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Austria, Eslovaquia y Hungría, Abril 2019

Todo empezó con un…¿y si hacemos un viaje todos juntos? Acabábamos de pasar las Navidades y queríamos hacer un viaje de amigos, un viaje con “los de siempre” y así fue. Decidimos poner rumbo a algún país del mundo que nos diera la oportunidad de disfrutar su cultura y sin mucha idea nos pusimos a buscar destinos. En un primer momento se pensó en América, pero después se descartó por sus elevados precios y porque acabábamos de estar recientemente allí Jorge y yo. Mirando en buscadores apareció la oportunidad de ir a Viena y dijimos ¿por qué no? Pero nos supo a poco y se nos ocurrió alquilar un coche para recorrer un par de países más por los alrededores.

Pues bien , pusimos rumbo a Viena un 28 de abril, sí, en plena Semana Santa, pero eran los mejores días para viajar ya que teníamos casi una semana por delante para disfrutar de tres países con chicha. Llegamos en el último vuelo y decidimos coger el coche al siguiente día ya que íbamos a hacer noche en Viena porque no nos compensaba pagar un día entero de coche para un par de horas. Fuimos al primer hotel de nuestra aventura, cercano al aeropuerto para poder recoger el coche rápidamente al día siguiente. el hotel estaba bastante bien, cogimos una habitación con cuatro camas. Hay que decir que para los precios que se manejan en Viena (bastante caro todo) el hotel salió económico.

DÍA 1: Al levantarnos dos de nosotros fueron al aeropuerto a por un coche de alquiler que teníamos reservado. Pusimos rumbo a Bratislava ya que a la vuelta tendríamos tiempo de visitar Viena con calma. Antes de pasar la frontera paramos en la primera gasolinera para comprar la pegatina que hay que llevar en cada país para circular (unos 10 Euros) Las suelen vender en las gasolineras al salir y al entrar en los países. De camino a la capital paramos en un par de pueblecito muy chulos pero muy solitarios. Al llegar a Bratislava tuvimos un pequeño percance con el apartamento reservado, nadie nos cogía el teléfono ni nos contestaba, estuvimos al menos una hora al teléfono con Booking hasta que nos reubicaron en otro sitio. Esta vez, un hotel más alejado pero estaba bien.

La tarde la dedicamos a patearnos el centro, muy bonito por cierto: la fuente de Maximilianova, el hombre de la alcantarilla tan mítico, la catedral de San Martin… Esa noche cenamos en un restaurante típico del centro llamado Altstadt probamos la sopa en pan típica de la zona.

DÍA 2: El siguiente destino no lo teníamos muy claro. habíamos decido tirar con el coche y parar a dormir por el monte donde tocase de camino a Budapest. Estuvimos viendo el castillo de Beckov y comimos en Zilina, donde probamos la típica Kofola. Además, paramos en un lugar en mitad de la nada llamado Partizánska Ľupča, perteneciente a Eslovaquia, donde encontramos una iglesia preciosa. Para acabar el día llegamos hasta el Parque Nacional de la baja Tatra.

Aquella noche paramos a dormir en un lugar llamado Villagreen. Muy económico y cómodo pero en mitad del monte, con muy pocos lugares alrededor, tanto que tuvimos que irnos unos 20km para cenar en la ciudad más cercana Basta Bystrica. 

Recomendación, en estos países no dejéis la cena para muy tarde porque a partir de las 20 es difícil encontrar sitios que te den de cenar, sobre todo en pueblecitos y lugares pequeños.

DÍA 3: Pusimos rumbo a Budapest, al pasar la frontera volvimos a pagar la pegatina que tocaba para el coche. Justo al pasar la frontera había una especie de tiendas con barrotes, al estilo lejano oeste, con personas que te cambiaban dinero. En Budapest teníamos reservado un apartamento para los cuatro. Antes de llegar, paramos en Don papa pizzería a unos cuarenta minutos de Budapest, en un pueblo llamado Göd. El sitio fue brutal, la comida muy buena y los precios impresionantes. Tras comer, llegamos a Budapest, nos instalamos en el apartamentos y pusimos rumbo al embarcadero para encontrar un crucero por el Danubio. Hay un montón de compañías que los hacen y duran entorno a una hora. Merece mucho la pena porque las vistas de los lados del río son preciosas.

Recomendación, si llevar carnet de estudiante (ISIC) te lo cogen y te hacen un descuento de unos euros.

Ese día dimos una vuelta por la zona centro y descansamos para el siguiente día, iba a ser movidito.

DÍA 4: Reservamos el día anterior un free tour de esos que nos gustan a nosotros para visitar la ciudad andando. Lo reservamos en freetour.com para empezarlo a las 10:30 desde la catedral. La guía nos llevó por todo el centro y nos pasó al otro lado del puente, vamos que pudimos ver la zona de Buda y la de Pest. La zona más impresionante fue el Barrio del castillo.

Comimos por la zona en uno de los sitios recomendados por la guía, llamado Budavar. Pudimos degustar comida típica, aunque para los precios del país, fue un poco caro el lugar, pero estaba en una zona muy bonita. Para acabar el día fuimos a pasar la tarde al balneario más conocido del país (y uno de los más antiguos) Szechenyi no merece la pena sacar la entrada con antelación ya que en la taquilla no suele haber colas. Pasamos muy buena tarde, el balneario es gigante y está bastante masificado, pero es tan grande que no es una masificación incomoda.

DÍA 5: Madrugamos para visitar un par de los lugares que nos habían faltado visitar el día anterior, la Sinagoga judía de Budapest y el Mercado central. El mercado fue una gran experiencia, tenía de todo y la zona de los restaurantes era brutal. Quizás fue uno de los mercados más grandes donde he estado nunca. Al salir, fuimos a la sinagoga, la cual por falta de tiempo no pudimos visitar por dentro, había unas colas tremendas para entrar y teníamos que poner rumbo a Viena. Para comer paramos en un pueblo cercano a Budapest llamado Vertesszolos, en el restaurante Pomodoro. Comimos muy bien por unos 10 euros cada uno, con bebidas, entrantes, postres…

Al llegar a Viena fuimos a dejar las maletas en el hostal/apartamento que habíamos reservado y dos de nosotros fueron a dejar el coche en el aeropuerto, la aventura en coche había terminado. Mientras, Jorge y yo aprovechamos para probar la mítica tarta Sacher del país. Ahí nos dimos cuenta que el país no era exactamente barato…Después de esto y tras juntarnos con el resto del grupo, pusimos rumbo a la primera parada en la ciudad, el edificio de la ópera de Viena. Al llegar pudimos entrar al hall pero nada más, había ballet y no tenían planificada ninguna visita. Nos fuimos con mal sabor de boca hasta que al volver el edificio nos encontramos con que ponen una pantalla gigante y sillas para que te sientes a verlo si no has sido afortunado comprando entradas. Fue un momentazo el sentarnos allí a ver el último acto del ballet.

Esa noche y bajo recomendación, fuimos a visitar andando, la feria de Viena a las afueras, fue una buena caminata pero mereció la pena verlo. El recinto era chulo y había toda clase de atracciones, una mezcla entre feria moderna y de los años 60…

DÍA 6: Volvimos a reservar un free tour por la ciudad, esta vez solo quedaban en inglés, pero no nos importó mucho, lo cogimos igual. Nos llevó por toda la ciudad, el tour duró unas dos horas. Lo que más me gustó fue que al finalizar el tour nos dio varias hojas con información importante de la ciudad.

Era nuestro último día allí y quisimos comer cosas típicas, así es que decidimos ir a uno de los sitios que nos recomendaba la guía en sus notas. Acabamos en el Salzbar degustando platos de la zona y por un precio bastante razonable.

Así acabó nuestro viaje de tres países, seis días y cuatro amigos. Una buena forma de pasar la Semana Santa del 2019, pero ¿qué nos depararía el verano de ese mismo año?…

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Nueva York, Diciembre 2018

Último viaje del año,sí, despedimos el 2018 en Nueva York, una de las mejores experiencias de nuestra vida, tanto, que nos gustaría volver en cuanto volvamos a coger otra oferta como la de este viaje. 

Desde hace un tiempo, es bien sabido, que los billetes de avión a Nueva York han bajado. Si los cogéis con tiempo por unos 250 Euros tienes ida y vuelta al país de las oportunidades. Buscar alojamiento fue toda una experiencia ya que es una de las cosas más caras del viaje. Tras unas semanas de búsqueda, dimos con un Hostel por la zona de Columbus que fue una gran elección. ¡Tenía todo lo que necesitabas y en el centro! Si volviésemos, reservaríamos otra vez allí ya que el precio fue genial, aunque eso sí, tienes que saber que dormirás en una habitación para dos personas solo, pero en una litera.

Aterrizamos entorno a las cinco de la tarde y tras varias vueltas en el metro conseguimos llegar. Es un poco lioso la verdad, pero preguntando se llega a todos los lados. Recuerdo esa sensación que sentí al salir del metro, ver los edificios tan altos y sentirme insignificante entre tantos rascacielos. Fue increíble la sensación... 

El Jet lag no estuvo mal, nos acostábamos pronto y nos levantábamos super pronto también, así es que no supuso ningún problema, me atrevería a decir que incluso es lo mejor que se puede hacer en época de frío.

DÍA 1:

Comenzamos a pasear sin rumbo por “La gran ciudad” ya que sabíamos que estábamos por el centro y tarde o temprano empezaríamos a ver edificios y lugares míticos por aquel lugar. Y así fue, dimos con la tienda gigante de M&Ms que hay en una de las arterias principales de la ciudad. Lo mejor de todo era que ya estaba todo lo de Navidad puesto y cada dos pasos te encontrabas decoraciones navideñas que te dejaban atónito como luces gigantes, bolas enormes en mitad de una plaza o el Big Tree de Rockefeller Center.

