#y he pensado que necesitaba un abrazo
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Dulces sueños.
Cuando están acostados sobre el colchón y esta le da la espalda, España tiende a hundir su nariz en los rizos anaranjados de Irlanda e inspirar hondo.
Ella pone los ojos en blanco, y masculla que, como siga así, se va a terminar ahogando.
Él suelta una pequeña carcajada antes de pegarse cada vez más y decirle que, si quiere evitarlo, debería cortarse el pelo.
Irlanda se cruza de brazos y suspira. Cierra sus ojos cuando los dedos de España comienzan a recorrer sus cabellos, hasta que cualquiera de los dos —normalmente España—, se queda dormido primero y la otra no tarda en seguirle al ritmo de sus suaves ronquidos.
(Aunque, cuando Irlanda se despierta, siempre se encuentra el mismo esbozo de trenza, que se deshace en cuanto se incorpora de la cama porque España se ha quedado dormido antes de poder alcanzar una cinta).
#aph spain#hws spain#aph ireland#hws ireland#spaire#headcanon#(?)#sé que esto tiene poco sentido#pero acabo de terminar una cosa deprimente para Irlanda#y he pensado que necesitaba un abrazo#(y luego he recordado cómo estaba España en esos mismos años y he concluido que también)#así que comparto algo que me lleva rondando por la cabeza bastante tiempo con el mundo
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Querida Linda: Estoy en mitad de un vuelo a San Luis para dar un recital. Estaba leyendo una historia del New Yorker que me ha hecho pensar en mi madre y, sola como estoy en el asiento, le he susurrado: “Lo sé, madre, lo sé”. Y he pensado en ti —“algún día estarás volando sola a algún sitio, cuando quizás esté muerta, y desearás hablarme”—. Y quiero contestarte. Linda, a lo mejor no es un vuelo, a lo mejor es en nuestra mesa de la cocina, por la tarde, tomando té, cuando tengas cuarenta años. Cuando sea, quiero volver a decirte que: 1) Te quiero. 2) Nunca me dejaste tirada. 3) Lo sé. Yo estuve una vez ahí. Yo también tuve cuarenta años y una madre muerta a la que aún necesitaba. Esto es un mensaje para la Linda a los cuarenta años. No importa lo que ocurra, siempre fuiste mi ojito derecho, mi muy especial Linda Gray. La vida no es fácil. Es terriblemente solitaria. Lo sé. Y ahora tú también lo sabes. Donde quiera que estés, Linda, háblame. Pero he tenido una buena vida, he vivido al máximo. Hazlo tú también, Linda, ¡vive al máximo! Hasta la extenuación. Te quiero. Linda de cuarenta años, y amo lo que haces, lo que sientes, lo que eres. Sé la dueña de tu vida. Pertenece a aquellos que te quieren. Habla a mis poemas o habla a tu corazón; estoy en ambos, si me necesitas. Mentí, Linda: sí que quise a mi madre y ella también me quiso. Así son las cosas. Besos y abrazos, Anne - Anne Sexton, Carta a su hija en Notas de suicidio de Marc Caellas. Editorial Uña rota. - Alberta Nassi, My mother and me.
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Ya no me voy a desgastar. Tratando de limpiar mi nombre porque díga lo que diga siempre voy a ser la maldita para ti y Duele que me tengas en ese concepto. Si fueras cualquier otra persona me valdría. Ojalá fueras cualquier persona
Eres muy necio y Orgulloso porque eres así?
No quise Volver a amar a nadie después de Jonathan. Y tuve la oportunidad de olvidarlo con alguien más porque hubieron algunos que realmente quisieron algo conmigo. Siempre evite meterme en una relación porque no me sentía preparada. Aparte de que mis expectativas en cuanto a un futuro esposo ya eran diferentes. Cuando te conocí hablo de tu personalidad. No me gustaste para nada. Porque veía muchas cosas que no me agradaban de ti. En su momento te lo conté. Y la verdad Nunca pensé en tener algo contigo. ¿Qué me paso?
pasó que el verte diario hizo que empezara a sembrar cariño hacía ti. Saber qué empezaba a gustarte y que tratabas de cambiar algunas cosas para agradarme empezó a doblar mi estúpido corazón fío. Y empecé a quererte de diferente manera. Yo sabía que no estaba lista para una relación. Y yo te lo dije en su momento. Prometiste ayudarme. Y sí, Hiciste cosas buenas por mi,. Pero no en las cosas que realmente necesitaba que me ayudaras.
yo no necesitaba que me compraran cosas, lo que yo necesitaba era tu apoyo emocional. Y aveces si lo sentía, pero en otras ocasiones no. Me encantaba tener contacto físico contigo. Me gustan los abrazos. Me gustaba besarte. Pero aveces esperaba que fueras más inteligente. Más maduro que yo. No se si lo sabías pero a muchos les molestaba vernos tan cerca. Una de ellas fue Abi. Y me lo hizo saber. Me dijo que no teníamos un noviazgo cristiano. Y que lastimaba las conciencia de los demás. Desde ahí tuve que empezar a limitarme contigo. Y probablemente pensabas que te rechazaba en ocasiones. Pero no era así, Y entre en un conflicto interno donde Sentía que tenía que complacer a todo el mundo tanto a ti como a los demás. Me sentí sola porque nunca sentí tu apoyo en ese aspecto. En cuidar nuestra reputación. Principalmente la mía. Porque siempre se habla más mal de la mujer que del hombre. Cuando te hice el chupetón (cosa de la que me arrepiento enserio) me dijiste "yo quiero que sepan que tú me lo hiciste". A lo mejor tu pensaste que eso me gustaría pero Definitivamente no era la respuesta que quería escuchar. Al escucharte decir eso pensé en que realmente no te importaba cuidarme. Piensa si lo hubieras confirmado, qué cosas hubieran dicho de mi? Si de por si todo mundo me miró feo Seguramente hubieran dicho ya se acostó con él, cosas así. Me sentí triste.
Hubiera querido que en algún momento me hubieras puesto un límite. Que me hubieras dicho "porque te amo, me importas y quiero que nos valla bien. No hay que hacer esto" Te acuerdas que mi anciano y seguramente hubo otros., te dijeron que me cuidarás, a eso se referían. Luego en ocasiones específicas no sentía que me trataras como a tú novia. Cómo cuando me dijiste "perro" que falta de respeto! 😂 no le tomaste importancia, al contrario te molestaste porque me moleste jajaja. Ya me da risa. Pero en su momento pensé en esta relación no va a ver respeto si no pongo un límite.
Celos, celarme con el jehu. Siempre has pensado que me gusta. De ninguna manera es así. siempre me he llevado bien con ese gordito desde antes de que tú y yo fuéramos novios. Se que es un desgraciado aveces. Lo ha sido conmigo. Y ha llegado a caerme mal. Cuando nos hemos peleado a mi nunca me interesó hacer las paces con el. Pero el siempre me busco para arreglar las cosas. Que me quedaba hacer? mas que aceptar sus disculpas. Eso es lo correcto no? Hay cariño Sí lo hay, tengo amigos a los que quiero como si fueran mis hermanos, y de verdad que no los veo de otra manera y los abrazo, jamin, jaziel, Omar, Raziel, Miguel Ángel. Balu, con todos ellos me llevo igual que con el gordo como tú le dices. Si yo le gustó o no ese es su problema a mi nunca me lo ha dicho como tal. Solo son suposiciones.
Cuando tú y yo peleamos la que siempre te buscaba para arreglar las cosas era yo. Porque no quería perderte, no me importaba perder mi orgullo con tal de recuperarte. También quería sentirme importante para ti. Que perdieras tu orgullo y me buscaras. A lo mejor hubo alguna ocasión en la que así fue. Pero en su mayoría yo era la que te buscaba. Te conté que tenía muchas inseguridades que necesitaba paciencia, pero tú siempre querías más de mi. No entendiste que tú y yo estábamos en circunstancias muy distintas.
A lo mejor por eso no di más en nuestra relación. Porque realmente necesitaba sentirme segura a tu lado en todos esos aspectos. Que confiaras en mi.
Y aún así Siempre trate de comprenderte porque sabía que las cosas no Hiba a ser como yo quería porque tenemos un concepto del amor distinto.
Y porque según tú soy tu primer novia y de cierta manera eres inexperto, también eres más joven, y no hay tanta madurez ni sabiduría en esa cabecita. Siempre lo entendí pero me quise arriesgar contigo. Dices que me bajaste el cielo y las estrellas, probablemente así fue, sí me sentí amada por ti a pesar de todo. Pero como dije tu realidad no era la mía y viceversa.
Ya No espero que me entiendas. Tu no lo vez desde mi perspectiva, solo vez todo lo bueno que hiciste. Y Esta bien. Aunque es un poco egoísta. Todas mis lágrimas realmente venían desde lo más profundo de mi corazón. Y todas fueron tuyas. No quiero llorar tanto. Ya no.
Ya olvídame. Ojalá y borres todo lo que tiene que ver conmigo. Principalmente fotos odio las fotos.
No se si algún día leas esto.
Y Te parecerá tonto pero estoy preocupada por mi cúter y mi almohada. No las tires, si ya no las quieres dacelas a Vanessa. Ella me las devolverá. Porfavor.
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Desde adentro hacia afuera.
Siempre he pensado que la figura más importante en la vida es la paternidad. Muchos de los padres siempre son padres ausentes. Los hijos sabemos que las mamás siempre estarán para sus hijos. Pero ese padre no tuvo ni la mínima idea de ese dolor que pasa mamá para dar a luz, es por eso que es más fácil dejar sus hijos y seguir su vida como si nada. Ese hombre que cada niña mira con orgullo. Ese hombre es un nuestro primer amor de niñas. Por cosas del pasado yo no tuve la dicha de vivir mi niñez junto a mi padre. Donde lo necesite como a nadie más en la vida. Necesitaba poder contarle mis sueños, mis alegrías, mis tristezas. Donde por un momento necesite ese abrazo que me ayudará a recuperarme. Donde había cosas que eran mejor contarle a papá que a mamá. Donde quise aprender muchas cosas de él, por ejemplo como cambiar una goma, como usar un taladro, esas cosas que papá enseña para no depender de ningún hombre. Me topé con un padre que tuvo un padre ausente, un padre que le cuesta demostrar sus sentimientos, un padre que se acostumbró a sentirse menos, un padre que es poco los Te Amo que dice a sus hijos. Un padre herido que no supo sanar y luchar. Un padre que está más solo que nunca. Un padre que anhelo ayudar con todo mi corazón, pero no se como hacerlo porque aun duela, si me miro al espejo es mi reflejo. No sabía cuanto un hijo podía parecerse a su padre que aunque uno no quiere eso está en tus hombros de por vida. No es bueno cuando envías con entusiasmos un Te amo, un Te extraño y que solo te contesten con un emoji. Que malo se siente... Que malo es tu decir quiero ir a donde tú estas con alegría y no sentir lo mismo de la otra persona.
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Querida Linda:
Estoy en mitad de un vuelo a San Luis para dar un recital. Estaba leyendo una historia del New Yorker que me ha hecho pensar en mi madre y, sola como estoy en el asiento, le he susurrado: “Lo sé, madre, lo sé”. Y he pensado en ti —“algún día estarás volando sola a algún sitio, cuando quizás esté muerta, y desearás hablarme”—. Y quiero contestarte. Linda, a lo mejor no es un vuelo, a lo mejor es en nuestra mesa de la cocina, por la tarde, tomando té, cuando tengas cuarenta años.
Cuando sea, quiero volver a decirte que: 1) Te quiero. 2) Nunca me dejaste tirada. 3) Lo sé. Yo estuve una vez ahí. Yo también tuve cuarenta años y una madre muerta a la que aún necesitaba.
Esto es un mensaje para la Linda a los cuarenta años. No importa lo que ocurra, siempre fuiste mi ojito derecho, mi muy especial Linda Gray. La vida no es fácil. Es terriblemente solitaria. Lo sé. Y ahora tú también lo sabes. Donde quiera que estés, Linda, háblame. Pero he tenido una buena vida, he vivido al máximo. Hazlo tú también, Linda, ¡vive al máximo! Hasta la extenuación. Te quiero. Linda de cuarenta años, y amo lo que haces, lo que sientes, lo que eres. Sé la dueña de tu vida. Pertenece a aquellos que te quieren. Habla a mis poemas o habla a tu corazón; estoy en ambos, si me necesitas. Mentí, Linda: sí que quise a mi madre y ella también me quiso. Así son las cosas.
Besos y abrazos, Anne
Anne Sexton | Carta a su hija, cinco años antes de su muerte
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Supongo que este es el adiós, no entiendo porque tratabas de interactuar conmigo cuando tenías a otra contigo, nunca debí haber pensado que cambiarás y que en cualquier momento de nuestra vida nos volveríamos a ver.
Me enteré que estuviste aqui de nuevo pero ya no hiciste nada para verme, lo que me parece extraño es que pienses: en otra vida? estoy llorando y quiero un abrazo de ella pero ella es la razón por la que estoy llorando? tú recordando que dijimos que nos íbamos a casar? y no puedes sacar eso de tu mente?
Por qué lo haces? Si estás con ella y te gusta,por qué publicas eso? Deberías estar feliz, en quien pensarás cuando ves eso? Ya se que le dirás mi reina, como lo hacías conmigo, se que le dedicaras esas canciones que algún día me dedicaste. Espero que no recuerdes las que yo te dediqué. Sí, las de one direction, viste que murió Liam, y ví tu like en un vídeo en dónde había un meme sobre eso, me pregunto si pensaste en mí, y lo importante que es esa banda para mí, seguro pensarás que me lo tomo todo a pecho, como antes.
Hasta hace unas semanas, pensaba que me querías, pero no. Cómo podría ser, en 3 años no he sabido de ti ni tú de mi, he sido lo más fría posible porque sé que coqueteabas con otras, aún así me buscabas, tus amigos lo saben y él lo sabe perfectamente. Pero al final es tu familia, siempre te defenderá, al final yo siempre seré mala.
Solo espero que seas feliz, aunque sé que por más que sonrías estás herido por dentro, con ella sí te mostrarás vulnerable y a ella sí la escuchaste cuando se sienta mal, no la hagas sentir insegura, como lo hiciste conmigo. Me destrozaste tanto, me quitaste las ganas de conocer a alguien.
Solo ya no intentes buscarme, ahora es ella tu presente y yo ya quedé atrás, olvidada. Nunca fui para tanto, solo me querías porque fuiste el primero y porque estabas más solo que nunca cuando intenté darte ese cariño que te faltaba de tu mamá, mala idea; por qué tú ni con toda la voluntad del mundo me diste ese cariño que necesitaba cuando perdí a papá, hasta personas que pensé que no me consideraban nada importante, hasta él, que lamentablemente perdio a su padre meses después. Ojalá él sepa de que si lo considere mi amigo a pesar que hacía que nos peleamos y tapaba tus mentiras piadosas.
Yo solo tenía ojos para ti, espero que siempre recuerdes eso, solo para ti, nunca te hubiera abandonado si hubieras sido tú quien quedaba huérfano, tenlo por seguro. Nunca hubiera tenido tanto acercamiento con personas que hubiera tenido algo antes que estar contigo. Nunca te hubiera dicho que te tomabas todo a pecho o invalidaba tus inseguridades. Nunca hubiera hablado con morbo de otros chicos y luego lo hubiera hecho pasar como si nada. Nunca te hubiera pedido un tiempo sin darte una explicación o volverte más cortante cada día.
Lamento haber sido una carga para ti, por eso, no regrese más. Tu tenías que disfrutar todo lo posible antes de irte, mientras que yo estaba en el peor momento de mi vida, hubiera terminado con ella de no ser porque le haría falta a mamá, yo solo te tenía a ti mientras que tu a tus amigas, amigos, aunque sé, que te sientes solo igual, se que te afecta tu situación con tus padres, solo esa es la razón por la cual supongo que me tratabas así. Fuiste tan frío conmigo, que ahora serás una nueva versión para ella.
No sabes todas esas noches de llanto, estrés, ansiedad, vomitando y volviendo me cada día más insoportable. Todo por creer que nunca me harías daño.
Ojalá no vuelva a encontrarme contigo cada vez que vengas, y ojalá tengas presente que siempre te amé con esa inocencia y ternura, que nunca más va a regresar porque ya crecí y me di cuenta de la maldad de este mundo y sus personas. Ya no me extrañes, porque yo tampoco lo haré dentro de poco.
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Con un señalamiento mudo indicó ese incómodo punto a un costado de su muslo, varios centímetros por arriba de la rodilla, donde el tirón de un dolor no se terminaba de diluir ni siquiera con sus dedos presionando el músculo, masajeando.
