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21 de abril, 2024

Hay una ventana que me invita a mirar desde adentro hacia afuera. Ver cuánto terror hay en el mundo que transitamos. Cuánto miedo que nos ata con sombras pasadas, y no nos deja avanzar.

Sé que estoy reteniendome, no me estoy dejando sentir a profundidad. Porque adentro se están moviendo todas las estanterías.

Tiré algunas fórmulas precisas o de las cuales que creía que estaban perfectas. Ahora no les encuentro ningún sentido.

Viniste a modificar hábitos dañinos para mostrarme que construí un 'yo' más acorde con mi esencia.

Hay remolinos que lastiman grandes partes de mí, de mi construcción. Estoy deshaciendo y haciendo continuamente. Preguntándome profundidades tan oscuras que, a veces, me quedo un rato abajo.

Tus caricias atravesaron esta piel tejida con alambres de púas,  con vidrios astillados. De a poco, das el espacio para que sane lo mío pero, me ayudas a sacar esas partecitas que quedaron encarnadas.

Me estas mostrando un mundo que se puede sentir suave, frágil y calmado. Que quizás, metiéndote en la experiencia aunque todo se tambalee, llegas a puertos deseables.

Me adentro a estas cosas fantásticas, a esta irrealidad. Y mis escudos, se derriten con tu mirada. Me sostenes las alas, sabes que vuelan alto.

El miedo que antes crecía, de a poco se va diluyendo. Hay unos brazos que lo están apaciguando, me estas diciendo que es parte del proceso.

Otro espejo, otro trauma. Otra pregunta, otro aprendizaje.

El sentimiento se adentra en mi corazón, lo exprime, lo deja sin respirar para hacerlo latir más fuerte.

Y sí, ahora es tarde. Ahora, está la posibilidad de que me hieras. Y que yo, también lo haga.

Me hablas de todas tus cosas mundanas, esperando una reacción mía y yo, sólo

te entrego todas las armas, esperando inocentemente, que no las uses contra mí.

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5 de marzo, 2022

Llegó el día. El día donde la realidad pega en la nuca sin avisar, como cuando estas en la playa y de repente el viento se levanta, y la arena te agarra desprevenide.

Antes, en un verano pasado mis ganas de irme de nuevo era soñador, quería desplegar lo que acá no podía. Quería romper mis esquemas y buscarme. Me encontré, llorando y en el piso, nunca me había revisado tan profundo.

Estar sole salva y puede ahogar un montón.

Este verano, pasó tan rápido que ni siquiera pude procesar la suerte que tuve de compartirlo con vos. Y quizás, corriendo rápido se disfrute más cada segundo porque sabes que en algún momento va a terminar. Maldita realidad. Maldita suerte que este año no estuvo de nuestro lado. Pero gracias universo por estar para nosotres el último día. Nos regaló sol. Nos regaló minutos de más abrazades con la lluvia después. ¿Te arrepentís de algo? '¿Quisiste que fuera diferente?.

Me acurruco entre la oscuridad de mi habitación, mirando todos los bolsos, porquerías y aprendizajes.

Si algo fue cierto, es que fue con vos todo más ameno, más divertido, más dudoso y más educativo.

Este verano me pegó fuerte. Fue un arpón en mis manos.

Completo este escrito después de una salida con amigues. Esxs que nunca faltan, que están a pesar de lo ocurrido, de la herida.

Volví a casa y un vértigo vino de repente. Hoy mismo me estoy yendo. Desplegando mis maletas, dejando este verano atrás. Cómo recuerdos únicos, como una foto. Y me abunda la nostalgia de que no te puedo llevar conmigo, de que a nadie le puedo llevar conmigo. Y la soledad reaparece, me mira por lo bajo, esperando la caída. Aunque ya no le tengo más miedo, es parte de mí y la acepto.

Pero esta vez voy preparade, ya me vi en esta situación, lo único diferente es que esta vez, vos si estás acá conmigo.

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2 de marzo, 2022.

Empecé a intentar ordenar todo lo que pasó este último tiempo. Caractericé cuánto dejé pasar y lo envolví en la bolsa de "dejar para después". Ese después, llegó.

