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Observó con una mezcla de diversión e incredulidad cómo ella sacaba el palo de golf de la mochila. Alzó una ceja, cruzando los brazos lo mejor que podía mientras equilibraba su peso en las muletas. "Eso sí que es improvisación." comentó con una risa suave, pero el tono cálido de su voz hacía claro que no estaba burlándose, sino apreciando el ingenio de la otra. "Aunque, ahora que lo pienso, tiene potencial. Lo suficientemente largo para mantener a cualquiera a distancia y lo suficientemente sólido para que duela." sus ojos se posaron en el color terracota del palo, leyendo el grabado antes de volver a mirar a la fémina con una sonrisa irónica. "Así que, ¿me estás diciendo que cuando alguien intente meterse conmigo, en lugar de correr con estas cosas—" Cassandra señaló sus muletas con un gesto ligero. "—debería pararme a repartir golpes? Suena como algo que una heroína local definitivamente haría." se inclinó un poco hacia el palo, como inspeccionándolo, y luego añadió con un toque de dramatismo: "¿Tienes otro de esos? No estoy segura de que pueda balancear muchas cosas con estilo mientras estoy cojeando."

La miró como si la otra la estuviera acusando de algo, y luego, dándose cuenta de que tenía razón, la señaló. "Buen punto," dijo, agitando con suavidad el índice. Jeonghui había prescindido de las muletas, lo que no significaba que estuviera mejor que su contraparte.

"Lástima que no te vayan a mencionar en las noticias, tampoco." Como heroína local, quiere decir. "Creo que podría participar en una maratón de una pierna. Pero... no ahora. Más tarde te muestro," soltó, cojeando hasta su enorme mochila y abriéndole el bolsillo más grande.

De ahí sacó un palo de golf. El driver que había usado en la huida. Estaba algo sucio y raspado, pero aún lucía un color terracota metálico intenso donde se leía Chilli grabado en una esquina, a lo largo.

"Si alguien se mete contigo con las muletas, podrás darle con todas tus fuerzas que ni sabías que tenías," prometió, demasiado entusiasmada para una sesión de violencia.

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Ladeó la cabeza y sonrió con una calma irónica, como si el comentario sobre su capacidad de ayuda no la afectara en absoluto. "Bueno, no voy a discutir eso." respondió con gracia, sus ojos bajando un instante hacia las muletas como si confirmara la obviedad del comentario. "No soy exactamente tu mejor opción para rastrear cosas ahora mismo." su sonrisa se ensanchó un poco antes de añadir con humor: "En cuanto me acostumbre a usarlas, a lo mejor me vuelvo rapidísima, quien sabe." Cuando le preguntó directamente por su lesión, la mexicana dejó escapar un ligero suspiro, ajustando su peso en las muletas. "Hice mucho esfuerzo al tratar de quitarle uno de los infectados a un vecino, lo patee, me agarró la pierna y... El músculo se desgarró." explicó, su tono ligero a pesar de la molestia que el recuerdo le traía. "Además de cortes y raspones... lo normal cuando la vida decide patearte mientras estás en el suelo. ¿Tú saliste sin heridas?"

cuando cassandra aparece, con su sonrisa a medio camino, la surcoreana le dedica una mirada fugaz. no puede evitar soltar una risa baja. ' no, no hay nada. ya me lo esperaba, en realidad ' en las pocas horas que había compartido junto a su madre, había aprendido que el crío se distraía con una facilidad poco envidiable. y su bienestar no le preocupaba, que si su madre era ya pegota de antes, aún más ahora con toda esta situación abrazándolos. ' creo que necesito a alguien para ayudarme a buscar el aparato ahora... pero no creo que seas la indicada ' relojea las muletas ajenas, con la mirada entrecerrada. ' ¿qué te pasó? '.

