#sucios pensamientos
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noctambulo-eros · 5 months ago
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Las cortinas caen como un telón de teatro. El sonido de la puerta guarda los secretos de un futuro inmediato. La arrogancia del monarca abre sus brazos. La obediencia de la sierva detiene sus pasos. La dominación reclama su lealtad. La sumisión dobla sus rodillas sin vacilar... Tierno tacto palpa la tersa dulzura del gesto. Ardiente alma suspira fuerte por el caos en su centro, mientras se encaminan a la revelación las mil pulsaciones atrevidas.
— Noctámbulo Eros(Hoja).
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somos-deseos · 6 months ago
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Charles Bukowski inspiración:
¿Existe el ser? La pregunta sigue rondando en mi mente mientras me sumerjo en las entrañas de la ciudad, ese laberinto de concreto y neón que nos aprisiona a todos. La existencia del ser, esa odisea sin sentido que nos consume a todos, como ratas en un laberinto sin salida.
Recuerdo aquella noche en el bar, con el humo del cigarro y el olor a alcohol impregnando mis sentidos. Me sumergí en la bebida, en un intento desesperado por ahogar mis pensamientos, por escapar de esta absurda realidad que nos rodea. ¿Qué somos, sino simples marionetas en manos de un destino cruel e indiferente?
Observo a mi alrededor y veo rostros cansados, almas perdidas en un mar de angustia y desesperanza. Todos buscamos respuestas, buscamos un significado en este caos que llamamos vida. Pero, ¿qué encontraríamos si escarbamos lo suficiente? ¿Acaso la verdad, o simplemente más preguntas sin respuesta?
Quizás la clave está en abrazar la incertidumbre, en aceptar que somos polvo en el viento, seres efímeros destinados a desvanecernos en la nada. Quizás la existencia del ser no sea más que una ilusión, un eco vacío en un universo indiferente. Pero mientras seguimos en este viaje sin rumbo, quizás encontremos un destello de belleza en medio de tanta desolación.
Así que brindemos, compañeros, por la existencia del ser, por la incertidumbre que nos define, por la angustia y la alegría que nos acompañan en este viaje sin fin. Porque al final del día, quizás la única verdad que importa es la que encontramos en los brazos de otro ser humano, en la mirada compasiva de un extraño en la noche oscura.
Y en ese destello de humanidad, quizás encontremos un atisbo de sentido en medio de tanta oscuridad.
— Konan Oríah // Charles Bukowski inspiración.
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triste-pensante · 6 months ago
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No te lo tomes a personal pero hay gente que no les interesa ser amables. Y no está mal, es totalmente legítimo ser una mierda de persona. No todos son capaces de sentir empatía o culpa. Simplemente hay que aceptar la diversidad de personalidades.
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yoestuveaquiunavezfrases21 · 7 months ago
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1685- Creo que la gente sólo piensa en las injusticias cuando les suceden a ellos.
(Charles Bukowski)
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slutalmondmilk · 7 months ago
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escribeme cada que tengas pensamientos sucios
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chiquititamia · 7 months ago
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Make you feel better, parte 2
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Holaaaa, aquí les traigo la segunda parte de mi último fic, espero que les encante y me comenten qué cosas le gustan y qué cosas puedo mejorar. Gracias por leer!💕
+18
❤️‍🔥Por fin sucede
💞Enzo x fem!reader
⚠️Warnings: sexo menstrual, sexo sin protección, sexo oral, algo romántico también.
Make you feel better, pt.2
Tratabas de dominar tu respiración, los nervios te la estaban alborotando. Enzo estaba encima de ti, mirándote con esos ojos oscuros y profundos, su pelo negro enmarcándole el rostro.
-Tranquila, chiquita…
Soltaste una pequeña risa para intentar hacerle caso y darle a entender que deseabas esto tanto como él.
-Está bien si te toco? – preguntó con esa voz suya que era como chocolate negro derritiéndose y cayendo sobre tu piel. Asentiste sin quitarle la mirada de encima, pero, cuando su mano rozó tu cuello y fue bajando con la punta de los dedos hacia tus pechos, tuviste que cerrar los ojos. Su otro brazo le sostenía, apoyándose junto a tu cabeza y acariciando tu mejilla para intentar, de una vez, que estuvieses tranquila.
-Cómo no me llevás sujetador, nena? - provocó con media sonrisa de diablo.
-Me dolía…
-Ah, te dolía…-sonaba a falso reproche, a que te iba a enseñar porqué eso era una temeridad y estaba mal. Procedió a serpentear su mano por debajo de la vieja camiseta hasta llegar a tu pecho, el cual abarcó sin esfuerzo. Masajeó como si fuera un experto y lo tuviese todo bajo control, sin embargo, aunque lo ocultase mejor que tú, él también estaba nervioso, y sobre todo embelesado por lo que estaba pasando. Mientras pasaba el pulgar por encima de tu pezón, con cuidado de no hacerte daño, notabas como exhalaba su aliento caliente como fuego en tu cuello, indicativo que se estaba quemando por dentro tanto como tú. No era lo único, naturalmente, también podías sentir su erección, imposiblemente firme contra tu muslo, la cual hundió un poco más para su propio alivio y para hacerte saber cómo te deseaba. Eso provocó que gimieras en su oído.
Antes de que te dieras cuenta, Enzo se había desecho de tus shorts.
Un pensamiento cruzó tu mente como un rayo, ¿estarías sangrando? Aunque las molestias y el dolor habían comenzado, el sangrado no lo había hecho, según tus cálculos, lo más probable es que empezara mañana o esta noche, pero eras consciente de que no era una ciencia exacta. No podías aceptar la idea de que quizá manchases a Enzo, te morirías de la vergüenza y desearías que te tragase la tierra. Cuando éste deslizó tu ropa interior lentamente por tus piernas lograste echar un vistazo y comprobaste que no había restos de sangre, pero sí de toda tu excitación, lo cual él se tomó como un halago no verbal.
-Sigues teniendo cara de preocupada, chiquita… - dijo con una voz que te sonó aún más grave, pero como si casualmente no estuviera acariciando tu monte de venus.
-Es que no quiero mancharte, boludo-te reíste, al fin siendo tú misma con él.
-No sé con que clase de nenes has salido vos, pero a mí un poco de sangre no me asusta.
¿Es que acaso estaba dentro de tu cabeza para saber exactamente qué decir para prenderte aún más?
Tanteó con la punta de los dedos tu entrada, y la humedad que él había provocado en ti se adhería a su piel, pequeños hilos transparentes adornando sus dígitos. Poco a poco se introdujo en ti haciendo que te estremecieras y arquearas la espalda. Él resopló y te miró frunciendo el ceño.
-Ufff… qué apretada que estás, nena…-acercó su boca a tu oído provocando un nuevo vuelco en tu corazón- ¿Así me vas a apretar la pija?