Me hubiese gustado que me de un poquito más de lugar para poder asentarme y revisar con precisión. Pero no todo el mundo te espera, hay tiempo ajeno que corre y vos, simplemente te amoldas. Como diría mi psicóloga: "siempre te amoldas".

Si hubiese elegido, hubiese elegido la fuerza necesaria para darme cuenta cuánto iba a destruir. Siento que cada vez me vuelvo un poco menos fuerte, con menos energía.

Me pregunté que iba a cambiar ahora. Siempre estoy en la espera que algo cambie y desacomode lo que tanto me costó ordenar.

En la repetición de las palabras, veo cuánto dudo de esto. Hay mínimo 3 escritos de dudas. ¿Qué no puedo aceptar? ¿Estoy liste ahora? ¿Lo estaré alguna vez?.

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1 de marzo, 2022

Encontré uno de esos vídeos de instagram en donde aparecen frases que van a "salvarte el día". Esas que siempre que las lees, pronuncias el pensamiento de "que boludez es esta". Como si pudiese calmar el dolor y la ansiedad que sentís. Como si pudiera penetrar ese vidrio que ponemos para que nadie más entre y nos lastime.

Me dedique a interactuar con ese video en donde sacas captura de pantalla y aparece la frase exacta para vos (o eso dice el post). Y entonces en la imagen apareció la siguiente frase: "Para atraer amor, ama. Para atraer felicidad, sonríe. Para atraer abundancia, da." Y acá me voy a detener a tomar la primer frase y la tercera, que obviamente, va a conectarse con la ridícula que suena la segunda.

Me destruyó. Por completo. Tiró de una patada mi careta de hacerme le de hielo. De quién no siente tan fuerte. Porque muy en el fondo, no quiero dejarme amar. Porque no quiero la partida que viene en conjunto, y quizás suena fatalista de que todo tenga que terminar siempre. Pero, las películas son ficción y con estas su " feliz para siempre".

El sostener la barrera y no abrir mi carne, mostrarme, me está aniquilando. Estoy decidiendo morir en lentitud. Porque, ¿te digo un secreto? Es mi zona de confort. Escapar. Y acá viene mi parte más dolorosa que voy a mostrar, doy más de lo que puedo darme a mí.

Las alarmas de la ansiedad se prenden cuando comienzo a sentirme diferente. Cuando empiezas a compartir con une otre, cuando se fusionan mundos. Eso, me genera ansiedad. El cambio. Porque me acostumbre a compartir conmigo, y sólo conmigo. Pero me parece tan atractivo le otre, esa combinación no sólo de pasados, sino también de otros miedos distintos a los míos. Y darme cuenta, cuantas personas andamos rotas intentando pegarnos.

Dejar pasar, hace temblar mi tierra. Esa que tanto me costó horrores mantener equilibrada y estable. Pero como dirían por ahí, un poco de caos trae armonía.

Me refugio en mí, no quiero que nadie pase a derribar mis muros, ver mis miedos más horrorosos, descubrir mis proyectos y saber que me trae felicidad.

Y me di cuenta, tu reflejo hizo fijarme en cuanto miedo tengo de amar. Porque muchas veces, amé tan rápido y fuerte que cuando me di cuenta, destruyeron toda mi tierra y la incendiaron. Pero también, yo ocasioné varios incendios en otras tierras y creo que eso es lo peor, que lo descubras.

Perdí la capacidad de amar,y con ella, la capacidad de amarme a mí por igual. Porque si bien está de moda el amor propio ¿por qué no planteamos también el cómo amar y aceptar a la otredad?. Si quiero amarme por completo, tengo que dejarme amar. Aceptar el miedo, y fluir con él. Si quiero abundancia en mí, tengo que dar y sin esperar respuesta del otro lado, porque sólo así, voy a encontrar felicidad. Porque sólo así voy a sanar y enfrentar mis miedos. Porque sólo así, vas a poder tener une compañere de este lado. Porque solo de ese modo, voy a escuchar y aprender de la otredad que traes. Porque sólo así, voy a poder ser yo y amarme así. Tanto, como vas amarme vos cuando te deje pasar.

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21 de febrero, 2022.

