Tumgik
#uñas de salón
flan-tasma · 7 months
Note
Hello, just wondering if you could possibly write dainsleif xgn! reader modern highschool au? basically the reader always wears a mask due to them having a noticeable scar on their lips? (slightly self projecting but riufhurihwiwkak) what if people were being pushy into getting you to take the mask off and dainsleif comes to save the day
reader is selectively mute and shy ish
💖~ FINALLY SOMETHING ABOUT DAIN. I love you so much, anon💘✨💖
I like to think that in the end Dain carries you to the infirmary.
Warning: Nope now💖, GN!Reader, I think this turned out to be a bit violent... | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Fue un misterio la razón por la que usabas una mascarilla. En un inicio la respuesta para las mentes curiosas era un rumor acerca de tu salud delicada, y mientras se esparcía como la pólvora, las personas se acercaron con un deseo casi vulgar por saber la razón verdadera. Preguntaron con sonrisas, con rostros curiosos y de buena manera en un inicio, pero no recibieron más que el silencio y tu mirada baja.
Los rumores escalaron hasta que habías nacido sin capacidad de habla, y las buenas maneras en las que se acercaron los curiosos fue distinta. La curiosidad empezó a volverse morbo. Y mientras se oscurecían las razones para descubrir tus secretos, también lo hicieron las artimañas de tus compañeros de clase.
Los pedidos acompañados de dulces palabras pasaron a caras aburridas que solo esperaban un nuevo show, algo divertido que ver en ti. Te dijeron que sería más agradable ver tu cara completa al hablarte, y cuando no lo hiciste te dejaron. Dijeron que no eras cortés, que tú falta de educación era un insulto. Todo se vino abajo.
Te lanzaron cosas, acercaban sus manos rápidamente a tu cara para quitarte la máscara, pero solo era una burla. Tu rostro preocupado les divertía como si fuera el mejor show que hayan visto en sus vidas. Y esos imbéciles sin entretenimiento se quedaron.
“Ni siquiera sé por qué te molestas.” La voz femenina resonó en el salón, las clases habían terminado y te apresurabas a guardar tus cosas e irte, pero un brazo en tus hombros te detuvo. “Somos amigos, no vamos a burlarnos ni nada.” Sus promesas estaban vacías y tenían menos valor que un centavo, pero no podías hacer más que quedarte en tu lugar y bajar la cabeza.
“Tal vez está escondiendo una quemadura.” Otro chico habló, sonriendo como si incomodarte no fuera más que una broma inocente. No le importaba en lo más mínimo y su postura relajada te lo comunicaba. “Una quemadura tan fea que si la ves, vas a vomitar.”
“No digas eso, tienes que ser amable. ¿Verdad?” La voz sínica te hizo temblar cuando más se acercaba por tus hombros hasta tu cuello. “¿Puedes decirle que no sea un hijo de perra? Tal vez así te deje de molestar.”
“Solo dejaré de jugar si te quitas la máscara.” Con una perra que te sostenía por los hombros y el imbécil que se acercó para por fin callar a la voz que le gritaba en su cabeza, casi gritaste y te sacudiste. No querías que te vieran, no querías que vieran tu cicatriz. Tus ojos empezaron a llorar cuando el agarre de la chica te sostuvo con más fuerza hasta empujarte dolorosamente contra alguna silla, sentiste el pupitre pinchar tu costado y pataleaste contra el aire cuando viste a esos dos gritarte en la cara que te calmaras y no seas histérica, pisando tus pies para evitar tus golpes.
Las cosas pasaron en cámara lenta mientras tus uñas arañaban lo que lograban sostener de la piel de alguno de los dos. Estabas llorando y el calor de la máscara era aún mayor. Pero cuando sentiste que tus pulmones iban a explotar, de repente la libertad te golpeó junto al sonido de algo cayendo contra otras mesas. Una cabellera rubia estaba frente a ti, un chico alto que miraba a los dos renacuajos que chillaron y se quejaron por haber caído contra los pupitres.
Todo se sentía irreal mientras los gritos te asfixiaban, la voz del hombre se hizo camino para ser escuchada por todos, rugiendo con rabia, sacando a la fuerza a los dos estudiantes. El silencio reinó cuando él cerró la puerta del salón mientras te calmabas. Temblaste por el miedo y te dolía el cuerpo, querías chillar y volver a casa. Tu salvador notó tu nariz moqueando y se acercó lentamente, sentándose en una silla a dos mesas de distancia.
“¿Quieres ir a la enfermería?” Su voz era silenciosa, casi como un susurro, no queriendo alterarte o hacer que te duelan los oídos. Su mirada gentil estaba pintada de azul y buscaba alguna herida grave en tus manos o cuello. En cuidado con el que se mantuvo alejado, pero pendiente, presente y dispuesto a ayudarte mientras aún calmabas tu respiración y tus llantos, sin importarle cuando te cubrías la máscara con algo de temor aun aferrándose a tus huesos.
Entendió que querías silencio, entonces te lo dio, pero te cuidó hasta que ya era más tarde de lo habitual. No había ruido afuera del salón, ni siquiera los conserjes se escuchaban y parecía que incluso los autos de la carretera respetaban sus deseos.
En la escuela se escuchó un nuevo rumor, esta vez uno más cerca de la realidad. A Dainsleif, el misterioso muchacho de la clase D, estaba cuidando del estudiante de la clase B. Claramente nadie volvió a quejarse de tu mascarilla sin tener alguna discusión con él.
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English:
It was a mystery why you were wearing a mask. Initially the answer to curious minds was a rumor about your failing health, and as it spread like wildfire, people came forward with an almost vulgar desire to know the real reason. They asked with smiles, with curious faces and in a good manner at first, but they only received silence and your lowered gaze.
The rumors escalated until you were born without the ability to speak, and the good manners in which the curious approached were different. Curiosity began to turn morbid. And as the reasons for discovering your secrets darkened, so did the tricks of your classmates.
The requests accompanied by sweet words passed to bored faces that were only waiting for a new show, something fun to see from you. They told you it would be nicer to see your full face when they talked to you, and when you didn't, they left you. They said you were not polite, that your lack of education was an insult. Everything fell apart.
They threw things at you, quickly bringing their hands to your face to take off your mask, but it was just a taunt. Your worried face amused them as if it were the best show they had ever seen in their lives. And those unentertained morons stayed.
“I don't even know why you bother.” The female voice echoed in the room, classes had ended, and you hurried to put your things away and leave, but an arm on your shoulders stopped you. “We're friends, we're not going to make fun of each other or anything.” His promises were empty and worth less than a penny, but you could do nothing but stay in your place and hang your head.
“Maybe they're hiding a burn.” Another boy spoke up, smiling as if making you uncomfortable was nothing more than an innocent joke. He didn't care in the slightest, and his relaxed posture communicated that to you. “A burn so bad that if you see it, you're going to throw up.”
“Don't say that, you have to be nice. True?" The sinic voice made you shiver the closer it got over your shoulders to your neck. “Can you tell him not to be a son of a bitch? Maybe then he will stop bothering you.”
“I will only stop playing if you take off your mask.” With a bitch holding you by the shoulders and the asshole reaching out to finally silence the voice screaming in his head, you almost screamed and shook. You didn't want them to see you, you didn't want them to see your scar. Your eyes began to cry when the girl's grip held you tighter until she pushed you painfully against a chair, you felt the desk pinch your side and you kicked against the air when you saw those two yelling in your face to calm down and not be hysterical, stepping on your feet to avoid your blows.
Things happened in slow motion while your nails scratched what they could hold of the skin of either of you. You were crying and the heat from the mask was even greater. But when you felt like your lungs were going to explode, freedom suddenly hit you, along with the sound of something falling against other tables. A blonde haired guy stood in front of you, a tall boy looking at the two tadpoles who screamed and complained about falling against the desks.
Everything felt unreal as the screams choked you, the man's voice made its way to be heard by everyone, roaring in rage, forcibly removing the two students. Silence reigned as he closed the living room door while you calmed down. You shook with fear and your body ached, you wanted to scream and go home. Your savior noticed your runny nose and slowly approached, sitting in a chair two tables away.
“Do you want to go to the infirmary?” His voice was quiet, almost like a whisper, not wanting to upset you or make your ears hurt. His gentle gaze was painted blue and he was searching for any serious wound on your hands or neck. In care with which he stayed away, but attentive, present and willing to help you while you still calmed your breathing and your cries, not caring when you covered your mask with some fear still clinging to your bones.
He understood that you wanted silence, so he gave it to you, but he took care of you until it was later than usual. There was no noise outside the room, not even the janitors could be heard, and it seemed that even the cars on the road respected his wishes.
A new rumor was heard at school, this time one closer to reality. Dainsleif, the mysterious boy from class D, was taking care of the student from class B. Clearly no one complained about your mask again without having some discussion with him.
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x-z-x · 2 years
Text
ARENA Y METAL
→ Seth x Diosa!OC [Habibah]
✦ Sinopsis: Hathor genera su primer descendiente y Seth es el último en enterarse.
✦ Palabras: 5226
✦ Advertencias: Incesto / Smut + Asfixia erótica.
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—¿Qué le sucede a Hathor?
Los presentes voltearon ante la nueva voz, y algunos rostros mostraron desagrado al ver quién era el nuevo integrante de la habitación. Seth alzó una ceja por las reacciones, mientras Sekhmet sonreía ampliamente, dispuesta a dar respuestas.
—Al parecer, su hija está causando problemas —rió con malicia.
—¿Desde cuándo ella tiene descendientes? ¿Quién de ustedes fue? —preguntó, ligeramente agresivo por la confusión.
—Ninguno —suspiró Maat, cruzando los brazos—. Hace tiempo tuvo una aventura y...
Seth hizo un sonido que manifestaba su opinión sobre lo idiota que era por caer en embarazo, y luego los observó con desconfianza, preguntándose si esto había sido un secreto que habían guardado solo para él.
—¿Qué hizo para que Hathor corriera por los pasillos entre sollozos?
—Nació con la belleza propia de su madre. Le gusta bailar y viaja con un grupo a distintas ciudades para dar espectáculos, pero su rostro está llamando bastante la atención —explicó Bastet.
—¿En serio, el problema es que tiene muchos pretendientes? —burló con un bufido.
—Va más allá de eso; algunos son divinidades que están comenzando a pelear y a generar caos —dijo Maat, marcando la importancia del asunto—. Pedimos que Hathor pusiera orden y exigiera que su hija actuara acorde a su título de diosa, pero...
—¿Diosa? ¿Su hija ascendió? —preguntó con menos simpatía.
—Es la Diosa de las Piedras Preciosas y Metales. Todo lo que usamos fue confeccionado por ella —dijo Thoth, señalando el impresionante collar que lo adornaba.
