Capítulo 9
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Autopista derrumbada del sector 6.
Volviamos al sector 7 para poder avisar a los demás de que por suerte estábamos bien. Elmyra nos había dicho que este atajo era el más rápido y que llegaríamos en un santiamén. Estaba todo destrozado, la plataforma de encima se había caído en esa autopista y no parecía el camino más seguro.
— Démonos prisa, este camino no me da buena espina.- Dijo Cloud mirándome fijamente.
— Entendido.
Empezamos a recorrer la autopista, las escaleras de muchas zonas eran inaccesibles así que teníamos que utilizar una especie de grúas para poder pasar al otro lado. Hacer team así con Cloud era genial, bueno yo personalmente me lo pasaba bien. Sentía que nos complementábamos y que éramos un buen equipo.
A más de la mitad del camino nos encontramos una hoguera que parecía que había sido recién apagada.
— Ha pasado gente por aquí hace poco.- Miré al rubio, algo desconfiada de la situación.
— Mirad qué tenemos aquí.- escuchamos una voz claramente de un tipo maleante que venía desde nuestras espaldas.- ladrones, pillaos in fraganti
Nos giramos para mirar de dónde venía y nos pusimos en posición de guardia al ver a tres maleantes que daban hasta un poco de yuyu.
— ¿Cómo sus atrevéis a saquear los hogares de ciudadanos de bien?- Dijo otro de los maleantes.
— Creo que tendréis que compensarnos por… daños y perjuicios.- No paraban de decir tonterías.
— Eso, ¡por tantos prejuicios! O sea, perjurios… ¿Cómo era?- Dijo el tercero de los maleantes, bajito y gordito.
— ¿Cómo pués tener la cabeza tan hueca? To el mundo conoce esa palabra. Te compensan por daños y prejuicios cuando… Pos… Cuando te han dañao… Ya sabes.
— ¡Fijo! Es lo que te dan cuando…. Lo tengo en la punta de la lengua, coñe.
Se estaban discutiendo literalmente porque no sabían como definir una palabra, delante nuestro.
Vaya maleantes
Sin querer no pude aguantar la risa y se me escapó un poco, haciendo que los tres se giraran mirándome fijamente a mi.
— ¿Te has reío?- Me dijo uno mirándome fijamente acercándose peligrosamente a mi.- Podemos solucionar esto por las wenas si nos dais una remuneración.
— Renume… ¿Renuqué?- El otro maleante fue directamente hacia el que parecía el jefe- ¿Qué nos enumeren algo?
— No, cacho melón, re-mu-ne-ra-ción. Es… ¡Como el perjuicio!
No callaban ni debajo del agua, parecía que les faltaban piezas dentro de la cabeza por su forma de hablar y por lo incultos que eran.
— Cloud, ¿podemos deshacernos de ellos?- lo mire fijamente, quería seguir avanzando el camino y ya me estaba cansando un poco.
— Si, señorita.- me asintió con la cabeza.
Nos enfrentamos a duelo contra ellos, ya me estaba acostumbrando a luchar al lado de Cloud pues ya teníamos mejor sincronización y eso hacía que termináramos con nuestros objetivos mucho más rápido. Parecía que subiéramos de nivel cada vez que luchábamos juntos, era toda una experiencia.
Les dimos una paliza, terminaron los tres en el suelo, aunque se notaba que se estaban haciendo los muertos para poder escapar de nosotros y que no los matáramos. Eso me hizo reír un poco más y Cloud se me quedo mirando fijamente, sin saber que tipo de mirada era pero sin ningún ardor de hielo de por medio.
Parque verde del sector 6.
Por fin después de esta divertida experiencia salimos de la autopista y llegamos justo a las puertas del sector 7. Allí, se encontraba un pequeño parque de niños que aún era parte del sector 6.
— Sil.- Me miró fijamente Cloud como si quisiera decirme algo importante.- ¿Descansamos un rato?
— ¿Quieres descansar? ¿Qué mosca te ha picado?- Me reí un poco, querer descansar no era para nada algo típico de él, por lo que le conocía.- ¿Qué tal allí arriba?
Señalé con el dedo encima de lo que parecía un tobogán para los más pequeños con forma de animal redondo. Cloud asintió y subió primero, ayudándome a subir después agarrándome la mano. Nos sentamos los dos juntos, bastante cerca. Siendo realistas, me encontraba muy cansada de todas las emociones vividas hoy, no había sido un día corto.
— Hoy no ha habido ni un momento de pausa.- Miraba las luces del cielo, con nostalgia en la ojos. Este sitio me traía recuerdos vacíos que no podía describir, no sabía qué recuerdos eran.
Cloud me miró fijamente intentando analizar mi mirada. Parecía que buscaba un momento idílico.
— Sil.- Me acercó un poco a él, este gesto me sorprendió y lo miré a los ojos. Que ojos más bonitos tenía, el mako solo hacía resaltarlos más. De tan atónita que me quede mirándolos, mi corazón empezó a ir muy rápido.- Esto… es para ti.
Me sonrió, era de las primeras veces que lo veía sonreír así. Y en medio de su sonrisa me tendió una rosa roja.
Me sorprendí mucho, y lo miré a los ojos, sin creer lo que veía, sintiendo que mi corazón iba a salir de mi pecho. Sin pensarlo mucho, le abracé fuerte, también era la primera vez que lo hacía pero mi cuerpo sintió la necesidad de hacerlo.
— Gracias Cloud…
Cloud correspondió mi abrazo y nos quedamos abrazados por un par de segundos antes de que él deshiciera el abrazo y me acercará aún más a él. Nuestros labios quedaron muy cerca, pensaba que me iba a besar. No podía controlar ni mi corazón ni mis mejillas, sentía que me fallaban las piernas. El ambiente gritaba que nos besáramos, sus reacciones, las mías, todo.
Justo en el momento que yo creía que Cloud iba a juntar nuestros labios escuchamos un ruido proveniente de algún tipo de objeto metálico a unos escasos metros de nosotros. En ese momento nos sobresaltamos un poco los dos y nos separamos. Tosí un poco escondiendo mi vergüenza, seguía sin controlar el ruido de mi corazón.
Cloud bajó rápidamente del tobogán poniéndose en guardia y acercándose donde había sonado el ruido.
— ¿Quién anda ahí?- Exclamó sacando su espada.
— Vale, perdón perdón.- De golpe salió Aeris riendo un poco de detrás de un muro con las manos en alto.- Soy inocente.
— ¿Aeris?- Pregunté yo sin entender nada, bajando del tobogán. Cloud suspiró y guardó su espada en su espalda.
— Os he arruinado la cita, ¡qué rabia!- Añadió Aeris mirándonos fijamente.
— Pero tú…- Le dije acercándome a ella.- ¿No estabas durmiendo en tu casa?
— Si, bueno. Pero no me podía perder este momento.- Ella rió y miró a Cloud sonriéndole de manera cómplice a lo que él desvió la mirada. No entendí nada.
— Aeris pero… deberías volver a casa. Es muy tarde.- Le dije, preocupada por ella.- Pero, queda algo lejos de aquí… ¿te acompaño?
— Ah, no. No te preocupes Sil. He venido sola hasta aquí también, no me pasará nada.- Me respondió ella.- En caso de emergencia conozco otro camino. Y es más seguro.
— Entonces ve por allí, ¿si?- Le dije con una sonrisa.
En ese momento las puertas de la barriada del sector 7 se abrieron. Que raro. A tales horas de la noche era muy raro que unas puertas de una barriada se abrieran. De dentro salió un carro siendo tirado por un chocobo. Al mirar dentro del carro vimos a Tifa que iba dentro de este.
—¿¡Tifa!?- Exclamamos Cloud y yo al unísono.
Fuimos corriendo siguiendo el carro y nos pusimos detrás de este haciendo que Tifa nos reconociera. Ella iba vestida con un vestido azul muy corto, con un gran escote.
— ¡Sil! ¡Cloud! ¡Estáis vivos! Pensé que no os volveríamos a ver…
Nos subimos al carro, agarrados a la barandilla y yo la miraba fijamente sin entender absolutamente nada.
— ¿Qué haces aquí?- Preguntó Cloud a lo que Tifa lo mandó a callar rápidamente.
— Os lo explicaré más tarde.- Respondió Tifa.- Ahora mismo voy a ver a Don Corneo.
— ¿A Don Corneo?- No pude evitar escandalizarme un poco al relacionar esas palabras y la manera en la que Tifa iba vestida.
— Será mejor que volváis a El Séptimo Cielo y os reunáis con los demás.- Agregó Tifa.
— Pero…- Intenté hablar.
— Sil, no te preocupes por mí.- Me sonrió con una sonrisa sincera.- Ya has visto que patadas pego.
— Ya…
Cloud me agarró del brazo y me hizo bajar del carro, viendo como Tifa se iba dirección el mercado muro.
— ¡Cloud! ¿Qué haces? Hay que ir detrás de ella.- Le dije mirándole fijamente, muy preocupada.
— Es mayorcita, y le sobra fuerza para encargarse de tipos como ese. O peores.- Me respondió Cloud.
En ese momento apareció Aeris donde estábamos y puso sus manos en su cadera.
— Ni de broma, tienes que ir tras ella Cloud.- Dijo Aeris dándome la razón.
— Cloud no conoces a Corneo, ¿Verdad?- Le miré fijamente.
— Don Corneo siempre se las apaña para volverlo todo en tu contra, da igual lo fuerte o inteligente que seas.- Exclamó Aeris.- Y… ¿dónde crees que va a reunirse con él? En una mansión llena de matones.
— Ay, Tifa…- Exclamé yo.
