Tumgik
#tomedd week 2019
buoryok · 5 years
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tomedd week day 6 - dreams/nightmare ANGST!!
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blackleger · 5 years
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0. TomEdd Week 2019
Day 1- Alone/Together (Parte 1)
Day 2- Rival/Share  (Parte 2) 
Day 3- Fantasy/Elemental
Day 4- AU/Sinsworld
Day 5- Dinner and Movie first
Day 6- Dreams/Nightmare
Day 7- Angel and Monster
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tomeddweek2019 · 5 years
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Welcome to TomEdd week 2019!
I'm really happy to make this, TomEdd was one of my first OTPs and I was never really around for the the TomEdd week last year so I decided to do it myself this year!
In the next few days I'll post the list.
The TomEdd week will start in November 25 to December 1.
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blackleger · 5 years
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1. TomEdd Week 2019
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Day 1. Alone/Together (Parte 1)
“Te encontré”.
El recuerdo de aquella voz infantil se sentía tan vivido que era casi ridículo imaginar que había ocurrido hacía casi treinta años atrás, miro el vaso frente a él recorriendo con la punta de su dedo el borde del recipiente frío por el hielo, el recuerdo de su primer encuentro siempre volvía a él como una maldición tan reconfortante como tormentosa.
Siempre fue un niño al que era fácil molestar, pequeño, sin amigos, tímido, quizás fue eso lo que le hizo convertirse en una víctima perfecta para acosar, hacerlo llorar paso a convertirse en una clase de juego cruel de sus compañeros de clases, nunca se lo dijo a nadie y aquellos mocosos era lo suficientemente inteligentes para molestarlo cuando sabían que no podían ser atrapados, aun se preguntaba si fue suerte o instinto materno lo que hizo que su madre lo cambiara de escuela antes de terminar su primer año, lo que fuera, estaba profundamente agradecido.
Fue en aquella nueva escuela donde conoció a la persona que se convertiría en su primer amigo, el causante de los mejores y peores momentos de su vida y por el cual se encontraba en aquel bar deseando morir.
“Te encontré”.
Nuevamente la frase llego a su mente haciéndole sonreír con nostalgia.
No esperaba que las cosas cambiaran en aquella nueva escuela, en su mente infantil sus nuevos compañeros no eran muy diferentes a los anteriores, pronto descubrirían que era una presa fácil, le quitarían a su oso, lo apartarían del grupo o sencillamente lo lastimarían fingiendo que había sido un accidente, pensaba que, si se mantenía alejado de todos hasta la hora de la salida nadie se metería con él, sin embargo, que equivocado estaba, nunca puedo llevar al cabo su plan que termino convirtiéndose en un interminable y desesperante juego de las escondidas.
Edd solía salir tras él, buscándolo y encontrándolo como si supiera de antemano cuál sería su escondite del día.
La voz de Edd siempre estuvo cargada de una incontrolable emoción cada vez que anunciaba que lo había encontrado, solo para que segundos después tuviera salir corriendo intentando escapar de su presencia buscando un nuevo sitio seguro, y nuevamente el ciclo volviera a repetirse hasta que llegara el momento del inevitable regreso al aula en donde sabia, no podía escapar.
Bebió hasta acabar con el trago, el alcohol quemaba su garganta y calentaba su estómago, debía estar realmente ebrio para que su rostro enrojecido delatara su estado de embriagues, pero apenas se encontraba comenzando beber y no pararía hasta ser incapaz de recordar su propio nombre, con un sutil movimiento llamo al hombre detrás de la barra que se apresuró a llenar nuevamente su vaso, no podía verlo, con el tiempo su vista se había vuelto tan terriblemente mala que sin sus lentes fácilmente podría pasar por ciego, aunque en la oscuridad del bar poco importaba que se encontrara usándolos o no, gruño solo para escuchar un suspiro resignado del viejo barman que seguramente le conocía mejor de lo que él se conocía a sí mismo.
Sus pensamientos volvieron nuevamente a los nostálgicos recuerdos de un pasado que no volvería.
¿Por cuánto tiempo fue que Edd se prestó para ese juego de las escondidas? ¿Días? ¿Semanas?
Ambos veían aquel pequeño juego desde perspectivas tan distintas que era sorprendente que aquella dinámica durara tanto como lo hizo, para Edd solo era un juego, mientras que para él se sentía como una carrera por su vida, fue hasta que todos sus escondites fueron descubiertos que llego a su límite; pocas veces se sintió tan aterrado como en aquella ocasión, Edd le parecía tan grande en ese entonces que creyó que lo mataría por atreverse a enfrentarlo, oh bueno, tampoco era como si realmente hubiera estado muy equivocado, pero eso lo descubrió hasta muchos años después.