Dios. DIOS. Un gemido que fue casi un grito escapó de tu garganta sin que tú pudieras (o quisieras) hacer nada por evitarlo. Hubieras jurado que cualquier pibe que te hablase sucio se hubiera ido de tu casa con una patada en el culo, pero joder, cómo te había prendido que Enzo dijera eso. De hecho, como si tu cuerpo quisiera darle la razón, tu interior se contrajo alrededor de sus dedos, provocando una risita maliciosa en él. Los movía con habilidad, dibujando el típico gesto de “ven aquí”, encontrando y masajeando un punto muy sensible de tu centro.
-Enzo…-gimoteaste.
- ¿Qué, nena? - contestó con la respiración agitada, notando, desde hace un rato como su líquido preseminal estaba formando una mancha húmeda en sus bóxers negros, su erección, pulsando dolorosamente.
Querías contestar, pero el placer te nublaba la capacidad de hablar, solo podías gemir y agarrarte con fuerza a su espalda, reparando en lo firme que era, y lo pequeña que parecías debajo de él. Le miraste a los ojos suplicante, queriendo comunicar tus deseos sólo con tu mirada.
-Ya sé, ya sé... – se apiadó él. Se apartó de ti con cuidado de retirar sus dígitos suavemente para no herirte. El vacío que dejaron te molestó intensamente, pero sabías que simplemente el aperitivo había terminado: ahora venía el plato fuerte.  Arrodillándose en tu cama comenzó a desabrocharse el cinturón. Iluminado solamente por tus tenues luces azules y la pantalla de tu televisión, la figura de Enzo era escultural: su cabello largo y oscuro, su torso definido y bronceado. Incluso el vello de sus axilas te pareció intensamente atractivo cuando alzó los brazos para sacarse la camiseta. Su aroma, su aroma parecía tener temperatura, emanaba calor, y un olor riquísimo a madera y café, a hombre.
Se bajó un poco el pantalón vaquero, y, aunque su intención era levantarse para desprenderse de él por completo, un instinto súbito tuyo se lo impidió. Te incorporaste y gateaste hasta que tu rostro quedó a la altura de su cintura. Acariciaste la tela de su bóxer, notando su dureza, cómo su anatomía estaba provocando que la prenda estuviese tirante. Cuando Enzo procesó lo que estabas a punto de hacer suspiró. Su caballerosidad no quería dejarte continuar, esta noche se trataba de ti, pero ¿cómo te iba a decir que no? Tu boquita debía sentirse como el cielo en la Tierra.
Apenas te tomaste un momento para admirar cómo su miembro se erguía ante ti, inflamado, expectante de tu atención. Lo tomaste con delicadeza en tu mano derecha e hiciste que entrase en tu boca, tus labios haciendo de cálida bienvenida para él, tratando de relajar la lengua para que pudieras acomodar su tamaño más fácilmente.
-Ay, sí…- gimió con voz ronca.
Sonreíste para ti misma, no era algo de lo que pudieras alardear en cualquier conversación, pero sabías que era algo que se te daba muy bien hacer.
Continuaste el movimiento de vaivén, utilizando tu saliva como lubricante, provocando una serie de sonidos que Enzo juraba que le iban a volver loco. Tenía su mano en tu mentón, sin sujetarlo, pero marcando la posición. Notaba como tu boca se llenaba y nunca se vaciaba del todo.
Su respiración, su pulso acelerándose, la forma en la que tensaba los abdominales, eran señales de que le costaría mucho aguantar si continuabas con ese ritmo.
-Basta – sacó su pija de tu boca sin previo aviso, y tú te quedaste con la cara que se le queda a un niño cuando le quitas su juguete favorito – tumbáte – ordenó.
Te dejaste caer sobre la pila de almohadas, que se desinflaron suavemente por tu peso.
No había ya lugar para miramientos o preámbulos, tenía que cogerte ya.
Enzo volvía estar encima de ti, pero esta vez frente a frente. Se mantenía en equilibrio, además de con sus piernas entre las tuyas, con su antebrazo sosteniéndole junto a tu cabeza. Su otro brazo, sin embargo, se perdía debajo de su abdomen, no podías verlo, pero pronto notaste cual era su cometido. Su mano estaba agarrando su propio miembro, pesado, duro, para posicionarlo en tu entrada, que no podía esperar para tragárselo. Sentías su sudor en tu piel, su calor, tus pulsaciones disparadas, la humedad que compartíais. Pero todas esas sensaciones se vieron ensordecidas por la más intensa que habías sentido probablemente en tu vida:
Enzo entrando en ti
Tus ojos y tu boca se abrieron como para sustituir el sonido que eras incapaz de generar.  Tu mirada se encontró con la suya. Él también tenía una expresión obscena, os mirabais incrédulos del placer que os estabais dando el uno al otro. ¿Porqué carajo no lo habíais hecho antes?
Tras un momento de adaptación, tú a su tamaño y él a tu estrechez, las embestidas se tornaron más rápidas y casi todo lo profundas que podían ser sin hacerte daño.
Enzo pareció leer tus preocupaciones (una vez más), y de forma inconsciente, las tomó como si fueran un papelito, las arrugó y las tiró lejos de ti.
-Dios, nena… -dijo con voz grave y entrecortada- ¿te gusta? ¿te alivia un poco…?
-Muchísimo, amor- Mierda. Eso se te había escapado, por mucho que estuvierais haciendo lo que estabais haciendo no debías haberlo llamado así.
-Me alegro, mi vida – al decir esto, besó tu mejilla con calidez, decidiste que su respiración era lo único que querías en tus pulmones.
¿Era posible que te sonrojaras aún más? Sí, era posible.
Habías conseguido entrelazar las piernas a su espalda, acercando más tu cadera a su cuerpo, haciendo que las estocadas fueran todavía más profundas. El movimiento cada vez era más errático, estaba golpeando tu punto más débil, la humedad que había provocado en ti estaba con seguridad creando una gran mancha en tus sábanas, escurriéndose por tus ingles y tus glúteos. Notaste fuego dentro, en tu bajo vientre y en el fondo que Enzo estaba tocando una y otra vez con su glande hinchado. No hacía falta que dijeras nada - tampoco es que pudieras- te aferraste a él con desesperación, como si no quisieras salir volando arrastrada por una corriente de viento brutal. Por instinto te encogiste, escondiendo la cara en su pecho.
-Dale, princesa, miráme cuando te venís- tomó tu cara en su mano y te obligó a encararle.
Como todo un experto eligió un ritmo y lo mantuvo para ayudarte a concentrarte en perseguir tu clímax, mientras tanto, agarró uno de tus pechos, estimulando tu pezón, añadiendo otro foco de placer a la ecuación.
-Vamos nena, dejate ir…-continuó animándote.