— ¿No te preocupa lo que le pueda pasar?- Dijo Aeris mirando fijamente a Cloud.- ¡Tienes que ayudarla!
La puerta de la barriada del sector 7 se cerró en ese momento y yo le agarré el brazo a Cloud haciéndole un gesto de ir dirección mercado muro, a salvar a Tifa. Emprendimos los tres la marcha y llegamos a una estación de chocobos donde estaba el carro y el chocobo que habían transportado a Tifa hasta aquí.
Nos paramos justo en frente y un mozo de cuadra cuidaba al chocobo.
— ¡Hola! ¿Adónde os llevo?- Nos preguntó el mozo.
— Hace poco ha llegado en chocobotaxi una chica. ¿Sabes dónde está ahora?- Preguntó Aeris al mozo.
— No, y si no habéis venido a coger un taxi, largo. ¿No veis que estoy trabajando?- El chaval nos envió a pastar.
— No se te ve muy ocupado.- Le dijo Cloud.
— ¿Qué me has dicho, cacho…?- El mozo se giró mirando fijamente a Cloud.
De golpe salió otro hombre de dentro de la estación de chocobos que también llevaba un gorro como el taxista.
— ¿Qué pasa aquí? No os conozco. ¿Qué queréis?
— Estamos buscando a unas chica que ha venido en chocobotaxi. ¿Nos puedes ayudar a encontrarla?- Le pregunté educadamente al señor.
— Quizás. ¿Por qué la estáis buscando?- Preguntó el señor.
— Bueno… para… algo muy importante personal.- Dijo Aeris mirando fijamente al señor esperando que no hiciera más preguntas.
— ¿Ah, no me digas? Bueno, tengo muchos clientes, así que es difícil acordarse de todos. ¿Cómo es esa chica?
— Bueno… Es una chica de pelo largo atado al final de ojos carmesí. Iba muy sexy.- Respondí.
— Espera, ¿os referís a Tifa?- Preguntó el hombre.
— Sí.- Mencionó Cloud.
— ¿Estás pillado por ella, chaval?- Preguntó el hombre.- Siento romperte el corazón, pero vas a tardar bastante en volver a verla.
— ¿Qué quieres decir?- Le dije yo mirándolo fijamente, notaba la mirada de Cloud en mi nuca, fijamente.
— Es una chica muy guapa. Corneo va a hacer otra prueba de selección y ella es una de las candidatas.- Respondió el de los taxis.
— ¿Que selecciona?- Preguntó Aeris.
— A su próxima chica de compañía.
— ¿Cómo?- Me sobresalté.- Está hablando de seleccionar a una chica para…
— Claro, Tifa es un bellezón y cumple todos los requisitos.- El señor se me quedó mirando.- Aunque si quieres para la próxima te puedo recomendar a ti, también entrarías dentro de sus gustos.
— ¡Ew!- Expresé.- No, gracias.
— Igualmente, mi experiencia me dice que Tifa no va a salir de su mansión en mucho tiempo; quizá no lo haga nunca…
— ¿Dónde podemos encontrar a ese tal Don Corneo?- Preguntó Cloud.
— ¿Por qué lo preguntas? ¿Vas a ir a buscar bronca por tu chica?
— No es mi chica.- Cloud me acercó a él y no pude evitar ponerme como un tomate.- Pero es mi amiga.
— Bah, lo que digáis. Haced lo que queráis pero a mi no me metas. Ya tenéis toda la información, ¿no? Entonces largo.
Nos dio aire y me separé de Cloud aun algo roja.
— Creo que ya no nos va a ayudar más…- Dijo Aeris, suspirando.- Bueno, quizás tengamos más suerte en otro sitio. Vamos a dar una vuelta
Mercado Muro.
Entramos a mercado muro. Un sitio abarrotado de luces y de un ambiente un poco especial. Aunque era muy de noche había muchísimo ambiente.
Bienvenidos al mercado Muro, ¡la capital del placer de Midgar! Aquí hay opciones para todos.- Dijo un señor de relaciones antes de mirar a Cloud.- Oh, vas bien acompañado eh chaval. Podéis pasarlo bien juntos, por separado, ganaros unos guiles si queréis. ¡Aquí nadie os va a mirar mal! Tenemos una oferta limitada…
— No gracias.- Dijo Aeris poniendo las manos en la cara.- Vamos chicos.
Nos adentramos un poco más y Aeris decidió mirar una tienda que había allí que parecía de bebidas. En ese momento un señor nos paró a Cloud y a mi.
— ¡Vosotros! Sí, vosotros dos. ¿Tenéis donde disfrutar de esta noche de ensueño?- Nos preguntó. No pude evitar sonrojarme y mirar a Cloud de reojo.- Tenemos una habitación perfecta para unos tortolitos como vosotros.
— ¿Cuánto cuesta?- Preguntó Cloud.
— ¡Cloud! Tenemos que ir a por Tifa…- Le dije agarrándole el brazo.
— Si cambiáis de idea, ya sabéis dónde encontrarme.- Dijo el señor.
Fui rápidamente hacia donde estaba Aeris y seguimos los tres el camino investigando el mercado muro intentando ver si podíamos llegar a alguien para que nos contara más acerca de como poder hablar con Don Corneo.
De golpe un hombre de pelo rojo hacia arriba salió corriendo al lado nuestro.
— Disfrutar en plan tranquis de la compañía de chicas guapas… ¡Eso me pide el cuerpo!- Dijo el chaval ese.
— Vamos, a ese le conozco.- Dijo Cloud.
Fuimos corriendo detrás de él siguiéndolo y se paró delante de un sitio con muchas luces.
— Entro pa dentro o no entro pa dentro… Si entro, ¡a saber qué me encuentro! ¡Qué tormento!- Dijo el chaval mirando a Cloud, como si nada.- ¿Entiendes qué te quiero decir, no?
— No.
— Bah, estaba cantao. No te veo en plan filosófico como el menda. Los que tenéis cara de niño bueno sois lo peor, tronco. Sois unos brutos que zurráis a to el mundo pa disimular la inseguridad. Mazo triste. ¿Eh? ¿Qué pasa?
— ¿Has visto a Tifa por aquí?- Preguntó Cloud.
— ¿Tifa? ¿El amor de mi vida? ¿Quién eres y de qué la conoces? Bah, eso me da igual. ¿Tifa está por aquí? ¿Y eso? ¿¡Por qué!?
— Pero, ¿este quien es?- Le pregunté a Cloud sin entender nada.
— Un imbécil.- Me respondió.
— ¡Ay, no!- Exclamó el chaval otra vez.- Es culpa mía, ¿no? ¡Fijo que ha venío a pedirme que no me largue sin ella! ¡Déjate de tonterías Johnny, Tifa te necesita! ¡TIFA, YA VOY, TESORO MÍO!
El hombre salió corriendo gritando esas últimas palabras. Parecía borracho o si no, no entendía absolutamente nada.
Decidimos seguir el rumbo mientras investigábamos el mercado. De lejos vimos una gran mansión con arquitectura japonesa. Fuimos directamente allí, parecía ser donde vivía alguien que podría ser importante, es decir, Don Corneo. Cloud abrió la puerta y entramos a lo que parecía una sala de recibimiento con otra puerta gigante al fondo. Delante de ella se encontraban tres tíos que no daban mucha buena espina.
— Alto, chaval. Quieto Ahí. Aquí no entran chicos guapos.- Dijo el chaval del medio con pelo gris.
— Estamos buscando a alguien.- Dijo Cloud mirándole.
— Me da que eres nuevo en el mercado Muro.- Añadió el chaval.
— Sí, ¿y?
— No se puede entrar a la mansión de Don Corneo así como así, menos aún los hombres.
— ¿Y que tal yo?- Pregunté
— ¿Y yo?- Preguntó Aeris justo después.
— Quizás, pero no os lo recomiendo.
— Pero oye, Leslie, una es muy mona, algo sosa pero muy mona y la otra tiene… buenos atributos y una cara bonita.- Dijo otro de los tíos que había allí.
— ¿Perdón?- Le dije fijamente.
— ¿Cómo dices?- Aeris se enfadó también mirándolo.
— Bah, podría pasar una, pero ser "mona" no es suficiente.- Dijo el tal Leslie.
— Porfa, ¿no nos puedes ayudar?- Pidió Aeris de la mejor manera posible.
— ¿Tienes idea de en qué líos os estáis metiendo?
— Leslie va, las chicas tienen su punto, las dos. Con algunos retoques aquí y allá…- Dijo el otro chico que había.
— Me los voy a cargar.- Dijo Aeris muy cabreada.
— ¿Te ayudo?- Le pregunté mirando fatal a los tres matones.
— Si de verdad queréis participar en las pruebas, necesitáis una carta de recomendación.
— Bueno y ¿quién nos la puede proporcionar?- Preguntó Aeris.
— El triunvirato, las únicas tres personas que conocen el gusto de Don Corneo a la perfección.- Respondió Leslie.- El primero es Sam, el experto en chocobos. Luego está Madame M, propietaria del salón de masajes. Y por último, Andreas Rhodea, del Honeybee Inn. Son un tanto particulares, la verdad, y no recomiendan a cualquier atontada que se les presente.
— Bueno, vale. Volveremos pronto.- Dije yo mirando a Cloud y a Aeris para salir allí.
Salimos de la mansión y suspiré, tantos comentarios innecesarios estaban haciendo de esta experiencia todo un infierno.
— Deberíamos ir a ver a Sam otra vez. Dijo que me podría recomendar a mi.- Dije yo.
— Sí, buena idea Sil.- Me dijo Aeris.
— Sil…- Cloud me miró fijamente a los ojos.- ¿Estás segura?
— Sí, cualquier cosa por salvar a Tifa. No voy a dejar que le hagan nada.- Expresé.