El silencio parece ser una parte importante de nosotres. Como si estuviésemos destinados a que esté. A que esa incertidumbre se genere.

Estoy sosteniendo ladrillos para que no se derrumbe todo tan rápido. Dudo si debería sostenerlo. Dudo de mí, de bancarmela un rato más. Y me dicen que estoy actuando como une estupide, que estoy dejando que me pises. Con razón los pies me duelen hace tiempo, con razón.

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20 de febrero, 2022.

¿Desapareceran alguna vez las dudas? Extraño estar sentade admirando la tranquilidad.

Quizás el amor viene a matarnos y esperamos que sea sólo de susto. Se están mezclando bastante las cosas desde que decidiste aparecer.

Sos un cóctel que quiero derramar y se pierda en el piso sucio de algún salón, pero es tentador mantenerlo cerca.

¿Cambiaría algo si te dijera que espero que mis amigues se equivoquen con vos? Si la paciencia vendría en cuotas, estarías endeudade. Los vidrios sucios de la noche anterior empiezan a darse a conocer por la luz del sol.

Y pierdo un poco la cabeza cuando veo que no me equivoque en decidir irme de acá. No voy a mentir, tardé un poco en darme cuenta de los espejismos que rompí hasta sangrar.

Los pedazos quedaron incrustados y discutidos millones de veces hasta la madrugada, llenándole la cabeza a un pobre alma.

Si olvidarte vendría de los libros de amor romántico diría: ya te olvidé. Pero, ¿Cómo olvidas a las personas que te enseñaron? En todo caso, ya pude sanar la herida. Aunque sé muy bien que, sería mentira.

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6 de febrero, 2022

Sentade en la esquina de la cama me puse a pensar que quizás si quiero que la realidad sea un poco diferente. Seguís durmiendo y me quedo pensando que la fantasía ocurre con las idealizaciones que ciegan todo cartel de aviso.

Sé que las personas que pasan por nuestro pequeño mundo nos afectan de diferentes maneras y ahí es cuando juega nuestro ego queriendo ser quien mueve las fichas. Quién hace que salga del cascarón de los muros y desee romperlos para permanecer. Pero la realidad nos avisa que la construcción de la romantización, puede ser peligrosa.

Quizás quisiera verlo de otra manera o no esperar más. Porque sé que viniste a enseñarme algo para luego retirarte. Une se vuelve un fantasiose pensando que las cosas permanecen, que no existe pensar en el futuro si es doloroso.

Sé que no vas a darme lo que espero porque es una idealización nada más que mía y que no puedo forzar a nada que no sientas realmente.

No puedo dejar de moverme en esa esquina, preguntándome si es verdad. Si estoy tocando las fibras de tu cuerpo, si deseas un presente incierto conmigo. Si quisieses seguir en la búsqueda de saber sobre mí. No te diste el tiempo a darte cuenta, cuántos muros estoy poniendo.

Respiro un rato. El sol entra por esa ventana chiquita de tu cuarto, y hace que bailen los colores. Mi cabeza se envenenó por chismes. Y en eso, se ahogó.

Me acuesto, con la película dramática de que en realidad en el cuarto me encuentro sole y con frío.

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7 de marzo, 2024.

Toda astillada camino por los pasillos. Fue la última batalla, y mi cuerpo lo dió todo.

Las armaduras que me impedían verte realmente, se hicieron polvo. Ahora te encuentro tan mundane como cualquier persona que transita esta vida.

No sabes cuantos pedazos de metal están lastimando mi cuerpo, recordando cuando era tu guerrera. Hay algún dolor que me hace sonreír. Es una oscuridad conocida, la nostalgia de tu fantasma.

Las quemaduras de mi piel siguen algunas en carne viva, de a poco se van oxigenando para cicatrizar. Algunos fuegos quedaron marcados.

Los mapas de tu terreno me los estudié bien, hasta las calles que se encontraban escondidas. Pero, algunas trampas fueron muy ingeniosas. Dispersaron mi sentido de la orientación y me hicieron sentir débil. La frustración otra vez vuelve a elegir lugares no tan propicios para aparecer. Me enterré hasta el fondo en algunas zonas, me desvié por caminos peligrosos, auyenté muchas entidades que intentaron corromperte, y hasta me arrodillé en el suelo repleto de espinas ante la idea de perderte.

