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Vendas y alcohol. Su labor de búsqueda se centró especialmente en aquel par de objetos, siendo poco cuidadoso cuando encontró uno y lo tomó. La acción provocó que otros botecitos cayeran al suelo y, como resultado, llamó la atención de alguien a su lado. Con una mueca en los labios debido al esfuerzo de agacharse, se puso de pie y reconoció el rostro ajeno con una facilidad que no le sorprendió. Una disculpa quedó estancada en su lengua; fue la preocupación la que reemplazó su gesto anterior en cuanto notó su ropa mojada. “Theia ——¿estás bien?” Acto seguido de pronunciar, reconoció la banalidad de su pregunta. Sin embargo, la misma fue expresada con genuinidad. Dejó el par de objetos en el estante y volvió a prestarle atención. “Vas a enfermarte. Necesitas algo para secarte.” Desvió la mirada a su alrededor, intentando recordar en qué pasillo había visto algunas toallas o algo que pudiera cumplir esa función.
completamente desorientada, theia es la personificación de desastre. está frente a los estantes de la farmacia, donde se encuentran productos para primeros auxilios. sus prendas están mojadas, lo suficiente como para hacer un desastre a su paso. ' perdón — ' un sonido es capaz de sacarla de su trance, girándose hasta tercerx. ' ¿necesitas algo? ' estaba estorbando.
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Finalmente, luego de lo que pareció una total eternidad, los analgésicos habían logrado su cometido, y el punzante dolor sobre la herida abierta en su hombro derecho había disminuido hasta el punto de casi pasar desapercibido. Sin embargo, eso mismo lo había dejado de vuelta en soledad con sus pensamientos y con una angustia que no se le iba del pecho, transformada en una ansiedad que no sabía cómo calmar. Caminar fue su primera opción, momento en que la petición ajena llegó hasta sus oídos. Fue cuidadoso al agacharse y tomar la pelota con siniestra. Jugó con ella mientras se encaminaba hacia su nueva compañía, su mirada notando la botella en el suelo y sintiendo cómo en sus labios una sonrisita buscaba extenderse. Negó. “Está bien, no es necesario quedarme con algo,” señaló. La extendió hacia ella, pero antes de entregarla por completo, murmuró: “Un tiro a cambio me parece más justo, ¿no crees? Y más entretenido.” Lo que, sin duda, necesitaba para distraerse un rato.
un suspiro abandonó sus labios cuando, nuevamente, la pelota de tenis que había lanzado segundos atrás falló con darle a su improvisado objetivo: una botella de vidrio que estaba a unos metros de ella. era la tercera vez que fallaba y no parecía mejorar en lo absoluto. se dedicó por unos segundos a ver como la esfera rebotó un par de veces en contra del suelo, para luego perder el interés rapidez y, en cambio, se enfocó en rebuscar entre las cosas que traía con ella ' ¿puedes traer la pelota por mí? ' preguntó al escuchar el eco de unos pasos acercarse a donde se encontraba ella ' ¡puedes tener cualquier cosa de mi mochila si lo haces! '
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La curiosidad se instaló sobre su semblante al segundo de escuchar discurso que no esperaba recibir. Curvó una de sus cejas y sintió cómo sus labios marcaban el inicio de una sonrisa. Era como un breve respiro recibir ese actuar ajeno, uno que, por lo menos por un momento, sirvió para quitarle algo de la pesadez en sus hombros y pensamientos. Su mirada, curiosa, siguió el señalamiento hasta las mochilas, siendo inevitable guardarse un propio comentario. “Ah, ¿los agujeros son la nueva moda y me perdí de esa información en estos días?” Bromeó, sacudiendo la cabeza en una negación después. Regresó la mirada hasta ella, ignorando lo mejor que pudo la punzada de dolor en la herida de su hombro. “Paso de las suites por ahora, no creo que pueda pagarme ese tipo de lujos por un tiempo.” La risilla que escapó a través de sus labios terminó transformándose en un simple suspiro. Recordando su principal objetivo para estar ahí, agregó: “Solo estoy buscando algo dulce. ¿Gomitas? ¿Chocolates?” Enlistó, esperanzado de conseguirlos.
en un intento de olvido de sucesos recientes y dolor punzante sobre una de sus piernas se había tomado la molestia de organizar suministros y, ahora, se situó cerca a uno de los refugiados, recargándose sobre su hombro recreando una pose de guía turística 'bienvenido al refugio bloomwood' y extendió su brazo hacia el mismo 'a tu derecha, podrás ver la magnífica barricada de latas vacías, y a tu izquierda, la exclusiva colección de mochilas agujereadas' señaló, regalándole una media sonrisa a su reciente compañía junto a un leve golpecito en su hombro, al recordarse de un detalle más 'ah, no dejes de visitar las 'suites' con colchones viejos y la desesperación viene incluida, sin costo adicional. ¡un ofertón!' exclamó con la ironía acompañando su aún presente sentido del humor.