Allí mismo podéis ver la Lego Store y una de las jugueterías más famosas del país. Fue bonito pasear por la zona, pues había grupos de gente cantando canciones de Navidad, Papa Noel repartiendo caramelos...Toda una experiencia!

Ese mismo día entramos en Nintendo y en Disney como tiendas por excelencia en la gran ciudad. Son muy chulas y tienen muchos souvenirs con los que puedes sorprender. Para nuestra suerte, aquel día era el “Free Day” en el MoMa, pero tenías que llegar a las 17 para hacer una cola (no muy grande) y entrar a las 17:30. Pasamos la tarde en el museo, uno de los museos más impresionantes en los que he estado, más incluso que el de San Francisco. Para acabar el día, no pudimos resistirnos a las típicas pizzas con  mil kilos de queso encima y super grasientas que te cuestan un dólar por porción, eran muy neoyorkinas...

DÍA 2:

Un día más madrugamos porque seguíamos con el dichoso Jet lag, pero nos vino bien para aprovechar más el día. Descubrimos un lugar donde comer tortitas para desayunar en el que había descuento para estudiantes y allí desayunamos casi todos los días las míticas tortitas americanas. El desayuno no es un gran problema en la ciudad ya que está llena de food trucks con baggels y sandwiches para desayunar.

El día anterior habíamos decidido coger un bus turístico que hay en la ciudad llamado Big Bus. Vais a encontrar prácticamente una persona en cada esquina del centro, ofreciendo a los turistas entradas para los buses turísticos. Os recomiendo regatear un poquito con ellos. Nosotros pagamos unos 70 Dólares por persona, por dos días de bus con entrada al Empire State, paseo en barco hasta la estatua y ruta turística nocturna por el Broklyn Bridge. Cuando contratas estos buses, tú eliges las tres cosas que quieres hacer, pero tienes alguna más, no solo las que elegimos nosotros. Nuestra primera parada ese día fue el Empire State Building. Gracias a que teníamos incluidas las entradas en el bus, no tuvimos que hacer la gran cola de la puerta. El edificio por fuera no es muy bonito que digamos, pero las vistas desde su terraza más alta son impresionantes con 400 metros de altura es uno de los edificios más altos de Nueva York y después del Pentágono es el edificio con más oficinas de Estado Unidos.

Nuestra siguiente parada fue Wall Street y su famoso toro. Siempre pensé que sería una zona muy grande con edificios impresionantes y la verdad es que los edificios son bonitos pero son calles estrechas.

Para acabar el día fuimos a ver el Museo Gughenheim. El museo por fuera es muy chulo, tiene una arquitectura muy original pero por dentro se me quedó corto después de ver el de Bilbao. Nos quedamos con las ganas de ir al Museo Metropolitano, pero teníamos que dejar algo para volver...

DÍA 3:

Era Domingo y nuestra oportunidad para ver Gospel en directo, así es que después de desayunar tortitas en nuestro sitio de confianza, nos cogimos el bus por segundo día y pusimos rumbo hacia Harlem, al “The greater refuge temple” En el barrio de Harlem hay muchas iglesias donde ver Gospel en directo pero esta era la más recomendada. Os puedo decir que fue una de las GRANDES experiencias de mi vida. Dentro no te dejan hacer fotos pero estas tan entretenido con la músicas, las voces y los movimientos que solo quieres participar, cantar y pasártelo bien.

Al salir dimos una vuelta por el barrio, que aunque hace unos años era uno de los más peligrosos de la ciudad, a día de hoy no lo es tanto. tienes un montón de tiendas de gangas para visitar, comercios y no os olvidéis de ver el teatro Apollo si vais por el barrio. Desde allí volvimos a coger el bus para visitar el barrio chino. Allí podéis probar un montón de comida china por muy poco dinero y entrar en tiendas típicas chinas, eso si el olor del barrio es muy peculiar y no está hecho para todos los olfatos.

Desde Little China, si sigues caminando llegas al Barrio italiano. En este barrio puedes disfrutar de las mejores pizzas italianas, tiramisú y café. Lo más divertido es seguir las pinturas que hay a lo largo de Little Italy. Nosotros probamos el café italiano para coger fuerzas y dirigirnos hacia la 5th Avenida donde Jorge quería visitar la tienda de Apple. Las distancia en esta ciudad son enormes y eso que nosotros estamos acostumbrados a las distancias en Madrid, pero nada que ver. Una de las cosas buenas que tiene Estados Unidos es que puedes compartir los Uber con gente y sale más barato, aunque los atascos son interminables en la ciudad, sobre todo en horas punta.

DÍA 4:

Me levanté antes que Jorge y mientras lo esperaba estuve dando una vuelta por nuestro Hostel, cual fue mi sorpresa cuando encontré desde una pequeña ventana unas maravillosas vistas.

Este día fuimos a coger el barco para dar una vuelta alrededor de la Estatua de la Liberta, pues no habíamos podido conseguir entradas para subir a verla. te recomiendan hacerlo con meses de antelación pero nosotros lo dejamos pasar y cuando quisimos cogerlas ya no había nada. No obstante, lo pasamos bien en el mini crucero que hicimos. Duró entorno a una hora.

Al volver al embarcadero fuimos hacía la zona de las Torre Gemelas para ver el monumento y el Centro comercial de Calatrava que hay enfrente. El monumento a las víctimas de los atentados es gigante y da mucho respeto estar allí. Alrededor hay muchas pinturas y grafitis de artistas conocidos de la ciudad que quisieron aportar su granito de arena a la reconstrucción de la zona.

Para acabar el día quisimos hacer el recorrido turístico nocturno, aunque paramos en Gran Central Terminal para verlo por dentro (tienda de Apple incluida) 

La ciudad de noche es muy bonita, sobre todo cuando ya están puestas las luces de Navidad en los edificios, pero lo más bonito de todo fue pasar por el puente de Broklyn por la noche mientras en el bus te ponían la canción de New York de Frank Sinatra.

DÍA 5:

Último día en Nueva York y teníamos que aprovecharlo a tope, aunque estábamos ya algo cansados de estar los últimos cuatro días sin descanso ninguno. Fuimos a Central Park, estaba al lado del Hostel y vimos factible visitarlo a pie, hasta que nos dimos cuenta de lo inmenso que era. vimos la pista de patinaje y pensamos que era buena idea coger una bici, bueno, en verdad lo pensó Jorge, porque yo no me llevo muy bien con las bicicletas, pero eso ya os lo contare algún día... Pues bien, cogimos dos bicis de alquiler por horas de la ciudad y dimos vueltas para ver el parque. ¡Dentro hay hasta un zoo y está repleto de ardillas!

Para terminar el día, visitamos HBO y su tienda de Juego de Tronos, además de la Biblioteca Central. Como me gustó tanto el Big tree, volvimos a pasear por la zona hasta la hora de irnos al aeropuerto.

Pienso que disfrutamos la ciudad al máximo y aunque nos dejamos sin ver muchas cosas, lo más importante lo pudimos visitar. esta ciudad nos conquistó tanto que hemos querido ir en varias ocasiones desde que volvimos, pero no hemos encontrado un hueco. Sabemos que volveremos pronto porque nueva York tiene un “yo qué sé, qué se yo” que hace que vuelvas.

Con este viaje acabamos el año sin saber que el primer viaje del 2019 sería a Eslovaquia, Hungría y Austria ¡ahí es nada!

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Koh Samui (Tailandia) Septiembre 2018

Llegamos a Koh Samui a media mañana, después de haber comprado un vuelo la noche de antes. Como primer consejo os digo que aunque en Tailandia es fácil comprar billetes de avión en el aeropuerto por poco dinero, si es para ir a las islas, es mejor que lo llevéis ya cerrado desde España, ya que los precios para ir a las islas son más caros. Nos costaron unos dos cientos Euros (ida y vuelta) cogidos un día antes de salir, la ida y un día antes de volver, la vuelta.

El aeropuerto es muy chulo, es como si llegaras al paraíso con cabañitas, palmeras y todo tipo de vegetación que te hacía sentirte en una isla del paraíso... Y diréis: ¿Por qué elegisteis esas islas y no otras? Porque Koh Samui se encuentra en una zona de Tailandia donde los monzones no son tan fuertes como en el resto de islas. 

Ese día lo pasamos descansando, disfrutando del hotelazo que habíamos contratado en Booking y de su playa privada.

DÍA 7:

A primera hora contratamos por teléfono una excursión de snorkeling para hacer esa misma tarde.Había encontrado flayers en el hotel y en el Grab que cogimos para llegar el día anterior y llamé a varios sitios hasta que dimos con uno que tenia disponibilidad para ese mismo día.

 Ya llevábamos más de una semana fuera de casa y necesitábamos lavar. Vimos los precios de la lavandería del hotel y nos pareció un robo así es que fuimos a investigar al pueblo. Allí encontramos una lavandería que nos cobraba unos seis Euros (al cambio) por diez kilos de ropa. Así es que, por la tarde, cuando nos recogieron para ir a la excursión, pedimos que nos dejaran en la lavandería para llevar toda nuestra ropa. Fue una maravilla la verdad, por ese precio ¡hasta nos la plancharon! mientras en el hotel por ese precio solo podías lavar un pantalón (sin planchado)

Entorno a las cinco de la tarde nos recogieron en una furgoneta y nos llevaron hasta el embarcadero. Cogimos una barca típica tailandesa que nos trasladó hasta el arrecife de coral de Koh Tan. El conductor nos dio pan para darle a los peces. Fue muy divertido porque venían a tus manos a comer. ¡Toda una experiencia!

