Dicen que rotular es malo. Se equivocan. Rotular al otro es altamente satisfactorio. En este blog vamos a demostrarlo exponiendo los estereotipos que nos cruzamos diariamente. Toda similitud con la realidad es sesgada, prejuiciosa y para nada una mera coincidencia.
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Hombres de CULOS vs Hombres de TETAS: El duelo final
Llueve.
Algunos creen que son los dioses que lloran por las desgracias que los hombres se infligen a si mismos...
El piso empedrado del palacio en llamas refleja el fuego demoledor en los charcos de agua y sangre. Dos hombres siguen de pie... enfrentados, con las espadas melladas y los escudos rajados. Cae un relámpago y como si fuese una señal, ambos se lanzan al ataque en el duelo final por la supremacía de uno entre dos credos tan antiguos como contemporáneos... Las Santas Posaderas de Piba contra los Gloriosos Orbes de Fémina. Mi mente es una cloaca llena de referencias pop muy tontas. Lo sé. Ahora también lo saben ustedes.
Pero eso no quita que mi introducción con misoginia absolutamente injustificada tenga un atisbo de veracidad. Existe, ante la sorpresa de muchas personas, una división notable entre la población masculina heterosexual.
Si bien no abarca a la totalidad de los hombres, aproximadamente un 90% tiene una preferencia marcada. Estas cifras están confirmadas tras un estudio minucioso hecho con el metodo que entre profesionales damos en llamar "Le pregunto a todos mis amigos mientras empinamos cervezas como trogloditas en la noche previa al Apocalipsis". Desde luego, aclaro que todos los hombres, incluyéndome, disfrutamos a la mujer como un todo. No obstante, tras un primer vistazo a la belleza en su totalidad algo misterioso, como una especie de gravedad olmediana, nos lleva a enfocar nuestra atención de la cintura para arriba o de la cintura para abajo. La curiosidad me llevó a querer entender la raíz de esta división en las preferencias.
Los resultados reflejan diferencias tan similares que cuesta entender realmente qué es lo que hace que unos prefieran una parte de la maravillosa anatomía femenina y otros prefieran la otra. Yo había iniciado mi hipótesis creyendo que los hombres que prefieren los culos tienen un cierto perfil, mientras que los hombres que prefieren las tetas tienen el suyo propio.
Días de preguntas en mesas de bar y chat me hicieron darme cuenta que tanto para una cosa como para la otra, los perfiles variaban muchísimo... casi tanto como las explicaciones. De hecho, mis preguntas sobre el tema fueron variando hasta refinar el cuestionamiento a un planteo de raíces entre antropológicas y filosóficas...
Pregunta versión 1.0: ¿Preferís los culos o las tetas? Respuesta más común: - "Que la chupen bien" - "Yo prefiero los ojos" (Con lo cual descubrí que al menos uno en treinta hombres disfruta del sexo usando los globos oculares de su partenaire... preocupante). - "Culos" - "Tetas". - "¿Esto es un test? ¿Mi novia te pidió que hicieras esto? ¡Ya le dije que no está gorda!". Nivel de estupidez: Bajo. Nivel de efectividad para comprender la raíz de la preferencia: Nulo.
Pregunta versión 1.5: ¿Preferís una mina con buen culo o con buenas tetas? Justifique su respuesta. Respuesta más común: -"Me gustan los culos, porque está genial agarrarlos durante el sexo" -"Me gustan las tetas, porque está genial agarrarlas durante el sexo" - "No hay nada más sexy que ver a una mujer zangolotear su culo". - "No hay nada más sexy que ver a una mujer zangolotear sus tetas". Nivel de estupidez: En aumento. Nivel de efectividad para comprender la raíz de la preferencia: Manga de conchudos, cada vez tengo más dudas.
Pregunta versión 2.0: Entre dos mujeres que a tu gusto son "aceptables", salvo que una tiene un buen culo y la otra tiene buenas tetas... ¿A cuál preferís y porqué crees que tenés esa preferencia? Respuesta más común: - "Un buen culo implica buenas caderas, lo que implica que es buena para tener hijos". - "Buenas tetas implica que puede amamantar mejor, lo que implica que es buena para tener hijos". - "Una mujer con buen culo por lo general tiene buenas piernas, o sea que tienen más aguante para ciertas posiciones sexuales" - "Las tetas son más divertidas en la mayoría de las posiciones, se pueden hacer mucho más cosas con ellas". - "Siempre voy a elegir a la que tenga mejor cabeza" (Si, yo sé, tengo amigos mentirosos, pero los quiero tal como son). Nivel de estupidez: Alarmante. Nivel de efectividad para comprender la raíz de la preferencia: Nulo.
Pregunta versión 3.5: ¿Porqué crees que tu mirada y tu libido se centran en una parte de la mujer, sea su culo o sus tetas, según tu preferencia? Respuesta más común: - "Por los pendorchos" (Horas de traducción me llevaron a entender esto como "endorfinas"... brillante). - "No sé flaco, a esa altura lo que me importa es que me dé su teléfono". - "Y dale con las tetas y los culo', me parece que necesitás coger, vos". - "Jijiji, teeeeetas". - "Che... ¿Ya pagamos por estas birras?" Nivel de estupidez: Erbio. Nivel de efectividad para comprender la raíz de la preferencia: Resignado a la ignorancia. Conclusiones: En primer lugar, como dije en un principio, no encuentro evidencia que sostenga que los hombres que prefieren culos tienen un perfil y los hombres que prefieran tetas tengan el suyo propio. Cada miembro del género masculino tiene su preferencia y punto, a veces uno asume que un hombre es de tetas y resulta ser de culos a pesar de las apariencias.
En segundo lugar, las preferencias suenan extremadamente parecidas. Esto sorprende y pone en relieve que evidentemente las dos partes de la fisonomía femenina están para atraer y estimular al macho a que cumpla la única función real que tiene, procrear (aparte de matar insectos grandes y destapar frascos). En tercer lugar, algunos hombres prefieren un equilibrio. No les gustan ni los pechos grandes ni los trastes grandes. Les gustan los cuerpos equilibrados. Como esa gente que le gusta comer sin sal, o tomar agua en las comidas gourmet. Gente sin alma y sin brillo en los ojos... que están muertos en vida y aun no lo saben. Pobres.
En cuarto lugar, casi todos los hombres están dispuestos a dejar de lado sus preferencias y ligar con cualquier mina que les de bola, aunque no puedan sacudirle la pandereta o zambullirse en su escote y narrarlo mentalmente imitando a Jacques Costeau.
Quinto y último, cuando se trata del sexo y las preferencias, esta investigación revela que los hombres somos todavía más cavernicolas de lo que la sociedad occidental nos intenta hacer creer. Las mujeres pegan en el palo cuando dicen que los hombres somos todos iguales... no es verdad... simplemente somos muy pero que muy parecidos. Porque lo que sí terminé entendiendo es que los hombres sabemos lo que nos gusta, pero no nos importa realmente demasiado saber porqué nos gusta. (La producción agradece a todos los pibes de la vuelta que se bancaron mis preguntas extrañas. Este pedazo de redacción pueril no existiría sin ustedes).
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Esa gente rara que le gusta el invierno...
El frio es un hijo de puta.
Realmente lo es. No tengo la paciencia o el humanismo necesario para tolerar argumentos contrarios. "Pero el frio se saca abrigándose. El calor es mucho peor"... ¿Sabés que es peor que el calor del verano? Mi lanzallamas.
Tengo amigos que les gusta el frio. Salen en invierno con una campera de cuero y una remera. Esperan ansiosamente el momento de ir a fumarse un pucho a la puerta del boliche y uno duda sinceramente si los motiva la adicción al tabaco o la chance de respirar aire gélido capáz de congelar conceptos abstráctos.
Manga de conchudos.
Quien disfruta del frío ni siquiera tiene algo que lo delate como tal. No es descendiente de esquimales. No tuvo un ancestro escandinavo de dos metros, llamado BJÖRN que podía matar tiburones con el pene y domesticar osos polares con el poder hipnótico de sus pectorales.
En algunos casos son gente más rellenita, y entonces algo de sentido tiene. La grasa corporal los incomoda cuando hace calor y el frío los molesta menos. Pero cuando son flacuchos pálidos que se refriegan el pecho con las manos y ponen cara de estar abriendo una Coca-Cola ante la menor brisa gélida, realmente me siento desorientado. Son peores que los bichos esos que vienen con el frio de la serie de HBO, esa que muestra tetas en el medioevo.
Algunos de estos especímenes buscan justificar su preferencia alienígena hablando de las cosas “lindas” del invierno. Como poder tomar chocolatadas calientes, hacer la cucharita con tu pareja, ponerse ropa divertida… no sé. Una sarta de disparates que solo se le pueden ocurrir a una persona viviendo en el Polo Norte, y que necesita pensar en positivo para no suicidarse con una cuchara hecha de hueso de ballena. Solo una mente perversa puede pensar que es mejor meterse en la cama con siete acolchados por encima a dormir en pelotas con el ventilador prendido al mango.
No me malentiendan. No soy un defensor a ultranza del calor. Me jode caminar dos cuadras y ya estar sudando como una trola reguetonera, me joden los mosquitos, y me jode sudar… lo digo dos veces porque me jode el doble de lo que aparento. Lo soluciono con quedarme tranquilo, me tomo una cerveza helada y busco una ducha fría, o la playa. En resumen, vivo como un mamífero normal, que disfruta de la época de calor y en invierno quiere enterrarse vivo a siete metros bajo tierra con una estufa y televisión por cable.
Con todo, no tenés que ser fan del calor...
¿Pero el frio? No te puede gustar el frio. Te hace pertenecer a esa categoría de gente que come milanesas con dulce de leche, y las disfruta, masticando despacio, mientras te mira fijo y sin pestañar. Sabiendo, sin lugar a dudas, que estás atisbando al vacío interminable de la locura...
...De lo inhumano
...Del mal encarnado.
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Elogio al Río de la Plata
Tras tiempo sin escribir, vuelvo a las pistas con un poco de nostalgia y melancolía que me trae el día soleado que irradia el país que me hospeda hoy. Ya en una entrega anterior de una de nuestras colegas escritoras se ahondó en el tema de la argentinidad, quizás más centrado al porteño molesto que todos conocemos y de los que muchos formamos parte. Hoy prefiero no entrar en críticas para destacar ciertas características rioplatenses que damos por hecho y quizás nos olvidamos lo geniales que son.
Cuando uno se aleja de lo propio y pasa un tiempo empapándose en otras culturas, cuando se tiene que amoldar a costumbres que nos son ajenas y repara en cómo funcionan otras sociedades, la comparación se vuelve casi inevitable, ya que hay ciertas cosas internas que debemos cambiar momentáneamente para poder adaptarnos. Creo que el ser humano tiene cierta facilidad para abstraerse y adaptarse ante los cambios, pero si debe sostener el cambio por un tiempo prolongado pasa por pequeñas crisis, añoranza de lo que el consume como propio. Se podría decir que en estas semanas atravesé por varios de estos cortocircuitos mentales y hoy quiero dedicar unas palabras a estas características que yo encuentro sumamente fascinantes sobre nosotros, los nativos rioplatenses. Como se podrá notar, mi visión es sumamente subjetiva y puedo entender que no sea compartida.
