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Valentin “Colo” Barco & Julian Alvarez | Brighton vs Manchester City | Premier League 🏴
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VALENTIN BARCO Y VALENTINA CABALLERO en "ESCÁNDALO" | Colo Barco (wattpad) - noe-stylers.
Valentín y Valentina siempre se odiaron por sus diferencias en el fútbol y también porque no se soportaban el uno al otro, ni bien se veían a la cara y ya andaban discutiendo entre sí.
Él es hincha y jugador de Boca Juniors y ella viste los colores de su vida con la camiseta de su club; River Plate.
La rivalidad y bronca que se tienen es tanta que los termina abrumando y llega a un punto que se empieza a confundir con una tensión sexual que crece de sobremanera cuando están juntos.
Entre besos, sábanas, momentos juntos, cargadas, discusiones sobre fútbol y las ganas que se tienen; los sentimientos se empiezan a mezclar y la necesidad de estar con el otro fue en aumento.
Sin embargo, no es tan fácil porque los hinchas de ambos equipos se odiaban a morir y es inaceptable que un jugador suyo esté con otro públicamente...
Para la sorpresa de todos, a los Valens les terminó chupando un huevo y no le dieron tanta importancia a lo que opinaba la gente.
Historia disponible en wattpad: ESCÁNDALO | COLO BARCO.
Escritora: noe-stylers
Link de la historia:
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Pequitas - [ Barco Center ] #3
Libro de One Shots
Pareja: Barco x Giay
Palabras: 2.9k
Género: Fluff
pequitas con bloqueo emocional
ღ Valentín es un adolescente que por culpa de problemas en su infancia desarrolló un bloqueo emocional. No encuentra motivos para sentir felicidad, ni tampoco le importa algo realmente como para sentirse triste. Hasta que conoce a Agustín, un chico que le hace recordar que también es una persona con sentimientos. ღ
Al día de hoy, Valentín ni siquiera entendía porqué Agustín era su novio, ni cómo soportaba todos los problemas y falencias que tenía. Quería creer que era porque lo quería y era especial para él, pero solo la idea de importarle a alguien lo ponía mal, lo enfermaba y le daban ganas de vomitar. Ni siquiera entendía cómo seguía siendo su novio incluso después de todas las veces que él lo había rechazado.
No es que no lo quisiera, solo no sabía cómo se quería a alguien. Nunca sintió nada similar en su vida, o no que recordara al menos, todo le solía dar igual o no le causaba ninguna emoción. Pero cuando lo conoció sintió que podía morirse, literalmente hablando, porque esa vez que lo vio entrando al curso con una sonrisa y hablando con una amiga, terminó encerrándose en el baño y teniendo un ataque de pánico por lo que sentía.
No sabía qué había cambiado para que ahora estuviera así.
Tal vez fue por esa vez que Agustín fue a la facultad con su perra recientemente adoptada porque no estaba acostumbrada a estar sola y el animal se le había acercado hasta subir sus patitas encima de su regazo, buscando algún tipo de cariño a lo que él solo atinó a acariciarle la cabeza con una mueca seria, pero por dentro sentía que se le iba a salir el corazón por tener la atención de tantas personas, incluido Agustín.
O tal vez fue esa vez que se lo encontró en el parque paseando a su perra cuando estaba de regreso a su casa después de hacer la compra semanal. La border collie fue la primera en reconocerlo, incluso a pesar de la distancia que los separaba, corriendo hacia él y tirándose encima suyo. Por suerte pudo reaccionar a tiempo, pero Agustín, al verlo cargando tantas bolsas, decidió acompañarlo hasta su casa también como una disculpa por lo cargosa que era su mascota.
O tal vez fue esa vez que Agustín le contó cómo había conocido a su perra y cómo había terminado adoptándola después del ambiente dañino en el que la encontró. Le contó que solía ser bastante reservada y poco activa para lo que solían ser los border collie normalmente. Le contó que él era la única persona con la que se alegraba tanto cada vez que lo veía y no sabía por qué.
O tal vez fue esa vez que Agustín lo invitó a comer en su casa cuando les cambiaron los horario de la facultad y les pusieron unas clases en la tarde, por lo que a él no le daba tiempo a ir y volver como para comer en su casa.
Tal vez fue en ese momento cuando estaban acostados en la cama del mayor después de almorzar, intentando dormir una corta siesta antes de volver a la facultad, cuando Agustín se animó a dar el primer paso y lo besó en el silencio de esa tranquila tarde.
Tal vez fue en ese momento cuando se dio cuenta que le gustaba estar con Agustín y que en el fondo lo quería, pero le daba miedo estarse sintiendo de esa forma. Un miedo tan irracional que no sabía ni siquiera de dónde provenía.
—¿Valen? ¿Estás bien? —escuchó la voz de Agustín detrás de la puerta del baño, después de haber dado unos golpecitos a esta.
Aunque quiso responder rápido y fingir que todo estaba bien, ni siquiera pudo hacerlo porque la voz no le salía. Últimamente había estado llorando muy seguido y eso le preocupaba. Se abrumaba rápido y no podía estar más de media hora sin necesitar alejarse de Agustín porque se sentía agobiado.
