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ESCRIBIR, NO PRESCRIBIR*
Una forma de hablar. Taller de relatos de ida y vuelta.
Grupo de aprendizaje, disfrute y conversación.
*desde el principio de este proceso me han inquietado los ámbitos semánticos tan opuestos de estos términos tan cercanos morfológicamente. Recurro a esa confrontación para titular este texto que cuenta la experiencia desplegada en Una forma de hablar. Una tensión que estuvo en el punto de partida del proyecto como inquietud original que lo inspiró y ha latido siempre de fondo como lugar de resistencia y por ello, de aprendizaje.
‘Cada vez más raro es encontrarse con gente que pueda narrar algo honestamente. Con frecuencia cada vez mayor se difunde la perplejidad en la tertulia, cuando se formula el deseo de escuchar una historia. Es como si una facultad que nos parecía inalienable, la más segura entre las seguras, nos fuese arrebatada. Tal, la facultad de intercambiar experiencias.’[1]
En las primeras líneas de su texto, Walter Benjamin introduce la figura de El narrador a través de la de Nikolái Leskov sosteniendo que ‘presentárnoslo no quiere decir aproximarlo, sino más bien aumentar la distancia que nos separa de él’. Es desde una determinada lejanía cuando aparecen ciertos rasgos que de otra manera, no habíamos llegado a percibir. Aparecen, dice Benjamin, ‘al observador que está a la correcta distancia y en el ángulo correcto de visión. Esta distancia y este ángulo nos los prescribe una experiencia que tenemos ocasión de hacer casi cotidianamente.’
A partir de estas palabras, me parece interesante pensar en la idea de alejarse, de tomar perspectiva para tratar de ver algo y poder narrarlo. Hacerlo además poniendo el foco en lo cotidiano de esa posibilidad, es decir, en lo accesible de ese lugar desde el que aprehender la distancia. Podríamos a partir de ahí, pensar en el aprendizaje como una forma de poner la atención en aquello -a nuestro alcance- que nos da a ver algo, algo que está ahí cerca, que sin más nos rodea o convive con nosotros. Me pregunto si esa distancia no se parece también a la que sitúa la palabra en el marco de una conversación y hace del espacio común un lugar propio.
En lo habitual de esa posibilidad está también el sentido de la experiencia de aprendizaje que hemos llevado a cabo en Una forma de hablar. Una cotidianeidad sostenida en la cercanía al motivo -la excusa que nos lleva a aprender como algo que nos es contemporáneo- pero también en el tiempo pasado juntas, un tiempo expandido que nos ha permitido habitar un ritmo lento y hacer en el largo plazo. Aquí se ha tratado más que de un saber ver, de ensayar juntas maneras de mirar lo que estaba a nuestro alcance.
Aun teniendo en cuenta la distancia histórica que nos separa del texto de Benjamin y sabiéndonos situadas en un lugar muy diferente, encuentro en estas palabras algunas cuestiones que me permiten empezar a hablar del proceso del que este blog pretende dar cuenta: lo vivido a lo largo del año que ha durado Una forma de hablar. Me refiero al deseo de escuchar una historia como punto de partida para acercarnos a las obras, la facultad de intercambiar experiencias como modo de articular una conversación y la capacidad, el intento en nuestro caso de narrar algo, cuestiones que sitúan nuestro proceso de aprendizaje como grupo de personas que aprendemos juntas.
Desde su origen, Una forma de hablar no pretendía articular narraciones decididas y cerradas, no prescribía un proyecto, pero sí se proponía ensayar intentos de intercambio de experiencias. Poniendo el foco en la tentativa, el proyecto se planteó como la apertura de un proceso largo, esto era fundamental, que pusiera en juego la posibilidad de hacer experiencia o, dicho con Benjamin, ‘colocarnos a la distancia correcta’ en nuestro trato con el arte contemporáneo. El arte, las exposiciones, son aquí los lugares desde los que situar la conversación en torno a lo contemporáneo y poder hablar así, sobre la contemporaneidad como circunstancia histórica. La escritura, el lugar de resistencia a ciertas lógicas productivistas, un lugar sin forma cerrada donde más que argumentar con palabras decididas, hemos buscado pronunciar sonidos, imaginar significados y transmitir palabras resbaladizas a través de gestos que jugaban con lo artístico.
Esta escritura como intento de narrar se ha convertido en la forma de hacer en este proceso de aprendizaje. Como apuesta metodológica tiene que ver con una necesidad de tejer relatos en la que se instala y actualiza cierta experiencia de aprendizaje, por parciales y fragmentarios que estos relatos sean. En su fundamento, la metodología preveía articular una narración como forma artesanal que incorporara las huellas físicas de esa voz y ese cuerpo que narran.
Desde la importancia del ejercicio, la conversación en Una forma de hablar quería abrir espacios para dudar, para desplazar certezas y para decir desde el tartamudeo. Una tentativa que tratara de colocarnos en ese correcto ángulo de visión, en esa distancia. El interés ha estado en el intento como algo que hemos hecho juntas y como lo que de verdad hemos compartido.
Así, la lectura del texto de Benjamin, me da pistas hoy para pensar juntas narración, distancia y experiencia en el ámbito del aprendizaje y hacerlo desde un marco histórico, preguntándome por su actualidad. Es por todo esto que Una forma de hablar ha sido también, además de grupo de aprendizaje, un taller de relatos de ida y vuelta que ha manejado las distancias que exigen la mirada y la escritura. Las distancias desde las que se hace experiencia. Añadimos al aprendizaje, el disfrute y la conversación por situar la propia expectativa.
Una forma de hablar es un proyecto pensado como parte de la línea de trabajo de Aprendizaje colectivo de CentroCentro en su cruce con la línea conceptual que abordaba El cuerpo como transmisor del proyecto de dirección artística de Soledad Gutiérrez para CentroCentro. Desde ahí nació como resistencia a enunciarse en términos de objetivos-destinatarios, como forma de privilegiar la experiencia y establecer el compromiso de no prescribir resultados: dar lugar a una conversación habilitando un espacio donde poder dudar, perder el equilibrio y arriesgar con las formas de decir aún a costa del error. Era importante esto porque era también una sospecha que estaba detrás de la pregunta que habilitaba todo el proceso: ¿Cómo aprendemos juntas en un centro de arte contemporáneo?