Lo primero que uno enfrenta al llegar a las costas citadinas del Río de la Plata es que estéticamente todos los integrantes de las ciudades son muy diferentes. Podemos encontrarnos con apellidos como Gómez, Schilatzzi, Alcachofa, Green, Maciel, Chen, Dubois, etc. Colores de pelo y estilos múltiples bañan las calles de las ciudades en las que la multiplicidad genética conforma la población normal. Esto no quiere decir que la variedad sea mejor, simplemente no nos llama la atención. Estamos acostumbrados a ello, y sabemos que los demás también. Difícil es transitar en una ciudad en la que estéticamente todos son similares, pasamos a ser un ñoqui de verdura en un plato de fideos blancos. Al caminar por calles en las que no acostumbran a ver ñoquis de verdura, uno se transforma en una suerte de cencerro de atención y resulta sumamente incómodo, más si uno intenta discretamente luchar junto con un pañuelo tissue con el resfrío que acaba de heredar del clima cambiante. No me miren más! No soy justamente una supermodelo ni tampoco famosa, así que si quieren de mis mocos, pídanmelos!
A veces uno asume su rol como mujer en la sociedad y quien asegura que el machismo existe, tiene toda la razón. Cada vez más escuetamente nos encontramos con seres prehistóricos que desdeñan la labor de la mujer en la sociedad. Lo que llama la atención es cuando la mujer piensa de esa forma también y toda la sociedad se mueve con una cadencia bajo premisas arbitrarias casi con la precisión de un reloj suizo. Señores y señoras, quiero presentarles una tipología de vida de un país no muy lejano: A los 23 años uno debe recibirse y conseguir un trabajo, a los 25 se debe casar, hay que mudarse a un departamento de no menos de 65 mts2 con 3 habitaciones, antes de los 30 se tiene el primer hijo, no con demasiada diferencia el segundo. Salir a las 18 hs del trabajo es mal visto. Claramente las miradas hacia uno se hacen más críticas si uno cuenta que no está recibido, que trabaja desde los 18 años y que no está casado.
Son costumbres, ok, uno puede lidiar con eso, las miradas en la nuca pasan a ser una costumbre diaria y lo podés tomar con humor. Pero un día inesperado llega el momento en el que a uno le sucede algo, sea un accidente o el simple hecho de ver como un taxista por 15 cuadras quiere cobrarnos 3 veces más de lo que ya sabemos que se paga. Más allá de la condición de extranjero, alien o como quieran llamarlo, pasadas las 3 semanas en un lugar, aprende ciertas cosas como los precios de los taxis, qué buscan de uno los seres que se le acercan entre otros.
Los rioplatenses, más específicamente Mi Buenos Aires querido, pasa a ser cuasi del primer mundo, aunque Usté no lo crea. No sólo estamos acostumbrados a ayudar a leer mapas a turistas perdidos, sino que aunque parecemos muy chantas, no lo somos en extremo si lo ponemos en perspectiva. Claramente uno se puede encontrar con algún taxista que te pasee por las calles aunque uno no le pida un tour personalizado, pero mínimamente tienen taxímetro y lo van a usar. Al tener un accidente, siempre va a aparecer una ambulancia, aunque tarde, aparece. Hay ciertos procedimientos legales ante siniestros que están establecidos y no se modifican según el día, la hora y la guita que pase alguno por debajo de la mesa. Somos, en la mayoría amables con los turistas, porque ellos vienen a conocer nuestro país, a dejar plata que en mayor o menor medida, nos beneficia a todos. Tenemos pungas, pero basta con solo advertir a un turista, no meterle miedo para que no se tome el bus porque claramente sos un blanco fácil. No tenemos casos de burundanga y no sé que otras drogas de sometimiento diariamente, tantas que debemos alertar a la gente que si alguien te pide instrucciones en la calle no agarres ningún papel, y sigas de largo. Solemos ayudar con direcciones, calles o caminos, sea en la calle, entre autos o al pobre diablo que está en un puesto de diarios. En el trabajo, podemos ser directos y frontales, pero no recurrimos a desdeñar y descalificar el trabajo de otro, sólo para mostrar poder con copia a un gerente, al menos nunca me pasó. Qué es lo que motiva a ciertas sociedades a que con cara de constipación y vocecita de cabrito degollado te manden literalmente a freír espárragos cuando se pide una factura por el consumo que acabamos de hacer.
El rioplatense tiene sus vueltas, pero se adapta y en muchos casos no es mala persona. Hoy tras semanas lejos de mi país puedo decir que extraño los paros de subte y los piquetes. Que la libertad que tenemos para expresar nuestra disconformidad, aunque rompa las pelotas a muchos, hace que no nos la agarremos con un pobre ser perdido en la ciudad con una cantimplora colgada del cuello. Que la libertad sexual que hoy se ganó, nos convierte en personajes menos retorcidos, que el rol de la mujer no es el de una imbécil a quien es fácil estafar. Hoy todos los rioplatenses podemos decidir esperar a estar enamorados para casarnos, a traer o no hijos al mundo sin ser un bicho a quien se lo juzga. No digo que seamos perfectos, nada más lejano a ello, no somos primer mundo tampoco pero las estadísticas que puedo sacar hoy nos favorecen ampliamente.
Un poco de nostalgia que me gustaría ahogar con un buen vino mendocino…
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El corazón es un pantano viscoso: una pregunta.
Hace tiempo que rodeo nuestro querido blog tratando de encontrar un tema para retomar la escritura....Sisisi, ya sé, me tome unas largas vacaciones pero puedo aseverar con total resignación que las necesitaba.
También es cierto que tenía solo un tema que ronda una y otra vez por mi cabeza, como esos mosquitos en verano, que prefieren someterse al peligro de la mano asesina que dejarnos en paz.
He hecho sendos esfuerzos por ahuyentarlo, pero aún esta, inquieto, sagaz, se me cuela en el trabajo, en los sueños, en una película favorita en la que nada tiene que hacer, en una canción en la que dejo su rastro, en el hueco de alguna almohada que aun conserva su perfume (puede ser eso posible?)
Y de ahí la pregunta tangencial que evito hacerme, se me representa con toda su contundencia escrita con laser ante mis ojos. Y tal vez tenga que dejar de ahuyantarlo y escribir sobre esto, y volver a escribir, y escribirlo de una vez por todas.
¿Como podemos amar a las personas que nos lastimaron?, ¿que tiene el amor de insoportablemente incierto y masoquista que hace que una y otra vez volvamos a esos recuerdos que deberíamos olvidar bajo todo concepto?.
No intento la cursilería y nada tengo de cuchi cuchi. Como todos los gatos de este blog, más bien me siento descompuesta frente algunas manifestaciones románticas exacerbadas, pero sin embargo, aquí estoy escribiendo sobre el amor, con todos los clichés inoportunos y la desazón de la pérdida, cual novela de Florencia Bonelli. PUAJ.
Irremediablemente me pregunto como podemos sostener en lo alto de nuestra estima, a alguien que se encargo de lastimarnos con sorna. Porque extraño motivo de la mente, atesoramos sus olores, y ruidos, porque manipulamos fechas, espiamos, soñamos, nos inquita un timbre telefónico que suena a un horario extraño, deseamos tropiezos, equivocaciones, señales.
El corazón es un pantano viscoso, los recuerdos salen de el como alguien que escapa de arenas movedizas; algunos veloces, huyen sin que nos demos cuenta. Otros pesados, y profundos, pisan con sus pies de acero y se hunden, ennegreciéndose, haciendose cada vez mas aplomados, confundiéndose con el lodo de la materia de la que esta hecho, enterrándose, clavándose allí donde nos concentramos, con vergüenza y dedicación en arrancarlos, si logramos dar con ellos, antes de que, majestuosos, surjan tiñiendolo todo en el momento menos esperado.
Que extraño mecanismo empuja una y otra vez a relamerse con lo fallido, con lo faltante. Que lección inevitable de la vida, tenemos que aprender o que saber para que algunas cosas se reediten una y otra vez como un casette viejo con una cinta que se atora. Que manipulación obscena de los sentidos, se pone en juego cuando es necesario desterrar las ilusiones. Que sinapsis voluptuosa hace sombra para traer una y otra vez, acá, sin estímulo aparente ni incidencia voluntaria, eso que es preciso olvidar. Que traición karmática pagamos y cual es el monto de una deuda que se hace lacerante e imposible de pagar.
Para poder escribir de nuevo, tenía que plasmar esta pregunta.... lejos estoy de encontrar la respuesta. Mucho menos hoy....
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Homus Gymnastus,
Hoy quiero explayarme sobre quienes yo considero uno de los grupos humanos mas extraños que pueden encontrarse en oscuros cuartuchos y sucios galpones de la ciudad. Más extraños y peculiares que los floggers, los skinhead, los emo e incluso aquellos ñoños recalcitrantes que salen todos juntos a la calle vistiendo disfraces de Star Trek. ¡De Star Trek! ¡Si, señor juez, me llevé a cinco conmigo y estoy orgulloso! Cof cof cof, perdón, desvarío. ¿Dónde estaba? ¡Ah si! Uno de los grupos humanos más extraños que puedan verse: las ratas del gimnasio. Aunque ahora que lo pienso en frío no se si ratas sea un sustantivo lo suficientemente descriptivo, imagínense ustedes unas ratas bípedas rellenas de anabólicos que usan ajustadas musculosas de colores y ya con eso podrán tener una imagen mental mas o menos encaminada. A lo largo de mi vida cometí varias veces el error de creer que eso de ir al gimnasio podía ser lo mío, hasta que me topé con la cruda realidad: tengo el estado físico de un perezoso y la constancia de una centolla marina (hoy estuve viendo Animal Planet, mil perdones por las analogías). Pero aun así en mi breve paso por esos lugares recopile mucha información sobre estos especímenes que hoy expondré de la mejor forma que pueda, o de la primera que me salga.
Creo que lo más prudente para comenzar un análisis sería reflexionar un poco sobre sus motivaciones. Si le pregunta a cualquiera que tenga un mínimo aire de elocuencia nos va a querer vender el cuentito de que lo hacen para sentirse bien consigo mismos, que mens sana et corpore sana y otra divertida sarta de sandeces. ¡Mentira! Por dios sepultemos ese mito, yo si quiero sentirme bien conmigo mismo le compro un sandwich a un chico de la calle o me inmolo en una convención trekie. ¿Así que libera endorfinas? También lo hace comer un chocolate, no necesito autoflagerlarme con una barra de 120 kilogramos, gracias. Así que echemos por tierra de una vez eso y acerquémonos un poco más a la verdad. ¿Cuál es el motivante mas grande para un hombre, a ver a ver, el alumno barbudo que está sentado en la tercera fila si mmm… usted… Freud? ¡Exacto, están buscando levantarse minitas! La respuesta es tan obvia que genera cierta desconfianza. ¿En que se basan esas sospechas? Sencillo, observarlos. Con entrar a cualquier salón de esos roñosos que se hacen llamar gimnasios vamos a poder notar a simple vista como usualmente evoluciona una rata de gimnasio: Primero es una persona normal con algún que otro complejo de inferioridad. Al año la rutina comienza a hacer efecto, se los ve seguros de si mismos, mas fornidos y listos para salir al mundo. Un par de años y anabólicos después ya tienen el físico de Cristiano Ronaldo, es evidente que cualquier intento de ir mas allá de eso sería fútil y totalmente innecesario, tanto es así que si su objetivo fuese verdaderamente conseguir atraer al sexo opuesto sería normal que aquí se detuviesen. ¡Pero no, siguen! Al poco tiempo empiezan a lucir como un jabalí con pantalones, con brazos del tamaño de un matafuegos de cincuenta litros y caracterizados por la ausencia total de cuello. No es que sea demasiado buen juez de la belleza masculina, por razones obvias, pero no creo que el promedio de mujeres encuentre atractivo a un termotanque. Pasado este punto creo que la única alternativa que nos resta suponer es que estos muchachos probablemente crecieron viendo las constantes repeticiones Conan el bárbaro por canal 11 y no piensan detenerse hasta que sus pectorales sean más grandes que sus cabezas. Una suerte de narcisismo perverso y retorcido justificado en la imagen infantil homoerótica de terminator en cueros, no hay otra explicación.
