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Cóctel molotov para señoritas

1

Comer el fruto del conocimiento Mirar hacia atrás y ver la destrucción de mi hogar Abrir el cofre de la felicidad y que se me escape Pelear una guerra con la única arma de mi pensamiento Matar a mi violador y colgar su cabeza como un trofeo Convertir en piedra a cualquiera que me mire a los ojos Predecir el futuro y que nadie me crea Saber sumar, restar, multiplicar y dividir Decirte que no Sanar con flores, sanar con palabras Caminar sola de noche Y volver a decirte que no.

2

Ya no me interesa fingir no me importa salirme de las casillas, correrme, chorrearme, estallarme en las paredes como un maldito graffitti descolocarme tirar de los hilos sueltos hasta quedarme en pelotas querer o no querer más de lo mismo. No quiero estar atada a tubos, cables, monitores que controlen mis latidos que me retengan viva. A quién mierda le importa si me dinamito la cabeza con versos de Inge Meyer con líneas de Sarah Kane Si inhalo cocaína o azúcar refinada si puedo coser un libro escalar una montaña o ser la alfombra de un algún señor con mucha guita.

3

Ésta es nuestra fiesta y convulsionamos en la caja del super si queremos. Montarnos a la demencia chupando gomitas azucaradas de colores, viendo el arcoíris escurrirse adentro de una mancha de aceite. Colarnos los dedos en todas las goteras y empaparnos hasta destruir la identidad en un campo de flores blancas, o en la colina verde al fondo de la pantalla. Arrojarnos por las ventanas como la mayor basura del mundo y obstruir el paso de cualquier máquina o de cualquiera que ande demasiado apurado. Lanzarnos al apetito de cualquier animal que nos considere una buena presa. Señoritas, salgamos a abrazarnos en todas las esquinas y reventaremos la patria desahuciada.

del fanzine Breve historia del Éter (Trilogía Obsoleta, sept 2023)

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Pelar bananas con los dientes

Para encontrar la belleza debo atravesar un desierto inmenso de desesperación. ¿Quién dijo que esto no es un trabajo? La poesía no se vende y eso es así No es culpa mía que este trabajo sea configurar un lenguaje de lo bello y lo terrible, desgarrar el leve filtro de la atmósfera buscar la verdad, el núcleo, pelar bananas con los dientes, desenterrar los cadáveres, expoliar las mentiras.

Crecí y cultivé el fino arte de la eromancia devine médium de las habitaciones en silencio de las calles quietas de los amaneceres sin pájaros. No es culpa mía este canto mudo que me brota toda yo soy una oda a la deriva. Solo de versos dudosamente enhebrados es mi balsa y no tengo otro impulso más que el vaivén del mar.

Me paro bajo el sol para que mi sombra me recuerde que existo y que la poesía flota, no es culpa mía, sólo sé regurgitar versos y tragar humo hasta estallar.

del fanzine Un tecito de Nihilismo (Trilogía Obsoleta, sept 2023)

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Falanges rosas

Cruzo a mitad de cuadra sin mirar, como si realmente estuviera apurada por llegar como si deseara que el futuro me pase por encima.

Acaricio el borde de un vaso roto me rebano el dedo y le echo purpurina. Con la falange abierta dibujo rosas gordas en el vidrio y gotas de lluvia brillante quedan atrapadas en los pétalos.

Exprimo un limón con los párpados revuelvo el jugo con las pestañas, cuando un hilo de sudor me arde la frente y cae entre los hielos, me resbalo en el sopor de la siesta mientras sombras verdes se achicharran en la terraza y el olor de la sequía me cachetea. Fantasmas deshidratados me acechan haciendo equilibrio sobre mi lápida, puedo oír el sonido de una ola quebrándome la nuca en la rompiente. Las suculentas se suicidan es inminente, no queda más que volcar los vasos de sangre como arroyos morados entre las macetas.

del fanzine El hombre de Pekín (Trilogía Obsoleta, sept 2023)

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animal (3 en 1)

Rompo a llorar desconsoladamente en cualquier lugar y es el único momento en el que puedo desprenderme del peso de la mirada ajena. Ya no importa quienes estén oyendo, se corre el maquillaje y mancho toda mi decencia. Puedo ir chorreando cuadras enteras volcándome por las rejillas a baldazos, chillando y moqueando sin asco sin cuidado. Convulsionar llorar entrecortado, reírme de ser tan patética y seguir llorando más fuerte más fuerte hasta aturdir a la audiencia. Los perros huyen con las orejas agachadas, la niña me mira sorprendida ¿Nadie vio a una mujer adulta mearse encima por caprichos?¡Bienvenida al mundo!

