#y he pensado que necesitaba un abrazo
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Dulces sueños.
Cuando están acostados sobre el colchón y esta le da la espalda, España tiende a hundir su nariz en los rizos anaranjados de Irlanda e inspirar hondo.
Ella pone los ojos en blanco, y masculla que, como siga así, se va a terminar ahogando.
Él suelta una pequeña carcajada antes de pegarse cada vez más y decirle que, si quiere evitarlo, debería cortarse el pelo.
Irlanda se cruza de brazos y suspira. Cierra sus ojos cuando los dedos de España comienzan a recorrer sus cabellos, hasta que cualquiera de los dos —normalmente España—, se queda dormido primero y la otra no tarda en seguirle al ritmo de sus suaves ronquidos.
(Aunque, cuando Irlanda se despierta, siempre se encuentra el mismo esbozo de trenza, que se deshace en cuanto se incorpora de la cama porque España se ha quedado dormido antes de poder alcanzar una cinta).
#aph spain#hws spain#aph ireland#hws ireland#spaire#headcanon#(?)#sé que esto tiene poco sentido#pero acabo de terminar una cosa deprimente para Irlanda#y he pensado que necesitaba un abrazo#(y luego he recordado cómo estaba España en esos mismos años y he concluido que también)#así que comparto algo que me lleva rondando por la cabeza bastante tiempo con el mundo
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Querida Linda: Estoy en mitad de un vuelo a San Luis para dar un recital. Estaba leyendo una historia del New Yorker que me ha hecho pensar en mi madre y, sola como estoy en el asiento, le he susurrado: “Lo sé, madre, lo sé”. Y he pensado en ti —“algún día estarás volando sola a algún sitio, cuando quizás esté muerta, y desearás hablarme”—. Y quiero contestarte. Linda, a lo mejor no es un vuelo, a lo mejor es en nuestra mesa de la cocina, por la tarde, tomando té, cuando tengas cuarenta años. Cuando sea, quiero volver a decirte que: 1) Te quiero. 2) Nunca me dejaste tirada. 3) Lo sé. Yo estuve una vez ahí. Yo también tuve cuarenta años y una madre muerta a la que aún necesitaba. Esto es un mensaje para la Linda a los cuarenta años. No importa lo que ocurra, siempre fuiste mi ojito derecho, mi muy especial Linda Gray. La vida no es fácil. Es terriblemente solitaria. Lo sé. Y ahora tú también lo sabes. Donde quiera que estés, Linda, háblame. Pero he tenido una buena vida, he vivido al máximo. Hazlo tú también, Linda, ¡vive al máximo! Hasta la extenuación. Te quiero. Linda de cuarenta años, y amo lo que haces, lo que sientes, lo que eres. Sé la dueña de tu vida. Pertenece a aquellos que te quieren. Habla a mis poemas o habla a tu corazón; estoy en ambos, si me necesitas. Mentí, Linda: sí que quise a mi madre y ella también me quiso. Así son las cosas. Besos y abrazos, Anne - Anne Sexton, Carta a su hija en Notas de suicidio de Marc Caellas. Editorial Uña rota. - Alberta Nassi, My mother and me.
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Ya no me voy a desgastar. Tratando de limpiar mi nombre porque díga lo que diga siempre voy a ser la maldita para ti y Duele que me tengas en ese concepto. Si fueras cualquier otra persona me valdría. Ojalá fueras cualquier persona
Eres muy necio y Orgulloso porque eres así?
No quise Volver a amar a nadie después de Jonathan. Y tuve la oportunidad de olvidarlo con alguien más porque hubieron algunos que realmente quisieron algo conmigo. Siempre evite meterme en una relación porque no me sentía preparada. Aparte de que mis expectativas en cuanto a un futuro esposo ya eran diferentes. Cuando te conocí hablo de tu personalidad. No me gustaste para nada. Porque veía muchas cosas que no me agradaban de ti. En su momento te lo conté. Y la verdad Nunca pensé en tener algo contigo. ¿Qué me paso?
pasó que el verte diario hizo que empezara a sembrar cariño hacía ti. Saber qué empezaba a gustarte y que tratabas de cambiar algunas cosas para agradarme empezó a doblar mi estúpido corazón fío. Y empecé a quererte de diferente manera. Yo sabía que no estaba lista para una relación. Y yo te lo dije en su momento. Prometiste ayudarme. Y sí, Hiciste cosas buenas por mi,. Pero no en las cosas que realmente necesitaba que me ayudaras.
yo no necesitaba que me compraran cosas, lo que yo necesitaba era tu apoyo emocional. Y aveces si lo sentía, pero en otras ocasiones no. Me encantaba tener contacto físico contigo. Me gustan los abrazos. Me gustaba besarte. Pero aveces esperaba que fueras más inteligente. Más maduro que yo. No se si lo sabías pero a muchos les molestaba vernos tan cerca. Una de ellas fue Abi. Y me lo hizo saber. Me dijo que no teníamos un noviazgo cristiano. Y que lastimaba las conciencia de los demás. Desde ahí tuve que empezar a limitarme contigo. Y probablemente pensabas que te rechazaba en ocasiones. Pero no era así, Y entre en un conflicto interno donde Sentía que tenía que complacer a todo el mundo tanto a ti como a los demás. Me sentí sola porque nunca sentí tu apoyo en ese aspecto. En cuidar nuestra reputación. Principalmente la mía. Porque siempre se habla más mal de la mujer que del hombre. Cuando te hice el chupetón (cosa de la que me arrepiento enserio) me dijiste "yo quiero que sepan que tú me lo hiciste". A lo mejor tu pensaste que eso me gustaría pero Definitivamente no era la respuesta que quería escuchar. Al escucharte decir eso pensé en que realmente no te importaba cuidarme. Piensa si lo hubieras confirmado, qué cosas hubieran dicho de mi? Si de por si todo mundo me miró feo Seguramente hubieran dicho ya se acostó con él, cosas así. Me sentí triste.
Hubiera querido que en algún momento me hubieras puesto un límite. Que me hubieras dicho "porque te amo, me importas y quiero que nos valla bien. No hay que hacer esto" Te acuerdas que mi anciano y seguramente hubo otros., te dijeron que me cuidarás, a eso se referían. Luego en ocasiones específicas no sentía que me trataras como a tú novia. Cómo cuando me dijiste "perro" que falta de respeto! 😂 no le tomaste importancia, al contrario te molestaste porque me moleste jajaja. Ya me da risa. Pero en su momento pensé en esta relación no va a ver respeto si no pongo un límite.
Celos, celarme con el jehu. Siempre has pensado que me gusta. De ninguna manera es así. siempre me he llevado bien con ese gordito desde antes de que tú y yo fuéramos novios. Se que es un desgraciado aveces. Lo ha sido conmigo. Y ha llegado a caerme mal. Cuando nos hemos peleado a mi nunca me interesó hacer las paces con el. Pero el siempre me busco para arreglar las cosas. Que me quedaba hacer? mas que aceptar sus disculpas. Eso es lo correcto no? Hay cariño Sí lo hay, tengo amigos a los que quiero como si fueran mis hermanos, y de verdad que no los veo de otra manera y los abrazo, jamin, jaziel, Omar, Raziel, Miguel Ángel. Balu, con todos ellos me llevo igual que con el gordo como tú le dices. Si yo le gustó o no ese es su problema a mi nunca me lo ha dicho como tal. Solo son suposiciones.
Cuando tú y yo peleamos la que siempre te buscaba para arreglar las cosas era yo. Porque no quería perderte, no me importaba perder mi orgullo con tal de recuperarte. También quería sentirme importante para ti. Que perdieras tu orgullo y me buscaras. A lo mejor hubo alguna ocasión en la que así fue. Pero en su mayoría yo era la que te buscaba. Te conté que tenía muchas inseguridades que necesitaba paciencia, pero tú siempre querías más de mi. No entendiste que tú y yo estábamos en circunstancias muy distintas.
A lo mejor por eso no di más en nuestra relación. Porque realmente necesitaba sentirme segura a tu lado en todos esos aspectos. Que confiaras en mi.
Y aún así Siempre trate de comprenderte porque sabía que las cosas no Hiba a ser como yo quería porque tenemos un concepto del amor distinto.
Y porque según tú soy tu primer novia y de cierta manera eres inexperto, también eres más joven, y no hay tanta madurez ni sabiduría en esa cabecita. Siempre lo entendí pero me quise arriesgar contigo. Dices que me bajaste el cielo y las estrellas, probablemente así fue, sí me sentí amada por ti a pesar de todo. Pero como dije tu realidad no era la mía y viceversa.
Ya No espero que me entiendas. Tu no lo vez desde mi perspectiva, solo vez todo lo bueno que hiciste. Y Esta bien. Aunque es un poco egoísta. Todas mis lágrimas realmente venían desde lo más profundo de mi corazón. Y todas fueron tuyas. No quiero llorar tanto. Ya no.
Ya olvídame. Ojalá y borres todo lo que tiene que ver conmigo. Principalmente fotos odio las fotos.
No se si algún día leas esto.
Y Te parecerá tonto pero estoy preocupada por mi cúter y mi almohada. No las tires, si ya no las quieres dacelas a Vanessa. Ella me las devolverá. Porfavor.
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Desde adentro hacia afuera.
Siempre he pensado que la figura más importante en la vida es la paternidad. Muchos de los padres siempre son padres ausentes. Los hijos sabemos que las mamás siempre estarán para sus hijos. Pero ese padre no tuvo ni la mínima idea de ese dolor que pasa mamá para dar a luz, es por eso que es más fácil dejar sus hijos y seguir su vida como si nada. Ese hombre que cada niña mira con orgullo. Ese hombre es un nuestro primer amor de niñas. Por cosas del pasado yo no tuve la dicha de vivir mi niñez junto a mi padre. Donde lo necesite como a nadie más en la vida. Necesitaba poder contarle mis sueños, mis alegrías, mis tristezas. Donde por un momento necesite ese abrazo que me ayudará a recuperarme. Donde había cosas que eran mejor contarle a papá que a mamá. Donde quise aprender muchas cosas de él, por ejemplo como cambiar una goma, como usar un taladro, esas cosas que papá enseña para no depender de ningún hombre. Me topé con un padre que tuvo un padre ausente, un padre que le cuesta demostrar sus sentimientos, un padre que se acostumbró a sentirse menos, un padre que es poco los Te Amo que dice a sus hijos. Un padre herido que no supo sanar y luchar. Un padre que está más solo que nunca. Un padre que anhelo ayudar con todo mi corazón, pero no se como hacerlo porque aun duela, si me miro al espejo es mi reflejo. No sabía cuanto un hijo podía parecerse a su padre que aunque uno no quiere eso está en tus hombros de por vida. No es bueno cuando envías con entusiasmos un Te amo, un Te extraño y que solo te contesten con un emoji. Que malo se siente... Que malo es tu decir quiero ir a donde tú estas con alegría y no sentir lo mismo de la otra persona.
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Querida Linda:
Estoy en mitad de un vuelo a San Luis para dar un recital. Estaba leyendo una historia del New Yorker que me ha hecho pensar en mi madre y, sola como estoy en el asiento, le he susurrado: “Lo sé, madre, lo sé”. Y he pensado en ti —“algún día estarás volando sola a algún sitio, cuando quizás esté muerta, y desearás hablarme”—. Y quiero contestarte. Linda, a lo mejor no es un vuelo, a lo mejor es en nuestra mesa de la cocina, por la tarde, tomando té, cuando tengas cuarenta años.
Cuando sea, quiero volver a decirte que: 1) Te quiero. 2) Nunca me dejaste tirada. 3) Lo sé. Yo estuve una vez ahí. Yo también tuve cuarenta años y una madre muerta a la que aún necesitaba.
Esto es un mensaje para la Linda a los cuarenta años. No importa lo que ocurra, siempre fuiste mi ojito derecho, mi muy especial Linda Gray. La vida no es fácil. Es terriblemente solitaria. Lo sé. Y ahora tú también lo sabes. Donde quiera que estés, Linda, háblame. Pero he tenido una buena vida, he vivido al máximo. Hazlo tú también, Linda, ¡vive al máximo! Hasta la extenuación. Te quiero. Linda de cuarenta años, y amo lo que haces, lo que sientes, lo que eres. Sé la dueña de tu vida. Pertenece a aquellos que te quieren. Habla a mis poemas o habla a tu corazón; estoy en ambos, si me necesitas. Mentí, Linda: sí que quise a mi madre y ella también me quiso. Así son las cosas.
Besos y abrazos, Anne
Anne Sexton | Carta a su hija, cinco años antes de su muerte
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Supongo que este es el adiós, no entiendo porque tratabas de interactuar conmigo cuando tenías a otra contigo, nunca debí haber pensado que cambiarás y que en cualquier momento de nuestra vida nos volveríamos a ver.
Me enteré que estuviste aqui de nuevo pero ya no hiciste nada para verme, lo que me parece extraño es que pienses: en otra vida? estoy llorando y quiero un abrazo de ella pero ella es la razón por la que estoy llorando? tú recordando que dijimos que nos íbamos a casar? y no puedes sacar eso de tu mente?
Por qué lo haces? Si estás con ella y te gusta,por qué publicas eso? Deberías estar feliz, en quien pensarás cuando ves eso? Ya se que le dirás mi reina, como lo hacías conmigo, se que le dedicaras esas canciones que algún día me dedicaste. Espero que no recuerdes las que yo te dediqué. Sí, las de one direction, viste que murió Liam, y ví tu like en un vídeo en dónde había un meme sobre eso, me pregunto si pensaste en mí, y lo importante que es esa banda para mí, seguro pensarás que me lo tomo todo a pecho, como antes.
Hasta hace unas semanas, pensaba que me querías, pero no. Cómo podría ser, en 3 años no he sabido de ti ni tú de mi, he sido lo más fría posible porque sé que coqueteabas con otras, aún así me buscabas, tus amigos lo saben y él lo sabe perfectamente. Pero al final es tu familia, siempre te defenderá, al final yo siempre seré mala.
Solo espero que seas feliz, aunque sé que por más que sonrías estás herido por dentro, con ella sí te mostrarás vulnerable y a ella sí la escuchaste cuando se sienta mal, no la hagas sentir insegura, como lo hiciste conmigo. Me destrozaste tanto, me quitaste las ganas de conocer a alguien.
Solo ya no intentes buscarme, ahora es ella tu presente y yo ya quedé atrás, olvidada. Nunca fui para tanto, solo me querías porque fuiste el primero y porque estabas más solo que nunca cuando intenté darte ese cariño que te faltaba de tu mamá, mala idea; por qué tú ni con toda la voluntad del mundo me diste ese cariño que necesitaba cuando perdí a papá, hasta personas que pensé que no me consideraban nada importante, hasta él, que lamentablemente perdio a su padre meses después. Ojalá él sepa de que si lo considere mi amigo a pesar que hacía que nos peleamos y tapaba tus mentiras piadosas.