No entendía cómo Agustín seguía yendo tras él después de lo mucho que lo dañaba siendo como era. Valentín sabía que no estaba hecho para querer, ni para ser querido. A él no le salían esas cosas y le preocupaba que ahora no pudiera detener su llanto cuando quisiera como antes podía hacer. Antes podía desconectarse de lo que estaba sintiendo y seguir con su rutina, ahora ni siquiera era capaz de pasar mucho tiempo sin largarse a llorar.
Ante la nula respuesta, Agustín decidió agarrar el picaporte de la puerta y bajarlo para poder abrir la puerta. Cuando lo hizo, se encontró al pelirrojo en una esquina del baño hecho una bolita, con sus piernas pegadas el pecho y sus brazos ocultando su rostro encima de sus rodillas.
Valentín no quería mirarlo, no quería que viera sus ojos rojos por el llanto o sus mejillas hinchadas, no quería que viera cómo se estaba sintiendo porque solo lo dañaría más. A pesar de eso, la presencia del chico lo reconfortó y cuando sintió los brazos del mayor rodear su cuerpo solo pudo ponerse peor, llorando desconsoladamente porque no podía soportarse a sí mismo.
Parecía un bebé recién nacido que lloraba porque todo era nuevo para él y se abrumaba, un niño que se refugiaba en los brazos de su madre porque solo confiaba en ella. La diferencia en este caso, era que Agustín era su novio y no su madre. Pero se sentía de esa forma, necesitando ese abrazo más de lo que era consciente, un abrazo que tal vez siempre quiso que su madre se lo diera cuando era un niño.
Siempre soñó con tener muchas cosas cuando era chico, pero a muy temprana edad se dio cuenta que la vida no era fácil. No cuando veía a su madre levantarse todos los días a las cinco de la mañana para prepararle un sanguche para que llevara a la escuela. No cuando veía a su padre todos los días volver tarde e irse antes de que él siquiera se despertara porque tenía que trabajar. No cuando todos los días su madre lo acompañaba en el colectivo hasta que se bajaba en su escuela mientras ella seguía el recorrido hasta su trabajo. No cuando todos los adolescentes parecían tener una vida feliz mientras que él tenia que preocuparse por qué comida iba a preparar para la cena porque su madre cada vez estaba peor y él la cuidaba. No cuando ni siquiera tenía un hermano que pudiera ayudarlo con las compras de la casa y tenía que hacerse cargo él, trasnochando para estudiar porque en la tarde cuidaba a su madre y hacía los deberes de su casa.
—P-perdón… —murmuró entre llantos, sin poder controlar su voz y sonando quebrada—. Siempre es lo mismo conmigo —agregó con una presión en su pecho.
Una de las manos del mayor se enredó en sus mechones pelirrojos, acariciándolos con gentileza, mientras su otra mano dejaba pequeñas caricias en su cuerpo.
—Está bien si te sentís mal, Valen, es normal —intentó consolarlo, dejando que el menor se refugiara en su pecho y lo abrazara fuerte, sin importarle siquiera si manchaba su remera.
—No es normal llorar todos los días —se excusó, ahogando su voz contra el cuerpo ajeno, sintiendo la necesidad de fusionarse con él, de no volver a separarse nunca más de ese lugar donde se sentía a salvo de sus pensamientos, de todo lo que tenia que hacer cuando llegase a su casa, de todo el miedo que sentía por estar sintiendo de nuevo.
—Uno llora cuando es niño, cuando es adolescente y cuando es adulto. Vos nunca pudiste llorar cuando eras chico, es normal que ahora te sientas agobiado, Val. —El apodo lo puso peor y volvió a pensar en todo lo que hacía Agustín por él y que ni siquiera podía devolverle la mitad.
Quería terminar con eso, quería dejar de hacerle daño a Agustín, dejar de rechazarlo todo el tiempo cuando lo invitaba a salir y él no podía, dejar de hacerlo sentir mal cada vez que se alejaba y no le hablaba por días porque no era capaz de decirle directamente las cosas.
Pero a la vez, no quería estar solo. A pesar de no saber estar con Agustín, tampoco quería dejar de estarlo porque se sentía bien con él. Cada vez que le acariciaba la mejilla cuando creía que estaba dormido su pulso se aceleraba y se sentía bonito porque sabía que Agustín lo estaba admirando, ya se lo había dicho muchas veces. Cada vez que dejaba pequeños besos por todo su cuerpo esas noches donde solo el ambiente silencioso era testigo de sus caricias, de esa necesidad de volverse una sola persona. Cada vez que le decía lo mucho que lo quería aunque él no fuera capaz de decirle que él también lo quería.
—Pero no es justo para vos, estás en una relación unilateral —mencionó, esta vez sintiendo la necesidad de separarse de él porque le asqueada saber que lo estaba abrazando cuando no se lo merecía.
Agustín lo miró con una mueca confundida, sin terminar de entender a qué se refería Valentín.
—No es unilateral, yo sé que vos también me querés. —A pesar de que Agustín quiso volver a acercarse, Valentín no le dejó, negando con la cabeza varias veces.
—No, no te quiero —murmuró, sin ser capaz de mirarlo a los ojos.
Lo amaba y por eso quería que terminaran, porque él no era la mejor persona para estar con él y Agustín se merecía alguien que supiera valorarlo.
Sentía la mirada del mayor encima suyo y estaba casi seguro que lo estaba mirando con esos ojos apenados y llenos de dolor. No lo quería mirar porque sabía que se iba a derrumbar enfrente suyo una vez más.
