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[saraluah]

10:10

Revelaciones

Gracias universo.

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Mi perro suele ser mi consciencia. Extrañamente sabe lo que necesito e insiste con su patita y me termina levantando a hacer lo que necesito hacer.

Es extraño. O ni tanto. Nos conocemos hace tiempo y hemos conectado de formas tan profundas que puede que tengamos la relación que tiene Aang con Appa. Casi como ser uno.

Amo mucho a mi perrito. Y sé que él a mí.

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Ser una montaña.

Y esta vez significa quietud. A veces solo hay que quedarse quietesita porque la vida hace lo suyo, y hacer cosas puede entorpecer los hilos de la vida.

Ser una montaña.

[saraluah]

A veces el corazón se me explota de éxtasis, de sentirme con la energía arriba porque siento mucho placer. Por sentir mucho, sentirme conmovida, sentirme bailadora.

Puedo decir que amo la pedagogía y todo lo que me ha dado a lo largo de la vida. Y amo haber elegido este camino que tantos vaivenes ha tenido. Me he conectado con lo humano y la vida misma, porque he encontrado la posibilidad de hacer este mundo más lindo y vivible a través del acto educativo.

Es brutal cuando esta sensación se conecta con la música, el viento, los árboles, la libertad. De ser yo y solo yo. Y ver las posibilidades de ser con otrxs.

Es brutal estar viva. Con todo lo que tiene, sus altibajos, esos dolores profundos que empiezan a meterse por todas las grietas del alma, pero también por todos esos gozos que vivo desde lo sencillo al tocar la tierra, escuchar los pájaros, bailar, tener una conversación genuina con alguien, acariciar a mis perros.

Gracias universa.

[saraluah]

Intento hilarme en las hojas de los árboles que anhelo ver cuando no estoy en casa, porque siento que me sostienen y me anidan. Porque en días en los que siento confusión y tengo el corazón arrugado quisiera que esas hojas me abrazaran y fueran mi refugio para sentirme un poquito menos feo.

Curiosamente quiero hablar de mi casa, del hogar que habito, cuando no estoy ahí. Quizá al estar ahí me mimetizo en su belleza y siento que lo tengo todo, que soy muy afortunada, y no hace falta escribir sobre su preciosura. Pero estando afuera recuerdo los olores a monte, el sonido de los pájaros tan diversos que cantan tan diversamente, del viento, de las mariposas y polillas que besan los vidrios, como queriendo salir, pero no, porque al cogerlas para ayudarlas no se mueven, o la carita de mi perro buscando caricias, las hojas cayéndose, y una que otra ardilla que logro captar que se sube y baja de un tronco, el silencio, las montañas imponentes y tiernas que me observan, y esas memorias me remueven el alma.

Siento nostalgia de mi hogar escogido. Sobre todo cuando necesito acunarme en su naturaleza porque el concreto y el sonido de carros me atrofia el sentir, y se me hace más difícil hallar calma. Pero curiosamente -otra vez la curiosidad- me salen letras cuando siento que algo me falta, cuando me incomodan cosas, cuando no siento del todo el confort. Pero también cuando me permito pausar un poco de mi cotidianidad, que es hermosa, pero que también me pone en un lugar de asumir deberes autoimpuestos, quehaceres aprendidos, y rutinas ya asumidas. ¿Será que necesito la incomodidad para permitirme escribir o crear o sacar afuera o imaginar mundos?

En fin, extraño mi casa y extrañaba escribir para explorar las letras y la hilación de sentidos en esas combinaciones.

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Hay territorios en los que toda su magia radica en la amabilidad de quienes los habitan.

Sonreír a personas que no conocemos

Mirar a los ojos

Hablar cálidamente

Ayudar si se ve necesario

Desde lo genuino, desinteresado, fresco.

Me siento muy atraída a esos lugares y por eso decido habitarlos.

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Ver hacia atrás y leer hacia atrás me hace sentir aliviada por las decisiones que he tomado para estar donde quiero estar hoy.

Se han movido cosas, yo me he movido demasiado, la vida da vuelcos impresionantes e inesperados que estoy aprendiendo a desmenuzar.

Aprender a sentir con todo, sin culpas, sin remordimientos, sin excusas, sin ocultar nada. Porque el sentir sabe, es auténtico, florido. Me permite ir adentro y divisar miedos, ilusiones, alegrías, rabias, descontentos, para luego soltar desde el amor, desde la liviandad de que nada es tan grande ni tan terrible ni tan imposible.

Me hago cargo de mi existencia y procuro observar.

