#De Latouche
Explore tagged Tumblr posts
Text
god forbid women do anything
63 notes
·
View notes
Photo
Gaston de Latouche, Spirits of the Night
489 notes
·
View notes
Photo
In the Garden, 1898. by Gaston de Latouche (1898, oil painting)
#art#artwork#kunst#kunstwerk#gaston de latouche#flowers#blumen#garden#garten#woman#frau#plants#pflanzen#nature#natur#flora#botanic#botanik#oil painting#ölgemälde#post impressionism#post impressionismus#floral art#floral art print
14 notes
·
View notes
Photo
Under the Tree, by Gaston de Latouche
#gaston de latouche#latouche#under the tree#tree#swan#lake#boat#enjoy#calm#leafs#canvas#post impressionism#horse chestnut#chestnut#female#woman#warm light#red hair#french#artist#artwork#kunstwerk#water
8 notes
·
View notes
Photo
Amber Tree :: atouche, gaston de - Spirits of the Night
Gaston de Latouche 1854-1913 Frankrijk
* * * *
“[...] for it was the approaching dawn that held him in its spell, that 'promise kept each morning' that the earth, along with the town and his own person, would emerge from beneath the shadow of the night, and that the delicate glimmer of dawn would yield to the bright light of day...” ― László Krasznahorkai, The Melancholy of Resistance
[alive on all channels]
#Gaston de Latouche#László Krasznahorkai#dream world#quotes#Alive On All Channels#spirits of the night
17 notes
·
View notes
Photo
Very excited to see you soon to feel your skin under my lips
The Engagement, 1899 by Gaston de Latouche (French, 1854–1913)
955 notes
·
View notes
Video
youtube
Apuntes sobre género V.O.S.E. | Soy Cámara
Esta pieza reúne algunos testimonios sobre el pensamiento feminista y cuestiones de género, como vías de argumentación para todo aquel que se interese por estos asuntos y la justicia social en general. Desde Herbert Marcuse ("El hombre unidimensional") pasando por Pierre Bourdieu ("La dominación masculina") y Miguel Brieva ("Dinero"), hasta Bell Hooks ("Soul Sister: Women, Friendship, and Fulfillment") o Daniel Dennet. Guion y realización: Félix Pérez-Hita Idioma: castellano, inglés, francés - Subtítulos: castellano Duración: 21 min
#youtube#gender#género#herbert marcuse#dia de la mujer#dia de la dona#chicho sanchez ferlosio#pierre bourdieu#robin morgan#rita hayworth#vandana shiva#serge latouche#felix perezhita#Félix Pérez-Hita#Soy Cámara
0 notes
Text
Decrecionismo y (eco)socialismo. ¿Perspectivas afines o en disputa ante la crisis ecológica?
Por Esteban Mercatante
Fuentes:
La izquierda diario
En este artículo presentamos una mirada sobre los planteos decrecionistas como respuesta a los desastres ambientales producidos por el capitalismo, e interrogamos sus propuestas desde una perspectiva ecosocialista revolucionaria.
Los desastres ambientales en múltiples dimensiones que viene produciendo el capitalismo, cuyos efectos vienen resultando cada vez más devastadores, dieron un –necesario– sentido de urgencia a las discusiones de cómo encararla. La rutina de reuniones internacionales en las que los representantes estatales realizan performances en las que se muestran preocupados, para después realizar compromisos apenas cosméticos respecto del nivel de emergencia –especialmente en materia de emisiones de carbono, pero lo mismo vale para muchos otros planos–; el lavado de cara verde que realizan numerosas firmas con campañas que sirven sobre todo –y a veces únicamente– de marketing para estimular un crecimiento de ventas, y el negacionismo del cambio climático que impera en sectores ligados a la extrema derecha (como el trumpismo en EE. UU. o Javier Milei en la Argentina), actuaron de ariete para la puesta en discusión de alternativas que se proponen ser más disruptivas. Entre ellas se ubica el planteo decrecionista, que plantea que es necesario desescalar de manera urgente y voluntaria la producción y el consumo, a través de cambios profundos en la manera en la que estos procesos se llevan a cabo. Desescalar, básicamente en los países ricos, es la única manera para reducir la emisión de gases, pero también los efectos que tiene sobre los ecosistemas la extracción de recursos que hoy supera holgadamente la capacidad que tiene la naturaleza para reponerlos. La discusión del decrecionismo no es nueva. Sus antecedentes se remontan por lo menos hasta La ley de la entropía y el proceso económico de Nicholas Georgescu-Roegen, de 1970-71. André Gorz en la década de 1980 planteó abiertamente la necesidad de que la economía de los países ricos, imperialistas, decreciera, para recuperar un sendero sostenible. Wolfgang Harich también habló en los ‘70 de una perspectiva de “comunismo sin crecimiento” que asociaba necesariamente a un régimen autoritario, noción esta última con las que polemizó Manuel Sacristán (sin rechazar este último la idea de que un régimen comunista debiera ser decrecionista, pero sin renunciar nunca a la posibilidad de una perspectiva de “democratismo radical directo”) [1].
Pero fue, sobre todo en las últimas dos décadas, gracias a las contribuciones de autores como Serge Latouche y a la luz del recrudecimiento de las señales de emergencia ecológica, que esta perspectiva ganó terreno.
En los pa��ses desarrollados, responsables casi exclusivos de los mayores trastornos ambientales, empezando por la emisión de gases acumulada en doscientos años de acumulación capitalista, el decrecionismo se ha vuelto una mirada de gran consenso en sectores activistas y académicos ligados a las problemáticas ecológicas desde perspectivas críticas –es decir, entre quienes no adscriben a la noción de que puede ser viable un “capitalismo verde”, con sus soluciones para los problemas ambientales a la medida del sostenimiento de la ganancia y de la acumulación de capital–.
El crecimiento como ideología
El blanco principal del decrecionismo, como su nombre lo indica, es el crecimiento económico. El PBI como indicador económico cargado de ideología es un punto de partida de casi todos los tratados que se ubican en esta corriente. Encontramos un importante espacio dedicado a revelar la construcción selectiva que produjo este índice, que identifica “la economía” con la producción de mercado y otras esferas como los servicios prestados por sector público, mientras deja afuera otras –como el trabajo doméstico–. Al mismo tiempo, se deconstruye la idea de que el crecimiento económico continuado, medido en términos de un Producto Bruto Interno siempre en aumento está necesariamente asociado a una mejora del bienestar. Por empezar, como nos recuerda Jason Hickel en el libro cuyo libro Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará el mundo, recientemente editado en español por Capitán Swing, durante la mayor parte de la historia del capitalismo, “el crecimiento no trajo mejoras en el bienestar en las vidas de la gente común; de hecho, hizo todo lo contrario” [2]. La “acumulación originaria”, que Karl Marx aborda en el Capítulo XXIV de El capital para recordarnos que el capitalismo llegó al mundo “chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies” [3], con su “liberación” del campesinado que dejaba de disponer de medios directos para su reproducción, creó las bases para poder imponer a la fuerza de trabajo, en Inglaterra primero y luego en el resto de Europa, largas jornadas laborales. El hacinamiento en las ciudades y la insalubridad laboral contribuyeron a un aumento de la mortalidad y reducción de la esperanza de vida. Esta misma “acumulación originaria” tuvo como presupuesto el colonialismo, que devastó poblaciones de África, América Latina, y Asia. La “correlación” entre crecimiento y bienestar se puede observar recién desde mediados del siglo XIX en Europa, y más tarde en otras geografías. Pero, incluso entonces, la mejora en muchos indicadores como la reducción de la mortalidad por enfermedades, la mortalidad infantil, y el aumento de la esperanza de vida, se debió menos al crecimiento que la aplicación extendida de medidas sanitarias básicas, como el acceso a agua potable y cloacas [4]. Sin embargo, el principal argumento es que, pasado un determinado umbral de PBI per cápita, este correlato se disocia, e incluso puede haber casos en los que “más es menos”. Hickel argumenta que “la relación entre PBI y bienestar humano se despliega en una curva de saturación, con retornos decrecientes pronunciados: después de un cierto punto, que las naciones de altos ingresos han superado hace rato, más PBI adhiere poco o nada al florecimiento humano” [5].
