#“palmadita cariñosa”
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𝐷𝑖𝑐𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑟𝑖𝑜 📚
Apapacho se puede definir como una “palmadita cariñosa o un abrazo” de ésta se deriva el verbo apapachar. No obstante, el significado original tiene que ver con una definición más tierna que va más allá de una “palmadita cariñosa”.
La palabra viene del náhuatl patzoa, que quiere decir apretar. El náhuatl destaca por ser una de las lenguas más bellas, esto debido a que los significados que se hallan en todo su vocabulario siempre tienen una connotación poética que normalmente no se pueden traducir tal cual a otros idiomas.
#Apapacho#palmadita cariñosa o un abrazo#Diccionario#palabras#significado#apretar#tumblr#“palmadita cariñosa”
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Hola, espero que estés bien. Quería agradecerles por responder a mi último pedido y al mismo tiempo tenía una idea... ¿Qué tal si Baki, Katsumi, Jack y Yujiro reaccionan a su s/o que les da, no besos ni abrazos, sino palmaditas cariñosas en la cabeza
Situación: Su S/O les da palmaditas cariñosas en la cabeza.
Personajes: Baki Hanma, Jack Hanma, Katsumi Orochi y Yujiro Hanma.
Hay tres renglones de reacción a esta situación: Lo aman, les gusta, pero no lo dicen y lo odian.
Katsumi pertenece al renglón de "Lo aman", cualquier muestra de afecto físico es un gran si para él. Dale palmaditas en la cabeza o acaricia su mejilla, para él ambas son igual de buenas. El simple hecho de que lo toques hace que se sienta amado.
Baki y Jack están en el renglón de "Les gusta, pero no lo dicen", sin embargo, rogarán con la mirada para que sigas haciendo eso, no lo admitirán en voz alta fácilmente. Ambos tienen cierto deseo por el afecto físico, pero aún no lo dicen en voz alta. Jamás te rechazarán si lo intentas.
De perdido, Yujiro lo odia, está en el renglón de "Lo odia", pero no se molesta en apartarte. Gruñe y suelta un comentario sobre como es una tontearía hacer eso, pero nada más. Lo odia porque es un gesto que solo se hace con los perros o alguien que esta por debajo de ti, por eso no le gusta.
#baki hanma#baki#jack hanma#jack#katsumi orochi#katsumi#yujiro hanma#yujiro#baki headcanons#baki dou#baki son of ogre#baki the grappler
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El plan de los ultra ortodoxos israelíes, el de expulsar al desierto del Sinaí a los gazatíes, ha fallado hasta ahora por varios motivos: uno, los aliados árabes de Washington han unido sus fuerzas para neutralizarlo al grito de "que no nos los endosan a nosotros”... El segundo factor, decisivo, tiene que ver con la resistencia misma de los gazatíes. A pesar de las matanzas, el hambre y la destrucción de sus hogares se han negado a abandonar su territorio... Luego está la asimismo sorpresiva capacidad militar de la resistencia palestina, que está infligiendo a los israelíes un número elevado de bajas... y también uno de los grandes cambios de esta detestable guerra: el Gobierno y el ejército israelíes han dejado de tener por primera vez la exclusiva del relato. Y eso que han intentado desarticular el efecto de las imágenes terribles de niños desmembrados y mujeres convertidas en amasijos de carne, con recursos infantiles... como cuando destruyen una escuela con cientos de personas refugiadas en su interior, y sostienen que han sido los propios palestinos... Desde que se inventaron lo de los niños introducidos por Hamás en hornos y microondas, han metido tantas “bolas” que cuesta un buen trago tomarlos en serio... En realidad, los mandatarios israelíes decidieron romper la tregua porque Hamás les estaba ganando la batalla informativa. Las imágenes de presos liberados dando palmaditas cariñosas a los “ninja” de Hamás resultaron insufribles... Y luego estaban las celebraciones de júbilo de las mujeres y los muchachos liberados de las cárceles israelíes, a quienes se prohibía, en la Cisjordania controlada directamente por las fuerzas de ocupación, hacer festejos. Hasta les requisaron las cajas de dulces... Qué paradoja: las víctimas festejan y los victimarios se culpan unos a otros del extravío del proyecto sionista... hay que reconocerlo: qué grandes son los palestinos manque pierdan
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Los bunearys de la llanura son demasiado rápidos.
Aquella tarde, cuando ya había caído el sol, Norkian llegó a casa con la ropa plagada de manchas de tierra y césped, pues al encontrarse en la zona salvaje y ver tantísimos pokémon juntos no pudo evitar emocionarse y empezar a perseguirlos. Al final, a pesar de su estatura y sus largas zancadas, no fue capaz de alcanzar ninguno, pero se había divertido.
Con cuidado de no hacer ruido fue hasta el establo, donde ya dormitaban los mudsdale que su padre usaba para arar el campo, y empezó a quitarse la ropa sucia. Cogió una cubeta con agua y jabón y se dispuso a quitar las manchas de su ropa, sentado frente a la cubeta.
En casa tenían lavadora, claro, ser granjero no estaba reñido con usar electricidad, pero el pelirrojo temía que su padre se enfadara con él al verle volver así, o peor aún, que le sonsacara lo que había hecho aquella tarde y se acaba enterando que en apenas unos días se marcharía de la granja.
El señor Craig nunca había estado a favor de que su hijo se dedicara a estudiar pokémon en vez de usarlos para combatir. Tal vez quería ver cumplido su sueño de la niñez en su propio hijo, forzándole a desafiar al alto mando. Quizás envidiaba la genética que le había tocado a su retoño, viéndola desaprovecharse.
Es por ello que Norkian había mantenido con su madre en secreto lo de su viaje.
Una vez logró quitar las manchas, escurrió su ropa y volvió a ponérsela, dándose cuenta de que no había logrado secarla del todo, y de que el aire nocturno de la región le helaba hasta los huesos. Así que se apresuró en volver a la parte de la granja donde se situaba su casa.
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La modesta casa de los McCraig no era demasiado grande, o al menos no lo suficiente como para que Norkian pudiera caminar erguido sin darse en la cabeza al pasar de una estancia a otra. Prácticamente todos los marcos de las puertas de esa casa tenían abolladuras en la parte superior de éstos.
La que tenía menos abolladuras, irónicamente, era la puerta de la cocina, donde Norkian pasaba gran parte de su tiempo, puesto que también era el lugar de la casa donde se solía encontrar a la señorita Bee.
Aquella noche ambos estaban cenando solos, habiendo dejado apartada la cena del cabeza de familia, que había vuelto a retrasarse.
- …y cuando me di cuenta Molly estaba haciéndole carantoñas a un señor de Crampón, ¡pero no era un desgracia’o! Sabía un montón sobre pokémon, y-y-y tenía un pollo negro que hablaba y hacía cosas. –
Norkian iba contándole a su madre lo que había hecho aquella tarde, emocionadísimo, mientras ésta asentía de vez en cuando, escuchando atentamente mientras cenaba.
- ¿Un pollo? Venga Norkie, si sabes mucho de pokémon… ¿cómo se llamaba? –
- Señor Norton. –
- ¡Norkie! ¡El pokémon, no el desgracia’o! – Se echó a reír, cubriéndose los labios con las manos, más por miedo a escupir la comida que otra cosa.
- ¡Ah! Se llamaba… Locke. Y era un… un… ¿Corviknight? –
- ¿A mí me lo preguntas? Eres tú el que lo ha visto. –
- Jo Má, es que me se bailan las palabras… -
- No Norkie, cariño, se dice “me bailan”. – Corrigió a su no tan pequeño retoño, dándole un par de cariñosas palmaditas en el antebrazo. - ¿Y qué hiciste después? Volviste muy tarde… -
- Euhhhhh… - Miró a ambos lados, como asegurándose de que nadie más les escuchaba, y empezó a contarle cómo fueron a la Zona Salvaje y todo lo que vio allí, primero entre susurros y luego subiendo la voz poco a poco, empujado por su propia emoción.
- ¡Y entonces vi bunearys! Y-y me recordaron mucho a ti Má, porque eran pequeñitos y bonitos, como tú. Intenté coger uno para enseñártelo, pero son muy rápidos… -
La madre, que estaba escuchando enternecida, no pudo evitar dar un bote en su asiento cuando el cabeza de familia entró en la cocina, abriendo la puerta con un golpe seco.
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- ¿¿Dónde está mi puta cena, Susan?? –
El señor Craig, un hombre alto y corpulento, vociferó a su esposa antes de dejarse caer sobre su silla. Norkian miró a su padre, reprimiendo el impulso de hacer gesto alguno que indicara que había percibido el evidente olor a alcohol que desprendía, e intentó actual como si nada.
