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LA CARRERA DE TU VIDA
Este es un mundo que corre velozmente y todos procuramos unirnos a este ritmo de vida y, en la mayoría de los casos, corremos tras los afanes, nos imbuimos en la búsqueda de aceptación por lo que hacemos o por lo que tenemos.
En ese ritmo de vida avanzamos pensando en obtener un título universitario y así culminar una carrera profesional, sin embargo, simplemente estaremos empezando con gran expectativa la siguiente etapa de la carrera, cuya meta “creemos” que es lograr una buena posición de acuerdo al perfil profesional que tengamos; no obstante, el Señor Jesús, a través del apóstol Pablo, nos describe la necesidad de ubicarnos en la verdadera carrera de la vida que tenemos por delante.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de ��l sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2 (RV60)
Hay dos afirmaciones que se desglosan de la cita anterior; la primera es que estamos llamados a “correr con paciencia la carrera que tenemos por delante”. La segunda afirmación es que Jesús, “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz”. Es evidente aquí que la carrera que Jesús tenía por delante era el camino de la cruz. Pero, ¿Qué significa el camino de la cruz?
La cruz ha tenido un solo significado en la historia de la existencia del ser humano, una sola trayectoria y un solo destino. Cuando Jesús usó esta figura para sus seguidores, «tome su cruz, y sígame», los discípulos sabían lo que significaba. (Lucas 9.23). La crucifixión era un método romano común de ejecución. Los romanos forzaban a los criminales condenados a llevar su propia cruz hasta el lugar de la crucifixión; llevar una cruz significaba llevar su instrumento de ejecución mientras se enfrentaba al ridículo en el camino a la muerte.
Por lo tanto, Jesús en todas las ocasiones que declaró “Toma tu cruz y sígueme” quiso decir: Debes emprender el propósito de la verdadera carrera, estar dispuesto a todo e incluso a morir por seguirme. Esto se llama “morir a sí mismo.” Un llamado a la entrega absoluta, un estar dispuestos a despojarnos “de todo peso y del pecado que nos asedia” como la única manera para correr legítimamente la carrera; la autenticidad del tomar la cruz tiene que ver con la muerte del orgullo, del egocentrismo, de la soberbia, de la auto-suficiencia, de la auto-complacencia, del auto-rechazo, de la codicia, de la ambición, de la blasfemia.
¿Qué carrera estás corriendo?
¿Qué carrera estás llamado (a) a correr?
¿Qué te está impidiendo correr liviano (a) y de qué tienes despojarte?
¿Qué vas a llevar a la Cruz?
¿Cuál es la meta y el final que hay en tu carrera?
Ningún corredor puede correr efectivamente sin tener puesta la mirada en la meta; te invito a que tengas “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”, te niegues a ti mismo y tomes cada día tu cruz y le sigas, recordando que el gozo y la victoria que trae el terminar esta verdadera carrera, no se compara con nada de lo que hayas vivido o estés por vivir en este afanado mundo.
No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús. Filipenses 3:13-14 (NTV).
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¿Obedecer?
Obedecer no es sencillo. ¿A quién le gusta? De hecho, es un tema con el que he tenido muchas luchas porque siempre me ha gustado hacer las cosas a “mi” manera. Aunque obedecer no es fácil, es básico y necesario, pues si no aprendemos a ser obedientes en los pequeños detalles, no podremos ser obedientes en los grandes. Aquí hay algunos ejemplos de situaciones en las que me ha sido difícil decidir si obedecer o no lo que Dios establece en Su Palabra.
Estoy apurada y pienso que si me detengo en esa luz roja en el semáforo no llegaré a tiempo, ¿me detengo o piso el acelerador?
Me encuentro con una persona que me recuerda de una invitacióna un evento. Le escucho con una sonrisa, mientras pienso ¡No le puedo decir que no iré! ¿Le digo la verdad o invento una excusa?
Estoy en la oficina, en estos días todos comentan un tema que sé que es contrario a los principios de Dios, pero con el que todos los compañeros están de acuerdo. ¿Debo pronunciarme al respecto o mejor me callo?
