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Elvira Daudet
NO ME PREGUNTES
Nunca sabré quién fui, porque anduve perdida muchos años persiguiendo tu sombra indescifrable en noches pavorosas de negrura, sin luna, sin farolas ni luciérnagas.
Despertaba a la orilla de mañanas cada vez más remotas, escasas y con la luz trufada de la tarde, y me ponía en pie, pese al cansancio,
e iba tras la silvestre música de tu nombre.
Aferrada al ansia de encontrarte, para andar más ligera me quité los zapatos, me desvestí las ropas que acortaban mis pasos, vacié los huesos de la médula y me olvidé la vida en cualquier parte.
Elvira Daudet (Cuenca, 1938) ha publicado, entre otros, Crónicas de una tristeza (1959; Premio González de Lama), Orestes murió en la Habana (AKAL, 2003) y Cuaderno del delirio (Evohé, 2012), al que pertenece este poema.
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Mi madre trabaja en una fábrica de conservas. Un día mi madre me dijo: el amor es una sardina en lata. ¿Tú sabes cómo se preparan las conservas en lata? Un día mi madre me dijo: el amor es una obra de arte en lata. Hija, ¿sabes de donde vienes? Vienes de un vivero de mejillones en lata. Detrás de...
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estoy en un bus y anochece en la ciudad
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estoy en un bus y anochece en la ciudad 
y hay espacio vacío por todas partes. 
ha estado lloviendo todo el día
y deberías estar a mi lado en el bus.
deberías estar tan pegada a mí
que te tenga que arañar.
simplemente todo lo que hago es agotador, nadie sabe que tengo miedo.
podrías ser una concha y tumbarte sobre mí
me disculpo de antemano.
no me estoy comportando como una persona guay pero
podría comportarme como un persona guay contigo. 
hace un rato la lluvia chocando contra el asfalto sonaba como tu nombre. 
haré que cualquier cosa suene como tu nombre.
me siento esperando constantemente a que me sea enseñado algo
que me empuje más allá del límite.
algo con un volumen tal que 
frenarlo va a ser…no importa. 
estaba pensando en lo imposible que es mantener el agua en nuestras manos.
me disculpo de antemano.
.
.
poema de evan leed
publicado originalmente en shabbydollhouse
traducido por mí 
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David Bobis
no sé si soy yo o cada uno de mis recuerdos
 en el estómago huelo y sonrío se desangra la última página del libro bajo el filo del uni-verso
hondo mi cuerpo desnudo
 junto a David está David apoyando su cabeza en el manillar de una bicicleta bh heredada de un diario
       New york-San Francisco ausente de vida aquella que da comienzo
 al calvario de ser  cucharilla reabsorbiendo el café silueta de un pene eyaculando smiles o un beso
       un beso digo son tus uñas mordidas de rap inmóvil
       aprehendiendo de ellas cada espacio que separa las palabras
       he ahí el misterio el lenguaje circula por el cosmos
       de las señales de tráfico un rojo no es signo de muerte
 gritas yo era católico tú eras católico dios te abandonó deambulando por los pasillos del seminario
       dilo fuiste tú viste a Dios una mañana en una estampita
       no me ocultes soy Dios-Yo-Todopoderoso
       soy Dios vendiendo tabaco a cincuenta céntimos Dios a cinco minutos de perder un tren Palencia-Vivir
       Dios vestido de Jack Kerouac bebiendo zumo de piña bajo una fotografía de Lawrence Ferlinghetti
creo en Dios-Yo-Todopoderoso yo que solo creí en muerto muerto reducido a cincuenta kilos
       cincuenta versos cincuenta lágrimas evaporándose
       sobre la almohada para acabar mojando el sol
 y beber David- el-hachís-de-la-anorexia  que separó el hemisferio derecho del izquierdo
       e introdujo en su interior a Peter Parker deprimido esnifando tequila en los bares de Mission Street
       justo en el mismo instante en el que vomitábamos en pensiones de la calle montera donde el cuerpo
       flotaba bajo un colchón relleno de jeringas de heroína
 inyectando su jugo en aquella cicatriz que será un verano celebrando las entrañas
       de cincuenta millones de playmobils mozambiqueños muriendo de hambre
        bajo el reinado de las Cincuenta Grandes Memorias generadas por un Ipad
 Tú- Yo-David hacedme el amor sobre una constelación de estrellas ninja en el que  el videojuego favorito
       de un niño sea un cigarrillo encendiéndose en la comisura de su llanto.
