las lágrimas- pero quiero hacerlo, me enamoré de lo poco que conocí ese día a Paula y ahora que he estado con ella más y Alex... Creo que podría tener una buena conexión con ella.
-Lo he notado- La abrazo fuerte y me acurruco en su cuello- Vas a ser una buena mamá.
-Tanto como tu seguro que no- Me besa la frente.
Nos quedamos así en silencio mientras Thor juega en el césped.
No pude dormir mucho esa noche y llamé pronto a Marta. Le comenté lo que hablé con Alexia y me dijo que se iba a poner con los papeles para que la adopción sea cuanto antes pero faltaba una parte importante, hablar con las niñas.
Y en eso estamos, esperando a que vengan las niñas al patio.
Y de pronto todos los niños que habían ya alrededor empezaron a murmurar.
-Esa no es Alexia Putellas?-Dice uno
Ale llevaba una gorra así que se camuflaba un poco pero es imposible con 40 miradas encima.
-¿Quién?- Pregunta otro
-Ahhh si, esa que a ganado dos balones de oro- Dice otra niña
-Creo que me suena de la tele.
Ale se acerca demasiado a mi para susurrarme
-Me siento un poco observada.
Pero antes de que pueda decir nada veo a alguien correr y estrellarse contra mis piernas. Paula.
-Hola, cariño.-La saludo dándole un beso en la mejilla.
-Hola t/n- Se separa y abraza a Alexia que me mira con sorpresa pero le corresponde.- Hola Alexia.
-Hola pequeña, ¿cómo estás?
-Bieen, ¿vamos a ir otra vez de paseo?- Pregunta ilusionada.
-Podemos ir- Le revuelve el pelo y hace un puchero.
-¿Esas están interesadas en las antisociales esas?- Escuchamos que dice una y enseguida a Paula se le cambia la cara.
-¿Pero quien las va a querer? - Dice otra.
Veo que Alexandra aparece. Ha escuchado todo y veo como esta apretando los puños lista para abalanzarse.
-Quieta ahí, señorita- Me pongo enfrente y hago que me mire- Te dejaría que le pegaras dos hostias bien dadas pero queremos salir con vosotras y si te castigan eso no va a ser posible.
Me mira y luego mira a Paula y Ale que se habían acercado.
-Sí- Alexia pone una mano en su hombro para tranquilizarla y parece que surge efecto ya que destensa las manos- ¿Os apetece un helado? Luego podemos ir al parque a jugar o lo que queráis un rato.
-Si, porque luego tengo el último partido de la temporada
-Vamos a ir a verlo ¿verdad? - Le pregunta Paula impaciente a Ale.
-Si, quiero ver cómo les pateas el culo al Villarreal.
-Me haría mucha ilusión que vengáis-Les sonrío y Ale pasa un brazo por mis hombros.
-Venga, vámonos que no nos dará tiempo a todo.
Íbamos hablando de lo que estaban haciendo estos últimos días en el cole de camino a la heladería.
Una vez tuvimos los helados nos sentamos en una mesa y asentí con la cabeza a Alexia.
-Chicas, tenemos que deciros algo importante- Comienzo.
-Ayer, T/n y yo estuvimos hablando...
-Os habéis cansado de mi ¿no? De nosotras. Y por eso ahora os vais a ir, no vais a volver.- Habla Alex y es la primera vez que la veo con los ojos llorosos- He escuchado que te vas a Barcelona, sabia que no podía ser tan bonito- Habla mirándome fijamente y se quita una lágrima con rabia.
-¿Qué? ¿De que estas hablando Alex?- Se gira a mirarme la pequeña- ¿Eso es verdad?
-Primero de todo-Agarro la mano de Alex aunque se rehúsa un poco- Alexandra, no me he cansado de ti y no me voy a cansar nunca de vosotras- Digo sería mirandolas
-Ni yo tampoco- Interviene Ale agarrando la mano de ambas niñas- Os he conocido hace poco pero ya tenéis una parte de mi con vosotras y siempre voy a estar cuando me necesitéis.
Joder. Me he enamorado más de ella y no lo creía posible.
-Y sí, es verdad que me voy a Barcelona, me ha fichado el Barça. Sois las primeras en saberlo.
-¿ENSERIO? Eso es genial, t/n- Dice emocionada Paula.
-Si que lo es- Ale sonrie orgullosa.
-Queremos que vengáis con nosotras- Les digo.
-¿Qué?- Dicen ambas a la vez.
-Queremos adoptaros- Dice Ale- Si vosotras estais de acuerdo- Añade nerviosa
-¿Adoptarnos? ¿A las dos juntas?- Dice la mayor.
-Juntas- Afirmo.
Paula y Alexandra se miran sin decir nada durante un minuto y luego nos miran.
-Vale- Dicen
-¿Si? -Me levanto emocionada de la silla y empiezo a esparcir besos a las 3- Siiii
-Entre nosotras y yo- Hace como que les cuenta un secreto a las niñas pero la oigo- Esta un poquito loca, así que os podéis ir acostumbrando pronto- Las niñas se ríen cuando le doy un golpe en la nuca
-Estoy loca si, pero así me quieres y lo que te queda por aguantar- La beso sentándome en sus piernas-
-También es un poco bipolar - Les susurra y intento levantarme pero me agarra fuerte de la cintura- Así te quiero
-Y yo te quiero a ti- Me giro a las niñas, Paula tenía una sonrisa boba mirándonos y Alex aunque lo intentara ocultar tenía una mirada soñadora- Queremos que os sintais en familia, queridas y protegidas con nosotras y enserio no tenéis la obligación de llamarnos mamás por adoptaros, es algo que sale solo y si no sale nunca también estará bien.