Estoy en la caja del supermercado, mientras la cajera me dice el monto que debo pagar, me doy cuenta que no me está cobrando el chocolate que me estoy comiendo y la bebida que me tomé hace rato. Pienso un segundo ¿le digo o no le digo?
Cuando pensamos sobre la obediencia o la desobediencia a Dios, podemos pensar de ellas de manera fría o dura o en términos impersonales. Como si Dios dijera: -Aquí está la ley. Tienes que obedecerla. Pero, la verdad es que los mandatos de Dios son siempre para nuestro bien y su tono es siempre de amor.
Cada vez que ves el llamado a la obediencia en las Escrituras, en realidad es una invitación a ser bendecido. ¿Quieres ser bendecido? Obedece. Esa conexión entre la obediencia y la bendición está a través de toda la Escritura. Todos queremos ser bendecidos, pero no queremos obedecer.
Una y otra vez, el pueblo de Dios prometía obedecerlo porque ellos querían la bendición. Cuando Moisés recibió de Dios los mandamientos, lo leyó a oídos del pueblo, y ellos dijeron, “Todo lo que el Señor ha dicho haremos y obedeceremos.” Éxodo 24.7Perono pasaron muchos días para que el pueblo desobedeciera.
¿Acaso no hacemos nosotros lo mismo? Leemos las Escrituras en la mañana y decimos, “Sí Señor, estoy de acuerdo contigo. Yo voy a hacer lo que Tú dices.” Y no han pasado ni tres minutos que terminaste tu tiempo a solas con Dios cuando ya estás ofendiendo a alguien en tu casa o al salir de ella, o mirando con ojos de codicia a alguien, coqueteando con el pecado, mostrándonos egoístas, orgullosos, iracundos e irritables.
Uno de los objetivos de la Ley es que nos demos cuenta que no podemos obedecer a Dios. ¡Pero es maravilloso descubrir que Dios nos ha dado una opción en Jesús! Él es el único en toda la historia que obedeció perfectamente a Su Padre celestial, ysi le hemos entregado nuestra vida a Jesús, ahora Él vive en nosotros, tenemos una nueva vida, un poder nuevo, y ahora podemos obedecer a Dios porque tenemos la vida de Cristo en nosotros. Por eso es tan importante que aprendamos a rendirnos a Cristo, que está en nosotros, y dejar que Él viva la vida cristiana dentro de nosotros y por nosotros.
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2.13 (RV60). Es Dios dentro de nosotros, es el Espíritu Santo de Cristo dentro de mí que me da el deseo de obedecer a Dios por amor y luego me da el poder para obedecerlo. ¿Y, ahora que lo sabes, tú qué vas a hacer?
Inspirado en ¡Si quieres ser bendecida, obedece! de Nancy Leigh
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EL OBJETO DE MI FE
Todas las personas vivimos por fe, todos creemos en algo, el asunto critico es lo que creemos o en quien creemos. Decidir vivir por fe no tiene sentido si no entiendo el objeto de mi fe, nadie puede tener fe en la fe, la fe depende de su objeto.
No es desconocido que siempre el objeto de nuestra fe ha girado en torno a nosotros mismos. Esa fuente de confianza puede estar en los títulos, la posición económica, los logros académicos, el trabajo, en relaciones con un alto grado de poder, influencia, o en la autoridad; no obstante, si nuestra verdadera seguridad se fundamenta en algunos de estos, nuestra vida se estará construyendo sobre un fundamento que no es sólido, verdadero ni estable, ya que con el tiempo las circunstancias cambian y las personas fallan, confirmando así que nada permanece para siempre.
Hay una realidad para tu vida, Dios es inmutable, esto lo que lo hace eminentemente confiable. Dios no puede cambiar, ni su Palabra puede cambiar. Esta constancia eterna es la razón de que podamos poner toda nuestra confianza en Él.
Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? (Números 23.19-20, NTV)
“La hierba se seca y las flores se marchitan, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre”. (Isaías 40:8, NTV)
Cuando algunas personas luchan con su fe en Dios no se debe a que Él haya fallado ni que sea limitado, sino a que no tienen un verdadero conocimiento de quien es Él; en lugar de tratar de conocerlo se desilusionan cuando el Señor no contesta en la forma en que espera que conteste. Si quieres aumentar tu fe en Dios tienes que incrementar conscientemente tu conocimiento de Él y de su Palabra.
