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pareciera llegar el verano vol. 1
acá voy a hablar demasiado sobre los libros que leí, los discos que escuché, y las películas que vi. y quizás tenga que contener alguna crisis personal. más sobre eso al final. adelante:
Al fin
No sorprende a nadie el titular "El Mejor Disco de The Cure Desde Disintegration" porque por algún motivo no le tenemos suficiente respeto a Wish, pero lo voy a dejar pasar. Un poco porque no escucho Wish hace mucho así que capaz sí es cierto, pero sobre todo porque sí que es completamente verdadero que Robert Smith cortó una sequía de treinta años de discos medio pelo (o sin discos, nunca olvidaré sus mentiras, te odio roberto) no con un disco más o menos, un disco que promete, un disco que tiene un par de ideas, que te hace decir "bueno, le falta, pero es por acá". No, Songs of a Lost World es un Buen Álbum, y para divertirme y que vean el Buen Álbum que es les voy a hacer la tierlist completa:
TANA NO LO PUEDO CREER: Disintegration, Pornography NOS CAEMOS DE ORTO CON UN MAMBO RE COPADO: The Head on the Door, Seventeen Seconds, Faith YA ESTÁ PASANDO: Songs of a Lost World, Kiss Me Kiss Me Kiss Me, Wish ESCUCHASTE AMOR LO QUE ESTÁ CONTANDO: Three Imaginary Boys DE SAGITARIO POR: The Top GACHI PACHI ELLA EL NOVIO EL EX NOVIO: The Cure, Bloodflowers, 4:13 Dream AGARRÁ LA CAMPERA QUE NOS VAMOS: Wild Mood Swings
Por otro lado (aunque siguiendo con la tónica "al fin un disco la concha de su madre"), al fin un disco la concha de su madre!!!!!!!! El re contra okey 4:13 Dream es del 2008, de cuando Bush todavía era presidente!!!!!! Una porción no ignorable de la gente que está disfrutando este disco (que me incluye) no debe haber conocido una época en la que pudiese hablar de "el disco nuevo de The Cure" sin a la vez poder decir "esa peli nueva sobre vampiros y hombres lobo disputándose a una mina". Es celebrable, pero exclusivamente porque está bueno. No me dio ninguna alegría que Charly García saque esa re mil cagada.
Amor-poesía
Este año me di cuenta que me encanta la poesía. Loquísimo. Tuvo que ver con que a mi novia le gusta pero no tenía libros donde leerla, y yo sí tenía los libros y no los leía, así que me puse a prestarselos, pero primero tenía que leerlos para certificar que le podían gustar. La mayoría me gustaban más a mí que a ella, pero eso no tiene que ver con buenos o malos gustos sino con que la poesía, según el bibliotecario de mi escuela, es lo más personal que existe. En cuanto a los poetas que me introdujeron al gremio, entre los primeros estuvo T. S. Eliot, que sabe introducirte sus propios sentimientos bajo la piel aunque no sepas muy bien lo que está diciendo. Es difícil estar indiferente leyéndolo, ese es uno de sus dos trucos principales. El otro es igual de importante para que me haya enamorado: el remate. No un remate cómico, obvio, hablo de un remate de gol. Podés estar más o menos siguiéndole la pista emocionalmente toda la estrofa, que para cuando llegues al cambio de párrafo, te va a acuchillar con un verso que te va a esclarecer el poema, el significado, el sentimiento, la época, la literatura, la propia vida. El que más me gusta está en La canción de amor de J. Alfred Prufrock: "I have heard the mermaids singing, each to each./I do not think that they will sing to me". Si tengo que recomendarle un cierto camino a alguien que tampoco tenga mucha idea de poesía, creo que le diría que busque antologías, sobre todo de su propio país o continente. Quizás es bueno empezar por los románticos ingleses, o por Shakespeare, o Tennyson, y formarse una idea de lo que es la poesía que ahora consideraríamos más avejentada, más conservadora, para entender cómo los que vienen después innovan, pero un camino tan metódico, tan visita guiada, arriesga a que te aburras en el medio. Más vale colarse en la fila y explorar las salas con las zapatillas sucias que nunca entrar al museo, ¿no? (Poeta que calculo que le gustará a todo el mundo: Baudelaire. Y Storni para las intensas como yo.)