A la hora, nos acercaron a la llamada Isla de los cerdos Koh Mudsum. Estaba plagada de cerdos vietnamitas y las vistas eran espectaculares

Como era de esperar, vimos el anochecer y después nos prepararon una cena típica de la zona en el T.K Restaurant, incluida en el precio de la excursión, por unos treinta Euros lo hicimos todo.

DÍA 8:

Nos levantamos con ganas de probar los cocteles de la piscina. Tenían una hora de 2x1 en cocteles dentro de la piscina y la aprovechamos bien...

El hotel además de SPA y bar tenía un restaurante con comida europea, alquiler de motos, canoas y actividades varias.

Esa tarde alquilamos unas motos para ir a las cataratas más conocidas de la isla, las cataratas de Na Mueang. Pudimos bañarnos y pasar una tarde agradable rodeados de naturaleza.

Para acabar el día fuimos a una playa cercana llamada Lamai Beach a cenar. Allí quedamos con el jefe de la escuela de buceo donde íbamos hacer la inmersiones al día siguiente.

DÍA 9:

Nos recogieron temprano del hotel para pasar un día buceando. En un principio íbamos a ir a la escuela de Koh Tao (tiene muy buena fama) la llevan españoles y nos habían hablado muy bien de ella, pero nos pusieron muchos problemas para llegar a tiempo hasta Koh Tao desde Koh Samui y decidimos coger una escuela en el mismo Koh Samui. En una lancha nos llevaron a Koh Tao a bucear y a pasar el día. 

DÍA 10:

Dado que se acababan los días en playa y queríamos descansar, dedicamos este día a NO HACER NADA, solo comimos, bebimos Mojitos y tomamos el sol, como el buen turista de resort, claro está. He de decir, que nosotros nunca hemos sido esa clase de turista, pero para un día está bien. 

Nuestro amigo Iñaki nos regaló una cena romántica en la playa. ¡Lo estuvieron preparando horas! Con sus velas, sus telas, su vajilla bonita... y a mitad del segundo plato cayó el diluvio universal sobre nuestras cabezas, pero los monzones son así ¿qué le vamos a hacer? Aún así lo disfrutamos mucho y fue algo para no olvidar.

DÍA 11:

Nos levantamos con ganas de explorar la isla y volvimos a coger unas motos con las que movernos por allí. Acabamos en una playa muy bonita y recomendada, llamada Coral Cobe Beach. Estuvimos haciendo snorkelling con unas gafas que compramos por la zona y la verdad es que pudimos ver bastantes cosillas. Cuando cayó el sol, fuimos al Night Market para dar una vuelta. Allí picamos de la comida que había en los puestos para probar cosas nuevas. Como comenzó a llover mucho, nos metimos a un centro de masajes para que nos dieran uno de pies y Jorge se animo a darse el Thai. Básicamente es un masaje en el que te estiran todas las partes del cuerpo y te crujen. No me atreví a dármelo por si me tocaban algún punto de los míos y me dejaban baldada para el resto del viaje. Recordaros que este es el país de los masajes y que por muy poco dinero puedes darte masajes de todo tipo.

DÍA 12:

Aquí acabó nuestro viaje en las islas. Volvimos a Bangkok para estar dos días más y volver a salir desde el aeropuerto de Suvarnabhumi.

Y hasta aquí nuestro mega viaje de verano, dieciséis días en un país totalmente distinto a Europa, con riqueza de cultura y gente maravillosa, miles de cosas nuevas que hacer y explorar y solo con el objetivo de CONOCER. Nos gustó tanto, que sabemos que algún día volveremos, pero eso nos pasa siempre en todos los viajes, ¿no? :)

Próximo destino ¡Nueva York! ¡La gran manzana nos espera! Chan chan, chanchachán...

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Chiang Mai y Chiang Rai (Tailandia) Septiembre 2018

DÍA 3:

Volamos hacia Chiang Mai, los billetes los compramos en el aeropuerto en el mismo momento, ya que no es como en Europa, allí los vuelos internos son muy baratos, por unos treinta Euros cada uno los compramos y nos incluía desayuno. En Chiang Mai nos esperaba un chófer que habíamos contratado recomendado por unos conocidos en España que ya habían viajado con él. Nos llevaron a comer a un buen restaurante del lugar y al hotel. Esa tarde comenzamos a visitar templos, el primero fue Wat Chiang Mun tras verlo fuimos a otro llamado Wat Phantao donde había un templo solo para hombres donde las mujeres no podíamos acceder, pero los chicos fueron buenos y me lo grabaron para que cuando saliesen lo viese. Para acabar la tarde de templos estuvimos en el Wat Chedi Luang, donde encontramos una casa de meditación llena de budistas con los que si querías podías hablar de la vida. Allí mismo se encontraban las mejores momificaciones budistas del país, eran tan reales que parecían de carne y hueso.

Después nos llevaron a uno de los mejores centros de masajes de la ciudad, al que repetimos de lo mucho que nos gustó. El precio no tiene nada que ver con los callejeros, pero la calidad y el trato fue excepcional.

Acabamos el día en un mercado nocturno en el que vendían desde cocodrilo hasta cucarachas, saltamontes, escorpiones... Fue divertido ver la variada gastronomía de la que disponen allí...jejeje

DÍA 4:

Nos pusimos en camino hacia el Santuario de Elefantes. Dias antes había quedado con los guías en que no queríamos montar en ellos, solo queríamos verlos y aportar algo de dinero para su cuidado. Nos llevaron a Kanjana Elephant Sanctuary.

Nos lo pasamos muy bien, nos dejaron darles de comer, pasear con ellos y echarles cubos de agua. Había un bebé elefante muy mono que perseguía a su mamá todo el rato. Nos explicaron sus rutinas y su vida, además disfrutamos de una comida deliciosa que nos prepararon los cuidadores.

Al finalizar la mañana fuimos a un espectáculo de monos creyendo que iba a ser un santuario también y fue denigrante, nos fuimos a los 20 minutos con muy mal cuerpo. Tenían a los monos allí explotados  para sacar dinero y les pegaban con un látigo y todo, un espectáculo dantesco... No hay que fomentar esas cosas, no hay que dar dinero a personas así. Una lastima que exista, pero si existe es porque la gente va...Nuestra guía nos pidió disculpas por llevarnos y nos pusimos de camino al siguiente templo. Tanachart se llamaba, era precioso, tiene una subida interminable de escalones pero lo mejor es subir en ascensor y bajar por las escaleras. Alrededor tiene muchos puestos y el museo de Jade donde pudimos ver a los talladores de estas piedras preciosas ¡hasta un documental en español nos pusieron! Acabamos el día volviendo al Spa que tanto nos había gustado el día anterior.

DÍA 5:

Nos despertamos muy temprano, porque teníamos un largo viaje hasta Chiang Rai por carreteras de montaña. La primera parada fue en Mae Kachan hot Spring and Geyser, una especie de aguas termales naturales donde puedes comprar huevos cocidos que pescas tu mismo del géiser o puedes meter los pies (si eres capaz de aguantar más de 70 grados de temperatura del agua)

La segunda parada fue en el Templo Blanco. Un templo muy bonito y peculiar, muy reciente aunque la gente piense lo contrario. Por dentro es precioso pero no dejan grabar. Fuera tienes unos colgantes que compras como ofrenda al templo y donde cuelgas tus deseos. Hay miles y miles de ellos. nosotros dejamos el nuestro...

Comimos por la zona Pad tai para no perder la costumbre y continuamos el viaje hacia el Triángulo de oro. Allí cogimos una lancha hasta Laos y estuvimos paseando por un mercado que hay en el puerto. Laos era más barato aún que Tailandia y podías encontrar precios en Yenes, Bahts, Dólares... En este lugar probamos el whisky de cobra, daba grimita pero sabía solo a alcohol...

Para acabar el día, fuimos al Templo Azul, el templo más bonito que he visto nunca. Era de ensueño, tan bonito que es difícil describirlo con palabras.

Fue un día muy intenso pero pudimos ver todo lo que queríamos, eso sí, hicimos unos quinientos kilómetros o más por caminos de montaña...menos mal que siempre llevo la Biodramina encima...jejeje

DÍA 6:

Nuestros guías nos llevaron al aeropuerto para coger el siguiente vuelo hacia las islas. Fueron tres días intenso en Chiang Mai y Chiang Rai pero merecieron mucho la pena, es más, si volviésemos a Tailandia iríamos otra vez a esta zona sin dudarlo y volveríamos a contratar a los guías, se portaron muy bien con nosotros en todo momento. 

Ahora tocaba poner rumbo a las islas...Koh Samui nos esperaba...

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Bangkok (Tailandia) Agosto 2018

Este post tan esperado se ha hecho de rogar, pero por fin he podido sacar un ratito para contároslo, sí, ya se que un año después, pero fue un viaje muy extenso y había que hablar sobre muchas cosas por eso lo he divido en tres partes.

