#Arturo Seguí
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Jornada de prevención de incendios forestales en la Reserva Natural Provincial Punta Lara
Jornada de prevención de incendios forestales en la Reserva Natural Provincial Punta Lara El 19 de octubre, se realizó una jornada de prevención de incendios en Punta Lara, con autoridades y cuerpos especializados en combate al fuego.
El sábado 19 de octubre, la Reserva Natural Provincial Punta Lara se convirtió en el escenario de una importante jornada de práctica de prevención de incendios forestales. Este evento reunió a autoridades provinciales y a cuerpos especializados en el combate del fuego, en un esfuerzo por fortalecer las estrategias de prevención y respuesta ante emergencias ambientales. La actividad se enmarca…
#ambiente#Arturo Seguí#Buenos Aires#Carolina Pedelacq#crisis climática#Daniela Vilar#Defensa Civil#El Peligro#Fabián García#Federación Bonaerense de Bomberos#Gabriel Terny#Gonzalo Linde#guardaparques#incendios forestales#Ley Nº 14.892#Manejo del Fuego#olas de calor#prevención#Punta Lara#Reserva Natural Provincial Punta Lara#sequía
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Soñé que compartíamos el baño público y nuestros pies se tocaban por la abertura de las puertas.
Tus uñas estaban pintadas de rojo y llevabas sandalias.
Agachabas la cabeza con cierta molestia de que mis pies tocaran los tuyos y lograba ver unos risos castaños asomarse desde abajo, también veía un lente de gafa.
Sin dudarlo dije "usted es mí abuela", te sorprendias y decías que no, no podías ser mí abuela.
Abrías la puerta y quedábamos frente a frente, tenías una falda verde, larga hasta los tobillos. Estabas colorida y brillante.
Me decías que estabas enferma, mientras me mostrabas una bolsa al costado de tu cadera con tú sangre. Me decías que eso era lo que te aquejaba.
Salimos del baño y seguías resistiéndote la idea de que fueran tu nieta. Me decías " yo soy la mamá de Regina, Maite, Carlos Arturo..." Y antes de que terminarás yo seguí con la lista - " Cristina, Claudia, Yelisa y Martín"- dije: "recuerdo a mí papito y te recuerdo a ti"
Sin más palabras en tu boca aceptabas que si era tu nieta, te abrazaba fuertemente y me preguntabas ¿Que quieres? -solo quiero abrazarte- dije. El abrazo se prolongaba por un tiempo.
Al final te ibas y te llevabas mí cuaderno de escritos.
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Las Últimas Olas
Acababa de presenciar un tiburón toro por primera vez, sin duda era algo extraordinario. Arturo, Marisa y yo estábamos esperando a media agua a que mis compañeros subieran a la superficie mientras pensaba en todos los recuerdos que escribiría en mi bitácora de buceo. Empezamos a subir a la superficie con mucho trabajo debido a la corriente, pero una vez que lo logramos yo ya no podía ver la lancha de vuelta, pensé que se debía que estaba cansada por nadar contra corriente y el fuerte oleaje, sin embargo; no era mi cansancio, la lancha no estaba ahí. Seguí la mirada alterada e intimidada de Arturo y vi la lancha a lo lejos, la corriente la había arrastrado.
El conductor de la lancha nos hacía señas para que nadáramos hacia allá, lo cual nunca debe de ocurrir en un buceo. Pero al parecer fue la única opción. Así que comenzamos a nadar con la poca energía que nos quedaba, apenas lográbamos avanzar las olas comenzaron a tirarnos de un lado a otro, sentía que el mar de Honduras se burlaba de nosotros. El cielo pasó de naranja a un amarillo grisáceo, recordándome que la noche estaba por llegar. Estábamos lo suficientemente cerca de la lancha pero las olas eran tan fuertes que azotaban la escalera, era casi imposible subirlas. Arturo logró subir, pero yo sabía que ya no podía seguir intentando, dejé de escuchar claramente y mis ojos no veían nada más allá que la lancha siendo comida por las olas; les dije que yo me quedaría aquí. Marisa se sumergió y se acercó a mí, en cuanto me tomó del brazo y sentí el roce humano fue como si mis oídos volvieran a escuchar, eso me hizo retomar la conciencia. Si no hubiese sido por ella, no me hubiera logrado salvar.
Estando en la lancha vimos que el instructor se encontraba inconsciente por la marea, ya que las olas eran cada vez más grandes, primero tragando la lancha y luego escupiéndola hacía el cielo. La lancha no podía avanzar porque el motor se había descompuesto por toda el agua que entraba, así que mientras Arturo trataba de encender el radio, el conductor tomó una jícara y en su desesperación trató de sacar agua de la lancha con ella. Obviamente no la logró sacar, ya que entraba más de la que salía, así que nos comenzamos a hundir con el mar dentro de la lancha a la altura de nuestros tobillos.
Marisa estaba llorando y yo me encontraba en shock, el instructor, muy mareado, dijo que nos pusiéramos de nuevo el equipo de buceo, ¡pero los tanques ya no tenían aire!
En cuanto nos tomamos de las manos para rezar, Arturo logró mandar un mensaje de auxilio con la radio que un párroco de una pequeña iglesia de la isla logró escuchar. Finalmente el párroco mandó a su mecánico por nosotros, quien tuvo la valentía de arriesgar su vida para salvar las nuestras. Gracias a él logramos pisar tierra firme justo antes del anochecer, así veía las siluetas negras de mis compañeros contrastando con la poca luz del cielo, celebrando el hecho de seguir estando vivos.
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N0 - b1n0 from Luna Guerrero on Vimeo.
