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CENA DE AMIGOS
Las cenas con los amigos son tan liberadoras como los conciertos.
Sacas toda la porquería acumulada del trabajo, problemas familiares, de pareja, de salud y hasta lios mentales.
Nada como unas risas, vino que afloje la mente, una cena riquísima y la compañía de personas con las que convives a veces más que con la familia por horario laboral.
Que se repita pronto, que seamos tan puntuales con una regla, como el cobro de la luz, como el pago de colegiaturas, una vez al mes.
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LA UÑA
La uña del dedo gordo del pie derecho la tenía mal. Después de ir a varios médicos descartaron hongos, solo hablaban de una deformidad en el crecimiento de la uña por un accidente que tuve.
Me resigné por muchos años a tenerla asi. Los calcetines los rompía de ese lado, los tenis se iban desgastando donde tocaba el dedo; en verano andar con zapatos descubiertos me daba vergüenza, tenía que comprarme sandalias que cubrieran esa parte y en la playa siempre enterraba el dedo para que se llenara de arena y no llamara la atención.
Un día pase por un local donde arreglan y ponen uñas postizas y vi a una señora con unas uñas larguísimas y sucias. Ahí estaba, sentada, sin vergüenza, pagando por recuperar unos pies limpios y arreglados. Y pensé, si ella pudo, ¿yo por qué no? Me arme de valor y pedí cita rogando que tuvieran una solución.
No fue muy bien, aunque quitaron muchísima uña, me dejaron las orillas enterradas, fui a otro lado y me limaron más pero seguía con las uñas enterradas.
Hasta que fui a Centre Kinetic, yo vivía cruzando la calle. Me dejaron las uñas estupendas, tenía ya una infección en ambos dedos gordos, pero me recupere del todo. Ahora voy en cuanto siento una ligera molestia.
Ya no me da vergüenza andar descalza, voy enseñando los pies y camino normal por la arena.
Todo este rollo que he soltado es para recordar que nunca es tarde para cambiar, para mejorar lo que no nos gusta y acudir siempre a profesionales.
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Helados diferentes
Recuerdo hace 18 años que vi por primera vez helados de cebolla, cocido madrileño, paella, camarones (gambas) y hasta de hígado encebollado.
Fue en una heladería del Perelló y claro, siendo famosos por sus tomates (jitomates), también tenían helados de ello.
Me explicaron que los sabores eran diferentes porque eran encargos de restaurantes donde hacen fusiones de sabores y texturas y que cuando les quedaba un poco, los ponían a la venta, para las personas curiosas.
Creo que el sabor más raro que he probado es de queso Filadelfia con frutos rojos 😅
¿Te apetece probar estos helados?
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ELEANOR
Te llevo al cine, siempre que salgo con tu primo a ver películas, me pongo la pulsera de tu bautizo. Pienso en lo mucho que me gustaría disfrutar contigo en estos momentos.
Mientras llega el día que podamos compartir palomitas, sigue creciendo, siendo feliz, amando a tu familia, por mi parte te seguiré llevando en mi muñeca y mi corazón, pequeña Ele 💖
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HACE UN AÑO
Hace un año esta fue mi casa.
El lugar donde llegué como un perro apaleado, con la cola escondida entre las piernas, asustada, esperando el siguiente golpe de vida, de realidad.
Con esa voz interna que me decía: Ni se te ocurra volver atrás, es lo mejor para todos y es hora de que te recuperes a ti, que seas tú, además de madre.
Pensé que no podría salir adelante. Muchas noches me quedaba sentada al lado de la piscina y observaba el cielo, se me antojaba un cigarro, una cerveza, gritar hasta quedarme ronca, llorar hasta quedar seca. Sin embargo, sabía que esa no era la solución.
Ha pasado un año. Ahora ya no vivo en la playa, la echo de menos aunque en la ciudad no se está tan mal. Algo me dice que regresaré y esta vez para quedarme.
Hace un año no me alquilaban por ser extranjera, por no tener más de una nómina, porque tenía menos de ocho horas diarias en mi contrato. Y cuando todo parecía perdido, dos grandes amigos me confiaron parte de sus ahorros y pude encontrar a alguien que me vio a los ojos y creyó en mi palabra.
Otra amiga no solto mi mano, aunque vive en otro continente siempre fue mi aliento y una amiga incondicional me ayudó con la mudanza y hasta me regaló cosas para no empezar de cero.
Siempre hay ángeles, basta mirar al cielo, hablar con el universo y escuchar, escuchar sus señales.
En ese departamento lloré en el suelo asustada por la soledad y la ausencia de los brazos de mi hijo. Llegó mi hermano y su familia a inyectarme la energía que necesitaba para recordarme que no estoy sola y que soy una chingona, como todas las madres solteras, como todas las mujeres que se recuperan a si mismas, como las personas que salen de su zona de confort.
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SPA PARA DOS
Desde que Nano era más pequeño, disfrutaba de la bañera con sus sales de baño, espuma, burbujas; le ponía su vaso con zumo de uva, cromoterapia (si era verde, le agregaba gotas de eucalipto al humidificador del baño o si era morado, lavanda, etc.). No faltaban los pepinos en los ojos y una mascarilla facial mientras escuchaba música relajante.
Donde vivimos ahora no hay bañeras, solo ducha. Así que pensé en darle una sorpresa llevándolo a un Spa.
Por fortuna, encontré uno en la ciudad donde vivo al que pueden ir menores de edad acompañados de un tutor. Y este domingo se llegó la cita.
Había sauna, baño turco, pediluvio, duchas sensoriales, piscina con tumbonas con hidroterapia, chorros de agua, jacuzzi, piscinas de agua fría y caliente, tumbonas calientes fuera del agua, una piscina con cítricos (nadando entre limones), una barra con agua fresca y varios tipos de tés fríos y una fuente de hielo.
Pensé que una hora sería aburrido para él, pero nuestro tiempo se pasó volando. Le encantó, tanto que estamos pensando en volver por lo menos una vez al mes.
La mayor parte del recorrido estuvimos solos, solo entró una pareja unos quince minutos y se fueron.
Nadamos, reímos, nos relajamos y disfrutamos en silencio. Mientras él jugaba en el agua con los limones, yo descargaba la tensión de los hombros con los chorros de agua.
Sé que no es lo mismo, cada manera de relajarnos es distinta, lo valioso aquí es el tiempo juntos, el crear nuevos recuerdos y disfrutar cada día uno al lado del otro.
No se permite tomar fotografías, así que comparto imágenes de la página del spa.
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Sábado con cuarenta y tantos años
Cerca de donde vivo están haciendo un festival de música. Ayer fue Techno y hoy Reguetón.
Veo pasar a los jóvenes hambrientos de diversión, de calmar la sed con esa bebida que ataranta, de darse besos con mordida mientras se juran amor eterno con las canciones del momento. Acuden al ritual donde el alma se libera con la música y sacamos todos esos demonios a grito pelado entonando los coros y levantando las manos.
Suspiro y sonrío recordando esos conciertos donde salía afónica pero feliz, contenta, con menos cargas y más libertad mental y espiritual.
Ahora con cuarenta y tantos me emociona llegar a casa, descansar dos días, poner el aire acondicionado, saber que esta semana mi hijo está conmigo, que tengo una coca cola bien fría en la nevera y que mañana iré a un spa con mi Nano por primera vez.
La noche nunca envejece, siempre está llena de vida.
Bona nit, familia.
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