El cuerpo de Valentín yacía en la silla de bronceado, el calor abrazador del sol hacia que su piel se encendiera.
Era el día más caluroso que la ciudad había tenido en años.
La ola de calor estaba obligando a varias personas a quedarse en casa, excepto a luka y a Valentín. Ellos encontraron la oportunidad perfecta para llenar un poco la pileta con agua fría y nadar a gusto, pero el calor finalmente atrapó a Valentín y ahora se sentía miserable.
El agua ni siquiera ayudaba y Valentín ya había pasado el punto de bronceado. El colorado se iba a freír como una langosta si se quedaba ahí sentado por más tiempo.
-Luka, voy a entrar- Se puso de pie, su cuerpo hormigueaba y su visión se volvió negra por un momento.
Hacía demasiado calor.
-Aca estoy- Dice Luka desde su silla, levantándose perezosamente y siguiéndolo hacía la agradable y fresca casa con aire acondicionado.
-¡Uf!- Dice alegremente el de pecas, el aire en su piel se sentía como el paraíso.
Luka cierra la puerta detrás de él, con los ojos entrecerrados.
Los dos entran a la cocina, donde se encontraron con Agustín y un amigo de este, parados alrededor de la isla con agua en la mano.
-Hola, chicos- Les sonríe felizmente Valentín, cruzando la isla y tomando un caramelo del cuenco. Metiendoselo en la boca, mira a Agustín que ya lo estaba mirando... ¿Preocupado?
-¿Qué pasa?- pregunta, frunciendo el ceño mientras lo miraba confundido.
-¿Estás bien?- pregunta el morocho, observando los rasgos de Valentín ligeramente quemados por el sol. La nariz y la parte superior de los cachetes estaban rojos al igual que los hombros.
-¿Que te importa a vos, Agustín?- Luka se burla y cierra la heladera con una Gatorade en mano.
Valentín mira a Luka antes de volver a mirar a el santafesino.
-Andate a la mierda, Luka- Agustín pone los ojos en blanco y sacude la cabeza con molestía.
El colo resopla ante la actitud del morocho mientras vuelve su atención a Luka.
-Me voy a mí habitación, andá después - Dice antes de alejarse y desaparecer escaleras arriba.
El amigo desconocido para Valentín mira a Agustín y asiente, alejándose sin decir una palabra.
¿Qué?
-Tenemos áloe vera en la heladera, ¿Querés que te dé?- Pregunta el más alto en voz baja, señalando la heladera.
-Bueno...- Suspiró el colorado, apoyando los codos en la isla y la barbilla en las manos.
Agustín se acercó a la heladera y sacó la botella transparente que mostraba el líquido verde. Lo deja sobre la isla y lo desliza hacia Valentín.
Este le agradece y agarra la botella, virtiendo una cantidad generosa en sus manos y extiende el líquido refrescante por las mejillas y hombros.
Le agradece, le devuelve la botella y sube de mal humor las escaleras para pasar el resto del día con Luka.
Luka y Valentín finalmente durmieron la siesta, el sol se había apoderado de ellos.
Ambos se despertaron cerca de las 7 p.m, pusieron algunas películas en el televisor de Luka y trataron de ignorar las quemaduras solares.
Agustín también se había levantado de su siesta y caminaba hacía el baño cuando escuchó a Valentín y a Luka hablando en su habitación, con la puerta entreabierta.
Normalmente, ignoraría la charla o el drama de los chicos, pero dos palabras llamaron su atención. Marcos y virginidad, todo en una frase.
-En serio, creo que Marcos es la persona ideal para perder tu virginidad, es lindo y cariñoso, seguro te re cuida- Luka gritaba.
Valentín no se oponía a perder su virginidad con marcos, simplemente no quería que sea un caso de caridad.
Giay estaba afuera de la habitación con el ceño fruncido por la ira. No podía creer que Valentín estuviera de acuerdo con la idea.
Lo que debería haber hecho era abrir la puerta y retarlos a los dos por la ridícula idea. Pero en cambio tuvo una mejor idea. Regresando a su habitación, planeó exactamente como iba a hacer esto.
Valentín estaba luchando por conciliar el sueño. Luka se había desmayado hacía 20 minutos, pero Barco se quedó mirando el techo, parpadeando. Fue esa siesta de mierda la que arruinó su horario de sueño.