Nos situamos en agosto del 2018, un 26 del mismo año nos dispusimos a saltar el charco de una vez por todas, más allá de Europa y aunque Jorge ya lo había hecho varias veces, esta la disfrutamos juntos como si fuera la primera vez de los dos... Llegamos al aeropuerto con muchas energías, pero no sabíamos lo que nos depararía ese viaje. Algo en el avión se estropeó y tuvimos retraso de salida, por lo que no llegamos a tiempo a nuestro enlace en Doha. La compañía se portó muy bien con nosotros. Al llegar a Doha nos pusieron una furgoneta en la puerta que nos llevaba a un hotel cercano para descansar y ducharnos. Nos dieron nuevos billetes de avión y un todo incluido en el hotel hasta la hora de salida. El viaje se hizo muy largo pero el trato fue excepcional. Al llegar a Madrid de vuelta pusimos una reclamación, ya que habíamos perdido el dinero del hotel de Bangkok y nos devolvieron el dinero íntegro de los billetes, así es que el viaje salió redondo :)

Doha nos pareció una ciudad muy rara, todo lleno de edificios enormes, pero sin gente por las calles del calor que hacía, era insoportable, se me empañaban las gafas cada dos por tres. Todo lleno de ostentación. El hotel tenía piscina de hombres y piscina de mujeres, además, un salón para mujeres y otro para hombres a la hora de comer.

DÍA 1:

Aterrizamos en Bangkok a primera hora de la mañana. Nada más salir del avión fuimos a comprar tarjetas SIM para los móviles ya que el tener un teléfono cada uno allí, nos daba más seguridad. En España nos habíamos descargado la aplicación GRAB (el UBER tailandés) y contratamos uno para ir hasta nuestro hotel. Al llegar tuvimos un pequeño percance ya que nada de lo que habíamos contratado por Booking era real, todo tenía photoshop y la habitación era horrible, la zona era como Gaza, un hotel que dejaba mucho que desear, aunque en fotos estaba muy bien... Teníamos cogida una Suit Superior Luxury y nada que ver con la realidad, así es que estuvimos unas horas hablando con Booking hasta que nos dijeron que buscásemos otro hotel que nos lo reembolsaban ellos. El viaje seguía torcido, pero pronto lo olvidaríamos...Encontramos un hotel bastante pasable con piscina, pero algo alejado del centro, no nos importaba, sólo queríamos descansar. Esa tarde fuimos al MBK, uno de los centros comerciales más grades del país con ocho plantas por delante ¡por fin comimos nuestro primer Pad thai! El más barato de todo el viaje (como dos euros por plato) y el más bueno... jugamos en los recreativos, hicimos compras y probamos varios platos más. Al anochecer cogimos un Tuc tuc (típicos cochecitos taxi de la zona en los que debes regatear con el conductor antes de cogerlos) nuestra idea era ir al mercado nocturno, pero como hay tantos nos dejaron en el que no era y acabamos cambiando el plan para darnos los primeros masajes de pies en el país por unos cuatro euros.

DÍA 2:

Nos levantamos temprano, pues queríamos aprovechar bien el día. Nos cogimos un tren hacía Ayutthaya, la antigua capital del país. Hay trenes continuamente así es que no fue difícil coger uno. En Tailandia los trenes tienen tres clases: clase baja en la que te puede tocar de pie o al lado de una cabra, clase media con ventiladores y clase alta con vagones parecidos a los españoles regionales, elegimos esta opción para ir más rápido. Nos dieron hasta la comida (en un viaje de dos horas)

Cuando llegamos sabíamos que teníamos que negociar con los Tuc tuc de la salida de la estación, ellos son los que te hacen el recorrido por todos los templos de forma más rápida. Los templos están bastante alejados y es imposible hacerlo andando en un solo día. Por unos 400 Bath puedes conseguir uno dos horas. A la vuelta comimos muy bien en un restaurante de la estación, es muy para turistas pero los platos típicos de la zona los hacen muy bien y están elaborados.

Al llegar al hotel nuestro amigo Iñaki (el cual se unió a nuestro viaje en el último momento) había llegado desde Londres, ya éramos tres para seguir las aventuras que nos esperaban... Comenzamos la aventura yendo esa noche al Train night market donde disfrutamos de una cena callejera y un largo paseo entre aquellos puestos con telas de colores que decoraban las calles junto a las luces brillantes que hacían que te enamorases perdidamente del lugar.

Los días siguientes estuvimos en otras ciudades del país y no fue hasta primeros de septiembre cuando volvimos por Bangkok para ver cosas que no habíamos tenido tiempo de ver.

DÍA 12:

De vuelta de la isla donde fuimos a descansar unos días, cogimos un hotel en el centro de Bangkok. la gran ventaja es que puedes reservar hoteles cuando quieras que van a ser baratos igual. Elegimos un hotel frente a la estación de trenes porque nos venia bien estar céntricos para movernos con más facilidad, uno de los grande grandes problemas de esta ciudad es el tráfico, es terrible, nunca había estado en atascos tan grandes continuamente. El hotel tenía servicio privado de chófer y contratamos uno para que nos llevará al día siguiente a los lugares que más nos interesaba visitar. Ese día llovió mucho y decidimos pasar la tarde en otro centro comercial ya que la lluvia era fuerte y molesta. Acabamos tomando copas en la azotea del hotel, una de las buenas cosas que tenia este hotel (además de incluirnos el desayuno y la comida)

DÍA 13: 

El chófer que habíamos contratado el día anterior nos llevó a primera hora al Mercado de las vías del tren. Este tren solo pasa por en medio del mercado dos veces al día y es un espectáculo que no nos podíamos perder. Los olores eran muy fuertes en aquel lugar, se mezclaban con el calor lo que hacía insoportable para algunas personas estar allí. 

Cuando pasó el tren vimos el mercado y nos dirigimos al siguiente lugar, el mercado flotante. Un mercado que visitas sobre un barquito que hay que pagar en la entrada del sitio, allí te asignan la barca, el señor que te va a llevar por los canales y te hacen una foto que podrás recoger al terminar. El mercado es extraño, está lleno de casas y puestos. Los comerciantes se acercan a ti con sus barcas para que les compres. Nos pareció curioso que tuvieran hasta pago con tarjeta en algunos sitios, dada la pinta del lugar. Pero este país no te deja de sorprender nunca...La norma más importante en los mercados es que tienes siempre que regatear.

Por último, aquel día visitamos el Wat Arun y el Buda reclinado más grande del mundo. Para llegar al Buda desde el Wat Arun hay que coger un barco que cuesta unos 30 céntimos y te lleva al otro lado del río en unos diez minutos, rápido y económico.

Aprovechando que estábamos allí y que una compi del trabajo vive cerca desde hace unos años, quedamos con ella para verla y que nos contase un poco qué tal la vida en la zona. Nos vimos en uno de los mejores y más bonitos hoteles del país el Mandarín oriental. Las vistas merecen mucho la pena, eso sí a partir de las seis de la tarde si no llevas ropa adecuada una señora se te acerca con ropa para cambiarte ya que es un lugar de etiqueta. Nos pareció curioso, ellos no te quieren ofender y echarte pero quieren que respetes sus normas, por eso te proporcionan la ropa si es necesario.

Y aquí acabó nuestro viaje por Bangkok, rodeados de edificios altos y con muchos momentos bonitos en la cabeza, no solo de esta zona sino también de Chiang Mai, Chiang Rai y Koh Samui, pero eso lo explico el otros post que sino se hace muy largo esto... ;)

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EUROVISIÓN mayo 2018

Nuestra aventura comenzó un año antes, cuando se escuchó un “no hay huevos�� mientras hacían las votaciones finales del concurso de  ese 2017. La primera recomendación es reservar el hotel por Booking en el mismo momento en el que sale el ganador, ya que a partir de ese instante los precios de los hoteles en la ciudad ganadora comienzan a subir desorbitadamente. Así lo hicimos nosotros, seis meses antes de saber si había entradas para ir, ya habíamos reservado tres hoteles en el centro de Portugal e hicimos bien, ya que seis meses después esos mismo hoteles costaban mil Euros más!!! Un mes antes de ir al concurso cancelamos los hoteles que menos nos gustaban y nos quedamos con el más céntrico. En diciembre salieron las entradas a la venta, ese día fue de locos, tres personas refrescando la web a ver quién entraba antes en cola, fue Jorge, que a pesar de tener el número 300 y pico pudo conseguir llegar a la taquilla virtual, días antes habíamos hecho un estudio de las mejores zonas para coger las entradas, teníamos claro que no queríamos pista para tantas horas y nos gustaban los sitios centrales. Pudimos coger las entradas centrales que nos gustaban por unos 100 Euros cada uno con gastos de gestión incluidos.

En principio nos quedaríamos cuatro días en la ciudad, pero tuvimos que dejarlo en tres ya que a mi no me daban un lunes. Cancelamos sin problemas esa noche al llegar al hotel. Salimos de Madrid entorno las 18 de la tarde y llegamos a Portugal a media noche. Al llegar ese día no hicimos mucho ya que era tarde y sabíamos que había que descansar para el GRAN día.

DÍA 2

Ese sábado era el día del festival y estaba la ciudad llena, solo por el ambiente que allí se monta merece la pena ir aunque no tengas entradas.  Desayunamos en la A Padaira Portuguesa, un sitio donde tienen dulces típicos del país, muy recomendable. En el centro había carpas con patrocinadores, bebida, comida y conciertos. Los españoles teníamos una liada allí que no os podéis hacer una idea. Había karaokes, food trucks, merchandising, empresas de publicidad con sorteos etc. La televisión española también estaba allí y sacaron a todos los españoles mientras bailábamos y cantábamos, fue muy divertida la mañana.