- Buenas noches, Pá. ¿Cómo fue… la tarde? –
El cabeza de familia tardó algunos instantes en responder, tamborileando los dedos sobre la mesa con el ceño fruncido.
- Joder, ¿no podías esperarme, gordo de los cojones? –
- ¿Qué? – El chico miró su plato, aún a medio comer. – … lo siento Pá, pensamos que tardarías mucho más en volver… -
Craig ya iba a gritarle alguna grosería al grandullón, cuando Susan puso su plato frente a él, musitando un “qué aproveche”. Huevos fritos con arroz, el plato favorito del cabeza de familia. Ante silencio que acababa de formarse, Susan suspiró con alivio, pero ni siquiera le dio tiempo a sentarse antes de que volviera a romperse.
- ¡JODER! ¡Esto está helado! –
- P-pero cielo, es arroz… en verano se sirve frío… -
- ¿Verano? ¿¿PERO TÚ HAS VISTO LA QUE ESTÁ CAYENDO?? –
Craig señaló hacia la ventana, a través de la que se podía ver el cielo nocturno, despejado, sobre el suelo húmedo de la reciente lluvia.
- Pá, hace rato que dejó de llover… -
- ¡No me contradigas, gordo de mierda! –
- ¡N-no pasa nada! ¡Volveré a calentarlo! –
Susan se apresuró en coger el plato de su marido, pero éste la apartó de un empujón, haciendo que ambos, esposa y plato, cayeran al suelo, esparciendo la cena del marido por el suelo.
- Mira lo que has hecho… ¡estúpida! ¡No sirves para nada! –
Craig se dispuso a propinarle una patada a su esposa, pero repentinamente su mundo se oscureció tras recibir un golpe seco en la cabeza.
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ENSEÑANZAS
El maestro se había alejado por algunos minutos, pero ahora, bajando la herbosa colina, se acercó de nuevo a él.
“¿ Qué piensas, Niko Sahn?” preguntó, tras varios minutos de silencio.
“Maestro Tawada, ¿ha visto usted la inmensa tristeza que hay en los ojos de los perros? Hace un momento estaba aquí uno y se me quedó mirando fijamente, largo rato. Yo lo observaba fascinado y confundido, porque nunca me había detenido lo suficiente para notar la amargura de su mirada. Parecía como si el pobre animal conociera toda la soledad, la miseria y la angustia del ser humano y las comprendiera. Parecía como si me preguntara, con su mirada intensa, por qué los hombres hemos hecho tanto tanto daño al mundo entero y a nosotros mismos, como si me compadeciera; y llegué a sentirme más desventurado que un perro y deseé ser más bien como él”.
El maestro esbozó una leve sonrisa, tan solamente.
“Niko Sahn –le habló- ¿recuerdas cuando alguna vez te dije “el mundo se quema en mi corazón”? Hoy tú has alcanzado ese sentimiento, al contemplar la mirada de aquel perro. Hoy has aprendido a descubrir el dolor por ti mismo, y el que conoce el dolor conoce la verdad”.
Le dio unas cariñosas palmaditas en la cabeza, y con gesto y tono de orgullo, como quien contempla su obra felizmente terminada, agregó: “No necesitarás un maestro por mucho tiempo ya”.
Led Arty 1990
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suelta pequeño suspiro para luego comenzar a acercarse para ayudarlo. ' es que pareciera como si estuvieras sufriendo mas que practicando. ' lo molesta, riéndose de manera discreta. ' ¿como quieres qué te ayude? ' estira sus manos agarrando antebrazos impropios. ' yo creo que primero deberías relajarte. ' le aconseja. ' y empieza estirando tus brazos, estás tenso. ' le da una palmadita cariñosa en la mejilla.
ante pregunta, expresión muestra ofensa al instante, deteniendo todo movimiento para centrar atención en contrario. “ ¿en serio me estás preguntando eso? ” porque la respuesta era clara. chanyeol sabía todavía muy poco de baile, pero estaba intentándolo por él. “ deberías mejor ayudarme a estirar y no molestarme ” resopla sin real enfado. / @onmyyouth
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por ser tan buena amiga
“Has averiguado algo?” Lilo preguntó, viendo como su amiga se sentaba al lado suya con cara angustiada. “Hermione?”
“Que? Ah si, perdón” respondió rápidamente “No mucho, le he deseado suerte y eso, y la Rita Seeker esa nos ha sacado una foto, lo cual es un poco extraño...”
“Y... no habrás visto por casualidad a...” Lilo tosió “Livvia?”
“Le he preguntado a Cedric y me ha dicho que no quiso venir, por que le parecía maltrato lo de los dragones”
“Ahm” las dos chicas se quedaron el silencio. El primer participante salió, y Lilo se fijó en quien estaba una fila más abajo. “Fred!” El chico se giró sonriendo. “Hola! No te había visto! Que tal?”
“Hola Lilo” la saludó una voz alegre. Ella cerró los ojos, inspiró hondo, los abrió y puso una sonrisa falsa. “Hola Angelina! Me alegro mucho de verte”
“Yo también me alegro, Lilo. Que tal va todo?” Lilo se fijó en el brazo de Fred rodeándola la cintura. Pero que la pasaba? “Muy bien, gracias por preguntar... que tal vosotros?”
La pareja se miró y se sonrieron felices. “Genial”contestaron a la vez, y estallaron en risitas. Lilo apartó la mirada, molesta, y Hermione la miró extrañada. <<Que pasa?>> la preguntó silenciosamente, moviendo los labios.
Lilo negó con la cabeza y se miró las manos. Fred y Angelina habían dejado de mirarlas y estaban concentrados en el torneo. Ahora estaba Fleur, la francesa.
“Eh Lilo” Hermione la miró con el ceño fruncido “estás enfadada con Angelina?”
“Yo... no, no es eso, es que tampoco me parece bien que estén tan cariñosos en público... pero ella no me cae mal ni nada...”
“Seguro que es eso?”
“No... no lo sé... Mira, es el turno de Harry!” Hermione, Lilo y otros de Hogwarts se levantaron y animaron a sus compañeros.
“Tu puedes Harry!”
———
“Y entonces de repente caía de un tejado, pero agarré mi escoba a tiempo, aunque el dragón me seguía persiguiendo, así que volví al estadio y-“
“Si, Harry, a partir de ahí lo vimos” rio Hermione.
“Estuviste estupendo” lo felicitó Lilo, y todos asintieron. Un grupo de Gryffindors cogió a Harry y lo alzaron al aire, este sujetando un huevo de oro. Todos gritaban y reían de felicidad, y Harry se veía más contento que nunca.
Entraron en la sala común, donde se había organizado una enorme fiesta. “Bailaría conmigo, bella dama?” Fred la cogió la mano y empezaron a dar vueltas riendo, más haciendo el tonto que bailando. Después de un rato de risas y burlas cariñosas, Lilo se lo preguntó.
“Con quien vas a ir al baile?” Siguieron girando, aunque disminuyeron el ritmo. “Ay, se me había olvidado decírtelo!” Los ojos de Fred se iluminaron de ilusión “Angelina me lo pidió ayer!”
Lilo puso su mejor cara feliz “me alegro muchísimo por vosotros!”
“Gracias Lilo” pararon de girar y Fred la abrazó “por ser tan buena amiga.”
“Es... Es para lo que estoy... debería ir a ver que tal está Harry...”
“Vale, te veo mañana!” Se despidió él con una gran sonrisa.
“Buena amiga?” Murmuró Lilo para si misma “amiga? Enserio? Y Angelina que, oh si, Angelina es geni-“
“Lilo?” Ella levantó la cabeza y miró sorprendida al chico de delante. “Harry! Em... que tal?”
“Con quien hablabas?”
“Con nadie, solo estaba pensando en alto.”
“Ah... bueno, Ron y yo nos hemos perdonado!” Lilo sonrió, una sonrisa sincera por fin “Me alegro mucho por vosotros!”
“Tu has hablado con...?”
“No. Ahora que lo pienso, hace mucho que no veo a Liv...”
———
“Livvia” ella levantó la mirada, molesta, y vio a los dos guardaespaldas de Draco. Se sintió tentada a huir, pero sentía mucha curiosidad de lo que la iban a decir.
“Que queréis?” Respondió con sequedad, y los dos chicos intercambiaron miradas. “Es Draco” el cuerpo de ella se tensó y cerró su libro lentamente. “Está bien...?”
“Si, pero está... ejem, como decirlo... bueno, es mejor que lo veas por ti misma” ella intercambió la mirada entre los dos chicos. “Bueno, no tengo nada mejor que hacer...”