Isis sonrió con burla, pero Seth desechó la situación como una pérdida de tiempo y abandonó el lugar, dirigiéndose a su templo. Al llegar, contrariamente a lo que había dicho, ordenó a sus sirvientes más leales que buscaran a la joven que cautivaba a todos. Sin embargo, la información llegó varios meses después y, para entonces, cualquier interés había desaparecido.
Aún así, Hathor no dudó en enfrentarlo cuando se enteró de que él sabía que su preciada hija vendría a la ciudad. Nerviosa y alterada, no ayudó en absoluto que el hombre evitara minimizarla.
—¡No te metas con mi bebé! ¡Me encargaré de los pretendientes, eliminaré cada rastro de afecto y nada sucederá! —gruñó, frunciendo el ceño.
—¿Ahora decides actuar? Batallas y conflictos se han originado por su culpa, y ese es mi territorio.
—¡Ella es la víctima, no la responsabilices! Si le haces algo…
—¿Qué? —Seth enarcó una ceja, sonriendo desafiante—. ¿Crees que puedes enfrentarte a mí?
Hathor se puso bordó y la pupila de sus violáceos ojos se volvieron verticales, el aura que la rodeaba siendo sumamente amenazante.
—Haré lo que sea necesario para acabar contigo si te metes con ella, no me importa si debo cambiar los sentimientos de cada ser viviente para que la protejan y vayan contra ti —aseguró, mientras chispas surgían de la punta de sus dedos. Luego dio la vuelta y salió del salón.
—¿Desde cuándo se atreve a hablarme así? —murmuró molesto, golpeando con las uñas el trono que ocupaba.
Eligiendo ir sin importar las circunstancias, indicó que prepararan ropa menos llamativa y que cubriera bien su cabello rojo para pasar desapercibido. Se envolvió en lino y partió al anochecer hacia la zona indicada, donde frunció el ceño al ver la gran cantidad de gente que ya ocupaba los lugares delanteros.
—Señor, venga por aquí —avisó una joven con fina joyería y amplia sonrisa.
—No me toques —gruñó al sentir que lo sostenía del brazo.
—Por favor, tengo instrucciones de la intérprete principal para llevarlo a la primera fila —explicó sin perder la gracia.
Seth entrecerró los ojos y avanzó, notando que varios mortales vestidos como ella organizaban a los espectadores. Mujeres y hombres lo observaron pasar, preguntándose quién era para evitar quedarse atrás. Al detenerse, lo colocaron en un área con almohadones a pocos metros del escenario desmontable.
Con la puesta del sol, las antorchas fueron encendidas y los músicos se acomodaron en sus bancos, comentando en voz baja entre sí. Pasó un tiempo antes de que el espectáculo comenzara y, al cabo de un rato, un hombre finalmente dio la bienvenida y anunció el inicio de la interpretación. Los primeros en salir fueron un grupo mixto que danzaba en parejas o pequeños conjuntos, antes de romper formación para interactuar con los presentes. Seth admiró la presentación, preguntándose dónde habían encontrado a tanta gente hermosa y talentosa, mientras el público reía y aplaudía al contagioso buen ánimo de los artistas.
Los minutos fluyeron en una actividad diferente para él, el acto final arribando y levantándose una tela que reveló varias siluetas femeninas que acapararon toda la atención. Un ritmo diferente empezó a sonar, y el paño fue soltado por los hombres que se sostenían en escaleras. Nueve mujeres mostraron sus espaldas, con una destacándose en la punta de la formación en V. Poco a poco giraron, y finalmente apareció el rostro de la chica que Seth había venido a conocer, su boca quedando entreabierta en asombro.
Con una sonrisa confiada y seductora, y labios rojos como rubíes, la diosa levantó los párpados y reveló irises de un púrpura oscuro, con largas pestañas heredadas de su madre. Caminó lentamente mientras las demás mujeres se dispersaban por el escenario. En sincronía, comenzaron su coreografía con una actitud increíble. Cristales y cuentas doradas se entrelazaban y volaban al girar, las decoraciones brillando tanto como ella, mientras quitaba el aliento de todos los presentes.
Los rojos ojos de Seth siguieron cada movimiento, admirando las curvas que se ondulaban con picardía y lo ignoraron hasta que decidió aproximarse a la zona privilegiada. Se agachó con aire depredador y avanzó al borde del tablón apoyándose en manos y rodillas. La gente gritaba emocionada mientras ella mantenía el contacto visual, en un punto levantándose y meneando despacio las caderas. Recorrió sus piernas, muslos, cintura y cuello en un espectáculo sumamente sensual, antes de dar media vuelta y llamar a uno de los hombres que danzaban cerca.
La euforia se desató ante lo que podría suceder, con Seth apretando los dientes y observando casi sin pestañear mientras ella colocaba ambas manos en los hombros del masculino y comenzaba a rozarlo. Él la sostuvo y la hizo girar, reconociendo sus intenciones, y acarició el expuesto vientre, manteniendo una mirada desafiante hacia el dios. En ese punto, gracias al calor de las grandes antorchas y el baile, ella brillaba en leve sudor y poseía las mejillas sonrosadas como bellos granates.
—Te esperaré —indicó, la voz perdiéndose entre la música y el bullicio.
Seth entendió lo dicho por el movimiento de labios y observó cómo tiraba una pulsera a sus pies. Algunos intentaron estirarse para recogerla, pero él la cubrió con una mano y los miró con tal severidad que retrocedieron.
Una vez que el evento terminó decidió esperar alguna señal, de golpe el accesorio comenzando a calentarse y enseñar cierta fuerza que lo impulsaba a seguir una dirección. Se dejó guiar a través de un par de calles concurridas hasta doblar en un callejón, donde la mujer lo esperaba apoyada contra una pared, mirándose las uñas.
—Supe de tu existencia hace poco, a diferencia del resto —explicó con cierta recriminación.
—Es entendible. Según me dijeron, tu ánimo es bastante volátil y agresivo —dijo, encogiendo los hombros como si no le importara demasiado—. ¿A qué se debe tu visita? —inclinó la cabeza, acortando la distancia, pero pronto se vio incapacitada al arena envolver sus piernas.
—Como Dios de la Guerra y el Desierto, he venido a encargarme de los problemas que generas con tus conquistas.
Ella desvió la mirada y rodó los ojos en silencio, lo que llevó a Seth a emitir un sonido de advertencia que la instó a hablar.
—¿Tienes algún lugar más privado?
Seth consideró la pregunta entrecerrando los ojos, antes de tomarla del brazo y desaparecer en un torbellino.
—Esto es… —dudó al ver lo que la rodeaba.
—Mi templo —terminó la frase mientras se despojaba del lino innecesario, el colorado cabello quedando libre y adornándole los hombros.
—Wow —exclamó tocando suavemente un mechón—. Podría crear tantas cosas para realzar este color, es tan bello…
Seth la tomó alto por la muñeca en señal de advertencia, permitiendo que ella sonriera y le lamiera la mano sin desviar la mirada.
—Cuidado o te cortaré la lengua.
Bufando, se liberó del agarre y le dio la espalda, avanzando con elegancia hacia las enormes escaleras que llevaban a la edificación principal. Las joyas y hilos de gemas que colgaban de ella resonaban armónicamente en cada paso, brillando intensamente al acercarse a las antorchas.
—Es enorme, no me importaría pasar algunas semanas aquí —rió traviesa rozando una de las paredes.
Seth la seguía a una distancia prudente, sus pupilas distinguiendo cada movimiento y admirando todo lo que era. Desde que la vio por primera vez, una necesidad de origen desconocido crecía sin frenos en él, y ciertamente resultaba frustrante.
—¿Acaso ofrecí que te quedaras?
—¿No quieres? Soy buena compañía —volteó, retrocediendo de espaldas—. ¿Por qué crees que quienes me conocen pelean por tenerme? —guiñó un ojo.
—Sexo.
—Si fuera solo eso, ¿por qué no se olvidan de mí cuando me voy? ¿Qué los hace apegarse tanto? —aminoró la velocidad para quedar cerca—. Hoy mismo lo has visto, el público se excita al verme… Incluso tú.
Seth apretó los dientes en descontento, y ella sacó la lengua en burla.
—¿Tienes el permiso de tu madre para relacionarte con dioses?
—Hace siglos que no necesito su aprobación —rió—. Hoy le dije que intentaría evitar causar caos. Quién sabe, tal vez acercarme al Dios de la Guerra sea la solución.
—Serás más un dolor que placer.
La frase hizo que ella carcajeara antes de fingir una profunda reflexión.
—¿Tienes músicos? Tal vez un baile privado te cambie de opinión.
—Primero debemos resolver ciertas cuestiones —dijo indiferente, pero ella sabía bien que con un empujón caería—. ¿Cuál es tu nombre?
—Te lo diré dependiendo de lo que decidas luego de mi danza.
Él apretó la mandíbula, detestando la ligereza con la que hablaba y el brillo malicioso en sus ojos. La sonrisa permanente le ponía los nervios de punta, haciéndola lucir como si estuviera en control de la situación.
—¿Por qué vives como nómada haciendo espectáculos?
—Mortales o inmortales, cada ser nace con una familia a la que puede apreciar, o no. Mi madre es una de las mejores cosas que me han sucedido y siempre estará en mi corazón, pero el resto realmente no importa mucho. Conocí a personas con intereses compartidos, con quienes disfruto pasar los días. Confían en mí y yo confío en ellos, así que los escogí —explicó, un nuevo aire rodeándola—. No abandonaré esa caravana, no cuando todos los que aprecio tienen fecha de caducidad.
—Tienes sentimientos poco propios de una divinidad.
—¿Qué es un dios sin humanidad? Si no entiendes a la gente que debes proteger, representar y servir, ¿cómo puedes ser un soberano empático y respetable? —preguntó con pura seriedad en los ojos—. Sé que nunca reinaré Egipto, pero eso no me hace indiferente a quienes me rezan.
—Por cómo hablas, no me quedan dudas de que eres cercana a Osiris e Isis.
—Bien pensado, ambos participaron mucho en mi crianza —respondió, cruzando los brazos y poniendo peso en una cadera.
—Como sea —imitó su postura, observándola de arriba a abajo—. ¿Eres incapaz de ordenar a tus amantes que dejen de pelear por ti?
—La mayoría ni siquiera ha podido tocarme un pelo; solo luchan por el mero deseo de hacerlo. He intervenido, pero quien realmente debería ponerse a trabajar aquí es Nephthys y fomentar la paz.
—No cuestiono eso. Deberían haber recurrido a ella desde el principio.
—Es tu hermana. Si no actúa, podrías pedírselo.
—¿Quién crees que soy, un mensajero? —enarcó una ceja.
—Vaya —suspiró, inclinando la cabeza—. ¿Entonces qué, nos acostamos y dejamos que el rumor corra para asustar a los dioses?
—Realmente eres insistente. ¿Tanto me deseas? —chasqueó la lengua, sonriendo socarrón.