Soy Conan, ya no necesito mujeres, tengo mis propios senos.
El segundo punto de análisis es su hábitat que como se puede suponer es el gimnasio, el cual cuanto mas feo, sucio y con olor a humedad más atractivo parece resultarles. Son de hábitos completamente nocturnos, ya que de día se esconden bajo techo y evitan todo contacto con la civilización. El bronceado permanente que lucen proviene de largas sesiones de cama solar y puede notárseles en el tono ligeramente anaranjado-zanahoria de la piel y en esa sensación de que en cualquier momento van a comenzar a descascararse. Al caer el sol en cambio son libres de salir y pueden encontrárselos en grupos sospechosamente estrechos de dos o tres ejemplares. Usualmente deambulan por boliches de la noche porteña para los cuales aplican el mismo criterio de elección que con los gimnasios. Suele atraerles la música electrónica y/o brasileña. Generalmente son fanáticos declarados de cosas como el Axé (que al parecer es un estilo musical, no un desodorante), dato que combinado con los anteriores hace levantar aun mas sospechas.
Su alimentación es, de donde se la mire, excesiva. Tuve un amigo que supo digievolucionar en una rata de gimnasio. Recuerdo que la ultima vez que lo invité a cenar pizza a mi casa y acabada la misma extrajo de su mochila tres tuppers con alimentos varios que comenzó a devorar en frente mío con la excusa de “el deportologo me dijo que necesito ganar masa”. Nunca había sentido nauseas de ver una persona comer hasta ese momento. Todo esto sin mencionar que sus dietas están reforzadas por toda clase de cosas terminadas en “-ina”: creatina, proteína, glutamina, poxilina, etc. La presencia de estos “químicos naturales que NO SON ESTEROIDES”, como suelen informarnos voluntariamente entre gritos cuando los descubrimos inyectándoselos en el vestuario, puede detectarse con solo olfatear el gimnasio al concurren. Si hay algo más desagradable que el olor a sudor estancado es ese aroma a ser huma exudando un montoncito de cosas terminadas en "-ina". Es casi tan divertido como sentarse al lado de un indio en un día de verano después de que haya ingerido su octavo plato de curry. No se lo recomiendo a nadie.
Socialmente se desenvuelven en grupos compactos de mediana envergadura con los que comen, salen, entrenan y toman clases de reggaetón. Estructuralmente parecen designar como macho alfa a aquel que levanta mas peso en el banco inclinado. Por lo general su capacidad de lenguaje parece ser inversamente proporcional a la masa muscular, tanto es así que dentro del grupo logran comunicarse con una suerte de monosílabos cerrados mezclados con ruidos de todo tipo. Dos psssfffssh y un hmmmm equivalen a “ponele mas peso” y cosas por el estilo. La sociabilización con personas no pertenecientes a su grupo humano parece no estar bien vista, es escasa o nula. Suelen intentarlo en épocas de apareamiento describiendo danzas alrededor de la victima que pongan en su plena vista lo marcado de sus bíceps, cuádriceps o quintupleceps.
Aislados de su entorno social suelen ser buenos tipos. No les confiaría el cuidado de un infante, el cuidado de mi perro y ni siquiera los dejaría encargados de regar al malvón de mi casa, pero están siempre dispuestos a ayudarnos con una mudanza, demolición o cualquier tipo de cosa que tenga que ver con un auto sin pedir nada a cambio. Y para agradecerles no hay mejor cosa que invitarlos a comer siete pollos al horno mientras vemos el viejo VHS de Comando.
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La Vieja Molesta
Mucha gente cuando envejece se pone realmente insoportable. Si prestamos atención a la reacción de terceros ante la inminente aparición de personas de la tercera edad, vamos a poder notar que generalmente es la misma. Miradas para abajo, sonrisa forzada, alejamiento disimulado para que no haya ningún tipo de contacto físico. Lugares comunes donde la vieja molesta “ataca”: transporte público, ascensor de edificio, parada de colectivo, farmacia, fila en el banco, fila en el supermercado, y muchos lugares más. A continuación una breve descripción de los diferentes escenarios mencionados para ayudarte a salir ileso.
Transporte público: como hemos comentado en alguna entrega pasada, y lo que es evidente al ojo del habitante promedio, el transporte público se convierte cada vez más en una tortura china. Uno tiene que luchar para subirse y después luchar para encontrar algún espacio donde acomodarse y seguir viaje, entonces cuando mágicamente se libera un asiento uno intenta descansar aunque sea parte del viaje. Claro, como el colectivo/subte suele estar repleto de gente, uno se sienta donde puede, y no termina de hacerlo que mágicamente aparece una vieja para mirarnos mal y exigirnos de manera silenciosa el asiento. Sí, algunas lo merecen porque ya están en la quinta edad prácticamente y hacen malabares para sólo subirse, pero hay otras que se clavan el taco de 15 y después renguean para dar pena y así conseguir un asiento. No Sra., a mí no me mire porque no se lo pienso dar, si Ud. renguea de manera obvia y exagerada, yo me voy a hacer la embarazada, se lo advierto. Presten mucha atención, hay muchas impostoras, ¡no se dejen engañar!
Ascensor de edificio: qué nerviosa me pone tener que compartir el viaje en ascensor con una vieja molesta, un viaje que supone ser corto y ameno puede resultar eterno y totalmente insoportable. Como son molestas seguramente ni su familia las soporte y no las visite nunca ni las llamen por teléfono, entonces no bien encuentran una oportunidad para hablar con alguien, aunque sea para pedirle la hora, van a aprovecharlo lo mejor posible. Y ahí comienza el horror, un viaje al 4º piso que puede resultar en tu muerte, lenta y dolorosa. ¿Consejo? Si vivís en edificio es mejor la escalera, la vieja seguro no sube por ahí y vas a poder evitarla, porque el reproductor de música no sirve, no les importa, te hablan igual y siempre esperan una respuesta, no van a parar hasta conseguirla.
Parada de colectivo: tiene algo en común con la vieja del ascensor. Buscan hablar con alguien, no importa de qué ni por cuánto tiempo, intentarán prolongarlo lo más posible igualmente. La conversación empieza con, “¿el … para acá?”. Sra., los carteles son claros, mire los números de las líneas antes de preguntar, y hágalo por dos motivos: a) porque es temprano y no tengo ganas de hablarle; b) porque estoy escuchando música y para poder escuchar su pregunta tengo que sacarme un auricular y no puedo explicarle CÓMO me molesta hacerlo; c) insisto, ¡MIRE BIEN ANTES DE PREGUNTAR! Además seguramente hay más gente en la fila, gente más grande, gente que no está escuchando música, pero la vieja molesta se siente atraída por la gente joven y ataca, es infalible. ¿Consejo? Música a todo volumen y lentes oscuros, hagan de cuenta que no están ahí, si las ignoran lo suficiente quizás busquen a otra persona para molestar.
Farmacia: bueno, como su palabra lo indica, es como el edén para la vieja molesta. Su paseo de todas las tardes, analizando farmacia por farmacia dónde tiene un descuento más alto. Imaginen lo que pueden llegar a tardar en interpretar una orden médica si no ven bien los números en las paradas de colectivo. ¿Consejo? Si en la farmacia de barrio tienen 20% de descuento se lo ahorran en energía y paciencia yendo a la famosa cadena de farmacias/pseudo supermercados porque ellas les tienen fobia, se pierden en las góndolas, no entienden por qué se vende todo eso en una farmacia.
Fila en el banco: por suerte hoy en día no es imprescindible ir al banco a realizar trámites, muchos se pueden hacer vía Internet o por teléfono, pero si por algún motivo tenés que ir banco ojalá que no te toque alguna vieja en la fila. No podemos exigirles demasiado, entonces no podemos pretender que paguen sus servicios en pagomiscuentas.com, por ejemplo, o retirar su jubilación en cajeros automáticos. Normalmente ir a un banco requiere un esfuerzo enorme de paciencia, y si te toca alguna de estas viejas más todavía. ¿Consejo? Andá en el último minuto, ellas suelen ir temprano porque se despiertan a las 5 de la mañana y a las 8 ya están haciendo la fila, no les importa que el banco empiece a operar a las 10.
Fila en el supermercado: nada más desesperante que estar por pagar en el supermercado y justo tener una vieja antes que vos, especialmente si tenés pocos productos y esperabas hacer rápido. Ellas no suelen comprar muchas cosas tampoco, pero se toman su tiempo en la caja. No son de tener billetes grandes así que cuentan muuuy despacio su plata para poder pagar, si tienen monedas nunca van a ser de $1 o $0,50, buscan la tarjeta del supermercado para sumar puntos que taaardan en encontrar. ¿Se preguntaron alguna vez por qué la caja rápida nunca es rápida? Porque las viejas molestas siempre van a pagar ahí, imposibilitando totalmente que el resto avance. Y si en la caja existe la posibilidad de pagar servicios, ¡huyan por su vida! No se van a poder escapar más sino, uno no entiende de dónde sacan repentinamente las facturas, pero tienen de todo y siempre van a pagar la cantidad máxima permitida.
El Adolescente Hoy devendrá en un futuro en estas viejitas molestas, seres especiales de este mundo con los que hay que aprender a convivir. Muchas veces sucede también que ya no oyen bien y uno tiene que elevar su tono de voz para que nos entiendan, así que no digan algo que pueda interpretarse mal porque seguramente se van a quedar hablando solos como el Chavo. Y si por algún motivo tienen que ir a visitarlas, lo ideal sería que no vivieran en un edificio con portero eléctrico automático porque se van a quedar gritando durante minutos: ¿abrióóó?
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Esos típicos compañeros de clase infumables
Hola. Tengo 29 años y sigo yendo a clases. Lo odio. Porque como ya se habrán dado cuenta, me resulta imprescindible acudir sobrio.
Pero incluso si pudiese ir a facultad abrazado a una botella, y tener la potestad de vomitar en los pasillos como cualquier otro ciudadano libre de un estado democrático ... incluso así, ir a clase es odioso.
La razón es simple: hay otras personas ocupando el mismo recinto. No me malentiendan, mi misantropía se mantiene a niveles razonables, el problema es que aunque haya veinte compañeros que sean buena onda, alcanza con que uno sea infumable para que el curso se haga cuesta arriba.
Acá van algunos ejemplos habituales de gente a la que habría que pagarles clases particulares para no tener que verlos en la facu... o contratar un asesino a sueldo, lo que salga más barato.
1- El Opinólogo. "Las opiniones son como los culos, todos tenemos uno, y generalmente solo sirven para exteriorizar excremento".
