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stranger things: season two “Let’s burn that lab to the ground.”
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Te das cuenta con el tiempo que la vida no es como te la plantean. No es como te la cuentan tus padres de pequeño, cuando te llevan de la mano a la escuela y tu mamá te dice que te comportes bien. Tampoco es como la ves en televisión, cuando tu hermana mayor está viendo la telenovela y tú la acompañas sin ser deseo de ella. Y tampoco es como te la cuentan en la escuela, cuando te dicen que lo más importante y valioso para uno mismo es el estudio.
Con mis experiencias aprendí que si alguien me quiere proteger lo mejor que puede hacer es dejarme ser. Y que no puedo ser feliz si primero mi corazón no logran romper.
Entendí que aprendo más sobre amabilidad y compasión descubriendo páginas de Internet que con las clases de Formación Cívica y Ética. Me enseña más una Red Social sobre mis actitudes, sentimientos y controles que mi maestra de Orientación Educativa. Y me di cuenta un día que Matemáticas no es tan difícil como te lo cuentan, pues todo se trata de patrones que sólo las personas totalmente observadoras logran ver.
En mi blog de Tumblr aprendí más de sexo que con las pláticas que supuestamente mis padres debían tener conmigo. Y supe entonces que todos somos accidentes, que mis padres no me procrearon por gusto, y que nunca fui un plan hecho realidad; fui ese pequeño accidente que cuando se descubrió fue bienvenido y logró sacarle hermosas sonrisas a mi madre, de esas que nunca podré ver.
Ahora sé que el amor es como el cigarro, te gusta y lo consumes aunque sabes que al final la vida te va a quitar. Y también sé que los amigos son como un ramo de rosas, son hermosas al principio y te duran mientras las cuides, pero algún día van a marchitarse y tendrás que conseguir otras más, quizá mejores.
Me puse a pensar si todos éramos iguales, si la igualdad de género existía y supe que el gobierno es una mentira. Me di cuenta que los valores es algo que te inventan para que califiques tu persona, los derechos es una ganancia que quieren hacerte creer que tienes y las obligaciones son la lista de estupideces que te hacen pensar que tienes que hacer. Es como cuando te pones a analizar las palabras de cualquier presidente, cuando dicen que personas de historias pasadas lucharon por nuestra libertad, pero luego te enseñan un libro gigante lleno de reglas. Y lo les. Y entiendes; te venden una ideología irreal de la Equidad pero luego te mencionan que existe el derecho de la mujer, y nunca en tu vida vas a escuchar que exista un derecho para el hombre. Y entonces formo mi propia ideología; mi libertad termina en donde ese libro comienza.
Mis propias experiencias con cualquier tipo de persona me ha ayudado a mejorar día con día, a entender que no debemos esperar nada de nadie, pero para mi mala suerte, las personas sí esperan algo de mí. Es una distracción de sus mentes, piensan que soy la clase de persona que no se encuentra en cualquier lugar y dicen "wow eres única!!", y se apegan a mí, esperando a que yo me apegue a ellos. Pero la vida me lo impide.
Me lo impedí yo misma aquella vez que ingresé a la secundaria y conocí a unos seres maravillosos con los que convivía día con día. Y sí, eran mi ramo de rosas, esas que cuidaba, que en ocasiones se querían marchitar pero yo volvía y las explotaba otra vez. Un día las tomé y me lastimaron con sus espinas, sangré hasta que lloré y quizá fue eso lo que me hizo cambiar. ¿Las personas sabrán que su ramo de rosas pueden marcarlos para siempre? No lo creo. Entonces me aparté, y quise buscar girasoles; esas flores tan vivas con sus colores que irradian la alegría. Me hacen entender que si de verdad quiero un amigo cerca de mí tengo que encontrar un girasol y no una rosa.
Un día encontré un girasol. Era amarillo, tan amarillo que al verlo te daban ganas de sonreírle a su parte café, tan café como el lodo que yo rebatía de pequeña cuando llovía. Cuidé ese girasol lo bastante durante meses, pero era tan grande mi obsesión por él que desapareció de mis manos y decidió cuidarse él mismo. Y entonces entendí, que no necesitaba un ramo de rosas y tampoco necesitaba un girasol; me necesitaba a mí misma. Yo era mi flor, yo era mi amiga y yo era mi propia vida.
Mi vida. Me pregunté un día qué era la vida. Me puse a escribir porque me ahogaba el dolor que tenía, porque lo guardaba por meses y luego un día mi mente estaba llena de recuerdos y decepciones. Entonces lo escribí.