Era tan vergonzoso recordar como termino aquel primer encuentro que cuando eran adolescentes amenazo a Edd diciéndole que haría que se arrepintiera si alguna vez se lo contaba a alguien, nunca lo hizo, sin embargo, amaba molestarlo fingiendo que contaría aquella anécdota solo para terminar contando una historia tan hilarante que de alguna forma se las arreglaba para ser más vergonzosa que la verdadera, bastaba decir que durante ese primer encontró, él termino llorando tanto que Edd lo arrastro hasta la enfermería completamente pálido creyendo que había hecho algo realmente horrible pese a que ni siquiera lo había tocado.
Río con desgano ocultando su rostro entre sus brazos, nunca hubiera imaginado cuanto cambiaría su mundo tras aquel encuentro o cuanto cambiaría él desde entonces.
Edd se convirtió en su mejor amigo desde ese momento e incluso continúo siéndolo cuando todos a su alrededor comenzaron a alejarse de él, ni siquiera le importo continuar permaneciendo a su lado aun cuando termino convertido en un alcohólico amargado.
Nunca lo dejo solo sin importar cuan malas fueran las cosas o cuan horrible persona fuera y, sin embargo, fue él quien lo abandono, quien decidió escapar de su mejor amigo, evitar sus llamadas, inventar compromisos solo para no tener que verlo, perdió la cuenta de cuantas veces fingió no estar en casa cuando lo escuchaba llamar a su puerta, tal parecía que nuevamente aquel juego de las escondidas volvía a repetirse, solo que en esta ocasión era él quien ganaba la mayoría de las veces, no solo se sentía como escoria por todo eso, lo era, pero ya no era capaz de soportar estar cerca de Edd viéndolo ser feliz con alguien más y sabiendo que pronto esa persona lo alejaría de su lado para nunca más volverlo a ver, una vez más había perdido ante Tord y no podía hacer nada para cambiarlo, ni siquiera podía estar molesto con ese idiota, solo consigo mismo, él fue el cobarde que paso su vida ocultando sus sentimientos y actuando como si estos no existieran.
No importaba, nada importaba, en unos meses más Edd se iría para siempre, al menos en todo ese tiempo lejos de él, ya se había hecho a la idea de cómo sería una vida sin él a su alrededor y lo soportaría, de alguna forma de la que aún no estaba seguro, lo haría.
Su vaso fue vaciado tantas veces que dejo de contar su número de tragos, el alcohol nublaba sus pensamientos y adormecía sus sentidos, no quería continuar pensado más en Edd, ni en las memorias de su pasado.
—Te encontré, Tom.
Gracioso, nuevamente aquella frase que no le dejaba en paz volvía para continuar atormentándolo, quizás aún no se encontraba lo suficientemente borracho si continuaba, pero nada que una nueva ronda de bebidas no solucionara.
Con un movimiento torpe y aletargado hizo señas al barman para ser nuevamente servido.
—Hay formas más rápidas de matarse que con una congestión alcohólica.
Le tomo varios segundos darse cuenta que aquella voz no era una jugarreta de su mente y con horror se giró para encontrarse con la última persona que deseaba ver en aquellos momentos, aun con sus lentes torcidos y su visión borrosa, la silueta de Edd era algo que reconocería sin importar que apenas fuera capaz ver.
—¿Qué haces aquí? —podía notar su voz quebrada y sentir que rompería en llanto en cualquier momento, al menos tenía el consuelo de que al igual que muchas veces antes, podía culpar al alcohol por sus acciones.
—Llevarte a casa antes de que te mates.
—Déjame.
Se sacudió y lucho por liberarte del agarre de Edd, sin embargo, su endeble lucha termino apenas el vértigo se apodero de él obligándolo a sostenerse del otro para evitar caer.
—Te llevare a casa Tom.
Escucho la voz decepcionada de Edd mientras colocaba su brazo sobre sus hombros y le sostenía por la cintura para que fuera capaz de caminar por su cuenta.
—Cómprale un buen café en el camino.
—Si, lo sé. Gracias por el aviso.
Así que había sido traicionado pensó con cierto rencor hacía el hombre tras la barra mientras era arrastrado fuera del local, no era la primera vez que el sujeto hacía algo como eso cuando su estado era tan deplorable que resultaba preocupante, pero, de todas las personas a quienes pudo haber llamado, ¿por qué Edd?
Su rostro fue golpeado por una suave brisa helada que le hizo hacer gestos de molestia y sacudirse mientras intentaba limpiar su rostro sin lograr mucho.
Le tomo más tiempo de lo que a alguien sobrio le tomaría, darse cuenta que era una noche de niebla como muchas otros en aquella zona de bares, lo cual le daba una idea, si tan solo pudiera hacer que Edd lo dejara, podría ir a cualquier parte y perderse entre aquellas calles donde nadie podría verlo continuar hundiéndose en su miseria.
—Quiero que te largues y me dejes en paz, Edd.
—Cierra la boca Tom. Ni siquiera puedes caminar o qué, ¿quieres que te deje tirado en la calle para que cualquiera te levante? ¿O quieres continuar bebiendo hasta morir?
No se atrevió a responder, pocas veces Edd había estado enojado de esa manera y sabía que, para estar en aquel estado, realmente debía encontrarse preocupado por él.