Algunos autores, como Latouche, refuerzan la crítica a la asociación entre riqueza –en un sentido amplio– con PBI, apelando a la experiencia –truncada por la fuerza por la imposición de políticas procapitalistas– en los países dependientes y semicoloniales (hablando en nuestros términos, no en los del autor que más bien se refiere al mundo “no occidental”): la ideología del crecimiento y del “desarrollo” (entendido siempre bajo los términos capitalistas impuestos por las potencias imperialistas) se usó como vara para tildar de pobres a sociedades en las que la reproducción estaba ampliamente organizada bajo formas de subsistencia no capitalistas, que eran sustentables en su relación con la naturaleza. La “pobreza” en términos de PBI –que quedaba magnificada por el limitado desarrollo de la esfera mercantil que podía medirse con este indicador pero resultaba más discutible con otras medidas más cualitativas de la satisfacción de necesidades– apuntaba a “remediarse” a través del impulso de las medidas “necesarias” para iniciar el camino del “desarrollo” bajo los lineamientos de las agencias internacionales, que no eran otra cosa que políticas de desposesión que abrían el paso a la acumulación capitalista. Acumulación que, bajo las condiciones de dependencia, produjo cualquier cosa menos desarrollo en casi todos los casos y que, al abrirse paso mediante la desarticulación de las formas de reproducción social preexistentes, no capitalistas, produjo un aumento de la pobreza en gran escala en estas sociedades. En el planteo de Latouche puede haber alguna inclinación a romantizar aspectos de las relaciones de producción no capitalistas, pero es indiscutible el resultado de los programas de ajustes y reformas estructurales implementados bajo mandato del FMI y el Banco Mundial en el mundo periférico.
¿Por qué el decrecionismo toma la crítica a la meta del crecimiento perpetuo del PBI como punto de partida? Básicamente porque, afirman varios autores de esta corriente, este objetivo –ligado a otro concepto con connotaciones todavía más positivas, el de “desarrollo”– es el que ordena todas las herramientas de política económica al menos desde las primeras décadas del siglo XX.
El ya mencionado Jason Hickel, es más específico: el problema no es el crecimiento en sí, sino la ideología del crecimiento, “la búsqueda del crecimiento por sí mismo, o por el bien de la acumulación de capital, en lugar de satisfacer necesidades humanas concretas y objetivos sociales” [6]. Esta pulsión está inscripta en la lógica básica de funcionamiento del sistema capitalista, en el que “el dinero se convierte en ganancia que se convierte en más dinero que se convierte en más ganancia […] Para los capitalistas, la ganancia no es solo dinero al final del día, que se utilizará para satisfacer alguna necesidad específica: la ganancia se convierte en capital. Y el punto central del capital es que debe reinvertirse para producir más capital. Este proceso nunca termina” [7]. Este autor se distingue por plantear de manera más clara que otros decrecionistas la necesidad de un horizonte anticapitalista, y considera claramente que el crecimiento es una pulsión inevitable de este sistema, y por ende que para decrecer la economía hay que ir más allá del capitalismo. No obstante, comparte con la corriente poner el foco en atacar la compulsión al crecimiento como cuestión nodal.
Y este objetivo de mantener el crecimiento sin pausa del PBI se está, literalmente, devorando el planeta.
PBI per cápita y huella material
El crecimiento del PBI no ocurre en el vacío; toda producción social es un proceso material. El crecimiento infinito del PBI significa un aumento también sin fin de la utilización de materiales, apropiados de la naturaleza, y de generación de desechos. No faltan entonces motivos para plantear que la hipertrofia de los aparatos de producción capitalista de los países imperialistas, orientados a una perpetua acumulación acrecentada de valor que se consigue a través de procesos de producción material que ocurren en escala necesariamente acrecentada, alcanzó niveles insostenibles en relación con los límites biofísicos del planeta. Una reorganización en gran escala de la producción en estas economías, para reorientarla hacia la satisfacción sostenible de las necesidades sociales de la mano de una reducción de la jornada de trabajo, tendrá que pasar inevitablemente por el desescalamiento de numerosas ramas de la producción –cuestión que con el desarrollo de las cadenas globales de valor implica reorganizaciones que atraviesan fronteras, lo que le otorga otra complejidad–.
Hickel repasa muchos de los indicadores que ilustran los trastornos generados por este crecimiento de los procesos materiales de producción, y la manera drástica en que se aceleraron. Vale la pena detenerse en ellos.
El consumo de materias primas pasó de 7 mil millones toneladas en 1900, a 14 mil millones poco antes de mediados de siglo. Pero desde 1945 hasta hoy creció hasta más de 100 mil millones de toneladas. Al ritmo actual, observa Hickel, vamos encaminados a superar las 200 mil millones de toneladas para 2050, cuando algunos estudios estiman que lo manejable para el planeta –lo que puede extraerse sin dañar de manera irreversible a los ecosistemas– equivale a 50 mil millones de toneladas. Es decir, la mitad de lo que se extrae actualmente. La ONU estima que el 80 % de la pérdida de biodiversidad global se debe a la extracción material [8].
El cambio climático, impulsado por las emisiones de los combustibles fósiles, responde a la misma mecánica. “¿Por qué estamos quemando tanto combustible fósil en primer lugar? Porque el crecimiento económico requiere energía. Durante toda la historia del capitalismo, el crecimiento siempre ha causado un aumento en el uso de energía” [9].
Pero las responsabilidades por este estado de cosas están claramente localizadas geográficamente. El tamaño del PBI per cápita está muy asociado al consumo de materias primas por persona y al impacto ambiental de conjunto. La huella material en los países de bajos ingresos (su consumo de materias primas) es de 2 toneladas por persona por año. Los países de ingresos medianos bajos consumen alrededor de 4 toneladas por persona, y los países de ingresos medianos altos consumen alrededor de 12. Los países desarrollados, de ingresos altos, consumen alrededor de 28 toneladas por persona por año, en promedio. Hickel observa que “un nivel sostenible de huella material, expresado en términos per cápita, es de unas 8 toneladas por persona. Las naciones de altos ingresos superan ese límite casi cuatro veces” [10].
Este exceso tiene consecuencias en variadas dimensiones. “Aumentar la extracción de biomasa significa arrasar bosques y drenar humedales. Significa destruir hábitats y sumideros de carbono. Significa agotamiento del suelo, zonas muertas del océano y sobrepesca. Aumentar la extracción de combustibles fósiles significa más emisiones de carbono, más descomposición del clima y más acidificación de los océanos. Significa más remoción de cimas de montañas, más perforación en alta mar, más fracking y más arenas bituminosas. Aumentar la extracción de minerales y materiales de construcción significa más minería a cielo abierto, con toda la contaminación aguas abajo que conlleva, y más automóviles, barcos y edificios que demandan aún más energía. Y todo esto conlleva más residuos: más vertederos en el campo, más tóxicos en nuestros ríos y más plásticos en el mar” [11].
