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Ni pilares ni Europa
Los pilares de Europa es la nueva exposición de la Fundación La Caixa que nace fruto de la colaboración con el British Museum y que pretende explicar el rastro que la Edad Media ha dejado en la cultura occidental. La muestra contiene 260 piezas de colección, algunas de ellas inéditas, y cuenta con aportaciones del Museo Arqueológico Nacional (MAN), el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) o el Museu Frederic Marès de Barcelona.
El guiño a la novela de Ken Follet, Los pilares de la Tierra, el renombre del museo británico y el presupuesto estratosférico –La Caixa ha invertido más de dos millones de euros– son lo más atractivo de la exposición. La presentación de la Edad Media es una idealización, una abreviatura de los convulsos y cambiantes mil años que comprende el periodo.
El visitante agradecerá contemplar las bonitas piezas expuestas. La mayoría proceden de Inglaterra y cautivan por su cromática y el minucioso proceso de creación que se vislumbra. El rey del ajedrez de Lewis es una maravilla que puede contemplarse desde todos sus ángulos, gracias a la vitrina que permite rodearlo. Aún así, no se saca el potencial del material exhibido: los objetos y figuras se presentan sin un sentido o hilo temporal coherente y se hace muy difícil enlazarlos para obtener una idea del medievo o de los orígenes del Viejo Continente.
El mapa, que el visitante se encuentra nada más entrar en la sala 4 del CaixaForum y que se proyecta en una gran pantalla, es impreciso. La evolución de las regiones y dinastías europeas se actualiza con grandes saltos cronológicos, pasando de mostrar el territorio del año 900 d.C al 1500 d.C, e incluye denominaciones poco conocidas como la “República de Toledo”. Este hecho impide ver la evolución real de la región y facilita las confusiones. La Corona de Aragón, por poner un ejemplo, se presenta como una pequeña jurisdicción y el Sacro Imperio Románico Germánico apenas se modifica en toda la presentación.
La exposición recoge los tópicos más extendidos sobre el medievo y aporta poco a nivel histórico
Los plafones informativos son vagos, aportan poca información –“las iglesias eran centros de liturgia donde se concentraban todas las clases sociales”– y evitan tratar temáticas necesarias para entender el período, como el feudalismo –sistema de gobernación característico del medievo– o el papel de la mujer en la sociedad. La Baja Edad Media, momento en que aparecen las grandes ciudades, nacen las universidades o se consolidan las monarquías, concentra toda la atención. Un único cartel describe la Alta Edad Media, una etapa llena de invasiones por parte de pueblos eslavos, vikingos o húngaros que llenaron el continente de inestabilidad.
Merece la pena visitar la exposición para contemplar objetos inéditos que serían difíciles de ver en nuestro país y si se tiene especial interés por los broches antiguos –la mayor parte ingleses– y las iconografías. Aún así, recoge los tópicos más extendidos sobre el medievo y aporta poco a nivel histórico. Las confusiones, el enfoque restringido de la época o la falta del hilo conductor pueden despistar al público o inducir a que se lleve una imagen distorsionada de la Edad Media. Que nadie espere encontrar, en esta muestra, los pilares de Europa.
El rey del ajedrez de Lewis es una maravilla que puede contemplarse desde todos sus ángulos
INFORMACIÓN
Exposición: Los pilares de Europa
Fechas: 10-03-2017 hasta 18-06-2017
Horario: De martes a domingo y festivos de 12 a 20h
Precio: 4 euros. Entrada gratuita para clientes de La Caixa y menores de 16 años.
Lugar: CaixaForum Avenida Francesc Ferrer i Guàrdia, 6 (y 8)
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El artesano del silencio
Valentín Roma regresa al panorama cultural como director del Palau de la Virreina para dar visibilidad a artistas poco conocidos. Su punto de partida es Blackout, una acción en la que recoge la obra de Tres (Barcelona, 1956 - Premià de Dalt, 2016), un artista que dedicó su creación al culto al silencio. Incluso su nombre real es todavía un misterio.