La pregunta arrancó un ruido seco de la chica, quien se acercó.
—No voy a negar que eres sumamente atractivo, pero desde antes de que asistieras al espectáculo sabía que esta noche tenías ganas de pasarla bien. Si no me acompañas, iré a buscar a alguien más que me complazca.
Seth inspiró y le sostuvo la mirada, su corazón acelerándose y debiendo contenerse de desviar la vista por como parecía acercarlo al abismo.
—Creo que ofreciste bailar para cambiar mi opinión, ¿o no?
—Al fin pasamos a lo importante —dijo complacida, retrocediendo un poco—. Guíame hacia tus músicos.
Inmediatamente tomó la delantera y le hizo esperar mientras ingresaba a una habitación. Desde el exterior, ella escuchó cómo hombres y mujeres lo saludaban apresurados, acatando sus órdenes y generando algunas notas accidentales mientras se movían. Una considerable fila de personas salió y la miró, ella sonriendo y disfrutando al ver cómo varios dejaban caer la mandíbula en sorpresa.
—¿Con qué se distraen? —preguntó Seth desde el fondo, su voz haciendo que todos abandonaran la estupefacción y aceleraran el paso.
—Si decides no tener sexo conmigo, me alegra saber que no tendré que buscar lejos.
Él le lanzó una mirada de reojo, apretó los dientes y luego sacudió el cabello hacia atrás.
—Vamos.
Caminaron con calma, y Seth entró primero en una enorme habitación donde un inmenso colchón reposaba casi a nivel del suelo. Postes con enormes cortinas estaban dispuestos para cubrir la cama del exterior, mientras cuatro sirvientas encendían incienso y preparaban alcohol.
—Suelten las telas laterales.
Otro pequeño grupo se apresuró a cumplir, liberando los nudos y dejando solo un sector descubierto.
—Interesante —comentó la diosa, dando algunos pasos por el ambiente.
Los músicos llevaron sus instrumentos y se acomodaron en lugares donde los gruesos paños los cubrieran, dejando claro la intención de solo observar a la invitada.
—Prepárate como desees —dijo Seth, haciendo un gesto indiferente antes de dirigirse a la cama y recostarse contra una gran montaña de almohadas.
Dos mujeres se acercaron con copas doradas llenas de vino, que ambos aceptaron antes de que el dueño del templo ordenara que se retiraran.
Mientras bebía con calma, la femenina se acercó a los músicos para discutir que deseaba. Ellos siguieron cada indicación e intercambiaron opiniones hasta llegar a un acuerdo. Satisfecha con el resultado, se colocó a varios metros del lecho, justo frente a la sección abierta.
—¿Listo? —preguntó.
—¿Tú lo estás? —respondió ella, enarcando una ceja mientras el incienso comenzaba a llenar el ambiente.
Guiñando un ojo, vació su copa de un solo trago y la levantó en el aire. Al recibir la señal, los artistas comenzaron a tocar mientras ella le daba la espalda, manteniendo el brazo extendido sobre su cabeza.
Meciendo despacio las caderas, el oro que sostenía empezó a derretirse y cambiar de forma. Chorreó por su brazo, formando primero una pequeña cabeza y luego un alargado cuerpo, la serpiente recién nacida enrollándose y descendiendo hasta posarse en su cuello. Con ambas manos sobre esta sensible zona, giró lentamente y sonrió con los ojos cerrados, dejándose llevar por el sonido. Acarició las clavículas y los hombros antes de extender los brazos, mientras el ficticio animal se movía por su pecho y la rodeaba. De repente, un trozo de lino cayó, revelando un seno.
Como si nada hubiera sucedido, continuó con su danza, el metal acariciando y abrazando cada parte de su cuerpo en el descenso. Sus decoradas muñecas y dedos rozaban la piel y creaban movimientos perfectos en el aire, fascinando a los presentes, quienes contuvieron el aliento cuando la serpiente llegó a la prenda que cubría su mayor intimidad.
Sin importarle nada, ella giró y colocó ambas manos en la zona posterior de sus piernas, levantando cuidadosamente un poco del paño. El reptil ató una de sus palmas al muslo para evitar que la retirara, aprovechando la oportunidad para deslizarse bajo la falda.
Un murmullo se escuchó desde el lado izquierdo y la femenina volvió la vista sobre el hombro para observar cómo Seth no despegaba la mirada, aunque una de sus cejas se contrajo involuntariamente al comentario que ella no llegó a descifrar. Con una sonrisa, lanzó la cabeza hacia atrás y s dobló el cuerpo hasta el punto de casi poder verlo, sus dedos libres acariciando desde el vientre hasta el seno expuesto, apretándolo con deleite.
La cola del animal la liberó de a poco y ella giró para mostrar como ésta emergía por el frente y empezaba a subir, así arrastrando la tela hasta el borde de revelar su entrepierna. De todos modos, no daría tal panorama e hizo que ligeramente cambiara de dirección y fuera de una forma donde no enseñara de más. Rotó sobre un pie, preparándose para el inminente golpe de tambor, y en ese instante cayó de rodillas con las manos extendidas y todo el cabello desparramado hacia adelante.
Lentamente fue irguiéndose y los músicos apreciaron los movimientos para acomodar el ritmo, al sentarse separando las piernas y acomodándose entre ellas. Conectó miradas y sintió cómo el rojo de los iris contrarios ardía, lo que le provocó una sonrisa antes de volver el rostro para observar a una de las mujeres que previamente había llamado su atención. Era bonita y toda una tentación si Seth decidía dejarla ir, y en menos de un segundo pensó en qué decirle para seducirla, hasta que la voz del dios resonó.
Todos salieron del trance y detuvieron sus acciones, los músicos apresurándose a recoger los instrumentos y abandonar la habitación. En unos minutos, quedaron a solas, y la mujer se acercó al pie de la cama, inclinando la cabeza con curiosidad.
—¿No te gustó la presentación?
Seth respiró hondo y bebió hasta la última gota de vino, descartando la copa fuera de la cama con un fuerte sonido. Se acomodó mejor y movió el dedo índice en un gesto que indicaba que se acercara. Ella sonrió y dio unos pasos en la cama antes de ponerse en cuatro, gateando hacia él hasta quedar encima. La serpiente, erguida con curiosidad, avanzó sobre el cuerpo del pelirrojo mientras ellos se observaban.
—Fue irrespetuoso que observaras a otra persona cuando debías convencerme a mí.
—¿Por eso cortaste el baile? Solo analizaba la mejor opción si decidías pasar de tal increíble oportunidad —justificó antes de acercarse más, dejando sus rostros a pocos centímetros—. ¿Cuál es tu respuesta?
Manteniendo silencio unos momentos, colocó la mano derecha en su cabeza para cerrar la distancia. Sus labios se encontraron y se enredaron rápidamente, los del masculino sintiéndose increíblemente suaves mezclados con el aroma del vino que habían bebido.
—Cuando decidiste conocerme, ¿habías planeado esto? —preguntó al separarse, él acariciándole la parte baja de la espalda.
—Eres la primera descendiente de Hathor y ella te había ocultado celosamente de mí. Solo fue curiosidad —respondió—. ¿Y tú? ¿Por qué me diste la pulsera?
—¿No es obvio? Me atrajiste desde el momento en que te vi. Definitivamente quería que compartiéramos la cama.
Seth esbozó una pequeña sonrisa de costado y le pasó el cabello hacia atrás, las líneas de gemas entrelazadas brillando en su mano mientras lo recogía.
—¿Cuál es tu nombre? —preguntó, deslumbrado aún más por su increíble aspecto desde cerca.
Ella sonrió e inclinó la cabeza hacia una de las cortinas, como si estuviera decidiendo si debía revelar la información. Finalmente, se volvió y besó la palma que reposaba en su mejilla.
—Habibah, que significa “aquella que es amada” —confesó, con una mirada que denotaba complicidad.
—Tu madre realmente sabía lo que hacía, porque es lo que todos parecen sentir al conocerte.
—¿Incluso el Dios de la Guerra y el Desierto?
—No soy como los demás. ¿Crees que podrás hacer lo mismo conmigo? —dijo con un toque de desafío, pero sonando más como una invitación a continuar lo que habían comenzado.
Aceptando el reto y todo lo que implicada, lo besó introduciendo la lengua y Seth tensó el agarre para enseguida tomarla de la cintura. Acarició la caliente piel y luego empujó hacia abajo, de esa forma ambas entrepiernas encontrándose y ella logrando sentir la erección. Con ninguna duda empezó a mover las caderas y el masculino soltó un pequeño suspiro complacido, sus dedos aventurándose a sostenerla del trasero.
Habibah pasó una mano entre los mechones rojos y descendió lentamente, recorriendo el pecho hasta centrarse en uno de los pezones. Seth apretó los dientes, deshizo el prendedor de la tela superior, y comenzó a acariciar lo que estaba a su alcance, ordenando que ella se acostara.
Sin cuestionar, movió algunas almohadas y se recostó contra el mullido colchón, observando cómo la serpiente se enrollaba en el brazo del hombre como un perfecto y hermoso accesorio. Él apenas tomó conciencia del oro y se enfocó en devolver las atenciones, Habibah cerrando e inspirando profundo cuando arribó a sus senos con los labios. Le acarició hombros y espalda, apenas arañando mientras lo sentía arder como el desierto bajo el sol y se concentraba en consumir cada cosa que tocaba.
El incienso comenzaba a hacer efecto, aligerando sus mentes y abriendo paso a un deseo intenso que los impulsaba a sostenerse con urgencia. Ambas caderas se buscaban frenéticamente hasta que jadeaban contra el otro en besos entrecortados, con piernas y brazos entrelazados en una conexión sin principio ni fin. Ambas caderas se buscaban frenéticamente hasta el punto de que jadeaban contra el otro en besos rotos, piernas y brazos entrelazándose en una conexión sin inicio o fin.
Habibah filtró una mano entre ambos y buscó con gran necesidad la erección, a la cual atendió con hábiles movimientos hasta que levantó la tela que tapaba su intimidad. Seth puso distancia y se apoyó en las rodillas deshaciendo la escasa vestidura y dejándola a un lado antes de encargarse de ella. Completamente desnudos y adornados solo con joyas, la femenina se acomodó mientras él la tomaba de las piernas y la arrastraba sobre sus muslos. El movimiento arrancó una pequeño sonido sorprendido de Habibah y él le miró expectante en el proceso de acariciarle la cara exterior de las piernas.
—Hazlo —animó ella, rozándole el estómago con una mano.
Seth apretó el agarre, dejando marcas momentáneas antes de soltarla y tomar su erección. Con un solo movimiento, introdujo la cabeza y luego empujó a buen ritmo hasta el fondo. Ambos gimieron, y la femenina inclinó la cabeza hacia atrás con una gran sonrisa, su espalda despegándose del colchón mientras tiraba de las sábanas.