El problema con el crecimiento económico, afirma Hickel, “no es solo que nos quedemos sin recursos en algún momento”, que era como tendía a presentar la cuestión el informe Los límites del crecimiento presentado por el Club de Roma en 1972. El problema “es que degrada progresivamente la integridad de los ecosistemas” [12]. El autor se apoya en trabajos recientes, como el presentado en 2009 por Johan Rockström, James Hansen y Paul Crutzen que desarrolla el concepto de “límites planetarios”. La biosfera de la Tierra “es un sistema integrado que puede soportar presiones significativas, pero pasado cierto punto comienza a descomponerse” [13]. Basándose en datos de la ciencia de los sistemas terrestres, identificaron nueve procesos potencialmente desestabilizadores que tenemos que mantener bajo control para que el sistema permanezca intacto. Estos son: el cambio climático; la pérdida de biodiversidad; la acidificación de los océanos; los cambios en el uso del suelo; los ciclos del nitrógeno y del fósforo; el consumo de agua dulce; la carga de aerosoles atmosféricos; la contaminación química y la destrucción de la capa de ozono. Los científicos han estimado “límites” para cada uno de estos procesos. Por ejemplo, la concentración de carbono atmosférico no debería sobrepasar las 350 ppm si el clima se mantiene estable (cruzamos ese límite en 1990 y hoy supera los 415 ppm); la tasa de extinción no debe exceder las diez especies por millón por año; la conversión de tierras boscosas no debe exceder el 25 % de la superficie terrestre de la Tierra; etcétera. “Estos límites no son límites ‘duros’, en sentido estricto. Cruzarlos no significa que los sistemas de la Tierra se apagarán de inmediato. Pero sí significa que estamos entrando en una zona de peligro en la que corremos el riesgo de desencadenar puntos de inflexión que eventualmente podrían conducir a un colapso irreversible” [14].
Son muy interesantes y pertinentes las páginas que Hickel dedica a desmontar las nociones de que pueda haber un “capitalismo verde”; o, en otros términos, de que puedan desarrollarse soluciones tecnológicas que puedan eventualmente hacer compatible el crecimiento económico continuado con un metabolismo socionatural equilibrado. Muchas de estas soluciones se centran en el problema de las emisiones de carbono, proponiendo soluciones que puedan absorberlo. De hecho, en la idea de que pueda implementarse en un plazo no muy lejano una tecnología de este tipo, se basan las proyecciones del acuerdo de París de que, con los compromisos de emisiones realizados por los distintos países (que no dan visos de cumplirse) la temperatura aumente “solamente” 1,5 grados a finales del siglo. Sin una tecnología de absorción de carbono, el aumento sería del doble con el nivel de emisiones proyectadas. El problema es que una tecnología de este tipo, aún si fuera realmente viable para absorber todas las emisiones (algo que no está probado ni técnica ni económicamente) requeriría construir decenas de miles de fábricas dedicadas a esto. Un trastorno ecológico formidable.
La energía “verde”, como puede ser una matriz basada en generación solar y eólica, si se pone en función de sostener el crecimiento “verde” también es garantía de desastres. Como observa Hickel, la explotación de litio para producir baterías “apenas está comenzando y ya es una catástrofe [15].
Hickel desmonta de manera implacable muchos de estos mitos, sin renunciar de plano a la idea de que ciertos desarrollos tecnológicos –desembarazados de la lógica capitalista que guía hoy a la innovación– deban ser parte de la respuesta a los desastres ambientales.
¿Más allá del capital?
A remediar los trastornos en las condiciones materiales que ha producido y seguirá profundizando el “crecimiento compuesto” del PBI es que apunta el decrecionismo.
El nombre en el que se embanderan, y las diatribas –bien fundamentadas– contra las ideologías que rodean al PBI como indicador excluyente, podrían llevarnos a concluir que el planteo decrecionista se reduce –nada más ni nada menos– que en una reducción del tamaño de la economía. Si así fuera, todo el planteo se reduciría a poner en el centro un aspecto cuantitativo, o “técnico”, un medio, sin ligazón con aspiraciones claras de una transformación social más amplia. Pero no es este el caso.
Giorgos Kallis especifica que la meta no es simplemente la reducción del PBI, sino que esta sería más bien una consecuencia de las transformaciones buscadas. “El objetivo del decrecimiento no es hacer que el crecimiento del PIB sea negativo. En términos económicos, el decrecimiento se refiere a una trayectoria en la que el “rendimiento” (energía, materiales y flujos de desechos) de una economía disminuye mientras que el bienestar mejora. La hipótesis es que el rendimiento decreciente vendrá con toda probabilidad con el producto decreciente, y que estos solo pueden ser resultados de una transformación social en una dirección igualitaria” [16].
En todos los trabajos encontramos la idea de que son necesarios cambios muy agudos en las formas de producción y consumo. La idea de una nueva sociedad está presente incluso en los autores que son más ambivalentes respecto de la necesidad de terminar con el dominio del capital. Según Latouche
El decrecionismo es fundamentalmente anticapitalista. No tanto porque denuncia las contradicciones y las limitaciones ecológicas y sociales del capitalismo como porque desafía su ’espíritu’, en el sentido que Max Weber ve el “espíritu del capitalismo” como una condición previa para su existencia Si bien es posible, en abstracto, concebir de una economía ecológicamente compatible con la existencia continuada de un capitalismo de lo inmaterial, esa perspectiva es poco realista cuando se trata de lo imaginario fundamentos de una sociedad de mercado, a saber, el exceso y el desenfreno (pseudo-)dominación. Un capitalismo generalizado no puede sino destruir el planeta de la misma manera que está destruyendo la sociedad y cualquier otra cosa que sea colectiva [17].
El problema es que no hay equivalencia entre aquello que se quiere desmantelar, y lo que se propone construir. Se pretende que podrá venir el final de un modo de producción a través de la imposición del decrecionismo. Pero este último, por más que se afirme que es mucho más que una postura negativa respecto del crecimiento económico, no termina de delinear una hoja de ruta coherente para subvertir las bases del capitalismo.
Kallis compara en Degrowth las propuestas realizadas por distintos exponentes del decrecionismo. Algunas de las principales que encontramos son:
– volver a tener una huella ecológica menor recortando consumos intermedios (transporte, energía, envases, publicidad); – aplicar impuestos que graven la contaminación; – poner fin a la obsolescencia programada; – relocalizar actividades priorizando la escala urbana; – revitalizar la agricultura campesina; – transformar ganancias de productividad en reducción de jornada y creación de empleo; – incentivar la “producción” de bienes relacionales, como la amistad y vecindad – limitar el rango de desigualdad en la distribución del ingreso con un ingreso mínimo y un ingreso máximo; – cortar el desperdicio de energía por un factor de 4; – imponer sanciones por gastar en publicidad; – declarar una moratoria en innovación tecnocientífica; – desmercantilizar los bienes públicos y expandir los comunes; – establecer un jubileo de deudas; – aplicar un impuesto global sobre transacciones financieras, ganancias transnacionales, un impuesto global a la riqueza, un impuesto sobre las emisiones de carbono y un impuesto sobre los residuos nucleares altamente activos; – rerregular el comercio internacional con el objetivo de alejarse del libre comercio, y restringir la libre movilidad de capitales; – degradar a la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el FMI [18].
Es indudable que muchos de estos planteos atentan contra la viabilidad del capitalismo. Otros, no incompatibles per se con los imperativos básicos de este modo de producción, apuntan contra algunos de los pilares fundamentales que conquistó la clase dominante durante las décadas de ofensivas bajo la ideología neoliberal. Pero, aunque pueda ser un conjunto de propuestas destinados a generar una movilización en favor del decrecimiento, están esencialmente planteadas –y pensadas– como un programa de reformas a ser implementadas por el Estado capitalista, garante de las relaciones de producción que tienen su fundamento en el sostenimiento del crecimiento de la acumulación de valor (y de producción material).