Existen personas que parecen operar bajo la noción de que tienen cosas interesantes para decir, y que el salón de clase es el lugar ideal para expresarse. No desperdician una sola oportunidad para hacer un "aporte" y compartir con nosotros una vasta gama de comentarios que oscilan invariablemente entre: A- Lo que ya sabemos todos. B- Estupideces sin utilidad alguna. C- Es mínimamente interesante, pero no se relaciona con la materia y nos lo vamos a olvidar en cuestión de segundos.
Lo que sale de su boca tiene el grado de profundidad de un charco de vereda. Pero esto por si solo no es malo, todos podemos hacer comentarios inocuos sin culpa. El problema es cuando la extensión y la frecuencia de sus interrupciones sobrepasan ampliamente a las intervenciones de cualquier otra persona en la habitación.
Quizás el opinólogo trabaja en una cabina de peaje todo el día y no puede conversar con nadie, quizás es voluntario en una escuela de niños con problemas auditivos y necesita compartir una conversación al final de una larga y altruista jornada... Quizás su cerebro se rebela ante tanta estupidez, y decide hacer lo mismo que nuestros intestinos cuando aparece algo en mal estado, lo expulsa sin importar donde, cuándo ni a cuanta gente le den ganas de irse corriendo a llorar en posición fetal.
2. El Sabelotodo. "El que sabe lo que sabe y sabe lo que no sabe, es el que realmente sabe. Y si además sabe no ser un bastardo condescendiente, mucho mejor".
Similar al Opinólogo pero con una diferencia radical que lo vuelve incluso más infumable... tiende a tener la razón. Al contrario que con una opinión, donde uno se basa en información incompleta y toma una postura subjetiva basada en preconceptos y suposiciones, el sabelotodo está asquerosamente informado y no pierde oportunidad de demostrarlo.
No se trata de esas personas excepcionalmente inteligentes, que fueron criados por científicos de la NASA o algo similar, pero no hacen alarde y solo de vez en cuando hacen uso de la palabra. La gente a veces les dice "Tragas", pero yo siempre supe que son androides del futuro preparando la inevitable rebelión de las máquinas.
A veces los sabelotodo son simplemente alumnos normales que están recursando la materia y necesitan que el docente los tome en cuenta, les ponga notas y finalmente aprueben. En estos casos, el especímen sólo es infumable en un solo curso y se comporta normalmente en todos los demás.
El verdadero sabelotodo interviene en todas las materias, todos los días, a veces interrumpiendo a los docentes. Al final, uno preferiría tener a esta persona dando clases, sabiendo que por lo menos le pagan por hacernos sufrir con su cátedra incansable, en lugar de que lo haga gratis, por el mero placer de quedar como la única criatura inteligente en un cuarto lleno de babuínos iletrados.
3. El polizonte. "Si hubiese una universidad para vagos, faltaría siempre y al recibirme le pediría a alguien más que vaya a buscarme el título".
Son personas que les dan mal nombre a los carroñeros. Su principal habilidad es la de hacerse los boludos, acercarse a la gente que ya está laburando en una entrega y sumarse al grupo sin que se den cuenta. Al final, no hacen ninguna clase de aporte y se ven beneficiados con la misma nota que el resto obtuvo con sangre, sudor y mate tibio.
Siempre va a haber gente que aporte más y otros que aporten menos. Es una regla, no somos todos robots (excepto la versión aceptable del Sabelotodo) y por lo tanto, cada uno rinde diferente. Algunos siempre llegan tarde, o no se juntan todas las veces, pero se percibe su voluntad por trabajar y hacen algunos aportes. Esa gente es mínimamente aceptable.
Yo hablo de esos individuos que, cual garrapata gorda, se alimentan de tus esfuerzos, haciendo poco o ningún aporte que valga la pena y luego se sorprenden cuando uno no quiere poner sus nombres en la entrega. Te miran con ojos de animal nocturno a punto de ser atropellado. O peor aún, no son excluídos de la entrega porque no hay tiempo para pensar en eso y cuando llega la nota (que es alta, porque por algo elijen ese grupo y no otro) los Polizones se sonríen.
La mejor cura contra estos parásitos de la clase es hacerles creen que tu grupo está en el horno, no saben que van a entregar y que posiblemente reprueben la materia. Como si fuesen leprosos, el Polizonte se va a alejar despacio, aterrado, en busca de una nueva víctima.
4. El Hipertenso. "Inala, exhala, Daniel San. Y luego golpea en la nuca a este maniático contloladol a vel si se desmaya un lato".
Todos sabemos como funciona el reloj y el calendario. Todos entendemos que hay horarios para empezar las cosas y terminarlas. Todos aceptamos (con mayor o menor resignación) que para aprobar un curso hay que estudiar y rendir algún tipo de exámen/entrega final.
El hipertenso también lo sabe. Y de hecho, vive sometido a estos parámetros como si fuesen dogmas religiosos. Lo que no sabe, y parece incapáz de incorporar en su alterada cabecita, es justamente que TODOS LOS DEMÁS TAMBIÉN SABEMOS ESTAS COSAS.
Es una persona que se obsesiona con que las clases empiecen a la hora que corresponden, que las pruebas escritas sean en las fechas pautadas, que todos los temas se hayan dado en clase y en tener todos los apuntes y materiales. Todos los demás también nos preocupamos por estas cosas, pero no nos hiperventilamos cada vez que falta un profesor, y menos aun exigimos recuperar la clase en horario extra (salvo que estemos muy atrasados o la profe esté buena).
El problema no reside en que tenga un mundo interno más tenso que un matrimonio gay entre homofóbicos. O que su cerebro funcione como mecanismo de relojería alimentado por una notoria falta de equilibrio psicológico. No. El problema está cuando intenta explicarnos, con ojos de esquizoide, que no podemos irnos todos más temprano porque todavía queda una materia, o que si pedimos prórroga para una prueba escrita se va a solapar con la prueba de otra materia. Es como si realmente pensara que los demás desconocemos las consecuencias de ser alumnos normales pertenecientes a la especie humana... y que a veces, simplemente nos da ganas de llegar borrachos y vomitar en los pasillos.
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El Vividor
Pocas personas me generan tanto rechazo como los mencionados en el título del estereotipo de hoy. Mentirosos, despiadados, impíos y embusteros.
Detectar a un vividor no es tan sencillo, si uno los conoce siendo jóvenes es muy probable que tengan algún trabajo, incluso que lo tengan desde hace un tiempo. La raíz del problema es que su verdadera personalidad se va desarrollando silenciosa y paulatinamente. Suelen engañar al principio con distintos artilugios y numerosas artimañas haciéndonos creer que son personas dignas de nuestra confianza.
Pasado cierto tiempo desde su primer encuentro laboral, los vividores comienzan a frustrarse, a ahogarse dentro de la rutina. Siguen trabajando y dando muestra de que son capaces de mantener un empleo, pero de a poco esos puestos duran cada vez menos. Debido a esta frustración y agotamiento ante la rutina es que ellos empiezan a dejar de preocuparse quizás por mantenerse en un mismo lugar y progresar. El trabajo va pasando de segundo a tercer plano y así sucesivamente, y siempre se relajan buscando una pareja que los apañe.
Para poder detectar a un vividor hay que tener en cuenta desde el momento en que uno los conoce qué nivel de vergüenza sienten al estar invitados a cenar, al cine, a salir, a lo que sea. Si encima al invitarlos a cenar se llevan de recuerdo sobrecitos de azúcar o edulcorante, además de vividores son ratas miserables (y seguro se aprenden las frases de los sobrecitos para después seducir o algo. Consejo: NUNCA repitan una frase de sobre de azúcar, tiene casi el mismo efecto que decir “Bloody Mary” tres veces frente al espejo). A medida que pasan los años, el nivel de vergüenza irá bajando hasta casi desaparecer.
Tengan cuidado, de a poco dejarán de chequear los clasificados, mágicamente van a desparecer las suscripciones a distintos sitios de búsqueda laboral. Y ni hablar de mantener un puesto por más de 2 o 3 meses, con la excusa de “la situación está difícil”, “no valoran mi experiencia anterior”, “me fijé en todos los diarios pero no salió nada”, etc., irán trabajando cada vez menos hasta llegar al punto de dejar de hacerlo por completo. Si el sillón del living de tu casa ya empieza a tener su marca al estilo Homero Simpson, te aconsejo que corras por tu vida sin mirar atrás, ¡tenés un vividor en tu casa! Son como la Gotita, ¡nada nada los despega!
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El Geek Cinéfilo
Algo así como los ñoños 2.0 pero más enfocado en películas y series televisivas, el geek cinéfilo nos deleita con vastos conocimientos que el ojo del espectador común nunca suele encontrar.
Si hay algo “malo” para el geek cinéfilo es la creación de páginas como Cuevana y similares que hacen que se encierre en su casa durante horas interminables mirando películas sin parar, actualizando la página constantemente a ver qué estrenos subieron. Ello genera un estado casi permanente de insomnio porque se acostumbran a dormir poco por estar enganchados a la pantalla y al otro día carecer de reacción ante la rutina. No les aconsejo estar cerca de ellos cuando termina el conteo de 300 segundos de Cuevana y salta algún error que no permite mirar la película, lo que esté a su alcance seguramente vuele por los aires con destino incierto.
El geek cinéfilo es de esos que hace filas eternas para conseguir entradas para alguna Avant Premiere, va a ver sus películas preferidas todos los días al cine hasta que las sacan de cartel, es capaz de echarte él mismo de una sala si no podés guardar silencio. A veces siente como si viviera dentro de un gran guión de cine, su manera de comunicarse es utilizando frases o gags, es casi como si no pudiese pensar por sí mismo y necesitara citar frases de Casablanca para invitar a salir a alguien, de Citizen Kane para sonar intelectual o de Los Simpsons para parecer gracioso (hace el chiste y lo aclara encima, “como en aquel capítulo de los Simpsons…”). Si querés arruinarle el día a un geek cinéfilo pedile alguna recomendación, su cerebro termina estallando, ¿cómo hacer para elegir una o dos películas nada más? Tipo, año, director, duración, actores/actrices, ambientación, remake, etc., ¡se van a volver locos! Igualmente van a tener un director favorito y si uno no le da demasiadas indicaciones siempre terminarán recomendando algo de ellos (Steven Spielberg por excelencia, es lo más común).
El geek cinéfilo se sabe los diálogos de las películas y series de memoria, las películas que no disfruta las mira 2 o 3 veces nada más, y las que realmente le gustan 15 veces por lo menos. Si te sentás a mirar alguna película con ellos y prestás atención, seguramente escuches el murmullo de los diálogos, es más fuerte que ellos, tienen una necesidad imperiosa de decir todo lo que pasa y va a pasar.
Casa/Departamento del geek cinéfilo: pósters varios de distintas películas comúnmente consideradas clásicas ordenados según década y director, infinidad de action figures en cada estante de la casa, un rincón dedicado a los soundtracks varios con los que musicalizará algún que otro encuentro que tenga con otra persona (si llegan a tener alguno), una videoteca interminable con títulos jamás oídos (con películas de clases A, B, C y D) que seguramente llevó al geek casi a la ruina, en paralelo una biblioteca que incluirá sólo aquellos libros llevados posteriormente al cine, una segunda biblioteca con interminables cómics (especialmente de Marvel).
No cualquiera puede acceder a una gran casa o departamento y desplegar cómodamente todos los elementos mencionados ut supra, así que más de uno debe ser capaz de alquilar una baulera aparte o algún lugar para guardar todo.
