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Diario de un Chilango en 2 ruedas
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La experiencia de aventurarse a usar la bicicleta en la maravillosa Ciudad de México.
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dc2mx · 7 years ago
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Una primera prueba
Creo que uno de los miedos más comunes para nosotros los Chilango, en la calle, ya sea en un carro o a pie, es ver la fauna de choferes de pecero acelerar como gorda en tobogán, con sus motores a gas modificando el sistema de escapes para hacer la mayor cantidad de ruido, a la par de una dirección hidráulica instalada hace más de 30 años que no se mantiene en línea recta a menos que el chimpancé que está detrás del volante haga juego de muñecas cada cierta distancia para corregir la trayectoria del minibus. Imaginen esa escena, pero ahora en la misma vía en bicicleta, nada agradable para ser sinceros.
A diferencia de un auto o una moto, careces de espejos retrovisores (primera lección del día, comprar espejos para la bicicleta), por lo que el único indicio de que una masa de al menos 5mil kilos a 70 kmh se acerca es el estruendo particular del acelerador presionado por el chimpancé. Probablemente ver por un retrovisor no cambie nada la situación, pero al menos tienes la certeza de saber que viene exactamente y a que velocidad.
En fin, pensé que mi primer viaje en bicicleta se iba tratar más en el cansancio de usar las piernas de manera seria por primera vez en varios meses, y no tanto por la fauna vehicular de las 5 pm de un viernes. Aunque en general, fuera de ese susto, realmente uno no sabe a que se enfrenta hasta que estas en la bicicleta pedaleando, coordinando 24 velocidades y recordando lo que el vendedor dijo sobre la combinación de velocidades para no dañar los desviadores (no tengo ni puta idea de cómo se genera ese desgaste pero no estoy como para averiguarlo por las malas, lo dejaré para tarea).
El motivo del viajes es primero sentir algo de aventura en viernes lejos de la quincena donde “pensé” que no habría tráfico (aja como no, es la Ciudad de Mexico), todo para pimpear mi nuevo ride, lo primero que pido en la benotto más cercana es un espejo retrovisor, que ha palabra del vendedor, martillando el puño se hace el espacio para adaptar el espejo, Pfffff por supuesto que no iba hacer eso así que desistí de la compra de las 3 míseras opciones que tenían y opte mejor por un porta ánfora, una luz de led y una computadora marca cateye velo 9 que a mi parecer es sencilla pero con todo lo que mi corazón ñoño quisiera para documentar cada uno de mis viajes en bicicleta.
El regreso se vuelve más sencillo, porque aprendí que la acera es un lugar mágicamente seguro una vez que estas sobre ella, lo siento por los peatones, pero que chimpancés manejando vehículos de varias toneladas pasen a lado tuyo me provoca la necesidad de romper nuestras perfectamente bien diseñadas reglas de tránsito. Regreso antes de que empiece a llover y me proponga a instalarle toda la nueva parafernalia que adquirí, luz, unos reflectores y la crema de la crema, el odómetro lo cual creo que fue la mejor inversión en cuanto accesorios pues si hay algo que sé es que para ver avances en cualquier emprendimiento, lo mejor es documentarlo, y que mejor con ver que tan rápido te vuelves al rodar cada día.
Prácticamente lo único que le falta es algo que genere ruido para avisar a los enlatados que estoy a lado suyo, pero eso no será una campanita de niña de 5 años, si por mi fuera, buscaría o equivalente a un claxon con el grito de tarzan (no sé quién inicio la moda de poner eso pero siempre me ha llamado la atención).
El sábado será el día de prueba real, espero tener la pierna suficiente para al menos acercarme al bosque de Tlalpan.
Emocionado, sí, nervioso, sí.
A veces, la única combinación que vale la pena experimentar.
#2
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dc2mx · 7 years ago
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El inicio de una locura
Llegué al sur de la Ciudad de México con mi novia de una boda en Jojutla, llenos de piquetes de mosquitos, ojerosos y con tremenda cruda; después de haber abusando del pretexto de cumplir el primer año del lado B, del tercer piso, el entrar a los “tas”, etc y conectar con singular alegría mi peda por 3 días seguidos.
Molidos por asombroso maratón, decidimos llegar a ver una película en el cine, la única opción fue la historia de una niña prodigio y latosa como ella misma podría ser, y una familia disfuncional, y, honestamente, cuando todos estaban tirando la lagrima remy y sorbiendo mocos, porqué a la niña la dan en adopción y el tío (que en mi opinión es un descerebrado) se enoja consigo mismo, tuve tiempo para ponerme al corriente con todos los pendientes que me esperaban en la oficina y recordar otras cosas, entre ellas mis ganas de ver bicicletas.
Total, salimos de ver tremendo peliculón (aja…) y pasamos a una tienda de bicicletas, lo cual se había convertido en una especie de hobby por lo últimos 8 meses, a mi novia ya se le hacía normal que fuera cada vez a la misma tienda, mirara por 15 o 20 minutos bicicletas de distintos tamaños, formas y precios; inclusive decir un dato que encontré en un video de Youtube o en alguna revista; pero siempre era lo mismo, salir sin haber comprado algo en singular tienda. Hasta había sido un motivo de chiste, porque durante todos esos meses yo juraba y perjuraba que compraría una bicicleta para ir al trabajo y dejar de lado, al menos uno o dos días de la semana el carro, pero mi novia (tan sabia como puede ser una mujer que te conoce a fondo) prudentemente me daba el avión para no incitar a que yo me comprar dichoso aparato y ser un “bicicleto” más en ésta ciudad, se preocupa a su manera.