<<Esto es cruel Edd, eres cruel y yo soy un idiota>>, pensó haciendo un último esfuerzo por liberarse de aquel agarre.
—Solo pide un taxi y me largare a casa.
—Dios, deja de actuar como un maldito adolescente —reprocho harto de actitud de Tom y de la situación, sin embargo, no se pondría a discutir a mitad de la calle con un borracho, eso era algo que discutirían en privado y que solo les incumbía a ambos, además conocía lo suficiente al otro para saber que aún no se encontraba tan perdido como deseaba que creyera.
Había quedado claro que no había espacio para discusiones o reproches, que Edd se encontraba en su límite de tolerancia y que realmente debía cerrar la boca si no quería que las cosas empeoraran.
La suave brisa se había convertido en una tupida llovizna que hacía que sus lentes se sintieran molestos e inútiles; las calles vacías hacían que aquel momento se sintiera extrañamente íntimo, recordándole aquellas noches en donde simplemente salían a vagar sin un rumbo fijo mientras hablaban de tonterías que se volvían más profundas a medida que la noche avanzaba.
Entraron al auto sin compartir palabras y partieron, en un incómodo y silencioso viaje.
Cerro los ojos intentando reducir su mareo para no vomitar dentro del vehículo, ahora lo único que deseaba era llegar a casa y encerrarse en ella para olvidarse de todo, solo esperaba que Edd se encontrara lo suficientemente molesto para simplemente bajarlo en la entrada del edificio e irse y en el peor de los casos…, en el peor caso. Oh dios. ¿Qué tan ebrio pensaría Edd que se encontraba? ¿Tanto como para pensar que hablar con él sería un ejercicio inútil? ¿O ya se habría dado cuenta que su estupor comenzaba a disiparse debido al estrés?
El auto se detuvo y sus ojos se abrieron con horror al darse cuenta que finalmente se encontraban frente a su edificio, lo único que podía escuchar era la risa de Edd que se burlaba de la desespera forma en que torpemente intentaba abrir la puerta, seguramente creía que se encontraba a punto de vomitar o algo parecido. Estuvo cerca de caer cuando finalmente la puerta se abrió, pero de alguna forma se las arregló para mantener el equilibrio mientras era recibido por la lluvia que rápidamente comenzó a empapar su ropa y aclarar su cabeza.
—¡Tom!
Ignoro a Edd, mientras intentaba caminar lo más recto que le fuera posible hasta la entrada de su edificio, ¿sería demasiado pedir que Edd entendiera que deseaba que lo dejara en paz? La mano sobre su hombro fue la confirmación de que, en efecto, era demasiado pedir.
—Bien, ya estoy en casa, vete.
—No.
—Solo vete, Edd.
—Vamos a hablar te guste o no.
—Estoy demasiado borracho para esto.
—Sé que no lo estas, además, ¿con que llaves piensas entrar?
Escucho el tintineo de unas llaves resonar lo suficientemente cerca de su oído para escucharlas por sobre la lluvia, ¿en qué momento Edd las había tomado?, más importante aún, ¿cuándo había aprendido a hacer algo como eso con la destreza de un carterista? Por supuesto, era ridículo que se preguntara eso cuando la respuesta era jodidamente evidente, Tord, solo él le hubiera enseñado algo así.
Cada paso se sentía mucho más pesado y difícil de dar a medida que se acercaban a su departamento, su estómago se retorcía y sentía la bilis subir por su garganta.
Su corazón se detuvo cuando finalmente escucho el clic de la puerta al abrirse y fue empujado al interior del departamento.
Su cuerpo se derramo agotado sobre el sofá solo para que poco después, tuviera que cubrir su rostro deslumbrado por las brillantes luces de su nuevo hogar, realmente odiaba aquellas luces, pero sin ellas no vería ni un carajo en las noches, podía escuchar a Edd moverse por el lugar en lo que seguramente seria su cocina a juzgar por el ruido.
—¿Luces nuevas?
—Las necesito para ver de noche —cierto, sin embargo, rara vez las utilizaba, conocía demasiado bien cada rincón de su departamento como para necesitarlas, así que su uso se podría considerar algo meramente ocasional.
—¿Qué tan mal esta tu vista?
—No peor que la última vez.
La voz se volvió más cercana, tanto para saber que Edd se encontraba a su lado seguramente con una taza de café a juzgar por el olor.
—¿Qué hice mal Tom?
<< ¡Nada! ¡No has hecho absolutamente nada malo! Solo vete Edd, solo déjame, no hagas esto más doloroso de lo que ya es>>.
Deseaba tanto gritar aquellas palabras, confesar todo aquello que había guardado por tantos años y que ahora era un fuego que solo el alcohol era capaz de apaciguar.
—¿Qué fue?
—Nada.
—¿Nada? ¡Has pasado meses evadiéndome!
—Solo he estado ocupado.
—Deja de mentir.