-Gracias por todo- Dice la mayor mirándome- A las dos- Gira a la capitana.
-No es nada- Mira el reloj la catalana y abre los ojos- Hay que irse, cariño. Tienes un partido que ganar.
POV ALEXIA
Estábamos en las gradas del campo de fútbol. Habían unas 500 personas alrededor, la mayoría apoyando al equipo mallorquín.
-Woah. Hay mucha gente con pancartas de t/n
-Es la mejor, hace magia con el balón-Dice la menor- Ojalá llegar un día a ser como ella-Susurra
-Pensaba que yo era la favorita de las dos- Hago como que me ha dolido
-Ella no lo sabe, se piensa que eres tú. Pero ella es increíble.
-Pienso lo mismo, te guardaré el secreto- Le guiño un ojo
Me da una media sonrisa y se gira a mirar el partido.
-La mayoría de esa gente han visto crecer a T/n y la han ayudado cuando era pequeña- Comento señalando un grupo de 15 personas todos con camisetas de ella.
-¿Qué quieres decir con esto?- Pregunta la menor
-Ella tampoco lo tuvo fácil cuando era pequeña y se merece todo lo mejor al igual que vosotras- Les sonrío un poco triste.
-Ella es una buena persona- Dice la número 10.
Sonrío de acuerdo y ya lo próximo es ver el partido y comentar todo lo que sucede.
-Alexia- Me llama Alex
-Mmmh? - La miro
-Ver contigo un partido es diferente- Comenta- Siempre tienes algo que aportar para ajustar, te adelantas a lo que puede pasar, ves cosas que otros no ven...
Me sonrojo sin decir nada
-Si, es increíble. Ver contigo un partido es muy guay- Dice ahora la otra.
-Bueno, vosotras también habéis visto cosas que no todos llegan a ver. Tenéis una muy buena visión de juego y eso lo lleváis dentro- Halago porque de verdad que siendo tan pequeñas me ha impresionado las cosas que han comentando.
-¿Has pensado en ser entrenadora cuando te retires?- Dice Alexandra
-Vaya, me estas llamando vieja?- Digo divertida y ella niega eufórica
-No, no, no, eres Alexia Putellas por favor- Dice escandalizada y me río de su cara
-Era broma- Informo y veo que respira más tranquilamente- Pero si, cuando me jubile, que espero que sea de aquí a muchos años, no pienso dejar el fútbol así que entrenadora es una buena opción.
-Hagas lo que hagas lo harás genial- Dice Paula y sonrío tiernamente.
-Gracias pequeña
El partido al final terminó 2-0 con ambos goles de mi novia.
Bajamos al campo y viene corriendo hacia nosotras con su medalla colgada.
-¿Habéis visto eso?- Dice toda emocionada
Paula la abraza primero, después Alex y por última yo.
-Han sido dos golazos, nena- Digo orgullosa.
-Sisi, ese caño de tacón y luego el chute a sido impresionante
-Y y ese regate de las 4 defensas para luego marcar- Dice exaltada Alex- Puffff
-Increíble, nena- La beso orgullosa de ella.
Viene la fotógrafa y nos pregunta si queremos fotos y T/n le dice enseguida que si.
Primero ella sola después conmigo y luego ella con las niñas
-Ven Ale- Me llama Paula y me acerco.
Me pongo al lado de T/n rodeando su cintura y ella mi cuello con una mano luego la otra mano la pone encima del hombro de Paula y yo en la de Alex, la copa está frente a las niñas que con sus manos la tocan y la medalla la tiene Pau en el cuello.
Desde ese momento se volvió una de mis fotos favoritas y también de T/n porqué nos la pusimos de fondo de pantalla.
78 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 4 months
Note
Holi! Todo bien?
Tengo un request para enzo si puede ser 😃 porque ya vi que escribís sobre embarazos y necesito un pibe con ese hombre, podrias hacer un drabble o one shot o LO QUE USTED QUIERA sobre enzo y su novia en el cual ella rompe bolsa? (Me imagino que esa es la una situación en toda la relación donde genuinamente lo veas nervioso y sin idea de que hacer yendo para aca y para allá con el bolso del hospital y mirandote con cara de terror cada vez que tengas una contracción)
Cuando sentiste un líquido caliente corriendo entre tus piernas pensaste que eran restos de lo que había sucedido horas atrás, restos del momento compartido con tu esposo luego de bromear sobre las últimas veces teniendo sexo antes de ser padres, pero cuando la sensación no se detuvo comprendiste que se trataba de otra cosa.
Lejos de entrar en pánico e intentando ignorar cuánto te molestaba que se arruinara tu pijama favorito, terminaste tu snack de madrugada y lavaste los utensilios con tranquilidad. Visitaste el baño y estabas batallando con un suéter cuando Enzo despertó, asustándose al encontrarte en medio de la habitación.