Esta limitación resulta inevitable, ya que hay una contradicción no resuelta entre las intenciones anticapitalistas y la renuencia a plantear abiertamente una estrategia que ataque el principal centro de gravedad del capitalismo: la propiedad privada de los medios de producción. Latouche es explícito en cuestionar cualquier noción de que los objetivos decrecionistas deban alcanzarse a través de una socialización generalizada de los medios de producción. Por el contrario, sostiene que “eliminar a los capitalistas, proscribir la propiedad privada de los medios de producción y abolir la relación salarial o acabar con el dinero” todo lo que hará es “sumergir a la sociedad en el caos, y no podría hacerse sin usar el terror a gran escala” [19]. Latouche, pero también Kallis, apuntan que el “socialismo realmente existente” fue productivista, y extienden esto a todas las principales corrientes del marxismo, incluyendo al trotskismo. Hay una cierta incongruencia entre el reconocimiento que encontramos en autores decrecionistas de que los países que no pertenecen al selecto club de los ricos tienen derecho a invertir esfuerzos en elevar las condiciones de vida, mientras se achaca sin distinción el mote de “productivismo” a pensadores marxistas que en muchos casos no bregaban por un crecimiento sin fin, sino por superar los problemas del atraso en países que eran a todas luces pobres y con estructuras económico sociales distorsionadas por el lastre imperialista. Dicho esto, es innegable que para la burocracia estalinista en la URSS y en Europa del Este, así como para el maoísmo, el productivismo dominó la planificación económica, y la búsqueda del desarrollo estuvo acompañada de numerosos desastres ambientales que podrían haberse evitado. También podemos observar, aún hoy, la existencia de fuertes impulsos productivistas en corrientes y autores marxistas y socialistas. Pero basarse en esto para dar por cerrada cualquier perspectiva de salida anticapitalista y socialista, es cerrar la única puerta que pude sacarnos de las encerronas del capitalismo y su impulso al crecimiento sin fin con miras a la ganancia.
Se trata de una cuestión de estrategia, pero también de los actores llamados a intervenir para favorecer una perspectiva decrecionista. El “sujeto” es la ciudadanía, ante la cual es necesario librar una batalla por la opinión para movilizarse ante el Estado, para presionar por medidas decrecionistas y para que modifique sus propias conductas de consumo. Entre el gesto anticapitalista y el rechazo de la socialización de los medios de producción, el planteo de autores como Latouche no logra ser más que un compendio de medidas para poner límites al capitalismo, desde el Estado, sin abolirlo. Una contradicción en los términos, si lo que se pregona es el decrecimiento.
El decrecionismo, como ya señalamos, es un conjunto heterogéneo. Como lo pueden sugerir algunas de las propuestas del compendio presentado más arriba, están quienes propugnan una estrategia de crear espacios de autonomía, no regidos por el crecimiento. Esto se vincula al fuerte énfasis en lo regional/local –en oposición a lo nacional o global–, que también está muy presente en Latouche.
Algunos planteos decrecionistas lo señalan como una salida tanto individual y colectiva en clave “anticapitalista”, cuyo sujeto está también en general en la ciudadanía, pero especialmente en las comunidades rurales, campesinas, originarias, etc.. Así, la crítica al hiperconsumismo y las relaciones mercantilizadas de las grandes ciudades desemboca en una idealización de la vida local y rural; y a menudo la crítica de las consecuencias devastadoras de determinadas tecnologías se convierte en una impugnación general al desarrollo industrial y tecnológico (como se expresa en la “moratoria” a la innovación que forma parte del compendio señalado más arriba). Latouche y muchos otros decrecionistas cuestionan la asociación de la corriente con una romantización de formas de vida precapitalistas o como una propuesta de “retorno” al pasado. Pero esta crítica encuentra asidero en algunos de los planteos del decrecionismo.
Una lógica emparentada con la recientemente señalada, es la bregan por establecer espacios de autonomía con respecto al capitalismo en los intersticios de las sociedades dominantes. Esto lo vemos entre quienes se definen como anarquistas, libertarios (no confundir con los libertarianos), autonomistas o incluso algunos ecosocialistas. Para Giorgos Kallis, por ejemplo, la perspectiva decrecionista puede configurarse a través de una articulación “contrahegemónica” de distintas esferas de la producción social y comunidades no regidas por la valorización, que puedan dar lugar a “economías alternativas”.
meros microcosmos o prefiguraciones de un mundo en decrecimiento. Son incubadoras, donde la gente realiza todos los días el mundo alternativo que les gustaría construir, su lógica hecha sentido común. Los bienes comunes alternativos son nuevas instituciones de la sociedad civil que nutren nuevos sentidos comunes. A medida que se expanden, deshacen los sentidos comunes de crecimiento y vuelven hegemónicas a las ideas compatibles con el decrecimiento, creando las condiciones para que una fuerza social y política cambie las instituciones políticas en la misma dirección [20].
Incluso aunque una transición de este tipo –que reproduce a grandes rasgos la que dio lugar al surgimiento del capitalismo de las relaciones feudales– fuera factible en los marcos del capitalismo (cuya reproducción ampliada opera presionando permanentemente por integrar y subsumir todas las esferas donde haya potencial de producción rentable), implica una transición larga, inconsistente con la urgencia de poner el “freno de emergencia” a la crisis ecológica que recorre todos los planteos decrecionistas.
Tenemos otros autores, como el mencionado Hickel, que ponen más énfasis en las propuestas que apuntan a poner palos en la rueda de la valorización del capital. Pero incluso acá, poner en primer plano el decrecionismo y dejar apenas sugerida la perspectiva ecosocialista, le quita una cierta coherencia estrat��gica al planteo.
Incluso en los autores que, como Hickel, delinean un –difuso– horizonte postcapitalista, no emerge en ningún momento ni una hoja de ruta clara para alcanzarlo ni los actores sociales que puedan motorizar una transformación que vaya en ese sentido. El autor incorpora a una sumatoria de propuestas que incluye algunas de las mencionadas más arriba, la necesidad de un “imaginario” postcapitalista, y la necesidad de organizar la producción y consumo social “asegurándose de devolver como compensación, haciendo lo posible para enriquecer, en vez de degradar, los ecosistemas de los que dependemos” [21]. Son cuestiones muy importantes, pero no definen las alianzas ni estrategias para hacer ese imaginario realidad. El mismo abismo entre horizonte estratégico ambicioso, sujetos sociales indefinidos y propuestas inmediatas de reformas no transicionales, ocurría con el planteo de comunismo decrecionista de Saito, como hemos señalado en otra oportunidad.
Por otra parte, aunque los autores le atribuyan al decrecionismo un carácter anticapitalista y progresivo, sus coordenadas son tan generales que la bandera de decrecer no está exenta de apropiaciones bastardeadas de algunos de su planteos, que en nombre de la sostenibilidad ecológica puedan abrazar un neomalthusianismo e imponer políticas socialmente regresivas, buscando “desescalar” a costa de los ya raleados consumos de la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Las coordenadas para el ecosocialismo
El decrecionismo no es sinónimo de socialismo, aunque algunos ecosocialistas decrecionistas busquen minimizar la diferencia de perspectivas debida a la heterogeneidad de visiones entre los proponentes de la primera perspectiva. Vista como alternativa, es apenas una variante de las propuestas de reformas del estado de cosas existente, aunque las más drásticas –sin las cuales no hay una hoja de ruta “sustentable”– resulten incompatibles con el capitalismo, y por tanto resulten inviables sin una estrategia anticapitalista articulada, que solo puede ser socialista.