Yo solo tenía ojos para ti, espero que siempre recuerdes eso, solo para ti, nunca te hubiera abandonado si hubieras sido tú quien quedaba huérfano, tenlo por seguro. Nunca hubiera tenido tanto acercamiento con personas que hubiera tenido algo antes que estar contigo. Nunca te hubiera dicho que te tomabas todo a pecho o invalidaba tus inseguridades. Nunca hubiera hablado con morbo de otros chicos y luego lo hubiera hecho pasar como si nada. Nunca te hubiera pedido un tiempo sin darte una explicación o volverte más cortante cada día.
Lamento haber sido una carga para ti, por eso, no regrese más. Tu tenías que disfrutar todo lo posible antes de irte, mientras que yo estaba en el peor momento de mi vida, hubiera terminado con ella de no ser porque le haría falta a mamá, yo solo te tenía a ti mientras que tu a tus amigas, amigos, aunque sé, que te sientes solo igual, se que te afecta tu situación con tus padres, solo esa es la razón por la cual supongo que me tratabas así. Fuiste tan frío conmigo, que ahora serás una nueva versión para ella.
No sabes todas esas noches de llanto, estrés, ansiedad, vomitando y volviendo me cada día más insoportable. Todo por creer que nunca me harías daño.
Ojalá no vuelva a encontrarme contigo cada vez que vengas, y ojalá tengas presente que siempre te amé con esa inocencia y ternura, que nunca más va a regresar porque ya crecí y me di cuenta de la maldad de este mundo y sus personas. Ya no me extrañes, porque yo tampoco lo haré dentro de poco.
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Tío, cómo sentías tú el arrepentimiento?
Me pregunto si alguna vez te arrepentiste de gritar o de decir algo poco amable. La verdad, me he arrepentido de muchas cosas últimamente, hace meros minutos fue la más reciente.
Toda la vida se me va de las manos y no sé por qué por más que trato de ponerla en orden... se cae. No sé hasta qué punto soy yo misma quien tira su propia torre de bloques.
Hace dos semanas me fui de la casa, y experimenté un miedo indescriptible que dejó a la gente a mi alrededor preguntándose qué tan mal estoy. Por mi cabeza pasaba la pregunta "¿cómo es que llegué al punto de querer alejarme de mi propia cama y de mis propios libros?". Era temporal, y lo sabía, pero aún así era extraño tener que depender de la amabilidad de otros para sobrevivir por 11 días.
¿Alguna vez te fuiste de la casa de mi tata?
Si te pudiera decir algo, aunque fuera una sola cosa, creo que te haría la siguiente pregunta: Tío, ¿no sabes si alguna vez me echaron una maldición?
No sé. Gente se muere, gente se va, gente me desprecia, y cada vez que creo haber encontrado una respuesta que me dé paz me vienen a la mente otras 19 cosas que quizá no contemplé antes. Me pregunto por qué me es tan difícil no pensar o dejar de pensar en lo malo.
Y cuando tengo gente que me ama, me aterroriza el pensar que estoy dándoles razones diariamente para que me dejen. Lo cual quizá no sea una mentira, quizá sí soy demasiado cansina a veces. Hace poco me dejó una amiga, y lo hablé con alguien muy especial para mí, y lo solté. Pero este cerebro tiene una mañita curiosa, y es que en momentos silenciosos a veces mi cerebro se pone a parir bichos que salen de mis orejas y mi nariz, bichos que susurran las cosas más detestables y me llaman "monstruo", "bruja", "inútil", "imbécil" y otra sarta de cosas más.
Y curiosamente en momentos de silencio le creo más a esos bichos. Es chistoso, a veces. Porque de repente los escucho nacer e inmediatamente los mando al diablo, a donde pertenecen, y no dejo que me molesten más. Pero otros días los escucho hacer nidos en mi cabeza, aparearse, reírse y picarme para sacarme sangre.
Es como tener piojos, supongo. Yo no pedí tenerlos y por supuesto no quiero conservarlos, pero es como si cada shampoo que los mata ya no surtiera efecto a los pocos días. Y últimamente los piojos que me salen del cerebro me hacen pensar, sentir e incluso decir cosas que solo reflejan lo mal que me siento. Y es mi responsabilidad porque pues yo no pedí tener piojos, pero sé que puedo y tengo que buscar la forma de quitármelos porque me hacen daño. La desesperación ha sido tanta que he pensado en arrancarme la cabeza, en cometer uno de esos actos que solo se pueden hacer una vez.
Pero no lo hago. Porque, en el fondo, no quiero morirme. Quiero vivir. Quiero volver a experimentar una felicidad bien sencilla y bien bonita. Quiero seguir adelante y convertirme en una mejor persona para mí y para quienes me rodean. Quiero aprender a amarme y a amar a los demás más de lo que ya lo hago. Quiero tener cosas que me emocionen hasta la médula, y quiero poder también emocionarme por lo que hace feliz a quienes amo.
Quiero ser mejor.
Hace poco sentí que necesitaba un abrazo tuyo. Sentí que quería verte en la entrada del colegio y correr hacia ti, feliz porque ya no me sentía sola entre tantos niños. Sé que no puedes regresar, que no puedo verte, pero me hubiera gustado. Y no es culpa de nadie que no puedas venir a consolarme o a llevarme en tu carro a pasear mientras pones tu playlist más divertida. Pero cometo el estúpido error de reclamárselo a quien menos se lo merece, a alguien que ni siquiera tiene por qué darme algo que me gustaría recibir de ti.
Tío, tal vez me hiciste berrinchuda y caprichosa, y no estuvo bien. Quizá debo muchas disculpas que nunca podré dar, pues esas personas ya ni me figuran en sus listas negras. Pero también quiero ya no tener que ofrecer tantas disculpas, quiero poder seguir sin tanto choro.
Eso fue algo que definitivamente no me heredaste, quizá debiste, mañoso. Hubiera apreciado poder aprender de ti esa facilidad de juntar las cejas, decir "Ay no, déjalo" y soltarlo. Como cuando mi mamá se enojó y llegó contigo gritando que mi papá no había pagado una colegiatura, y tú en lugar de enfadarte con ella y mentar madres, preguntaste "¿Y cuánto es?". No recuerdo la segunda parte de la historia, no recuerdo si le diste dinero a mi mamá, pero recuerdo que nunca me hablaste mal de mi papá. ¿Cómo lo soltaste? Quizá porque tenías la solución inmediata, pero, ¿qué hago cuando no la tengo?
Me he equivocado mucho recientemente. Grito, lloro, asumo cosas, me enojo sin razón, no mido lo que digo, dejo de lado a gente que me quiere mucho... Y nadie es responsable, y aún así como que me choca el no poder culpar a nadie más que a mí. Quién sabe, no? Quizás es nomás mi orgullo, herido, lastimado de que no puedo hacer esto bien por más que me esfuerzo.
Creo que tú no conociste a Kratos, pero se ha convertido en una figura muy importante para mí. Es como una suerte de guía. Yo también me siento como un monstruo que ha hecho y dicho cosas irremediables solo por abrirse camino a su propia ambición. Y también he encontrado que mucha gente piensa que debo perdonarme y seguir, así nomás.
A veces lo hago, a veces no.
Ya no me apetece preguntarte si alguna vez me echaron una maldición. Solo me gustaría escuchar de tu boca que estás orgulloso de mí, otra vez. Qué te preguntaría yo? No sé. Creo que te preguntaría si tanto Kratos como yo podemos tener un final feliz, a pesar de todo el mal que hemos hecho.
Y aunque creo que la respuesta es que sí, me pregunto qué tanto tengo que reconstruir a lo largo de mi propio Yggdrasil.
Me arrepiento de todas las cosas poco amables que dije hoy, tío. Me pregunto si aún existe el perdón para mí.
Tío, tú siempre me enseñaste que el amor es la respuesta. Me pregunto, entonces, si aún existe amor para alguien como yo.
Ojalá que esto te alcance entre las estrellas.
Te quise y te quiero,
Sofía
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Con un señalamiento mudo indicó ese incómodo punto a un costado de su muslo, varios centímetros por arriba de la rodilla, donde el tirón de un dolor no se terminaba de diluir ni siquiera con sus dedos presionando el músculo, masajeando.
Bueno, tenía que componerse, ¿no? Lo peor ya había pasado, se encontraba sobre tierra firme, podría ir por su ropa y hasta regresar a la habitación... Pero, al mismo tiempo, sabía que no podía. Los huesos no le reaccionaba con la misma eficiencia de siempre y oleadas de sensaciones incómodas aparecían intermitentemente, imposibles de ignorar. De algún modo, su mente seguía sumergida en el agua, con el oxígeno acabándose y el cuerpo volviéndose un peso muerto. Para sorpresa suya, el que él esté envolviéndole en un abrazo repentino, otorgándole un comfort que no se había dado cuenta que necesitaba, es lo único que impide que se disocie por completo. Su ceño se vuelve a fruncir, con sus ojos adoptando el brillo de una humedad retenida con toda su voluntad. Detestaba con todas sus fuerzas llorar y aún así se dejó hacer en silencio, unas pocas lágrimas mezclándose con el agua y el salitre todavía adherido a su piel.
En busca de estabilidad, una de sus manos navega hasta el antebrazo ajeno para ir descendiendo, sólo deteniéndose cuando alcanzan aquellos dedos en un agarre firme que no pedía más que su estadía. Estaba bien, pensó mientras inhalaba profundo, concentrándose en la sensación de la arena bajo su cuerpo, en la voz de él.
"Nunca he pensado en el océano como un lugar terrorífico," se animó a romper el silencio, pestañeando lento y dejándose caer de nuevo en la realidad. "Crecí cerca de la montaña, así que cuando lo visitábamos era todo un evento. No fueron muchas, de todos modos." Por decir que las ocasiones habían sido prácticamente nulas en su infancia. "Con lo basto, silencioso y pacífico que es, supongo que nunca entendí por qué debía respetarlo... O por qué otros lo hacían." Hasta ahora. Y entendía lo que decía él, no había sido la culpa de ninguno, predecirlo habría sido imposible. Aún así, ahí estaban, viviendo en carne propia las consecuencias de un descuido que pudo ser evitado. "¿Te quedarías de verdad?" Quiso su confirmación, no porque no creyera en sus palabras sino porque ella misma no se lo pediría, ni siquiera cuando encontraría desolador tener que quedarse sola. De todos modos, quién sabe cuándo llegaría el sueño, considerando que había abandonado su propia habitación por la falta del mismo.
Después de pensarlo un poco, hizo acopio de todas sus fuerzas para ponerse de pie.
"Busquemos nuestras cosas. Preferiría un lugar... diferente," se talló el rostro con las palmas, retiró el cabello rebelde del rostro para acomodárselo detrás de las orejas, e inhaló profundo, iniciando un caminar lento pero seguro. Cada bocanada de aire era un recordatorio de que estaba a salvo, y con ello poco a poco sus palpitaciones fueron encontrando tranquilidad. Mientras caminaba a lo largo del cordón de agua, hacia el punto donde las pertenencias fueron dejadas, lo buscó con su mirada. La gratitud que sentía no calzaba en ninguna de las palabras que se le ocurrían. "Ingyu." Una, dos respiraciones. "Gracias por todo."
Y no lo decía simplemente por ayudarle a salir de esa, por consolarle o por ofrecerse a acompañarle.
¿sabía que iba a pasar? por supuesto que no, pero lo había imaginado posible. él mismo podría haber sufrido un calambre si exigía a músculos más de la cuenta, quizás habían sido segundos los que lo habían salvado de hacerlo, pues mientras más se esforzara por llegar al muelle, más fatiga se acumularía en extremidades. habían tenido suerte, ambos, de que nada como eso hubiera pasado; y el pensarlo, ahora, le resultaba un tanto escalofriante: había existido la posibilidad de que esa fuera una noche de horror, y quizás habían estado más cerca de lo imaginado de vivirla. segundos atrás, cuando le había sugerido la idea de hacer una carrera, ni siquiera lo había considerado tan posible como hacía segundos lo había sentido.
la ayudó a salir del agua, tal y como ella le pidió, y sólo la acompañó, en silencio, hasta que ella se dejó caer sobre la arena. si la situación había sido un tanto terrorífica para él, no podía ni imaginar cómo había sido para ella.
‘ ¿me dejas verte la pierna? ’ pidió. había lidiado con calambres antes, suyos o de terceres, así que quizás podría ayudarle a aliviar el dolor que seguramente todavía le estaba impidiendo contraer el músculo afectado.
se acuclilló cerca de sus piernas, en la arena, esperando que le mostrara dónde había sido el dolor. acabó, sin embargo, mirándola con un gesto de confusión en el rostro al escucharla hablar otra vez, ¿por qué se estaba disculpando, de repente? ‘ stella... ’ la llamó, casi como si buscara que ella misma entrara en razón por sus propios medios. expresión se suavizó cuando descubrió el motivo de sus disculpas, y es que le pareció tan bobo que se estuviera preocupando por eso, ¿en verdad lo estaba haciendo? ¿cuando acababa de atravesar una situación tan desesperante como aquella?
relajó su postura, y acabó apoyando una rodilla en el suelo, para ser capaz de alcanzarla y rodearla con uno de sus brazos en un pequeño abrazo, que buscaba ofrecerle contención. ‘ estoy seguro de que no era lo que tenías en mente ’ le contestó, mientras la miraba. ‘ y yo tampoco. tal vez debimos verlo venir, pero... no tiene caso pensar en eso ahora. lo único que importa es que estás... a salvo ’ no podía decir que estaba bien cuando posiblemente todavía estuviera asustada, y seguramente tampoco sería un susto que se le pasaría tan fácil.
‘ más bien, deberíamos pensar en cómo haremos que se nos pase el susto ’ por lo menos él, seguía un tanto alterado, aunque cualquier cosa que le estuviera pasando había pasado por completo a un segundo plano; se estaba enfocando en el bienestar contrario. ‘ ¿te quedarás conmigo hasta que te venga el sueño? ’ allí, o de vuelta en la zona de las residencias, pero quería hacerle compañía un rato más. si volvía a los dormitorios en ese momento, seguramente todavía querría saber cómo seguía ella; no porque esperara que físicamente sufriera algún tipo de descompensación, sino porque dudaba que anímicamente se encontrara del todo bien. tampoco quería involucrar a terceres; preguntarles a quienes descansaban cerca de ella si sabían algo de ella, o pedirles que le tuvieran un ojo encima, seguramente llevaría a pedir por explicaciones, y tampoco quería ponerla en la posición de que todo el mundo le preguntara por lo que acababa de vivir.
sin embargo, lo que él quisiera o prefiriera también había pasado a segundo plano, y si ella prefería lidiar con lo que fuese que estuviese pasando por su mente en soledad, también lo respetaría; entendía que contraria estaba pasando por un momento de vulnerabilidad, y la manera en que cada une prefería pasar por eso era completamente personal.
