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La camiseta de fin de año. 🤘🏽 https://www.instagram.com/p/Cm4D4xLO0BJ/?igshid=NGJjMDIxMWI=

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Ruptura

Estar enamorado solo es una larga fase que por fuerza se atraviesa por la vida. Ganas o pierdes, y lastimosamente el ganador se lo lleva todo, por mucho que se haya pasado no hay que hablar de nada más. Y como duele eso.

Y puedo llamarte y escribirte, pero que eso no te engañe o te de falsas esperanzas. Si, de los dos yo he sido el que más he perdido. Y simplemente no quiero hablar. ¿Puedo hablarte o llamarte? Claro, no hay problema; pero por favor, no le cuentes a los demás que lo he hecho.

¿Qué tan cierto es nuestro amor? Pasaron momentos dentro de horas no contadas, trimestres sin palabras, cumpleaños sin celebrar. Pero ahí estábamos, no esperando estos eventos, sino que pensándonos en cada uno de ellos. ¿Es nuestro amor de esos que duran para siempre, aunque no estés conmigo?

¿Es nuestro amor de esos que hacen el amor en la playa antes de que salga el Sol en la fotografía del amanecer? Si, claro que le das sentido a mi vida. ¿Pero estás aquí? Desde hace tiempo nuestro amor se quebró, y muy bien que lo sabíamos. ¿Me escuchas cuando te hablo? Porque estás en cada lado aunque no te veo cuando te llamo. Y Dios, ¡cómo quisiera que estuviéramos en cada lado!

Ruptura es antónimo de amar, así tan básico como lo es la tristeza de la alegría, la muerte de la vida, o esa mirada enamorada con respecto al beso. ¿Cuándo nos perdimos? Solo soy un humano y se supone que no estoy libre de errores. ¿Porqué no viste mis errores, porqué no me corregiste? ¿Qué nos pasó amor? Pasamos de hablar con la mirada a olvidarnos hasta nuestras propias voces.

He estado enamorado antes. Me faltaba el aliento en cada mirada, en cada baile, en cada mano a mano mientras caminábamos. Y todo eso lo vivimos y mucho más. ¡Pensé que nos pertenecíamos! Allá, en las Montañas Nubladas donde caminaron los Hobbits, allá donde la música solo era escuchada por Eru Ilúvatar mismo. Te hubiera dado a mi mismo, lo que soy y lo que se.

Te voy a extrañar. Solo fuimos los dobles de los que verdaderamente se amaron en la vida real.

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15

Tu cabello, sin queratina o secado al natural.

Tus pies, recién hechos.

Tu aliento por la mañana, luego de haber hecho el amor.

Tu beso de buenas noches.

Tu mensaje de texto recién al despertar.

Tu despedida, pero esperando tu regreso al final del día.

Tus muslos, abrazándome más fuerte que tus brazos.

Tu suspiro agonizante antes de quedarnos dormidos.

Mi beso sin sentido en tu rodilla, solo porque si, porque te amo.

Nuestra primera noche juntos, porque fue tu primera infidelidad.

Tus labios, conocieron los míos.

Tu mirada que en cualquier día me apartaron de mi realidad.

Yo sentado a la par tuya, porque no importaba el lugar.

Te ibas de viaje y te despedía. Regresabas y me hacías nacer de nuevo.

Tus ojos Amor. Ellos nunca mienten.

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Lienzo horizontal

Mientras caminas estudio tus formas, tus líneas, tus sombras. La figura en tu sonrisa, la curva de tus muslos, la flexión en tu pantorrillas al andar cada vez que tus pies desnudos dan un paso. El rojo en tus uñas.

Una obra de arte salida de un cuadro. Una versión en tercera dimensión del romanticismo más expresivo en su época. Eso siento al verte pasar. Y hablas y caminas y haces de todo. Pero mis ojos están puestos en tu cuerpo. Soy un crítico neófito de tu existencia, porque no tienes paralelo. Eres uno de muchos paradigmas del cual nunca podré desprenderme.

