#sujeta
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saddayfordemocracy · 5 months ago
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Sujata Setia, "A Thousand Cuts," 2024,
For centuries in southeast Asia, lingchi was employed as a particularly brutal form of torture in which a knife was used to methodically remove parts of the body over long periods.
Translated as “death by a thousand cuts,” the ancient practice provides the metaphorical groundwork for London-based Indian artist.
For the past two years, Setia has collaborated with SHEWISE, a charity that empowers marginalized women to overcome trauma and cultivate lives free from oppression and violence.
Through this connection, she spent two years photographing survivors of abuse in South Asian communities across the U.K. “A Thousand Cuts is an effort to understand abuse from many different frames of reference,” the artist says in a statement.
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nayerimz · 1 year ago
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🦇+ sai
No le conozco / Me agrada / Me desagrada / Me es indiferente / Le tengo aprecio / Le odio / Me interesa conocerle mejor / Desearía no volver a verle / Me atrae físicamente / Somos cercanes / Me confunde / Creo que esconde algo / Le haría daño / Le protegería / Quiero besarle / Tendría una aventura de una noche con elle / Tendría algo romántico con elle / Me arriesgaría por elle / Me desagrada su clan, pero elle me agrada / Me agrada su clan, pero elle me desagrada / Nos veríamos lindes juntes / Hacemos buen equipo / Compartiría mi alimento con elle / Le refugiaría del amanecer / Me uniría a su secta solo por elle.
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colchonesymas · 1 year ago
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🙂Colocar arquillo sujeta colchón en somier eléctrico
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tatatale · 11 months ago
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Te grito por aquí también lo canon que es esto HAHAHAH
Mil gracias, lo adoro muchito T ω T)♥♥♥
Me dieron ganas de dibujar a sunflower tan bonito y tierno
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Sunflower by: @tatatale
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deepinsideyourbeing · 8 months ago
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Movie Night - Enzo Vogrincic
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+18! Friends to lovers, un poco de Dom!Enzo, sexo oral (fem!reader recibe), fingering, sexo sin protección (don´t do that), posible alusión a size kink/size difference, breve orgasm denial, begging, creampie, dirty talk, edades no especificadas, uso de español rioplatense.
Es viernes por la noche y llueve, diluvia, pero Enzo insistió en ver una película.
Es una tradición que mantienen hace tiempo, pero la costumbre se vio interrumpida por el casi interminable rodaje de una película y un sinfín de eventos y premieres. Naturalmente estás feliz por él, por su éxito profesional y personal, pero extrañás a tu mejor amigo y tenerlo cerca.
-¿En qué pensás…?
Su voz te saca de tu ensimismamiento y cuando volteás a verlo notás el atisbo de una sonrisa en sus labios, pero te forzás a mirarlo a los ojos y negás con la cabeza, sin saber qué explicación dar. El silencio se apodera de la habitación pero lejos de ser incómodo, es reconfortante.
-¿Qué querés ver?- pregunta, luego de un rato de ojear las opciones disponibles en Netflix.
-Lo que quieras.
Ambos se acomodan en el sofá, sus cuerpos en sintonía adoptan la posición usual: cada uno en un extremo, tus piernas sobre su regazo y uno de sus brazos aprisionando tus pies cerca de su abdomen.  Por un segundo te preguntás cómo es que después de tanto tiempo todo sigue igual, pero te distraen los créditos iniciales de la película y la trama te absorbe en poco tiempo.
Enzo arroja algún que otro comentario, se ríen de escenas que conocen de memoria, y es casi suficiente para olvidar la tormenta y el sonido del viento tras las ventanas. Casi… Cuando te sobresaltás una, dos, tres veces, él decide que intentar calmarte con palabras no basta.
-¿Tomamos algo?
Se ponen de pie al mismo tiempo y se dirigen hacia la pequeña cocina de su departamento. En algún momento entre tu llegada a su hogar y el inicio de la tormenta, la temperatura bajó y Enzo te prestó un suéter, pero ahora tus pies descalzos sufren un poco el frío de la cerámica; esperás a su lado mientras él prepara todo y se distraen repitiendo los diálogos de la película, él imitando las escenas al pie de la letra y vos adorando su interpretación, las muecas que transforman su rostro y cómo se ven las líneas de su cuerpo bajo la tenue iluminación.
El destello de luz proveniente de la ventana pasa desapercibido y segundos más tarde el fuerte estruendo de un trueno provoca que te asustes e intentes cubrir tus oídos. Tu mano golpea una taza (tu taza, esa que él compró exclusivamente para vos)  y cae directo al suelo, haciéndose añicos y arrojando sus restos en todas las direcciones. Apretás las labios y comenzás a disculparte, pero Enzo te interrumpe.
-No es nada, nena. Cuidado ahí- te agarra de la muñeca para evitar que te muevas, su mano cálida te provoca escalofríos y un temblor te recorre de pies a cabeza. En un rápido movimiento te sujeta por debajo de los brazos y te sube a la encimera para evitar que te cortes.
-Perdón- susurrás, angustiada, por lo que se acerca para consolarte y te abraza.
-No pasa nada- asegura, masajeando tu espalda con delicadeza. Deshace el abrazo lentamente, acomoda un mechón de cabello tras tu oreja, pero su mano permanece sobre tu mejilla y su mirada se posa sobre tu boca. Su pulgar comienza a delinear tu labio inferior, tira de él casi sin fuerza mientras te sostiene la mirada de manera intensa. Tu respiración se entrecorta y tus pupilas se dilatan, pero aún así él necesita tu confirmación-. ¿Qué querés? Pedímelo.
-Enzo…
-Decime qué querés- repite.
-Besame.
Al principio sólo roza sus labios contra los tuyos de manera delicada y cariñosa, casi inocentemente, pero el beso comienza a tornarse más y más desesperado conforme pasan los segundos. Sujeta tu rostro mientras su lengua se abre paso entre tus labios, asaltando el interior de tu boca y transmitiendo la necesidad y urgencia que lo consumen. Rompe el beso para tomar un poco de aire, no sin antes morderte el labio y robarte un suspiro que te avergüenza un poco.