—Sí que estás húmeda —gruñó, con los pómulos enrojecidos por la satisfacción.
—L-Lo dices como si fuera algo extraño. ¿Acaso las mujeres no se excitan contigo?
Ella tembló de emoción y placer cuando una mirada roja y afilada emergió entre los cabellos ardientes. La sensación de intenso cosquilleo la hizo reír divertida, hasta que casi gritó cuando él comenzó a embestir con fuerza. Quedó sin aliento y trató de recomponerse entre sonidos de puro impacto, el calor y el placer expandiéndose como olas desde el centro a cada rincón de su cuerpo.
—No deberías competir con el Dios de la Guerra —dijo, mostrando una expresión orgullosa.
—No me importa perder —respondió sinceramente, aunque sabía que eso solo avivaría más la llama.
Seth entrecerró los ojos y pronto recuperó la compostura, con falsa calma colocando ambas manos en el colchón mientras ella rodeaba sus caderas con las piernas. Ondeó las caderas sintiendo el falo pesar y el masculino reanudó el movimiento con gran potencia después de un siseo. Habibah lo atrajo hacia ella desde la nuca para besarlo, temblando al sentir cómo la lengua ingresaba y tomaba el control. Las embestidas eran constantes, con una resistencia propia de una persona que batalló incontables veces para defender Egipto.
Con ojos llorosos, admiró al hombre que se movía sobre ella y le apartó los mechones con ganas de verlo mejor, en ese instante notando los aros que se movían violentos al compás de su dueño.
—Te haré unos más lindos —dijo, rozando la fina y rectangular placa de oro.
—¿Cómo puedes pensar en eso en medio del sexo?
—Tal vez deberías esforzarte —presionó, notando cómo el ambiente cambiaba en un parpadeo.
La habitación cayó en silencio, y la piel de Habibah se erizó al darse cuenta de que había cometido un error.
—Date la vuelta —ordenó mientras salía de ella, aunque no esperó a que se moviera y la agarró del brazo empezando a acomodarla.
Cualquier duda desapareció cuando perdió nuevamente la capacidad de respirar, al sentir a Seth penetrándola de golpe y sosteniéndola del cuello con una fuerza considerable. Quedó como pez fuera del agua e intentó agarrarle la muñeca, pero la arena hizo que dejara las manos pegadas a la cama.
—Tal actitud con alguien que ha nacido mucho antes que tú es muy inadecuado —gruñó, con sus abdominales tensos y cambiando gradualmente el ángulo para rozar el punto que la volvería loca—. Hablar menos y aprender te haría mucho bien.
Involuntariamente, los ojos de Habibah se pusieron en blanco cuando él encontró el área más sensible, las piernas queriendo ceder pero sin poder hacerlo gracias a la fuerza con la que la sostenía.
—Se… th… —llamó, al tiempo que sus músculos se sacudían de una forma que nunca antes había experimentado.
—¿Hm? —preguntó, dejando de cortar la circulación de sangre.
Un poco de conciencia regresó a la femenina e intentó pedir un respiro por como estaba reaccionando a las perfectas administraciones. Sin embargo, Seth intensificó su empeño, impidiendo que pudiera hablar.
Maldiciendo internamente, dejó caer la cabeza mientras humedad escurría por los muslos, manchando ligeramente las sábanas. Seth la sostuvo de las caderas para mayor estabilidad, y le enrolló arena en el cuello, la picazón intensificando el efecto del placer y la estrangulación. Cualquier grito y gemido quedó ahogado o salió cortado, algunos jadeos logrando abandonarla mientras él respiraba pesado y ocasionalmente gruñía en profunda satisfacción.
Luchando por tragar y adorando el desafío, Habibah se concentró brevemente y puso en movimiento a la serpiente. Las caderas del dios perdieron ritmo, y ella miró sobre su hombro cómo la dorada criatura se mantenía firme alrededor de la garganta del pelirrojo.
—D-Dos… —trató de decir, y a propósito él aflojó las grava—. Dos pueden jugar… este juego —sonrió orgullosa, aunque pronto rodó los ojos y se apoyó en ambos codos.
Él respiró con dificultad, el metal sin ceder ni un poco y aumentando sus propias sensaciones.
—Sabía que serías un dolor si t-te traía al templo —gruñó con el ceño fruncido.
Habibah intentó reír, pero un sonido extraño escapó mientras veía cómo el orgasmo comenzaba a formarse.
—Pero tam… también te doy... placer —defendió, sintiendo los pulmones arder y forzando el oro para que sufriera lo mismo que ella.
Una queja desesperada y frustrada emergió del hombre, quien notó cómo la constricción enviaba ondas eléctricas a su erección. Apretó la mandíbula y echó la cabeza hacia atrás, con nueva urgencia arremetiendo contra ella para provocar el éxtasis que empezaba a asomar como una explosión.
Ambos parecían haber perdido el control de sus conciencias y cuerpos mientras se movían, abrumados por la necesidad de liberarse del placer que los consumía. Estaban al borde del desmayo, permitiendo breves momentos de calma en los cuellos antes de regresar rápidamente a la privación.
Los espasmos de Habibah se intensificaron, alcanzando un clímax que abrió un nuevo mundo de goce. Las piernas temblaban incontrolables, emitiendo sonidos lascivos mientras la humedad aumentaba considerablemente con la liberación. El exceso era tal que Seth no pudo soportar la presión de esas paredes, y el estímulo lo llevó al límite, culminando dentro de ella. Tembló y gimió en voz alta, dando las últimas estocadas con cierta dificultad hasta que la estimulación se volvió abrumadora y se detuvo.
Tanto el metal como la arena se aflojaron y los dos respiraron acelerado y pesado, con parpados bajos dejándose caer en el colchón y apreciando la comodidad. Habibah, boca abajo, giró lentamente para mirar al hombre, que tenía un brazo cruzado sobre la frente mientras se estabilizaba. Él lucía igual o incluso más hermoso que antes, con un perfil envidiable y un color de ojos y cabello que amaría destacar con varias creaciones.
—Eso estuvo bien —suspiró la joven mientras levantaba los brazos y se estiraba.
Seth le observó y sin saberlo hizo lo mismo que ella, en silencio admirando la belleza que con un solo vistazo logró capturarlo. Conversaron un poco y decidieron que esa sería la única ronda, aunque sus bocas no se salvaron de enredarse con algunos roces extras hasta que se rindieron al sueño.
Cuando el sol estaba en lo alto, el dios entreabrió los ojos y somnoliento tardó unos minutos en tomar conciencia de su entorno. Las esencias florales llenaban el aire, y ninguna era familiar, así que miró a su alrededor notando la ausencia de Habibah. Frunció el ceño y se sentó, dispuesto a levantarse para averiguar si ella se había ido, pero entonces escuchó un ruido en la habitación y, con cautela, corrió las cortinas.
De espaldas a la ventana, la diosa se miraba en el espejo mientras aplicaba un tipo de aceite a su rostro. El cabello lo tenía mojado y tirado hacia atrás, el sol que entraba y la iluminaba dándole de lleno para exitosamente eliminar la humedad con rapidez. Se hallaba visiblemente concentrada y no tomó conciencia de que Seth despertó hasta que sus descalzos pies hicieron leve ruido en el suelo.
—Buenos días —sonrió Habibah mientras se aplicaba perfume.
—Veo que encontraste los baños.
—Sí, después del espectáculo y nuestro enredo, necesitaba asearme.
—Aún tengo la pulsera que me lanzaste.
—Es tuya —dijo, mirando el objeto—. Con ella, si algún día estás aburrido y me extrañas, podrás encontrarme donde sea que esté y repetir lo de anoche —guiñó un ojo con aire pícaro.
Seth chasqueó la lengua y observó el accesorio, sintiendo cómo se le retorcía el estómago. Las piedras brillaban tanto como ella al sol.
—Lo tendré en cuenta.
—Aún así, deberás estar preparado para cuando mi madre te vea usando algo mío —advirtió, estirando el cuello para observar las marcas que él había dejado.
—No podrá hacer mucho —restó importancia, colocando una mano en su cadera—. ¿Te irás a la caravana?
—Sí, debo avisar que estoy bien y lista para la presentación de esta noche.
—¿Cuánto tiempo permanecerán en la ciudad?
—Hasta la próxima luna llena.
Guardaron silencio por un momento, y Seth cruzó los brazos, mirando hacia la ventana y el claro cielo.
—Quédate.
—¿Cómo? —Habibah alzó ambas cejas, admirando su cincelado rostro.
—Durante la noche, no duermas en la caravana. Ven aquí.
—¿Todos los días? —preguntó, sorprendida.
Seth asintió, y ella pestañeó consternada antes de asentir rápidamente.
—Me encantaría, gracias.
—Iré a bañarme. Haz lo que desees en el templo.
—¿Los problemas están incluidos? —inquirió con malicia, y él inclinó la cabeza.
—No.
—Pero…
—En caso contrario, te castigaré.
—De alguna forma, eso suena muy prometedor. Tal vez deberías darme una lección —rió, divertida y seductora.
—Recién me levanto —dijo entre un bostezo, con el rezago de la noche anterior aún presente—. Nos vemos después.
—Por supuesto, te despediré antes de irme.
Mientras veía su espalda, Habibah abandonó cualquier fachada y sonrió con astucia, sabiendo que el hombre estaba cayendo por ella. No era diferente a cualquier otro humano o divinidad, pero sin duda Seth era el que realmente deseaba y al que le daría todo si se rendía a sus pies.
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stellyeddlyn · 2 years
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With everything that happens on Twitter, I really don't know where to post. Facebook is still my right hand, and maybe Tumblr too.
🌞 SUN & MOON | CONALEP AU🌜
Okay, first of all: Conalep is a school here where I live, every news about it is something very stupid and surreal. I'm serious.
[It's no joke, for those of us from Mexico we know the enormous amount of memes it has, third worldism at its best.]
And this all came to me just because I was bored in class, for some reason it was the most fun idea and I'm surprised how many people liked it.
For now I'm planning to make a separate Tumblr to talk only about the AU.
I'm questioning whether to make a fanfic but I doubt it because it scares me to think that this will have more reach than all my best structured fics.
🌞 MEET THE STUDENTS 🌜
The information will be in Spanish to make it more fun.
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🌞 Sunny;
Vato del Conalep, estudia ALBE (alimentos y bebidas, gastronomía para ser más precisos), le maman las caricaturas, y las revistas de adolescentes, colecciona posters de bandas. El posiblemente el morro de apuntes chidos pero a la vez que no hace tarea, lo sobornas con unos cheetos para que te pase el examen, hiperactivo gracias al TDAH.