Por la tarde fuimos al hotel a descansar un poco y a cambiarnos antes del concierto. Decidimos ir en taxi al pabellón por el jaleo del transporte público ese día. Al llegar dimos una vuelta por el sitio antes de entrar ya que era pronto. Aunque había miles y miles de personas estaba muy bien organizada la entrada por gradas y zonas. El pabellón era enorme y dentro tenía de todo: zonas de copas, de comida, de merchandising... nos estuvimos haciendo fotos dentro y nos cogimos una copas para tomarnos antes de empezar, el sitio estaba genial, pues podías comprar mediante una aplicación lo que quisieras de los restaurantes y bares de fuera y salir a recogerlo cuando quisieses. Nosotros cogimos unas pizzas para cenar sentados mientras veíamos el concierto y llegamos a la conclusión de que habíamos hecho bien comprando las entradas sentados.

La noche fue genial, lo pasamos muy bien. Al finalizar la votación, un amigo estaba cogiendo los hoteles de Israel para el 2019...

DÍA 3

Finalizamos nuestro viaje haciendo turismo por la ciudad. Comenzamos la mañana volviendo a la misma panadería donde habíamos desayunado el día anterior. Visitamos el Cristo, incluso pagamos la entrada para subir y mereció la pena, las vistas son muy chulas. También estuvimos en la Torre de Belén y pasamos el puente rojo tan conocido que tienen allí...

Y hasta aquí otro viaje más del 2018, próximo viaje Tailandia!!!!!!

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Polonia marzo 2018

Y llegó la primavera y con ella un nuevo destino que conocer. Tras varios meses decidiendo donde viajar, elegimos otro país del este europeo ya que habíamos tenido buenas experiencias en Rumania y Lituania previamente.

Aterrizamos una tarde fría de marzo en Varsovia y cogimos un bus hacia el centro de la ciudad, por suerte nuestro apartamento estaba en una de las calles más céntricas de Varsovia y eso facilitó el movimiento en trasporte público. 

El primer día nos nevó por lo que decidimos coger un bus turístico por la mañana que nos enseñase la ciudad “al calentito”, como ya sabéis somos muy fans de esta clase de buses y no hay ciudad donde no lo cojamos... Acabamos comiendo sopa típica de la zona en un restaurante muy recomendable llamado Targowy bar, allí mismo pudimos dar una vuelta por un mercado de productos frescos que hay en la zona, descubriendo así la gastronomía polaca. 

Aquella tarde tenía una sorpresa para Jorge pero fue difícil encontrarla, lo quise llevar a un local de colecciones de máquinas de Pinball donde puede jugar cualquiera a la máquina que quiera por un precio simbólico de entrada. 

EL lugar se llama Pinball Station  y está a las afueras de la ciudad, cerca de la estación de tren, en una especie de polígono. Allí estuvimos menos tiempo de lo que nos hubiera gustado, pero bueno seguro que volvemos algún día. El sitio era muy chulo con máquinas de todos los tiempos y tenias bar donde pedir bebidas. Al salir del lugar fuimos a la estación a preguntar por los billetes para ir a Cracovia (lugar donde está Auschwitz) cuál fue nuestra sorpresa al ver que no había tantos trenes como pensamos, pero como somos previsores y habíamos cogido muda limpia y alguna cosilla más por si decidíamos coger un tren, nos embarcamos a la aventura cogiendo los billetes para ir a Cracovia ese mismo día, sin hotel ni nada! Montados en el tren y con dos horas y media por delante, nos pusimos a buscar por Internet un lugar donde dormir aquella noche, encontramos un apartamento al lado de la estación de trenes en seguida. En general el alojamiento está muy bien de calidad/precio. 

Hacia días que me estaba escribiendo con una compañía de tours (Krakov Directed) para hacer uno ya que las entradas para Auschwitz estaban agotadas para aquellos días. Tuvimos tanta suerte que alguien canceló el viaje en el último momento y nos avisaron que teníamos dos plazas para el tour del día que íbamos a estar en Cracovia. A la mañana temprano nos recogieron de los apartamentos en un microbus. 

Hicimos el tour del campo del campo de concentración, museo y minas de sal y sin dudarlo volveríamos a repetir, el tour incluía todas las entradas y el bus todo el día con guía privado (en inglés) por unos 60 Euros cada uno.

Si visitáis el país no podéis perderos estos tres sitios, las minas de sal son espectaculares, eso sí tienes que bajar 100 metros bajo tierra a pie y da algo de impresión, pero tranquilos está tan preparado el lugar que hay cafeterías, restaurantes y hasta un SPA ahi abajo. Después del día tan intenso tuvimos que volver a la estación de tren para coger uno que nos llevase de vuelta a Varsovia.

El último día completo en la ciudad fue también muy productivo, nos dio tiempo de disfrutar bastante de la ciudad. Comenzamos la mañana subiendo al último piso del Palacio de Cultura o Stalin´s Empire State como también lo llaman. La entrada no era muy cara y subías en un ascensor grande, merece la pena aunque tendrás que hacer cola. A mi me gustó más incluso que el Empire State de Nueva York, pero para gustos los colores...De allí cogimos un Uber hasta Castle Square donde todos los días a las 11:00 hay tours gratuitos en español. nos gustó bastante porque fue largo y nos explicaron muchas cosas de la ciudad, nos recorrimos todo el casco antiguo. Al finalizar dimos lo que pensamos que había costado el tour, es recomendable siempre dejar algo ya que las personas que nos hacen de guías tienen que vivir de alguna cosa...Al acabar nos recomendaron un buen sitio donde comer cerca de la plaza del Castillo.

Aquí finalizaron nuestros cuatro días intensos en Polonia, muy contentos por todo lo que habíamos podido ver y preparando el siguiente destino, Eurovisión 2018...

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Londres enero 2018

Este 2018 comenzamos nuestro primer viaje en Londres. Aunque ya habíamos estado con anterioridad (estuvimos viviendo en Bristol una temporada y visitamos Londres antes de volvernos a vivir a España) quisimos ir para ver a un buen amigo que allí se encuentra desde hace un tiempo. Y una vez más, no nos defraudaron los bonitos paisajes de esa ciudad tan cosmopolita...

Aunque la época en la que fuimos no era muy calurosa, no pasamos excesivo frío. Salimos un viernes de Madrid, después de trabajar y llegamos a Londres  sobre las nueve de la noche, allí poco pudimos hacer el primer día, así es que dejamos todo para los siguientes, aunque teníamos claro que ya lo conocíamos e íbamos exclusivamente a ver a nuestro amigo, dándonos igual los lugares que visitar. La primera impresión que nos dio, desde el año 2011 que estuvimos allí viviendo, era que el metro se había modernizado mucho, con una simple tarjeta de banco podías pasar por los tornos del mismo y volverla a pasar al salir y ya estaba el cargo en tu cuenta,era estupendo no tener que depender de imprimir billetes ni tarjetas ni recargar ni nada, como nos pasa en Madrid.

El sábado fuimos andando por la zona de Fisbury Park, pues allí teníamos la casa de nuestro amigo.

Comimos en un Italiano muy bueno de la zona, pero lo mejor fue el postre que tomamos por la tarde, una enorme jarra de batido de Ferrero con oreo, brownie, galletitas, helado y nata por encima, IMPRESIONANTE. El sitio se encontraba en la zona de Highbury, en el número 164 de la calle Holloway Road. La foto habla por sí sola...

Para bajar el batido, tuvimos que andar varias horas y qué mejor sitio para andar en Londres que el mismo centro.

Nos quisimos montar en un autobús típico londinense para ir hacia el Mercado de Navidad, pero tuvimos mala suerte y el mercado lo había cerrado el día anterior, así es que solo estuvimos de paseo por la zona...

Mientras paseábamos vimos autenticas obras de arte callejeras, la que más me impresionó fue un Mandala en Trafalgar Square que estaba pintado con tiza en el suelo.

Paseando, no nos decidíamos donde cenar y se nos ocurrió visitar uno de los mejores sitios de sushi de todo Londres, ya que nos habíamos ahorrado el viaje, podíamos permitirnos un “caprichito”, aunque nunca habíamos gastado tanto dinero en sushi... :O

El lugar se llamaba Sticks N Sushi y se encuentra cerca de Covent Garden, un lugar espectacular donde ir, si realmente amas el sushi.

Covent Garden siempre ha sido uno de nuestro lugares favoritos, junto al encanto que desprende Camden y sus alrededores.

El domingo decimos ir a un portugués a comer, muy bueno el lugar la verdad, se llamaba Nando´s y estaba situado cerca de Fisbury. Era nuestro último día asi es que dimos un pequeño paseo y tuvimos que poner rumbo al aeropuerto ya que nuestro GRAN FALLO fue coger Gatwick como aeropuerto de llegada y salida. Este aeropuerto es uno de los más retirados de Londres, no os lo recomiendo porque aunque ahorráis algo de dinero en el vuelo, lo acabas gastando en el tren hasta la estación central y lo que es más importante, en tiempo... Nuestro fin de semana fue diferente y divertido, muy recomendable hacer una “escapadita” a Londres una vez al año ;)

Hasta el próximo post! Polonia!!!!

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Lituania, diciembre 2017

Para acabar el año de viajes, elegimos otro destino de la Europa del este, Lituania. nos pareció un lugar muy acogedor pero con algo de frío...jejeje

DÍA 1:

Aterrizamos entorno a las ocho de la tarde en Vilna, en el aeropuerto cogimos un bus hacia el centro, estos buses están muy bien señalizados a la salida del lugar. Nosotros reservamos un apartamento en el centro  llamado Kesminta Apartaments, el alojamiento, al igual que la comida es bastante barato allí. Después de dejar las maletas, dimos una vuelta por la zona para conocer el barrio y nos encontramos el mercad navideño montado junto a la Plaza de la catedral, era pequeño pero acogedor y muy muy bonito. Allí podías degustar comida típica del país y comprar artesanía.