Se trata de la primera exhibición que propone Roma, después de su cese como Conservador Jefe en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), tras la polémica por la muestra La bestia y el soberano, que incluía una estatua del rey Juan Carlos siendo sodomizado por la líder boliviana Domitila Barrios de Chúngara.
Tres vehiculó su reivindicación a través de la experimentación y manipulación del silencio. Ubicado en la Barcelona de los años ochenta, pretendió provocar al espectador mediante su obra, además de lanzar un mensaje: se abusa demasiado de las palabras. Estuvo siempre más preocupado por el contenido que por la forma, creando piezas multidisciplinares y dándole la espalda a las corrientes hegemónicas. De su producción destacan sus diarios personales, que combinan collage y escritura, los periódicos troquelados, con el objetivo de revelar elipsis mediáticas, o la dispersión de bolas de papel en la Feria de Arte Contemporáneo. Con esta última propuesta el autor usó el arte contra su propio sistema para criticar la verborrea que tiene lugar en las mesas de negociación de la industria.
El artista inició su carrera cometiendo lo que él denominó un “suicidio artístico”. En 1985 se juró a sí mismo terminar su relación con el arte, a no ser que fuese para tratar la temática del silencio. Fue a partir de ese momento cuando empezó su obsesiva búsqueda de otros artistas que hubieran tratado ese mismo tema anteriormente, una indagación que forma parte de su obra y que duró hasta el final de sus días. Tres aplicó este leitmotiv de manera sistemática y casi religiosa a todo lo que creó, ya fuese en forma de pintura, escultura, dibujo, collage, performance, videoarte, escritura o música. Una mezcla entre su vida, el arte y la política.
Tres estableció un diálogo con cualquier material susceptible de crear arte que tuvo a su disposición
Sus referentes, o, en sus palabras “silenciosos ilustres”, provienen de todas las disciplinas artísticas. Lejos de ser un creador sosegado y excesivamente esteticista, Tres utilizó el silencio también a modo de detonador y lo observó desde todos sus ángulos. Estableció un diálogo con cualquier material susceptible de crear arte que tuvo a su disposición, cual enfermo de síndrome de Diógenes, y visitó todas las modalidades del ready-made, el metraje encontrado o el reciclaje estético. Esta forma de trabajo lo acercó a las tesis del dadaísmo más tardío pasado por la batidora de la cultura contemporánea.
La última sala del recorrido de la exposición invita a los visitantes a comparar la concepción del silencio en la cultura occidental y oriental, estableciendo una gran diferencia: aquí no sabemos disfrutarlo. Es el mismo juego que propuso con su obra Estoy muerto, una serie donde simuló ser un cadáver tirado en el suelo de diferentes ciudades para fiscalizar el ajetreo de la vida contemporánea. Un apagón de la existencia que coincide con el título de la exposición y que el artista mantuvo hasta el final de sus días, víctima de una muerte anunciada que tiñó sus últimos trabajos de una dignidad lapidaria.
Simuló ser un cadáver para fiscalizar el ajetreo de la vida contemporánea
INFORMACIÓN
Exposición: Blackout
Autor: Tres
Comisario: Valentín Roma
Fechas: 1-4-2017 – 18-6-2017
Horario: De martes a domingo y festivos de 12 a 20h
Precio: Entrada libre
Lugar: Palau de la Virreina La Rambla, 99. Barcelona
#Dateunaexposición#Tres#Blackout#PalaudelaVirreina#DateArte#DateCultura#Cultura#Ready-made#Silencio#ValentinRoma#Performance#ArteContemporanea#Videoarte
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Entretenimiento adolescente en el espacio
Desde los primeros viajes en el espacio, nuestra especie se ha planteado cómo sería la vida fuera de la Tierra. Poner un hombre en la luna o encontrar agua en Marte han inspirado a escritores y directores de cine. De momento, no hay muestras de conducta inteligente en el planeta rojo, pero en el film Un espacio entre nosotros la vida ya se ha originado allí.
La película es un entretenimiento que se sitúa en un futuro próximo y plantea el reto de combinar los efectos de la ciencia ficción con una misión fallida de la NASA —la madre del protagonista es una astronauta que da a luz en Marte y muere en el parto—. Todo esto, endulzado con una trama de romance adolescente.
