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ArgMex week día 3: "Tatuajes" Perdón que los suba super tarde ;; tengo mucha tarea
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¿Por qué hacer una semana dedicada al ArgMéx?
La verdadera pregunta es, ¿por qué no?
¡Hola a todos! Hoy estamos aquí para hablar sobre nuestra primera semana temática de la ship de Argentina/México en Latin Hetalia. La idea de esta semana ArgMéx (en cualquiera de sus combinaciones), ha estado presente desde hace unos años, posiblemente desde que se empezó a popularizar el asunto de hacer semanas temáticas en los fandoms, pero solo hace unos meses el tema se puso sobre la mesa.
Aunque somos pocas las personas que shippeamos esta pareja, aquí estamos. Esta primera semana ArgMéx de Latin Hetalia se llevará a cabo del 15 al 21 de septiembre, en todas y cada una de las plataformas en las que LH tiene presencia, y también aquellas en las que no. ¡Están invitados a participar!
Cabe aclarar que ésta no es una actividad oficial de la comunidad de Latin Hetalia; es decir, la administración no organiza esto. Solo somos un grupo de fans que queríamos tener, al fin, nuestra semanita temática.
Previo a la fecha de inicio, iremos compartiendo información respecto a esta actividad, en especial los prompts con los que podrán participar. Por lo pronto, pueden leer las reglas de esta actividad y dejar sus dudas y comentarios.
Y no olviden seguirnos también en Twitter y Facebook :D
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latin hetalia argmex week; día 3 → tatuajes
» tinta en tu piel {martín + pedro}
Si unos cuantos años atrás, alguien le hubiese dicho que pasaría meses buscando el lugar adecuado para ir a hacerse un tatuaje, Martín se habría echado a reír. Hasta hace unos días, no se consideraba una persona que pensaría siquiera en hacerse un tatuaje, pero aún recordaba la tarde en la que conoció a Pedro en la cafetería de Itzel y, desde entonces, la idea de hacerse un tatuaje no dejaba de rondar su mente.
La tarde en la que conoció a Pedro no tenía nada de diferente a las otras que iba al café de Itzel. Había ido al café para tener un lugar tranquilo para estudiar y en el que pudiera tomar algo y le llamó la atención el chico que entró al café y caminó hasta atrás de la barra como si fuera el dueño del lugar.
A decir verdad, con todos esos tatuajes en los brazos y en las manos, además de los anillos en la mano izquierda, la primera impresión que tuvo de él no fue muy buena. Y de no ser porque Itzel hablaba con él animadamente y con toda la calma del mundo, Martín habría llamado a la policía.
La segunda vez que vio a Pedro, descubrió su nombre y que era hermano de Itzel. La tercera, descubrió que era tatuador y que tenía un estudio desde hacía dos años junto con dos amigos más: un tal Miguel y una muchacha a quien Martín recordaba por verla también en el café: Catalina.
—Esto te lo deben preguntar todo el tiempo —le dijo a Pedro en esa ocasión—, pero ¿no te dolió hacerte todos esos?
Pedro soltó una risa.
—Si me dieran dinero cada que alguien me hace esa pregunta, sería millonario —bromeó—. Y sí, duele. Depende de tu umbral del dolor y de la zona —explicó—. Los del antebrazo, por ejemplo, no me dolieron realmente. Los de las muñecas y esta rosa —agregó mostrando el dorso de su mano—, ésta sí me dolió.
—Nunca entenderé esas ganas de sufrir por sufrir.
Pedro volvió a reír.
—¿Nunca has pensado en tatuarte? —preguntó.
—Nah, mucho dolor.
Pedro sonrió y tomó uno de los marcadores que tenía en la mesa. Después, sin preguntar realmente, tomó la mano derecha de Martín y empezó a dibujar algo en ella.
—Te quedaría bien uno aquí —murmuró—. No muy grande, tal vez algo de estilo naturalista... o quizá algo minimalista.
Martín no respondió y posiblemente Pedro interpretó su silencio como molestia o incomodidad, porque casi de inmediato guardó su marcador y se disculpó para irse. Martín no tuvo tiempo de explicarle que su reacción había sido porque sentía que el corazón se le iba a salir del pecho.