🌜 Moon;
Es wey del CBTIS, se metió a estudiar administración porque no tenía de otra pero ahora mismo se está arrepintiendo de su carrera. No sabe si darse de baja de la vida o de la prepa, una de dos, ambas o ninguna. Escucha My Chemical Romance, Evanescence, Linkin Park, Green Day entre otras bandas bien edgys de la época debido que el wey es EMO. Se pinta las uñas con plumón permanente negro y posiblemente ya tiene los pulmones llenos de humo de cigarro.
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Si, hasta los Glamrock tienen su versión.
🛼 Chica;
Morrita aesthetic del 2008 que siempre está a la mods, lleva todos los accesorios que las revistas dicen, la morra estudia enfermería en el Cona porque quería saber que wea. Bestie de Sunny, le cuenta todos los chismes posibles.
🏁 Roxanne;
Iba a colegio privado pero su padre la castigó y la mandó a uno público, re humilde la morra, lol. Estudia administración porque es una mandona de primera, posiblemente se cree morra de las Mean Girls y su himno son "Las Divinas".
⛳ Montgomery;
Morro pendejo que ni sabe que hacer con su vida, se metió a administración, ni sabe porqué pero lo hizo, lleva su guitarra a la prepa para sorprender a las chikinenas. Esta bien baboso que bullea a Freddy. Nadie sabe cómo no se ha dado de baja.
🎤 Freddy;
En primer lugar ni sabe cómo llegó a la prepa, soy ese. Es jefe de grupo del salón, estudia ALBE junto con Sunny así que ya topa al vato, Bonnie se dio de baja así que ya no es lo mismo, a veces se pregunta porque chucha está aquí. Pero equis, somos shavos.
And yes, I even made a comic.
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1.— ”Dammit, dammit, dammit, dammit. I will not arrive! Again!“
2.— (It didn't come lol)
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3.—
🌞; ”Damn, total, I didn't want to go either...“
🌜; (It was also late for me but he doesn't care).
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HE IS IN LOVE.
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gulchilll · 1 year
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Sus uñas
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Te encantaba hacer uñas, lo adorabas tanto que durante un tiempo pensaste en abrir un pequeño salón, pero por ciertas cuestiones no pudiste hacerlo.
A tu novia también le gustaban, pero ponerselas. Ella era como tu maniquí de carne y hueso, hacías y practicabas en ella cada estilo que vieras en pinterest o que se te ocurriera.
Valeria adoraba que de la nada llegarás a pedirle que por favor se deje hacer un nuevo diseño, al principio negaba divertida, pero no tardaría mucho en acceder, lanzando un suspiro de fastidio (que claramente fingía) y cuando te sonreía; era ese el momento en el que corrías a tu habitaciòn compartida por todo tu material. Llegabas cargando un estuche con todos los colores habidos y por haber (cortesía de Valeria) y todo lo que necesitarás.
Ella simplemente se sentaría junto a la mesa más cercana y se dejaría hacer y deshacer por ti, adora tu cara concentración y tu ceño levemente fruncido cuando haces algún minucioso detalle, a veces, para molestarte te reparte besos por toda la cara mientras trabajas en su manicura.
Coloca música en su celular de fondo, escucharán boleros románticos todo el rato, simplemente disfrutando de la compañía del otro.
Al final, Valeria termina encantada con los resultados (conoces perfectamente sus gustos). A ella le gusta sentirse mimada y bonita, y tú, sabes como lograr eso.
A pesar de que no puedes hacerlas tan largas ya que podrían perjudicar en su manejo de armas, siempre te las arreglas para hacerles un diseño bonito.
Te agradece con muchos besitos y mimos 
De vez en cuando se pondrá a admirarlas, no importa si está sola o si está en una reunión con su cartel, las adora y aún más sabiendo que tu se las hiciste.
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a-pair-of-iris · 1 year
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Más ladra que muerde (1/4)
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AO3
A los cinco, Manuel tuvo que ponerse firme.
Habían llegado niños nuevos al salón. Manuel se percató de eso en el instante que atravesó la puerta de la mano de su profesora, si bien aún no era muy bueno con las caras, al final del año anterior ya podía recordar a todos sus compañeritos; por eso llamaron tanto su atención los cinco extraños -tantos como los dedos de una manito-. Solo dos de ellos se parecían a animalitos; el niño tenía orejitas y cola peluda, y la chica estaba más cubierta de escamas, con cola como de lagartija; los otros tres nuevos eran super normales y aburridos como él y la mayoría de la clase.
No tardó en decidir que le gustaban más las orejas de su nuevo compañero, pues le recordaban a los perritos del vecino, igual que las de la profesora, pero el pelo del niño era más oscuro. Aunque ahora sabía que no debía intentar tocarlas como el año pasado. La profe y sus papás le explicaron que la gente no se acariciaba como a las mascotas, aunque pudieran convertirse en perritos grandes, o tuvieran alas de pájaro o cualquier otra cosa chistosa. Era una pena, pero no quería molestar a nadie, así que ya no estiraba las manos hacia la cara de su profe cuando le daba besos de despedida, ni agarraba a los mellizos Sánchez de las alas para que le prestaran atención.
Bueno, Manuel lo intentaba, y si él lo entendía, él, que le lloraba casi todos los viernes a su papá porque no tenían un perrito como los vecinos; no sabía porqué al resto le costaba tanto entender lo mismo.
- ¡Son tan suaves! ¡Qué lindo eres! -chilló Andrea, quien estaba junto a sus dos otras amigas en un rincón.
Manuel no solía jugar mucho con ellas porque las encontraba gritonas, y siempre se molestaban unas con otras por algo. Este día, sin embargo, no podía evitar mirarlas de vez en cuando, mientras correteaban al niño nuevo con las orejitas por todo el patio, y ahora que estaban en la sala. La profe apenas se había ido a acompañar a la niña-lagartija al baño, y en cuanto estuvo fuera, Andrea y su grupito se amontonaron alrededor del niño para tocarle todo el pelo.
- Uhm, gracias… pero, ya no quiero… -El niño-perro dio un paso al costado, y sacudió la cola lejos de la mano de una de ellas, justo para terminar cerca de los dedos de otra, que sin pena ni culpa le pellizcó una de sus orejas. El quejido suave del niño, y sus reclamos igual de suaves para que dejaran de tocarlo, lograron que Manuel se levantara y dirigiera sus pasos hasta aquel rincón, aunque no soltó el libro gigante de cuentos que llevaba una tarde intentando leer solito.
- Basta, que lo molestan -dijo en cuanto estuvo cerca. Las niñas se voltearon a verlo, pero en vez de alejarse, se apretujaron aún más, creando una pared humana alrededor del niño-perro.
- No es cierto, le estamos dando cariño, a mí me gusta cuando mi mamá me hace cariño -le contestó Andrea, con la seguridad de quien no sabe que no tiene idea de nada.
- Te gustará porque es tu mamá, pero él no quiere que lo toquen a cada rato –contestó Manuel.
Las orejas del chico se elevaron en su dirección, igual que su cola, pero no hizo nada más que mirarlo y se mantuvo callado.
- ¿Y tú qué sabes? ¡No eres su amigo! -Andrea se colgó del brazo del niño, y este se inclinó en sentido contrario, pero siguió sin decir nada.
Manuel entrecerró los ojos.
- ¡No le tiras las orejas a tus amigos! ¡Ni siquiera preguntaste si quería jugar contigo! -gritó en respuesta. Comenzaba a molestarse en serio, incluso sentía sus cachetes inflarse en los pucheros que su madre nunca tomaba en serio.
- ¡Sí quiere! ¿Verdad que te gusta jugar con nosotras? -Andrea finalmente se dirigió al niño, de quien se aferraba del con las uñas. Este la miró algo asustado, con ojos grandes y la boca hacia abajo, pero no dijo nada, como parecía ser su costumbre. Pronto el niño-perro cambió de enfoque, y se volteó a mirar a Manuel con ojitos grandes y lastimeros, pero tampoco dijo nada. Quizás era mudo a ratos.
La puerta al principio de la salita se abrió, y entró la niña-lagartija seguida de la profesora. Andrea comenzó a llamarla, con la sola intención de decirle que Manuel las estaba molestando, pero estaba preparado para defenderse esta vez. Estaba seguro que habría salido bien y la profe le habría dado la razón, si es que la niña a su derecha no hubiera elegido ese preciso instante para volver a meterle mano al niño nuevo. La vio cómo estiró la mano y, con más fuerza de la necesaria, apretó la cola del niño-perro y jaló.
El aullido que este dio asustó a todo el salón, y para Manuel, en especial, fue como si hubieran pateado a su propio cachorrito. La profesora no pudo dar más que dos pasos en la dirección del grupo cuando, de un segundo al otro, Manuel sujeto con ambas manos su gran libro ilustrado, y girando medio cuerpo se lo estampó al centro de la cara a la otra niña.
La manito del niño-perro sobre su muñeca lo calmaba un poco, pero no del todo, así que seguía agitando las piernas sobre la silla gigante de adulto junto a la oficina de la directora. Las uñas del chico, Francisco -al fin había abierto la boca para decirle su nombre-, eran un poco más largas de lo normal, y se enterraban en la tela de su cotona, aunque no hacían más que apretarle un poco la piel. Es más, solo se sentían como un pinchazo suave, así que aún no encontraba alguna razón para decirle que se las quitara de encima.
Le parecía que Francisco, -Fran-, estaba mucho más nervioso que él, quizás nunca había tenido reunión privada con ninguna directora. No eran la gran cosa.
Los dos dieron un salto cuando la puerta al pasillo se abrió, y por esta entró la profesora seguida de otra mujer. Era una señora con las mismas orejas de Fran, y avanzó al doble de velocidad hacia ellos, abriendo los brazos en cuanto estuvo cerca.
- Oh, bebé, ¿Estás bien? ¿Quieres que nos vayamos? -le preguntó al niño sentado a su lado.
En vez de lanzarse contra ella como todos esperarían, Fran se aferró aún más fuerte al brazo de Manuel, esta vez rodeándolo con ambas manos y sujetándose a su cotona con todos los dedos. Hasta dio otro de esos gemidos lastimeros de cachorro.
- ¡No! -aulló Fran, pegándose como un pulpo al costado de Manuel.
- Bebé, ¿Qué tienes? -preguntó la señora, un poco asustada.
- ¡Me estaba defendiendo, mami! ¡No podemos dejarlo solo! ¡La profesora va a volver a tratarlo mal!
Un silencio rotundo se impuso en la habitación por un instante. La mujer siguió perpleja durante dos pestañeos, aunque casi al instante se volteó y fulminó a la profesora con la mirada. El pelo de las orejas y la cola se encresparon y unos pequeños colmillos se asomaron entre los labios de la madre de Fran. En cambio, las orejas y cola de la mujer más joven se agacharon en respuesta, acabó dando un paso atrás y esquivando la mirada de la otra.
- ¡Golpeó en la cara a su compañera! ¡Toda la clase comenzó a espantarse! Tenía que regañar a Manuel, esa no es forma de resolver los problemas.