Bueno, tenía que componerse, ¿no? Lo peor ya había pasado, se encontraba sobre tierra firme, podría ir por su ropa y hasta regresar a la habitación... Pero, al mismo tiempo, sabía que no podía. Los huesos no le reaccionaba con la misma eficiencia de siempre y oleadas de sensaciones incómodas aparecían intermitentemente, imposibles de ignorar. De algún modo, su mente seguía sumergida en el agua, con el oxígeno acabándose y el cuerpo volviéndose un peso muerto. Para sorpresa suya, el que él esté envolviéndole en un abrazo repentino, otorgándole un comfort que no se había dado cuenta que necesitaba, es lo único que impide que se disocie por completo. Su ceño se vuelve a fruncir, con sus ojos adoptando el brillo de una humedad retenida con toda su voluntad. Detestaba con todas sus fuerzas llorar y aún así se dejó hacer en silencio, unas pocas lágrimas mezclándose con el agua y el salitre todavía adherido a su piel.
En busca de estabilidad, una de sus manos navega hasta el antebrazo ajeno para ir descendiendo, sólo deteniéndose cuando alcanzan aquellos dedos en un agarre firme que no pedía más que su estadía. Estaba bien, pensó mientras inhalaba profundo, concentrándose en la sensación de la arena bajo su cuerpo, en la voz de él.
"Nunca he pensado en el océano como un lugar terrorífico," se animó a romper el silencio, pestañeando lento y dejándose caer de nuevo en la realidad. "Crecí cerca de la montaña, así que cuando lo visitábamos era todo un evento. No fueron muchas, de todos modos." Por decir que las ocasiones habían sido prácticamente nulas en su infancia. "Con lo basto, silencioso y pacífico que es, supongo que nunca entendí por qué debía respetarlo... O por qué otros lo hacían." Hasta ahora. Y entendía lo que decía él, no había sido la culpa de ninguno, predecirlo habría sido imposible. Aún así, ahí estaban, viviendo en carne propia las consecuencias de un descuido que pudo ser evitado. "¿Te quedarías de verdad?" Quiso su confirmación, no porque no creyera en sus palabras sino porque ella misma no se lo pediría, ni siquiera cuando encontraría desolador tener que quedarse sola. De todos modos, quién sabe cuándo llegaría el sueño, considerando que había abandonado su propia habitación por la falta del mismo.
Después de pensarlo un poco, hizo acopio de todas sus fuerzas para ponerse de pie.
"Busquemos nuestras cosas. Preferiría un lugar... diferente," se talló el rostro con las palmas, retiró el cabello rebelde del rostro para acomodárselo detrás de las orejas, e inhaló profundo, iniciando un caminar lento pero seguro. Cada bocanada de aire era un recordatorio de que estaba a salvo, y con ello poco a poco sus palpitaciones fueron encontrando tranquilidad. Mientras caminaba a lo largo del cordón de agua, hacia el punto donde las pertenencias fueron dejadas, lo buscó con su mirada. La gratitud que sentía no calzaba en ninguna de las palabras que se le ocurrían. "Ingyu." Una, dos respiraciones. "Gracias por todo."
Y no lo decía simplemente por ayudarle a salir de esa, por consolarle o por ofrecerse a acompañarle.
¿sabía que iba a pasar? por supuesto que no, pero lo había imaginado posible. él mismo podría haber sufrido un calambre si exigía a músculos más de la cuenta, quizás habían sido segundos los que lo habían salvado de hacerlo, pues mientras más se esforzara por llegar al muelle, más fatiga se acumularía en extremidades. habían tenido suerte, ambos, de que nada como eso hubiera pasado; y el pensarlo, ahora, le resultaba un tanto escalofriante: había existido la posibilidad de que esa fuera una noche de horror, y quizás habían estado más cerca de lo imaginado de vivirla. segundos atrás, cuando le había sugerido la idea de hacer una carrera, ni siquiera lo había considerado tan posible como hacía segundos lo había sentido.
la ayudó a salir del agua, tal y como ella le pidió, y sólo la acompañó, en silencio, hasta que ella se dejó caer sobre la arena. si la situación había sido un tanto terrorífica para él, no podía ni imaginar cómo había sido para ella.
‘ ¿me dejas verte la pierna? ’ pidió. había lidiado con calambres antes, suyos o de terceres, así que quizás podría ayudarle a aliviar el dolor que seguramente todavía le estaba impidiendo contraer el músculo afectado.
se acuclilló cerca de sus piernas, en la arena, esperando que le mostrara dónde había sido el dolor. acabó, sin embargo, mirándola con un gesto de confusión en el rostro al escucharla hablar otra vez, ¿por qué se estaba disculpando, de repente? ‘ stella... ’ la llamó, casi como si buscara que ella misma entrara en razón por sus propios medios. expresión se suavizó cuando descubrió el motivo de sus disculpas, y es que le pareció tan bobo que se estuviera preocupando por eso, ¿en verdad lo estaba haciendo? ¿cuando acababa de atravesar una situación tan desesperante como aquella?
relajó su postura, y acabó apoyando una rodilla en el suelo, para ser capaz de alcanzarla y rodearla con uno de sus brazos en un pequeño abrazo, que buscaba ofrecerle contención. ‘ estoy seguro de que no era lo que tenías en mente ’ le contestó, mientras la miraba. ‘ y yo tampoco. tal vez debimos verlo venir, pero... no tiene caso pensar en eso ahora. lo único que importa es que estás... a salvo ’ no podía decir que estaba bien cuando posiblemente todavía estuviera asustada, y seguramente tampoco sería un susto que se le pasaría tan fácil.
‘ más bien, deberíamos pensar en cómo haremos que se nos pase el susto ’ por lo menos él, seguía un tanto alterado, aunque cualquier cosa que le estuviera pasando había pasado por completo a un segundo plano; se estaba enfocando en el bienestar contrario. ‘ ¿te quedarás conmigo hasta que te venga el sueño? ’ allí, o de vuelta en la zona de las residencias, pero quería hacerle compañía un rato más. si volvía a los dormitorios en ese momento, seguramente todavía querría saber cómo seguía ella; no porque esperara que físicamente sufriera algún tipo de descompensación, sino porque dudaba que anímicamente se encontrara del todo bien. tampoco quería involucrar a terceres; preguntarles a quienes descansaban cerca de ella si sabían algo de ella, o pedirles que le tuvieran un ojo encima, seguramente llevaría a pedir por explicaciones, y tampoco quería ponerla en la posición de que todo el mundo le preguntara por lo que acababa de vivir.
sin embargo, lo que él quisiera o prefiriera también había pasado a segundo plano, y si ella prefería lidiar con lo que fuese que estuviese pasando por su mente en soledad, también lo respetaría; entendía que contraria estaba pasando por un momento de vulnerabilidad, y la manera en que cada une prefería pasar por eso era completamente personal.
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Todas las veces que he pensado en quitarme la vida, me invaden dudas de saber quien realmente me extrañará, quien irá a mi velorio, quien se acordara de mi con frecuencia, y también me llega cierta ilusión de saber o imaginar, lo que escribirán sobre mi, todas las cosas que estando aquí no dijeron o dieron por hecho que ya sabía, todo el amor que estando aquí no demostraron porque pensaron que igual no era importante, era demasiado o después podrían hacerlo, me da morbo y cierto coraje saber quien dirá o subirá cosas diciendo que “éramos grandes amigos(as)” pero que si revisan sus mensajes o llamadas, se darán cuenta que más de una vez me dejaron en visto cuando los necesitaba y que cuando realmente ellos eran los que necesitaban llorar o tener un soporte, estaba ahí yo, porque me daba mucho dolor saber que las personas podían llegar a sentir el vacío que yo sentía cuando me sentía sola. Y no no es reproche, al final una vez lo hable en terapia cuando la psicóloga me pregunto que si no sentía algo de tristeza al pensar en todas las personas que llegarían a sufrir si yo tomaba una decisión “equivocada” y recuerdo que sin dudarlo le dije “no, porque cuando he sufrido en vida, los he necesitado en vida, he pedido ayuda en vida, no estuvieron, así que una vez que me muera me da más coraje imaginar que esas personas van a sufrir por no tenerme cerquita, porque cuando estuve ellos no me veían”. (Claro qué hay excepciones, esas personas que han estado, saben quienes son, y los amo completamente, si me quede más tiempo fue por ustedes). Espero de verdad que cuando ya no estén, digan cómo me fui, porque quiero ser un ejemplo para todas las personas que minimizan la salud mental, que piensan que estar deprimido es querer llamar la atención o no poner suficiente empeño en hacer las cosas, que piensan que la ansiedad se quita “siendo productiva” o que el “echarle ganas” es un gran consejo. Por qué no, la depresión se ve así, escribiendo cosas a las 12 de la noche porque sabes que ya falta poco tiempo, se ve con risas, bromas, abrazos, y productividad en el trabajo. En fin, voy a dormir.
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' creo que muchos estarían felices de ambientar con un poco de música, ¿no? ' enseguida expande su mente, nina no suele ser alguien individualista o egoísta, sino todo lo contrario. deja de enfocarse en sí misma para pensar en un bien común, un tocadiscos seguro lo sería, una radio también, por ende lo anota en su lista mental. a su vez, aquella línea de pensamiento la lleva a preocuparse automáticamente por sally, quien dentro de poco y al igual que ella, se expondrá al exterior. ' oye, ¿tienes algún arma para defenderte ahí afuera? he pensado que lo más seguro sería cubrirme los brazos y el torso de alguna forma, no quiero arriesgarme sin protección, eso y un martillo. ' explica cómo piensa salir por su parte mientras la mira expectante, no le molestaría ayudarla si lo necesita, armar algo que realmente la proteja y la cuide de los infectados. en ese momento no piensa demasiado, simplemente siente. es extraño cómo algo tan simple puede significar el mundo entero, el aroma de sally la llena de una manera que la calma y piel femenina, cálida y suave, la retrotrae a un hogar que nunca tuvo ni supo que necesitaba. estar entre brazos ajenos se siente familiar, como si lo hubiera hecho un millón de veces antes, y aun así nuevo, fresco, emocionante. es difícil para nina encontrar ese tipo de conexión con alguien, a menudo mantiene una barrera, tanto por falta de comprensión como por falta de afecto a lo largo de su vida, siempre carga con la sensación de que no encaja, de que nunca nadie va a verla de verdad, por quien es y no por quien quieren que sea. pero con sally esa barrera no parece importar. no suelta el abrazo enseguida sino que también permanece ahí, dejando que el silencio hable, disfrutando del momento y permitiendo que fluya como siempre sucede con las dos. algo dentro de ella sabe que estos instantes son raros, preciados, especialmente en tiempos como estos, cada segundo se siente valioso. nota un ligero vacío al deshacerse del abrazo, sin embargo la caricia en su extremidad y la pregunta de sally suavizan la transición. sonrisa se ensancha apenas, agradeciendo la interrogante, que quiera saber más sobre el tema. le gusta hablar de eso, son lindos los recuerdos con su padre y es una forma cálida de tenerle presente. ' creo que mi favorito es rumours de fleetwood mac. ' la buena música nunca envejece, palabras de su progenitor, quien le hizo conocer mucha y al día de hoy probablemente no esté actualizada, pero vaya que adora un clásico. ' cada canción suena de una forma especial, como si fuera un pedacito de verdad cruda envuelta en melodía. ' tiene de todo: nostalgia, esperanza y algo de caos. ' es como la vida misma, supongo. ' sus ojos se encuentran con los de sally, y aunque intenta no dejarse llevar, hay un destello de vulnerabilidad en ellos, una ventana breve a lo que siente. juega con el disco que le regaló, tomándolo de los bordes y girándolo mientras analiza la portada con detalle. ' ¿y tú? ¿cuál es el tuyo? ¿este? ' devuelve la pregunta con sincero interés, buscando algo más que conversación, quiere entender mejor a la mujer que tiene enfrente, descubrir las pequeñas cosas que forman su personalidad.
por alguna razón le sorprende que lo conozca. como si no se tratara de la banda más conocida e influyente de la historia. quizás le sorprende tener algo en común con ella más que aquello que comparten que parece tan difícil de definir. sonrisa aparece sobre comisura izquierda. ella también aprendió a escuchar música por su padre, aunque después para sally se convirtió en una manía. a él le gustaban los clásicos, a sally le gustaba absolutamente todo. lo que le dice después, hace que una pequeña bola de angustia aparezca en su pecho. esperaba que tenga razón, y que algo así hiciera sentir más cerca aquello que está lejos. pensó en volver a la tienda de libros y buscar si hay algún disco de led zeppelin que la haga sentir cercana a su padre. " no tienes que preocuparte " no se le ocurrió, que tal vez nina podría arreglar algún aparato en el que lo puedan escuchar. tal vez podrían pedir algunas canciones en la radio. " pero confío en que eres la única persona que podría hacerlo " sonrisa es cómplice, porque si bien no ha presenciado las habilidades de nina, confía ciegamente en ella. abrazo la toma por sorpresa, tanto que parece robarle un suspiro y que, por un momento, sally pareciera olvidarse de respirar. le toma un segundo hasta que se lo devuelve. apoya con cuidado un brazo en su cintura y el otro rodea su espalda. acomoda su mentón sobre su hombro, y finalmente se permite respirar. la abraza con las mismas ganas, posiblemente porque agradece la cercanía física, y más aun cuando viene de ella. " no hay de qué " susurra con la misma sinceridad, porque todo carece de esfuerzo cuando se trata de la castaña. " gracias a tí " aunque no sepa decir exactamente por qué. siente que tiene que soltarla, decir algo para aligerar la situación, hacerla reír y pasar a otra cosa. pero no lo hace. en cambio, la abraza con un poco de fuerza y se queda ahí. sally no creció en un hogar sin cariño, pero las demostraciones físicas no abundaban. desde que su madre falleció, cobriza se vio en más necesidad de éste, el cuerpo se lo pedía pero le costaba buscarlo, o aceptarlo. con la catástrofe, aquello parecía haber reaparecido, y con nina era muy fuerte. le costaba estar cerca de ella sin generar algún contacto físico. después de algunos segundos, teme que momento se vuelta incómodo, por lo que deshace el abrazo. no sin antes acariciar su brazo al hacerlo. no sabe muy bien qué decir, pero sonrisita se asoma en una de sus comisuras " entonces-- ¿cuál es tu disco favorito? " porque si bien agradecía haber tocado una fibra personal en en ella, sentía que regalo era quizás un poco egocéntrico, pensando en lo que a ella misma le gustaba. y le interesaba conocer las aristas de la castaña.
#﹙ 𝙬𝙖𝙞𝙩𝙞𝙣𝙜 𝙛𝙤𝙧 𝙮𝙤𝙪 ﹚ ⁝ interacción.#con: sally.#AAAA same también volví 🫂#felices fiestas atrasadass y viva la intensidad jsjs ✨
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Dulzura
Dulzura
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¿Qué es un beso robado?
La pregunta surge en mi mente mientras descanso junto a un árbol y tú estás a mi lado clasificando las hierbas que has recolectado en el campo este día.
Puede que sea el tipo de beso que te doy cuando te abrazo por la espalda y pongo mis labios en tu mejilla; en ese momento noto la sorpresa en tu voz y en la reacción de tu cuerpo cuando se tensa durante un instante, para luego ir cediendo a mí. O quizás sea la clase de beso que te doy en la oscuridad y sólo me reconoces con los labios. Puede que se trate del beso que te doy por la mañana, cuando estás apenas despertando y se te corta el aliento. También he pensado que podría haber sido ese beso que te di en la colina el día que regresaste de tu tiempo y yo me sentía tan feliz que simplemente te besé.
Ahora que lo recuerdo me humedezco los labios. Tengo en mi memoria la mayoría de los besos que he comenzado a darte, del mismo modo que evoco los que tú comienzas. Luego, cuando los besos se vuelven intensos y confundimos el inicio y el fin de ellos, dejo de contarlos.
Probablemente ese fue un beso robado, porque caminabas conmigo por la ladera que da a esa alta saliente que nos permite ver la aldea y los campos de arroz. Habías mencionado lo mucho que extrañabas esa vista durante los tres años que pasaste en tu tiempo y que deseabas estar ahí nuevamente. Recuerdo que te ofrecí llevarte a mi espalda y tú me miraste de ese modo tuyo que mezcla lo dulce de tu carácter, con lo imponente de él. Tomaste mi mano y expresaste tu deseo de caminar y de ese modo ambos lo hicimos y ya no pude soltar tu mano en largo rato.