Tus labios dibujaron una ‘O’ que no se cerraba más, él miraba tus ojos y después tu boca, la cual se le antojaba la frutilla más dulce que había tenido el placer de devorar. Dios, como deseaba él acabar en esa lengua rosada.
Tu interior se contrajo exponencialmente, atrapándole y, a los gritos, te viniste agarrada a él, en el orgasmo más increíble de tu vida. Si había un cielo podías afirmar que lo habías tocado.
Enzo seguía haciéndote el amor, (por que ya no se podía decir que simplemente te estaba cogiendo), pero la sobreestimulación no te estaba incomodando, querías seguir sintiendo, y de hecho seguías sintiendo muchísimo placer.
-¡Dentro, Enzo!
-Nena, no voy a aguantar…- te miró con urgencia entre gemidos roncos- d-dime…dónde…
Te miró confundido. Estabas disfrutando malévolamente de su preocupación, omitiendo el pequeño detalle de que estabas en la píldora.
-¿Tomás la pastilla? -casi gruñó por el esfuerzo de aguantar su eyaculación.
Asentiste con sonrisa de diabla, divertida.
-¿Te lleno? ¿querés que te llene…? - su respiración cada vez más agitada, su voz, rota.   
En respuesta gemiste aún más alto, encontrando un momento para lamer su cuello, salado por el sudor, y terminar de volverle loco.
Un último quejido salió de su pecho y le obligó a cerrar los ojos con fuerza. Estaba derramándose por completo en tu interior. Jurabas notar los disparos blancos y ardientes inundando tu interior. El pulso bombeando alocadamente en su miembro había hecho que se sintiera todavía más ancho, arrebatando más lloriqueos desesperados de tu boca.
-Ufff… - resopló exhausto antes de unir su torso al tuyo y descansar encima de ti.
-Yo te tenía unas ganas inmensas, chiquita- confesó él por fin- Te quiero, ¿sabías? - remató, haciéndote sonreír inmensamente.
-No me lo puedo creer- te reíste peinando su pelo húmedo con tus dedos- ¿qué hemos hecho?
Le apartaste el cabello de la cara con dulzura para poder verle bien.
-Yo también a ti. - soltaste, sintiéndote ligera después de decirlo.
Una extraña nueva confianza se estaba apoderando de ti, Enzo te hacía sentir como la mujer más maravillosa, y con él en tus brazos, lo viste todo mucho más claro.
Parte 1
tags: @iamjustadoll @andyrubei @madame-fear @miskhalie @karylvsjuanii @koiibiito @quarzitos @voglatte @llorented @deepinsideyourbeing
(me he basado en mis reblogueos e interacciones para hacer la tag-list, diganme si quieren que les agregue o los borre de la misma ;))
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deepinsideyourbeing · 24 days ago
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Holi! Como estas? Soy la que pidió el request de dark!Enzo y la lectora con vibes Audrey Hepburn. Si bien no está publicado quería pedirte un smut dentro de ese mismo universo en donde ellos duermen juntos por primera vez y medio que se cambian los roles por ejemplo la lectora saca su lado más sucio y obsceno (me la imagino diciendo "dale si chupame las tetas" "cogeme mas fuerte" "como me encanta ser tu putita") y el pobre enzo todo suave en plan 😯😲😳 porque ella ni siquiera dice malas palabras
Kinktober, Día 16: Degradation
El plan original consistía en una meticulosamente planeada tarde/noche de películas en tu hogar. Esperaste durante todo el día que las agujas del reloj marcaran las cinco para recibir a Enzo, que llegó puntual como siempre y cargando un ramo de tus flores favoritas.
Ignoraban que unas horas más tarde -mientras comentaban el final de Orgullo y Prejuicio antes del comienzo de Constantine- se desataría una tormenta que cambiaría el desenlace de la velada. El rugido de un trueno los sorprendió y cuando las luces parpadearon un escalofrío te recorrió.
Una vez finalizada la última película Enzo insistió en marcharse, argumentando que no quería molestarte más tiempo y que sólo era un poco de lluvia, pero sus intentos de ser un caballero llegaron a su fin cuando con voz firme le dijiste que no permitirías que se marchara en esas condiciones.
Regresó a tu habitación en silencio luego de tomar un baño y la imagen que lo recibió le cortó la respiración. Estabas sentada en tu cama, sin saber que por la posición tu ropa interior era visible, masajeando una crema en tus piernas; la delicada seda rosa de tu pijama caía sobre tu cuerpo y...
Tu voz sacude sus pensamientos. Vuelve a centrarse en el presente.
-¿Me abrazás?- preguntás tímidamente-. Tengo un poco de frío.
Enzo tiembla. No tiene que ver con la temperatura.
Gira sobre su costado, rodeando tu cintura con su brazo, procurando que sólo su pecho entre en contacto con tu espalda. Suspirás cuando su calor te invade y te dejás caer aún más hacia su cuerpo, moviéndote hasta que la distancia que los separa se ve reducida a átomos, pero cesás tus acciones abruptamente cuando lo sentís.
-Perdón.
-¿Por qué me pedís perdón?- preguntas luego de dejar salir una pequeña risa-. No es nada malo.
-No, pero se supone que sólo vamos a dormir, no quiero que pienses que...
-¿Que me querés coger?- completás. Estando de espaldas y en completa oscuridad no podés ver la expresión en su rostro, la manera en que separa los labios para dar paso a palabras mudas o sus pupilas dilatadas, por lo que su silencio te preocupa-. ¿No querés...?
-Quiero- besa tu hombro-, pero sólo si vos querés.
Es tu turno de voltear y justo cuando lo hacés un relámpago llena de luz la habitación. No es la primera vez que tenés el privilegio de ver el rostro de Enzo desprovisto de su usual maquillaje pero todavía te maravillás por el largo de sus pestañas, más notorias sin el delineado, así como por la manera en que el color de sus ojos destaca.
De nuevo en la penumbra tu mano encuentra su mejilla y tu pulgar se desliza con suavidad sobre su piel. Podés percibir la manera en que busca más contacto con tu palma, pero interrumpís tus caricias y arrastrás tus dedos por su cuerpo -sus labios, su mandíbula, su pecho- hasta finalmente tocar el elástico de su ropa interior.
-Obvio que quiero.
Deja que tu mano explore bajo su ropa: es pesado, grande, y ya está húmedo, pero no lográs concentrarte mucho en esos detalles porque cuando comenzás a tocarlo, con movimientos lentos y un poco de dificultad por su tamaño, el suspiro que escapa de sus labios es más un gemido.
Buscás su boca y corresponde el beso con desesperación, mordiendo y tirando de tus labios, pero explorando tu cuerpo tímidamente con su mano. El calor de su palma en tu cadera, tu cintura y cuando roza brevemente tu pecho comienza a hacer efecto entre tus piernas. La necesidad se vuelve imposible de ignorar.