No me pidan que deje de ser autodestructiva si es lo más humano que sé hacer. No pienso abandonar la intensidad, la ilusión. Voy a subirle el volumen a mi deseo, porque sino pasa esto de desangrarme en la vía pública mostrando el elástico de la bombacha, las uñas despintadas, el amor decantado en el fondo. Siempre puedo arrastrarme un poco más caerme del cordón de la vereda, romperme la nariz, ¿mi dolor duele menos que el de quién?

Deshojo una a una las capas de piel ¿Qué hay debajo? ¿Qué soy adentro de los límites de este cuero? Me despellejo como quitándome un guante, me despojo de los bordes de esta carne que me estruja, me paraliza. Tiro y tiro los hilos de las venas, persigo el final de este disfraz transitorio, desgarro la máscara amarga y recupero mi verdadera cara de gato.

Quiero ser un animal permitanme involucionar, caminar sobre mis cuatro patas, enfrentarme cara a cara al depredador, enfrentarme cara a cara con la presa. ¡Déjenme volver a ser un animal! Ser cortejada, perderle el miedo a la desnudez, sobrevivir al invierno y clavarme las espinas. Asfixiarme en un incendio forestal, fertilizar las selvas con los cadáveres de mis crías ahorcadas al nacer. Quiero aullar, gruñir, gritar, colgarme de los árboles y dormir sobre la hierba. Quiero correr sin motivo y empaparme los ojos en la lluvia, hasta reconocer la herida final y morir tranquila sabiendo que hice todo lo que podía hacer.

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Vivir en una caja

vivir en una caja ¿a cuántos casilleros estoy? ¿cuántos puntos marcarán los dados en la próxima jugada? nunca me alejo demasiado del inicio cada vez que avanzo un par retrocedo cinco, los demás juegan y se ríen mientras yo sigo intentando entender las reglas. no sé ninguna de las respuestas solo me queda esperar lo mejor cada vez que suelto los dados, fingir sorpresa, entusiasmo, diversión fingir que algo de todo esto me importa entregarme al azar, a la gravedad, a la entropía al impulso inconsciente de seguir respirando sin saber realmente nada más.

vivir en una caja se siente cada vez más verdadero más probable, más cercano. ir desapareciendo lentamente hasta que todos pretendan no verme hasta volverme parte del paisaje urbano mi caja y yo, yo y mi caja hasta volverme parte de la caja, de la basura de la mugre que se patea debajo de la alfombra.

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Fluir

¿Dónde se depositan los fluidos corporales de toda una vida? ¿Caben en una taza de té? ¿O tienen el tamaño de un lago, de un mar?

Si todas mis lágrimas, una detrás de otra fluyeran hacia el centro de la tierra formando un río, lo llamaría Estigia y construiría una balsa con mis piernas para que desciendas conmigo a los infiernos.

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El espejo

Olfateo los bordes del espejo busco la entrada a ese mundo invertido de fantasmas un cuento preso, condenado a repetir destinos ajenos.

Sin poder transgredir sin poder cuestionar sin poder imaginar ¿quién seré yo del otro lado?

Mientras tanto, desde enfrente busco cómo salir.

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Ya no me mires

Llevo tanto polvo en las pupilas que podría llorar perlas. La belleza es un tumor brillante, una partícula ajena y extraña que tu mirada incrusta en este cuerpo blando.

Me trago el oro l��quido de mis fantasías y me desgarra por dentro. No hay retorno ya no sé lo que siento por vos o por el mundo. Dejame palidecer, perder la forma, encerrarme en el azul profundo. Ya no me mires, dejame ser ajena y extraña.