Cuando finalmente llegamos a aquella saliente todo tu mundo se amplió, lo vi en la hermosa dulzura que brillo en tus ojos. Debo reconocer que en más de una oportunidad pienso que has renunciado a mucho de tu mundo para quedarte aquí conmigo, sin embargo, recuerdo la dulzura y el brillo de tus ojos ese día y comprendo que aquí tu espíritu se expande. Fue esa visión maravillosa la que me llevó a inclinarme hacia ti sin aviso y tocar tus labios con los míos. Debo reconocer que no fue un beso tímido, al contrario, fue un beso destinado a mostrarte lo mucho que te había extrañado. También recuerdo que te costó responder, te tardaste justo el tiempo que abarca un corto pensamiento, y entonces con tus manos buscaste mi ropa y yo busqué tu espalda para darte apoyo.
¡Kami! ¡Cómo necesitaba ese beso!
En este momento me miras como si mis propios recuerdos te llamaran y veo en tus ojos la misma dulzura, el mismo brillo. Me incorporo y te robo un beso; no lo pienso demasiado, no necesito hacerlo.
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N/A
Gracias por leer y comentar
Anyara
Enlace: https://www.fanfiction.net/s/13922104/5/MUGEN-INFINITO
Imagen: @len-barboza
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Empecemos por el principio :')
¡Ay!, rayos no sé ni cómo empezar con todo lo que quiero decirte, y no sé si de verdad estés interesada en leerlo. Hubiera preferido decirlo en persona. Pero, muchas de estas cosas ya las sabes y por alguna extraña razón nos alejamos, quiero que sepas que más que olvidar, yo prefiero conservar todos estos bellos recuerdos que me has dado. Te voy a presumir a ti qué últimamente has sido el motivo de mi felicidad, y tal vez no puedes o no quieres estar aquí conmigo pero siempre te llevo en mi mente, y seamos algo o no, voy a preocuparme por ti y desearte lo mejor 24/7. Lo que viene ahora es un breve resumen de la historia que tenemos y un homenaje a lo que más me va a pasar por la cabeza cada vez que piense en tí. ¡Gracias por tanto ojitos bonitos!
Nuestra historia comienza desde la primera vez que te vi, fue a finales del año pasado, estuve atónito, de ver toda esa belleza que irradias, por ser hermosamente inusual, quiero decir, me cautivaste con tú bella voz, ese cuerpo de diosa que cargas, tus ojitos color sol, la forma en que tan despistada sonreías, y quizá me vi muy obvio estando sonrojado y apenado, por qué por mucho tiempo no sentía latir mi corazón con tanta devoción, y nadamas con verte ya sentía que no habría escapatoria a todas las lindas sensaciones que me transmites cuando estas cerca de mí. Me fui enseguida aquella vez, pero aunque fue solo un destello aquel momento que te vi, para mí fue como si se hubiera detenido el tiempo y me quedé con la duda de saber si ¿esa primera vez que te vi, sería la última?. Yo realmente no lo sabía con certeza y llegué a pensar que todo esto que te platico no se volvería a repetir jamás.
Afortunadamente te volví a ver a los pocos días, un día de enero jaja, y yo siendo un vato bien introvertido, me pase admirandote de lejos, varios días, tratando de disimular lo más que pude que me gustas tanto, mientras me repetía en mi cabeza que apostar por conocerte valía la pena y que debía intentar al menos hablarte y preguntar tu nombre. También mi mente se ponía en un modo de mejor seguir guardando lo que siento, solo me quedaba decir chale y continuar con mi vida. Pero ya le había hablado bien bonito de tí y de cuánto me gustas a mis mejores amigos. Todos me repetían lo mismo, me decían que no me rindiera y que me arriesgará, nada perdía. Se les hizo raro verme así de contento cuando hablaba pensando en tí, así que lo medite bastante hasta que. Sobres, me arme de valor y por muy curioso e increíble que parezca, jajaja me hablaste tú primero, justo cuando iba entrando a tu mundo, y luego de tener la plática más random de aquella tarde, la mejor plática de aquel domingo diría yo. Supe entonces tú nombre, tu supiste el mío, pero hasta ahí se había quedado todo, nadamas, yo no sabía que hacer con tanta felicidad, al fin te conocí y confirme que eres un sueño hecho realidad.
Durante toda la semana me la pasé averiguando más de tí, conociéndote mucho mejor, tuve la seguridad de que eres igual de bella por dentro y por fuera, con esa sencillez tan tuya, yo me enamoré de tu alma y tú persona, cuando estoy contigo tengo calma, recuerdo el primer fuerte abrazo que me diste, me lleno de mucha felicidad y calidez, es la mejor sensación del mundo por qué me siento tan tranquilo y contento. Luego de conocer varios de tus gustos, me moría tanto por consentirte llevándote chocolate y helado, se que no sustituyen a los tamales jajajs, pero me encanta ver cómo te sonrojas y no puedes contener tú sonrisa tan hermosa que tienes por tanta felicidad que te brinde en aquel momento, eres mi mayor motivación. Y quizá fue muy pronto pero hubo un momento en el que tuve la suficiente confianza para confesarte que me gustas mucho y que eres ese crush nivel dios que tengo en mi vida, morí de amor cuando me respondiste diciéndome que yo también era y significaba lo mismo para tí y que también te gustaba de una manera increíble. Y así había quedado de momento el vínculo que empezamos a formar, tan mutuo tan inocente, tan real. Al menos lo sentí así. Y todo a mi al rededor se transformó en completa felicidad.
No pasó mucho tiempo para que saliéramos por primera vez, con todos tus lindos mensajes en las mañanas, y las ansias que tenía de verte. La mañana se me pasaba muy lenta pero sabia que sería un día inigualable cuando te viera por la tarde. Incluso te vi horas antes para sacarte muchas sonrisas. Cuándo al fin te encontré libre, caminamos juntos un pequeño tramo del parque y fuimos a una de las bancas del mismo, las horas que pasamos son mágicas, estar contigo en aquella banca del parque platicando nuestros días, acercándonos más, conociéndote mejor, todo en ese momento fue perfecto, llevabas esos aretes en forma de cráneo con ojos de diamantes que tanto me encantan, e incluso te dije que mis ojos brillan igual cuando te veo, tú me encantas muchísimo más de lo que crees, entre muchos abrazos y luego de acurrucarnos, preguntaste sobre que es lo que haría en San Valentín, y te dije que tenía pensado preguntarle a una hermosa chica que resulta ser mi crush, si quería ser mi novia, a lo que luego de un breve silencio tras halagarte y mirarte un poco más, me dijiste que si con un gran entusiasmo y dulzura, me sentí increíblemente afortunado y especial. Eres a quien más amo en este mundo, y que hermoso fue besarte aquel atardecer.
Durante los siguientes días nos encontrámos en momentos libres viéndonos, enviándonos mensajes con mucho cariño, haciéndonos sonreír con algún gusto que compartir, o inclusive acompañándonos de camino a casa, nos seguimos conociendo, por qué a pesar de que todo fue tan repentino teníamos mucho tiempo para que eso fuera la menor de las preocupaciones, queremos simplemente hacer bien las cosas y dejar que todo fluya, yo te mandaba musiquita que me hace pensar en ti y que anhelaba que en algún momento pudiésemos escuchar juntos.
Llegó San Valentín una semana después, aunque me avisaste que era un poco complicado que saliéramos, logré verte y llevarte unas lindas rosas amarillas, son tus favoritas, formaban un gran corazón aunque no más grande que el tuyo, sumado a esto, durante la semana pensé en llevar algo más que te gustará y que pudieras tener siempre, que fuera bonito y pensé en un peluche de cerdito, de algún modo lo considere habiendo visto una de tus hermosas fotos, me siento satisfecho sabiendo que aceptaste todo y que te encantó, yo no necesitaba nada a cambio incluso con recibir un simple abrazo tuyo soy bastante feliz, pero me sorprendí luego de que me dijeras que habías tenido preparado un regalo para mi, lo fui presumiendo a todo mundo que me encontrará en el camino de vuelta a casa y también recuerdo que nos tomamos fotos de cuando recibimos los regalos, para recordar ese día tan especial, justo cumplimos una semana de novios y ya bromeabamos desde antes con ir a vivir abajo de un puente juntitos los 2 jajaja. De verdad ese día fue más que mágico y el mejor día de san valentín que he tenido, fue necesario sólo verte unos instantes para llenar mi día con completa felicidad y mucho amor, me sentí más que apreciado y querido por qué tú me correspondes tan bien. Gracias infinitas por llegar a mi vida.
Quién diría que al siguiente día volverías a la escuela, estabas ansiosa y también nerviosa al mismo tiempo, te escribí diciendo que igual y se muy en el fondo que tú lograrás fácilmente sacar buenas notas y ser la más chingona de tu clase, les demostrarás como se brilla y todo lo increíble que eres, también voy a estar para ti cuando no entiendas algo, me esforzare en ayudarte. Y que también estaría disponible para ti con cualquier plan de salir en las tardes y alegrar tus días personalmente.
Pero ese día algo ocurrió, me pediste salir unos momentos para hablar, me explicaste que todo se junto y no podrías estar más conmigo, pregunté si podía ayudar en algo pero solo te disculpaste en aquel momento tan breve, que yo aun lo intentaba asimilar, me tuviste que dejar, me abrazaste mientras sollozabas para aguantar las ganas de llorar, y te despediste, aún me quede unos minutos ahí para ver qué te fueras con bien y esperar a que miraras atrás pero, no pasó. Volví adentro y mientras más pasaba el tiempo lo que no pude llorar al inicio cuando te fuiste, por la tarde lo fui sufriendo, pasó lo que menos me esperaba y no pude hacer nada para impedirlo, no puedo controlar lo que sientes por mí, ni tampoco obligarte a quedarte. Sabía que amar así en algún momento dolería y no había manera en la que me pudiera arrepentir. Justo cuando salí esperando a que pasaras me quedé en la entrada, y se empezaba a oscurecer, comencé a desistir y me dirigí a mi casa, de repente entró tu llamada, sin pensarlo 2 veces conteste de inmediato y me preguntaste como estaba, queriendo disimular mi tristeza dije que bien, me diste más detalles de todo lo que ocurría mientras caminaba hacia mi casa, te sentiste fatal y yo lo entendí, sabiendo que no es tan fácil soltar, me puse en tus zapatos me hiciste ver un poco más de tí, me pediste una oportunidad más y prometimos que todo iba a mejorar, acepte sin dudarlo, si algo estaba mal podíamos arreglarlo juntos.
Todo regresaba a la normalidad, de nuevo retomabamos lo que tenemos justo donde lo habíamos dejado, pero pasaron varias cosas, me llene la mente de pensamientos negativos que se volvieron en cadena, me dije a mi mismo que tal vez hice algo mal, tal vez me tendré que esforzar más, tal vez no soy el indicado y mereces algo mejor que una basura de persona como yo, tal vez no querías hablar. Y yo solo quería recuperarte bien, verte feliz, hacerte bien y trate de ignorar esos pensamientos insanos pero al final me ganaron y antes de que fuera tarde corrí directo a confesarte esto y a disculparme, en esta ocasión fui yo quien se asustó y no quería perderte pero al final lo hice, por mi tonta elección. Algunas de las cosas que digo o hago alejan a la gente que me quiere, pero cuando me quiero arrepentir ya es demasiado tarde. Cuando te dije lo que me pasaba y ofrecí mis disculpas por no querer que me vieras así en este estado tan triste, y que tal vez necesitabas buscar a alguien mejor, te abrace y suplicaba que si me arrepentía, me dieras una oportunidad más. Lo prometiste, pero no creo merecerla, no después de alejarme sin decir nada al final, aún te veo, creo que es inevitable, pero cuando te hablo me trabo y no puedo sacar todo esto.
Este fin de semana me quise acercar, pasarte a ver. Ya qué mientras sepa de tí siempre serán buenas noticias, me sentía preparado, pues me motive lo suficiente para controlar mis emociones y pensamientos. Ya que luego de alejarme no habíamos hablado mucho. Yo sentí que lo correcto era verte en persona, y contarte un sueño curioso que tuve, donde estábamos juntos, comíamos pizza y te cargaba como una vez que me acompañaste de camino a casa, en ese sueño fui feliz y deseaba volverlo real y en esa vez que me acompañaste de camino a casa me dijiste algo que será difícil de olvidar; «tus abrazos me dan desansiedad». Tenia un plan para ir contigo, el cual era pasar por 2 helados, preguntar a tus amigas en donde podía encontrarte y hablar, para contarte aquel sueño y pedir perdón por alejarme con la intención de no preocuparte por mí tonto comportamiento depresivo.
Desafortunadamente al primer lugar que pase a preguntar por ti sin antes ir por los helados, te encontré, te mirabas tan hermosa como siempre y de los nervios quería correr y regresar pero ya estabas ahí y solté toda la sopa del plan, del sueño, pedí perdón por todo y agradecí tanto que me has dado, tu sonreías tanto con lo que te contaba por qué la verdad fue muy curioso todo y con tal de seguir ahí contemplandote igual que si hubiera sido el primer día de haberte visto, buscaba pretextos para quedarme un poco más, ahora era el tiempo el que sentía que se esfumaba, uno de mis pretextos era darte un collar que yo porté y que era muy especial para mí, te pedí cerrar los ojos para colocartelo sin que vieras que era, pero inmediatamente lo reconociste y me lo devolviste, me pediste disculpas por no poder quedartelo y al último solo pedí un abrazo tuyo de esos que me dan igualmente desansiedad, me lo concediste y luego me fui para no hacerte perder más tiempo.
Es todo el resumen por ahora, deseo de verdad que te encuentres bien, que algún día pueda volver a verte, y que a diferencia de mí, tú seas mucho más fuerte.
#escritos#letras#soledad#amor#dejarte ir#lo que construimos#todo lo que nunca fuimos#fragmentos#cosas tristes#desamor#desde el corazón#desmotivaciones#desastre#separados#perdón#no estas aquí#verte cerquita#insomnio#citas de amor
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Clases de Seducción, parte 16: Postulaciones
Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15
Rubén tomó su celular y llamó de inmediato a Sebastian.
—¿En serio te fue mal? —le preguntó sin rodeos apenas su amigo contestó el teléfono.
—Sí, me fue pésimo —respondió Sebastian, con notoria tristeza en la voz.
—Pero igual te alcanza para meterte a alguna carrera técnica o algo así, ¿o no?, demás tu viejo te deja —sugirió Rubén, intentando hacerle ver otras alternativas.
—No, si ya dijo que no —lo detuvo Sebastian—. Me dijo que no sabía por qué lo había siquiera intentado si era obvio que me iba a ir pésimo —Rubén sintió una rabia gigante en su interior—. Mi mamá trató de hablar con él, pero no hubo caso.
—Ya, pero Seba, no es necesario que vayas a hacer el servicio, eres mayor de edad, no te puede obligar.
—No tengo otra opción, Rube —Sebastian endureció la voz—. Si no hago el servicio y me voy de la casa, mi viejo no me va a volver a apoyar.
“¿Acaso eso sería tan malo?”, se preguntó Rubén.
—Puedes venirte a vivir conmigo, te buscas un trabajo y con eso te pagas la u —sugirió Rubén, intentando que su amigo no se desesperara por su truncado futuro.
—Rube, ¿sabes lo que cuesta la mensualidad en la universidad?, ni cagando voy a encontrar un trabajo que me permita pagar la U, pagar arriendo y alimentación.
—Por eso puedes venirte a mi casa —insistió Rubén.
—No, Rube, apenas tu viejo puede contigo. Voy a ser un cacho.
—Seba, no eres un cacho —le dijo Rubén con tristeza.
—Quizás esto efectivamente me sirva para madurar, como pretende mi viejo —asumió Sebastian—. Hablamos mañana, Rube. No vengas a verme, porfa —le dijo, y terminó la llamada.
Rubén se sintió impotente, al no poder hacer nada para ayudar a su amigo, y sobre todo, por no lograr hacerle ver que aún tenía otras opciones.
Quedó muy bajoneado después de hablar con Sebastian, así que mientras tomaban té, le contó a su padre sobre su idea de que Sebastian viviera con ellos en la casa para poder trabajar y estudiar.
—Hijo, tú sabes que no tengo problemas con que Sebastian se venga para acá —comenzó a decirle su padre—, pero tienes que saber que esa no es una decisión que se tome a la ligera basado en el miedo. Creo que lo que hace su padre es horrible, obligar a su hijo a hacer un servicio militar que no quiere, y que yo al menos lo veo innecesario, aunque ellos verán qué decisiones toman en la crianza de sus hijos —agregó—. A lo que quiero llegar, es que si Sebastian se va de su casa, y se viene para acá, se le va a complicar mucho el tener que trabajar para vivir y pagar la universidad y tener que estudiar al mismo tiempo.
