El día de la madre fue un baño de sangre. Le regalé una botella de vino lacrada para su día.
Error.
Con mi padre muerto ya no existe ser humano capaz de sacar un corcho, abordé la tarea como si pudiera, a la hora de la cena, un hermoso tinto para acompañar las pastas, los mejores fideos con tuco del domingo más hermoso de Mayo (frío, lluvioso, mis favoritos).
Inserté el rulo del sacacorchos y giré para lograr la penetración si se me permite la expresión, mientras de fondo sonaba un streaming sobre comida y cine. Una vez enterrado el fierro, engancho la otra parte en el pico de la botella, con el artilugio destinado para tal fin, y hago fuerza. Toda la fuerza. Nada. El universo ni se enteró de mi intención.
Insisto.
Nada.
Empiezo a temer por mi integridad física, visualicé todos los posibles apocalipsis, entre los cuales se encontraba que el corcho saliera de golpe y me sacara un ojo (un clásico) o el otro de partir el cuello de la botella y beber vino con vidrio picado para triturar nuestras entrañas.
Pasaron 10 minutos y decidí parar el streaming porque me di cuenta de que no estaba escuchando una mierda, me estaba perdiendo todo concentrado en mi infructuosa tarea.
Pasaron 20 minutos y escuché un crack: el pico de la botella empezaba a astillarse sin que el corcho se moviera ni un solo milímetro.
A los 30 minutos mi madre hizo sus intentos y logró sacar medio centímetro de corcho. Se cansó y volví a intentarlo yo, entonces vi la sangre. Ella en su intento brutal se había cortado los dedos con el pico astillado, en ese mismo instante siento dolor en uno de mis dedos: yo también me corté.
Y el corcho como si nada.
A los 57 minutos teníamos un vino descorchado perfectamente, lo logramos con más y más intentos protegiéndonos las manos usando guantes de jardinería. Servimos el vino en una jarra, pasándolo por el colador más fino que teníamos y luego por filtros de café.
Los fideos se reían en nuestra cara, cero empatía, fríos. Calentamos la comida y cenamos en completo silencio, agotados y desangrados.
Feliz día mamá.
La reforma a la salud es la que más se ha discutido en el Congreso de la República y por fuera del mismo, ha tenido fuertes procesos de concertación a nivel de los partidos políticos que han significado una variación aproximada del 50% del articulado inicial, en donde se han respetado las esencias para que realmente logre resolver el problema de la crisis. Tres días es un tiempo más que suficiente para que la Comisión Accidental de la Cámara de Representantes logre acuerdos viables que no lesionen la esencia de la misma, que son: la administración pública de los recursos públicos, la atención primaria en salud y la dignificación de los trabajadores de la salud. Persistir en extender los tiempos es hacerle el juego a una oposición obstruccionista que solo pretende hundir la reforma o introducir el articulito en donde todo siga igual, y que la misma se torne inocua.
Los 5 productos de corcho con más demanda en el mercado.
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