Escapándose de los patrones rígidos de diseño de proyectos, pensó en abrir una conversación entre mujeres que funcionasen como grupo de aprendizaje ligado al centro. Para ello hubo que escuchar primero a esas mujeres y saber quiénes eran, por lo que el proceso de configuración del grupo, también lento y en paralelo al de definición del proyecto, fue una parte fundamental en sus modos.
El proyecto se fue pensando desde una invitación a hacer abierta que me propuso CentroCentro. En diálogo con él se fue configurando a partir de conversaciones que manejaban textos entre sus fuentes y que iban situando la acción en el marco del proyecto del centro, pero también en el de lecturas que han ido acompañando el proceso y que se han llevado al grupo[2].
También en ese origen se sitúan las conversaciones con los grupos de posibles mujeres participantes que en un principio yo imaginaba. Buscando configurar el grupo, me dirigí a la red de Espacios de Igualdad del Ayuntamiento de Madrid estableciendo una relación de complicidad con algunas de sus usuarias y trabajadoras basada en el deseo de poner algo en marcha sin saber exactamente qué. En esos momentos construimos también, quizás sin saberlo, un lugar en el que aprender a ser y estar donde se jugaba cierta confianza, desde su perplejidad inicial y mi promesa frágil que era en todo caso, la del intento. Esta invitación a formar parte del grupo se lanzó también de forma abierta a través de la web de CentroCentro.
El proyecto ha tenido una dinámica basada en encuentros estables, acontecidos mayoritariamente en CentroCentro con una frecuencia semanal a lo largo de todo el curso, y ha contemplado el trabajo con artistas bajo la forma de encuentros-taller de dos sesiones programados trimestralmente. Estos talleres con Patricia Esteban, María Jerez y Patricia Esquivias, se proponían además de generar otro tipo de dinámicas más ligadas al hacer, abrir la conversación a otras interlocuciones y lenguajes y facilitar momentos de apertura pública del proceso al que se invitaba a todo tipo de públicos interesados.
Conscientes de que la devolución juega un papel en el marco de las políticas culturales públicas, hemos querido cuidar tanto las formas de lanzar invitaciones a participar, como la acogida a las personas que han asistido a estos talleres y la forma de contarnos. En este sentido, el trabajo de la diseñadora Susi Bilbao nos ha ayudado a componer un material gráfico que, a modo de intervención en el espacio colgando pequeños blocs con notas (interrumpida por el confinamiento y el cierre temporal del centro), nombra la experiencia e intenta compartirla como por sorpresa con el resto de visitantes de las exposiciones de CentroCentro.
Tanto los talleres de artista, como el material generado con Susi y algunos de los momentos de las sesiones semanales mantenidas por el grupo aparecen relatados en el Tumblr de Una forma de hablar. Las voces que hablan, las manos que los escriben, dibujan, graban, montan son las de Felisa Yerga, Ana María Colmenares, Mayte López, Pilar Couso, Teresa Riaza, Carmen Esteban, Lucía L. Mendo , Marisa González, María Teresa García de la Hera, Josefa Mazo, Salomé Moreno, Marian Peñacoba y las mías.
Este blog pretende ser un ejercicio de escritura según la hemos ido entendiendo y dando forma juntas, en su relación con el lugar que ha ocupado en el proceso, como espacio desde el que pensar nuestro trato con el arte contemporáneo. Hacer de la escritura un espacio de resistencia a lo prescrito para ejercitar la mirada y la conversación en unos tiempos expandidos. Cada entrada de este blog recoge un momento del proceso y lo hace desde las voces-sujetos de la experiencia pero también desde sus/nuestros cuerpos, bajo una variedad de formatos que nos han permitido ensayar y experimentar con el puro intercambio. El resultado no se propone tanto mantenerse fiel a lo ocurrido sino, más bien atender a cierta experimentación con las maneras de contarlo que sí dan cuenta de las distintas formas como nos hemos acercado a las obras de arte y las hemos ido conversando.
Lo que aquí sigue es una serie de relatos que cuentan los momentos de este proceso que dimos en llamar Una forma de hablar. De ello nos interesa siempre más el cómo. Es una voz plural que se recoge en distintos formatos: pistas de audio, textos descriptivos, relatos de ficción, dibujos, fotografías, videos… y que funciona no solo como relato, sino también como archivo de lo vivido. El orden del acontecer de esa experiencia es inverso a su aparición en el blog, por lo que habría que situarse en el extremo opuesto de las entradas publicadas para iniciar su lectura de forma cronológica.
El blog, es también un soporte más que ha hecho posible podernos comunicar en la distancia del confinamiento, salvar la relación con lo narrado y presentar lo vivido, pues la conformación de este blog ha tenido lugar durante los meses finales de la experiencia marcados por las circunstancias de la pandemia. La relación con esta plataforma visibiliza también nuestro ‘no saber’ –del que tanto hemos hablado en nuestros encuentros- y nuestra relación amateur con lo digital y este tipo de registros. A pesar de todo, ponemos en valor el lugar que nos ha hecho transitar necesariamente ese no saber hacer, el de cierto tipo de tartamudeo a veces doloroso para enfrentar el mundo y sus circunstancias y que genera tanta frustración.
Estos meses de distancia física nos han mantenido atentas al ejercicio de contarnos, volcadas sobre el cuidado de nosotras mismas y haciendo del grupo de aprendizaje también un grupo de apoyo mutuo y cuidados a partir del deseo de estar y seguir.
Me pregunto si tendría sentido trazar algún tipo de relación entre la distancia que tomada de Benjamin me sirve para empezar este texto y esta otra distancia con la que termino, la impuesta por un virus y un estado de alarma que ha condicionado nuestras vidas a lo largo de los últimos meses y que tanto nos ha dado a pensar. Tal vez el sentido de detenernos, de alguna manera, en la necesidad de construir y mantener los lugares que nos permiten aprender y aprehender el mundo que se nos presenta resbaladizo. Una forma de hablar ha querido ser uno de esos lugares, un lugar desde el que ir y venir y al que esperamos volver a llegar.
Sara Martín
Comisaria, facilitadora y participante de Una forma de hablar
[1] Benjamin, Walter ‘El Narrador’ ediciones metales pesados. Santiago de Chile, 2016
[2] Me refiero, por ejemplo, al trabajo sobre la conversación entre Rancière y Javier Bassas ‘El litigio de las palabras’ y sobre citas de diferentes autoras, también en relación con las exposiciones, que van apareciendo en las distintas entradas del Tumblr.
