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El ángel caído – Capítulo 5: Mail [Matt] Jeevas
#“voy a escribir un poco sobre sus infancias para darle contexto a la relación”#llevo 11 capítulos escritos y sigo en el Wammy’s#AYUDA#“nadiu quién te mandaba a ti escribir esta monstruosidad?”#NO LO SE#voy por las 40k palabras#estoy loca del coñ*#death note#mellodramattic#matt#mail jeevas#my art#mis fics
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Finalmente, después de 20 y algo de años, por fin pude cumplir uno de mis sueños de tipo "santo grial" (quizás no tanto, OOF, tengo muchos de ellos, la verdad) de mi adolescencia, y ese fue...
Sigo sin creer que poseo lo que es conocida para muchos como la versión "original" (ahorita me pongo a explicar un poco esto, porque no es del todo cierto) del manga de Corrector Yui, hecho por su creador/autor, Kia Asamiya.
Es algo que nunca me imaginé que pasaría. A decir verdad, yo ya lo creía algo "imposible" , quizás "sumamente raro", porque en esta última década yo creo que conseguir mercancía "vintage" de CorreYui se ha vuelto un poco "modo muy difícil", porque parece que NADIE quiere soltar sus cosas (deja de lado lo que son los artículos/juguetes tipo cosplay que siempre rondan en más de 40k~ yen), y MENOS a precios "accesibles", por así decirlo. Por ejemplo, en 2017 hubo una reedición oficial del OST de la serie (compuesta por Kenji Kawai) por parte de Universal Music Japan siendo parte de una colección de más de 100 títulos a precios de 1000 yen c/u, yo siendo como soy, me compré los 3 volúmenes como mi regalo de cumpleaños en aquella época. En segunda mano, hoy en día, me ha tocado verlos a los precios que veía las ediciones originales de 1999/2000 en tipo 2014/2016. Así, así.
El manga (en sus dos versiones) es relativamente igual, y he estado intentando cazar que alguien vendiera (por lo menos) los de Asamiya juntos a un precio "razonable". Las palabras clave aquí siendo "juntos" y "razonable". Y así estuve estos dos últimos años. Entre mis otras prioridades, los vi un día y admito que fue muuuy impulsivo... hasta que alguien me los ganó y cancelaron mi orden... PERO la semana posterior a esa... 👀
Siempre he mitificado el manga de Corrector Yui en sus dos versiones desde que estaba relativamente empezando mi adolescencia. No había mucho a la mano en un internet entrañable y primitivo más que un par de fansites que tienen igual un poco más de 20 años sin existir que te describían más o menos que rollos de lo que trataban... pero supongo que entre cosa y cosa... pues, qué podían hacer sobre una serie que todavía era relativamente "nueva" a inicios de los 2000s y que todavía tenían esperanza de que le fuera "relativamente" bien dado a que Viz y Tokyopop intentaron exportarla sin mucho éxito alguno (uno de estos fansites tenía un poco más de material disponible que, para desgracias de desgracias no fue archivado adecuadamente en el Internet Archive y hoy en día aún no está disponible en su totalidad). CorreYui es un poco más "infantil" a nivel superficial que Sailor Moon y Cardcaptor Sakura, no lo voy a negar, y con EUA entrando en su burbuja del animanga de los 2000s, supongo que CorreYui fue una más del montón para muchos que no pudo sobresalir. Y acá en Latinoamérica, las comparaciones con CCS se dieron a venir por comentarios que rayaban de infantiles de "copia" cuando fue la serie que la reemplazó en su horario en Cartoon Network Latam (sin saber que tiene muchos clichés del Magical Shoujo como otras series de antes y después de esta, así que no es necesariamente "copia" porque, comparte muchas cosas incluido el drama del majokko, ¿no es así?). No quita que se hizo de culto con los años en esta región (y ni qué decir en Italia), por así decirlo.