David Bobis ( Madrid, 1985), es trabajador social  en un Centro de Acogida de Menores de la Comunidad de Madrid. Ha publicado los poemarios Puñales en la garganta (ed. Mandala&LápizCero, 2010) , La sed de la arena (ed. Amargord, 2012) y Notas a pie de E.T.A (ed. Amargord, 2015). Parte de su obra aparece en diversas antologías: Voces del Extremo "Poesía y dignidad" ( Ateneo de Logroño, 2011), El Camino del corazón solidario, las palabras dan de comer(Bohodón Ediciones, 2012 ), Campamento Dignidad. Poemas para la conciencia ( ed. Baladre, Zambra, Málaga, 2013 ) Voces del Extremo "Poesía y resistencia"(ed. Amargord, 2013)  y Voces del Extremo "Poesía antidisturbios"(ed. Amargord, 2015)
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Jorge Rengifo
Estoy pensando seriamente en formar una banda punk y componerte canciones con el </3
                             https://www.youtube.com/watch?v=YOZZomkMZLk
Estoy recordando cada una de tus últimas palabras
Estábamos en los 60’s
Y
El alumbrado público se caía a pedazos cada vez que
Pensábamos en la vida y en qué hacer con ella
Todo parecía un contenedor lleno de gatos negros y atentados terroristas
Me decías entre lágrimas
Que lo único que querías era terminar una carrera que aún no comenzabas
Huir de las ciudades que
En ese momento explotaban dentro de ti
París
Madrid
Tokio
Berlín
Lima
Sobre todo de Lima
Ciudad de corazones descompuestos y máquinas de afeitar con pantallas LED
Ciudad esqueleto
Por donde camino esta noche
Pensando seriamente en tú última mirada arrojada al viento
En esa daga atravesándote el rostro
Atravesando el ♥ de mi niño
Que corría escuchando Pink Floyd sobre campos de fresa
Que corría con los pies descalzos sobre las botellas rotas de mi generación
Eran finales de los 60’s
Y
Pensaba en el último concierto de The Beatles
En la diferencia de una espada samurái con tu sonrisa
En el harakiri de los guerreros
En el significado del amor a través de la vida/muerte
Pensaba que éramos kamikazes
Y
Que habíamos cumplido con nuestra misión
Que siempre que pasábamos buenos momentos era porque estábamos ebrios y nos importaba un carajo la humanidad
Que tal vez estaba en la ciudad de la muerte
Que nos parecíamos tanto
Tanto que
Ya no estas a mi lado ahora
Abrazando el cadáver de mi niño que se desangra
Abrazando sus mentiras que llueven como gotas fosforescentes
Dile que todo estará bien
Que se casaran con un cura afroamericano en Hawaii
Por favor
Miéntele
Dile que todo estará bien
Que dormirán desnudos en las playas de Quito
Que lo recordaran como se recuerdan a las estrellas que mueren a los 27
Que hay canciones de 4 minutos y 7 segundos que pueden hacerte saltar desde un huracán
Mi niño se desangra  y nadie acude a ayudar
Me dice que lo termine de matar de una vez por todas
Cierro los ojos
Lo abrazo muy fuerte
Pienso que todo estará bien
Un niño muere  
Un idiota vive
Un intercambio absurdo
(…)
Estaré bien al amanecer
 Jorge Rengifo (Lima, 1995); Estudia Filosofía en la UNMSM, Forma parte de la Revista Poesía Sub25.
