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El hombre es un ser de lejanías, escribió Heidegger. Esta frase tiene muchos sentidos, como todas las suyas, pero yo le aplico el más modesto y usual. Ir muriéndose es ir alejándose de las cosas, o ver cómo las cosas se alejan. Así, acudo a fiestas, tareas, usos cotidianos, inmediatos, y me parece venir desde muy lejos, desde mis lejanías de hombre que agota a grandes pasos su biografía. A uno le queda ya poco, pero no poco o mucho de vida o de muerte, sino poco de uno mismo, poco de lo que fue, de lo que fui.

Francisco Umbral, Un ser de lejanías

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Estoy ojerosa y, a menudo, la casa, el parque, los bosques, empiezan a girar vertiginosamente dentro de mi cerebro y ante mis ojos. Trato de imponerme cierto reposo, pero es sólo caminando que puedo imprimir un ritmo a mis sueños, abrirlos, hacerlos describir una curva perfecta. Cuando estoy quieta, todos ellos se quiebran las alas sin poderlas abrir.

María Luisa Bombal, La última niebla

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Un hombre que se enamora es siempre un imbécil elevado al cubo. Cuando se tratra de un individuo genial, ese individuo escribe La Divina Comedia (caso Dante Alighieri) y le amarga la vida para siempre a la humanidad. Y, por el contrario, cuando se trata de un hombre vulgar, ese hombre hace oposiciones a Hacienda, se casa en la Parroquia (caso Juan Sánchez) y se amarga la vida para siempre a sí mismo.

Enrique Jardiel Poncela, ¡Espérame en Siberia, vida mía!

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Yo no era más que un niño, pero mi visión del mundo era la misma que hoy: un matadero inmenso, un enorme infierno.

Isaac Bashevis Singer, Amor y Exilio

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Solo encuentro momentos verdaderamente felices en mi soledad. Mi soledad es mi palacio. Allí tengo mi cama, mi silla, mi viento y mi sol. Cuando estoy sentada fuera de mi soledad, estoy sentada en el exilio, estoy sentada en un país engañoso. Estoy orgullosa de mi palacio. Me entrego en cuerpo y alma por mantenerlo calmo, agradable y resplandeciente, como para recibir mariposas y aves. Si tuviera más orgullo aniquilaría con unos cuantos asesinatos a los que comprometen el bienestar de mi soledad, a los que hacen resoplar el odio en su chimenea, a los que cuelgan la tristeza de sus ventanas...Estoy sola. A veces me ausento de mi palacio. Los hay que entonces aprovechan para colarse. Tan pronto como regreso, los expulso. Cuando alguien entra en mi palacio, es porque he fallado en la vigilancia y me avergüenzo de ello...

Réjean Ducharme, El valle de los avasallados

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Una persona de cada seis millones será fulminada por un rayo. Quince de cada cien personas padecerá una depresión clínica. Una mujer de cada dieciséis sufrirá cáncer de pecho. Un niño de cada treinta mil sufrirá una deformación grave de sus extremidades. Uno de cada cinco norteamericanos será víctima de un crimen violento. Un día en el cual no acontece nada malo es un milagro, es un día en el que de todas las cosas que podían salir mal ninguna ha sucedido. Un día aburrido es un triunfo del espíritu humano, y el aburrimiento es un lujo sin precedentes en la historia de nuestra especie.

Douglas Coupland, Generación X 

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El paraíso está ahora cerrado; tenemos que hacer un viaje alrededor del mundo y ver si por casualidad han dejado una puerta trasera abierta.

Heinrich von Kleist, Sobre el teatro de marionetas y otras prosas cortas

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Soy un soñador. Hay en mí tan poca vida real, los momentos como éste, como el de ahora, son para mí tan raros que me es imposible no repetirlos en mis sueños. Voy a soñar con usted toda la noche, toda la semana, todo el año. Mañana vendré aquí sin falta, aquí mismo, a este mismo sitio, a esta misma hora, y seré feliz recordando el día de hoy. Este sitio ya me es querido.

F. M. Dostoievski, Noches Blancas

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En efecto, Manrique amaba la soledad, y la amaba de tal modo, que algunas veces hubiera deseado no tener sombra, para que su sombra no le siguiese a todas partes.

Gustavo Adolfo Bécquer, El rayo de luna