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Gracias por las flechas, nunca habría adivinado de qué trataba el vídeo si no :)
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Me corrí bailando / Me corrí de la risa
El otro día estaba en un bar con un amigo pidiendo un pincho cuando nos asaltó un paisano (que ya iría por el tercer o cuarto cubalibre). Nos entró diciendo algo de que los pinchos estaban baratísimos, que esa misma copa que estaba bebiendo en cualquier otro sitio estaría por cuatro pavos mínimo, que ahí se la dejaban a dos. Nosotros le seguimos la corriente un rato mientras nos preparaban los bocadillos. De los precios populares del local pasó a halagar el propio local, y como todos los señores, a rememorar. «Pero sin duda, el mejor sitio en el que he estado yo nunca fue en la sala de fiestas de Lugones, donde la Renfe. Me corrí bailando. Os lo juro. Estaba bailando con una chica y me corrí en los pantalones. Tuve que irme a casa y tirarlos a la basura.»
De la misma manera que uno puede correrse bailando (frotis frotis, ¿no?), existen otras muchas maneras cómicas o, por lo menos, desaventuradas en las que uno puede llegar al clímax. En el punto diametralmente opuesto de la campana de Gauss que es el correrse se encuentran los niños, criaturas puras y asexuales. Me imagino que a un niño le cuentan un chiste o le pasa algo que le hace reírse tanto, pero tanto tanto que se corre. Correrse de la risa. No digo mearse de la risa, que involucra muchos elementos comunes (la risa, el pene, la incontinencia), es decir, no me he confundido*. Digo correrse. Eyacular a puras carcajadas.
Me corrí de la risa.
*Yo sé de uno que mezcló la expresión “cuentos chinos” con el argot “bola” para referirse a “mentira” y cuando quiso decir “déjate de cuentos chinos/déjate de mentiras” dijo “déjate de bolas chinas”.
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En toda la abadía resonaban las voces de los monjes. Cantaban algo nuevo que me desconcertó. Nunca antes había oído algo similar. Atravesé los corredores, extrañado, pero determinado a acabar todo el trabajo que tenía por delante cuando me encontré con el abad, que llevaba una sonrisa de oreja a oreja.
—Padre, ¿qué es eso que se oye? —le pregunté.
—Ah, eso, hijo mío. Eso son los designios del Señor —respondió con un tono vigoroso que todo el mundo en la abadía sabía que había perdido años atrás.
—¿Del Señor?
—He tenido un sueño esta noche —dijo muy sonriente. Nunca le había visto tan radiante—. Por favor, acompáñame. Caminemos.
Seguí al abad por las inmediaciones de la iglesia. Las voces iban in crescendo y subía su volumen. Podía distinguirlas. «Movierecord», clamaban.
—Siempre he sido un fiel siervo de Dios y siempre he tomado su palabra como ley. Nunca he cuestionado los evangelios, pero... —el viejo sopesó sus palabras. A pesar de su gesto tosco y orejas llenas de pelo negro, parecía diez años más joven—. Pero el sueño de anoche sin duda ha sido una revelación.
»Soñé con una amplia sala negra, mucho más grande que cualquier otra que puedas imaginar. En aquella sala había cientos de sillones de terciopelo rojo, cómodos y suaves. No se oía nada en la sala. El silencio era sepulcral. Sólo alcanzaba a oír mi propia respiración quejumbrosa. Pero en aquel silencio había algo aún más silencioso, hijo mío. Frente a mi había un pergamino de proporciones gigantescas, liso y perfecto, y en ese momento pensé que aquella sala ideal debía ser obra de dios.
«Mooooovierecord». Las voces eran definidas y limpias y llenaban el aire del invierno en la abadía. Una rápida sucesión de notas pegadizas, y de nuevo comenzaba.