En ese momento apareció ese tal Johnny otra vez mirándonos a los tres con los brazos cruzados.
— Conque era eso, ¿eh? Han invitao a Tifa a la mansión de Don Corneo. Pero pa conseguir ese honor, hay que tener el visto bueno de alguien del triunvirato. ¿Cierto?- Nos señaló a los tres.- Es decir, que sé qué tenéis que hacer pa salvarla. ¡Tifa, aguanta! ¡Te vamos a ayudar! ¡Johnny te va a rescatar, tesoro!
— No se le ve muy espabilado, ¿eh?- Dijo Aeris sin entender nada de lo que acababa de pasar mientras Johnny se iba corriendo.
— No.- Respondió Cloud.
Emprendimos rumbo a ver al señor Sam, de los chocobos. No me hacía demasiada ilusión pero había que hacer cualquier cosa, el tiempo pasaba. Llegábamos rápidamente con la suerte de que Sam estaba fuera, arreglando algún chocobo.
— Otra vez vosotros… Ya os lo he dicho, pero os lo vuelvo a repetir: no contéis conmigo. Largo de aquí.- Nos dijo con mala cara.
— Antes de hablarnos así, escucha lo que tenemos que decir.- Le dije.- Eres del triunvirato, ¿no? Quiero la recomendación para las pruebas.
— ¿Eh?- Preguntó Sam confundido.
— Por favor.
— Como quieras.- Me dijo mirándome fijamente.
— ¿En serio? ¿Así de rápido?- Pregunté yo.
— Sí. Para las próximas pruebas te tendré en cuenta.
— Ya decía yo…- Suspiré.- Para las próximas no me valen. Necesito para este si o si.
— ¿Estas mismas? Imposible, muñeca. Ya he nominado a Tifa, y va a ganar de calle.
— Hm… ¿Tan seguro estás de eso?- Le pregunté.- Aunque sí, Tifa es un bombón.
— ¡Tu también tienes muchas posibilidades, Sil!- Me dijo Aeris con una sonrisa.
— Madre mía.- Dijo Sam.- Vaya ganas de participar, ¿eh?
— ¡Muchas!- Añadí poniéndome las manos en la cadera.
— ¿Qué tal si nos lo apostamos?- Aprovechó Sam sacando una moneda y haciéndola girar.- Tú dirás.- Señaló a Cloud.- Cara o cruz.
— Cara.- Respondió Cloud.
— Cruz, has perdido.- Sam se rio.
— Oye, enséñame esa moneda.- Le dije acercándome a él.
— Me has pillado, ¿eh?- Nos enseñó la moneda la cual era cruz por los dos lados.
— ¡Eh! Eso es hacer trampas.- Le dijo Aeris enfadada.
— Así se juega aquí, en mercado Muro.- Nos miró fijamente.- Pero si tan empeñados estáis, tendríais que intentar convencer a los otros dos.
— Aún así…- Aeris parecía muy indignada con la situación.
Decidimos poner rumbo a ver alguno de los otros dos del triunvirato. Nos teníamos que empezar a dar más prisa aunque la noche seguía siendo joven. Llegamos a un local del cual salía el tal Johnny de allí dentro. Por fuera estaba lleno de luces LED de color purpura y rojas, parecía un sitio poco apropiado.
— ¿Es aquí?- Preguntó Cloud.
— Eso creo.- Respondió Aeris.
— Entonces, dejad que me ocupe yo. Esperad fuera, ¿vale?- Dijo Cloud mirándonos a las dos.
— ¿Y eso por qué?- Preguntó Aeris mirándolo fijamente.
— Nosotras vamos contigo.- Dije yo mirando también a Cloud fijamente.
— No creo que…- Intentó justificarse él.
— El habla no es tu fuerte, Cloud. Vamos los tres.- Le dije mirándolo sin poder evitar soltar una pequeña sonrisa al ver la cara con la que me miraba al decirle eso.
Cloud suspiró y entramos los tres. Había una recepción que llevaba a una puerta bastante grande. Habían muchas chicas disfrazadas con traje de abejita sexy custodiando la zona. No entendía donde habíamos entrado. Fuimos a hablar directamente con el chico que estaba atendiendo en la recepción.
— Buenas tardes.- Nos saludó el recepcionista.
— Hola.- Respondió Aeris con una sonrisa.
— Bienvenidos al corazón del mercado Muro, el Honeybee Inn. ¿Buscan la compañía de una abejita o de un zángano?- Preguntó el recepcionista.
— Hemos venido a ver a Andreas Rhodea.- Respondió Cloud con una mirada insípida.
— Ah, la gran estrella del Honeybee Inn. ¿Tiene cita con él, caballero? ¿Me puede decir su nombre?
— Ah, no hemos concretado una cita.- Dijo Cloud desviando algo la mirada.
— Entonces lo siento mucho.- Respondió el recepcionista.- Es obligatorio concertar una cita, y el próximo hueco libre es… dentro de tres años.
— ¿¡Tres años!?- Exclamó Aeris.
— Solo serán cinco minutos. Seguro que puede hacer un hueco.- Mencionó Cloud cruzándose de brazos.
— Necesitamos ayuda para que Aeris y yo podamos participar en las pruebas de Don Corneo.- Dije yo mirando fijamente al recepcionista.
— Sean cuales sean las circunstancias, no es posible hablar con él sin cita previa.
— ¿En serio? ¿No hay otra manera?- Preguntó Aeris.
— Aunque no sea frecuente, el señor Rhodea a veces invita clientes que le llamen la atención.- Respondió el recepcionista.- Si no, me temo que no existe otra manera.
— Supongo que no hay nada que hacer…- Dijo Aeris.- En fin, vamos a probar con el que queda.
Asentí y salimos del Honeybee Inn en dirección al último sitio que nos habían dicho. Si fallábamos aquí ya no había más esperanza. Llegamos a una calle donde ya no había tantas luces ni tan ambiente pero por como estaba de poco cuidado se notaba que seguía siendo mercado Muro. El local de la última del triunvirato se encontraba allí y nos lo indicó cuando escuchamos unas voces desde fuera del local.
— ¿De qué vas, tronca? ¡No pienso pagar tanto!- Era la voz de Johnny.
— Esto es un negocio, listillo. Si no tienes dinero, ¡largo de aquí!- Dijo la voz de una chica.
En ese momento justo cuando llegamos a la puerta salió corriendo Johnny del local. Que pesadilla de tío.
Entramos los tres y allí estaba la chica. Era una chica que iba vestida con ropas tradicionales, con lo que parecía ser un kimono y un decorado en el pelo. Debía ser Madame M. Cuando entramos se giró mirándonos fijamente a los tres.
— Bienvenidos, pasad. ¿Solo vosotros tres? Venid.- Dijo la chica con una sonrisa.- Decidme, ¿qué tipo de masajes deseáis?
— ¿Cómo dice?- Pregunto Aeris mirándola.
— ¿Es vuestra primera vez en este establecimiento?- Preguntó Madame M.- Este es un salón de masajes. La fatiga y la tensión pueden convertir hasta la tarea más basica en una tortura. Aquí nos complacemos en ayudar a nuestros clientes a liberar esa tensión. ¿Qué mejor manera de relajarse que disfrutar de un masaje profesional? Ahora que nos entendemos perfectamente, ¿qué tipo de masaje queréis?
— No somos clientes.- Respondió Cloud.
— ¿Entonces?- Preguntó Madame M mirándole fijamente.
— Pensamos que nos podrías recomendar a ella y a mi.- Aeris me acercó a ella.- para la audición de Don Cor…
— Acabáramos… Di otra palabra más y te tragas el abanico.- Nos amenazó con su abanico y suspiró.- Lo que me faltaba por oír… Sois jóvenes y tontos, así que quizá os creáis que podéis hacer lo que os dé la gana. ¿Qué venís pidiendo? ¿Un favor?- La chica se acercó a Cloud.- Pues escuchadme bien. Esto es un salón de masajes, un establecimiento respetable. Si no habéis venido como clientes… ¡decidme una cosa! ¿¡No creéis que estaría en mi derecho de echaros a la calle por hacerme perder el tiempo con memeces!? ¿¡Y BIEN!?
El tono de Madame M ya era demencial, se notaba que le habíamos hecho enfadar. Los tres nos quedamos en silencio por unos momentos ya que no nos esperábamos para nada esta reacción. La chica puso su abanico en el mentón de Cloud.
— ¿Cómo te llamas?- Le preguntó
— Cloud Strife.
— La mano.- Le pidió de golpe Madame M.- ¡Dame la mano!
Cloud le hizo caso y le dio su mano y Madame M se puso a mirarla al detalle y a apretarla.
— Una mano fuerte y firme típica de un guerrero, aunque posee cierta delicadeza y tersura. Muy bien, Cloud. Veamos de qué pasta estás hecho. Y luego… ya hablaremos. Bueno, ¿qué opción de masaje deseas?
— El masaje de… 3000 guiles.- Respondió Cloud.
No pude reír un poco por la situación y miré a Aeris quien también reía un poco.
— Pasa entonces a la habitación del fondo y… espera.
Cloud pasó a la habitación y Madame M fue detrás de él. Aeris y yo nos quedamos en recepción mirándonos sin entender nada.
— Está costando más de lo que pensaba.- Le dije a Aeris.- Espero que a estas alturas Tifa esté bien.
— Seguro que lo está, Sil. No sobre pienses.- Ella me sonrió y se acomodo.- Por cierto, quería pedirte perdón.
— ¿Perdón? ¿Por qué?
— Bueno…- Ella negó con la cabeza.- Por nada… Siento haberte arruinado el momento.
