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Salvemos América
Nací en Venezuela en el año 98, cuando se consumaba la "ultima revolución del siglo XX". Un Teniente Coronel retirado había sido electo democráticamente Presidente del país. Ese mismo hombre años atrás había tomado las armas de la república para atentar contra su institucionalidad y su democracia. Hugo Chavez había llegado al poder ofertando Justicia Social, con ese mensaje, de vindicación a los pobres y desposeídos, había logrado convencer a un pueblo que aun no alcanzaba la madurez política. Cambio la constitución, las leyes, cambio toda la república y se forjo una para él. Con el tiempo, con sus aires de mesías, agiganto al estado. Expropiaciones, estatizaciones, trabas al mercado y la producción, aumento desenfrenado del sueldo mínimo, subsidios, empezaron a ser parte de su proyecto. El justiciero social, desde el palacio de gobierno fue destruyendo empresas, servicios, y mas grave aun, la economía del país. Nadie decía nada. El pueblo estaba feliz, todo podía conseguirse a buen precio, a veces, y gracias al gobierno, eran gratis. Hasta que ya no fue todo tan fantásticos. Empezaron las colas en los supermercados, la gente pasaba horas en ellas y no conseguían comprar nada; las comunicaciones, la electricidad, el agua potable, servicios estatizados, empezaron a colapsar. El salario se desplomo, no se podía comprar nada. El gobierno culpo a los empresarios, el pueblo le siguió la corriente. Querían todo, pero lo querían gratis. Nadie se detuvo a pensar que la culpa era de esa política. Poco a poco mis conciudadanos empezaron a abandonar el país. Ya empezaban a comprender que la culpa era del socialismo. Corrieron a refugiarse en economías sanas, o que empezaban a sanar. Estados Unidos, Colombia, Costa Rica, Chile, Panamá y otros países de América empezaron a recibir venezolanos. Esos mismos países hoy se enfrentan al socialismo que quiere destruirlos como lo hizo con Venezuela. Ayer fue Colombia y Ecuador, hoy es Chile y mañana probablemente sea la Argentina. El comunismo siempre ha querido posar sus garras y eternizarse en nuestra América. Para eso nació el Foro de Sao Paulo. Luego de Cuba, Venezuela y Nicaragua son los países que mas han sufrido el desastre socialista. Venezuela es hoy un ejemplo de como no deben hacerse las cosas. Somos el modelo de país que ninguna nación prospera quiere seguir. Es por ello que los venezolanos tenemos dos tareas: Primero, aquellos que aun seguimos en nuestra nación debemos continuar la lucha para lograr la libertad de nuestra nación, queda de nuestra parte seguir presionando a la dirigencia para que tomen de una vez las políticas que nos lleven a la libertad y junto a ello romper por completo con un sistema de hambre que destruyó el otrora país mas próspero de la región. La segunda tarea le corresponde a mis connacionales en América, es su deber mostrar la realidad de nuestra nación, mostrar a los ciudadanos del continente que el socialismo es hambre y miseria, que la justicia social es la falacia de la cual los demagogos populistas del mundo se abrazan para conseguir el poder y destruir naciones, que ese discurso donde ofrecen dádivas para todos es capaz de arruinar todo un país; también les digo que se mantengan al margen de cualquier manifestación que exija o apoye esas políticas que acabaron con nuestro país; apoyen a los gobiernos de Piñera en Chile y Moreno en Ecuador, y a cualquier otro del continente que se esfuerce por romper ese sistema económicos que no funciona y nunca funcionara, ese mismo que los hizo salir corriendo de Venezuela. La izquierda que arruinó Venezuela, hoy amenaza con arruinar el resto del continente, no podemos permitirles eso. Así como hemos pedido la ayuda del mundo democrático para rescatar nuestro país, apoyemos esas democracias a salvar los suyos. A modo de reflexión les digo, si la izquierda es capaz de incendiar y destruir ciudades enteras solo por reclamar algo con lo que no están de acuerdo, imaginen lo que son capaces de hacer con nuestra América si llegan a gobernarla en su totalidad.
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