—Entonces —prosiguió el abad—, la sala entera oscureció, como si la vela se hubiera consumido súbitamente. Una oscuridad que nunca había sentido, y entonces, se hizo la luz. Tuve unas visiones terribles, unas visiones proféticas. Había construcciones extrañas y brillantes, y luces que surcaban entre medias. Se transformaron entonces en una larga y extraña cinta, serpenteante y sinuosa, y sobre el pergamino vi escrita la palabra, en fuego azul. «Movierecord». Y las voces clamaban «Movierecord» en una cadencia inimaginable por el hombre, como una danza macabra de la que se puede apartar la mirada.
El abad se detuvo y yo con él. El pobre hombre se había desviado de la palabra de Cristo... ¿o tal vez tuviera razón? Pero el abad, por muy importante y fiel servidor del señor que fuese también era un hombre, y un hombre viejo. La carne es débil. En su expresión podía verse la duda y el temor, pero también la esperanza. Y sus ojos brillaban como los de quien ha estado ciego muchos años y por fin ve.
—Lo vi, hijo mío —dijo, apretándome el brazo—. Vi al verdadero Dios y no es del que las escrituras hablan. Su nombre es Movierecord y su poder, infinito. Él es el alfa y el omega, el principio y el fin.
—Padre, creo que... ¿se encuentra bien? Tal vez...
—¿Bien? ¿Bien? No he estado mejor jamás, más cuerdo, más... vivo —cada vez me agarraba más fuerte. En su mirada había fuego, había demencia, pero verdad—. Movierecord me ha hablado, me ha elegido. Y me ha transmitido su voluntad. Construiremos una enorme sala oscura, como la que Él me enseñó en mi sueño, y en ella colocaremos un pergamino, el más grande que se haya hecho jamás. Y en él nos mostrará el significado de todo. Nos enseñará la verdad, hijo mío.
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El buen rollito que precede a la tempestad
¿Se han dado ustedes cuenta del buen rollito de los primeros minutos de las pelis de miedo? Normalmente son películas de zombies o de grandes catástrofes que ponen a prueba a una familia típica americana (el paradigma supongo que será Lo imposible) que, tras pasarlas bien putas, consiguen salir airosos de cualquier situación.
La película no puede empezar con todo el drama ya de cabeza, sin embargo nosotros (los espectadores) tenemos claro qué vamos a ver. Los guionistas y directores nos deleitan con alguna escena cotidiana en la que se ve el buen rollo que tiene la familia. Los niños jugando con el papi el domingo por la mañana que no curra, la madre que está cachonda, etc. Quiero reflexionar sobre estos minutos de calma chicha, sobre este costumbrismo falso. Sabemos que va a haber un puñetero apocalipsis zombie. Brad Pitt haciendo pancakes para desayunar en World War Z es una mera formalidad. Para qué nos lo ponéis si ya sabemos que va a haber sustacos.
Así que eso, pensemos un poco más sobre estas fugaces escenas de toutvabien y no tanto en que el drama que se cierne porque, amigos míos, esa quietud está fuera del terreno de estos los directores y es precisamente ahí donde se distingue al pintamonas del artista.
#pelis#películas#cine#cinema#movie#movies#film#world war z#lo imposible#drama#zombies#catastrofes#disaster#disaster film
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La copa del rey
El otro día (hace un mes) estaba comiendo un pincho en una cafetería mientras estaban echando la serie Amar es para siempre. Había una de esas moscas molestas en la esquina superior que anunciaba la Copa del Rey esa misma noche, a las 22:00, y yo me imaginé que la serie no era Amar es para siempre sino La copa del rey.
En ese momento estaban comiendo en un restaurante y se me vino una deliciosa idea a la cabeza. La serie La copa del rey está ambientada en el Madrid de los sesenta y trata de la vida cotidiana, amores y desgracias de un grupo de personajes de muy distintas clases y estratos sociales, todos unidos por el deseo de comerse "la copa del rey", el postre más suculento del restaurante en el que se suelen reunir, pero nunca lo consiguen.