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Alzó una ceja, observando a la fémina con una mezcla de sorpresa y diversión mientras ajustaba el peso sobre las muletas. La disculpa rápida le arrancó una ligera sonrisa que, aunque breve, suavizó un poco la pesadez reflejada en su rostro. "No tienes que disculparte." respondió, su tono calmado pero directo. "No eres la primera persona que se distrae en este caos, y dudo que seas la última." miró de reojo la botella que la chica mencionaba y luego a las provisiones que cargaba en su mochila. "Agradezco la oferta, pero no te preocupes, no necesito nada de ahí por ahora. A menos que traigas alguna barra de chocolate por ahí, mataría por algo así." añadió, inclinando levemente la cabeza. "Está bien... ¿qué tan difícil puede ser, verdad?" Su tono estaba cargado de una ironía ligera, casi como si intentara aligerar la tensión con algo de humor. Tiró uno de los bolígrafos hacia la botella, pero no tuvo nada de suerte. "¡Te toca!"

su mirada se desvió con rapidez hacia el origen de aquellas palabras. parpadeó con incredulidad por un par de segundos y labios se entreabrieron, mas la sorpresa provocó que no pudiese salir palabra alguna por entre ellos ' ¡lo siento! ' fue lo primero que dijo tan pronto recuperó el habla ' no me había percatado que estabas así. ' su atención había estado perdida entre las provisiones que llevaba con ella, tal vez debería organizarlas y ver bien qué era lo que realmente necesitaba y lo que no ' uh —�� aun así puedes tomar algo de mi mochila si es que lo necesitas. ' ofreció de todas maneras ' por ser desconsiderada. ' distraída, también ' he estado tratando por un tiempo de derribar la botella. ' unas pequeñas arrugas se formaron en su nariz mientras su ojos danzaron entre el objetivo y el bolso que ella llevaba ' quizás tu tengas mejor suerte que yo. '

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La mexicana avanzó con dificultad, apoyándose en sus muletas, maldiciendo entre dientes el malestar constante en su pierna. Había entrado al restaurante buscando un lugar donde descansar, pero ahora se encontraba siendo descubierta. El ruido accidental de una de sus muletas pegando con una silla había delatado su presencia. "Tranquilo." respondió, manteniendo la voz firme pero tranquila mientras se asomaba con cuidado desde detrás de una columna. "No quiero problemas, solo estoy buscando un lugar para sentarme." sus ojos bajaron instintivamente al vaso y a la botella de vodka sobre la barra, luego regresaron al masculino, analizándolo rápidamente. Era difícil confiar en alguien en estos tiempos, pero su expresión no parecía amenazante. "Y no, no planeo robarte la botella, si eso te preocupa." añadió con una ligera sonrisa sarcástica. "Pero, si estás compartiendo, no diría que no a un trago. Podría usarlo más de lo que imaginas."

Starter abierto. Ubicación: Restaurante.

Un trago. Eso era todo lo que necesitaba para poder sobrellevar la locura que había estado viviendo durante los últimos días. Llevaba consigo una mochila ya equipada con suministros que había recolectado en el supermercado mientras todos se sumían en el pánico. Finalmente había un poco de tranquilidad, por lo que deambuló entre las calles en busca de su objetivo. Visualiza entonces el restaurante "Hilda's" y aprovecha que la mayoría de vecinos se encuentran dispersos en busca de víveres dentro del supermercado, tiendas y farmacias, para ocultarse dentro de lo que aún quedaba de este establecimiento y dirigirse a lo que parecía había sido la barra. Tras salir victorioso con una botella de vodka aún intacta, vierte dicho contenido dentro de un vaso. A punto de disfrutar de su merecida recompensa, escucha un ruido que lo obliga a detenerse. "Hey, ¿Quién anda ahí?"

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"¿Yo?" pregunta, cierta gracia envolviendo sus palabras, sus desgracias usualmente las tomaba como chiste pero hasta ella estaba un poco agotada. "Digamos que caminar duele como el demonio y aparte, tengo raspones por todo el cuerpo, pero ¿y tú?" Arquea una ceja, notando su propio ritmo pausado y las marcas de cansancio en él. Se siente culpable al hacerlo caminar, considerando que la mayoría estaba en mal estado. "No tenías que venir, pude ir hacia ti... Disculpa." Cassandra acepta el fuego con una leve inclinación de cabeza, aunque mantener el equilibrio en las muletas le exige un esfuerzo constante. Toma una calada lenta, dejando que el humo escape con un suspiro que mezcla dolor y cansancio. "Mucho gusto, Gael." responde, permitiéndose una sonrisa pequeña mientras lo observa. Su tono tiene esa mezcla de dulzura y fortaleza que la caracteriza, aunque está claro que está agotada. "Ya sabes que me llamo Cassandra pero puedes decirme Cassie también, o Cass, como prefieras." hace una pausa, sus ojos viajan por la figura del hombre.