— ¿Qué momento?- Le pregunté sin entender nada.
— Con él.
— Ah, no, me hace ilusión que estés aquí.- Le sonreí.
— Muchas gracias, está siendo una experiencia esto.- Me respondió mirándome.
— Totalmente.
Reímos un poco y en ese momento salió Cloud con una cara de perdido que no se la aguantaba ni él.
— ¿Cómo ha ido?- Le pregunté.
— ¿Eh?- Dijo él, confundido.
— ¿Estás bien?- Le preguntó Aeris mientras él se apoyaba en la pared.
— Sí…- Respondió con un hilo de voz.
— Estás rarísimo Cloud.- Le dije yo mirándolo fijamente.
— ¿En serio?- Me respondió sin mirarme.
— Muy raro.- Agregué.
En ese momento Madame M se acercó a Cloud y lo abanico un poco con su abanico.
— ¿Crees que vas a repetir?
Cloud desvió la mirada bajándola, algo rojo. ¿Qué había pasado en esa habitación?
— Muy bien. Ya nos entendemos perfectamente.- Dijo Madame M.
— Entonces…- Añadió Aeris acercándose a Madame M.
— Decidme qué necesitáis y ya veremos si os ayudo.- Respondió ella.
— Eres del triunvirato, ¿no?- Preguntó Aeris.- Quiero que nos recomiendes a ella y a mi para las pruebas de Don Corneo.
— ¿Y por qué ibais a querer participar en las pruebas?- Preguntó Madame M abanicándose.- Bueno, vale.
— ¿De verdad?- Pregunté yo sorprendida.-
— Pero no podéis ir vestidas así.- Dijo Madame M
— ¿Eh?- Dijo Aeris.
— Jamás enviaría a Don Corneo dos candidatas con vestidos tan… sencillos.
Aeris me miró fijamente el vestido y luego se lo auto miro a ella para volver a mirar a Madame M.
— Si lo hiciera, cuestionarían mi puesto en el triunvirato.- Seguía explicando Madame M.
— ¿Qué tiene de malo mi vestido?- Me preguntó Aeris.
— Es muy bonito, te pega muy bien Aeris. ¿Y el mío? Pensaba que no era… sencillo.
Cloud desde la pared me miraba fijamente de arriba abajo, analizando mi ropa.
— Yo no lo había visto sencillo para nada.- Me dijo Aeris.- Entonces… ¿qué tenemos que ponernos?
— Yo me encargo de eso. Los vestidos que os voy a conseguir parecerán que os han costado un millón de guiles.- Mencionó Madame M.- Pero me lo tendréis que pagar.
— ¿Y cuánto valen?- Preguntó Cloud.
— Lo que he dicho.- Respondió ella a lo que a mi un poco más y se me cae la cara al suelo.- Pero descuida. Salta a la vista que no podéis permitiros unos vestidos tan caros. Así que escuchad, tengo una idea. Existe un coliseo subterráneo en este distrito. Cloud, espero que te apetezca luchar, porque pienso inscribirte. Si ganas el torneo, convertiré a Sil y a Aeris en unas bellezas sin parangón.
— ¿Dan algún premio por ganar?- Preguntó Cloud.
— Sí, pero lo cobra quien inscribe al campeón. Bueno, ¿qué me dices?
— Muy bien.- Respondió él.
— ¿Yo también puedo participar?- Pregunté mirando a Madame M.
— Los tres, sin problema. Llévadles esta inscripción. Ya estarán apuntando a los luchadores así que será mejor que os deis prisa.
Salimos del salón de masajes y pusimos rumbo los tres hacia allí.
— ¿En qué lío nos hemos metido ahora?- Preguntó Aeris.
— En uno gordo. No creo que en este barrio peleen limpio.- Respondió Cloud.
— Estoy segura de que podremos ganar.- Dije yo mirándolos a los dos con una sonrisa.- Estáis con la mejor especialista de materias de Midgar.
— Me encanta tu confianza, Sil.- Dijo Aeris riendo un poco.- Pero mejor que mantengamos los pies en la tierra por si acaso.
— Si, eso también es verdad.- Me reí un poco.
Nos dirigimos rápidamente al coliseo donde se hacía el torneo de Don Corneo. Fuimos al chico que estaba en la puerta y le dijimos que íbamos a luchar como un equipo. Nos dio paso y nos metimos a un ascensor para llegar a la sala de descanso.
Abajo nos esperaba un encargado que nos paso a una especie de sala de espera. Me senté en una de las sillas y me puse a mirar mis materias y limpiarlas bien.
— ¿Haces esto seguidamente?- Me preguntó Aeris poniéndose a mi lado.
— Sí, me gusta mantenerlas bien limpias y brillantes. Manías mías.- Me reí.- Nos dará suerte para el combate.
— Ahora voy más segura.- Aeris también rio.
En ese momento nos dieron aviso de que iba a comenzar el torneo y se abrieron las puertas. Habían dos presentadores en el medio de la arena de combate quienes daban los coros de bienvenida.
— ¡Aquí en la ciudad que nunca duerme!- Dijo uno de los presentadores.
— ¡En el paraíso del vicio y del pecado, del dolor y el placer!- Dijo el otro.
— En el lugar donde cualquier deseo puede hacerse realidad por el precio adecuado: ¡el mercado Muro!
— Queridos amantes de la locura y violencia… ¡Os damos la bienvenida!
— ¿Estáis cómodos? Esta noche seréis testigos del espectáculo más sangriento del mercado Muro… qué digo, ¡del mundo!
— Aquí, ¡en el Coliseo de Don Corneo!
En ese momento todo el mundo aplaudió y gritó muy fuerte, parecían eufóricos por el torneo.
— ¡El premio de esta noche es nada más y nada menos que un millón de guiles! Y solo hay una forma de conseguirlo: ¡masacrando al rival!- Seguía diciendo el presentador.
— ¡Dándole una somanta de palos!
— ¡Con saña!
— ¡Sin miramientos!
— ¡Hasta que escupan sangre!
— Solo los luchadores más despiadados…
— Los que aguanten hasta el final…
— ¡Se harán con el premio y la gloria!
— ¡Ha llegado el momento que tanto ansiabais! ¡Bestias sedientas de sangre lucharán para vuestro disfrute!
— ¡Combatientes de lo más variopinto lucharán a muerte para vosotros!
— ¡Aquí y hoy, en la Copa Corneo!
En ese momento Aeris me miró muy sorprendida de la presentación de los presentadores.
— A vaya sitio hemos ido a parar…
Me reí un poco y le dijimos al encargado que estábamos preparados para el primer combate. En ese momento nos hicieron pasar a los tres hacia la arena.
— Para el primer encuentro, demos la bienvenida a tres luchadores.
— Un chico y dos chicas. ¿Cuál de las dos podrá conquistar al chico?
— ¡Vaya lugar para decidirlo!
— ¡Es su primer torneo! Y será el último si no tienen experiencia, ¿o sí la tienen?
— ¡Un aplauso para Cloud, Sil y Aeris!
Al pasar todo el mundo nos medio abucheaba y nos gritaba cosas obscenas a Aeris y a mi.
— Ahora sí que estoy cabreada.- Exclamó Aeris.
— Que se note.- Le sonreí
— ¡Su contrincante será uno de los mejores domadores de bestias del mercado Muro!- Seguía presentando uno de los presentadores.
— ¿Acabará el trío amoroso en la panza de sus mascotas?- Decía el otro presentador.
— Contemplad a estos perros del averno: ¡los canes infernales!
En ese momento las grandes puertas que habían al otro lado de la arena se abrieron. De golpe el encargado del otro lado salió corriendo chillando y los chuchos asquerosos del domador de bestia se lo intentaron comer antes de que el domador les llamara de vuelta y el encargado saliera chillando.
—¿¡Luchas con animales!?- Preguntó Aeris.
— ¿Eh?- Dijo el domador.- ¿Sois nuevos? Las reglas no dicen nada de que solo puedan competir personas.
— ¡Esto está que arde señoras y señores!- Decía uno de los presentadores.
— ¿Quién se alzará con la victoria en este duelo de hombres y bestias?- Seguía el otro presentador.
— ¡Esto podría acabarse en un abrir y cerrar de ojos, así que nada de pestañear! Sin más dilación, ¡que empiece el combate de la primera ronda!
Dieron la señal y mientras Aeris se encargaba de uno de los perros y Cloud del otro yo iba directamente al domador de bestias. Solo de usar un par de veces mi materia PIRO+ cayó al suelo de rodillas y los perros terminaron de la peor manera posible. Fue un combate muy fácil.
— ¿¡Quién iba a imaginarse que el combate terminaría así!?- Dijo el presentador
— ¡Qué desenlace tan inesperado, señoras y señores!- Añadió el otro presentador.
— Y los ganadores de este combate son… ¡Cloud, Sil y Aeris!
En ese momento se abrieron las puertas para que pudiéramos volver a la sala de espera hasta nuestro siguiente turno.
— ¡Primera victoria! ¡A seguir así.- Mencionó Aeris contenta.
— Y ha sido para chuparse los dedos.- Dije yo orgullosa.- Gracias materia piro, te quiero.
Aeris se rio haciendo que yo me riera también y miré a Cloud quien se apoyó en la pared, pensativo.
— ¿Qué te pasa?- Le pregunté.
— Las reglas no tienen ni pies ni cabeza.- Dijo Cloud.
— Ya…- Respondió Aeris.- ¿Quizá el siguiente combate sea más justo?
— No os esperéis demasiado.- Añadí yo.- Es posible que cada combate sea más injusto que el anterior.