—Mirame a los ojos y decímelo, solo así te voy a creer —pidió el castaño pero el pecoso volvió a negar con la cabeza, intentando huir de esa situación como hacía siempre. Quiso alejarse, pero Agustín lo agarró de las dos muñecas con fuerza, impidiendo que se fuera—. Mirame, Valentín —insistió con firmeza.
Cuando sus miradas se conectaron, Valentín sintió que perdía la poca estabilidad que tenía, esa estabilidad de todas esas noches tragándose el llanto para no despertar a su madre o teniendo que dormirse para al menos tener tres horas de sueño y no desmayarse apenas pisara la escuela. De todas esas veces que le mentía a sus padres y les decía que estaba bien para que no se preocuparan por él, para que no tuvieran más problemas de los que ya tenían.
Sus ojos se aguaron de nuevo y solo los brazos de Agustín rodeándolo podían sacarlo de ese pozo en el que estaba. Solo Agustín podía hacerlo porque era la única persona a quien le había abierto su corazón y sabía todo de él. Porque era la única persona que aún sabiendo todos los problemas que tenía, quería ayudarlo y hacerlo feliz.
La garganta se le cerró y no pudo decir nada a pesar de que en el fondo quería gritar hasta desgarrarse si eso significaba poder liberarse de todo. Quería desaparecer y no tener que pensar en tantas cosas.
El ansiado abrazo llegó y por primera vez en su vida agradeció que Agustín no lo aceptara, que no se conformara con darle espacio y dejarlo huir como siempre hacía. Agradeció saber que aunque hubiese querido que se separaran, Agustín jamás querría que eso pasara.
—Estoy muy cansado, Agus —soltó entre sollozos, balbuceando contra su ropa porque ya ni siquiera tenía fuerzas para nada, su cuerpo había llegado a su límite—. Estoy cansado de la rutina, de tener que levantarme todos los días y fingir que estoy bien mientras escucho a un profesor, de llegar a mi casa y tener que pensar en cuántas pastillas le tengo que dar a mi mamá o qué hace falta comprar para hacer la cena, de tener que dormir tres horas diarias para poder estudiar, de ni siquiera poder disfrutar mi juventud por todo eso, de tratarte mal siempre que me buscas y dañarte cada vez que te rechazo, de no poder ni siquiera decirte todo lo que siento por vos y no poder pasar un momento lindo porque arruino todo… —Agustín simplemente dejó que se desahogara, que dejara salir todo lo que se había estado guardando y le hacía tan mal.
Lo dejó llorar el tiempo que necesitara, incluso si eso implicaba faltar a la facultad y quedarse al lado suyo mientras estaban acostados. Incluso si implicaba abrazarlo hasta que se durmiera del cansancio por la sobredosis de sentimientos, incluso si perdía horas de su vida para cuidarlo, para llenarlo de besos y caricias, para acompañarlo hasta su casa. Incluso para ayudarlo a cuidar a su madre y prometerle que iban a ahorrar dinero juntos para que pudiera ir a un psicólogo que lo ayudara mejor de lo que él podía hacer.
Cuando Valentín se despertó por segunda vez lo hizo a plena madrugada, encontrándose con Agustín a su lado durmiendo boca abajo, con un brazo por encima de su cintura. Podía sentir la respiración calmada del chico y deseó poder también dormir tan pacíficamente más de cinco horas sin que su cuerpo se despertara solo.
Habían ido hasta su casa esa tarde y Agustín se había ofrecido a comprar mercadería mientras él se quedaba cuidando a su madre, así podía hacer su tarea de la facultad antes y poder dormir más tiempo. Valentín apreciaba la intención pero su cuerpo estaba acostumbrado a otro ritmo y ahora solo podía quedarse mirando hacia el techo de su habitación, sin saber qué hacer porque tampoco quería moverse y despertar a Agustín.
Apenas se movió en el lugar, girando su cuerpo para acostarse de costado y detallar las expresiones del mayor, viendo cómo parecía tan calmado que le transmitía una tranquilidad que nunca esperó sentir. Su mano inevitablemente fue hasta su mejilla, acariciando la piel de su rostro.
Solo mirar su rostro y cómo los mechones ruludos de su cabello caían sobre su frente, lo hacían pensar en lo fuerte que era Agustín a comparación suya. Y no se refería a su cuerpo, se refería a su mente. No cualquiera soportaba tanto tiempo estar con alguien como él y admiraba que a pesar de todos siguiera sonriéndole todos los días y haciendo chistes para aligerar su amargura.
Subió su mano hasta los mechones de su cabello y los movió apenas, liberando sus ojos de estos. Con un poco de temor se acercó hasta su rostro, conectando sus labios con uno de sus pómulos con suavidad, dejándose llevar por el tranquilo ambiente y la poca visibilidad que tenía con los pequeños rayos que reflejaba la luna y entraba por la ventana. No podía decirle que lo amaba, pero eso era lo más cercano que tenía a hacerlo.
Cuando se separó, se encontró con los ojos claros del mayor observándolo con algo de sorpresa, mientras sus manos se afianzaban a su cintura para que no se alejara. No era para nada un secreto que a Valentín no solía gustarle el contacto físico, pero con Agustín podía hacer una excepción.
—Perdón… Te desperté —murmuró, sintiéndose culpable por haber interrumpido el sueño del chico.