Era una tarea difícil conseguir que de la mezcla saliera un film canónico de ciencia ficción, objetivo que tampoco perseguía el director, Peter Chelsom. De hecho, la misión se ve irreal más que futurista. La madre viaja al espacio embarazada y el espectador se pregunta cómo la NASA ha pasado por alto ese detalle o cómo es posible que dé a luz en un quirófano envidiable en según qué zonas de la Tierra. Las expediciones a Marte son frecuentes y las distancias entre los dos planetas parecen salvarse en cuestión de horas.
Los avances tecnológicos solo se suceden en el planeta rojo. Mientras en la estación espacial los científicos han conseguido plantar vegetales y abastecerlos con agua o abrir las puertas con el reconocimiento de la voz, el único progreso significativo en la Tierra son los ordenadores sin pantalla física. El guión es excesivo y en dos horas se suceden muchas tramas: el viaje a Marte, la muerte de la astronauta, la vida del protagonista -Gardner- en el planeta, su llegada a la Tierra, la historia de amor y la vuelta a Marte. Demasiados frentes abiertos para una película dirigida a adolescentes.
La película es un entretenimiento se sitúa en un futuro próximo y plantea el reto de combinar los efectos de la ciencia ficción con una misión fallida de la NASA
A Un espacio entre nosotros se le pueden recriminar muchos detalles de realización, es cierto. Pero siendo un film romántico, con un target que no supera los 17 años, es de celebrar que rompa con el estereotipo de chico-guapo-enamora-chica-tonta. Él, Gardner, es un chico enfermizo, de cuerpo escurridizo y débil. Vive su primera experiencia en el globo terráqueo con una ilusión infantil, llena de inocencia. Se aleja, pues, del protagonista de películas teen que enamora a todas las adolescentes.
Ella, Tulsa, es una chica lista de Colorado que tiene un pasado difícil —su infancia se sucedió en casas de acogida— y desea llegar a la edad adulta para ser libre y vivir a su albedrío. Tulsa conduce el coche y pilota una avioneta. Tulsa roba la comida para que los dos jóvenes puedan sobrevivir. Tulsa se enamora de la niñez de Gardner. Tulsa le protege, cuida y arropa. Es una perspectiva arriesgada para un público acostumbrado a los Zac Efron y Robert Pattinson que funciona y consigue su objetivo: entretener en el espacio durante dos horas.
Es de celebrar que rompa con el estereotipo de chico-guapo-enamora-chica-tonta
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La aburrida sobriedad de Maria Schrader
Desastrosa. El principal problema dela película Stefan Zweig: Adiós Europa es que se puede comparar con la vida del personaje que pretende retratar. Probablemente, el propio Stefan Zweig, conocido por ser un gran biógrafo, no hubiera dado su visto bueno a este biopic. Parece que Maria Schrader pretende deliberadamente no explicar nada relevante sobre el escritor.
La película reduce su vida a seis secuencias ambientadas en distintas localizaciones donde el único interés para el público es la acertada recreación de los entornos. La intención de la directora de crear un filme sencillo se detecta desde el principio, pero se pierde en un neorrealismo mal ejecutado.
Los diálogos construyen unos personajes esnobs y repelentes, además de suponer prácticamente un insulto para los asistentes. Las líneas de guión transcurren a golpe de constantes menciones a nombres de la alta cultura de la primera mitad del siglo XX, con el riesgo de hacer sentir ignorantes a quienes no compartan esos referentes. A pesar de eso, este guiño elitista no logra satisfacer ni al espectador medio ni al más erudito fan de Zweig. Al uno lo deja huérfano de información, sin entender nada, y al otro lo hace pasear por la mera anécdota no desarrollada.