Nos sentamos en una de las mesas y esperamos tranquilamente hasta que un mensaje de megafonía anunciaba que nuestro siguiente combate iba a empezar en breves. Nos dirigimos rápidamente a las puertas y estas se nos abrieron, dando paso a la arena otra vez.
— Continuamos con el segundo encuentro de la semifinal…- Dijo uno de los presentadores.- Recién salidos de una cita con la muerte, os presento… ¡al trío amoroso afortunado!
— ¿Por qué nos llaman así?- Pregunté sin entender nada.
— Su suerte es nuestra desgracia.- Dijo el otro presentador.- ¡Otro aplauso para Cloud, Sil y Aeris!
Un montón de gente seguía quejándose y diciendo mierda desde las gradas. Los abucheos nos perseguían.
— ¡Sus contrincantes son una panda de ladrones, buitres del vertedero, los asesinos más viles de Midgar! Sabandijas profesionales, ¡lo peor de lo peor!
— ¡Señoras y señores, cuidado con las carteras, que estos tienen las manos muy largas!
— Os presento la escoria de Midgar: ¡la pandilla del Chungo!
En ese momento aparecieron los tres maleantes que nos habíamos encontrado en la autopista derrumbada antes Cloud y yo.
— ¡Flipa con el humo! Tapaos la boca. ¿To bien?- Dijo El Chungo.
— Eh, ¡son los pavos de antes!.- Dijo El Broncas señalándonos.
— ¡Buah, chaval! La venganza es un plato que se sirve caliente.- Mencionó El Chungo.- Espero que tengáis ganas de postre, porque vamos a repartir tortas.
— ¿Encima vas a invitarles al postre?- Le preguntó El Pardi a El Chungo.
— ¡Es un decir, melón! ¡Estás tonto!
De golpe la puerta se volvió a abrir y aparecieron más detrás de ellos, siendo un grupo bastante grande de maleantes.
— ¿Son más?- Preguntó Aeris.
— ¿De dónde han salido estos amigotes tan impresentables?- Dijo el presentador.- Se ve que la pandilla del Chungo tiene un total de ocho miembros.
— Bueno, pues van a volver corriendo por donde han venido.- Añadí yo.
— Pero eso no vale.- Dijo Aeris muy indignada.
— Ow, la única regla que vale es que no hay reglas.- Mencionó El Chungo.- Si a Don Corneo le parece bien, te aguantas.
En ese momento en la pantalla apareció un dibujito de Don Corneo dándoles el OK.
— Don Corneo ha dado su aprobación.- Dijo uno de los presentadores.
— ¡Esto es absurdo!- Mencionó Aeris.
— ¡Esto va a ser una carnicería!- Dijo el presentador.- Querido público, no miréis para otro lado, ¡no vaya a ser que os perdáis lo mejor!
— ¡Que comience el segundo combate de las semifinales de la Copa Corneo!
En ese momento inició la batalla. Ellos iban con armas como hachas así que decidí usar la materia de protección en los tres para evitar ser aniquilados vivos. Empezamos a luchar juntos, aunque ocho contra tres no era demasiado justo, eran bastante malos peleando y al final nos los cargamos en un santiamén.
— Eran tres contra… no sé cuántos exactamente, pero muchos. Aun así, nuestros ganadores son…- Dijo el presentador.- De nuevo, ¡Cloud, Sil y Aeris!
Se nos abrieron las puertas y entramos rápidamente a la sala de descanso otra vez. Me senté y cerré los ojos descansándolos un poco.
— ¡Ahora a por la gran final!- Exclamó Aeris.- Aunque… no se os ve muy contentos.
— ¿Yo? Ah.- Dije.- Solo estoy algo cansada, pero voy bien. Lo estamos haciendo genial.
— ¿Y tú Cloud?- Le preguntó Aeris.
— Solo estoy pensando en el siguiente combate.
— Bueno, no pienses demasiado. Si hemos llegado hasta aquí podemos con lo que se nos venga.- Respondí sacando una materia y lanzándola al aire y agarrándola sucesivamente.
Nos quedamos allí por un rato más hasta que volvimos a escuchar la megafonía diciendo nuestros nombres para que fuéramos hacia la puerta. Las puertas se abrieron enfrentándonos a nuestro combate final.
— Señoras y señores. ¡El espectáculo está llegando a su fin!- Dijo el presentador.
— Esta Copa Corneo ha estado repleta de giros inesperados y mucho tomate, ¡y ahora está a un combate del desenlace!- Añadió el otro presentador.- Nosotros tampoco queremos que acabe. ¡Pero ya se dice que lo bueno, si breve, dos veces bueno! ¡Por eso, vamos a despedirnos por todo lo alto y a voz en grito! ¡Que nos oigan hasta en la plataformaaaaaa!
— ¡Tenemos aquí el trío amoroso que nos han dejado con la boca abierta combate tras combate. Super unidos por su insaciable sed de sangre. Los campeones de Madame M: ¡Cloud, Sil y Aeris!
Cloud suspiró y lo miré fijamente. Se notaba que se empezaba a cansar también de los comentarios.
— ¡Vamos! ¡Más alto! ¡No os oigo animar! ¡Desgañitaos!- Dijo el presentador saltando y animando con los brazos.- ¡Se enfrentarán a los ganadores por quinta vez consecutiva de la Copa Corneo! ¡Dos máquinas de matar que han descuartizado a cientos de contrincantes!
— ¡Y desmembrado a otros cuantos!
— ¡Un dúo duro de pelar que corta por lo sano y por lo menos sano!
— Los verdugos mecánicos… Los campeones de Sam… ¡Sierritas y Balitas!
— ¡Aquí llegan!
Se abrieron las puertas y aparecieron dos máquinas aniquiladoras de Shinra.
— ¿Son robots?- Preguntó Aeris.
— Más bien armas de Shinra.- Respondió Cloud
— Más bien tramposos.- Mencionó ella.
— Pan comido.- Dije yo preparándome para la lucha.
— ¿Quién se llevará el millón de guiles? ¡Preparaos para un combate que hará historia!- Dijo el presentador.- ¡Que empiece el combate final de la Copa Corneo!
En ese momento llegó el momento de empezar el combate. Tenía en mente que este combate iba a ser bastante sencillo porque el electro afecta muy negativamente a cualquier máquina y se me daba bastante bien usarlo. Estuve en lo correcto porque tanto el aniquilador como el triturador duraron poquísimo en combate. Cloud, Aeris y yo nos compenetramos bien para romper los dos brazos de la máquina y luego escacharrarlas.
— Esto nunca a… ¡No me lo puedo creer!- Dijo uno de los presentadores.
— Los ganadores de la Copa Corneo, el trío amoroso asesino… ¡Cloud, Sil y Aeris!- Dijo el otro presentador.
Salimos de la arena y me senté de inmediato. Estábamos los tres bastante agotados pero ya estaba todo cumplido por lo que parecía.
— Ahora ya podemos centrarnos en salvar a Tifa.- Dijo Aeris.
— ¡Por fin!- Exclamé.- Espero que esté bien…
— Volvamos al salón de Madame M para que os podáis cambiar… Luego adonde Corneo.- Dijo Cloud.
— ¡Vamos!- Dijo Aeris.
En ese momento entró Madame M a la sala de descanso con una cara algo enfadada.
— Lo siento, pero tengo una mala noticia.- Exclamó ella.- Aún os queda un combate más.
— ¿En serio? ¿Por qué?- Pregunté sin entender absolutamente nada.
— Habéis cautivado al público y han apostado fuerte. No os hacéis una idea de la suma de las apuestas. Don Corneo le va a sacar toda la tajada que pueda.- Explicó Madame M
— ¿Entonces?- Preguntó Cloud.
— Tendréis que derrotar al luchador que elija Don Corneo para que os declaren campeones de la copa.
— ¡Oye ese no era el trato!- Mencionó Aeris indignada.
— ¿¡Te crees que no lo sé!?- Exclamó con una fuerte voz Madame M.- ¡Es un cerdo avaricioso! ¡Un baboso de mierda! ¡La madre que…!
En ese momento ella suspiró intentando calmarse.
— Pero es lo que hay. Es Don Corneo quien dicta las reglas.- Siguió Madame M.- De todas formas, si ganáis este combate no le quedará más remedio que aceptar vuestra victoria. El público se asegurará de ello.
— ¿Este será el último combate?- Preguntó Cloud no demasiado convencido.
— Eso espero.- Respondió Madame M.
— Bueno, esperemos que sea igual de fáciles que los anteriores.- Agregué.
En ese momento nos volvieron a llamar por megafonía. Esperaba sinceramente que fuera la última vez, estaba bastante cansada. En ese momento se abrieron las puertas y entramos a la arena una vez más.
— La Copa Corneo de esta noche ha sido histórica.- Dijo uno de los presentadores.
— La despedida de este torneo nos ha dolido tanto como a vosotros, querido público.- Dijo el otro presentador.
— Pero nadie está tan apenado como el propio Don Corneo… ¡por eso ha decidido celebrar un combate más!
La gente chillaba muy fuerte, había un ruido increíble en toda la arena. Todo el mundo parecía emocionado.
— En este encuentro participará el trío amoroso del momento, aquellos que han arrasado esta noche. ¡Cloud, Sil y Aeris!
— ¡Cloud! ¡Cloud! ¡Salúdanos!- Chillaba una persona del público.
— ¡Eres el mejor, Cloud!- Decían otras chicas del público saltando para poder llamar su atención.
— ¡Aeris! Te amo, ¡cásate conmigo!- Decía otro tío del público.
— ¡Sil! ¡Yo pago el hotel! ¡Vente conmigo esta noche!- Decía otro.
— Su contrincante llega directa de las profundidades del coliseo.- Dijo un presentador.