HE CAN'T KEEP GETTING AWAY WITH IT!!!!!!!!!!!
Estoy enamorado de Roberto Bolaño. Estoy enamorado de sus novelas, de sus poemas, de sus personajes, de sus chistes, de sus ojos, de sus lentes, de su cara, de sus entradas, de sus entrevistas. Quiero ser su manic pixie dream girl en el sentido original del término, no en el sentido que le dan ustedes que le dicen así a cualquier mina con el pelo teñido (boludos). Lo quiero tanto que me da culpa descargarme sus libros ilegalmente aun sabiendo que está muerto y que se la pasaba hablando de lo bien que le parece que la gente se choree libros. Los detectives salvajes es una novela inmensa, claro, pero tiene la misma característica tan bonita que yo le noto a, por ejemplo, y mirá qué ejemplos eh, La ciudad y los perros, el Substack de Anacleta Chicle y Twin Peaks: me importan muchísimo sus personajes y sus aventuras, tanto que nomás quiero ver en qué andan, qué van a decir en tal situación, con qué van a salir ahora, como si estuviese viendo Azumanga Daioh, Nichijou o cualquier otro anime slice of life. Y cuando termino pienso qué hijo de puta, cómo se te va a ocurrir eso, tenés que cerrar el estadio.
YAA GANAMOS LA TERCEEEERAAA QUIERO SER PREMIO NOBEEEEEL
Estamos muy bien. Pero muy bien. Porque Mariana Enriquez se gana los premios de Goodreads (que no valen una mierda, imagino, pero son bastante masivos, anglosajones, y por voto popular), porque sale la peli de Tesis sobre una domesticación, de La uruguaya, de El viento que arrasa, y todo se traduce y todo está buenísimo, y Kicillof te los lleva a todos a la biblio del cole, ja, hacelos mierda Axel, aguante Dolores Reyes. En todos los rankings de candidatos al Nobel de literatura siempre figura César Aira (1), del cual leí Varamo, una novelita graciosa y súper inventiva sobre un empleado público completamente normal, ajeno a la poesía, que un día escribe el mejor poema de la literatura latinoaméricana del siglo XX. Una narración a cara de perro sobre carreras entre autos que no tienen permitido acelerar, gente rara en la calle, y emisiones radiofónicas que parecen voces esquizofrénicas. Entiendo que es un autor bastante único, con su método de tener una idea, comenzar a escribir, ver a dónde lleva, divertirse narrando, y después terminar y publicar, y así todos los años, una o dos veces, pero a mi me gustaría que Camila Sosa Villada se lo gane y sea la Elfriede Jelinek criolla y todos nos odien, o que Mariana lo gane y sea la primera Nobel que escucha a Lingua Ignota y a Mayhem; aunque la grandeza nacional está por encima de mis gustos personales, por supuesto. Aun así, yo quiero postular a alguien en particular, mi propia Messi escritora, Messi de la cabeza, Messi fantástico rioplatense. Samanta Schweblin descubre nuevos sentimientos en Distancia de rescate, una novela corta (qué bien que las hacemos, che) monologada (¿o dialogada? No sé, leanla) por una madre en torno a su relación con su hija, y los eventos que la llevaron a estar postrada en ese hospital en el cual delira a punto de morirse. El título hace referencia a la metáfora recurrente que la protagonista emplea para nombrar la tensión constante que le implica cuidar a su hija: todo el tiempo mide la distancia a recorrer y el tiempo que le tomaría llegar a donde está su hija en una emergencia. Yo no tengo hijos, ni