De repente, la puerta de Luka se abrió lentamente, la respiración de Valentín se quedó atrapada en su garganta, todo su cuerpo se tensó mientras observaba la figura que entraba lenta y furtivamente a la habitación, cuando la figura emergió más adentro de la habitación, la luz de la luna que entraba por la ventana iluminó el rostro de la persona.
-¿Agustín?- Susurró. Este se lleva un dedo a los labios para hacerlo callar.
Valentín lo mira confundido.
Agustín le hace un gesto para que lo acompañe y ahora estaba realmente confundido.
Valentín sale silenciosamente de la cama de Luka, sale en puntitas de pie por la puerta y entra al pasillo con Agustín, lo sigue hasta la privacidad de su propia habitación.
Una vez están ahí, él se vuelve hacia Valentín.
Mordiéndose las uñas con ansiedad.
-Cerrá la puerta- murmura, mirando la puerta.
Ahora Valentín estaba confundido y asustado. ¿Por qué quería que cerrara la puerta?
-Si cierro la puerta... ¿Me vas a decir que querés?- Pregunta.
Agustín asiente y Valentín suspira, dándose la vuelta y cerrando la puerta por completo. Se vuelve hacía el, con el corazón acelerado.
-¿De verdad vas a perder tu virginidad con Marcos?- Sus ojos marrones miraban fijamente los del colo.
-¿Para eso me traes acá?- Camina hacia él y lo empuja hacía atrás.
Tropieza por un momento pero recupera fácilmente el equilibrio y continúa mirándolo.
¿Tuvo el descaro de no sólo espiarlos, sino también de entrar en la habitación como un asesino en serie y exigirle que fuera con él? Pensaba Barco.
-Si- Asiente con la cabeza, la voz llena de actitud. -Para eso te traje-
-Agustín, no es asunto tuyo- Sacude la cabeza.
El pone los ojos en blanco, lo que hace que solo quiera volver a empujarlo de nuevo.
-En realidad lo es- Se encoge de hombros.
-¿En serio? ¿Cómo?- Apreta la mandíbula con ira.
-Perdé tu virginidad conmigo- Las palabras lo dejaron sin aliento. Su mente está mareada, su cuerpo se siente confuso y aturdido.
¿Acaba de decir lo que cree que dijo?
-¿Q-que?- Lo mira finalmente, completamente sorprendido.
-Me escuchaste. Perdé tu virginidad conmigo- Se acerca. La garganta del otro chico se cierra y no está seguro de poder continuar esa conversación.
Esto se sentía tan prohibido que ahora le preocupaba que Luka despertara y de alguna manera lo encontrara ahí, teniendo una conversación sobre su pérdida de virginidad con su hermano mayor.
-¿Por qué la tendría que perder con vos?- Valentín pregunta.
-¿Por qué no? Me conoces desde primaria. Soy de confianza y vos te vas a sentir mucho más cómodo conmigo que con Marcos- Afirma Agustín y no se equivoca.
Perder la virginidad con el santafesino sería ideal para Valentín en el sentido de que lo conoce desde hace mucho tiempo y se siente más cómodo con él.
Pero también sería terrible porque es el hermano mayor de su mejor amigo.
-Agustín, yo- Pero lo interrumpe, enfocando sus ojos en los labios.
-Bésame y después decidís si es mejor Marcos o yo- Sonríe.
Era incluso más arrogante de lo que Valentín pensaba.
¿Pensaba que un beso lo iba a convencer?
-Agustín, no está bien- Extiende la mano y sacude la cabeza.
-Besame, la puta madre- Se acerca a el colorado, terminando con el espacio entre ellos dos, sus labios presionando los de Barco desesperadamente.
Sus manos se enredan en el pelo, sacándole un gemido.
Agustín sonríe durante el beso, sabiendo que lo tenía donde quería.
Su lengua se deslizó dentro de la boca, explorandola, recorriendo su labio inferior.
Los brazos alrededor de su cuello, poniéndose de puntitas para profundizar el beso.
Las manos de Agustín tomaron un puñado de pelo y lo aprieta ganándose otro gemido gutural de la parte del más bajo.
El morocho se aleja después de un momento, apoyando su frente en la de Valentín, ambos jadeaban por el beso.