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Kevin Castro
Adderall o Si Buenos Aires es la Ciudad de la Furia, Huaral es el Pueblo de la Muerte
 Gustavo Cerati murió el año anterior a aquella vez que me fui sin ti a Huaral con Rafael, Jesús y Crhistian para alejarnos de la Ciudad de los Reyes y respirar un poco planeando tantas cosas que no viene al caso mencionar pero que en todo caso tienen que ver con trabajar y hacer dinero
Cuando Gustavo murió miles de personas lloraron su muerte o dijeron que Dios se lo había llevado a un lugar mejor
Yo no creo en Dios pero te puedo asegurar que mientras Dios se llevaba a Gustavo Cerati algo parecido a la muerte se avecinaba como un aluvión que no se anuncia hasta que llueve
Huaral es horrible lo siento por ser así por atentar contra el turismo la marca de mi país el progreso de mi pueblo siento que traiciono a mi gente pero Huaral es realmente horrible lo lamento
No de una manera estética sino más bien de una manera espiritual es terrible como un cementerio gigante que se comió mi corazón desde el primer segundo
Hablando de eso, iba a titular yo este poema Ketamina o Si Buenos Aires es la Ciudad de la Furia, Huaral es el Pueblo de la Muerte aunque en realidad nunca me he aplicado una dosis normal de ketamina y no he estado en Buenos Aires más que 30 horas recluido en el aeropuerto durmiendo en el piso sintiéndome una mierda
Pero iba a titular así el poema porque Rocío me contó que estar en ketas es lo más parecido a morir y yo lo más parecido a morir que he sentido en mi vida sucedió en Huaral exceptuando aquella vez hace años cuando Franz Kafka me besó en la boca
El punto es que fui sin ti a Huaral y estaba en aquél hotel ligeramente parecido al hotel donde tú y yo y Vane pasamos la noche luego de un concierto en San Bartolo
Y sentí algo muy similar a la muerte dentro y fuera del hotel, en las tiendas los dependientes nos trataban mal, en los restaurantes no nos querían dar de comer, en las pistas los carros nos querían arrollar y lloré tanto aquella vez sentí miedo miedo de verdad
Miedo de quedarme en el hotel, miedo de salir del hotel, miedo de existir en un pueblo al Norte de Lima mientras tú también estabas de viaje sin mí en un pueblo al Sur de Lima y entonces nuestros caminos empezaban a separarse y yo no lo noté
Se supone que aquellos dos días en Huaral trabajé como un asno conectado a una laptop escuchando a Gustavo Cerati que a su vez estaba conectado al universo mientras yo trabajaba como un asno y tomaba mucho adderall para ser inteligente
Pero miento porque no logré trabajar nada, no logré hacer nada, ni siquiera escuché a Cerati, seguramente estuve escuchando The Smiths o algo triste pero de verdad que no hice nada, nada más que recordar sueños horribles en los que pisaba mierda de gente que sufría porque no podía cagar y me pedía ayuda y no podía ayudarlos
Perdón por hablar de estas cosas detestables pero en realidad fue lo que sucedió y creo que te llamé unas tres o cuatro veces, perdón por eso no podía no resistía a pesar de que ya no tengo 15 años como aquella vez que Franz Kafka me besó en la boca
Como aquella vez quiero decir me sentí en un coma profundo y horrible odié tanto aquél lugar pero ya no más porque he aprendido algunas cosas creo
En fin, da igual, lo que quería decirte o  lo que en realidad he empezado a pensar y me da miedo es que viajarás sin mí irás a tantos lugares sin mí pero por favor no vayas a Huaral porque no he logrado regresar completo de ese lugar
Quiero decir, hay una parte mía muerta un pequeño cadáver que canta bajito que te hará sentir triste y no quiero que estés triste todo lo contrario deberías seguir yendo al Sur o a la casa de tu abuela que está en el norte pero no tan al norte
Aquella vez de todos los destinos turísticos naturalmente elegimos el Eco-truly para convivir un par de horas con los Hare Krishna y liberarnos de todo aquel halo de muerte que te comenté, y si no te conté, Rafael y yo nos despertamos de pronto gritando en el mismo segundo en la noche en el hotel que me recordaba un poco al hotel donde tú y yo y Vane pasamos la noche luego de un concierto en San Bartolo