Silencio, solo un agónico silencio siguió a aquella acusación, no quería apartar las manos de su rostro incluso cuando sus lentes comenzaban a lastimar el puente de su nariz, simplemente estaba demasiado atemorizado de ver lo que seguramente sería una expresión completamente destrozada en el rostro de Edd.
—¿Realmente quieres que así sean las cosas? Un día despertaste y decidiste que nuestra amistad te importaba una mierda, que simplemente no me querías más en tu vida, solo quiero saber una única cosa y luego me iré, ¿por qué?
—Yo… Estoy cansando Edd, demasiado cansado de esto.
—Cansado. ¡¿De qué?! ¿De mí? ¿De nosotros?
Más silencio, llanto que no era suyo y su cuerpo paralizado e incapaz de ir tras aquellos pasos que se apresuraban a la puerta.
—Si tanto me quieres fuera de tu vida así será, cuídate Tom.
La puerta se cerró.
Estaba solo, finalmente estaba solo, eso era lo que quería ¿no?
Quería que Edd saliera de su vida para que fuera menos doloroso aceptar que lo había perdido, nuevamente había actuado como un completo cobarde, lo había dejado ir creyendo que lo odiaba.
Tallo su rostro borrando sus propias lágrimas y se enderezo solo para encontrar frente a él dos tazas de café, Edd realmente tenía planeado quedarse con él esa noche, como muchas otras noches en que se desveló cuidando de él.
Miro con desesperación a su cocina donde sabía que había suficiente alcohol para hacer que se olvidara de esa noche y de las siguientes noches que vendrían a partir de ahora.
<<Alcohol para curar heridas externas, alcohol para curar heridas internas>>, recito mentalmente mientras caminaba en aquella dirección ignorando las humeantes tazas de café.
Con suficiente alcohol hasta su corazón dejaría de doler.
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blackleger · 5 years
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2. TomEdd Week 2019
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Day 2. Share  (Parte 2)
Aplasto la lata de cola y la arrojo al contenedor en un enceste perfecto considerando la distancia desde la cuál la había arrojado, era un buen día para permanecer fuera y pasarlo perdiendo el tiempo sentado en aquella banca del parque mirando las nubes sobre su cabeza e intentando encontrar formas en ellas, pero tenía planes para ese día y sencillamente no quería continuar posponiéndolos como lo había hecho hasta ahora.
Metió las manos en los bolsillos de su pantalón y comenzó a caminar despreocupadamente por el parque mientras disfrutaba de la tranquilidad que aquella hora del día le podía ofrecer, en cinco años tantas y tan pocas cosas habían cambiado que se sentía como un desconocido que se encuentra descubriendo una ciudad que solo había conocido por imágenes y relatos de ella,  era una sensación extraña pese a que había pasado la mayor parte de su vida viviendo en aquel lugar, sin embargo, también le emocionaba aquello, se sentía dentro de una aventura en la que buscaba completar sus recuerdos faltantes, pero esa maña no vagaría como lo había hecho los últimos días, quizás más tarde, había visto un nuevo restaurante que se veía prometedor en donde alguna vez hubo un tienda de algo que no podía recordar en aquellos momentos.
Con paso tranquilo salió del parque y comenzó a andar hacia el auto que había rentado solo deteniéndose frente a un aparador para observar su reflejo e intentar arreglarse un poco, una buena presentación seguramente haría la diferencia entre obtener lo que quería o no, había varias canas en su cabello que poco se molestaba en tratar de ocultar, aunque quizás le hiciera falta un corte de pelo, pero tampoco era que lo necesitara de urgencia, lo que posiblemente si debió haber considerado fue rasurar su barba que le hacía ver mayor de lo que realmente era, hizo un par de gestos con sus manos imitando a un oso antes de soltar una carcajada y continuar con su camino, ignorando las mirada curiosas y quizás desaprobatorias que le dirigían desde el interior de aquella tienda.
Siempre encontró divertida la forma en que los niños solían compararlo con un oso y como solían salir corriendo esperando que no los atrapara mientras que él gruñía e imitaba algunos gestos de ese animal, sin duda eran momentos que no olvidaría, amaba cuidar a los hijos de los amigos de Tord, a esos niños que posiblemente pasaron más tiempo con él que con sus padres.
A todos siempre les pareció sorprenden lo bueno que era con los niños, tal vez porque era lo último que alguien hubiera esperado de él, pero todos esos años trabajando como niñero durante su adolescencia le habían dado bastante practica tratando con ellos, oficialmente y hasta que salió de casa, fue la niñera de la mayoría de sus vecinos, lidio con cada tipo de niño que pronto aprendió varios trucos para cuidar de ellos, sin embargo, aun con toda aquella experiencia que la mayoría de la gente siempre le digo que le serviría para convertirse en un padre ideal, nunca se sintió listo para ser uno, aquello era una responsabilidad demasiado grande para alguien como él.