Aprisiona tus mejillas entre sus dedos para obligarte a mirarlo a los ojos mientras acaricia tu cintura, tu cadera y por último tu pierna, erizándote la piel y provocándote. Tus manos en su cintura lo atraen aún más hacia tu cuerpo y es entonces cuando lo sentís entre tus piernas, duro. Estás a punto de bajar la mirada, curiosa y excitada, pero la fuerza de sus dedos te mantiene estática, volviéndote espectadora de cómo cambia su rostro cuando comienza a rozarse contra tu centro: cierra los ojos, sus cejas se contraen y sus labios entreabiertos dejan escapar una respiración temblorosa.
Sentís el calor emanando de su cuerpo a pesar de las prendas que separan su piel de la tuya y su agarre en tu muslo tornándose cada vez más fuerte, bordando esa línea que te causa más placer que dolor. En el instante en que cerrás los ojos, presa de las sensaciones, sus movimientos se detienen y él se aclara la garganta. Lo mirás, tus ojos suplicando, pero él sólo sonríe.
-¿Qué?
-Sos hermosa- besa la comisura de tus labios-. Pedime lo que quieras.
-Ya sabés lo que quiero- contestás, casi sin aire y un poco molesta-. Por favor.
-Por favor…,  ¿qué?- sus besos comienzan a descender por tu mentón hasta llegar a tu cuello y tus clavículas, alternando entre tus puntos más sensibles-. Decilo.
-Cógeme, Enzo, por favor.
Captura la piel de tu cuello entre sus dientes haciéndote gemir con fuerza, su cadera chocando una vez más con la tuya, antes de pasar sus manos por debajo de tus muslos para levantarte y poder llevarte hacia su habitación. Te recuesta en su cama, las sábanas limpias están impregnadas con su perfume y tus sentidos repletos de él, pero nada es suficiente para opacar el rastro ardiente que dejan sus labios en cada centímetro de piel que tocan.
Te despoja de tu short y tu ropa interior en un segundo y se recuesta entre tus piernas, comienza a regar besos en el interior de tus muslos y muerde tu piel hasta dejar una que otra marca, tus gemidos y suspiros incitándolo a continuar con su tortura por un tiempo prolongado. Su rostro es de concentración absoluta o devoción, no lo sabés con exactitud, pero eso deja de importarte cuando sentís su boca cada vez más y más cerca de tu entrepierna.
Uno de sus brazos te inmoviliza al rodear tu cadera, su pulgar traza una línea desde tu entrada mojada hasta tu clítoris para así lubricar la zona antes de comenzar a dibujar círculos sobre este. Observa atentamente tu reacción, casi perdiéndose en la imagen frente a él, y sólo aumenta la velocidad de sus movimientos cuando suplicás por más. Ahogás un grito cuando por fin sentís su lengua en vos, aunque es sólo sobre tus pliegues, y tus dedos se enredan en su cabello sedoso.
-Todavía no…- susurra, cesando sus movimientos.
Estás a punto de reclamarle, pero introduce un dedo en tu entrada y en lugar de una queja, de tu boca escapa un gemido. Sus labios encuentran tu clítoris y comienza a succionar con fuerza, alternando con su lengua, mientras continúa moviendo el dígito hasta sentir la forma en que te contraés. Introduce otro dedo, extasiado por el sonido que producen en contacto con tu humedad, y continúa asaltando tu interior hasta que tus piernas comienzan a temblar.
Tu orgasmo te golpea como una avalancha: cerrás los ojos con fuerza al sentir el placer extendiéndose hasta las puntas de tus dedos, tu espalda se arquea y repetís su nombre una y otra vez. Enzo no separa sus labios de vos y continúa moviendo sus dedos, cada vez con más lentitud, hasta que tu respiración vuelve a la normalidad. Retira sus dedos y observás casi avergonzada la forma obscena en que los introduce en su boca para probar tu esencia.
Comienza a desnudarse y notás, además de su bulto, que su ropa interior está humedecida con líquido preseminal. Se deshace de sus prendas rápidamente, pero incluso así percibís una sombra de inseguridad atravesando sus facciones y tu corazón se encoge por un instante. Cuando vuelve a la cama se posiciona entre tus piernas y entrelazás tus manos en su nuca, acercándolo para poder devorar sus labios frenéticamente: sentís tu rastro en su boca, en su lengua, y la idea te fascina.
Tus dedos se deslizan por su cuerpo ardiente, delineás con lentitud su pecho y su abdomen para luego tomar su miembro caliente con un firme agarre. Su respiración se torna agitada y jadea producto del placer que tus movimientos le otorgan, muerde tu cuello y tu hombro mientras la palma de tu mano y tus dedos se humedecen con su excitación. Tu pulgar juega con su punta, de un rojo furioso y tan tentadora, hasta que echa la cabeza hacia atrás. Una de sus manos se cierra sobre tu muñeca al tiempo que descansa su frente sobre la tuya, su cabello te hace cosquillas.
-¿Qué…?
 -Necesito cogerte- deposita un beso en tu sien antes de estirarse para tomar algo de la mesita de noche-. Eso es lo que querías, ¿no?
Asentís enérgicamente y ahogás un gemido cuando ves la forma en que el lubricante cae sobre su miembro, su mano masajéandolo para distribuir el producto, antes de dirigirse hacia tus pliegues y tu entrada para darles el mismo tratamiento. Coloca una de sus manos al lado de tu cabeza y descansa todo su peso en ella, bloquea tu visión del techo con su cuerpo haciéndote sentir pequeña y completamente a su merced, una sensación que adorás.
-Por favor- suplicás-. Metémela.
Desliza la punta de arriba hacia abajo, juega con tu clítoris por unos instantes antes de centrarse en tu entrada y comenzar a introducirse. Su tamaño es mucho mayor al que alguna vez experimentaste y provoca cierto ardor, así como un par de lágrimas que mojan tus pestañas antes de sentir sus besos sobre tus párpados repetidamente.
-Sh, yo sé que vos podés- susurra para calmarte. Sus caderas se mueven casi milimétricamente para permitir que te acostumbres a la intrusión, la sensación es suficiente para hacerte perder la cabeza y hundir las uñas en su piel-. ¿Así te gusta? ¿Sí…?   
-Más, Enzo, por favor.