No volveré jamás a Huaral pero a aquella comunidad de Hare Krishna pienso ir a vivir cuando por fin acepte que me dejas para siempre de que nunca volveremos a viajar juntos de que siempre viajaremos en direcciones tan opuestas que la carretera se llena de niebla y es posible morirse allí mismo
En la comunidad de Hare Krishna aprendí yoga hice yoga para conectarme un poco a Dios aunque no creo en Dios pero en aquél momento lo necesitaba tanto, aferrarme a algo quiero decir aferrarme a un tronco viejo y fuerte
Aprendí a saludar como el Dalai Lama un saludo hermoso juntando las manos
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Que significa o se puede interpretar como “La presencia de Dios en mí se inclina ante la presencia de Dios en ti” y entendí o creí entender tantas cosas que te dije por teléfono en una llamada de unas dos horas en las que te prometí volver como un ser nuevo y quizá lo hice
No sé cómo explicarlo ahora, pero entonces te hablé de Dios, te hablé tanto de Dios aunque yo no creo en Dios pero sentí dentro mío que sabía muchas cosas sobre Dios y sobre ti y sobre mí y sobre nuestro futuro
Y a veces creo en Dios a pesar de que me ha fallado tantas veces exceptuando aquella vez que Franz Kafka me besó en la boca, lo cual supongo que ya es demasiado pedir pero de todos modos yo me sentí triste y abandonado sobre todo últimamente
Y a veces creo en todo en absolutamente todo, que vuelves que me amas que viajamos en la misma dirección nunca yo al norte y tú al sur que Gustavo Cerati escribió canciones sobre nosotros cuando yo apenas nacía o sea mucho antes de lo que te estoy contando Amor amarillo  Te llevo para que me lleves
Creo en Dios en Buda en las promesas en tus ojos trazando las rutas más hermosas donde tú y yo viajamos y Franz Kafka no me besa la boca sino que en un futuro lejano mira cómo el mundo se acaba desde un asiento de hierro forjado del parque de New York y también mientras nosotros nos besamos por última vez en un asiento de hierro forjado de algún parque de Sao Paulo o de Independencia, el distrito con el nombre más bello que jamás oí en mi vida y por el que estuve dispuesto a llevarte a ser alcalde o presidente o primera ministra
Sé que no soy lo suficientemente inteligente pero tenía muchos planes en realidad bocetos intenciones, leí un libro de cómo Obama llegó a ser presidente en 2008 gracias a una buena estrategia de marketing digital y quería aplicar algo similar para que me quieras un poco más para que me ames un poco más en realidad era mi único objetivo y habría disfrutado vivir allí contigo tú y yo (tengo varios borradores en Google Drive)
No volveré a Huaral a menos que sea contigo para que me ames para que me cuides para que nos cuidemos juntos del dolor y la niebla
No volveré a viajar aunque probablemente viaje mucho o no viaje nada y tú viajarás sin mí o quizá no viajes aunque probablemente viajes tanto y tanto sin mí
Espero encontrarte y si te encuentro voy a saludarte como el Dalai Lama porque dentro de mí hay algo que se agita todos los días algo que se llueve a sí mismo y se inunda y se vuelve aluvión y yo no estoy conectado ni aferrado a nada te necesito necesito la presencia de Dios o de lluvia o de un árbol viejo y fuerte y fresco que habita dentro de ti de Dios dentro de ti te necesito
Por favor no vayas nunca a Huaral si no es conmigo
Por favor no vayamos nunca a Huaral quedémonos en Lima o Independencia o vayamos nuevamente a La Merced a mojarnos en el origen de un río que es el origen del amor
Por favor vayamos a cualquier lado o a ninguno pero estemos juntos
Me voy a quedar en casa por un largo período mirando la pantalla de la PC leyendo artículos de RT en español y escuchando The Smiths
Trabajaré duro y seré importante en mi trabajo
Esas cosas
Kevin Castro (Lima, 1993). Escribió Los tiempos jurásicos (C.A.C.A. Editores, 2013). Es editor de la revista Mutantres y C.A.C.A. Editores. Escribe tres libros que son un mismo libro (estos textos forman parte de uno de ellos). Quería que Argentina ganará el mundial.