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Encuentro con Patricia Esquivias
En el marco del último de los talleres con artistas, pensado para nuestro tercer trimestre, recibimos a Patricia en casa, después de unas intensas semanas de encierro y varias sesiones frente a la pantalla. Trabajábamos durante aquellas sesiones, en torno a la pregunta, temas como la distancia con el Saber. Patricia, nos hizo llegar una de sus últimas piezas para que cada una pudiera verla a su ritmo, hiciera ‘su propio camino’ y enunciara sus propias preguntas.
https://www.centrocentro.org/aprendizaje-colectivo/encuentro-con-patricia-esquivias
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Audio
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En el encuentro con ella pudimos nombrar el proceso de aprender como buscar un saber (ya en minúscula). Compartir las experiencias de situarnos nosotras mismas en el lugar de esa búsqueda, de hacer nuestras propias preguntas o hacer la pregunta nuestra, movernos en el espacio incierto y frágil de no saber adónde vamos a llegar, adónde hemos llegado ya. Articular una voz que nos expone y compartirla, escuchar las otras voces, reconocer el lugar fundamental del encuentro.
Con Patricia Esquivias cerramos Una forma de hablar, convertidas en Preguntadoras.
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Hace tiempo que no me mira nadie y ya no me importa. Mejor hubiese sido que nunca me hubiesen mirado, pero un día aparecieron unos “seres pequeñitos” paseando entre nosotros. Me eligieron, según les oí decir, porque era el más grande. Con una serie de artilugios me arrancaron y trasladaron de mi silencioso y apacible desierto, según se decían entre ellos, con más cuidado que a un príncipe.
Después de lo que me aconteció y a día de hoy, si me hubiesen dejado elegir, hubiese elegido que nunca se fijaran en mí. Aunque he de decir, que en aquel momento, me sentí halagado.
Del viaje no voy a hablar porque me pavoneé demasiado. Me replantaron en un lugar que en nada se parecía al que había crecido y en el que no se divisaba a ninguno de mi especie. Un lugar lleno de ruidos, luces, colores y no se cuantas cosas mas.
Pasaron los meses y de pronto todo se quedó en silencio, sin luces, ni colores, y casi sin nada más. El tiempo parecía eterno en mi inmensa soledad.
Te veo igual que cuando nos conocimos. ¿Quién me habla? ¿Los destellos de luz del cielo o ese grueso velo que lo emborrona todo? Soy una gota de lluvia que resbala por una de tus largas y gruesas espinas ¿Por qué dices, cuando nos conocimos?
Me trajeron junto con mis compañeras de muy lejos como a ti. Te pusieron en el pabellón de Méjico y a nosotras en el de Chile, pero entonces no éramos gotas de lluvia, entonces formábamos parte de un iceberg. Teníamos muchos admiradores como tú y nos sentíamos orgullosas. De repente, se acabó la fiesta. ¡Ah! Eso si lo recuerdo.
¿Cómo pudiste salir de aquí? Me gustaría volver a mi desierto con mis compañeros, no se que hago aquí.
Pues verás, a pesar de los cuidados, como hacía tanto calor el hielo se derretía y empezamos a correr unas contra otras sin poder evitarlo. Pasamos bastante miedo, nos separábamos de nuestras compañeras y empezamos a mezclarnos con otras gotas desconocidas, nos vimos arrastradas por ríos, descansamos en lagos, volvimos a correr por otros ríos y llegamos a mares y océanos.
Ascendimos al cielo formando nubes desde donde divisamos multitud de lugares ¡Ah! Oímos a tus compañeros fantasear con tu destino. De pronto salió un fuerte y frío viento que nos trajo hasta aquí, el cielo empezó a rugir, chocábamos unas nubes contra otras y ya has visto el espectáculo. Los “seres pequeñitos” lo llaman tormentas.
No creo que podamos quedarnos mucho contigo ¿Quieres que les diga algo a tus antiguos compañeros si los vuelvo a ver? No le dio tiempo a contestar, se quedó soñando con…
Mayte López
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12 sesiones confinadas
El relato se interrumpe un viernes de marzo
(…)
Nos quedamos en casa y se hizo un silencio, un tiempo bruto en el que pensar lo que nos pasa, leer noticias, compartir consejos y advertencias, poner a prueba un sentido del humor que apenas escondía la perplejidad más absoluta…
Poco a poco retomar, preguntarnos qué tal, enviarnos los buenos días y aprender a acompañarnos en la distancia desde nuestro grupo de Whatsapp.
Lo afectivo toma un lugar explícito y el grupo ahora, además de aprendizaje, lo es también –o precisamente por eso- de apoyo.
Aparece pronto el deseo manifiesto de seguir juntándonos. Nos preparamos y lo hacemos on line. Descubrimos que nos sienta bien. Seguimos en ello, en poco tiempo nos encontramos con un crudo sentido del aprender ahora que no entendemos nada.
Con los cuerpos confinados y una distancia que nos ha impedido oírnos bien, escuchar sin interrupciones, en algunos casos vernos y en otros estar, hemos llevado a cabo 12 sesiones del proyecto.
La relación de necesidad con una tecnología que no nos resultaba tan familiar, nos ha puesto en otro lugar desde el que la conversación ha relajado ‘exigencias’ y se ha abierto más a lo inesperado de las ganas, el humor y las circunstancias personales.
En este marco surge y se desarrolla un trabajo en torno a la construcción de un relato, el nuestro, que cuenta el proceso en este Tumblr como forma de recopilar materiales de archivo, hacer memoria y pensar el aprendizaje. Agarrarse a un sentido común de lo vivido para estar menos solas y cuidarnos en ese tiempo.
Durante estas sesiones nos hemos alejado de los relatos de las exposiciones, pero hemos trabajado también con alguno de sus hilos. Nos preguntamos junto a la artista Inmaculada Salinas y su pieza ‘Castillos de Arena’ -parte de la exposición A través de la Arena- y establecimos, a partir de la distancia, un juego de correspondencia que articulara relaciones entre esas preguntas y nuestras formas de hablar. Compusimos a partir de sus preguntas una suerte de Cadáveres exquisitos que suspendían las relaciones lógicas desde las que tendemos a pensar lo que nos pasa. Tratamos con ello de convocar rupturas de sentido donde parecía haberse instalado la vida misma o nuestra relación con un mundo exterior ahora vetado. Finalmente, hicimos realidad, aunque on line, el encuentro con la artista Patricia Esquivias.