Canción "N0" de b1n0 (@b1n0__) feat Meritxell Nedderman (@meritxell.neddermann) @foehnrecords
Dirección creativa: “Doriyaki” Dirección: Ángela Sanz Jover (@sanzangela) y Maure Bisbal Font (@maure.bifo)
Casting: Laura Mira López (@laumiralopez) y Verónica Cataldi (@veroniccataldi) 1AD: Arturo Casaú Guirao (@arturocasau) Producer: Silvia García del Pozo (@silviagadel)
DOP: Andrea Moreno Ciriza (@luessyriot_visual) Foquista: Christin Schuchardt (@la_schuchi) Gaffer: Álvaro Baumann Aguerri (@alvaritobaumann) Eléctricos: Unai Lahuerta (@unailahuerta) y Alberto Bailey méndez (@albertobaileymendez) Op. Steadicam: Marc Esteban Villanueva (@deathbed_confessions) 1st AC: Carla Cereceda Seguí (@musanoinspira)
Foto fija: Sebastián Gerecz (@sebastiangerecz)
Dir. Arte: Luna Guerrero Alcántara (@luna__guerrero) Ayudantes arte: Arianna Miuccio (@papaya.kush), Max Alameda Quer (@maaxalameda) y Paula Bustos Martinez (@paula158058)
Estilista: Claudia Díaz - Pinés (@claudiadiazpines) MUAH: Aitana Espino García (@aitanaespino)
Stunt: Alba Albert López (@albaalbert) Stunt Supervisor: Bernat Albors (@bernatalbors)
Color: Guilem Birba (@gyemrgb) Montaje: Olga Fuster (@olgocarpenter), Aitana García (@tanaaitana) y Ángela Sanz Jover (@sanzangela)
Agradecimientos: Escuela de especialistas In Extremis
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El fotógrafo del mal
El medio día lo había encontrado en la cama durmiendo. Esa noche no había podido dormir, ya que los sueños que había tenido lo habían hecho despertar sobresaltado, sudando frío y gritando. De los sueños se acordaba plenamente. Uno de ellos fue que estaba caminando por la calle hasta llegar a un jardín muy grande. Entró a él, porque siempre le habían gustado los jardines y comenzó a caminar por entre los matorrales y flores. En el sueño estaba inmerso pensando en cuando era niño y su mamá lo llevaba a la casa de su tía en donde había un patio con muchas plantas. Él se pasaba toda la visita oliendo las plantas y tratando de atrapar a los bichos que se desprendían de las plantas. De repente se dio cuenta que se había perdido y que lo único que hacía en aquel gran jardín, era dar vueltas y vueltas sin poder encontrar la salida.
El otro sueño fue muy similar. Esta vez se soñó dando vueltas y vueltas por el zoológico, tratando de entablar una relación amena con los animales. Les tiraba comida o los llamaba. De repente todas las personas a su alrededor se perdieron y él quedó solo en medio del zoológico oscuro. Comenzó a gritar para que el guardia viniera a sacarlo pero nadie le respondía. Sus gritos se hicieron más fuertes y los animales sintieron la desesperación en sus gritos, porque comenzaron a hacer sonidos fuertes. En el sueño, Martín escuchaba su gritos y lamentos acompañados por los sonidos de los animales que se juntaban al unísono haciendo que ya no existieran las cosas ni los seres vivos, sino aquel sonido. Entonces Martin se despertó sobresaltado y con un sonido extraño en los odios.
Cuando se levantó fue hasta la cocina y comió algo liviano. Luego fue hasta el baño y se duchó. Después se cambió y salió directo para el trabajo. Ese día tenía que realizar una sesión de fotos con un grupo de artistas. Afuera de su casa estaba uno de los artistas que le había propuesto llevarlo hasta el lugar de las fotos en su carro. En este, quise contarle de sus pesadillas, pero pensó que eso implicaría una conversación más larga de lo que quería tener con él.
Llegaron a una casa cultural al norte de la ciudad. Esta estaba adornada con flores artificiales en casi toda la parte superior de la pared. Del techo salían una serie de cuerdas todas adornadas con más flores. En el fondo había un pecera con peces de todo tipo. Las paredes pintadas con dibujos de libros e instrumentos de música como el Saxofon. Habían varias mesas negras y una pequeña biblioteca que le daba un aire muy elegante a la casa. Sacó del bolso su cámara polaroid y cada uno se organizó. Lo artistas que estaban posando tenían en frente de ellos, algo representativo del arte que realizaban. Las fotos fueron satisfactoria. Los felicitó a cada uno por lo bien preparado de estas y por el lugar. Cuando iba saliendo, le preguntaron si quería que lo llevaran a su casa pero le respondió que no, que iba para la casa de su madre y era muy cerca. Prefería irse caminando.
Dos días después recibí una llamada que cambió la tranquilidad con la que llevaba mis días. Se trató de uno de los artistas que había fotografiado. Me dijo que quería que nos viéramos en un restaurante a la hora de la cena. Yo acepté y nos reunimos en un restaurante de comida árabe. Era alto, barbudo y blanco. Llevaba un jeans, tenis y una camisa negra lisa. Arturo(como se llamaba) era el único de los artistas que fotografie aquel día, que no tenía tatuajes, ni perforaciones y que vestía más bien como un oficinista. Durante la comida los dos hablamos sobre cosas que teníamos en comunes: películas, artistas, los animales, la naturaleza. Me habló de su trabajo como pintor. Me dijo que aunque él le gustaba los pintores postimpresionistas y surrealistas, se había decidido a hacer cuadros más realistas y académicos con los que se podía ganar la vida. Cuando ambos terminamos de comer, me dijo que ahora sí llegaba el momento para hablar de lo que realmente era serio, su afirmación me intrigó.
Lo que Arturo me propuso no me lo esperaba. Luego de contarme que estaba casado con una mujer hacía 10 años y que habían tenido 2 hijos, me dijo que tenía pensado separarse de ella porque ya no la quería. Debido a que este tenía unos ahorros guardados que le había dejado su padre, quería salir ileso del divorcio y a su vez que sus hijos lo vieran como la víctima en la separación para así poner tener una relación estrecha con ellos y porque no, pedir su custodia en la corte. Yo le respondí a Arturo que aquello me parecía bien pero que no sabía qué tenía que ver yo ahí. Este me respondió que me tranquilizara, que si me había llamado era porque me necesitaba.