Después de ese tercer encuentro, vinieron un cuarto y un quinto y, cuando Martín se dio cuenta, conocía a Pedro desde hacía medio año y la idea de hacerse un tatuaje con él no era del todo descabellada, en especial cada que recordaba la forma como tomó su mano con cuidado y empezó a dibujar en su muñeca. El pensamiento decisivo llegó, en realidad, cuando vio que Itzel tenía un tatuaje en el hombro izquierdo. Era el primero que le veía y eso llamó su atención.
—Tengo otros tres —explicó ella—, pero son muy personales y no los enseño. Todos me los hizo mi hermano —agregó y se acercó para que Martín pudiera ver el intrincado diseño de las flores en su hombro. Era un diseño complicado y lleno de detalles y eso le cautivó por completo.
Quizá no era tanto la idea del tatuaje en sí, sino de la persona que quería que lo tatuara. Porque Pedro era una persona que le causaba muchos sentimientos: era divertido charlar con él aunque a veces hiciera chistes malos, y le gustaba la forma como hablaba de los diseños que realizaba. También le gustaba verlo mientras sacaba su libreta para hacer algún boceto que nunca acababa frente a él, porque “oh, pues, me da pena que me veas”.
Así que después de pensarlo un poco, decidió que quizá no sería mala idea hacerse un tatuaje, siempre y cuando el diseño y el trabajo fueran hechos por Pedro. Y si después del primer tatuaje vinieron otros dos acompañados cada uno de una declaración, eso no era algo que tuviera que interesarle a los demás.
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Otro fic cortito y rapidito porque me volvió a comer el tiempo. Me gustó el concepto del moodboard :3
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Créditos a Fabi
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ArgMex week day 2: relación a distancia
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ArgMex week day 1: Ángeles y Demonios
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ArgMex week día 4: "Sobrenatural"
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ArgMex week día 5: "soulmates"
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¡Ya llegaron, ya están aquí! Esta es la lista de prompts que usaremos para nuestra semana Argméx:
FECHAS
Del 15 al 21 de septiembre
PROMPTS
15 de septiembre: Ángeles y demonios
16 de septiembre: Relación a distancia
17 de septiembre: Tatuajes
18 de septiembre: Paranormal/sobrenatural
19 de septiembre: Soulmates
20 de septiembre: Súper héroes
21 de septiembre: Fantasía y magia
Además de estos prompts, los participantes tendrán derecho a usar un comodín. Esto significa que, si no les gusta el prompt del día o no les inspira a crear, pueden cambiarlo por otra cosa de temática libre, siempre y cuando el tema no esté incluido en la lista de prompts.
#latin hetalia#argmexweek#lh argentina#lh mexico del norte#lh mexico del sur#argmex#argenmex#lhargmex
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latin hetalia argmex week; día 1 → ángeles y demonios
» el ángel guardián {martín + pedro}
Todo comenzó a las pocas semanas de que Martín salió del hospital después de una cirugía de corazón, cuando estaba lo suficientemente recuperado como para dejar la casa de su primo y regresar a su departamento. En otras circunstancias no le habría prestado demasiada atención, probablemente ni siquiera se habría dado cuenta de ello, no con el ritmo tan acelerado que tenía para hacer las cosas (consciente de que cada día podía ser el último). Pero ahora, con las horas que debía pasar en reposo y sin nada más interesante qué hacer, habría sido imposible no darse cuenta del muchacho que se la pasaba sentado en las escaleras de emergencia del edificio al otro lado del callejón.
Quizá “muchacho” no era la mejor manera para describirlo. No estaba seguro del todo, pero aunque lucía joven (más o menos de su edad, ya llegando a la mitad de los veintes), había un aire de melancolía en él que le daba una apariencia mayor. Siempre llevaba la misma ropa, que cada día lucía más sucia; tenía las manos cruzadas, la mirada gacha y los hombros caídos, como si lo aquejara algo terrible. Probablemente era un sintecho. Tendría sentido, después de todo, ¿quién más pasaba tanto tiempo, días incluso, sentado en el mismo lugar, con la misma ropa y lucía como si el mundo se le hubiera venido encima?