Suspender nuestra forma habitual de relacionarnos con el mundo, lidiar con la incertidumbre de la situación y con el no-saber en relación a la herramienta tecnológica, ha estado en el centro de estas sesiones sostenidas en la distancia desde un fuerte deseo de estar. Unas intensas semanas para el grupo que nos han devuelto una experiencia de aprendizaje expandida a otros tiempos, otros espacios y otras formas de hablar.
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A TRAVÉS DE LA ARENA
Para acercarnos a esta exposición trazamos una línea de trabajo de investigación que indagara el contexto de los años 80 desde nuestra memoria y experiencia. Dedicamos una sesión a trabajar una introducción que nos permitiera situar en un tiempo histórico, el del ‘Síndrome de mayoría absoluta’ que invoca Mar Villaespesa en uno de sus textos en la revista Arena, el arranque de la visita a la exposición. Abrimos la exposición con el ejercicio de mirar un tiempo pasado en la distancia, sus ecos políticos, sociales y económicos para situar el arte contemporáneo español, su (eco)sistema y sus miradas críticas.
https://www.centrocentro.org/exposicion/traves-de-la-arena
Entre tanto llegaría el virus y nuestra visita quedaría interrumpida y detenida en el espacio confinado.
(…)
Salimos al paso del confinamiento, interrogándonos junto a la artista Inmaculada Salinas y las preguntas que lanza en la pieza ‘Castillos de Arena’.
Nos quedamos en casa pero buscamos juntas las respuestas y nos hicimos muchas más preguntas, en un trabajo que adoptó formas tan diversas como esta canción:
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Taller con María Jerez
Estuvimos con María Jerez un viernes de febrero compartiendo con ella su experiencia en la escuela.
Invitada a traer un lugar, el de su trabajo, a nuestra conversación sobre el aprendizaje, María nos ayudó a pensarnos en el espacio político del no saber, político en tanto que es ahí donde se comprometen nuestras relaciones con lo otro y los otros. Aún con las palabras de Rancière frescas en nuestra memoria, pudimos dar sentido a ese aprender poniendo el cuerpo, pensar cómo habitamos la brecha de la desigualdad y asumirnos como cuerpos que aprenden desde el espacio colectivo.
El sábado, abriendo de nuevo el grupo a todas las que quisieron estar, hablamos desde el lenguaje de la performance y bajo las telas nos ‘desplazamos con el texto’.
https://www.centrocentro.org/aprendizaje-colectivo/taller-con-maria-jerez
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EL PALACIO VISTO POR…
Ha sido tanto una visita a la exposición como un ejercicio de escucha al lugar. Activamos la visita a la exposición a partir de un paseo por el edificio que hicimos solas, cada una eligió quedarse con un lugar, un elemento, un fragmento… que captara su atención.
¿A partir de qué algo (físico, simbólico, inmaterial…) se activa ese relato que recoge nuestra mirada sobre el edificio y reviste un diálogo con él?
Buscamos en esa conversación entre el edificio del Palacio de Cibeles y lo que devuelve una mirada históricamente situada en lo contemporáneo.
https://www.centrocentro.org/exposicion/hilos-cajas-negras-y-fetiches-urbanos
Relato de Teresa García
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Receta para un desayuno:
‘Rosquillas borrachas de mi abuela’
Ingredientes:
Para la masa:
Un puñado de anisillos (matalauva)
1 vaso de los de agua de aceite de oliva
1 vaso de vino blanco
1 vaso de azúcar
3/4 de K. De harina
1 sobre de levadura o una cucharada de postre de bicarbonato
2 huevos
Peladura de limón
Aparte, aceite para freír y azúcar mezclada con canela para revisarlas después de fritas
Realización:
Poner una sartén al fuego con el vaso de aceite y añadir la peladura de limón.
Cuando se empiece a dorar la piel de limón se apaga el fuego y se le añaden los anisillos, se deja templar un poco y se le añade el vino blanco.
Aparte en un bol de cristal o una ensaladera se pone el vaso de azúcar y se vuelca el contenido de la sartén sin la piel de limón, se mezcla todo bien y se empieza a añadir la harina mezclada con la levadura o bicarbonato, cuando se lleve incorporada la mitad de la harina se le añaden los huevos batidos y se sigue incorporando la harina hasta el final. Se amasa hasta que esté bien elástica y se hace una bola que se tapa y se deja reposar mínimo una hora. Después comenzamos la fritura poniendo abundante aceite también de oliva en una sartén y vamos formándolas y friendo al mismo tiempo, se coge un pellizco de la masa del tamaño de una nuez y se aplasta entre las palmas de la mano para que se quede muy fina haciendo un agujero en el centro, las vamos friendo y pasando a una fuente con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
Cuando estén todas fritas se pasan por el azúcar que teníamos mezclado con canela molida y ya están listas para disfrutarlas.
Si se ha quedado un poco pegajosa la masa lo que puede hacerse es tener un platito con aceite y nos impregnamos las manos de vez en cuando
La cantidad de harina es aproximada porque según sean los huevos de grandes puede necesitar más o menos
Con esta cantidad salen entre 40 o 50 unidades, si probáis, mejor podéis hacer la mitad de todo
Fely
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El acompañamiento gráfico ha sido una forma de contar lo que somos desde lo que hacemos o mejor, desde cómo lo hacemos… La diseñadora gráfica Susi Bilbao nos ha acompañado en algunas de nuestras sesiones para conocernos, compartir nuestro espacio y, a partir de ahí, proponernos una forma de contarnos.
Estos blocs son el resultado de ese trabajo de diseño gráfico llevado a cabo desde la compañía y la escucha. Una forma de decir el propio proyecto y contarlo al resto de públicos de CentroCentro. Queríamos huir de hacerlo desde un folleto más y hablar de nuestra presencia en el centro como algo que sucede extendido en el tiempo y ocupando ese espacio del espectador. Una presencia que trasforma la relación de la institución con sus públicos.
En las distintas plantas junto a las exposiciones, estas cuartillas dispuestas en blocs colgados en la pared, tratan de ocupar un trozo de la institución como nosotras la hemos ocupado estos meses para contar lo que estamos haciendo. Una invitación silenciosa a detenerse frente a una nota para leerla, llevársela consigo y pensar junto a nosotras.
