#y de pegarme la llorada del mes(?)

[smileflowcr]

Esos labios siempre le habían parecido lo más atractivo que había visto, pero ahora, bajo el tinte que adquirían y la atmósfera del lugar, se asemejaban a la fruta prohibida que Adán y Eva probaron. Y aunque Doyoon no se consideraba un pecador, estaba convencido de que lo sería al probarlos. “Un súcubo…” La imagen femenina de una criatura oscura pasa por su cabeza y puede imaginarse sin problemas a Sakmin con una cola puntiaguda, cuernos y alas negras subiéndose sobre la cama para arrebatarle la energía vital mientras le monta, haciendo los más exquisitos sonidos del mundo o murmurando entre gemidos que es un buen chico, que nunca había estado con un humano como él. Nuevamente se pierde en sus deseos más oscuros y la pregunta le hace abrir los ojos de golpe ante el doble sentido, ¿Cómo lo quiere? ¿Puede ser sincero y decir que sin ropa, abierto completamente piernas y a su total merced? Quizás, pero no sabe si es lo correcto, no puede arruinar la imagen que el otro tiene de él. Se rasca detrás del cuello, incapaz de no mirar esas lindas piernas que parecían invitarlo y esos ligueros que gritaban ser arrancados con los dientes, sintiéndose como un completo pervertido nuevamente. Doyoon sigue sus movimientos, enfocándose primero en la decoración sobre la piel con tinta, luego en la entre pierna y lencería está creada a la medida, dándole la misma imagen seductora y femenina que recuerda de años atrás. Traga saliva, regresando a la pantalla digital, revisando que la imagen sea nítida y ajustando un poco el brillo, luego presiona el botón más grande tres veces de manera simultánea, así podían elegir cuando de las fotografías era la mejor. “Esta faceta tuya… no la conocía.” No puede decir aquel secreto que todavía se oculta en su habitación, bajo un montón de ropa y en una caja con cosas que no podía botar, pero en el tiempo que llevan juntos solo ha conocido al Sakmin alegre, que acelera su corazón con un simple ‘Buenos días’ y que dejó se tratarlo tan formal, dando espacio a que Doyoon piense que está interesad en su persona. “Intenta apoyar tus manos en las sábanas… en cuatro, pero mirando hacia acá.” Ordena, su voz adquiere un tono diferente, ya no era la misma voz dulce y gentil que todos conocía, aquel chico que se avergüenza con facilidad hasta con un simple halago, sino que se deja llevar por las ideas más cautivadoras que tiene, usando el cuerpo del otro para satisfacer sus fantasías. “Y abre más la boca, Sakmin.”

Es  complejo  que  Sakmin  experimente  nerviosismo  con  un  tema,  pero  cuando  nota  la  ligera  sequedad  en  la  respuesta  acerca  de  su  primer  acercamiento,  le  hacen  abultar  sutilmente  el  labio  inferior  creyendo  que  tal  vez,  solo  tal  vez,  estaba  recibiendo  señales  mixtas.  ¿Y  si  Doyoon  realmente  solo  tenía  un  interés  en  él  meramente  profesional?  ¿Si  todo  aquel  circo  acababa  en  un  corazón  lastimado  y  rompiendo  su  relación  que  se  había  vuelto  tan  agradable  para  soportar  esos  cinco  años  de  matrimonio  forzado?  Pero  su  seguridad  vuelve,  como  un  oleaje  de  calor  que  se  transportaba  por  todo  su  cuerpo  gracias  a  la  mirada  que  recorría,  sin  vergüenza  alguna,  todo  su  cuerpo.  Las  siguientes  reacciones  más  animadas  le  hacen  reírse  suavecito,  llevando  la  mano  hasta  sus  labios  sin  tocarlos  para  no  arruinar  su  maquillaje.  -  —Gracias,  aunque  ahora  no  me  siento  tanto  como  un  hada,  sino  como  algún  tipo  de  demonio  —  -comenta,  echándose  un  vistazo  en  el  espejo  de  cuerpo  completo  que  estaba  frente  a  su  cama,  observando  cada  curva  y  como  las  prendas  abrazaban  lascivas  cada  porción  más  prominente  de  su  fisionomía  entera.  Cuando  escucha  que  está  listo,  el  mayor  se  mueve  hasta  el  pie  de  la  cama,  donde  la  cámara  apuntaba  directamente  y  se  sienta  en  lo  prístino  de  su  edredón  blanco,  cruzando  su  pierna  tatuada  cubierta  por  medias  y  ligueros,  ladeando  la  cabeza  ligeramente.  -  —¿Cómo  me  quieres,  Doyoon?  —  -su  pregunta  iba  con  dirección  a  las  poses,  pero  no  podía  evitar  sentir  ese  hormigueo  en  el  estómago,  señal  de  que  también  podrían  estar  hablando  de  posiciones  en  la  cama.  -  —Creo  que  tomaré  la  iniciativa  con  las  primeras  fotografías,  luego  puedes  decirme  que  quieres  que  haga  para  ti  —  -comenta,  sus  ojos  escaneando  el  lenguaje  corporal  del  más  alto  y  no  puede  evitar  sonreír  un  poco  más  amplio  al  notar  que  sus  pantalones  parecían  quedarle  más  pequeños  que  antes.  No  duda  en  dejarse  caer  más  en  el  centro  de  la  cama,  su  cuerpo  mirando  directo  a  la  cámara  mientras  se  arrodillaba  sobre  la  tela,  abriendo  ligeramente  las  piernas  y  una  de  sus  manos  se  posa  sobre  el  tatuaje  en  su  vientre,  su  cabeza  se  inclina  entrando  en  su  trance  de  modelo  y  espera  el  primer  flash.