Había algo más en él, algo que Martín no sabía cómo explicar. Cada que Martín se asomaba por la ventana de la sala para verlo, tenía la sensación de que lo conocía de algún lugar. Sin embargo, por más que intentaba recordarlo, a su mente no llegaba nadie que fuera como él. Y también estaba esa extraña presión en el pecho, que no tenía nada que ver con el dolor de la recuperación por la cirugía. A ese dolor estaba acostumbrado (lo peor eran los estornudos: sentir que el pecho quería abrírsele nuevamente cada que estornudaba con fuerza), y por eso reconocía que la sensación que tenía al ver a aquel tipo no tenía nada que ver con su recuperación.
Una tarde de esas en las que el viento sopla con un aire gélido, se percató de que el otro hombre seguía sentado en el lugar de siempre. En él todo se veía igual que siempre, a excepción de la forma como se abrazaba por el frío. El idiota estaba sentado sin siquiera un suéter para protegerse del clima. Martín se quedó observándolo por un par de segundos y justo cuando estaba por volverse para ir a su habitación, vio que el chico levantaba el rostro y lo observaba desde el otro edificio.
No lo pensó realmente. Caminó hasta su ventana, se estremeció cuando el aire del exterior le dio en la cara al abrirla y gritó:
—¡Oye!
El chico le miró perplejo, pero Martín no le dejó hablar y se adelantó:
—No tienes a donde ir, ¿verdad? —preguntó. La respuesta era obvia, pero la situación ya era extraña de por sí y Martín supuso que no haría daño iniciar la conversación de esa manera.
—No —respondió el otro. Su voz era más grave de la que Martín esperaba y por un instante volvió a sentir esa misma opresión en el pecho.
—Ven.
—¿Qué?
—¿No escuchaste?
—Sí, pero… ¿estás seguro? No sabes quién soy.
Más presión en el pecho. Martín se cruzó de brazos, aunque fue más para disimular la molestia por lo que sentía en el pecho que por otra cosa. Creo que sí sé quién eres, pero no logro recordarlo.
—Has estado ahí por días y si quisieras hacer algo raro, creo que lo habrías hecho hace mucho. Sube por la escalera del edificio —agregó señalando la escalera de emergencia que daba a su ventana.
El otro asintió e hizo como le indicaba Martín. Pasados unos minutos, entró por la ventana de la sala, cerrándola detrás de él y evitando el paso del aire helado de afuera otra vez. Volvió a hacerse el silencio, aunque Martín notó que se sentía un poco mejor, que lo que fuera que sentía en el pecho cedía poco a poco para darle paso a la sensación propia de su cirugía reciente. Se miraron uno al otro por un rato y Martín se dio cuenta de otros detalles que no podía ver a través de la ventana: era un poco más bajo que él y lucía delgado, pero no excesivamente flaco, y le llamó la atención la cicatriz que cruzaba su nariz.
—Gracias —dijo el joven.
—De nada. ¿Te llamas…?
—Pedro.
—Martín —Pedro asintió en silencio—. Bueno, pues, toma asiento. ¿Algo de beber? Creo que algo caliente te vendrá bien.
—¿Tienes café? —preguntó Pedro—. Siempre quise… es decir, hace tiempo que no tomo uno.
Sí, había algo extraño en él, asintió Martín para sí mismo. Y, a pesar de ello, no tenía miedo de aquel extraño; era como si algo muy dentro suyo le dijera que el hombre al que había invitado tan de improviso jamás le haría daño.
—Te preparo uno de inmediato.
—¿Te ayudo? —preguntó Pedro—. Creo que eres tú quien necesita descansar más que yo.
—No, estoy bie… ¿qué?
—¿Hm?
—¿Por qué dices que yo debería descansar más?
Pedro dio un paso atrás y miró de reojo la ventana, como si estuviera pensando en huir.
—Si quieres ir, vete —dijo Martín—, pero ahora sí llamaré a la policía.
—¡No! —exclamó Pedro, y Martín pudo ver el miedo en su mirada—. Yo… no es necesario que llames a la policía. No tengo a dónde más ir.
—Sí, bueno, eso me quedó claro. ¿Te quedaste sin trabajo o algo? ¿No tienes ningún amigo con quien ir o algo así?
—No. No tengo nada… yo. No tengo dinero ni amigos ni familia.
—¿No eres de aquí?
Pedro miró al piso un segundo y asintió con la cabeza antes de suspirar.
—Algo así.