Agustín no tardó en negar con la cabeza mientras soltaba un pequeño sonido en negación, acercándolo hacia él hasta que pudo esconder su rostro en el cuello del pecoso.
—¿No podés dormir? —Valentín respondió con un gesto de cabeza, disfrutando de las caricias que le estaba dando el castaño en su cintura y espalda. Le encantaba que lo abrazara, o al menos le encantaba cuando no se sentía asfixiado y se alejaba para no sentirse peor.
—Gracias por todo, siento que no te lo dije lo suficiente —dijo aún susurrando, temiendo afectar en su vida porque estuviera pendiente de la suya. Agustín también tenía sus cosas, trabajaba y estudiaba, no todo tenía que girar en torno a su vida amorosa.
—Te amo mucho, siento que no te lo dije lo suficiente —respondió, en parte imitándolo para aligerar el ambiente que parecía estar bastante tenso.
—Mentira, me lo decís todo el tiempo —refutó con un suave fruncimiento de su ceño, escuchando la dulce risa del mayor contra su cuello.
—Como vos, me agradecés todo el tiempo, no necesitás hacerlo —respondió, dejando un pequeño camino de besos por su piel.
—Siento que te debo mucho… —agregó, subiendo sus manos esta los hombros del chico para devolverle el abrazo y acariciar su pelo—. Muchas veces quise desaparecer para no tener que pensar en nada. —Sus palabras llamaron la atención de Agustín, quien se separó de su cuello para mirarlo, completamente preocupado—. Muchas veces quise tomarme algunas de las pastillas de mi madre para no despertarme nunca más… Pero pensaba en vos y me olvidaba de eso, pensaba en todas las veces que me hacías reír, en esos recreos en la facultad donde jugábamos con tu perra, cuando nos acostabamos en el pasto y mirábamos el cielo en silencio, todos esos momentos donde no necesitaba pensar en nada más que en ser feliz a tu lado. —Una pequeña sonrisa se asomó por los labios del mayor mientras lo miraba con los ojos acuosos.
Agustín se inclinó hacia él y dejó un corto beso, esperando a su reacción antes de volver a unir sus bocas, fundiéndose en un beso lento, lleno de todo el cariño que se tenían ambos.
—Yo también te amo mucho —susurró el pelirrojo, casi como un suspiro sobre sus labios. Agustín solo sonrió ampliamente, sintiendo que podía largarse a llorar en ese momento.
Después de ideas y venidas, de rechazos y aceptaciones, por primera vez ambos sintieron un cambio, una pequeña luz al final del túnel que les transmitía esa esperanza de que las cosas podían cambiar, aún si era difícil salir de ese pozo donde Valentín estaba y el castaño había tenido la valentía como para embarrarse para sacarlo de allí.
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Now it’s official! Valentin Barco to Brighton from Boca Juniors for 10M. Contract until 2028. No surprise here and confirmed since the last December 7!
#valentin barco#brighton fc#brighton and hove albion#boca juniors#boca jrs#soccer#football news#football#transfer window#transfers#transfer#transfer news
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Brighton beat Man City to Valentin Barco deal
Brighton and Hove Albion have beaten Manchester City to the signing of left-back Valentin Barco, as the . . . Read the full article
#Barco#beat#Brighton#BrightonbeatManCitytoValentinBarcodeal#Brightonfootballnews#Brightonnews#city#deal#FIFANews#FootballNews#footballtransfers#man#SoccerNews#Valentin#ValentinBarco#ValentinBarconews#WorldSportsNews
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Spill the mate tea!
It's Valentine's day and a letter has arrived from my new friend Wooster. I don't know much about him or P. G. Wodehouse, so everything is new to me. I love the illustration in the letter! Jeeves looks so elegant that I understand the first impression.
Wooster is so friendly that his letter feels like a talk with an old friend, but sometimes I couldn't understand him because English is my second language and I had to keep a tab just for a dictionary.
cheery: cheerful steep: infuse gill: breathing organ of fish. UK Stream zephyr: gentle wind, breeze law-abiding: obedient to the laws of society to sow his wild oats: to have many sexual relationships particularly when one is young boon: gift, blessing fo'c'sle of a whaler: ... ok, this is hard! 🐳
It's about people who are the essence of propriety today, but whose behaviour in the '90s would not have been tolerated in the fo'c'sle of a whaler.
Ok, I have an idea, but let's see:
Es sobre personas que son la esencia del decoro hoy en día, pero cuyo comportamiento en los años 90, no habría sido tolerado ni en un barco ballenero.
Spill the tea! I want all the details!!! If there are so many stories to fill a book with all the gossip, a cuppa won't be enough, I'll need lot of yerba mate.
Edwin was her young brother, who was spending his holidays at Easeby. He was a ferret-faced kid, whom I had disliked since birth.
Somebody of the Lestrade family, I guess...
I'm having fun even when I had to look for so many translations, so for now I'll take this quote as my experience reading this for the first time (as a non-native speaker)
All perfectly true, no doubt; but not the sort of thing to spring on a lad with a morning head.
I'll need more mate tea for the next letter, I guess.