La fe no es la creencia de que Dios hará lo que uno quiere, Es la creencia de que Dios hará lo correcto. (Max Lucado)
La fe no se trata de tener un pensamiento positivo, de hecho no estamos llamados simplemente a tener pensamientos positivos sino a creer la verdad. El pensamiento sin Dios como objeto de nuestra fe es solo una función de la mente. El poder del pensamiento positivo es infinitamente inferior al poder de creer la verdad. Creer incluye a la mente, pero el objeto de nuestra fe no está limitado por ella. La fe, en realidad, trasciende las limitaciones de la mente e incluye el mundo real, pero invisible. Debemos entender que nuestra fe es tan válida como es de válido su objeto.
Si creemos de verdad en Dios y su Palabra esto afectará nuestro caminar, nuestra manera de pensar, de hablar y viviremos de acuerdo a lo que creemos, no a lo que profesamos creer.
La siguiente ilustración nos ayuda a entender cómo podemos crecer en creer en Dios, nuestro Padre amoroso: Un padre puso a su hijo sobre una mesa y lo animó a saltar a sus brazos. El muchacho vaciló por un instante, inseguro de si su padre lo sostendría. Entonces saltó hacia la seguridad de los brazos de su padre. El padre volvió a poner a su hijo sobre la mesa y luego retrocedió más que la última vez. El muchacho, cuya fe había crecido, confiaba en que su papá lo sostendría y saltó. A continuación el padre tomo de nuevo a su hijo y lo ayudó a subir a la rama de un árbol. De nuevo el niño tuvo fe en su padre y saltó.
Mientras este muchacho sigue trepado en el árbol de la vida, ¿puede algún padre humano ser el perfecto objeto de la fe de este niño? ¡No! Finalmente su padre le fallará, no porque quiera hacerlo sino porque es solo un ser humano. Cuando éramos niños había una época en que pensábamos que nuestros padres podían contestar cualquier pregunta y derrotar cualquier enemigo. Cuando crecimos nos dimos cuenta de que nuestros padres cometían errores y que no eran perfectos. Solo Dios es absolutamente perfecto y nunca nos fallará.
La fe verdadera significa tomar la decisión de creer que lo que Dios dice es verdad.
Cristo y la Palabra de Dios es el objeto de una fe inconmovible y verdadera, con el Dios infinito del universo como objeto de nuestra fe podemos ir adonde Él nos lleve y ser todo lo que Él creó para que fuéramos.
Cuanto más irremediable es tu circunstancia, más cercana está tu salvación.
Cuanto mayor es tu necesidad, más genuinas son tus oraciones.
Cuanto más oscura es la habitación, más grande es la necesidad de luz.
La ayuda de Dios está cercana y siempre disponible, pero solo se da a quienes la buscan.
FUENTES:
BETA ¡el siguiente paso en tu viaje con Cristo! - Neil T. Anderson
GRACIA PARA TODO MOMENTO - Max Lucado
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EL LIBRO DE LOS PRINCIPIOS DE DIOS
5.30 a.m. ¡La alarma se dispara! En unos cuantos minutos usted estará caminando medio dormido sobre su caminadora eléctrica, luego irá a asearse… se tomará un café mientras baja el ascensor y se sube en su auto pensando por qué avenida ir para esquivar el tráfico de la mañana, una llamada al celular le recuerda que en 20 minutos comenzará la reunión en la que usted debe hacer la primera presentación luego…cuando se da cuenta es el final del día y usted está camino a casa sin energía para nada pensando que mañana su día empezará exactamente a las 5.30 a.m. otra vez.