pienso tenerlos, ni tengo ninguna responsabilidad que me tenga tan abrumado como una hija a una madre, pero igual sentí que se me cerraba el estómago cada vez que la protagonista se interrumpía, enfiebrada, angustiada, balbuceante, justo antes de una posible tragedia, así que no debe haber duda de que Samanta está haciendo algo bien. En Siete casas vacías, su último libro de cuentos hasta ahora, Schweblin realiza perfectamente todo lo que Cortázar postulaba sobre el cuento fantástico: denotar el imposible, el ridículo, lo enajenante, en lo cotidiano. Verdaderamente no sé explicar la sensación visceral que me produce Nada de todo esto, el cuento en el que una madre se mete alucinada y a los gritos en casas ajenas, a ver, a robar, a sentir algo, y a su hija no le queda otra que limpiar detrás de ella; o Mis padres y mis hijos, donde unos niños desaparecen de la vista de sus padres junto a sus abuelos, que andan desnudos por el campo. Sí sé que ambos cuentos encontraron algo, una grieta en el suelo de madera de una casa vacía, de donde mana agua sucia, mocos y otras viscosidades, y lo tradujeron a palabras. Sé que ese algo le habla a nuestra realidad de hoy, que es básicamente igual de alucinada que uno de sus cuentos (la señora de los hologramas, por favor, estaba todo ahí, Samanta!!!!), igual de angustiante, confusa y confundida (el presidente!!!!!!!!!! por dios no hay arquero!!!!!!!!!!!). Ahora, si quieren subirse a la Schweblineta en menos de cinco minutos, googleen Matar a un perro. Después vienen y me dan like.
(1) ¿fuente? todos los artículos citan a los sitios de apuestas, pero los que apuestan, ¿se basan en algo? ¿filtraciones? ¿o es pura intuición? porque a Han Kang no la vio venir nadie. sigue siendo una métrica interesante. los ludópatas creen en nuestro país.
Mi cuchurrumín
A mí me importan de BRAT dos cosas: a) que Charli XCX es la artista del verano (del verano gringo, claro, gilada) después de haber sacado los mejores discos de pop del último lustro y medio, y b) que Charli XCX pudo venderse bien, tanto en el sentido de que su sonido e imagen es más accesible, como en que encontró un espacio por llenar en el mercado musical, y se pintó de la mejor forma posible para llenarlo, luego de haberse vendido mal en este segundo sentido con su disco anterior. Yo prefiero how i'm feeling now, y tal vez eso tenga que ver con que lo escuché un minuto después de que salga temblando de emoción, y con que estaba encerrado en mi habitación desatendiendo las materias, pero BRAT tiene mucha fuerza, porque está vivo y porque está en vivo. Charli delira sobre su carrera, su rol como mujer y la posibilidad de ser madre en vivo en i think about it all the time; Charli se pudre de envidia y le pinta suicidio en vivo en sympathy is a knife; Charli pide que respetemos los rangos en vivo en von dutch; a Charli le vuelve a pintar el corchazo en i might say something stupid. Las letras son tan poco sutiles que ni siquiera riman, es incómodo, y nunca tienen la calidad de un poema de Sylvia Plath, por supuesto, pero tampoco tienen las pretensiones de la poesía de Instagram. Es un balance delicado, el de la sinceridad, la crudeza, la pretensión y el ridículo; el 80% de las bandas de midwest emo lo cagan. Por otro lado, a esta altura no hace falta que diga que son todo bangers.