DíA 2:

Nos levantamos temprano para dirigirnos a la estación de buses andando, allí cogimos un microbus hacia Trakai ya que no nos queríamos perder el castillo que allí hay. El bus nos costó 1,80 por persona el biilete normal y 1,65 el de estudiante. El viaje fue una hora mas o menos. Hay muchos buses a lo largo del día, aquí dejo los horarios que hay al llegar, colgados en la estación de Trakai.

El microbus nos dejó en la estación del pueblecito y desde allí caminamos hasta el castillo. Es una media hora andando mas o menos, el lugar es encantador y con la nieve más aun. 

El castillo está edificado sobre el agua. La entrada nos costó 7 euros los dos, con el descuento de estudiante. Allí vas recorriendo todos los aposentos del castillo y en cada uno encuentras reliquias y piezas de la época que te hacen sumergirte en la historia por completo y entender como concebían la vida en aquella época.

Al acabar la visita al castillo, fuimos a comer a un restaurante que hay justo en frente, donde tenían pizzas, comida típica... Las vistas eran inigualables y la comida muy buena y económica.

Cogimos el bus de vuelta sobre las cinco, pues allí anochece muy temprano, a las cuatro y media de la tarde estaba anocheciendo. Al llegar, acabamos yendo al mercado navideño a picar algo de cena y vimos un tren navideño en la misma plaza. Por dos euros cada uno montamos y nos hizo un recorrido muy chulo por la parte antigua de la ciudad.

DÍA 3:

Nos levantamos con calma y decidimos coger el bus turístico de la ciudad, el Hop on Hop off (ya sabéis que somos muy fans de estos buses porque puedes ver toda la ciudad y elegir donde quieres bajar en cualquier momento), el bus costó 15 euros por persona y teníamos 24 horas para usarlo. La ciudad  es bastante grande y tardamos unas dos horas en recorrerla en el autobús. Bajamos para comer en un mercado llamado Halle Market donde pudimos degustar comida tan típica que apenas hablaban inglés y la carta estaba en lituano. Al terminar el día, quisimos visitar el Museo del Ilusionismo de Lituania, la entrada eran 10 euros por persona pero merece mucho la pena visitarlo, es algo muy curioso de ver.

DÍA 4:

Nos despertamos sin tener muy claro que hacer, ya que solo nos quedaba un día completo y teníamos que amortizarlo bien. Decidimos ir a pasar el día a Kaunas, la segunda ciudad más grande Lituania. Allí dimos una vuelta por la ciudad, vimos una boda típica del lugar y el mercado navideño de allí. En el mismo mercado probamos el vino caliente típico que se toma en toda Europa del Este y una especie de masa de patata con carne por dentro, llamado Potato Dumpling y que meses después volveríamos a probar en Polonia...pero eso ya lo contaré en otro post...

Tras dar una vuelta por toda la zona centro de Kaunas, decidimos volver a Vilna, hay muchos buses que salen continuamente hacia allí. Durante todo el viaje usamos Uber para movernos en trayectos largos ya que sale muy barato y es rápido.

Y hasta aquí nuestro viaje a Lituania, un lugar encantador para visitar. Próximo viaje, vuelta a Londres cinco años después de estar allí viviendo...

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Malta, agosto 2017

Este verano quisimos probar una isla nueva en la que no hubiéramos estado antes y acabamos en Malta, una isla con mucho encanto en la que si te gusta el turismo de playa y/o los deportes acuáticos, no te querrás volver...

DÍA 1:

Llegamos en el último avión que aterrizaba aquel día en la isla. Cogimos el, bus C1 para ir hasta nuestro hotel, que se encontraba en Xemxija (todos los autobuses “C” te llevan y traen del aeropuerto) Durante el trayecto nos dimos cuenta de lo oscura que es la isla de noche, no se  podía ver nada desde el bus. Al llegar al hotel, a pesar de ser tarde, pudimos encontrar cerca restaurantes abiertos. Acabamos cenando un pizza super buena en un lugar llamado “Munchy Monkey”

DÍA 2:

El segundo día nos lo tomamos de relax para conocer la zona en la que estábamos hospedados. El hotel estaba bien, tenía todas las comodidades, ¡hasta un supermercado dentro! Nos tiramos el día en la piscina del hotel y por la noche fuimos a un restaurante cercano. Nos dimos cuenta de que no tienen mucha comida típica, les gusta mucho la pizza, los wraps, tartas americanas...

DÍA 3:

Nos levantamos pronto para poner rumbo al barco que nos llevaría a las islas de Comino y Gozo. El barco lo reservé días antes desde España por su página web y me mandaron la confirmación por Facebook. Al llegar al barco, pagamos a mayores el autobús que nos haría un recorrido por Gozo y los tickets para la lancha que nos llevaría a ver cuevas naturales. En total fueron 20 euros pagados por la web para ir hasta Comino, 10 para ir hasta Gozo, 5 euros del autobús turístico de Gozo, 10 euros de la lancha que te lleva por las cuevas (todo ello por dos) y luego pagas de fianza 5 euros por una taquilla (muy recomendada para guardarlo todo) y 10 euros de fianza por las gafas para hacer snorkel. Conclusión, id con dinero metálico..La comida en el barco es muy barata, no merece la pena ir cargados con bocatas. Al llegar al Blue Lagoon hicimos la ruta de las cuevas y después un poco de snorkel, además de tirarnos por el tobogán que tenia el barco, nos lo pasamos genial!!!

En Gozo estuvimos viendo los sitios más significativos, la pena es que está todo muy masificado y cuando haces snorkel o buceo te das cuenta de lo mucho que ensucia la gente y lo poco que respetan todo :( 

Acabamos le día dando una vuelta por la zona del Café del Mar (Buggiba) y preguntando tarifas del café. El sitio, es bastante estafa,según la pinta que tengas te cobran una cosa u otra, a nosotros nos dijeron que las hamacas valían desde 15 euros y a los chavales que teníamos al lado les dijeron desde 20 euros. No merece la pena pagar por entrar, al lado hay una cala desde donde ver el atardecer igual de bonito o incluso más que desde el Café.

DÍA 4:

Este día decidimos ir a bucear, era mi primera vez y la segunda de Jorge, ya que él había hecho su bautismo en Ibiza. Hicimos dos inmersiones. Buscamos varias empresas por internet, pero la que más confianza nos dio fue “Buceo en Malta” una empresa montada por dos Venezolanos que aman el mar y te lo transmiten desde el minuto uno. La primera inmersión no fue muy bien, los miedos de la primera vez, el agobio de traje y el peso...pero la segunda fue más tranquila. En todo momento, la pareja de buceadores nos hicieron sentir cómodos, incluso nos llevaron de vuelta al hotel.

DÍA 5:

Este día nos los tomamos de relax en la piscina del hotel y acabamos cenando en un griego de la zona. La comida era muy abundante, tanto que nos sobró!

DÍA 6: 

Nos levantamos con ganas de hacer turismo y contratamos en el mismo hotel un autobús turístico. Una de las ventajas del hotel era que podías contratar cualquier cosa turística desde la recepción y el trato fue inmejorable, perdimos el autobús (allí conducen al revés y nos equivocamos de acera jejeje) y en seguida desde la recepción llamaron para que volviesen a por nosotros. Nos recorrimos toda Malta montados en el bus norte de la ciudad y por la tarde cogimos el bus de la parte sur de Malta (en cuestión solo se paga por uno pero a nosotros con el ticket de la parte norte nos dejaron ir en el de la parte sur por la tarde) Merece mucho la pena pagar por el bus si no tienes coche de alquiler porque  puedes llegar a todos los puntos turísticos e importantes de la ciudad. Nosotros somos muy fans de los buses turísticos porque puedes verlo todo y bajarte donde más te guste.

DÍA 7:

Volvimos a pasar el día tranquilos en la piscina, comimos una pizza allí mismo porque te la llevaban a la tumbona del restaurante del hotel. Descansamos mucho pensando en lo que hacer al día siguiente.

DÍA 8:

Quedaban pocos días para volver a España y nos habíamos quedado con ganas de hacer más buceo, así es que volvimos a llamar a Buceo en Malta para poder hacer una tercera inmersión (le estábamos cogiendo el gustillo a eso de respirar bajo el mar como un pez) El mar estaba picado así es que decidimos hacer una travesía tranquila, vimos unas ánforas y un arrecife enorme, además de algunos peces, estrellas de mar e incluso caballitos. Fue genial y nos quedamos a dos inmersiones de terminar el curso PADI pero teníamos que volar en dos días y no podíamos hacer inmersiones antes de 48h de vuelo. Esperamos acabarlo pronto...

DÍA 9:

Por la mañana madrugamos para ir a Mdina a pasar el día. Cogimos el bus 221 hasta la parada de Kennedy y allí hicimos transbordo al bus 186 hasta llegar a Mdina. Paseamos todo el día por la fortificación y acabamos comiendo en un convento que había sido convertido en una pizzería. Acabamos el día yendo a la cala que comenté anteriormente, cerca del Café del Mar. Allí hicimos snorkel, ¡¡¡hasta nos compramos unas gafas!! En aquel lugar vimos anochecer, uno de los mejores de mi vida...

DÍA 10:

Por ser nuestro último día, nos bajamos a la playa que había cerca del hotel para hacer snorkel con las gafas que nos habíamos comprado el día anterior, comimos por la zona y nos dirigimos al aeropuerto tranquilamente.

Aquí acabó nuestro viaje, una experiencia más que contar y esperando a la siguiente...Próximo destino, Lituania!!!!