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Ante la respuesta, su mirada se deslizó discretamente en busca de heridas en el cuerpo contrario. No quiso desanimar con el tema del analgésico y su propia experiencia, pues el que había ingerido casi una hora atrás todavía no lograba hacer efecto. Esperaba que ella hubiera optado por uno diferente. “Claro, todas tuyas,” extendió el inicio de una sonrisa amistosa sobre sus comisuras, pero aquella duró solo unos cortos segundos, sintiéndose totalmente extraña sobre sus labios. “¿Necesitas algo extra?” Ofreció. Le resultaba más sencillo pasar por alto el agudo dolor en su hombro de esa manera, distrayéndose con algo, lejos también de sus pensamientos que no hacían más que preocuparse por el paradero de su hija en Greenville. “Vi algunas botellas de agua por allá,” se giró para señalar a unos pasos detrás de ellos. La acción fue poco cuidadosa y provocó una punzada de lo más dolorosa en la herida de su hombro. Su ceño se frunció, una mueca se dibujó en sus labios, y de estos se escapó una baja maldición. Se tomó uno momentito en silencio antes de volver a hablar, sobándose la parte lastimada con su izquierda, ahora libre. “Puedo traerte una.”
sentada en aquel rincón, no solo espalda reposa sobre muro, sino también cabeza. párpados cerrados se elevan una vez más, observando a compañía. ' estaré mejor cuando el analgésico haga efecto. ' ese que acaba de consumir, esperando que disipase un poco dolor general de heridas. así, toma golosina de las ofrecidas por contraparte. ' la guardaré, en caso que necesite energía extra para levantarme luego. ' tobillo herido, ciertamente, le estaba haciendo pasar un mal momento.
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La broma que escuchó consiguió que de sus labios se deslizara una leve risilla. Fue sencilla, casi inaudible, pero era la primera que soltaba desde que todo se había vuelto un total caos. Incluso se sentía raro reaccionar así, como si no tuviera permitido hacerlo con todo lo ocurrido: el desastre de los infectados, la partida de su hija a Greenville, la herida sobre su hombro derecho, que, aun después de curarla y tomar los analgésicos necesarios, punzaba con una intensidad dolorosa. Tuvo que aclarar su garganta y giró mejor el rostro para mirarlo de frente. “Me parece que yo todavía no logro despertar completamente de ella,” se permitió tomar un turno para bromear también. Alternó la mirada entre su rostro y las muletas, todavía con la bolsita de dulces extendida en invitación. No tenía problema en sostenerla para él si era necesario. “Puedes tenerla completa,” ofreció. Después, negó. “Estoy refugiado en la comisaría,” explicó. Si tenía acceso a comida, era por los trueques hechos en su grupo. “No me robé estas, si es por eso que preguntas,” añadió, mientras sobre sus comisuras se instalaba el fantasma de una amistosa sonrisa. La realidad era que sí, las había tomado solo porque sí y… eso era robar, ¿no? Sin poder evitarlo, su atención regresó a las muletas que cargaba bajo sus brazos, sintiendo la necesidad de preguntar: “¿No deberías estar descansando?”
'' bueno, recién acabo de despertar de una pesadilla donde terminé pateándoles el culo a algunos de mis vecinos, ¿no tuvimos la misma? '' simplemente responde en broma, porque todo le había dejado exhausto, sumándole la preocupación que se apoderaba de él luego de que se llevaran a su sobrina y todavía lidiando el tener que usar muletas. '' me vendrían bien '' es sincero, pues no se negaría a un poco de azúcar y más por el hambre que tenía. '' ¿tienes fácil acceso al supermercado? '' por mala suerte, aunque él intentara ir a aquel lugar, tardaría tanto en hacerlo gracias a los aparatos que estaba con la necesidad de usar.