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Que me parta un rayo

Bailo bajo la lluvia como el cliché que soy, con timidez para no resbalarme y caer. La gata me mira desde adentro, metida en la alfombra como si fuera su propio túnel subfluvial. Es una alfombra hecha con rollitos de telas de colores atadas entre sí de forma aleatoria y con precaria prolijidad. Creo que la compré hace 7 años, cuando vivía en el departamento de calle San Martín, y ahora la tengo al lado de la puerta de la terraza para cuando lluevo y me mojo las patas, pero sobre todo, para que la gata se esconda debajo mientras evalúa la mejor estrategia para atacar mi pie.

Me canso y me tiro al suelo cara arriba, con las pestañas apoyadas en las nubes anaranjadas. Se me moja el culo con la lámina de agua suspendida sobre el piso gris. Se me moja el corazón. Mis latidos fluyen hacia el desagüe, no sé cuándo termina uno y comienza el siguiente. Me diluyo.

Tengo miedo de atraer un rayo que me fulmine tan de repente que no alcance a darme cuenta. Quedará una marca que también se irá borrando con la lluvia. Vuelvo a pararme y doy saltos sobre los charcos de agua gris. Me siento tan feliz mirando la luz amarilla que se enciende en una ventana de otra galaxia.

Me meto el dedo en la llaga para entender cuál es la herida. Para aprender, para sanar, para pisar más fuerte y elegir caminos más directos, más valientes hacia lo que deseo, lo que realmente deseo. Sigo bailando en culo en la terraza, siendo tan feliz tan fácil, creyendo que puedo atraer una columna de 5 kilómetros de mil millones de jules de energía, con una corriente de hasta 200 mil amperios y 100 millones de voltios. Todo yo solita.

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Fanzine Rarita (mayo 2022)

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Fanzine Poesía para el Apocalipsis (febrero 2022)

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Hago fanzines

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Fanzine Nunca voy a ser María Magdalena (marzo 2021)

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Fanzine Atropa Belladonna (dic 2020)

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mítica

Nacen rosas en mi brazo izquierdo y una serpiente violeta se camufla entre los pétalos para cambiar la piel. Llevo el amanecer en la pierna derecha custodiado por un escarabajo azul. En mi pierna izquierda atardece mientras la poesía contempla desde una ventana de laureles y olivos. En el medio de mis muslos arde un mediodía de Enero húmedo y abrazador. Un pedazo de galaxia se asoma por mi costado derecho y mi brazo se extiende atravesando la noche como la Vía Láctea con sus cientos de miles de millones de estrellas. Mi cuello es Atlas sosteniendo al mundo, hasta ahora no ha aparecido ningún héroe que se ofrezca a relevarlo por un rato. Este es un mundo inflado de tantos sueños que resulta pesadísimo, se hunde en segundos en océanos mares o en cualquier laguna en la que quepa. Es un mundo de serpientes y escaleras, de constelaciones y casas zodiacales con paredes semidesnudas de ladrillos a la vista y revoque manchado de moho y tiempo. Soy un mundo paralelo, el último de la galaxia, nadie sabe que existo. Pequeña, con la gravedad débil, en cualquier momento me desprenderé de mi órbita y vagaré sin rumbo entre nebulosas alejándome de todo el universo conocido. (septiembre 2020)

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cualquier cosa que se parezca al eco

Su voz vibrante escupe chispas a través del teléfono e ilumina mis madrugadas durante más de un mes. Un oasis digital al final del arcoíris donde me arrojo absurda y moribunda. Temo que esto acabe sé que no es real, puedo oler el misterio pudriéndose debajo de la corteza. Pero no me animo a hacer otra cosa más que esperar, nunca me animo y termino huyendo cargando en la valija el recuerdo inservible de su voz. Trenzo recuerdos de mentira enredados entre pedazos de historias que me contaba y poemas desgarrados que nunca le escribí. El silencio de su voz se camufla sobre el vacío de la avenida. Mi oído olvida como mantener el equilibrio, caigo y no puedo levantarme, veo a los pájaros armar y desarmar constelaciones mientras intento escuchar algo, en la lejanía, cualquier cosa que se parezca al eco de su despedida.

(2020)