Fuera hacia un frío terrible, con vientos que calaban hasta los huesos y una fina lluvia que mojaba más de lo que parecía. Se acercaron a una figura sentada, con la espalda contra la pared. “Me habéis traído a Liv?” Ella reconoció la voz de Draco, pero era como... rara.
“Estoy aquí, que te pasa?” Se agacho a su lado y arrugó la nariz. Apestaba a alcohol. “Draco, estás borracho?” El frunció el ceño, luego cerró los ojos y sonrió “bueeeeeno, más o menos. Un poquito. Bastante. Mucho” tuvo un hipido y luego soltó una risita.
Liv se giró para ver si los dos amigos de Draco la ayudaban, pero estos habían desaparecido. “Draco, tenemos que entrar ya, está anocheciendo.”
Le ayudó a levantarse mientras el murmuraba cosas sin sentido. Estaba lleno de barro y olía a whisky. “Por que eres tan tonto? Que has bebido?”
Él se quedó en blanco unos segundos. “Liv! Que haces aquí?” Ella suspiró, pasó su brazo por sus hombros y empezaron a caminar.
“Me haces feliz” Liv se giró hacia el sorprendida. “Que... que has dicho?”
“Hmm no me cuerdo... algo sobre una perdiz? Eso es una especie de hipopótamo o que...” Draco estaba totalmente ido. Liv rodó los ojos, irritada. Anduvieron un rato en silencio, hasta que llegaron a la entrada del colegio. Le dejó ahí sentado para descansar, Draco pesaba más de lo que parecía.
“Por que no me has hablado?” Liv le dio la espalda y no respondió, con el corazón latiéndole a mil por hora.
“Liv?” Ella se giró hacia el. Llevaba una camisa elegante, manchada de bebida y barro, que aún así le sentaba genial; unos pantalones de los que Liv no pudo sacar el color original y unas botas que parecían bloques de arcilla. “Livvia?”
“Que pasa?” Preguntó con cariño. El siempre sería su debilidad. Se agachó y le tocó la mejilla suavemente. “Creo que voy a vomitar”
Liv pestañeó sorprendida, y luego le puso de pie. “Espera, espérate hasta el baño, imbécil!”
Entraron en el baño de los chicos y le llevó a un cubículo, donde le agachó frente al retrete. “Shh, no pasa nada” Liv le quitó el pelo de la cara y le daba palmaditas en la espalda mientras el devolvía.
Draco acabó y se apoyó contra la pared, temblando. “Tranquilo...” Draco dejó de temblar y pestañeó con lentitud. “Que tal si te das una ducha?”
“Juntos? Si porfa” Liv se sonrojó hasta las orejas pero se lo dejó pasar, Draco no parecía estar totalmente sobrio. Enserio, cuanto había tomado?
“No Draco, tu solo.” Le ayudó a levantarse, le sacó del cubículo y se aseguró de que no hubiese nadie en el baño.
“Donde tienes la ropa?”
“En mi armario?”
“No, Draco, no tienes una mochila tan en una taquilla o algo?”
“Ahh, si! En la taquilla 2. Tengo la llave en el cuello” se sacó una cadena de la camiseta, la miró y se partió de la risa. “Las llaves son graciosas!”
“Ay Draco, por favor...” se acercó a él y se puso a desengancharle la cadena con las llaves. “Me vas a a dar un beso?” Liv se paró en seco. “Que?”
“Quiero que me des un beso. Por favooor”
“Pero el otro día en el lago... te apartaste.”
“Ya pero eso no fue... hmmm no fue por ti” Liv consiguió quitarle la cadena, pero no se movió. “Y por que fue?”
“El que?” Preguntó confundido.
“Por que no me besaste?”
“Si”
“Si, que, Draco?!” Se estaba empezando a impacientar. Parecía que Draco estaba fingiendo, esto ya era demasiado ridículo. “Mira, no importa.”
Abrió su taquilla bruscamente y sacó una mochila, con jabón, ropa de cambio cómoda y una toalla. “Ahora entras en la ducha y te callas la b- DRACO!”
Dejó caer la mochila y se tapó los ojos. “Por favor! Ponte algo!”
“Tengo algo! Los calzoncillos!”
Liv murmuró una maldición. “Livvy, puedes mirar, si quieres. Es como verme en bañador, tampoco lo veo taaaan importante” dijo el riéndose, todavía bajo los efectos del alcohol.
Liv se quitó las manos de los ojos y miró al suelo. “Toma, coge esta mochila y dúchate.”
“Valep” contestó alegremente, e hizo lo que ella dijo. Cuando la puerta de la ducha se cerró, Liv pudo relajarse. Tenía una tormenta de emociones: vergüenza, enfado, pero también ternura, amor y cariño. Era un imbécil, pero era SU imbécil. “Venga Draco, no tengo toda la noche”
Se fijó entonces en que él estaba tarareando una canción. Liv se mordió el labio e intentó ocultar una sonrisa. Por que era tan mono?
“Un segundo” la puerta de la ducha se abrió y Draco salió con una toalla alrededor de su cadera. Liv esta vez no se tapó la cara. Si ves una estatua perfecta, la pararías de mirar?
“También lávate los dientes”
El la sonrió, divertido. “Si mamáaa”
“Calla” los dos rieron y se quedaron en silencio. “No te vas a poner ropa?”
“Ahm, si, es que no me podía cambiar en la ducha”
Una vez cambiado, volvió a salir del cubículo para lavarse los dientes. “Y ahora a dormir” dijo Liv, y Draco la miró con pena. “No podemos dormir juntos?”
“Draco... no podemos”
“Pero por que! Te subes a mi habitación, y echamos a todos, o vamos a la sala de los menesteres...”
Liv se levantó y se acercó a él. “Draco. No podemos.”
El se enfurruñó e hizo un puchero. “No me quieres!”
“Perdona? Soy yo la que intentó dar un paso contigo, y tu el que me rechazaste! Si algo, tu no me quieres!” Dijo cabreándose.
El se terminó de enjuagar la boca. Parecía que la tontería de la borrachera se le había pasado ya casi del todo.
“Te he dicho que no fue por eso!” Draco también estaba cabreado. “Lo intenté hablar contigo! Explicártelo, pero huiste! Siempre acabas huyendo de mí!” Gritó. Se quedaron en silencio varios minutos, mirándose el uno al otro, con expresiones dolidas.
“Perdón” se disculparon exactamente a la vez, y luego rieron nerviosos. “Deberíamos irnos ya...” Salieron del baño y caminaron de la mano hasta donde sus direcciones se separaban. “Sigues borracho?”
“No estoy borracho, tu estás borrosa!” Contestó con una sonrisa tonta.
“Ay, Draco...” Liv negó con cabeza y una gran sonrisa pintada en el rostro. “Buenas noches, príncipe”
“Mejores noches a ti, princesa”
Colaboración con @carol-friki-06
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“Sunshine”, VIII.
Esa misma noche, Kazuki se sentó a conversar con Lilian, sobre las actividades que realizó junto a Seokjin. Le contó lo maravillado que había quedado con los paisajes, la calma que la naturaleza le transmitía. Yeoryang-myeon y sus alrededores parecían sacados de un cuento de fantasía, uno de esos lugares a los que se accedía después de perderse dentro de una cueva en mitad del bosque o algo así.
—Señora Jie —era tarde, el té y las galletas se habían acado hacía rato—, es tarde. Yo me encargo de limpiar la cocina, vaya a descansar.
—Hijo, eres muy amable —ella le dio una cariñosa palmadita en la cabeza, antes de irse a su habitación, no sin desearle buenas noches al muchacho.
Kazuki suspiró al quedarse solo y en seguida comenzó a recogerlo todo, procurando no hacer mucho ruido. Estaba terminando de acomodar los trastes ya lavados, cuando escuchó pasos cerca. Se giró y ahí estaba él. Vestido de negro, de pies a cabeza, con el cabello suelto, ligeramente alborotado. Se miraron una fracción de segundo, antes de que el recién llegado entrara a la cocina, directo a hacerse un café. Kazuki se quedó ahí parado, simplemente viéndolo, sin hablar.
Había algo en ese sujeto que lo intrigaba, además de que se comportaba como si él no existiera. ¿Es que no tenía modales? ¿Quién había educado a ese sujeto como para ni siquiera saludar por cortesía? Tch.
Él tampoco le dijo nada, siguió en lo suyo. El rubio abandonó la cocina y Matsumoto se quedó ahí, extrañado. Poco después, estaría apagando las luces y acercándose a asegurar la puerta que daba hacia el jardín. Pero aunque la luz del patio era tenue, apenas alumbrado por un foco de luz mortecina, logró divisar la figura de pie que le daba la espalda. Estaba tomándose el café y fumando un cigarro, contemplando quién sabe qué en la oscuridad.
