𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒓𝒆𝒇𝒖𝒈𝒊𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒒𝒖𝒊, 𝒕𝒆 𝒉𝒂𝒈𝒐 𝒖𝒏 𝒄𝒂𝒄𝒉𝒊𝒕𝒐 𝒂 𝒍𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒎𝒊 (★・ω・)人(・ω・★)
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— Perdido —
Parte 1
Recuerdos de mi vida pasada son añorados por mí cada día que me siento junto a esta ventana, el exterior es un hermoso retrato de lo que alguna vez tuve.
Cuando vago por este lugar en un intento de olvidarlo todo siempre termino perdiéndome en los recuerdos que parecen ser bruma en mi memoria.
Son destellos de lo que se sintió alguna vez vivir.
Parece un sueño por que probablemente nunca fue real; llevo tanto tiempo siendo un esclavo que ya ni siquiera estoy seguro de si lo que alguna vez fui llegó a ser real o una simple ilusión que surgió de mi agónico encierro.
— Dorien, baja en este momento.— El grito de una voz grave y madura me saco de mis pensamientos.
De un salto me apresuro a bajar, no puedo dejar que pase mucho tiempo esperando, se molesta de ser así y cuando eso pasa da miedo.
— Qué se le ofrece. —digo con la mirada clavada en el piso de madera una vez llegó.
— Cuantas veces tengo que decirte que cuando te dirijas a mí me mires a la cara — su huesuda mano tomo mi barbilla y me guío a su cara con un brusco movimiento.— no me hagas perder mi paciencia niño, es cuestión de educación no me digas que no has aprendido nada con todo el tiempo que llevas pudriéndote en este agujero.
— No señor me disculpó, soy muy tonto como para recordarlo le aseguro que no volverá a repetirse.
— Claro que no tendrá que volver a repetirse me imagino que debes recordar perfectamente lo que pasa de no ser así. — su sucio aliento golpeo mi cara con rastros de polvo, sus palabras me hacen tragar saliva mientras mis uñas lastiman las palmas de mis manos por los fuertes puños a mis costados llenos de impotencia. Una asquerosa y volátil sonrisa se forma en su arrugado rostro formando una expresión carente de humildad. —Me gusta cuando se quedan callados, significa que el miedo les arranca las palabras.
— ¿Le puedo servir en algo señor?
Inmediatamente corrigió su expresión a una totalmente sería y soltó mi barbilla bruscamente mientras se erguía y se giraba en dirección a su escritorio dándome la espalda, sus manos estaban entrelazadas tras ella y cada dedo llevaba un anillo distinto. —Quiero que limpies mi zona de trabajo, hoy tengo una reunión así que deja intactos los objetos de erradicación. Únicamente limpiarlas el consultorio, retiraras las cajas con desperdicios médicos y lavaras los instrumentos de disección. Eso es todo, puedes retirarte.
— Enseguida señor.
Me dirijo a la salida con la ira a flor de piel. Una vez fuera voy directamente al cuarto que me ordeno limpiar, nunca me a gustado estar aquí solo, las paredes son grises y sucias, no hay mucha iluminación y está lleno de cajas, algunas con medicamentos caducos y otras más con las cosas que él utiliza para las “erradicaciones”. Se siente un ambiente muy desagradable. La poca luz que entra por las ventanas cercanas al techo me ayuda a guiarme en cada cuarto, es increíble la cantidad de velas rojas gastadas que hay, recordar su uso me repugna.
Sonidos en una de las ventanas empolvadas hace que gire mi mirada hacia arriba, veo movimiento y quedó sorprendido.
—¿Hay alguien ahí afuera? — mis ojos esperanzados se clavan en los vidrios sucios rogando una respuesta.— ¿Me escuchan? ¡Por favor que alguien conteste!
—Qué lugar tan espantoso —la voz de un chico apenas es audible y en ese momento remueve el polvo y pega su mirada azul en la ventana— No hay nadie solo escombros, juro que escuche algo.
Cierto… lo había olvidado, lentamente mi mirada bajo a mis pálidas manos sin vida y de inmediato pequeñas gotas comenzaron a decorarlas.