Desconozco de técnicas, colores y habilidades al momento de expresar mis sentimientos o ideas para retratar lo que veo en tu espacio y tu alrededor inmediato. Pero si sé de la proporción áurea, y me doy cuenta que eres la razón de su medición. Porque estás en todos lados, en la naturaleza, en las galaxias, en los huracanes, en el iris de la vista y en el dorado de los girasoles en el campo.

¡Eres una obra de arte! Tendran que pasar centurias y maestros para que puedan retratarte, nadie puede identificar tu movimiento, tu época y tu técnica. Nadie, pero yo si. ¿Lo dudas? Solo posa para mi. No lo dudes. Camina así, con tu aire, con tu cadencia, con tu color, con tus líneas. ¡POR FAVOR, TE LO RUEGO!

Ven, acuéstate. Las sábanas son mi lienzo y tu eres la modelo. Muévete, ríe, cambia de posición. Haz lo que quieras y solo déjame interpretar tus líneas y tus curvas. Mis manos mis pinceles, tus piernas mi inspiración. Modela en mi espacio, el único que domino, el único en el que estoy seguro. Pasas todo el día en espacios o retratos imaginarios, pero llegas al final y ahí estoy. Te espero para retratar tu mejor versión, tu mejor lado, tu mejor posición.

Quédate en el caballete que he preparado. He de plasmar mi visión en el. Sé mi modelo y participa de mi escena.Todo el es un lienzo extenso, más espiritual que físico. ¿Voy a tomarte de los brazos, piernas o pies? Solo quiero crear la mejor de tus posiciones, porque tu expresión me inspira. ¡Quédate! Por favor. No tengo absolutamente nada de artista, pero te prometo algo: en mi lienzo horizontal...

Bueno

 No existe nadie más. Solo el retrato más hermoso.

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Evento celestial

Tenía 11 años cuando todo mundo al mismo tiempo volteaba la cabeza al cielo, ojos semicerrados como queriendo encontrar lo que nunca se ha perdido: estaban pendientes del paso del cometa Halley. Ni idea tenía que existía y ni por cerca logré verlo. Solo hay que esperar 80 años para mirarlo otra vez, me decía todo mundo. Y que lejos las distancias cuando uno se da cuenta de su espacio. Estrellas están a años luz, constelaciones han colisionado por millones de años y apenas nos damos cuenta.

Planetas con posibilidades de vida, vida inteligente, pársecs y cuásares, ¡que términos más complicados! Lo es todo el universo. Creemos estar a un guiño de distancia, pero no ajusta ni el amor propio para por lo menos alcanzar la estrella más cercana. Es desear el poder de Thanos para acortar distancias, para mermar multitudes y encontrar el camino correcto, breve, seguro. Son eventos que ocurren a millones de años luz de nuestra mirada. Imposible imaginarlos.

Pero, ¿porqué ver tan lejos?

Andamos buscando vida lejos de nosotros, porque la nuestra no es suficiente. Nos acostumbramos a que la existencia se limita a nuestro cosmos, nuestro sistema, nuestro universo. ¿Pero qué pasa cuando una presencia celestial invade nuestro cosmos? ¿Qué pasa cuando nos golpea sin aviso? No necesitas entrecerrar los ojos para darte cuenta. Ahí está, de repente y salida de la nada. Sabés que te va a golpear, pero no importa. Eso provoca vida. Y pasas de lejos, como el comenta más brillante, como lo fugaz de una estrella pensativa.

Y no estás a distancias exponenciales porque puedo verte. Dejo de ser planeta en tu presencia y me vuelvo satélite. Quiero abarcar todo tu espacio, hacer eclipse en tu rostro y evitarte miradas confusas. Ahí estás, cuerpo celestial. Caminas y te observo, das vuelta y me cambias las estaciones. Dejas una estela de olor, un abanico de sabor. Pero te vas y te apareces y son más frecuentes tus ausencias. Pero de eso se trata ser un evento celestial. No importa cuánto te ausentes, porque siempre te espero llegar.