#letters regarding jeeves#jeeves and wooster#book club#books#literature#letters in the underground#p g wodehouse#jeeves takes charge#reginald jeeves#CHAR#bertie wooster#bertram wooster
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Alejandro Garnacho, Valentin “Colo” Barco | Argentina’s first training session ahead of the Copa America
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𝐋'𝐀𝐌𝐎𝐔𝐑 𝐄𝐒𝐓 𝐃𝐀𝐍𝐒 𝐋'𝐀𝐈𝐑 𝐀 𝐂𝐄𝐓𝐓𝐄 𝐒𝐀𝐈𝐍𝐓-𝐕𝐀𝐋𝐄𝐍𝐓𝐈𝐍
O amor está no ar! ... Ou, ao menos, é isso o que todos os românticos à sua volta querem te convencer. Mas como não se sentir envolto em tudo isso? Oras, você está no castelo de Versailles, próximo à Capital do Amor, no meio de um evento focado em romance que é a Seleção. Como não acreditar no amor agora? Como sempre quando o calendário se aproxima de uma data festiva, os corredores do palácio estão em vento e pompa! Cheios de corações de papel, perfumes caros e baratos percorrendo os corredores, pessoas enchendo o saco do time de costura e o time de beleza… Tudo para todos ficarem em suas melhores aparências para aproveitarem a festa mais romântica do ano que estava por vir. Você pode já ter um encontro marcado, ou querer encontrar alguém novo, ou só aproveitar a comida e as fofocas que com certeza surgiriam da festa. Independente do motivo, você está animado quando acorda naquele dia. Você sabia que o resultado da competição de realezas do baile dos namorados seria anunciada ao final do dia, mas, até lá, que tal aproveitar um pouco? Bem-vindo ao Valentine’s Day do Palácio de Versailles!
O caminho até a parte de fora do castelo está todo enfeitado com balões, tapete vermelho, cortinas vermelhas e rosas, imagens de anjinhos segurando seus arcos e flechas, e tudo o que faria o mais cético com romances passar mal. Há uma música de uma banda ao vivo que você reconhece vindo de fora, e quando finalmente alcança os jardins… Tudo está transformado.
TÚNEL DO AMOR NO GRAND CANAL.
Os passeios de barco no castelo nunca foram tão românticos! O nosso barqueiro da noite está pronto para passar os horários noturnos levando os apaixonados para uma voltinha no Túnel do Amor, enfeitado para agradar os casais no escurinho do passeio. As luzes baixas e as músicas românticas deixam o clima ainda mais no tema em uma voltinha de 30 minutos. O barco especial tem quatro lugares e, mesmo se não estiverem apaixonados, os convidados ainda podem levar alguns amigos para aproveitar da calmaria. Ou talvez até mesmo pra rir de toda essa breguisse! Eles escolhem.
CADEADOS.
Passando pelo Grand Canal, do outro lado do Túnel do Amor, tem uma ponte onde os convidados podem prender cadeados em sua grade com as iniciais do casal apaixonado, bem no estilo Pont des Arts de Paris.
RODA GIGANTE.
O que mais chama a atenção na área externa do castelo é a roda gigante ali montada, que apareceu tão rápido que, se você não estivesse se divertindo tanto, ficaria preocupado com os trabalhadores que devem ter passado um dia sem nem descansar para deixar aquilo de pé num piscar de olhos. Deixando isso de lado, você pode se divertir com a pessoa amada em algumas voltas pelas cabines fechadas para dar privacidade à vocês. Cada cabine pode levar até quatro pessoas, e sempre que atinge o topo os convidados tem a vista mais bela do castelo de Versailles, e também um pouco de Paris ao longe. Não nos responsabilizamos caso haja problemas com a roda gigante. Por exemplo, se ela parar com os convidados lá no alto por mais de uma hora...
ENCONTRO SECRETO.
Essa é um encontro para os solteiros estilo blind dates, ou para qualquer um que queira uma conversa com alguém que não sabe quem é do outro lado das cortinas. Para ingressar, você pode apenas adentrar uma das barracas privadas quando ela estiver desocupada, fechá-la para mostrar que tem alguém lá dentro, e aguardar outra pessoa aparecer do outro lado. Vocês podem apenas engajar em uma conversa sem ter que se olhar nos olhos, conhecendo um ao outro sem medo de falar besteira! Vocês podem trocar seu contato no fim ou apenas escolher permanecer no anonimato. Vai que o destino tem planos maiores para vocês?
BARRAQUINHAS DE COMIDA E JOGOS.
Algumas barraquinhas foram montadas próxima à roda gigante. A grande maioria dos donos das barraquinhas vieram de Neigefleur, prontos para mostrar suas melhores especiarias e maneiras diferentes de conseguir dinheiro das pessoas— quer dizer, divertir a todos! Algumas são de jogos clássicos de feiras que dão prêmios para aqueles que atingirem os pontos máximos, e outras barraquinhas são de comidas típicas da França e dos países de cada realeza convidada. Se você for comer nas mesinhas da área, só tome cuidado com seus ouvidos que estão próximos demais do palco do karaokê.
KARAOKÊ.
Autoexplicativo. Perto das barraquinhas de comida, tem um palco montado para aqueles que amam exibir suas habilidades (ou a falta dela) na cantoria. E os convidados são bem vindos a arrumarem um par para cantar junto!
CORREIO ELEGANTE.