Cuando digo "mitificado" es que siempre te lo ponían de este modo. "Es que mira, hay dos versiones del manga. Una es por una autora y está la otra por el autor original", "el anime está basado en cual-sea de las dos", y así y así. Y es información bastante mixta porque la accesibilidad y porque no era TAN común saber que era posible que un proyecto original de anime PUDIERA tener adaptaciones a manga (o que pudieran existir simultáneamente dos publicaciones basadas en la misma propiedad, por poner el ejemplo de "Los Diarios de la Boticaria", hoy en día). La verdad, no me quiero clavar mucho en esto (quizás haré otro post/artículo o lo que sea al respecto) pero básicamente uno se quedaba con una idea con lo poco de información disponible en su tiempo. Y luego te das a entender "es que, realmente ninguna de las versiones del manga es LA original", porque la serie fue conceptualizada como anime en primer lugar.
Okamoto juega un poco con su adaptación a hacer el rollo más "shoujo", es decir, hay momentos que lo hacen más dramático (no estoy muy del todo de acuerdo con que a Grosser lo haga "bishonen", lol, pero siempre he pensado que se inspiró mucho en el anime de Sailor Moon; y luego está el rollo de Yui en Ver.2 en confundir lo de Shun y Ai con un rollo BASTANTE incestuoso, lmao), pero es porque tengo el anime muy dentro de mi cabeza y memoria, y sé que al manga le hace falta... algo más, sin importar lo interesante que es ver su propia versión del argumento (regresando a Ver.2, yo sí creo que Okamoto hizo un poquito más con el resto de los correctores que lo que el anime, eso sí).
Asamiya es similar. Yo me sabía cosillas porque los fansites antes mencionados, y recuerdo un breve recuento de cómo Yui se alía al resto de los correctores en esta versión que es igual de sintetizada y diferente como la de Okamoto. No creo que debamos considerar su visión EXACTAMENTE como la "original", pues al final del día el anime se hizo con un conjunto de personas que le dieron un poco más de profundidad y moldearon a los conceptos originales de Asamiya (es más, los volúmenes te ponen interesantes detalles extra de conceptos con los que Asamiya estuvo jugando inicialmente para el anime, haciendo que POR FIN comprendiera otro montón de chistes que parecen internos entre los fans japoneses de antaño desde hace 20 años, lmao). También es importante considerar que la adaptación de Okamoto fue lanzada tal cual en formato tankoubon, y la de Asamiya fue serializada en la revista Ciao, mientras el anime estaba en transmisión. Lo que sí, es que se me hace interesante la perspectiva de Asamiya, sobretodo en como el climax importante de la primera temporada sale como sale, lo que me parece como el "desplazamiento" de amistad entre dos amigas en plena adolescencia (con como el internet y la realidad virtual estaban muy predominantes en sus vidas)... y luego parece que el manga se quedó inconcluso ANTES de la batalla final. ESTE detalle nadie parece (o pareció) mencionarlo, pero el manga se queda en un "continuará" y ha quedado así desde hace 24 años, *shrugs*.
Sigo en total incredulidad con tener en físico el manga de la adaptación de Asamiya, en general. De verdad. Es raro tenerlo a la mano junto a mi copia del "Daydream Hour" de Ryoko Kui y el chorro de manga que he comprado por parte de Panini MX (ahorita el que está encima de estos es "Insomnes Después de la Escuela" vol. 5, porque lo ando leyendo, lol... pero eso es porque ando peleándome para organizar cosas de mi cuarto), luego de 20 y algo de años "soñando" en comprarlo. Ahora bien, me gustaría poder leerlo y confirmar otros detalles que recuerdo a medias, lol.
Me voy a ir luego más a fondo sobre este manga luego, creo yo.