Se adentra por completo y gritás de placer cuando sus embestidas se tornan brutales, abusa de tu interior mientras una de sus manos se cola sutilmente por debajo de su suéter y comienza a jugar con tus pechos: sus dedos se cierran sobre tus pezones, los pellizca, tira de ellos hasta hacerte llorar y pedirle que pare, que siga, suplicando hasta que tus palabras pierden todo sentido.
Se detiene por un segundo para adoptar otra posición y toma tus caderas con fuerza, acercando tu cuerpo al suyo tanto como le es posible y moviéndote completamente a su antojo. El roce de tu centro con su pelvis causa estragos en tu ser y te sentís al borde de otro orgasmo, pero lo que finalmente te lleva al clímax es su mano presionando sobre tu abdomen bajo, justo donde su miembro provoca un bulto. Tus manos encuentran sus muñecas y el placer es tan intenso que por un segundo intentás detenerlo, incapaz de tolerarlo, pero él continúa con sus movimientos.
-Dios, cómo me encanta tu conchita apretada- dice entre dientes, capturando tus muñecas con una mano y tirando de ellas hasta que quedás sentada sobre él-. Me encantás.
Su mano acaricia tu cabello, tu rostro y se desliza fugazmente sobre uno de tus pechos cubierto por su suéter. Se recuesta y colocás tus manos sobre su pecho desnudo para ayudarte, creás un suave vaivén con tus caderas mientras sentís las yemas de sus dedos recorriendo tus muslos y cómo la fricción con su piel amenaza con llevarte al borde de la sobre estimulación. Tus piernas se fatigan rápidamente y tus músculos protestan, pero aún así continuás con tus movimientos hasta perder el equilibrio.
-No puedo…- lamentás, avergonzada, pero su sonrisa es tranquilizadora al igual que sus caricias en tu costado. Incluso en un momento así, sus pupilas dilatadas no impiden que su usual calidez siga reflejándose en sus ojos oscuros y en los gestos que te dirige.
Apoya las plantas de sus pies en el colchón para darse impulso y comienza a embestirte con tanta fuerza que caés sobre su pecho. Besás su cuello, sus clavículas y cada centímetro de piel que encontrás hasta llegar a su boca y confesar entrecortadamente cuánto te encanta, cuán profundo se siente dentro tuyo, le otorgás permiso para hacer con vos lo que él quiera.
Tira de tu cabello para obligarte a mirarlo a los ojos, su mano desciende hasta tu cuello y te besa desesperadamente. Entre besos te ordena que te toques y cuando lo hacés sabés que no vas a durar mucho más: no con la precisión de sus movimientos, dando en tu punto dulce repetidamente, o con la forma en que su mirada busca la tuya constantemente.
-Voy a…- un gemido le impide terminar la oración.
-Adentro, por favor- suplicás.
El ritmo de sus caderas se vuelve errático, ansioso,  pero cuando te escucha gemir su nombre y siente tus paredes contrayéndose no puede evitar salpicar tu interior con su semen. El calor de su orgasmo prolonga el tuyo aún más y te movés levemente sobre él, disfrutando la forma en que se queja a causa de la sensibilidad. Tu oído descansa sobre su pecho y oís sus latidos.
-Enzo…- cerrás los ojos por un momento al sentir sus dedos dibujando formas sobre tu espalda, alzás la vista para encontrar sus ojos-. Te quiero.
Una sonrisa se apodera de sus labios, su belleza te hace suspirar.
-Yo también te quiero- besa tu frente-. Muchísimo.
Sentís tus fluidos y los suyos sobre su abdomen, goteando por tus muslos, pero permanecen así durante largo rato mientras repiten te quiero un sinfín de veces.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
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tem-plada · 4 months ago
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miro mis paredes y veo sujetas en ella pedazos de dolor. someto a mi cuerpo a volver a sentirlo ¿por qué me castigo de esta manera? en mis ojos se proyectan, mismo vidrio —transparente y frágil— los recuerdos que me sostienen.
apoyada en ellos (en retrospectiva) veo peso en mi pecho que mis labios no sabían nombrar y mi cuerpo trataba torpemente de entender d o l o r algo quizá semejante a pronunciar ciertos nombres o tal vez el tener que dejar de nombrarlos.
a día de hoy me duele mi memoria.
Lunes; Cielo V. 
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stuckwthem · 9 months ago
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literally in love with the idea of juani & reader just making out on set of lsdln before he’s about to get his hair & makeup done >3<
café y caramelo | juani caruso
summary: un pequeño vistazo a la rutina con juani en las mañanas de set, o mejor dicho, la razón por la que siempre llegan atrasados. 1.4k
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fue muy rápido, una hora estabas caminando tranquilamente por los camerinos en dirección al trabajo y a la siguiente te metían en una habitación, sin avisar, sin sospechar, y de repente te encontrabas contra la puerta y unos ojos azules profundos muy familiares se clavaban en los tuyos, con un brillo travieso en la mirada.
"¡ai juani!", exclamaste, llevándote la mano al pecho, sintiendo cómo el corazón se te aceleraba contra las costillas. la sensación del susto reverberaba en los latidos de tu corazón, que oías resonar en tus oídos. "¡no puedes seguir asustándome así!".
fingiendo una falsa frustración, una mueca permanecía en su rostro mientras la sonrisa de juani no hacía más que aumentar. el chico, tratando de esquivar su ceño fruncido, rodeó sus caderas con los brazos, abrazándola fuertemente contra la puerta y le dio un tierno beso, luego apartó la cara para poder mirarla. estaba prácticamente vestido con su disfraz, aún tenía que maquillarse y peluquearse, y sabía que ya había pasado la hora de que estuviera allí.
"estás preciosa con esa cara de enojada", juan tenía una amplia y tonta sonrisa en la cara, que se reflejaba en su expresión boba y apasionada mientras te miraba. era una visión a la que ya estabas acostumbrada y que siempre te llenaba el pecho de una sensación cálida y deliciosa.