Cuando empezás a encontrarle errores a las películas quiere decir que ya las viste muchas veces, mejor un descanso y mirar una nueva. Si llega el fin de semana y los únicos contactos de tu celular son los que hacen pochoclos en Cinemark, hay algo que no está funcionando bien en tu vida. Y, especialmente, si formulás la teoría de que Matrix está basada en la alegoría de la caverna de Platón, mejor un descanso más extenso y la lectura de algún libro. Free your mind!
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No puede bajar los brazos quien tiene alas...
No conozco mucha gente. Al menos no con la profundidad suficiente como para decir que sé realmente quiénes son, qué consideran importante o a donde les gustaría terminar.
Pero sí tengo el enorme privilegio de que entre las pocas personas que conozco, muchas coinciden en la característica de animarse a pensar y hacer cosas que van más allá de lo que consideran seguro, obvio o conocido.
Se efrentan a la vida como si fuese un océano de posibilidades. Está la opción de caminar por la orilla, refrescarse los piés y volver conforme a la aridez de la arena. Pero también está la opción de ponerse unas patas de rana y meterse a nadar hasta el fondo... descubriendo cosas que de otro modo, nunca se podrían haber visto. Es básicamente animarse a experimentar situaciones que sacuden al cerebro, nos sacan de la zona de comfort en la que habitualmente estámos, y nos hacen vivir la vida de otra manera.
Ser un pionero de pensar diferente es aprender a nadar a contracorriente. Mucha gente no entiende, se asusta y reacciona hostilmente, poniendo trabas, cerrando la puerta a los golpes con tal de no dejar entrar a los bichos raros que sueñan despiertos.
Y cada vez que les meten un portazo en la cara, los bichos se preguntan si están haciendo las cosas mal. Si tienen que formar parte del ganado homogéneo y apacible, que acepta las cosas como son y no trata de ponerle color a un mundo cuya principal característica es estar constituido en escala de grises.
Pero, las negativas, las envidias, y todas las otras actitudes típicas de los obtusos mentales no logran frenar a las personas de las que vengo hablando. Los obstáculos que se amontonan no forman realmente un muro sino más bien una escalera. Los fracasos se vuelven la escuela para el éxito. Porque estas personas entienden que un "camino cuesta arriba" justamente lo que implica es llegar cada vez mas alto.
Por eso no se desaniman. Se la juegan por sus ideas, por sueños que se transforman el proyectos y luego terminan en realidades. Pasan las noches en vela trabajando, sin ceder al cansancio, al desánimo, o las ganas de irse corriendo a tomar una birra con los amigos que no ven hace semanas. No bajan los brazos, porque les resulta anatómicamente imposible.
No pueden bajar los brazos si lo que tienen son alas. Por eso finalmente vuelan. Dando un espectáculo maravilloso para quien está dispuesto a verlo.
No conozco muchas personas, pero muchas de las personas que conozco tienen alas, y es un privilegio y una enseñanza diaria verlos aprender a volar.
"No es el crítico el que importa. No es el hombre que señala cuando un individuo fuerte se tropieza, o cómo el hacedor de proezas podría haberlas realizado mejor. El crédito le pertence al hombre que está en la arena del coliseo, cuya cara está manchada con polvo, sudor y sangre. Aquel que se equivoca, se queda corto una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin errores o deficiencias. Le pertenece a quien realmente lucha por lograr proezas, quien experimenta los grandes entusiasmos, las grandes devociones, quien se agota a si mismo por una gran causa, quien en el mejor de los casos conoce el triunfo de un gran logro, y en el peor de los casos, si fracasa, al menos lo hace con gran coraje, por lo cual su lugar nunca estará entre aquellas frías y timidas almas que no conocen ni la victoria, ni la derrota."
Theodore Roosvelt, "The man in the Arena". 23 de abril 1910.
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Mentiras Verdaderas
Podría considerarse una continuación de mi entrega pasada “Directo a la Yugular”, pero esta vez no lo haré con nacionalidades sino con pequeñas mentiras que las mujeres muchas veces tenemos que escuchar de Uds. hombres, sí, ¡a hacerse cargo!
Justo me quedé sin crédito
Me quedé dormido y ya era muy tarde para avisarte
Es solamente una amiga, nunca pasó nada
Estamos por iniciar el trámite de divorcio
No, no tengo novia
No te preocupes, yo te aviso
Mañana te llamo
No va a pasar nada que no quieras
No es lo que vos pensás
Sí, te estoy escuchando
Un par de ejemplos a tener en cuenta (realmente sucedieron, a tener en cuenta):
Situación 1: no me pasó directamente a mí, le pasó a una amiga pero fui testigo de la situación. Habla por teléfono con el novio de ese momento para arreglar verse a la noche, él más tarde la llama para cancelarle. ¿Motivo? Cumpleaños del abuelo. Bien, se cancela salida con novio, se arregla salida con amiga. Por el barrio donde vivíamos en esos años había un lugar al que íbamos SIEMPRE, viernes, sábado, domingo, sin importar el día estábamos siempre ahí. Llegamos al lugar y el novio del momento también estaba ahí rodeado de amigos, en el horario en el cual debía estar en el cumpleaños. Mi amiga no sabía si encararlo enojada, hacer una escena en medio de todos, y entonces me pidió un consejo. Cada uno debe atenerse a las consecuencias de pedirme consejos amorosos porque sabrán que soy un tanto cruel, especialmente si la situación lo amerita. Entonces ella finalmente se le acercó dulcemente y le suspiró al oído: ¿está divertido el cumpleaños de tu abuelo? Mandale un saludo de mi parte.
Situación 2: chicos, amorosos de mi vida, corazones de melocotón, hay algo peor que una mentira y eso sucede cuando nos subestiman. Es una situación parecida a la anterior. Por favor, si van a mentir sean un poco más pillines, más astutos, más vivos, ¡no se pisen solos! Si van a poner carita de perro mojado y decir que no se sienten bien o simplemente que no tienen ganas de salir o tienen sueño o lo que sea para decir que van a quedarse en sus casas, ¡NO entren después a foursquare a hacer ningún check-in!
No se ofendan chicuelos, saben muy bien que todo esto es cierto. Eviten mentir, que en la gran mayoría de los casos terminan muy mal parados. Acuérdense de nuestro sexto sentido, siempre los terminamos descubriendo. ¡Y nada de venir a decirnos “te juro que es la primera vez que me pasa” eh!
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Amigos imprescindibles
Algunas personas le hacen más culto a la amistad que otras. Hay gente que necesita tener más amigos que neuronas, mientras que otros no necesitan más de una o dos verdaderas amistades en sus vidas. Algunos llegan a querer a sus amigos más que a sus parientes, o en cambio se contentan con cruzar dos monosílabos de ascensor con el vecino una vez cada tanto.
Sin importar el grado de profundidad, o la cantidad de personas que uno sea capaz de tolerar en su vida personal, lo cierto es que hay algunos tipos de amigos que son absolutamente imprescindibles porque nos enseñan en el acierto y en el error, nos complementan, nos ayudan y sobretodo, hacen que todo sea mucho más divertido.
1. La voz de la conciencia... Cualidad característica: Paciencia de monje budista. Objeto predilecto: El sillón. Frase predilecta: "Yo te dije". Defecto dominante: A veces aburre. Todos tenemos a ese amigo o amiga que es bueno para escuchar, reflexiona antes de opinar y trata constantemente de echarnos un cable a tierra. Es la persona que evita que te dejes llevar por tus peores emociones y hace de abogado del diablo para que entiendas que existen otras perspectivas. Despliega un papel fundamental cuando tenemos un proyecto muy loco o surge un problema que nos sensibiliza demasiado, entonces dedica horas a escucharnos y hace un esfuerzo rara vez recompensado de pensar por nosotros. Nadie mejor para evitar que nos ahoguemos en un vaso de agua.
2. El kamikaze... Cualidad característica: Espíritu aventurero. Objeto predilecto: Glándulas suprarrenales (las que producen adrenalina). Frase predilecta: "Esto va a estar bueno". Defecto dominante: Sordera selectiva. El anatema de La voz de la conciencia, El Kamikaze toma riesgos absurdos cada vez que algo le interesa. En general no escucha a nadie, excepto al que le pueda facilitar una manera de lograr lo que que se propone. Los kamikazes suelen estar especializados; están los que corren riesgos en el amor y entonces no hay quién los convenza de que seducir una menor de edad o una mujer casada tiende a ser muy mala idea; los emprendedores financieros que no entienden nuestra suspicacia a invertir en un programa espacial latinoamericano; o los colonizadores que deciden mudarse a Madagascar para poner un puesto de choripanes. Sea como sea, son personas muy entretenidas para tener al lado y dignos de nuestro afecto por su coraje y predisposición a equivocarse mil veces hasta embocarle a algo.
3. El héroe de acción... Cualidad característica: Pectorales. Objeto predilecto: Su auto, sin excepciones. Frase predilecta: "Dejáme a mi". Defecto dominante: Incapaz de captar sutilezas. Es el amigo que le gusta el ejercicio, los deportes de contacto, las películas de Chuck Norris, y atemorizar pibes chorros. Potencial facho y con un nivel de misoginia difícil de pasar por alto, se redime fácilmente cuando toca una mudanza, arreglar el auto, entrenar para una liga de fútbol de oficina o verlo ponerse adorablemente inseguro a la hora de seducir una mujer. El héroe de acción sabe hacer la mayoría de la cosas manuales mejor que vos y disfruta ayudando, pero, no tiene mucha paciencia, y es pésimo para leer entre líneas. Un amigo franco, obtuso y enérgico, ideal para tenerlo en una ida a acampar o en un partido de fútbol contra tu suegro y cuñados.
4. El hijo de Satanás... Cualidad característica: Sonrisa maquiavélica. Objeto predilecto: Encendedor. Frase predilecta: "Estaba aburrido" Defecto dominante: Impunidad absoluta e inexplicable. Existen personas verdaderamente malévolas en este mundo, todos ellos tienen amigos. A los que nos toca tener un potencial villano de James Bond entre nuestras amistades, debemos acostumbrarnos a lidiar con algo similar a un rockstar de los 80's. Disfrutan de los excesos y las mujeres, tienen mil actitudes egoístas, cambios de humor repentinos y actos de vandalismo motivados por el aburrimiento. Pero con todo, son gente que sabiendo lo difícil que es aguantarlos, agradecen la amistad genuina como nadie. Entonces te sorprenden con actos de generosidad repentinos, apoyo incondicional y consejos absolutamente pragmáticos que siempre se basan en que busques tu propio beneficio (a veces es necesario). Es difícil verlos ser cabrones con las mujeres, con su familia, o con sus otros amigos, pero al menos nos muestran lo que no tenemos que hacer nosotros (si tan solo para poder dormir con la conciencia tranquila). 5. El romántico... Cualidad característica: Corazón grande. Objeto predilecto: Una botella y dos vasos/copas. Frase predilecta: "Es hermosa". Defecto dominante: Ceguera selectiva. Hay quienes disfrutan enormemente de conectar con el sexo opuesto (o con el propio, según gustos). Los románticos pueden ser monógamos que esperan poder casarse con el objeto de su afecto, o grandes picaflores que tienen demasiado amor para dárselo todo a una sola persona. Sea como sea, se trata de ese amigo al que a veces hay que cuidar para evitar que se lastime solo o desaparezca en una relación. Otras veces hay que tomarlo como mentor y consejero ya que pocas cosas nos afligen tanto a los seres humanos como los temas del cuore y nadie sabe tanto del tema como el Romántico. Un amigo ideal para ayudarnos cuando tenemos el corazón roto, pero que a cambio deberemos apoyar enormemente cuando le termina tocando a él.