Lo escribes y te gusta. Te gusta y lo escribes, de eso se trata. Empiezas por lo primero que se te ocurre, lo que sientes, lo que piensas, lo que te pasa y conforme agrada se vuelve una costumbre. Pero un día no sabes qué escribir, y piensas en ti, y piensas en el chico que te gusta, o en tu mejor amigo, o en tus problemas psicológicos, o en tus padres. Pero no, no escribes nada. No escribí nada esa primera vez que no tenía idea de qué hacer. Entonces leí, como nunca había leído en la escuela. Te encuentras un día con una pequeña nota de un chico de 16 años que inventó una forma efectiva y segura de descubrir el Cáncer a tiempo y de forma rápida, y la lees porque te interesa. Descubres que el gobierno no es real, que nada es como te lo cuentan, que todo es por conveniencia y nada por seguridad y mejoramiento. Te enteras que no aceptan la propuesta del chico de 16 años de edad que puede salvar miles de vidas sólo porque esa gigante y maravillosa idea puede llevar a la ruina a una empresa farmacéutica, te esconden que para las personas con poder es más importante una inútil fábrica que la vida de tus familiares que tienen una enfermedad mortal.
He oído que las personas clasifican las clases sociales de tres maneras: los pobres, los de clase media y los ricos. Pero entonces descubro el control que tiene el gobierno sobre absolutamente todo en este mundo irreal y te ríes. Pocas personas saben que el gobierno y la política es una clase social más añadida a nosotros...
Y es que ya no puedo creer en nada ni en nadie, mis padres piensan que el estudio es lo más importante y lo mejor que puedo obtener. La idea es esta: naces, los primeros años dependes de tu madre porque eres un bebé mediocre que no puede siquiera ir solo al baño. Creces y aprendes lo que ves de tus mayores, como cuando lo ves tomar agua y luego tú la pides por tu cuenta, o como cuando te dicen que digas papá y luego un día lo logras; pero también los ves decir malas palabras frente a ti pero eso no quieren que lo digas. A los 5 años te mandan a una pequeña escuela para que te vayas acostumbrando a perder el tiempo en una institución rodeado de más niños como tú. Y sigues creciendo, te envían a la primaria donde tienes que estudiar sí o sí porque si no lo haces y te expulsan tu vida queda arruinada. Y es que es estúpido, plantearle a un niño de 6 o 7 años que su vida va a estar encadenada a tener la misma rutina toda su vida. Porque esa es la idea; naces, creces, estudias, estudias, estudias más, sigues estudiando, te gradúas, todos te felicitan por haber logrado algo que de niño tú no querías y luego trabajas. Y en eso te resumen la vida. No lo digo yo, lo dicen todos y todas las clases sociales.
Me cuestioné en algún momento el por qué la vida me tocó a mí, y por qué le tocó a mis padres, y simplemente por qué nos tocó a todos. Pero lo hice a un lado porque en medio de toda la rutina de vida que tus mayores te plantean están los problemas familiares. Diariamente hay muertes, hay asaltos, hay secuestros, hay extorsiones, hay personas enviadas a psiquiátricos, ancianos enviados a los asilos. Personalmente a mí me tocó un divorcio, no propio pero dolía como si me lo tatuaran a mí. Recuerdas las novelas que veías con tu mamá porque ella así lo quería, y te das cuenta que eso tampoco es real. Que tus padres no van a vivir enamorados y luego te enteras que fueron unos jóvenes adolescentes que se casaron por idiotas. Descubres una infidelidad, ves a tu padre golpear a mamá, pero eres pequeño y no puedes hacer nada porque todavía no sabes que la violencia familiar se puede denunciar. Tu mamá te lleva a casa de la abuela en distintas ocasiones diciendo que no puede estar más con tu padre, pero a los meses regresa porque las personas así son. Conveniencia, siempre está la conveniencia. Y te traumas
Los problemas personales son otra cosa. A veces te da depresión, como cuando tu mamá te deja sola en casa de papá y se lleva a tus hermanas con ella, pero a ti no. A veces dejas la escuela, te vuelves egocéntrica, dura y fría, pero no lloras porque las personas se cansan también de llorar. A veces te vuelves adicto a algo, ya sea al alcohol, a las drogas, al sexo, o muchísimas cosas que por falta de ocurrencia no voy a escribir. Y si hablamos de mí, tuve varios problemas personales. Como cuando empezó mi problema de nervios, aquella vez que sólo movía mis manos con ansias y eso era todo. Pero empeoraba. Tuve depresión de bajo nivel, dejé la escuela, dejé atrás a las personas que me apoyaban, me alejé de mamá, me alejé de mi familia en general y un día me encontré a mí misma. Me puse a pensar si los problemas familiares realmente valían lo suficiente como para permitir que me generaran más problemas personales. Y no, no lo valían. Te das cuenta que necesitas cambiar de aires, que estar encerrado en tu casa no te ayuda y tampoco los llantos de tu padre extrañando a sus otros hijos. Te mudas con tu madre, convives con más personas, mejoras, vuelves a la escuela, pero tu ideología ya ha cambiado. Ya no vuelve.