"te odio" lo intentó, pero no pudo contener la risa, así que tuvo que morderse el labio. tus manos se dirigieron hacia el pecho del actor en un intento sin esfuerzo de alejarte de él. 
juani, aprovechando su guardia baja, no perdió el tiempo y llevó sus labios a su cuello, debilitando todo su cuerpo, como una maldita táctica, para luego dirigirse a su barbilla y finalmente, a sus labios. no satisfecho, continuó plantando tiernos besos por todo el resto de su cara, provocando auténticas risas en usted. para él, era como escuchar una melodía suave y agradable, que siempre hacía mucho más ligeras las agotadoras y largas jornadas de grabación.
tenerte cerca durante las grabaciones fue una bendición absoluta para juani. os conocisteis en el set, os hicisteis íntimos en la primera semana y desde entonces no os habéis separado. de hecho, le fue muy difícil mantenerse alejado contigo como asistente de maquillaje.
"¿todavía me odias?", preguntó el hombre de pelo ondulado con tono divertido y un brillo en los ojos, tomándose un respiro por un momento tras una sesión apreciando tu rostro.
"un poco menos, un muy poco menos", dejaste caer tu rostro a un lado y deslizaste tus manos por los hombros del chico, que tomó tus palabras como un desafío. 
los ojos de juani se abrieron de par en par, indignado, y te puso la mano en el pecho, haciéndose el ofendido. nunca deja de hacerte reír, y con tu forma de actuar con él es como si no tuvieras control sobre ninguno de los músculos de su cara que esbozan una sonrisa.
"yo sé cómo resolver esto", dice, con expresión decidida y las cejas levantadas. tú le imitas, alzándole las cejas y, naturalmente, vuestras caras se acercan cada vez más hasta que vuestras frentes se presionan.
"¿sabes?", le preguntas mientras tu nariz roza suavemente la suya, provocativamente. tu voz sale más como un susurro debido a la cercanía, soplada sobre los labios de juan, que ahora te sujeta la cintura un poco más fuerte, hundiendo sus dedos en el espacio de piel que hay entre tu camiseta y tus pantalones.
un pequeño escalofrío te recorre la espalda al contacto de sus dedos fríos sobre tu piel, y no te cuesta demasiado ablandarte entre los brazos de tu novio, sobre todo cuando sus labios, cálidos y suaves, chocan con los tuyos tan lenta y suavemente que jadeas. los besos eran siempre suaves y dulces, besarle era como saciar una sed infinita en tu interior que te hacía anhelar más cada vez. 
"vas a tardar" murmuras entre besos, un poco sin aliento y mareada "vamos a tardar".
sueltas una risita mientras intentas ser racional, pero el chico se limita a rodar los ojos, haciendo un gesto de que no le importa.
"sólo cinco minutos más", dice socarronamente, atrapando tus labios de nuevo, pero sin ninguna prisa. cinco minutos podrían haberse convertido fácilmente en diez, pero ambos eran demasiado ajenos al tiempo.
los dedos de juani se deslizaron dentro de tu camisa y acariciaron suavemente la base de tu espalda, añadiendo algo más al beso que te hizo querer derretirte contra su cuerpo. apenas te diste cuenta de que estabas de puntillas hasta que te tiró al brazo del sofá, sentándote entre sus piernas. sus manos encontraron tu cara, sujetándola suavemente, ayudando a intensificar el beso. las yemas de sus dedos ejercen poca presión sobre sus mejillas, pero mantienen su cara lo suficientemente cerca como para que él pueda ordenar hábilmente el movimiento de sus labios.
el desliza su lengua bajo la tuya y pequeñas centellas recorren tu cuerpo como chispas, suficientes para hacerte suspirar entre beso y beso. juani sabe a café y caramelo, y disfrutas explorando cada rincón de su boca mientras sus lenguas bailan en armonía. es fácil perderse en esa sensación, en la calidez de sus labios y la suavidad de su mano sujetando tu cara, y con los ojos cerrados, pareces bucear en busca de más.
tus manos recorren los brazos de juani hasta llegar a sus rizos, y el chico se estremece bajo tu tacto cuando siente tus dedos recorrer su cuero cabelludo. respira hondo por un momento, sintiéndose embriagado por su aroma y la sensación de sus labios suaves y adictivos. ese no sería el único beso del día, por supuesto, juani volvería a besarte a escondidas entre cortes de grabación, cuando vengas a retocarle el maquillaje, o después de comer, mientras los chicos se distraen viendo algún partido en la tele, y seguro que te besaría un millón de veces más en el hotel, pero aun así, teme perderte ni un segundo en esa rutina.
el ruido fuera, en el pasillo, empieza a acercarse cada vez más, reconoces la risa de pipe y la voz de enzo, y sabes que te estás quedando cada vez más atrás, ya que se dirigen a maquillarse. esto te ayuda a recuperar la cordura, y empujas ligeramente a juani, tan resistente como él a deshacerse el uno del otro. él también sabe lo mucho que te gustaría pasar el día así, pero el trabajo llama.
con besos lentos, te suelta la cara, como si le costara soltarte. es como intentar salir de la cama en una mañana fría cuando estás bajo las cubiertas calentitas. tortuoso.
luego, en un último besito, te atrapa el labio inferior con el diente y te lo muerde suavemente, sólo para burlarse de ti, anticipándose a la sonrisa coja que tendrás poco después. en respuesta, tu mano le da una palmada en el trasero al chico, que gruñe y se aparta completamente de ti.
"¿cómo tratas a tu novio? que te ha traído café". juani devuelve ese tono de falsa ofensa, retrocediendo hasta la estantería y cogiendo el vaso caliente para entregártela. 
todas las mañanas se empeña en recogerte el café de la cafetería que te gusta, porque juani sabe cuánto odias el café amargo y fuerte que tienen en el set. con una sonrisa de agradecimiento, coges el café y le das un sorbo, sintiendo cómo el sabor a canela se extiende por tu lengua y calienta todo tu cuerpo.
"sabes que no puedes usar eso como excusa, ¿no?", le dices, mirándole por debajo de las pestañas mientras bebes otro sorbo. 
"¿qué?", pregunta juani, como si no lo supiera. saltas del brazo del sofá al mismo tiempo que él abre la puerta del camerino y se asegura de que no hay nadie en el pasillo.