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Ángelo Néstore
La mosca saborea lo que pisa
 Nuevos lugares no hallarás, no hallarás otros mares. La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo y en estas mismas casas encanecerás. C. Cavafis  
 Otra vez los mismos zapatos.
Las mismas calles.
Antes del cielo siempre hay un edificio:
el hogar de la carne tiene cáncer,
nuestra carne tiene cáncer.
 Yo sé que esto no tiene arreglo,
me hago polvo una y otra vez
sin hacerme daño,
con tantas heridas
pero sin hacerme daño.
 No me avergüenzo de pisar estos escombros,
¿sabes?
 Después de resbalarme intento estar quieto.
Con tantas heridas pero quieto.
Luego el hueco de la piel,
la ventana abierta.
 A veces,
caigo en silencio
sobre el cuerpo equivocado.
 A veces,
caigo y dejo que la huella se olvide del paso.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita.
 Soy Adán y no soy nada.
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Ángelo Néstore (Lecce, 1986). Poeta y actor italiano afincado en Málaga. 
angelonestore.com
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Jacques Vaché
Dos amantes pasaban por la clara alameda
Poema en prosa
La inmensa ciudad se duerme y la Noche cae.
Con el cuello erguido y el ojo glauco,
                                                              [camina sobre la
punta de los pies y se acerca a grandes pasos,
Primero, un gran silencio se hace a su alrededor; 
luego su pueblo ulula y se pone a hormiguear. Y
se oye a intervalos el cavar de las patas
zarposas, el golpeteo de alas pesadas en 
la oscuridad, gruesos monstruos cuyo vientre
escamado rasca la tierra; agudos crujidos de
bestias que son degolladas; lenguas jadeantes que
lamen un chorreante líquido. Y la luna, dulce e 
inmóvil, baña ese horror del que a veces emerge
un suspiro. Pero las inmundas bestias, los pájaros
de ojos siniestros, los animales de presa de 
chasqueantes mandíbulas, los gatos eróticos
y repugnantes que dan saltos en ese fermento vital, 
cesan de aparearse y morder. Los dueños de
la Noche, dos amantes, pasan por la clara avenida
del parque, sin decir nada. Y los innumerables ojos
de los monstruos agazapados miran fijamente
el amor errante...
La sombra palidece.
En los ojos del gato, la noche se retira paso 
                                                                        [a paso...
Jacques Vaché. Lorient, 1985. 
Poema de Parad la guerra o me pego un tiro. El Nadir ediciones, 2014.
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Francisca Pageo
Toda innovación en la ciudad influye en el dibujo del cielo
Italo Calvino  
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Francisca Pageo, 1983. Artista visual. Coeditora de Revista Détour y otras cosas. Lectora voraz y cinéfila sin fin. www.franciscapageo.es
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Daniela Gaitán
En mi sostén una notita acomodada...
Chiquillos corren bajo la lluvia. Sientes un dolor muy fuerte en el pecho. Tu corazón sangra. El hielo de la tarde congela los órganos vivos que tenemos aún. 
Los cuerpos yacen en el suelo repletos de hiedra, de musgo. Los pulmones palpitan suavemente recibiendo oxigeno. Los estómagos, arriba y abajo, agotados, precisaban un profundo y mojado sueño.