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Esa no era la respuesta que esperaba; en su rostro, totalmente extrañado, se dejó ver. Frunció el ceño y, si se rió por lo bajo, fue más un impulso que no supo bien ni de dónde provino. “No quería ofenderte, lo prometo. No podría cuando yo me veo de esta manera,” con la mano que aún sostenía las golosinas, hizo un movimiento para señalarse a sí mismo. Su imagen, sin duda, tampoco era la mejor; seguramente la palidez también lo caracterizaba, producto de la punzante herida en su hombro derecho. “¿No? Casi por un momento me creo que sí. Yo ya estaba por llamar a uno,” sobre sus labios se instaló el inicio de una sonrisa amistosa, sin tomar a mal la reacción contraria. No podría con todo lo que estaba ocurriendo. Negó y esperó a que las tomara. Sin embargo, prefirió agregar: “Seguro. Nunca han sido mis favoritas, las de mi hija sí, pero...” y guardó silencio de repente, un agridulce sabor instalándose en su boca ante la mención de la pequeña que ahora se encontraba en Greenville. Aclaró su garganta, tomándose un momento antes de volver a hablar. “¿Prefieres hacer un trueque para que sea más justo?” Propuso.
no es capaz de permanecer por mucho tiempo, pero tenia que descansar para que su rodilla sanara, asi que ahi estaba, sentada por allí tratando de no volverse loca cuando el otro apareció. “ ��no te enseñó tu madre que eso no se le dice a una chica? ” le contesta, pero hay un sutil rastro de ironía y burla que hace evidente que no está seriamente ofendida por sus palabras y simplemente pone los ojos en blanco. “ que esto no es como las películas y no puedo decir ¡corten! para que venga un maquillador corriendo a retocarme las cejas. así que lo siento por ti, pero toca verme lucir como pasada por agua y como quien no duerme hace días todo el rato ” agita un poco la mano en el aire, sin embargo, no acepta oferta del dulce. “ ¿seguro no lo querrás luego para ti? ” lo último que quiere es lidiar con recriminaciones.
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El momento en que salió de su estado de shock fue justo a tiempo para evitar que el otro sufriera algún accidente en las llamas que se alzaban vivas. Todo a su alrededor era un desastre, al igual que su propio interior. El terror no dejaba de invadirlo, con los nervios reflejados en el palpitar inquieto de su corazón, que juraba poder escuchar con total claridad. Era una maldita pesadilla. Soltó un suspiro trémulo cuando sus palabras fueron escuchadas y sintió ese choque en el costado, agradecido de que se hubiera salvado de otra fatídica situación. Quiso decir algo, pero los gritos y los sonidos de sirenas a su alrededor se intensificaron. Giró la mirada, inquieto, y rápidamente volvió a enfocarse en él al oír su voz de nuevo y sentir el toque en su muñeca. No dudó en seguirlo, en mover sus piernas con la rapidez que lo caracterizaba, temiendo que alguna de esas cosas los estuviera siguiendo. La idea aceleró aún más su pulso, casi provocando que sus pies se tropezaran entre sí; pero, sin caerse, logró llegar hasta la puerta de la casa, al comprender que se dirigían hacia allí. Cerró la puerta con cuidado una vez que estuvieron dentro, temiendo que cualquier ruido atrajera atención indeseada. El aire salió pesadamente de sus pulmones al verse rodeado por cuatro paredes, pero la inquietud no lo abandonó y el miedo no disminuyó. “Eso... esas cosas. Eso no era humano,” murmuró, sin poder encontrar más palabras que reflejaran el terror que sentía. En cambio, movió la mirada hacia los rincones, y de reojo notó una pequeña mancha rojiza en su ropa, en el brazo que no estaba siendo retenido. Se soltó del agarre y, aunque no sentía dolor, tocó con la mano una parte limpia de la tela. No sintió ninguna diferencia y agradeció mentalmente por ello. “¿Estás bien? ¿Tienes alguna herida?” Buscó saber, esperando una respuesta negativa a su segunda pregunta.