"que llegas tarde por qué fue buscar café, esa mentira se está quedando un poco vieja", bromeas de pie en el umbral de la puerta, entre él y el pasillo. 
el de los ojos azules sonríe, baja la cabeza y la sacude negativamente. "bueno, no soy un mentiroso total, ¿eh? al menos miento mejor que tú".
camináis por el pasillo, mientras juani se ajusta el cuello de su traje, tú intentas alisar la arruga de su ropa. se os escapa una risa cómplice mientras os miráis furtivamente, es difícil resistir el impulso de arrastrarle de nuevo a ese camerino, o de no cogerle de la mano mientras camináis, pero vuestras manos chocan entre sí dos o tres veces. podrías acostumbrarte, eso seguro. todas esas mañanas de momentos robados y besos con sabor a café.
"oye", te llama juani, justo cuando estás a punto de entrar en la sala de maquillaje. te roba otro besito rápido y luego desliza el pulgar por la comisura de tu labio, limpiando los restos de espuma del capuchino. " nos vemos luego, ¿eh?"
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espero que lo hayan gostado! feliz san valentin atrasado, mis amores <3
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karylvsjuanii · 9 months ago
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hermanda god bless u por tan tremendo smut con Pipe, ¿para cuándo otro? 😝😝
yo te espero todo lo que quieras
OSCARS | Felipe Otaño
tw: Lector Femenino x Felipe Otaño. MUCHA sobre estimulación, cría de semen, hablando con groserías y apodos “papi” “bebé”, bebiendo coño, dedos, masturbarse, oral f/m. Sexo sin protección. (por favor léelo bajo tu responsabilidad)
Quiero aclarar que los diálogos son en argentina pero mi narración es latina.
También que perdón mi inactividad, me tomó mucho el tiempo para hacerlo mejor posible, ojalá les guste, comenten. Si hay algún error por favor dímelo.
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Finalmente, la película está por todos lados, dándose a conocer por todos como ganadora de un oscar.
Felipe estaba celebrando con sus amigos, cuando le llega una notificación de ella.
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Felipe salió de ahí en fa, necesitaba ir con su novia. Realmente su mensaje lo dejó con la pija paradisima, si de por sí ya había pensado en el buen premio que sería la boca de su princesa en su polla. La necesita y se lo merece.
Llegó a su habitación en menos de los 15 minutos y no estaba en la sala, por lo que caminó a su cuarto y ahí te encontrabas, acostada en la cama viendo la televisión, él se acercó a ti no sin antes cerrar la puerta. Tomó el control remoto de tus manos, presionó el botón rojo y aventó el control sin dejar de verte. Comenzó a besarte mientras que tú te acomodabas en la cama.
Mi amor, ya me necesitas, verdad? - Preguntas con una voz tan excitante, que solo hace que se le pare más.
Chúpamela, solo chúpamela - Felipe dice sin más.
El se aparta de ella y se sienta en la esquina de la cama, tu te paras frente a el, y lo tomas del cuello para besarlo, bajas tus manos lentamente hacia su pecho hasta llegar a su abdomen bajo para meter tus frías y delicadas manos dentro de su camisa y quitársela de una vez.
Te da su ayuda para quitársela y seguir besándote entre jadeos de su parte por lo horrible que sentía a su pija arder.
Fuiste dándole besos húmedos por todo su cuerpo, sacándole un gemido ahogado, bajaste dolorosamente hacia sus short, tomaste la tela que sujeta y la bajaste con su ayuda.
Comenzaste a dar lamidas por encima del bóxer y juras que Felipe estaba en el puto cielo gracias a sus gemidos.
Si así se sentía sobre una tela, no se podía imaginar como sería sin una de por medio.
Cuando te cansaste de dar lamidas bajaste su ropa interior, paraste un momento para verlo.
Su risa expresaba claramente lo orgulloso que se sentía al notar tu expresión sorprendida por ver lo disparada que salió su polla apuntando a él.
Te gusta? - Pregunta acariciando tu cabello largo.
Me encanta mi amor, es mejor a cómo la había imaginado - Contestaste sin vergüenza.
La idea de que esto ya lo habías imaginado antes, le hizo a Felipe más tentadora la idea de comerte entera.
Entonces también habías imaginado esto? - Preguntó mirándote a los ojos.
Muchas veces - Dices para tomar su gran polla entre tus manos y dar la primera lamida.
Felipe soltó un gemido leve sin dejar de mirarte.
Empezaste a dar círculos por el glande haciendo que su polla se enrojezca más y amenace con pre semen. Justo cuando empezó a salir, la metiste en tu boca, hiciste lo más que pudiste, y lo otro lo seguiste trabajando con las manos.
Felipe no pudo evitar soltar el gemido más grave de su vida, echó la cabeza para atrás y sintió que sus brazos y espalda se debilitaron, quería follarte la puta boca de una vez pero no quería lastimarte.
Era un regalo de Dios verte mientras lo comías y se prometió que será una imagen que nunca olvidará.
Verte de esa manera es mejor a todas las imágenes mentales que pudo haberse creado antes, lo que más deseaba era tenerte así.
Mi amor, si, si bebé, sigue así. - suelta tu novio entre gemidos graves.
Lo único que recibió de tu parte es sentirlo más rápido y gemidos que hacen a su polla vibrar.
Felipe siente que se va a correr y es lo mejor que ha sentido pero no quiere terminar en tu boca, así que te detiene.
Bebé, para, ven - Dice alejando su cuerpo de ti para levantarte y tumbarte en la cama.
Qué pasó? Hice algo mal? - Dices con una cara de tristeza.
No preciosa, todo lo contrario, me sentí muy bien pero quiero correrme junto a vos. - Felipe mima tu rostro colorado.
Pero antes, quiero hacer algo que me gustaría haber hecho desde que te vi en las gradas del estadio - Quita tu sostén con torpeza, lográndolo.
Que cosa? - Preguntas, viendo a tu sostén ser arrojado.
Mientras pipe baja a quitarte los pantalones apretados que llevabas puestos.
Lo ayudas a quitarlos, y cuando finalmente los termina de quitar, rápidamente toca tu coño sensible para sentir por fin lo mojada y caliente que estabas.
Agh, felipe, no - Dices tomando su mano haciendo que pare los movimientos.
Qué pasa, linda? - Pregunta el castaño preocupado.
Me voy a correr amor, no toques. - Continuas cerrando los ojos.
Eso es lo que quiero, hermosa. - Felipe sonríe para rápidamente bajar tu encaje y tocar con su dedo índice tu entrada.