Porque…—solté al aire— ¡Porque! — grite en un intento de liberar la frustración que se acumulaba en mi interior, la fuerza que me permitía estar de pie abandono mis piernas y caí de rodillas mientras cubría mi rostro con las palmas de mis manos, sollozos resonaban en cada habitación y rebotaban en cada grieta que permeaba en las paredes del lugar.
Dimensiones.
Estoy en una dimensión diferente a la de los vivos. Ellos pueden escucharme pero no verme estando fuera del recinto, a diferencia de mi que si puedo verlos y oírlos estando dentro. Nunca he podido salir, la única manera de hacerlo es que una persona abra desde fuera pero he perdido la esperanza de que alguien abra una de las pequeñas puertas y me muestre al paradisíaco mundo de libertad que solo puedo admirar tras un frío y pequeño vidrio.
Un ligero rayo de luz se cuela por la ventana, levantó la vista y me permito admirar, mi mano comienza a curiosear con el.
Recuerdo que cuando cerré mis ojos eternamente había varios como esté guiando mi mirada a un hermoso manantial de luz; en ese momento la tranquilidad dominaba mi cuerpo débil, no tenía miedo ya que la sensación era como si estuviese a punto de dormir la diferencia era que mi respiración me olvidaba tras cada bocanada que daba.
Mi pálida mano se levantó con pesadez para tocar alguna de las luces pero lentamente todo comenzó a distorsionarse y sin llegar a sentir su calidez me sumergí en un mar de incertidumbre totalmente extraño y sin rayos de luz.
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Espero algún día (morir) vivir,
dejar de ser un concepto
que no se adecua a mis latidos,
volar incluso con mi cielo en ruinas
y poner una bandera blanca
en este huequito de dolor.
A. Werther
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Irreal 01
Voy descalzo.
Camino por mi vecindario evitando mirar atrás, es tan extenuante y a la vez tan tranquilo.
La música que me acompaña disipa todo pensamiento imprudente mientras las lágrimas recorren mi rostro formando cálidos caminos que terminan hasta mi barbilla, siempre me pareció curiosa esta forma de expresar sentimientos; siendo honesto es inesperada la forma en que me estoy sintiendo en este momento, es como un gran vacío dentro de mi pecho y un gran remolino en mi estómago.
Los mechones de mi oscuro cabello se abrazan a mis mejillas mojadas, quiero parar de llorar pero realmente no puedo. ¿Esto es a lo que llaman estar inconsolable? Solo espero parar pronto antes de que alguien me vea.
La noche me observa y me sigue al igual que sus cautelosos secuaces que destellan en ella.
Trato de ignorar mis problemas con la música, es como una píldora que me permite tomar un momento de descanso o a veces solo me acompaña mientras pienso.
Me siento tan cansado...
Tan harto...
Tan débil...
La niebla se asoma a mi pasó pero lo único que hago es ignorarla, camino y camino sin percatarme de lo que pase a mi alrededor.
Llega un punto en el que la noche estrellada es lo único que logro visualizar, todo está cubierto de niebla densa, decido sentarme en el suelo esperando a que se disipe un poco y es ahí cuando los pensamientos me invaden… comienzo a preguntarme tantas cosas, mis problemas necesitan ser resueltos pero solo sigo huyendo.
De la nada escucho ruidos pero la niebla es tan espesa que no logro ver nada.
Me levanto y comienzo a caminar, no paro de hacerlo hasta que momentáneamente siento como alguien tira de mi sudadera por la espalda.
—¿Disculpe... usted podría ayudarme? no sé en donde estoy— se escucha asustado y su voz suena quebrada como si hubiese estado llorando por un buen tiempo.
Al momento de girarme no vi a nadie, por un momento creí que había sido mi imaginación.
— Creo que estoy perdido— lo escuché decir.
Mire hacia abajo, de golpe mi piel se erizo, en mi mente dominó la confusión, mi corazón comenzó a palpitar rápidamente y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. ¿Qué esta pasando? ¿Estoy soñando?
Esto no puede ser real.
Me puse de cuclillas tratando de calmarme y no asustarlo más de lo que ya expresaba su rostro, inmediatamente un sentimiento de nostalgia me invadió, soy incapaz de encontrar una razón lógica a lo que estoy viendo.