Los personajes adinerados hablan de sus oscuros negocios o llevan allí a sus encandiladas amantes con la intención de comerse la copa del rey, pero al final nunca lo consiguen (no tienen hambre al final, hay un tiroteo, una escena de beso o les pilla la parienta, entre otros). Los pobres currantes se mueren por comerse una copa del rey pero no tienen dinero y saben que no deberían, o se meten en líos buscando la pasta, o escalan de mala manera por las capas de la lasaña social sin escrúpulos, haciendo lo que sea por la copa.
La serie trata no solo del deseo, sino del deseo fugaz y opíparo, del despilfarro, que al final es el motor de nuestras vidas, y nos hace reflexionar sobre qué queremos y hasta dónde podemos llegar para conseguirlo.
#la copa del rey#copa del rey#futbol#amar#amar es para siempre#amar en tiempos revueltos#series#restaurant
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Días del futuro pasado
A veces me imagino a mí mismo hace años teniendo una premonición del momento que estoy viviendo justo ahora. Es decir, me doy cuenta de lo mucho que he cambiado a lo largo de los años y de lo inesperado de la situación en comparación con cuando era más joven. Cosas que me pasan o que estoy haciendo o personas con las que me relaciono que hace tres o cuatro años serían impensables.
Por ejemplo, estoy de viaje por Europa con Samuel. Hace unos cuatro años fuimos a la librería Cervantes a comprar un libro, y en ese momento, jamás podría imaginarme a mí con Samuel en Praga tomando Kofola en un chino. Me imagino, mientras como unas gambas a la gabardina, que ese mismo momento se me aparece en la mente, en Cervantes hace cuatro años. Me imagino, hace cuatro años viendo ese episodio aislado del futuro, muy descontextualizado, y me da que pensar. Igual influye en algo en mi vida.
A continuación, me imagino en qué estoy pensando durante la premonición. Es decir, la premonición no se limita a una imagen cinematográfica, sino que está acompañada del pensamiento, del monólogo interior. No es como si avanzaras en una película para ver diez segundos a la mitad, sino más bien como si leyeras una página de un libro al azar, tiene más profundidad. Me imagino que lo que estoy pensando en el chino de Praga es exactamente eso: ¿y si hubiera previsto este mismo momento hace cuatro años? ¿Y si me hubiera visto a mí mismo comiendo gambas con Samuel mientras, cuatro años antes, estaba comprando un libro con Samuel?
Así que me planteo este bonito supuesto. Estoy en Cervantes comprando un libro con Samuel y de pronto tengo una premonición de mí mismo en Praga con Samuel pensando en que esa misma premonición podría serme dada cuatro años antes, mientras estaba en Cervantes comprando un libro con Samuel. Estamos hablando de una metapremonición, una premonición que se prevé a sí misma. Una comunicación extraña entre dos puntos distantes en el tiempo y el espacio que únicamente sirve para fundamentarse a sí misma. "Acuérdate de esto, de esto mismo".
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Algunos tips básicos
Hay algunos trucos raros en la vida de los que no somos conscientes. Por ejemplo, puedes cantar como los puñeteros ángeles (mil veces mejor que Plácido Domingo, Pavarotti y todos los divos que se te ocurran juntos) durante dos horas, pero cuando las gastas te mueres. Lo que hace la gente es cantar dos horas y cincuenta y pico minutos y luego andar con cuidado.
Es posible generar un único cigarrillo de tu cuerpo. Sólo uno en toda la vida. Un consejo útil para los fumadores.
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Crónicas del Tercer Entorno II: el mundo Tumblr
En anteriores entregas que no hacen falta leerse: Crónicas del Tercer Entorno I: el mundo porno
El mundo Tumblr, allá vamos. Hablar del Tumblr en Tumblr, esto es meta. El Internet que se cuela en la vida real y nos hace trazar pararelismos entre los dos entornos (Internet y la vida real, que realmente son los dos igual de reales).