Es un camino, esto no está dado ya, ni es tan fácil como suena. Y requiere de un poquitito de magia en el ambiente para que se pueda interiorizar.

Agradezco a la vida y al universo por ser tan reveladores y permitirme ver cuando estoy lista para ver.

Liviandad.

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Últimamente he reflexionado mucho sobre ser mujer, y toda la historia que me atraviesa en esa configuración. Porque soy una construcción del ser mujer en otras épocas, y porque cargo con concepciones, ideas, costumbres, heridas, luces…

Hoy, desde la modernidad que vivo, los privilegios, las juntanzas, he podido darme cuenta de toda la fuerza que somos las mujeres, y toda la energía abundante que traemos al mundo. Pero también toda la responsabilidad por hacernos cargo de quiénes queremos ser en este presente y qué luchas decidimos asumir para liberarnos. Nadie va a venir a salvarnos.

Nosotras nos salvamos. Desde el amor que nos tenemos entre sí y el respeto de amar cada proceso, cada dolor o cada victoria. En este “nosotras” también hay hombres, personas que deciden escuchar y aprender, personas que han decidido cuestionar sus hombrías normadas, desde el reconocerse vulnerables y simplemente seres humanos.

Nosotras nos cuidamos, nos celebramos, nos abrazamos.

Agradezco el ser mujer y el aprender a ser mujer.

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La necesidad de entender pero no saber dónde buscar.

Entender por qué me siento como me siento. Entender cuándo se pasa esto doloroso que siento. Entender por qué pasan las cosas como pasan. Entender la vida misma.

Y luego acordarme que no hay un lugar donde me den las respuestas. Y que ese entendimiento seguro ni llegue pues solamente es y no hay mayores explicaciones. Y que yo me sienta más tranquila solo con saber que no hay explicaciones.

Qué complejo es transitar todo ese proceso.

La vida es todo un enramado de situaciones, anhelos, ilusiones, realidades y un montón de contrastes. Y es tan amplia y tan posibilitante que a veces hallarle el inicio y el final a ese nudo, se hace un milagro, un eureka, un aleluya.

No es a dónde voy sino con qué voy.

Luna nueva.

[saraluah]

Despertar del sueño para agarrar la realidad bien agarrada y construir otros sueños.

O basarme en el mismo sueño para seguir armándolo y entendiéndolo, y quizá darme cuenta que ese despertar no implica abandonarlo sino darle unos pies más firmes, arraigados, enfocados.

Cómo ese despertar es multifactorial, y significa que hubo un conjunto de anhelos y expectativas reunidas en un gran sueño, que poquito a poquito fue develándose y aclarándose, para encontrarme hoy sintiendo que lo puedo ver de frente, que puedo moldearlo y no solo dejarme llevar desde la emoción y el sentir.

Tarea peluda esta. Poder ver al sueño sin máscaras pero aún permitiéndome fluir y sentir libremente.

(…)

Supongo que a veces soñamos sin saber que lo hacemos, y descubrimos en el camino que los sueños empiezan a coger formas y sentidos que quizá no habíamos imaginado, y empiezan a sentirse fuertemente adentro y a los lados y por debajo, y a exigir cosas y a presionarnos. Quizá la cuestión es cómo asumimos esos sueños cuando cogen vida propia…podemos susurrarles suavemente o golpearlos con rudeza.

Yo elijo ir suavecito y jugar con ellos, para seguir sonriendo.

[saraluah]

La sensación de sentir la vida revuelta no es cosa que se procese de manera sencilla ni que se asuma como algo cotidiano y pasajero.

Cuando todo empieza a cuestionarse, cuando la vida muestra señales para repensar y mega sentir todo, y prestar atención a cada cosa chiquita…porque algo se va a concluir de todo eso: es estar viva.

Cómo se me abre el mundo a cada paso y yo dejo entrar la novedad y la libertad. Y me permito reconocerme en la posible confusión que eso genere. Porque puedo conocerme de otras maneras, jugar con eso, brujiar, cuestionarme, indagar, reafirmar.

El límite, definitivamente, es nuestra mente. He sentido mucho esto últimamente.

Fuego.

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Bailar.

Siempre bailar.

Recordar el movimiento del cuerpo.

Avivar noches de luna llena de sentir la energía muy arriba.

De sentir que todo es posible y puedo con todo.

Crear.

Armar nuevas cosas.

Salir al mundo.

Libertad.

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Y los retazos de lo que soy, ¿quién los dibuja? ¿cómo se hilan? ¿cómo se sabe qué retazos son y cómo van unidos?