—Pero papá…
—No estoy diciendo que sea imposible, pero quizás pueda estudiar mejor el próximo año, después de hacer el servicio, con el apoyo de sus padres, en lugar de hacerlo ahora, completamente solo. Nosotros podríamos ayudarlo, sí, pero dentro de lo que podamos con nuestros recursos, que de por sí ya son limitados.
A pesar de las razones lógicas que daba su padre, Rubén sentía como si no quería ayudar a Sebastian simplemente porque no quería.
—Papá, tenemos que ayudar a Sebastian, él nos necesita —le insistió a su padre.
—Entiendo que puede ser frustrante estar en su posición, e incluso en la tuya, hijo. Querer ayudar a tu mejor amigo es lo más noble que puedes hacer, pero también a veces tenemos que pensar con claridad las cosas, no actuar basados en impulsos.
—O sea que estoy siendo estúpido —replicó Rubén, poniéndose de pie, molesto.
—No he dicho eso, hijo —su padre mantenía la calma.
Rubén estaba furioso, no con su padre, sino con el padre de Sebastian, por obligarlo a hacer el servicio militar simplemente para castigarlo porque sus notas en el liceo no eran lo suficientemente buenas para él.
Tomó su celular y salió a tomar aire. Necesitaba pensar y relajarse. Caminó hasta la pequeña plazoleta que estaba cerca de su casa, en la calle detrás de la casa de Sebastian. Se sentó en uno de los columpios y sacó el celular para llamar a su amigo.
—Estoy en la plaza, por si quieres venir —dijo simplemente apenas sintió que Sebastian había contestado la llamada. Sin decir nada, su amigo cortó.
No había ido a su casa directamente a verlo porque Sebastian explícitamente le dijo que no fuera, pero de todas maneras quería verlo y hablar con él.
Al cabo de unos segundos, escuchó los pasos de Sebastian caminando por la vereda. Andaba con un short negro y un polerón gris con capucha. Apenas lo miró a la cara, Rubén notó que tenía los ojos hinchados.
Se puso de pie y le dio un fuerte abrazo. Sebastian mantuvo las manos dentro del canguro del poleron por unos segundos, pero al final abrazó igualmente a Rubén.
—¿Cómo estás? —le preguntó a su amigo.
—Asumiendo —respondió Sebastian, después de aclararse la garganta.
Rubén adivinó que había estado llorando.
Sebastian se sentó en el columpio que estaba al lado del de Rubén, y evitó mirarlo directamente.
—¿Qué te dijo tu viejo? —le preguntó Rubén.
—Nada, que tenía el puntaje que merecía por no enfocarme en estudiar en el liceo, que era obvio que me iba a ir así de mal porque siempre he sido… limitado —a Sebastian se le hizo un nudo en la garganta al decir la última palabra—, y que estar en el servicio me iba a ayudar a tener disciplina y a valorar el trabajo, o algo así.
Rubén sintió un profundo odio hacia el padre de Sebastian.
—¿Y tu mamá que dijo?
—Nada, cuando me puse a llorar rogándole que me dejara estudiar algo, cualquier cosa, intentó convencerlo, pero no hubo caso —bajó la mirada, con vergüenza—. “Más te vale que no te pongas a llorar así en el regimiento”, me dijo mi viejo.
—Viejo culiao —dijo Rubén, entre dientes.
Sebastian lo miró sorprendido, pero Rubén no se disculpó. Después de unos segundos, Sebastian sonrió.
—Viejo culiao —repitió Sebastian, dando un suspiro resignado.
Ambos rieron.
—¿Cuánto sacaste realmente? —le preguntó Rubén.
—Cuatrocientos. Cuatrocientos diez. Cuatro treinta en matemáticas, fue donde mejor me fue.
De verdad le había ido mal.
—Traté de convencer a mi papá para que te vinieras a vivir a mi casa—le contó Rubén—, pero me dijo que lo mejor para ti era mantener el apoyo de tu familia, incluso si eso significa que pierdas un año.
—Tiene razón tu papá —coincidió Sebastian, volviendo a ponerse serio—. Aunque no quiera, puedo soportar un año de servicio si después voy a poder estudiar bien.
—No quiero que te vayas, Seba —le dijo Rubén, con pena en la voz, al darse cuenta que su amigo si o si iba a tener que hacer el servicio.
—Todavía no me voy, Rube. Nos queda todo el verano juntos aún —lo tranquilizó—. ¿Ya tienes pensado para dónde postular? —le preguntó Sebastian, cambiando el foco de la conversación.
—No, pero supongo que en la UCN será mi primera opción —respondió Rubén. Ni siquiera se había puesto a pensar en eso.
—Si quieres te acompaño a averiguar todo eso mañana.
—Bueno —aceptó con gusto Rubén, aunque le dio pena pensar que solo él estaría viendo esas opciones, mientras Sebastian estaría resignado a dejar pasar esa etapa.
Se quedaron bastante rato conversando. Rubén notó que Sebastian estaba tranquilo, incluso más tranquilo que él, que estaba muy preocupado por ayudarlo, pero finalmente tanta preocupación fue por nada.
Volvió a su casa cerca de la una de la mañana, y su padre con su hermano ya estaban durmiendo. Entró en completo silencio y se fue derecho a dormir.
A la mañana siguiente, Rubén se levantó a desayunar, y su padre estaba sentado en la mesa comiendo. Se sentó en silencio junto a su padre, esperando que no hiciera referencia a la discusión de la noche anterior.
—¿A qué hora volviste anoche? —le preguntó su padre, rompiendo el silencio.
—Como a la una —respondió Rubén, suavizando la voz, para indicarle que ya no estaba enojado.
—¿Cómo está el Seba?
—Bien. O sea, bien dentro de lo posible. Ya estaba asumiendo que tenía que hacer el servicio, si o si.
—¿Te preguntó si podía venirse a vivir acá? —quiso saber su padre.
Rubén negó con la cabeza.
—Tenía la misma opinión que tú. No quería ser un estorbo acá, y sentía que si hace el servicio ahora, después sus papás lo van a ayudar a estudiar lo que él quiera.
—Es un joven inteligente Sebastian —agregó el padre de Rubén con una sonrisa amable.
Rubén miró a su padre, y pensó que incluso él veía las cosas positivas de Sebastian, en cambio el padre de su mejor amigo sólo lo tiraba para abajo.
—Va a salir adelante de este traspié. No te vas a dar ni cuenta cuando vuelva después del servicio.
Rubén sonrió por las palabras de su padre, y se imaginó a Sebastian entrando por la puerta de su casa con el traje de militar puesto, indicando que ya había terminado con su servicio. Al rato le pareció estúpida la imagen, porque si había terminado no debería estar usando el traje, y mucho menos entrar así a su casa, si no vivía con él.
—Y tú, hijo, ¿ya postulaste a alguna universidad? —quiso saber su padre.
—No, hoy en la tarde el Seba me va a acompañar a la UCN a ver como es ese asunto —le contó Rubén.
—Muy bien, hijo. Recuerda que puedes elegir la universidad que quieras, si es la mejor de todas, mejor aún. Después veremos cómo nos las arreglamos con el dinero —le dijo su padre.
—Tranquilo, papá. Creo que postularé a la UCN igual.
—Pero de todas maneras, si puedes pensar en grande, hazlo —le recalcó su padre.
Rubén aceptó las palabras de su padre, pero de todas maneras pensaba postular a universidades de la ciudad, que si bien, no eran precisamente las más económicas, le permitía ahorrar en otros ámbitos.
Su padre terminó de desayunar al rato y se fue al trabajo, mientras que Darío recién venía despertando y se sentó en la mesa frente a Rubén sirviéndose un tazón de cereal con leche.
—Enano, voy a ver la mamá hoy en la tarde, ¿quieres venir? —le dijo Darío, tras llevarse la primera cucharada a la boca.
—Pensaba ir mañana —respondió Rubén—, porque hoy en la tarde voy a ver lo de las postulaciones.
Si bien, sentía que ir juntos al cementerio a visitar la tumba de su madre sería una buena ocasión para tener un momento de conexión entre hermanos, la verdad era que prefería ir solo, así podía desahogarse de mejor forma, y decir en voz alta ciertas cosas que no podría hacer en presencia de su hermano.
—Ah, bueno no importa, podremos ir cuando vuelva de Santiago —Darío dijo bajándole el perfil—. ¿El papá ha ido a verla?
—No, no ha ido —Rubén bajó el tono de voz, y miró a los ojos a su hermano—. Creo que aún le cuesta.
Darío bajó la mirada.
—Cada uno tiene sus tiempos, supongo —dijo finalmente Darío, dando un suspiro triste.
Cuando terminaron de desayunar, Darío se alistó para ir al supermercado a comprar, y Rubén se fue a su habitación a prender el notebook para conectarse a MSN. Habló con Catalina, para ponerse al día con respecto a sus vidas, ya que no hablaba con ella desde antes de irse de viaje a Iquique.
—Mejor te cuento cuando nos juntemos —le dijo Rubén a Catalina, cuando la muchacha le preguntó cómo lo había pasado en el paseo de curso.
—Eso significa que estuvo muy bueno o muy malo —dedujo ella—. ¿Cuándo nos veremos entonces?
—¿Mañana?, ¿te tinca? —sugirió Rubén.
—Me parece perfecto —concordó Catalina, con un emoticón de carita feliz—. ¿Qué tal te fue en la PSU?, como compañero de local debe haberte ido excelente
—Me fue piola: 606 en matemáticas, 594 en lenguaje y 544 en ciencias.
—¡Genial!, ¿te alcanza para la ingeniería que querías?
—Demás que si —respondió Rubén, agregando un “xD” —, ¿y a ti como te fue?
—Me fue súper bien —Catalina envió un emoticón muy feliz.
—¿Cuánto sacaste?
—715 en ciencias, 704 en matemáticas y 690 en lenguaje.
—¡Te fue excelente! Felicidades —le dijo con sinceridad Rubén, agregando un emoticón muy feliz también—. Cuando tengas que dar el discurso de titulación por ser la mejor de tu carrera nómbrame como alguien que influyó de forma positiva en tu vida —bromeó.
—Dudo que tenga que dar un discurso así, pero si lo tengo que hacer, te nombraré —aceptó Catalina.
Siguieron hablando por un buen rato más, pero el interés de Rubén cambió de dirección cuando vio que se conectó Felipe, y de inmediato le mandó un mensaje de saludo.
—Ayer noté que te sorprendió mi beso de despedida en la mejilla —le comentó después de los mensajes de saludos correspondientes.
—Si, es que no me lo esperaba —respondió Felipe—, de hecho, creo que esperaba más un beso en los labios. Pero me gustó, lo encontré tierno.
Rubén sonrió tontamente leyendo el mensaje de Felipe.
—Bueno, si quieres para la próxima me despido con un beso en los labios.
—Despídete como sientas que debes hacerlo en el momento.
—¿Y si siento que me quiero despedir con indiferencia?
—Por algo será, y tendré que ver qué hice para que te sintieras así.
—¿Y si me quiero despedir con algo más que un beso? —preguntó con coquetería Rubén.
—Bueno, ahí tendré que ver qué hice para merecer una despedida así —respondió Felipe, con un emoticón guiñando el ojo.
—¿Cuándo me enseñarás a defenderme? —quiso saber Rubén, cambiando de tema, y recordándole a Felipe la propuesta que le había hecho el día anterior.
—Cuando tú me digas. Mi agenda está completamente disponible para ti.
Rubén sintió un calor agradable recorrer su cuerpo al leer las palabras de Felipe.
—¿El miércoles? —sugirió.
—El miércoles entonces. Le preguntaré a los papás del Roberto si puedes venir —Rubén sintió cierta vergüenza al saber que Felipe pediría permiso para que él fuera a su casa—. Listo, puedes venir el miércoles.
—Nos vemos el miércoles entonces —concluyó Rubén, enviando una carita feliz y un emoticón de corazón.
Durante la tarde, Sebastian lo fue a buscar a su casa para acompañarlo a averiguar sobre el proceso de postulación.
—¿Cómo estás? —le preguntó Rubén cuando estuvieron sentados en el sillón de su living.
—Bien —respondió Sebastian. Se veía tranquilo, resignado a lo que sería su año—. ¿Ya sabes dónde postular? —Rubén notó que no quería hablar de él.
—Si, creo que ya lo tengo mas o menos claro.
Se fueron en micro hasta la Universidad Católica del Norte, donde les indicaron que fueran al laboratorio de computación, donde unos jóvenes los ayudarían con la postulación.
En el lugar, un chico delgado y de lentes con una polera verde con el logo de la universidad le explicó cómo funcionaba el proceso, y le dio todas las indicaciones para que no se equivocara.
Rubén finalmente postuló a Ingeniería Civil en Minas en la UCN como primera opción, Ingeniería Civil en la UA como segunda opción, y las tres últimas opciones fueron universidades de Santiago, que prácticamente puso al azar, porque estaba casi seguro que quedaría en al menos una de las dos primeras.
—¿Y tú no vas a postular? —le preguntó el muchacho de lentes a Sebastian, cuando Rubén había terminado su postulación.
—No, solo vengo a acompañar a mi amigo —respondió Sebastian con una sonrisa amable, y Rubén notó la incomodidad en su mirada.
Cuando los dos amigos iban caminando por el patio del campus, rumbo hacia la salida, se encontraron con Liliana y Rafael, que venían llegando a la universidad.
Liliana se acercó muy entusiasmada a abrazarlos, mientras que Rafael fue más discreto, como siempre.
—¡Que rico verlos! —les dijo la muchacha—, ¿vinieron a asesorarse para las postulaciones?
—Si, pero ya nos desocupamos —respondió Rubén, y notó que Sebastian se veía un tanto nervioso.
—¿Se demoraron mucho? —quiso saber Liliana.
—No, fue súper rápido, a lo más fueron quince minutos —respondió Sebastian.
—Ah ya. Podríamos juntarnos de ahí —sugirió Liliana, mirando a Rafael—. ¿Nos esperan un ratito mientras nos desocupamos?
Rubén y Sebastian se miraron, y como si tuvieran una conexión mental, asintieron.
Al cabo de quince minutos se reunieron nuevamente los cuatro, y caminaron hasta en pub cercano al campus.
—¿A qué postularon, chicos? —les preguntó Liliana apenas tomaron asiento en una de las mesas al aire libre.
—Yo postulé a Civil Minas —respondió Rubén, y de inmediato miró a Sebastian, para ver si se incomodaba o no.
—Yo voy a hacer el Servicio, así que no postulé a nada —dijo Sebastian, intentando sonar natural.
—¿En serio? —preguntó sorprendido Rafael.
—Sí —respondió Sebastian, con mucha seguridad, sorprendiendo a Rubén incluso.
—¿Y no te da miedo? —quiso saber Rafael.
—¿Miedo por qué? —Sebastian estaba aterrado, pero obviamente se hizo el tonto.
—A que te puedan pegar o algo por ser… tu sabes —dijo Rafael, mirando principalmente a Rubén.
—¡Rafa! —Liliana lo miró enojada, y a Rubén le habría causado gracia ver a Rafael regañado por Liliana si no fuera por el enojo que le produjo su comentario.
—¿Por ser qué? —le preguntó enojado Sebastian, pero Rafael prefirió no responder.
En ese momento justo apareció la mesera a tomarles la orden, haciendo que se calmara bastante el ambiente. Liliana le recordó a Rafael que no podía beber alcohol, por su tratamiento para el acné, pero acordaron que Rubén, por ser menor de edad aún, pediría un vaso de bebida para Rafael, y éste, que era mayor de edad, pediría una cerveza para Rubén.
Rubén observó a Sebastian, y notó que la expresión de enojo por las preguntas de Rafael se había desvanecido. Ahora se veía más relajado.
—Y ustedes, ¿a qué postularon? —preguntó Rubén una vez la mesera los dejó solos nuevamente, aprovechando que los ánimos se habían calmado ya.
—Yo postulé a Pedagogía —respondió Liliana. A Rubén le hizo mucho sentido su elección, y le pareció que sería una muy buena docente.
—Yo a arquitectura —respondió por su parte Rafael.
—¿Y no te da miedo? —le preguntó en broma Rubén, burlándose de su ex compañero, provocando la risa de todos, incluso de Sebastian.
Estuvieron un par de horas conversando y disfrutando, con varias botellas de cerveza y vasos de piscola y mojito sobre la mesa (y uno que otro vaso de bebida para Rafael), recordando con nostalgia los momentos que vivieron en el liceo, como si hubieran ocurrido hace años, pero solo habían pasado meses.
Rubén notó que Sebastian hablaba en voz alta y se reía exageradamente, mucho más relajado, producto de los incontables vasos de piscola que ya había bebido.
—¿Y al final ustedes dos están pololeando o no? —les preguntó Sebastian a Liliana y Rafael.