Toda esa situación era extraña y aunque el sentido común le decía a Martín que estaba haciendo todo mal, que lo ideal habría sido llamar a la policía en cuanto se percató de que frente a su edificio había un tipo que no se movía de lugar, al final optó por seguir su instinto otra vez. Señaló con la barbilla el sillón para invitar a Pedro a sentarse y él también se sentó.
—¿Quieres contarme?
—No sé qué será mejor, que lo sepas o que no lo sepas.
—Ok, eso ya me está dando miedo.
Pese a todo, Pedro sonrió.
—Tienes la sensación de que me conoces, ¿verdad?
—¿Cómo…?
—Nos conocemos —dijo Pedro. Martín guardó silencio para escucharlo—, aunque no nos hemos visto de frente. Yo te conozco más de lo que tú a mí, pero es inevitable que sientas que me has visto en algún lado, aunque nunca lo hayas hecho.
—¿Qué quieres decir?
Pedro suspiró. Levantó el rostro y cuando su mirada se cruzó con la de Martín, éste sintió otra vez la opresión en el pecho, que era más intensa que las veces anteriores, e instintivamente se llevó la mano al lugar donde estaba su cicatriz. Pedro siguió el movimiento con su mirada y antes de que Martín pudiera decir algo, puso su mano sobre la de Martín. Un escalofrío lo estremeció.
—Hace unas semanas debiste morir en el quirófano —dijo Pedro—. La cirugía se complicó. Todo indicaba que no saldrías con vida pero fue…
—Como un milagro —completó Martín—. Eso fue lo que dijeron mis familiares.
Pedro quitó su mano y sonrió un poco. Fue una sonrisa melancólica, triste, y Martín se hizo un poco hacia atrás.
—¿Quién eres?
—Tu ángel guardián.
—¿Qué?
—Debiste morir —dijo Pedro— y yo sabía lo que estaba por ocurrir. Lo he sabido desde siempre, desde que naciste, y no se supone que nosotros debamos intervenir en eso. Somos guardianes, pero no debemos intervenir en lo relacionado con la muerte de nuestro humano, pero… no podía dejarte morir. No así. Tienes tanta vida aún, y eres una persona tan hermosa, con tantos sueños e ilusiones y yo… intervine para que no murieras. Por eso estoy aquí, porque ya no puedo regresar.
—¿Regresar a dónde? —preguntó Martín, aunque una parte suya creía saber la respuesta.
Pedro señaló con su dedo hacia arriba.
—Ah.
Ambos se quedaron en silencio por tercera ocasión. Era un relato extraño, fantasioso por decir lo menos, pero Martín estaba seguro de que era verdad. Nadie había podido explicar la razón por la cual había regresado a la vida cuando todos los médicos presentes lo daban por muerto y , quizá, todo ese cuento del ángel guardián explicaba un poco por qué Pedro (¿sería ese realmente su nombre?) le parecía tan familiar. Explicaría, también, la opresión en el pecho, que al fin entendió como esa sensación de querer llorar para desahogarse.
—¿Aún quieres ese café? —preguntó.
—¿No me vas a echar?
Martín le sonrió, nervioso, y se puso de pie con cuidado. Estaba seguro de que estaba haciendo lo correcto al dejar que Pedro se quedara en su casa.
—No puedo echar a mi ángel guardián —dijo—. ¿Quién cuidaría de mí entonces?
—¿Por cuánto tiempo puedo quedarme? —preguntó Pedro poniéndose de pie también.
—Por el tiempo que quieras. ¿Quieres acompañarme a preparar esa taza de café? —preguntó.
No esperó respuesta, caminó hacia la cocina y sonrió al escuchar que Pedro caminaba detrás de él.
fin.
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Wow, esto quedó más largo de lo que pensé y creo que pude extenderme más, pero así ya estaba algo extenso. Me gusta la idea de Pedro siendo el ángel guardián enamorado de Martín. Obvio que después se casan y son felices por siempre.
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latin hetalia argmex week; día 5 → soulmates
» destino {martín + pedro}
El día en que, al fin, Pedro conoció a su alma gemela, comenzó como un día cualquiera. Pedro se levantó tarde, como siempre, y corrió al estudio para ensayar con la banda, como siempre. Incluso, después de unas horas de ensayo, salió hacia la terraza para echarse un cigarro, como siempre. Todo había permanecido exactamente igual de no ser porque, ese día en particular, la terraza no estaba sola.