En el esfuerzo de la directora por conseguir que la obra se mimetice con la realidad, acaba dejándola desprovista de grandes encantos. Aunque la dirección de arte consiga capturar la esencia de la época y de los ambientes, la fotografía los desaprovecha y acaba resultando bidimensional, cruda y muy pobre. La realización intenta privar a la acción de espectacularidad, para no alejarnos de la historia, el motivo real de la película. Lamentablemente, la selección de Schrader de momentos puntuales de la biografía de Zweig, con frecuencia, carece totalmente de sentido, haciendo que la trama no avance hacia la tesis. No pasa nada.
Se crean confusiones incómodas que se prolongan durante demasiados minutos. Es la anti-divulgación
Adiós Europa exige que el espectador conozca la vida y la autobiografía del protagonista antes de entrar en la sala. Los personajes no son presentados y cuesta relacionarlos, llegando a crear confusiones incómodas que se prolongan durante demasiados minutos. Es la anti-divulgación. Los personajes son planos, exceptuando al protagonista, del que solo destaca su ambigüedad. La película tiene una intención intimista aunque no consigue acercar al espectador a los verdaderos pensamientos de Zweig. Mucho menos a sus sentimientos. La interpretación de los actores es muy contenida. No hay emoción ni personajes entrañables.
La propuesta de ilustrar con solo media docena de escenas la vida del escritor obliga a que, en los diálogos, se mencionen acontecimientos que la guionista se ha dejado en el tintero, un recurso abusivo. Un único aspecto de la vida del protagonista estirado durante 106 minutos y que, además, no queda claro. La autora pretende hacer un paralelismo entre el momento histórico europeo y el estado de ánimo del escritor. Pero Stefan Zweig no es retratado como el ferviente europeísta que fue, un aspecto de su biografía que podría haber sido aprovechado en el actual contexto de crisis europea, cosa que justificaría que la película esté financiada por la Comisión Europea.
La película no consigue acercar al espectador a los verdaderos pensamientos de Zweig
FICHA TÉCNICA
Título original: Stefan Zweig: Farewell to Europe (Stefan Zweig: adios a Europa)
Dirección: Maria Schrader
Género: Biopic / Drama / Histórica
País: Austria –Francia - Alemania
Duración: 106 minutos
Fecha de estreno: 21 Abril 2017 (en España)
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Reparto: Josef Haderm, Aenne Schwarz, Barbara Sukova
Guión: Maria Schrader y Jan Schomburg
Música: Tobias Wagner
#Dateunapelícula#Dateunbiopic#Películas#StefanZweig#MariaSchrader#DateArte#DateCultura#Cartelera#Cine
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El bueno contra el malo, otra vez
Los surcoreanos Kyung Ho Lee y Wonjae Lee llegan con una nueva propuesta cinematográfica de animación; Los superhéroes, que es la traducción cutre del título original, “Bling”. El film se estrenó en noviembre de 2016 en Rusia pero hasta abril de 2017 no llegó a España.
La película puede funcionar bien para entretener a los más pequeños. Los personajes son las típicas figuras que aparecerían en cualquier película para niños: el protagonista, su chica, sus fieles amigos que le acompañarán en todas las peripecias y el malo que cuenta con un aliado, a los que se tendrá que enfrentar en más de una ocasión.
Empezar la película con un flashback y acto seguido, avanzar hasta el presente, es un recurso original a la par que muy utilizado. Así comienza la película, en la infancia de los dos personajes principales que pasados 20 años, son una pareja estable. Sam, el chico, es un fracasado al que nunca le ha salido bien ningún plan, por el contrario, su novia Sue es una exitosa reportera del Canal 7 la cual, según la pintan, tiene una obsesión enfermiza con que Sam le pida matrimonio de una vez por todas.
La trama tiene lugar en la ciudad de Nueva York y a los dos enamorados les rodean los robots de Sam; un mono, un cerdo y una rana. También unos pequeños seres, los Minitars, que parecen ser los primos hermanos de los Minions. En el “lado oscuro” se encuentran Oscar el villano y su robot, que acaba siendo más malvado que él. El bueno contra el malo, Batman contra el Joker, el Capitán América y Cara Roja, Superman y Lex Luthor, una historia repetida incontables veces pero en este caso, con toques de un humor de caca-culo-pedo-pis para intentar sacarles una carcajada a los niños.