— ¡Se trata de una pesadilla hecha realidad, una bestia liberada de su prisión para el deleite del público!- Dijo el otro presentador.- ¡El arma secreta de Don Corneo! Un aplauso para… ¡la casa infernal!
En ese momento en vez de abrirse las puertas, se abrió el suelo saliendo literalmente una casa de este.
— Pero… si es una casa.- Dijo Aeris
En ese momento la casa se movió y empezó a echar llamas de sus ventanas.
— ¡No es una casa cualquiera!- Dijo Cloud poniéndose en posición de combate.
— ¡A un lado, la residencia del mal!- Dijo el presentador.- ¡Al otro, el trío amoroso más rompedor de Midgar! ¿¡Dónde se ha visto un duelo más épico que este!? En ningún sitio, ya os lo digo yo. Lo que vais a presenciar hoy y aquí ¡es el nacimiento de una leyenda!
— No os perdáis ni un segundo de la acción, señoras y señores.- Exclamó el otro presentador.
— El combate final finalísimo de la Copa… ¡comienza ahora!
Empezamos rápidamente el combate. La casa se especializaba en bombardear y en embestir, o por lo menos eso parecía al principio. Parecía que no había manera de fatigarla. Para ser una casa se movía demasiado rápido y como te pillaba te metía dentro para sacudirte hasta dejarte tonto. En una de estas pilló a Cloud y lo metió dentro, parecía que lo estaba explotando dentro de las cuatro paredes. Le curé con mi materia y seguimos el combate hasta que de golpe la casa se paró.
En ese momento mi instinto fue correr rápidamente hacia ella para cargárnosla pero Cloud me agarró por la cintura parándome.
— ¡Quieta ahí!- Me dijo.
En ese momento la casa empezó a temblar y de ella salieron dos brazos, cuatro piernas y una cabeza enorme.
— ¡Cuidado!- Exclamó Aeris al ver que la casa iba directamente en dirección donde estábamos Cloud y yo.
Cloud se puso delante mío y paró la casa de un espadazo para que no pudiera darnos. Rápidamente intenté usar algunas de mis materias pero tenían muy poco efecto, parecía que se había puesto algún tipo de escudo.
— Mierda, hay que buscarle un punto débil.- Exclamé yo.
En ese momento me fije en que los colores de sus paredes cambiaban y sus colores eran parecidos a los colores elementales así que cuando se le pusieron las paredes amarillas decidí usar AERO y la casa entró en fatiga.
— ¡BINGO!- Dije contenta.
Después de averiguar su punto débil parecía que todo se había vuelto más fácil, su vida bajaba considerablemente rápido. Llegó un punto que hasta la casa volaba para intentar aplastarnos pero por suerte éramos más rápidos. En una de estas la casa se escacharró así que Cloud aprovechó la oportunidad y saltó sobre su cabeza clavándole su espada haciendo que la casa explotara y se quedará en ruinas.
En ese momento todo el mundo parecía no creerlo y yo miré a Cloud de manera inconsciente.
— ¡Lo hemos hecho!- Exclamé.
Cloud asintió y se acercó a mí poniendo un brazo sobre mi hombro y acercándome a él haciendo que me sonrojara un poco. Era como… un medio abrazo de su parte. Cogí una materia y la lancé fuerte hacia el aire como símbolo de victoria y la recogí cuando volvió hacia mi. Aeris vino rápidamente hacia nosotros dos y chocamos los cinco.
— Los ganadores…- Dijo uno de los presentadores.
— Los campeones…- Dijo el otro presentador.
— Son ¡Cloud, Sil y Aeris!- Dijeron los dos al unisono.
En ese momento salimos de la arena y también del coliseo ya que teníamos que ir a ver a Madame M al salón de masajes para que nos cambiará a Aeris y a mi. Con tanta euforia se me había medio pasado el cansancio. En un abrir y cerrar de ojos llegamos al salón de masajes.
— Habéis venido.- Nos dijo Madame M, recibiéndonos.- Ya tengo todo lo que necesitamos… Por cierto, Cloud. ¿Tú eres el mercenario del que hablan? Me han dicho un pajarito que has ayudado mucho a la gente del sector 5. Me parece muy loable por tu parte.
— No lo hice solo.- Dijo Cloud mirándome.
— Bueno, voy a vestir a Sil y a Aeris con los modelitos más impresionantes que hayas visto. Te vas a quedar boquiabierto. Y… Ahora que he dejado las cosas claras. ¿Estáis listas?
— Sí.- Dije yo.- Acabemos con esto.
— Muy bien, manos a la obra. La belleza lleva su tiempo y esfuerzo, más de lo que te imaginas.- Dijo Madame M mirando a Cloud.- Mientras tanto, a ver, a ver… Seguro que hay cosas que solo te atreves a hacer sin tus amigas. Aprovecha que estás solo para pasártelo en grande. Tengo la sensación de que ya le estás cogiendo gustillo a la zona. Aunque como eres nuevo por aquí, quizá no sepas bien cómo aprovechar el tiempo y divertirte. Por eso decidí hablar con Sam, él se encargará de guiarte.
— Yo no te he pedido que me busques una guía.- Dijo Cloud algo mosqueado.
— Pero hay muchas cosas que desconoces.- Le dijo Madame M.- Es el momento perfecto para que conozcas mundo y madures un poco. No se hable más, Sil, Aeris, venid conmigo.
— ¡Ay! ¡Qué ganas de ver el vestido!- Exclamó Aeris.
— Espero que sea de mi rollo… Si no, no me lo pongo.- Dije yo.
— Los vestidos son importantes, por supuesto. Ya he buscado uno que os pegara a cada una. Pero también hay que maquillaros bien y arreglar esos peinados. Voy a sudar tinta.
— Bueno, hasta luego Cloud.- Dijo Aeris.
Yo solo le sonreí y Aeris y yo nos metimos para dentro.
— Por cierto…- Dijo Madame M antes de que Cloud se fuera.- Como cotillees, te arranco los ojos.
Cloud suspiró y salió del local. Madame M empezó a hacer un trabajo espectacular con nosotras. A Aeris le puso un vestido rojo hasta los pies que le quedaba espectacular y además le hizo un peinado precioso que parecía sacado de un cuento de hadas. Luego Madame M se puso a trabajar conmigo poniéndome un vestido tipo lolita de color negro y rojo que definitivamente me favorecía un montón y me peino poniéndome un tocado bonito en el pelo a juego con el vestido. Luego nos maquilló a las dos poniéndonos bien bonitas y terminamos con un poco de perfume.
— Así podríais conquistar a cualquier chico que queráis.- Nos dijo Madame M mirándonos fijamente.
¿Cualquier chico que quisiera?
— Estás preciosa Aeris.- Le dije dándole una vuelta para ver todo su look completo.
— ¡Tu si que estas bonita, Sil! Eres una monada.- Dijo Aeris dándome una vuelta a mi.
— Por cierto.- Nos dijo Madame M.- Hay alguien que quiere conocer a Cloud, podríamos decir que le ha llamado la atención. Si no queréis entrar solo vosotras dos a la mansión de Don Corneo será mejor que llevéis a Cloud ante él, quizás puede darle también una carta de recomendación.
— ¿Hablas de Andrea Rhoeda? ¿El director de Honeybee Inn?- Pregunté.
— Exactamente.- Contestó Madame M.- Y creo que él podría tener una idea para conseguir que Don Corneo no note nada. Será mejor que una de vosotras vaya a verle al Honeybee Inn y la otra avisé a Cloud.
— Entonces, yo voy al Honeybee Inn.- Dijo Aeris mirándome.- Tu encárgate de Cloud.
— A las ordenes.- Dije con una sonrisa.
En ese momento salimos las dos del salón de masajes y una fue dirección HoneyBee Inn. Yo debía buscar a Cloud pero de golpe apareció Johnny en mi camino.
— No me digas na, ¿vas a buscar a Cloud verdad?- Me dijo mirándome fijamente.
— Sí, ¿Cómo lo sabes?- Le pregunté.
— Yo se donde esta, te llevó con él.
Johnny me llevó hasta el puente de la mansión de Don Corneo, justo antes de llegar un montón de gente se nos apelotono mirando mi vestido. No pude evitar ponerme algo roja de la situación, no estaba tan acostumbrada a recibir tanta atención.
— Eh, ¡largo! Nada de mirar. Venga, fuera, ¡vamos!- Johnny iba haciendo paso entre la gente y puso una alfombra roja corta entre donde estaba Cloud y yo.
Me acerqué a él lentamente, algo sonrojada, con las manos al frente y le miré a los ojos. Él me miraba con la boca medio abierta, vi como se le dilataban las pupilas, mi corazón empezó a ir muy muy rápido, pensaba que iba a salir de mi pecho.
— Ese vestido…- Me dijo cuando estaba cerca de él.- Estas preciosa.
Me dio la mano y me acercó a él. Lo miré a los ojos, sentía que me iba a morir de lo rápido que se movía mi corazón.
— Gracias…- Le dije con la voz algo baja.
Él me miró fijamente a los ojos, agarrándome fuerte la mano. El tiempo se había parado. Me estaba poniendo tan roja que desvié la mirada y me aparté un poco.
— Perdona.- Me dijo él.
— N-No, no te preocupes…- Le respondí.
— Me da que este asunto es más peligroso de lo que pensábamos.- Mencionó Cloud mirándome.- Ni siquiera sabemos qué os van a pedir en esas pruebas de selección. Ni en sueños voy a dejar que las dos entréis solas por vuestra cuenta.
— Ah, si, tenemos un plan para eso. Pero primero tienes que acompañarme a un sitio.- Le respondí.
— ¿Qué plan?- Me preguntó.
— Según Madame M, has llamado la atención de alguien divino y quiere conocerte en persona.