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OÍDO INFINITO
La exposición a partir de una pregunta (sacada del folleto de la exposición):
‘¿podemos dejar de un lado nuestra necesidad de aprender y de comprender totalmente y favorecer la labor de nuestra imaginación y de nuestros sentidos?’
https://www.centrocentro.org/exposicion/oido-infinito
‘Aprender de las distintas capacidades significa aceptar que cada uno de nosotros percibe un mundo en el que falta una parte’
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Transcripción del registro en audio de la conversación que mantuvimos el viernes 29 de noviembre de 2019 pensando la pregunta que abrió el proyecto ¿Cómo aprendemos juntas en un centro de arte contemporáneo? Y que articulamos en esta ocasión en torno a la lectura de unas citas del filósofo Jacques Rancière extraídas del libro ‘El litigio de las palabras’:
-Grabando…
…
-Yo abro aquí una pregunta, hoy vamos a dedicar la sesión a pensar un poco lo que hacemos, la cuestión del aprendizaje… reflexiones en la medida que hayáis profundizado un poco esta semana
…
-Estamos hoy con la pregunta de pensar este proyecto.
-He traído unas citas que quiero introducir, de un autor, filósofo francés, de un libro que se llama ‘El litigio de las palabras’, una conversación entre Rancière y Javier Bassas…
Rancière tiene un libro muy bonito, ‘El maestro ignorante’… Lo que me interesa de estas citas es que me parece que nos ayudan muy bien a pensar en esto (la cuestión del aprendizaje):
`La escritura no es un instrumento que sirve para transmitir pensamiento. La escritura es un trabajo de búsqueda que produce pensamiento’… (p.29)
Hay en toda la filosofía de Rancière un concepto de igualdad que es a lo que él dota de forma desde distintos acercamientos. En ‘El maestro ignorante’ lo que aparece es un Maestro que lo que enseña es algo que él mismo ignora recuperando la experiencia de Jacotot y matiza lo que es exactamente esto, donde se produce una cuestión muy interesante para hablar, en términos de igualdad, en torno al conocimiento y al saber y en este libro (’El litigio de las palabras’) Rancière nos recuerda:
‘Un maestro ignorante es alguien que no conoce el efecto de saber que produce sobre otra persona, no es alguien que habla de lo que ignora’ (p. 51)
Hay veces que sí se lleva a malinterpretaciones este texto para legitimar el hecho de ‘enseñar algo que no sabemos’ y no se trata de eso… por eso me parece importante rescatar este recuerdo que Rancière en este libro hace de esa figura.
Volviendo a ‘la escritura’, voy a remitirme a las citas para no versionar a Rancière e ir con cuidado, porque me parece peligroso que yo no soy ninguna ‘experta’ en Rancière:
‘La escritura es para mí un proceso de investigación y es el progreso de la investigación lo que verifico escribiendo’ (p. 51)
-A ver, una pausa…
-Sí, hay que pensarlo…
-¿Lo puedes repetir por favor?
-‘La escritura es para mí un proceso de investigación’
-Vale, hasta ahí…
-Proceso de investigación…
-Conecta con lo que decía antes de la escritura como trabajo de búsqueda que produce pensamiento ¿no? Pues la escritura es un proceso de investigación…
-También la escritura puede ser una forma de expresar pensamientos
-¿y qué diferencia hay entonces entre ‘expresar’ y ‘producir’?
-Expresar… bueno ‘expresar’ sería la forma de decirlo para que llegue a… a… al público, para educar o para que se conozca, eso sería expresar, creo y ‘producir’ sería un proceso más interno de raciocinio, de consulta de pensamiento ¿no?
-Claro, porque se pueden expresar ideas de otros
-está muy bien esto que decís porque también entra en juego la idea de transmisión, que también la va a utilizar Rancière. Voy a seguir leyendo, vamos pensando, añadiendo y arropando la cita pero voy a seguir leyendo:
‘La escritura es para mí un proceso de investigación y es el PROGRESO de la INVESTIGACIÓN lo que verifico escribiendo’
-Y es el progreso de la investigación… lo que verifico, o sea como lo que ratifico, ratificar lo que estás investigando, que eres capaz de expresarlo y entonces ahí queda
-Claro porque investigando adquieres más conocimientos que luego puedes expresar
-Ya pero…no entiendo cuando él…
-El proceso de investigación es lo que viene antes de la escritura. Investigo y luego escribo
-Claro
-O sea, no se produce escritura si antes…
-Yo creo que aquí Rancière está haciendo de la escritura ese momento
-Ese momento
-Sí, es que es así…
-Yo así lo entiendo
-Es así, yo estoy haciendo un curso de escritura y es así. Tú empiezas a escribir, y según vas escribiendo, vas trabajando lo que estás escribiendo, entonces si eso que escribes ya no vale, de hecho sacas y vuelves a escribir otra cosa y ese trabajo es el que al final es la escritura y al final es lo que expresas, yo creo que la expresión es, para mí ¿eh? de lo que yo estoy haciendo el curso, lo que yo siento cuando lo hago… yo tengo una idea, más o menos de lo que quiero escribir, ni mucho menos tengo en mi cabeza ya lo que quiero plasmar, entonces me pongo pacapacapá y según luego lo voy leyendo, tengo que seguir profundizando para que esa expresión sirva para que otro lo entienda, entonces todo ese trabajo que es muy interno para mí… está… está muy bien dicho, porque yo en principio… siento que hago, siento que hago de una manera muy sencillita y muy…
-Pero, los procesos de investigación del arte, serían parecido ¿no? O sea, una persona se pone ahí, con una pintura y va… se va produciendo… delante de un lienzo… y va…
-¡Claro, igual!
-de no ser que estés copiando algo, claro, que es algo figurativo, entonces ya es otra cosa
-Entonces no estás creando, estás…
-pero, pero el hecho con la escultura es eso, tú empiezas a hacerla y luego la vas corrigiendo, vas esculpiendo
-Pero es verdad que yo en la ‘copia’ veo un ejercicio de pensamiento otro, un ejercicio de situar el pensamiento de los otros que te da a ti que pensar. Es como a mí me pasa ahora, he llenado este cuaderno de la transcripción de Rancière, a medida que leía, me iba emocionando y todo esto, estos son trozos del libro que yo copiaba… esto no es la primera vez que lo hago, descubro que muchas veces transcribir voces de otro –y también me pasaba con las vuestras- me hace ejercitar el pensar. No necesito inventar palabras nuevas, y menos hoy en día, que hay tantas, tantas voces… que también entiendo que ‘copiar’ un cuadro es muchas veces, (a ver, la copia trabajada, no hablo de la copia automática)… Una transcripción que te permite pararte en las palabras, y entonces ahí, ese momento de transcribir -y escribir lo tuyo, lo de otras, que no tienen que ser solo lo de otras- es ese ‘dedicarte ese tiempo’ a pensar
-¡Claro!