—Eso me dije yo. —Suelta, serio, aunque en realidad juega. En lo que le dure este tabaco, no se tomará nada en serio, ni siquiera los alaridos en la lejanía: que la nicotina lo salve por cinco minutos. Luego podrá lamentarse por no haber atendido los llamados de su madre las últimas dos semanas, ignorándola incluso cuando tenía el teléfono en la mano. Desvía la vista de la contraria, la recuerda bien, descubre que todavía hay lugar para los nervios que no tienen que ver con operar armas ni con buscar suministros, y se fija en la lumbre rojiza de su cigarro. Luego se lo lleva a los labios e inspira. — ¿Te lastimaste mucho? —Pregunta justo al tiempo en que ella continúa, pidiéndole fuego. Él asiente con la cabeza, rebuscando en los bolsillos del pantalón de jean para sustraer el mecho plástico que trae, ese que está quedándose ya sin gas. Como la vez anterior, lo enciende para ella, acercándose primero un par de pasos (va más lento de lo que le gustaría pues duele incluso el respirar, pero llega). Suelta una de sus sonrisas que es más bien un fruncir de labios. —Me llamo Gael. Pregunté tu nombre la otra vez, pero no te dije el mío.

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Ana de Armas as Sadie Rhodes GHOSTED (2023) dir. Dexter Fletcher

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Levantó una ceja, divertida, mientras se cruzaba de brazos, apoyando ligeramente su peso en las muletas. "¿Traficante de armas? No, no. Pareces más de los que va cobrando a los que les deben dinero ¿no?" Una risa escapó de sus labios, pero trató de disimularla cuando vio la expresión exagerada del masculino. "Para heridas, me temo que te voy ganando." dice con gracia mientras que mueve ligeramente sus muletas, una de sus piernas imposible de moverse por su cuenta sin un dolor insoportable. "Pero bueno, tal vez deberías hablar con alguien que no sea yo, porque no soy muy buena escuchando tragedias inventadas." añade con tono bromista después ante lo de las heridas internas.

Cassandra rodó los ojos al escuchar su drama, aunque esta vez una sonrisa ligera asomó en sus labios. "Está bien, mafioso herido, no vaya a ser que esas heridas internas sean irreparables." Con un suspiro, sacó su cajetilla de cigarrillos del bolsillo trasero y se la extendió después de sacar uno para ella, junto con el encendedor. Se apoyó con cuidado contra la pared cercana, ajustando las muletas para no cargar de más su pierna herida. "Eso sí, más te vale que no te quejes si este es el peor cigarro de tu vida. Estoy con un presupuesto de refugiada."

aprieta los pétalos al escucharla, ¡sin ningún tipo de clemencia! hasta se tiene que cruzar los brazos ante la conciencia de que, tal y como temía, sí se ve como un mafioso. ‘ no lo entenderías, ahora soy un traficante de armas ’ juega con esa acusación como si siempre hubiera sido su intención, pero, ¡qué va! si pilló lo primero que se le cruzó. ahora, está pagando las consecuencias. 

el toque en el hombro le hace suspirar, hasta vira los ojos luego. ‘ no te burles más de mí, ¿quieres? sólo soy un pobre inocente herido … ’ por dramatizar, asciende la palma para que vea el vendaje. ‘ no sólo por fuera sino … ¿qué hay de las heridas que van por dentro? y tú tratándome así ’ es tan teatral que no puede ser más obvio cuánto miente. ‘ ¿estás contenta? también me provocas ganas de fumar … ¿tienes tabaco? ’

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Soltó una risa suave, aunque claramente cansada. "¿Qué me pasó? Digamos que me metí demasiado en mi papel de heroína local y terminé siendo una estadística más. Cosas que pasan." Se encogió de hombros con cuidado, apuntando a su pierna con una mueca. "Y tú tampoco luces lista para una maratón." se atreve a agregar con gracia, soltando una risa por el estado en el que estaban. Miró a la chica mientras masajeaba su muslo, evaluándola con curiosidad. "¿Un buen golpe con un palo? Tentador, considerando que ahorita cualquier niño con resortera podría tumbarme. Me vendría bien, supongo."

El alivio que sintió al poder enderezarse era digno de agradecer a dios, si existía. Una risa serena escapó sus labios.