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Oporto, abril 2017

Este año para inaugurar la temporada de viajes hemos elegido Portugal ya que no habíamos estado y estaba tan cerquita como para poder ir cuatro días sin pegarte una gran paliza de viaje. Estuvimos en Oporto y la verdad es que ha sido la primera vez que hacemos un viaje sin prepararlo mucho. 

Día 1

Llegamos al Aeroporto Francisco Sà Carneiro entorno a las 10 de la mañana (una hora menos que en España) y fuimos andando al hotel ya que cogimos una oferta cerca de allí que incluía: tres noches de hotel, desayunos, dos días de bus turístico y viaje en barco todo ello por medio de la web Busco un Chollo. El hotel se llamaba Parkhotel y estaba muy bien, la verdad, no merece la pena el buffet de por la noche y la comida pero el desayuno y el alojamiento está muy bien. Al lado del hotel estaba el metro, en las maquinas compras el billete y lo pasas por un detector, nadie te juzga si no lo pasas, es más hay mucha gente que monta sin pagar pero nosotros lo hicimos por si acaso que era 1,95 hasta el centro y no merecía la pena jugársela. ¡Cuidado si no pagáis porque hay estaciones donde no vigilan pero otras donde sí!!! Aunque nunca entran dentro de los vagones para mirarlo...

Al llegar al centro, buscamos un sitio donde canjear nuestros tickets de barco y bus y resulta que la ciudad está llena de casetas donde comprar estos billetes con distintas compañías, pero como entre ellos se conocen, nos mandaron a la que había contratado el hotel para nosotros.

Comimos con bonitas vistas en el Cais da Ribeira, como no, una típica Francesinha, para empezar bien el viaje.

Después de comer nos sentirnos muy muy gochos con lo que nos habíamos metido entre pecho y espalda, cogimos allí mismo el barco de los seis puentes, donde durante 50 minutos nos llevaron a ver seis puentes de la ciudad, los más importantes.

Nos habían hablado de un crucero más caro pero que merecía la pena hacer por el Douro todo el día y como nos gustó tanto esta travesía de 50 minutos, fuimos a informarnos sobre el otro crucero. Conseguimos coger un hueco, para dos días más tarde, pero lo logramos. Tras reservar, cogimos el bus turístico (muy recomendado ya que la ciudad está repleta de cuestas y al menos nosotros no hubiésemos sido capaces de ver todo lo que nos enseñó el bus en tan pocos días) Te podías subir y bajar las veces que quisieras y había varios colores, nosotros teníamos el Yellowbus, que a su vez tenía dos itinerarios distintos: uno de castillos y otro del centro de la ciudad. Pudimos ver vistas espectaculares que nunca hubiésemos conseguido andando.

Entorno a las 20 bajamos del bus cerca de la estación de metro de Bolhao y fuimos hacia el hotel. Allí nos recorrimos la zona del Aeropuerto pero no había nada abierto para cenar y pedimos pizza al hotel, pues no nos apetecía probar el buffet que allí había por la noche.

DÍA 2:

Después de desayunar en el hotel, nos fuimos al centro para coger el bus turístico de los castillos (recorrido que no habíamos hecho el día anterior) éste fue muy chulo ya que te sacaba de Oporto para llevarte a los pueblos costeros de al lado y te enseñaba las fortalezas de la ciudad.

Acabamos comiendo tarde, pero nos atendieron muy amablemente en el centro, cerca de la Torre dos clérigos. Allí, probamos el típico Pica pau que llaman ellos y volvimos a comprobar lo mucho que les gustan las salsas y la carne jajaja.

Paramos también, en un pastelería a probar dulces típicos y lo que más tenían son dulces con yemas tostadas, muy muy ricos pero muy caros, entorno a un euros la pieza.

Después de comer fuimos a dar una vuelta y encontramos estas vistas sin querer...

Seguimos caminando y entramos en la tienda de sardinas por excelencia de Oporto, una en la que te puedes llevar las sardinas en una lata con tu año de nacimiento con más importante que ocurrió ese año. (Cuidado si vais sin facturar porque en el aeropuerto no te dejan pasar con latas de sardinas, a mi me pararon por una con sardinas de chocolate creyendo que eran sardinas de verdad)

DÍA 3:

Nos levantamos temprano ya que teníamos que coger el crucero a las 9 de la mañana en el centro. Cogimos el metro hasta el centro y allí un Uber hasta el puerto porque íbamos justos para ir andando (siempre usamos Uber o Cabify en los viajes)

Os cuento, hay distintos tipos de cruceros según hasta donde quieras ir y lo que quieras que incluya. El nuestro fue este e incluía: desayuno, almuerzo, comida y tren de bajada desde Regua.

El desayuno estuvo bien, después salimos del puerto de Oporto con rumbo a Regua, por el camino pasamos dos presas, nunca habíamos subido ni bajado una presa con un barco y fue muy curioso verlo.

Seguimos nuestro recorrido y comimos comida típica durante la travesía. Tras ver paisajes impresionantes y coger alguna fotito que te hacían en el barco, llegamos a puerto y allí el guía, que nos había acompañado durante todo el viaje, nos subió al tren que nos volvería a llevar a Oporto.

Aquella noche en el hotel cenamos de buffet y comprobamos que no merecía la pena, la calidad precio era mala comparado con el alojamiento y el desayuno.

DÍA 4:

Nuestro último día! Ya estábamos cansados, la verdad, pero aun así como teníamos el vuelo a las ocho, quisimos aprovechar la mañana con el bus turístico.

Estuvimos de compras por Oporto, yo me compré otra bola de cristal para mi colección y Jorge se cogió distintas camisetas, entre ellas, no podía faltar una de la típica Francesinha jejeje.

Comimos en un sitio muy recomendable llamado Traça y situado en la calle Largo de Sao Domingos. Allí nos sirvieron un buen menú típico pero mucho cuidado porque en algunos sitios al pagar te incluyen un servicio por cubierto extra de 1,20 (por si vais y no contáis con ello)

Acabamos el viaje yendo antes al aeropuerto porque había problemas con los controles, pero pudimos aprovechar algo el día. Fue un viaje chulo, movidito, pero ¿qué viaje no lo es? Hasta la próxima aventura!!!!

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Alemania, marzo 2016

Semana Santa del 2016, comenzamos nuestro viaje cinco locos con ganas de viajar rumbo a visitar a una amigo que llevaba unos meses viviendo en Alemania.

Cogimos el vuelo desde Madrid por la tarde (recordad siempre que hay que coger el bus 200 que sale de Avenida de América y te deja en las distintas terminales de Madrid por 1,50 euros) llegamos entorno a las 22 de la noche a Frankfort, allí alquilamos un coche con Europcar (reservado antes por Internet) para llegar hasta Ausburg, el pueblo donde vivía el amigo que nos iba a acoger unos días en su casa. El coche fue barato, unos 160 euros los cinco días.

A las 11 de la noche emprendimos camino hacia allí, teníamos 4 horas por delante que se convirtieron en algo más ya que teníamos que parar a cenar ¡benditos McDonalds 24 horas! 

Entorno a las 4 de la mañana llegamos  a Ausburg y tras aparcar, saludarnos, hablar y hablar acabamos el día a las 6 de la mañana.

El coche lo dejamos aparcado en la puerta hasta el último día, ya que con nuestro amigo y la novia ya no cabíamos en él y aunque barajamos la posibilidad de coger dos coches, vimos que no compensaba con las ofertas de grupo que tienen en Alemania para usar los trenes, nos costó 66 euros el Bayernticket para seis personas y podías usarlo durante 24 horas las veces que quisieras para ir a cualquier sitio de Alemania.

 DIA 1:

El primer día, como nos despertamos tarde por haber llegado a las cuatro de la mañana al lugar, lo dedicamos a visitar Ausburg. Nuestro amigo, nos hizo un desayuno de campeones típico Alemán con Bratwurst (salchichas blancas dulces que se suelen comer con una especie de salsa de mostaza dulce) y brezels (panes en forma de lazo con sal gorda por encima). Tras degustar este desayuno fuimos a dar una vuelta por los alrededores, vimos cosas curiosas como tiendas de trajes típicos alemanes, iglesias y parques de la zona. Acabamos comiendo en un parque porque en el centro de la ciudad había venta ambulante de comida y cogimos unos perritos con patatas que devoramos con unas cervezas (en Alemania se puede beber en la calle). Acabamos la tarde tomando algo en un café y comiendo más brezels, por último fuimos a la estación de tren a sacar los billetes del día siguiente.

 DÍA 2:

Nos levantamos pronto para poder aprovechar el día, comenzamos pasando a por unos cafés y bollería para desayunar en el tren que nos llevaría al castillo de  Neuschwanstein, pero que para en Füssen, una vez allí cogimos el autobús número 73 (dirección a Steingaden / Garmisch-Partenkirchen) siendo la parada de destino Hohenschwangau / Alpseestraße.

Al llegar, hicimos una cola inmensa para coger las entradas del castillo, os recomiendo si sois estudiantes que llevéis carnet de estudiante porque el descuento no tiene desperdicio. Al coger las entradas, tuvimos dos opciones: coger un carro tirado por caballos que te subía hasta el castillo o subir andando. Nosotros preferimos contemplar el paisaje tranquilamente y decidimos subir andando a nuestro ritmo. Una vez arriba, nos hicimos fotos y esperamos comiendo unos bocatas nuestra hora para poder entrar al castillo. El castillo por dentro es precioso, muy recomendable visitarlo y también el lago que hay a los pies del misno, espectacular. Me asombró ver tiendas de relojes de cuco, pero mucho más ver una tienda Swarovski en mitad de la montaña!!! :O

 Día 3:

EL tercer día cogimos un tren a Munich. Al llegar, buscamos un tour turístico por la ciudad y dimos con uno gratuito muy  bueno y recomendable “Muñich tour en Español” los de los paraguas amarillos que hay en la plaza principal de la ciudad, Marienplatz. Allí comenzamos el tour y dos horas después lo acabamos en Hofbraüaus München, el salón por excelencia donde se celebra el Oktoberfest. Al finalizar el tour, recogen lo que les queramos dar, nosotros les dimos cincuenta euros porque éramos cinco pero cada uno puede dar lo que quiera.