-¿Qué pasó? ¿Tenías frío?- preguntó mientras te ayudaba a vestirte, todavía sin comprender por qué estabas en ropa interior cuando abrió los ojos.
-Hay que ir al hospital.
-¿Por qué? ¿Te sentís mal?- y colocó sus dedos en tu muñeca para medir tu pulso.
-Va a nacer.
No recordabas haberlo visto tan pálido en… bueno, nunca, porque en todos los años que llevaban de relación jamás lo habías visto tan nervioso o asustado. Soltó tu muñeca y mientras intentaba recomponerse se llevó una mano al pecho, como si temiera que su corazón fuera a escapar o que sus pulmones colapsaran.
-¿Estás segura?
-Muy segura.
-¿Y cómo estamos? ¿Cómo estás?
Tu sonrisa fue contagiosa pero no lo suficiente para tranquilizarlo y mucho menos para evitar que comenzara a correr por toda la casa luego de ayudarte con tu pantalón y tu abrigo: tomó el bolso que prepararon para el bebé y el bolso con tus pertenencias y los dejó cerca de la entrada mientras buscaba las llaves del auto con desesperación.
-¿Me buscás el termo?- pediste cuando regresó a la habitación, peinándote sin prisas.
-¿El termo…?
No esperó tu confirmación y tampoco preguntó para qué querías un termo, desapareció de tu vista y pocos segundos más tarde un fuerte golpe y un grito te permitieron saber que había llegado a la cocina. Recordaste el pequeño desastre que manchaba las cerámicas y el no advertirle, junto con tu incapacidad de limpiarlo en el momento, te hizo sentir culpa.
Ponerte de pie no fue tan difícil como llegar a la puerta de la habitación, lugar donde una contracción te atacó y provocó que te doblaras presa del dolor. No gritaste pero tu queja fue suficiente para que  Enzo regresara corriendo y fingiendo no masajear su cadera para disipar el dolor de la caída.
-Acomodate acá, vení- te guió hacia el mueble más cercano, tu tocador, y una vez que lograste apoyarte en este comenzó a acariciar con fuerza tus costados. A través del espejo encontraste su rostro nervioso y te sorprendió que la fuerza con la que mordía su labio no lo hiciera sangrar o desmayarse.
-Respirá- le recordaste-. No pasa nada.
-Sí, tenés razón- asintió, aún conteniendo la respiración, y luego soltó una risa temblorosa-. ¿No tendría que estar tranquilizándote yo a vos…?
No fue difícil ver en sus ojos el pánico y la desolación ante un panorama desconocido, pero las palabras de calma durante el corto trayecto hasta el hospital te confirmaron nuevamente que no podías estar en mejores manos. Enzo estaba nervios, sí, pero eso no le impedía recordar que necesitabas su apoyo más que nunca.
Entre contracciones y contracciones tomó tu mano, acarició tu rostro sudoroso y continuó masajeando tu cuerpo en un intento de aliviarte. Ambos habían acordado que no recibirían acompañantes en el hospital (y tampoco los días posteriores al parto), lo cual pareció ser una buena opción una vez que la habitación en la que se encontraban comenzó a asfixiarte y aún más cuando pareció volverse increíblemente pequeña.
Cuando se aproximaban a la sala de partos Enzo encontró la fuerza suficiente para sonreírte, contenido y sereno como siempre, y besó tu frente cuando dijo:
-Vamos a tener un bebé.
La maternidad será con Enzo Vogrincic o no será...
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @llorented @recaltiente @lastflowrr ♡
52 notes · View notes
suzukis-posts · 5 months
Text
𝗜'𝗺 𝘆𝗼𝘂𝗿𝘀...
𝗠𝗔𝗡𝗝𝗜𝗥𝗢 𝗦𝗔𝗡𝗢 - 𝗕𝗢𝗡𝗧𝗘𝗡
Tumblr media
Bonten!Manjiro sano x Male!Reader
𝗔𝗗𝗩𝗘𝗥𝗧𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔: Dom!Male!Reader, degradación, estimulación, híbridos, NSFW en general.
────────────────────────────
── ¿Sabes, lo que estamos haciendo es ilegal de varias maneras? ── Dijiste observando a tu jefe mientras te bajaba los pantalones junto con tu ropa interior.
── ¿Crees que me importa? Quiero que tengamos sexo y lo quiero ahora. ── Mikey exigió, empujándote en la cama antes de sentarse encima de ti, frotando tu erección semi dura entre su trasero.
Su pequeña y linda nariz se rascaba en el sentimiento, sus orejas de conejo flotando hacia arriba y hacia abajo, su pequeña cola meneando de emoción.
── Por lo menos consigue algo de lubricante. ── Su propia cola esponjosa se movía, el hormigueo que irradiaba de ustedes dos era inmenso.
── No lo necesito, ya me preparé antes. ── Antes de poder hablar sus palabras quedaron atrapadas en su garganta por como Manjiro se hundió en tu enorme miembro.
── Tienes que ser más paciente, Manjiro espera... ── La diferencia de tamaño entre ustedes dos fue humillante para el conejito más pequeño, que apenas podía bajar y ya se sentía tan lleno.