Arturo me preguntó que si yo hacía todo tipo de fotografía, a lo que le respondí que sí. Me respondió entonces que yo era el indicado. Yo sonreí extrañado por todo lo que me estaba diciendo. Este miró el reloj y se dio cuenta de que el tiempo estaba pasando rápido, así que comenzó a hablar. Me dijo que él tenía un plan para hacer ver a su esposa como una infiel. Él le iba a poner una trampa con un antiguo amigo de ella de la Universidad al que él conocía. El amigo la iba a invitar a tomar algo e iba a emborracharla para después cuando ella estuviera inconsciente, yo entrara y los fotografiara besándose. Luego él con esa fotos iba a pedir el divorcio y todo saldría bien para él.
Aquello me pareció repugnante. Sin embargo, cuando escuché lo que le iba a pagar al amigo de su esposa y a mí por las fotos, le dije que debía pensarlo. Un hecho así no se hace todos los días y una cantidad de plata así, no se gana tan fácil en tan poco tiempo. A los pocos días terminé aceptando. Con eso del auge de las cámaras de los celulares, el negocio no estaba tan rentable y pensé que con el dinero que me iban a pagar, podía tirar un mes o dos sin preocuparme por mi economía. La verdad era que yo no conocía a la chica y además, la vida también está hecha de acciones maldavas. Nuestra alma también está llena de ello. Seguí el curso natural de la vida, y acepté hacer las fotos.
Me citaron en un bar a las 8 de la noche. Yo llegué a las 7 y tomándome algunas cervezas observé como el hombre se aprovechó de la confianza e inocencia de la chica para emborracharla. Ahora no lo niego, disfruté de lo que estaba haciendo, de lo que estaba pasando ahí. Disfruté de la puja de la mujer cuando intentaba separar a su amigo de sí, cuando este le pedía perdón por el beso que le había intentado dar. Disfruté cuando ella intentó levantarse y su amigo le pidió perdón y la convenció para que se sentara. Me sentí muy fascinado, cuando con mi cámara iba haciendo las fotos con calma; fotografiando cuando brindaron por la amistad, cuando ella seguía emborrachandose y cuando ya borracha se dejaba dar besos por su amigo. Ese día, producto de la emoción que da la maldad, había estado inspirado y las fotos me salieron perfectas. Me sentí satisfecho. Terminé mi última cerveza y me fui del bar, mientras la mujer le daba golpes a su amigo por haberla besado y toqueteado y se levantaba de la mesa para irse.
Le entregué las mejores tomas a Arturo a los dos días y me dio mi dinero en efectivo. Luego le dije que era un cabron y que no me buscara nunca para más nada. Luego me alejé de su vista y enfile mis pasos hasta la 72. Divague sin saber qué hacer por todo el parque Surisalcedo en el que le di de comer a las palomas y fotografíe a una iguana que se subía y bajaba de un palo. Eran las 2 de la tarde cuando me decidí por ir al zoológico. Luego de darle la vuelta y de tomarle fotos a los animales, me sentí cansado. Decidí irme hasta las bancas del zoológico y me senté ahí a descansar.
Saqué la cámara para revisar las fotos que había tomado a los animales. Fui eliminando aquellas que no me habían gustsdo hasta que llegué a las fotos que me había pedido Arturo y que no había eliminado. La secuencia de las fotos hacían ver a la esposa de Arturo plácida en el lugar y excitada con los besos de su amigo. Aquellas fotos causaron en mí una sensación de repulsión igual a la que sentí cuando Arturo me entregó el dinero de mi pago. Decidí apagar la cámara y me quedé en silencio en el banco. El zoológico comenzó a quedar vacío pues las personas iban saliendo. El sonido de los animales se hacía más fuerte y se unían con los sonidos internos que se desprendían de mi consciencia. Esto se parece a mi sueño, pensé, pero esta vez no me voy a quedar atrapado. Esta vez voy a huir.
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Me siento de vuelta al año 2018 cuando todo era incierto, desconcertante, penoso. Cuando caminaba durante horas bajo la lluvia con el maquillaje deslucido en mi rostro después de llorar una hora en el diván con Arturo como único testigo mudo de mi pena. Recuerdo un día en particular: llegué empapada, hambrienta, triste, con el maquillaje pringoso en el rostro cenizo, cansada y sin pasta a mi clase de 20:00 a 22:00 horas. No podía parar de llorar. Me senté en la silla, escondí el rostro y seguí llorando calladamente porque mi pena era grande. Mis dulces compañeras se acercaron, me llevaron pañuelos para limpiarme la nariz, un moka caliente y un cigarrillo. Levanté el rostro y no pude agradecerles. Salí a fumar y a recomponerme un instante.
Desearía que alguien me diera ese café caliente y un cigarrillo para poder recomponerme otra vez.
"Esto, también pasará, no será así por siempre" me repito para soportar un día más mientras pretendo que no estoy rota, taciturna, solitaria. Recuerda: esto también pasará.
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Repentinamente
El primer viernes del semestre enero mayo de 1995, hubo una junta de “emergencia” en uno de los salones de arquitectura, el motivo era claro y apremiante, faltaban poco menos de 6 meses para graduarnos y no teníamos nada planeado para festejarnos ese día.
La concurrencia fue buena, mas de la mitad de los que cursábamos noveno semestre asistimos. Dos compañeras tomaron la batuta y marcaron la agenda; necesitábamos todo: salón, música, banquete, iglesia (por supuesto que habría misa, duh, estudié en Monterrey), lugar para la torna graduación (por supuesto que habría peda, duh, estudié en Monterrey).
Pocos minutos después, ellas dos pidieron voluntarios para el comité de graduación, era obvio (y bastante injusto) que entre dos chavas no podrían aventarse esa chamba. Un compañero, el típico ajonjolí de todos los moles, rápidamente se apuntó (spoiler alert: sólo ayudó tres semanas mas y aventó la toalla tan pronto llegaron los primeros exámenes parciales).
Nadie mas levantaba la mano, después de unos momentos de incómodo silencio, aquí, su pendejo servidor, dió un paso al frente, mas por solidaridad que por alguna otra cosa, y me convertí en el cuarto miembro del heroico comité de graduación.
Para la segunda sesión se estableció que yo sería el tesorero, mi labor era calcular el costo por asiento del baile de graduación. Había que hacer un listado de todos los posibles gastos, ponerles precio, sacar un gran total, preguntarles a todos mis compañeros si irían a la graduación y cuántos asientos querían, dividir el costo total entre el número de asistentes y finalmente llegar a un número, el mismo que aún recuerdo, $200.00 pesos, el tipo de cambio estaba como en 6, así que eran como $33 USD. Si, lo sé, pinche inflación.