Los días, como hombres obesos, hastiados. Los días, enfilados rumbo al holocausto de los recuerdos, convertidos en ceniza, arrastrados por el viento, una madeja enredada con la que jugarán los gatos.
Tras la puerta mi llanto.
De mi llanto, lamentos.
Un pesado silencio enciende una tormenta
asomada a tu ojos.
Descienden por ellos sombras violetas, azules, como alas,
hilos de lluvia marcando un camino extraviado
hace más de mil lunas en tu rostro/ ¿Me pregunto qué seremos mañana
bajo el sol?
Uno, dos, tres, cuatro… Montones, miles, millones. Mi ciudad es una mujer pariendo extraños cargados de sal. Flotamos como polvo diminuto en una urna sellada.
Mi ciudad es una mujer rasurándose la vagina a las dos de la mañana. Elevando sus muertos por el aire en un concurso de cometas.
Si. No. No sé. No lo sé. Tal vez. Quizás. Otra vez.
¿Otra vez?
Otra vez, quizás, tal vez, no lo sé, no sé, no, si.
Un hombre ladra. Una mujer Maúlla. Los niños lloran y su llanto es una infección. Su llanto conmueve almas. Su llanto asesina violadores en serie.
Una ola de mar nos mece en un universo plano.
Todos gritan desde la orilla: ¡regreso!
Vestidos de gala, bebemos vino,
escuchamos la melodía de un saxofón.
Todos gritan desde la orilla: ¡regreso!
Todos gritan desde la orilla: ¡regreso!
En mi sostén una notita acomodada, dice:
¡Ay de ti, dolores, ay de ti mecida por esta ola!
Te vuelves un helecho y la ola te separa.
No te irás muy lejos.
Le doy una lamida a mi helado, pero no soy yo, una mujer con mi rostro sonríe, sonríe largamente, mientras yo soy un caracol navegando en una fuente de chocolate.
regreso al punto de partida, donde mis pasos se dividen entre los que se detienen y los que continúan con la farsa. Los espejos de la madrugada se levantan en la inmensidad del alba, dentro de cada uno observo el universo que nos mece sin reparo, mi ciudad baila con sus muertos. 
El hielo de la tarde nos congela los órganos vivos que tenemos aún.
Daniela Gaitán. Bogotá, 1993. http://marimariteje.tumblr.com/
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Carmen Juan
Esta ciudad no tiene metro.
Esta ciudad no tiene subterráneos, qué hay
debajo de esta ciudad sin debajo y dónde
vamos a guardar al monstruo para que el sol no
    le refleje
en las escamas, para que
no se revuelva de día y abra de un coletazo
la caja del maleficio.
En esta ciudad no. Todo por encima
del asfalto y si hay que cuidar del monstruo qué.
La huida.
Viajaremos sobre raíles a los que da la luz,
le meteremos el pescado hasta la tráquea
                                  (le poisson magique et maléfique)
para que nadie la oiga masticar.
Atravesaremos las aguas heladas en busca
de la especie más nutritiva: hemos de mantenerla 
     sana.
Si la bestia no nada no seré el barco.
El viaje.
El océano.
Yo.
Carmen Juan. Alicante, 1990. Este poema pertenece a Amar la herida, su primer poemario, VII Premio de Poesía Joven "Pablo García Baena, publicado por La Bella Varsovia. 
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Ramón Colmenarez
Barquisimeto Standard
Não cantes tua cidade, deixa-a em paz
Carlos Drummond de Andrade
  Otra vez
las nubes entre luces
sobre techos negros y mojados
cada ciudad tiene un olor
que se te queda encima.
Y las semanas se disfrazan de carbón
en calles enumeradas 
de manera perfecta.
A veces parece otra ciudad
así como suelo ser otro
cuando la muerte
está en cada paso.
Ramón Colmenarez, 1992, Venezuela.
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Carmen Camacho
Prohibido el llanto
                           No he llorado en Brasilia. No habría lugar.
