unodevidas
Uno de vidas
251 posts
Uno de vidas es un proyecto literario de un año y un día de duración. Cada día escribiré una viñeta. Cada día la podréis leer.
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unodevidas · 1 year ago
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Día 242
Ya no recuerdo a qué hora nos despedíamos cuando quedábamos los domingos por la noche.
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unodevidas · 2 years ago
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Día 241
A veces me acuerdo de cómo me aparté de ti cuando me abrazaste por detrás en la cocina. Mi corazón se rompe de nuevo como si hubiera sido ayer.
Los mejores días te recuerdo riendo después de morderte y siento ternura.
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unodevidas · 2 years ago
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Día 240
Ya no soy la misma persona que empezó a escribir.
Me duele pensar que ya no pueda existir como lo hacía, pero quiero aprender a vivir con ello. Quiero aprender a añorar desde el cariño, y no desde la envidia. Aquella persona también fui yo. Me alegro de que pudiera tener momentos felices, aunque me habría encantado saber apreciarlos mejor en el momento.
Me aterra pensar que esté dejando escapar los preciosos recuerdos de ahora sin darme cuenta.
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unodevidas · 6 years ago
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Día 239
Vivo en un tercer piso, que no es suficientemente alto como para matarme si me tiro por la ventana, pero no tengo tiempo de subir a la azotea porque entro a trabajar a las 8.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 238
La gente que te rodea no te conoce como eres realmente, sino como quien muestras ser.
Me he dado cuenta hoy de que soy muchas cosas diferentes, pero sólo soy yo misma cuando estoy enfadada, nerviosa, ansiosa. Y hay muy pocas personas que me conocen así, y de esas, menos que me soporten. De entre las personas que me ven realmente como soy, ninguna pertenece a mi familia.
Hay mucha gente en el mundo, y no toda se quedará a tu lado, pero haz lo que sea para que esas personas que saben cómo reaccionar cuando ni siquiera tú sabes hacerlo permanezcan cerca de ti.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 237
En mi papelera hay cosas que nadie verá nunca.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 236
Por la noche, las sombras estimulan la imaginación. Un palé, una farola fundida, una cabina telefónica... cualquier tipo de mobiliario urbano podría atacarte en cualquier momento.
Paseando por los muelles del puerto de descarga, Rita aceleró su paso. Hacía frío, y el aire era incómodamente húmedo y salado, casi tangible. Un penetrante hedor, mezcla de pescado descompuesto y desperdicios varios, se aliaba con el extraño clima nublado, recreando una escena sacada de un best seller de horror.
Rita aceleró más.
Rita llegó al muelle indicado. Número 43.
Rita subió a la lancha, desató el amarre, arrancó y se largó en dirección desconocida.
A lo lejos se veía su silueta, recortada contra la tenue iluminación que proporcionaba la luna creciente. Seguía recto, alejándose de la costa; apenas tocaba los controles, porque no variaba su dirección un ápice. Se arrebujó en su abrigo de plumas, y siguió mirando al infinito, como hacía todos los días.
Allá iba Rita, después de tantos intentos. Un día decidió que su vida no tenía sentido y que quería empezar de nuevo, muy lejos, muy pronto. Quería hacer una salida dramática, irse sin dejar un rastro que seguir; había aprendido de los mejores largometrajes de Hollywood, y lo planeó todo concienzudamente.
Rita llegaría al punto de encuentro acordado, donde alguien retomaría la lancha y la devolvería al muelle 43, como si nunca se hubiera movido de su sitio. La llevarían en barco a una pequeña isla privada, donde trabajaría como ama de llaves en una mansión que nadie conocía.
La lancha desapareció gradualmente, y nunca nadie volvió a saber nada sobre ella.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 235
Hoy, en el autobús, he visto llorar a una mujer.
Mi parada estaba cerca, así que he dejado de leer y he levantado la mirada después de guardar la página, y la he visto sentada delante de mí.
Al principio no tenía claro si lloraba, pero he podido ver cómo no dejaba de mover sus ojos de un lado a otro, y sus labios han llegado a torcerse en un sollozo.