-Yo esa idea tenía también al repartiros un cuaderno a cada una (para acompañar el taller). Quizás porque yo necesito escribir para pensar, tengo muchos cuadernos escritos y mi manera es esa. No quiere decir que sea la mejor ni buena ni mala, es la que me sirve a mí, pero la escritura para mí tiene eso y era algo que quería traer a este espacio de Una forma de hablar.
-Véase escritura, véase conversación, aunque no sea lo mismo.
-Eso te iba a decir, que también cuando hablas es un ejercicio de, de, de…
-Reflexión, reflexión sobre lo que se dice…
-Digamos que echas fuera, ideas o… que sacas hacia fuera la comunicación. Da igual si verbalizas en una conversación o estás escribiendo, es un intentar objetivarlo, una subjetividad, o sea, algo que sale de ti mismo
-Claro, del cuerpo
-Y en ese momento
-en el momento en que compartes, ya sea a través de un papel o a través de una conversación…
-Hay una cosa que me ha encantado, a la que se refería Fely también con lo de la copia ¿no? que es esa transmisión del conocimiento, al final, cuando ejercitas eso. Y esa transmisión del conocimiento lo que hace es generar un otro conocimiento, eso me encanta ¿no? es como las fichas de dominó, que unas tiran a otras, como en qué momento, de qué manera se transmite el conocimiento aporta otro, es decir, no es lo mismo que Sara nos lea estas citas aquí, ahora, todas juntas, que si yo leo esa cita en otro contexto. Eso es muy bonito.
-Yo he hecho escultura y cerámica y esas cosas y estaba recordando ahora cuando hice la cabeza de Séneca en barro, y… aprendes mucho copiando porque lo ves y te haces una idea general pero… sí que aprendes copiando, también…. Da igual lo que sea.
- Al menos aprendes la dificultad que supone hacer eso
…
-Os lanzo otra frase ¿no?
-Son fantásticas,
-Sí, es que Rancière es emocionante
-Bueno, en torno a la cuestión de la Igualdad en relación al conocimiento, dice cosas como:
‘El proceso igualitario no es el que intenta colmar una brecha sino el que pone en cuestión la topografía misma que da lugar a esa brecha’
es decir la pregunta del por qué tú no sabes y yo sí, el espacio de legitimidad en relación a la figura del ‘experto’… y esto puede tener que ver con la forma como nos acercamos también al arte contemporáneo, ese ‘no, yo no se nada’ ‘ no se nada de arte’ ��
-‘Experto’ ¿La palabra ‘experto’ os gusta?
-A mí no me gusta
-Pues, no sé, yo no sé por dónde cogerla la verdad, es una sensación como el otro, sabe más que tú. En el momento en que se lo han consultado a un experto significa que, o por lo menos la sensación que yo tengo ¿eh? Que no significa que sea esa solamente, pero… nosequé, los expertos, y de pronto todo lo que había dicho alguien se queda en un segundo plano, según el discurso que yo oigo. ¿Oís ese palabro muy a menudo? ‘Consultando al experto’… o a la experta… no, no digo que sea bueno ni malo…
-Una cosas que viene también de…
-Lo que digo es que ‘el experto’ es el que tiene la última palabra y el que dice todo, y lo que ha pasado entre medias de todo el mundo que ha dado su opinión, ¿qué ha pasado?
-No hombre, yo creo que hay que escuchar al experto y cuestionarlo también. Pero escucharlo porque se supone que ha estudiado el tema y sabe más que tú…
-hay algo que no me cuadra a mí, igual es una cosa personal ¿eh?
No es que no me guste, es que la palabra en sí… me parece excluyente de todo lo que pasa alrededor
-es que, es exagerado el uso ¿no? es desproporcionado el uso
-Eso es
-¿Pero por qué hay que darle tanto…? Hay que normalizar. Una persona puede saber de una cosa y ya está
-Sí,
-Cierto, pero hay una cultura del expertizaje que es paralela a la de la competitividad,
-A los propios sistemas educativos
-Pues yo no lo veo así
-Porque se desvirtúan las cosas
-Es lo que dice Salomé, que se llama experto a cualquier cosa. Pero el experto que de verdad ha estudiado un tema…
-Sí, pero nadie está cuestionando que haya gente que sabe
(ruido, conversación a la vez…)
-La Cuestión del saber/los saberes de las mujeres. La exposición de Mercedes Azpilicueta nombra mucho esos saberes ¿no? poniéndolos en valor, Saberes en relación a la naturaleza, lo doméstico…
-¿alguien nombra a las mujeres como expertas? Nunca
-pues yo quiero decirte que alguna vez he hablado de mi abuela y he dicho muchas veces pues mi abuela era experta en hacer no sé qué…
-Pero no es lo mismo, hay mujeres que son expertas ya que han conseguido cosas estupendas
-Que sí, pero, igual está un poquito como… lo que decíamos, hay visiones… es mi visión, para mí, está sobreutilizada esa palabra en principio, porque la oigo muy a menudo y en contextos en los que, de pronto, el foco va rápidamente al experto, y lo otro, se queda en la sombra.
-Es que hay que cuestionarse, experto en qué y ver, experto ¿por qué? Y ver qué voz tan autorizada es esta persona sobre el resto
-Pero la cosa no es tanto poner en cuestión a las personas, si no, al Sistema.
-Yo pienso que además un experto, por llamarle como le estamos llamando, sigue siendo experto pero ya es otra cosa cuando ya es más divulgativo…
(…)
-Yo intentaría que a la hora de conversar… mmm ¡cómo decirlo! intentar coger el concepto y verlo como algo… situado dentro del marco en el que lo pensamos. Por ejemplo, en relación al concepto de ‘experto’, a menudo nos referimos a él dentro de un marco capitalista, que lo presenta en claves de un saber muy jerarquizado. Un sistema que capitaliza el conocimiento de manera que unos saberes tienen más valor que otros en función de un mercado por el que se rige. Donde determinadas materias valen más que otras porque producen más valor de mercado, más capital.
(saberes sobre el campo versus titulaciones académicas, expertas en maternidad, pastores versus neurólogos…) ¿por qué medimos un saber con otro?