Era un niño que rondaba los 6 años, su cabello oscuro y despeinado se posaba en su frente mojada, su piel pálida como la nieve estaba rosada por el frío y sus ojos avellana grandes he inocentes me miraban confusos.
— ¿Cuál es tu nombre?— mi voz emergió seria y seca.
— Lander —dijo sin apartar la mirada de sus pequeños zapatos rojos.
Inmediatamente mi expresión cambio, me quedé totalmente estupefacto.
El niño frente a mi
.
.
.
Soy yo.
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—Lo que sentía él—
Siempre vengo a este lugar para verla hacer arte con su cuerpo.
Es hermosa.
La primera vez que la vi fue cuando de la nada llegó con su vestido amarillo y comenzó a bailar sobre este hermoso piso de madera, los espejos parecían tomar fotografías desde diferentes ángulos y aún recuerdo que su ondulado cabello desprendía una fragancia única cada vez que se agitaba en el aire.
Fui capaz de presenciar cómo se dejaba consumir por la pasión que derramaba por cada poro de su pálida piel, esa impaciencia de expresar con sus movimientos los sentimientos de la canción me dejó sin aliento, era un espectáculo en el que ella era la magia.
¿Cómo explicarlo? Honestamente nunca me había sentido de esta forma.
Cuando decidí visitar este mundo muchos fueron quienes me advirtieron que era una mala idea, de cierta forma no sé si darles la razón o no pero sin duda alguna agradezco profundamente aquel día en que decidí despreocupadamente husmear en este pedacito de universo.
Justo ahora la estoy esperando sentado sobre el piso de madera, me reflejo en los tres enormes espejos que hay como paredes, es temprano, las aves se escuchan cantar y la fresca brisa visita la estancia a través de las pocas ventas abiertas.
Y ahí está, acaba de entrar radiante con aquellos shorts cortos y su camiseta blanca suelta.
Me encanta cómo se ve hoy, sus labios están rojos, sus mejillas desfilan rosa, en su piel se exponen aquellos lunares los cuales son mis constelaciones preferidas y ni hablar de sus preciosos ojos miel que reflejan entusiasmo.
Enciende su pequeña bocina, la melodía de la música se expande y se acomoda en cada rincón de la estancia creando un escenario único. No parpadeo porque no quiero perderme de ningún pasó.
Después de unas horas se queda quieta, su mirada arroja satisfacción y felicidad hacia su reflejo en el espejo, siempre que termina de ensayar su expresión es la misma, no importa si se equivoca o lleva varios días tratando de perfeccionar, ella disfruta y agradece cada minuto en el que puede bailar.
—¿Qué tanto miras?— su voz agitada me saco de mis pensamientos, me levanté inmediatamente, su mirada estaba puesta en mi.
¿Ella puede verme?, me acerque un poco dando un paso hacia delante, me quedé helado ante la idea de que ya no era un ser inexistente para ella.
—¿Sabias que me encanta que bailes?— de golpe me gire hacia donde provenía aquella voz desconocida, quedé confundido cuando vi que era un chico.
El mundo se me cayó encima cuando ella paso frente a mi con una gran sonrisa, sabía que nunca me regalaría una.
El dolor en mi garganta solo expresaba un poco del atisbo de reproche que en este momento mis sentimientos le reclamaban a la vida.
—Lo se, me lo dices siempre— dijo para después rodearle el cuello con sus brazos, mientras las manos de él terminaban en su cintura.
—Iré por nuestro desayuno… ¿fresas?
—Si, pero no te vayas a comer el mío cómo la vez pasada — y ahí va otra de sus lindas sonrisas enmarcada de una alegría ineludible.
Cuando él se marchó volvió a encender la música y comenzó a bailar.
Una lágrima escapó de mis ojos y segundos después unas cuantas otras más.
Odio tener que aceptar esto.
Hay más enojo que tristeza influenciando mis sentimientos, no puedo hacer nada para estar con ella.
No puedo hablarle.
No puedo tocarla.
Ni si quiera tengo permitido estar aquí.
La miró desilucionado para después desviar la mirada hacia el reflejo de un pobre ingenuo que creyó en la esperanza de que algún día todo iría a su favor, de que algún único día de todas las décadas que llevaba en vida tuviese un poco de aquello de lo que aquí llaman felicidad.