¿Ahora a quién defiendo? Eras mi diadema. No sé que arma utilizar para lo que sigue.

Estoy viviendo en el exilio desde que sacaste bandera blanca, y a veces, extraño sacar la espada para luchar. Extraño ser tu coronel que te salva de las heridas causadas por este mundo. Un jinete sobre un caballo blanco, que se levanta en el viento y sale a cortar cabezas de quienes te hicieron daño. Mi escudo llevaba tu nombre, y mis armas fueron tus más fieles sirvientes para abrir las carnes de les enemiges.

Hay un sedante que me inyecto cada noche porque sueño con que los fantasmas entran, y vos indefense, me esperas sabiendo que voy a defenderte, por última vez (en realidad, siempre voy a querer matar todo aquello que te hiera).

Aunque ahora tu bandera me diga que se terminó, que ya no pertenezco a tu ejercito, mis impulsos y mis reflejos esperan aún defenderte.

Vendándome las manos, veo que están todas lastimadas y con cicatrices. Un dulce recuerdo de cuando te pertenecía. El nivel de dolor ahora dejó de ser el mismo, por eso ya no te sirvo para seguir en el frente. Todo mutó. Algo se deterioró y me expulsó fuera de las murallas de tu corazón.

Ahora busco algún lugar donde encontrarme, donde volver a conectar conmigo, a sanar con paciencia.

Tus manos tocándome mientras me decías que todo iba a estar bien si seguíamos amándonos, se teletransportan a mi consciencia, una y otra vez. Y que cólera me da, porque ya no vas a saber en quién me convertí aún amandote y no teniendote acá. Ahora sólo soy una premiada de honor más que participó en desearte.

Tu contienda me enseñó herramientas primordiales para esta nueva vida sin vos. Con tiempo, podré ver otras luces que me conduzcan a las nuevas batallas que me esperan. Y esta vez, aunque te lleve en un símbolo que le pertenece al dolor, voy a saber defender mejor el lugar.

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24 de enero, 2022

No sabes cuantas batallas contra mis demonios estoy peleando para que no decaigan en vos y te corten como hierro caliente.

Los miedos por heridas del pasado me atacan, me llaman intentando que caiga, esperan ansiosas salir y destrozar todo lo que hay alrededor. Me desborda, no puedo evitarlo. El querer cuidarte de mi oscuridad. Quisiera que jamás salga a la luz eso que me aterra por las noches, que se mantenga estático. Que no explote. Estoy intentando caminar con cautela, mientras te veo dormir mi cabeza me disparó millones de razones por las cuales deberías irte de acá. Corre, corre, corré. El alerta y el insomnio. Vos, durmiendo. Es pacífico ver esa imagen, incluso conmueve hasta los huesos verte tan tranquile. Por favor, que nada se quiebre. Dolería un montón.

Son las 5:36 y la hora de los fantasmas ya pasó pero por alguna maldita casualidad siguen acá. Perdón por llenar tu cuarto con mi pasado.

¿Y si acaso te dieras cuenta? ¿Quisieras acompañarme aún sabiendo los monstruos que recorren mi prisión? Haces algo raro con la nariz cuando dormís, es algo que quisiera recordar siempre aunque ya no estés de este lado de la cama.

Quizás estoy forzando mucho el querer que estés a salvo de mi infierno que me olvido que es imposible que algo no te hiera. No es que se intente hacer consciente el lastimar a alguien que queres, es que intentas no llegar al día que mezclaste mal los componentes y herís sin medir. O quizás tomando decisiones, y eso te genere cierto dolor inesperado.

Es que quizás pedir que todo sea tan perfecto puede extinguir todo lo demás. Me río mientras sigo mirándote, no hay posibilidad de que pueda equilibrar mis dos visiones de mi oscuridad.

Te moves, y te abrazo por la espalda. Un poquito quiero quedarme así y otro irme corriendo de ahí. Mis heridas hacen que quiera correr.

