arlovesper - Tumblr blog

arlovesper · 11 months ago

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Summary: "I should not ask you where you came from. I should not ask you, neither should you"

(No debería preguntar de donde vienes, no debería preguntar, tu tampoco deberías)

Author notes: So, I wrote this a while ago and post it on ao3. But now I want to post it in here aswell as I want to start writing little stories and fanfics here too. This is based on "Like Real people do" by Hozier. I hope you enjoy! <3

(Escribí esto y lo subí en ao3 hace unos meses. Pero ahora lo quería subir aquí también ya que quiero comenzar a escribir pequeñas historias y fanfics aquí también. Esta pequeña historia esta basada en "Like Real people do" de Hozier. Espero y les guste! <3)

Estrellas llenaban el cielo esa noche. A pesar de ser una noche bastante nublada, aun podías ver el resplandor de estas detrás de las densas nubes grises. El sonido de una canción a lo lejos también era algo para recalcar. Aunque esta no estuviera lo suficientemente alta como para distinguir la letra o la voz que la cantaba, se podía distinguir la dulce melodía de esta. Sus suaves, aunque melancólicos tonos hacían su camino a donde estábamos. La tranquilidad de la noche era agradable.

Tus ojos posaban en una botella de alcohol por la mitad. Aun así, era notorio el hecho de que no estabas concentrado en esta, más bien parecías perdido en algún lugar en tu mente. Muchas veces hacías eso. Olvidabas el mundo alrededor y te encerrabas en tus pensamientos. Talvez eras muy distraído, o muy risueño. Al menos eso pensaban la mayoría de personas a tu alrededor. Honestamente, no creía eso. Bastaba con analizar tu ligero ceño fruncido, como tu cuerpo se tensaba conforme más tiempo durabas ido, o como tus energías iban apagándose a lo largo de esto para saber que eras más que una persona risueña o distraída. A veces, tu mente trabaja más rápido de lo esperado. Generando respuestas a conflictos aun no creados. Si me pagarán una moneda por cada pensamiento que tuvieras, estoy seguro que sería la persona más adinerada del país.

Muchas veces soñaba con saber lo que pensabas. Muchas veces rezaba por saber las incontrolables preocupaciones que creabas. Muchas veces rogaba por saber lo mucho que te mataba tu propia mente. Tus propios recuerdos.

Tu pasado era un misterio para el mundo. Nadie parecía saber sobre tus inocentes, aunque caóticos años de niñes. O de tus vacíos y dolorosos años de adolescencia. Tus vivas sonrisas ocultaban bien los años tras años de sufrimiento cuando se suponía que debías de estar disfrutando tu juventud. Al menos eso era lo que te decían, ¿No?

El pasar de los segundos, luego minutos no fue algo notorio para ti. Tus pensamientos nublando tus alrededores. En algún momento saliste del hechizo conjurado por ti mismo, siendo ahora consiente de la fresca temperatura del lugar. Parecías confundido por unos segundos. Como si hubieras olvidado donde estabas. Levantaste tu mirada, encontrándote con la mía. En ese momento, todo pareció tomar sentido en tu mente. Sonreíste. Juro por todas las estrellas de esa noche que no había visto sonrisa más hermosa. Sonreí. Tus ojos, dios, tus hermosos ojos parecían recuperar el brillo perdido años atrás cuando el mundo te mostro lo horrible que puede ser a tan corta edad. Desde ese entonces, sé que podría pasar el resto de mi vida observándote y seguir sintiéndome tan indefenso como en ese entonces.

A veces, quisiera saber sobre tu pasado. No los escasos y vacíos recuerdos de felicidad que contabas cuando no tenias opción. No. Quería saber sobre los recuerdos responsables de tus silencios. Esos recuerdos los cuales ocultabas de cualquier persona interesada en saber. Tu cuerpo pareció relajarse en el momento que sonreí. También, un leve tono rosa tomo lugar en tus mejillas.

-Eres hermoso -Susurre. Tu sorpresa fue plasmada en tus ojos, los cuales se abrieron un poco ante el comentario. Giraste tu cabeza, huyendo de mi vista. Reí ante tu estúpido intento de ocultar tu nerviosismo.