La curiosidad de Kazuki fue mayor. Abrió la puerta, salió al jardín y apenas había dado dos pasos cuando lo escuchó.
—Tu pie —su voz era ligeramente ronca, pero no tan grave como la de Seokjin.
— ¿E-eh?
—Que si está bien tu pie.
Kazuki no se movía. Él ni siquiera se había girado, pero había sentido su presencia. Con cautela, como temeroso de algo, fue acercándose un poco más.
—Está... uhm, bien, está bien.
Cuando se colocó a su lado, Kazuki se dio cuenta de que era más alto que él por al menos una palma de su mano. O él era muy bajito o todos los hombres de ese lugar eran muy altos, tsk.
El sujeto ya no dijo nada más, Matsumoto comenzó a sentirse estúpido, ¿por qué diablos se había acercado? Sólo estaba ahí, tragándose el humo de ese cigarrillo. ¡Ah! Ahora que lo pensaba, esta era la primera vez que lo veía en la casa, ¿así que era el famoso inquilino de Lilian?
—Tú eres... el otro inquilino, ¿cierto? ¿Cuál es tu nombre? —el chico volteó a verlo finalmente.
— ¿Cuál es el tuyo?
—Kazuki. Matsumoto Kazuki.
— ¿Qué diablos haces aquí?
— ¿Huh?
—En Yeoryang-myeon.
—Yo... ¡Oye, sólo yo estoy respondiendo tus preguntas!
—No te estoy obligando.
—Qué...grosero —masculló entre dientes. Se dio media vuelta, el rubio lo vio de reojo—. Son unos brutos maleducados, todos ustedes —iba refunfuñando, abrazándose él mismo, pues sentía algo de frío.
—Espero que hayas disfrutado la vista.
Kazuki se detuvo a un paso de entrar a la casa, volteó a ver al más alto y gracias al cielo, ni había luz, ni le estaba mirando, pues se habría dado cuenta de que tenía el rostro hirviendo. Por supuesto que se refería al pequeño "incidente" de esa tarde.
—Exhibicionista. ¿Quién diablos se baña en la intemperie? ¡Cavernícola!
La puerta se cerró.
ㅤㅤ ㅤ ㅤㅤ ㅤ _________
—Las medidas no me cuadran.
—Tendremos que empezar de nuevo, entonces, para ver dónde está el error.
—Buenos días —balbuceó Kazuki, que venía entrando a la cocina, tallándose los ojos con la manga de su suéter; más dormido que despierto, sólo llamado por el olor del desayuno recién preparado. Olía a café recién molido, mantequilla... Se le estaba haciendo agua la boca.
Cuando su vista se aclaró, se dio cuenta de que Seokjin y el otro inquilino estaban sentados, ya desayunando. El hijo de Lilian lo miraba fijamente, mientras el otro tenía toda su atención puesta en su plato y un croquis que sostenía con la diestra. Kazuki se quedó parado bajo el marco de la puerta, tratando de hacer memoria con qué pijama se había ido a dormir. Cuando Seokjin bajó la vista, Kazuki también lo hizo, y juntos recorrieron la pequeña figura del japonés, cubierta por una holgada pijama de color azul pastel, con estampado de nubes blancas.
La sonrisa socarrona no tardó en aparecer por un lado, ni el sonrojo por el otro.
—Buenos días, Kazuki. Por favor, siéntate con los chicos. Me da gusto que los tres estén aquí, ¡alegran esta casa!
—La cara de Kyuho no es precisamente algo que transmita alegría, mamá.
Un trozo de pan voló desde un extremo de la mesa hasta el otro, Seokjin lo atrapó y se echó a reír, antes de comerse lo que el susodicho había lanzado.
Kyuho. ¿Ese era su nombre?
—El café huele delicioso, señora Jie —tomó asiento en uno de los laterales.
—Espero que te guste el desayuno. Es una receta especial que mi abuela le aprendió a su abuela, y ha ido pasando de mano en mano, sazón en sazón. ¡Por cierto! Ya conociste a Kyuho, ¿verdad? Chicos, ustedes son más o menos de la misma edad, eso creo... Mi memoria falla terriblemente estos días.
—Ya tuvimos la oportunidad de conocernos, pero no de presentarnos adecuadamente —habló el rubio, finalmente dejando el croquis a un lado y centrando la vista en Kazuki—. Lee Kyuho —se presentó.
—Matsumoto Kazuki —pronunció en voz baja el muchacho, sosteniéndole la mirada. El rubio apartó la vista y continuó comiendo; Lilian, hablando.
Por extraño que pudiera parecerle, se sentía cómodo, el ambiente era agradable. Lo más curioso de todo es que la forma en que se hablaban y trataban Kyuho y Seokjin, era propia de un par de hermanos. Eran realmente cercanos, por lo visto. Trabajaban juntos, se molestaban como unos críos, aunque Seokjin hablaba mucho más que el otro.
El desayuno fue ameno y tranquilo.
—Tenemos que volver al trabajo.
— ¿Volver? —Kazuki alzó la cabeza, mirando al más alto de los tres varones.
—Te dije que el trabajo en estas tierras comienza antes de que salga el sol. Te irás acostumbrando a levantarte temprano. Ahora... Vístete, vendrás con nosotros.
—Ellos te enseñarán tus tareas —Lilian intervino, dulce como siempre—, eres un chico muy listo, aprenderás rápido.
Sí, quizá, pero ya estaba muerto de miedo.
Le tocó tomar la ducha con el agua helada, pues le dieron quince minutos, como máximo, para estar listo. Pero cuando Seokjin lo vio bajar por las escaleras, chasqueó la lengua con disgusto y le murmuró a Kyuho al oído. Este suspiró, cansado, con resignación, y se acercó hasta el citadino, haciéndole una seña con un movimiento de cabeza.
—Ven conmigo.
— ¿Qué? ¿Por qué? ¡Hey! —corrió escaleras arriba, detrás del rubio, hasta que este entró a su habitación. Era el cuarto junto al de Kazuki, cuando entró se dio cuenta que era similar al suyo, con la misma carencia de muebles y adornos, y con la gran diferencia de que sus paredes estaban tapizadas con papel; el color era beige, muy claro, el estampado era una especie de patrón floral muy vintage. Era precioso. Todo estaba bien cuidado, impoluto. Vaya...
—No puedes ir a trabajar con esa ropa.
— ¿Qué tiene mi ropa? Elegí lo más sencillo que tenía —refunfuñó.
—Pareces salido de una revista.
— ¡Pues gracias!
—No era un cumplido —rodó los ojos y entonces le lanzó un par de prendas. Kazuki las atrapó al vuelo—. Vístete, tienes cinco minutos. Nos estás retrasando.
El regaño hizo a Matsumoto resoplar. Estaba por quitarse la camisa cuando reparó en que Kyuho seguía ahí parado.
— ¿Qué haces aquí? Voy a cambiarme.
— ¿Y qué te está deteniendo? Te dije que nos estás retrasando.
— ¡Tú! ¡Largo de aquí!
—Es mi habitación.
—No voy a vestirme delante de ti.
—Tú me viste desnudo.
— ¡Eso no fue mi decisión! Tú estabas ahí... bañándote con agua de una cubeta como un... como un salvaje.
—Te quedan tres minutos.
— ¡Deja de mirarme!
Kyuho se sacó un cigarrillo del bolsillo y le prendió fuego, sin moverse de su lugar. Kazuki se puso rojo del enfado y la vergüenza.
—P-por lo menos date la vuelta.
—Dos minutos —le dio la espalda, mientras calaba su cigarro. Kazuki comenzó a desvestirse rápidamente y a ponerse la ropa que le había dado el más alto. Era un pantalón de mezclilla, una camiseta delgada, otra manga larga de tela más gruesa. Se demoró más en colocarse las botas—. Muy bien, se acabó tu tiempo —dijo, girándose a verlo—, muévete.
— ¡Espera! Agh.
Kyuho salió de la habitación, Kazuki hizo con sus prendas una bola de ropa y por las prisas, simplemente la dejó en la cama. Salió corriendo y así mismo bajó las escaleras, casi tropezando en el acto. Llegó hasta la camioneta de Seokjin después que Kyuho, cuando ellos ya estaban por abordar.
—Oigan, oigan... ¿Y cómo vamos a sentarnos los tres ahí? Iremos muy apretados.
—Es por eso que tú vas atrás —Seokjin señaló la parte trasera de la camioneta, cargada con algunos sacos de arroz—. Siéntate y agárrate bien.
— ¿Q-qué?
—Date prisa, Kazuki. Tenemos mucho que hacer.
