#AceptaciónDeLaRealidad

[sentidoysensibilidad]

𝘓𝘢𝘴 𝘏𝘦𝘳𝘪𝘥𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘛𝘳𝘪𝘢𝘯𝘨𝘶𝘭𝘰 𝘈𝘮𝘰𝘳𝘰𝘴𝘰

En un triángulo amoroso, cada persona encarna una herida distinta que sangra a su manera.

El amante, con apego ansioso, ve la relación como un oasis en medio del abandono. Romantiza la clandestinidad y confunde sufrimiento con amor verdadero. Aunque no busca ser "el otro", elige inconscientemente parejas inaccesibles para reforzar la creencia de que no merece un amor completo.

El infiel, maestro en compartimentar emociones, no actúa por maldad, sino por llenar un vacío existencial. Divide su vida entre estabilidad y pasión, temiendo más elegir que ser descubierto. Perder una relación significa perder una parte de sí mismo.

El engañado no siempre es víctima ciega. A menudo, elige la negación consciente para evitar enfrentar su miedo al abandono. Ignora las señales y se aferra a una lealtad que enmascara su temor de no ser suficiente.

Los tres se sostienen mutuamente en una danza disfuncional: el amante alimenta el ego del infiel, el engañado mantiene la ilusión de normalidad y el infiel reparte migajas de afecto para mantener el equilibrio.

Pero esta dinámica no dura para siempre. Tarde o temprano, alguien rompe el pacto: el amante exige más, el engañado despierta o el infiel, agotado, comete un error. Cuando todo se derrumba, lo único que queda es enfrentar las verdades que han evitado.