Tuve mi primer intento de dejar el coche en la casa con las motos, me gustaron tanto que me compre 2, nada extravagantes de tamaño pero si ruidosas, escape abierto y toda la cosa jaja. Hoy en día me muevo libremente por la ciudad en mi Honda y mi Suzuki, según se me antoja el día.
Hoy, son un reemplazo perfecto para la manera en la que me muevo en la ciudad, de mi casa al trabajo, evitando el tráfico y perfectamente adaptado para un lluvia con un buen impermeable, una caja para guardar lo que requiera del viaje y un tanque de gasolina de 450km por 140 pesitos (el gran plus).
Pero siendo la persona necia, inquieta, odiosa, hiperactiva, sociópata, latosa, etc que soy (palabras textuales en una sola oración de mi novia quien estudia la especialidad de psiquiatría) buscaba una nueva manera de moverme por la ciudad. Todos los días veía a los ciclistas adelantar por los carriles confinados de la condesa, o las ciclovías de división del norte, que aunque son un albur de dos rayas pintadas, empiezan haber motoristas que les prestan mayor respeto, aunque no falta el pendejo o pendeja que adelante por un carril del tamaño de un buró y todavía se enchilan porque hay ciclistas transitando adelante de ellos y rebasando como una brisa ligera
Total, después de ver durante días más y más gente optando por la bicicleta me hizo recordar lo divertido que era andar en una. No se siente lo mismo en una moto, y para alguien que maneja a 70~80km en periférico y es regañado por su novia diciendo que manejo como anciano, ciertamente una moto grande no se me hace tan atractiva como lo podría ser una bicicleta.
Regresando a mi ritual de pasar a ver bicicletas, se me acerca un chavo hipster, tatuajes de relacionados a la tecnología como un boton de on-off que bien podría haber sido un albur para la chava (o chavo, cada quien su veneno) que se animara a irse de farra con él; todo un milenial, pfff,
En fin, este día hice algo distinto y fue el animarme a decir un presupuesto (seguro la cruda ofusco mi sentido de prudencia), 10 a 15 mil, porque haciendo mi tarea vi que una bicicleta pesada de montaña de 4,000 pesos podría hacerme desistir de seguir con la idea de andar en bicicleta por la ciudad, muy inocente de mi parte seguir consejo de un blogero; pero total no tengo amigos ni conocidos que anden en bicicleta así que no contaba con mejor referencia que esa. No es que sean pésimas las bicicletas de montaña baratas, pero nadie quiere que su primera experiencia sea mala, y eso aplica en todo.
Me empieza a preguntar que tipo de uso le iba a dar, me animo a decir 2 a 3 días quiero ir en bicicleta al trabajo (ay aja cabrón si apenas te levantas por tus zucaritas en la mañana, pensé y mi novia conteniendo la risa), son 10 a 15 km dependiendo de la ruta, (obvio hice mi tarea para ver la mejor ruta), y saca de un rack una bicicleta, la ajusta al tamaño de mis piernas, me subo, la ajusta de nuevo, le doy una pedaleada de 3 cm y me empieza a gustar, como aquel sentimiento de que seguro la vas a cagar por imprudente pero aún así lo hacer por el puro rush (#yolo).
Agarre y dije fuck it esta me gustó, y en lugar de esperar la emocionada explicación del vendedor - hipster de otros modelos de bicicletas, me decidí a decirle que me la llevaba. Se sacó de pedo porque escogí de la nada la primera bici, ademas creo que como junkies de las bicicletas, han de pensar que es casi un matrimonio eso, la verdad no soy tan dado al sentimentalismo y espiritualidad; pero en fin, yo ya en algún momento la había considerado en mis opciones sólo que la de decidia no me permitía sacar la tarjeta de crédito y usar mis mesesotes sin intereses para ver que tanto me duraba el gusto.
Mi novia igual, se saca de onda, ella tenía mi cartera y dudó en dármela, y como excelente ejemplo de femina, me pregunta 5 veces si neta estaba seguro, al ver que estaba igual de convencido (y necio), desistió en tratar de hacerme cambiar de opinión (por eso la adoro).
Escojo guardafangos, portabultos, rack para colgar la bici en la casa y un casco, por que si algo aprendí de la moto es siempre traer protección, de dos sustitos que me saqué en algún momento con la defensa de un pecerdo.
La ganadora fue una Sirrus Disk 2016 con una cuadro de aluminio, ligera pero no extremadamente cara (ya les había dicho que soy codo?), sentí que fue una buena compra, y eso que soy mas marro que una marchanta lejos de la quincena.
Problema 1: llevarse 12kg de bicicleta en un huevo de coche (un Fiat 500), obviamente no hay manera de hacer que entrara, entonces dejo la bicicleta con promesa y amenaza de ir a recogerla al día siguiente, con toda la parafernalia instalada.
Llego con una camioneta prestada, porque mi imprudencia no me iba a sacar a pedalearla a las 9 de la noche a mi casa (primera intento de andar en bici en la calle #fail). Sin mayores contratiempos, llego a mi casa, saco la bicicleta y le doy 3 vueltas, que me agitaron lo suficiente como para tener que recobrar el aliento por un segundo, resultado de mi sana vida de oficinista.
Me gustó…
Como niño chiquito en diciembre antes de navidad, espero, impaciente, el fin de semana próximo para darle su adecuado viaje inaugural, llegar al Bosque de Tlalpan.
170717
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