6. El robot... Cualidad característica: Cerebro superdesarrollado. Objeto predilecto: Computadora. Frase predilecta: "Eso se arregla con un driver". Defecto dominante: Torpeza social. Los nerds estamos de moda, y de a poco la gente se va dando cuenta que hay varias categorías, pero el modelo clásico sigue siendo el que sabe de cosas tecnológicas. Es el amigo al que llamamos para que nos arregle la compu cuando empieza a largar humo hasta por el mouse y que la arregla en quince minutos (tras lo cual nos mira como si fuésemos cavernícolas). Vive enburbujado en su mundo de hardware, software, malware, y es difícil que se acomode bien entre otros seres humanos más cosmopolitas (aunque hay excepciones). En general necesita incentivos en forma de alcohol para desinhibirse y mostrar facetas hasta entonces desconocidas, en ese caso puede perfectamente transformarse en un Kamikaze, Romántico o hasta en el Hijo de Satanás. Queribles por su tranquilidad, pragmatismo y habilidad para resucitar computadoras. Sin duda existen muchos perfiles de amistades, y a menudo se rota de un perfil a otro. El punto prevalece, tener verdaderos amigos es un privilegio por lo mucho que enriquecen nuestras vidas, para divertirnos, pelearnos, emborracharnos, o incluso para aburrirnos juntos... Por eso creo que es muy cierta esa frase: "Los amigos son los hermanos que uno se elige".
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Dime cómo comes...
El comer es un placer y el cocinar es un arte. Todas las personas tienen gustos particulares con respecto a la comida. Lo que nos gusta y lo que no. Lo que preferimos comer y lo que evitamos. Y todos tenemos nuestra forma de comer, derivada de nuestra educación de la influencia cultural a la que fuimos sometidos. En algún punto todos somos bastante parecidos, pero hay algunos especímenes que se destacan entre la masa. A saber:
El complicado
"Un Angus Deluxe sin cóndimentos, sin tomate, sin pepinos y sin cebolla", tambíen conocida como la forma más cara de pedir una hamburguesa con queso.
Si señores. He de confesar que de pequeño yo pertenecía a este grupo, alimentarme debe haber sido un verdadero problema para mis señores padres que a esta altura deberían haberse recibido de santos o de verdaderos dominados. No obstante la reglas conmigo eran fáciles: si podía freírse entonces si, si era verde entonces no. Si era verde y podía freírse representaba una inversión de riesgo. Hoy por hoy son consciente de que muchas de mis reacciones adversas hacia la comida estaban fundamentadas fuertemente en capricho y orgullo. Conforme crecí y me volví respetable (?) fui dejando de lado casi todas esas manías, amen de un par que me guardo muy cariñosamente (como mi bien conocido miedo fóbico al pure de calabaza)
¡Pero vamos! Dejando a mi pequeño alterego de lado. ¿Quién no conoce a alguna personas que encaje con este estereotipo? Todos tenemos una o dos cositas que no nos agrada comer, eso no nos hace complicados. El verdadero complicado (con negrita, por eso le puse negrita) es aquel que cuando vamos a un restaurant le pregunta al mozo que contiene cada uno de los platos de la carta buscando aquel con la configuración especifica de los tres o cuatro ingredientes que le gustan y se anima a comer. Es más difícil de conformar que un kosher en una salchichonería. Y lo peor es que sabemos que a ciencia cierta no está seguro de que algunas cosas le gusten o no. El complicado no prueba nada nuevo, él está bien con su milanesa con papás fritas. ¿A la milanesa no le ponés perejil no? Ah, si no sabés entonces mejor no, por las dudas...
El asqueroso
"Una grande de muzarella. ¿Y me podrias traer mayonesa?"
Los asquerosos nacieron sin la capacidad de combinar sus alimentos de una forma coherente. Todos podemos jugarla de exóticos de vez en cuando y poner cuadraditos de manzana en nuestra ensalada, pero este estereotipo excede las barreras del buen gusto. Una vez me tocó convivir un par de meses con una persona que por suerte solo se digno a cocinarme una vez. Su plato maestro consistía en fideos recubiertos con medio kilo de mayonesa Hellmans (claramente cortada en aceite + huevo por el calor de los fideos) mezclados con camarones fritos del almuerzo recién sacados de la heladera. Ellos, los asquerosos culinarios, conciben la cocina como el arte de multiprocesar todo junto y se ocultan bajo la frase "en el estomago se mezcla todo". Verlos comer es casi nauseabundo y compartir con ellos su alimento lo es todavía mas.
El sugestionable
"¿Sabías que el aderezo Cesar lleva anchoas?", o la forma de hacer que la ensalada Cesár deje de ser su favorita.
Estas personas se emparentan a los complicados. En general están repletos de prejuicios alimenticios por cosas que creen no gustarle. La única diferencia fundamental que tienen entre sí radica en que los sugestionables SI se atreven a probar platos nuevos y sin saberlo comen todos los días ingredientes que están seguros de odiar. La ignorancia para ellos es un escudo. Si alguna vez conocen uno que les caiga verdaderamente mal regalenle un recetario de cocina, si lo lee conseguirán arruinarle la vida.
El hiper lento
"¿Eso no está frío ya?"
Todos tenemos distintas velocidades para comer. No es mi objetivo criticar a quienes se toman su tiempo con la comida y se dedican a saborearla tranquilamente. Pero hay personajes que su lentitud los caracteriza y su pasividad para comer va mas alla de lo concebible. Su principal problema es que el acto de sentarse a la mesa les aburre y por ello todo lo sucede alrededor que no implique llevarse bocados a la boca les llama mas la atención y lo disfrutan más. Este tipo de personas suele participar muy activamente de cualquier conversación que se origine durante la cena, al punto en que llegan a olvidarse por completo de el hecho que estaban comiendo. Generalmente no llegan a terminar sus platos porque la comida comienza a descomponerse antes, o sencillamente porque llegado el punto prefieren saltearse e ir directamente al postre (por alguna razón siempre aman los postres). Son el peor tipo de comensal para acompañarnos en un almuerzo de trabajo en donde los minutos estén contandos.
El métodico
Para él comer es un arte, todo bocado debe ser minuciosamente calculado para corresponder a sus estándares. Nadie sabe que lo motiva o por qué hace lo que hace, pero él necesita cumplir con su ritual a la perfección para seguir adelante. ¿Qué es puntualmente lo que hace? Varía de caso a caso, yo he conocido personas que antes de comer construían una suerte de lasagna con todos los ingredientes del plato y luego cortaban trozos procurando atrapar la misma cantidad de cada cosa a la vez. Otros construyen pequeños brochettes en sus tenedores que solo se animan a llevarse a la boca una vez que están completos. No entiendo que motiva tal obsesión, pero amén de que pueda resultar algo exasperante son bastante inocentes y divertidos de observar.
El separatista
Son el opuesto de los métodicos. Los separatistas son aquellos que se encargan de reducir un menjunje de cosas a sus ingredientes básicos para luego comer por separado. Si conocen a una persona así nunca le sirvan un guiso, lo van a volver locos.
El mano larga
El peor enemigo del ceremonial y protocolo. Esta persona responde a un impulso primitivo de comer cualquier cosa con la mano. Lo entiendo de la pizza y las empanadas. Las papafritas están bien si el lugar es mc donalds, la pata de pollo también si tenes 10 años. El resto NO, a ver NO. Los mano larga no puede evitarlo, ellos parecen ser mucho pero mucho más felices con los dedos engrasados y la ropa llena de restos de comida. ¡Impresentables!
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Tipos de Borrachos
Sin lugar a dudas la ingesta de bebidas alcohólicas tiene diferentes efectos en cada de uno de nosotros. Algunos se convierten en seres más chistosos, otros en seres más siniestros, otros hasta en seres más inteligentes (o como los demás también estamos borrachos nos resultan inteligentes).
El borracho agresivo
Como su palabra lo indica, este tipo de borracho es el que suele ponerse agresivo con cualquier persona que pase cerca suyo, ante el más mínimo cruce de miradas o roce quiere saltarte al cuello. Es como si tuviese un chip que estando borracho le envía señales al cerebro para que ataque y lo controla estando sobrio. Generalmente no tienen motivos para empezar una pelea, entonces van caminando por el lugar donde estén chocando al resto con el hombro a ver quién pica, alguno siempre cae porque también posiblemente sea el mismo tipo de borracho, o simplemente haya tenido un mal día y es buena oportunidad para descargar ira. Lo “divertido” de este tipo de borrachos es que así como suelen ser corajudos al momento de empezar una pelea sin pensar demasiado en el contrincante que reaccione, suelen perder sus peleas, caen tan fácilmente como empezaron, deben tener un costado sadomasoquista que los impulsa a actuar así.
El borracho alegre
El borracho alegre suele ser de esos personajes que nos divierten, generalmente porque adquieren una personalidad totalmente distinta a la del día a día. El borracho alegre suele ser ese compañero de trabajo tímido que casi nunca opina ni se lo escucha demasiado, pero de repente llega fin de año, la empresa organiza una fiesta y ahí está, empezando a perder la timidez de a poquito. Cuando nos dimos vuelta un segundo está en el medio de la pista bailando desaforado al grito de “¡bailen putos!”, hasta que decide descansar un rato y se sienta en nuestra mesa. Como todo borracho puede estar algo desorientado, no debería estar en nuestra mesa si jamás cruzamos un diálogo, pero se sienta, nos miramos todos con cara de sorpresa (= espanto) y empezamos a escucharlo porque parece que tiene mucho para decir. El borracho alegre al ser generalmente tímido acostumbra a guardarse todo lo que tiene que decir para momentos estratégicos como una fiesta o un cumpleaños, algún evento esporádico que le asegure tener un trago en mano para afrontar la situación.
El borracho muerto vivo
Es uno de los borrachos más cotidianos, esos que cuando salís de un boliche los ves tirados en la vereda, dudás si están vivos o muertos, emanan un aroma altamente desagradable y hasta contaminante muchas veces, no tienen fuerza siquiera para abrir los ojos ante un chistido que intenta saber si siguen ahí o no. Si después de mucho esfuerzo logran abrir los ojos y comprender la situación, mejor alejarse un poco de ellos, en ese momento es como si nunca hubiesen caminado recto en su vida, el nivel de zigzag es indescriptible, como si quisieran recrear una pista de automovilismo, no sé. Ante la duda, mejor llamar a una ambulancia y que se hagan cargo, tratá de no pararte muy cerca porque según cómo sople el viento se te va a impregnar el nauseabundo aroma que después va a ser muy difícil de sacar… y de explicar.
El borracho temerario
Este tipo suele ser peligroso, después de varios shots de bebidas varias suele animarse a más, a hacer cosas que en estado de sobriedad no podría hacer jamás. Uno de sus mayores problemas es que después suele arrepentirse. Por ejemplo, tatuarse un Tweety en el brazo derecho, pisar a fondo el auto que le prestaron que seguramente lo terminará chocando contra algo, putear de arriba abajo a su jefe, etc. Sin embargo, al otro día desparece la valentía, necesitan a alguien que les relate cómo fue su noche porque seguramente no se acuerden de prácticamente nada, y con lo único que se quedan es con tremenda resaca y un Tweety que los atormentará de por vida.