Todos, alguna vez, se han visto envueltos y consumidos por las presiones de la rutina diaria en las que su “ser exterior”, esa parte suya orientada a las tareas, a hacerlo sentir efectivo y eficiente siempre está listo para un nuevo desafío; pero en las que su “ser interior” su alma, su parte reflexiva sabe que algo le está haciendo falta. Cuando se habla de líderes exitosos y se buscan las razones para sus logros, en nuestra cultura se hace énfasis de elementos externos: buena presencia, capacidad de comunicación, estrategias de influencia, mente positiva, actitud adecuada, etc. Estos elementos son beneficiosos, de hecho, en parte, importantes para el éxito; pero son elementos secundarios, no son los cimientos o bases sobre las que se pueda construir a largo plazo. Los elementos primarios que los hombres verdaderamente exitosos han aplicado a largo plazo tienen que ver con PRINCIPIOS (integridad, honestidad, veracidad, trabajo, esfuerzo, humildad etc. ) y para aplicarse no solo basta aprender algo de memoria o aplicar una técnica, sino que deben incorporarse en la vida. Vivimos en un mundo cada vez más secularizado, donde las personas conocen poco acerca de El libro de los Principios, la Biblia. El gran problema de nuestra sociedad no es que rechace las Escrituras, si no que ni tan siquiera lo conoce. La Biblia es un libro de Principios llenos de sabiduría, un manual que contiene todas las instrucciones básicas para vivir aquí en la tierra. Dios le dijo a un general de un ejército en la Biblia: “Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas”. Si nos acercamos a la Biblia, comprobaremos que es útil y provechosa para enseñar, corregir, instruir en justicia y conoceremos la verdadera historia de Jesús, el líder más fascinante de todos los tiempos, leyendo de primera mano la singularidad del Hijo de Dios, y la gran esperanza que sólo Él puede dar a la Humanidad. Entonces, ¿Cómo puede usted hacer del contenido de la Biblia algo efectivo en su vida? Hay cinco formas prácticas en las que usted puede cultivar el hábito de estudiar la Biblia: Oyéndola, leyéndola, estudiándola, memorizándola y meditando en ella. Una forma de aplicar lo que oye, lee o estudia es hacerse las siguientes preguntas y anotar las respuestas: ¿Qué me dijo Dios a través de este mensaje? ¿En qué forma se ajusta mi vida a esta Palabra? ¿Qué pasos puedo dar para alinear mi vida con esta Palabra? ¿En qué otra parte de la Biblia se habla de lo mismo? ¿Hay alguien a quien le puedo compartir esta verdad?Dios bendice al que lee las palabras de la Biblia y bendice a todos los que escuchan el mensaje y obedecen lo que dice, según Apocalipsis 1.3 (NTV)Mayo 2015
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¿VIVIR PARA TRABAJAR?
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque Tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Apocalipsis 4:11
Tal vez seas una de las muchas personas en este mundo, que quieren conocer la respuesta a la pregunta: «¿Cuál es el propósito de mi vida?».
Lamentablemente, hemos recibido muchas respuestas equivocadas a esta pregunta, esto incluye todas las religiones y las filosofías de nuestro mundo, las cuales nos han apartado aún más del conocimiento de Dios. Este ha sido un truco astuto y eficaz del enemigo del alma humana.
Hablemos de un punto en que nosotros como profesionales podemos estar basando nuestra identidad:
Muchos insisten en que nuestro propósito central en esta vida es trabajar. No es que nos guste trabajar, pero sí hablar de lo honroso que es el trabajo. ¿Se ha detenido alguna vez a pensar qué es el trabajo? El trabajo consiste en tomar una cosa que está en un lugar y colocarla en otro. Para un observador de la humanidad, lo evidente del trabajo es el hecho de que tiene un foco a corto plazo, y nunca tiene un propósito a largo plazo.
Por ejemplo, El granjero tiene grano en su cobertizo, lo siembra en el campo y lo cubre con tierra. Después de que la naturaleza haya trabajado en la semilla tres o cuatro meses, el granjero la saca y vuelve a guardarla en el lugar de donde la sacó, en el que hay más de ella. Al año siguiente el grano ha desaparecido: se lo comió el ganado. Por consiguiente, el trabajo siempre tiene un propósito a corto plazo. Pero ¿cuál es el resultado de todo esto? ¿Por qué lo hacemos? ¿Por qué meter esa pintura verde, roja o blanca en ese cubo y usarla en una casa?