Recuerdo que años atrás era de las personas que le regalaba un "Te amo" a cualquier persona cercana, pensaba que todos eran hermosos por su físico y luego un día te das cuenta de que no. Que un "Te amo" vale más que las mil palabras que dices a diario y que la belleza física es otra cosa irreal, es como el gobierno, o como el ramo de rosas, o como el cigarro.
Ves un árbol y nadie nota el corazón que está pasmado en su corteza, que seguramente hizo una chica pensando en algún chico. Y una que otra persona lo ve y piensa que es ridículo. Pero es arte cotidiano, como cuando dibujas un corazón en una hoja de papel y se lo das a alguien porque le quieres, como la música, como las pinturas de los museos, como esculturas, como estatuas, pero es arte hermoso. Eso es hermoso. Tú eres hermoso si así lo piensas como mis palabras son hermosas, como mis escritos son hermosos.
Leí en alguna parte que el amor y el estar enamorado eran dos cosas distintas. Pienso que es cierto. Es como cuando fumas un cigarro, como el amor. Te gusta, lo disfrutas un cierto tiempo, pero no estás consciente del daño que te causa. Quizá un día fumé un cigarro sin darme cuenta; me gustaba verlo, porque creía que era precioso, que sus ojos eran pequeñas lunas de cristal, que su persona me irradiaba felicidad, y luego me comenzó a doler el pecho porque era la primera vez que probaba uno. Apagué el cigarro y comprendí que significaba otra cosa.
Hoy no sé qué quiero en mi vida, conocí a una persona hace poco que me está importando más de lo que debería, y perdí a otra que creía que había perfección en mí porque yo vi en ella lo que veía en todos. Mi estrés empieza cuando quiero algo y no lo consigo, porque se me olvida que lo único que puedo conseguir cuando yo quiera no son cosas materiales. Son cosas que puedo ver pero no tener, cosas que puedo sentir pero no mirar. O alguien como él. Que me emociona aunque quizá se pueda mal interpretar, pero no es gusto, es emoción de encontrar a una persona que no te aburra, que puedes desenvolverte con él de la manera que mejor te parezca y que no te dé pena hablar por teléfono porque sabes que no le va a interesar nada de lo que digas. Es la emoción de encontrar a alguien con quien puedes ser una puta si quieres ser una puta, o puedes ser cariñosa si quieres ser cariñosa, o enfadosa si quieres ser enfadosa. Es la manera de hallarte a ti misma, de acomplejarte a ti misma sin reproches. Porque de eso se trata de esto.
Se trata de llorar y luego sonreír. Se trata de entender y luego superar. Se trata de nacer y luego morir.
Morir. Me vuelvo a cuestionar cuando escucho la palabra muerte o algo relacionado con ella. Me digo a mí misma que tengo miedo de morir y no quede nada más de mí, que el cielo no exista, que nada más allá de la muerte exista. Y entonces ahí está, entiendes, escuchas, lo escribes, te lo grabas, te lo dices día con día, te lo lloras, te lo gritas y te lo planteas... Que nada es real.
Un día todos vamos a morir, no quedará nada ni nadie, habrá un "fin del mundo" ya sea por contaminación, una bomba nuclear enorme, la palabra del Señor que las religiones te quieren tatuar en la mente, o sólo porque sí. Porque así tiene que ser. No habrá nada, no estaré yo, no estará él, no estarás tú. No habrá nada, porque nada es real, porque si yo lo quise, o lo quiero, o lo querré no importa porque un día no habrá más cariño. No valdrán la pena esas veces que toqué sus manos con mis dedos, de aquella persona que creí amar. No valdrán la pena las veces que él me ha dicho que me quiere porque después de la muerte no me lo dirá más, ni yo a él. No es real el gobierno, no son reales los ramos de rosas, ni los cigarros; no son reales los amigos, ni el amor, ni tus padres, ni la escuela, ni mi mente. Todo algún día va a acabar, yo voy a acabar con todo, y todos acabaremos como lo que somos, como nada.
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Algo que nos han impuesto a las mujeres desde niñas es que el rosa es de nosotras LAS NIÑAS, mientras tanto los niños azul, pero por qué?
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Dicen que los ojos son la entrada de tu alma, entonces mi alma es muy amplia
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