-¿Os leo lo que dice la RAE?
-A ver
-Experto: Adjetivo, dicho de una persona práctica o experimentada en algo. Dicho de una persona especializada o con grandes conocimientos en una materia.
-Sí, bueno, pero eso es una cosa muy genérica
-Bueno, pero eso es lo que es
-Eso es un experto
-Eso es un experto para ti, pero cuando entras en un contexto, alguien está hablando en una tertulia, a veces la palabra ‘experto’ te enfoca en unos valores concretos que acaba de decir ella, porque todo lo otro no es experto.
(Hablar de experto en contextos como el ámbito rural…)
La palabra experto pertenece a otros ámbitos, la de experto en, normalmente un conocimiento intelectual y selectivo que tiene que ver más con estudios de tipo técnico que humanístico…
-yo no lo veo
-no, estás haciendo una categoría de experto muy…
(varias voces al tiempo con posturas encontradas y ruido del coro de fondo)
...
-Esto es como lo que trabajamos los primeros días con lo que decía la Real Academia y que pensamos cada una a la hora de hablar…
(Aparece la diferencia entre ‘ser experto’ y ‘aparecer nombrado como experto’ y conversamos entorno al uso de la palabra)
-Las madres no somos expertas en maternidad
-Yo creo que somos aprendizas, somos aprendizas, se te hace el niño mayor y no has aprendido… (risas)
-Que sí, se utiliza muchísimo el ‘experta’
-hay madres expertas, las que tienen muchos hijos
(En torno al expertizaje vs la experiencia. El Arte vs la artesanía)
…
-Vale, aquí puede haber una pregunta ¿por qué todos los conocimientos no valen lo mismo?
-Claro, ese es el matiz, ese es el matiz
-Esa es la desigualdad que pone en cuestión Rancière, o sobre la que piensa. Y la palabra ‘experto’ que ha traído aquí un debate interesantísimo,
-Interesantísimo, nos va a hacer pensar el experto a partir de ahora… A lo mejor ya lo miramos de otra manera (risas)
-Pero es verdad que esto conecta con que una definición, no es lo mismo sacarla de la RAE, que dotarla con un ejemplo de algo que nos toca de cerca, que pensarla dentro de un sistema social macro que produce valor. Es decir, que con la RAE podemos estar de acuerdo… yo voy a que hagamos esa distinción de niveles donde colocamos las palabras, porque no es lo mismo.
-Rancière habla de que el proceso igualitario no es aquel que intenta colmar una brecha si no el que pone en cuestión la topografía misma que da lugar a esa brecha. Es decir, el que se pregunta por qué un pastor no vale lo mismo que un neurólogo.
-Es que, así dicho…
-Un pastor da mucho beneficio a la sociedad, los que pastorean transhumantes, dan mucho beneficio a la sociedad, limpian un montón de caminos, lo que pasa es que lo valoramos solamente en aquello que da bienes económicos…
-Pero a nivel curricular…
-Pues fíjate una mujer experta, si no da… una ama de casa, una madre…
-Sí, pero que no me quiero meter en el terreno de la mujer para no…
-Es que, el idioma… hay palabras…
-De un día para otro no suelen suceder las cosas, van sucediendo, como nos ha sucedido a las mujeres, hasta que no hemos… tantas cosas que hemos naturalizado y hasta que no ha habido ese proceso de observación, de distancia y de decir, esto que yo consideraba normal…. No parece que sea tan normal! El concepto de ‘experto’ a lo mejor mañana me lo empiezo a cuestionar.
Hay una situación en la que en un momento determinado, algo que no te cuestionas, lo visibilizas y empiezas a cuestionártelo, tomas distancia… eso de la exposición de las Insumisas, es que, es que, realmente ahora mismo, es una situación en la que nos vemos inmersas que entonces, en el año 68, yo tenía 12 años pero después, 78, ochenta y tantos… yo, había cantidad de cosas que había normalizado, era lo normal
-Sí, sí
-y ahora ya no es lo normal, con lo cual hay un proceso, en el que te vas sumergiendo en el que ay, experto! Sí, pues es estupendo experto, bien… es un término que confiere valor…
-Y yo creo que el arte contemporáneo, como algo que nos convoca a esta mesa, opera desde ahí, por eso también estamos teniendo este debate, no es algo anecdótico. Una exposición nos ayuda a pensar, una obra de arte, nos permite un ejercicio de pensamiento en la medida que hablamos, compartimos la conversación, la escribimos, nos la llevamos, nos ‘desacordamos’, que es muy sano…
-Y donde la experiencia yo creo que está muy por encima de lo experto, lo experienciado quiero decir, como visitantes de una exposición yo creo que todas las experiencias son igualmente válidas. Luego están los expertos que podrán coincidir o no y que harán un desarrollo intelectual o formal mucho más académico, pero a mí es una cosa que el otro día disfruté mucho con vosotras que fue esa visita colectiva (a la exposición de Mercedes Azpilicueta) de mujeres no experienciadas a lo mejor en arte contemporáneo donde sus miradas son tan interesantes, tan válidas y que hacen cuestionar tantas cosas como la lectura a lo mejor de una crítica por parte de una experta…
-Bueno, es ahí donde estamos moviéndonos, voy a seguir leyendo:
Esa desigualdad a nivel de conocimiento y de saber, Rancière la trabaja mucho en el Maestro Ignorante pero también hablando contra la lógica explicadora, esa lógica explicadora de Rancière es algo que yo me he intentado llevar muchas veces a mi trabajo: yo hablo, vosotras escucháis y punto. Una lógica explicadora desde la que dibujar lo que pasa en las escuelas, pensando en la escuela como el museo (en el sentido de lugar donde se aprende), la escuela. Dice:
‘Esa lógica igualitaria entra en contradicción con la lógica pedagógica normal’… ‘Para esta lógica normal, el problema consiste en determinar cuál es la buena manera de adquirir un saber, según qué orden conviene progresar, etc. El método igualitario, al contrario, es un método que no prescribe lo que debemos hacer con tal o cual texto…. Todo proceso igualitario funciona mejor cuando no hay un condicionamiento institucional… cuando no hay objetivos que deben cumplirse. La igualdad siempre está más cómoda en la relación de un lector con un libro que ha decidido leer, que abre cuando quiere y que lee en el orden que quiere.’ (p. 38)
-¡Casi nada!