Ay, no.
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Más Allá del Bosque: Capítulo 1 Aprendiz
Peter, un joven muchacho de 14 años, de cabello rizado del color del carbón y con un brillo (que casi nadie notaba) de tono morado, ojos celestes del color de una mañana sin nubes, piel pálida (demasiado paliducho dirían algunos) y con ropajes descuidados y enmarañados, caminaba sonriente y tranquilo por el caminito de tierra marrón que conducía a la zona de tala. Delante de él, un hombre muy robusto, fuerte y musculoso, que a ojos de Peter era una torre, la torre más amable buena y cariñosa del mundo. El hombre era de piel morena y ojos verdes, con una cicatriz en el ojo izquierdo a modo de arañazo, Clarisa no sabría decir si eso le realzaba la mirada o le estropeaba los hermosos ojos esmeralda, claro está, Clarisa cambiaría su modo de verlos dependiendo de quien tuviese delante. Este hombre portaba un hacha grande y filosa, al igual que Peter. Solo que la del chaval era mucho más pequeña y no portaba un estandarte en la cuchilla. Peter miraba con admiración al hombre y su noble hacha. Caminaban en silencio, con el ruido del río fluyendo y de los pájaros de cantando en los árboles y tejados de las viejas granjas. El pequeño camino salía del pueblo, y de los campos de cultivo, pasando por los prados de flores, cruzando el río y llegando a la gran muralla hecha de árboles. El camino se estrechaba y se hacía menos sinuoso y más recto. Y antes de cruzar al otro lado de los grandes y anchos árboles, el hombre se giro a ver al muchacho y con una sonrisa jovial pregunto:
-¿Que chavalote, estás listo para tu primera tala de árboles?-
Peter sonrió con algo de vergüenza, estuvo soñando con este momento toda su vida pero ahora que llego, no sabe porque, sus piernas temblorosas solo piden echar a correr y volver al pueblo a solo cortar madera, preparar leña y afilar hachas. Pero no, tenía que dejar su timidez y miedo atrás, no puede defraudar a su familia y mucho menos a su tío y maestro:
-Claro que sí, estoy listo para talar todos los árboles que me ordenes tío Angus- respondió poniendo pose de militar, haciendo sacar una pequeña carcajada a su tío- Llegare a ser tan buen leñador como tu.-
-De eso no me cabe duda, pequeñajo.-
Siguieron caminado, y al adentrarse en el camino del bosque Angus empezó a tatarear una canción en voz muy baja, y Peter detrás suya se distraía viendo los árboles, escuchando los pájaros y viendo el paisaje boscoso. Nunca había salido del pueblo y esta aventura le maravillaba al igual que aterraba. Poco a poco, mientras caminaban por el camino recto y perfectamente marcado, el joven escuchaba y sentía más la presencia del bosque, notaba como si alguien los estuviera observando, vigilando desde el otro lado del camino, pero su tío Angus lo saco del limbo, parándose de pronto y haciendo que Peter chocara con su espalda. Angus miro con orgullo el claro que estaba delante suya:
-Peter, estamos a punto de adentrarnos en territorio conquistado- la voz jovial y cariñosa de Angus cambió de pronto por una seria y neutral- Por décadas nuestro pueblo a luchado con los seres del bosque para ganar terreno, para nuestros hogares. Han sido muchas las personas que han muerto por un mísero trozo de tierra. Y después de mucho tiempo hemos ido ganando territorio. Este que estas a punto de pisar no es a causa de una feroz batalla, si no de un acuerdo entre los salvajes y nuestro reino. Nos quedaremos con esta etaria siempre y cuando no talemos los arboles ,que según ellos, son sagrados.-
-¿Como que sagrados?- pregunto con miedo y curiosidad su joven sobrino.
-Los arboles que hemos marcado con una cinta azul son los que no podemos talar. Según las criaturas del bosque aquellos árboles son el lugar de descanso de sus fallecidos, además de el hogar de multitud de seres invisibles, otros son árboles vivientes que guardan la sabiduría de la madre tierra o almas que aún no han ascendido a otro cuerpo, aunque según ellos todos los árboles contienen alma, solo que han escogido los más importantes, antiguos o sabios para no ser talados.....-Angus miro con respeto la entrada al claro antes de girarse a su sobrino nuevamente y volver con su humor habitual de alegría- Que tontería, ¿no?. Yo respeto toda creencia pero los árboles son ��rboles, los animales animales y las personas personas.-
Dijo dándole unas palmaditas en la espalda a Peter antes de entrar en el claro. Peter iba a preguntar que entonces qué son los espíritus del bosque, pero su boca se mantuvo cerrada al entrar en el claro. Ante él, había un claro de forma redonda, con un suelo plano recubierto de hojas secas, el limite estaba formado por un anillo de setos y en el claro estaban plantados multitud de árboles muy delgados, finos y de diferentes alturas, a excepción de 5 árboles que eran muy anchos y altos, sus raíces se escapaban del suelo y sus múltiples ramas que pasaban de fuertes y anchas a las más finas ramitas, todas recubiertas por un frondoso manto de hojas verdes. Angus le hizo una señal con el brazo para que entrara y se acercara a él. Peter entro sin dejar de alzar la vista a los imponentes árboles.
-Hermoso, ¿verdad? Imagínate un montoncito de casas al rededor, el barrio que construirán en esta colonia podrá disfrutar de la belleza de este paisaje.- admiró Angus agachándose y apoyando su cabeza en el mango del hacha.-Pero bueno, no podrán hacer las casas aquí si no hacemos espacio, ¿no es así? Pues vamos a empezar. Manos a la obra!-
A continuación Angus le mostró a Peter un pequeño árbol bajo y delgado, casi de la misma estatura que su tío. Él puso las manos sobre las de Peter y le enseñó la posición correcta. Luego se levanto y puso sus manos en la cadera con los ojos sonrientes y la boca mostrando su lustrosa dentadura. -Este es tu primer talo, nunca olvides este momento Peter, empieza con este árbolcito y sigue en línea recta hacia los árboles de enfrente. ¡Y recuerda siempr...!-
-Empezar con un pequeño corte seco y luego repetir hasta llegar al cuarto de árbol, luego dar fuertes golpes hasta llegar a la mitad y después dar la vuelta y cortar desde el otro extremo haciendo el mismo procedimiento. Sí tío Angus, ya lo se....- interrumpió Peter con una sonrisa y levantando la ceja izquierda. Angus río con fuerza y abrazo con un brazo por el cuello a Peter, mientras que con el otro lo despeinaba riendo:
-Jajajajajajajaja, así es mi sobrinito favorito. ¡Mi mejor alumno, aprendiz, pupilo y sobrino!-
-Porque no tienes otro.-respondió sonrojado Peter.
-Perdona, pero yo e tenido un millar de aprendices.-comento su tío soltándolo y poniéndose de brazos cruzados haciéndose el indignado.
-Digo sobrinos....-
El tío Angus asintió con la cabeza y se alejo a talar otros árboles de mayor dificultad, dando ánimos con la mano a su sobrino favorito. Peter se puso en posición, agarro con destreza y seguridad el hacha y se dispuso a marcar el primer corte, una brisa fresca soplo en el claro, Peter se preparo y alzo el hacha. Pero cuando hizo la primera estocada sus oídos escucharon un grito de desesperación:
-¡Nooooo!¡POR FAVOR!-
Peter detuvo el hachazo justo antes de rozar el árbol y del susto le hizo gritar y caer al suelo mullido por las hojas. Miro rápidamente a su alrededor y escucho unos susurros inteligibles. Del shok no pudo recordad de donde provenía la voz, pero estaba seguro que no y sí sabía de donde provenían aquellos susurros que se difuminaban cada vez más, venían de ninguna y de todas partes a su alrededor. Angus vino corriendo con hacha en mano cual guerrero vikingo dispuesto a atacar. Pero al ver a su sobrino tendido en el suelo y mirando a todas direcciones se quedo confundido y le pregunto mientras lo ayudaba a levantarse:
-¿Que paso?¿Que ha pasado? ¿Fue una criatura del bosque? ¿Te han intentado atacar?-
-No tío....solo....¿No habrás escuchado un grito de socorro?- pregunto confundido Peter, a lo que Angus negó con la cabeza aún más confundido-Escuche un grito cuando iba a talar el árbol-
Angus frunció el ceño y farfullo para si mismo, observo con una mirada de rencor al bosque y puso su mano en el hombro del sobrino:
-Seguro fue algún espíritu del bosque, supo que eras un novato y nos escucho decir que era tu primera vez y te ha intentado engañar.-
Peter observo a su tío, nunca había visto ese rostro de furia en sus ojos. Él siempre le había inculcado la enseñanza de que en todos los lugares hay buenos y malos, que aunque estemos en guerra con algo o alguien no lo convierte automáticamente en villano y a nosotros en héroes, si no que en sí todos somos antihéroes, su tío sabía que lo que estábamos haciendo era lo bueno, que solo estamos dando más hogares y más lugares y vida al reino, pero que los espíritus del bosque no eran malos, simplemente no sabían llegar a un acuerdo. Y aún así estaba viendo a su tío, tan bueno y cariñoso viendo con desprecio el horizonte del bosque:
-Tío Angus, ¿tu odias a las criaturas del bosque?-
Aquella pregunta lo pillo por sorpresa, haciendo que dejara de mirara al bosque y mirara a su sobrino con ojos cariñosos pero algo indecisos;
º-Oh, claro que no y odiar es una palabra muy fuerte, solo....Que me molesta que no puedan entender que nuestro reino es pobre y hay muchas familias sin hogar ni sitio, y necesitamos con urgencia expandir nuestras tierras.-
Su tío suspiro y guardo el hacha cargándola a su espalda:
-Creo que a sido mucho por hoy vámonos a casa....-
-Pero aún no he talado nada.- gruño Peter.