La tristeza en mi rostro no es buena señal.
Es algo imposible y hiere despiadadamente cada vez que lo confirmo. No tiene sentido seguir viniendo, ella hará su vida como todo mortal que aquí depara, tal vez se casará, tendrá hijos, cumplirá sueños, llorara y rebosara alegría. Yo no puedo ser parte de eso por mucho tiempo que me quede a su lado.
Sus amplias alas de plumas color ceniza y filo negro se extendieron en todo su magnífico esplendor, la chica frente aquel ser no sabía del hermoso espectáculo que sus ojos no eran capaces de develar.
Fue como si el tiempo se le detuviera cuando la miró por última vez antes de emprender vuelo, no quería dejarla sola, pero aunque se quedará no serviría de nada, pues los mortales y los Cleinor pertenecían a mundos distintos, completamente imposibles de encontrarse.
Y finalmente se fue, permitiendo que la realidad doblegara sus sentimientos.
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Aquí comienza el tiempo de publicación (todo lo que escribí hace unos años y actualmente estará aquí ( ・ิω・ิ) si no lo hago ahora nunca lo haré :^) algunos escritos es probable que tengan faltas ortográficas (๑-﹏-๑) esos son los escritos viejitos, los actuales los haré lo más presentables posible (˶ᵔᵕᵔ˶)
Comenzaré a publicar en insta algunos personajes y mini cómics de algunas escenas que me gustan o que me pidan (con el tiempo cuando más personitas me lean, les dire que hacer para que participen en esta última opción) si no me siguen así es como aparezco: @pragmatikota \(˙꒳˙ )/
Bienvenidas a todas las personitas que se dieron el tiempo de leerme porque lo anuncie en insta ♡(ó﹏ò。) espero que disfruten de esto tanto como yo lo haré.
Sin más que decir hasta aquí mi reporte ':^
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Veamos ~(•u•)~
□ □ Nika □ □
Tenía la sensación de ser una terrible hermana mayor, un mal ejemplo de hija. Después de perderlo todo, de quedar a la deriva, ¿Qué se podía hacer? En qué, una semi-adulta inexperta como ella podía ayudar. Una parte de ella aún quería desentenderse, fingir que aún su vida era responsabilidad de otros. Pero lo cierto era que probablemente debía hacer algo, los adultos parecían tan perdidos... Y eso le daba miedo. Dios, ¿porqué todo parecía tan difícil? ¿Porqué cada año las desgracias se acumulaban una tras otra? ¿Es que los adultos no sabían cómo hacer las cosas funcionar? ¿O era acaso tan complicado? Qué sería entonces de ella, qué de su familia, de su pequeña Abby. Tenía miedo, dolía. Una parte de ella quería sostenerlos, quitarles la culpa y la pesada carga, proteger a los adultos que tanto la cuidaban. Pero también, esa misma parte, quería ser protegida. Estaba indefensa ante un mundo ajeno, a punto de tal vez tener que salir y enfrentarlo.
No quería dejar la comodidad de su cuarto, que de hecho, había dejado de ser suyo desde hacía tiempo. Había tantos gritos silenciados en las sábanas.
Nika se sentía tan perdida. ¿Era esto volverse adulto? Pues ser adulto apestaba.
[N/A: acabo de recordar la esencia de esta historia, y, bueno, no fue lindo la forma de recordarlo. Así pues, aquí el inicio de la misma en notas, el título provisional → No soy así] Veamos a dónde lleva esto.
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"𝒍𝒂𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒏 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒕𝒆 𝒂𝒓𝒓𝒊𝒆𝒔𝒈𝒂𝒔"
Algo de lo que me di cuenta hoy
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Hola ♡
Aquí voy a subir cositas que ya tengo escritas o que pasen por mi mente en el momento. Si vienes de Instagram te agradezco por venir a darte una vuelta hasta acá ♡
Igual voy a subir todas las historias que escribí hace ya un tiempo y en Instagram voy a publicar dibujos/mini cómics de los personajes ;u;
No sé cuándo comienze a publicarlos quizá sea en un par de meses.
Gracias por leer hasta acá ♡ hasta muy pronto UuU
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