Go search for it in the angle
En 2020 una cuenta de Instagram recomendaba a Magdalena Bay día sí y día también, entre otras varias bandas similares (el tipo de banda que popularizaba Gorilla vs. Bear). Yo estaba encerrado en mi habitación, consumiendo música como si no tuviese conservantes y se fuese a pudrir, así que quise escucharlos. Me gustó bastante. Era un lindo pop tirado al chillwave el que hacían en los mini mix: unos EPs-mixtapes que sacaron como primeros proyectos. Cuando un año después sacaron Mercurial World me pasó eso que a uno le pasa poquísimas veces escuchando música o haciendo cualquier cosa: se me escapaba una sonrisa incrédula. Las vibras eran inmaculadas, como quien dice. En su debut iban lejos, sin duda. Era un disco largo, variado, con samples, cambios de beat, ambientes diversos. Mercurial World era bastante ambicioso, pero Imaginal Disk es all-encompassing: el pop sigue siendo tan pegadizo como siempre, pero las canciones se extienden, se vuelven medleys entre sí, aparecen nuevos instrumentos, melodías que se reiteran entre canciones de forma motívica. Por sobre todas las cosas, Imaginal Disk es un disco de reveses, que nunca se queda quieto ni se deja predecir. A She Looked Like Me! no le basta con ser una intro atmosférica, también es un hit pop; a Killing Time no le alcanza con la atmósfera tropical, también quiere conmocionarte a guitarrazos; para Cry for Me es muy fácil ser retro y progresiva a la vez, también quiere decorar la atmósfera con arpas. Y por si fuera poco, todos los temas tienen algún aforismo como para tatuarselo; yo me quedo con el insistente "think of love when you remember me".
Para que vea
El primer disco de Buenos Vampiros estaba bien, trabajaban bien con los pedales y había melodías memorables, pero no era ningun hito, y algunos temas fallaban y se escuchaban un poco repetidos o cansados (en vivo tocan Paranormal de forma muy distinta a como la grabaron, lo que debe indicar que están más o menos de acuerdo conmigo). El segundo, DESTRUYA!, erraba con la producción, que era igual a la del disco anterior pero no se acoplaba tan bien al sonido más gótico, más portentoso que estaban probando en ciertos temas. En Entre sombras arreglan todos esos problemas: los temas intensos suenan como deben sonar, las atmósferas son contaminantes, las melodías son tristes, los estribillos son buen pop. Lo mejor es que ya no se limitan en los tipos de canciones que escriben, y se animan a probar una balada dark en Alguien te espera (con Ana Curra de Parálisis Permanente, qué locura), un ritmo más jovial en No tengo idea o más densidad y peso en La calma del cementerio y Canción para Rufina. Es un muy lindo desarrollo; ahora tengo mucha curiosidad de ver para dónde van a disparar.
Teenage dreams, so hard to beat
El resumen de la trama de Solanin es que una chica deja su trabajo de oficina cansada de la monotonía, y le toca ver qué hacer con su economía personal, sus padres, y con su novio, que toca en una banda y gana tan poco ilustrando revistas que no tiene apartamento propio. En ese párrafo no están todas claves de lo que lo vuelve un manga tan bueno, ya que Inio Asano se guarda un par de trucos que utiliza con mucha precisión en el cuándo y el cómo, pero sí que está lo esencial. Lo que hace que Solanin realmente tenga impacto es esa sencillez, que aunque se disimula con gags visuales y otras humoradas, es una crudeza casi visceral, o al menos así se siente si lo leés en el momento adecuado de tu vida. No sé si Solanin me va a acompañar siempre; ciertamente no acompañó a Asano: en el epílogo que incluyen las ediciones nuevas parece no muy contento con el resultado final, y dice que el protagonista ya no le gusta en absoluto. Este epílogo está insertado apropósito de un capítulo extra, hecho once años después del final original del manga, en el que se nota lo mucho que creció el estilo artístico de Asano, y lo mucho que cambió su perspectiva en la vida. Es un manga que habla del fin de la adolescencia y el paso a la adultez, de los problemas que en ese periodo nacen y, muchas veces, en ese periodo mueren, y lo hace casi con simple exclusividad de enfoque en esas cuestiones; es lógico que no sobreviva a un cambio de perspectiva, a un cambio de mundo, a la edad. Pero cuando lo terminé de leer tuve que mirar por la ventana del tren un rato largo, intentando hacerme aceptar lo que había leído, porque, repito, el poder de Solanin reside en su sencillez. Las incertidumbres de los personajes, sus problemas, y sus decisiones tienen un peso casi insoportable, pero no porque el manga sea oscurísimo, pesimista, grotesco (como tendía a serlo Oyasumi Punpun, del mismo autor), sino porque es sencillo: todas estas cosas ocurren, están ahí, imposibles de ignorar, y tienen que ser enfrentadas, por mucho que escueza. Y a veces, leyendo, yo tampoco quería afrontarlas, o siquiera pensarlas. Pero Solanin me obligó, y supongo que le tengo que agradecer. Escribo esto un par de días después de egresarme de la secundaria. No sé bien que vaya a ocurrir conmigo de acá a tres meses. No sé cómo va a ser mi rutina, y por seis años consecutivos sí que lo supe. Quizás no es una crisis, pero sí es un cambio importante, y sí que es seguro de que va a traer consigo alguna que otra crisis. Solanin no tiene respuestas para dar; tiene historias, ejemplos, ficticios pero ejemplos, y una voz. Y gracias a esos componentes pareciera que, cuando lo leo, Solanin tiene también oídos con los que escucharme. Ya me dio mucho solo con eso.