Era joven, bonita. Me he preguntado seriamente qué podría haber provocado ese estado de ánimo en ella, pero las respuestas que me han venido a la mente eran demasiado desagradables como para ahondar en ellas.
He pensado en acercarme a ella, preguntarle si estaba bien. Por un momento he pensado en bajar con ella, ofrecerle un café y una conversación para tranquilizarla, pero mi parada estaba demasiado cerca y no he tenido mucho tiempo para pensar.
He pulsado el botón de parada solicitada, he bajado y he seguido con mi día. No podía llegar tarde.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 234
Para ir a casa de un amigo a estudiar, tengo que coger una línea de autobús que me deja a diez minutos caminando de su piso. Para acortar el camino, siempre atravieso el río seco en lugar de rodearlo por el puente; la valla que lo rodea se corta durante un tramo, y ya hay un camino hecho por los pasos de las muchas personas que atajan por ahí cada día.
Ahora es diciembre, y ha estado lloviendo. Anteayer fui a casa de mi amigo otra vez. Por un momento me paré a pensar si el río llevaría agua, pero al llegar sólo vi el mismo panorama de siempre: piedras, tierra, hierbas mal diseminadas, y una botella de vidrio rota, pulverizada por el tiempo que lleva ahí. Sólo un paraguas roto y unos cuantos charcos podían afirmar que hubo temporal el día de antes.
Bajando por la cuesta, me quité la bufanda. Siempre mantenía un paso apretado, porque perder cinco minutos cada vez que te desplazas hace al final una diferencia muy grande; al final, siempre me acaloro un poco. Realmente, ese día no fue eso lo que me molestó. Hacía mucho calor, teniendo en cuenta que la humedad tendría que refrescar el ambiente. Y contemplando todo aquello, distraída, casi pasé por alto una mariposa.
No pude evitar pensar que iba a morir pronto. Al fin y al cabo, estamos en diciembre.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 233
¿Conocéis el arte del autoengaño?
Tendríais que practicarlo más a menudo. Uno vive muy feliz si lo domina.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 232
Qué natural te sale, decirle a tu hijo que los gatos de la calle se han escapado de sus casas en lugar de explicarle la crueldad de quienes los abandonan. Ni siquiera has dudado, y lo has dicho con una sonrisa incluso sincera.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 231
¿Qué tipo de monstruo eres, chico? Los gritos se han acallado pero tú sigues despierto. Sólo mira la hora; ¿no tendrías que estar durmiendo? Aún cuando la tortura para, y deja que respire tu conciencia, tú no duermes. Ves sus rostros, sientes su aliento, notas cómo se escapa la vida de entre sus cabellos, tomando la forma de ríos rojos y espesos con seso. Si la tortura ha parado, ¿qué clase de monstruo eres, chico, que no puedes dormir? Fueron tus manos las que rompieron piel y hueso y tendón y alma. ¿Qué encuentras en la noche, tan inquietante que no puedes dormir? ¿Qué monstruo, chico, que no duermes? ¿Ves en el interior de tus párpados, grabado, el nombre de aquellas que despeñaste? Seguro que recuerdas sus palabras -y sabías que eran palabras de inocencia, pero las ahogaste. Seguro que ellas te persiguen como sus dueñas ya no pueden hacerlo. ¿Qué clase de monstruo eres, chico, que matas brujas y luego no puedes dormir?