Tarareo al caminar en un intento de distraerse de todos esos pensamientos que le obligaban a pensar como aquel detalle que siempre le pareció tan insignificantes fue el comienzo de una serie de sucesos que terminaron con su matrimonio; no podría decir que se arrepintiera de lo sucedido, ni que sintiera que había tomado una mala decisión, paso lo que tenía que pasar y ambos se separaron en tan buenos términos como habían podido, aquellos aun continuaba doliendo demasiado aunque actuara como si apenas le hubiera afectado, pero la vida continuaba y él no se quedaría estancado, ni amedrentado por una relación que había decidido terminar por su propio bien, nunca lo hizo antes y no empezaría ahora.
Llego hasta su auto y observo sus manos sobre el volante, en su anular aún quedaba la marca del anillo que había portado por tanto tiempo, diez años de relación terminados por una tontería pensó antes de arrancar el motor.
Tord deseaba una familia, hijos que continuaran con lo que consideraba su legado, pero él no podía darle algo como eso, hubiera sido un horrible padre y un ningún niño merecía algo como eso.
Por casi dos años fueron un matrimonio perfecto, las fallas de uno siempre eran cubierta por el otro, sus tonterías, las misma que desde siempre hicieron juntos se mantuvieron ahí al igual que sus peleas que en general comenzaban por pequeñas ridiculeces, eso era lo que le daba un toque tan especial a su relación, aquellas peleas que terminaban en competencias sumamente absurdas por establecer quien era el que tenía la razón, pero las cosas cambiaron cuando aquella idea de que tuvieran hijos comenzó a arraigarse en la mente de Tord, aquello hizo que terminara por llegar a odiar la forma en que Tord estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de conseguir lo que deseaba. A diferencia de sus absurdas peleas de siempre que terminaban uniéndolos más o que se solucionaban con pequeños detalles para hacer feliz al otro, sus discusiones sobre formar una familia (¡ellos ya eran una maldita familia!, siempre se lo dijo y Tord simplemente lo ignoro), terminaron haciendo que comenzaran a separarse sin que siquiera lo notaran o pudieran hacer algo para remediarlo, Tord comenzó a usar su trabajo como una excusa para mantener distancia entre ellos, eso fue, sin duda excelente para su carrera, pero no para él que trabajaba desde su hogar por lo que podía permanecer días o semanas solo y encerrado en aquella enorme casa que compartían, en aquel lugar no tenía amigos ni conocidos, ni a nadie de su edad con quien pudiera hablar, a pesar del tiempo que paso en aquel país del norte, nunca logro aprender del todo el idioma así que mantener cualquier tipo de conversación le fue prácticamente imposible, sus amistades se limitaron a sus viejos amigos con los que se mantenía en contacto en línea y por un tiempo eso funciono, pero no podía pasar todos los días robando su tiempo solo porque se sentía solo.
Al final la relación entre él y Tord termino volviéndose tan distante y fría que sencillamente parecían dos desconocidos viviendo bajo el mismo techo.
Realmente intentaron que funcionara cuando se dieron cuenta de cuanto daño se había hecho el uno al otro, pero fue imposible recuperarse de la herida que aquella separación había provocado entre ellos, incluso si Tord había continuado intentándolo aun en sus últimos días juntos, él no pudo hacerlo, no podía continuar en aquel país, ni en aquella casa se volvió una prisión y tampoco pedirle a Tord que renunciara a todo aquellos que había logrado en todo ese tiempo, de todas formas, dudaba que lo hubiera hecho.
A lo lejos diviso el comienzo de su viejo vecindario en los suburbios, nada parecía haber cambiado en todo ese tiempo que permaneció lejos de aquel lugar y eso provoco una sonrisa nostálgica en su rostro que fue acompañada de cierta ansiedad ante lo que esperaba encontrar.
Había tenido que vender su viejo hogar y muchas de sus cosas habían sido dejadas atrás, simplemente eran recuerdos que no era posible que pudiera llevar consigo por lo que había guardado cuidadosamente aquellas cosas en el ático con la vaga esperanza de que el próximo dueño las hubiera encontrado interesante y decidiera conservar algunas de ellas, ahora tenía una ciega fe en poder recuperar al menos aquel álbum de fotos que había decidido abandonar demasiado herido por su contenido como para llevarlo consigo, era sorprendente lo que poco más de cinco años eran capaces de sanar, como un corazón roto por el injustificado odio de quien que alguna vez fue una de las personas más importantes de su vida.
Matt había insistido demasiado que intentara volver a contactarse con Tom, incluso pasando horas hablando sobre él aun cuando nunca pidió que lo hiciera, escucharlo siempre fue agobiante, pero nada que una falsa sonrisa no pudiera ocultar y Matt nunca se dio cuenta de eso o quizás lo hizo, no lo sabía con certeza, tan solo tenía una ligera sospecha, ya que al final, cualquier tema que involucrara a Tom dejo de aparecer en sus conversaciones.
No era que alguna vez Tom dejara de importarle, de hecho, aun continuaba haciéndolo, siempre lo hizo, pero él le había dejado las cosas claras la última noche que se vieron y su deseo quedo más que confirmado los días posteriores a aquel encuentro. Había mantenido la esperanza de al menos recibir una llamada que le dijera que todo lo que había ocurrido esa noche, no había sido más que un malentendido, que se había equivocado y que Tom no lo quería lejos de su vida, pero esa llamada jamás llego, se hubiera conformado incluso con un mensaje de texto de al menos un par de palabras.