Usted me dirá: «Para que el clima no afecte a la casa, para que esté en buen estado y tenga un aspecto agradable». Eso está muy bien, pero aún no se ha construido una casa que no se haya podrido, malogrado y, al final, haya sido sustituida por algo más nuevo. Nadie puede convencerme de que he sido creado para trabajar como un mero caballo de granja, que carece de todo futuro o de otra razón que no sea trabajar. Un hombre puede trabajar toda una vida, identificarse con su trabajo y luego jubilarse. Poco después de la jubilación, se muere porque su vida ya no tiene propósito. El resultado final del trabajo es la insignificancia más absoluta.
Con esto no estamos diciendo que estamos en contra del trabajo o que debe dejar de trabajar, sin embargo el trabajo no responde al propósito eterno del por qué estamos aquí.
DIOS CREÓ AL SER HUMANO CON UN PROPÓSITO ESPECIAL, ÚNICO Y DIVINO
Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará. Isaías 43:21
Dios hizo al hombre semejante a Él y hay muchos pasajes de las Sagradas Escrituras que nos dicen que nacimos para adorar a Dios y disfrutar de Él. No ha sido creado para simplemente tomar una cosa que esté en un lugar y trasladarla a otro, es decir, trabajar. Se nos instruye que debemos glorificarlo para siempre y, por encima de toda otra criatura, conocer, admirar, amar y adorar al Dios trino.
Hemos de dar al Señor aquello que desea. En la Biblia, leemos sobre aquellos que adoran a Dios día y noche en el templo, y nunca cesan de cantar: «...Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria» (Isaías 6:3).
El hombre incumplió el propósito de su creación, que era adorar a su Creador en la hermosura de la santidad. Olvidó esto, renunció a esa capacidad por el pecado y hoy está preocupado por encontrar otras cosas que llenen ese vacío. Es terrible ver a qué cosas acuden las personas cuando pierden a Dios. Si Él no brilla en sus ojos, los llenan de cualquier otra cosa, y si no disfrutan adorando al gran Dios todopoderoso que los creó, encuentran algún otro objeto de su adoración.
La adoración es el motivo pleno de la existencia del hombre. Es la razón por la que nacemos y por la que nacemos de nuevo en Cristo. La adoración es el motivo de nuestra primera y de nuestra segunda génesis, a la que llamamos regeneración. Nuestro llamado primordial es a adorar a Dios.
Dios nos ha llamado a reconciliarnos con Él, por medio de la obra de Jesucristo y así volver al propósito eterno que es disfrutar de Él para siempre y adorarlo. Si comenzamos a adorar a Dios estaremos cumpliendo nuestro propósito en la tierra y seguiremos adorándolo mucho después de que todo lo demás haya dejado de existir.
(Texto tomado, modificado y adaptado de Diseñados para Adorar A.W.Tozer.)
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EL VALOR DE LAS EXPERIENCIAS INDIVIDUALES… ¿DE PALABRA O DE HECHO?
“Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. 1 Juan 1:6-7
¿Hay pecado conocido en nuestra vida? Si lo hay, no estamos caminando en luz, ya que la Luz es Cristo, y todas las cosas quedan expuestas por la Luz - Efesios 5:13
Disfrutar de una verdadera comunión con Dios tiene que ver con un andar en luz, una confesión de nuestro pecado, con tener la certeza de que tenemos un abogado para con el Padre, a Jesucristo el Justo y con llevar una vida consagrada a la obediencia. Esto va más allá de un momento devocional, hay una real y gran diferencia entre un tiempo devocional a una vida de devoción a Dios.
Muchos podemos decir que tenemos comunión con Dios sin embargo si estamos caminando en tinieblas, es decir: encontramos intensa satisfacción en una vida de pecado, estamos separando la palabra del hecho, puedo profesar que vivo para Dios pero si mis obras demuestran ser incompatibles con esta confesión estoy viviendo en una mentira.
… ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Santiago 4:4-5
No podemos olvidar que el pecado aleja al hombre de Dios y del prójimo, destruye nuestras vidas y nos lleva a confusión, en lugar de paz cosechamos discordia, en lugar de armonía vivimos en desorden y en lugar de comunión hay enemistad.
En otras palabras no reconocer, no confesar, no cambiar mi caminar en dirección opuesta al pecado es traducido como caminar en tinieblas y este estilo de vida rompe nuestra comunión con Dios y hace que nos engañemos a nosotros mismos pensando que estamos en comunión.