LOS GRAMÓFONOS 2024
LOS MEJORES:
Imaginal Disk, de Magdalena Bay
She Reaches Out to She Reaches Out to She, de Chelsea Wolfe
Bright Future, de Adrianne Lenker
BRAT, de Charli XCX
13" Frank Beltrame Italian Stiletto With Bison Horn Grips, de Xiu Xiu
Impossible Light, de Uboa
3+5, de Melt-Banana
LOS HITAZOS:
Good Luck, Babe!, de Chappell Roan
Butterfly Net, de Caroline Polachek y Weyes Blood
Give Mama a Hug, de Dev Lemons
HISS, de Megan Thee Stallion
Starburned and Unkissed, de Caroline Polachek
Masturbating in a Coffin, de Elita
Diet Pepsi, de Addison Rae
LOS MEJORES NACIONALES:
Por cesárea, de Dillom
Entre sombras, de Buenos Vampiros
PENPAL, de Marchitorial
Varias paredes pintadas, de Error Vanessa
Por si se vuelve aburrido, de Billy Lummys
PLAGA, de Homogénica
Satisfire, de Six Sex
PREMIO AL VOLANTAZO
The Collective, de Kim Gordon
PREMIO A LA COLABO:
You Like Music, de death's dynamic shroud.wmv y galen tipton
PREMIO AL COMEBACK
Songs of a Lost World, de The Cure
SOLO LES PIDO QUE SE VUELVAN A JUNTAR
LAUGHINGFISH, de Black Dresses
BASURA
Facts, de Tom McDonald y Ben Shapiro
EXTRAS:
VI TRES PELÍCULAS DE ESTE AÑO Y LAS TRES FUERON INCREÍBLES Y TODOS DEBERÍAN VERLAS:
I Saw the TV Glow
Poor Things
Look Back
COMPRÉ UN LIBRO SIN SABER DE QUÉ TRATABA NI DE QUIÉN ERA Y ESTUVO BUENO
Fade Out, de Tatiana Goransky
LA POESÍA DEBE SER GAY O LATINA
Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca
Poemas y antipoemas, de Nicanor Parra
TENÍAN RAZÓN ES GENIAL
Stop Making Sense
DEBERÍAN VERLA TODOS TAMBIÉN
Paris is Burning
gracias por leer, gracias por estar
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love isn't love enough
notas/ideas sueltas
warning! this may contain nietzsche...
seguramente este texto sea modificado en algún punto en el futuro. hay ideas que se pueden expandir y clarificar, pero así como está, está bien. la vergüenza no me va a ganar.
quizás hubiese sido mejor que ninguna canción o novela romántica se escribiese nunca; tal vez así experimentaríamos al amor sin falsearlo, como el instinto natural que es.