Paso semanas cuestionándose tantas cosas sobre ellos que llego a un punto en el que todo perdió sentido y una de las peores verdades de su vida le fue revelada.
¿Alguna vez fueron realmente amigos?
Aun ahora, prefería no pensar mucho en la respuesta que dicha pregunta traía consigo.
Finalmente llego a su destino y estaciono el auto justo frente a su vieja casa, nada parecía haber cambiado desde la última vez que estuvo en aquel lugar, ni siquiera el hogar de sus vecinos parecía haberlo hecho, lo cual le hizo preguntarse si Mark aun continuaría viviendo en aquel lugar, de sus viejos rivales solo él había decidido quedarse, mientras que Eduardo y Jon tomaron su propio rumbo, era extraño pensar como en sus últimos meses en aquel vecindario logro llevarse lo suficiente bien con ellos como para que se convirtieran en personas realmente apreciadas por él y con las que un continuaba manteniéndose en contacto.
Quizás este año tomaría la palabra de Eduardo de acudir a pasar la navidad con su familia, sin duda sonaba como un plan más tentador que pasar aquella festividad solo, además, era bastante probable que Matt también se encontrara ahí, sería realmente agradable pasar aquellas fiestas rodeado de viejos amigos y gente que si le deseaba a su alrededor.
Con paso decidido comenzó a andar por aquel corto camino a la puerta mientras repasaba mentalmente el pequeño discurso que había planeado dar al nuevo dueño de la casa para intentar convencerlo de devolverle sus pertenencias en el ático, si es que no la había decidido tirarlas a la basura, solo esperaba que hubiera alguien en casa.
Podía escuchar música venir del interior de la casa lo cual era un alivio ya que al menos su viaje no había sido en vano. El sonido del timbre hizo que la música parara y comenzara a escuchar el sonido de un mueble arrastrándose y pasos que se dirigían a la puerta, tomo una bocanada de aire y sonrió con simpatía.
—Buen... —las palabras murieron en su boca y la sonrisa se desvaneció de su rostro mientras el fugaz pensamiento de asesinar a Matt llegaba a él—. Mierda —mascullo más para sí mismo que para la persona frente a él.
No dudo en darse la vuelta completamente dispuesto a salir de ahí lo más rápido que le fuera posible y regresar a su hotel, eso no estaba ni medianamente cerca de estar en sus planes, ¿por qué él, de todas las personas, se encontraba en aquel lugar?
—¿Edd?
No se giró ni dejo de caminar, simplemente hizo un gesto con la mano en forma de reconocimiento y afirmación.
—¡Espera!
Rodó los ojos y dejo a andar, no porque quisiera si no por el agarre en su muñeca de una mano sudorosa que parecía temblar.
—Las cosas quedaron suficientemente claras la última vez que nos vimos, ¿no lo recuerdas? —dijo antes de tirar de su brazo esperando liberarse del agarre, cosa que para su decepción no funciono.
—Por favor, solo dame unos minutos.
Podía irse, le sería realmente fácil liberarse del agarre Tom y no volver a pararse nunca más en aquel lugar, pero su voz..., esa era la única cosa que lo estaba deteniendo de dar otro paso, nunca antes había escuchado a Tom tan ansioso y desesperado.
—Solo unos minutos —pronuncio con desgano maldiciéndose a sí mismo por su debilidad ante aquella voz inundada de angustia.
Tom sonrío, algo que no había visto en mucho tiempo y tras lo que se sintió mucho más largo de lo que debería, finalmente libero su muñeca.
Entro en la casa y comenzó a caminar en dirección a la sala mientras un sentimiento de alegría e incredulidad se apoderaba de él. Había algunos muebles nuevos y algunas cuantas fotografías recientes ocupaban el espacio que otras habían dejado atrás, pero en esencia, la casa se conservaba tal y como la recordaba, era reconfortante, tanto, que solo deseaba arrojarse sobre el sofá, estirarse y fingir que el tiempo no había pasado, sin embargo, sabía que no podía hacerlo, ese ya no era su hogar.
—¿Quieres algo de beber?
—Claro.
Tom fue a la cocina y volvió con dos latas de cola antes de sentarse en la esquina opuesta del sofá.
Abrió la lata y comenzó a beber con lentitud, no quería ser el primero en hablar, después de todo y aunque tuviera demasiado que decir y preguntas que hacer, no era él quien había rogado por ser escuchado y ahora que aquel breve deslumbramiento que había experimentado al encontrarse en un ambiente tan familiar, finalmente había pasado, no estaba seguro si realmente deseaba escuchar, sinceramente estaba reconsiderando seriamente su decisión de haber aceptado aquella invitación.
—Escuche lo que paso con Tord..., lo lamento.