Tus manos se asentaron en la cadera del híbrido, manteniéndolo en su lugar y admirando su pequeño cuerpo en la parte superior del tuyo.
── ¡V-Vamos M-Muévete! ── El más pequeño soltaba gemidos, moviendo su cadera en círculos con la esperanza de conseguir que tu te muevas.
El chico agarró tus orejas de zorro, tirando y frotándolas. Gemidos vinieron de tu boca, la estimulación en sus oídos, las estocadas y el tocar tus orejas lo aún encendió aún mas. Tomas a Manjiro y lo das la vuelta, agarrando sus piernas y empujándolas hasta las orejas.
── He dicho paciencia. ── Bonitos gemidos brotaron de Manjiro, no siendo capaz de manejar tu brusco movimiento. Tomaste sus piernas, obligándolos a permanecer allí mismo antes de empezar a empujar en su pequeño agujero apretado.
── ¡A-ah~! ¡E-espera~! ── No estando preparado para tus duros golpes, Manjiro se quejó, queriendo que disminuyeras la velocidad.
Una sonrisa danzó en tus labios antes de que se incliné y besó al pobre conejito, el sonido de la piel golpeando contra la piel y los ruidos húmedos de tus besos llenaron toda la habitación.
Empujas tu lengua en su boca, inmediatamente tomando el control de la dominación, sin dejar siquiera un poco de espacio para la resistencia.
Las manos de Mikey apretaron tu espalda, aplastando las uñas en tu espalda en el proceso y apretando su miembro.
Sueltas varios gemidos, dejando ir su boca en el proceso. ── Siempre tan ansioso conejito, siempre tomando lo que te doy. ── Una de tus manos exploró su pecho, jugando con sus pezones.
── S-Siempre estoy ansioso por ti... ── Él gaseó, la sensación de tu mano en su pecho lo hizo débil.
── Hmh... creo que sólo debo mantenerte como mi pequeño conejo. ¿Qué piensas de eso, eh? ── Las embestidas se hacían aún más rápidas, dejando a Manjiro con la mente en blanco.
── ¡A-Ah~! ¡Sí! ── Él se quejó, arrojando la cabeza hacia atrás. Aprovechas esta oportunidad, marcando su bonita piel con todo tipo de besos húmedos.
── Más, por favor. ── Aceptas a sus súplicas, empezando a mover tus caderas más rápido y más duro que antes, cada vez que empujas adentro Manjiro temblaba con cada empuje, siendo empujado hacia arriba cada vez.
── ¡S-se siente tan bien! ¡Ni siquiera pienses en p-parar! ── Su mente solo pensaba en como lo penetrabas, estaba en las nubes en este momento por el placer que recibía por tu parte.
── Mmm.. p-por supuesto, Manjiro... ── El nombre se deslizó tan fácilmente de tus labios, con Manjiro buscando aire.
Lo observabas de cerca, mirando cada reacción que venía del muchacho y mirando la protuberancia prominente de tu miembro dentro de él. ── Mira eso, eres tan pequeño, ni siquiera puedo tomar mi polla bien. ── Tu mano dejó su pecho, presionando fuertemente sobre la protuberancia de su estómago.
── ¡A-Ah! ¡No puedo soportarlo! ── Ríes de sus patéticos gritos, sus ojos fueron a rodar por la parte posterior de la cabeza, él puede tomar todo, es un buen conejito, dispuesto a hacer cualquier cosa por ti.
Fue muy divertido ver al jefe de Bonten deshacerse bajo tus órdenes.
57 notes · View notes
hobidess · 7 months
Text
Una tarde al lado de pa Missa
Tallulah se mantenía en el lugar de pesca favorito de Philza, realmente no sabía que debería hacer, estaba realmente aburrida y el que su papá Philza no estuviera y Chayanne haya ido a buscarlo, tampoco ayudaba. 
Veía su lindo cabello pero al mismo tiempo sentía que no era nada excepcional, su gorrito cada vez le quedaba más pequeño e incluso su ropa la sentía tan poco suya. Es decir, ya no se sentía bien con lo que tenía, quería cambiar, quería ser alguien diferente. 
— Tallulah, mi niña - escuchó justo detrás y ahí estaba su pa Missa 
— Pa Missa - lo saludó y prácticamente corrió a su encuentro para abrazarlo 
— ¿Cómo han estado todos aquí? Desperté, pero a lo mejor vuelva a dormir en un ratito - explicó con algo de vergüenza 
— Está bien, es bueno verte - contestó con una sonrisa 
— ¿Eh? Tu gorro está como que más pequeño ¿no? Ya casi no te entra - señaló quitándole un poco el gorro 
— Si, ya no me queda como antes - asintió y alzó los brazos para tomar el gorro 
— Y tu ropa tampoco te queda bien, has crecido bastante mi niña - sonrió con cariño - Creo que deberíamos conseguirte más ropa 
Missa revisó su bolsillo y se dio cuenta de que tenía dinero, no tanto como seguramente Philza tendría, pero si lo suficiente para consentir un poco a su querida niña. Así que lo decidió, ese día sería para pasar junto a Tallulah, irían de compras y animaría un poco a la pequeña. 