— ¿Cómo?
— Tú sígueme.
Le llevé derecho al HoneyBee Inn y me paré en la puerta, mirándolo.
— Vamos a ver a Andreas Rhodea, del HoneyBee Inn, y a convencerlo para que te entregue su carta de recomendación.- Le dije.- No querías que fuéramos solas, ¿no? Si nos ayuda Andreas, podrás venir con nosotras. Va venga, entremos, Aeris debe estar esperando aquí también.
Le agarré del brazo y lo llevé a la fuerza hacia dentro del HoneyBee Inn donde estaba el recepcionista esperándolo.
— Bienvenido al HoneyBee Inn, el paraíso del ocio y la diversión.- Nos dijo el recepcionista.
— Hemos venido a ver a Andreas Rhodea.- Dijo Cloud.
— Supongo que usted es el señor Cloud. Le está esperando.
— ¿El "señor" Cloud?- Preguntó Cloud a lo que yo reí un poco.
— Me ha pedido que le haga pasar cuanto antes. Por favor, pase al escenario del fondo.
— ¿Qué escenario?- Dijo Cloud.
— El que está al fondo, señor. Cruce esa puerta y siga todo recto.
Cloud y yo nos dirigimos a la puerta del fondo donde unas abejitas lo esperaban y le hicieron pasar rápidamente, antes que a mi. En ese momento Aeris vino hacia mi y me sonrió.
— ¿Le has convencido?- Me preguntó.
— Creo que aun no entiende que va a hacer allí.- Reí un poco.- ¿Entramos?
— Sí.
Entramos a la sala de la función donde en el escenario bailaban las abejitas y el señor Andrea, justamente estaban sacando a Cloud al escenario. Aeris y yo nos sentamos juntas en un sofá mirando toda la escena.
— Bienvenido al Honeybee Inn, Cloud.- Le dijo el señor Andrea acercándose a él.- Quieres que te recomiende, ¿no es así?
En ese momento el señor Andrea le puso un dedo en los labios para evitar que dijera nada.
— Te entiendo.- Dijo Andrea.- Pero para ganarte mi aprobación, vas a tener que conquistarme con un baile.
Andrea se puso a bailar con las demás abejitas y en ese momento Cloud se intentó dar la vuelta siendo interceptado por varias abejitas y siendo arrastrado a la fuerza al medio del escenario. En ese momento se percató que Aeris y yo estábamos sentadas allí y le animamos haciéndole señas de ánimo con los brazos.
Cloud suspiró y se quedó con Andrea en el escenario.
— ¿Crees que puedes seguirme el ritmo?- Le preguntó Andrea.
En ese momento empezó el espectáculo de verdad donde Andrea y Cloud se pusieron a bailar juntos, haciendo una tremenda obra. No pude evitar soltar alguna que otra carcajada mientras bailaban, ver así a Cloud era tan divertido.
— ¡Eso Cloud! ¡Demuestra quién manda!- Dije yo animándolo desde el público.
El siguió bailando dándolo todo, se le daba extrañamente bien bailar. Estaba siendo todo un espectáculo. Parecía que Andrea y Cloud estaban hasta sincronizados con los pasos.
— ¡Que buenos pasos!- Dije yo desde el público aplaudiendo.
— ¡Baila super bien, Cloud!- Exclamó Aeris aplaudiendo también.
Andrea se puso delante de Cloud y le hizo un corazón con las manos.
— Mi abejita reina… Me has conquistado. Sí. Te voy a convertir en una belleza sin igual. No hay tiempo que perder. ¡Manos a la obra!
En ese momento las abejitas pusieron una silla en el centro del escenario y sentaron a Cloud. Taparon la escena con unas plumas y cuando desviaron las plumas Cloud estaba cambiado totalmente. Le pusieron un vestido con corsé azul con una falda larga lila. Le habían maquillado e incluso le habían puesto el mismo tipo de trenzas que yo llevaba.
Estaba guapísima.
Aeris y yo nos quedamos boquiabiertas mirando fijamente su tremendo vestido y lo bonito que le quedaba.
En ese momento Andrea fue hacia él le dio la mano e hicieron un par de vueltas bailando más y para rematar los dos quedaron tan cerca que parecía que se iban a comer la boca en ese instante. No pude soltar un pequeño chillido de emoción al ver la escena.
— ¡Ideal!- Dijo Andrea.- La belleza de verdad es una representación del corazón. No cede ante la vergüenza y no se rige por los conceptos de género. No tengas miedo, Cloud.
Se dieron la mano e hicieron una reverencia indicando que el show había terminado. Aeris y yo salimos primero del HoneyBee Inn y le esperamos fuera. En una de estas lo vimos salir sin decir absolutamente ni una palabra, nos acercamos rápidamente a él.
— Hala Cloud. ¡Vaya espectáculo!- Le dijo Aeris.
— Ya ves, no sabia que bailabas tan bien.- Le dije yo.
Cloud siguió andando ignorándonos por completo.
— ¿Cloud?- Le pregunté.
— Eeeo, ¿Cloud? ¿Hola?- Le dijo Aeris.
— ¡Te estamos hablando Cloud!-Le dije con un tono mas serio.
— Callaros.- Nos dijo de golpe.- No digáis nada más.
— ¿Nada de nada?- Preguntó Aeris.
— No.- Remarcó él.
— ¡Pero si estás divina, Cloud!- Exclamé sin pensar demasiado.
En ese momento Cloud suspiro y nos dirigimos los tres directos a la mansión de Don Corneo con nuestras tres cartas de recomendación para las pruebas. En la puerta estaban los tres tipos de antes, incluido Leslie.
— No puede ser…- Dijo Leslie.
— Aquí tienes: las recomendaciones de Andreas Rhodea y Madame M. Con eso vale, ¿no es cierto?- Preguntó Aeris.
— ¿Vais en serio?- Preguntó Leslie
— ¿Hay algún problema?- Pregunté yo mirándolo fijamente.
— Vosotras sabréis…
En ese momento nos abrieron las puertas y entramos a la mansión de Don Corneo de verdad. Allí nos esperaban varios lacayos de Don Corneo.
— ¿Habéis venido a las pruebas?- Preguntó el lacayo.- Por las escaleras, última puerta a la izquierda. Y nada de husmear.
Subimos las escaleras mientras escuchábamos como los lacayos hablaban de manera muy asquerosa sobre nosotras. Entramos a la sala que nos habían dicho y era básicamente una sala de trastos. De golpe escuchamos un fuerte ruido y habían sido las puertas que las habían cerrado de golpe.
— Esto no pinta bien.- Dije mirando la situación.
— ¿Qué es ese olor dulce tan raro?- Mencionó Aeris.- ¿Y por qué me estoy mareando?
— Es gas.- Dijo Cloud de golpe.- Vámonos.
Cloud intentó abrir la puerta pero sin éxito. En unos segundos nos quedamos los tres en el suelo, super mareados, sin poder casi movernos. Se abrieron las puertas y entraron los lacayos.
— ¿Os llevamos a la sala de espera para que descanséis un poco?- Dijo uno.
— Bueno, tirando que es gerundio.- Dijo otro.
— ¿Adónde… nos… lleváis?- Preguntó Aeris con la poca voz que podía.
— Arriba monada.- Dijo un lacayo intentando levantar a Cloud el cual lo intentó apartar empujándolo un poco haciendo que el lacayo intentará volver a levantarlo bruscamente.
— ¡Eh, trátala bien, gilipollas!- Dijo su compañero.
— ¿Qué haces? ¿Quieres bronca o que?- Le respondió el lacayo.
— Son las chicas de Don Corneo. Como les dejemos alguna marca, rodarán cabezas.
— Ya, lo sé.
— Esta vez sí que están de rechupete las cuatro, ¿no te parece?
Se rieron y aprovecharon nuestro mareo y debilidad para llevarnos a otro cuarto. En ese momento noté una mano que me movía bruscamente.
— ¿¡Sil!? ¿Eres tú?
Abrí los ojos y era Tifa que me miraba fijamente.
— ¿Tifa? ¡Ai! Menos mal que estás bien.- Me tiré a ella abrazándola y ella me correspondió.- Pensé que te habría pasado algo malo…
En ese momento se despertó Cloud y miró fijamente a Tifa.
— ¿¡Tifa!?- Dijo Cloud.
— ¿Si…?- Preguntó ella sin entender nada.
— ¿Estás bien?- Le preguntó Cloud.
— Si… Espera… Un momento… ¿¡Cloud!? ¿Eres tú? ¡Hala, qué de maquillaje! ¡Y con vestido!
— Ya sé que estoy divina. A otra cosa.- Respondió Cloud.
No pude evitar reír un poco por su contestación. En ese momento Aeris volvió a la consciencia y fui rápidamente hacia ella para ayudarla.
— ¿Estás bien?- Le pregunté.
— Sí. Un poco mareada, pero no es para tanto.- Me respondió Aeris. En ese momento se percató de Tifa y fue rápidamente hacia ella.- Hola, Tifa. ¿Qué tal?
— Bien…
— Ah, perdona. Soy Aeris, una amiga de Sil y de Cloud. Estábamos preocupados y decidimos venir a echarte una mano.- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Eh… ¿Gracias?- Dijo Tifa aun sin entender nada.
— Ya hablaréis luego. Tenemos que irnos.- Dijo Cloud mirando la habitación.
— ¿Qué?- Preguntó Tifa.
— Ya mismo.- Exclamó Cloud.
— ¡No! No pienso irme sin lo que he venido a buscar.- Dijo Tifa.
— ¿Eh? ¿Y que es?- Le pregunté.