—¿Tu? ¿Enserio? —quizás fuera la forma sarcástica y burlesca en que lo dijo, pero pudo notar como sus palabras parecieron incomodar a Tom que sobo nerviosamente sus manos, seguramente no tardaría en sacar su licorera y comenzara beber, pensó rodando los ojos, Tom siempre solía beber cuando comenzaba a ponerse ansioso.
Soltó un pronunciado suspiro mientras se reprochaba a si mismo por su aptitud.
—¿Quién te contó? ¿Matt?
Le fue inevitable preguntar, había mantenido todo lo relacionado a su separación tan oculto como había podido, incluso lo oculto de Matt que solo sabía que se encontraba ahí de visita, pero Tord también hablaba con él, así que era sencillo de asumir que había hablado con Matt y luego él se lo había contado a Tom, después de todo, Tom solo había cortado comunicación con él y Tord, al menos hasta donde sabia.
—Te sorprenderías —hablo Tom reclinándose en el sofá y mirando al techo con la vista perdida—. Tord me llamo.
—Bueno, eso fue algo inesperado, pensé que ustedes no hablaban desde que te fuiste de la casa.
—No hablábamos, también me sorprendió, ni siquiera hubiera imaginado que conservaría mi número.
Aquella declaración sin duda despertaba su curiosidad, la última vez que Tom y Tord habían hablado (si es que encontrarlos discutiendo y gritándose se le podría llamar hablar), fue el día que Tom se marchó de la casa, desde ese día ninguno volvió a dirigirse la palabra; nunca supo porque habían peleado y tampoco creyó que su discusión fuera algo realmente serio, en ese momento solo pensó que había sido una pelea más, como muchas otras que había tenido desde que podía recordar, fue por eso no le dio verdadera importancia, cuando Tom no llego aquella noche, solo pensó que había decidido salir a beber y Tord lo convenció de que no debía preocuparse, después de todo no era la primera vez que hacía algo como eso, lo que nunca imagino fue que unos días más tarde llegaría a casa solo para encontrar que la mayoría de las cosas de Tom habían desaparecido y luego se enterarse de que había decidido mudarse sin ningún tipo de razón.
—¿Sigues teniendo el mismo número de teléfono? —esa era quizás las más estúpida e irrelevantes de las preguntas que pudo haber hecho a alguien con quien ni siquiera había tenido contacto en casi seis años, pero era la que menos incomodidad le causaba de todas las que se formulaban en su cabeza en aquellos momentos.
—No he tenido motivos para cambiarlo. Supongo que pudimos haber hablado todo este tiempo.
—Cambie mi viejo número hace tiempo y borre el tuyo, era la única forma de evitar que continuara molestándote, ya sabes, nunca he sido bueno recordando números largos.
—¿Lo hiciste?
La decepción en aquel tono decaído de Tom, lejos de causarle simpatía, lo enfurecía, ahora más que antes deseaba irse de aquella casa para no volver, fue un error haber no marcharse a su hotel cuando tuvo la oportunidad.
—¿Esperabas otra cosa?
Tom jugueteo con el borde de su vieja sudadera mientras trataba de contenerse así mismo, sabía perfectamente que toda aquella situación era su culpa, que debía estar agradecido de que Edd siquiera hubiera aceptado hablar con él tras lo sucedido la última vez que se había visto, Matt se lo había echado en cara todos esos años, incluso Tord lo había hecho y no de la manera más agradable el día siguiente al que Edd se marchara de su departamento y durante aquella última llamada entre ambos.
—No, supongo que no es algo que debería sorprenderme. Fui un imbécil.
—Te tomo bastante tiempo darte cuenta.
—Siempre lo supe, solo que finalmente puedo admitirlo. ¿Es demasiado tarde para disculparme por esa noche?
Lo era, pero una disculpa no era lo que él había deseado todo ese tiempo y de hecho era lo que menos le importaba, lo único que quería eran respuestas, incluso después de todo aquel tiempo.
—Una disculpa no va arreglar nada, Tom, pero si tanto deseas escuchar un "te perdono", ya lo tienes —suspiro tallando su entrecejo mientras contemplaba la posibilidad de marcharse—. Ahora que escuchaste lo que querías oír, supongo que me iré.
Los ojos de Tom se abrieron y su labio inferior tembló, antes de sacudir su cabeza en una violenta negativa y que le tomara nuevamente de su muñeca permitiéndole sentir lo mucho que su mano se encontraba temblando, no era la primera vez que veía a Tom llorar, pero sin duda era la primera vez que se sentía terriblemente diferente, tanto, que resultaba preocupante.
—¿Sabes? He pasado lo últimos años intentando cambiar, incluso he logrado mantenerme sobrio los últimos cuatro años, pensando que si alguna vez volvíamos a vernos de nuevo pudieras ver en mi algo más que un patético borracho incapaz de cuidar de sí mismo.
—¿Patético borracho? —pregunto antes de soltar una carcajada amarga—. ¿Realmente crees que esa era la forma en que te veo?