El estar en la Luz no garantiza que andemos en la Luz.
“Incluso un hombre lleno del Espíritu Santo puede permitir que las inquietudes de esta vida apaguen su vida espiritual, haciéndole olvidar su vida de oración y mermando su vida espiritual. Nada de lo que Dios pueda hacer por usted ahora puede convertirlo en inalterable, de modo que usted sea siempre bueno. Tiene que caminar con Dios sobre una base diaria y constante”. A.W. Tozer
La verdadera comunión con Dios nos lleva a armonizar nuestra vida y alinearla con la voluntad de Dios. Nos lleva a aborrecer lo que Él aborrece (El pecado, la maldad, la injusticia, toda impiedad) y amar lo que Él ama (La Verdad, La Justicia, La Misericordia, La Obediencia y a las personas)
Andar en la luz es algo continuo y parte fundamental en nuestra comunión con Dios de modo que reflejamos las virtudes y la gloria de Dios, vivir en comunión con Dios implica también llevar una sana relación con nuestro prójimo.
Una verdadera comunión se evidencia con el fruto del Espíritu Santo en tu vida diaria.
Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:6
En tu experiencia individual con Dios…
¿Tu comunión es de palabra o de hecho?
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¿Sabes cuál es la voluntad de Dios para tu vida?
En este espacio queremos compartir contigo algo que hemos estado meditando y que consideramos es de mucha importancia al momento de tomar decisiones futuras.
Creemos que es muy notorio en estos últimos tiempos ver el afán, el deseo y la necesidad de muchos profesionales por alcanzar el éxito, motiva ver el esfuerzo que muchos hacen por alcanzar logros importantes en sus carreras, aún sobreponiéndose a muchas dificultades que hay el camino.
Sin embargo, es triste darnos cuenta que el concepto de éxito, del profesional promedio, esta salpicado por la mentira de esta sociedad materialista. Pareciera ser que el logro más importante tiene que ver con hacerse un nombre a través de acumular riquezas.
El tener, nos hace sentir “VALIOSOS”( Cuanto tienes, cuanto vales), aceptados, seguros y felices”. En medio de una cultura tan superficial, no nos detenemos a pensar que la mentira consiste en que fundamentamos nuestra vida en “cosas o personas”(Valores Relativos) que mañana podemos perder.
En otras palabras, declaramos como verdad que nuestro éxito como personas depende de lo que podamos lograr y no de quien realmente somos. desconociendo que esta declaración es una de las artimañas y engaños más astutos de Satanás, o como también se le conoce con el nombre del padre de la mentira, distorsionador de la verdad “y que engaña al mundo entero”. Apocalipsis 12:9 NVI
Ahora consideremos el significado del éxito sobre el verdadero y único fundamento, Jesucristo; su vida enmarca lo trascendente que puede ser una vida cuando se tiene en mente el verdadero éxito.
La Biblia nos muestra claramente en Lucas 4:1-13 los tres tipos de tentación que Jesús tuvo que afrontar en el desierto y que el ceder a una de ellas lo alejaría de cumplir el propósito de su vida.
• Los deseos de la carne (piedras en pan)
• Los deseos de los ojos (gloria de los reinos de la tierra)
• Y la vanagloria de la vida (obtener reconocimiento)
En otras palabras, Satanás trataba de engañar a Jesús y llevarlo a poner la mirada en la abundancia, el poder de la riqueza y el prestigio, cosas que de alguna manera parecerían llevarlo al éxito, pero que al contrario, lo alejaban totalmente de la verdad y de la voluntad de Dios Padre, con respecto a quien era Él y al plan que Dios tenia para su vida aquí en la tierra.
¿Sabes quién eres y hacia dónde te diriges?
¿Sabes cuál es la voluntad de Dios para tu vida?
Recuerda:
• La verdad es el único agente liberador del engaño.
• El enemigo nos quiere hacer creer que el éxito y el valor de nuestras vidas dependen del tipo de resultados que podamos obtener.
• La verdad es que el Éxito radica en vivir de acuerdo a la perspectiva eterna de Dios.
• El éxito está en SER lo que Dios nos ha llamado a Ser.
• El éxito es hacer la voluntad de Dios.
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan 2:15-17
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