#A Balada de Narayama
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blogdorogerinho · 1 month ago
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Críticas – Vidas ao Vento (2013), O Menino e a Garça (2023), Meu Amigo Totoro (1988), A Viagem de Chihiro (2001)
Obrigado Miyazaki Depois de vários adiamentos, o co-fundador do Studio Ghibli se aposentou de vez. Na verdade, o cineasta de 83 anos de idade já desejava se aposentar logo após a estreia de Vidas ao Vento (2013) no cinema; porém, graças à nova animação vencedora do Oscar deste ano ele decidiu prolongar um pouco mais a sua carreira brilhante. Nascido em 1941 na cidade de Akebono-cho, em Tokyo, o…
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lostgoonie1980 · 2 years ago
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139. A Balada de Narayama (楢山節考, 1983), dir. Shōhei Imamura
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superangrycollection · 5 years ago
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cartazes · 6 years ago
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A Balada de Narayama (1983), por https://palavrasdecinema.com/
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mundo-misterio · 3 years ago
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La balada de Narayama (1983) reseña de la película
La balada de Narayama (1983) reseña de la película
Vemos un pueblo pobre en las montañas hace muchos años. Es un escenario hermoso, una postal, pero la vida es cruda y dura. La gente trabaja descalza en los campos, arando la tierra y cultivando la cantidad suficiente de papas y arroz para apenas comer. Todos conocen los negocios de los demás. Esto es especialmente cierto en el caso de la madre mayor de la familia más importante. Es incansable,…
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amirraij · 4 years ago
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Meus 50 filmes preferidos
Satyajiat1- A Ilha do milharal (geórgia) 2- A Criada (Coréia) 3- Zama (Argentina) 4- Central do Brasil (Brasil) 5- Curtas do Amit Dutta (Índia) 6- Paris, Texas (Wim Wenders) 7- A Montanha Sagrada (Jodorowsky) 8- Tampopo: Os brutos também comem spaghetti (Juzo Itami, Japão) 9- Contos da lua vaga depois da chuva (Kenji Mizoguchi, Japão) 10- Era uma vez em tóquio (Yasurjiro Ozu, Japão) 11- Truman (Cesc Gay, Espanha) 12- O espírito da colméia (Victor Erice, Espanha) 13- A Balada de Narayama (Keisuke Kinoshita, Japão) 14- Ladies in Lavender (Charles Dance, Inglaterra) 15- O Estrangeiro (Satyajit Ray, India) 16- What is Before (Lav Diaz, Filipinas) 17- Uma mulher alta ( Kantemir Balagov, Rússia) 18- Gregorio de Mattos (Ana Carolina, Brasil)
19- Bardo, Falsa Crônica de algumas verdades (Alejandro Inarritu, México)
20- Gangubai (Sanjay Bhansali, Índia)
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cineclubetorres · 5 years ago
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Uma emocionante estória sobre um tema atual, a solidariedade entre gerações, no clássico japonês "A Balada de Narayama" de Shōhei Imamura, premiado em Cannes e indicado pelo cineclubista Mario Kuplich. Segunda 23 de Setembro, 20h, entrada franca. (em Cineclube Torres) https://www.instagram.com/p/B2g6bqMAerK/?igshid=441zhmh02url
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miguelmarias · 6 years ago
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Imamura, Delicias japonesas
Como la cultura japonesa nos resulta distante y misteriosa, se supone —en parte con razón— que la desconocemos y no podemos entenderla. Consecuencia: apenas se estrenan películas japonesas. Se olvida que lo lejano y desconocido intriga e interesa a los curiosos, y que si nos llegara más cine japonés sabríamos mucho más sobre el Japón y comprenderíamos mejor a sus habitantes. Cualquiera que haya visto tres películas chinas habrá intuido, primero, y deducido, después, que el blanco es para ellos un color de luto, y que el nupcial es el rojo. Y si a uno le gustan esas películas “exóticas”, acabará por leer literatura de ese país, por ver cuadros, por leer un libro sobre su historia o sus creencias. Además, si uno está harto de las monótonas convenciones, cada vez más globalmente uniformadas, del cine americano y sus imitadores europeos, puede que encuentre un alivio en el cine oriental, cuyas mismas convenciones le antojarán originales y le parecerán un saludable cambio de aires. Es difícil, eso sí, saber a qué atenerse realmente ante las muestras erráticas y discontinuas que nos llegan de tarde en tarde, en desorden, con enormes lagunas, de la obra de uno de esos cineastas de otras culturas. No es difícil ni que nos equivoquemos —lo cual es normal, no hay que tener tanto miedo al error— y es probable que traten de darnos “gato por liebre”, por lo que no es raro que los paladares snobs se den atracones indiscriminados de supuestos discípulos de Abbas Kiarostami, como si toda película iraní pudiera ser buena por definición; con todo, encuentro esa actitud más sana que la contraria, negarle el pan y la sal a todo lo que no proceda del “primer mundo”. Provocador y raro El caso es que, dadas la circunstancias, puede parecernos “moderno”, provocador y raro lo que allí quizá sea perfectamente normal y hasta vulgar, por no decir que adocenado, y podemos tomar por obra original la de un imitador de un cineasta cuya existencia ignoramos. Y se nos antojaría, quizá, “extranjerizante” u “occidentalizada” en exceso una película que, por tratar su autor de librarse de lugares comunes locales y de romper con las tradiciones narrativas o plásticas vigentes en su tierra, tuviese auténtica vocación innovadora, al menos en su contexto.  