Por otra parte, la cuestión no es simplemente reducir la escala de los procesos de producción de acuerdo a los límites biofísicos. Es necesario cambiar de conjunto una lógica de producción de acuerdo a la ganancia, que tiene otras implicancias, como la implementación siempre de los procesos productivos más baratos aún cuando pueda haber otros más costosos pero menos dañinos en términos ambientales. Esta última dimensión del metabolismo socionatural no está claramente presupuesta en el término “decrecimiento”. Por eso, para abordar todas las dimensiones de la problemática ecológica, es necesaria una clara perspectiva anticapitalista y socialista.
Dicho esto, la advertencia decrecionista sobre la urgencia de equilibrar el metabolismo socionatural en concordancia con los límites biofísicos del planeta largamente superados por el capitalismo, no debe ser tomada a la ligera. Es necesario llenar el vacío de estrategia y articulación de fuerzas de clase que los decrecionistas dejan sin resolver, pero no dar la espalda a su diagnóstico y lo que esto significa para la transición poscapitalista, y socialista, en la actualidad. Si es el desarrollo de las contradicciones del capitalismo el que crea las precondiciones para que se desarrolle en el seno de esta sociedad una alternativa superadora, estas potencialidades hoy vienen acompañadas de una pesada herencia ecológica de la que habrá que hacerse cargo.
El objetivo fundamental de los planteos decrecionistas, que es alcanzar un metabolismo socionatural equilibrado, que no imponga sobre el planeta una extracción mayor a la que los sistemas vitales son capaces de regenerar y reduzca la huella material drásticamente desde sus niveles actuales, que busque mitigar los efectos de la emisión acumulada de gases de carbono en el menor plazo posible y apunte hacia un ordenamiento económico que no tenga como meta el crecimiento sin fin; este objetivo, es enteramente compatible y solamente alcanzable con una estrategia socialista. Solo si la clase obrera, en alianza con el pueblo pobre, interviene para socializar los medios de producción estratégicos y los reorganiza priorizando la satisfacción plena de las necesidades sociales en los marcos de un metabolismo socionatural equilibrado, se pueden volver realizables los objetivos que propone el decrecionismo. Esto implica también nacionalizar las tierra urbana y rural para rediscutir los usos del suelo y liquidar la especulación inmobiliaria, nacionalizar los bancos, como algunos de los resortes fundamentales para reorientar la producción social. Sobre esta base, en los países ricos imperialistas se podrá discutir el drástico desescalamiento de muchos sectores de la producción e imponer la redistribución de la riqueza por la que brega el decrecionismo, pero que sin esta “redistribución” de la propiedad de los medios de producción resulta una utopía.
¿Deberá abandonar el socialismo cualquier perspectiva de “abundancia material”? No nos parece que esto deba ser así, pero esta abundancia no puede entenderse como un incremento ilimitado de la disponibilidad individual de bienes de consumo, que es la única manera en que nos permite entenderla el capitalismo. Autores como el ya mencionado Sacristán tienen el mérito de haber intuido tempranamente esta cuestión, abordando a la vez los “atisbos político-ecológicos” de Marx (al decir de Sacristán) para repensar el comunismo frente a la crisis ecológica.
Una crítica central de Marx al modo de producción capitalista, se encuentra en el empobrecimiento que impone a la fuerza de trabajo al establecer una relación enajenada con esta, como mercancía y forzarla a ponerse al servicio del capital para sostener la rueda constante de la acumulación. La dinámica de la producción por la producción misma, que apunta hacia la máxima extensión posible o socialmente tolerable del tiempo de trabajo en pos de la valorización, niega todas las posibilidades del desarrollo de la riqueza social en el amplio sentido planteado en la cita que reproducimos más arriba de los Grundrisse. De igual modo, esta dinámica arrasa con la riqueza de la naturaleza. Romper con esa enajenación, socializando los medios de producción, sienta las bases para un desarrollo más pleno de las potencialidades negadas bajo el capitalismo. A esto apunta Marx cuando discute el pasaje del reino de la necesidad al reino de la libertad.
La libertad en este terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana. Pero éste siempre sigue siendo un reino de la necesidad. Allende el mismo empieza el desarrollo de las fuerzas humanas, considerado como un fin en sí mismo, el verdadero reino de la libertad, que sin embargo sólo puede florecer sobre aquel reino de la necesidad como su base. La reducción de la jornada laboral es la condición básica [22].
Creemos que John Bellamy Foster está en lo correcto cuando señala que:
la sociedad, particularmente en los países ricos, debe avanzar hacia una economía de estado estacionario o de estado estacionario, lo que requiere un cambio a una economía sin formación neta de capital, que se mantenga dentro del presupuesto solar. El desarrollo, particularmente en las economías ricas, debe asumir una nueva forma: cualitativa, colectiva y cultural, enfatizando el desarrollo humano sostenible en armonía con la visión original del socialismo de Marx. Como argumentó Lewis Mumford, un estado estacionario, que promueve fines ecológicos, requiere para su cumplimiento las condiciones igualitarias del “comunismo básico”, con la producción determinada “según la necesidad, no según la capacidad o la contribución productiva”. Tal alejamiento de la acumulación de capital y hacia un sistema de satisfacción de las necesidades colectivas basado en el principio de lo “suficiente” es obviamente imposible en cualquier sentido significativo bajo el régimen de acumulación de capital. Lo que se requiere, entonces, es una revolución ecológica y social que facilite una sociedad de sostenibilidad ecológica e igualdad sustantiva [23].
Esta perspectiva ecosocialista requiere más que nunca actuar internacionalmente. Ante los desafíos que plantea la crisis ecológica, es hoy más claro que nunca que no hay transformaciones posibles “en un solo país”; atacar las múltiples dimensiones de la crisis ecológica requiere respuestas globales, que deben ser radicalmente distintas a los formalismos habituales de las cumbres de países donde la batuta la tienen las potencias imperialistas y el gran capital. Las transformaciones en los países imperialistas ricos, que hace tiempo han excedido los límites biofísicos, hacia sociedades socialistas “estacionarias” a, decir de Foster y los desafíos de los países oprimidos y semicoloniales, en los cuales la pelea de la clase trabajadora y los sectores populares para cortar los lazos con el imperialismo y sus socios capitalistas locales –socios en el extractivismo– es clave para poder satisfacer demandas sociales fundamentales –sin repetir los patrones ecológicos insostenibles del desarrollo capitalista pero sí concentrando esfuerzos en inversiones impostergables para elevar el nivel de vida– deben estar como nunca entrelazadas. Solo un movimiento revolucionario ecosocialista internacionalista que derrote a la clase capitalista y sus agentes políticos, podrá cambiar los juegos de “suma cero” que hoy dominan la (ausencia de) política ecológica bajo la batuta de las potencias imperialistas, que en los discursos de las cumbres hablan de coordinación y de “responsabilidades” pero evitan cualquier reconocimiento significativo de la “deuda ecológica” –es decir, el saqueo acumulado contra los países oprimidos–. En las luchas de hoy contra grandes grupos trasnacionales imperialistas que generan en todo el planeta numerosos desastres ecológicos aunque sean muchas veces los mismos que apelan al “greenwashing” en vistosas campañas publicitarias, debemos ir forjando la necesaria la unidad internacionalista de las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos de todo el planeta.
NOTAS:
[1] Ver por ejemplo Manuel Sacristán Luzón, “Presentación” a Wolfgang Harich, ¿Comunismo sin crecimiento?, Barcelona, Materiales, 1978, p. 27.
[2] Jason Hickel, Less is More. How Degrowth Will Save the World, Londres, William Heinemann, 2020, p. 156. Las citas son traducción directa de la edición original en inglés.
[3] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política, Tomo 1, vol 3, México DF, Siglo XXI Editores, 1976, p. 950.
[4] Jason Hickel, ob. cit., p 157.
[5] Ibídem, p. 159.
[6] Ibídem, p. 95.
[7] Ibídem, p. 83.