— Pues… Cuando volvimos a la barriada, aparecieron unos tipos y empezaron a hacer un montón de preguntas. Así que me puse a investigar…
— ¿Tiene que ver con Don Corneo?- Le pregunté.
— Exacto. Estaban preguntando por Avalancha. Pero… no sabía por qué. Así que decidí venir y preguntarle en persona.
— ¿En serio?- Exclamó Cloud.
— Pensé que si nos quedábamos a solas en su habitación podríamos hablar cara a cara.- Explicó Tifa.- Pero luego me enteré de que en las pruebas compiten tres o cuatro chicas. Y si no lograba que me eligiera a mí, todo habría sido en vano.
— ¡Entonces no tienes de qué preocuparte!- Dijo Aeris mirándola.- Porque aquí tienes a las otras tres candidatas. ¿A que si?
— Si…- Respondió Cloud sin demasiada motivación.
— Las cuatro unidas jamás seremos vencidas.- Dije riendo un poco.
— Eso espero…- Dijo Tifa
— Sil, Cloud, tu y yo.- Dijo Aeris con una sonrisa.- Da igual a quién elija, ¿no?
— No se, Aeris.- Dijo Tifa mirándola.- Me da cosa involucrarte en todo esto… sobre todo a ti.
— Déjala. Siempre hace lo que quiere.- Añadió Cloud.
— Es muy cabezona.- Añadí yo.
— ¡Ay, que bien! Ya empezáis a conocerme, por fin.- Mencionó ella con una sonrisa.
Cloud suspiró y nos pusimos a esperar a que vinieran a abrirnos a pasar a la siguiente fase.
— Salid por la puerta de la izquierda y subid las escaleras.- Escuchamos la voz de un lacayo.- Venga, chicas, al tajo.
Salimos por la puerta las cuatro en cuanto anunciaron el mensaje.
— Venga, chicas, vamos.- Dijo Cloud a lo que reí un poco.
— ¿Tantas ganas tienes?- Le preguntó Tifa a lo que él no respondió.
— Te estas metiendo en el papel, ¿eh?- Le dije yo.
— Sí, sí…
En ese momento llegamos a otra sala donde nos recibieron los presentadores de la Copa Corneo. Nos pusimos en fila y el presentador nos miró fijamente.
— Eh, vuestras caras me suenan. ¿Nos conocemos de algo?- Nos preguntó el presentador.
Aeris negó con la cabeza sin decir una palabra mirando fijamente al presentador.
— Bah, da igual.- Dijo el presentador poniéndose una mano en la nuca.- Cojonudo. ¿Estáis preparadas? Venga, al tema. ¡Os presento al galán más carismático del mercado Muro! ¡El único, el inimitable… Don Corneo!
En ese momento salió de detrás de la pared un gordito bajito con poquito pelo rubio en la cabeza y una ropa horterísima.
—¡Qué guapas! ¡Qué bien!- Dijo casi que babeando viniendo hacia donde estábamos.- ¿Con cuál de vosotras voy a intimar?
Se acercó de golpe a Aeris y la miró literalmente de arriba abajo.
— ¿Me quedo contigo?- De golpe pasó a Tifa y le miró fijamente las tetas.- ¿O contigo?
Luego pasó a Cloud siendo un momento tenso porque si lo descubrían todo a la mierda. Le agarró y le tocó el brazo asintiendo y luego fue directamente hacia mi y se quedó con la baba fuera de la boca. Me agarró la mano y me dio una vuelta que casi me hace vomitar, pero tenía que fingir.
— ¡Síiiii! ¡Ya lo sé! ¡Decidido!- Dijo Don Corneo.- La elegida de esta noche es… la muñequita de rojo.
Suspiré y rodé los ojos, pero todo sea por el plan de Tifa.
— Uhhh… Así me gustan más, con un poquito de actitud.- Dijo Don Corneo agarrándome de la mano. Por instinto puse un poco de resistencia.- ¿Te gusta hacerte la dura? Me gusta.. no lo sabes tu bien..
Cloud me miraba fijamente mientras Don Corneo me sujetaba, se notaba que tenía ganas de hacer pedazos a este gilipollas, igual que las tenía yo.
— Quedaos con las sobras.- Dijo Don Corneo a sus lacayos.
Don Corneo me llevó a su habitación y me senté en el borde de la cama con las manos en la falda sin decir ni una palabra. Lo tenía atrás mío y lo escuchaba babear, me estaba dando mucho asco.
— Que muñequita mas bonita. Aunque vas vestida como una normalmente las de plástico no tienen tantas… ya sabes, tetas como tu.- Suspiré al escuchar esa mierda que había soltado por esa sucia boca.- Venga, deja la timidez y ven con papi. Solo estamos tú y yo…- Se acercó aún más a mi.- ¡Eres más mona de lo que pensaba!
— ¿Puedes parar de decir esa mierda?- Le pregunté con mi tono más calmado posible.
— Vaya, la muñequita es peleona. Cómo me pone…- Me respondió Don Corneo haciendo una foto con una cámara con flash.
— ¿Qué ha sido eso?- Le pregunté.
— No te preocupes, muñequita. Tan solo es una fotito para recordar este fogoso encuentro.- Dijo Don Corneo.- Y para que no se te ocurra ninguna tontería, como negarte…
Me hizo otra foto pero más de cerca.
— Dios, que asco.
— ¡UH! Sigue así, que me encanta esta personalidad que tienes…- Me dijo Don Corneo.
— Te lo digo en serio, das puto asco.- Exclamé levantándome de la cama.- Lo único que parece que tienes es dinero porque lo demás…
— ¡Oye! ¿Quién cojones te crees como para hablarme así? ¡Que alguno entre y le dé una lección a esta zorra maleducada.- Exclamó Don Corneo.
En ese momento entraron Tifa, Aeris y Cloud a la habitación y Cloud me agarró de la cintura atrayéndome a él.
— ¿Estás bien?- Me preguntó sin poder evitar ponerme un poco roja.- ¿Te ha hecho algo?
— No, tranquilo, estoy bien.- Respondí yo.
— Lo siento pero…- Dijo Tifa mirando a Don Corneo.- La lección se la hemos dado nosotras a tus hombres.
— ¿Pero que…?- Preguntó Don Corneo sin entender nada.
— ¡Sil! ¡Toma tu ropa!- Dijo Aeris dándomela.
Me puse detrás de un biombo que había y me cambié rápidamente de ropas volviendo a mis trajes normales.
— ¿Y en qué momento ha entrado un chico aquí?- Exclamó Don Corneo mirando a Cloud.- ¿A que habéis venido vosotros cuatro?
— Las preguntas las hacemos nosotros.- Dijo Tifa poniéndose las manos en la cadera.- Por ejemplo: ¿por qué estaban tus hombres preguntando por AVALANCHA en el sector 7?
— ¿Eh? No sé de qué estás hablando.- Respondió Don Corneo poniéndose bien.
— No te hagas el tonto.- Tifa se cruzó de brazos y se acercó a él.- Segunda oportunidad. ¿Por qué estaban tus hombres preguntando por AVALANCHA en el sector 7? Desembucha o…
— Te los corto.- Dijo Cloud apunto de sacar su espada haciendo que Don Corneo se asustara.
— ¡Vale, vale! Hablaré, hablaré. Me pagaron para encontrar a un tipo con una ametralladora en vez de brazo.- Don Corneo hablaba de Barret.
— ¿Quién te pago?- Preguntó Tifa.
— ¡No te lo puedo decir! ¡Me darían de palos como a un chucho!- Respondió él.
— Más te vale decírmelo, porque si no…
— Te los quemo.- Dije yo sacando mi materia piro del bolsillo.
— Y luego yo te los arranco.- Añadió Aeris haciendo que temblara de miedo.
— ¡Fue el director de seguridad pública de Shinra! ¡Heidegger!- Exclamó Don Corneo
— ¿¡Shinra!? ¿Y qué se traen entre manos?- Preguntó Tifa.
— Hay cosas que es mejor no decir, ¿sabes?- Dijo él.
— Es mejor que sigas hablando… De verdad te lo digo.- Le dije mirándolo fijamente.
— Te los aplastaré.- Dijo Tifa muy decidida.
— Vale, os lo digo. No puedo decir que no a chicas tan guapas.- Exclamó Don Corneo.- Como AVALANCHA ha volado dos reactores, Shinra quiere aplastarlos a ellos y su base de operaciones. Y digo "aplastar", literalmente. Van a derribar el pilar, lo van a volar por completo.
— ¿El pilar?- Exclamó Tifa.
— ¿Estás sorda?- Preguntó de mala manera Don Corneo.- Sin el pilar, la plataforma se derrumbará. Igual que pasó en el sector 6, seguro que habréis visto los escombros. Pues dentro de nada, ¡así va a quedar el sector 7!
— No me lo puedo creer…- Dijo Tifa cambiándole la voz a muy preocupada.
— Tifa, hay que irnos.- Le dije rápidamente.
Los cuatro intentamos correr hacia la puerta cuando la voz de Don Corneo nos freno.
— Antes de que os vayáis…
— Cállate.- Dijo Cloud.
— Por favor, seré breve.- Dijo Don Corneo.- Como sabéis los malos solo revelan sus planes llegado cierto momento. ¿Sabéis cuándo es?
— Cuando se creen que ya han ganado.- Respondí yo.- ¿a que sí?
— Señoras y señores, ¡tenemos una ganadora!- Dijo Don Corneo.- Habéis ganado un viaje con todos los gastos pagados… ¡a las alcantarillas!
Don Corneo le dio a una palanca y el suelo se abrió tirándonos directamente hacia las alcantarillas, como en una caída libre. Todo se volvió negro de un momento a otro.
-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
3 notes
·
View notes