(ahora si pudiera desbancar fácil más de 1200 pesos para los DVD-Box set... del que, YO sé que la primera temporada tiene rollos con el formato del tamaño de pantalla... pero las cajas con arte original de Asamiya y los folletos extra... es una lástima que es el 25vo aniversario de la serie este año y todavía ni anuncio de un BD Box Set con esa posible corrección...)
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Ensayo sobre las mecánicas y la madurez.
El otro día me quedé con la sangre helada. Literalmente.
Cuando uno trabaja de cara al público, normalmente se siente la necesidad de regar el planeta con un poco de fuego nuclear y, para mí, hay pocas cosas más parecidas a encender Skynet que unas partiditas al Dodonpachi Saidaioujou. La obra póstuma de CAVE es un fijo en mi colección de Xbox 360 y la principal razón por la que todavía la mantengo conectada. Total: que arranco el juego, giro el monitor 90º y en unos minutos estoy disfrutando de las virtudes mágicas del género danmaku.
Al poco de comenzar tan lúdica actividad se me acerca uno de mis primos, sin duda atraído por ver por qué demonios se me ocurre apartar todo, girar la pantalla, enchufar un mando arcade y viciar todo el día. Tiene escasos 11 años, comenzó en esto de los videojuegos con los Pokémon de la DS años atrás, y últimamente está más pendiente de los libros que de la consola (situación que agradezco profundamente). Él mira la pantalla durante unos minutos y desde su inocencia me pregunta: «Sebastian, ¿cómo es que a tu edad siempre juegas a cosas tan para niños?»
¿Perdón?
No sé si alguna vez se han puesto a jugar a un Dodonpachi en serio. Entiéndase “en serio” como el tratar de entender y explotar el sistema de juego en vez de continuar mil veces. Es un matamarcianos en el que hay que estar controlando la minúscula área de impacto de nuestra nave con una precisión cuasienfermiza, esquivando, corrigiendo la trayectoria con suavidad y sangre fría mientras a nuestro alrededor florece un infierno de millones de balas por segundo. Es un juego en el que ir acumulando puntos se convierte en una orgía de multiplicadores, condicionantes y variables que se alteran a cada décima de segundo.
En esta casa de ludibrio se dijo años ha que Ikaruga era un haiku; una poesía perfecta expresada en pocas y simples palabras escogidas con un gusto exquisito. Dodonpachi Saidaioujou no es tan elegante: es un baile convulso de destrucción donde la saturación de los sentidos se solapa con el exceso más gratuito; invitando a mandarlo todo al diablo y buscar constantemente el hueco más minúsculo por donde esquivar una muerte segura tras otra mientras dejas atrás chatarra por gigatoneladas, te ríes en la cara de la muerte y Nintendero el último.
Y mi tierno primito opina que eso que está mirando es un juego “para niños”.
Tardé casi diez minutos en asimilarlo. Era como si acabase de salir de la cárcel después de cuarenta años de condena y me encontrara con los teléfonos móviles, internet y demás cosas. En mi opinión, el género de los matamarcianos es de los más complicados de asimilar y dominar que existe, solo un punto por detrás que el de los juegos de lucha. Y dentro de los matamarcianos la casa CAVE ya directamente es para masocas. En ese caso, ¿qué demonios juega la chaviza hoy en día para que esto se les haga simple?
¿Modern Combat? ¿Black Ops? ¿Special Forces? ¿Infinite Warfare? ¿Crysis?