De ahí que no sepa realmente si Imamura Shohei, nacido en 1926 y autor desde 1958 de diez películas que conozco y otras doce que no —aunque pronto serán once y once— es, como algunos creyeron al ver en festivales las primeras muestras —como Akai satsui (1964)—, un “moderno”, entonces un miembro del (ya talludo) “nuevo cine japonés” o, por el contrario, como otras posteriores harían pensar, más bien un cineasta de corte clásico, aunque con anomalías y rupturas de tono, o acaso, muy razonablemente, un director flexible y camaleónico, que detesta repetirse y que adapta su estilo, su estrategia formal y sus tácticas narrativas a las historias que cuenta y a los propósitos que le guíen en cada ocasión. Entre La venganza es mía (1979) y La balada de Narayama (1983) —remake del filme homónimo dirigido por Kinoshita en 1958, lo que parece un signo de cierta voluntad de conectar con la tradición— veo, a primera vista, tan escasa relación como entre las consecutivas La anguila (1996) y Dr. Akagi (1998) —probablemente la que menos me gusta y la que prefiero, respectivamente, de todas las que conozco—, o entre las distantes La historia del Japón tras la Segunda Guerra Mundial contada por una geisha (1970) y Lluvia negra (1989), o Eijanaika (1981) y Zegen (1987) de tal modo que, si la llegada de una película suya a nuestros cines es siempre una sorpresa, el efecto que haga al verla es impredecible: resultará siempre interesante, aunque a veces no del todo satisfactoria, y otras, en cambio, sea impresionante.  Confieso que sería incapaz de identificar como suya una sola de sus películas, aunque a su término supongo que, por razones más complejas que su mera apariencia, llegaría a sospecharlo. Encontré —y sigo encontrando— discutible, por deliberadamente “provocadora” —un poco como I pugni in tasca de Marco Bellocchio, y otras más de los “jóvenes airados” de mi época— la afamada La venganza es mía, menos sincera que orientada a escandalizar, y no sé si es muy complicada o caprichosamente retorcida, pero no me acaba de convencer ni de resultar creíble —no digamos emocionante— la muy celebrada Anguila, que no puedo evitar contemplar con escepticismo y hasta desconfianza. En cambio, me gustan especialmente la secamente brutal Akai satsui (cuyo título sería algo así como Llamada al asesinato), Lluvia negra —sobre las consecuencias de Hiroshima— y la bastante fordiana —como el Dersu Uzala de Kurosawa— aunque no menos extraña Dr. Akagi. Lo mejor que puede hacerse con las películas de este y otros cineastas japoneses, chinos, coreanos, de Taiwán, Hong Kong, la India, Sri Lanka, Filipinas, Irán, Israel, Senegal,... es ir a verlas, cuando hay ocasión, con curiosidad y atención. Y con tolerancia y paciencia; no como si fuesen iguales —que no lo son, para bien y para mal— que las americanas o incluso las españolas, ni pidiéndoles lo mismo, que es de esperar que no nos lo vayan a dar. No es que por remotas o (no siempre) pobres hayan de ser buenas, obviamente, pero siempre serán, por lo menos, un poco diferentes, y por tanto más interesantes, en principio, que la rutina habitual que ocupa permanentemente el 95% (como poco) de la cartelera, hoy tan estandarizada al más bajo nivel que es difícil distinguir de dónde procede cada película, ya que lo único que comparten es una falta de inteligencia uniforme, que para colmo suele hacerse pasar por “pensamiento” único.  Señas de identidad Casi siempre apátridas de vocación y desarraigadas por conveniencia, las películas que normalmente nos llegan son americanas o, cuando no, tienden a imitar (sin éxito, salvo comercial) modelos ajenos a su ámbito cultural, y no precisamente nuevos. La ventaja de algunas sociedades menos entregadas al negocio de la palomita y que aún creen en la posible misión testimonial, educativa o divulgadora del cine es que en ellas sobreviven algunas señas de identidad, sobre todo entre directores con personalidad y tesón suficientes como para mantenerse fieles a sí mismos, sin abdicar de la búsqueda de un estilo propio ni de sus obsesiones, sin contar entre ellas la de enriquecerse a toda velocidad y gozar de un prestigio más social que artístico. Imamura Shohei —los japoneses anteponen el apellido al nombre propio— es, desde luego, un cineasta peculiarísimo, incluso, sospecho, dentro del cine japonés, y pertenece, sin duda, a la estirpe de los obsesivos.  