[8] International Resource Panel, Global Resources Outlook (UN Environment Programme, 2019).
[9] Jason Hickel, ob. cit., p. 98.
[10] Ibídem, p. 101.
[11] Ibídem, p. 97.
[12] Ibídem, p. 113.
[13] Ibídem, p. 114.
[14] Ídem.
[15] Ibídem, p. 132
[16] Giorgos Kallis, Degrowth, Newcastle, Agenda, 2018, p. 20.
[17] Serge Latouche, Farewell to Growth, Cambridge, Polity, 2009, p. 91.
[18] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 128.
[19] Serge Latouche, ob. cit., p. 91.
[20] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 138.
[21] Jason Hickel, ob. cit., p. 236
[22] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política. Tomo 3, Vol 8, México D. F., Siglo XXI editores, 1981, p. 1044
[23] John Bellamy Foster, Marxism and Ecology: Common Fonts of a Great Transition, en Great Transition, consultado el 05/07/23. Sin embargo, el propio Foster, después de señalar este horizonte, argumenta que si bien “está clara la necesidad objetiva de tal revolución ecológica, queda pendiente la cuestión más difícil de cómo llevar a cabo las transformaciones sociales necesarias”, y por eso plantea, erróneamente en nuestra opinión, una estrategia en etapas que debería atravesar primero una “fase ecodemocrática”, en la cual “es necesario luchar por una amplia gama de cambios drásticos dentro de un movimiento radical de base amplia”. Mientras que el “objetivo a largo plazo de la transformación sistémica plantea la cuestión de una segunda etapa de la revolución ecológica, o la fase ecosocialista”. Creemos que esta diferenciación etapista es errónea, y pone límites casi insuperables a la posibilidad de construir un horizonte de superación del capitalismo como el que el autor propone.
Esteban Mercatante. Economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Autor de los libros El imperialismo en tiempos de desorden mundial (2021), Salir del Fondo. La economía argentina en estado de emergencia y las alternativas ante la crisis (2019) y La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo (2015). @EMercatante
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Decrecionismo-y-eco-socialismo-perspectivas-afines-o-en-disputa-ante-la-crisis-ecologica
4 notes
·
View notes
Text
Illustrazioni per il romanzo "Histoire de Dom Bougre" di Jean-Charles Gervais de Latouche. Francia, 1741.
3 notes
·
View notes
Text
La BD francophone du jour est...
Date de parution en album : 1997
Numéro et série : n°1 de l'Elève Ducobu
Pourquoi c'est une excellente BD :
Le premier de la série, une institution ! On y retrouve pour la première fois Latouche, Léonie Gratin, Ducobu... mais aussi le squelette qui parle, Néness, les magazines Rik Spoutnik, et toute la smala
Rien de meilleur pour faire relativiser les premiers de classe qui se plaignent de leurs voisins et inspirer (mal) les mauvais élèves
Tranche de vie, un format meilleur que celui de l'histoire en 40 planches pour tous ceux qui ont du mal à se concentrer ou n'ont pas le temps de lire tout d'un coup.
2 notes
·
View notes
Text
✳ 40 s con las novedades de Almiar (03.04.2024)
🖼️ «Álbum», relato por Eliana Sosa 👀 https://tinyurl.com/h9uu4cnp 🕑 Tiempo aprox. de lectura: 4 min
🗯️ «Desnudos», relato por Agustín García Aguado 👀 https://tinyurl.com/3saxe7jy ⏰ Tiempo aprox. de lectura: 9 min
❄️ «Invierno», poemas por Miguel Ángel Latouche 👉 https://tinyurl.com/yfmpdba3 🕑 Tiempo aprox. de lectura: 4 min
#relatosbreves#revistasdecultura#almiar#writers#margencero#revistaalmiar#literatura#revistasliterarias#narraciones#literatura en español#lecturasrecomendadas#relatos#Revista Almiar#Revista Margen Cero#poesia#poemas
0 notes
Text
Mercato en National : dernière journée très mouvementée avec GOAL FC, SO Cholet, Epinal...
La dernière journée du mercato pour les clubs de National le 31 janvier a été intense, avec des départs et des renforts pour plusieurs équipes. GOAL FC, SO Cholet, le FC Martigues, Epinal, le FC Sochaux-Montbéliard, le FC Versailles 78, et le FC Villefranche-Beaujolais ont tous été actifs sur le marché des transferts, scellant des accords cruciaux pour renforcer leurs effectifs. GOAL FC : Boubakar Camara en provenance de la D2 hollandaise GOAL FC frappe fort en cette fin de mercato en recrutant l'attaquant Boubakar Camara, qui arrive en provenance du FC Dordrecht, évoluant en deuxième division hollandaise. À seulement 22 ans, Boubakar Camara, formé au RC Lens et prêté au Mans FC, est un atout offensif prometteur à l'équipe. Lire aussi : Valenciennes FC prête Jawed Kalai et Sofiane en National 2 SO Cholet mise sur Ivane Chegra en prêt SO Cholet sécurise un prêt clé en obtenant les services du milieu de terrain Ivane Chegra, en provenance de l'AC Ajaccio. À seulement 19 ans, Chegra représente un investissement dans le futur pour l'équipe, avec l'objectif d'ajouter de la profondeur au milieu de terrain et de lui offrir de nouvelles opportunités de jeu. FC Martigues s'offre Alain Ipiélé, co-meilleur passeur de la saison dernière Le FC Martigues annonce fièrement la signature d'Alain Ipiélé, un milieu de terrain de 26 ans en provenance de Dunkerque. Co-meilleur passeur de la saison dernière, Ipiélé devrait apporter sa créativité et son sens du jeu au service de l'équipe, et renforcer ainsi le milieu de terrain du club. SAS Epinal : une vague de nouveaux talents Sans conteste le club le plus actif de cette journée mouvementée, Epinal enregistre plusieurs arrivées importantes. Kamel Bennekrouf, Hugo Chambon, Baptiste Aloé, Morgan Bokélé Mputu, Yann Godart, et Sidy Sarr rejoignent les rangs du club. Ces renforts tant attendus visent à renforcer les secteurs offensif et défensif d'Epinal, les ambitions du club pour la saison en cours sont assez élevées. FC Sochaux-Montbéliard : retour de Boris Moltenis après une aventure à l'étranger Le FC Sochaux-Montbéliard accueille le retour du défenseur Boris Moltenis, après deux ans et demi passés à l'étranger. À 24 ans, Boris Moltenis revient avec une expérience internationale qui devrait renforcer la défense du club, il vient avec sa technicité et sa vision du jeu. FC Versailles 78 : Gaoussou Traoré en provenance de Serbie Le FC Versailles 78 se tourne vers l'international en enrôlant Gaoussou Traoré, milieu de terrain provenant du Radnicki Nis en Serbie. À 24 ans, Gaoussou Traoré représente un ajout précieux au milieu de terrain du club, grâce à son physique et sa technique. FC Villefranche-Beaujolais : renforts en défense et en attaque Le FC Villefranche-Beaujolais renforce ses lignes avec l'officialisation des arrivées de Rosario Latouchent en défense et d'Amine Messoussa en attaque. Rosario Latouchent, 27 ans, vient du CS Otelul Galati, tandis que Amine Messoussa, 19 ans, est prêté par Lille OSC. Ces renforts ciblés visent à solidifier la structure de l'équipe et à répondre aux exigences de la compétition. Voir également : Régional 1 : Lesquin s'offre Escaudain, le leader, avec une victoire de 2 buts à 1 Un mercato en National sous le signe du renouveau Cette dernière journée du mercato national a été une véritable danse des transferts, avec des clubs de National qui ont su tirer profit des opportunités pour renforcer leurs effectifs. Entre retours, jeunes talents prometteurs, et recrutements internationaux, les équipes se préparent à affronter la seconde moitié de la saison avec ambition et détermination. Read the full article
0 notes
Text
Décroissance
See on Scoop.it - Insect Archive
De façon générale, le projet de la décroissance remet en question l’hégémonie de la croissance économique et appelle à une réduction de la production et de la consommation dans les pays industrialisés, organisée de manière démocratique et redistributive, afin d’atteindre la soutenabilité environnementale, la justice sociale et le bien-être.