La guía nos llevó a un sito típico a comer. Por la tarde, visitamos una ola artificial que hay en el parque Englisher Garten donde había gente surfeando. La historia dice que los americanos crearon la ola artificial durante la guerra porque echaban de menos las olas californianas. Un parque muy bonito y especial que te sorprenderá.

Terminamos el día viendo el estadio del Bayern por la noche iluminado.

 Día 4:

El cuarto día fuimos hacia Munich también pero para llegar desde allí al campo de concentración de Dachau. Para llegar a Dachau desde el centro de Múnich, hay que coger la línea de cercanías S2, dirección Dachau o Petershausen y bajar en Dachau. Luego desde la estación hay que coger el autobús 726 en la parada que pone KZ-Gedenkstätte. El viaje desde Munich lleva unos 35 minutos. Allí cogimos una audio guía en español y estuvimos unas tres horas pero no conseguimos verlo todo, es enorme y espeluznante porque todo está contado con pelos y señales.

Por la tarde seguimos con el turismo por Munich ya que no pudimos ver mucho el día anterior. Fuimos a BMW a ver su museo (recomiendo que solo paguéis entrada si realmente os gustan los coches porque yo me arrepentí de haberla pagado).

Terminamos el día paseando por el parque Olímpico y subiendo al Olympiaturm, la torre más alta de Munich y desde la que se puede ver toda la ciudad en 360º. 

Día 5:

Acabamos nuestro viaje pasando las últimas horas en Frankfurt, visitamos la plaza central y volvimos hacia el aeropuerto para devolver el coche y esperar nuestro vuelo.

El viaje fue genial, nos quedamos con ganas de visitar muchos más sitios, pero sabemos que algún día volveremos.

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Rumania, diciembre 2016

Uno de los mejores viajes que he hecho ha sido este. Recuerdo que al principio nos resistíamos a ir porque no nos llamaba mucho el destino, pero volvimos super contentos. Hemos descubierto una cultura nueva, asequible a todos los bolsillos y con mucho que ofrecernos, la Europa del este.

Todo empezó el día 8 de diciembre, pusimos rumbo a Bucharest, el vuelo fue tranquilo, aunque recomiendo que si vais en Ryanair como nosotros, paguéis cinco euros más por los asientos en las salidas de emergencias ya que el vuelo son tres horas y se está más holgado en estos asientos.

Las vistas eran espectaculares, todo estaba nevadito desde las alturas, aunque en Bucarest no había ni un copo.

Llegamos entorno a las 18 de la tarde y en el mismo aeropuerto sacamos dinero de un cajero (no habíamos cambiado en España y allí usan otra moneda llamada Lei, no merece la pena hacer el cambio en España ni en el aeropuerto ya que por unos dos euros de comisión sacas allí de cualquier cajero o cambias en cualquier casa de cambio de la ciudad, que hay muchas) y pedimos un taxi desde las máquinas que allí había, en las que se imprime un ticket con el número de matricula de tu taxi para que salgas y lo busques en la puerta. A los cinco minutos teníamos un taxi esperándonos. Tardamos una media hora al centro y nos cobraron unos 4 euros al cambio (15 lei más o menos)

En el centro teníamos un apartamentito que habíamos reservado por Booking muy mono y muy muy económico (aunque todo en este país es muy económico ya habéis visto el taxi).

La primera noche dimos una vuelta por la zona y acabamos cenando en un sitio que nos recomendaron de hamburguesas y crepes (debía ser muy conocido)

Día 1 Quisimos ir al Castillo de Bran pero llegamos tarde a coger el tren temprano, en la estación de Bucarest  y acabamos cogiendo los billetes de las 12 de la mañana, aun sabiendo que nos arriesgábamos a no poder entrar, ya que el castillo en esta época cierra a las 16 de la tarde. Intentamos pillar un taxi hasta el lugar ya que calculando eran unos 40 euros ir, pero los taxistas nos intentaron engañar pidiéndonos cuantías indecentes en euros (no en su moneda). Decidimos coger los billetes a Brasov (de Brasov a Bran se va en bus) por unos 26 euros los dos  y esperamos la hora de salida del tren en la estación tomando dulces típicos de una panadería que hay allí muy recomendable llamada Georgiana. De camino a Brasov Castillo de Peles (habíamos leído que era muy bonito). Pues allá que fuimos!!!! Conforme ascendíamos a la montaña, encontrábamos más nieve, fue muy bonito.

En vez de bajarnos en Brasov, nos bajamos en Sinaia (unas dos paradas antes) y allí subimos andando hasta el castillo, primero por las escaleras que hay al salir de la estación, atravesamos un parque con un casino dentro (sería el casino del pueblo) y subimos a la izquierda por otras escaleras dónde encontramos un monasterio precioso de subida al castillo.

Seguimos nuestro camino rápido porque empezaba ya a ir cayendo el sol (si no los sabéis allí anochece a las 17 de la tarde en esta época) Cuál fue nuestra sorpresa al empezar a ver puestos de ropa, comida y cosas típicas del lugar por toda la subida de la montaña. Tuvimos que tener cuidado con el hielo y la nieve que cada vez era más abundante, pero de pronto apareció unas de las vistas más bonitas que he contemplado nunca...miradla vosotros mismos y juzgar...

Os recomendamos 100% pagar la visita guiada (solo hay en inglés y con suerte en español pero a ciertas horas y con reserva) Por dentro es mucho más bonito y espectacular. Las entradas son baratas y se pagan a parte (entrada al castillo y a otro castillo más pequeño que hay al lado). Cuidado porque también cobran una tasa por hacer fotos.

Entorno a las seis de la tarde comenzamos a bajar y descubrimos al lado de la estación una especie de panadería pequeña donde vendían pizzas por un euro y bollería típica. Compramos un par de pizzas y cogimos el tren de vuelta a Bucarest.

Día 2 El segundo día teníamos claro lo que íbamos a hacer desde hacía meses, ir al mayor Spa de Europa!!! Sí, sí! Es increíble y cómo todo en este país, muy muy asequible. En un primer momento queríamos ir en un bus exclusivo que te lleva al SPA desde varios puntos de la ciudad, pero como aun teniendo los horarios y lugares no encontramos el bus, decidimos coger un Uber por internet (contratamos datos muy baratos desde España para podernos mover por la ciudad y buscar lo que necesitásemos) El Uber nos costó tan barato y era tan seguro que no volvimos a fiarnos de ningún taxista y solo usamos coches Uber por la ciudad. Al llegar a Therme Bucarest (cerca del aeropuerto, incluso el mismo bus del que hablé antes pasa por el aeropuerto por si quieres ir directo al SPA) cogimos la entrada de día completo a todas las zonas (piscinas, parque acuático y saunas), allí te ponen un pulsera que al salir la devuelves y te dicen el total de lo consumido durante todo el día. 

Estuvimos bebiendo Cocteles en las piscinas, tanto en la interior como en la exterior ya que era unos cuatro euros la copa y nos dimos masajes completos por a penas 20 euros una hora cada uno. Había demostraciones gratuitas, saunas con pantalla de cine, camas balinesas, zona de toboganes tipo Aquópolis, DJ a partir de las 21, actividades en el agua... Comimos en los bares y restaurantes que hay dentro y al terminar el día entorno a las 23 de la noche salimos a pagar con nuestra pulsera.

Día 3 Nos levantamos temprano para poder ir por fin al castillo de Bran. Fuimos a la estación y allí montamos en el tren de las 10 de la mañana hasta Brasov, fuimos el trayecto con unos españoles muy majos. Al llegar buscamos la forma de llegar al castillo y la mejor era coger un billete de bus urbano hasta la estación de buses de Brasov (el autobús era el 23 y paraba en frente de la estación de trenes) Fue muy gracioso porque iban detrás nuestro seis personas de distintas nacionalidades siguiéndonos con el GPS. Al llegar a la estación de buses cogimos el bus de subida al castillo e hicimos la foto al horario de vuelta también.

Horarios de ida:

Horarios de vuelta:

Al llegar pasmos por puestos de juguetes y comida y encontramos la taquilla del castillo donde pagamos la entrada para subir. Sinceramente, la entrada no merece nada la pena, es mil veces más bonito el de Peles aunque éste, por fuera es chulo y la aldea que lo rodea tiene su encanto.

Comimos paseando por la calle ya que encontramos un puesto de super perritos gigantes donde te echaban hasta las patatas fritas en el pan de lo grandes que eran y acabamos comiendo un postre típico de la zona que llaman Chukros, buenísimos.

Para acabar nuestro viaje, al volver a Bucarest, fuimos a ver el Chritmas Market de la capital y dar una vuelta por la ciudad.

El viaje acabó al día siguiente, no nos dio mucho tiempo a ver bien la capital, pero sabemos que volveremos porque nos gustó mucho.

Espero que os haya sido de ayuda ya que cuando buscamos formas de ir a los castillos y sitios que visitar no tuvimos muchas explicaciones en los blogs que encontramos por Internet.

Hasta la próxima aventura amigos! :)