"Sanarlas", escribo en mis propósitos para este 2022. Y como si nada, me duermo con tu olor rondando por mi cabeza.

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23 de enero, 2022

No me llega el mensaje que pregunta si llegué a casa. Sé que no viene con la obligación de un acuerdo entre vínculos. Pero quizás, si hay un sentimiento de por medio, la empatía. No sé si es porque no lo vivís o porque realmente no dimensionas que un monstro me huele y me persigue. Ya no importa si es de día o de noche. Espera ansioso a salir y destrozarme el alma.

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23 de enero, 2022.

La derrota está siendo predecible y va a estallar dentro de poco. Me la venían notificando hace rato, y aún así, sigo permaneciendo. Pareciera que tengo que darme la cabeza contra la pared y entender que el patrón tiene que modificarse.

Me pierdo en los pasillos de tu casa como si intentara buscar aquello que aún me falta ver, quizás los indicios ya estén y me justifique con que soy une exagerade. Hay cuadros que no reconocí la última vez y sentí un escalofrío. Hay cosas escondidas que empezaron a destaparse sin que te dieras cuenta.

Intento esperar a que decidas contarme por tu parte. Esperar. Palabra del sinónimo "morir lentamente". Desesperarse para que algo salga como queremos puede prender fuego rápidamente todo lo construido hasta ahora. ¿De qué serviría?.

Escucho que me llamas desde el final del pasillo. Decidí caminar esta vez, a ver si se me escapaba algo. No te veo pero si te oigo. Es la ceguera que me causa inconsciencia absoluta de lo que me vienen alertando diferentes personas.

Ahogarse en vasos, inventar excusas de lo bien que estás, convertir lugares incómodos en lugares conformes, luchar contra la impulsividad y mantenerte relajade. Ahora, ¿voy a seguir infectándome o voy a echarle alcohol?

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20 de enero, 2022.

Una herida vieja vuelve a resurgir desde las tinieblas. Justo en época de Mercurio Retrógrado me pongo a analizar lo que todavía ignoro pero no intento sanar.

Es el constante terror de que otra vez vuelva a pasar lo mismo. Otra vez verme intentando complacer a une otre en vez del que está escribiendo esto. Sé que es mi problema. Lo sé. Pero tampoco la hiciste fácil, porque si hubieses sido más sincere quizás, ya ni estaríamos en esta secuencia.

Veo desde lejos que se empieza a desplegar un río de sangre en donde la herida se abrió.

Me acuerdo cuanto enojo me causó saber que jugabas con los límites, y que no causó ningún efecto de revisión.

Abrirme me cuesta más ahora, a vos te sigue costando. Y entiendo, pero a veces siento que no sé si estoy tanto para esta paciencia.

Estar en sinfonías diferentes a veces causa estragos y pérdida total de la consciencia.

Es repensar una y otra vez, si en realidad inventé todo y la razón la tenés vos. Y quizás, estar dudando si en verdad me queres o no, es decirme a mi misme "por ahí, no".

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Escrito enero 2022

Estoy tode picade por los mosquitos que habitan en tu casa. Están ahí en la piel, bien presentes. Para que no se me olvide nada.

La picazón es un pequeño recordatorio de los momentos en esa habitación. Tan chiquita y grande a la vez. Tiene muchas cosas visuales para recorrer y hasta quizás, pueda mencionarlas todas sin trabarme.

La imagen más solidificada es de vos eligiendo que ponerte para salir, salir a atravesar el mundo. Es que estas en constante movimiento hablando de cosas banales y no te das cuenta, cuanto observo lo cotidiano de este momento. El momento en donde estás siendo totalmente vulnerable, porque me estas mostrando tu pequeña rutina. Tus preocupaciones, tus deseos del día, tu berrinche, tus dudas, y a veces, tus respuestas.

Y también observo, lo que mantenes oculto. Lo que decidís mantenerlo. Y es que quizás une tome las cosas de forma negativa, y mire el lado oscuro de ocultar. Pero, ¿qué seríamos sin esa parte nuestra?. Te entiendo, a mi también me asusta exponer mis demonios. Quizás nos cruza el mismo miedo, desnudarse hasta la médula para ver como le otre luego sale corriendo. No queremos experimentar tal rechazo.