Su novia suelta un gemido quejumbroso tomando su brazo y apretándolo.
Con su dedo índice en tu entrada comienza a dar círculos y agrega rápido su dedo anular para tocar tu clitoris con este e iniciar a masajear las dos zonas lentamente.
Escucha cuando comienzas a gemir y lo hace querer oírte más, Él necesita que gimas su nombre.
Empieza un ritmo más rápido con sus dedos, gemidos salen sin parar cuando quita su dedo anular de tu clitoris para reemplazarlo por su lengua.
Hace circulitos rápidos con su lengua y mete su dedo índice en tu entrada para sentir como lo aprietas con todas tus fuerzas.
Felipe siente cómo poco a poco como te vas relajando más e intentas succionar su dedo al ritmo de su lengua presionando tu área sensible.
Tu novio suelta un gemido por la sensación de las cobijas rozando su polla y gritas por la vibración, jalándole del cabello.
Felipe, ya, por favor es mucho - Gritas tomando entre tus dedos el cabello de Felipe, este suelta un último gemido antes de retirarse de ti y se limpia la boca con sus dedos.
Los chupa mirándote.
Su novia se veía tan atractiva, estaba toda roja y despeinada, con los ojos llorosos y los labios rojos hinchados, las ganas de follarsela crecían, así que sin más, te tomó de las piernas y se acomodó en medio de ellas.
Intentaste cerrarlas.
Abrí las piernas - Dice mirándote fijamente con esos ojos azules. Te matan.
Amor, me duele - Respondes mordiendo tu labio y acercando la mano a tu área.
No te vas a correr si no abrís las piernas, bonita. - Felipe habla con una voz más grave de lo normal.
Abrí esa’ piernotas para mi, princesa. -
Felipe sujeta tus piernas impidiendo que las vuelvas a cerrar.
Su mano derecha toma su polla y la calma, empieza a rozarla con tu coño mojado, tú empiezas a gemir quedito por la sensación y metes la punta de tu dedo índice en la boca en forma de desesperación.
Empiezas a moverte al compás de su polla en tu coño, buscando más fricción, y cuando intentas hacer otro movimiento, rápidamente Felipe mete su polla a tu coñito caliente y los dos sueltan un gemido que piensas, todos escucharon.
Gimes y respiras pesado, quieres ir rápido.
Más rápido Felipe, ya follame toda, lléname de semen el puto coño - No te la complicas.
Y con eso le bastó para empezar y no parar por el resto de la noche.
Empezó a follarte de una manera descontrolada, veía sus tetas moverse por todos lados mientras tu sigues chupándote el dedo y gimiendo sobre el.
Para él, ver tu cinturita y piernotas abiertas sobre él, lo hace querer llenarte de semen, verte pellizcarte una de tus tetas lo llevó a golpearte el coño.
Notó que entre más te golpeaba con su polla, más rojita te ponías y justo así te quería desde un inicio, toda abiertota para él, dejándolo destruirte el coño, y toda roja por él, solo por él.
-Felipe, ahí más, ahí, si -
Era lo único que podía escuchar de la boca de su hermosa novia.
Verla toda destrozada por él era un sueño de todo hombre, una mujersota con una cinturita y unas piernotas, más un culote de puta madre, era lo que todos querían y solo él lo podía tener.
Tu empezabas a retorcerte más sobre Felipe, y le empezabas a tocar los brazos, en especial los bíceps.
Este recordó como una vez habías mencionado en tu sueño que querías correrte en su bícep, esa noche descansó muy bien con una buena masturbeada viendo tu culo y bonitas piernas.
Iba acercándose a su orgasmo, viéndote.
Papi, voy a correrme ya, voy a correrme en tu polla por favor, córrete dentro, embárrame tú semen y lléname mucho. -
Fue lo que finalmente hizo que soltara todo.
Córrete chiquita, Córrete como una puta. Mi puta. - Después de soltar un gemido, Felipe cae lentamente apoyando sus brazos a un lado de tus hombros.
Y sin más, solo logra escuchar como te corres desesperadamente por toda su polla, estremeciéndote y aferrándote de los brazos de Felipe para apoyarse, sin parar de gemir y gritar su nombre.
Tiras y tiras de semen salen disparadas de su polla rojiza llenándole el coño a su bebé.
Felipe saca su polla ya cuando se recupera y puede admirar la belleza de su novia estando muy perdida, lo único que sale de su boca es “mhhm”
Lo cual le excita más y te toma de la cintura con fuerza.
Este te recarga en el respaldo de la cama, no logras procesar lo que esta pasando, poco a poco aclaras tu vista cuando Felipe abre tus piernas y las separa lo más que puede, haciéndote quejar.
Sus ojos azules escaneándote te hacen temblar, se agacha y empieza a comerte el coño de forma descontrolada, gimes sintiendo sus dedos empujando el semen que ruega por salir de tu entrada.
La muñeca de Felipe realmente duele cuando mete sus dedos y aumenta la velocidad, luego de su lengua hasta hacer, de igual forma, doler su mandíbula.
Esa noche descubrió que su nueva adicción chupar tu coñito escuchando los hermosos gemidos y súplicas de tu parte diciéndole que se detenga.
Amor, es demasiado, es mucho, ya- Empujas con tus brazos débiles a su cabeza tratando de cerrar las piernas.
Con el mismo ritmo de antes, la novia del castaño pegó un grito enorme de satisfacción, dándole la razón del por qué su boca se llenó de fluidos, lo cual le hace mover los dedos más rápido, Felipe abre la boca para tomarlo todo.
Ese si que era un premio para él.
Tu no paras de gemir por la sobre estimulación. Felipe mueve rápido tu clitoris antes de que sueltes un último grito.
Felipe da un beso en tu zona y empieza a masajearla con delicadeza. Su cuerpo sube para quedar pegado con el tuyo.
Los dos ardiendo.
Yo creo que el oscar debiste haberlo ganado vos, amor. - Felipe se acomoda en la cama con una sonrisa en el rostro.
Por que lo decís? - Preguntas entre jadeos, estabas cansada.
Por tener a un novio guapo que puede comerte como a vos te gusta. - Felipe te abraza por la cintura escondiendo su rostro en tu cuello.