En las siguientes semanas, una de las compañeras y yo, visitamos juntos muchos lugares, salones de eventos, audiciones de grupos musicales, degustaciones de platillos, florerías… prácticamente estábamos organizando una mini boda.
Eso nos permitió afianzar nuestra amistad, puesto que, aunque nos llevábamos muy bien, nunca habíamos convivido tanto. Recuerdo que al principio del semestre me contó que un bato le estaba tirando la onda, pocas semanas después ya eran novios. Ella era una mujer atractiva y muy agradable, me dió gusto que comenzara una relación.
En ese entonces yo compartía carro con mis hermanos, y como ellos estaban en la misma universidad y yo en otra, casi nunca me tocaba a mí. Eso hacía que mi amiga pusiera el auto para las visitas antes mencionadas.
Al final de una de las últimas vueltas, ya con el fin del semestre muy cerca, me llevó a mi casa, nos estacionamos y apagó el auto, volteó hacía mí y me dijo “¿te puedo pedir un favor?”, le respondí que si, ella continuó, “mi inglés no es muy bueno, y mi novio me regaló este cassette (era un mix tape), me dijo que esta canción es lo que siente por mí. ¿Crees que puedas decirme que dice?”
“Bueno, lo intentaré”, yo tenía 22 años y mi inglés, aunque bastante decente, no tenía ni de chiste el nivel que tiene ahora.
Puso la canción y por fortuna la conocía, de hecho, la había escuchado muchas veces, era el track 6 de los Grandes Éxitos de Billy Ocean, álbum que yo tenía, en cassette, por supuesto, era los noventas y no todos teníamos un CD player, menos en el carro.
“Solía pensar que el amor era sólo un cuento de hadas
Hasta aquel primer Hola, hasta aquella primera sonrisa
….
Repentinamente, la vida tiene un nuevo significado para mí
Hay belleza allá arriba
Y cosas que nunca antes habíamos notado
Despiertas, y repentinamente, estás enamorado”
Mi amiga tenía la mirada fija en el radio de su auto, yo seguía concentrado en la canción, traduciendo simultáneamente lo mejor que podía.
“Nena tú eres todo lo que un hombre puede desear y más
Mil palabras no son suficientes
Para decir lo que siento
Tomados de la mano mientras caminamos por la orilla del mar
Nunca me sentí así antes
Ahora tú eres mi razón de vivir”
En eso levanté la vista y la miré, seguía viendo el radio, pero era evidente que hacía todo lo posible por contener las lágrimas, no estaba triste, claramente estaba emocionada, profundamente conmovida.
Seguí traduciendo, pero a partir de ese instante, sentí que era un intruso en un momento íntimo de pareja, un fisgón, casi un voyerista. La canción terminó, ella respiró profundamente y me dijo con la voz un poco quebrada “muchas gracias Arturo”.
Recuerdo a mi amiga y a su novio en la graduación, y en la torna, se veían muy contentos juntos. Después de eso le perdí la pista, extrañamente, a pesar de las redes sociales, no la tengo entre mis contactos.
Pero prefiero no buscarla, prefiero quedarme con ese recuerdo, elijo pensar que siguen juntos y que forman una pareja que se respeta y han crecido juntos, superando los constantes retos y obstáculos que la vida siempre nos presenta.
El mundo, yo incluído, necesita historias de amor exitosas, en especial ahora. No importa que sean un poco cursis, o que lleguen de manera repentina.
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Mis capas
A lo largo de todos estos años siendo un amor, una persona que demostraba lo que sentía, intentando dar algo bueno de mi a quien se atrevía a quererme un poco, hoy estoy intentando no querer volver a lo mismo. Siempre tuve capas no tan duras y no tan gruesas para que les costará y aún así bajaba la guardia y las quitaba con tal de querer a alguien a mi lado. Pero siempre estuvieron ahí, siempre intente ser dura y muy grises con los demás hasta que un día llegaba alguien y me enamoraba.
Después todo terminaba y prometía no volver a enamorarme no volver a dejar a alguien entrar a mi corazón y volver a ser débil y encariñarme hasta dar una buena impresión de mi. Siempre solían engañarme o mentirme o dejarme por qué era poco o por qué no era para ellos. Me la creía tontamente. Pero esas promesas nunca fueron suficientes para cerrar por completo mi corazón por qué quería querer a alguien, siempre pensé que aún era capaz de dar más. Hasta ahorita.
Ya no encuentro valor dentro de mi para querer a alguien de echo ya no se si quiera inténtalo y eso me está consumiendo. Estoy volviendo a poner esas capas en mi mente y en mi corazón, pero estás vez siento dentro de mi que ya son más fuertes por qué ya no m dejan hacer algo distinto ya no me dejan luchar por querer volver amar. Están siendo cada vez más groseras más grises y más gruesas. Ya no quieren que nadie entre y me vuelva hacer daño como un tipo de autodefensa donde ya no deja salir ni entrar.
Estoy perdiendo el poder de decidir entre lo que quiero a quien quiero y quién quiero que me quera.
Después de todas esas veces que me jure no volver a enamorar hoy creo que se está haciendo real. Y solo quiero que alguien por primera vez que quiera frenarlo y entenderme realmente.
Quiero que cuando me sienta mal solo me abrace y diga que no debo hacerlo, quiero que vea mi corazón que no es necesario poner esas capas ahorita. Pero quiero a alguien que ya estuvo ahí.
Si fuera otra vez de esos caso como hace dos años, claro que dejaria que Arturo o David o Ricardo o todos los que quieren conmigo lo intenten pero está vez solo quiero que una sola persona me diga que no, que realmente quiera quedarse ahí y que no deje que esté proceso siga dentro de mi.