—No, no estamos pololeando —respondió Liliana, poniéndose visiblemente colorada.
—Ya po, Lili, diles la verdad —le pidió Rafael, tomándola de la mano.
—¡Lo sabía! —exclamó Rubén, llevándose las manos a la boca.
—¡No estamos pololeando! —insistió Liliana, levantando la voz e intentando inútilmente no sonreir para sonar más convincente—, por ahora nos estamos conociendo.
—¡Pero si se conocen hace años! —dijo Sebastian riéndose.
—Estamos en algo, pero aún no estamos pololeando —explicó Rafael, sonriendo con orgullo.
—Bueno, ya era hora —comentó Rubén—. Hacen muy linda pareja.
—Gracias —dijo Liliana, ruborizándose aún más, y tomando la mano que le extendía Rafael, para sellar visiblemente su revelación.
—¿Y ustedes?, ¿están en algo? —quiso saber Rafael, provocando la mirada regañadora de Liliana.
Rubén miró a Sebastian, y notó que se veía mucho más relajado. Le devolvió la mirada, indicándole que él respondiera.
—No, no estamos en nada —respondió con sinceridad Rubén, y notó que Sebastian bajó la mirada por unos segundos.
—Qué mal, hacen muy linda pareja —comentó Liliana, con su qué.
Sebastian miró a Rubén con una sonrisa orgullosa.
—Lamentablemente las parejas bonitas terminan juntas al final solo en las películas —comentó Sebastian con ironía, sorprendiendo incluso a Rubén.
—¿O sea que al final sí eras…? —quiso confirmar Rafael, y a Rubén le daba mucha risa/rabia que no fuera capaz de decir “gay” en voz alta, como si fuera una palabra prohibida o algo así.
—Estoy viendo a alguien más, así que sería imposible estar de pareja con el Seba —intervino Rubén, tratando de proteger a Sebastian para que no tuviera que responder necesariamente esa pregunta.
—¿El hueón con el que bailaste en la fiesta de gala? —preguntó Rafael.
Rubén asintió con la cabeza, sonriendo.
—Ese hueón me ganó al Rube —intervino Sebastian, mirando a Rubén a los ojos y cambiando su expresión.
Rubén se sorprendió por el comentario de Sebastian, y supuso que era producto del alcohol que hablara tan relajadamente al respecto.
—¿Y vas a irte al servicio y vas a dejar que te lo quiten? —Rafael metió el dedo en la herida.
—Te está hueviando —intervino Rubén dirigiéndose a Rafael, y fingiendo una risa para evitar que Sebastian siguiera hablando.
—Bueno, quizás en el servicio pueda olvidarme del Rube, y encontrar un nuevo amor —agregó Sebastian bajando la mirada.
Rafael se veía sumamente entretenido con las revelaciones de Sebastian, mientras que Liliana se veía preocupada.
—Está molestando —insistió Rubén, esforzándose para convencer a los muchachos.
—Oye, Rubén, ¿qué hiciste para año nuevo? —le preguntó Liliana, cambiando de tema rápidamente al notar la situación incómoda en la que los había metido Rafael.
Rubén agradeció el gesto de Liliana, y con gusto respondió su pregunta.
Sebastian al rato se paró para ir al baño, y en ese momento aprovecharon de pedir la cuenta.
Rubén quedó preocupado por su amigo, y por toda la información personal que había entregado, producto del alcohol en su organismo.
Al salir del local, se despidieron de Liliana y Rafael, que se fueron juntos por su lado, mientras Rubén y Sebastian se quedaron esperando que pasara una micro.
Al tomar la micro, se sentaron al fondo, donde habían asientos disponibles. La micro iba casi vacía al principio, porque era el inicio del recorrido, pero poco a poco se fue llenando.
Rubén miraba en silencio a Sebastian, que iba con la cabeza apoyada en la ventana mirando hacia afuera. No sabía si lo que le había contado a Rafael era cierto o no, y la verdad le daba miedo preguntarle, sabiendo que estaba en un momento muy vulnerable emocionalmente, sumado al exceso de alcohol en su cuerpo.
Al final prefirió esperar, y preguntarle cuando estuviera sobrio para salir bien de dudas.
Cuando se bajaron de la micro, Rubén ayudó a Sebastian a caminar hasta su casa. No tenía ganas de entrar a la casa de su amigo y ver a su padre.
—¿No te va a retar tu papá por llegar así? —le preguntó Rubén.
—Es lo más probable, pero ya un reto más da lo mismo.
—¿Seguro?, si quieres puedes venir a mi casa —le ofreció a Sebastian.
—Mejor que no —descartó la idea su amigo—. Prefiero cualquier reto de mi viejo antes que tener que dormir contigo y no poder dormir contigo.
Rubén se sorprendió por las palabras de su amigo. ¿De verdad se sentía así o estaba bromeando?, ¿tanto le afectaba estar con él que prefería los retos de su padre?
—Toma harta agua —le recomendó a Sebastian, cambiando de tema sin mucha delicadeza—, y descansa.
—Ya voy a tener tiempo para descansar —respondió él—. Ahora necesito disfrutar el tiempo que me queda.
—Me parece conocida esa filosofía —le dijo Rubén, recordando con nostalgia cuando Sebastian le había contado que su padre le había advertido sobre hacer el servicio.
Parecía como si hubiera sido hace una eternidad, pero solo había pasado poco más de un mes desde entonces.
Rubén recordó, además, que fue a partir de entonces que Sebastian comenzó a mostrar disposición a experimentar con él. Algo bueno había salido de las amenazas del padre de Sebastian después de todo, pensó.
—Es mi única filosofía —dijo bromeando Sebastian, con una sonrisa en el rostro, pero con profunda pena en sus ojos.
Se quedó mirando a Rubén, recorriendo con su mirada cada aspecto de su rostro. Estiró su mano y la puso en el rostro de su amigo, acariciando su mejilla derecha y su barbilla.
Rubén no dijo ni hizo nada, simplemente le devolvió la mirada a Sebastian, y pudo ver en su rostro y en sus ojos cómo sus pensamientos luchaban dentro de su cabeza, debatiéndose, seguramente entre besarlo o no.
Esperó pacientemente el siguiente movimiento de su amigo, sin cortar el contacto visual.
Finalmente, después de varios segundos de tensión, Sebastian puso su mano en la nuca de Rubén, y lo acercó a sí mismo para darle un abrazo.
Rubén dio un largo respiro, dándose cuenta que había estado conteniendo el aliento. Cruzó sus brazos por la espalda de Sebastian, abrazándolo con fuerza.
—Te amo, Rube —le dijo Sebastian al oído, y rápidamente lo soltó, dio media vuelta y se limpió disimuladamente una lágrima del rostro. Luego, ingresó a su casa sin mirar atrás.
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Ligeramente rota
Tengo la inteligencia emocional de una nuez, una nuez sin inteligencia emocional. Ya lo he dicho antes, hay día mejores que otros, hoy ha sido un día particularmente difícil, he pensado demasiado en ti y en demasiadas cosas y desde demasiados ángulos, la cámara ha estado girando rápidamente todo el día y necesito que pare un poco, estoy mareada. Por favor haz que pare de girar.
Te extraño, claro que te extraño, claro que no entiendo, claro que me gustaría saber si eres consciente de la distancia que existe o si en realidad ni siquiera te fijas que este año solo hemos conversado una vez, una sola vez en 3 meses caídos, y esto porque no pude más con mi cerebro y te pedí que me hagas compañía, ¿en serio la idea de besarme esa noche fue tan mala? ¿en serio fue lo peor del mundo?, y sí, puede que digas que no es personal pero la que está preguntándose qué sucedió soy yo y sí me siento herida, que algo físico pase entre nosotros siempre fue una idea flotando en el aire nunca en plan real ¿pero por eso ya no puedo tener ni la amistad de siempre? ¿tu cariño hacia mí era netamente situacional? ya desde septiembre no me necesitabas en tu vida, ¿por qué el cambio de actitud recién este año?¿qué fue lo que dije o qué no dije?¿estás enamorado de tu nueva/vieja amiga y solo a ella la ves? siempre he creído que cuando te gusta alguien te idiotizas demasiado y todo desaparece, ¿es solo distancia porque terminamos el ciclo que compartíamos? ¿hay algo más?, no dejo de cuestionarme y cuestionarme, yo que soy tan ingrata con mis amistades, tú me has superado, tú y yo ya éramos mucho más cercanos y regresamos a un punto muerto, me siento como cuando debía buscar excusas para acercarme a ti, y ya no quiero inventarlas, ya no, ya no me nace escribirte para que aceptes conversar sin ver iniciativa de tu parte. Siento que dices para salir por obligación. ¿Te hubiera matado una foto en tu cumpleaños? ¿te hubiera matado responder un mensaje en el grupo? tus amigos del colegio se reúnen con tu familia y no pasa nada, ella se toma fotos contigo y las sube y no pasa nada. Prioridades les dicen.
No sé lo que estás pasando, probablemente ni es conmigo, solo soy un efecto colateral, pero es sumamente duro querer tener tan cerca a alguien que no da la más mínima señal de querer lo mismo. Sigo con el celular encima esperando un mensaje, una llamada, un tweet, y cada día duele un poco más y en simultáneo duele un poco menos; lo bueno de que alguien se distancie así es que (aunque no te guste la idea o te siga lastimando) eventualmente te acostumbras, ¿qué sería diferente hoy de ayer, para que hoy me escribas si no lo hiciste ayer? si no lo hiciste el día previo, ni el día antes de ese. Cada día esperaré menos. Hoy lo he esperado demasiado, tanto que mi corazón se rompe en pedacitos escribiendo esto, tanto que las lágrimas me nublan la vista porque en serio me gustaría recibir un abrazo tuyo, una palabra tuya, aunque sea una muy estúpida.
Sé que no eres una mala persona, no eres el amigo del año tampoco, pero cada día me hago terapia a mí misma tratando de ver con estas cosas que no eres la persona que en realidad necesito en mi vida, no en ese plan. El amor romántico sigue ahí, no entiendo muy bien porqué, pero lo combato con fuerza. El amor filial espero poder mantenerlo con lo poco que lances. Te mereces todo lo bueno del mundo como siempre te lo digo, pero no necesariamente yo tengo que ser la proveedora, no así, te juro que creí que ya no estábamos en estas cosas. Creo que me equivoqué.
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Finde en Zaorejas. Un fic Damira.
Amira se va de fin de semana a Zaorejas con Cris, Joana y Dani. Basado en el finde que pasaron los cuatro en Zaorejas antes de la temporada 3 y que vimos en chats y stories.
Podeis leerlo en ao3
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-Vale, Dani dice que mis padres no vienen hasta después de cenar así que podemos subir a mi casa si quieres, que en la azotea hace mazo de frío – Cris le dice a Joana guardándose el móvil en el bolsillo tras leer el mensaje de su hermano.
Joana y ella llevan saliendo ya unos cuantos meses pero Cris todavía no está lista para contárselo a sus padres y, aunque podría llevar a Joana a casa con la excusa de que es una amiga, prefiere evitar forzar un encuentro entre su novia y sus padres por si acaso. Por eso, no es hasta que Dani le asegura que sus padres no están en casa y que no tienen pensado volver pronto que las chicas deciden subir a casa de Cris.
-Deja el abrigo ahí si quieres – le indica Cris a su novia señalando el perchero al lado de la puerta.
-¡Hola! – saluda Joana a Dani una vez que entran en el sofá.
-Ey, ¿qué pasa? – le devuelve el saludo Dani a su cuñada con una sonrisa.
-Nos vamos a mi cuarto a ver una peli, ¿vale? – informa Cris a su hermano.
-Yo me voy a mi cuarto eh, me preparo un sándwich rápido y os dejo el salón si estáis más cómodas en el sofá. – dice Dani dirigiéndose a la cocina.
Cris mira a Joana y le pregunta con la mirada qué prefiere hacer. La verdad es que ver la película en el portátil de Cris es más incómodo que verla en la tele del salón, por lo que sin necesidad de decir nada ambas chicas coinciden en quedarse en el salón y se sientan en el sofá.
-Tía me siento fatal – le comenta Cris a Joana
-¿Por?
-Pues por lo de Ami, me da mucha pena.
-¿Qué le ha pasado a Amira? – escucha Cris tras ella.
Cris se gira y ve a su hermano parado en mitad del salón con el sándwich en la mano, claramente escuchando la conversación.
-Pero ¿tú no te ibas a tu cuarto, cotilla? – dice Cris poniendo los ojos en blanco.
-A ver sí, pero tengo que pasar por aquí. – Se explica Dani - ¿qué le pasa a Ami? ¿Por qué dices que te da pena? ¿Le ha pasado algo?
Joana se muerde el labio para tratar de contener la sonrisa, nunca lo ha hablado con Cris pero desde que conoce a Dani siempre ha pensado que el chico siente algo por Amira, y muy disimulado no es.
-A ver, relájate que no le pasa nada. Solo que me dijo de quedar el finde y yo le dije que sí pero luego me acordé de que nos íbamos a Zaorejas y la pobre se ha quedado tirada. Solo está libre Ev que se irá de botellón y bueno…como que no le hace especial ilusión a Ami.
-Que se venga a Zaorejas – dice Dani antes de que su cerebro pueda siquiera procesar las palabras que está diciendo. Ve como su hermana lo mira con cara rara y enseguida pone en marcha un discurso para convencerla – A ver, que lo digo por Ami, para que no se quede en casa sola. Y en la casa de Zaorejas hay sitio de sobre. Papá y mamá no vienen seguro y a Toni y Óscar ni se les espera.
-¿Toni y Óscar? – pregunta Joana confusa, es la primera vez que oye esos nombres.
-Son mis hermanos mayores – explica Cris a su novia, después se vuelve hacia su hermano - ¿tú crees que Amira querrá venirse a Zaorejas con nosotros?
-Claro, ¿por qué no? Como cuando éramos enanos y se venía con nosotros siempre. Va, díselo verás cómo le mola la idea – insiste Dani.
Cris mira a Joana para ver qué opina. Su novia asiente, no podría estar más de acuerdo con que venga Amira. Tiene muy buena relación con todas las chicas pero al igual que lo es para Cris, Amira es especial para Joana.
-Bueno, vale, le voy a preguntar.
Cris saca el móvil y escribe a Amira contándole el plan pero, cuando su amiga no parece muy convencida, Cris no puede evitar fruncir el ceño.
-¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué te ha dicho? – pregunta Dani insistentemente, el sándwich aún intacto en su plato.
-Pues que dice que no sabe porque yo voy a estar con Joana y tú con tus colegas y como que no pega mucho.
Dani siente como las ilusiones que se había hecho en los últimos cinco minutos se le rompen de repente. La idea de pasar el finde en Zaorejas con Amira…y con su hermana y Joana, le gustaba mucho. Rápidamente trata de buscar una solución.
-Dile que sí que pega, que podemos hacer cosas juntos…yo qué sé mira una ruta por ejemplo, la del río, que ella no la ha hecho nunca ¿no? Va que seguro que le encanta.
-¿Tu idea para convencer a Ami de que venga es ofrecerle hacer senderismo? – pregunta Cris incrédula.
-Cris, no todos son tan flojos como tú.
-A que no le digo nada y te vienes de sujetavelas, listo – le reta Cris.
-A que me quedo en casa y te vas a patita a Zaorejas, lista – rebate Dani
-A ver, a ver, cálmense – interviene Joana – Cris yo creo que a Amira sí que le podría gustar la idea de el senderismo.
-Bueeeno, vale, se lo digo a ver.
-Va Cris, date prisa – dice Dani desesperado mientras mira el reloj. Ha revisado la mochila una veinte veces para comprobar que lo lleva todo y está deseando salir por la puerta, pero su hermana sigue desayunando con toda la tranquilidad del mundo.
-Dani tío relájate, no me estreses desde tan temprano. –le contesta Cris poniéndose mermelada en la tostada.
-Cris, son las 11:25 de la mañana, ¿tan temprano de qué? Y hemos quedado con Amira y Joana abajo a y media.
-Lo que quiere decir que tengo cinco minutos más para desayunar – dice Cris dándole un mordisco a la tostada – Además, ¿tú desde cuando te has vuelto tan puntual? Si mamá siempre tenía que sacarte de la cama a empujones para ir a clase.
Dani abre la boca para defenderse pero se da cuenta de que no sabe cómo contestarle a su hermana. Es cierto que hay una razón por la que quiere estar a su hora pero no se va a poner a discutirlo con ella.
-Mira, paso. Voy tirando. No tardes.
-Que sí pesado.
Una vez abajo Dani mira alrededor pero no ve ni a Joana ni a Amira, tal vez sí que se ha pasado un poco con la puntualidad.