Sentado en el piso, al otro lado de donde él tenía el que llamaba “su banco”, había otro chico. Al principio Pedro no le hizo demasiado caso. Absorto en sus propias ideas, mantenía la mirada fija en la marca de un pequeño sol, como una cicatriz, que tenía en su muñeca derecha. Sin embargo, después de escuchar un par de “clics”, fue imposible no darse cuenta de la presencia del otro, no cuando el tipo, aparentemente, estaba tomándole fotografías.
—No me enojo si me la pides —dijo, algo molesto, más por el momento de paz interrumpido que por ser fotografiado por un extraño.
—¿Me habrías dejado tomarte una si te lo preguntaba? —cuestionó el otro. Pedro pensó por un segundo antes de responder:
—Nah.
El otro chico soltó una risa.
—Eso supuse.
Pedro le dio una calada a su cigarro y vio, por el rabillo del ojo, que el otro muchacho se ponía de pie y caminaba hasta él para, después, sentarse en el piso junto a él.
—¿No te molesta?
—No realmente. ¿Le tomas fotografías a todos los extraños?
—Sólo a los que me gustan.
Pedro se ahogó con el humo del cigarro y el otro, para su sorpresa, sólo se echó a reír otra vez.
—Perdón, perdón —dijo aún entre risas—, pero hubieras visto tu cara. Soy Martín —agregó y extendió su mano derecha.
—P-Pedro —dijo éste, aún tosiendo un poco, y respondió al gesto de la misma manera.
Los dos lo sintieron cuando sus manos se tocaron: el cosquilleo que los recorrió desde aquel punto en el que sus manos estaban conectadas hasta los pies. Pedro jadeó por la sorpresa. Giró la mano de Martín, que aún sostenía con la suya, para observar su muñeca, y vio que en el mismo lugar en el que él tenía una marca de un sol, Martín tenía una luna: el complemento de su marca.
Cuando alzó la mirada otra vez, vio que Martín lo observaba fijamente y sólo en ese momento lo observó con detenimiento. Vio la sorpresa en sus ojos verdes y pudo percibir el rubor de sus mejillas. Pedro nunca había imaginado a su alma gemela, por mucho que soñara con encontrarle, y no le desagradaba para nada lo que veía frente a él. Sonrió.
—¿Sentiste eso? —preguntó.
Martín asintió.
—Fue...
—Lo sé. Somos...
—Almas gemelas.
—Sí.
—Wow.
Los dos se quedaron en silencio, aún sorprendidos por lo que acababa de ocurrir, pero después de unos minutos, ambos se relajaron un poco. Pedro soltó la mano de Martín, aunque éste compensó la pérdida sentándose un poco más cerca. Había tanto que decir, que no tenían ni idea de por dónde comenzar.
—No tengo idea de qué hacer —admitió Pedro.
—No te sientas mal, yo tampoco tengo idea de qué es lo que se supone que debo hacer después de conocer a mi alma gemela —respondió Martín. Después, algo apenado, agregó—: No te ofendas, pero no siento que me haya enamorado mágicamente de ti.
Pedro le sonrió con sinceridad.
—No me ofendo. Yo tampoco me siento enamorado de ti.
—Ok, me parece justo.
—Creo que enamorarse toma tiempo, almas gemelas o no. ¿Qué te parece si, mientras, nos conocemos un poco? ¿Quieres ir a comer algo?
—¿Es una cita?
—¿Por qué no? Somos almas gemelas.
Martín sonrió.
—Está bien.
Ambos sabían que el amor no era algo instantáneo, pero estaban dispuestos a conocerse y ver qué es lo que ocurría después.
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¿Debí organizarme mejor para no morir mientras se lleva a cabo esta semana? Sí, definitivamente. Siento que esto está muy apresurado, pero ya casi acaba el día y es lo que hay. Perdónenme ;__; siento que esto no le hace justicia a este tropo tan bonito que es de mis favoritos.