Hoy le grite a la persona que más amo y fui muy grosera y lo dije "Creo que fui muy grosera" le pedí perdón por qué quería decirlo y algo en mi sun dijo no, no lo hagas por qué lo amas, realmente eran una lucha entre las capas y mi corazón. Y el solo me dijo que le valia. Quería llorar y entre mi algo volvió a luchar por qué no quería que volviera a llorar, no quería que alguien más viera lo devil que soy y que se aprovecharán de mi, no quería que pensaran que estoy a los pies de el como siempre lo eh estado. Y solo seguí intentando volver a poner esas capaz de mi corazón.
Estoy ahorita entre la pelea de volverme dura, fría, calculadora, estoy entre ya no sentir ningún sentimiento y amar a alguien que no quiere luchar por mi.
Se que el no es así, pero maldición, siento que poco a poco en algún momento ya será difícil y por mi estupidez aleje a la persona que más amo.
Saben por qué siento que está vez va enserio.
Si fuera otra persona que quisiera que me salve no lo sé, tal vez y hubiera terminado con Irving. Pero no hay nadie más que me conozca tanto. Los demás son solo pretendientes que nunca los llevaría amar tanto como ahorita estoy amando.
Croe que ya no sería capaz por qué ya no quiero y por qué realmente encontré al amor de mi vida y con el me Queiro quedar aunque eso signifique que aún que el encuentre a su verdadero amor, yo esté sola.
https://m.youtube.com/watch?v=B1GXAU3YZq0
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Ex policía detenida: hacía inteligencia con Drones en El Pato y Arturo Seguí
Ex policía detenida: hacía inteligencia con Drones en El Pato y Arturo Seguí
Una ex oficial de la Bonaerense encabezaba una banda delictiva que hacía inteligencia con Drones para luego cometer entraderas. (more…)
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Saca la espada de la piedra
El dibujo está en la mente
Pero la mente es la mano
La piedra puede que esté en el fondo del mar
Has venido hasta acá llorando
Me has pedido que traiga una toalla para secar tus lágrimas pero en realidad era para ponértela sobre los hombros
Te reíste
No sé si porque obedecí o simplemente porque tus emociones oscilaban más que nunca esa noche
Era de noche?
Todo era más que nunca
Entrañable
Tampoco nunca voy a poder decir piel ni suave sin avergonzarme
Yo venía de pasarla mal en algún otro lado cerca de una familia que se parecía a la mía
No fue un espadachín peleando contra la cara de tu novix
Fue algo que le dijiste
Había venido a buscarte
Era un cuento donde las espadas estaban en la mente o en piedras
O estáticas en deseos desde hace rato soñados
No sé si eso significaba algo que querías, de repente
Fuiste corriendo hacia mí y yo seguí la señal
No recuerdo bien la historia del rey Arturo
Pero sé que fue algo liberador que apareciera hacia el final de
Algo que por alguna razón se encontró con nosotrxs en ese tramo en el que nuestras manos hundidas en la arena húmeda enterraban algo
La montaña es la piedra en el fondo del mar de la cual sacar la espada
Vos y yo unos animalitos de piel suave y garras mesuradas que van y vienen como péndulos
Hasta encontrarse
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Mercado Agro ganadero de Cañuelas: éxitos a dos meses de su apertura.
Piero Montelli, productor ganadero, nos acerca el panorama del funcionamiento de la nueva plaza que reemplazó al histórico Mercado de Hacienda de Liniers. El predio ganó en dinamismo y celeridad en los procesos de gestión del ganado vacuno.
Arturo Bas Mendizábal, vocero de RRII del Mercado de Hacienda de Cañuelas, se muestra muy conforme con el despliegue de la operatoria global, registrada a dos meses del comienzo de las actividades del Mercado. “Las jornadas operativas son más que satisfactorias. Se ve una entrada de hacienda muy linda en cuanto a número. En este corto trayecto se trabajó de manera correcta y con buenas perspectivas para lo que resta del mes de julio” Bas Mendizábal también manifestó que “sin duda, las instalaciones que tiene el Mercado Agroganadero para posibilitar la continua entrada y salida de camiones que transportan hacienda, resulta excepcional. Hasta el momento no se planteó ninguna dificultad al respecto”.
Seguí leyendo la nota haciendo click aquí: https://pieromontelli.wordpress.com/2022/07/18/mercado-agro-ganadero-de-canuelas-exitos-a-dos-meses-de-su-apertura/
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El Municipio y la Cruz Roja desplegaron operativo sanitario de vacunación y detección de COVID
El Municipio y la #CruzRoja desplegaron operativo sanitario de vacunación y detección de COVID #LaPlata #Salud #Sociedad
En el marco de un trabajo en conjunto entre la Municipalidad de La Plata y la Cruz Roja, se llevó adelante este sábado un importante operativo sanitario y de abordaje territorial para detectar casos de COVID en El Peligro. El despliegue incluyó vacunación antigripal y de calendario a vecinos de la zona, controles de salud a niños y concientización “puerta a puerta”. El procedimiento tuvo lugar…
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#Abasto#Altos de San Lorenzo#Arturo Seguí#CAPS Nº 24#Comité de Crisis#COVID#Cruz Roja#Enrique Rifourcat#Garibaldi#gobierno#La Plata#Marcelo Leguizamón#Municipalidad#salud#San Carlos#vacunación antigripal
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Ladies & Gentleman: el piragüista que llegó para quedarse
Un día de repente te encuentras cerrando una etapa y abriendo otra. Con los ojos cerrados, pero colmados de ilusión. No sabes muy bien por donde tirar. Cuál será el camino correcto, o si te arrepentirás toda la vida de haber escogido perder tu tiempo con algo que no te hace feliz. Indagas por todos los medios para encontrarte con lo mejor y no equivocarte. Lees millones de críticas de un lado a otro. Ahora estás más confundido que antes. Ha llegado la hora de tomar una decisión, debes arriesgarte. La primera vez que eliges una asignatura optativa en tu primer año de universidad es como una bonoloto. Muchos se dejan engañar por los súper nombres que tienen algunas asignaturas para pintarlas con menos coñazo de lo que en realidad son. Esto es así. El marketing de las optativas.