Casi todo lo que hace, por diferente que sea el género —cuando no escapa, sin más, a tales categorías clasificatorias— y la época en que se sitúa la acción, manifiesta un interés especial por la persistencia de los instintos y los impulsos elementales en el hombre, por la borrosa frontera que en determinadas circunstancias lo separa apenas del animal; no es el racionalismo el rasgo más usual entre sus personajes, ni siquiera cuando son hombres de ciencia, ni su conducta —ocasionalmente sacrificada y filantrópica— suele ser de las calificables de “ejemplares” por la sociedad en la que viven: en el fondo, es una cuestión de grado o de inclinación, de carácter si no de suerte, que se dediquen, con idéntica pasión, a curar enfermos o al asesinato en serie o gratuito. También su idea del amor y de las relaciones entre hombres y mujeres dista bastante de lo comúnmente admitido como “normal”, incluso en su país, por lo cual hasta sus películas estilísticamente más serenas y transparentes acaban por sorprender, mostrándonos aspectos que normalmente el cine ni siquiera contempla.
Miguel Marías
El Cultural, 13/02/2002
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clarayangblog-blog · 6 years ago
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El cine japonés
El cine de Japón (日本映画; Nihon-Eiga) tiene una historia que abarca más de 100 años.
El arte japonés fue una gran influenciador del cine japonés, siendo así que los directores japoneses toman la idea del haiku, como arte poético que narra con imágenes, para inspirarse y hacer la yuxtaposición de tomas en películas mudas que se producirían hasta 1930 (siendo ejemplo Kenji Mizoguchi y Yasujirō Ozu), dándole al cine japonés este rasgo distintivo que serviría como indentidad propia. La estructura narrativa del haiku es fundamental para entender los el cine japonés.
Una vez definida esta base, la escuela cinematográfica de este país se enfocó en dos temáticas: el realismo y la fantasía.
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El cine samurái
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El cine de samuráis era un género equivalente al western en Hollywood: duelos en los que en lugar de pistolas se utilizaban katanas, el honor como vehículo de la trama, la venganza para estructurar el drama y códigos de vestimenta singulares, entre otros.
El cine samurái fue encabezado por Akira Kurosawa. Sus mejores películas de este género podrían ser Yojimbo (1961) y Sanjuro (1962).
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Akira Kurosawa
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Kurosawa fue precursor de múltiples estilos cinematográficos, y su obra influyó también en blockbusters como La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977). Algunas de sus grandes obras refieren a tragedias adaptadas de Shakespeare, como Trono de sangre (1957) y Ran (1985), aunque sus filmes más intimistas,  como Ikiru (1952) y Dersu Uzala (1975), hablan de los tratados existenciales.
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Shohei Imamura
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Destacado miembro de la nueva ola japonesa, este director representa la contraparte de Kurosawa, cuestionando el humanismo per se. Imamura retrata cómo el sistema económico transformaba al espíritu en Japón, con cintas como Los pornógrafos (1966), La balada de Narayama (1983), Lluvia negra (1989) y La anguila (1997).
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Yasujiro Ozu
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Ozu contaba historias sobre la clase media japonesa de posguerra. Con varias obras maestras,  la mejor de ellas es La historia de Tokio (1953) que simplemente describe la manera como una pareja de viejos viaja a Tokio para visitar a sus hijos y descubrir que estos no tienen tiempo para dedicarles. El cine de Ozu siempre busca la lección moral con respeto, sin llegar a ser cursi.
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Cine vs la guerra
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Dentro del cine japonés los dramas antibélicos también fueron de gran relevancia, particularmente los de Kon Ichikawa, siendo estos últimos potentes relatos socialmente responsables que crearon secuelas, por ejemplo El arpa birmana (1956). Sin estás cintas no habrían existido clásicos contemporáneos como La delgada línea roja (Terrence Malick, 1998) ó Cartas de Iwo Jima (Clint Eastwood, 2006). Sobre el cine antibélico japonés podemos hablar de la tendencia antinuclear, del cine de criaturas, comandada por Ishirō Honda y su contundente creación, el monstruo Godzilla, en 1954.
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Otro género que existió en esta cinematografía desde finales de los 50 es el cine yakuza. Este correspondía al cine de gangsters de Hollywood; este género mostraba las costumbres de la mafia japonesa, un fenómeno cultural que tiene inspiración en la tradición samurái y sus códigos de honor. Con el paso del tiempo el cine yakuza terminaría siendo de carácter hiperviolento, con directores como Takashi Miike con cintas como Gozu (2003).
