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CARTA 12

Esta es para ti, que te has atrevido a llegar hasta aquí. ¿te atreves a escribir tus cartas?

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CARTA 11

Te miro constantemente, acordándome del instante justo en que apareciste en mi vida. Recuerdo como olía ese momento; olía a hierba recién mojada, justo ese olor que se produce en primavera, cuando el agua de la lluvia acaba de dejar mojadas todas las hojas del césped y la tierra se queda húmeda, tengo ese olor grabado en mi memoria.

Produciéndose, además, una de las contradicciones más grandes de la naturaleza que da lugar a una de las imágenes mas bonitas que nunca he visto, la lluvia y el sol, dejándose ver a la vez, creando así un reflejo de luz llamado arcoíris.

En ese instante sentí un terremoto de emociones en mi interior, subiéndome en una montaña rusa, que mezclaba todo lo que una persona puede sentir en un instante tan breve de tiempo, cuando solo existen dos respuestas: sí o no.

Lo tuve claro en cuanto te vi, la respuesta era sí, un gran sí, que chillé hasta quedarme sin voz, que se rompía con las lagrimas que salían de mis ojos, mojando cada parte de mis mejillas, mas grandes que nunca por culpa de mi sonrisa.

Ahora, te enseño siempre, allá donde voy, porque no quiero olvidarme nunca de lo que sentí la primera vez que te vi.

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CARTA 10

Cuantas miradas has centrado en mi, al dejarte caer.

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CARTA 9

Tu, que siempre has estado en las situaciones que más me incomodaban. En todas esas primeras veces en las que siempre me sentía insegura e inestable. Cuando no confiaba en mi, sintiendo un vacío extraño, como si algo te consumiese por dentro y te arrastrase a un sitio del cual no puedes o no quieres salir. 

Pero tu, si tu, siempre estabas ahí, protegiéndome de esas cosas y de esos pensamientos, haciéndome parecer al igual de válida y adecuada para estar en la misma posición que estaban todos los de la misma sala.

Todo empezó en esas primeras veces, en esas primeras inseguridades, en todas esas miradas que yo creí que iban hacia mi con cierto desprecio, cuando en realidad, toda esa gente, ni si quiera se había percatado que yo formaba parte de ese conjunto.

Ahora, eres mi mejor arma en estas ocasiones, has pasado de ser un refugio, donde parecerme al resto, a ser lo que me hace destacar cuando te llevo puesta.

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CARTA 8

Quizás eres mi mejor arma o quizás eres la peor, porque en un segundo eres capaz de desmontármelo todo.

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CARTA 7

Veo tus innumerables marcas, estás cansada.

Veo como cada vez te rompes más, no soportaras mucho.

Veo tomas de decisiones, me equivoqué.

Veo mi huella de identidad, me conoces.

Te veo a ti, me veo a mi.  

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CARTA 6

He llegado a casa, cansada después de llevar tantas horas buscándote, he dejado la bolsa tirada en el suelo de mi habitación, en el rincón que queda entre mi cama y el espejo en el que cada mañana me encuentro, donde mi aprobación personal se superpone a lo que siento, a un simple suspiro o una suave caricia.

Pasan los meses, días, horas, segundos e instantes y sigues dentro de esa bolsa, y yo sigo viéndote en el mismo lugar cada vez que me voy a la cama, dejando muy cerca tuyo el libro que me ha ayudado a dormirme, a dejar de pensar en todas esas cosas que han hecho que ese día no fuese tal y como esperaba, el señor que no me ha dejado pasar en el metro, la mujer a la que le he devuelto la tarjeta que se le había caído al suelo y ni si quiera me ha dedicado una sonrisa o simplemente esa persona a la que me gustaría haber podido ayudar y no me he atrevido.

Pasan los meses, días, horas, segundos e instantes y un día recuerdo que sigues ahí, esperando que te saque de esa bolsa para mostrarte al mundo. En ese momento me doy cuenta de que igual no te necesitaba, igual había perdido mucho tiempo buscándote para después ni siquiera acordarme que seguías allí esperándome.

¿Por qué te habré hecho sentir abandonado cuando ni siquiera te necesitaba?