La verdad le había parecido un poco exagerado, el cómo sus compañeros empezaran a correr y gritar por toda la habitación después de escuchar la cachetada que le plantó con el libro a Mariana. De igual forma, Manuel recibió el regaño con la mayor calma que pudo -ya le incomodaba un poco llorar en público-, aunque se rehusó de lleno a disculparse cuando Mariana acabó de llorar. Y por eso estaban donde estaban, incluyendo a Fran, que por nada del mundo quería soltarlo, lo cual le parecía justo, después de todo; se había metido en problemas defendiéndole el trasero.
- ¿Y qué problema fue el que necesitaba resolver solo? Si se puede saber -El pelo erizado de la madre de Francisco se quedó donde mismo, y un tenue gruñido se colaba entremedio de cada palabra que pronunciaba.
- Bueno…
- No pararon cuando Fran les dijo que no quería que le metieran mano -contestó Manuel con toda seguridad, pues había escuchado en la tele a alguien usando las mismas palabras. Debió expresarse bien, pues la madre de Francisco comenzó un pandemonio al que su madre le metió más leña cuando al fin llegó.
Nadie se fue muy contento ese día, a excepción de Manu y Fran, quienes decidieron serían mejores amigos desde entonces. Aunque al principio a Manuel le pareció que era pura conveniencia, pues en cuanto entraba al salón, Fran se le colgaba al brazo y ya nadie se atrevía a rozarlo siquiera, asustados de que Manuel comenzara a usar los libros grandes que tanto le gustaban para ir a golpearlos. Sin embargo, pronto ni le importó, porque Fran se le enroscaba a un costado para la siesta y los mantenía calentitos, además que lo ayudaba a juntar las silabas que aún le costaban cuando se acomodaban para leer; ganar-ganar, siempre quiso un perro de mejor amigo.
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diesiraev · 9 months
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☽ Una taza de té frente a ella, y sus uñas chocando contra el azulejo de la barra en la cocina, mirando por momentos el reloj, mirada delatando impaciencia, y justo cuando escucha la puerta del salón principal abrirse, da un trago a su taza, apresurando su paso para recibirle. ❝ ¿De verdad? ❞ cuestiona una vez lo tiene frente a ella, una de sus cejas se mantiene elevada y en su rostro una expresión seria de molestia, contrastando con la suavidad de sus rasgos ❝ El primer día, seguramente ni siquiera has terminado de desempacar y has decidido delatar que hemos llegado ❞ niega con movimientos de cabeza ❝ Casi diría que te gusta vivir huyendo. ❞
(𝐒𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐚: @cinmvclub)
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romaahn · 8 months
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ESPACIO TEMPORAL: Fiesta de año nuevo. Después del starter, no habiendo podido escapar con ningún personaje y luego de dar con Venus. PARTICIPANTES: Roman, Venus. HABILIDAD PUESTA EN PRÁCTICA: Fortaleza 2. ( @internod ) TRIGGER WARNING: Violencia.
“Los jardines no funcionarán. La mayoría intentará esconderse entre ellos con el grueso de los bastardos pisándoles los talones. Tenemos que regresar al salón principal y atravesarlo a como de lugar.”
Las instrucciones habían sido claras. Ninguno de los dos tenían que repasarlas porque la danza que debían bailar era bien conocida por cada uno; Venus guiaba, Roman abría el paso. Las criaturas que intentarán echárseles encima se encontrarían con el cuerpo robusto del más bajo, quien estaba dispuesto a sacarlos del camino entre el uso de la fortaleza que lo protegería a sí mismo y a su sire en simultáneo. Venus, desde su lugar, sólo esperaría la remoción de los obstáculos segura de que Roman no permitiría que moviera siquiera un dedo pues eso sólo le encabronaría más de lo que la situación de por sí le molestaba.
Para cuando llegaron al lugar mencionado, una imagen grotesca se abrió frente a ellos donde cuerpos de variados orígenes se retorcían de muchas maneras. Algunos, echados en el suelo, soltaban alaridos de desesperación. Otros luchaban contra pares vástagos que intentaban sacárselos de encima. Un último grupo, tristemente menor, encajaba estacas improvisadas cuales alfileres atravesando muñecos de trapo. La imagen resecó el paladar de Roman. De no ser porque tenía a su sire a espaldas, hasta habría retrocedido algunos pasos. Como sintiendo el temor que se alzaba en lo más recóndito de su ser, unas uñas afiladas se posaron sobre su hombro. Lo delicado de la caricia se sintió aún más peligroso que las frenéticas bestias hambrientas que todavía no determinaban sus presencias.
—Sabes qué es lo que tienes que hacer. No lo he dicho, pero lo sabes. Esa pequeñísima y estúpida cabeza no la tienes de adorno, ¿no es así? —El susurro se siente tan cerca del perfil de su oreja que anula el resto de sonidos que hacen eco contra aquellas paredes.
Tenía razón. Sabía cómo proceder, siempre lo había hecho. Venus ha desempeñado un trabajo ejemplar a la hora de plantar cada pequeña semillas, ideas que lo envenenaban y que más tarde fueron regadas hasta hacerlas florecer en rosales que arrazaban y desgarraban toda la tierra que había a su paso. Roman no estaba allí para pensar. Estaba allí para actuar.
—Ahora sé un perro obediente… Y hazlo.
La última de las palabras femeninas determinó el momento en el que Roman dio un primer paso. Luego el segundo. Inmediatamente, el tercero y el cuarto. Sin ser sometido a la influencia de ningún poder más allá del miedo que sentía por su sire, caminó directamente hacia unos neófitos que no dudaron en levantar la cabeza. Olisquearon el aire, lo miraron con una curiosidad cautelosa que pronto sería lavada por una sed sobrecogedora que había conocido una vez. El ventrue supo que cualquier pensamiento no tardaría en desaparecer de sus orbes opacas y se lo demostraron corriendo instintivamente hacia él, brazos estirados por delante y bocas preparadas para hincarse en la tersura de cualquier cuello que les pudiera proveer de alimento. Sin embargo, él no sería una presa fácil. Se los dejó en claro cuando recibió los fauces de ambos con las palmas abiertas, expuestas a dientes que no lograban penetrar la dureza de su piel. Sin pensarlo dos veces, cernió los dedos sobre sus rostros para apretar y causar cuanto dolor fuese posible. Segundos más tarde, los arrojó sin clemencia a un costado. Una vez más, siguió a avanzando con determinación y repitiendo la hazaña con quienes intentaran sacar provecho de alguno de los dos. Brazos, piernas, cualquier recurso que su cuerpo le permitiera usar en la lucha era bien aprovechado.
A pocas palmas de distancia, una Venus sonriente fue siguiéndolo, divertida por la manera en que los neófitos caían confundidos al suelo sólo para volver a levantarse y, una vez más, se echaban encima de su chiquillo. Lo que en un principio se vio fácil no hizo más que subir de intensidad con cada que un cuerpo adicionándose.
—Qué mediocre eres, Roman, ¿cuál será tu excusa ahora? He visto generaciones trece hacer un mejor trabajo que este, —se carcajeó desde atrás con ambos brazos cruzados por delante del torso. Al mismo tiempo, el ventrue caía con una rodilla sobre la alfombra a causa del peso de los recién nacidos intentando morder hasta la pulcra ropa blanca que había elegido para la celebración. Lo que le había costado miles de dólares no tardaba en ceder haciéndose jirones..— ¿Qué crees que haré cuando salgamos de aquí? Bueno, si es que logras que salgamos. Porque si no lo haces, te recuerdo, seré yo misma quien te quiebre tu cuello en dos.
El tono usualmente elegante de la mujer se torna frío. Y esa es la gota que rebasa el vaso, pues Roman se hace con una fuerza que pensó que no tenía para volver a empujarse a los bastardos de encima. Sólo que esta vez cae de rodillas, poco llegando a arrastrarse antes de que lo vuelvan a tomar de las piernas. Afortunadamente para el vástago, sus manos logran cerrarse hasta los fragmentos de alguna ventana rota, mismos que usa para volverse y encajar en el pecho de sus contrincantes.
Aunque ha neutralizado el peligro, tal cual quería su sire, se siente agotado. La pesadez en sus extremidades por el excesivo uso de la disciplina, sumado a los pequeños cortes que le ha dejado el encuentro donde sangre gotea sobre la alfombra, le hace sentir un cansancio que no ha experimentado en décadas. Los párpados empiezan a caer y cuando quiere echarse al suelo siente un tirón del cabello de su nuca llevándole la cabeza hacia atrás. Los ojos hacen un esfuerzo por enfocarse, encontrando así a la mujer que una vez le quitó la vida, hincada sobre él, con la ira deformando sus hermosas facciones. La belleza letal de Venus que una vez le atrajo ahora se ve manchada por la cólera de verlo derrotado.
—¿Quién te ha dicho que descanses? ¿Empezarás a holgazanear ahora? Te he dejado en claro las veces suficientes que no puedes actuar por tu cuenta hasta que yo decida cuál será el próximo de tus pasos. Y si lo he hecho, entonces no tienes el derecho a decidir hacer lo contrario. Por tu maldita y miserable existencia, si no te pones de pie ahora mismo…
Roman escucha el largo de toda su amenaza pero no es ella quien ve, sino a uno de los neófitos que se ha levantado por detrás y ahora corre directamente hacia ambos. ¿Su primer instinto? Protegerla, no porque quiera sino porque esa es su única utilidad. Porque para eso se encuentra allí. Porque si no es un escudo para único vástago que genuinamente odia, ¿entonces qué será?
El neófito intenta encajar los dientes en el hombro de la fémina. Como si ya supiera que aquello no tendría éxito, Venus no reacciona instantáneamente. Sí, deja de despotricar en contra de su chiquillo pero no por eso le retira la vista de encima. Hay una pausa tensa donde a Roman le cuesta cada vez más extender su resistencia hacia ella y queda claro por cómo la expresión se le contrae del esfuerzo. Cree que no resistirá más… Pero la mujer termina por sacarse a la criatura por su cuenta. Irgue la postura y le da la espalda a Roman. Dedicarle una mirada será suficiente para deformarle los pensamientos hasta la agonía. Roman lo sabía muy bien, había sido uno de los varios sujetos de pruebas de su sire en incontables cantidades de veces. Los gritos del desconocido entonces empantanaron sus oídos. Gritos como los suyos. Gritos como los de los chiquillos que no aguantaron el yugo de la mujer. La manipulación, las pruebas, las torturas infinitas en las que revivían el momento de sus muertes constantemente y con la única promesa de que el día en que la desobedecieran les haría atravesar un fin infinitas veces más doloroso que ese.