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Todas las veces que he pensado en quitarme la vida, me invaden dudas de saber quien realmente me extrañará, quien irá a mi velorio, quien se acordara de mi con frecuencia, y también me llega cierta ilusión de saber o imaginar, lo que escribirán sobre mi, todas las cosas que estando aquí no dijeron o dieron por hecho que ya sabía, todo el amor que estando aquí no demostraron porque pensaron que igual no era importante, era demasiado o después podrían hacerlo, me da morbo y cierto coraje saber quien dirá o subirá cosas diciendo que “éramos grandes amigos(as)” pero que si revisan sus mensajes o llamadas, se darán cuenta que más de una vez me dejaron en visto cuando los necesitaba y que cuando realmente ellos eran los que necesitaban llorar o tener un soporte, estaba ahí yo, porque me daba mucho dolor saber que las personas podían llegar a sentir el vacío que yo sentía cuando me sentía sola. Y no no es reproche, al final una vez lo hable en terapia cuando la psicóloga me pregunto que si no sentía algo de tristeza al pensar en todas las personas que llegarían a sufrir si yo tomaba una decisión “equivocada” y recuerdo que sin dudarlo le dije “no, porque cuando he sufrido en vida, los he necesitado en vida, he pedido ayuda en vida, no estuvieron, así que una vez que me muera me da más coraje imaginar que esas personas van a sufrir por no tenerme cerquita, porque cuando estuve ellos no me veían”. (Claro qué hay excepciones, esas personas que han estado, saben quienes son, y los amo completamente, si me quede más tiempo fue por ustedes). Espero de verdad que cuando ya no estén, digan cómo me fui, porque quiero ser un ejemplo para todas las personas que minimizan la salud mental, que piensan que estar deprimido es querer llamar la atención o no poner suficiente empeño en hacer las cosas, que piensan que la ansiedad se quita “siendo productiva” o que el “echarle ganas” es un gran consejo. Por qué no, la depresión se ve así, escribiendo cosas a las 12 de la noche porque sabes que ya falta poco tiempo, se ve con risas, bromas, abrazos, y productividad en el trabajo. En fin, voy a dormir.
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Vengo a... ¿quejarme? ¿contar mis penas? No sé, ahora mismo me parece todo irónico.
Resulta que sigo en esta aplicación y me da por ver qué chicos hay, si hago match vale, si no lo hago pues también vale. Es cierto que el mes pasado como mucho tenía 3 matches y ya, y luego como que pasaba de ellos porque en realidad no es que me llamaran mucho la atención. Este mes ha habido más matches pero sólo he hablado con un par pero nada del otro mundo. Por cierto, he dejado un poco en "pausa" por así decirlo a Stian. Y bueno sinceramente es porque la monotonía que se llevaba no iba a cambiar y bueno, se volvió muy aburrida la cosa; el caso hemos estado hablando como casi cinco meses pero han sido las típicas conversaciones de "hola, qué tal". Cuando le dije a Stian que era mejor como dejar esto que estuvieramos haciendo se puso muy a la defensiva pero también aclaró que necesitaba tiempo y que cuando estuviese mejor y viniera a Oslo pues que me llamaría.
Resultó un poco extraño no hablar con el los siguientes días pero bueno, lo eliminé de snapchat y de instagram aunque él me puede seguir enviando mensajes por ahí. Pero bueno a lo que iba, conocí a otro chico. Erik. Erik tiene 24, es noruego, rubio, 1,80, habla español y bueno parece majo. El caso es que cada día siempre hablábamos un par de minutos y el lunes pasado creo que fue, me preguntó si quería quedar con él. Y le dije que sí (no tengo otra cosa que hacer jejeje sólo prepararme los examenes pero por qué no). Resulta que este finde he tenido libre así que le dije que podíamos quedar el sábado.
Tengo que admitir que me gustó. Fuimos al museo de Munch, fue gracioso porque no había un plan fijado e ibamos a quedar pero sin saber ni a qué hora ni qué ibamos a hacer. El caso es que vi que le gustaban los museos, y bueno Munch ya lo había visto yo, pero pensé que sería buena idea ir al museo un par de horas, una zona pública con gente, porque ante todo no lo conocía de nada. En estos días que habíamos hablado ni pidió el snapchat ni nada así que no pude stalkearlo para nada. Pensé también que a lo mejor era mejor así, a la sorpresa. No sé.
El caso es que me preguntó si había estado y bueno, le mentí y le dije que no, porque total ¿qué más cosas hay? Y bueno estar en un museo es una escapatoria en plan... ¿te quedas sin saber qué decir? Pues haces como si te interesara una pintura... no sé, el silencio en un museo no es awkward. El caso es que quedamos, él vino como 5 minutos tarde por culpa del tren. Vive a 40 minutos de Oslo.
En noruego tengo que decir que tiene una personalidad más seria pero cuando habla en español es mucho más abierto. La verdad de primeras me pareció que tiene una estatura perfecta y no sé, me pareció impresionante lo bien que habla español en tan solo año y medio. Y luego estoy yo que...meh... bueno el caso es que me acabó gustando bastante la cita. Fue bonita. No pasó nada del otro mundo pero hablamos bastante, él invitó al museo y yo a unos chocolates calientes. Me gustó bastante y lo malo es que tiene pensado irse a Cuba a trabajar en la embajada unos 6 meses. Y luego tiene planes de estudiar en Italia. Es como mi gozo en un pozo.
De verdad es muy frustrante porque el chico la verdad me gustó y siento que haríamos muy buena pareja a la hora de entendernos y tal. Es que encima es Piscis, osea PERO PERO PERO. Y luego su segundo nombre Elias...que casualidad que es uno de los nombres que yo tenía pensado para un futuro hijo. De verdad... cuando me enteré de que no iba a estar en Noruega me quedé como...¿entonces por qué hemos quedado? ¿No entiendo? No sé.
Nos despedimos, nos dimos un abrazo y yo me acuerdo que me choqué con un hombre al darme la vuelta. Fue una despedida rara no sé, le agradecí por el día cuando nos separamos y bueno al día siguiente le mandé un mensaje en plan "hey cómo te fue el domingo", me respondió, respondí y se quedó ahí la cosa. El caso es que yo tenía como el pensamiento de no decir nada a nadie de que había quedado con un chico porque no quería gafarlo, pero me gustó tanto la cita, el chico y bueno me puso tan triste que supiera que se iba a ir dentro de dos meses que bueno...se lo conté a Maira y a Lucía y Nerea. Y siento que lo gafé porque después de contarlo ya Erik no volvió a hablar.... y ahora cuando venía a quejarme de que no me ha respondido y que parece que me estaba ghosteando...va y me manda un mensaje. Muy irónico todo.
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Noticias.
¡Hola a todos! ¿Cómo vais? Hace mucho que no me paso por mis redes sociales para deciros cómo voy. Bueno, la verdad no sé por dónde empezar. He pensado mucho en si quería transmitir esto a los demás, así que aquí voy.
Ahora mismo, no soy feliz. Me cuesta mucho estarlo, después de varios años y ver que las cosas no me salen como pensaba (así pasa muchas veces en la vida, y no queda otra que afrontarlo, aunque yo sea de esas personas que me cueste afrontarlo).
Aunque estoy trabajando en lo que es mi gran pasión, que es dibujar y contar historias, no me alcanza lo suficiente para mantenerme económicamente, y me frustra por dos cosas: una, porque mis libros no se venden lo suficiente, y dos, porque, por muchas editoriales a las que escrito, y no sólo de cómic, sino también de juegos de rol o de cartas (que nunca se sabe, porque la verdad molaría ilustrar juegos de cartas), ninguna ha querido contratarme, y me fastidia mucho, porque yo ya no sé lo que quieren las editoriales, qué estilo de dibujo quieren, o demás, y no dejo de preguntármelo día a día, si es algo que me falta a mí o no sé qué puede ser.
Una buena noticia, aunque a mí no me haga muy feliz, es que en esta semana, me avisarán de firmar un contrato para un puesto de restaurador. Aunque mis seres queridos se hayan alegrado por mí, a mí me cuesta alegrarme, ya que no tiene nada que ver con mi pasión. Ya sé qué me llamaréis raro, y que no me queda más remedio que trabajar en eso para ganarme bien la vida. Yo sólo os voy a decir una cosa: aunque vaya a trabajar en eso, a mí me va a costar ser feliz. Y no es que no quiera serlo, es que ahora no me sale serlo.
Yo me imaginaba que, a mis 30 años recién cumplidos, iba a conseguir bastantes cosas en la vida para estar pleno, y por desgracia, sólo he conseguido publicar cuatro cómics que apenas se venden, e ir dos veces a la feria del libro a firmar cuatro ejemplares. Aparte, en mis redes sociales, apenas tengo seguimiento, por muchos dibujos que haga. Espero que, en mi nueva década, pueda conseguir mucho más, y poder vivir plenamente de lo mío, para volver a ser yo.
Y nada más, siento explayarme en esto, pero necesitaba soltarlo. Espero poder volver a ser yo algún día (lo antes posible), y nada, en esta semana, empiezo una nueva etapa de mi vida. Aunque vaya a ganar dinero en mi nuevo trabajo, no indica que vaya a estar mejor emocionalmente. Incluso aunque ganase la lotería, seguiría igual. De todas formas, seguiré buscando a ver si hay alguna editorial a la que no haya escrito, e igual les interesa mi trabajo, porque yo ya no sé a dónde mandar mi currículum. Nada más, un abrazo a todos y espero que vosotros estéis mejor que yo. Un gran saludo!
Hello everyone! How are you doing? It's been a long time since I went through my social networks to tell you how I'm doing. Well, I really don't know where to start. I've thought a lot about whether I wanted to pass this on to others, so here I go.
Right now, I'm not happy. It is very difficult for me to be, after several years and seeing that things do not turn out as I thought (this is how it happens many times in life, and there is no other choice but to face it, even though I am one of those people who find it hard to face it).
Although I am working on what is my great passion, which is drawing and telling stories, it is not enough to support me financially, and it frustrates me for two things: one, because my books do not sell enough, and two, because, For many publishers to which I have written, and not only for comics, but also for role-playing or card games (you never know, because illustrating card games would be really cool), none have wanted to hire me, and it annoys me a lot, because I no longer know what the publishers want, what style of drawing they want, or anything else, and I don't stop asking myself every day, if it's something I'm missing or I don't know what it could be.
The good news, although it doesn't make me very happy, is that this week they will notify me to sign a contract for a restaurateur position. Although my loved ones have been happy for me, it is hard for me to be happy, since it has nothing to do with my passion. I already know that you will call me weird, and that I have no choice but to work at it to earn a good living. I'm only going to tell you one thing: even if I'm going to work on it, it's going to be hard for me to be happy. And it's not that I don't want to be, it's that now I can't be.
I imagined that, at my recently turned 30 years, I was going to achieve enough things in life to be fulfilled, and unfortunately, I have only managed to publish four comics that barely sell, and go twice to the book fair to sign four copies. Besides, in my social networks, I barely have a follow-up, no matter how many drawings I make. I hope that, in my new decade, I can achieve much more, and be able to live fully from what is mine, to be me again.
And nothing else, I'm sorry to dwell on this, but I needed to release it. I hope to be able to be me again one day (as soon as possible), and nothing, this week, I start a new phase of my life. Even if I am going to earn money in my new job, it does not indicate that I am going to be better off emotionally. Even if I won the lottery, it would still be the same. In any case, I'll keep looking to see if there's any publisher I haven't written for, and they're still interested in my work, because I don't know where to send my resume anymore. Nothing more, a hug to all and I hope you are better than me. A big greeting!
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Dulzura
Dulzura
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¿Qué es un beso robado?
La pregunta surge en mi mente mientras descanso junto a un árbol y tú estás a mi lado clasificando las hierbas que has recolectado en el campo este día.
Puede que sea el tipo de beso que te doy cuando te abrazo por la espalda y pongo mis labios en tu mejilla; en ese momento noto la sorpresa en tu voz y en la reacción de tu cuerpo cuando se tensa durante un instante, para luego ir cediendo a mí. O quizás sea la clase de beso que te doy en la oscuridad y sólo me reconoces con los labios. Puede que se trate del beso que te doy por la mañana, cuando estás apenas despertando y se te corta el aliento. También he pensado que podría haber sido ese beso que te di en la colina el día que regresaste de tu tiempo y yo me sentía tan feliz que simplemente te besé.
Ahora que lo recuerdo me humedezco los labios. Tengo en mi memoria la mayoría de los besos que he comenzado a darte, del mismo modo que evoco los que tú comienzas. Luego, cuando los besos se vuelven intensos y confundimos el inicio y el fin de ellos, dejo de contarlos.
Probablemente ese fue un beso robado, porque caminabas conmigo por la ladera que da a esa alta saliente que nos permite ver la aldea y los campos de arroz. Habías mencionado lo mucho que extrañabas esa vista durante los tres años que pasaste en tu tiempo y que deseabas estar ahí nuevamente. Recuerdo que te ofrecí llevarte a mi espalda y tú me miraste de ese modo tuyo que mezcla lo dulce de tu carácter, con lo imponente de él. Tomaste mi mano y expresaste tu deseo de caminar y de ese modo ambos lo hicimos y ya no pude soltar tu mano en largo rato.
Cuando finalmente llegamos a aquella saliente todo tu mundo se amplió, lo vi en la hermosa dulzura que brillo en tus ojos. Debo reconocer que en más de una oportunidad pienso que has renunciado a mucho de tu mundo para quedarte aquí conmigo, sin embargo, recuerdo la dulzura y el brillo de tus ojos ese día y comprendo que aquí tu espíritu se expande. Fue esa visión maravillosa la que me llevó a inclinarme hacia ti sin aviso y tocar tus labios con los míos. Debo reconocer que no fue un beso tímido, al contrario, fue un beso destinado a mostrarte lo mucho que te había extrañado. También recuerdo que te costó responder, te tardaste justo el tiempo que abarca un corto pensamiento, y entonces con tus manos buscaste mi ropa y yo busqué tu espalda para darte apoyo.
¡Kami! ¡Cómo necesitaba ese beso!
En este momento me miras como si mis propios recuerdos te llamaran y veo en tus ojos la misma dulzura, el mismo brillo. Me incorporo y te robo un beso; no lo pienso demasiado, no necesito hacerlo.
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N/A
Gracias por leer y comentar
Anyara
Enlace: https://www.fanfiction.net/s/13922104/5/MUGEN-INFINITO
Imagen: @len-barboza
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Empecemos por el principio :')
¡Ay!, rayos no sé ni cómo empezar con todo lo que quiero decirte, y no sé si de verdad estés interesada en leerlo. Hubiera preferido decirlo en persona. Pero, muchas de estas cosas ya las sabes y por alguna extraña razón nos alejamos, quiero que sepas que más que olvidar, yo prefiero conservar todos estos bellos recuerdos que me has dado. Te voy a presumir a ti qué últimamente has sido el motivo de mi felicidad, y tal vez no puedes o no quieres estar aquí conmigo pero siempre te llevo en mi mente, y seamos algo o no, voy a preocuparme por ti y desearte lo mejor 24/7. Lo que viene ahora es un breve resumen de la historia que tenemos y un homenaje a lo que más me va a pasar por la cabeza cada vez que piense en tí. ¡Gracias por tanto ojitos bonitos!