Y por último tenemos dos tipos de borrachos con puntos en común quizás, pero que son algo diferentes:
El borracho melancólico
Pareciera ser un tipo de borracho parecido al depresivo, pero no, es cierto que se ponen medio tristes, dan una imagen patética y calamitosa y posiblemente sientan ganas de llorar. Sin embargo, a diferencia del borracho depresivo, el borracho melancólico sufre como un condenado por cosas que pasaron, que extraña, que probablemente no vuelvan a suceder, empieza a escarbar su memoria buscando más y más recuerdos, más detalles que empeoran todavía más su estado de ebriedad. Como si no fuese suficiente escuchar estas historias viejas cada vez que mezcla la bebida incorrecta, en ese mismo momento repiten la anécdota una y otra vez, quizás se olvidaron de contar algún detalle y por eso creen que tienen que comenzar a contar la historia de vuelta. Y por su bien, traten de sacarles el teléfono y/o celular de su alcance, es el típico que empieza a llamar a sus ex a la madrugada llorando y pidiéndoles de volver. OMG!
El borracho depresivo
Así como el melancólico se parece al depresivo, el depresivo claramente se parece al melancólico. Sus formas de actuar ante tal estado de ebriedad son muchas veces parecidas, la diferencia entre uno y otro radica en los motivos. Para el borracho depresivo el mundo es una mierda que está complotando constantemente contra él, su vida es una tragedia griega de la que no tiene salida. Junto con el borracho agresivo son de los peores tipos que existen, arruinan cualquier ambiente en donde estén. Hay que prestarles especial atención, averiguar cual es esa bebida que siempre los lleva a ese estado tan bajo y vergonzoso, ¡encuentren esa kriptonita y no se la den nunca más!
¿Te identificás con alguno? Creo que la mayoría vamos pasando por varios estadíos dentro de cada tipo a lo largo de los años y de las borracheras. Lo importante es que con el tiempo todas se convertirán en anécdotas divertidas, no hay que pensar en el arrepentimiento. Y particularmente en estas dos semanas que nos ofrecen dos findes largos para disfrutar, ¡que alguien se acuerde de comprar falgos y tomar mucha agua antes de acostarse! Consejo de borracha.
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El Zoo de la Conquista
Conocer personas es como ir a una visita guiada en el zoológico. Nos cruzamos, vemos e interactuamos con diferentes personalidades, estereotipos y temples. Hoy quiero pedirles que me acompañen en el paseo de analizar los disímiles modos de conquista que tienen nuestros enjaulados amigos.
Full Contact
Comenzamos con un clásico de los boliches para entrar en calor. Estos muchachos tienen la extraña percepción de que al tocarnos, liberarán feromonas que harán que nos desmayemos a sus pies. Se encuentran en sus reconocidas variedades de pellizco, tirón de pelo, agarrarnos la cintura, tironear de nuestro brazo cuan niño encaprichado, y todo contacto que se les ocurra en el transcurso de que nos ven pasar, probablemente, al baño.
El modo de conquista es sumamente primitivo ya que jamás viene acompañado de algo interesante para comenzar la conversación. Esbozarán un simple “qué linda” o “venís siempre acá?”, a lo que replicaremos que es la primera vez y que este lugar apesta.
Probabilidades de éxito: 0,5% - 1,5%. En mi opinión, debo confesar, que no me agrada en lo más mínimo que me toque un desconocido; inspira mi reflejo primitivo de huir.
El Amigo
El más trabajador de todos y quién suele tener un desafortunado destino. El amigo buscará ganar nuestra confianza, estará interesado en conocernos, establecer un nexo de “compinches”. Este tipo no busca un touch and go, todo lo contrario. El amigo sufre por amor, es testigo de todas las peripecias de nuestra vida, esperando el momento justo, esperando tener la oportunidad. No creo que entablen amistad sólo con el fin de llevarnos a la cama, sino porque realmente les importamos, porque la pasan bien y se divierten. El problema reside en que, muchas veces, la amistad se prolonga y se fundan como verdaderos amigos dentro de nuestro corazón; una vez que entran en ese rol, es sumamente difícil salir de él.
Llega en día en el que están decididos, que ya no soportan más y necesitan poner las cartas sobre la mesa. El corazón se les sale del cuerpo de palpitaciones y nervios.
Probabilidades de éxito: 15% - 25%. Sólo porque sé que sus intenciones son las mejores, les recomiendo que no esperen a que la amistad llegue al punto máximo, dejen esbozar cierto interés no amistoso para plantar la semilla del interrogante y que ella tenga tiempo de jugar con la idea.
Con Audiencia
Los solemos encontrar en reuniones sociales. Éste muchacho, un poco inseguro, primero captará nuestra atención. Comienza su número con una breve charla de ascensor, para luego sumar nuevos participantes a la misma. Dependiendo del momento de la noche y de la capacidad del interlocutor, puede llegar a anexar de 5 a 7 personas, que obrarán de aplaudidores, reidores y extras (semejante a los pastores de la plaza Miserere).
La conversación puede volverse más técnica y el objetivo (mujer) comienza a aburrirse y dejar de participar de ella, ya que alguno de los “extras” toma protagonismo. A veces, esta actitud da cuenta de que en realidad no tienen nada demasiado interesante para decir, otras es simplemente una forma de ampararse en otros.
Probabilidades de éxito: 0% - 100%. Asegurarse en otros no nos resulta extremadamente atractivo, pero si frenamos y soportamos su público es porque, probablemente, ya habíamos decidido que nos interesaban.
Marionetas Danzantes
Espécimen que habita que cualquier lugar en donde la música resuene en nuestros oídos con fuerza. Suelen ser simpáticos y divertidos pero pésimos bailarines. Se menean en una suerte de descontracturación corporal similar a la de una momia saliendo a pasear luego de miles de años encerrada. No tienen idea rítmica, el golpeteo constante que lleva la música no es algo que perciban ni les indique pulsaciones en su sinfín de movimientos aleatorios y toscos.
Ante todo se divierten, suele ser su puerta de entrada para contactar a su presa. Ésta, pobre víctima de sacudones fortuitos, se verá obligada a aceptar la pieza, debido a la sonrisa y buena onda que emana este personaje. Mucha pelvis, mucha rodilla, mucho brazo que resulta en codazos, efecto látigo, tropiezos, vuelteretas desconcertantes, una torticolis y sobredosis de adrenalina. Mantenerse en pié es el único objetivo de la noche.
Probabilidades de éxito: 2% - 35%. A pesar de que pueda despertar cierta ternura la intención de baile, recomiendo a todo aquel que es incapaz de mantener el ritmo de una canción, que evite la fuerza y siga bailando, con menos ímpetu.
Desubicado Sexual
Mancebo con fijaciones perversas, este animalito buscará por todos los medios apoyar su miembro sobre nosotras y refregarlo. Así, rebotando entre porongazos, intentamos escapar de aquel inútil que pretende, por medio de su erección, mostrarnos virilidad. La lectura que sacamos de ellos es que nos topamos con un perverso con micosis y que su picazón está haciéndolos actuar como almejas en arena. También encontramos aquellos que intentan que nuestros traseros se conozcan antes de que nos veamos las caras. Emplean tácticas de baile extremos para contactar “cachete con cachete”, una danza tribal de conquista.
Existen también mujeres de este estilo. Recuerdo muy bien una noche en la que una muchacha intentó entablar un vínculo conmigo y el único recurso que se le ocurrió fue el de darme un lengüetazo en mi brazo. Estimo que buscaba su piedra de sal, cuan cervatillo.
Probabilidades de éxito: 0% - 2%. Como expliqué anteriormente, el contacto entre desconocidos es algo que reservo para mis viajes en subte en hora pico.
De Libro
Muchacho estudioso de las artes de seducción. Se acercará cautelosamente con el mero objetivo de conseguir una forma de contactarnos con posterioridad. Esperará de 3-4 días para el primer llamado. De no conocernos, entablará una conversación de no más de 15 minutos a la que poblará de información sobre ellos y nos preguntarán los ítems que necesitan saber sobre nosotras. Esperará 2 días y buscará un medio menos formal para tirar la línea y ver si aceptamos una primera salida. Su fórmula mágica, es aplicada a todos los objetivos que tengan en la mira.
Se presentan formales, pero con alguna excentricidad. Divertidos, pero trabajadores. Tienen una puntería excelente en el manejo de los tiempos que denota su experiencia en el campo de la seducción.
Probabilidades de éxito: 50% - 100%. En realidad son barriletes encubiertos, pero no podemos negar que su prudencia y simpatía resultan un alivio ante las bizarreadas que se viven hoy en día.
Psicótico Asesino
Simpático ser en un principio. Buscará lugares de sonido fuerte y nos llenará de palabras de las cuales entenderemos un 50%. Elogios sobre la belleza de la mujer, que cómo que no estás en pareja, imposible que no estés con alguien; se mostrarán curiosos sobre la vida de una y escucharán todo lo que puedan absorber. Si logran conseguir el teléfono de la víctima, no podrán hacer otra cosa que enviar un mensaje al día siguiente. Si éste es respondido, comienza el acoso tortuoso y maquiavélico del fenotipo. Buscarán por sms, respuestas a preguntas extrañas como si uno cree en Dios, los extraterrestres, etc. No podrán aguantarse y pondrán sobre la mesa sus inseguridades de por qué les estamos dando bola, si somos dignas musas de Cortázar y el… escribe la palabra “cerca”, con S!!!
El acoso seguirá y probablemente la mujer, deje de contestar. Repentinamente llega el momento del desvarío emocional que decantará en una puteada no merecida, luego se disculpan e intentan entrar en juego nuevamente. Tienen un cartel luminoso en la frente que grita PROBLEMAS y claramente, preferimos no comprarlo.
Probabilidades de éxito: 0% - 0,5%. Si un hombre no se siente digno de una, es porque probablemente no lo sea. Huyan!
El del Bar
El Don Juan del bar tiene una puntería inexorable. Contacta a su objetivo con la mirada, se acerca, le habla y finalizan la plática en la cama. Inteligente, interesante, con gran sentido del humor; un caballero conversando que no pierde la pizca de picardía justa a lo largo de sus palabras. Busca la oportunidad perfecta para rozarnos la mano, corrernos el pelo de la cara, apoyar su mano en nuestra pierna. Dará cuenta de cada una de nuestras reacciones ante sus estímulos, buscará la forma de leer nuestros gestos. Un artista de la seducción a quien el tiempo lo apremia.
Probabilidades de éxito: 0% - 100%. Dependiendo del nivel de experiencia y la naturalidad con la que se desarrolle la velada.
Existen también otros perfiles, que a pesar de no ser tan elaborados ni completos, no podemos dejar de lado:
Mascotero: Aquel que observa desde lejos y nos llama con un gesto con la mano o un “cabezazo” a lo tanguero de antaño. WTF??? En primer lugar, el boliche está plagado de seres humanos, cómo se supone que voy a saber que es a mí a quien llamas? En segundo lugar, el gestito con tu perro. Si pretendes hablar conmigo, movete.