-¿Estás seguro de esto?- pregunta, sus pulgares acariciando suavemente las mejillas quemandas por el sol.
Valentín se mordió el labio, asintiendo ansiosamente.
-Acostate entonces- Le indica suavemente, señalando su cama.
Se alejó de su fuerte y alto torso, caminando lentamente hacia la cama.
Estaba ansioso, obviamente. Era su primera vez y no tenía idea de cómo iba a ser, ¿Incómodo? ¿Doloroso? ¿Terrible en general?
Mientras se acostaba, Agustín se sacó los pantalones deportivos y los bóxers, dejándolos en el piso.
Los ojos del colo se abrieron como platos en el momento que vió su pene. No, de ninguna manera.
Eso no iba a entrar en su culo.
Era grueso y largo, algo que Luka había mencionado como la combinación perfecta. Ahora estaba frente a él y estaba aterrorizado.
Agustín, sin darse cuenta del estado de angustia de Valentín, se arrastró sobre la cama, flotando sobre él.
Fue ahí cuando notó la expresión de miedo en el rostro.
-¿Qué te pasa?- Pregunta, con el ceño fruncido.
-¡Agustín, eso no me va a entrar!- Exclamó, lo que provocó la risa del santafesino.
¿Se reía? ¿En serio?
Agustín trató de ocultar su risa enterrando su rostro en el cuello del de pecas.
-¿De que te reís, tarado?- Se quejó, empujándolo.
-Perdón mí amor, no es gracioso- Sacude la cabeza tratando de detener la risa y su cara roja. Tratando de mantener la cara seria.
Continúa.
-Sos hermoso- Sonríe.
Valentín se cruza de brazos, haciendo puchero.
-Dale, no seas así- Dice, alejando los brazos de el pecho.
-Dejame hacerte sentir bien-
Sus palabras excitaron a Valentín.
Envuelve sus dedos alrededor de la cintura de los pantalones de Valentín y los baja junto con el bóxer. Tirando la ropa al piso junto a la suya, mira el pene rosado con asombro.
-¿Qué? ¿Qué pasa?- Ahora fue el turno de Valentín de preguntar que pasaba por su cabeza.
-Que bonito- Murmura, sus dedos rozando la punta.
La acción lo hace estremecer, mordiéndose el labio con dureza. Nadie lo había tocado así nunca.
Siempre era el mismo el que lo hacía.
Agustín vuelve a mirarlo, se inclina y le da un largo beso en los labios.
Su corazón latía fuera de su pecho, su boca seca y su mente confusa.
¿Que significaba esto?
Una vez que pierda la virginidad con Giay, ¿Que significaba esto para ellos dos? ¿Que pasaría con Luka? ¿Nunca volvería a hablar con él?
-Che- La voz le llama la atención y sus ojos lo vuelven a mirar.
-No pienses mucho en eso- Asiente tranquilizadoramente.
¿Cómo lo conocía tan bien?
El pecoso asiente y le permite continuar.
Se levanta un poco y separa sus piernas. Su respiración se hizo pesada cuando alineó su pene con la entrada de Valentín.
Lo mira de nuevo, sus ojos decían que se lo quería re cojer, pero que no lo haría.
-¿Estás listo?- Susurró, el aliento fresco recorrió su rostro y lo hizo temblar.
No estaba listo, pero también sabía que si salía de ahí en ese momento, nunca lo estaría. La ansiedad en ese momento era abrumadora.
Se sentía enfermo, emocionado, asustado, tuvo una avalancha de emociones y todas fueron en un solo minuto.
Dejando todos los sentimientos a un lado, asintió con la cabeza para que Agustín continuara, rezando para no vomitar encima de él.
Su corazón latía contra las costillas y estaba seguro que el morocho podía oír lo fuerte que era.
Giay mira hacía abajo, admirando por última como se veía su agujero virgen. Observó entre sus cuerpos, la forma en la que su pene se alineaba mientras empujaba suavemente. Lo miró inmediatamente pidiendo permiso para continuar.
Tenía la cara arrugada y el ceño fruncido profundamente mientras se concentraba en la sensación recién descubierta.
Abrió los ojos para mirarlo, su cara era dulce, sabía que no haría nada que lo incomodara o lastimara.