Nuestra historia comienza desde la primera vez que te vi, fue a finales del año pasado, estuve atónito, de ver toda esa belleza que irradias, por ser hermosamente inusual, quiero decir, me cautivaste con tú bella voz, ese cuerpo de diosa que cargas, tus ojitos color sol, la forma en que tan despistada sonreías, y quizá me vi muy obvio estando sonrojado y apenado, por qué por mucho tiempo no sentía latir mi corazón con tanta devoción, y nadamas con verte ya sentía que no habría escapatoria a todas las lindas sensaciones que me transmites cuando estas cerca de mí. Me fui enseguida aquella vez, pero aunque fue solo un destello aquel momento que te vi, para mí fue como si se hubiera detenido el tiempo y me quedé con la duda de saber si ¿esa primera vez que te vi, sería la última?. Yo realmente no lo sabía con certeza y llegué a pensar que todo esto que te platico no se volvería a repetir jamás.
Afortunadamente te volví a ver a los pocos días, un día de enero jaja, y yo siendo un vato bien introvertido, me pase admirandote de lejos, varios días, tratando de disimular lo más que pude que me gustas tanto, mientras me repetía en mi cabeza que apostar por conocerte valía la pena y que debía intentar al menos hablarte y preguntar tu nombre. También mi mente se ponía en un modo de mejor seguir guardando lo que siento, solo me quedaba decir chale y continuar con mi vida. Pero ya le había hablado bien bonito de tí y de cuánto me gustas a mis mejores amigos. Todos me repetían lo mismo, me decían que no me rindiera y que me arriesgará, nada perdía. Se les hizo raro verme así de contento cuando hablaba pensando en tí, así que lo medite bastante hasta que. Sobres, me arme de valor y por muy curioso e increíble que parezca, jajaja me hablaste tú primero, justo cuando iba entrando a tu mundo, y luego de tener la plática más random de aquella tarde, la mejor plática de aquel domingo diría yo. Supe entonces tú nombre, tu supiste el mío, pero hasta ahí se había quedado todo, nadamas, yo no sabía que hacer con tanta felicidad, al fin te conocí y confirme que eres un sueño hecho realidad.
Durante toda la semana me la pasé averiguando más de tí, conociéndote mucho mejor, tuve la seguridad de que eres igual de bella por dentro y por fuera, con esa sencillez tan tuya, yo me enamoré de tu alma y tú persona, cuando estoy contigo tengo calma, recuerdo el primer fuerte abrazo que me diste, me lleno de mucha felicidad y calidez, es la mejor sensación del mundo por qué me siento tan tranquilo y contento. Luego de conocer varios de tus gustos, me moría tanto por consentirte llevándote chocolate y helado, se que no sustituyen a los tamales jajajs, pero me encanta ver cómo te sonrojas y no puedes contener tú sonrisa tan hermosa que tienes por tanta felicidad que te brinde en aquel momento, eres mi mayor motivación. Y quizá fue muy pronto pero hubo un momento en el que tuve la suficiente confianza para confesarte que me gustas mucho y que eres ese crush nivel dios que tengo en mi vida, morí de amor cuando me respondiste diciéndome que yo también era y significaba lo mismo para tí y que también te gustaba de una manera increíble. Y así había quedado de momento el vínculo que empezamos a formar, tan mutuo tan inocente, tan real. Al menos lo sentí así. Y todo a mi al rededor se transformó en completa felicidad.
No pasó mucho tiempo para que saliéramos por primera vez, con todos tus lindos mensajes en las mañanas, y las ansias que tenía de verte. La mañana se me pasaba muy lenta pero sabia que sería un día inigualable cuando te viera por la tarde. Incluso te vi horas antes para sacarte muchas sonrisas. Cuándo al fin te encontré libre, caminamos juntos un pequeño tramo del parque y fuimos a una de las bancas del mismo, las horas que pasamos son mágicas, estar contigo en aquella banca del parque platicando nuestros días, acercándonos más, conociéndote mejor, todo en ese momento fue perfecto, llevabas esos aretes en forma de cráneo con ojos de diamantes que tanto me encantan, e incluso te dije que mis ojos brillan igual cuando te veo, tú me encantas muchísimo más de lo que crees, entre muchos abrazos y luego de acurrucarnos, preguntaste sobre que es lo que haría en San Valentín, y te dije que tenía pensado preguntarle a una hermosa chica que resulta ser mi crush, si quería ser mi novia, a lo que luego de un breve silencio tras halagarte y mirarte un poco más, me dijiste que si con un gran entusiasmo y dulzura, me sentí increíblemente afortunado y especial. Eres a quien más amo en este mundo, y que hermoso fue besarte aquel atardecer.
Durante los siguientes días nos encontrámos en momentos libres viéndonos, enviándonos mensajes con mucho cariño, haciéndonos sonreír con algún gusto que compartir, o inclusive acompañándonos de camino a casa, nos seguimos conociendo, por qué a pesar de que todo fue tan repentino teníamos mucho tiempo para que eso fuera la menor de las preocupaciones, queremos simplemente hacer bien las cosas y dejar que todo fluya, yo te mandaba musiquita que me hace pensar en ti y que anhelaba que en algún momento pudiésemos escuchar juntos.
Llegó San Valentín una semana después, aunque me avisaste que era un poco complicado que saliéramos, logré verte y llevarte unas lindas rosas amarillas, son tus favoritas, formaban un gran corazón aunque no más grande que el tuyo, sumado a esto, durante la semana pensé en llevar algo más que te gustará y que pudieras tener siempre, que fuera bonito y pensé en un peluche de cerdito, de algún modo lo considere habiendo visto una de tus hermosas fotos, me siento satisfecho sabiendo que aceptaste todo y que te encantó, yo no necesitaba nada a cambio incluso con recibir un simple abrazo tuyo soy bastante feliz, pero me sorprendí luego de que me dijeras que habías tenido preparado un regalo para mi, lo fui presumiendo a todo mundo que me encontrará en el camino de vuelta a casa y también recuerdo que nos tomamos fotos de cuando recibimos los regalos, para recordar ese día tan especial, justo cumplimos una semana de novios y ya bromeabamos desde antes con ir a vivir abajo de un puente juntitos los 2 jajaja. De verdad ese día fue más que mágico y el mejor día de san valentín que he tenido, fue necesario sólo verte unos instantes para llenar mi día con completa felicidad y mucho amor, me sentí más que apreciado y querido por qué tú me correspondes tan bien. Gracias infinitas por llegar a mi vida.
Quién diría que al siguiente día volverías a la escuela, estabas ansiosa y también nerviosa al mismo tiempo, te escribí diciendo que igual y se muy en el fondo que tú lograrás fácilmente sacar buenas notas y ser la más chingona de tu clase, les demostrarás como se brilla y todo lo increíble que eres, también voy a estar para ti cuando no entiendas algo, me esforzare en ayudarte. Y que también estaría disponible para ti con cualquier plan de salir en las tardes y alegrar tus días personalmente.
Pero ese día algo ocurrió, me pediste salir unos momentos para hablar, me explicaste que todo se junto y no podrías estar más conmigo, pregunté si podía ayudar en algo pero solo te disculpaste en aquel momento tan breve, que yo aun lo intentaba asimilar, me tuviste que dejar, me abrazaste mientras sollozabas para aguantar las ganas de llorar, y te despediste, aún me quede unos minutos ahí para ver qué te fueras con bien y esperar a que miraras atrás pero, no pasó. Volví adentro y mientras más pasaba el tiempo lo que no pude llorar al inicio cuando te fuiste, por la tarde lo fui sufriendo, pasó lo que menos me esperaba y no pude hacer nada para impedirlo, no puedo controlar lo que sientes por mí, ni tampoco obligarte a quedarte. Sabía que amar así en algún momento dolería y no había manera en la que me pudiera arrepentir. Justo cuando salí esperando a que pasaras me quedé en la entrada, y se empezaba a oscurecer, comencé a desistir y me dirigí a mi casa, de repente entró tu llamada, sin pensarlo 2 veces conteste de inmediato y me preguntaste como estaba, queriendo disimular mi tristeza dije que bien, me diste más detalles de todo lo que ocurría mientras caminaba hacia mi casa, te sentiste fatal y yo lo entendí, sabiendo que no es tan fácil soltar, me puse en tus zapatos me hiciste ver un poco más de tí, me pediste una oportunidad más y prometimos que todo iba a mejorar, acepte sin dudarlo, si algo estaba mal podíamos arreglarlo juntos.
Todo regresaba a la normalidad, de nuevo retomabamos lo que tenemos justo donde lo habíamos dejado, pero pasaron varias cosas, me llene la mente de pensamientos negativos que se volvieron en cadena, me dije a mi mismo que tal vez hice algo mal, tal vez me tendré que esforzar más, tal vez no soy el indicado y mereces algo mejor que una basura de persona como yo, tal vez no querías hablar. Y yo solo quería recuperarte bien, verte feliz, hacerte bien y trate de ignorar esos pensamientos insanos pero al final me ganaron y antes de que fuera tarde corrí directo a confesarte esto y a disculparme, en esta ocasión fui yo quien se asustó y no quería perderte pero al final lo hice, por mi tonta elección. Algunas de las cosas que digo o hago alejan a la gente que me quiere, pero cuando me quiero arrepentir ya es demasiado tarde. Cuando te dije lo que me pasaba y ofrecí mis disculpas por no querer que me vieras así en este estado tan triste, y que tal vez necesitabas buscar a alguien mejor, te abrace y suplicaba que si me arrepentía, me dieras una oportunidad más. Lo prometiste, pero no creo merecerla, no después de alejarme sin decir nada al final, aún te veo, creo que es inevitable, pero cuando te hablo me trabo y no puedo sacar todo esto.
Este fin de semana me quise acercar, pasarte a ver. Ya qué mientras sepa de tí siempre serán buenas noticias, me sentía preparado, pues me motive lo suficiente para controlar mis emociones y pensamientos. Ya que luego de alejarme no habíamos hablado mucho. Yo sentí que lo correcto era verte en persona, y contarte un sueño curioso que tuve, donde estábamos juntos, comíamos pizza y te cargaba como una vez que me acompañaste de camino a casa, en ese sueño fui feliz y deseaba volverlo real y en esa vez que me acompañaste de camino a casa me dijiste algo que será difícil de olvidar; «tus abrazos me dan desansiedad». Tenia un plan para ir contigo, el cual era pasar por 2 helados, preguntar a tus amigas en donde podía encontrarte y hablar, para contarte aquel sueño y pedir perdón por alejarme con la intención de no preocuparte por mí tonto comportamiento depresivo.
Desafortunadamente al primer lugar que pase a preguntar por ti sin antes ir por los helados, te encontré, te mirabas tan hermosa como siempre y de los nervios quería correr y regresar pero ya estabas ahí y solté toda la sopa del plan, del sueño, pedí perdón por todo y agradecí tanto que me has dado, tu sonreías tanto con lo que te contaba por qué la verdad fue muy curioso todo y con tal de seguir ahí contemplandote igual que si hubiera sido el primer día de haberte visto, buscaba pretextos para quedarme un poco más, ahora era el tiempo el que sentía que se esfumaba, uno de mis pretextos era darte un collar que yo porté y que era muy especial para mí, te pedí cerrar los ojos para colocartelo sin que vieras que era, pero inmediatamente lo reconociste y me lo devolviste, me pediste disculpas por no poder quedartelo y al último solo pedí un abrazo tuyo de esos que me dan igualmente desansiedad, me lo concediste y luego me fui para no hacerte perder más tiempo.
Es todo el resumen por ahora, deseo de verdad que te encuentres bien, que algún día pueda volver a verte, y que a diferencia de mí, tú seas mucho más fuerte.
#escritos#letras#soledad#amor#dejarte ir#lo que construimos#todo lo que nunca fuimos#fragmentos#cosas tristes#desamor#desde el corazón#desmotivaciones#desastre#separados#perdón#no estas aquí#verte cerquita#insomnio#citas de amor
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Clases de Seducción, parte 16: Postulaciones
Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15
Rubén tomó su celular y llamó de inmediato a Sebastian.
—¿En serio te fue mal? —le preguntó sin rodeos apenas su amigo contestó el teléfono.
—Sí, me fue pésimo —respondió Sebastian, con notoria tristeza en la voz.
—Pero igual te alcanza para meterte a alguna carrera técnica o algo así, ¿o no?, demás tu viejo te deja —sugirió Rubén, intentando hacerle ver otras alternativas.
—No, si ya dijo que no —lo detuvo Sebastian—. Me dijo que no sabía por qué lo había siquiera intentado si era obvio que me iba a ir pésimo —Rubén sintió una rabia gigante en su interior—. Mi mamá trató de hablar con él, pero no hubo caso.
—Ya, pero Seba, no es necesario que vayas a hacer el servicio, eres mayor de edad, no te puede obligar.
—No tengo otra opción, Rube —Sebastian endureció la voz—. Si no hago el servicio y me voy de la casa, mi viejo no me va a volver a apoyar.
“¿Acaso eso sería tan malo?”, se preguntó Rubén.
—Puedes venirte a vivir conmigo, te buscas un trabajo y con eso te pagas la u —sugirió Rubén, intentando que su amigo no se desesperara por su truncado futuro.
—Rube, ¿sabes lo que cuesta la mensualidad en la universidad?, ni cagando voy a encontrar un trabajo que me permita pagar la U, pagar arriendo y alimentación.
—Por eso puedes venirte a mi casa —insistió Rubén.
—No, Rube, apenas tu viejo puede contigo. Voy a ser un cacho.
—Seba, no eres un cacho —le dijo Rubén con tristeza.
—Quizás esto efectivamente me sirva para madurar, como pretende mi viejo —asumió Sebastian—. Hablamos mañana, Rube. No vengas a verme, porfa —le dijo, y terminó la llamada.
Rubén se sintió impotente, al no poder hacer nada para ayudar a su amigo, y sobre todo, por no lograr hacerle ver que aún tenía otras opciones.
Quedó muy bajoneado después de hablar con Sebastian, así que mientras tomaban té, le contó a su padre sobre su idea de que Sebastian viviera con ellos en la casa para poder trabajar y estudiar.
—Hijo, tú sabes que no tengo problemas con que Sebastian se venga para acá —comenzó a decirle su padre—, pero tienes que saber que esa no es una decisión que se tome a la ligera basado en el miedo. Creo que lo que hace su padre es horrible, obligar a su hijo a hacer un servicio militar que no quiere, y que yo al menos lo veo innecesario, aunque ellos verán qué decisiones toman en la crianza de sus hijos —agregó—. A lo que quiero llegar, es que si Sebastian se va de su casa, y se viene para acá, se le va a complicar mucho el tener que trabajar para vivir y pagar la universidad y tener que estudiar al mismo tiempo.
—Pero papá…
—No estoy diciendo que sea imposible, pero quizás pueda estudiar mejor el próximo año, después de hacer el servicio, con el apoyo de sus padres, en lugar de hacerlo ahora, completamente solo. Nosotros podríamos ayudarlo, sí, pero dentro de lo que podamos con nuestros recursos, que de por sí ya son limitados.
A pesar de las razones lógicas que daba su padre, Rubén sentía como si no quería ayudar a Sebastian simplemente porque no quería.
—Papá, tenemos que ayudar a Sebastian, él nos necesita —le insistió a su padre.