Una rápida visita a los más vendidos en Gamestop resulta de lo más reveladora. La gran mayoría de los más vendidos son juegos de “mundo abierto” con argumentos con soberbia: Assasins Creed, Batman Arkham, Grand Theft Auto, Infamous o Prototype. Historias muy serias sobre gente muy seria haciendo cosas muy serias. La mayoría de ellos con una ambientación sombría y oscura que en comparación hace que Warhammer 40K parezca un episodio de Bob Esponja. Y si nos centramos en lo jugable vemos que las mecánicas son dignas de un bebé: camina de A a B o agarra un coche y conduce de A a B. O pelea con dos botones: el de partir la cara automáticamente y el de esquivar automáticamente y tronchar enemigos de propina. Dispara a enemigos que se cubren detrás de barriles rojos. Infíltrate a plena luz del día y esquiva patrullas caminando agachado por mitad de la calle, con 90 testigos ciegos. Si tienes que salir corriendo no te preocupes: tenemos botón de parkour automático para que brinques, esquives y hagas las cosas automáticamente. Los FPS también han cambiado bastante desde los tiempos de Quake 3 y Half Life 2. El shooter más exitoso de la generación, el celebérrimo Call Of Duty, tiene un botón de apuntar. Así, sin cortarse un pelo: pulsa un gatillo y tu personaje alza el arma y apunta automáticamente al enemigo. Puedes recibir ocho tiros, basta con esconderse tras una esquina y te curas en un instante. Y si hablamos de Uncharted (a.k.a EL EXCLUSIVO), sus secciones de plataformas dirigidas donde caerse es imposible y sus personajes que pueden pasar horas colgados de una cornisa ya entra la risa floja. No existe ningún proceso de aprendizaje, ninguna sensación de mejora de nuestras habilidades a los mandos. Lo importante es no frustrar al jugador y no afrontar ninguna dificultad real. La pantalla de Game Over es anatema. ¿Y como evitamos eso si es prácticamente imposible acabar con el jugador? Pues trufando los juegos de submisiones absolutamente estúpidas que le mantengan dando vueltas como pollos sin cabeza. Recoge chapas. Alcanza banderines. Descubre glifos. Salva el universo recogiendo 500 moneditas.
Un mundo por descubrir y explorar. Unas hemorroides que no van a curarse.
No voy a decir que absolutamente todos los juegos hoy en día sean así, tampoco soy tan vinagre. Ahí está el fabuloso resurgir de los juegos de lucha que inició Street Fighter IV y a este paso va a enterrar Street Fighter V. Tenemos toda la saga de los Dark Souls, quizás los juegos que mejor han sabido adaptar el action-rpg con la puñetería típica de un Ghoul´s´n Ghosts. Por no hablar de ese primo suyo con trabuco llamado Bloodborne: el juego que Koji Igarashi habría matado por dirigir. Monster Hunter y las múltiples famiglias (God Eater, Freedom Wars, Soul Sacrifice…) de cazamoustros siguen ofreciendo horas de sana diversión y combates bien cargados de épica jugable. Los clásicos plataformas de Nintendo siguen exigiendo un aceptable nivel de dedicación a pesar de algunos inquietantes intentos. Incluso los géneros que tradicionalmente han exigido un nivel aceptable de coordinación y habilidad como es el de los beat´em up han rechazado a guantazo limpio los atroces intentos de casualización que fueron Ninja Gaiden 3, Yaiba y DmC frente a los atractivos jugables de Bayonetta.
Es necesario reivindicar estos planos en una consola Nintendo.
Toda esta parrafada viene al caso de que muchas veces se tiende a confundir el tono con la mecánica, la temática con la ejecución y, en general, la velocidad con el tocino. No creo que eso sea del todo positivo. Cualquier educador con dos dedos de frente les dirá que el conceder todo de manera automática nunca ha sido beneficioso para nadie. Dicha política no deja de ser una fábrica de vagos, indecisos, mansos e inútiles. Quiero pensar que tras los desmanes de los últimos tiempos ha de imponerse un período de reflexión, de ver qué demonios está pasando con la industria para que existan franquicias con tres entregas al año y volver a entrenar el músculo del sentido común.
O podemos irnos a la mierda todos, claro está. Seguro que en algún lugar ahora mismo hay algún imbécil dando vueltas alrededor del botón “NO TOCAR – FIN DEL MUNDO” y pensando en presionarlo para hacerse un selfie y conseguir unos cuantos laiks en Instagram. Tiempo al tiempo.
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