-Pero se esta haciendo tarde y pronto será el atardecer, sabes que es una hora de actividad mágica muy fuerte. Además, ya es casi hora de cenar! Venga, coge esa leña y vamos para casa.-
Peter cogió en coló a un montón de trozos de leña y Angus agarro con cada brazo un tronco cortado. Fueron por el sendero de camino a casa, Angus volvía a susurrar un cántico y Peter caminaba en silencio, no tan feliz e ilusionado como antes, ciertamente hubo un gran cambio de la ida a la vuelta. Ahora estaba pensativo, todo esto era nuevo para él, su tía Lorin nunca lo había dejado salir del pueblo, ya casi nunca lo dejaba salir de casa, y todo esto era nuevo para él. Sabía de la presencia de seres mágicos pero nunca experimento nada tan intenso, aun que menos tampoco. Al estar distraído, tropezó con una piedra del camino y se le cayeron casi toda la leña.
-¿Estas bien Peter? ¿Te as hecho daño?-
Juntos recogieron los trozos de leña y Peter con algo de sollozo susurro:
-Soy un desastre, soy un aspirante a leñador y no he talado ningún árbol y ni si quiera puedo llevar la leña a la aldea.-
-Anda, no seas tan malo contigo mismo. Ya iras mejorando, era tu primer día, mañana será mejor.-
Juntos, salieron de la mano y cuando cruzaron el puente se soltaron de la mano y entraron al pueblo. En esto, se encuentran de camino con un señor con barias cicatrices en el cuerpo, pelo marrón rojizo y vestido como cazador, en su mano llevaban dos correas que sujetaban dos perros grandes, fuertes y de colmillos afilados y en su espalda cargaba dos rifles de caza. Angus lo saludo alegremente con la mano y cuando estuvieron lo suficientemente cercanos se dieron un apretón de manos:
-Buenas. Etmon ¿Vas a ir de caza tan tarde?¿No será muy peligroso?-
-¡Ja! En la noche es donde se caza mejor.-
-¿No le teme a los espíritus del bosque?-
Interrumpió Peter intentando acariciar a uno de los perros el cual empezó a gruñir avisando de que no se acercara más, a lo que el muchacho retrocedió. Etmon amarro más a los perros y dedico una sonrisa falsa a Peter:
-Mira, niño. Yo no tengo miedo a ninguna bestia-
Peter iba a corregirle diciendo que él dijo espíritus no bestias, pero el rostro de aquel cazador lo mantuvo en silencio. Sus ojos vidriosos llenos de rencor, su rostro marcado por cicatrices de múltiples luchas y batallas, su pelo grasiento que le tapaba la gran parte del rostro y sus dientes casi tan desafiantes como los colmillos del perro. Decidió apartarse y dejar que su tío y su viejo compañero de batallas conversaran en paz. Se alejo un poco y se apoyo en la antigua muralla de piedras, acariciando con los dedos en musgo verde que crecía en las grietas. Las pocas veces que su tía le dejaba salir a jugar o a hacer encargos siempre se acercaba a algún punto de la muralla. Le encantaban las vistas del paisaje. Cerca de él estaban los hermosos y bien cuidados campos de cultivo, a continuación se mostraba un campo natural de flores silvestres que bañaba todo de un arco-iris caótico y bello, el paisaje del pueblo terminaba con el río de aguas bailarinas que ondeaban la luz del sol que llegaba a bañarse en su fresca agua, después más al horizonte se repetía un campo de flores de múltiples colores pero el campo tenía la hierba mucho más alta y salvaje, además de crecer setas y tener barios nidos y madrigueras de diferentes animales. Y finalmente se alzaba imponente el bosque. Y hoy era aun más especial porque nunca vio este paisaje con el cielo del atardecer. Peter se fijo en un punto en especial, había como un destello de luz en la frontera del bosque y cuando parpadeó el destello se convirtió en una muchachita de más o menos la misma edad de Peter, que jugaba a acariciar y cuidar las flores, tenía el pelo y la piel completamente blancos, su largo y fino cabello ondeaba con el viento, aunque parecía que ondeaba solo y sus ojos brillaban fuertemente con una luz verde intensa, vestía una túnica blanca pura y un cinturón azul celeste que más se asemejaba a una tela o un pañuelo de seda, calzaba una especie de sandalias echas con plantas azules aunque tenía la planta de los pies libre y descalza. Peter se quedo atónito quería correr junto su tío y gritar pero estaba paralizado no podía nada más que temblar y esbozar unos ruiditos inteligibles. Mirarla de dio un fuerte miedo y susto pero sin saber porque ese miedo se fue deshaciendo y calmándose poco a poco. La niña se percato enseguida de que la estaban observando, miro decidida al chaval, se le quedo mirando unos instantes y luego le dedico una sonrisa picara y traviesa. Y le mando una mueca enseñándole los colmillos, sí colmillos, la lengua y poniendo dedos al rededor de los ojos a modo de gafas o cuernos. Y mientras le dedicaba la mueca todo su cuerpo se fue llenando de pelaje blanco con brillo fluorescente azul, le salieron orejas y cola de zorro, y su cuerpo se fue adelgazando como cuando doblas un papel y empequeñeciendo como cuando viertes agua. Hubo un destello de luz blanca y azul y en vez de haber una niña, estaba un zorro totalmente blanco, su cuerpo era medio transparente, desprendía una luz azul y sus ojos brillaban como dos soles de color verde. Peter volvió a parpadear y ya no había nada. El destello, la niña, el zorro.... habían desaparecido. Sus piernas empezaron a hacerle caso y salió corriendo a contarse a su tío, quien se estaba despidiendo de el cazador.
-¿Como que has visto un espíritu? ¿Como? ¿Se dejo ver, y para que?-
-Creo que era solo una niña... o cría... o como sea el termino correcto-
-No sabía que habían crías de espíritus del bosque.-
Peter y Angus caminaban hacia su hogar por las viejas y sucias, pero algo bonitas, calles del pueblo. La gente los saludaba, ellos siempre saludaban a diferencia de Lorin y Clarisa, pero esta vez estaban enfrascados en su conversación.
-Pensé que lo sabías todo de los espíritus del bosque-comento Peter mientras entraban en la parcela de casa- ¿No participaste en las batallas de la meseta?-
-Claro que lo se todo o por lo menos eso es lo que creo saber, y claro que luche en mis años mozos. Siempre te contaba las historias que viví antes de que te acostaras. Que rápido creces-
De pronto la puerta de casa se abrió de golpe, una mujer de cabellos enmarañados del color del trigo y unos labios maquillados de carmín portaba una sartén y una mirada filosa y enfadada. Les apunto con ella indignada y seguido esto les tiro de las orejas arrastrándolos a dentro de la cabaña:
-¿Que horas son estas de llegar, si apenas os fuisteis hace una hora? Y apenas habéis traído leña...Menudo enclenque estas echo, ¿no podías haber cargado con más?....Y tú-dijo la mujer dirigiéndose a su esposo Angus- A ver cuando te apuntas a la legión de leñadores de caza, que no estamos para derrochar en carne del mercado.-
Los dos bajaron la vista y asintieron con la cabeza, cuando Lorin estaba de malas era mejor solo callar y escuchar. Se sentaron a la mesa junto con Clarisa.