𝗥𝗢𝗦𝗘𝗪𝗢𝗢𝗗 con @yasgeum : ¡aléjate del fuego! las sirenas, los gritos, los alaridos y ese sonido de helicópteros acechándolos desde el aire, era demasiado. sus sentidos estaban saturados, sus extremidades se desconectaron un instante de su mente y quedó allí: congelado, como un espectador en una película recién estrenada en taquilla. la impresión, fue incapaz de darse cuenta que estaba demasiado cerca del fuego, hasta que la voz de su vecino se infiltró en su canal auditivo. ‘ mierda, mierda, mierda ’ repitió por lo bajo, alejándose hacia un costado. lo suficientemente aturdido, para chocar con su costado sin darse cuenta. ‘ lo siento ’ murmuró y lo vio, esperando no ver la misma piel manchada que en una de las criaturas que atacó a uno de sus vecinos. ¿criaturas? ¿humanos? ¿eso? no sabía cómo describirlos. aturdido, su cabeza comenzaba a doler, miró a su alrededor hasta que reconoció una de las casas vacías del vecindario. ‘ tenemos que buscar refugio, ahora – ’ porque nada parecía cambiar rápido el curso de las cosas, su mano fue confianzuda, casi necesitada, hasta la muñeca contraria. no quería estar solo. no podía. ‘ ven ’ si fue una petición, una súplica o una orden, no supo determinarlo, sólo buscó jalarlo hacia la puerta del costado de la casa abandonada.
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Su corazón no había dejado de latir a mil por hora desde el instante en que presenció la catastrófica escena. Los nervios le recorrieron el cuerpo entero, y el shock le tomó más segundos de los permitidos para comenzar a moverse. Allí, después de formular palabras trémulas, tuvo problemas para asimilar todo lo ocurrido. ¿Era algo que sucedía solo en su vecindario? ¿En el pueblo entero o… había traspasado los límites del lugar? El bienestar de su hija fue lo que más le preocupó, y la ansiedad de no poder hacer nada para conocer su paradero en ese momento fue una completa bofetada en el rostro. Una bofetada que terminó haciéndolo actuar. “Sí, andando, vamos... debemos movernos rápido y no dejar que...” Un nuevo grito desgarrador lo hizo callar, anunciando la presencia de un tercero frente a ambos y una de esas cosas inhumanas que terminó atacándolo. El cuerpo entero volvió a temblarle de terror, atinando a tomar la muñeca contraria para comenzar a moverse con rapidez. No había logrado verlos ( o al menos eso creía ), pero en efecto, no podían permanecer más tiempo afuera. “Joder, joder,” farfulló, ni siquiera logrando sentir sus piernas moverse. “¿Cuál es el camino? Tendremos que entrar a cualquier otra si queda muy lejos o... Alguna de esas cosas nos alcanzará.”
、 en 𝗥𝗢𝗦𝗘𝗪𝗢𝗢𝗗, yasper ( @yasgeum ) dijo : "¿viste eso? la gente está perdiendo el control." ‘ tú.. –– ’ las palabras se entrecortan al no hallar explicación que pueda decantar de propia telaraña mental. orbes que le cuestan asimilar lo que frente a ellos ha sucedido, y son los gritos desgarradores los que se cuelan hasta el hueso, un recordatorio de que es real tal caos infernal. ‘ tenemos que irnos. n-no podemos quedarnos afuera. ’ dúo se encontraba contra la fachada de una casa al final de primera calle, no habían logrado ni salir del vecindario ante vorágine presente, pero aquellos ruidos casi animales solo daban señal de que debían buscar refugio. ‘ ven, podemos intentar ir a mi casa. tal vez leo, o arien.. no lo sé. ’
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reclinado en una de las entradas al laberinto, llevaba un tiempo esperando a que alguien nuevo se animara a aventurarse en la experiencia. imaginó que los interesados serían constantes, pero tras escuchar algunos comentarios cargados de miedo a perderse, comenzó a comprender el porqué del lugar casi desértico. a excepción de sus compañeres de tarea, en especial una de ellas, a quien le echó una mirada curiosa al escucharla. al instante, sintió cómo sus comisuras se alzaron sin poder evitarlo. “¿el color tiene que ver con el sabor?” analizó ambos dulces y, antes de recibir una respuesta, continuó: “me quedó con el amarillo,” decidió, extendiendo su diestra para obtener el dulce. la mención de dicho animal en particular provocó finalmente que una sonrisa completa se dibujara en sus labios. negó. “nunca me habían preguntado cuál soy ——no conozco mucho sobre el tema,” confesó. “¿hay algún test en internet para saberlo?” la pregunta escapó con evidente interés, como siempre le ocurría al conocer sobre algo nuevo.