Frédérico Demaria et Serge Latouche
Publié le 22 décembre 2023 par Solidarités Émergentes
"La décroissance est habituellement associée à l’idée du « small is beautiful », qui s’oppose au gigantisme. Pour autant, il ne s’agit pas seulement de faire moins, mais aussi de faire différemment. Une société de décroissance serait différente à tous points de vue : au niveau des activités, des types d’énergie et de leurs usages, des relations sociales, des rapports de genre, du temps consacré au travail payé et non payé, et des relations au monde non humain.
L’objectif de la décroissance est de nous faire sortir d’une société absorbée par le fétichisme de la croissance. Une telle rupture touche à la fois aux mots et aux choses, aux pratiques symboliques et aux pratiques matérielles. Elle implique la décolonisation de notre imaginaire et le déploiement d’autres mondes possibles. La politique de la décroissance ne vise pas une « croissance autre » ou un « développement autre » (qu’il soit soutenable, social ou équitable), mais la construction d’une autre société : une société d’abondance frugale (Serge Latouche), de post-croissance (Niko Paech) ou de prospérité sans croissance (Tim Jackson). Autrement dit, la décroissance n’est pas au départ un projet économique, ni même un projet en faveur d’une économie autre ; elle est un projet sociétal qui implique d’échapper à l’économie telle qu’elle existe aujourd’hui, comme réalité matérielle et discours impérialiste. Les notions de « partage », de « simplicité », de « convivialité », de « soin » et de « communs » sont au coeur de l’imaginaire social que la décroissance cherche à faire advenir."
(...)
Texte publié dans l’ouvrage « Plurivers – Un dictionnaire du post-développement », 2022, Wildproject, pp.215-218
Bernadette Cassel's insight:
'décroissance' in Insect Archive https://www.scoop.it/topic/les-insectes-ne-parlent-pas-francais/?&tag=d%C3%A9croissance
(Re)lire aussi
Écologie jaïne - De solidaritesemergentes.wordpress.com - 17 septembre, 17:59
0 notes
Text
Yoann Latouche, porte-parole des animaux abandonnés
Dépassés chaque été, les refuges d’animaux sollicitent dons et subventions face à l’explosion des abandons. Deux-tiers d'entre eux se produisent à la veille des départs en vacances. Face à ce fléau, Yoann Latouche, figure médiatique de la cause animale, a choisi de pousser un cri d’alarme dans nos colonnes. Il a également choisi de rendre hommage à la formidable énergie déployée par l’ensemble des acteurs du bien-être animal. Pour trouver le courage d'accomplir ce travail de Sisyphe, Yoann adresse aux hommes, chaque matin, sa prière païenne*. Il prie pour plus de bien-être animal et moins de souffrance. Portrait d’un passionné. Aujourd’hui âgé de 31 ans, Yoann aime les animaux depuis toujours. « C'est mon grand-père qui m'a donné la passion des animaux de compagnie. Il était éleveur de chiens et chats. J'ai donc passé une bonne partie de mon enfance auprès de lui ; j’en ai profité pour le regarder faire et l’écouter me transmettre son savoir ». Bénévole à la SPA de Vannes dès l’âge de onze ans, il y passera huit années. D'abord bénévole, puis stagiaire, il finit par occuper un poste de salarié. En outre, il poursuit ses études jusqu’à l'obtention de son bac pro en conduite et gestion de l’élevage canin et félin. Durant les quatre années de cette formation, il avait le droit de venir en cours avec ses chiens. Donc « c'était plutôt chouette », nous confie-t-il. Il se rappelle également avoir passé la moitié de son temps en entreprise. Il a donc appris son métier en fréquentant cliniques vétérinaires, éducateurs/éleveurs, pensions, refuges, salons de toilettage... « En bref, résume-t-il, j’ai été formé par tout l’éventail des professionnels engagés en faveur du bien-être animal ». Yoann Latouche - (c) Erell Buquen. Yoann Latouche : entrepreneur au grand cœur Lorsqu’il a quitté l'école, il est devenu ambassadeur d'une grande marque de croquettes premium : Eukanuba. Il se souvient : « J’y suis resté pendant sept ans, suite à quoi j'ai monté mon entreprise YLG en 2015. Problème : je n’avais pas vraiment d’idée de ce que je voulais faire. J'avais juste conscience que l'on me considérait dans le milieu animalier comme un spécialiste du secteur. Et c'est vrai que j'étais bien au fait de l'écosystème animalier et de ses acteurs. » Son expertise lui permet de mettre en relation les acteurs entre eux. Très vite, son entreprise prend la forme d'une agence de communication, composée à présent de huit personnes. « Nous avons plusieurs pôles, comme toute agence de communication qui se respecte. Ainsi, nous nous occupons de plans de communication et de marketing pour nos clients. Nous avons également un service de relations presse et plusieurs autres services dédiés à l’influence ; aux médias sociaux ou encore aux campagnes de communication. Ainsi, nous accompagnons 25 clients sur différentes problématiques, qui toutes concernent les animaux. Nous ne travaillons qu’avec des marques engagées sur le bien-être animal, d’un très bon niveau qualitatif. Nous avons cette chance de pouvoir choisir les acteurs avec lesquels nous travaillons ». https://youtu.be/Sey12xHjCb4 L’abandon : un phénomène difficile à quantifier et à expliquer Parmi les préoccupations centrales de Yoann, surtout en cette période estivale, le fléau des abandons d’animaux tient une place centrale. « Les abandons concernent entre 100 000 et 350 000 animaux par an, plaçant la France en tête des pays d’Europe ». Néanmoins, Yoann ne veut pas jeter la pierre aux maîtres qui en viennent à cet acte désespéré. « D’après mon expérience en refuge, je sais que derrière l'abandon, il y a aussi souvent beaucoup de souffrance humaine. Ce ne sont pas toujours des abandons de complaisance. Une personne âgée partie en maison de retraite peut être amenée à en passer par là, si elle est dépourvue de descendants. Ou alors une femme qui vient de se séparer et qui se retrouve avec plusieurs enfants à charge. S'il y a en plus deux chats et deux chiens, elle ne peut plus les assumer ! » Que se passe-t-il quand un animal est abandonné ? Yoann nous explique qu’il existe deux grands cas de figures. « Premièrement, l'animal n’a pas été identifié par tatouage ou puce électronique, bien que ce soit obligatoire en France. Dans ce cas, comme il est impossible de retrouver son maître, il va d’abord passer huit jours en fourrière ». Si personne ne vient le réclamer, il est remis à un refuge qui se chargera de le faire adopter, s’il a encore de la place. Dans le cas contraire, l’animal risque fort d’être euthanasié. Dans un deuxième cas, le maître peut accomplir les démarches prévues pour céder la propriété de son animal à un refuge. « Vous allez donc remplir des papiers comme quoi vous ne souhaitez plus détenir votre animal. Vous en cédez la propriété au refuge qui lui trouvera une famille au plus vite. Si l’animal est un chiot ou un chaton, il ne va rester que quelques jours au refuge. S’il s’agit d’un American Staffordshire ou d’un Labrador noir de douze ans, l’adoption