Recuerdo haber pasado meses imaginándome de donde venias después de llegar a la conclusión que eras mucho más que una persona distraída. Con esto no me refiero al país escrito en tu acta de nacimiento. O la ciudad dueña de las incontables caminatas nocturnas que dabas para escapar de tus pensamientos. Con eso me refiero a tu hogar. Me refiero a las personas supuestas a ser tu familia. Me refiero a el tenso ambiente en el cual creciste. Muchas veces imaginaba las incontables anécdotas que mortificaban tu alma. Esos momentos donde hubieras deseado todo menos estar vivo. Hubo ocasiones donde la duda iba a escapar de mis labios. Encontrando un paro milisegundos antes de salir. La pregunta parecía ser el peor de tus miedos. Escapabas de cualquier conversación con destino a esa pregunta. Y, en algún momento, se convirtió en un acuerdo mudo no preguntar nunca.

Mis manos viajaron a tu rostro, volteándolo hacia mí. Tus mejillas (antes rosadas) se encontraban pintadas completamente de rojo, al igual que las puntas de tus orejas. Intentaste mirar a cualquier otra cosa excepto mis ojos. Como si estos fueran a descubrir todo lo que pasaba dentro de ti al momento en que los mirarás. Acaricié tu rostro. Mis caricias manteniéndose lo más suave y delicadas posible, como si algún movimiento brusco fuera a romperte. Segundos después, dejé un dulce beso en tu coronilla, apartando mis manos de tu rosto. Pude ver como otra sonrisa se dibujaba en tu rostro, esta seguida por una pequeña y suave risa. Risa la cual quedo tatuada en mis pensamientos noches después.

Tu mirada por fin cayo en la mía. Tus ojos en los míos. Entonces entendí porque habías intentado huir de mi vista. Tus ojos parecían poder leer todos los pensamientos que pasaban por mi mente. Cada pequeño detalle de cada recuerdo. Cada nota de cualquier sentimiento. Sentí un escalofrió subir por mi columna. También como el miedo comenzaba a plasmarse en mí. Aunque, cada pista de este desapareció cuando tu mano poso en mi mejilla. Acercando tu rostro al mío, tu frente contra la mía ¿Cómo tan simple contacto pude transmitir emociones tan profundamente? La sensación de seguridad siendo completamente la más absorbente de todas. Talvez, y solo talvez, este había sido el único momento donde me había sentido seguro en años. Si me hubieran hecho pedir un deseo en ese momento, hubiera deseado, sin pensarlo, que ese momento no terminará. Necesitaba que ese momento durará.

Minutos después nos separamos. Aunque bien no nos alejamos más que unos cuantos centímetros del otro, no estábamos tan cerca como antes. En mi creció, gracias a eso, la gran necesidad de tenerte cerca. De sentir contigo las una y mil cosas que ambos sentíamos. Nos miramos. Tu miraba expresando mucho más que lo que mil palabras podrían expresar. Al igual de que, esta expresaba emociones contradictorias y, aun así, encontrabas cómo hacer para que se vieran tan melodiosas como las melodías que inundo nuestra noche. Tus ojos mostraba a la caótica persona detrás de ellos. Al igual que tu sonrisa, mostraba lo tan cansado que estabas. Lo tan quebrado que estabas después de años de tormento sin causa aparente más que el mundo siendo tan detestable como siempre era contigo.

Seguramente, también podías ver todos los sentimientos atrapados en mi a través de mis ojos. Talvez podrías ver todos los conflictos que no parecían encontrar respuesta en mi mente. Pudiste observar como el caos de mis pensamientos designaba las múltiples emociones que intentaba ignorar hasta que mi alma no soportará un segundo más de los asfixiantes sentimientos. Viste mis días de vacío. O, viste mis noches inundadas por las gotas saladas provenientes de mis ojos, cayendo sin permiso alguno como cascada a un rio. Sabia que habías visto algo. Algo que llamo tu atención. Algo que consumiría tus pensamientos. Algo que iba a causar incontables noches sin descanso. Algo lo cual crearía una duda sin respuesta. Y, en ese momento, tu mirada fija en la mía, la nublada y aun así, estrellada noche, con la dulce, aunque melancólica melodía tocando desde la distancia, entendí que, nunca preguntaría de donde venias. Nunca iba a preguntar. Tu tampoco preguntarías. Nunca.

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