Yo, la primera vez que llegué a esta facultad iba con los ojos tapados, hice la matrícula al tuntún, no seguí ninguna recomendación, simplemente me dejé llevar por mi instinto. Hoy, cuatro años después de esas primeras elecciones tengo que decir que estoy satisfecha, que no contenta. En cada curso descubres la esencia de un profesor. Yo en primero escogí una optativa con un nombre horroroso, pero que me permitió conocer a un profesor con un corazón inmenso, de esos que te dejan pensando el resto del día después de haber acabado su clase. Ese profesor me dio la motivación necesaria para seguir mi criterio de elegir sin criterio los próximos cursos. En segundo, también tuve la intuición de haber escogido a un buen profesor hasta que me di cuenta de que no entendía absolutamente nada de lo que el señor estaba hablando. Entonces pensé que en tercero no podía pasarme lo mismo. Fue cuando indagando por twitter me encontré con el mayor profesor de piragüistas de Ciencias de la Información. Me hacía gracia la simpatía de este señor. Por ello, en tercero decidí decantarme por Gabinetes de Comunicación, una asignatura de la cual aspiraba a rellenar apuntes sin parar. Pero nada de eso fue así. Con Arturo Gómez Quijano, las clases no son así. Sus clases se dividen en dos partes fundamentales en un aula universitaria: la convivencia entre alumno-profesor y los invitados. En cuarto, decidí buscar de nuevo a Arturo como profesor, elegí la optativa de Periodismo especializado en Medioambiente y Economía. Yo, que siempre he odiado las matemáticas en todas sus versiones, hasta en las ciencias aplicadas como la economía. Sabía que con Arturo aprendería de una manera poco ortodoxa. Lo primero que me llamó la atención aquel 2020 cuando tuve que escoger Gabinetes de Comunicación es la empatía del profesor hacia el alumnado. Pocos o casi ninguno se fijan en ello. Para mi, durante ese año resultó primordial tener esa conexión de empatía. Y, este año, la verdad es que ha sido más de lo mismo. Sus experiencias profesionales aunadas con la actualidad diaria componen nuestras clases todos los miércoles. Las clases comienzan desde la improvisación provista, y terminan con una lección de la que te vas pensando a casa lo poderoso que puedes llegar a ser, no solo como persona sino como profesional de la comunicación. Arturo tiene el don de hacernos ver como auténticos profesionales de la comunicación. Deposita su confianza en nosotros. Y, nosotros no podemos fallarle. Las clases de los viernes suman cierta dinámica a la semana, son charlas muy interesantes donde nosotros como alumnos podemos tener cerca a personas que pasaron por donde estamos ahora mismo sentados, pero que gracias a su trabajo han llegado lejos. Charlas motivacionales. Nada que ver con el discurso de bienvenida que te dan en primero de carrera cuando dicen que te vayas olvidando de trabajar en los medios tradicionales.
Arturo nos da la capacidad de pensar a largo plazo dónde y cómo queremos estar. Nos ofrece claves para alcanzar nuestras metas. Nos pone sobre la tierra cuando las cosas pintan mal. Nunca pierde el sentido del humor para trasladarnos su conocimiento y experiencia. Siempre hay cosas que mejorar, y visto el potencial que Arturo ve en cada uno de sus alumnos, podría hacer que cada miércoles un grupo de alumnos se dedique a explotar su marca personal sobre los cimientos que rigen la asignatura, ya sea para Gabinetes de la Comunicación como para Periodismo especializado en Medioambiente y Economía. Sería muy divertido, y seguro que se llevarían un gran aprendizaje añadido a todo lo demás.
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Arrepentimiento de no haberle dicho que durmiera conmigo ese día
El catorce de septiembre salí con una amiga a pasear por la CDMX, buscando alguna cantina en donde la lista de espera no fuera de treinta y siete horas. Fracasamos. Su familia no le hablaba y la mía estaba en otro país; tal vez nuestro patriotismo sólo era un pretexto para no sentirnos tan solos. Aceptamos que ninguna cantina de esas que tienen mariachis iba a tener acceso sin reserva, así que pedimos un Uber, compramos cigarros y cervezas y nos fuimos hacia mi casa. El conductor bromeaba con nosotros de una manera incómoda, nos preguntaba que por qué no éramos novios o amantes. Siento que en el fondo ambos nos preguntamos la misma cosa.
Llegamos a mi casa, prendí las bocinas y puse música a bajo volumen, planeaba poner algo mejicano pero creo que a ninguno de los dos nos importaba la patria y ese tipo de cosas. No recuerdo mucho de lo que hablamos, de un concierto, de nuestras ex parejas, memorias de nosotros... Lo único que recuerdo es que el frío me hacía sentir como si muchas hormigas pasearan por mis huesos, era insoportable. Nos terminamos las dieciocho cervezas y ella se fue al cuarto de mi hermana y yo al mío.
Mientras intentaba dormir escuché un aleteo: pensé que era mi sueño y que habían pájaros en él o algo así. Seguí durmiendo hasta que volví a escucharlo, buscaba en mi borroso sueño algo que tuviera que ver con el ruido, como cuando de niño buscabas una forma al humo que salía del cenicero. No, no tenía sentido. Prendí la luz y vi a un insecto del tamaño de mi mano. Era una paloma negra, como la puta canción que sentía la necesidad de cantar ese día. Saqué mi celular y tomé una foto para enviársela a mi amiga con la esperanza de que aún siguiera despierta. Me respondió a los minutos preguntándome si quería que me ayudara a sacarla de ahí, respondí que por favor, que la verdad moría de miedo. No mentí en lo absoluto.
Bajó y estuvimos al rededor de media hora metiéndonos debajo de las sábanas cada que la paloma se acercaba a gran velocidad hacia nosotros, como niños en histeria colectiva después de escuchar una historia de terror. Me remitía a la poca infancia feliz que tuve. Ella bromeaba con que tal vez la 'mariposa negra' era el único ser en el mundo que me amaba realmente y que por eso no quería salir de mi cuarto. A penas terminó de decir eso y el insecto salió volando. Nos reímos bastante. No fue un mal día, para nada. De hecho estuvo mejor que una fiesta con amigos o con familiares. Me dieron ganar de preguntarle si quería dormirse conmigo, pero no quería que lo sintiera como una invitación al sexo. Sólo tenía frío y estaba feliz a su lado. Ella se quedó unos minutos, como esperando a que le dijera algo. No lo hice... El día que te mueras voy a llorar muchísimo, Arturo, dijo. Regresó al cuarto de mi hermana. Hice lo posible por dormir.