aún así, las siguientes obras lo capturan mejor que nadie, y de alguna u otra forma inspiraron el texto a continuación (ningún orden particular):
The Magnetic Fields - 69 Love Songs (1999)
bell hooks - All About Love (1999)
Life Without Buildings - Any Other City (2001)
Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004)
Everyone Asked About You - Everyone Asked About You (1997)
Animal Collective - Feels (2005)
Roland Barthes - Fragments d'un discours amoreux (1977)
Cocteau Twins - Heaven or Las Vegas (1990)
My Bloody Valentine - Loveless (1991)
Sweet Trip - Velocity : Design : Comfort (2003)
Björk - Vespertine (2001)
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De entre todas las ideas que se han repensado en las últimas décadas, el amor es una de las más urgentes, siendo un ámbito usualmente reservado a la intimidad, casi al secreto; fue necesario rescatarlo de debajo del agua y pulirlo. Correctamente, gracias a esfuerzos que aún continúan por más, diversificamos los vínculos, revelamos la toxicidad oculta en lo que solíamos entender por amor, aprendimos que podemos ser felices sin una pareja. Las ideas que deconstruyen la masculinidad también están fundamentalmente relacionadas a nuevas concepciones del amor: nuevas formas de ser hombre, nuevas formas de tratarnos, todos métodos novedosos de relacionarnos con el exterior, y por consecuencia, de amar. Sin embargo, después de la disección, al volver al amor, al juntar los órganos restantes y las prótesis que le inventamos, olvidamos llegar a él, olvidamos por dónde quisimos empezar. Reconstruimos el discurso amoroso sin incluir amor en él; en el intento de destruir sus mitos, también mitologizamos la soledad y al individuo.
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El error y mito más común es la independencia totalitaria: ser emocionalmente autosuficiente, romper con todo lo que ata, separar al yo y convertirlo en una unidad aislada, una cifra autodefinida, de valor inalterable y constante. Todo eso es lo que debemos buscar. Sus opuestos -buscar una pareja, pensar al amor, desearlo, extrañarlo, llorarlo-, todos son signos de debilidad cuando se nos dice que debemos abastecernos sólo de nosotros mismos. Esta mentalidad tiene al aislamiento y la represión emocional como conclusiones lógicas, y lo empírico es que nunca nadie ha logrado vivir en total soledad sin caer en depresión. Por supuesto que es fundamental disfrutar de la soledad, hacer las paces con ella y poder sacarle provecho, claro que no se puede vivir sanamente en base a otro, pero ninguna vida se sostiene y crece por sí sola.
La exigencia a ser feliz, que ha recibido su parte de críticas, también es asfixiante cuando se supone que necesitamos contentarnos con lo que somos y tenemos sin nadie más, pero no nos ocupamos de criticarla en relaci��n al discurso amoroso, siendo que ahí daña incluso más que en cualquier entorno. La crítica marxista hace décadas que refutó la plenitud verdadera hallada en el consumismo, pero cuando nuestra individualidad no es suficiente para lograr ese ideal de independencia totalitaria, lo más sencillo va a ser caer en la propiedad privada una vez más: después de todo, lo que compramos es nuestro, nos lo ganamos con nuestro esfuerzo y con el de nadie más, así que depender de ello es depender de nosotros mismos. Ni siquiera tiene que ser consumo: ¿no lidian con una falta de amor los hombres que construyen una identidad en el gimnasio? ¿No esconden la necesidad del amor de otro mediante un amor propio exagerado? Ni mencionemos la adicción a una extraña forma de validación social que perpetúan las redes sociales, a esos efímeros y siempre insuficientes signos de aprobación que son los likes y la viralidad.
La realidad es que amar y ser amado implica mover la estructura de uno mismo para integrar algo más, a alguien más: contribuir al desarrollo de otro, cambiarlo; ser cambiado. Querer ser “independiente” implica querer funcionar por uno mismo, inalterado, intocable, así que contradice al menos parcialmente al deseo de amar.
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Lo que más nos aleja de darnos cuenta de que necesitamos al amor es la negación de la mayor: pensar que el amor no nos puede ya dar nada. Es común oírlo: “el amor no existe”, “no creo en el amor”, “no tengo tiempo para el amor”. Lo que estas frases hechas quieren decir es que el amor está muerto: el amor ya no es suficiente para comprender y afrontar nuestras vidas, ya no es útil. Primer problema: esta realización no deja lugar, como la frase de Nietzsche, a la desesperación movilizadora (“¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos?”) que brinda la superación (“Muertos están todos los dioses: ahora queremos que viva el superhombre”). Segundo problema, consecuencia del primero: creer que el amor está muerto con esta impotencia en mente, esta inacción, es el verdadero signo de inmadurez. No es despertar del cuento de hadas y salir a la realidad (mucho menos reinventarla): es, por el contrario, huir y refugiarse con cobardía de su dimensión trágica, doble naturaleza común a todas las cosas, y por tanto y en definitiva, es no aceptar la vida.