Estamos tan entretenidos de buscar hacia lo más lejos, cuando nuestro evento celestial nos pasa de cerca. Estrella, luna, aurora boreal, cometa, planeta: si, voces femeninas, pero no importa el género porque solo quiero verte pasar; iluminando el camino y sin necesidad alguna de forzar miradas. Sé un cometa o estrella, no importa. Tu eres la que se pasea por el cosmos y yo soy el que espera, con infinitas esperanzas, que seas parte aunque sea un momento efímero de mi órbita.

Solo quédate, 24 horas, no importa.

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Pósate en mis labios

Todo inicio es difícil: hay que gatear antes que caminar, respirar antes que suspirar y sentir antes que sufrir. Todo es a su debido momento, en la hora y lugar determinado.

¿Pero qué pasa cuando espero el momento del beso? La vida no me ha preparado para eso. Claro, me besa mi mamá a cada momento, lo mismo que mi familia, etc. Pero yo me refiero específicamente a ese beso que despierta mis labios.

Sin buscarlo lo encuentro. Todo primer beso, supuestamente, define la forma en que enfrento a muchos otros a lo largo de mi vida. Beso por curiosidad, a la fuerza, sin ganas, por salir del compromiso y, el más importante de todos, por amor.

Y es en ese beso donde no quiero fallar. No porque hablen mal de mis labios.

No.

No quiero fallar porque quiero comunicarme. Quiero que me entiendas, quiero que me escuches, quiero que me respires. Si busco con desespero tus labios con mi mirada, no es porque quiera parecer interesante. Es porque quiero hablar con ellos, a través de los míos.

Los míos son pálidos y los tuyos son rojos como la sangre que brota de una absurda herida. Es difícil de controlarla. Así quiero tus besos, que choquen con mis labios, que tu carne acaricie la mía. Que tu aliento llene mis pulmones, escasos de respiración porque me gasto el aire en suspirarte.

No quiero más de tu cuerpo, solo tus labios. Ellos sabrán entender cuánto quiero hablar contigo.

Por favor, solo quiero que me escuches.

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Una app me robó tu mirada

Muchas veces te cruzaste en mi camino aunque yo haya preparado la escena a mi favor. Estudié cada paso tuyo así como un sicario prepara su última jugada previo a halar del gatillo. Siempre serás la fortuna aún en las peores de mis malas suertes. Verte venir, verte caminar equivale a la línea recta amarilla de las autopistas: no te alejas de tu centro jamás, eres fiel al camino, no importa la carga, jamás te haces a un lado.

Y hablo en forma pasada porque, Mujer, solías regir nuestro camino. Aparecías en cada esquina y mirabas con ojos serios pero sin tensión, con miradas concentradas pero no obsesionadas, con miradas confiadas pero no engreídas. Yo al pasar a tu lado quería ser el dueño de cada uno de tus secretos; al sentir tu proximidad traté siempre de adivinar en los tres segundos que duraba nuestra cercanía, toda tu vida.

¡Me mirabas, sí! Y no se porqué me hacías sentir culpable. Quería que me vieras mirándote, no importando que me quedara sin palabras en el instante que tu este y mi oeste quedaran perfectamente alineados. Me mirabas a pesar de todo. A veces sonreías, a veces evitabas, a veces disimulabas. Pero en realidad no esperaba mucho de tu parte, era un riesgo que yo tenía que correr. Mi parte favorita era cuando jugabas con tu cabello aunque lo tuvieras perfecto. Recogerlo detrás de tu oreja era una respuesta muda a todos mis esfuerzos por llamar tu atención. Yo era feliz verte caminar a la par mía, aún en sentido contrario.

Pero ahora eres diferente.

Ahora te veo caminar, pero tu mirada no es la misma. Ahora eres coqueta pero no con el camino porque ya no te recoges el cabello. Ya no eres como la línea amarilla de la carretera. Ahora vas tropezando cuando antes trazabas camino. Ahora sonríes pero no conmigo. Al pasar a mi lado llevas la cabeza y la mirada gacha. Ahora tus manos están ocupadas, poco a poco vas perdiendo la libertad. Ahora tienes un mundo nuevo en tus manos.

Dime, ¿cómo luchar contra un amor binario?