Te separás de Enzo y cuando te reincorporás para encender la lámpara su mano termina entre tus muslos, sujetando tu pierna con firmeza, expresando sus deseos silenciosamente. Podés ver en sus ojos el momento en que reúne el valor necesario y luego sentís sus dedos colándose bajo el dobladillo del short.
Bajás la mirada y gemís.
Las venas que decoran su brazo y el dorso de su mano hacen que la imagen sea más erótica. Roza tu centro por sobre el algodón ya húmedo y cuando te mira en busca de consentimiento asentís, estúpida por el deseo, sin recordar que querías buscar el lubricante.
-Estás muy mojada- dice en voz baja, como si se sorprendiera, cuando sus dedos entran en contacto con tus pliegues-. Vos decime si querés que pare, ¿sí...?
-Sí.
Enzo intenta controlarse pero es difícil cuando la imagen frente a él resulta así de tentadora. La suavidad de tu piel bajo sus manos, la manera en que separaste las piernas sin que tuviera que pedirlo, el tirante de tu blusa cayendo sobre tu hombro, tus pezones duros marcándose en la tela, tu centro brillando con tu excitación cuando mueve aún más la delicada prenda.
Te ayuda a recostarte y en un movimiento que parece dominar retira sólo tu ropa interior. No te da tiempo de preguntar o bromear sobre su acción, rápidamente introduce su dedo medio y suspirás, tentada por la manera en que el dígito trabaja sobre tus músculos.
El brillo en tus ojos y tu mirada fija sobre sus movimientos sólo empeoran el estado de su erección y no sabe qué quiere primero: sentir tus manos otra vez, utilizar tu boca o enterrarse en vos. Opta por prepararte para lo último porque llegado el momento quiere que estés más que cómoda.
Enzo está entre tus piernas, observando tu centro y tu rostro, su erección sobresaliendo y goteando sobre el bóxer. La punta está de un intenso color rojo y de sólo pensar en tenerlo en tu interior tus paredes se contraen, succionando el dígito y haciéndolos gemir a ambos, su voz grave empeorando tu humedad y los sonidos que sus movimientos provocan.
-Más.
Obedece sin pensarlo y en cuanto desliza el segundo dedo gritás. Intenta consolarte jugando con tu clítoris, implorando tu perdón, pero no tiene idea de cuánto disfrutás sentir ese ardor que nace por la diferencia de tamaño entre sus dedos y los tuyos.
En cuanto sentís los primeros indicios de tu orgasmo lo detenés.
-¿Qué pasa? ¿Te lastimé?
Negás y cambiás de posiciones, obligándolo a recostarse para sentarte sobre él, liberando su miembro para guiarlo a tu entrada. Mientras recorrés tus pliegues con su glande -arde- él mira, como en un profundo trance, mordiéndose los labios y brindándote un poco de apoyo con sus manos en tu cadera.
Sentís la forma en que juega con tu pijama. Estás segura de que quiere arruinarlo.
-Necesitaba tu pija- respondés finalmente. Te dejás caer-. Dios...
Es sólo la mitad, notás en cuanto bajás la vista, pero la sensación de plenitud ya es increíble y amenaza con desbordarte. Tu entrada arde por lo súbito de la penetración y Enzo insiste con que tengas cuidado, te recuerda que no hay necesidad de ir rápido, pero vos negás mientras continuás esforzándote por tomarlo.
-Necesito que me cojas de una vez- explicás entre gemidos y sollozos de placer-. Cómo me encanta tu pija, Dios, no sabía que la tenías tan grande...
La obscena confesión hace que sus caderas se muevan casi que involuntariamente, con la fuerza suficiente como para terminar de enterrarse en tu cuerpo y haciéndote caer sobre su pecho por el impulso de su acción. Sus brazos rodean tu cuerpo en un gesto protector, aunque extremadamente posesivo, mientras espera unos minutos para que te acostumbres.
-Estás muy apretada- dice contra tu hombro-. ¿No necesitás que...?
-No- te reincorporás lo suficiente para poder ver su rostro-. Necesito que me cojas toda, Enzo, por favor. Quiero ser tuya.
Toma tu mentón con sus dedos.
-Sos mía.
-Pero...- te interrumpe el palpitar de su miembro y el lento movimiento con el que se desliza fuera de tu cuerpo, hasta que sólo su punta permanece en tu interior. Dejás caer tu frente en su hombro-. Quiero que me tengas como a una putita.
-¿Qué?
-Llename toda, dale.
El shock es menor -mucho menor, ínfimo en comparación- que la excitación por tus palabras. Intenta contenerse, no quiere hacer o decir nada que esté fuera de lugar, pero la desesperación en tu voz y la forma en que permitís que manipule tu cuerpo hacen que peligre su autocontrol.
No te quejás cuando te sujeta con más fuerza para volver a penetrarte, tampoco cuando sus dedos rozan tu otra entrada o cuando escuchás el característico sonido de tela rasgándose bajo sus manos. Enzo se pregunta qué tan lejos lo dejarías llegar.
Muerde tu hombro y aumenta el ritmo de sus embestidas. Escucha tus gritos, amortiguados por tu mano o por la almohada, por lo que tira de tu cabello para obligarte a abandonar tu escondite. Un hilo de saliva mancha tu mentón.
-Mirá cómo estás- dice con tono burlón-. Y recién empezamos...
El dolor en tu cuero cabelludo te hace llorar y las lágrimas que corren por tus mejillas parecen ser un incentivo. Sucede lo mismo con la colisión entre sus cuerpos, con el obsceno y repetitivo sonido húmedo que genera, con tus gemidos y gritos.
-Querés que te escuchen todos, ¿no?- pregunta. Cuando no respondés suelta bruscamente tu cabello y golpea tu mejilla-. Contestá.
-No...
Otro golpe. Esta vez más fuerte.
-Querés que todo el mundo sepa que sos una putita, ¿no?- acentúa sus palabras con estocadas que te roban el aliento-. Querés que sepan que tenés dueño.
-Sí, sí, sí.
-Decilo- ordena luego de tomarte por el cuello-. Decí que sos una putita. Mi putita.
Humedecés tus labios mientras intentás ignorar la sensación en tu abdomen bajo, causada por el constante roce de tu clítoris con su pelvis e indudablemente agravada por el maltrato, pero no lográs pronunciar palabra alguna. Sentís sus dedos presionando para privarte de oxígeno.
-Soy...- negás frenéticamente-. Voy a...
-No- cesa sus movimientos y cuando protestás utiliza su agarre en tu cuello para sacudirte-. ¿Qué pasa? ¿Ahora no podés hablar?
Es mucho, pensás, consciente de cuánto te gusta la situación. Enzo vuelve a golpear tu mejilla cuando permanecés en silencio y por la fuerza del impacto unos hilos de saliva brotan de tu boca. Sentís su miembro pulsando.