ubicación: laberinto. ‘ ¿azul o amarillo? ¿cuál eliges? ’ no controló los tirones de rosáceos por sus métodos como guía de laberinto. tal vez danzar de los árboles con la música del viento enclaustraron cualesquieras de las conversaciones de los pocos visitantes del fondo, saltando por los alrededores. se adentró al mundo de colores y desinterés, compartió golosinas con quiénes coincidió en la entrada, destacando reluciente curvatura con nueva víctima. ‘ un dulce hará la esperiencia más especial y podrás conectar con tu animal interior, ¿sabes que soy un conejo? ¿cuál es el tuyo? ’
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la respuesta que recibió a la posibilidad expresada hizo que la sonrisa volviera a elevarse por un momento. no dijo más, ahora interesado en el tema de la comida. “todo está delicioso, pero lo que definitivamente se robó mi corazón fueron las croquetas de pollo y lo bocados de tarta de manzana,” confesó. también habían sido los favoritos de harper, y para que la pequeña aceptara una nueva comida tan rápido, sin duda debía tener un buen sabor. la mención de los dos platillos provocó que un efímero ruido naciera en su estómago y terminara escuchándose en alto. esto le generó un instante de vergüenza que intentó enmascarar con una risa. “tan buenos que mi estomago los extraña demasiado rápido,” el puente de su nariz se frunció y terminó por acomodar mejor los lentes sobre sus ojos. miró de reojo al otro mientras realizaba cada movimiento, manteniendo su atención por unos segundos más en el emparedado, como si intentara recordarlo en alguna mesa o en alguna charola de los meseros. nada le vino a la mente, pero eso le bastó para agregar: “me los habré saltado ——tendré que buscar uno en un rato,” añadió con simpleza. ante la pregunta, asintió y atinó a señalarla suavemente con el mentón. “mi hija, sí. la pequeña que parece estar planeando algo maquiavélico,” la tonalidad en su voz mezcló un deje cómico y un cariño total, y es que, de repente, su hija parloteaba frente al grupo de otros infantes, quienes parecían prestarle toda su atención. yasper la conocía muy bien; sabía que alguna travesura debía tener bajo la manga. “no me habían confundido con su hermano desde hace un tiempo,” agregó. después, sintió algo de curiosidad. “¿algune es tu hermane? ¿tu hije?”
‘ estoy dispuesto a vivir con esas risas y aceptar el karma con tal que no les llegue ’ se apresuró a construir una sonrisa en medio de su rostro, lo suficientemente amplia para subir sus pómulos y achicar un poco sus orbes. tenía esa añoranza a la paternidad que sus progenitores nunca tuvieron, pero su madre se encargó de enseñar hasta en el peor de los momentos. se inclinó hacia un lado, no pudo evitar poner atención en el gesto cómplice entre un padre y su hija, algo en él se sintió extraño. ¿habrá sido un deje de envidia o nostalgia? a lo que no tuvo. ‘ ¿te gustaron? ’ iba a esconder que era parte del comité de cocina, pero cualquier retroalimentación sería bienvenida. dejó el agua sobre el césped y su diestra tiró un poco de las cadenas de su columpio, probando que no fuese a ceder en algún punto. cuando se vio seguro, sus manos se aventuraron en deshacer el envoltorio de su emparedado y le dio un primer mordisco. ‘ ¿de verdad? lo saqué de una de las mesas ’ mintió y apuntó con su mentón hacia el interior de la casona, volvió a tomar otro mordisco, porque no se dio cuenta del hambre que tenía hasta que comenzó a comer. ‘ ¿es tu hija? ’ desvió el hilo de la conversación, antes que terminase confesando la mentira; como siempre. ‘ ¿o tu hermana? ’ por la edad, se inclinaba más por la primera opción. era lo que se esperaba, ¿no? quizás era lo único que aún tenía pendiente con su madre. y seguiría así un buen tiempo.