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La pregunta que se instala cuando pensamos en salir a buscar amor es: “¿qué debo hacer para ser amado?”; cuando pensamos en el romance, es decir, el amor entre el otro y yo, pensamos “¿soy amado?” y “¿cómo soy amado?”. Nunca nos preguntamos “¿cómo amo?” sin darnos cuenta de que con esa pregunta podemos revisar todo lo que nos preocupa del amor con más eficacia. Además, la práctica de una nueva estructura amorosa nunca va a poder empezar controlando las acciones del otro sujeto, así que por motivos realistas también debe comenzar en uno mismo; corrijamos entonces nuestro acercamiento. Cuestionarnos la forma en la que nosotros mismosamamos es el primer paso para transitar el discurso amoroso.
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Ahora, la peor parte, tan peor que me cambia el registro: ¿cómo, entonces, debo amar? La respuesta es fácil: ¡ningún texto tiene la respuesta que habita en tu corazón! ¡Nadie puede responder lo que está dentro tuyo…! Frustración. A mi también me dan ganas de meterme en la cama a dormir un año cuando el libro no me dice qué hacer, pero en última instancia todo eso es verdad. Nadie ama de la misma forma, pero cuando nuestras formas de amar no se alinean con unos principios básicos (el respeto, el afecto, la atención, el cuidado, la pasión, el instinto, el deseo), entonces para qué: no estamos amando. Esa es la versión más simple de todo lo que podemos decir sobre el amor, de todo lo que quise decir yo, y se dijo mil veces y aun así me dio para escribir todo esto porque nos seguimos olvidando. Un paso en el arte de amar va a ser preguntarse qué guía nuestras acciones, si siguen el camino de estos principios; corregirnos. Intentarlo, muchas veces. Darnos tiempo, tomar aire y volverlo a intentar. Acordarnos de por qué amamos, de por qué amamos a quienes amamos y decírselos. Todos esos esfuerzos, en sí mismos, también son amar.
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Todo esto frustra porque retrasa la recompensa, hace parecer imposible la realización, y ese es el punto en el que muchos vuelven a negar al amor: todo esto para nada. Y sí, hay rupturas, hay abusos, hay infidelidades, hay decepciones. Hay llantos, hay largas discusiones, hay largos mensajes, hay estrés, hay furia, hay miedo. Hay noches de terror y sus mañanas funerarias. Pero también hay sonrisas, miradas, caricias, besos, abrazos, roces. Hay tacto, hay charlas, hay risas, hay canciones, hay poemas, libros, películas, teatros, plazas, calles, jardines, desayunos, almuerzos, meriendas, cenas, juegos, luces, pájaros, plantas, flores, estrellas, nubes, un suelo debajo nuestro que con cariño nos endereza, un cielo arriba de todos nosotros, el mismo todos los días y un poquito distinto cada segundo. Manos entrelazadas, hombros desnudos, cabellos despeinados. El sentimiento, la elevación que otorga el amor verdadero, el transcurso amoroso con el que ni nos hemos atrevido a soñar, pero que está, por ahí, en algún lado, no tiene igual. De nuevo la doble naturaleza, la tragedia y la comedia; hay que aceptarla porque nunca va a terminarse hasta que muera el último de nosotros, los humanos, los que inventamos el querernos.
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Renegamos de este hijo nuestro que es el amor, tan inventado como la rueda, agujereado y parcheado como las banderas, tan viejo como la historia, tan inútil y bello como las flores, como la existencia, pero volvemos a él porque, la puta madre, nos mira y se derrite todo. Era verdad: morite de amor, cagón.
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