-Es larga, pero algo se saca en limpio de ese deseo de estar, querer hacer como capacidad de aprender mucho más poderosa que el objetivo, la cosa prescrita... Eso tuvo un papel para mí, a la hora de pensar este espacio, este proyecto, que tiene que ver con lo que decíais el otro día de ‘es que, cuando viniste a comunicarnos lo que iba a ser esto no decías nada, era abstracción total’ (risas). Claro, no quería decirlo, no quería prescribir lo que iba a ser este grupo de aprendizaje… es que, ni siquiera la cantidad de tiempo estaba prevista. Empezamos a juntarnos dos horas, vimos que faltaba tiempo, añadimos media hora más…
- Bueno, pero entramos ahí, ‘lo importante es crear un tejido de lenguaje y de pensamiento opuesto a las operaciones de la lógica explicativa, desplazar la escena normal de la transmisión’ y ‘crear un tejido de lenguaje’, que me parece que también sale aquí mucho cuando nos vamos a la RAE, decimos pues ‘para mí’, ‘yo digo’, ‘tú dices’, cuando lo vemos en una exposición, nos lo traemos aquí (espacio del taller), lo activamos en el cuaderno, viene Patricia, lo tenemos que contar… estamos moviendo un pensamiento, poniéndolo en muchas situaciones distintas que en realidad es una, es un moverse a pensar lo que nos pasa, el mundo, la circunstancia, la actualidad… , ‘lo importante es crear un tejido de lenguaje y de pensamiento opuesto a las operaciones de la lógica explicativa’, ‘desplazar la escena normal de la transmisión’
- ‘Desplazar la escena normal de la transmisión’…
-Termino con otra cita:
‘…El problema no es que el destinatario ‘entienda’, en el sentido de apropiarse del sentido que está detrás de las palabras, el sentido de lo que yo quiero decir. La cuestión no es lo que tal texto quiere decir, sino lo que ese texto le dice a él, al lector o la lectora. La cuestión es que la o el destinatario puede inscribirse en ese paisaje, lo cual no significa que ella o él entienden el sentido de todas las palabras o lo que está en la cabeza del pensador. (…) La cuestión es saber si la o el destinatario aceptará moverse con el texto, hacer algo con él, inscribirse en ese paisaje de pensamiento anónimo y trazar ahí sus propios caminos.’
(leemos cambiando la palabra ‘texto’ por la palabra ‘exposición’)
-¡Qué bonito!
-Aceptará moverse con el texto…
-Esta es, para mí, la cuestión del aprendizaje… por no decir, el objetivo de esto, por no hablar de objetivos…
-Para mí resume eso, lo que hacemos, toda esa abstracción que nos tenía así con esa inquietud
-Me gustaría que juntas lo diésemos también una vuelta, al tema de transmitir, explicar, el lugar del experto, que esa vuelta ya se la hemos dado, son esas palabras, que no son palabras neutras, que dicen algo de nuestra forma de pensar el aprendizaje. Estamos muy acostumbradas a pensar que el aprendizaje se produce a través de un experto que nos trasmite algo…
-Sí
-y la palabra ‘experto’ no es neutra, la palabra ‘transmisión’ no es neutra, la palabra ‘explicación’ no es neutra…
-Sí, todas tiene un segundo plano… es el idioma, que nos entendemos a través de las palabras pero luego cada una es subjetiva, o sea que…
-Es subjetiva y tiene una resonancia u otra
-O sea que, un poco, quieres decir, que un experto, depende como lo haga puede condicionar un aprendizaje, puede dirigir de alguna forma… el resultado… no se…
-Bueno, hablo de qué palabras usar para decir lo que hacemos. Por ejemplo, yo, estoy huyendo, no sé si lo notáis pero creo haberlo hecho explícito en alguna ocasión, de decir que lo que aquí hacemos es ‘explicar’ una exposición, y huyo de eso muy consciente de lo que ese término supone para mí, prefiero decir que aquí conversamos…
-Que no quieres condicionar, con tu opinión…
-Que no quiero transmitir ese sentido, que quiero transmitir otro. No quiero pensar este proyecto en términos de alguien explicando algo a alguien, si no de la apertura de una conversación
-Ya
-Que para mí tiene que ver con una forma de aprender por la que yo apuesto.
-Y que así vamos aprendiendo todas
-Claro!
-Claro!, yo la primera!
-Además es que aprendemos de todas, no es que aprendo yo, es que aprendo yo contigo, con la otra y con la otra… a mí es lo que más me llena
-pero porque cada una aportamos una cosa, entonces la hacemos nuestra, la hacemos del grupo y eso es lo importante
-lo siento Fely pero no te oigo.
-¿Paramos? ¿nos asomamos?
-Con estas citas, creo que necesitamos nuestro tiempo, os las voy a mandar por mail.
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Desbordamientos:
Llamamos desbordamientos a una especie de desviaciones ocurridas respecto de un plan original que resultan a veces del hecho de estar juntas y tomar juntas decisiones… incluso en los marcos rígidos de la institución o quizás precisamente por ellos. Se trata de poner la atención en el proceso de dedicarnos el tiempo y el espacio y el resultado también de escuchar los imprevistos y dejarnos llevar por lo inesperado. Pensándolo desde la distancia… ¡tantas veces el aprendizaje depende de eso!
Son iniciativas que han salido al paso de nuestra conversación, propuestas desde la voz colectiva del grupo que han interferido y transformado el programa aprovechando las oportunidades que se nos ofrecían.
Momentos que han contagiado nuestro proceso de aprendizaje de cierta improvisación, alerta y flexibilidad.
Uno de estos desbordamientos fue nuestra visita a la exposición de Musas Insumisas. Delphine Seyrig y los colectivos de vídeo feminista en Francia en los 70 y 80 en el Museo Reina Sofía a partir de la propuesta de una compañera.
https://www.museoreinasofia.es/exposiciones/musas-insumisas
Fernando López nos enseñó la exposición dedicándonos un tiempo generoso en el que aprendimos un poco a instalar la conversación allá donde el interés nos lleva.
A partir de esta visita, desde el museo nos invitaron también al cineclub ¡Oh, Pioneras! que el departamento de educación programó como actividad de mediación en paralelo a la exposición. Un espacio para ver juntas, despacio, algunos de los materiales audiovisuales de la exposición, comentándolos junto a Miriam Martín.
https://www.museoreinasofia.es/actividades/oh-pioneras-cineclub-insumuso
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