Sin pensarlo, Roman se arrastró de rodillas. Logró ponerse de pie aunque toda su postura estuviese doblada hacia adelante, y entre pasos intentó alejarse. Primero unos pasos, luego un trote errático y que parecía interrumpido entre tropezones. Aunque el miedo siempre había sido lo suficientemente grande como para actuar al pie de la letra, con el único objetivo que complacer cada uno de los caprichos de su sire, hoy sólo le sirvió de combustible para huír. No sería la primera vez, de todos modos. Cuando recién había sido convertido solía hacerlo con regularidad— entonces no tenía ni idea del alcance de la locura de la mujer. Hoy sí, y sabía que más tarde se lo haría pagar caro.
Mientras tanto, Venus lo deja irse.
Ochenta años habían transcurrido desde que cayó en sus manos. Ocho simples décadas. Un tiempo corto pero suficiente para acondicionar a Roman a cómo comportarse y cuándo hacerlo, sin la necesidad de una mínima pulsación de su dominancia a su favor. Por eso es que lo había arrastrado hasta la muerte, porque poco tiempo después de conocerlo cayó en cuenta de que luciría como la adición perfecta a su tablero. Sin embargo, después de tantos esos años seguía demostrándole que no estaba listo; el menor seguía sin ser la pieza que necesitaba.
Pero estaba bien. Venus era un vástago con una misericordia infinita (y retorcida), por eso el repiqueteo de sus tacones destilaron un eco que se movía en la dirección que había tomado su tembloroso chiquillo.
Tenía toda una eternidad para arreglarlo.
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mary16gaby-blog · 1 year
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Lo comparto porque a muchos se les olvida!!! Tome lo bueno y Deseche lo malo!!! Pero aquí hay mucho que se puede aprender!!! Luis Fernandez, actor, y escritor venezolano y esposo de Mimí Lazo, lanzó la campaña: “Salvemos a las mujeres”, mira lo acertado y hermoso que dice: 1. Alimentación correcta: Nadie vive de la brisa. Mujer vive de cariño. Dele en abundancia. Besos matinales y un “yo te amo” al desayuno las mantienen bellas y perfumadas durante todo el día. Un abrazo diario, hablar con ellas es como el agua para los helechos. No la deje deshidratarse. Si su hombre no hace eso, busquese uno que lo haga. 2. Flores: También hacen parte del menú. Mujer que no recibe flores se marchita rápidamente y adquiere rasgos masculinos como la brusquedad y el trato áspero. 3. Hábitat: La mujer no puede vivir en cautiverio. Si está enjaulada, huirá o morirá por dentro. No hay cadenas que las aten y las que se someten a la jaula pierden su ADN. 4. Respete la naturaleza: ¿No soporta la TPM (tensión pre-menstrual)? Cásese con un hombre. Las mujeres menstrúan, lloran por cualquier cosa, les gusta hablar de cómo les fue en el día, de discutir sobre la relación. Si quiere vivir con una mujer, prepárese para eso. 5. No restrinja su vanidad: Es propio de la mujer pintarse las uñas, los labios, estar todo un día en el salón de belleza, coleccionar zarcillos, comprarse muchos zapatos y carteras, pasar horas escogiendo ropa en un centro comercial. Comprenda todo esto y apóyela. 6. El cerebro femenino no es un mito: Mujer sin cerebro no es mujer, sino un simple objeto decorativo. Algunas le mostrarán que tienen más materia gris que usted. 7. No haga sombra sobre ella: Si usted quiere ser un gran hombre tenga una mujer a su lado, nunca atrás. De esa forma, cuando ella brille, usted se bronceará. Sin embargo, si ella está atrás, usted llevará una patada en el trasero. 8. Acepte: Las mujeres también tienen luz propia y no dependen de un hombre para brillar. Mi amigo, si usted piensa que la mujer es demasiado costosa, fastidiosa o complicada ES UN POBRE HOMBRE!!! Las Mujeres son una Bendición!!! Créditos al autor @luisfernandez14 @mimilazod ❤️ https://www.instagram.com/p/CqQYFKoOvGSxElsSw5L9cYzXsQLY2S1HoeC_2M0/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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paticomontero · 1 year
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🔥2022🔥
ACEPTARME A MI MISMA
SER MI MEJOR VERSIÓN
COSAS PUNTUALES
[v] Inscribirme en el gym o en tennis❌
[v] Comprar ajedrez $$
[v] Correr una maratón❌
[v] Comer la fruta del cacao❌
[v] Practicar boxeo❌
[v] Comprar un termo grande de agua❌
[v] Comprar pirulin❌
[v] Ir al zoo❌
[v] Comer ramen❌
[v] Buscar nuevo salón❌
[v] Blanqueamiento dental -preguntar bracket $$$
[v] Comprar/botar maquillaje $$$❌
[v] Comprar linea marracannoil o kaths❌
[v] Conseguir otra fuente de ingreso
[  ] Hacer curso de medicina $$$
[v] Sacar carnet de aprendizaje $$$❌
[v] Sacar licencia de conducir❌
[v] Conseguir un perfume❌
[v] Leer un libro❌
[v] Comprar acsrs para el pelo y collar ❌
[v] Comprar exfoliante❌
[v] Comprar waflera/ comer waffles❌
[v] Ir al parque de diversiones ❌
[v] Hornear algo❌
[v] Ir a piscina de noche❌
[v] Probar las galletas mocanas❌
[v] Hacerme algo en el pelo❌
[v] Comprar mascarilla de proteinas❌
COSAS PERIÓDICAS
[v] Aprender a bailar salsa❌
[v] Aprender a bailar pripri❌
[v] Aprender a bailar son❌
[v] Aprender a bailar brinco❌
[v] Aprender a bailar jacana
[v] Ahorrar 40% anual❌
[v] Practicar ingles cada weekend❌
[v] Limpiar mi dieta❌
[v] Exfolearme cada 10 días❌
[v] Tomar vitaminas❌
[v] Arreglarme las uñas y pies❌
[v] Salir sola mensual
[v] Autosesión de fotos❌
CREANDO HÁBITOS
[v] Prestar más atención a los detalles /ser-estar más presente
[v] Subir mi promedio lo más alto que haya estado jamás❌
[  ] Aprender de ajedrez
[v] Dormir más temprano❌
[v] Bloqueador solar❌
[v] Jabón íntimo❌
[v] Hidratante facial❌
[v] Exfoliante❌
[  ] Hablarme más positivamente
[v] Aprender a decir que no❌
[v] No gastar ahorros injustificadamente❌
[v] Ser más diciplinada❌
[v] Ser la mejor y no perder la motivación❌
[v] Salir de mi zona de confort❌
[  ] NO QUERER CONTROLAR TODO
LARGO PLAZO
[v] Comprarme un carro
[v] Aprender japonés❌
[v] Aprender a tocar un instrumento
[v] Viajar a otro país/vivir en otro país
[v] Aprender a hornear
[v] Organizar drive y gmail❌
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banysh · 3 days
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Primero de secundaria core
Hoy la maestra de humanidades mencionó las lesiones, dijo que hubo gente que se le acercó y que de alguna manera los ayudaba, hace tiempo un vídeo de la bala en la que dice que la psicóloga de su escuela notó como estaba y ella la busco para ayudarla, tal vez lo normal es que te ayuden. Primero le pregunté a la maestra de español si habían psicólogos en la escuela y dijo que habían dos, elegí al director (¿O subdirector?) porque lo conocía de vista y mis compañeros se llevaban bien con él, al día siguiente fue a buscarme y hablamos, le quitó la tapa a una botella de agua y la vertió, inevitablemente se desbordó y dijo que eso me pasaba a mi, me contó que estaba especializado en el tema y sobre una de sus pacientes que hizo grandes avances, se expresaba con sus dibujos y se empezó a tomar fotos, dijo que la próxima vez que me sintiera mal dibujara y que se lo mostrara, me dibuje a mí hincada con los ojos y muslos rojos, la marca de una cachetada y rasguños en el brazo, algo que puedo notar en mis dibujos de ese tiempo es que hacía los brazos muy largos al igual que los dedos o con las manos deformes, lo vio y me dijo que me cortara las uñas. La primera vez que nos vimos dijo que le podía decir a mi mamá lo que pasaba, no lo acepte al instante pero cuando lo hice nunca lo cumplió, recuerdo estar bajando las escaleras para irme y verlo enfrente de mi mamá en la puerta, me quedé un momento viendo porque no quería estar ahí cuando le dijera pero nunca se acercó, finalmente bajé y nos alejamos hacía el auto, él nunca hizo nada ¿Realmente estuvo mal? Yo me sentía horrible, había veces en las que pensaba que estaba mejor entonces dejaba de verlo hasta que recaía, tras eso lo buscaba o pensaba que lo que sentía no lo ameritaba entonces esperaría a empeorar, de las últimas veces que lo vi le comente que me estaba volviendo más agresiva hacía mi misma, más específicamente en mis pensamientos, me odiaba demasiado, durante las vacaciones me sentía vacía, me la pasaba en mi cama lastimandome y desarrolle demasiado odio hacía mi misma por simplemente existir. Hace dos años explote por tener que pagar algo de un evento, me sentía demasiado culpable de que gastara en mi y que quería que gastara en un psicólogo por un problema que yo empecé, él me dijo que no hice nada malo, que no era mi culpa y que me estaba esforzando, recuerdo mucho eso. Pienso que no quería involucrarse demasiado y que no me tomaba en serio, una vez le dije que pensé que podía tener autismo y creo que eso no ayudó, pero de todas formas no tenía porque ilusionarme o no lo sé, no lo entiendo y puede que nunca lo haga.
Si el psicólogo no hacía nada es que no estoy lo suficientemente mal y por lo que estoy pasando no importa porque si fuera así me ayudaría, él es psicólogo y sabe que hacer y cuando hacerlo, si mi ex no hacía nada sobre mis preocupaciones ni las validaba es que estoy loca, él está sano y me quiere, sabe que hacer y cuando hacerlo, la cuestión es hacerme menos según las acciones que toman los demás pero creo que he avanzado bastante, deje algo que me hacía daño y ahora tengo mejor visión de mi misma, estoy haciendo ejercicio por mi y no porque me odio, estoy hablando con la gente porque me gusta y no porque mi ideal lo dictaba, estoy bien con quien soy y estoy feliz con quien soy, soy mucho más que alguien que se lastima. Volviendo a la maestra, ella y todos en el salón se veían respetuosos, aprecio eso.
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novabeauty · 5 days
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Nova Beauty es el destino ideal para quienes buscan los mejores servicios de uñas en Andorra. Con un enfoque en la calidad, la innovación y la atención al detalle, ofrece una variedad de tratamientos personalizados que incluyen manicuras y pedicuras de lujo, uñas de gel, acrílicas, esmaltado semipermanente y diseños de nail art exclusivos.
El equipo de expertos en Nova Beauty utiliza productos de alta gama y las últimas técnicas para garantizar uñas perfectas y duraderas, siempre manteniendo la salud natural de las uñas. Además, el ambiente moderno y acogedor del salón convierte cada visita en una experiencia relajante y placentera. Ya sea que busques un look elegante y sofisticado o algo creativo y único, Nova Beauty se asegura de brindar resultados excepcionales, posicionándose como el mejor centro de uñas en Andorra.