—Entiendo que puede ser frustrante estar en su posición, e incluso en la tuya, hijo. Querer ayudar a tu mejor amigo es lo más noble que puedes hacer, pero también a veces tenemos que pensar con claridad las cosas, no actuar basados en impulsos.
—O sea que estoy siendo estúpido —replicó Rubén, poniéndose de pie, molesto.
—No he dicho eso, hijo —su padre mantenía la calma.
Rubén estaba furioso, no con su padre, sino con el padre de Sebastian, por obligarlo a hacer el servicio militar simplemente para castigarlo porque sus notas en el liceo no eran lo suficientemente buenas para él.
Tomó su celular y salió a tomar aire. Necesitaba pensar y relajarse. Caminó hasta la pequeña plazoleta que estaba cerca de su casa, en la calle detrás de la casa de Sebastian. Se sentó en uno de los columpios y sacó el celular para llamar a su amigo.
—Estoy en la plaza, por si quieres venir —dijo simplemente apenas sintió que Sebastian había contestado la llamada. Sin decir nada, su amigo cortó.
No había ido a su casa directamente a verlo porque Sebastian explícitamente le dijo que no fuera, pero de todas maneras quería verlo y hablar con él.
Al cabo de unos segundos, escuchó los pasos de Sebastian caminando por la vereda. Andaba con un short negro y un polerón gris con capucha. Apenas lo miró a la cara, Rubén notó que tenía los ojos hinchados.
Se puso de pie y le dio un fuerte abrazo. Sebastian mantuvo las manos dentro del canguro del poleron por unos segundos, pero al final abrazó igualmente a Rubén.
—¿Cómo estás? —le preguntó a su amigo.
—Asumiendo —respondió Sebastian, después de aclararse la garganta.
Rubén adivinó que había estado llorando.
Sebastian se sentó en el columpio que estaba al lado del de Rubén, y evitó mirarlo directamente.
—¿Qué te dijo tu viejo? —le preguntó Rubén.
—Nada, que tenía el puntaje que merecía por no enfocarme en estudiar en el liceo, que era obvio que me iba a ir así de mal porque siempre he sido… limitado —a Sebastian se le hizo un nudo en la garganta al decir la última palabra—, y que estar en el servicio me iba a ayudar a tener disciplina y a valorar el trabajo, o algo así.
Rubén sintió un profundo odio hacia el padre de Sebastian.
—¿Y tu mamá que dijo?
—Nada, cuando me puse a llorar rogándole que me dejara estudiar algo, cualquier cosa, intentó convencerlo, pero no hubo caso —bajó la mirada, con vergüenza—. “Más te vale que no te pongas a llorar así en el regimiento”, me dijo mi viejo.
—Viejo culiao —dijo Rubén, entre dientes.
Sebastian lo miró sorprendido, pero Rubén no se disculpó. Después de unos segundos, Sebastian sonrió.
—Viejo culiao —repitió Sebastian, dando un suspiro resignado.
Ambos rieron.
—¿Cuánto sacaste realmente? —le preguntó Rubén.
—Cuatrocientos. Cuatrocientos diez. Cuatro treinta en matemáticas, fue donde mejor me fue.
De verdad le había ido mal.
—Traté de convencer a mi papá para que te vinieras a vivir a mi casa—le contó Rubén—, pero me dijo que lo mejor para ti era mantener el apoyo de tu familia, incluso si eso significa que pierdas un año.
—Tiene razón tu papá —coincidió Sebastian, volviendo a ponerse serio—. Aunque no quiera, puedo soportar un año de servicio si después voy a poder estudiar bien.
—No quiero que te vayas, Seba —le dijo Rubén, con pena en la voz, al darse cuenta que su amigo si o si iba a tener que hacer el servicio.
—Todavía no me voy, Rube. Nos queda todo el verano juntos aún —lo tranquilizó—. ¿Ya tienes pensado para dónde postular? —le preguntó Sebastian, cambiando el foco de la conversación.
—No, pero supongo que en la UCN será mi primera opción —respondió Rubén. Ni siquiera se había puesto a pensar en eso.
—Si quieres te acompaño a averiguar todo eso mañana.
—Bueno —aceptó con gusto Rubén, aunque le dio pena pensar que solo él estaría viendo esas opciones, mientras Sebastian estaría resignado a dejar pasar esa etapa.
Se quedaron bastante rato conversando. Rubén notó que Sebastian estaba tranquilo, incluso más tranquilo que él, que estaba muy preocupado por ayudarlo, pero finalmente tanta preocupación fue por nada.
Volvió a su casa cerca de la una de la mañana, y su padre con su hermano ya estaban durmiendo. Entró en completo silencio y se fue derecho a dormir.
A la mañana siguiente, Rubén se levantó a desayunar, y su padre estaba sentado en la mesa comiendo. Se sentó en silencio junto a su padre, esperando que no hiciera referencia a la discusión de la noche anterior.
—¿A qué hora volviste anoche? —le preguntó su padre, rompiendo el silencio.
—Como a la una —respondió Rubén, suavizando la voz, para indicarle que ya no estaba enojado.
—¿Cómo está el Seba?
—Bien. O sea, bien dentro de lo posible. Ya estaba asumiendo que tenía que hacer el servicio, si o si.
—¿Te preguntó si podía venirse a vivir acá? —quiso saber su padre.
Rubén negó con la cabeza.
—Tenía la misma opinión que tú. No quería ser un estorbo acá, y sentía que si hace el servicio ahora, después sus papás lo van a ayudar a estudiar lo que él quiera.
—Es un joven inteligente Sebastian —agregó el padre de Rubén con una sonrisa amable.
Rubén miró a su padre, y pensó que incluso él veía las cosas positivas de Sebastian, en cambio el padre de su mejor amigo sólo lo tiraba para abajo.
—Va a salir adelante de este traspié. No te vas a dar ni cuenta cuando vuelva después del servicio.
Rubén sonrió por las palabras de su padre, y se imaginó a Sebastian entrando por la puerta de su casa con el traje de militar puesto, indicando que ya había terminado con su servicio. Al rato le pareció estúpida la imagen, porque si había terminado no debería estar usando el traje, y mucho menos entrar así a su casa, si no vivía con él.
—Y tú, hijo, ¿ya postulaste a alguna universidad? —quiso saber su padre.
—No, hoy en la tarde el Seba me va a acompañar a la UCN a ver como es ese asunto —le contó Rubén.
—Muy bien, hijo. Recuerda que puedes elegir la universidad que quieras, si es la mejor de todas, mejor aún. Después veremos cómo nos las arreglamos con el dinero —le dijo su padre.
—Tranquilo, papá. Creo que postularé a la UCN igual.
—Pero de todas maneras, si puedes pensar en grande, hazlo —le recalcó su padre.
Rubén aceptó las palabras de su padre, pero de todas maneras pensaba postular a universidades de la ciudad, que si bien, no eran precisamente las más económicas, le permitía ahorrar en otros ámbitos.
Su padre terminó de desayunar al rato y se fue al trabajo, mientras que Darío recién venía despertando y se sentó en la mesa frente a Rubén sirviéndose un tazón de cereal con leche.
—Enano, voy a ver la mamá hoy en la tarde, ¿quieres venir? —le dijo Darío, tras llevarse la primera cucharada a la boca.
—Pensaba ir mañana —respondió Rubén—, porque hoy en la tarde voy a ver lo de las postulaciones.
Si bien, sentía que ir juntos al cementerio a visitar la tumba de su madre sería una buena ocasión para tener un momento de conexión entre hermanos, la verdad era que prefería ir solo, así podía desahogarse de mejor forma, y decir en voz alta ciertas cosas que no podría hacer en presencia de su hermano.
—Ah, bueno no importa, podremos ir cuando vuelva de Santiago —Darío dijo bajándole el perfil—. ¿El papá ha ido a verla?
—No, no ha ido —Rubén bajó el tono de voz, y miró a los ojos a su hermano—. Creo que aún le cuesta.
Darío bajó la mirada.
—Cada uno tiene sus tiempos, supongo —dijo finalmente Darío, dando un suspiro triste.
Cuando terminaron de desayunar, Darío se alistó para ir al supermercado a comprar, y Rubén se fue a su habitación a prender el notebook para conectarse a MSN. Habló con Catalina, para ponerse al día con respecto a sus vidas, ya que no hablaba con ella desde antes de irse de viaje a Iquique.
—Mejor te cuento cuando nos juntemos —le dijo Rubén a Catalina, cuando la muchacha le preguntó cómo lo había pasado en el paseo de curso.
—Eso significa que estuvo muy bueno o muy malo —dedujo ella—. ¿Cuándo nos veremos entonces?
—¿Mañana?, ¿te tinca? —sugirió Rubén.
—Me parece perfecto —concordó Catalina, con un emoticón de carita feliz—. ¿Qué tal te fue en la PSU?, como compañero de local debe haberte ido excelente
—Me fue piola: 606 en matemáticas, 594 en lenguaje y 544 en ciencias.
—¡Genial!, ¿te alcanza para la ingeniería que querías?
—Demás que si —respondió Rubén, agregando un “xD” —, ¿y a ti como te fue?
—Me fue súper bien —Catalina envió un emoticón muy feliz.
—¿Cuánto sacaste?
—715 en ciencias, 704 en matemáticas y 690 en lenguaje.
—¡Te fue excelente! Felicidades —le dijo con sinceridad Rubén, agregando un emoticón muy feliz también—. Cuando tengas que dar el discurso de titulación por ser la mejor de tu carrera nómbrame como alguien que influyó de forma positiva en tu vida —bromeó.
—Dudo que tenga que dar un discurso así, pero si lo tengo que hacer, te nombraré —aceptó Catalina.
Siguieron hablando por un buen rato más, pero el interés de Rubén cambió de dirección cuando vio que se conectó Felipe, y de inmediato le mandó un mensaje de saludo.
—Ayer noté que te sorprendió mi beso de despedida en la mejilla —le comentó después de los mensajes de saludos correspondientes.
—Si, es que no me lo esperaba —respondió Felipe—, de hecho, creo que esperaba más un beso en los labios. Pero me gustó, lo encontré tierno.
Rubén sonrió tontamente leyendo el mensaje de Felipe.
—Bueno, si quieres para la próxima me despido con un beso en los labios.
—Despídete como sientas que debes hacerlo en el momento.
—¿Y si siento que me quiero despedir con indiferencia?
—Por algo será, y tendré que ver qué hice para que te sintieras así.
—¿Y si me quiero despedir con algo más que un beso? —preguntó con coquetería Rubén.
—Bueno, ahí tendré que ver qué hice para merecer una despedida así —respondió Felipe, con un emoticón guiñando el ojo.
—¿Cuándo me enseñarás a defenderme? —quiso saber Rubén, cambiando de tema, y recordándole a Felipe la propuesta que le había hecho el día anterior.
—Cuando tú me digas. Mi agenda está completamente disponible para ti.
Rubén sintió un calor agradable recorrer su cuerpo al leer las palabras de Felipe.
—¿El miércoles? —sugirió.
—El miércoles entonces. Le preguntaré a los papás del Roberto si puedes venir —Rubén sintió cierta vergüenza al saber que Felipe pediría permiso para que él fuera a su casa—. Listo, puedes venir el miércoles.
—Nos vemos el miércoles entonces —concluyó Rubén, enviando una carita feliz y un emoticón de corazón.
Durante la tarde, Sebastian lo fue a buscar a su casa para acompañarlo a averiguar sobre el proceso de postulación.
—¿Cómo estás? —le preguntó Rubén cuando estuvieron sentados en el sillón de su living.
—Bien —respondió Sebastian. Se veía tranquilo, resignado a lo que sería su año—. ¿Ya sabes dónde postular? —Rubén notó que no quería hablar de él.
—Si, creo que ya lo tengo mas o menos claro.
Se fueron en micro hasta la Universidad Católica del Norte, donde les indicaron que fueran al laboratorio de computación, donde unos jóvenes los ayudarían con la postulación.
En el lugar, un chico delgado y de lentes con una polera verde con el logo de la universidad le explicó cómo funcionaba el proceso, y le dio todas las indicaciones para que no se equivocara.
Rubén finalmente postuló a Ingeniería Civil en Minas en la UCN como primera opción, Ingeniería Civil en la UA como segunda opción, y las tres últimas opciones fueron universidades de Santiago, que prácticamente puso al azar, porque estaba casi seguro que quedaría en al menos una de las dos primeras.
—¿Y tú no vas a postular? —le preguntó el muchacho de lentes a Sebastian, cuando Rubén había terminado su postulación.
—No, solo vengo a acompañar a mi amigo —respondió Sebastian con una sonrisa amable, y Rubén notó la incomodidad en su mirada.
Cuando los dos amigos iban caminando por el patio del campus, rumbo hacia la salida, se encontraron con Liliana y Rafael, que venían llegando a la universidad.
Liliana se acercó muy entusiasmada a abrazarlos, mientras que Rafael fue más discreto, como siempre.
—¡Que rico verlos! —les dijo la muchacha—, ¿vinieron a asesorarse para las postulaciones?
—Si, pero ya nos desocupamos —respondió Rubén, y notó que Sebastian se veía un tanto nervioso.
—¿Se demoraron mucho? —quiso saber Liliana.
—No, fue súper rápido, a lo más fueron quince minutos —respondió Sebastian.
—Ah ya. Podríamos juntarnos de ahí —sugirió Liliana, mirando a Rafael—. ¿Nos esperan un ratito mientras nos desocupamos?
Rubén y Sebastian se miraron, y como si tuvieran una conexión mental, asintieron.
Al cabo de quince minutos se reunieron nuevamente los cuatro, y caminaron hasta en pub cercano al campus.
—¿A qué postularon, chicos? —les preguntó Liliana apenas tomaron asiento en una de las mesas al aire libre.
—Yo postulé a Civil Minas —respondió Rubén, y de inmediato miró a Sebastian, para ver si se incomodaba o no.
—Yo voy a hacer el Servicio, así que no postulé a nada —dijo Sebastian, intentando sonar natural.
—¿En serio? —preguntó sorprendido Rafael.
—Sí —respondió Sebastian, con mucha seguridad, sorprendiendo a Rubén incluso.
—¿Y no te da miedo? —quiso saber Rafael.
—¿Miedo por qué? —Sebastian estaba aterrado, pero obviamente se hizo el tonto.
—A que te puedan pegar o algo por ser… tu sabes —dijo Rafael, mirando principalmente a Rubén.
—¡Rafa! —Liliana lo miró enojada, y a Rubén le habría causado gracia ver a Rafael regañado por Liliana si no fuera por el enojo que le produjo su comentario.
—¿Por ser qué? —le preguntó enojado Sebastian, pero Rafael prefirió no responder.
En ese momento justo apareció la mesera a tomarles la orden, haciendo que se calmara bastante el ambiente. Liliana le recordó a Rafael que no podía beber alcohol, por su tratamiento para el acné, pero acordaron que Rubén, por ser menor de edad aún, pediría un vaso de bebida para Rafael, y éste, que era mayor de edad, pediría una cerveza para Rubén.
Rubén observó a Sebastian, y notó que la expresión de enojo por las preguntas de Rafael se había desvanecido. Ahora se veía más relajado.