El bueno contra el malo, una historia repetida incontables veces, en este caso, con humor de caca-culo-pedo-pis
Son niños, pero no tontos. Y en algunas escenas esto parece que se les olvidó a los guionistas. Tanto el conflicto como la resolución de este son bastante absurdos. Sam y Oscar se confunden con los anillos de compromiso porque la caja es la misma y esto desencadena una lucha que involucra a toda la ciudad, ¿tanto costaba abrir la caja y comprobar cual era el anillo que se hallaba dentro? Y una vez explotada la guerra entre el bueno y el villano, la forma con la que se pone fin al conflicto es con una explosión de fuegos artificiales que consigue vencer al indestructible malo malísimo. A pesar de que es ficción, nadie puede tragárselo.
La película tiene escenas interminables, que cuando parece que va a cambiar, sucede algo que la alarga. La banda sonora es una de los puntos fuertes del film puesto que acompaña bien cada situación. Otro, sería la animación, efectos especiales muy logrados y personajes muy bien caracterizados, todos ellos con sus peculiaridades. A pesar de estar catalogada para todos los públicos, difícilmente un adulto aguante los 82 minutos de proyección. Sin embargo, la moraleja de que las cosas no se miden por su coste económico sino por su valor sentimental es algo que todos deberíamos tener siempre en presente.
FICHA TÉCNICA
Música: Geoff Zanelli
Título original: Los superhéroes (Bling)
Dirección: Kyung Ho Lee, Wonjae Lee
Género: Animación
País: Corea del sur y EEUU
Duración: 82 minutos
Fecha de estreno: 21 abril 2017 (en España)
Calificación: Para todos los públicos
Reparto: Taylor Kitsch, Jennette McCurdy, James Wood
Guión: Kyung Ho Lee, Chris Denk, Hyunjoong Kim
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21 historias absurdas
Com es bull una granota sale a la venta después de que Òscar Andreu pasara ni más ni menos que cuatro años escribiéndolo. Después de su obra 17 maneres de matar un home amb un tovalló, el guionista y presentador de La competència (RAC 1) llega con esta nueva recopilación de 21 relatos breves.
Los cuentos explican historias ambientadas en lugares muy distintos: desde Las Vegas, el túnel de RENFE que une Plaça Catalunya con Arc del Triomf sin dejar de lado el Vallès Occidental, lugar de nacimiento del autor. Anécdotas graciosas, entretenidas y algunas que, al acabar de leerlas, dejan al lector completamente indiferente.
Las 21 historias son totalmente independientes y se pueden leer aleatoriamente sin que la comprensión del libro se vea afectada. El autor ha conseguido encontrar originalidad a la hora de narrar cada cuento ya que todos son explicados de diferente forma, el narrador nunca es igual. También cabe destacar el dominio de registros en función del personaje que aparece en escena, como es el caso del capítulo “Rave al llac petit!”, en el cual plasma perfectamente cómo hablan los quinquis, cosa que en cierto modo, le da una verosimilitud que luego la historia no acaba de tener.
Con algunas historias sí se te escapa una pequeña sonrisa o consiguen sorprenderte, pero la gran mayoría acaban con un final brusco que no está a la altura de las expectativas. Muchos son relatos planos, sin ningún elemento extraordinario que consiga llamar la atención del lector. Quizás funcione para matar el tiempo o desconectar un rato pero no es una obra que te deje fascinado y te explique historias fantásticos. Un libro de cuentos, ni para niños porque no entenderían la ironía, ni para adultos, porque muchos no le encontrarían gracia alguna.
Fluye pero no entusiasma
En algún caso, el autor se pierde mucho en los detalles de la introducción y tarda en llegar a la acción (acción que en algunos relatos, nunca llega). Es el caso de “La volta catalana”, uno de los últimos relatos del libro, cuando uno ya está deseando acabarlo, va y choca con ese fragmento denso y pesado en el cual no sucede absolutamente nada interesante que haga que el lector quiera continuar leyendo. El libro fluye pero no entusiasma. Y es que algunas historias sí llegan a llamar la atención, como en la historia en la que un tren de rodalies se queda parado la noche de fin de año, pero el final, inesperado y de sopetón, resulta decepcionante.