-¿Que tal tu primer día talando en la colonia? ¿Te atacó alguna criatura mágica?- dijo su prima Clarisa, una adolescente de piel moreno pálido, ojos marró muy claros y cabellos rubio oscuro, era muy popular en el pueblo, básicamente porque su modo de pensar era muy camaleónica según con que grupo social se junte ese día. Su mayor sueño es ser alabada por todos y tener la aprobación de todo el pueblo, cosa que es normal en un adolescente pero ella lo llevaba a limites extremos e inimaginables, solo en casa mostraba como era de verdad.
-La verdad no se, tío Angus dice que me hechizaron por unos segundos para que no talara un árbol pero no vi a nadie-
Contesto Peter mientras jugaba con su tío y su prima a pasarse la pelota de pan. Pero en eso vino Lorin y colocó con desparpajo y mal humor una pota llena de cocido de rúcula y coliflor. Se sentó a la mesa y con un enorme cucharon sirvió a todos, Angus quiso ofrecerse a servir pero le aparto la mano y sirvió a todos una porción del cocido de rúcula y coliflor a todos, y como siempre a Peter la ración ultima y más pequeña:
-Odio a esas criaturas salvajes, si fuera por mi las cazaría a todas y las pondría en el cocido de coliflor y....y...siempre se me olvida la otra cosa-
-Rúcula, mamá, rúcula....aj, que asco.-dijo Clarisa dado vueltas a la coliflor aburrida.
-Eso, eso rúcula...-contesto mientras masticaba.
-¿Porque tenemos que comer esto? En casa de Mabel siempre cenan pavo asado-
-No te quejes niña, es lo que hay, no tenemos dinero para más.- gruno su madre con descortés y señalándola con la cuchara. La tarde siguió, Angus limpiaba los platos, Clarisa y Peter jugaban espadas en la sala, junto a Lorin que dormía la siesta en la mecedora. Cuando llego la noche completa y la luna y las estrellas ya se lucían brillantes en la noche, la familia se dispuso a irse a dormir. Lorin se despidió con asentimiento de cabeza a los dos niños, y Angus les dio un abrazo fuertemente levantándolos los dos a la vez por el aire, después de Clarisa, los soltó y les dio un beso de buenas noches en la frente a cada uno. Peter y su prima entraron en su cuarto compartido, en el lado izquierdo del cuarto estaba una cama rosada con mosquitera, un espejo enorme en la pared y una alfombra de piel de vaca, en el derecho unas literas, en la de abajo no había colchón y en el de arriba uno muy viejo y manchado con apenas una almohada y una manta. Y arriba de esta litera había un boquete en el techo, Angus quiso arreglarlo pero Peter le pidió que no lo hiciera le gustaba ver las estrellas y cuando llovía solo tenia que poner un tablón de madera que guardaba en la cama de abajo de la litera. En medio las dos camas, pegado a la pared había un gran armario de color negro con estampados de flores. Clarisa aparto su mosquitera y se lanzo a la cama estirándose relajada:
-Wow, lo que te paso fue alucinante estoy desando que llegue mañana para contárselo a Pili, y a Jazmín, y a Esmeralda, y a Jack, y a....-
-Te agradecería que no se lo contaras a nadie....-dijo Peter subiendo las escaleras de la litera- Es muy embarazoso....No quiero que nadie más se entere-
-¿Que dices, primo? Si es todo un bombazo, ahora los espíritus del bosque te pueden ordenar cosas telepáticamente, eso seguro que le interesa a la pandilla de Joaquin, que son aprendices de leñador-cazador, jope que guapo es....pero no tanto como Jack.- suspiro Clarisa- Y lo de la cría de criatura del bosque....tuvo que ser aterrador, ¿a que sí? Seguro que era como un fantasma como esos de los libros, ¿a que sí?, y, y....Y muy misteriosa como una dama del lago, ¿a que sí?. Daba mucho miedo y era aterradora, ¿a que sí?-
A Clarisa no le gustaba que le llevaran la contraría, siempre pensaba tener la razón y Peter se la daba porque no le gustaba discutir, pero esta vez se negaba a mentir:
-No, la verdad, parecía entre un hada y un ángel, solo que sin alas y ese aura de paz....Era más como una niña normal, me saco burla y todo...Y reconozco que era algo guapa-
Clarisa engruñó la nariz como cuando no entiende algo o como cuando no le dan la razón, y acto seguido se acostó dándole la espalda:
-¿Un espíritu del bosque guapo? Anda no digas tonterías, ellos son aterradores y espeluznantes.-
-¿Alguna vez viste uno?-
-Pues no, pero Joaquin sí, y dicen que son feisimos y horribles. A demás todo el mundo sabe que son aterradores, los únicos bellos son las hadas, duendes y gnomos. Y ningún humano los ha visto desde hace décadas....¿ No será que viste un hada?
-No tenía alas-respondió Peter con tranquilidad mientras se tapaba viendo el cielo nocturno.
-¿Duende?-se giró a mirarlo decidida, Clarisa.
-No tenía las orejas puntiagudas y era tan alta como una niña normal, a si que ni hada ni duende ni gnoma-
-¿Elfa?- pregunto a la desesperada, Clarisa, ya se estaba hartando de no llevar las riendas de la conversación y sobre todo de los hechos.
-Los elfos no se convierten en animales, y esa se transformó en un canino...creo que un zorro, o un lobo... no, no un zorro....bueno no estoy seguro-
Clarisa se volvió a girar dando la espalda a Peter y refunfuñando por no tener razón se tapo toda dispuesta a tener la ultima palabra y acabar la conversación por hoy:
-Si se transformo en animal no hay duda, era un espíritu del bosque.-
Después de unas horas Clarisa ya estaba roncando, pero Peter seguía mirando la luna creciente. Siempre le había gustado ver esa fase de la luna, era como una cuna, cuando era más pequeño se imaginaba a su madre meciéndolo en la cuna lunar, ya que ella estaba allí, en el cielo. Su madre murió en el parto, por lo que fue criado desde siempre por sus tíos, la tía Lorin era la hermana gemela de Merlina, su madre, aunque según Angus no se parecían en nada, lo bueno que tenía Merlina lo tenía de mala Lorin, aunque el siempre dijo que quien la cautivo fue la fuerza, seguridad, autoestima y fiereza de Lorin. Poco a poco Peter fue quedándose dormido. Soñaba con una mujer muy parecida a Lorin pero más joven y con un rostro tranquilo y sereno. La mujer abrazaba con una suave sonrisa a la figura de un hombre alto y fuerte, alto como una torre y de espalda ancha. De pronto Peter sintió un soplido gélido en la cara, fue abriendo los ojos y vio con sus propios ojos un enorme lobo blanco medio transparente que rezumaba un brillo verdoso y sus ojos eran dos soles amarillos como el oro, que desde el tejado metía su cabeza por el boquete y le rezumaba el gélido aliento del hocico. Peter miro su cuerpo canino era parecido al del otro perlo los brillos estaban cambiados, a lo mejor es como la aurora boreal y cambia. Si era cierto que los espíritus del bosque podían leerte el pensamiento y comunicarse telepáticamente, pensó "¿Eres la chica de antes?". El lobo no se movió los más mínimo, permanecía inmóvil mirandoles con sus dos ojos brillantes, mientras el pelaje le ondeaba como una alga en el río. Peter decidió no hacer ningún movimiento brusco ni gritar por miedo a que le atacase el lobo, pues había pocos centímetros de distancia entre el hocico del lobo mágico y la cara del chaval. Y cuando menos lo espero, el lobo saco la cabeza del cuarto y aulló a la luna, pero su aullido era casi melodioso y sorprendentemente Clarisa ni se había inmutado de nada. El lobo lo miro por ultima vez antes de salir del tejado dando un salto. Peter se levanto en el colchón rápidamente y saco la cabeza por el techo. Vio como el lobo daba saltos y corría por el sendero dejando un rastro de polvo brillante de color verde y amarillo, seguía el sendero hasta el bosque y antes de adentrarse en el miró por ultima vez a Peter y desapareció entre los árboles y setos. Peter estaba confundido, todo este día a sido una bola de acontecimientos seguidos y muy raros, pero se paro a pensar mientras veía como el polvo brillante desaparecía. Si el espíritu del bosque de esa tarde podía desaparecer con un solo parpado, porque esta vez a hecho todo el camino hasta el bosque, ¿quería que lo o la siguiera? Peter dudo unos minutos que para el se le hacía eternos y decidió ir, era un aprendiz de talador y una de las lecciones era nunca fiarse de una criatura del bosque pero otra era, si invadían el pueblo había que darle su merecido al intruso. Peter bajo un momento agarro su alforja, guardo una linterna de aceite y un abre cartas que podría servir de daga y se dispuso a salir siguiendo el poco que quedaba de rastro de polvo brillante que se iba yendo. Se subió al tejado y busco un buen sitio lleno de paja amontonada, rezo para que fuera suficiente para amortiguar la caída, bajo colgando agarrado de la ultima teja y se soltó. Y por, un buen golpe y un buen coscorrón pero nada grave. Corrió silencioso por las calles, cruzo el pueblo, paso los campos de cultivo, salió del claro de flores, atravesó el puente y se encontró con la entrada al bosque. El joven aprendiz de leñador estaba a punto de pasar al otro lado, puede que se encontrara con la mayor de sus aventuras, la más feroz batalla, la única y ultima lucha por el reino, o quizás lo más aterrador... Lo desconocido
LIBRO REGISTRADO Y CON DERECHOS DE AUTOR DESDE 2019
MUY PRONTO EL SIGUIENTE CAPÍTULO ( PERO TENEIS HASTA EL CAPÍTULO 9 EN WATTPAD)
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yo también me enojé por eso!!!! yo quería que yuki dijera que es linda y era tan importante que kakeru remarcara que machi nunca se había comportado así!!! y siiiiiii la mía tambien, la adoroooo y se merece tanto! no puedo esperar a que animen más sobre su background she is so precious... amé el momento entre hatori y yuki también ;-;
El momento de Hatori y Yuki es demasiado tierno. Yuki merece todas las palmaditas cariñosas en la cabeza del universo.