—Y ustedes, ¿a qué postularon? —preguntó Rubén una vez la mesera los dejó solos nuevamente, aprovechando que los ánimos se habían calmado ya.
—Yo postulé a Pedagogía —respondió Liliana. A Rubén le hizo mucho sentido su elección, y le pareció que sería una muy buena docente.
—Yo a arquitectura —respondió por su parte Rafael.
—¿Y no te da miedo? —le preguntó en broma Rubén, burlándose de su ex compañero, provocando la risa de todos, incluso de Sebastian.
Estuvieron un par de horas conversando y disfrutando, con varias botellas de cerveza y vasos de piscola y mojito sobre la mesa (y uno que otro vaso de bebida para Rafael), recordando con nostalgia los momentos que vivieron en el liceo, como si hubieran ocurrido hace años, pero solo habían pasado meses.
Rubén notó que Sebastian hablaba en voz alta y se reía exageradamente, mucho más relajado, producto de los incontables vasos de piscola que ya había bebido.
—¿Y al final ustedes dos están pololeando o no? —les preguntó Sebastian a Liliana y Rafael.
—No, no estamos pololeando —respondió Liliana, poniéndose visiblemente colorada.
—Ya po, Lili, diles la verdad —le pidió Rafael, tomándola de la mano.
—¡Lo sabía! —exclamó Rubén, llevándose las manos a la boca.
—¡No estamos pololeando! —insistió Liliana, levantando la voz e intentando inútilmente no sonreir para sonar más convincente—, por ahora nos estamos conociendo.
—¡Pero si se conocen hace años! —dijo Sebastian riéndose.
—Estamos en algo, pero aún no estamos pololeando —explicó Rafael, sonriendo con orgullo.
—Bueno, ya era hora —comentó Rubén—. Hacen muy linda pareja.
—Gracias —dijo Liliana, ruborizándose aún más, y tomando la mano que le extendía Rafael, para sellar visiblemente su revelación.
—¿Y ustedes?, ¿están en algo? —quiso saber Rafael, provocando la mirada regañadora de Liliana.
Rubén miró a Sebastian, y notó que se veía mucho más relajado. Le devolvió la mirada, indicándole que él respondiera.
—No, no estamos en nada —respondió con sinceridad Rubén, y notó que Sebastian bajó la mirada por unos segundos.
—Qué mal, hacen muy linda pareja —comentó Liliana, con su qué.
Sebastian miró a Rubén con una sonrisa orgullosa.
—Lamentablemente las parejas bonitas terminan juntas al final solo en las películas —comentó Sebastian con ironía, sorprendiendo incluso a Rubén.
—¿O sea que al final sí eras…? —quiso confirmar Rafael, y a Rubén le daba mucha risa/rabia que no fuera capaz de decir “gay” en voz alta, como si fuera una palabra prohibida o algo así.
—Estoy viendo a alguien más, así que sería imposible estar de pareja con el Seba —intervino Rubén, tratando de proteger a Sebastian para que no tuviera que responder necesariamente esa pregunta.
—¿El hueón con el que bailaste en la fiesta de gala? —preguntó Rafael.
Rubén asintió con la cabeza, sonriendo.
—Ese hueón me ganó al Rube —intervino Sebastian, mirando a Rubén a los ojos y cambiando su expresión.
Rubén se sorprendió por el comentario de Sebastian, y supuso que era producto del alcohol que hablara tan relajadamente al respecto.
—¿Y vas a irte al servicio y vas a dejar que te lo quiten? —Rafael metió el dedo en la herida.
—Te está hueviando —intervino Rubén dirigiéndose a Rafael, y fingiendo una risa para evitar que Sebastian siguiera hablando.
—Bueno, quizás en el servicio pueda olvidarme del Rube, y encontrar un nuevo amor —agregó Sebastian bajando la mirada.
Rafael se veía sumamente entretenido con las revelaciones de Sebastian, mientras que Liliana se veía preocupada.
—Está molestando —insistió Rubén, esforzándose para convencer a los muchachos.
—Oye, Rubén, ¿qué hiciste para año nuevo? —le preguntó Liliana, cambiando de tema rápidamente al notar la situación incómoda en la que los había metido Rafael.
Rubén agradeció el gesto de Liliana, y con gusto respondió su pregunta.
Sebastian al rato se paró para ir al baño, y en ese momento aprovecharon de pedir la cuenta.
Rubén quedó preocupado por su amigo, y por toda la información personal que había entregado, producto del alcohol en su organismo.
Al salir del local, se despidieron de Liliana y Rafael, que se fueron juntos por su lado, mientras Rubén y Sebastian se quedaron esperando que pasara una micro.
Al tomar la micro, se sentaron al fondo, donde habían asientos disponibles. La micro iba casi vacía al principio, porque era el inicio del recorrido, pero poco a poco se fue llenando.
Rubén miraba en silencio a Sebastian, que iba con la cabeza apoyada en la ventana mirando hacia afuera. No sabía si lo que le había contado a Rafael era cierto o no, y la verdad le daba miedo preguntarle, sabiendo que estaba en un momento muy vulnerable emocionalmente, sumado al exceso de alcohol en su cuerpo.
Al final prefirió esperar, y preguntarle cuando estuviera sobrio para salir bien de dudas.
Cuando se bajaron de la micro, Rubén ayudó a Sebastian a caminar hasta su casa. No tenía ganas de entrar a la casa de su amigo y ver a su padre.
—¿No te va a retar tu papá por llegar así? —le preguntó Rubén.
—Es lo más probable, pero ya un reto más da lo mismo.
—¿Seguro?, si quieres puedes venir a mi casa —le ofreció a Sebastian.
—Mejor que no —descartó la idea su amigo—. Prefiero cualquier reto de mi viejo antes que tener que dormir contigo y no poder dormir contigo.
Rubén se sorprendió por las palabras de su amigo. ¿De verdad se sentía así o estaba bromeando?, ¿tanto le afectaba estar con él que prefería los retos de su padre?
—Toma harta agua —le recomendó a Sebastian, cambiando de tema sin mucha delicadeza—, y descansa.
—Ya voy a tener tiempo para descansar —respondió él—. Ahora necesito disfrutar el tiempo que me queda.
—Me parece conocida esa filosofía —le dijo Rubén, recordando con nostalgia cuando Sebastian le había contado que su padre le había advertido sobre hacer el servicio.
Parecía como si hubiera sido hace una eternidad, pero solo había pasado poco más de un mes desde entonces.
Rubén recordó, además, que fue a partir de entonces que Sebastian comenzó a mostrar disposición a experimentar con él. Algo bueno había salido de las amenazas del padre de Sebastian después de todo, pensó.
—Es mi única filosofía —dijo bromeando Sebastian, con una sonrisa en el rostro, pero con profunda pena en sus ojos.
Se quedó mirando a Rubén, recorriendo con su mirada cada aspecto de su rostro. Estiró su mano y la puso en el rostro de su amigo, acariciando su mejilla derecha y su barbilla.
Rubén no dijo ni hizo nada, simplemente le devolvió la mirada a Sebastian, y pudo ver en su rostro y en sus ojos cómo sus pensamientos luchaban dentro de su cabeza, debatiéndose, seguramente entre besarlo o no.
Esperó pacientemente el siguiente movimiento de su amigo, sin cortar el contacto visual.
Finalmente, después de varios segundos de tensión, Sebastian puso su mano en la nuca de Rubén, y lo acercó a sí mismo para darle un abrazo.
Rubén dio un largo respiro, dándose cuenta que había estado conteniendo el aliento. Cruzó sus brazos por la espalda de Sebastian, abrazándolo con fuerza.
—Te amo, Rube —le dijo Sebastian al oído, y rápidamente lo soltó, dio media vuelta y se limpió disimuladamente una lágrima del rostro. Luego, ingresó a su casa sin mirar atrás.
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Ligeramente rota
Tengo la inteligencia emocional de una nuez, una nuez sin inteligencia emocional. Ya lo he dicho antes, hay día mejores que otros, hoy ha sido un día particularmente difícil, he pensado demasiado en ti y en demasiadas cosas y desde demasiados ángulos, la cámara ha estado girando rápidamente todo el día y necesito que pare un poco, estoy mareada. Por favor haz que pare de girar.
Te extraño, claro que te extraño, claro que no entiendo, claro que me gustaría saber si eres consciente de la distancia que existe o si en realidad ni siquiera te fijas que este año solo hemos conversado una vez, una sola vez en 3 meses caídos, y esto porque no pude más con mi cerebro y te pedí que me hagas compañía, ¿en serio la idea de besarme esa noche fue tan mala? ¿en serio fue lo peor del mundo?, y sí, puede que digas que no es personal pero la que está preguntándose qué sucedió soy yo y sí me siento herida, que algo físico pase entre nosotros siempre fue una idea flotando en el aire nunca en plan real ¿pero por eso ya no puedo tener ni la amistad de siempre? ¿tu cariño hacia mí era netamente situacional? ya desde septiembre no me necesitabas en tu vida, ¿por qué el cambio de actitud recién este año?¿qué fue lo que dije o qué no dije?¿estás enamorado de tu nueva/vieja amiga y solo a ella la ves? siempre he creído que cuando te gusta alguien te idiotizas demasiado y todo desaparece, ¿es solo distancia porque terminamos el ciclo que compartíamos? ¿hay algo más?, no dejo de cuestionarme y cuestionarme, yo que soy tan ingrata con mis amistades, tú me has superado, tú y yo ya éramos mucho más cercanos y regresamos a un punto muerto, me siento como cuando debía buscar excusas para acercarme a ti, y ya no quiero inventarlas, ya no, ya no me nace escribirte para que aceptes conversar sin ver iniciativa de tu parte. Siento que dices para salir por obligación. ¿Te hubiera matado una foto en tu cumpleaños? ¿te hubiera matado responder un mensaje en el grupo? tus amigos del colegio se reúnen con tu familia y no pasa nada, ella se toma fotos contigo y las sube y no pasa nada. Prioridades les dicen.
No sé lo que estás pasando, probablemente ni es conmigo, solo soy un efecto colateral, pero es sumamente duro querer tener tan cerca a alguien que no da la más mínima señal de querer lo mismo. Sigo con el celular encima esperando un mensaje, una llamada, un tweet, y cada día duele un poco más y en simultáneo duele un poco menos; lo bueno de que alguien se distancie así es que (aunque no te guste la idea o te siga lastimando) eventualmente te acostumbras, ¿qué sería diferente hoy de ayer, para que hoy me escribas si no lo hiciste ayer? si no lo hiciste el día previo, ni el día antes de ese. Cada día esperaré menos. Hoy lo he esperado demasiado, tanto que mi corazón se rompe en pedacitos escribiendo esto, tanto que las lágrimas me nublan la vista porque en serio me gustaría recibir un abrazo tuyo, una palabra tuya, aunque sea una muy estúpida.
Sé que no eres una mala persona, no eres el amigo del año tampoco, pero cada día me hago terapia a mí misma tratando de ver con estas cosas que no eres la persona que en realidad necesito en mi vida, no en ese plan. El amor romántico sigue ahí, no entiendo muy bien porqué, pero lo combato con fuerza. El amor filial espero poder mantenerlo con lo poco que lances. Te mereces todo lo bueno del mundo como siempre te lo digo, pero no necesariamente yo tengo que ser la proveedora, no así, te juro que creí que ya no estábamos en estas cosas. Creo que me equivoqué.
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Finde en Zaorejas. Un fic Damira.
Amira se va de fin de semana a Zaorejas con Cris, Joana y Dani. Basado en el finde que pasaron los cuatro en Zaorejas antes de la temporada 3 y que vimos en chats y stories.
Podeis leerlo en ao3
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-Vale, Dani dice que mis padres no vienen hasta después de cenar así que podemos subir a mi casa si quieres, que en la azotea hace mazo de frío – Cris le dice a Joana guardándose el móvil en el bolsillo tras leer el mensaje de su hermano.
Joana y ella llevan saliendo ya unos cuantos meses pero Cris todavía no está lista para contárselo a sus padres y, aunque podría llevar a Joana a casa con la excusa de que es una amiga, prefiere evitar forzar un encuentro entre su novia y sus padres por si acaso. Por eso, no es hasta que Dani le asegura que sus padres no están en casa y que no tienen pensado volver pronto que las chicas deciden subir a casa de Cris.
-Deja el abrigo ahí si quieres – le indica Cris a su novia señalando el perchero al lado de la puerta.
-¡Hola! – saluda Joana a Dani una vez que entran en el sofá.
-Ey, ¿qué pasa? – le devuelve el saludo Dani a su cuñada con una sonrisa.
-Nos vamos a mi cuarto a ver una peli, ¿vale? – informa Cris a su hermano.
-Yo me voy a mi cuarto eh, me preparo un sándwich rápido y os dejo el salón si estáis más cómodas en el sofá. – dice Dani dirigiéndose a la cocina.
Cris mira a Joana y le pregunta con la mirada qué prefiere hacer. La verdad es que ver la película en el portátil de Cris es más incómodo que verla en la tele del salón, por lo que sin necesidad de decir nada ambas chicas coinciden en quedarse en el salón y se sientan en el sofá.
-Tía me siento fatal – le comenta Cris a Joana
-¿Por?
-Pues por lo de Ami, me da mucha pena.
-¿Qué le ha pasado a Amira? – escucha Cris tras ella.
Cris se gira y ve a su hermano parado en mitad del salón con el sándwich en la mano, claramente escuchando la conversación.
-Pero ¿tú no te ibas a tu cuarto, cotilla? – dice Cris poniendo los ojos en blanco.
-A ver sí, pero tengo que pasar por aquí. – Se explica Dani - ¿qué le pasa a Ami? ¿Por qué dices que te da pena? ¿Le ha pasado algo?
Joana se muerde el labio para tratar de contener la sonrisa, nunca lo ha hablado con Cris pero desde que conoce a Dani siempre ha pensado que el chico siente algo por Amira, y muy disimulado no es.
-A ver, relájate que no le pasa nada. Solo que me dijo de quedar el finde y yo le dije que sí pero luego me acordé de que nos íbamos a Zaorejas y la pobre se ha quedado tirada. Solo está libre Ev que se irá de botellón y bueno…como que no le hace especial ilusión a Ami.
-Que se venga a Zaorejas – dice Dani antes de que su cerebro pueda siquiera procesar las palabras que está diciendo. Ve como su hermana lo mira con cara rara y enseguida pone en marcha un discurso para convencerla – A ver, que lo digo por Ami, para que no se quede en casa sola. Y en la casa de Zaorejas hay sitio de sobre. Papá y mamá no vienen seguro y a Toni y Óscar ni se les espera.
-¿Toni y Óscar? – pregunta Joana confusa, es la primera vez que oye esos nombres.
-Son mis hermanos mayores – explica Cris a su novia, después se vuelve hacia su hermano - ¿tú crees que Amira querrá venirse a Zaorejas con nosotros?
-Claro, ¿por qué no? Como cuando éramos enanos y se venía con nosotros siempre. Va, díselo verás cómo le mola la idea – insiste Dani.