No sabía si encontrar gracioso o terriblemente triste que Tom creyera que eso era lo que pensaba de él, pero si eso había servido para que finalmente hiciera algo sobre su problema con la bebida, podía encontrar un poco de consuelo en que al menos esa mentira hubiera servido para algo bueno.
—Idiota. Eres un maldito idiota, ¿lo sabias? ¿Todo esto sucedió por una idea tan estúpida?
—No —dijo mientras que en su garganta comenzaba a formarse un nudo que amenazaba con dejarlo sin habla, Tord se lo había dicho en aquella llamada, esta sería su última oportunidad para dejar de ser un maldito cobarde y hacer algo bien al menos una vez en su vida. Su última oportunidad, si la arruinaba Edd desaparecería de su vida nuevamente, pero en esta ocasión no habría segundas oportunidades, cerro los ojos aterrado por lo que sucedería mientras que en su mente comenzaba a plantearse el peor de los escenarios—. Si esa noche... —se quebraría, las palabras se negaban a querer salir de su boca, pero tenía que hacerlo, solo debía completare aquella frase—, si esa noche te hubiera dicho que te amaba... que incluso ahora lo sigo haciendo...
Una broma, solo eso podía ser, quizás había escuchado mal, quizás se estaba malinterpretado aquella declaración.
—Ver lo feliz que eras con Tord y saber que nunca seria yo quien te hiciera sonreír de esa manera. Cada día era peor que el anterior y luego me mostró el anillo, me hablo de cómo se irían lejos y no pude soportarlo más...
—¿Cuánto tiempo? —pregunto sin atreverse a mirar a Tom que había comenzado a llorar, deseaba consolarlo, pero tenía miedo de hacerlo.
—Demasiado.
Demasiado no era una medida exacta, se conocían desde niños, siempre estuvieron juntos. ¿Cuánto era tiempo era "demasiado" para Tom? ¿Su infancia? ¿Su adolescencia? ¿Su adultez?
Demasiado, ahora era una palabra que parecía el sinónimo de una tortura, pero, ¿qué debía hacer ahora? ¿Ignorar lo mucho que Tom lo había herido esa noche? ¿Ignorar todos esos años preguntándose lo que había hecho mal para ser odiado, por alguien que siempre fue una de las personas más importantes de su vida? ¿Ignorar que hasta hacia algunos meses se encontraba felizmente casado con alguien con quien pensó, pasaría el resto de su vida?
Si las cosas fueran sencillas, si los sentimientos no fueran tan dolorosos y todo fuera tan sencillo de perdonar y olvidar, la respuesta sería un: sí, pero las cosas no eran así.
No iba a negar que al menos en una etapa de su vida realmente se enamoró de Tom, pero jamás correspondió a sus avances, nunca le demostró que podía tener la más mínima esperanza de ser correspondido, por eso cuando Tord comenzó a mostrar cuan interesado se encontraba en él, no pudo evitar amarlo de la misma forma en que lo hubiese hecho con Tom, si al menos le hubiera dado la más mínima señal de que podrían ser algo más que solo amigos.
—Desearía que me hubieran dicho esto tantos años antes, ni siquiera hubiera dudado en decirte que sí, pero...
—Pero es demasiado tarde —esas palabras se sentían como el ultimo clavo del ataúd que había construido para sí mismo.
—Nunca dije eso —podía darse otra oportunidad, no ahora que todas aquellas viejas heridas se habían abierto nuevamente y que a las más reciente aún les quedaba tiempo para sanar—, pero podríamos empezar siendo amigos nuevamente.
—¿Podríamos? —pregunto con timidez mirando a Edd sonreír con cierta melancolía, haciendo que por unos breves segundo su corazón pareciera detenerse, finalmente podía sentir como suya aquella sonrisa que había amado por tanto tiempo y que comenzaba a hacerle creer que todos aquellos años de silenciosa agonía habían valido la pena tan solo por provocar aquella sonrisa que jamás se sintió digno de merecer.
—Nada nos impide intentarlo.
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blackleger · 5 years
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Fanfics
Futuro y máquinas de tiempo (Activo)
1. Acorralado
2. Latas
3. Refugio
4. Casa
5. Malos pensamientos
6. Memorias: Pérdida
7. Memorias: Amigos
8. Memorias: Armada
9.  Lluvia
Líneas (Activo)
Memoria
Fantasía (Activo)
1. Playa
2. Trato
3. Cambios
4. Instinto
5. Ciudad
6. Tranquilidad
7. Club
8. Callejón
Octubre (Activo)
1 de Octubre
2 de Octubre
3 de Octubre
4 de Octubre
5 de Octubre
Eduardo/Tom (Finalizado)
1. Madrugada  
2. Mediodía  
3. Anochecer
TomEdd Week 2019
Day 1- Alone/Together (Parte 1)
Day 2- Rival/Share  (Parte 2)
Day 3- Fantasy/Elemental
Day 4- AU/Sinsworld
Day 5- Dinner and Movie first
Day 6- Dreams/Nightmare
Day 7- Angel and Monster
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