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selenne76 · 9 months ago
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...Exquisita sensación es sentir como te abres paso palmo a palmo entre mis carnes cavernosas...como tu hombría expande el canal donde tanto placer encontramos ambos.
El ardor de tu glande derrite el hielo de mis entrañas y las eleva a un estado de ebullición, la humedad fluye incontenible, empapando toda la extensión de la envergadura que tan completamente me llena.
Pacientemente entras hasta tocar fondo y sin prisa te retiras hasta las puertas, el tamborileo de tus dedos en mis caderas marcan el compás.
Las caricias ascendentes por la suavidad de mis costados nos mantienen en extasis, únicamente roto por el chasquido de alguna nalgada que nos acerca al limite del placer.
El peso y bamboleo de mis pechos en la cuenca formada por tus manos te fascina, te sujetas a esa fuente de alimento mientras el ritmo de nuestra cópula de vuelve errático.
Gemimos quedamente, porque en las tardes de lluvia nos gusta así, todo lento...y a la par que el agua moja las calles, tu esencia llueve sobre mi...🖤🖤🖤
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viejospellejos · 7 months ago
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¿Por qué sujeta la puerta?
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alquimistaliteraria · 4 months ago
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Lograrás superar y vencer lo que te esta matando por dentro.
Tumblr media
-Carta abierta-
Y de pronto, te encuentras en este momento, aquí, presente. Por alguna razón que aún no comprendes del todo, tienes esperanzas de lograr superar y vencer lo que te esta matando por dentro.
Te encuentras introduciéndote en la vida, esa gran desconocida que parece tan abrumadora. No es fácil, lo sé; no tienes idea de cómo proceder, solo sabes que has estado detrás de barrotes, acostumbrada a caminar en círculos dentro de un cuadro de concreto donde la única voz que has escuchado es la tuya.
El único calor que conoces es el que te brinda la cobija en las noches solitarias, y lo único que ilumina tu mundo es esa lámpara en tu buró. Has soportando heladas internas, mucho más intensas que cualquier helada exterior que puedan imaginar. Has aprendido a vivir con el dolor, te has acostumbrado o incluso te has hecho inmune; ya no lo sientes como tal.
El amor, ese concepto del que tanto has oído hablar, una vez pensaste que lo tenías en frente, pero solo era una ilusión, alguien que se parecía a lo que anhelabas. Sueñas con conocerlo verdaderamente, con ser íntima y poder integrarlo en tu vida. La soledad, esa compañera silenciosa, ¿es posible que te deje tan sola? Déjame decirte que sí, una soledad tan pesada que agobia y ahoga.
Te sientes llena de vacío, repleta hasta el tope, y salir con toda esta carga es una tarea monumental. Pesa, y sabes que no puedes volar con sogas sujetas al suelo. Has alargado esas sogas, permitiéndote avanzar un poco, pero siguen ahí, impidiendo tu libertad total. Solo podrás ser libre una vez que las cortes, pero la pregunta sigue en el aire: ¿cómo?
No lo sé. Recuerda que soy la misma que está leyendo y escribiendo estas palabras, reflexionando desde esta silla. Si conociera la respuesta, no estaría aquí, escribiendo desde esta lucha, sino quizás en las estrellas, explorando posibilidades infinitas. La verdad es que si tuviera todas las respuestas, ni siquiera estaría escribiendo esto, porque no tendría sentido.
Te dejo estas reflexiones, con la esperanza de que, de alguna forma, podamos encontrar esa respuesta juntas. Anhelo que ambas dejemos de ser sonámbulas en esta vida de sueños y, finalmente, despertemos para vivirla tal cual es: real, cruda y hermosa.
Con cariño y esperanzas,
By, Yls.
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a--z--u--l · 8 months ago
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A veces soltamos solo para ver si hay alguien ahí que nos sujeta.
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deepinsideyourbeing · 2 months ago
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Como mujer que mide 1.50 necesito un super soft smut con enzo donde sea muy fácil para el manejarla durante el sexo, ejemplo yo tengo tetas promedio para mi cuerpo y YO SE que se verían chiquitas en las manos de el 🥺 (si podes hacer que el sea muy verbal seria hermoso)
TE AMO LU ❤️
Kinktober, Día 1: Size Kink
Enzo recorre la casa descalzo, vestido únicamente con el pantalón que utiliza para dormir, buscándote luego de descubrir tu lugar en la cama vacío. Las luces están aún apagadas, pero no las necesita; ya conoce cada rincón de su hogar y también puede guiarse por los sonidos provenientes de la cocina.
El calor de sus manos en tus hombros y un beso en tu cabello son un silencioso “buenos días”. Besa también tu mejilla y luego rodea tu pecho con sus brazos -su torso desnudo irradiando calor- para desaparecer cualquier centímetro de distancia entre su cuerpo y el tuyo, ignorándote cuando te quejás porque descansa todo su peso en vos.
-¿Qué hacés despierta tan temprano?- pregunta con voz ronca luego de bostezar.
-Quería prepararte el desayuno.
Sonríe contra tu mejilla.
-Te ayudo.
-Puedo sola- insistís-, podés volver a…
La sensación de su erección contra tu espalda provoca que un placentero escalofrío te recorra. Enzo ríe, más que consciente de lo que desencadenó con ese simple roce, empujándote contra el mármol sin pensarlo y tomando tu cintura entre sus manos.
-¿Qué dijiste?
Concentrarte es difícil cuando sus dedos comienzan a ejercer presión, masajeándote sobre la camisa de tu pijama, pero se vuelve imposible una vez que sentís el palpitar de su miembro. Decide utilizar la oportunidad -la forma en que te rendís contra él, dejándote hacer- para cubrirte con su cuerpo, inclinándose para poder besar tu cuello y capturando entre sus manos todo lo que puede tomar.
Cuando dejás caer tu cabeza sobre su pecho una de sus manos se desliza hacia tu centro, colándose por debajo de tu ropa interior, mientras la otra juega con tu pecho izquierdo. Sus dedos recorren tus pliegues cada vez más húmedos y cuando rozan tu clítoris gemís con fuerza, completamente perdida en el calor de sus manos, sus besos y la forma en que embiste contra tu espalda.