-¿Querés que te llene la conchita?- su pulgar juega con tu labio inferior antes de deslizarse dentro de tu boca y presionar sobre tu lengua. Asentís-. Entonces me vas a decir que sos mía, ¿no?
-Sí.
-Sí, ¿qué?
Tus palabras son incomprensibles:
-Soy tuya.
-¿Y qué sos?
Cerrás los ojos. Todo tu cuerpo arde.
-Una putita- contestás con tu boca ahora vacía-. Tu putita.
Buscás refugio en su cuello, intentando ocultar tu estado, pero estás convencida de que es inútil. Esto recién empieza.
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maleficapaolamaldonado · 11 months ago
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Quiero ser...
Quiero ser tu fantasía,
esa que te excita,
y te llena de pensamientos
sucios y lascivos,
haciéndote levantar la vida
en cualquier sitio,
sonrojándote porque de ti salió
la miel que quieres en mi boca,
con la que me bañarás...,
los ojos, los labios, mis pechos,
mis piernas, mi aver-no.
Quiero ser esa mujer
que desvista tu alma
al erizar tu piel con mi lengua,
esa que te llevará al infinito
de un mundo fantástico,
donde yo bailo en encajes,
tacones y medias negras.
Quiero ser esa perversa
que se devora las horas,
los minutos y segundos,
mientras cumples todos tus sueños
en mi cuerpo,
embistiéndome fuertemente,
apoderándote de mis instintos
de fiera asesi- na,
al dominarme a tus pies,
a tu antojo, a tu complacencia
siendo tuya, solo tuya
en alma, mente y cuerpo.
Quiero ser tu mujer
y volverme adicta a ti,
a tu amor, a tu sexº,
a todo de ti,
y olvidar cualquier adiós
porque no hay compromisos,
ni lazos que nos una,
porque sin ser nada
seremos eternos.
Paola Maldonado
Mi Perverso y Yo
Pídelo de navidad en Amazon
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noctambulo-eros · 4 months ago
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Quiero convertir tus gemidos en el sonido de mi despertador.
— Noctámbulo Eros
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somos-deseos · 7 months ago
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“Las relaciones humanas son extrañas. Quiero decir, estás con una persona un tiempo, comiendo, durmiendo y viviendo con ella. Amándola, hablándole, yendo a lugares juntos y luego, ya no”.
— Charles Bukowski.
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triste-pensante · 7 months ago
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No estamos hechos para amar ni ser amados. Nosotros los humanos de baja categoría tenemos una misión en esta vida: encontrarnos a nosotros mismos y ver la realidad con ojos de extrema lucidez. 
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yoestuveaquiunavezfrases21 · 2 months ago
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2300- Alguna gente no enloquece nunca. Qué vida verdaderamente horrible deben tener.
(Charles Bukowski)
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waltfrasescazadordepalabras · 4 months ago
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Yo detesto a los intelectuales, un intelectual es alguien horrible, que no es capaz de tener pensamientos de sexo por hora, yo en cambio, estoy lleno de pensamientos impuros y sucios
(W Allen)
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jessylinda · 5 months ago
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No tengo pensamientos sucios, tengo pensamientos absolutamente normales que resultan ser intensamente eróticos.
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belencha77 · 5 months ago
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CAPITULO 37 - NOTA MISTERIOSA
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|| Esto no puede estar pasando || exclamé sin darme cuenta, provocando que algunos nobles volvieran su atención hacia mí. Rápidamente, Bertrand se colocó delante de mí para ocultar mi expresión a la multitud y me condujo hacia un lugar apartado junto con Maxwell.
|| Lady Riley, es mejor que trates de tranquilizarte. Estamos en público || me dijo Bertrand, mientras comenzaba a percatarme de mi entorno.
|| Lo siento... es que... || respondí, doblando la carta nuevamente y levantando la cabeza en un intento por mantener la compostura. Sin embargo, no puedo evitar sentir cómo pequeñas lágrimas amenazan con brotar en mis ojos y la ansiedad se apodera de todo mi cuerpo. Esto no puede estar pasando. No hoy.
|| ¿Qué dice mi flor? || exclamó Maxwell, sacándome de mis pensamientos y ágilmente arrebatándome la carta, mientras Bertrand miraba por encima del hombro de su hermano para echar un vistazo también. Maxwell leyó nuevamente:
“Lady Riley: El Príncipe nunca será tuyo, y tú nunca serás reina. Te insto a que salgas de la corte ahora mismo o enfrentes las consecuencias”
|| No entiendo, chicos... ¿Por qué me están amenazando de esta manera? Parece que alguien quiere apartarme del camino, y obviamente no desea que me case con Liam || Aprieto el puño con repentina rabia y frustración, tratando de contener las lágrimas que amenazan con salir || Alguien está conspirando contra mí. Lo que no sé es qué habrá planeado esta persona || digo con miedo, ya que desconozco a qué consecuencias se refiere.
|| ¡Cómo se atreve alguien a enviar una carta como está a un miembro de nuestra casa! || exclama Bertrand lleno de enojo, para luego dirigirme una mirada || Sea quien sea, no tengo la intención de dejarlos ganar, Lady Riley. Vamos a llegar al fondo de esto ||
|| Sí, ¡nadie se mete con nuestra Riley! || exclama Maxwell mientras me abraza con fuerza. Miro a ambos con agradecimiento. De repente, recuerdo lo que pasó con Olivia. Ella también recibió una carta e incluso me echó la culpa.
|| Hay algo extraño en todo esto ya que hoy sucedió algo similar, pero con Olivia. Ella me confrontó temprano, reclamándome por una carta amenazándola, pensando que yo la había enviado ||
|| Es muy extraño, tienes razón || reflexiona Bertrand || Tú, Olivia y Madeleine son vistas como las tres favoritas en la contienda por la corona. Si alguien apunta a las tres damas con más probabilidades de ganar, entonces Madeleine también pudo haber recibido una carta parecida ||
|| O quién sabe, quizás ella no recibió una... || murmura Maxwell mientras se toca la barbilla || Si solo son tres y están eliminando a mi Flor y Olivia, significa que es ella quien está jugando sucio ||
|| No te adelantes, Maxwell. Tal vez simplemente podría significar que quien esté detrás quiera que gane Madeleine por alguna razón || interviene Bertrand mientras escanea la habitación.
|| Hoy Madeleine me dijo con mucha seguridad que ella iba a ganar || les confieso con profunda tristeza.
|| ¿Ves, Bertrand? Nadie quiere eso más que la propia Madeleine || aprieta los puños con ira Maxwell, agitando la carta. Bertrand toma inmediatamente la carta de las manos de Maxwell con un pañuelo.