-Pero, ¿qué ven mis ojos? ¿Un Soto siendo puntual?
Dani no tiene ni que girarse para saber de quién procede esa voz, la sonrisa que se le dibuja enseguida en los labios lo dice todo. Amira se acerca a él y se para en frente de él. Dani la saluda chocando el puño con el de Amira, tal y como llevan haciendo desde que son pequeños.
-Oye, que la que ha creado la mala fama de los Soto es mi hermana, yo soy muy puntual.
-Claro que sí, por eso siempre llegas el último a todas las fiestas.
-A ver es que uno necesita su tiempo para acicalarse – bromea Dani ajustándose la cremallera de la sudadera azul.
Amira se ríe y pone los ojos en blanco, Dani tiene la habilidad de siempre hacerla reír en apenas minutos. Dani sonríe al ver a Amira reírse, le gusta ser el motivo de su risa.
-Anda dame la mochila que la voy metiendo en el coche – dice Dani al notar como Amira va cargando con el equipaje.
Se acerca a ella y tras un poco de protesta por parte de Amira que insiste que no necesita ayuda, Dani coge la mochila y la coloca en el coche que tiene aparcado a unos metros de su portal. Junto a ella coloca la suya. Va a cerrar el maletero cuando ve llegar a Joana al final de la calle.
-Chicos lo siento que llegué tarde, el metro se paró – se excusa Joana soltando la mochila en el suelo al llegar a donde están Dani y Amira. Dani la recoge y la coloca en el maletero junto a las demás.
-Tranquila, si estamos esperando a Cris de todas formas – le dice Dani.
-Que ya estoy, pesado – escuchan a Cris decir. Cuando se vuelven hacia el portal la ven corriendo mientras se recoge el pelo en una coleta alta. – De verdad que prisas, que Zaorejas no se va a mover del sitio.
Acercándose al coche Cris deja su mochila en el maletero y lo cierra. Saluda a Amira con un abrazo y a Joana con beso rápido en los labios.
-Venga vámonos ya, anda. – dice Cris dirigiéndose a la puerta del copiloto.
-Oye Cris, deja a Amira delante mejor y te sentás conmigo detrás ¿no?
Cris la mira con el ceño fruncido, cada vez que Dani las ha llevado a algún sitio Cris siempre se ha sentado delante, pero no será ella la que se queje por pasar dos horas y media compartiendo asiento trasero con su novia. Encogiéndose de hombros Cris abre la puerta trasera y se sienta con Joana a su lado. Amira duda un poco ante la puerta del copiloto, por alguna razón le pone nerviosa pensar en pasar todo el viaje tan cerca de Dani.
-Ami – la llama Dani desde el otro lado del coche antes de entrar.
-¿Hmm? – murmura Amira distraída.
-¿Todo bien?
-Sí, todo bien – dice Amira sonriéndole a Dani. Él le devuelve la sonrisa y durante unos segundos solo se miran el uno al otro.
-Bueno, nos vamos ¿o qué? – grita Cris desde dentro del coche ganándose un codazo de parte de Joana, aunque no entiende muy bien por qué.
Una vez están todos dentro del coche, Dani sale del aparcamiento y pone rumbo a la carretera.
-Ami, pon música – le dice Cris desde el asiento de atrás a su amiga.
-Ni se te ocurra tocar la radio. Mi coche, mi música – advierte Dani a Amira.
-Venga ya tío, que tú música es una mierda – protesta su hermana.
-Todavía estoy a tiempo de dar la vuelta – bromea Dani mirando por el espejo retrovisor – que no que ya veréis que he preparado una lista de reproducción que flipas. Ami coge mi móvil y conéctalo a la radio, hay una playlist que se llama Zaorejas.
Amira coge el móvil que Dani lo ofrece y lo desbloquea. Por un momento lo único que puede hacer es mirar el fondo de pantalla. Es una foto de hace un año aproximadamente. Una foto de Amira, Cris y Dani. Amira recuerda a la perfección el día que se hicieron esa foto. Fue el primer fin de semana después de que Amira decidiera ponerse el hijab. Amira había ido a casa de Cris a enseñárselo y las dos habían subido a la azotea. Al poco tiempo Dani subió para decirle a Cris que era hora de almorzar. Amira recuerda cómo Dani se quedó un poco impresionado cuando vio a Amira pero no hizo ningún tipo de comentario, solo le preguntó que si se iba a quedar a comer. Antes de que Amira pudiera responder Cris le dijo a su hermano que sí y que ya iban a bajar pero que necesitaba primero un selfie con su amiga para inmortalizar el momento. Tras hacerse la foto con Cris, Dani dijo que él también quería salir en la foto, con el correspondiente cachondeo por parte de Cris llamándolo metomentodo. Su hermano pasó de ella y se colocó al otro lado de Amira de forma que ella quedara en el centro para la foto.
-Ami, vas a poner la música ¿o qué? – pregunta Cris sacando a Amira de sus pensamientos.
-Sí, sí perdona – dice Ami sintiendo cómo se le ruborizan las mejillas. Se atreve a aventurar una rápida mirada a Dani y por un momento le parece ver que él también se ha ruborizado, pero probablemente solo sea fruto de la calefacción. Tratando de volver en sí, Amira conecta el móvil de Dani a la radio, reproduciendo la lista mencionada antes. En cuanto empiezan a sonar los primeros acordes de la canción Amira mira a Dani con incredulidad – Pero, ¿y esto?
-Os lo he dicho, he preparado una playlist que es la hostia – le dice Dani mirándola brevemente para sonreír.
Amira ríe y mira por la ventana, tarareando la canción que está sonando, Hijabi de Mona Haydar.
-Madre mía por fin, que viaje más largo – Cris casi ni espera a que el coche esté aparcado para salir de él.
-Cris por dios que han sido dos horas y poco – refunfuña Dani abriendo el maletero para sacar las mochilas.
-Pero sin comer, estoy que muerdo
-La verdad que yo podría comer algo ya también. Deben ser casi las 2 ¿no? - apoya Joana a su novia.
-Mi madre me ha preparado un par de tuppers con comida para que no tengamos que cocinar nada más llegar – dice Amira
-Ay si es que sabía que era buena idea que vinieras – Cris se abalanza sobre su amiga y le da varios besos en la cara.
-Pero tendrás cara, si la idea de que Ami viniera fue mía – suelta Dani casi sin pensar.
-¿Ah, sí? – pregunta Amira alzando las cejas
-A ver sí pero…-Dani trata de buscar una excusa que le salve de la humillación pero no encuentra ninguna.
-Estaba muy entusiasmado – añade Joana, enfatizando el “muy”
-Anda, vamos a entrar ya y a comer – Dani cierra el coche con la llave y se dirige a la casa antes de que ninguna de las chicas pueda decir algo más.
Una vez dentro los cuatro sueltan sus cosas cada uno en la habitación que se han asignado y se sientan a comer la comida que les ha preparado la madre de Amira.
-Uf, cómo me va a sentar la siesta después de esta comida – comenta Cris acariciándose la tripa
-Tía ¿en serio te vas a echar la siesta? – pregunta Amira incrédula – que vamos a estar aquí dos días
-Hombre a ver, es que si me hacéis madrugar no podéis ahora pedirme que no duerma siesta – trata de defenderse Cris, lo que provoca la risa de Joana que conoce a la perfección a su novia
-Pero si te has levantado a las 11 payasa – la acusa Dani
-Pues ya es una hora antes de lo normal, necesito mi hora de sueño. – girándose hacia Joana, Cris añade : ¿tú qué dices, amor? ¿Te renta siestecita?
-Me parece bien – dice Joana dándole un beso en la mano a Cris
-Pues yo creo que voy a acercarme a la jabonería, que mi madre me ha encargado un par de jabones de aquí que dice que son muy buenos – comenta Amira recordando lo que le dijo su madre.
-Yo voy contigo, que prefiero no estar aquí mientras estas dos “duermen la siesta” – dice Dani haciendo el gesto de las comillas con los dedos.
- Pero ¿cómo osas insinuar que nuestra intención es hacer algo más que dormir? – Cris se lleva una mano al pecho para hacerse la ofendida y todos ríen ante su performance.
-Un poco más y te llevas toda la tienda, tía – Dani le abre la puerta de la jabonería a Amira y ambos salen a la calle, ajustándose sus abrigos por el frío.
-Ya, es que huelen todos tan bien que no sabía cuál coger – admite Amira mientras revisa en la bolsa de papel que estén todos los que ha comprado.
-Buah mira toda la nieve que hay ahí.
Amira levanta la cabeza y sigue la dirección que le indica Dani. Al final de la calle se ve un tramo de campo en el que aún quedan bastantes resquicios de la última nevada. Amira sonríe cuando un recuerdo se le viene a la mente.
-¿Te acuerdas cuando de pequeños jugábamos a hacer muñecos de nieve?
-Pues claro tía – afirma Dani – que ganaba el que terminara antes.
-Y tú siempre hacías trampas – añade Amira.
-Y tú te enfadabas y acababas destrozando el mío.
-Es lo que merecías.
Amira y Dani se ríen al recordar las veces que jugaban de pequeños en Zaorejas. En un momento sus miradas se encuentran y los juegos quedan olvidados, en este momento solo existen ellos dos. Hasta que…
-¡El primero en acabar gana! – grita Amira echando a correr hacia la zona donde se encuentra la nieve mientras escucha como Dani le grita “tramposa” indignado.
-Daniiiiii – se queja Amira por quinta vez en los últimos tres minutos. – Para.
-No sé de qué me hablas – dice Dani haciéndose el loco.
-Que dejes de echarme nieve en el muñeco, eres un tramposo – protesta Amira. Desde que han empezado a hacer los muñecos de nieve Dani no para de tirarle nieve al suyo actuando como si no se diera cuenta.
-Pero ¿qué dices tía? Que yo no te estoy echando nieve. A lo mejor se me ha escapado un poquito. Mira como ahora, ¿ves? – Dani vuelve a repetir el movimiento que lleva haciendo desde que empezó, coge un poco de nieve y la tira en dirección a Amira, pero esta vez en vez de apuntar al muñeco de nieve apunta directamente a Amira que suelta un gritito de sorpresa. Dani enseguida se da cuenta de su error.
-Eres hombre muerto – dice Amira
Acto seguido Dani se levanta para intentar poner distancia entre los dos pero es tarde, la guerra de bolas de nieve ha comenzado. Y continua durante varios minutos en los que tanto Dani como Amira tratan de tirar al otro toda la nieve que pueden mientras esquivan la que reciben. Amira comete un error y queda totalmente expuesta a Dani, que tiene una bola de nieve preparada para lanzar. Tratando de poner distancia entre ellos comienza a andar hacia atrás sin darse cuenta de que tiene los muñecos de nieve a medio hacer detrás. Tropieza con ellos y cae de espaldas sobre las figuras, destruyéndolas por completo.
-Amiiii, siempre acabas destrozándome el muñeco – protesta Dani con voz de niño pequeño.
-Porque tú siempre haces trampas – contesta Amira sentándose y estirando la mano hacia Dani – Anda ayúdame a levantarme.
Dani suspira y se acerca a Amira. Cuando le da la mano Amira aprovecha el impulso para tirar a Dani al suelo y quedar ella de pie.
-Serás…
Dani hace el intento de levantarse pero se resbala y vuelve a caer, provocando la risa de Amira que al final acaba contagiándosela a Dani.
-Vale, vale, estamos en paz – dice Amira aún riéndose. Se sienta al lado de Dani y juntos observan lo que queda de sus muñecos que no es más que dos montoncitos de nieve – Jo, con lo bonitos que nos estaban quedando.
-¿Y si hacemos uno juntos? Sería el muñeco de nieve superior.
Amira se ríe ante las palabras elegidas por Dani para referirse al muñeco de nieve, pero la verdad es que la idea no le disgusta.
-Ay por fin los encontramos, que los hemos buscado por todo el pueblo.
Amira y Dani se giran ante las palabras de Joana y ven como se acerca con Cris.
-Pero, ¿qué estáis haciendo? ¿Jugar con la nieve? – se ríe Cris.
-Mirad nuestro bebé – dice Amira entusiasmada señalando al muñeco de nieve que han hecho entre Dani y ella.
-Hostia Dani, cuando digo que quiero ser tía joven me refería al Toni dándome un sobrinito, no a ti y a mi mejor amiga.
-Mira que eres tonta de verdad – le dice Dani a su hermana negando con la cabeza.
Cris se ríe y se sienta junto a Amira y Dani para inspeccionar el muñeco.
-Vaya mierda de muñeco, si está todo deforme, seguro que nosotras podemos hacer uno mejor, ¿a que sí, amor?
-Eh, bueno, podemos intentarlo – se ríe Joana.
-Que no, que no, que el nuestro era mucho mejor. – discute Amira mientras entran en la casa.
-Pero ¿qué dices? Si el nuestro era super cuqui – protesta Cris
-Super cuqui y super enano, que medía 10 centímetros – comenta Dani cerrando la puerta y quitándose el abrigo.
-Daniel, el tamaño no importa, los chicos tenéis que meteros eso en la cabeza – dice Joana provocando la risa de Cris y Amira.
-Anda, me voy a dar una ducha caliente y a acostarme pronto, que mañana tenemos ruta – dice Dani evitando el tema.
-Tenéis, querrás decir. – aclara Cris – porque yo no pienso ir.
-Cris tía…-protesta Amira
-Ami ni lo intentes, es una batalla perdida lo de esta chica. Joana, ¿tú qué haces? – pregunta Dani antes de entrar en el baño.
-Yo…- Joana mira de Dani a Amira y vuelta a Dani – yo me quedo con Cris.
-Pues parece que haremos la ruta solos.
La alarma del móvil de Amira la despierta de un salto. Con los ojos medio cerrados comprueba la hora, las 6 y media. Al principio se encuentra un poco desubicada, pero enseguida recuerda que están en Zaorejas y que Dani y ella quedaron ayer en salir a las 7:30 y Amira quería levantarse con tiempo para que le diera tiempo a desayunar. De repente escucha un ruido que proviene de la cocina y se da cuenta de que hay un olor raro en el ambiente, como a quemado. Exaltada se coloca el hijab con rapidez y sale de la habitación para ver qué está pasando. Casi que se sorprendería menos si se hubiera encontrado en la cocina con un loco pirómano. En su lugar se encuentra a Dani, concentrado en cocinar, o tratar de cocinar algo.
-¿Qué haces? – pregunta Amira en voz baja para no despertar a Cris y Joana que se acostaron más tarde.
-El imbécil por lo visto – dice Dani resignado – Joder tía es que quería hacerte el desayuno así en plan sorpresa, para que tuviéramos energía para la ruta, pero es que no sé qué hostias le pasa a la sartén que no le puedo dar la vuelta a las tortitas, se quedan pegadas.
Amira sonríe, Dani se ha levantado antes de tiempo para hacerle el desayuno y, aunque claramente la cosa no ha ido demasiado bien, lo que importa es el detalle. Amira mira al plato que hay al lado del fuego y ve los restos de tortitas deformes y quemadas.
-¿Le has puesto mantequilla o aceite a la sartén? – pregunta Amira. La cara de confusión y sorpresa de Dani le dice que ni siquiera se le había pasado por la cabeza, lo que hace reír a Amira – Anda, déjame a mí.
-Joder Ami, yo quería darte la sorpresa – dice Dani derrotado, haciéndose a un lado para que Amira pueda solucionar el desastre.
-No, si sorprendida estoy – ríe Amira que, al ver a Dani haciendo pucheritos se enternece – Ey, lo que cuenta es la intención. Además seguro que la masa está buenísima, solo necesitas un poquito de ayuda haciéndolas en la sartén.
-¿Cómo vas? – pregunta Dani girándose para mirar a Amira. Llevan andando más de dos horas sin parar.
-Bien – contesta Amira aunque con dificultad para respirar - ¿Queda mucho para el río?
-Unos 15 minutos más o menos. ¿Vas bien o quieres que paremos ya?
-No no, paramos cuando lleguemos al río.
-Perfecto – Dani le sonríe y vuelve a emprender camino, esta vez yendo un poco más despacio para que Amira le pueda seguir el ritmo.
Una vez que pasan esos 15 minutos prometidos por Dani, Amira da un gritito de emoción al divisar el río.
-Es precioso, madre mía – dice Amira admirando las vistas
-Te dije que te iba a gustar – contesta Dani, admirando también las vistas, aunque en su caso, no está mirando al río, sino a Amira sonreír. -¿Tienes hambre?
-Mucho – afirma Amira sentándose en una roca cercana al río.