220 páginas de cuentos con un final que sabe a poco, sin acción y sin moralejas. Casi 20 euros que distraen un rato pero si el propósito era hacer reír al lector, no lo consigue. El hecho de que cada cuento esté narrado de diferentes formas hace que la lectura sea un poco más amena, aunque en algunos cuentos, la historia era tenía tan poca vida que ni con dicho recurso podía salvarse. Los relatos podrían haber dado mucho más de sí con tan solo un poco más de gracia. Un libro sin más que quizás los fans sí elogiarán.
Muchos son relatos planos, sin ningún elemento extraordinario que consiga llamar la atención
FICHA TÉCNICA
Títiulo: Com es bull una granota
Autor: Òscar Andreu
Editorial: Contra
Género: Cuentos
Precio: 17,95€
Idioma: Catalán
Páginas: 224
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‘El simpatizante’, la voz silenciada de los ganadores de Vietnam
“Soy un espía, un agente infiltrado, un topo, un hombre con dos caras. Soy capaz de ver cualquier cuestión desde ambos lados”. Así empieza El simpatizante, la novela escrita por Viet Thanh Nguyen y ganadora de un premio Pulitzer en 2016, una ficción en primera persona protagonizada por un agente doble en la guerra de Vietnam.
Viet Thanh Nguyen construye este relato desde dos puntos de vista enfrentados, utilizando su doble bagaje cultural, ya que nació en Vietnam pero fue evacuado a Estados Unidos con su familia poco antes de que el régimen del Sur se rindiera ante el Viet Cong.
Gracias a una completa documentación, el autor revisita, de una forma muy original, determinados sucesos que retratan con gran fidelidad un momento histórico ya muy explotado comercialmente, tanto en el cine como en la literatura americana. Pero El simpatizante no es solo una novela de guerra, también es una historia de espías, de inmigración y de política. Es una revisión necesaria sobre la versión estadounidense del conflicto de Vietnam, en un presente donde la guerra, la inmigración y la convivencia de culturas están en el centro del debate público.
Nguyen adecúa el ritmo de la narración a cada situación, combinando con fluidez juegos de espacio y de tiempo. Un frío asesinato puede ejecutarse en un par de líneas, pero una indecorosa fantasía con la adolescente hija del superior del protagonista puede extenderse durante varias páginas. El uso de una primera persona reflexiva invita al lector a navegar por diversas preocupaciones vitales tratadas con una sórdida honestidad: el egoísmo, la amistad, el sexo, el sentido de la guerra o el sinsentido de la tortura son algunos temas que el escritor disecciona desde el prisma de dos tradiciones culturales distintas, la oriental y la occidental.
No es solo una novela de guerra, también es una historia de espías, de inmigración y de política
El autor conjuga con éxito escenarios y acontecimientos reales con personajes ficticios, un mecanismo efectivo para potenciar el interés histórico del relato. Las ágiles descripciones de las acciones, mediante la confesión de un único protagonista, logran crear situaciones casi cinematográficas. Como si se tratase de la escritura de un guión, el autor invita al lector a reflexionar sobre dilemas contemporáneos presentándolos en forma de pequeñas situaciones fácilmente identificables. El simpatizante es un libro denso pero de lectura ágil, fruto de la mezcla de escenas al servicio de un amplio abanico de emociones, en ocasiones incómodas.
Pese a tratarse de su primera novela, Nguyen se ha ganado el reconocimiento de la crítica. Por explicar desde un punto de vista inaudito aquello que ya tantas veces fue contado; por enriquecer el relato con intimidades sirviéndose de su propia autobiografía; por entregarse a un osado narrador con confesiones desconcertantemente escabrosas; por coser con hilo invisible la ficción con la memoria; por hacerlo entretenido y adictivo; por hacernos sufrir y conmovernos. Y por noquearnos con una lección: comprender que, a pesar de ser esclavos de nuestros puntos de vista, a todos nos mueven los mismos instintos humanos.