Cris mira a Joana para ver qué opina. Su novia asiente, no podría estar más de acuerdo con que venga Amira. Tiene muy buena relación con todas las chicas pero al igual que lo es para Cris, Amira es especial para Joana.
-Bueno, vale, le voy a preguntar.
Cris saca el móvil y escribe a Amira contándole el plan pero, cuando su amiga no parece muy convencida, Cris no puede evitar fruncir el ceño.
-¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Qué te ha dicho? – pregunta Dani insistentemente, el sándwich aún intacto en su plato.
-Pues que dice que no sabe porque yo voy a estar con Joana y tú con tus colegas y como que no pega mucho.
Dani siente como las ilusiones que se había hecho en los últimos cinco minutos se le rompen de repente. La idea de pasar el finde en Zaorejas con Amira…y con su hermana y Joana, le gustaba mucho. Rápidamente trata de buscar una solución.
-Dile que sí que pega, que podemos hacer cosas juntos…yo qué sé mira una ruta por ejemplo, la del río, que ella no la ha hecho nunca ¿no? Va que seguro que le encanta.
-¿Tu idea para convencer a Ami de que venga es ofrecerle hacer senderismo? – pregunta Cris incrédula.
-Cris, no todos son tan flojos como tú.
-A que no le digo nada y te vienes de sujetavelas, listo – le reta Cris.
-A que me quedo en casa y te vas a patita a Zaorejas, lista – rebate Dani
-A ver, a ver, cálmense – interviene Joana – Cris yo creo que a Amira sí que le podría gustar la idea de el senderismo.
-Bueeeno, vale, se lo digo a ver.
-Va Cris, date prisa – dice Dani desesperado mientras mira el reloj. Ha revisado la mochila una veinte veces para comprobar que lo lleva todo y está deseando salir por la puerta, pero su hermana sigue desayunando con toda la tranquilidad del mundo.
-Dani tío relájate, no me estreses desde tan temprano. –le contesta Cris poniéndose mermelada en la tostada.
-Cris, son las 11:25 de la mañana, ¿tan temprano de qué? Y hemos quedado con Amira y Joana abajo a y media.
-Lo que quiere decir que tengo cinco minutos más para desayunar – dice Cris dándole un mordisco a la tostada – Además, ¿tú desde cuando te has vuelto tan puntual? Si mamá siempre tenía que sacarte de la cama a empujones para ir a clase.
Dani abre la boca para defenderse pero se da cuenta de que no sabe cómo contestarle a su hermana. Es cierto que hay una razón por la que quiere estar a su hora pero no se va a poner a discutirlo con ella.
-Mira, paso. Voy tirando. No tardes.
-Que sí pesado.
Una vez abajo Dani mira alrededor pero no ve ni a Joana ni a Amira, tal vez sí que se ha pasado un poco con la puntualidad.
-Pero, ¿qué ven mis ojos? ¿Un Soto siendo puntual?
Dani no tiene ni que girarse para saber de quién procede esa voz, la sonrisa que se le dibuja enseguida en los labios lo dice todo. Amira se acerca a él y se para en frente de él. Dani la saluda chocando el puño con el de Amira, tal y como llevan haciendo desde que son pequeños.
-Oye, que la que ha creado la mala fama de los Soto es mi hermana, yo soy muy puntual.
-Claro que sí, por eso siempre llegas el último a todas las fiestas.
-A ver es que uno necesita su tiempo para acicalarse – bromea Dani ajustándose la cremallera de la sudadera azul.
Amira se ríe y pone los ojos en blanco, Dani tiene la habilidad de siempre hacerla reír en apenas minutos. Dani sonríe al ver a Amira reírse, le gusta ser el motivo de su risa.
-Anda dame la mochila que la voy metiendo en el coche – dice Dani al notar como Amira va cargando con el equipaje.
Se acerca a ella y tras un poco de protesta por parte de Amira que insiste que no necesita ayuda, Dani coge la mochila y la coloca en el coche que tiene aparcado a unos metros de su portal. Junto a ella coloca la suya. Va a cerrar el maletero cuando ve llegar a Joana al final de la calle.
-Chicos lo siento que llegué tarde, el metro se paró – se excusa Joana soltando la mochila en el suelo al llegar a donde están Dani y Amira. Dani la recoge y la coloca en el maletero junto a las demás.
-Tranquila, si estamos esperando a Cris de todas formas – le dice Dani.
-Que ya estoy, pesado – escuchan a Cris decir. Cuando se vuelven hacia el portal la ven corriendo mientras se recoge el pelo en una coleta alta. – De verdad que prisas, que Zaorejas no se va a mover del sitio.
Acercándose al coche Cris deja su mochila en el maletero y lo cierra. Saluda a Amira con un abrazo y a Joana con beso rápido en los labios.
-Venga vámonos ya, anda. – dice Cris dirigiéndose a la puerta del copiloto.
-Oye Cris, deja a Amira delante mejor y te sentás conmigo detrás ¿no?
Cris la mira con el ceño fruncido, cada vez que Dani las ha llevado a algún sitio Cris siempre se ha sentado delante, pero no será ella la que se queje por pasar dos horas y media compartiendo asiento trasero con su novia. Encogiéndose de hombros Cris abre la puerta trasera y se sienta con Joana a su lado. Amira duda un poco ante la puerta del copiloto, por alguna razón le pone nerviosa pensar en pasar todo el viaje tan cerca de Dani.
-Ami – la llama Dani desde el otro lado del coche antes de entrar.
-¿Hmm? – murmura Amira distraída.
-¿Todo bien?
-Sí, todo bien – dice Amira sonriéndole a Dani. Él le devuelve la sonrisa y durante unos segundos solo se miran el uno al otro.
-Bueno, nos vamos ¿o qué? – grita Cris desde dentro del coche ganándose un codazo de parte de Joana, aunque no entiende muy bien por qué.
Una vez están todos dentro del coche, Dani sale del aparcamiento y pone rumbo a la carretera.
-Ami, pon música – le dice Cris desde el asiento de atrás a su amiga.
-Ni se te ocurra tocar la radio. Mi coche, mi música – advierte Dani a Amira.
-Venga ya tío, que tú música es una mierda – protesta su hermana.
-Todavía estoy a tiempo de dar la vuelta – bromea Dani mirando por el espejo retrovisor – que no que ya veréis que he preparado una lista de reproducción que flipas. Ami coge mi móvil y conéctalo a la radio, hay una playlist que se llama Zaorejas.
Amira coge el móvil que Dani lo ofrece y lo desbloquea. Por un momento lo único que puede hacer es mirar el fondo de pantalla. Es una foto de hace un año aproximadamente. Una foto de Amira, Cris y Dani. Amira recuerda a la perfección el día que se hicieron esa foto. Fue el primer fin de semana después de que Amira decidiera ponerse el hijab. Amira había ido a casa de Cris a enseñárselo y las dos habían subido a la azotea. Al poco tiempo Dani subió para decirle a Cris que era hora de almorzar. Amira recuerda cómo Dani se quedó un poco impresionado cuando vio a Amira pero no hizo ningún tipo de comentario, solo le preguntó que si se iba a quedar a comer. Antes de que Amira pudiera responder Cris le dijo a su hermano que sí y que ya iban a bajar pero que necesitaba primero un selfie con su amiga para inmortalizar el momento. Tras hacerse la foto con Cris, Dani dijo que él también quería salir en la foto, con el correspondiente cachondeo por parte de Cris llamándolo metomentodo. Su hermano pasó de ella y se colocó al otro lado de Amira de forma que ella quedara en el centro para la foto.
-Ami, vas a poner la música ¿o qué? – pregunta Cris sacando a Amira de sus pensamientos.
-Sí, sí perdona – dice Ami sintiendo cómo se le ruborizan las mejillas. Se atreve a aventurar una rápida mirada a Dani y por un momento le parece ver que él también se ha ruborizado, pero probablemente solo sea fruto de la calefacción. Tratando de volver en sí, Amira conecta el móvil de Dani a la radio, reproduciendo la lista mencionada antes. En cuanto empiezan a sonar los primeros acordes de la canción Amira mira a Dani con incredulidad – Pero, ¿y esto?
-Os lo he dicho, he preparado una playlist que es la hostia – le dice Dani mirándola brevemente para sonreír.
Amira ríe y mira por la ventana, tarareando la canción que está sonando, Hijabi de Mona Haydar.
-Madre mía por fin, que viaje más largo – Cris casi ni espera a que el coche esté aparcado para salir de él.
-Cris por dios que han sido dos horas y poco – refunfuña Dani abriendo el maletero para sacar las mochilas.
-Pero sin comer, estoy que muerdo
-La verdad que yo podría comer algo ya también. Deben ser casi las 2 ¿no? - apoya Joana a su novia.
-Mi madre me ha preparado un par de tuppers con comida para que no tengamos que cocinar nada más llegar – dice Amira
-Ay si es que sabía que era buena idea que vinieras – Cris se abalanza sobre su amiga y le da varios besos en la cara.
-Pero tendrás cara, si la idea de que Ami viniera fue mía – suelta Dani casi sin pensar.
-¿Ah, sí? – pregunta Amira alzando las cejas
-A ver sí pero…-Dani trata de buscar una excusa que le salve de la humillación pero no encuentra ninguna.
-Estaba muy entusiasmado – añade Joana, enfatizando el “muy”
-Anda, vamos a entrar ya y a comer – Dani cierra el coche con la llave y se dirige a la casa antes de que ninguna de las chicas pueda decir algo más.
Una vez dentro los cuatro sueltan sus cosas cada uno en la habitación que se han asignado y se sientan a comer la comida que les ha preparado la madre de Amira.
-Uf, cómo me va a sentar la siesta después de esta comida – comenta Cris acariciándose la tripa
-Tía ¿en serio te vas a echar la siesta? – pregunta Amira incrédula – que vamos a estar aquí dos días
-Hombre a ver, es que si me hacéis madrugar no podéis ahora pedirme que no duerma siesta – trata de defenderse Cris, lo que provoca la risa de Joana que conoce a la perfección a su novia
-Pero si te has levantado a las 11 payasa – la acusa Dani
-Pues ya es una hora antes de lo normal, necesito mi hora de sueño. – girándose hacia Joana, Cris añade : ¿tú qué dices, amor? ¿Te renta siestecita?
-Me parece bien – dice Joana dándole un beso en la mano a Cris
-Pues yo creo que voy a acercarme a la jabonería, que mi madre me ha encargado un par de jabones de aquí que dice que son muy buenos – comenta Amira recordando lo que le dijo su madre.
-Yo voy contigo, que prefiero no estar aquí mientras estas dos “duermen la siesta” – dice Dani haciendo el gesto de las comillas con los dedos.
- Pero ¿cómo osas insinuar que nuestra intención es hacer algo más que dormir? – Cris se lleva una mano al pecho para hacerse la ofendida y todos ríen ante su performance.
-Un poco más y te llevas toda la tienda, tía – Dani le abre la puerta de la jabonería a Amira y ambos salen a la calle, ajustándose sus abrigos por el frío.
-Ya, es que huelen todos tan bien que no sabía cuál coger – admite Amira mientras revisa en la bolsa de papel que estén todos los que ha comprado.
-Buah mira toda la nieve que hay ahí.
Amira levanta la cabeza y sigue la dirección que le indica Dani. Al final de la calle se ve un tramo de campo en el que aún quedan bastantes resquicios de la última nevada. Amira sonríe cuando un recuerdo se le viene a la mente.
-¿Te acuerdas cuando de pequeños jugábamos a hacer muñecos de nieve?
-Pues claro tía – afirma Dani – que ganaba el que terminara antes.
-Y tú siempre hacías trampas – añade Amira.
-Y tú te enfadabas y acababas destrozando el mío.
-Es lo que merecías.
Amira y Dani se ríen al recordar las veces que jugaban de pequeños en Zaorejas. En un momento sus miradas se encuentran y los juegos quedan olvidados, en este momento solo existen ellos dos. Hasta que…
-¡El primero en acabar gana! – grita Amira echando a correr hacia la zona donde se encuentra la nieve mientras escucha como Dani le grita “tramposa” indignado.
-Daniiiiii – se queja Amira por quinta vez en los últimos tres minutos. – Para.
-No sé de qué me hablas – dice Dani haciéndose el loco.
-Que dejes de echarme nieve en el muñeco, eres un tramposo – protesta Amira. Desde que han empezado a hacer los muñecos de nieve Dani no para de tirarle nieve al suyo actuando como si no se diera cuenta.
-Pero ¿qué dices tía? Que yo no te estoy echando nieve. A lo mejor se me ha escapado un poquito. Mira como ahora, ¿ves? – Dani vuelve a repetir el movimiento que lleva haciendo desde que empezó, coge un poco de nieve y la tira en dirección a Amira, pero esta vez en vez de apuntar al muñeco de nieve apunta directamente a Amira que suelta un gritito de sorpresa. Dani enseguida se da cuenta de su error.
-Eres hombre muerto – dice Amira
Acto seguido Dani se levanta para intentar poner distancia entre los dos pero es tarde, la guerra de bolas de nieve ha comenzado. Y continua durante varios minutos en los que tanto Dani como Amira tratan de tirar al otro toda la nieve que pueden mientras esquivan la que reciben. Amira comete un error y queda totalmente expuesta a Dani, que tiene una bola de nieve preparada para lanzar. Tratando de poner distancia entre ellos comienza a andar hacia atrás sin darse cuenta de que tiene los muñecos de nieve a medio hacer detrás. Tropieza con ellos y cae de espaldas sobre las figuras, destruyéndolas por completo.
-Amiiii, siempre acabas destrozándome el muñeco – protesta Dani con voz de niño pequeño.
-Porque tú siempre haces trampas – contesta Amira sentándose y estirando la mano hacia Dani – Anda ayúdame a levantarme.
Dani suspira y se acerca a Amira. Cuando le da la mano Amira aprovecha el impulso para tirar a Dani al suelo y quedar ella de pie.
-Serás…
Dani hace el intento de levantarse pero se resbala y vuelve a caer, provocando la risa de Amira que al final acaba contagiándosela a Dani.
-Vale, vale, estamos en paz – dice Amira aún riéndose. Se sienta al lado de Dani y juntos observan lo que queda de sus muñecos que no es más que dos montoncitos de nieve – Jo, con lo bonitos que nos estaban quedando.
-¿Y si hacemos uno juntos? Sería el muñeco de nieve superior.
Amira se ríe ante las palabras elegidas por Dani para referirse al muñeco de nieve, pero la verdad es que la idea no le disgusta.
-Ay por fin los encontramos, que los hemos buscado por todo el pueblo.
Amira y Dani se giran ante las palabras de Joana y ven como se acerca con Cris.
-Pero, ¿qué estáis haciendo? ¿Jugar con la nieve? – se ríe Cris.
-Mirad nuestro bebé – dice Amira entusiasmada señalando al muñeco de nieve que han hecho entre Dani y ella.
-Hostia Dani, cuando digo que quiero ser tía joven me refería al Toni dándome un sobrinito, no a ti y a mi mejor amiga.
-Mira que eres tonta de verdad – le dice Dani a su hermana negando con la cabeza.
Cris se ríe y se sienta junto a Amira y Dani para inspeccionar el muñeco.