— Tengo que ir a comprar unas cosas al centro ¿me acompañas? - cuestionó con cuidado 
— Si - asintió contenta, pasar un día con su padre estaría bien 
Ambos, en lugar de tocar la waystone, decidieron caminar. Si había algo que le gustaba a Missa, era el simple hecho de caminar, respirar aire fresco y ver las lindas flores que habían. Tallulah era igual, le gustaba ver las flores, recoger algunas nuevas e incluso tomar algunos árboles bonitos que no tuviera aún. 
Entre varias paradas, llegaron finalmente al spawn o al centro, ahí estaban todas las tiendas y Tallulah realmente pensó que Missa tal vez compraría una warpstone, porque no sabía si su papá ya tenía una o tal vez quería una nueva mochila. 
De cualquier manera, Tallulah caminaba directamente a la tienda para los adultos, pero fue sorprendida cuando Missa le pidió que lo siguiera a otro lado primero, fueron directamente a la tienda para ellos, para los niños. 
— ¿Por qué estamos aquí? - cuestionó confundida 
— Vamos a comprarte cosas - sonrió contentó - Ropa nueva, en específico
— Pero…
— Déjame consentirte, cariño - pidió Missa y Tallulah no pudo decir algo más 
Ambos comenzaron a buscar ropa, habían muchas cosas que le llamaban la atención pero tampoco quería ser demasiado codiciosa. Simplemente se decidió por una ropa más cómoda y linda a su parecer.  
Justo antes de irse con un nuevo conjunto de ropa e incluso un nuevo gorro que combinaba perfectamente con su ropa. Vio un tinte de cabello, era algo nuevo, algo que no muchos probarían pero a ella le dio curiosidad. Entre los tintes justo había uno de color negro, observo de re-ojo a su papá y luego al tinte, lo quería pero…
— ¿También esto? - cuestionó inseguro - ¿Quieres cambiar el color de tu cabello?
— Bueno - soltó de manera nerviosa y solamente se dio la vuelta para levantar un poco su cabello, ya estaba más largo también 
Justo en la parte más cerca del cuero cabelludo, Missa pudo observar como el cabello cada vez era más oscuro y sí, si le prestaba atención a todo el cabello de Tallulah, solo las puntas estaban más claras pero entre más se acercaba al cuero cabelludo, más oscuro se ponía casi llegando a negro. 
— Oh ¿por eso no querías que te quitara el gorro? - cuestionó recibiendo un asentimiento en respuesta - Pero es normal, cariño. A veces los niños nacen con un cabello de un color claro pero mientras crecen, este se va oscureciendo. Suele suceder, es algo bastante normal
— ¿Es normal? - cuestionó aliviada 
— Claro, si quieres podemos pintar tu cabello de una vez - sonrió con emoción 
— Si quiero - asintió encantada 
— Bien, vamos entonces - animó mientras tomaba el tinte y pagaba por todo 
Esta vez no caminaron a casa, esta vez sí usaron el waystone y llegaron a su hogar en un parpadeo. 
Al entrar, fue Missa quién comenzó a preparar todo, se colocó un delantal, guantes e incluso ayudó a Tallulah a ponerse una camiseta vieja para no manchar o dañar su ropa. Todo estuvo listo en cuestión de minutos, aunque Tallulah estaba nerviosa, le pidió a su papá que no le pusiera un espejo en frente, quería que le pintara todo el cabello y después vería el resultado final. 
Después de cerca de dos horas, finalmente Tallulah estuvo lista, con su nuevo cabello y su nueva ropa, todo estaba listo. Solo hacía falta que ella viera el resultado final, en cuanto Missa la observó, sonrió con emoción, encantado de verla tan linda. 
— ¿Cómo me veo? - preguntó de manera tímida 
— Mira tú misma - instó Missa y la acercó al espejo 
Ahí se veía Tallulah en espejo, su cabello estaba más largo pero seguía rizado solo que ahora era completamente negro, como el cabello de su papá Missa. Su sombrero era muy bonito, un beanie de color lila con puntitos blancos, le recordaba a un hongo bonito. Su ropa también estaba bien, una blusa negra con una caperuza lila con toques blancos encima y una falda lila también, incluso las botas negras eran bonitas y brillantes. 
— Me veo muy bonita - admitió contenta 
— Obviamente eres bonita, muy bonita - asintió de acuerdo - Y esto solo realza tu belleza natural 
Mientras decía eso, tomaba pequeños broches en forma de estrellas y los colocaba por todo el cabello de la pequeña. Era como si el cabello de Tallulah ahora fuera un cielo nocturno con muchísimas estrellas dispersas a lo largo de él. 
— Gracias, papá - agradeció dándole un fuerte abrazo 
Missa abrazó a su pequeña y sonrió orgulloso, tal vez no era el mejor padre como lo era Philza, pero al menos podía ayudar en los momentos importantes.
Hola, nuevamente aquí traigo algo de Tallulah, lo siento pero no la puedo soltar después de ver su cambio de apariencia <3 es que esa niña merece muchas cosas buenas en su vida y qué mejor que un buen papá? Hice esto en base a unos tweets que vi, es como si cada hc me inspirara y pues tenía que escribir, a continuación les dejo los tweets.