O @elysianconfess está recebendo mensagens especiais de dia dos namorados! Não perca tempo e mande sua mensagem para a pessoa amada, anônimo ou não. Em IC, o personagem marcado receberá o correio elegante entrego por um funcionário vestido como o cupido.
VIDENTE.
A vidente da Festa das Folhas está de volta! Quer saber como é seu futuro romântico com seu par especial? Quer saber quando encontrará sua alma gêmea? Só dar uma passadinha por lá. Tem uma grande chance de ela falar algo meio… Esquisito para algumas pessoas, mas talvez você dê sorte!
RESTAURANTES E LOJINHAS EM PARIS.
Isso não necessariamente está ligado ao evento do dia 14, mas é para deixar claro que a capital está toda enfeitada. Lojinhas estão com várias promoções para comprarem presentes de última hora. Restaurantes chiques estão todos com promoções apenas para casais; estão pedindo comprovações com beijos, então se estiver tentando trapacear… Pense bem quem vai levar para sair.
INFORMAÇÕES OOC:
Em OOC, o evento começa às 23h do dia 09/02 e termina às 23h59 do dia 20/02, com possibilidade de extensão.
Em IC, o evento começa as 18h do dia 14/02 e vai até altas horas, como toda boa festa chique.
O resultado da competição para realezas do baile será anunciado no dia 15/02.
Dia 16/02 será lançado um plot drop a acontecer bem ao final do evento.
Lembrem-se, que temos uma nova regra quanto a starters: “só passaremos a permitir dois starter calls seguidos na tag/blog de starters, desde que mantenha uma proporção de um starter call para três abertos”. Caso tenha mais de um personagem, não poste call em todos. Utilizem o blog de starters e a tag #elysianhqsstarter.
Quando decidirem pela roupa que irão usar na festa, utilizem a tag: #elysianhqslooks para postarem os edits!
A tag oficial do evento é #elysianhqsvalentines.
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VALENTINE SCHLEGEL & IRIS MURDOCH
Supongo que uno se muere como un animal. Puede que muy pocos tengan una muerte humana: morir de agotamiento, o bien sumidos en algún tipo de trance. Que corra la fiebre como un barco arrastrado por la tempestad. Y al final... ¡queda tan poco de uno mismo, tan poco que pueda desvanecerse! Todo es vanidad. Nuestras respiraciones están contadas. Puedo ver que el total previsible de las mías... ya está aquí... ante mis ojos.
- Iris Murdoch, Monjas y soldados. Traducción de Mar Gutiérrez Ortiz y Joaquín Gutiérrez Calderón. Impedimenta. Madrid, 2019.
- Bouteilles, pichets (engobe d'Andrée Vilar) París, 1958 Foto: Agnès Varda.
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Pequitas - [ Barco Center ] #2
Libro de One Shots
Pareja: Barco x Giay
Palabras: 2.1k
Género: Fluff
pequitas inseguras
ღ Valentín sufre por su relación, porque no muestra su cariño como todas las personas y eso le genera inseguridad debido a los comentarios sobre que es tóxico con Agustín. ღ
No sabía cuánto tiempo había pasado, solo podía pensar en cómo estaba mojando toda la almohada con sus lágrimas y que seguro pronto su novio estaría de vuelta después de salir a comprar. Se suponía que iban a comer algo dulce mientras tomaban mate y charlaban, disfrutando del fin de semana antes de que tuvieran que volver a sus rutinas en sus respectivos clubes pero ni siquiera pudo poner a calentar el agua cuando notó que el celular de Agustín estaba en la mesada.
Aparentemente el castaño se lo había olvidado, y un mensaje entrante le llamó la atención. Le dio curiosidad porque sabía que Agustín tenía un sonido de notificación específico para él, pero le extrañó saber que alguien más también tenía uno personalizado. No podía negar que eso en parte había sido el disparador para que se pusiera mal. No tenía sentido que se pusiera mal por algo tan tonto como eso pero en su mente había pensado que él era el único al que trataba de esa forma y se decepcionó al ver que no.
Cuando desbloqueó el celular, vio el chat con Tomás, uno de los mejores amigos de Agustín desde que eran chiquitos. De hecho, ya había estado con él hace bastante tiempo cuando conoció a Agustín y en parte tenía sentido que también fuera especial para su novio pero ese sentimiento de angustia no lo dejaba pensar correctamente.
Lo primero que se encontró fue con la conversación que habían tenido hace unas semanas dónde le preguntaba si quería salir para despejarse. Sabía perfectamente qué día había sido ese, después de que San Lorenzo perdiera en los octavos de la Conmebol Sudamericana no habían tardado mucho en volver a Argentina y ese mismo día le había ofrecido que fuera a su casa porque quería estar con él, a lo que Agustín aceptó.
Habían estado acostados, después de un millón de intentos para que el castaño pudiera dormirse, cuando el celular del mayor vibró y él lo agarró para ver quién era, pensando en la posibilidad de que sus padres le preguntaran dónde estaba. Pero grata fue su sorpresa cuando se encontró con ese mensaje y no supo cómo reaccionar. Agustín no estaba bien como para salir así que creyó que estaba bien si le respondía diciéndole que era él y que Agustín no se sentía bien. Pero los mensajes siguientes lo hicieron replantearse lo que había hecho.
tomi
dejás que tu novio te revise el celular?
medio tóxico eso
A pesar de que el siguiente mensaje era de Agustín diciéndole que no lo era y que había estado mal de verdad como para no querer salir, no pudo evitar sentirse mal por eso.