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Hay quienes la califican como "la palabra más bonita del idioma español". Apapacho, proviene del náhuatl; y la RAE lo define como "palmadita cariñosa o abrazo". Sin embargo, los mexicanos, le dan una definición mucho más poética al acto de apapachar: "abrazar o acariciar con el alma". Tomando como premisa que la mente nos hace crear cosas maravillosas y cuando la usamos en la literatura podemos hacer magia con las letras y unir mundos con ellas, hoy les propongo elaborar un texto haciendo uso de la palabra "apapachar". Los leo⤵️ #escrituracreativa #escrituras #escribiendo #lector #letras #literaturaromantica #literatura https://www.instagram.com/p/CWTgYszl_cJ/?utm_medium=tumblr
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MAITM-Capítulo 124
Al principio, eran pequeños gemidos, pero luego comenzó a salir un grito más grande y doloroso. Finalmente, Julianna lloró como una niña. El Emperador Perseo, como siempre desde su niñez, abrazó a Julianna y le dio una cariñosa palmadita en la espalda. Pero un lado de su corazón se sentía incómodo. Siempre que Julianna estaba triste o luchando, Perseo siempre entraba como un gran escudo. Como el…
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Fibromialgia y Alodinia, Qué Problemas Causa? Tratamientos
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#Acupuntura#Dolor#dolor nervioso#Fibromialgia#Fibromialgia y Alodinia#terminaciones nerviosas hiperactivas
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El comienzo de un año nuevo es un buen momento para relajarse, reflexionar sobre los últimos 12 meses y anticipar el tiempo que viene. Y muchos de nosotros consideramos que el comienzo de un nuevo año es un buen punto para establecer nuevos hábitos, cambiar los viejos o fortalecer nuestra determinación para lograr objetivos particulares.
Hay tantas prácticas en mí día a día que me producen insatisfacción.; el retraso para practicar regularmente ejercicio, acostarme tarde y en consecuencia levantarme tarde también, no dedicar suficiente tiempo a las personas que considero queridas… No nos equivoquemos, el dolor emocional que produce el impulso incontrolado de la rutina nociva es la parte más difícil para la recuperación de cualquier tipo de adicción.
Algo que he descubierto, aunque (y ha sido positivamente delicioso) es que se con exactitud cuáles son las cuestiones que deseo corregir, de hecho, se cuáles son las mejores maneras de purgar mis indolencias.
Yo purifico mis palabras, escribo incesantemente. En el momento en que tengo una 💡, saco mi teléfono y lo escribo en la aplicación Notas, donde permanece de manera segura hasta que esté lista para que se desarrolle en un futuro. Saber que no está perdida u olvidada en medio de mis otras distracciones diarias es vital. Purgar mis palabras e ideas alimenta mi necesidad de ampliar mi ingenio.
Sé que es importante despejar mis cosas, vaciar de inutilidades los armarios, reduciendo su contenido solo a aquellos simples artículos que realmente amo. Al librarse de cosas inútiles se siente como si se practicara una terapia curativa. Y es fantástico reconocer lo bien que se siente uno al estar libre de cosas innecesarias y de los apegos emocionales que las acompañan. Tengo que trabajar activamente para evitar comprar lo que no necesito, porque comprar en exceso alimenta mi necesidad de consumir. Cuanto menos consumo, menos debo expulsar, y más feliz me siento por dentro.
Debo depurar las complicaciones, mantener mi vida lo más sencilla posible sin agregar variables problemáticas a mi rutina diaria. Ese tipo de comportamiento pernicioso me crea estrés e inevitablemente remueve las emociones negativas que me llenan de zozobra. En muchos momentos sé que no puedo agregar estrés (o drama) extra a mi vida. La meditación y el yoga son el antídoto perfecto para combatir los acontecimientos complicados, así que tengo que comenzar inmediatamente a practicarlos.
Me comprometo a apartar de mi mente la 💡 de la perfección. Insistir en controlar con más frecuencia mi necesidad de ser perfecta, de sentirme perfecta y de parecer perfecta para poder disfrutar plenamente de mi imperfecta naturaleza. Un buen ejemplo de esto es poner fin a la compra anual (innecesaria) de trajes de baño. Mi madre llevaba el mismo bañador de verano a verano durante muchos años. ¿Por qué? Porque ella sabía que disfrutar de un día de playa era más importante que el atuendo. La vida nunca exige la perfección, simplemente quiere que nos presentemos tal como somos y que sepamos defenderlo con integridad.
Yo reniego de la negatividad. Acepto no ocultar mis sentimientos, ni a abonarlos con comida, compras, jornadas trasnochadas… Acaparar la negatividad crea amargas emociones que se desbordan en otras partes de la vida. Ellas limitan mi agudeza mental. Las desconfianzas, los rencores, el resentimiento, la insatisfacción y la ira siempre trabajan horas extras para resucitar mi arrepentimiento. Pero si purgo esa negatividad de mi sistema emocional concedo más espacio para la alegría y la paz auténticas.
Si suprimo muchas de esas conductas nocivas, mi estrella será cada vez más definida. Cada momento que me auto-controle me acercara más a mi verdadero yo. La paz que reinara en mi cabeza será el verdadero premio marcado en secreto por mi propia voluntad. Confió en que llegara el día en que me daré una palmadita en la espalda, humilde, cariñosa y de reconocimiento por haber conseguido realizar un buen trabajo.
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No soy cariñosa. Cuando alguien me abraza, me quedo paralizada sin saber qué hacer. Como máximo, doy unas palmaditas en el brazo o espalda de esa persona y ya. Eso sí. Mi padre es la excepción. Que pase tan poco tiempo en casa ha hecho que cada abrazo o beso que le doy, lo valore mucho. Él es camionero, y en cualquier momento le puede pasar algo. Me gustaría ser igual de cariñosa con todos, pero simplemente no sale de mí. No sé por qué.
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Notas sobre la noción de casa
Son poco usuales los actos revolucionarios. Los sentimientos de oposición a la historia, no obstante, son constantes, aunque desarticulados. A menudo encuentran su expresión en lo que llamamos vida privada. Un hogar se convierte no solo en un refugio físico, sino también en un refugio teleológico, por muy frágil que sea, contra la crueldad de la historia; una crueldad que debiera distinguirse de la brutalidad, la injusticia y la miseria que la misma historia contiene.
Cuando las conoces íntimamente, las casas pequeñas crecen, adquieren hábitos, te dan sorpresas y preocupaciones, cambian, no con la insistencia de los niños, sino a su manera, como de bricolage [...] Y siempre está aquello que él, creo yo, ha visto como nadie: el placer. Un placer que no tiene nada que ver con el placer de los hedonistas, con el lujo o con el éxtasis. Tampoco con la moda, ni con la inocencia. Sino con el placer desaliñado, abigarrado, ruidoso, chistoso hasta la pesadez, triste y tenaz de la clase obrera, el placer de estar en casa el sábado. No es un placer que idealice, pues no es un placer que se mire a sí mismo. Acepta los sollozos y el cansancio y los recibos a final de mes. No existiría sin las palmaditas cariñosas, los cachetes, las cosquillas, las lágrimas, los abrazos y eso que los diccionarios llaman afecto, que en realidad es lo que el cuerpo ofrece al cuerpo como consuelo y confirmación.
John Berger, “Apariencias” y “Modos de vida. Nick Waplington: ‘Cuarto de estar’”
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