"Sí, bueno, estás demasiado jodida. ¿Qué mierda te pasó?" Lo dijo con humor, la forma en que ella lidiaba con todo ese asunto. De todas formas, parecía un mal chiste.

Golpeteó su muslo, en un masaje para destensarlo. Había sido mucho ejercicio para los límites que su cuerpo machucado le imponía.

"No sé," admitió. "¿Qué recompensa te imaginaste? En realidad no tengo una mierda. Te puedo enseñar a dar un buen golpe con un palo, para que no te terminen jodiendo la otra pierna."

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Se inclinó ligeramente en sus muletas, mirando a la chica con una mezcla de curiosidad y diversión. "Muy tentador, pero paso. Estoy a dos analgésicos de empezar a ver elefantes rosados y si mezclo eso con tequila, no sé qué tan bien me vaya." le dedicó una sonrisa ladeada, aunque sus ojos mostraban un dejo de preocupación al notar la sangre seca y la bolsa de verduras congeladas. "Pero tú... bueno, espero que el tequila sea más para el alma que para el dolor físico. ¿Has tomado medicamento? Si no, puedo compartirte, igual, siempre está la opción de sentarnos juntas a maldecir nuestras heridas un rato."

" es exactamente lo que parece. " admite, al creerse observada. botella personal de tequila a la que acaba de darle un sorbo ahora está en su regazo. la última sutura que ha cerrado fue de ayer en la tarde, cree que se merece un brindis. blusa prestada hace dos días tiene sangre seca ya, & junto a una bolsa de verduras congeladas presionada a su costado para aliviar dolor, la enfermera piensa en si ir al supermercado o al farmacia. o a greenville. echa suspiro. " ¿quieres el último sorbo? " al menos con esa excusa, contrarie se llevaba la botella vacía consigo.

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Se detuvo cerca, observando a la castaña por un momento mientras ajustaba las muletas con cuidado, queriendo descansar de usarlas mientras se apoyaba en contra de una pared. "¿Yo? No, no... creo que tú eres la que necesita algo, ¿no?" Su tono era tranquilo, pero con un deje de curiosidad. Bajó la mirada al charco que ella dejaba a su paso y arqueó una ceja. "¿Viniste caminando desde lejos bajo la lluvia?" la mexicana cuestiona con una ligera sonrisa, pero su mirada permaneció analítica, como si intentara descifrar si la chica estaba bien. "En serio, ¿necesitas ayuda o prefieres que solo me quite del camino?"

completamente desorientada, theia es la personificación de desastre. está frente a los estantes de la farmacia, donde se encuentran productos para primeros auxilios. sus prendas están mojadas, lo suficiente como para hacer un desastre a su paso. ' perdón — ' un sonido es capaz de sacarla de su trance, girándose hasta tercerx. ' ¿necesitas algo? ' estaba estorbando.

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Dejó escapar una risa suave, claramente divertida, mientras se apoyaba en sus muletas. "¿En serio? ¿Parezco alguien que va a andar persiguiendo pelotas con esta pierna hecha trizas?" comentó, señalando su pierna herida con un movimiento exagerado de la cabeza, no estaba ofendida ni nada, su tono de voz divertido. Acomodándose un poco, añadió con un tono sarcástico pero ligero, "Mira, aprecio la oferta de tu mochila, pero no hay nada ahí que valga el esfuerzo de hacerme caer de cara. Así que, ¿por qué no usamos algo más para tratar de tirar el objetivo? ¿Unos bolígrafos nos sirven?" ofreció, buscando en su bolso, inclinándose hacia un lado como si quisiera ver mejor la botella que la chica intentaba derribar.

un suspiro abandonó sus labios cuando, nuevamente, la pelota de tenis que había lanzado segundos atrás falló con darle a su improvisado objetivo: una botella de vidrio que estaba a unos metros de ella. era la tercera vez que fallaba y no parecía mejorar en lo absoluto. se dedicó por unos segundos a ver como la esfera rebotó un par de veces en contra del suelo, para luego perder el interés rapidez y, en cambio, se enfocó en rebuscar entre las cosas que traía con ella ' ¿puedes traer la pelota por mí? ' preguntó al escuchar el eco de unos pasos acercarse a donde se encontraba ella ' ¡puedes tener cualquier cosa de mi mochila si lo haces! '