El uso de una primera persona reflexiva invita al lector a navegar por diversas preocupaciones vitales tratadas con una sórdida honestidad
FICHA TÉCNICA
Título: El simpatizante
Autor: Viet Thanh Nguyen
Editorial: Seix Barral
Género: Novela literaria
Precio: 22,00 €
Idioma: Castellano
Páginas: 477
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La ultima voluntad de Murakami
¿Cuál es la receta secreta que ha llevado a Haruki Murakami a convertirse en el escritor japonés con más proyección internacional? Esta es, seguramente, la pregunta que muchos críticos, seguidores y detractores del autor se han hecho a lo largo de los 30 años de su carrera, y hoy ya tienen respuesta. De qué hablo cuando hablo de escribir es la entrevista que el enigmático autor de Kobe nunca ha aceptado en ningún medio. Murakami habla sin tapujos de su visión del mundo y de su universo como escritor. También analiza su producción, desde el primer relato, Escucha la canción del viento, pasando por Norwegian Wood o 1Q84, en un casi testamento literario que no pretende complacer a nadie más que a su propio “yo”.
El japonés carga sin miramientos contra premios como el Akutagawa y se atreve a afirmar que le daría pereza viajar a Estocolmo para recoger el Nobel
El libro cumple los tres requisitos que el mismo autor describe como necesarios para que sea considerado original. En primer lugar, cualquier lector habitual de Murakami sería capaz de reconocer el texto por su prosa “sencilla, despojada y expuesta” –tal y como él la describe–. Seguidamente, a parte de su extensa producción que lo avala –ha escrito catorce novelas, más de cincuenta relatos cortos, ensayos y cuentos– este volumen corrobora su capacidad de reinventarse, acercándose, esta vez, a su lector. El libro es un manual para futuros escritores, toda una declaración de intenciones para pasar a la posteridad, el tercer requisito.
Superado el trance de la originalidad, Murakami se enfrenta al reto de escribir con libertad con creces. Se hacen pesados los “yo lo pienso así” o los “a lo mejor alguien se me enfada”. Una falsa modestia innecesaria y repetitiva para un relato tan personal. Aun así, el japonés carga sin miramientos contra premios como el Akutagawa –el más prestigioso del país– y se atreve a afirmar que le daría pereza viajar a Estocolmo para recoger el Nobel, un reconocimiento que han ganado “demasiados escritores de segunda”. De los doce capítulos –siete ya han sido publicados antes–, los que contienen la crítica más ácida son los que abordan la falta de sentido crítico de la sociedad japonesa y el hermetismo de su indústria literaria.
El de Kobe abre a los lectores las puertas de su taller. Sorprende la cantidad de lugares donde ha escrito sus novelas: en antiguos hoteles de Grecia, apartamentos de Roma o Londres, mesas de cafeterías, asientos de ferris o islas perdidas en el Atlántico. Impresiona también el ritual de producción o a la infinidad de revisiones a que somete sus obras. Murakami analiza su proceso de búsqueda de la voz literaria más adecuada: sus inicios en primera persona (boku, en japonés) y la evolución hacia la tercera persona, para expandir sus posibilidades narrativas.
De qué hablo cuando hablo de escribir está escrita a modo de última voluntad para agradecer al New Yorker su apoyo, que proyectó su obra a los países occidentales, editores y traductores como Alfred Birnbaum, y para perpetuar a los escritores –desde James Joyce a Ray Bradbury, pasando por Hemingway o Fitzgerald– y músicos de jazz –Thelonious Monk, Bill Evans o Bud Powell– que han influenciado su producción. Un libro post mortem hecho por un autor que tiene, aún, una larga vida por delante como novelista.
El libro es un manual para futuros escritores, toda una declaración de intenciones para pasar a la posteridad
FICHA TÉCNICA
Título: De qué hablo cuando hablo de escribir
Autor: Haruki Murakami
Editorial: Tusquets
Género: Ensayo
Precio: 19.90 €
Idioma: Castellano
Páginas: 304
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