Tumblr media Tumblr media
Ahora, lo de que un cabello claro se vuelve oscuro con el paso del tiempo, es cierto. No sé a ciencia cierta como funciona eso, pero en este caso quiero creer que fue así, el cabello de Tallulah debía ser negro sí o sí :D En fin, muchas gracias por leer <3
56 notes · View notes
flan-tasma · 8 months
Note
Hello!!, could you make a scenario of freminet and the reader having a date? How would freminet prepare for the date and how his brothers would tell him jokes about it ('u')
that's all, thanks!! ✧(。•̀ᴗ-)✧
💖~ Oh! I love when the twins get involved with Freminet, the three of them are so adorable kdhkdhd
I tried to keep it GN but in spanish I couldn't avoid putting gender to reader, so there are like two times that it is spoken as a girl, I hope you don't mind ;;;;;
Warning: Nope now💖, GN!Reader | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Spanish:
A Freminet le costó mucho tiempo para tomar el valor de invitarte a una cita, entre su silencio tímido y sus palabras que creaban mil vueltas y casi nada de sentido, casi fue un milagro que entendieras que quería tener una cita. Pero fue tan lindo, un pequeño caballero que no podía mirarte a los ojos, pero sus mejillas rosadas y su mano ligeramente temblando cuando le diste un apretón de afirmación. Cuando aceptaste casi lo viste desmayarse, pero acordaron un lugar y una fecha para la cita y se fue por el bien de su corazón que casi sale corriendo de su pecho para abrazarte.
Tenía dos días más para prepararse mentalmente para la cita, una visita a una cafetería. En su cabeza pasaron un millón de escenarios, como tomar tu mano y besar tu mejilla, imaginándose más seguro de lo que realmente era, pero deseaba hacer. Fue cuando se levantó de su cama, en dónde había estado soñando despierto durante toda la mañana, y se miró al espejo. ¿Su ropa normal era la apropiada para una cita? Él creyó que sí, se veía bien, trató de mover su boina de alguna manera diferente para resaltar más para ti. Tal vez debía conseguir flores para ti, tal vez debía comprarlas antes de que te deje en casa, así no tendrías que tenerlas todo el día, él podría cargarlas por ti incluso. Conseguiría un ramo que combinara con tu atuendo ese día, ¿así te gustaría más? Y en ese momento te imaginó sonriendo con emoción por la cita como él ahora, eligiendo un conjunto bonito para salir.
"T-te ves..." Trató de pensar en la palabra adecuada para un cumplido, se sonrojó al siquiera pensar que tendría que hacerlo frente s frente, por lo que se miró en su espejo. "Te ves muy bi-bien... No es como si solo hoy te vieras bien, todos los días te vea bien, pero hoy yo... Ah, no... ¿Tus zapatos son nuevos? Se ven muy bonitos en ti- ¿Y si no son zapatos nuevos? Tal vez no debería decir eso. Tu peinado es precioso, me gusta tu rostro- ¡Agh, no! ¿Y si cree que soy raro?"
"¿Quién creería que eres raro?" Lyney había pasado por ahí, buscando al buzo, y ahora sonreía mientras se apoyaba en el marco de la puerta. "Oh, (T/N), el día de hoy su imagen se ve particularmente exquisita bajo el sol de Fontaine. Su gloriosa presencia me hace derretir."
"¡Lyney!" El menor se cubrió el rostro y arregló su boina sobre su cabeza, casi muriendo de vergüenza sobre su mismo lugar. "Toca antes de entrar."
"¿Y perderme de esto? Oh, Freminet, no puedes pedirme eso." El mago tomó asiento en la cama del chico junto a una sonrisa. "No sabía que ya habías crecido tanto, tendré que darte una charla muy importante: El amor es-"
"No necesito una charla. Lyney, por favor, vete."
"Está avergonzado." Cuando Freminet escuchó la voz de su hermana casi cae al suelo por el susto, pero ahí estaba su tranquila hermana mayor, mirándolo y compadeciendo su situación. "Sigue tomando valor para mañana."
"Y no nos dijo, Lynette. Esto suena como una traición." Freminet decidió que podía morir en ese mismo lugar, dejar que toda su preocupación se fuera de su cuerpo y esperar que no lloraras porque tu cita te dejó por querer estar muerto. Sus mejillas rojas no se veían porque se cubrió el rostro por completo. "Si necesitabas ayuda para tu cita podrías habernos pedido ayuda, estamos aquí para tranquilizarte y recordarte que (T/N) seguramente siente lo mismo por ti."
Sus palabras se quedaron en su mente, rondando y tirando todo a su paso mientras se imprimían en sus pensamientos. Existía la posibilidad de que te guste, pero lo veía tan lejano que ahora solo quería meterse bajo sus sábanas y no salir hasta que olvidaras que existía. Trató de tomar valor y miró a su hermano en busca de alguna ayuda para que lo que dijera se hiciera realidad.
Y así llegó la esperada cita. Las recomendaciones de Lyney daban vueltas en los recuerdos de Freminet mientras te veía llegar al sitio de la cita, sonrió y se armó de valor. Paso uno para tener pareja: Debes ser cordial.