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toplifespot · 14 days
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Cuidado de las uñas en casa-Manicura y pedicura - Cuidado de las Uñas en Casa: Manicura y Pedicura para Lucir Espectacular
¿Te Gustaría Lucir Unas Uñas Impecables Sin Salir De Casa? El cuidado de las uñas es esencial para mantener una apariencia fresca y saludable. La buena noticia es que puedes lograr una manicura y pedicura de salón desde la comodidad de tu hogar. En este artículo, te guiaremos a través de los mejores consejos y técnicas para el cuidado de las uñas en casa, asegurando que cada detalle sea…
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anonelight · 2 months
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Me dirijo al salón, somnolienta, como controlada por una máquina; totalmente mecanizada. Rebusco entre los cajones.
Lo hallo.
Lo miro, doy varias vueltas, veo que ya está usado y que probablemente la última persona que lo utilizó lo hizo sin ningún tipo de cuidado. Es imposible percibir o encontrar un hilo del que tirar. Nada, ausencia en su esplendor.
La impaciencia me consume y alterada lo tiro sobre la mesa, de mala gana. Empiezo a cuestionar: “¿por qué le costaría tanto a la última persona dejarlo apañado?” No está gastado, no está roto: se puede volver a utilizar.
Pero supongo que se trata una vez más de aquella costumbre del ser humano, esa que sigue la rutina de dejar todo peor de lo que estaba.
Me muerdo las uñas, impaciente. No sé si quiero volver a intentarlo, si realmente merece la pena seguir buscando algo que no aparece.
Dudosa vuelvo a cogerlo. Respiro hondo, inhalo aire. Decido olvidar el hecho de que otra persona ha provocado un desorden previo, que eso es parte del pasado y que, realmente, no es culpa mía, ni suya.
Después de un rato lo encuentro. Un hilo perfecto del que tirar, llego a sacarlo aunque tengo la uñas cortas, casi incipientes. Puedo palparlo, ya sale, limpio.
He hablado de sacar un trozo de cinta adhesiva, podría haber estado hablando perfectamente de un corazón.
-alg-mad
27/07/24
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ourstoriesfromsaturn · 2 months
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𝕿𝖍𝖊 𝕸𝖎𝖓𝖎𝖘𝖙𝖊𝖗
01
Las semanas posteriores al final de cursos en Hogwarts pasaron en un parpadeo. Elijah pasó tantas horas en su habitación repasando los libros que tomó prestados de la biblioteca personal de su abuelo, que no coincidió en casa con su hermana en ningún momento. Si su madre no le hubiera dicho que le enviaba unas galletas recién horneadas, Elijah habría pensado que Lucy se había ido de vacaciones con su tía Poppy.
Su objetivo principal era que nadie pudiera comentar que estaba ahí por influencia de John Dawlish. Fue aceptado en el programa de formación de aurores del Ministerio y aunque había dos miembros de su familia en el gabinete de antiguos miembros destacados, no permitiría que alguien insinuara que no se merecía el lugar.
El ansiado primer día llegó en una típica mañana nublada y fría. Podía sentir las cosquillas nerviosas en su estómago mientras caminaba con la espalda muy recta junto a su abuelo hacia la oficina de Harry Potter. El clima hacía casi imposible que sudara, pero se miró las manos luego de limpiarlas discretamente en su pantalón y vio que además de estar húmedas, se estaba clavando las uñas en las palmas. Aclaró su garganta. Por supuesto conocía al famoso director del departamento, pero eso no hacía más sencillo todo el asunto.
Después de saludar al hombre y despedirse de su abuelo, fue conducido a un salón con paredes redondeadas y el techo tan bajo que le daba un aspecto de mazmorra. Pudo reconocer a los dos magos que se presentaron como instructores pero se alegró únicamente por la presencia de Rosebud Malfoy a la que conocía desde que era pequeño y su tía Lizz era su niñera. Albus Potter también era una cara familiar en ese entonces, pero afortunadamente el ministro Kyle fue el que se convirtió en el esposo de Elizabeth. Potter nunca le generó simpatía y con el paso de los días quedó claro que era un sentimiento mutuo pues le exigía mucho más que a los otros novatos.
Sin importar las lesiones que hubiera coleccionado al final de día, Elijah nunca le otorgó a Albus la satisfacción de verlo rendirse por el exceso de exigencia. Aunque todas las noches tuviera cara de que devolvería la cena y su madre lo mirara como si esperara que en cualquier momento fuera a desmayarse.
Ese primer año se sintió como una larga pesadilla. Y al final, ni siquiera se sentía él mismo el día de la promoción de grado. Sus abuelos y sus padres aunque estaban vestidos elegantemente como correspondía, no pudieron evitar vitorear y aplaudir como en los viejos tiempos cuando todos asistían a los partidos de fútbol de Lucy. Fue consciente de la tímida sonrisa que esbozó al acercarse a la mesa de honor donde Harry Potter le dio un diploma con su nombre y el ministro Kyle le colocó una insignia en el lado derecho del pecho que lo acreditaba como auror oficial de segundo año. Por fin se sentía completamente digno del fruto de su esfuerzo y ya nadie podría dudar que tenía talento para seguir los pasos de Daniel y John Dawlish. Solo hasta que notó un golpecito en el hombro de parte de su abuelo Gérard, salió de todos esos pensamientos para disfrutar del momento y los abrazos de su familia.
Apenas y hubo tiempo de descansar un par de días en la casa de sus abuelos en la campiña francesa, pues incluso a esa distancia la lechuza oficial lo encontró para anunciarle que le habían asignado su primera misión. Conocía bien a su compañero aunque lamentablemente nunca fueron cercanos antes de la asignación que consistía en vigilar al ministro y una pequeña comitiva de funcionarios en un evento oficial en el ministerio de magia de New York.
—Dicen que la comida es bastante buena en América— dijo a Klaus Parkinson cuando le pareció que llevaban bastante tiempo sin hablar, luego de haber comentado lo cómodos que eran los asientos y la espectacular vista desde las ventanas del jet.
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Uñas de gel madrid: Guía paso a paso
Las uñas de gel se han convertido en una opción popular para quienes buscan manicuras duraderas y duraderas. Si estás en Madrid y quieres conseguir unas uñas de gel perfectas, esta guía paso a paso te ayudará a conseguir resultados con calidad de salón desde la comodidad de tu casa o te guiará hasta el mejor salón de manicura más cercano a ti.
Paso 1: preparación
Comience asegurándose de que sus uñas estén limpias y libres de esmalte viejo. Utilice una lima de uñas para darle forma a sus uñas a la longitud y forma deseadas. Empuje las cutículas hacia atrás suavemente con un empujador de cutículas y recorte el exceso de piel. Este paso de preparación es crucial para garantizar que el esmalte en gel se adhiera correctamente a las uñas.
Paso 2: capa base
Aplique una fina capa de una capa base de alta calidad en cada uña. Esto ayuda a proteger las uñas naturales y proporciona una superficie lisa para el esmalte en gel. Cure la capa base bajo una lámpara UV o LED durante el tiempo especificado por el fabricante, generalmente entre 30 y 60 segundos.
Paso 3: aplicar el esmalte en gel
Elige tu color de esmalte en gel favorito. Aplique una capa fina y uniforme a cada uña, asegurándose de tapar el borde libre para evitar que se astille. Cure el esmalte bajo la lámpara UV o LED durante el tiempo recomendado. Repita este paso con una segunda capa para lograr un acabado más opaco.
Paso 4: capa superior
Aplica una capa superior para sellar el color y agregar brillo extra a tus Uñas de gel madrid. Asegúrate de cubrir toda la uña y tapar los bordes. Curar bajo la lámpara durante el tiempo especificado. Después del curado, tus uñas estarán secas y listas para usar.
Paso 5: hidratar y terminar
Termine su manicura aplicando aceite para cutículas para nutrir las cutículas y la piel circundante. Este paso agrega un toque profesional y mantiene tus uñas frescas e hidratadas.
Si no te sientes segura de hacerte tus propias uñas de gel o simplemente prefieres un toque profesional, encontrar un salón de uñas cerca de mí en Madrid es fácil. Muchos salones ofrecen servicios de uñas en gel de alta calidad con técnicos experimentados que pueden brindar atención experta y hermosos resultados. Cuando busque un salón de uñas cerca de mí, busque reseñas y recomendaciones para asegurarse de elegir un establecimiento de buena reputación.
Ya sea que elijas hacerte tus propias Uñas de gel madrid en casa o visitar un salón, seguir estos pasos te ayudará a lograr resultados hermosos y duraderos. Madrid ofrece una gran cantidad de opciones para quienes buscan mantener unas uñas impecables, por lo que siempre podrás encontrar un salón de uñas cerca de mí que satisfaga tus necesidades.
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roberto-mozarena · 2 months
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SABRÁ SU SEÑORÍA
Vuestra Señoría sabrá por qué mentirse uno mismo? Como puede el orgullo ser mas que la verdad? A sabiendas de que hay un pensamiento donde nos pensamos; lo que se quiere; lo que se desea. Que por inconformistas ambos, no nos basta un par de palabras. Que el corazón agita su ritmo cuando nos imagina. Que la nariz, la boca, y los labios sienten un cosquilleo cuando visualizan tener esa piel al frente? Que la almohada aguanta los sueños agitados y las creaciones oníricas en donde hay miradas y cuerpos que solo quieren coincidir en el espacio. Que algo - un grillo tal vez - en tu oído desea escuchar mi voz baja susurrando a su silbido y el mío tu voz distinta con su brisa tierna durante la noche. Que la noche y las venideras me piden custodiar tu sueño, y despertarlo en guardia a la mañana. Que el día mío ruega que sea tuyo y el tuyo sea mío, para no despegarnos sudorosos en la cama. Que un crujido vertebral me exige que me abracéis por la espalda con tus lindas manos cuando preparo café e imaginar la continuación de tus uñas hasta tu rostro escondido tras de mi. Que mis brazos se tensan furiosos por cruzarse en la tuya y besar tu cuello al verte cocinar. Que da miedo y es verdad, pensar en algo que se quede dentro de uno toda la vida. Que sabemos y no, que esta edad los recuerdos y riesgos pesan. Que el miedo y el orgullo nos quieren vacíos de lo nuevo y la creación de lo bello. Pero, por qué no ser valientes como tango improvisado con la elegancia de un Vals salón, fulgurantes y estrepitoso, de sabor dulce y protocolar, y así continuar la pieza, hasta cansarnos de vivirla? Dime, por qué no arder si nos sobra combustible? Dime, por qué no dejarse soñar un ratito? Dime, por qué no puedo detener el viento que se lleva las cenizas incandescentes a otros prados?
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