-Esta bien- Asiente con aprobación, la cabeza de Agustín se inclina hacía abajo para observar como empuja su pene más adentro, y continúa empujando hasta que lo para o no entre más.
Valentín se aferró a sus hombros, gimiendo mientras su entrada se estiraba para que el miembro entre.
Lágrimas brotaban de sus ojos y jadeaba.
Agustín le daba besos por todo el cuerpo en un intento de calmarlo y facilitar más la cogida.
Le estaba costando mantener la compostura con lo fuerte que Valentín lo apretaba. Estaba a punto de reventar sin moverse.
-Agustín- Exhaló, sus dedos se movieron de sus hombros y se enredaron en el pelo.
Sus ojos marrones se abrieron.
-Movete, porfavor- Le dice, necesitando sentir algo más que el escozor estirando sus paredes.
El asiente, inclinándose para capturar los suaves labios en otro beso, su naríz rozando la de Valentín.
Saca un poco su pene, empujando lentamente hacia adentro.
El brazo blanquito del colorado rodea su espalda, las uñas se clavan en la espalda mientras gime en el beso.
Giay se aleja, gimiendo.
-No voy a durar mucho, no con la manera en la que me estás apretando- Murmuró, mirando hacía donde se conectaban sus cuerpos.
Algo en sus palabras encendieron un fuego en Valentín, sus paredes se tensaron de excitación.
-La puta madre- Gimió, cayendo y enterrando su cabeza en el cuello blanco y lleno de pecas.
Mientras continuaba empujando en el agujero, Barco sintió que su cuerpo se abrumaba y su estómago se contraía al sentir que su orgasmo se acercaba.
-Agus...- Le advirtió.
-Si, ya sé- Gimió, conteniendo la respiración mientras lo apretaba increíblemente fuerte alrededor de su grueso miembro.
Que aún sorprendía a Valentín de que hubiera encajado.
Gimió en el oído de Agustín y eso lo llevó al límite.
El sonido del colo siendo complacido por él, el hecho de que el haya sido el que le sacó la virginidad, todo acerca de ese momento íntimo hizo que su semen se disparara profundamente dentro del agujero hinchado.
Sus embestidas se volvieron descuidadas y más largas, cojiendoselo mientras el otro se corría con fuerza alrededor de su pene. Las uñas se clavaron en su espalda, marcas en forma de media luna marchando su espalda mientras se corría más fuerte que nunca.
Valentín pensaba que los orgasmos de masturbación eran agradables pero ese orgasmo lo hizo ver estrellas. Que ingenuo que era.
Los sonidos de ambos jadeando habían llenado la habitación, Agustín todavía encima de él y dentro de él.
Mantuvo sus brazos alrededor de la grande espalda, manteniéndolo cerca de él mientras cerraba los ojos, disfrutando todo lo que acababa de pasar.
Lentamente, Agustín separó su cuerpo del de Barco, sacando su pene al mismo tiempo.
Hizo una mueca ante el dolor punzante otra vez y Giay se disculpó mientras seguía saliendo de él.
Se dejó caer al lado de Valentín, inmediatamente atrayendolo hacía él.
-¿Cómo la pasaste?- Preguntó, todavía respirando con dificultad.
Valentín se acurrucó más contra su pecho, su mano descansando sobre los tonificados abdominales.
-Increíble- Sonrió, pensando en eso nuevamente.
Probablemente ese momento tan especial se reproduciera en su mente en un bucle sin fin.
-¿Si?- Él sonrió, besando la cabeza y el pelo rojo.
Asintió de nuevo, observando como sus dedos trazaban líneas en el abdomen. Todavía estaba confundido sobre como iban a ser la cosas a partir de eso. ¿Agustín y él nunca volverían a hablar de eso?
¿Iban a actuar como si nada hubiera pasado? ¿Terminarían siendo amigos con derechos?
La ansiedad de lo que iba a pasar empezaba a estresarlo, así que lo dejó de lado, sintiendo como sus ojos se cansaban.
-Estoy demasiado cansado y mal para caminar de vuelta a la habitación de Luka- Se quejó, ganándose una risa de Agustín, quien lo abrazó con fuerza.
-Dormí, más tarde yo te llevo- Dijo en voz baja, volviendo a besar su pelo.
Valentín cerró los ojos y se durmió soñando con su primera vez con Agustín.
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