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“diré que interesantes. muy pocas veces una historia resulta ser aburrida,” o así lo creía él, quien siempre terminaba encontrando algún detalle interesante en todo lo que leía o escuchaba. no mentía cuando decía que los retratos le otorgaban esa idea. miró de reojo al otro y fue, de hecho, cuando más sintió que la mirada del retrato señalado lo observaba. frunció la nariz y se replanteó por qué estaba siendo tan supersticioso, sin embargo no pudo evitar darle un asentimiento en señal de acuerdo. después, fue su turno de soltar una risa; lo último que esperaba escuchar era esa pregunta. “¿de qué tipo de maldición estás hablando?” esta vez giró para observarlo mejor, analizando su rostro con discreción. no recordaba haberlo visto antes. “pero, en realidad, creo que estaremos a salvo. no los hemos insultado ni tampoco tocamos los retratos,” comentó. en lo rebuscado de su mente, eso era lo poco que conocía sobre el tema. a la repentina invitación, terminó asintiendo después de pensarlo un par de segundos. “claro, te acompaño. también me viene bien algo de tomar,” señaló el camino hacia la salida y no tardó en dar movimiento a sus pies. “y prefiero no arriesgarme a vivir mi primer encuentro paranormal aquí.” se animó a soltar sílabas con un deje de humor, encogiendo después los hombros.
'' pero, ¿historias aburridas o interesantes? '' pregunta aún sin mirar a quien le ha respondido, todavía paseando su mirada de un cuadro a otro, todavía entretenido en los rostros que veía en ellos. '' uff, ni que lo digas '' aprieta sus labios entre si, que aunque estuviera admirando cada retrato, no significaba que sentía algo de incomodidad de ver en esas paredes tantos de estos. '' porque si te mueves, parece que te siguen con la mirada, ¿no crees? '' ya había sentido eso con otras pinturas o cuadros en otros lados, pero justo en ese lugar que parece antiguo, sentía también eso que había dicho su ahora acompañante. '' si seguimos aquí, ¿crees que nos caiga alguna maldición o algo así? '' por supuesto, tan solo bromea al soltar ese comentario hacia el desconocido, incluso una ligera risita haciendo presencia de su parte. '' mira, que puedo lidiar con esa mala energía '' exagera '' pero de preferencia, necesito un trago '' en eso último, era cierto, hasta una excusa para beber otra copa más. '' ¿vienes o te quedas a que se te aparezca uno de esos? ''.
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el gesto amistoso sobre sus labios permaneció curvado al notar cómo eli terminó aceptando jugar con harper, agradecido por ello. un momento de descanso le venía bien, eso no lo podía negar. así que, cuando escuchó palabras que iban ligadas a su pensamiento, tuvo que asentir en acuerdo, con una corto resoplido que terminó en una risa ligera. “te entiendo. es casi cómo si fueran un total remolino de energía a toda hora, ¿verdad? ——halloween realmente será todo un reto,” comentó. sin embargo era uno por el que no podía esperar. asintió. “sí, lo es. harper, mi pequeño demonio de tasmania,” fue difícil guardarse la cómica descripción al referirse a la pequeña, una que salió cargada del cariño que le tenía. era todo lo contrario a lo que él alguna vez fue de niño, y eso le agradaba. “es un placer theia. soy yasper,” se presentó. “¿eli es tu hijo?” devolvió la pregunta con un interés genuino. “parece que estarán un rato con eso,” las risitas y los gritos inocentes que escuchó le hicieron saber que el momento de juego podría extenderse por varios minutos. se tomó un instante para mirarlos, contento de ver que parecían llevarse bien. luego se cruzó de brazos y regresó su atención hacia theia. “¿quieres sentarte? tengo fe de que los columpios, a pesar de parecerse a unos que yo tuve de niño—,” eran casi idénticos; que en su momento presumieron de ser totalmente modernos y ahora claramente ya no gozaban de esa reputación. “son más resientes de lo que se ven.” los señaló con el mentón. desde allí podrían observarlos con toda libertad.