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Cassandra, quien había llegado cojeando, se apoyaba en su muleta con una ceja arqueada, observándola con una mezcla de curiosidad y cansancio. "¿Rompiendo las reglas o solo tomando aire como cualquier otro 'santo'?" preguntó con un tono sarcástico, pero no malicioso, esa sería su excusa si alguien más las atrapara. Suspiró y se recargó ligeramente contra una pared cercana, acomodando el peso de su pierna. "No te preocupes, no soy la policía... Bueno, ni siquiera sé si eso todavía significa algo aquí." añadió con una mirada rápida hacia las barricadas, estuvo poco tiempo ahí pero realmente pensó que ese sería su hogar. "Aunque... creo que todos necesitamos un poco de espacio para no volvernos locos, ¿no?"

lleva ya un rato parada ahí, a un par de metros de las barricadas de la zona residencial. jamás pensó que el pueblo parecería tan pequeño como ahora, cuando sus pasos inquietos la han llevado hasta ahí en cuestión de unos minutos. su cabeza está más llena de preguntas que respuestas, haciéndola ajena a su alrededor hasta que el ruido a sus espaldas le hace dar un pequeño salto al saber que ya no está sola. "dios, me asustaste..." suelta entre dientes al volverse, más nerviosa de lo que le gustaría admitir. "no diré que te vi aquí, si tú tampoco lo dices, ¿trato?"

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Estaba pasando justo en ese momento, cojeando un poco mientras apretaba la muleta, pero al ver la expresión del masculino, no pudo evitar que una risa se le escapara. "¡Wow! Eso es... una elección." dijo, fingiendo un tono evaluador mientras lo miraba de arriba a abajo, su sonrisa ampliándose. "Dime, ¿a quién estás intentando impresionar con ese look de mafioso italiano?" Bromeó, señalando su atuendo y su intento de peinado. Luego suavizó el tono, dándole una palmada en el hombro. "O sea, luces bien... a tu estilo. ¡Tal vez podamos conseguirte un puro para que vaya con el look!"

es cierto que su apariencia ha visto mejores días — lleva puesto un tracksuit vistoso digno de the sopranos y un vendaje que cubre por completo su mano izquierda como un (según él) total inepto. y si no fuera suficiente, la ��nica cera que ha encontrado para arreglar su pelo es... ' puta mierda barata ' musita cuando termina de hacerse las hebras atrás. no está contento con el resultado, así que refunfuña hasta que da con la presencia de alguien más. ' eh, oye, oye ' llama y le incita con la mano para acercarse. ' a ver, ¿cómo luzco? '

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Había estado observando desde un rincón mientras ajustaba sus muletas, se acercó a la fémina con una sonrisa apenas contenida. "¿Sigues sin respuesta?" comentó, apoyándose en el borde del escritorio y lanzándole una mirada divertida al walkie talkie. "Estos niños siempre desaparecen cuando es su turno de responder. No tienen respeto por las reglas del juego." añade con gracia, bajó la voz y agregó "¿Necesitas un reemplazo? No soy tan entretenida como ellos, pero prometo no dejarte hablando sola."

la ley siempre ha sido poca cosa para ella, y esta vez no es menor: con un walkie talkie en su mano izquierda, se recuesta sobre el sillón del comisario con sus pies sobre el escritorio. se había comprometido a jugar con uno de los pocos niños que quedaban en el lugar, más la falta de respuesta le indignaba. ‘ ¿me escuchas? cambio ’ llama por tercera vez, su voz rasposa y algo cansada, sabiendo que no habría respuesta. ‘ tú me obligaste a jugar — cambio ’ reclama, apretando el botón del walkie talkie.

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La mexicana, que iba pasando con su paso lento por el dolor en su pierna, levantó una ceja divertida al escuchar el tono imperioso de Chilli. Con una ligera sonrisa, se acercó, apoyándose con cuidado en su muleta. "¿Completa? ¿Es enserio?" respondió con un dejo de sarcasmo, aunque mantuvo su sonrisa amable, moviendo sus muletas para que notara que no estaba en la mejor posición, pero aún así, le ofreció una mano para ayudarla a levantarse, se apoyaría en su pierna que no estaba lastimada. "¿Y qué clase de recompensa tienes en mente? Porque si lo reclamaré."