sera compliquée ». Néanmoins, sauf en cas de maladie grave, ou d’agressivité incontrôlée, il est rarissime que les refuges pratiquent l'euthanasie. À lire également : Comment le Don en Confiance labellise les associations, par Nathalie Blum La constellation des acteurs du bien-être animal Les refuges sont généralement rattachés à des associations. Parmi elles, la plus connue est sans doute la SPA de Paris. En outre, la Confédération de défense de l'animal (ex-SPA de Lyon) gère en direct 170 refuges en France. La Fondation Brigitte Bardot possède quant à elle trois refuges. Tandis que la Fondation 30 millions d'amis gère deux refuges en direct (ceux des Aubris et de la Tuilerie), tout en soutenant financièrement tous les autres. Enfin, la Fondation Assistance aux Animaux possède cinq refuges en propre. Outre ces acteurs parmi les plus connus, il existe aussi de nombreuses petites associations. Ces dernières effectuent dans l’ombre un travail remarquable. Sans structure, sans ressource, elles ne peuvent compter que sur l'énergie de leurs bénévoles sur le terrain. Elles covoiturent, recueillent des animaux refusés par les refuges, faute de place. Elles sont également très actives en matière de stérilisation des chats puisque « c'est un vrai problème », nous rappelle Yoann. Enfin, Yoann attire notre attention sur des refuges spécifiques, « comme celui de GroinGroin spécialisé dans le recueil des cochons vietnamiens. Ou le refuge de La Tanière, près de Chartres, que j’invite tous vos lecteurs à aller visiter. Ce zoo-refuge a été fondé par un couple ayant décidé de consacrer sa fortune aux animaux. Ce refuge récupère ainsi les animaux des zoos et des cirques qui ferment et ne peuvent plus s'occuper d'eux ». Un talent de communiquant au service du bien-être animal La lutte contre l’abandon passe aussi par des campagnes de communication insistant sur la prévention. Comme le rappelle Yoann : « Cette année, nous avons reçu le soutien de Tilda Swinton lors de la remise de la Palm Dog Wamiz à Cannes. L’année précédente, nous avions reçu celui de Quentin Tarantino. Chaque année, une célébrité vient récupérer la Palm Dog au nom d'un chien ayant bien performé dans un film. Au-delà de l'anecdote, nous essayons de faire passer un message positif sur la place du chien dans la société. » « De la même façon, nous travaillons avec KDOG, un programme mis en place par l’Institut Curie. L'idée consiste à s’appuyer sur l’odorat particulièrement développé des chiens pour détecter les cellules cancéreuses du sein, notamment ». Ce programme est aussi une façon de valoriser les « super-pouvoirs du chien ». Pour lutter contre les abandons, Yoann communique également beaucoup sur empruntemontoutou.com ou mon-bibou.fr. En effet, ces plateformes proposent des gardes solidaires d'animaux de compagnie pendant l'été. Comme il l’affirme sans détour : « Quand on trouve les solutions aux ‘contraintes’ posées par nos animaux, ces dernières disparaissent. » Yoann et Pomponnette - (c) YLG. Les aventures de Pomponnette sur les plateaux télé ! Yoann se rend souvent sur les plateaux télé pour parler des différentes initiatives favorables au bien-être animal. Parfois, avec les intéressés eux-mêmes. « Or, avoue-t-il, gérer des animaux sur les plateaux télé, c'est toujours particulier. Mon chat Pomponnette, pourtant très habituée des plateaux télé, a ainsi disparu dans les coulisses parce qu'elle a eu peur du bruit des talons contre le carrelage. On s'est retrouvés avec ma copine Solène Chavanne, Christophe Beaugrand, Marine Le Pen, qui elle-même avait des chats, mais aussi Roselyne Bachelot, Thierry Moreau, etc. tous à quatre pattes en train de chercher mon chat dans les coulisses de TF1, en jetant de la nourriture un peu partout sur le plateau, pour éviter qu'elle ne réapparaisse en plein entretien politique ! » Pas de panique, Pomponnette est réapparue… au bout de six heures. Comme quoi, la communication sur le bien-être animal, cela peut s’avérer parfois sportif, mais aussi tellement gratifiant ! * chanson de Céline Dion préférée de Yoann. Read the full article
0 notes
Text
Constitución del Consejo Educativo 2.022 - 2.023
Altamira, 28 de Febrero del 2.023
El pasado lunes 13 de febrero fueron convocados los miembros del Consejo Educativo para la firma del acta de constitución de los distintos comités enumerados en la resolución 058 del Ministerio del Poder Popular para la Educación, siguiendo los lineamientos emanados en la Orden de Operaciones Nro. 015
Los comités del Consejo Educativo quedaron conformados de la siguiente manera:
Comité de Madres, Padres, Representantes y Responsables
Norys De Filipo VOCERA
Alejandra Lach
Danisay Escobar
Vanesa Cordero
Indira Campos
Comité Estudiantil
Diego Molina
David Vilacha
Sebastian Pinto
Antonella Oliveros
Victor Arocha
Sofia Martinez
Comité Académico
Carolina Villoria
Norelis Madero VOCERA
Isabella Torres
Estefania Da Silva
Laleska Garcia
Cristina Dumont
Oriza Carrera
Eunice Madero
Estefania D' Silva
Laleska García
Comité de Comunicación e Información
Nathaly Moreira VOCERA
Deiby Aranguren
Neuvides Guerrero
Loreye Betancourt
Comité de Seguridad y Defensa Integral
Geraldine Peralta VOCERA
Nataly Latouche
Nelson Martinez
Alejandra Martinez
Marisol Colina
Jesús Ilarraza
Comité de Ambiente, Alimentación y Salud Integral
Zaida Orellano VOCERA
Milagros Martinez
Maritza Pacheco
Raiza Buenaño
Comité de Educación Física y Deportes
Richard Pedraza VOCERO
Sindy Mazaira
Katerin Carrasquero
Vanessa Barrios
Jackson López
Magdoris Guzmán
Norilka Gonzáles
Delia Otaiza
Diego Colmenares
Georgette Bravo
Comité de Inclusión Académica
Nicole Croce VOCERA
Maria del Pilar Casares
Eilyn Elles
Comité de Cultura
Andreina Marchan
Verónica Pérez
Ana Karina Guerra VOCERA
Natacha Pérez
Nerva Durán
Lourdes Ferreira
Ana Abreu
Comité de Infraestructura y Hábitat Escolar
Jorge Molina
Wilmer Tolosa
Wilmer Ojeda
Nicolás Guevara
Zhora Dallmeier VOCERA
Mónica Torres
Comité Economía Escolar
Desireé Vitale
Roger Castedo VOCERO *
Elizabeth del Rosario
Nereida
Abadeza Gil
Javier Chávez
David Sucre
Comité Pastoral
Saely Hernández
Geraldine Sánchez
Lubilaida Valera
Reina Kadabdji
Marisela Lobo
Carmen Durán VOCERA
Betsabé Arreaza
Comité de Contraloría Social
Anexo 11
(Orden de Operaciones Nro. 015)
Del Comité de Controlaría Social:
"El Comité de Controlaría Social está conformado por las vocerías de los distintos Comité que integran el Consejo Educativo, así como las vocerías de las organizaciones comunitarias."
De esta forma el comité de Controlaría Social quedó conformado por los siguientes voceros:
Norys De Filipo
Norelis Madero
Nathaly Moreira
Geraldine Peralta
Zaida Orellano
Richard Pedraza
Nicole Croce
Zhora Dallmeier
Ana Karina Guerra
Carmen Duran **
*Vocero de economía escolar, no participa en el comité de Contraloría Escolar, de acuerdo a la resolución 058.
**Vocera de Pastoral, en acuerdo con los miembros del comité, participará en las reuniones de contraloría, pero no forma parte de la votación, ya que dicho comité no está contemplado en la resolución 058.
0 notes