la risita de la pequeña parece haber hecho desaparecer cualquier pizca de preocupación en el menor. y en theia también. de un momento a otro, cuando la menor dedicó pequeño empujoncito al rubio, eli miró a la castaña con un ápice de confusión en la mirada y, posteriormente al percatarse de que trataba de una invitación a jugar, una emoción que le hizo iluminar el rostro. theia sonrió, en un gesto cargado de agradecimiento para con harper y yasper. ' yo tampoco perdería esta oportunidad, eli. ' anima, alborotando las doradas hebras. « ¡ven aquí, harper! » solo bastó con escuchar su nombre una vez pero parecía como si se conocieran de toda la vida. supone que eso es lo sencillo de ser niños. ' creo que nos están preparando para halloween. ' porque festejo se encuentra a la vuelta de la esquina y sabe bien que la cantidad de azucar que los niños han estado consumiendo no se acerca, ni por asomo, a lo que comerán cuando llegue la noche de brujas. ' pero me alivia que haya más niños para que pueda jugar, si no hubiera sido por ella ' la pequeña que ahora corre junto a eli ' habría perdido mis pulmones al terminar el día. ' rie bajito. ' soy theia, por cierto. ¿es tu hija? es adorable. '
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no fue hasta que escuchó la pregunta dirigida hacia él que consideró si realmente lo invadía ese sentimiento de temor a terminar perdido y tomar más tiempo del requerido para salir de ese laberinto. se tomó la libertad de vocalizar una respuesta con más información de la necesaria. “la única vez que estuve en uno fue de niño, y fue una experiencia muy agradable... me es difícil tenerle más temor del que quizá debería,” encogió los hombros en un gesto tranquilo, sintiendo que la curiosidad se abría paso e incitándolo a devolver la pregunta: “¿a ti te da miedo?” inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado, las comisuras de sus labios intentando elevarse cuando la vio dar un paso hacia el frente y escuchó que su idea era aceptada con ánimo. yasper también dio uno, listo para emprender el camino." “esperemos que tengan ánimos de derrochar una buena cantidad de dinero ——hasta les cargaría al estilo de un rescatista real para ganar más,” bromeó. después, no pudo evitar una risa que apenas se escuchó, escapando en forma de un suspiro desde sus labios. “estás haciendo que considere inventarme un nombre para evitarme el ridículo,” confesó, mientras su diestra acomodaba mejor el puente de sus lentes. “soy yasper, es un placer,” se presentó. “¿puedo tener el tuyo? cuando salgamos sin habernos perdido, debo saber con quién compartiré la victoria del plan.”
palabras fueron posiblemente demasiado directas en pronunciación, sinceridad siendo confundida con el desinterés que toda la escena le provocaba. mas se creyó inocente de malas intenciones, sabiéndose lo suficientemente sensible para no caer en algo así; el andar decepcionado de tercero fue, sin embargo, una invitación a exhalar con un cansino suspiro. ' al menos no cargaré con el remordimiento de no haberles advertido que se perderían. ' buscó excusarse, a pesar de que conocía lo suficiente del laberinto para navegarse decentemente en su interior. ' ¿no temes perderte? ' por primera vez le observó, pestañeando para acostumbrarse a la tenue iluminación. después, frunciendo los labios en una mueca pensativa, dio un paso al frente. ' hagámoslo. ' le animó. ' tal vez encontremos a un grupo de personas desorientada y podamos comenzar a recolectar esas propinas. ' o llevar a cabo uno de los tantos planes intercambiados minutos atrás. ' ¿qué nombre debería darle a mi compañero de hoy? ' giró para mirarle. ' debo al menos saber a quién culpar con el resto si esto sale mal. '
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starter privado para: @csaylk
área de bebidas: no podía negar que william brown estaba resultando ser una compañía agradable. el anciano presumía una personalidad bastante peculiar, soltando vivencias y comentarios con fascinación. sin embargo, yasper comenzaba a sospechar que las bebidas ingeridas tenían mucho que ver con ello. lo miró a unos pasos, mientras el hombre charlaba con un grupo de amigos, aprovechando el momento para vociferar parte de sus pensamientos: “¿qué tan buena idea crees que sea que vaya por su segunda copa de vino?” giró la mirada para dar con su compañero por un par de segundos y luego la regresó hacia william, quien los señaló; él solo atinó a ofrecer una sonrisa amistosa y educada. “tal vez les esté diciendo que estamos emborrachándolo.” y aunque bromeó, en realidad esperaba que no fuera así.