|| Tranquilicémonos y será mejor que tengas cuidado con esa carta || le dice Bertrand mientras acomoda la carta || Por lo tanto será mejor que la tengamos en algún lugar seguro. Si ustedes dos aún no han borrado ningún rastro, es posible que podamos sacar una huella digital más tarde || Bertrand envuelve la carta en el pañuelo y se la entrega a Maxwell || Por favor, llévala a nuestra caja fuerte ||
|| Entendido. Vuelvo enseguida || respondió Maxwell mientras me abrazaba con fuerza || Todo estará bien, mi flor || me sonrió, transmitiendo calma y salió corriendo con la carta. Bertrand se volvió hacia mí con una mirada comprensiva.
|| Como dijo Maxwell, todo estará bien, así que tranquila Lady Riley. Por ahora, debes continuar como si nada hubiera pasado ||
|| Incluso bajo esta circunstancia, ¿crees que es lo mejor? || pregunté, sintiendo dudas e intranquilidad.
|| Por supuesto que sí. Lo más probable es que el culpable quiera distraerte del baile, así que deberías seguir manteniendo todas las apariencias y disfrutar de las festividades || respondió con calma || Honestamente, creo que esto no es más que una broma infantil, pero lo investigaré. Permanece concentrada en esta noche y en el Príncipe || añadió con completa convicción || Como dije hace rato, 'nadie le hace esto a un miembro de nuestra casa...' || Sus palabras me sorprendieron, ya que no siempre fue así.
|| Bertrand, realmente agradezco que ahora me consideres parte de tu casa, pero tengo una duda... Confías demasiado poco en Maxwell, y para que sigas una recomendación suya me parece extraño. Entonces, ¿por qué decidiste patrocinarme? ||
|| Bueno, pues Maxwell habló muy bien de ti... y... || Sin embargo, antes de que continuara con su explicación, lo interrumpí, insistiendo en que dijera la verdad.
|| ¡Quiero la verdad, Bertrand! Por favor || le pedí con determinación.
|| Está bien, muy bien... La verdad es que estaba desesperado. Había entrevistado a varias damas nobles para asumir la tarea, pero ninguna estaba a la altura de mis estándares. Cuando me di cuenta de que podríamos quedarnos sin pretendientes, era demasiado tarde. Así que cuando Maxwell te encontró, no tuve más remedio que acceder. Mi hermano me convenció de que debía arriesgarme por el amor. Me dijo que Liam realmente se estaba enamorando de ti, e incluso pensó que eso podría ser suficiente para hacerte reina. Supongo que ahora me alegro de haber confiado en él ||
|| Quizás deberías confiar en él más a menudo, ¿no crees? || Cruzo los brazos y le doy una sonrisa juguetona pero seria.
|| Sí... supongo que tal vez debería, pero solo de vez en cuando... ¿Hemos terminado con las preguntas? ||
|| Solo tengo una más... ¿Qué pasa si algo malo me sucede esta noche? || Exclamé, llena de preocupación. Bertrand me miró con ternura y preocupación al mismo tiempo, tomándome delicadamente de ambos brazos y sostuvo mi mirada con firmeza.
|| Querida, por favor. No permitiré que te pase nada. Como mencioné hace un momento, ahora eres un miembro de la Casa Beaumont. Me sentiría devastado si algo malo te sucediera. Además, estás a solo unos pasos de convertirte en la Reina de Cordonia. Una vez que tengas ese título y la protección del Príncipe, estarás más allá del alcance de cualquier amenaza. Si logras alcanzarlo, estoy ansioso por ver cómo te desenvolverás como reina ||
|| Gracias por todo tu apoyo, Bertrand. No sé qué haría sin ustedes || Me apresuré y le di un abrazo, correspondido por él.
|| Es un placer verte crecer, Riley || Bertrand se aclaró la garganta mientras nos alejábamos, mirando hacia arriba por un segundo para contener las lágrimas || La Casa Beaumont estará en deuda contigo para siempre || dijo soltando un ligero suspiro || Muy bien, será mejor irme para ver si puedo discernir algo sobre esa carta ridícula. Tú socializa y gánanos un Príncipe ||
|| Ok, haré lo que dices… || Pero antes de irme, me detiene del brazo.
|| Lady Riley... || Exclamó, haciendo que lo mirara, esperando sus palabras || Ten presente que has logrado llegar hasta aquí. La mayoría de los nobles, incluyéndome, decían que no durarías la primera semana. Hasta ahora nos has demostrado que estábamos equivocados. ¿Qué es un poco más? || Bertrand me hizo una venia, me sonrió y desapareció entre la multitud. Puse mi mano en mi corazón y pensé, eso fue inusualmente amable de Bertrand. Pero ahora es tiempo de mezclarme con los demás y socializar un poco más.
**
Después del incidente, me encontré interactuando con varios nobles, compartiendo opiniones, anécdotas y otras cosas más. A pesar de mi búsqueda, no logré encontrar a ninguno de mis amigos. Mientras me dirigía hacia la estación de bebidas, de repente sentí un golpecito en mi hombro.
|| ¡Hey! Estoy de vuelta. ¿Cómo te sientes? || preguntó Maxwell con preocupación.
|| Max, te estuve buscando… || le dije || Puedo decir que estoy bien, aunque todo este asunto de las cartas es un poco extraño y no puedo negarte que me da un poco de temor... Solo espero que sea una broma infantil y no algo serio ||
|| Yo también estoy un poco preocupado, pero quién sabe, tal vez sea solo una mala pasada de alguien. Creo que te vendría bien un descanso. ¿Qué tal si salimos un rato y tomamos un poco de aire? || me dijo con un dejo de ansiedad, y noté que algo lo agitaba internamente. De repente recordé que él y Hana iban a hablar, así que lo más probable es que ya supiera sobre su partida || Es importante que estés en el estado de ánimo adecuado para esta noche. Además, estaremos cerca. ¿Qué dices? Serán solo unos minutos ||
|| Ok, además me vendría bien un respiro… || le respondí, y Maxwell me sonrió. Salimos ambos afuera del gran salón hacia las gradas. Nos sentamos un momento en ellas, pero noté que Maxwell estaba muy pensativo || Maxwell, ¿estás bien? Creo que quien también necesita tomar un respiro eres tú || exclamé con preocupación mientras él me miraba con una mezcla de derrota y decepción en sus ojos || ¿Es por Hana? ||
|| Mi Flor, no sé realmente qué pasará mañana. Trato de no pensar en eso, pero es complicado, ¿sabes? Lo que no sé es qué voy a hacer cuando Hana se vaya. Es la primera vez que siento algo así por alguien || me dijo con mucha tristeza || Lo que me da esperanza es que Hana dijo que hablará con sus padres cuando llegue a China, así que dejaré que las cosas pasen poco a poco. No me queda más que esperar. Espero que no traten de casarla con ese noble ||
|| Tranquilo, Max, todo saldrá bien || le aseguré, tocando su brazo || Sé que ambos están destinados a estar juntos ||
|| Gracias por tus palabras, me das esperanza… Y gracias por estar a mi lado desde siempre || me dijo, mirándome fijamente antes de tomar mis manos entre las suyas || ¿Sabes? Estoy tan feliz de verte lograr tu objetivo, ese sueño tan anhelado por el que llegamos hasta aquí desde tan lejos ||
|| Espero no haber cambiado demasiado, ya que sigo siendo la misma adorable, talentosa y encantadora de príncipes que encontraste en New York || dije, bromeando.