Ha pasado casi un mes después de ese día. Ayer me diagnosticaron la gota, no me sorprendió. Llevo desde la semana pasada sin sentir nada, y eso que pasaron situaciones en las que sólo una estatua no sentiría nada; no terminé bien un trabajo, volví a intentarlo con mi ex novia y todo salió mal, perdí dinero, mis viejos amigos cercanos ya no me hablan, estoy solo... Mis emociones estallaban en cosas triviales como en la muerte de Pablo Escobar en una serie y un tributo a Juan Gabriel en una fiesta, era mi punto de desahogo: las cosas tontas. Llegué a mi casa sin sentir nada, sólo pensando que si ya no podía tomar no sé qué iba a hacer para divertirme o para calmar mi ansiedad.
Fui a comer con mi hermana y en el restaurante mi madre me escribió, que ya fuera a la casa porque había una mariposa negra enorme y necesitaba que la sacara de ahí, que esas cosas anunciaban la muerte de alguien. El día que te mueras voy a llorar muchísimo, Arturo.
Llegué a mi casa y la reconocí al segundo: era la misma puta paloma negra de hace más de un mes. No era otra, revisé las fotos que le había mandado a mi amiga; un ala medio rota, algo peluda, del tamaño de mi mano. Había vuelto y no sabía por qué. Sentí algo por fin: recordé a mi amiga con sus enormes dientes y metiéndose debajo de mis cobijas para cubrirse de la mariposa negra. Nostalgia. Incluso arrepentimiento de no haberle dicho que durmiera conmigo ese día. Sonreí.
Con una cámara análoga le tomé varias fotos que según yo salieron hermosas y con una escoba la guié hacia la ventana. Las emociones se evaporaron y volví a no sentir y a pensar en el alcohol, mi garganta se estaba resecando de nuevo... ¿Por qué este mes he destruido todo lo que había empezado a construir? Pensaba esas cosas y no podía beber nada, me urgía un enorme vaso de ron. Carajo, esto me va a costar mucho trabajo. Bajé por ahí para engañar a mi cerebro y que pensara que el agua era vodka o algo así. En la sala escuché un golpeteo en la ventana, era este insecto que me remitió a la infancia, a mis emociones y que venía a anunciar una muerte. La observé por unos segundos hasta que detuvo el golpeteo. Aterrizó en el cristal frente a mi cara y me miró a los ojos.
- Arturo Jara Kafuri.
Extraído de la Revista Letrina.
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Crónica de un viaje por la ciudad en plena pandemia.
(Aquí una carta para mi amigo de Murcia, Ricardo Maurandy, quien me envió algunos ejemplares de su primer poemario “Baladros” para entregárselos a algunas bibliotecas, como las de la Casa de la Literatura o el Centro Cultural de España o llevarlas a librerías como El Virrey. También quería que le entregue un ejemplar a la tía de una de sus amigas, en Jesús María.)
Hola, Ricardo, disculpa que te escriba recién, pero recién ahorita puedo sentarme frente a la compu. Paso a relatarte todo lo de hoy (ahí te va xD): Primero, tomé un taxi para llegar a la Plaza de Armas, cerca de la cual se encuentra la Casa de la Literatura Peruana. Me bajé unas cuadras antes, porque no aguantaba el reggaetón horroroso que estaba escuchando el conductor, jajaja, y salí disparada del auto en el jirón Ica. Le tomé algunas fotos al libro frente a una casa muy bonita (la Casa Fernandini), para mí la más bonita de Lima (lástima que no sea muy buena fotógrafa) que ha sido donada por la municipalidad a una escuela de música.
Luego seguí caminando, y le tomé fotos al librito frente al teatro Municipal (aunque sabrás perdonar, estaba con la cabeza en otra cosa, porque pensaba en cómo iba a hablar con la gente de la Casa de la Literatura),
seguí subiendo por el jirón Ica, que es mi zona favorita de la ciudad porque es muy tranquila y limpia y hay muchos cafecitos y edificios con distintos estilos arquitectónicos: barroco, art Nouveau, clásico, etc.,
me detuve con tu libro frente al convento de San Agustín (a unas cuadras están las oficinas del diario La República, donde trabajé por un corto tiempo), y, finalmente, llegué al jirón de la Unión, que es la vía más importante de la ciudad, la más concurrida, la que tiene más anécdotas en su haber.
Fíjate que uno de nuestros escritores más ilustres, Abraham Valdelomar, dijo lo siguiente: “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert (una mezcla de café-confitería y sala de espectáculos francesa) y el Palais Concert soy yo.” En el mismo jirón, fotografié la casa Courret, que era el estudio de un fotógrafo francés, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Por ese estudio pasaron todos los personajes importantes de la élite limeña y provinciana.
Subí a la Plaza de Armas y fotografié primero la catedral de Lima, aquí se me acercó un lustrabotas y empezó a fastidiarme, mientras me cargoseaba para limpiarme los zapatos de gamuza, no me dejaba tomar fotos en paz.
Le tomé fotos también al Palacio de Gobierno, a la Municipalidad de Lima y al Palacio Arzobispal.
Le volví a tomar fotos a la catedral pero ya desde cerca y el mismo lustrabotas de antes empezó a piropearme, pero me callé y no dije nada, porque no me había agotado la paciencia aún. Lo malo es que no solo soltaba frases cortas, que eso lo hubiese soportado, sino que se quedaba a mi lado fastidiando, mientras yo trataba por todos los medios de tomar una foto decente y no me dejaba.