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el empujoncito y el grito los tomaron por sorpresa a ambos, a su hija y a él, quienes no dudaron en llevar la mirada hacia la nueva compañía. en los ojos de la pequeña destelló la diversión al instante. “¿bien? oh no, casi terminamos tirados en el suelo, ¿verdad, harper?” comentó en tono bromista, dirigiéndose a la niña a su lado, quien, sin contener la risa, asintió con un par de movimientos entusiastas. unos segundos después, fue ella misma la que buscó a infante contrario, uniéndose al juego con un golpecito y expresando en alto ese las traes. no esperó respuesta, salió corriendo de inmediato hacia los juegos, mientras yasper ahogaba una risa con un bajo suspiro, apenado. “es una buena jugadora, si fuera tú no me perdería esta oportunidad,” le dijo a eli, esbozando una sonrisa amistosa. luego, se dirigió la castaña con un tono tranquilo y formal. “parece que estamos en la misma situación con los juegos. me disculpo también —— el azúcar en la comida no está ayudando mucho esta ocasión.”
@ cerca de los juegos infantiles en un intento de mantenr al pequeño eli ( cinco años, remolino andante ) de los viejos columpios, ha propuesto un juego de la traes. no imaginaba que el menor se emocionaría y correría hasta alcanzar una figura contraria, sumándolo al juego al momento de darle un pequeño empujoncito y gritar, con fuerza, que ahora esa persona tenía que sumarse al juego. apenada, corrió hasta alcanzar al menor, quién después procedió a esconderse detrás de ella. ' lo siento, siempre nos emocionamos cuando jugamos. ¿estás bien? '
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no había apartado su atención de la pequeña harper en los últimos minutos, observándola corretear de un lado a otro junto a los demás niños del lugar. si por un instante su mirada se desvió hacia el otro en el columpio, fue solo un pequeño descuido, lo que provocó un gesto apenado al escuchar lo que dijo. sacudió la cabeza en negación, y su mano hizo el mismo gesto. “¿reírme? no lo haría, te lo prometo, puedes estar tranquilo,” respondió con sinceridad, echando una rápida mirada al grupo de niños antes de agregar: “aunque tal vez quienes sí suelten algunas carcajadas sean otros,” señaló con el mentón hacia ellos, justo cuando su hija le dirigió una rápida mirada y una sonrisa antes de volver a jugar. yasper le devolvió el gesto y mantuvo la sonrisa en sus labios (más suave), entretenido por la inocente posibilidad. “estoy bien, muchas gracias —— probé algunos aperitivos hace un rato,” se encaminó hacia él y terminó tomando un espacio en el columpio contiguo, asegurándose de no caer. desde ahí podía ver mejor todo el lugar. “pero no recuerdo haber visto de esos en el menú.” añadió, refiriéndose al emparedado.
ubicación — juegos infantiles ay, la edad. llegaba tan fuerte en ocasiones. fue casi imposible para él evitar los viejos juegos infantiles durante su periodo de descanso. con un emparedado en su diestra y una botella de agua en la izquierda, terminó por sentarse sobre uno de los endebles columpios que colgaban de un árbol. ‘ si se cae y te ríes, quiero que sepas que el karma caerá sobre ti ’ le sonrió a la figura que vio un par de metros más allá, ¿lo escucharía? seguramente, nunca había sido de los callados. ‘ ¿comiste algo? puedo compartir ’ estiró el emparedado en dirección del tercero, incluso aunque se muriera de hambre, siempre podría darle a alguien más.
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“más de cien años debe tener,” a pesar de no estar seguro de que la pregunta fuera dirigida hacia él, su pensamiento tomó camino por sus labios casi sin notarlo. estaba fascinado con la estructura del lugar, observando cada detalle. cuando escuchó la mención de los retratos, dirigió su mirada hacia ellos, inclinando ligeramente la cabeza hacia un lado. “parece que cuentan toda una historia,” compartió, antes de detenerse en uno en particular que le provocó una reacción diferente. “y da la sensación de que no nos quisieran aquí ——especialmente ese, ¿no crees?” señaló con el mentón. era algo espeluznante, casi como si estuviera con vida.
❱ 𝗖𝗔𝗦𝗢𝗡𝗔 : '' ¿qué tan antiguo será este lugar? '' tal vez diciéndolo por el crujir de maderas, cuestionando a la persona más cercana o simplemente al aire. recarga su brazo con cuidado cerca de la chimenea, mientras le da un trago a su bebida. '' los retratos de los familiares me dan vibras de películas de época o algo así, ¿qué no? ''.
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