|| Para mí, sigues siendo esa misma chica, pero ahora has desarrollado nuevas habilidades en el camino. Te ves tan natural en la corte y te manejas muy bien sin nosotros, aunque hubo veces en las que yo no fui de mucha ayuda || Maxwell se queda mirando el suelo y continúa con sus palabras || Honestamente, hubiera querido llenarte de regalos, vestidos y joyas. Como una de las casas más ricas, lo habría hecho. Porque te lo merecías, pero no pudimos debido a que estamos quebrados ||
|| Maxwell… Tú sabes que durante todo este tiempo no necesité que me llenaran de nada de eso. Además, juntos logramos salir adelante y llegar hasta aquí, ¿no crees? ||
|| Sí… es verdad. Tu humildad me sorprende y me sigue impresionando. Veo que eres más fuerte de lo que esperaba. Incluso creo que has impresionado a Bertrand también. Es extraño pensar que pronto, tú serás Reina, mientras que Bertrand y yo volveremos a ser el Duque de Ramsford y su guapo hermano || dijo, y ambos reímos.
|| Maxwell, no serán solo eso, seremos familia || le digo sonriendo, lo que provoca que él también sonría || Pero dime algo, ¿los dos van a estar bien cuando ya no esté con ustedes? Es decir, sus finanzas se pondrán bien una vez que logre ser Reina, pero lo más importante es que si algo estuviera mal con la Casa Beaumont, me lo dirías, ¿verdad? ||
|| Claro que sí, mi flor. Además, cuando vean que nuestra aspirante llegó a ser la Reina de Cordonia, estaremos más que bien. Cada casa pagará y dará respeto hacia nosotros. Sin contar con los jugosos tratos que vendrán después. El nombre de los Beaumont será restaurado a su gloria primera || me dice con orgullo y riendo || Así que tranquila, no hay nada de qué preocuparse. Lo que pasa es que Bertrand ha estado atravesando por mucho últimamente, ya que él toma las cosas más en serio que yo. Desde que perdimos a nuestra madre, mi padre no fue exactamente de esas personas con quien se podía hablar con sinceridad… Así que Bertrand siempre da lo mejor de sí para que las cosas salgan bien ||
|| Admiro mucho esa cualidad en Bertrand, y aunque te sorprenda, también en ti || exclamé mientras él me miraba con asombro || Ambos son las personas más maravillosas que he conocido. Siempre se esfuerzan por dar lo mejor de sí mismos. Y saber que estarán bien una vez que me vaya, me da paz || añadí.
|| Todo estará más que bien || me dijo, mirándome fijamente, pero sus ojos se llenaron de lágrimas de repente || Lo único que extrañaré será no tenerte más en mi casa. Cuando seas Reina, ya no estaré allí para levantarte cada mañana, para insistir en que te pongas vestidos. Ya no habrá más viajes en limusina con Bertrand juzgándonos en cada momento. Honestamente, fue reconfortante tener a una dama en la Casa de nuevo. Te voy a extrañar demasiado || expresó con tristeza, y lo abracé con fuerza desde un costado.
|| Max, aunque me vaya de tu casa, seguiré visitándote || le dije entre risas, aunque también con lágrimas en los ojos, al igual que él || Y espero que tú también lo hagas. Me harás mucha falta || le respondí.
|| Ambos te extrañaremos, mi Flor. También nos harás mucha falta. ¿Verdad que pudimos disfrutar mucho estas últimas semanas juntos? || concluyó.
|| Seguro que sí, Max, como nunca || afirmé, mientras Maxwell simplemente sonreía y suspiraba. Aproveché el momento para abrazarlo fuertemente una vez más || Gracias por ser mi amigo y mi hermano || expresé sinceramente.
|| Por siempre, mi Flor || respondió Maxwell con honestidad, pero una duda inmensa se instaló en mi corazón.
|| Max, esa nota me dejó bastante preocupada... Dime, ¿qué pasaría si no llegara a ser la prometida de Liam esta noche? Quiero decir, sé que soy la pretendiente designada por la Casa Beaumont, pero de una manera u otra, eso termina hoy... ¿Qué sucede si él no me elige? ||
|| ¿Estás insinuando que esperas que simplemente te echemos a la calle si no eres escogida esta noche? ||
|| Realmente no estoy segura... ¿quizás? || respondí con incertidumbre, levantando los hombros.
|| ¡Por supuesto que no!... No se te ocurra pensar en esas cosas. Eres mi mejor amiga, casi como una hermana || exclamó él. Sonreí agradecida por sus palabras.
|| Tanto Bertrand como yo deseamos de todo corazón que te conviertas en Reina. Pero ganes o pierdas, seguirás siendo parte de la Casa Beaumont. Jamás te dejaríamos fuera de nuestras vidas de esa manera. Pero no te preocupes... Estoy seguro de que Liam te escogerá, está completamente enamorado de ti || aseguró Maxwell, luego miró su reloj y observó hacia el horizonte || Está empezando a hacerse tarde, mi flor. Será mejor que volvamos. ¿No crees que ambos nos sentimos mejor ahora? || sugirió.
|| Fue como si un hechizo hubiera funcionado || confirmé con una sonrisa.
|| Perfecto... ¿Estás lista para regresar? || Maxwell extendió su mano para tomar la mía y la colocó en su brazo, guiándome de vuelta hacia el gran salón.