Sabía demasiado las opiniones que tenían otras personas sobre su relación, donde mayormente lo pintaban como un enfermo posesivo que no dejaba a su novio hacer nada—palabras textuales de la madre de Agustín— y aquello le cayó peor. Una cosa era que sólo una persona pensara eso por sus creencias, pero si diferentes personas, de distintos ámbitos de la vida del castaño, pensaban lo mismo, tenía que significar algo, ¿no?
¿De verdad era tóxico?
Sintió que se le cristalizaban los ojos y los últimos mensajes fueron suficientes para que terminara llorando.
tomi
nos vamos a juntar con los chicos para tomar algo, venís?
agus
perdón no puedo, hoy estoy con valen
tomi
bueno…
Apenas tuvo visión completa como para bloquear el celular y dejarlo en la mesada de donde lo había sacado, antes de encerrarse en la pieza.
Cuando Agustín llegó, le pareció extraño el silencio que reinaba en la casa, principalmente porque Valentín siempre prendía la tele o ponía música mientras hacía cualquier otra cosa. La pava eléctrica estaba con la tapa abierta pero ni siquiera tenía agua y el termo estaba a un lado, listo para ponerle agua cuando calentara. Se asustó al pensar en que podía haberle pasado algo a Valentín para que dejara las cosas a media, así que dejó la mercadería sobre la mesada y fue hasta la pieza, con la esperanza de encontrarlo ahí.
Abrió la puerta lentamente, pensando en la posibilidad de que se hubiera vuelto a dormir, pero si bien en parte se alivió de verlo acostado, otra parte suya se preocupó al ver que no estaba durmiendo, sino que estaba boca abajo y, a juzgar por sus leves movimientos de hombro pudo suponer que estaba llorando.
Se acercó con cuidado a la cama y se sentó a su lado, llevando una de sus manos hasta los mechones pelirrojos del chico para acariciarlos con gentileza.
—Mi amor, ¿qué pasó? ¿Por qué estás llorando? —murmuró, inclinándose hacia el cuerpo ajeno para medio abrazarlo, acercando su rostro al contrario.
El pecoso se removió, girando su cabeza hacia el lado contrario mientras intentaba quitarse las lágrimas que caían por su rostro antes de mirarlo. El mayor sintió que se le encogía el pecho al verlo con los ojitos rojos por haber estado llorando.
—¿Te trato mal…? —murmuró, mirándolo mientras intentaba controlarse para no seguir llorando.
Agustín frunció el ceño, confundido por su comentario repentino. Bajó su mano hacia el rostro ajeno, acariciando su mejilla con suavidad.
—¿Por qué preguntas eso? —dijo, obteniendo una negación con la cabeza de parte del pelirrojo mientras alejaba su rostro del tacto.
—Respondeme —pidió con un hilo de voz y la mirada cristalizada.
—No me tratas mal, Valen, ¿de dónde sacaste eso? —respondió, levantándose ligeramente para sentarse al lado suyo, con la espalda apoyada en el cabezal. Al no obtener una respuesta, palmó sus piernas, mirándolo desde su posición—. Vení —le indicó.
Valentín negó con la cabeza, volviendo a apoyar su cabeza en la almohada para que no mirara su rostro.
—Valen, vení —volvió a decir, esta vez con un tono de voz firme.
No le gustaba cuando Valentín se cerraba de esa forma y no quería hablar de lo que estaba sintiendo. Sabía que era complicado para él ser sincero y abrirse para hablar de sí mismo, así que siempre intentaba darle un espacio donde se sintiera seguro para expresarse.
A regañadientes, el pelirrojo se levantó para sentarse en su regazo, desviando la mirada porque no quería que lo viera de esa forma. Agustín miró la distancia que estaba intentando poner el menor, así que lo agarró de detrás de las rodillas para acercarlo a él.
—¿Me querés contar qué pasó? —agregó, acariciando sus muslos y subiendo hasta su cintura para continuar con la caricia.
Valentín se quedó divagando con su mirada, sintiendo que no podía ver de nuevo por las lágrimas. Ni siquiera intentó hablar porque sabía que iba a terminar balbuceando y poniéndose peor por no poder expresarse cuando quería. Agustín por su parte lo miró atentamente, acomodando los mechones que caían sobre su rostro, antes de acercarlo a él para abrazarlo, queriendo que se desahogara en su hombro.
—P-perdón, te agarré el celular de nuevo —se disculpó entre sollozos, envolviendo sus brazos al cuello del mayor mientras sollozaba en su hombro.
—No importa, mi amor, sabés que no me molesta —respondió, acariciando su espalda con cariño. Allí fue cuando cayó en cuenta de lo que podía haber pasado—. ¿Leíste algo feo? —Cuando se calmó, asintió apenas mientras se separaba y se secaba las lágrimas con el dorso de su mano a la vez que se sorbia los mocos.
—No quería, perdón… —se volvió a disculpar.
Agustín lo miró y le sonrió suavemente, ayudándolo a limpiarse las lágrimas antes de inclinarse hacia él y dejar un pequeño beso en sus labios.
—No estoy enojado, Valen —intentó calmarlo acariciando su mejilla a la vez que levantaba su mentón para que lo mirara—. ¿Qué leíste?