Me da cierta ternura la forma de vernos como de a poco vamos entrando al mar. Conociendo, y antes de pisar, preguntar. Quizás me digan que el concepto está errado, pero yo también camino lento.

Verte ir de acá para allá, en la habitación tan pequeña, llena de tus dudas sin respuesta me genera cierta liviandad. Como si ahora fuera el momento exacto, y en realidad, siempre lo fue. Sin espera alguna. Sin condiciones. Me dejas ver tu pequeño mundo, ese que le pones mil muros. Y me vuelve locx.

Te querés ir rápido porque llegas tarde, siempre corriendo. Y me gustaría que el tiempo quizás tenga más minutos, así vos me seguís contando y yo, me sigo perdiendo en tu exposición inconsciente de tu mundo.

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Escrito enero 2022

Me paré. Estoy algo cansade de seguir en el mismo lugar. Caminar siempre me ayudó a ordenar mis ideas, por eso siempre quiero irme. Esta vez, no estoy logrando encajar ninguna de ellas. Algo en las nubes me acontece que se acerca la tormenta, y después, ¿saldrá el sol?.

Nada es tan claro como darme cuenta que me estoy perdiendo, es que parecía que todo ahora tenía sentido. Tenías sentido.

La angustia que me persigue, es mi sombra. Llega sin avisar, irrumpe en la sala de cualquier lugar haciendo que me vea. Me vean.

Intenté varias veces borrarte, enterrarte. Todas salieron mal. Los ensayos los tengo en mi casa, ahí escondidos, esperando en algún momento salir y mostrarme aquello que intento ocultar.

¿Ahora ves lo que digo? Aquello está muriendo. Y me aferro a no quererlo, a no dejarte. A seguir quedándome. ¿Ves el patrón que viniste a enseñarme? Me está temblando toda la casa. Un muro va a caerse y lo demás se va a destruir. Perdón, te dije que la paciencia se me había ido hace tiempo. Lo suelto. Te suelto. Intento errático de querer quedarme y saber que el patrón otra vez, va a agrietar todos los vidrios de la casa que la protegen.

No dejo de caminar, y sin querer, uní la idea. Era irse.

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21 de Diciembre, 2021.

Acá vamos de nuevo. La calesita inalcanzable.

Todo el piso se tambalea, la estructura duda si va a seguir sosteniéndose o va al fin decidir rendirse y que todo se vaya al carajo. Miro para todos lados, tengo miedo. Me tiembla el cuerpo, tengo un mal presentimiento. Lo negué desde el principio. Evitar mi intuición una vez más para seguir aferrade me está costando la psiquis.

Elijo el unicornio blanco y rojo. Está un poco oxidado, como aquellas cosas que me dijiste una vez. Lo acaricio, acaricio el frío plástico que arma un símbolo importante para mí. Hace un tiempo atrás también me senté acá. Me sostengo del mango y comienza el juego.

La música presenta unos sonidos que no puedo deducirlos. No me sorprende.

Y al girar veo todo lo que no se construyó. La imagen se quiebra, está borrosa. Como en la duda. Tengo ganas de vomitar. La calesita se detiene y bajo corriendo al pasto. Lo estable. Y empieza a salir de mi el veneno, sube por mi garganta y la rompe. Mi canal de comunicación está roto ahora.

Miro hacia la calesita, empieza la segunda ronda. No, tengo miedo. No quiero que siga doliendo. Y suena la música que avisa que la oportunidad está a un segundo de desaparecer.

Camino, y miro atrás. La angustia llena mi pecho. Y como algo sin razón alguna, empiezo a respirar. Y cada vez camino más, y más. Corro. Entra el aire y sale, mis pulmones se están limpiando. Y ahí lo entendí. Es momento de ir.

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2023

Estuve haciendo muchas cosas que estaba posponiendo. No quiero parar a pensar todo lo que transcurrió en estos días.

Me recibí. No sé que hacer ahora que un título "gane". Siento un vacío desesperanzador a un futuro incierto. Nunca me dijeron que se tiene que hacer ahora que se terminó. No hay manuales que orienten mi camino ni reglas que cumplir en esta parte.