"B-buenos días..." Estaba listo para soltar un cumplido a tu elección de atuendo hasta que lo saludaste con un beso en la mejilla, todo se había derrumbado y sus mejillas se sonrojaron a más no poder, perdiendo su capacidad de habla. Tu saludo fue casi una burla para él, avergonzándolo y haciendo que baje la mirada, susurrando lo bonito que era tu nueva blusa y haciéndote sonreír.
Las cosas podían mejorar, pensó que podía remontar cuando pidieron algo en la cafetería. No estaba muy seguro de cómo pero algo se le ocurriría. Te preguntó por el día anterior, deseando oírte decir que estabas emocionada por la cita, pero se encontraron platicando como siempre acerca de esa nueva tienda de juguetes que había abierto hace poco. Su plan inicial era decirte que estaba feliz de estar contigo hoy, que lo había esperado con ansias y besar tu mano, pues el segundo paso era mostrar interés, pero poco a poco el plan fue olvidado al verte hablar del pequeño gato mecánico que podía caminar. Te escuchó en silencio mientras sonreía y se olvidaba poco a poco que, supuestamente, debía mostrar interés, y así el tiempo en cafetería se acabó y se encontró a sí mismo caminando contigo a la playa.
"Cierto, yo..." Trató de hablar, pero tu mirada tan feliz lo llevó a cualquier otro lado menos a algún lugar donde piense en lo que realmente debía hacer. El sol de la tarde los iluminaba, él tenía tus zapatos en sus manos porque querías caminar más a gusto por la arena. Tu atención estaba totalmente en él y eso lo puso nervioso, todas las posibles líneas coquetas que Lyney la había dicho antes se le habían ido. No existía más que solo tu, luciendo tan contenta frente a él con el mar detrás de ti. "Agradezco que hayas dicho que sí. Yo... realmente quería invitarte antes."
"Y yo esperé a que lo hicieras." El corazón de Freminet palpitó a mil kilómetros por segundo. "Realmente me gustas mucho."
Y casi sintió que se desmayó. Que buena primera cita, la primera de muchas.
Tumblr media
English:
It took Freminet a long time to get the courage to ask you out on a date, between his timid silence and his words that created a thousand twists and turns and almost no meaning, it was almost a miracle that you understood that he wanted to go on a date. But he was so cute, a little gentleman who couldn't look you in the eyes, but his cheeks were rosy and his hand was shaking slightly when you gave him an affirming squeeze. When you accepted you almost saw him faint, but they agreed on a place and date for the date and he left for the sake of his heart that almost ran out of his chest to hug you.
He had two more days to mentally prepare for the date, a visit to a cofé. A million scenarios ran through his head, like holding your hand and kissing your cheek, imagining himself more confident than he really was, but wanted to do. It was when he got up from his bed, where he had been daydreaming all morning, and looked in the mirror. Were his normal clothes appropriate for a date? He thought so, he looked good, he tried to move his beret in some different way to stand out more to you. Maybe he should get flowers for you, maybe he should buy them before he drops you off at home, so you wouldn't have to have them all day, he could even carry them for you. He would get a bouquet that matched your outfit that day, so would you like it better? And at that moment he imagined you smiling with excitement about the date like he is now, choosing a nice outfit to go out with.
"Y-you look..." He tried to think of the right word for a compliment, he blushed at even thinking that he would have to do it in front of him, so he looked at himself in the mirror. "You look very nice... It's not like just today you look good, every day I see you good, but today I... Oh, no... Are your shoes new? They look very nice on you- What if they aren't new shoes? Maybe I shouldn't say that. Your hairstyle is beautiful, I like your face- Ugh, no! What if they thinks I'm weird?"
"Who would think you're weird?" Lyney had walked by, looking for the diver, and now he was smiling as he leaned against the door frame. "Oh, (Y/N), today the image of you looks particularly exquisite under the Fontaine sun. Your glorious presence makes me melt."
"Lyney!" The youngest covered his face and arranged his beret on his head, almost dying of shame on his own head. "Knock before entering."
"And miss out on this? Oh, Freminet, you can't ask me that." The magician took a seat on the boy's bed with a smile. "I didn't know you had already grown so much, I will have to give you a very important talk: Love is-"
"I don't need a chat. Lyney, please leave."
"He is ashamed." When Freminet heard his sister's voice he almost fell to the ground from fright, but there was his calm older sister, looking at him and pitying his situation. "Keep taking courage for tomorrow."
"And he didn't tell us, Lynette. This sounds like a betrayal." Freminet decided that he could die right there, let all his worry leave his body, and hope that you wouldn't cry because your date left you for wanting to be dead. His red cheeks couldn't be seen because he covered his face completely. "If you needed help for your date you could have asked us for help, we are here to reassure you and remind you that (Y/N) surely feels the same way about you."
His words stayed in his mind, hovering and knocking over everything in his path as they imprinted themselves on his thoughts. There was a possibility that you might like him, but he saw it as so far away that he now just wanted to get under his covers and not come out until you forgot he existed. He tried to take courage and looked at his brother for some help to make what he said come true.
And so the long-awaited appointment arrived. Lyney's recommendations were spinning in Freminet's memories as he watched you arrive at the meeting place, he smiled and steeled himself. Step one to have a partner: You must be cordial.