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latin hetalia argmex week; día 7 → fantasía y magia
» el otro brujo {martín + pedro}
[fic situado en el mismo au de fuego y (no) era como ellos]
Aunque Pedro no tenía magia, no significaba que no pudiera identificar a los que sí la tenían. En parte se debía a convivir con brujos y hechiceros desde que era un niño, después de todo era el mellizo de una bruja de fuego y el amigo de un hechicero de viento y otro de tierra desde hacía mucho tiempo. Su habilidad para reconocer a otros con poderes sobrenaturales se debía, también, a la observación. Y quizá también un poco de suerte, porque sólo él había logrado ver esos momentos que delataban a los practicantes de magia, y que su familia no mágica no creía que ocurrieran.
Eran solo detalles, acciones que los hechiceros realizaban sin darse cuenta, pero que Pedro podía identificar. Estaba, por ejemplo, las veces en las que Itzel prescindía de un suéter porque su temperatura corporal, gracias a su magia, era superior a la de un humano normal. O las veces en las que Miguel corría o saltaba más rápido y alto que otros porque, sin pensarlo, se impulsaba con pequeñas corrientes de aire. O el hecho de que las plantas en la casa de Efraín crecieran con más rapidez que en otros lados, incluso fuera de temporada. Para muchos eran cosas que pasaban desapercibidas, pero Pedro las notaba.
Sabía que los brujos y hechiceros practicaban su magia todo el tiempo, porque era parte de ellos y dejar de usarla sería como dejar de respirar. Así que los practicantes de magia a su alrededor, aunque fingieran que no tenían poderes, realmente dejaban ver mucho más de lo que ellos mismos creían.
El día en que Pedro se mudó, al fin, a una casa para él solo, se dio cuenta de que su vecino de enfrente era un brujo también. Al principio no estaba seguro de que fuera uno, pero le bastó con observarlo con cuidado para darse cuenta de que, sí, era alguien con magia. No estaba seguro de qué tipo de magia realizaba, no le había visto usar ninguna de tipo elemental, pero su vecino —un muchacho rubio, de ojos verdes y bien parecido... no es que él se fijara en eso— siempre salía por las mañanas a su jardín, de donde parecía recoger algunas hierbas antes de regresar al interior de su casa.
Pedro observó, también, que había días en los que otras personas iban a la casa de su vecino. Se dio cuenta de que éstas llegaban cansados y se iban con una expresión distinta en el rostro, como si después de pasar un tiempo en la casa de aquel hombre rubio, todos sus problemas quedaran atrás.
—Quizá usa magia de sanación —dijo Itzel en una ocasión.
Con el paso de los días y el aumento de sus propios problemas, Pedro dejó de prestarle atención a su vecino. Tenía tantas otras cosas en las cuales ocuparse, trabajos que sacar en poco tiempo o con los que arriesgaba mucho dinero, que, absorto como estaba, no se dio cuenta de que los papeles se invertían y que era su vecino quien lo estudiaba desde el otro lado de la calle.
Una tarde en la que Pedro regresó a casa cansado después de una junta que terminó bien pero no como él lo esperaba, se encontró a su vecino frente a la puerta de su casa. Sorprendido, tardó unos segundos en acercarse a él y fue el otro quien acortó la distancia para saludarlo.
—Sabía que no tardarías mucho en llegar. Soy Martín.
—Eh... Pedro.
—Sí, lo sabía.
—¿Cómo...?
—Magia —respondió Martín. Pedro dudaba que lo supiera por su magia, pero prefirió no comentar nada al respecto—, y el hecho de que no te hayas reído o que me estés mirando extraño confirma que sabes de mi magia.
Pedro se encogió de hombros.
—Vengo de una familia de brujas.
—¿Y te diste cuenta de que yo tengo magia sólo así?
—¿Soy observador?
—Ah. ¿La magia corre en el lado femenino de tu familia?
Pedro volvió a encogerse de hombros.
—Sí. ¿Necesitas algo?
—Nah, sólo quería saludarte. Nos hemos estado observando mutuamente pero no nos habíamos hablado aún. Luces cansado.
—Trabajo.
—Ya. Puedo ayudarte, si quieres —se ofreció. Pedro frunció el ceño ligeramente y Martín soltó una risa—. No pongas esa cara. Es mi magia, puede ayudar.
—Así que tienes magia de sanación.
Martín sonrió.
—Tienes frente a ti al único médico brujo real, porque tengo magia de sanación y también soy médico. ¿Y? ¿Qué dices? ¿Te echo una mano con tu cansancio?