La abuela tiene cáncer. Nadie lo quiere nombrar. Quizás leyéndola caigan en la realidad. Se pronuncia esa enfermedad con los labios temblorosos de que un final puede acercarse. No sé cuantas vueltas dieron para que digan lo que tienen que decir. Nadie se quiso hacer cargo de dar las malas noticias. Lo entiendo, conlleva un peso y una aceptación.

Este año conocí los límites y los implementé. Gracias a esa enseñanza, hoy estoy en el lugar que me encuentro. La remé, pero dolió el triple. Aceptar. Soltar. De esto se estuvieron tratando mis meses.

Modifiqué vínculos. Todos me enseñaron. Algunes se fueron. Otros, se quedaron, pero ocupando otros espacios. Transformador. Algo así, pero supe elegirme.

Tengo el don de comunicar, según la tarotista. Y este año entrante, tengo más herramientas que antes para poder hacerlo. Le di voz a aquellos que no la tienen y eso tiene un peso. La remo. Pero me acerco a lo que quiero.

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La dificultad que nunca te mencionan cuando todo se torna doloroso o insostenible, es tener que aceptar una verdad que estabas evitando.

La evitacion sirve para seguir sosteniendo aquello que tanto queremos. Pero dentro, ya no funciona como antes. Lo sabes, en silencio.

A veces, la comunicación puede ser tan repetitiva que ese no es el problema, sino la comprensión de la otra parte. Y te decis que vas a seguir intentando, aunque la grieta siga haciéndose cada vez más grande.

No es tan fácil. Tener que aceptar aquél reflejo no es tan fácil. Es ver la crueldad que alguna vez tuviste. Y ahora, aparece exteriormente para alarmarte de lo ciego que fuiste. De lo que pudiste haberle hecho a aquellas personas que hoy no se encuentran acá.

La despedida causada por la derrota, no es feliz. No es liberal. Eso, se siente después. Cuando comprendes la necesidad de esa retirada tan repentina.

Los objetos están estancado la energía acá. Hoy saqué la remera. Voy por partes, porque por partes me voy despidiendo.

Nunca pude hacer las cosas de golpe.

No quiero el fantasma de tu recuerdo, no quiero que se quede acá. Quiero que esa entidad sane y pase a otro plano.

Hay que bajar el ego y entender que cada une invoco las herramientas que tuvo en ese momento. Hay que comprender que se hizo lo que se pudo. Y que, el amor sigue estando, pero ya no visto con los mismos ojos. Mutó. Quizás ahora esté cargado de nostalgia y de aquello pasado que anhelabas, pero que hoy, ya no pertenece a tu deseo. Esa construcción que antes estaba de un amor, ya no existe.

A lo lejos, tenes la esperanza que sane todo más rápido. No es así, porque la cabeza físicamente puede estar en otro continente, pero el pensamiento puede permanecer en el pasado de todos modos.

Después de tantas despedidas, comprendí lo importante que es darme lugar a transitar lo que me atraviesa. Lo elemental de sostenerme cuando rompi sogas que creía contundentes.

Es ingenioso, como el vacío se apodera rápidamente de la sala. Y ahí es cuando el miedo a la pérdida te hace reaccionar de formas erráticas y extrañas. No soportamos adentrarnos en esa oscuridad, porque antes ya estuvimos ahí. Hace frío y tu cabeza es la única que puede ayudarte a prender la luz. Pero también la única que te hunda mas. Dependerá de vos que decisión tomar.

Sé que las cosas buenas que construimos están en la nube de mi mente. En estos momentos están latentes, pero hace varias semanas que se encuentran borrosas. Domestique al cerebro bien, lo acostumbre a que ya no perteneces en este tiempo.

Transforme aquello que tanto me asustaba, y era saber que podíamos seguir creciendo separades.

Ahora entiendo como necesitábamos encontrarnos en el camino, porque hay ingredientes que dejaste que tendré en cuenta en otras recetas.

Y que lo incomodo en la situación, se volvió habitable.

Porque después de todo, el amor sigue ahí, mutado, cambiante. Pero no se fue, sólo, que es otro.