Hace tiempo comentaba con Carlos que tal vez existiera un mundo Tumblr*. Esas fotos de chicas rubias con thigh gaps, septums, skates y filtros vintage. Son como pequeños trozos de un universo enrarecido que se cuela en el nuestro y nos hace sentir feos. Vemos esas fotos y nos gustaría ser como ellos, ser como esos notas con swag** y follarnos a esas pavas. Es, en cierto modo, un mundo que genera el propio Internet como si fuera una conciencia viva —me lo imagino un poco como Solaris—, y ese mundo desplaza al nuestro y nos genera miedos terribles (que es un poco como funciona la moda***). Te metes en Tumblr y ves esas fotos y te mueres de envidia. Cómo te gustaría ser como esos gilipollas y en el fondo te hace sentirte mal, porque lo único peor que hay que ser gilipollas es no serlo y querer serlo.
El paradigma del mundo tumblr, por mucho que nos pese, es Video Games de Lana del Rey (con esos cambios de formato hipster, peña haciendo skate y amor).
El nudo de la historia está en que este mundo existe realmente y que puede ser apreciado mediante un dispositivo Tumblr especial. Podemos imaginarnos este dispositivo como algo muy high-tech, estilo "entre los huecos de la materia, que son el 90% de la materia misma, hay otras partículas invisibles o intangibles, que tal vez se muevan en otra frecuencia (u otra palabra para definir otra cosa análoga a la frecuencia, pero totalmente distinta que aún desconocemos), y que a su vez conforman un mundo con filtro vintage donde la gente es mucho más guapa, y que al igual que ellos son imperceptibles para nosotros, nosotros somos imperceptibles para ellos", pero también podríamos explicarlo con magia.
Sea como sea, nuestros más preparados cienfíficos han desarrollado unas gafas capaces de desvelar el mundo tumblr.
Ten cuidado porque son un catalizador que funciona en los dos sentidos; si te las pones, es posible que en el mundo tumblr aparezcan de la nada dos ojos flotando. Puedes hacerte una ventana tumblr y echarte una novia tumblr si quieres. Para ellos nosotros somos igual de fascinantes.
* ¿Vosotros cómo pronunciais Tumblr? Yo últimamente estoy diciendo /'tʌmbler/, pero también he dicho /'tumbler/ e inculso /'tumblr/ (que es más jodido para el aparato fonador humano).
** El swag es más de 2013 y el mundo tumblr es puro 2011. Antes creo que era el flow, pero ya nos remontamos a la década pasada y eso ya es trabajo de arqueólogos.
*** Estas cosas de la moda y la sugestión humana, o la percepción humana, o como la sociedad percibe a la sociedad son un poco falsas todas y se basan en convenciones arbitrarias. Es decir, el mundo, o mejor dicho, la sociedad, es falsa, pero que sea falsa no significa que no sea verdadera.
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¡Sólo las 20 primeras, joder! Menudo ofertón. ¡Y por tan sólo 3699 euros! Yo ya me he hecho tres, ¿y tú a qué esperas?
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El olor y el olor a podrido
Yo diría que los olores, así a grandes rasgos, pueden ser de dos tipos, 1) el olor de la cosa en sí y 2) el olor de la cosa en sí pero podrida. Es decir, cada olor tiene su contraparte podrida. Para distinguir los olores del segundo grupo tienes que distinguir los olores del primero. Está el olor a chorizo y está el olor a chorizo podrido, pero de nada sirve que te diga que tal cosa huele a lamprea podrida si tú no sabes de mano a qué huelen las lampreas.
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Lars Von Trier's movies are the perfect films to watch while simultaneously surfing the internet.
plugman on Lars Von Trier's Antichrist (seen at rateyourmusic)
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¡Esos likes! (via enfemenino)
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¡Rémoras! ¡Se limpian entre ellos!
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Lo siento, pero me estoy sintiendo fatal viendo este vídeo.
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Fetitxe cartogràfic
Amic Tomàs, on vas! 2000 euros no fan pas un estat!
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Metafisis, desde la metafisis misma
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