-Vaya mierda de muñeco, si está todo deforme, seguro que nosotras podemos hacer uno mejor, ¿a que sí, amor?
-Eh, bueno, podemos intentarlo – se ríe Joana.
-Que no, que no, que el nuestro era mucho mejor. – discute Amira mientras entran en la casa.
-Pero ¿qué dices? Si el nuestro era super cuqui – protesta Cris
-Super cuqui y super enano, que medía 10 centímetros – comenta Dani cerrando la puerta y quitándose el abrigo.
-Daniel, el tamaño no importa, los chicos tenéis que meteros eso en la cabeza – dice Joana provocando la risa de Cris y Amira.
-Anda, me voy a dar una ducha caliente y a acostarme pronto, que mañana tenemos ruta – dice Dani evitando el tema.
-Tenéis, querrás decir. – aclara Cris – porque yo no pienso ir.
-Cris tía…-protesta Amira
-Ami ni lo intentes, es una batalla perdida lo de esta chica. Joana, ¿tú qué haces? – pregunta Dani antes de entrar en el baño.
-Yo…- Joana mira de Dani a Amira y vuelta a Dani – yo me quedo con Cris.
-Pues parece que haremos la ruta solos.
La alarma del móvil de Amira la despierta de un salto. Con los ojos medio cerrados comprueba la hora, las 6 y media. Al principio se encuentra un poco desubicada, pero enseguida recuerda que están en Zaorejas y que Dani y ella quedaron ayer en salir a las 7:30 y Amira quería levantarse con tiempo para que le diera tiempo a desayunar. De repente escucha un ruido que proviene de la cocina y se da cuenta de que hay un olor raro en el ambiente, como a quemado. Exaltada se coloca el hijab con rapidez y sale de la habitación para ver qué está pasando. Casi que se sorprendería menos si se hubiera encontrado en la cocina con un loco pirómano. En su lugar se encuentra a Dani, concentrado en cocinar, o tratar de cocinar algo.
-¿Qué haces? – pregunta Amira en voz baja para no despertar a Cris y Joana que se acostaron más tarde.
-El imbécil por lo visto – dice Dani resignado – Joder tía es que quería hacerte el desayuno así en plan sorpresa, para que tuviéramos energía para la ruta, pero es que no sé qué hostias le pasa a la sartén que no le puedo dar la vuelta a las tortitas, se quedan pegadas.
Amira sonríe, Dani se ha levantado antes de tiempo para hacerle el desayuno y, aunque claramente la cosa no ha ido demasiado bien, lo que importa es el detalle. Amira mira al plato que hay al lado del fuego y ve los restos de tortitas deformes y quemadas.
-¿Le has puesto mantequilla o aceite a la sartén? – pregunta Amira. La cara de confusión y sorpresa de Dani le dice que ni siquiera se le había pasado por la cabeza, lo que hace reír a Amira – Anda, déjame a mí.
-Joder Ami, yo quería darte la sorpresa – dice Dani derrotado, haciéndose a un lado para que Amira pueda solucionar el desastre.
-No, si sorprendida estoy – ríe Amira que, al ver a Dani haciendo pucheritos se enternece – Ey, lo que cuenta es la intención. Además seguro que la masa está buenísima, solo necesitas un poquito de ayuda haciéndolas en la sartén.
-¿Cómo vas? – pregunta Dani girándose para mirar a Amira. Llevan andando más de dos horas sin parar.
-Bien – contesta Amira aunque con dificultad para respirar - ¿Queda mucho para el río?
-Unos 15 minutos más o menos. ¿Vas bien o quieres que paremos ya?
-No no, paramos cuando lleguemos al río.
-Perfecto – Dani le sonríe y vuelve a emprender camino, esta vez yendo un poco más despacio para que Amira le pueda seguir el ritmo.
Una vez que pasan esos 15 minutos prometidos por Dani, Amira da un gritito de emoción al divisar el río.
-Es precioso, madre mía – dice Amira admirando las vistas
-Te dije que te iba a gustar – contesta Dani, admirando también las vistas, aunque en su caso, no está mirando al río, sino a Amira sonreír. -¿Tienes hambre?
-Mucho – afirma Amira sentándose en una roca cercana al río.
-Pues aquí sí que no la he liado porque he traído…-Dani se sienta en frente de Amira y busca en su mochila hasta dar con la bolsa de la comida – sándwiches de atún
-¡Qué rico por favor! – Amira alarga la mano para coger el sándwich que le ofrece Dani y le da un mordisco.
-Y aún no te he enseñado lo mejor…- Dani hace una pausa dramática antes de sacar el paquete.
-¡Magdalenas! – dice Amira entusiasmada
-Y de las que te gustan.
-Jolín, gracias. Has pensado en todo
-A ver, es que soy el mejor, ¿para qué engañarnos? – bromea Dani
-Bueno, bueno tampoco te vengas arriba que aún tengo metido el olor a tortita quemada en la nariz.
Dani se ríe y mira a Amira, iluminada por el sol de media mañana, con el río y el bosque detrás está aún más espectacular que de costumbre. Dani no puede evitar sacar el móvil para retratar este momento.
-¿Qué haces? – le pregunta ella cuando lo ve apuntando con el móvil hacia su dirección.
-No te muevas, estás perfecta para una foto.
-Dani, por favor – dice Amira avergonzada, nunca le ha gustado mucho que le hagan fotos, y menos si para quien tiene que posar es para Dani.
-Va, venga, sonríe, que sales preciosa…o sea la foto, sale preciosa – trata de enmendar Dani
Amira sonríe y se muerde el labio inferior sin querer hacerse demasiadas historias por lo que ha dicho, o casi dicho, Dani. Dani le echa un par de fotos a Amira desde distintos ángulos hasta que esta se cansa y le dice de cambiar de posición. Ahora es Dani el que se agacha junto al río y Amira se coloca en frente para hacerle la foto. Algo detrás de Dani capta su atención.
-Dani, no te muevas – dice Amira casi en un susurro – que no quiero que lo asustes para que salga en la foto.
-¿Asustar a quién?
Dani se gira hacia su derecha y pega un salto al ver a un pato a solo un metro de él en el río. Amira capta el momento con el móvil y se echa a reír, lágrimas llenando sus ojos.
-¡No tiene gracia tía! ¿No sabes que los patos pueden comerte un dedo? – dice Dani alejándose todo lo posible del río
-Pero ¿qué dices? ¿Cómo te va a comer un pato el dedo? Anda, flipao.
-He visto pasar mi vida por delante de mis ojos – exagera Dani llevándose una mano al pecho como si fuera a darle un infarto, cosa que solo hace que Amira se ría aún más.
-¡A cenar! – grita Cris desde el salón de la casa a Amira y Dani que están cada uno en su cuarto descansando tras la ruta.
Amira es la primera en salir, vestida con su sudadera amarilla y unos leggins negros. Dani sale al minuto, con su camisa gris, sudadera azul y pantalones grises.
-Chico a ver cuándo jubilas esa sudadera que mamá está harta de lavártela ya – comenta Cris mientras Dani se sienta en el sofá junto a Joana y Amira.
-Es mi sudadera favorita. ¿Te digo yo a ti algo de que vayas siempre en trenzas? – se defiende Dani
-Pero es que a mí las trenzas me quedan bien.
-A ver, haya paz – interviene Joana –dejá al pibe que se ponga lo que quiera. Y vos estás guapísima con tus trenzas.
-Lo sé – dice Cris dándole un beso a Joana.
-Bueno, y ¿qué habéis hecho de cenar? – pregunta Amira – que tengo un hambre.
-A ver, hacer, lo que se dice hacer…Hemos comprado unas pizzas en la panadería. – explica Cris abriendo las cajas que hay sobre la mesa del salón.
-Tía que se supone que hoy cocinabais vosotras, que nosotros hicimos la cena ayer – se queja Dani.
-Bueno, yo hice la cena ayer, tú cortaste la verdura – aclara Amira.
-Y sin mí nos hubiéramos comido la verdura sin cortar, es una labor vital en la cocina.
-Claro, claro – dice Amira asintiendo y riendo.
-Bueno a ver, que es una pizza. ¿De verdad le vais a decir que no a una pizza?
-Nunca – dice Dani dándole la razón a su hermana y cogiendo un trozo de pizza.
Una vez han terminado de cenar, Cris mira la hora del reloj y se levanta de la mesa.
-Bueno ¿qué? Hoy se sale ¿no? – pregunta.
-Uf, tía yo paso, que estoy muerta después de la ruta.
-Amira tíaaaaaaaaaa, no puedes hacerme esto. Venga, un ratito solo – Cris hace pucheritos pero no parece que estén funcionando.
-Es que contigo nunca es un ratito solo, Cris. Y estoy super cansada. Lo siento – se disculpa Amira.
-Bueeeeno, vaaale. Y ¿tú qué? Que no has visto aún a tus colegas.
-Yo…-Dani mira de su hermana a Amira y vuelta a su hermana – yo paso también, estoy reventado.
-¡Venga ya! Si tú la ruta esa te la haces con los ojos cerrados. ¿Qué me estás contando?
-Pero Cris, dejalos, si los chicos dicen que están cansados, pues están cansados. Salimos nosotras y que ellos se queden aquí, juntos. – Joana adivinando las intenciones de Dani y echándole una mano.
-Pues vosotros os lo perdeis, waterparties. Me voy a cambiar. Amor, ¿salimos en media hora? – le pregunta Cris a Joana dirigiéndose a su cuarto con ella detrás.
Una vez que están solos en el salón Dani y Amira comienzan a recoger las cosas de la cena.
-Oye que si quieres salir no hace falta que te quedes conmigo eh, que no me importa quedarme sola. – comenta Amira.
-Qué va tía, si estoy reventadísimo. No se me apetece salir la verdad.
Amira asiente y sonríe, la verdad es que no le importa pasar la noche en compañía de Dani.
-¿Te apetece que veamos una peli cuando estas se vayan?
-Me parece bien – contesta Amira.
-Bueno pórtense bien, no hagan nada que yo no haría – se despide Joana de Dani y Amira media hora después. Cris ya está fuera esperando a su novia impaciente.
-¿Hacemos palomitas? – pregunta Dani a Amira una vez se han quedado solos.
-Hmm, vale venga sí.
Dani se levanta del sofá y se dirige a la cocina. Amira se da cuenta de que se ha dejado el móvil encima de la mesa.
-¡Oye Dani! ¿Puedo ver las fotos de hoy en tu móvil? – le dice Amira en voz alta para que se entere de la cocina.
-¡Claro! Están en la galería, pásatelas a tu móvil si quieres – Dani se soma por la puerta de la cocina y señala a Amira – pero no las borres.
-Prometido.
Amira abre la galería del teléfono de Dani y se pone a ver las fotos de esta mañana. Hay un poco de todo, fotos de paisajes, fotos de Amira con el río detrás, de Dani posando y luego asustándose del pato, selfies de los dos juntos etc.
-Esta me encanta, es que es buenísima, fantasía pura – le dice Amira a Dani cuando este regresa al saló con el bol de palomitas y se sienta a su lado.
Dani mira a su móvil en la mano de Amira y ve que se está refiriendo a la foto en la que sale saltando tras el susto que el dio el pato.
-Me la voy a poner de fondo de pantalla para alegrarme cuando esté triste – bromea Amira haciendo reír a Dani. –Hablando de fondo de pantalla…
Dani ve como Amira va a la página de inicio de su móvil y le muestra el fondo de pantalla que tiene puesto Dani en su móvil, la foto de él, Cris y Amira en la azotea.
-Me gusta mucho esta foto – comenta Amira, sin atreverse a mirar a Dani.
-A mí también, por eso me la puse – Dani mira a Amira y cuando esta levanta la mirada y sus ojos se conectan sonríe – Hemos pasado muy buenos momentos juntos, ¿verdad?
-Sí…- dice Amira casi en un susurro.
-Y este fin de semana está siendo genial, Ami. Hacía tiempo que no pasábamos tiempo juntos, los dos. Lo echaba de menos. Casi ni quiero volver mañana a casa.
Amira sonríe y Dani le corresponde. Durante unos segundos ambos se miran a los ojos, sin saber qué decir, en realidad no hacen falta palabras entre ellos. Cuando Amira siente que la tensión entre los dos es demasiada decide apartar la mirada.
-¿Ponemos la peli?
Dani abre los ojos y se despereza. Le duele un poco el cuello de tenerlo tanto tiempo en la misma posición. Lo primero que nota es que la tele está encendida con la película parada en la página de inicio. Lo segundo es a Amira. Está durmiendo plácidamente a su lado, acurrucada bajo la manta, la cabeza ligeramente girada hacia él. Dani no puede evitar mirarla, está tan guapa, tan serena, tan en paz. Algo se revuelve dentro de Dani, un sentimiento que siempre aflora cada vez que mira a Amira, pero que ahora más que nunca late dentro de él. No es tonto, sabe perfectamente lo que le pasa. Lleva meses, tal vez incluso años, sabiéndolo. Está enamorado de Amira. Lástima que ella nunca se fijaría en él.
El sonido de la puerta lo saca de sus pensamientos. Se gira y ve a Cris entrar a trompicones, seguida de Joana que trata de sostenerla. Dani se levanta del tirón del sofá, como si acabaran de pillarle haciendo algo malo. Enseguida manda a callar a su hermana y señala con la cabeza a Amira, para indicarle que está dormida.
-Perdón, perdón – dice una Cris muy borracha – Pero habrá que despertarla ¿no?
-Si sigues chillando así seguro que lo haces – protesta Dani en voz baja.
-Venga, Ami, a levantarse – dice Cris dirigiéndose a su amiga pero Joana la para.
-Va Cris, vamos a dormir, Dani despierta a Amira, ¿verdad Dani? – dice una Joana cómplice
Dani asiente y le sonríe a Joana agradecido. Una vez que las chicas se han ido Dani se sienta en el sofá junto a Amira y dice su nombre varias veces. A la tercera vez Amira abre los ojos lentamente.
Amira tarda unos segundos en ajustar la visión a la oscura habitación, solo iluminada por la tele. Cuando sus ojos conectan con los de Dani algo se revuelve dentro de ella, un sentimiento que siempre aflora cada vez que mira a Dani, pero que ahora más que nunca late dentro de ella. No es tonta, sabe perfectamente lo que le pasa. Lleva meses, tal vez incluso años, sabiéndolo. Está enamorada de Dani. Lástima que él nunca se fijaría en ella.
-Hola – susurra Dani, sacando a Amira de sus pensamientos.
-Hola- dice ella sonriéndole.
-No quería despertarte pero vas a coger frío y…
-Gracias. Será mejor que me vaya a la cama – dice Amira levantándose lentamente del sofá.
-Sí, yo también, que mañana nos queda un viaje largo.
Dani apaga la televisión y enciende la luz del pasillo. Tanto él como Amira se dirigen a sus habitaciones pero se quedan parados en la puerta.
-Buenas noches, Ami – dice Dani.
-Buenas noches, Dani – contesta Amira y, antes de que Dani pueda desaparecer tras la puerta de su habitación añade – Yo también echaba de menos pasar tiempo juntos.
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