—Vi el chat de tu amigo Tomás… ¿De verdad soy tóxico? —preguntó con angustia y un poco frustrado al sentir que se iba a largar a llorar de nuevo. Estaba cansado, quería dejar de llorar pero no podía, sentía que necesitaba desahogarse todo lo que se había guardado sin siquiera saberlo.
—No, no lo sos, solo tenés una forma diferente de amar y eso no es malo.
—Pero soy celoso y posesivo, me molesta cuando no estás conmigo y ni siquiera tenés privacidad porque te reviso las cosas —insistió, analizando lo que había hecho a lo largo de su relación.
Tenían razones para decirle que era una mala influencia para Agustín.
—Primero que nada, solo te ponés así cuando estoy con alguien que no te da buena vibra, no lo hacés siempre. Te preocupas por la gente que se me acerca y yo muchas veces no soy consciente de que me hago daño a mí mismo presionandome a ser social cuando estoy mal y no priorizo mi salud. Es tu forma de cuidarme y me gusta que lo hagas, no sos tóxico por eso —respondió, sosteniendo su cintura con firmeza para que fuera consciente de su presencia y no divagara en sus pensamientos por lo que acababa de decirle—. Y segundo, ya te he dicho que no me molesta que agarres mis cosas, no tengo nada que ocultarte y si alguna vez quiero privacidad sé que te la puedo pedir porque no lo hacés de mala y me respetas—agregó, sonriéndole mientras acariciaba su cintura con una mano y con la otra su mejilla.
Sin poder evitar dejó nuevamente un pico en sus labios, pasando sus besos a la mejilla que no estaba acariciando, sosteniéndolo para que no se escapara de él.
—Pero, ¿y la gente que piensa que te maltrato? Si la mayoría cree que lo hago debe ser por algo —mencionó, esta vez un poco más calmado gracias a las caricias de su novio.
—No me importa la opinión de otros, ellos no te conocen como lo hago yo —habló con firmeza, intentando no sonar demasiado molesto porque Valentín no tenía la culpa de nada de eso y ni siquiera tendría que haberse enterado de esas cosas malas llenas de prejuicios—. En parte eso es mi culpa por no saber ponerle límites a mis cercanos porque ellos no deberían meterse en nuestra relación. Soy muy suave con las personas y probablemente no me creen capaz de defenderme si pasa algo malo —comentó, más como un pensamiento interno.
Era alguien bastante permisivo con otros, incluso tal vez a eso se debía la actitud posesiva de Valentín sobre él, pero Agustín sabía que si tenía que ponerle un límite o hablarle firme a alguien iba a hacerlo, exceptuando cuando se trataba de sus seres cercanos porque temía dañar sus sentimientos.
Se consideraba una persona paciente, pero ahora que sabía que todos esos comentarios afectaban a su novio de esa forma, al primero que le dijera algo no iba a dudar en defenderlo porque no estaba bien que hablaran así de él. A veces se olvidaba que detrás de toda esa expresión seria y comentarios cortantes había un chico sensible que siempre intentaba buscar una forma de decir las cosas porque las palabras no eran su fuerte.
—Perdón, tendría que haberlos parado cuando te dijeron cosas malas —se disculpó y Valentín hizo una pequeña mueca apenada, sin querer que su novio se sintiera mal por eso que no era su responsabilidad hacerlo.
Solo negó con la cabeza y rodeó sus hombros con sus brazos, volviéndolo a abrazar con fuerza.
Agustín por su parte, le devolvió el abrazo, rodeando su cintura con ambos brazos a la vez que escondía su rostro en el cuello ajeno, pudiendo oler el aroma del perfume que usaba el menor—bueno, su perfume, más bien.
—No es tu culpa —murmuró el pecoso, animándose a acariciar el cabello del castaño, sin dejar de abrazarlo porque le gustaba su cercanía.
—Tampoco la tuya —respondió, decidiendo tomar una pequeña distancia para poder acariciar de nuevo su rostro, terminando de secar las mejillas húmedas del chico ahora más calmado—. Hagamos algo, ¿sí? Dame tu celular —le pidió, separando una de sus manos de la cintura ajena para extenderla entre ambos cuerpos.
Valentín lo miró confundido pero igual le hizo caso y buscó su celular en el bolsillo de su campera para extendérselo.
Ante la mirada curiosa del pecoso, Agustín desbloqueó el celular, manteniendo presionando el botón de bloqueo hasta que la opción de apagado apareció en la pantalla y le dio clic al botón. Dejó el aparato eléctrico sobre la mesa de noche, volviendo a poner sus manos en la cintura ajena, aunque no tardó en bajarlas hasta sus muslos, moviendo sus piernas hasta el borde de la cama para tocar el piso con sus pies y levantarse, cargando el cuerpo ajeno para llevarlo con él.
Ante el movimiento brusco, Valentín terminó por abrazarse con fuerza a su cuello, afianzando el agarre que ya tenía y pegando su mejilla a la del mayor.
—Nada de celulares por hoy, va a ser un día de sólo nosotros —agregó con una sonrisa, caminando hacia la puerta, dispuesto a ir al living para apagar su celular y disfrutar del día que tenía planificado con su novio desde un principio.
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Valentin Barco to Brighton from Boca Juniors is at the final stage. BHAFC will pay the release clause (10M) to sign the young talent, who will sign a long term contract.
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