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CARTA 5

Me gusta cuando aprietas, cuando aprietas tanto que ahogas. 

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CARTA 4

Cuantas veces he pensado en acabar de romperte, de rompernos los dos. Siempre, cuando estoy a punto de hacerlo, me acuerdo de todas las cosas que han pasado por dentro tuyo, de nosotros.

El vacío que creas se manifiesta cada vez que miro en tu interior, acordándome de cuando no estabas roto, cuando aún todo parecía ser perfecto, tal y como era al principio. En cambio, ahora, has decidido, seguramente por mi culpa, deshacer todo eso, dejar de ser perfecto para ser seguramente una versión desgastada de lo que fuiste.

Me quiero desprender de ti, de mi, de todos los recuerdos y de todas esas cosas que se perdieron por mi culpa, por no haber arreglado esto mucho antes, esa moneda que me hacía falta en el momento justo en que decidías escondérmela, ese ticket del parking que era mi única salida o incluso las llaves de mi puerta cuando tenia miedo de ir sola por la calle.

Creía que te quería, así tal y como eras cuando llegaste, ahora siento que nuestros caminos toman decisiones diferentes.

Si algún día decides volver a ser el de antes, avísame, estaré encantada de volver a usarte.

Hasta luego, hasta la vista, hasta siempre.

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CARTA 3

Estoy celosa, celosa de cuando te miran a ti y no a mi.

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CARTA 2

Abro el armario cada 1 de junio esperando encontrarte allí, en la misma percha y con las mismas arrugas de cada año, pero con algún desperfecto más que el anterior.

La noche de antes ya he pensado que iría a buscarte, con la misma emoción de siempre esperando ver la reacción que generas a los demás cuando te vean puesto.

Tienes un olor especial, hueles a cerveza derramada, pólvora y cenizas de una noche de san juan, a restos de crema solar, una mezcla de que cada vez que huelo, me transporta a tantos momentos que sin ti no habrían sido posibles.

Las arrugas que se forman cada año en ti cuentan cada vez más historias; cada agujero una anécdota que seguramente será relatada cada vez que te elija para acompañarme a lo largo de dese día.

Se que llegará un día en que ya no podré ir a buscarte al sitio de siempre para poder usarte de la misma forma, pero ese siempre será tu sitio, incluso cuando ya no pueda usarte. En ese momento podría usarte para ser un trapo más de mi cocina, cortarte en muchos trozos más pequeños, romper esas costuras que te mantienen unido, pero no, no lo haré, porque para mi eso sería desperdiciar todos nuestros recuerdos.

Ha sido una suerte compartir contigo un verano más, querido vestido, nos vemos el 1 de junio del año que viene.

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CARTA 1

Buscaba su pareja y no la encontraba. Siempre habían ido juntos a todas partes, pero ahora su existencia resultaba ser inútil, su función había quedado anulada por la pérdida de su pareja gemela.

Ambos habían sido creados para estar juntos toda la vida, como una relación de hermanos que, desde el primer momento, vienen juntos de la mano a este mundo, y siempre hay un poco del otro en cada uno de ellos.

Ahora, la parte derecha, aunque no siempre había sido así, no encontraba a su parte izquierda, su complementario. Ya nunca más nadie podría recogerse ese mechón de pelo rebelde que se enredaba cada vez que la tuerca no estaba lo suficiente apretada, reflejándose en el espejo buscando la fuerza perfecta para que ese mechón pudiese respirar.

En el mejor de los casos, sería guardado en un cajón o una caja de donde ya nunca más saldría si su pareja no regresaba, seguramente perdida en una fiesta, coche o incluso entre las sábanas de esa misma noche, después de haber tenido una estresante y agobiante pesadilla que habría provocado un uso incontrolado e involuntario del cuerpo perdiendo así, la que siempre sería su única pareja.

Ahora, anclado en el recuerdo de un pasado en el que siempre iba acompañado, el pendiente, tendrá que aceptar su nueva ubicación, fría y desolada, el final del cajón donde van todas esas cosas, que seguramente, ya nunca más serán utilizadas.