Indiferente: Cuan moscardón sobrevuela la zona, nos mira pero no cruza miradas. Espera pacientemente a que nos separemos de la manada, que nos tiremos encima de ellos o que ocurra un fenómeno extrasensorial. Aguardan y siguen aguardando hasta que llega la hora de irse a dormir derrotados.
Estrella fugaz: Hasta diría que no tengo la seguridad de si es un método de conquista o sólo un ataque verborrágico. Aparecen de la nada, dicen algo así como “sos hermosa”, y desaparecen. Sin derecho a réplica, quizás hasta sin tiempo para agradecer sus palabras, quedamos en una suerte de estado tildado, hasta que retomamos nuestro baile. Desconozco el sentido, pero están. Si algún lector masculino puede proveernos de la respuesta, será más que agradecido.
Conclusión Inconclusa
En la tierra hay infinita variedad de conquistador@s, y sólo me remití a las especies más destacables, o a aquellas que se encuentran con mayor facilidad en nuestra población. De todas formas, creo que no existe una fórmula mágica para abordar a una mujer, y alguno de estos métodos pueden tener mejor o peor recepción por parte de mis compañeras de género.
Conocer a alguien en un arte del cual no todos podemos dar cuenta con éxito. El futuro y el resultado que surge del accionar siempre es incierto y muchas veces cruel. Sea cual fuere la técnica que se utilice, recomiendo disfrutar el proceso con sinceridad y sin muchos problemas, y si no les va muy bien, la próxima será!
Salud!
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El moscardón de la miserabilidad: Belcebú
Hoy observaba una mosca en la ventana… revoloteando, mirándome con sus millones de ojos, golpeando contra ella con tal de alcanzarme. Existe en el mundo un ser humano que se asemeja a una mosca muerta, actúa como tal pero se muestra diferente. Amable ante todo, divertida, inteligente e interesante, viene, va, aparece, se hace notar tal como el ejemplo citado; golpeando contra el cristal hasta lograr captar nuestra atención. Si vinieran con una advertencia, entenderíamos que jamás debiéramos siquiera mirarlas, porque al hacerlo… les damos lo que necesitan de nosotros.
Para ingresar en nuestro mundo harán piruetas de conversaciones, shows de encuentros, un setup casi con fuegos artificiales con elementos y argumentos que nos dejarán impresionados, estos son los intereses que luego deberemos abonar por caja.
Impunes y despóticos. Golpearan el vidrio de vez en cuando, seguirán bailando al compás de la música, aparecerán de forma constante por un tiempo. Luego irán apareciendo y desapareciendo aleatoriamente para ir midiendo el nivel de tolerancia que tenemos. Una vez que éste se acabe, una vez que los encaremos y les comuniquemos el mal que nos hacen, te mirarán cuán ciervo encandilado. Si indagamos con mayor profundidad sacarán algún argumento agresivo-pasivo a relucir como espada de Damocles, pendiendo sobre nuestras cabezas. “Yo jamás te di a entender eso”, “no sé de qué me estas hablando”, “no te conozco”, “tengo un alma libre” (¿?), etc.
Ahora bien, no sólo debemos lidiar con cierta angustia, sino que también ante la posibilidad de estar teniendo alucinaciones emocionales. Estamos dolidos y aterrados ante nuestra impresión del mundo; confundidos e introspectivos descreemos de nosotros, porque así sobrevive la mosca muerta de la miserabilidad, realizando actos miserables para después no hacerse cargo de ellos. No me genera tanto conflicto un ser miserable, pero sí aquel que pisa nuestra cabeza hundida en el lodo para no mancharse. Existen tantas anécdotas entre amigas, parientes, conocidas que escuché a lo largo de mi vida, mujeres desarmadas quienes descreen de si mismas, quienes no pueden superar el dolor de haber perdido aquello que jamás tuvieron realmente.
Revolviendo recuerdos, concurriendo religiosamente al analista para modificar nuestra percepción del mundo, caemos en la penosa realidad de que nos estamos haciendo cargo de más de lo que deberíamos. Claramente la imaginación se va a activar si ves a alguien semanalmente, si hablas dos a tres veces por semana, si van al cine, al teatro, si le cocinas, si te cocina, si te adula y encanta con alguna frase tímida. Después, de un día para el otro, la nada, vacío absoluto. Cuando un caballo se niega a saltar una valla, el jinete sale despedido por el aire a fuerza de inercia… es las misma sensación, es el mismo golpe.
El moscardón miserable es un coleccionista nato que se irá haciendo de víctimas en la medida que desee que su colección crezca. La brillante, la comprensiva, la histérica, la papanatas, la hippie, la hueca, la bizarra, la inalcanzable, una de buen culo, una de buenas gomas, rubia, morocha, pelirroja y castaña, una mocosa, una medio veterana… todas tienen el mismo destino, funcionar como novedad hasta que dejan de serlo. Todas lo verán constantemente, quizás hasta hagan un viaje mínimo, y luego desaparece. No lo hace de maldad, es un ser tan limitado que no puede hacer otra cosa que defender su estupidez con la única arma letal con la que se les proveyó; la destrucción masiva de estructuras.
Sujetos impasibles, debo advertirles que ante la aplicación reiterada de la misma fórmula, generamos anticuerpos. Van a tener que mutar, de moscas o moscardones a otra alimaña exótica, si es que antes no se cruzan con una insecticida… ellas sí son difíciles de detectar.
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¡La puertaaaaaaaaaaaaaaaa!
Hace un tiempito mi querida amiga y colega de este medio, 5he-ra, relató a la perfección los distintos tipos de taxistas que recorren nuestra querida Bs. As. día a día. Me gustaría creer que no pensaron que todo terminaría ahí tan fácilmente ya que hoy dedico este humilde espacio a nuestros queridos colectiveros.
Bs. As. es una ciudad atestada de autos, taxis, motos, colectivos y bicicletas (si transitás por las bicisendas de Mauri, declaro por este medio que TE ODIO). Al parecer, los distintos medios de transporte encontraron una forma mágica de reproducirse porque cada vez es más difícil transitar, y eso que no me detengo a mencionar a los distintos tipos y numerosos cortes, piquetes, manifestaciones, etc., que existen. Entre taxistas y colectiveros está presente la eterna puja de poder, de ver quién es el dueño de la ciudad. En lo personal, si hay algo que me moleste más que una bicisenda es el taxista paseando sin pasajeros que va a 20, clava los frenos e insulta al colectivero que viene atrás porque casi llega a tocarlo. Sr. Taxista, entiendo que tenga que ir despacio por si alguien requiere de sus servicios, pero entiéndannos a los pasajeros del colectivo que viene detrás suyo y tiene que frenar en la parada, clava los frenos y nos vamos todos para adelante, que encima en caso de bajar tenemos que volver para atrás porque por adelante no te dejan bajar. ¿Está el colectivo lleno y no hay manera de pasar? Trepate de alguna manera, salta por encima de los hombros del resto pero apuntá a la puerta del medio o a la puerta trasera porque por adelante no te va a abrir, va a seguir de largo.
Existen dos tipos de colectiveros en general, el que maneja a velocidad normal, frena en todas las paradas que sea necesario, no se queda a mitad de calle parado porque justo cambió el semáforo y no supo preverlo. Esos que quedan atrapados entre calle y calle, especialmente en el microcentro donde gracias que tienen lugar para pasar, no saben ver a esta altura de su vida que está por cambiar el semáforo, o en realidad sí lo saben pero no les importa, y se produce el caos. Caos vehicular y bocinazos al ataque, cómo le gusta a la gente tocar bocina, debería estar prohibido, ¿vas a lograr algo hundiendo la mano en la bocina? No, así que chill out que ya va a avanzar. Además, al colectivero NO le importa, es como si estuviesen en otro mundo, no les interesa en lo más mínimo que estés ahí atrapado, total su vehículo es gigante (el tamaño sí importa) y se te puede tirar encima, así como lo hace siempre cuando va por el medio de una avenida o por la mano izquierda y de repente tiene que frenar.
El otro colectivero es precisamente el que no respeta ni las velocidades, ni los semáforos y tiene que llegar a destino lo más rápido posible, no importa cuanta vieja se lleve en el camino porque tarda en cruzar o algún perro porque claramente no saben cruzar (el gato sí sabe, guiño guiño). Y así como sucede con los taxistas, cada chofer tiene su vehículo asignado generalmente, y cuelgan de todo, fotos, rosarios, mini ventilador, algunos ponen esas bolitas en el asiento como los taxistas que se supone vendría a actuar como masajeador o no sé bien para qué sirve (¿alguna vez probaron sentarse encima de eso? No entiendo su comodidad, me exaspera pensar el estar ahí arriba 12 horas). Lo que sí tienen en común los distintos choferes es el uniforme, generalmente camisa de un celeste muy particular, camisa que si uno ve a alguien en traje por la calle señala con el dedo y dice, “¡celeste colectivero!”. Al principio solían gritar los destinos más importantes del recorrido, te vendían el boleto, ahora hay menos interacción, el boleto lo saca uno con tarjeta o monedas y la única interacción es para aclararle el precio del recorrido. Algunos colectivos empiezan ya son dobles y estando atrás uno no vuelve para adelante a preguntarle algo, a lo sumo ante la duda de alguna calle se le pregunta al compañero de asiento (no me digan si no les da miedo viajar en esos colectivos dobles, siento que en las curvas “peligrosas” se va a abrir el acordeón y los de atrás nos vamos a quedar a mitad de camino). Sin embargo, existe un momento cumbre de interacción, de enojo, bronca, furia, ira, ese momento en que como el colectivo está muy lleno, el Sr. Chofer se da el lujo de frenar antes o después de donde debería, a veces directamente de seguir de largo y siempre siempre se escucha a alguna vieja gritar (todos sabemos que son siempre viejas): ¡la puertaaaaaaaaaaa! Y ahí miran por el espejo retrovisor con una característica cara de culo, no hay otra manera de decirlo, y le dice, “ya le abro señora”, en el peor tono posible. Esos igualmente no son los peores, si realmente el colectivo viene repleto y escupiendo gente por la ventanilla no entiendo al que está en la parada pretendiendo que le abra las puertas, ¡¡no hay lugar!! Los peores son los otros, los que vienen medio vacíos o no tan llenos y ven que los estás queriendo frenar, hay contacto visual durante segundos, pero es como si se rieran en tu cara porque no frenan, siguen de largo y ahí sí te dejan puteando como un desquiciado, además de la bronca de que hayas perdido un colectivo medianamente vacío sabiendo que el siguiente que frene va a estar llenísimo.
Últimamente Bs. As. se vuelve más y más caótica para transitar, uno ya está acostumbrado al caos y sigue con su vida. Es molesto, pero es lo que hay. Los taxistas y colectiveros brindan un servicio que debería mejorar el tránsito y no complicarlo aun más. No me quiero olvidar de mencionar a los colectiveros que no hacen su recorrido completo y no te avisan cuando subís ni tienen un cartelito pegado en la ventanilla que lo indique, de repente llegan a una parada y bajan a todos, ¡malditos! Y así y todo siempre hay alguien peor, que ya les va a llegar su turno seguramente, el empleado de subte. ¿A cuántos quisiste mandar al mismísimo infierno por no ir a trabajar bajo la excusa de tendinitis por carga de tarjetas? Al menos uno pasa rápido por ventanilla si tiene que recargar o sino baja directamente y no tiene que escuchar con tonito sobrador, “¡a ver si se corren un poco para atrás por favor!”.
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