Un montón de partes regadas que a veces buscan lugar. Que se confunden y se mezclan con el día a día, las preguntas, las expectativas, los sueños.

¿Qué montón de retazos soy?

[saraluah]

Me parece importante recordar que la vida no es siempre color de rosa.

Me parece importante sentir rabia.

Me parece importante sentir confusión.

Me parece importante recordar que este paso por la vida trae incomodidades y disgustos, y el asunto es qué hago con las cosas que no puedo cambiar y de qué manera mi mundo no se convierte en una bola hedionda que arrastra a su paso todo lo feo. ¿Cómo no me vuelvo yo lo feo? ¿Y cómo sigo creyendo en la persona del lado?

Últimamente he tenido experiencias con la rabia muy importantes, muy reveladoras. La he sentido fuertemente en el estómago, mi rostro, mi cuerpo entero. Me hierve la sangre, me descompongo. Me desconozco. Pero he querido sentirla y dejarla fluir a ver qué resulta, aunque me ha costado mucho, porque la rabia se recrimina. Yo misma la he dejado un poquito de lado y no me había hecho cargo de dejarla salir.

Oh, fuego que llevo dentro, sal para conocernos, entendernos y encender llamas que urgen despertar.

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Ayer por primera vez en la vida vi un bólido en un cielo mega estrellado.

Un bólido es un meteoro muy brillante que parece una bola de fuego entrando a la atmósfera terrestre. Lo vi como una estrella fugaz pero era grande y casi al final de su desplazamiento se volvió verde y se desintegró en el espacio.

Fue impresionante.

Sucedió muy rápido.

Fue algo muy lindo de ver.

☄️

[saraluah]

Cómo seguir viviendo normal si la brutalidad humana me atraviesa el corazón.

Cómo no sentir dolor con la indolencia.

Cómo no llorar a cántaros cuando veo injusticia y sufrimiento.

El pueblo palestino está siendo asesinado. Para esto no hay justificaciones. Esto no es una guerra, es un genocidio.

Y duele horriblemente. Y quiero hacer algo pero no sé qué.

Procuro hablar de esto. Procuro divulgar las noticias en redes. Procuro asistir a los eventos de apoyo a Palestina. Procuro sentir dolor por ellos y ellas, porque siento que es lo que nos conecta.

¿Qué necesitamos como humanidad para que no sea el poder o la riqueza lo que nos mueva a diario?

¿Qué necesita Israel y otros pueblos para entender, y actuar en consecuencia, que la tierra no les pertenece y no son dueños de todo a su paso?

No necesitamos niños y niñas muertas. No necesitamos familias muertas. No necesitamos pueblos muertos.

Queremos justicia. Amor por la persona de al lado. Consideración con las otras y otros. Respeto por la vida.

¿Por qué nos cuesta tanto vivir en pro de la vida?

¡Queremos a Palestina libre!

[saraluah]

Esta es una canción que escribí en 2021, que publicamos, y que hoy al leerla nuevamente me asombra su mensaje y lo que representa. La leo como una oda a la naturaleza y esa inmensidad que me envuelve completamente. Es como ese extrañar estar con ella, el quererla en la libertad, el sentir su paz en cada cielo, cada agua, cada montaña.

Me siento muy honrada de haberla hecho para que ojalá sea movilizadora para otras y otros. Lo es, de nuevo, para mí.

Aquí va:

Árbol caído que ruge y en tierra retumba

Un cielo morado que me pregunta

Siento las vibraciones como siluetas en mi razón

Un brillo azulado que me refugia y me da calor

Esa montaña me arrulla, su viento me trae a la luna

El agua que brota de cada color

Ramas que pisan los suelos, aromas que traen el juego, silencio que canta en el miedo tu voz

Voz del mar, duda que viene y va

Veo tu luz andar, en el lugar de estar

Tierra que trae recuerdos del fuego que anuncia

Sueños de tiempos pasados que me dibujan

Ruidos lejanos que alivian tu risa perdida en cada dolor

Hojas que vuelan desnudas y suenan al ritmo de mi corazón

Siento que ya somos libres, tus frutos me dan lo imposible, las alas que soplan y cubren tu voz

Miro los miedos que fluyen, el aire recuerda el murmullo, tus días ya saben dónde está mi voz

Libertad, vive y vuelve a andar, sopla conmigo ya, libra tu suerte al mar

Dónde está, dónde estará el lugar

Dime dónde estará

Lo que sentí, lo que viví

Dime dónde estará, lo que sentí, lo que viví

Dime donde estará, lo que sentí, lo que viví

Vuelve y va.