                       Clarice Lispector
                                                             [Suena Carmen, de Bizet. Obertura]
Entre las actividades desarrolladas por Gerencia de Urbanismo este año cabe destacar la colocación de lloródromos públicos en las zonas más transitadas de la ciudad. Se trata de una reivindicación histórica planteada no solo por los vecinos del centro y de los principales distritos, también por el sector de la hostelería, que había denunciado en varias ocasiones el efecto negativo en su imagen de las lágrimas irreprimibles sobre la barra de los bares.
Hasta el momento se han colocado 17 lloródromos públicos, ocho de ellos de estilo fernandino, que han sido ubicados en el casco histórico. Los nueve restantes han tenido como destino áreas comerciales, estaciones, zonas de  acceso a hospitales y al cementerio, parques y jardines. En el próximo año se espera ampliar la red hasta completar un total de 35 cubículos. El plan prevé la instalación en calles aledañas a estadios, barrios del cinturón urbano, zonas empresariales y principales polígonos. El proyecto se completará con un programa de educación cívica dirigido a concienciar a la población de la mala impresión que causa ver llorar desconsoladamente por las calles.
Asimismo, se ha desarrollado una aplicación para móviles, en la que el usuario a punto de quebrarse puede consultar el lloródromo más próximo y si en ese momento se encuentra libre u ocupado. Ya no será necesario el refugio a los rincones, por lo que serán abolidos, ni refugiarse entre las gafas de sol y la visera, ya no caminar cegada por el llanto, ni volver a paso rápido hasta la casa, ya no romper y no poder dejar de llorar en autobuses. Ya no morirnos de vergüenza por la cara abotargada, rogarnos cesar, ya no empapar el teléfono dando gritos por las calles, ya no partirle el corazón a viandantes. Ciudadanos y visitantes podrán sollozar de forma cómoda, discreta e higiénica en los espacios destinados a tal efecto, dejarse caer y salir renovados y contentos.
Se ha colgado el cartel: Prohibido el llanto. Prohibido temblar, arañarse la cara, arrasarse públicamente los ojos, no poder más. Lágrimas no, gracias.
Queda abolida la pena negra.
Mi ciudad,
la ciudad que sonríe. 
Carmen Camacho, poema de Vuelo Doméstico de El Gaviero Ediciones, 2014.
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Giovanni Collazos
El matadero
  Sus noches son caletas de cieno, con aceitosas aguas que ensanchan las sombras de los hombres comunes y sus raudales cantos de solistas exprimidos. Madrid y sus habitantes topos. Madrid y su agosto de engranaje que sangra hurones, con su gesto hondo suplicante oliendo a pimiento en la despensa de una letrina. Y yo que no me voy de este párpado, no me dejan, me atrapan las lámparas amontonadas sobre la sangre del ojo y su granero de gata que hacina mi pluma; al momento de la partida, la ciudad se remueve y estalla el viento que escribe mi profecía. Madrid y su crespón devoto, su mujer frutal, su lecho de selva anochecida con sus labios melocotoneros; el olor de sus piernas me llevan a la incertidumbre, al calor invernadero, me llevan al borde de la cornisa ausencia, al abismo donde quiero lanzarme. Madrid, en agosto, siempre es una ciudad desierto, llena de soledad y calles carnívoras que vegetan o tal vez sea yo quien ha expulsado a todos los que me habitan, para dejar de ser estancia, lugar y miedo.
Giovanni Collazos nació en Lima y vive en Madrid. 
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Aurora Munt
Por qué el dolor,
los pasos sin rumbo
en tus calles innumerables
como cabezas de hidra.
Esta mano que sesga el aire,
indolente.
Oviedo, no sabes mi nombre.
No sabes que ayer jugaba en tus parques.
Que me enamoré aquí
y luego olvidé.
Que besé alguna vez bajo los aleros.
Que la lluvia. Que la lluvia.
Que la lluvia.
Pero de esto no sabes nada.