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unodevidas · 10 years ago
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Día 230
Tengo bellos recuerdos entre los que hurgar cuando me siento triste. Cuando me siento sola en el autobús, recuerdo aquel primer beso, y cómo te reíste bajito y te sonrojaste. A partir de entonces intenté pillarte por sorpresa siempre que pude, para verte reír y apartar la mirada avergonzada. Qué bonito rubor, ese que no esperas. Cuando en lugar de usar el transporte público me permito el despilfarro y arranco el coche, pienso en cuando ibas a mi lado, y yo tomaba las curvas lento y con suavidad para que no te marearas. Y siempre te mareabas. Cuando voy en patines a toda velocidad recuerdo cuando me prometiste que me enseñarías a patinar y que iríamos juntas hasta tu villa, cerca de la playa. Cuando miro mi techo y lo veo lleno de pegatinas de estrellas brillantes, las recuerdo apagadas, como estaban cuando caí al suelo de tanto reír después de intentar morderte los labios y logrando sangre en el proceso. Recuerda las cosas bonitas que vieras en mí y no te preocupes. Si estás triste, sonríe y recuerda que no fue nada malo lo que pasó. Cuando por las noches no concilio el sueño, te imagino despierta, aunque lejos.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 229 (Piano #2)
Un día entró una mujer en la sala abandonada. Llevaba consigo un carrito de limpieza, iba armada con un plumero y su uniforme estaba pulcro, tanto que el piano no recordaba haber visto algo tan limpio en mucho tiempo. Pasó toda la mañana blandiendo sus utensilios por aquí y por allá, atacando la plaga que era el polvo en su dominio.
Cuando se acercó a él, el piano temió que hubiera llegado la hora, porque era ya más suciedad que música y sería más rápido e indoloro disponer de él que intentar restablecerlo a su estado original.
Cuando sintió el tacto agradable de un paño húmedo de algodón, el piano se sintió desvanecer en un buen sentido.
La limpiadora parecía emocionada, dejando la superficie de la tapa brillante como un espejo, pero cuando bajó por uno de los laterales y encontró la abolladura que estropeaba su sonido su expresión se torció en una mueca.
Al piano le pareció escuchar algo así como "así que por eso te habían encerrado, eh, hermoso", y ella siguió con su trabajo como si no hubiera pasado nada.
Casi había acabado - sólo quedaban un par de patas por limpiar, poco más - cuando entró otra mujer en la habitación, extrañada.
"¿Qué haces aquí? ¿Nadie te dijo que esta habitación no hay que limpiarla cuando te contrataron? Hay que ver, que siempre me dejan el trabajo a mí. ¡Vamos, deja de perder el tiempo y ayúdame con la sala de prácticas!"
Y el piano vio como su limpiadora se despedía, arrastrando su carrito, y cerrando la puerta para no volver.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 228
Recuerda por qué sangras cuando estás sangrando.
Olvida los motivos cuando tu herida empiece a cicatrizar.
Aprende de lo que te hizo daño para no tener que volver a sanar.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 227 (Piano #1)
En algún momento de su existencia, todos los objetos quedan olvidados. En todos los casos, el responsable de ello es el tiempo; el tiempo roba la actualidad de la pieza de tecnología más potente, arrebata los recuerdos de un libro perdido, borra la existencia del peluche favorito de la infancia de un difunto.
En el caso de un instrumento, el olvido es mucho más triste, porque además de robar su propósito, el tiempo roba su voz. Su música, condicionada siempre por el paso de los segundos, quedaba sepultada cuando ya nadie recuerda su sonido.
En aquella vieja sala de música, en una esquina, yacía un piano. Lo más irónico de su existencia es que no podía evitar la angustia que le producía escuchar, día tras día, la vida de otros instrumentos en ese mismo conservatorio.
El último alumno que puso sus manos sobre el teclado sólo lo hizo para aporrearlo con frustración, justo antes de darle una patada fatal. El único motivo por el que seguía en el edificio era que todo el mundo esperaba que alguien más se deshiciera de él. Era un modelo viejo, carcomido, y pagar por una restauración sólo conllevaría pérdidas.
Ni siquiera habían mostrado la misericordia de cubrirle con una sábana, o de cerrar su tapa. Estaba totalmente cubierto de polvo, y notar su vejez en el esmalte le dolía.
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unodevidas · 10 years ago
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Día 226
Pasé mucho tiempo cuidando de ti. Ayudé todo lo que pude, lo juro. Quizás no fuera suficiente. Quizás lo fue pero no encontraste las fuerzas para seguir después de alargar tanto la situación. No puedo evitar pensar en cómo te dejaste resbalar entre mis dedos. No puedo evitar desear que hubieras sido un poco más fuerte por mí.
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