Pedro lo pensó por unos segundos. Martín era un completo extraño y quizá no debía confiar tan fácilmente en él, ¿pero no se había hecho amigo de Efraín y de Miguel porque él y su hermana compartían la corazonada de que eran buenas personas? Lo mismo ocurría con Martín. Además, tenía la impresión que algo muy bueno saldría después de ese primer encuentro.
—Está bien.
Y siguió al otro brujo hasta su casa.
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Este au me gusta mucho, me gusta que Pedro no tenga magia, pero que sea sensible a ella, que pueda identificar a los que sí la tienen, y que éstos lo busquen a él porque sienten que emana una energía agradable. Esto quedó un poco diferente a como he pensado el AU, pero me gustó la casita que usé en el moodboard y por eso escribí así la historia.
Esto es más pre-relación jaja, pero aquí esta mi último aporte para la semana. Gracias por leer y por participar :D
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latin hetalia argmex week; día 2 → relación a distancia
» a varios cientos de kilómetros {martín + pedro}
A veces, mientras termina las llamadas con Martín o tras responder a alguno de sus mensajes, Pedro piensa en lo agridulce que es tener una relación a distancia. Quisiera que ver a su novio fuese tan sencillo como tomar un micro o el metro y llegar a su casa. A veces, también, piensa en que, pese a todo, el tiempo les ha demostrado que amarse a través del ordenador o el teléfono no hace menos intenso lo que sienten por el otro.
No todos comprenden cómo es que han mantenido una relación así por tres años, en especial porque no se han visto en persona ni una sola vez, y Pedro sabe que es extraño, pero no cambiaría sus circunstancias actuales. Además, están todos los planes para verse en algún momento, cuando terminen sus respectivos estudios, cuando logren ahorrar lo suficiente para comprar un boleto sólo de ida, incluso cuando aún no deciden en cuál de los dos países se piensan instalar.
—Esto sonará bien cursi —dice Pedro cada que el tema sale a colación—, pero creo que eso no importa si estamos juntos.
—Re cursi. No creo que importe mucho, de todas maneras el matrimonio igualitario es legal en nuestras ciudades.
Son conscientes de que hay mucho que planear y tomar en cuenta, que a veces hablar es más fácil que hacer las cosas, pero entre más pasa el tiempo, más se convencen de que soñar no le cuesta a nadie, y ambos están llenos de sueños que incluyen a un Sánchez o un Hernández a su lado y de por vida. Y aunque sea agridulce despedirse tras las llamadas o los mensajes, siempre está presente la idea de que tan sólo deberán esperar un poco más y lograrán estar juntos al fin.
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Fic cortito y rapidito porque me comió el tiempo. ¿Es el título de este fic una referencia a una cierta canción? Sí, sí lo es. ¿Es a propósito que en el moodboard el happily ever after señale a las chelas? No, eso no, pero no lo voy a cambiar.
#latin hetalia#argmexweek#argenmex#lh argentina#lh mexico del norte#lhargmex#aesthetic#argmex#one shot#au
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¡Damos por inaugurada la semana ArgMéx de Latin Hetalia!
Día 1: Ángeles y demonios
Recuerden que también pueden usar comodines para cambiar el tema del fanwork, siempre y cuando el que elijan no esté en la lista. ¡A participar!
Reglas | Lista de prompts | Twitter | Facebook
#latin hetalia#argmexweek#lh argentina#lh mexico del norte#lh mexico del sur#argenmex#argmex#lhargmex#info
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¿Ya se enteraron de que tendremos una semana dedicada al Argenméx en Latin Hetalia? ¿No? ¡Pues tendremos una!
Aquí las reglas para participar (que más que reglas son algunos lineamientos básicos para que estemos todos en el mismo canal).
Reglas de participación (más bien convivencia)
Respeten el trabajo de los demás participantes.
Se acepta todo tipo de fanwork: fics, arts, videos, moodboards, cosplays, etc., siempre y cuando sean creados por la persona que los comparte.
Usaremos la tag #argmexweek en cualquiera de las redes sociales o sitios en los que quieran compartir su material.
Usaremos principalmente a los personajes frecuentes de Latin Hetalia, pero pueden usar sus propios OC.
Nada de C*untryh*mans, por favor.
En la semana daremos a conocer los prompts oficiales para el evento.
¿Dudas? Pueden enviarnos un mensaje.
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