-Pues aquí sí que no la he liado porque he traído…-Dani se sienta en frente de Amira y busca en su mochila hasta dar con la bolsa de la comida – sándwiches de atún
-¡Qué rico por favor! – Amira alarga la mano para coger el sándwich que le ofrece Dani y le da un mordisco.
-Y aún no te he enseñado lo mejor…- Dani hace una pausa dramática antes de sacar el paquete.
-¡Magdalenas! – dice Amira entusiasmada
-Y de las que te gustan.
-Jolín, gracias. Has pensado en todo
-A ver, es que soy el mejor, ¿para qué engañarnos? – bromea Dani
-Bueno, bueno tampoco te vengas arriba que aún tengo metido el olor a tortita quemada en la nariz.
Dani se ríe y mira a Amira, iluminada por el sol de media mañana, con el río y el bosque detrás está aún más espectacular que de costumbre. Dani no puede evitar sacar el móvil para retratar este momento.
-¿Qué haces? – le pregunta ella cuando lo ve apuntando con el móvil hacia su dirección.
-No te muevas, estás perfecta para una foto.
-Dani, por favor – dice Amira avergonzada, nunca le ha gustado mucho que le hagan fotos, y menos si para quien tiene que posar es para Dani.
-Va, venga, sonríe, que sales preciosa…o sea la foto, sale preciosa – trata de enmendar Dani
Amira sonríe y se muerde el labio inferior sin querer hacerse demasiadas historias por lo que ha dicho, o casi dicho, Dani. Dani le echa un par de fotos a Amira desde distintos ángulos hasta que esta se cansa y le dice de cambiar de posición. Ahora es Dani el que se agacha junto al río y Amira se coloca en frente para hacerle la foto. Algo detrás de Dani capta su atención.
-Dani, no te muevas – dice Amira casi en un susurro – que no quiero que lo asustes para que salga en la foto.
-¿Asustar a quién?
Dani se gira hacia su derecha y pega un salto al ver a un pato a solo un metro de él en el río. Amira capta el momento con el móvil y se echa a reír, lágrimas llenando sus ojos.
-¡No tiene gracia tía! ¿No sabes que los patos pueden comerte un dedo? – dice Dani alejándose todo lo posible del río
-Pero ¿qué dices? ¿Cómo te va a comer un pato el dedo? Anda, flipao.
-He visto pasar mi vida por delante de mis ojos – exagera Dani llevándose una mano al pecho como si fuera a darle un infarto, cosa que solo hace que Amira se ría aún más.
-¡A cenar! – grita Cris desde el salón de la casa a Amira y Dani que están cada uno en su cuarto descansando tras la ruta.
Amira es la primera en salir, vestida con su sudadera amarilla y unos leggins negros. Dani sale al minuto, con su camisa gris, sudadera azul y pantalones grises.
-Chico a ver cuándo jubilas esa sudadera que mamá está harta de lavártela ya – comenta Cris mientras Dani se sienta en el sofá junto a Joana y Amira.
-Es mi sudadera favorita. ¿Te digo yo a ti algo de que vayas siempre en trenzas? – se defiende Dani
-Pero es que a mí las trenzas me quedan bien.
-A ver, haya paz – interviene Joana –dejá al pibe que se ponga lo que quiera. Y vos estás guapísima con tus trenzas.
-Lo sé – dice Cris dándole un beso a Joana.
-Bueno, y ¿qué habéis hecho de cenar? – pregunta Amira – que tengo un hambre.
-A ver, hacer, lo que se dice hacer…Hemos comprado unas pizzas en la panadería. – explica Cris abriendo las cajas que hay sobre la mesa del salón.
-Tía que se supone que hoy cocinabais vosotras, que nosotros hicimos la cena ayer – se queja Dani.
-Bueno, yo hice la cena ayer, tú cortaste la verdura – aclara Amira.
-Y sin mí nos hubiéramos comido la verdura sin cortar, es una labor vital en la cocina.
-Claro, claro – dice Amira asintiendo y riendo.
-Bueno a ver, que es una pizza. ¿De verdad le vais a decir que no a una pizza?
-Nunca – dice Dani dándole la razón a su hermana y cogiendo un trozo de pizza.
Una vez han terminado de cenar, Cris mira la hora del reloj y se levanta de la mesa.
-Bueno ¿qué? Hoy se sale ¿no? – pregunta.
-Uf, tía yo paso, que estoy muerta después de la ruta.
-Amira tíaaaaaaaaaa, no puedes hacerme esto. Venga, un ratito solo – Cris hace pucheritos pero no parece que estén funcionando.
-Es que contigo nunca es un ratito solo, Cris. Y estoy super cansada. Lo siento – se disculpa Amira.
-Bueeeeno, vaaale. Y ¿tú qué? Que no has visto aún a tus colegas.
-Yo…-Dani mira de su hermana a Amira y vuelta a su hermana – yo paso también, estoy reventado.
-¡Venga ya! Si tú la ruta esa te la haces con los ojos cerrados. ¿Qué me estás contando?
-Pero Cris, dejalos, si los chicos dicen que están cansados, pues están cansados. Salimos nosotras y que ellos se queden aquí, juntos. – Joana adivinando las intenciones de Dani y echándole una mano.
-Pues vosotros os lo perdeis, waterparties. Me voy a cambiar. Amor, ¿salimos en media hora? – le pregunta Cris a Joana dirigiéndose a su cuarto con ella detrás.
Una vez que están solos en el salón Dani y Amira comienzan a recoger las cosas de la cena.
-Oye que si quieres salir no hace falta que te quedes conmigo eh, que no me importa quedarme sola. – comenta Amira.
-Qué va tía, si estoy reventadísimo. No se me apetece salir la verdad.
Amira asiente y sonríe, la verdad es que no le importa pasar la noche en compañía de Dani.
-¿Te apetece que veamos una peli cuando estas se vayan?
-Me parece bien – contesta Amira.
-Bueno pórtense bien, no hagan nada que yo no haría – se despide Joana de Dani y Amira media hora después. Cris ya está fuera esperando a su novia impaciente.
-¿Hacemos palomitas? – pregunta Dani a Amira una vez se han quedado solos.
-Hmm, vale venga sí.
Dani se levanta del sofá y se dirige a la cocina. Amira se da cuenta de que se ha dejado el móvil encima de la mesa.
-¡Oye Dani! ¿Puedo ver las fotos de hoy en tu móvil? – le dice Amira en voz alta para que se entere de la cocina.
-¡Claro! Están en la galería, pásatelas a tu móvil si quieres – Dani se soma por la puerta de la cocina y señala a Amira – pero no las borres.
-Prometido.
Amira abre la galería del teléfono de Dani y se pone a ver las fotos de esta mañana. Hay un poco de todo, fotos de paisajes, fotos de Amira con el río detrás, de Dani posando y luego asustándose del pato, selfies de los dos juntos etc.
-Esta me encanta, es que es buenísima, fantasía pura – le dice Amira a Dani cuando este regresa al saló con el bol de palomitas y se sienta a su lado.
Dani mira a su móvil en la mano de Amira y ve que se está refiriendo a la foto en la que sale saltando tras el susto que el dio el pato.
-Me la voy a poner de fondo de pantalla para alegrarme cuando esté triste – bromea Amira haciendo reír a Dani. –Hablando de fondo de pantalla…
Dani ve como Amira va a la página de inicio de su móvil y le muestra el fondo de pantalla que tiene puesto Dani en su móvil, la foto de él, Cris y Amira en la azotea.
-Me gusta mucho esta foto – comenta Amira, sin atreverse a mirar a Dani.
-A mí también, por eso me la puse – Dani mira a Amira y cuando esta levanta la mirada y sus ojos se conectan sonríe – Hemos pasado muy buenos momentos juntos, ¿verdad?
-Sí…- dice Amira casi en un susurro.
-Y este fin de semana está siendo genial, Ami. Hacía tiempo que no pasábamos tiempo juntos, los dos. Lo echaba de menos. Casi ni quiero volver mañana a casa.
Amira sonríe y Dani le corresponde. Durante unos segundos ambos se miran a los ojos, sin saber qué decir, en realidad no hacen falta palabras entre ellos. Cuando Amira siente que la tensión entre los dos es demasiada decide apartar la mirada.
-¿Ponemos la peli?
Dani abre los ojos y se despereza. Le duele un poco el cuello de tenerlo tanto tiempo en la misma posición. Lo primero que nota es que la tele está encendida con la película parada en la página de inicio. Lo segundo es a Amira. Está durmiendo plácidamente a su lado, acurrucada bajo la manta, la cabeza ligeramente girada hacia él. Dani no puede evitar mirarla, está tan guapa, tan serena, tan en paz. Algo se revuelve dentro de Dani, un sentimiento que siempre aflora cada vez que mira a Amira, pero que ahora más que nunca late dentro de él. No es tonto, sabe perfectamente lo que le pasa. Lleva meses, tal vez incluso años, sabiéndolo. Está enamorado de Amira. Lástima que ella nunca se fijaría en él.
El sonido de la puerta lo saca de sus pensamientos. Se gira y ve a Cris entrar a trompicones, seguida de Joana que trata de sostenerla. Dani se levanta del tirón del sofá, como si acabaran de pillarle haciendo algo malo. Enseguida manda a callar a su hermana y señala con la cabeza a Amira, para indicarle que está dormida.
-Perdón, perdón – dice una Cris muy borracha – Pero habrá que despertarla ¿no?
-Si sigues chillando así seguro que lo haces – protesta Dani en voz baja.
-Venga, Ami, a levantarse – dice Cris dirigiéndose a su amiga pero Joana la para.
-Va Cris, vamos a dormir, Dani despierta a Amira, ¿verdad Dani? – dice una Joana cómplice
Dani asiente y le sonríe a Joana agradecido. Una vez que las chicas se han ido Dani se sienta en el sofá junto a Amira y dice su nombre varias veces. A la tercera vez Amira abre los ojos lentamente.
Amira tarda unos segundos en ajustar la visión a la oscura habitación, solo iluminada por la tele. Cuando sus ojos conectan con los de Dani algo se revuelve dentro de ella, un sentimiento que siempre aflora cada vez que mira a Dani, pero que ahora más que nunca late dentro de ella. No es tonta, sabe perfectamente lo que le pasa. Lleva meses, tal vez incluso años, sabiéndolo. Está enamorada de Dani. Lástima que él nunca se fijaría en ella.
-Hola – susurra Dani, sacando a Amira de sus pensamientos.
-Hola- dice ella sonriéndole.
-No quería despertarte pero vas a coger frío y…
-Gracias. Será mejor que me vaya a la cama – dice Amira levantándose lentamente del sofá.
-Sí, yo también, que mañana nos queda un viaje largo.
Dani apaga la televisión y enciende la luz del pasillo. Tanto él como Amira se dirigen a sus habitaciones pero se quedan parados en la puerta.
-Buenas noches, Ami – dice Dani.
-Buenas noches, Dani – contesta Amira y, antes de que Dani pueda desaparecer tras la puerta de su habitación añade – Yo también echaba de menos pasar tiempo juntos.
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5x03: “Lado B”.
[ Idris, Alacante — 06 de Junio de 2020]
El día sábado había sido un día muy complejo para la chica que ya estaba instalada en el Centro como cada Director debía estar para ejercer el dominio de todo el lugar.
Todos ya se habían presentado y en cuánto acabó con las formalidades típicas de cada cambio de cargo, se dio una ducha y con su hijo se arreglaron para ir a Idris a cerrar bien el trato; al menos de manera oficial porque la morena siempre había alargado algo que era inevitable. Agradecía de sobremanera que no la hubieran presionado con los papeles que era muy poco atractivo ir sólo para eso.
En cuánto llegaron a la ciudad, el brillo del collar de luna se mostraba orgulloso en su cuello, firmaron los contratos correspondientes a cada trabajo en el Gard y pasó a dejar a Rhysand a la guardería para aquellos que necesitaban que cuidaran de sus hijos el tiempo que se necesitaba. Melanie esa noche aún le quedaban un par de cosas por hacer y ya su pequeño tenía sueño, por lo cual no se lo iba a interrumpir.
Caminó largamente por las calles de la ciudad, vacías y tranquilas. A pesar que era un lugar que no había sido cerrado por los acontecimientos de la gente mundana, eran muy poca las personas y sin los típicos vehículos todo el lugar no era más que tierra, pavimento y luces naturales.
Llegó a la Academia notando el cansancio en sus piernas, y se adentró tranquilamente hasta llegar a la sala de entrenamiento. Hace muchos meses no entraba al lugar y debía sacar algunas muestras para los prácticos que seguramente venían en los próximos días.
Abrió la puerta principal al pasillo de las salas de los entrenamientos. Dio un paso largo y se arregló el cabello que le caía en el rostro con su mano dominante.
— ¿Tessa? ¿Estas por aquí, cariño? — Su tono fue amable y cariñoso. Algo que era muy normal escuchar en la muchacha.
Tessa estaba agarrando el ritmo a su nueva vida, le costó mucho, pero hace dos semanas que se puso las pilas para comenzar a trabajar bien y querer mejorar su vida, sobre todo por su salud mental que había estado peor que nunca los últimos meses.
Cada mañana sin falta, incluidos los fines de semana, salía a correr temprano por las mañanas y seguía con ejercicios de peso corporal. Este sábado no fue la excepción, pero fue diferente porque por la tarde tuvo dentista y después llegó a comer luego de no haberse alimentado en casi todo el día.
Quiso tomarse una hora para reposar la comida y por su mala memoria, se había olvidado de que se juntaría con Mel para practicar lo nuevo que había descubierto Tess, de lo que podía hacer.
Al recordarlo le escribió a Mel, y se quedaron de ver en la sala de entrenamientos. Antes de verla, le dio un paseo a su perro y le dejo comida para después ir al edificio. Llegó y la espero en una esquina sentada con ropa deportiva, pero cuando escuchó a Mel, se levantó y acercó saliendo de la oscuridad.
— ¡Mel! — Exclamó sonriendo al acercarse a ella y la saludo con un gran abrazo.
— ¿Cómo estás? Al fin nos conocemos en persona — Decía retrocediendo después del gran abrazo.
La chica cambió su mirada al origen de la voz de la chica y sonrió de oreja a oreja al verla acercarse.
Habían hablado hace mucho tiempo y si añadían a que la había estado bien esta semana en su clase, era inevitable no sentir adorabilidad por ella.
— Era momento, eres la primera de la Academia que veo desde que he regresado a la ciudad — La abrazó juntando sus dedos en sus hombros y se alejó mirando detenidamente sus ojos cuando se separaron.
— ¿Has estado bien? ¿Necesitas algo? Te quería decir que si quieres cualquier cosa puedes ir al Centro donde trabajo, diles que quieres verme y dejaré el permiso concedido para que podamos vernos más seguido — Su mano ahora estaba en su hombro, pero para mantener la cercanía.
Suspiró mirando a Mel — Si, he estado bien, algo cansada porque he hecho más ejercicio que nunca, pero bien — Decía con el típico movimiento de las caderas al subirse la calza que siempre se le bajaba al levantarse después de estar sentada.
— ¡Eres muy amable! y.… te tomaré la palabra, sería bueno poder ver a alguna amiga cuando lo necesite, podrías enseñarme más cosas — Sonrió, no había sentido nada durante el abrazo o cuando ella mantenía su mano en el hombro de Tess.
— Vamos a sentarnos a hablar un rato — Apuntó hacia un escalón largo que había a un lado y Tessa caminó hacia allá para sentarse porque no era de sentarse en sillas, prefería el piso. — Te vienes a vivir aquí? — Preguntó doblando las piernas y afirmándose con una mano del suelo.
— Por supuesto, hasta puedo aconsejarte en algunas clases porque también he sido graduada de aquí — Le confesó levantando sus cejas levemente. No eran tantos años como antes porque todo era diferente antes del cambio que hubo en aquellos tiempos.
La siguió hacia el escalón, también se lo agradecía porque después de varios meses encerrada, ya sus piernas le dolían.
Se sentó en el escalón y escuchó su pregunta con atención.
— No puedo, tengo que vivir en el Centro, pero pasaré en las mañanas y en las noches por Rhysand, además de un día para la práctica aquí en la Academia — Le respondía siempre con una gran sonrisa.
— ¿Me muestras tu poder? Siempre me ha llamado la atención tus habilidades, por ejemplo, nosotras siempre tenemos las mismas, algunas más desarrolladas que otras, pero tú, tú tienes algo único en cada una de tus características — Su voz era emocionada y sin duda el brillo en sus ojos por la curiosidad que le llenaba.
— Gracias, eres la mejor —Dijo sobre su ayuda, y al ser graduada conocía muy bien todo lo que pasaba dentro de la academia y de los centros y la ayudaría mucho.