Me dirigí a la Casa de la Literatura Peruana, porque en el Facebook de esa institución decía bien claro que iban a atender este fin de semana, incluso mencionaban una serie de actividades. :O Vi que el lugar estaba rodeado de militares, pero igual entré, jajaja, porque un policía me aseguró que se podía ingresar, pero como cuatro vigilantes salieron corriendo a sacarme en peso, porque ya no se permitía el ingreso, según ellos hasta el mes de marzo. :P
Bueno, a unos pasos está el bar Cordano, en el jirón Áncash, que es el punto donde se han reunido varios poetas peruanos desde siempre, sobre todo, a este bar se le relaciona con uno de nuestros mejores poetas: Martín Adán, quien escribía sus poemas en servilletas y las tiraba como bolitas cuando no le gustaban, los meseros del bar recogían todos los poemas sin que se diera cuenta y se los dieron luego a un editor amigo de Martín, quien publicó un tomo grueso con todo y le dio la sorpresa al escritor. Como yo trabajaba en el 2010 y 2011 en la Casa de la Literatura, tengo muchas anécdotas en esta zona. Subí hasta un pequeño museo de chocolate que hay en el jirón Áncash y le tomé fotos al libro rodeado de bombones, pero salieron mal porque la luz era rarísima. El chico que atendía el museo me convidó un licor de chocolate con pisco que me dejó viendo pajaritos al mediodía. Estaba muy bueno pero era trepador el condenado. xD jajajaja. Volví a la Plaza de Armas y me dirigí a El Virrey pero solo para preguntar cuáles eran los requisitos para dejar el libro a la venta, porque no había llevado mis guías de remisión. En el mostrador vi que un grupo de escritores conversaba muy animadamente de la edición rara de un poemario y me miraron como si me conocieran, pero yo solo los saludé levemente, porque aunque sus caras me eran familiares no sabía quiénes eran a ciencia cierta.
Cuando salí de la librería, el lustrabotas vino de nuevo a jorobar y ahí sí le solté 50 mil tacos en voz alta, porque yo ya no podía más, tanto habré gritado que vi que el grupo de escritores del mostrador de El Virrey dejaba de conversar para mirarme con ojos como platos xD jajajaja. Ay, es que ya me rebalsan la paciencia, pues. Enseguida le tomé fotos al convento de Santo Domingo, donde vivió san Martín de Porras y está enterrada santa Rosa de Lima (cuya casa está a dos cuadras).
Después fui a beberme un milkshake de fresa helado, y me dirigí, con cajas destempladas, a Jesús María, a la casa de la tía de Conny.
Bueno, tomé un taxi, y llegué al jirón Huiracocha, que está a dos pasos del que fue mi colegio. Me fijé que en la puerta no había timbre para el departamento 1, y solo había un huequito de cinco centímetros, por el que no hubiese podido pasar ni e brazo de un duende, para tocar el timbre de los otros departamentos. Vino un chico a entregar un almuerzo con su moto, y se quedó mirándome. Quería que yo hiciese todo el trabajo de tocar los timbres. Le pregunté a quién buscaba y me dijo que a la señora Maritza Muñoz, o sea, a la tía de tu amiga Conny, para darle su almuerzo. Hice un esfuerzo sobrehumano y alcancé el timbre del departamento 3 y salió una señora anciana y luego la señora Maritza, no sabía que yo había hablado antes con el chico de la moto, parece que tuvo temor de recibir un paquete en plena pandemia y se negó a tomarlo, diciendo que la señora Muñoz no estaba y que ella era nueva en la zona. Pero el chico sí sabía que era ella y le dio el almuerzo. Le dije incluso, haciendo como si no me diera cuenta que mentía, que ponga el paquete bajo la puerta de la tía de Conny, pero dijo que tenía miedo de equivocarse. Comprendo que hay gente que se asusta con la pandemia pero esta señora era una botella de alcohol andante. No sé si me daba más miedo el virus o su actitud. Incluso se puso a llamar: “Maritzaaaa…” como diciendo que no era ella. Pero era. El chico de la moto y yo nos reíamos porque sabíamos que estaba haciendo un número extraño. En fin, que se negó en redondo y tuve que salir de ahí con los crespos hechos. Para colmo, un viento muy fuerte levantó todas las hojas secas de la cuadra y me las lanzó al rostro xD jajajaja, me sentí, como uno de esos actores de las pelis francesas de los sesenta que vagabundean por la ciudad como zombies sin ningún objeto xD, jajajajaja… xD Volví a mi casa, compré un cuarto de pollo a la brasa con papas fritas (que devoró mi pequeña sobrina) y recibí un mensaje de mi amigo, el crítico Arturo Delgado Galimberti. Le había escrito por la mañana para preguntarle si aceptaba leer tu libro y hacerle una reseña si le agradaba. Me respondió a las cuatro, diciéndome que fuera al local del diario Expreso y dejara un ejemplar del poemario. En el 2018, cuando le dejé un ejemplar a Arturo de mi tercera novela, un vigilante la mar de amable me recibió el libro, siempre me quedé con ganas de darle algún regalito por su amabilidad, así que compré una botella de Fanta helada para dársela. Pero salió un vigilante gordito y joven, aunque también muy amable, me dijo que podía alcanzarle un ejemplar del poemario a Arturo y otro al reseñista Stuart Flores, que también trabaja ahí. Como me trató genial, le entregué la botella de gaseosa y me la recibió con una sonrisota. Me fui y encontré a un venezolano vendiendo unas mallas llenas de mangos y naranjas. Cargué una malla al hombro luego de pagarle y me fui a mi casa. En el camino una grúa casi me atropella con malla y todo. xD En fin, ese es todo el recorrido, Ricardo, en febrero o marzo vuelvo a la Casa de la Literatura, en cuanto abran en todo caso, y voy también al Centro Cultural de España. Si Conny tiene otro pariente en Lima, me avisas, por favor. Voy a seguir tomándole fotos a tu libro en unos días, ya que la cuarentena acaba el catorce. Muchos saludos y bendiciones, y gracias mil nuevamente por enviarme tu librito, voy a releerlo enseguida. :D
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La MUCA de la palabra en Arturo Seguí, ubicación # 05, en colaboración con la Biblioteca Popular Mafalda y Libertad se puede visitar de manera virtual aquí.
En la web se puede realizar una deriva sonora por Arturo Seguí, recorriendo los trabajos que realizaron lxs 14 artistas y gestorxs culturales en coordinación con instituciones y habitantes del pueblo, durante 2 meses; y que se pudieron escuchar en las emisiones radiales llevadas a cabo en octubre de 2020.
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