-Mirá cómo estás...- susurra contra tu piel. Deja de tocarte para colocar su mano frente a tu rostro, enseñándote el brillo de tu excitación y los hilos que esta forma cuando separa sus dedos; desabotona tu camisa, exponiendo tus pechos que suben y bajan con tu respiración ya agitada, sólo para poder manchar tu piel con tu humedad y pellizcar tus pezones.
Intentás evitar el contacto, pero es en vano. Enzo es más fuerte.
-Duele.
-¿Sí? ¿Te duele?- pregunta en tono burlón. Un patético sollozo deja tus labios y él decide tener compasión, regalándote otro beso y cubriendo tus pechos (cree que están hinchados y se pregunta en qué momento de tu ciclo estás) con sus manos para brindarte un poco de calor-. Me encantan tus tetitas, ¿sabías? Me encantás.
Te obliga a voltear y te sujeta por las axilas para levantarte, sin tener que hacer mucho esfuerzo, sentándote sobre el mármol frío y posicionándose entre tus piernas rápidamente. Observás las venas que decoran sus brazos, el tamaño de sus manos y sus dedos sobre tus muslos, el contorno de su erección y su glande brillante, preso entre la cintura del pantalón y su estómago.
Cuando separás aún más las piernas, en una especie de invitación que no necesita, libera rápidamente su miembro y tira de tu ropa interior hasta rasgar el algodón. Jadeás, sorprendida y tan excitada como para olvidar indignarte por el acto, desesperada por sentirlo en tu interior.
-No- advierte cuando lo tomás entre tus manos, masturbándolo lentamente y bañando su extensión con la humedad que brota de su punta. Está igual o más desesperado, extrañando y necesitando tu cuerpo desde que despertó, pero sabe que necesitás preparación-. Todavía no.
-Enzo...
-Después vas a llorar porque te duele- explica con una mezcla de preocupación y arrogancia. Besa tu mejilla y cuando vuelve a hablar su voz es más dulce-. Dejame cuidarte, ¿sí?
Lleva sus dedos desde tu entrada goteante hasta tu clítoris y viceversa, empapando tus pliegues con tu excitación y emitiendo un grave sonido de aprobación cada vez que dejás escapar un gemido. Introduce sólo su dedo medio y tus paredes cálidas parecen succionarlo, exigiéndole más, pero su ritmo permanece igual.
-Estás muy apretada- dice cuando encuentra tu mirada. Tus pupilas están dilatadas y una lágrima amenaza con derramarse cuando un segundo dedo tantea tu entrada-. ¿Cómo te la voy a meter, eh?
Respirás de manera temblorosa. Humedecés tus labios. Pensás.
-Más.
-¿Querés más?- asentís frenéticamente-. ¿Más qué?
Intentás contestar pero, en lugar de palabras, de tus labios escapa un sonido mitad grito-mitad gemido, débil y quebradizo, ya que en ese preciso momento introduce otro dedo. Mordés tus nudillos, recordando que los vecinos podrían escucharlos y quejarse, pero Enzo retira tu mano mientras te observa con una intensidad desbordadora.
Todavía no estás lista, grita la voz cuerda y sensata en su mente, pero él no puede esperar más. Retira sus dedos lentamente y se los lleva a la boca para probar tu esencia, complacido por la forma en que llorás ante su gesto; con una mano te desliza sobre el mármol hasta que estás peligrosamente cerca del borde, completamente a su merced.
-¿Querés que te la meta?
-Sí- contestás y él arquea una ceja, expectante-. Sí, por favor, Enzo.
Contemplan juntos la imagen entre tus piernas: el tamaño de su miembro comparado con tu pequeña entrada, el contraste entre su mano y la tuya -tus dedos separando tus pliegues para poder ver más y mejor-, la forma en que su otra mano te sujeta firmemente por el muslo. El panorama te hace gemir de desesperación.
Cuando por fin comienza a penetrarte mordés tu labio en un intento de reprimir cualquier sonido de dolor, pero él te conoce mejor que nadie y sabe de memoria todas tus tácticas. Mueve su cadera lentamente, con estocadas casi milimétricas, permitiéndote acostumbrarte a la intrusión.
Sólo lleva unos centímetros, mucho menos de la mitad, cuando tus músculos comienzan a contraerse por tu orgasmo. La expresión de placer en tu rostro es un poema que contiene vergüenza y timidez, pero Enzo te sonríe para consolarte -una sonrisa de puro orgullo, comprendés- y comienza a jugar con tu clítoris para hacerte delirar.
-Qué linda que sos- dice entre jadeos mientras los espamos aún sacuden tu cuerpo. Besa tus labios fugazmente-. ¿Querés que te lleve a la cama...?
- @madame-fear @chiquititamia @creative-heart @llorented @recaltiente @delusionalgirlplace ♡
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inlezaar · 3 months ago
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Como le digo que me quiero morir, que mis ganas de hacerlo no son temporales y al parecer no están sujetas a si mi vida va bien o no, o a si estoy feliz o no. Siento que decirle es como llamar la atención y tratar de buscar que se preocupe y esté más pendiente de mi. Siento que no hacerlo es como ocultarle algo que es parte de mi y que no está bien hacerlo.
Maia
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caostalgia · 2 years ago
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Que mi mano derecha nunca se entere lo que hace la mano izquierda.
Con la derecha, señalo los momentos felices en los que podía esperar que el tiempo pasara por mí, sin tenerlo presente. Aquellos días en los que la esperanza me cogía de la mano por las madrugadas, cuando el futuro se asomaba a darme lata. Ahí llevo guardadas las nubes con forma de dinosaurio que me obsesionaba buscar en el cielo.
Con la izquierda, apunto los errores, la desilusiones, los desfalcos; el saqueo y la pérdida de emoción. En ella, tengo sujetas las tijeras abiertas para que no se me olvide nunca que el dolor es parte de la vida y que si uno se acostumbra a él, lo absorbe todo.
El equilibrio lo encuentro al dominar el abrir y cerrar a mi antojo, cada una de ellas.
Amor, es sencillo: No todos los días soy buena, pero tampoco mala.
-Cinthyacabalga
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solxs · 10 months ago
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Si tomas mi mano por favor no la sueltes, y si la sueltas asegúrate de no quererla sujetas nunca más; porque mi mano no posee memoria táctil con los que me llegan a decepcionar.
Efimera Lunar Intemporal
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