— ¿Qué poder quieres ver primero? — Alzó las cejas divertida, Tessa pensaba que tenía dos, quizás más pero solo conocía dos. Se puso de pie y alejó de Mel parándose frente a ella, le mostró las manos que no tenían nada, dejó las palmas hacia arriba cerca de su propio cuerpo y de pronto apareció una luz entre celeste y blanca de sus manos, y las empuño, apareciendo dagas, una en cada mano.
— Este es uno y el primero que descubrí. Ahora puedo controlarlo muy bien, que aparezca y desaparezca, antes aparecían por mis emociones — Explicó moviendo las dagas entre sus manos con facilidad, había estado practicando todos los días, y por eso tenía cicatrices en las manos porque a veces se cortaba al ser filosas.
— Ah, puedo proyectar y manipular la luz — Sonreía porque los últimos días comenzaba a sentirse orgullosa de lo que podía hacer y ya no lo encontraba extraño.
— La que tú quieras, pero déjame verlas bien porque es algo que deseaba ver hace muuuuucho — Alargó su palabra, exagerando su oración, pero estaba emocionada. Puso sus manos sobre sus piernas y se quedó mirando con sus ojos bien abiertos cuando la luz apareció en sus palmas. Le parecía algo muy mágico y de brujas, pero todo cambió cuando vio las dagas. En especial por las filosas que se veían al contraste con la luz que se encendía.
Melanie hizo un movimiento con su mano rápido, salieron chispas de sus manos y las luces se apagaron sin tener que mover un minúsculo músculo de su cuerpo, pero quería ver la intensidad de la luz que proyectaba. Siempre había textos que le decían que demostraba el nivel de poder que estaba adquiriendo alguien no humano.
— ¿Así te defendías? ¿Alguna vez quisieron capturarte? — Sus preguntas salieron sin darse cuenta de su boca. Siempre había tenido ese lado humano súper desarrollado y la empatía siempre la demostraba en cada conversación.
— Siempre las emociones son lo primero que tenemos que desarrollar, manejar y lidiar. Podrían matarnos si no hay un autocontrol y wow, podrías haberte hecho mucho daño — Pestañeó varias veces. Encontraba admirable que sola hubiera aprendido que sus emociones eran la causa de todo.
— Serías una maravillosa guerrera, ¿Sabias? — Mostró sus dientes con una sonrisa y sorprendida abrió más sus ojos cuando supo que sabía manejar la luz.
— ¡Podrías hacer más! ¿Has pensado en profundizar más en la luz? He trabajado en ella y tal vez podría ayudarte. Sería útil para cualquier ataque de defensa o tal vez ya te lo hayan enseñado — Dijo pasando sus manos en sus piernas, controlando su emoción.
— ¡Quien sabe cuántos poderes tienes apagados! Eres increíble — Se levantó y aplaudió como si viera el mejor regalo frente a sus ojos.
— Un día tuve un accidente y después un chico intento atacarme porque... lo había engañado y robado, quería... abusar de mí y de pronto, cuando intentaba empujarlo, el tipo hizo un movimiento extraño y vi mi mano, y ahí estaba él sangrando y yo con la cuchilla en mi mano, no supe que hacer y corrí — Comenzó a contarle su historia, y comenzó a manipular las dagas, de vuelta a la luz e hizo esferas, era lo último que había aprendido a hacer en cuanto a la manipulación de la luz.
— Me asusté pero tiempo después lo acepte, y comencé a dármelas de la justiciera unas semanas, hasta que me encontró Nina, nadie nunca intento atacarme por esto, por suerte —Contaba cerrando las manos y la luz se esfumó en un cerrar de ojos.
— Estuve un año aprendiendo sola y ahí supe que mis emociones eran las encargadas de manejar la luz... Pero yo encantada de que me ayudes, no he trabajo con nadie sobre esto, o ninguno de mis poderes. Solo me he dedicado a estudiar sobre la historia de aquí — Sonrió, volviendo a hacer aparecer la luz en una palma y esperó a que Mel volviera a encender las luces con su magia.
— Es increíble cómo puedes hacer que todo se apague con tu magia — Hizo un cumplido a su amiga y con las luces encendidas se fue acercando hacia ella.
— ¿Quieres que probemos el otro? El que estuvimos conversando — Preguntó a Mel, debía pedirle permiso porque Tessa, si daba resultado, podría ver sobre la vida de ella y podían ser cosas que quisiera mantener en secreto.
Melanie se quedó en silencio escuchando, sólo asentía y aunque no había vivido lo mismo, eran historias de gente como ellos que pasaba todas las historias y agradecía que existiese un lugar como el actual.
— No tienes la culpa — El tono de su voz fue claro y demandante.
— Si, por supuesto que le hiciste daño, pero él no pidió permiso y tus poderes te protegieron — Era categórica. Odiaba a los hombres o mujeres que abusaban de su poder y vivía por deshacerse de esa clase de persona.
— Te acostumbras, no somos fenómenos... somos especiales, Tessa. Aportamos al mundo y en especial, somos una comunidad que se entrega por salvarles el trasero al resto. Jamás hay que bajar la cabeza — Buscó sus ojos divertida y luego le guiñó el ojo.
Asintió claramente a lo que decía y sin dudar quiso acercarse, pero asumía que debía esperar a que probara sus poderes en ella.
— Sacaremos el potencial — Le aseguro acercándose unos pasos y encendió la luz nuevamente, con la luz en sus manos como fuego morados e hizo que las luces de la habitación volvieran a su estado natural.
— Gracias, cariño — Dijo notando su muñeca marcada con una línea que le recordaban el brazalete que uso en los últimos meses.
— ¿Que tengo que hacer? ¿Pensar en algo especial? — Puso sus manos al costado, dejando que ella decidiera que hacer.
— No tienes que hacer nada, ni siquiera pensar, porque creo que viene de los pensamientos normales o desde el subconsciente — Intentaba explicarse, pero era relativamente nuevo para ella, hacia solo un mes que lo había descubierto y como no podía preguntarle a las personas con las que lo había probado, no estaba segura del todo que tan profundo podía ver en las personas.
— Tocaré tu cuello y no te preocupes como otros, no te haré nada — Bromeó, a otras personas a las que le había contado, parecían asustarse con el hecho de que tenía que tocarlos para entrar en sus pensamientos.
Se acercó a Mel y tocó su cuello, no pasó más de un segundo real, pero para Tessa fue un viaje de algunos minutos.
Al tocar su cuello, unas lluvias de imágenes pasaron por la cabeza de Tess, sin lograr definir que era cada imagen, pero después vio una escena, no como las que había visto antes, con ella era en blanco y negro.
Retrocedió para poder contarle a su amiga lo que había visto, pestañeo un par de veces y titubeó antes de hablar. – Si pude ver en ti... Hay oscuridad en tu vida, vi todo en blanco y negro, y antes solo había visto en colores en otras personas... ¿Quieres saber lo que pude ver? – Preguntó queriendo asegurarse de que estaba preparada para escucharla.
Cerro sus ojos un poco insegura, no por lo que hiciera sino por lo que podría ver, pero tenía mucha curiosidad por saber lo que veía en ella. Que predominaba más en su vida.
Fue tan rápido que en su cara se demostró su sorpresa. – ¿Ya? — Titubeo mirándole con intriga. Que le dijera blanco y negro les recordaba a sus muertes o tal vez como sentía su alma últimamente.
— Si, no le tengo miedo y así también vemos si es algo que te ayuda para conocer tus poderes — Le respondió con amabilidad.
— Siempre es extraño — Comenzó diciendo, no por ella en particular, si no las imágenes que solía ver. — Lo que puedo ver siempre es más extravagante que la realidad — Advirtió haciendo un gesto con la cabeza para que volviera a ir a sentarse donde comenzaron.
— Pensé que no iba poder ver nada, porque aparecían fotografías negras una tras otra muy rápido. Pero lo que logré ver, es que creo que deseas que deseas que tu hijo también sea brujo, pero a la vez no, estas dividida en eso, ¿O me equivoco? — Preguntó alzando una ceja, era lo que lograba interpretar de la escena que vio y como aún no desarrollaba ese poder, también podía equivocarse.
Cuando se sentó a su lado, se abrazó a sus rodillas y se quedó con sus ojos brillos que se marcaban cuando pensaba en su hijo.
— Es un brujo — Dijo con una sonrisa, que aún no sabía si era felicidad fingida o real. — Le tengo bloqueado sus poderes actualmente con un brazalete — Dijo con un hilo en su voz. Para su comunidad era como una violación a su herencia, pero estaba viviendo en el mundo real y podían captar sus poderes a metros de distancia.
— Aún no me siento lista para explotar ese lado, es mi bebé y somos los dos, solos — Dijo teniendo que pestañear para que sus ojos no se pusieran vidriosos. — Supongo que mi subconsciente es 100% Rhys — Dijo riendo.
Sonrió por el hijo de Mel, asintiendo. — Él es tu mundo, es lógico que sea lo primero que vea, y tiene sentido que me digas que lo es, pero le bloqueas su magia. Porque en mi imagen había dos Melanie, una que vivía normal con su hijo, y la otra practicaba magia con su hijo, por eso pensé que tenías pensamientos sobre ese tema — Contó toda escena que paso por sus ojos al tocar su piel, pero también tenía la sensación de que había algo más, pero no sabía qué.
— Cada vez que toco, solo puedo ver sobre una cosa, creo que también debo trabajar más en eso, para poder ver más de un tema a la vez — Expresó a Mel, notando un poco de preocupación en los ojos de ella, pero no quería preocuparla más.
Se sentía bien que sus primeros pensamientos fueran acerca de su hijo, se sintió orgullosa por dentro el saber que seguía siendo su primera prioridad ser madre.
— Estoy trabajando en eso, el volver aquí puede que dé libertades, pero soy una mujer muy aprensiva cuando se trata de las personas que amo — Confesó soltando una risa adorable, una que siempre contrarrestaba el carácter duro que podía demostrar a veces.
— ¿Puede que te ayude trabajar en la meditación o alguna línea de esas? Para poder que tu mente pueda rebuscar más a fondo y eso requiere muchas horas de práctica. Lo usamos mucho nosotros cuando hacemos rituales o cuando hablamos con los ancestros — Le dio una idea que tal vez podría ayudarle.
— No hay una receta para sacar a flote nuestros poderes y las capacidades. Todo es bajo ensayo y error, sólo debes ir tachando uno a uno las pruebas que vayas haciendo. Anotarlas e ir entrando a cada una en la que tengas algunos resultados — Suspiró largo, ese proceso siempre era el más agotador de todos. El autoconocimiento.
— Creo que tú podrías ayudarme, parece que eres las que más me entiende y eso ayuda a no sentirme que debo restringirme — Confesó lo último, abrazándose una de sus piernas y rozaba su propia pierna haciéndose cariño sola.
— Quiero ensayar, pero a cada persona que le contado, les parece genial lo que puedo hacer pero creo que también les asusta lo que pueda ver en ellos, entonces no es fácil y si es algo malo, también es difícil para mí porque tendría que decirles lo que veo — Suspiró mirando hacia un lado y tomo aire otra vez.
— Por eso cuando lo descubrí y comencé, me iba a Los Ángeles y pasaba a rozar a personas, eran desconocidos y no tendría que darles ninguna explicación — Sonrió a Mel, algo fingida pero sus sonrisas fingidas parecían una natural de tanta práctica.
— A las personas no le gustan las experiencias nuevas y mucho menos que salgan a flote algunos sentimientos que intentan meter muy en el fondo de ellos — Repuso Melanie con mucha confianza. Los subterráneos y los Nefilim eran buenos escondiendo sus secretos bajo siete llaves. — Sólo dales el tiempo para que se acostumbren, después yo diré mi experiencia y luego sólo les ganará la curiosidad — Levantó ambas cejas jugando con la pequeña rubia que estaba a su lado.
— Hubiese hecho lo mismo, es natural también querer conocer lo que puedes llegar hacer — Dijo abriendo sus ojos. Le dio un ligero golpecito de hombros para atraer su atención.
— ¿Me dirás eso que también viste? ¿Lo que te dejó con esa arruga marcada en tu ceño? ¿Tan malo es? — Dijo jugando, pero también con una curiosidad enorme.
Tessa sólo se limitó a mirarla con extrañeza, dudando si era oportuno decirlo o no.
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Quería que esto se viera igual como lo habría escrito en una cartita real para usted, por lo que incluso el título está escrito con mi letra ㅡhorrible, por ciertoㅡ, tal cual lo puse en mi cuaderno hace ya varios días. Por alguna razón, siempre termino escribiendo cartas para usted, supongo que es porque me sobran y faltan palabras a la vez para expresar cada cosa nueva que me hace sentir cada día ¿suena loco? Es la pura verdad.
No es un secreto para nadie que mi familia no es la mejor, que los lazos están revueltos quién sabe dónde y que creo que jamás se recuperarán en realidad. Tenemos la tendencia a alejarnos, quizá es genético, no puedo estar seguro, pero es algo que se repite desde siempre. Somos almas sufrientes, o eso es lo que siempre he pensado al vivir en el mismo ambiente por tantos años, viendo a la gente irse, volver, rabiar, pelear y regresar hablarse como si nada hubiera sucedido para repetir el ciclo. Creía que a mí me esperaba el mismo destino, aislarme, sufrir constantemente, sentir demasiado fuerte y que cueste levantarse luego de que cualquier cosa mínimamente fuerte sucediera, para después volver a vivir lo mismo, pero no fue así. He tenido experiencias tanto buenas como malas a lo largo de mi vida, pero este último año, se podría decir que pude encontrar algo que en verdad me ha ayudado y me ha sacado adelante en momentos incluso muy malos. Eso ha sido el amarte. Suena un poco cliché ¿verdad? Como las películas que últimamente hace Netflix, pero es cierto, nadie espera realmente que el salvavidas que nos saca del río sufriente que es la vida siempre es el amor. Y nunca pensé que el amor fuera para mí si soy completamente sincero. Veía a mis compañeros en la escuelita, sus novios los mensajeaban todo el tiempo, las iban a buscar después de clases a algunas, a otros les tocaba ser sorprendidos en medio del recreo con un pequeño regalo, un beso, un abrazo y andar todo el tiempo juntos... era algo que no podía imaginar para mí, y no porque no quisiera o fuera reacio al tema, sino porque pensé que yo no tendría la oportunidad de vivirlo. Nunca lo busqué tampoco, aún cuando en casa siempre me preguntaban o me decían que si gustaba de alguien, estaba bien, era parte de la vida. Nada hacía presagiar que esa parte de la vida, traería tantas cosas buenas a un simple gatito como yo.
El amor llegó a mí de la manera más inesperada posible, un día cualquiera, en una red social que constantemente utilizaba solo para buscar amiguitos. Últimamente he escuchado las mismas palabras, es un consejo recurrente dentro de mi círculo cercano al parecer, dicen "debes mantenerte cerca de las personas que suman cosas buenas, no que restan, en tu vida", y vaya que sumaba cosas buenas la persona que me envió ese primer mensaje un día de Enero del año pasado. No es mucho lo que te pueda decir que no haya dicho en otras cartas ya, pero creo que vale la pena si en algún momento repito cualquiera de las palabras que tanto me hacen pensar en ti. Es increíble como mi memoria evoca tu recuerdo, los momentos que hemos pasado juntos, con cualquier cosa que escucho. Puede ser una canción en la radio, que sé bien que me has dedicado o yo te he dedicado; puede ser también una imagen, alguna escena de una película (elegí "El Viaje de Chihiro" porque sé que te gusta), un dibujo con palabras bonitas, cuando alguien me habla sobre personas buenas, una palabra, un cuento, una sensación, incluso mirar el cielo es algo que me hace pensar en ti. Me encuentro igual que mis compañeros ahora, puedo comprenderlos, pero es seguro que ellos jamás estarán tan enamorados como yo lo estoy de ti. Porque me salvaste, como dicen en una película que he visto varias veces, de todas las formas posibles en que se puede salvar a una persona. Mi destino cambió al momento en que nuestras miradas se cruzaron, y de repente, la tendencia alejarse desapareció, el mismo camino que estaba preparado para mí se volcó hacía muchas direcciones pintadas de rosa y decorada con estrellitas de colores. La vida fue menos fea, y me atrevería a decir que ahora mi vida es increíble, solo porque te tengo a ti, hyung.
Tú eres todo lo que necesitaba para estar bien, para tener confianza en mí mismo, para vivir. Realmente te agradezco haber llegado, justo en el momento donde no sabía que más te necesitaba, y te has convertido en mi esperanza desde ese día. Solo espero ser lo mismo para ti, porque en verdad, jamás amaré a otra persona con la misma intensidad en la que lo hago contigo.
Feliz un año y medio, Dante-hyung 🧸🎀💘.
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