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Seijun Susuki
Este cineasta se enfocó en el género yakuza y fue influencia de célebres directores, entre ellos Tarantino. Suzuki creó películas absurdas, a un frenético ritmo bebop, muy en deuda con el jazz, y empleaba los elementos de las cintas de yakuzas para hablar de la existencia humana.
Cine surrealista y de terror
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Hiroshi Teshigahara (1927-2001) es un director que mejor representa la  propuesta del cine surrealista japonés. Cintas como La mujer de las dunas (1964) o Rostro ajeno (1966) exploran metafóricamente la oscura naturaleza del hombre. Otras películas que destacan en este género son la hermosa Kwaidan (Kobayashi, 1964) y Kuroneko (Kaneto Shindō, 1968).
Posteriormente, el director Nobuhiko Obayashi creó una nueva forma de hacer cine, combinando el arte pop con el cine de terror (de él destaca House, estrenada en 1977, que fue la cinta que detona este género de películas pop/terrror). Por otro lado, Hideo Nakata, con El aro (1998), influyó en la forma de hacer cine de terror contemporáneo, y junto con Ju-on (2000-2003), de Takashi Shimizu, pusieron a Japón en el mapa del cine comercial.
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Ultraviolentos
Pronto aparecieron estilos en el cine japonés ultraviolentos debido a la notable insensibilización del público. Carentes de historia en muchos casos, estas películas sólo buscaban sembrar praderas de sangre. Aquí también surgieron directores destacados, como Miike (Audition) y Sion Sono (El club del suicidio).
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La animación
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La animación japonesa es uno de los géneros más representativos del cine japonés. Uno de los más grandes exponentes de este género es Hayao Miyazaki, cuya obra destaca por resaltar los valores humanos con base en una técnica excepcional que conecta con el público a nivel estético. Cintas imperdibles son La princesa Mononoke (1997) o El viaje de Chihiro (2001). Un par de autores más para tomarse en cuenta: Kastsuhiro Ōtomo (Akira) y Satoshi Kon (Paprika).
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Panorama actual
Actualmente, Naomi Kawase (El bosque de luto, 2007) es una cineasta que ha tenido mucho auge en Japón; iniciada en el documental, emplea el acercamiento a lo real para esbozar haikus emocionales. Por otro lado, el director Hirokazu Kore Eda (De tal padre tal hijo, 2013) se ha convertido en uno de los más reconocidos de Japón. Con emotivos retratos de las relaciones humanas en la insensible era posindustrial, ambos directores detonan emociones potentes en el espectador con recursos modestos, denotando que el haiku sigue más presente que nunca en el corazón del cine japonés.
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janny666 · 6 years ago
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🎬 LA BALADA DE NARAYAMA
(Narayama bushi-ko, Japón 🇯🇵, 1983)
Dir. Keisuke Kinoshita.
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pelis24web-blog · 7 years ago
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La balada de Narayama
Era una vieja ley del pueblo, de un tiempo tan lejano que ya nadie lo recordaba; Al alcanzar los 70 los ancianos debían abandonar el pueblo para ir a vivir en la cima de la montaña Narayama. Una sentencia de muerte despiadada que sumía en la tristeza y la desesperación a las familias cuando tenían que enviar a sus mayores a la montaña. Orin tiene 69 años y se acerca el momento de partir hacia la…
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lostgoonie1980 · 6 years ago
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39. A Balada de Narayama (楢山節考, 1958), dir. Keisuke Kinoshita
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filmesdoze · 7 years ago
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A Balada de Narayama Shôhei Imamura Japão 1983 Torrent
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cartazes · 6 years ago
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A Balada de Narayama (1958), por https://palavrasdecinema.com/
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tionitro · 8 years ago
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OUTLANDER, A BALADA DE NARAYAMA, quando usar MEIO ou MEIA e QUÊ ou QUE, e notícias do Marca da Caveira! | NITRONEWSLETTER #50
OUTLANDER, A BALADA DE NARAYAMA, quando usar MEIO ou MEIA e QUÊ ou QUE, e notícias do Marca da Caveira! | NITRONEWSLETTER #50
Essa quinquagésima (!!!) NITRONEWSLETTER demorou, graças aos trabalhos do Marca da Caveira, que está passando por mais uma reescrita violenta, para incorporar os muitos elementos das mais de duzentas e cinquenta mil palavras do Legião – Cenário de Campanha, que escrevi entre Dezembro e Janeiro de 2017, mas agora que estou quase na VERSÃO FINAL ULTIMATE da Parte 1 de 6 do Marca, que irá, muito…
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