"G-good morning..." He was ready to compliment your choice of outfit until you greeted him with a kiss on the cheek, everything had collapsed and his cheeks blushed bright red, losing his ability to of speech. Your greeting was almost a mockery to him, embarrassing him and making him look down, whispering how pretty your new shirt was and making you smile.
Things could get better, he thought he could turn things around when you ordered something in the café. He wasn't quite sure how but something would occur to him. He asked you about the day before, wanting to hear you say that you were excited about the date, but you found yourself chatting as usual about that new toy store recently opened. His initial plan was to tell you that he was happy to be with you today, that he had been looking forward to it and to kiss your hand, because the second step was to show interest, but little by little the plan was forgotten when he saw you talking about the little mechanical cat that could walk. He listened to you in silence as he smiled and slowly forgot that he was supposed to show interest, and just like that the time at the cofé shop was over and he found himself walking with you to the beach.
"Right, I..." He tried to speak, but your happy look took him anywhere but somewhere where he thought about what he really had to do. The afternoon sun illuminated you, he had your shoes in his hands because you wanted to walk more comfortably on the sand. Your attention was completely on him and it made him nervous, all the possible flirtatious lines Lyney had said to her earlier were gone. There was nothing but you, looking so content in front of him with the sea behind you. "I appreciate you saying yes. I... I really wanted to invite you earlier."
"And I waited for you to do it." Freminet's heart beat a thousand miles per second. "I really like you so much."
And he almost felt like he fainted. What a good first date, the first of many.
66 notes · View notes
pablotorresgf · 2 months
Text
I’AM- Pablo Gavi (versión español)
Aviso: ¡angustia! (¿Estamos sorprendidos?) La canción empieza en el minuto 0:56 para que las letras coincidan. ¡Por favor, recuerden que todavía estoy tratando de ganar confianza en mi escritura otra vez! ¡Gracias! Igual esto está escrito en español Argentina, no español de España!
Tumblr media
Estás sentada en tu departamento, mirando tu teléfono. Es tarde, y el silencio de la noche se siente asfixiante. El último mensaje de Pablo aún te persigue, las palabras se repiten en tu mente como un disco rayado. "Ya no sentía lo mismo que antes." Ni siquiera pudo decírtelo en la cara, ni siquiera tuvo esa cortesía. Estuvo distante durante meses, enfocándose completamente en el fútbol, en su carrera. Intentaste ser comprensiva, entender, pero cada llamada ignorada, cada mensaje sin respuesta, fue desgastando tu paciencia. Y cuando finalmente lo admitió, admitió que ya no sentía lo mismo, te rompió.
"Me alejé porque vos no te fuiste. Quería estar tranqui, no lo entendiste."
No entendiste porque él nunca lo explicó. Querías estar ahí para él, pero él veía tu presencia como una carga, una distracción de sus metas. Pensaba que intentabas controlarlo, manipularlo. Pero todo lo que querías era amarlo, y ser amada a cambio.
Las noches son lo peor. La cama se siente más vacía, más fría. Te acurrucás, tratando de encontrar consuelo en el silencio, pero solo amplifica tu tristeza. "Ni la luna vino a verme. Perra, duermo en paz, pero estoy más triste." Querés odiarlo por llamarte así, pero el dolor es demasiado crudo, demasiado abrumador para dejar espacio a la rabia. Deslizás el dedo por tu lista de reproducción, cada canción es un recordatorio doloroso de lo que tuviste, de lo que perdiste. "Me identifiqué con letras antiguas que antes no me hacían tan mal." Las canciones que antes escuchaban juntos ahora duelen con cada nota. Las apagás, incapaz de soportar los recuerdos que traen.
Recordás las peleas, su fría indiferencia, y tus intentos desesperados por hacer que las cosas funcionaran. Él nunca quiso cambiar, nunca quiso comprometerse. "No quería cambiar para gustarte. ¿Soluciones? Manipularme." Ahora te das cuenta de que nunca te amó de verdad, no de la manera en que vos lo amabas. Querías creer en él, en lo que tenían, pero todo fue una ilusión.
"¿Quién podría seguir? Vos querías la razón. Yo amarte, qué corazón cobarde." Te llamó cobarde, pero él es quien no pudo enfrentar la verdad, quien no pudo admitir sus propios errores. Querías creer que todavía había esperanza, que las cosas podían arreglarse. Pero él ya se había ido, mucho antes de decir esas palabras.
Tus amigas te dicen que sigas adelante, que encuentres a alguien que te valore. Pero no es tan simple. Estás llena de canciones que ahora llevan su nombre, cada una un recordatorio doloroso de lo que perdiste. "‘Toy lleno de temas que ahora sí tienen tu nombre, menos el que dice 'M.A.i'."
Te quedás ahí, el silencio pesado y opresivo. Sabés que tenés que dejarlo ir, pero el dolor es demasiado reciente, las heridas demasiado profundas. El amor que tenías, o que creías tener, ahora es solo una serie de recuerdos dolorosos. Cerrás los ojos, tratando de encontrar algo de paz, pero solo encontrás el vacío que él dejó.
Y así te quedás, con lágrimas empapando la almohada, deseando que las cosas hubieran sido diferentes, deseando que se hubiera quedado. Pero no lo hizo, y ahora te toca recoger los pedazos de un corazón roto, sola en la oscuridad.
19 notes · View notes