Cómo le jodía la pierna mala. Chilli fingía que no era nada, pero le jodía tanto que la tenía de un mal humor que no sabía disimular. Margarita la mandó a la mierda dos veces esa pura mañana.

Ahora estaba más tranquila, sin embargo, ejercitándose en un lugar cualquiera mientras veía a la gente pasar. Cuando hace un sonido para llamar a alguien, se encuentra con las piernas flexionadas en noventa grados con la espalda contra una pared.

"¡Hey! Sorde, a ti te llamo. Ven, ven-ven," indicó, con un gesto. "Si me ayudas a pararme, te... uh, doy algo." ¿El qué? Ni ella lo sabía aún. "¿Estás complete?" preguntó, solo por hacerlo.

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Se apoya en una de las paredes del refugio, su pierna aún sensible, pero el dolor es manejable. Observa a Gael y su mirada se suaviza un poco, el cansancio marcado en sus ojos, pero la actitud sigue siendo cálida. Su voz, algo rasposa por el cansancio, suena tranquilizadora. "Nos encontramos aquí por las mismas razones." responde Cassandra, su voz más calmada pero aún con el peso del cansancio, mientras sus ojos se suavizan al verlo, recordaba haber tenido una pequeña coqueta interacción con el masculino antes de todo el caos. "Con todo lo que ha pasado, sólo me queda fumar." No puede moverse mucho, con los raspones alrededor de su cuerpo y el desgarre que sufrió en la pierna, sus movimientos son limitados y todos apoyados por unas muletas que dejó a un lado suyo. "¿Tienes fuego? Siempre olvido el mío..." se quejó, mirándolo desde su lugar.

Todavía le quedan cigarros y se aleja de los demás vecinos para fumarse uno de los últimos. Está en eso, meditando abandonar el refugio en sí, muy a pesar de las heridas (la contusión, el cuerpo amoratado, el dolor en las costillas a cada movimiento), cuando escucha pasos. Al levantar la vista, exhalando del tabaco, observa a la persona y suelta: —En esta parte no hay alarmas de incendio—por si tiene miedo de que suenen por el humo del cigarro y que, por ende, alteren la poca calma o llame a los infectados—. ¿También escapas a pensar? En ese caso, no diré mas nada. —Trata de desviar la atención de su paquete de tabaco, no quiere convidar.

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Cassandra tragó saliva, notando cómo el caos alrededor parecía intensificarse a cada segundo. Era difícil asimilarlo todo, y aunque su instinto le gritaba que debía ir a su hogar, sabía que tratar de regresar a casa en ese momento era casi una sentencia de muerte. "Sí… tal vez una tienda o un local cerrado nos dé un poco de tiempo para pensar." dijo, con la voz apenas quebrándose mientras observaba a su alrededor. Las calles estaban llenas de gente huyendo, de gritos y del sonido de cosas rompiéndose; era como estar atrapada en una pesadilla.

Miró a Kayra, quien compartía el mismo pánico en los ojos, pero mantenía una determinación feroz en sus palabras. "Vamos. Quizás podamos meternos a esa tienda de allá," señaló con la cabeza hacia un pequeño local al otro lado de la calle que parecía haber evitado los peores destrozos. Inspiró hondo, tratando de reunir fuerzas, y tomó la mano de su vecina para avanzar entre el desorden. "Solo debemos llegar allí y cerrar bien… Solo un momento para pensar. No debemos separarnos, nos podemos proteger entre las dos."

Miró a ambos lados; el caos y la destrucción se hacían presentes. Era demasiado, y ese instinto de supervivencia afloró en ella, como si cada célula de su cuerpo supiera lo que tenía que hacer.—Yo... necesito ir a mi hogar, pero no quiero que me abran, y debo ver si están bien...

Su casa estaba a unas pocas cuadras de donde se encontraba, lo cual hacía que todo pareciera imposible. No podía regresar a su hogar, especialmente con todo ese caos, un caos que antes solo veía en películas y que ahora tenía frente a sus ojos. Tragó en seco.—Creo que podríamos meternos a una tienda, por ahora. —Lanzó otra mirada a su alrededor y vio cómo el desorden continuaba; personas gritaban y las tiendas eran saqueadas.—Sí, debemos meternos a una tienda o algo así —declaró.