Eres como un padre desabrido
con el pelo siempre gris
que nunca encuentra tiempo para mí.
        Aurora Munt tiene 16 años, vive en Oviedo y acaba de empezar el bachillerato de Humanidades. 
http://auroramunt.tumblr.com/ 
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Gerardo Grande
CAMINAMOS SOBRE PUPILAS MUERTAS
caminamos en la misma noche que es la misma noche
desde hace varios años en la ciudad de méxico
y la boca se nos llena de peces voladores
y animales invisibles pero gigantes
Nos perdemos en el cuerpo putrefacto de la ciudad
Nuestros peces se estrellarán contra edificios androides
     que un día despertarán
miraremos sus ojos/ventanas de luciérnagas
de hombres luciérnagas de mesas luciérnagas
de papeles luciérnagas de oficinistas luciérnagas
Nosotros seguimos caminando
somos el suspiro de un fantasma de seis metros que mete
su lengua por nuestros oídos  que nos mete el dedo
por la nariz para rasparnos el cerebro y nos lame y peina a su 
gusto  un fantasma viejo que recorre los nuevos años por 
la ciudad de méxico  que nos hace volver a nuestras casas
a pie y por el camino más largo  de sentir el próximo poe-
ma  de creer que la vida es una hoja seca olvidada por el 
otoño  y tener unas ganas incontrolables de pisarla hasta
terminar con la suela de nuestra bota
Un asteroide perdido en mis pupilas
es más de cien millones de pupilas
un fantasma que poco a poco nos raspa el cerebro
edificios androides que un día despertarán
zombies caminando por las mismas noches
   desde hace muchas noches
pero ahora peces vuelan de nuestros labios
estampidas de animales invisibles y gigantes
    sobre asteroides enloquecidos
de nuestra boca nacen constelaciones que son laberintos
    donde se pierde el tiempo
de nuestra boca nacen poetas salvajes  
como bombas de otros ritmos que explotarán sobre tus 
   pasos
Los poetas salvajes  miles de relámpagos que cayeron a la 
tierra y su reflejo aún lo sueñan aves desconocidas
Los poetas salvajes  disparamos un revolver futurista que 
se mira al espejo y se multiplica al infinito
Los poetas salvajes  alaridos del dirigible que se robará al
mundo la madrugada que los edificios tiemblen y se des-
prendan del suelo para sacudirse el polvo de los hombres
Porque ya es inevitable mirarse las manos y no encontrar
las rutas del fantasma que camina en nuestro cuerpo
Porque tenemos un asteroide desesperado en las pupilas
                         y un acróbata en ellas vigila el universo
Gerardo Grande. Ciudad de México, 1991. Este poema pertenece a La edad atómica, La Bella Varsovia, 2014.
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Inger Christensen
la bomba atómica existe
  Hiroshima, Nagasaki
  Hiroshima 6
de agosto de 1945
  Nagasaki 9
de agosto de 1945
  140.000 muertos
y heridos en Hiroshima
  unos 60.000 muertos
y heridos en Nagasaki
  cifras que permanecen inmutables
en algún lugar de un verano
lejano y normal
desde entonces los heridos,
han muerto, primero muchos, la
mayoría, luego menos, pero
  todos; finalmente
los hijos de los heridos,
nacidos muertos, moribundos,
  muchos, siempre,
algunos, finalmente
los últimos; yo estoy
  en mi cocina pelando
patatas; el grifo del agua
está abierto y casi
ahora los gritos de los niños
que juegan en el patio;
  los niños gritan y casi
ahogan los trinos de los pájaros
que están en los árboles; los pájaros
cantan y casi
  ahogan el susurro
de las hojas al viento;
las hojas susurran
y casi ahogan
con su silencio el cielo,
  el cielo que resplandece
y la luz que casi
desde entonces se ha parecido
al fuego de la bomba atómica
un poco
      Inger Christensen, Alfabeto, Sexto Piso, 2014
Traducción del danés de Francisco J. Uriz
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