**
Cuando entramos, un hombre apuesto y pícaro se acercó a nosotros, y honestamente me pareció bastante familiar. Su cabello rubio irradiaba un brillo especial en sus ojos azules. Vestía un esmoquin con una faja alrededor del pecho, casi idéntico al de Liam.
|| Buenas noches, mi Lady, Lord Maxwell || exclamó haciendo una pequeña reverencia.
|| ¡Santa mierda! || Los ojos de Maxwell se abrieron de par en par ante su saludo; luego, miró a su alrededor para asegurarse de que nadie estuviera dentro del alcance del oído antes de volverse hacia él || ¡Leo! ¡Ha pasado un largo tiempo! ¿Dónde diablos has estado? || Los dos se dieron un abrazo lleno de familiaridad.
|| Ya sabes cómo es mi vida, vagando sin rumbo fijo por el mundo... En un momento estás explorando las ruinas griegas, y al siguiente, terminas en un crucero por el Mediterráneo... Pero esa es una historia para otro momento. ¿Cómo estás? || respondió él. Mientras estudiaba sus rasgos, llegué a la conclusión de que debía ser parte de la familia de Liam. El parecido era casi asombroso.
|| ¡Estoy bastante bien! || respondió Maxwell, pero noté que los ojos de este caballero se posaban ahora en mí, aparentemente consciente de mi análisis.
|| ¿Y esta hermosa dama quién es? || preguntó el caballero de ojos azules con curiosidad. Maxwell le dio una palmada en el hombro al hombre mientras le sonreía.
|| Perm��teme presentarte a Riley Brown, la representante de la Casa Beaumont para la temporada social || anunció Maxwell.
|| ¡Tú eres Riley! || exclamó el hombre con alegría || Mucho gusto en conocerte, he oído mucho sobre ti || añadió con una sonrisa.
|| ¿Has... ¿Has escuchado de mí? || pregunté sorprendida ante la revelación de que había escuchado mucho sobre mí.
|| Sí, mi hermano no ha dejado de hablar de ti desde que te conoció en Nueva York || reveló con una sonrisa.
|| ¿Hermano?... ¡Cielos! ¿Entonces eres...? ||
|| Él es Leo, mi pequeña Flor. Es el ex príncipe heredero de Cordonia y hermano de nuestro amado príncipe Liam || explicó Maxwell con una sonrisa.
|| Mucho gusto, Leo... Qué bueno conocerte en persona || exclamé, sonriendo y llena de emoción.
|| Veo que Liam también ha hablado de mí. Pero por favor, no creas todo lo que te dice || añadió Leo, guiñándome un ojo.
|| Está bien... || respondí entre risas || ¿No sabía que Liam te había hablado de mí? || pregunté sorprendida.
|| Oh, sí, me ha mencionado mucho sobre ti... Está completamente impresionado por ti || exclamó Leo. Sus palabras me hicieron sonrojar, así que traté de disimular un poco.
|| Bueno, ¿qué puedo decir? || respondí con una sonrisa tímida, encogiendo suavemente los hombros y fingiendo arreglarme el cabello. Leo soltó una carcajada de inmediato.
|| También ha mencionado que tienes un muy buen sentido del humor || añadió Leo.
|| Sí, normalmente me caracterizo por eso || respondí con una sonrisa || Pero dime, ¿por qué abdicaste? || pregunté, curiosa.
|| ¡Vaya! Eres directa... Eso no me lo mencionó || exclamó Leo sorprendido || Pero esa es una larga historia, aunque para resumirla puedo decir que yo no quería tener las responsabilidades que conlleva ser Rey. Puede que no me haya gustado mi título, pero amo a mi hermano, y es por eso que estoy aquí para él. Mi padre pensó que mi presencia reforzaría mi apoyo para que Liam se llevara la Corona. Además, no podía dejar que se comprometiera sin mí... ||
|| ¿Y qué ha estado haciendo el ex príncipe heredero de Cordonia sin tantas responsabilidades? || preguntó Maxwell, sonriendo. Leo parecía una persona muy relajada.
|| Bueno, pues, déjenme informarles que me casé con el amor de mi vida y vamos a tener un hijo juntos. Nada demasiado loco... || respondió Leo con una sonrisa. De repente, sentí un toque cálido en la parte baja de mi espalda y una mano que envolvía mi cintura. Al volver a ver a mi costado, me encontré con Liam, quien estaba parado justo a mi lado, y de repente mi corazón comenzó a latir con fuerza.
|| ¡Leo! ¡Qué felicidad verte, hermano! || exclamó Liam. Ambos hermanos se abrazaron y chocaron los puños. No pude evitar reírme ante ese gesto, parecía tan infantil, pero aun así era un gesto lindo || Espero que no le estés contando a Lady Riley ninguna historia loca || bromeó Liam entre dientes mientras daba un paso atrás y se colocaba nuevamente junto a mí, sonriéndome.
|| No, no... por supuesto que no... Eso lo dejo para más tarde || dijo, guiñándome un ojo y provocando risas en todos nosotros.
|| Me alegro de que pudieras asistir esta noche || expresó Liam con gratitud.
|| No me perdonaría si me perdiera la coronación de mi pequeño hermano || respondió Leo con una sonrisa que decayó levemente ante las palabras de su hermano. De repente, apoyó la mano en el hombro de él || Sé que estás asumiendo una gran responsabilidad esta noche, hermano, pero no tengo ninguna duda sobre las grandes cosas que vas a hacer por Cordonia y en el gran líder que te convertirás ||
|| Gracias, hermano. Tus palabras me llenan de ánimo || sonrió Liam || Pero ya basta de hablar de tantas responsabilidades... Mejor dime, ¿dónde está tu adorable esposa? || Y como si las palabras de Liam tuvieran magia, de repente una mujer joven, que parecía ser un poco mayor que yo, con cabello castaño oscuro y ojos miel, apareció junto a Leo. Llevaba un vestido largo de verano amarillo y se le notaba bastante el vientre, lo cual evidenciaba su embarazo. No llevaba mucho maquillaje ni su cabello estaba ostentosamente arreglado, pero aun así se veía hermosa.
|| ¡Escuché que hablaban de mí! Hola a todos, soy Katie || se presentó muy sonriente. Le di un pequeño beso en la mejilla, Maxwell hizo lo mismo y Liam la abrazó gentilmente, permitiéndole a él frotar su vientre un poco.
|| ¡Felicitaciones! Me siento muy feliz por ustedes... || dijo Liam con una gran sonrisa || Hermano, ¿por qué no me contaste que iban a tener un bebé? || exclamó, reclamando a su hermano.
|| Quise hacerlo, hermano, y varias veces, pero no pude. Iba a decírtelo por videollamada ya que detesto los mensajes de texto o correos electrónicos... Pero por más que intentaba, te encontrabas demasiado ocupado... Así que mejor esperé este día para decírtelo en persona || explicó Leo, negando con la cabeza mientras que Liam parecía avergonzado.
|| Leo, lo siento mucho, pero tienes razón. Últimamente he estado demasiado ocupado con esto de la transición y no he tenido tiempo para nada || expresó Liam con un gran suspiro.
|| Tranquilo, hermano, está bien. Sé cómo es esto, créeme que realmente lo sé, y es por eso que no quise esta vida. Lamento haberla puesto en tus hombros || dijo Leo con tristeza, palmeando su espalda.
|| No te preocupes, creo que así debían ser las cosas. Además, no me quejo || respondió Liam de repente, mirándome fijamente || Si no lo hubieras hecho, no habría conocido a personas especiales que han llegado a mi vida || añadió sin apartar su mirada de mí, lo que me hizo sonreír sintiendo que mis mejillas ardían. Leo nos miró a ambos y simplemente se rio.
|| Bien, por eso entonces... Pero Liam, me gustaría que nos visitaras más seguido una vez que el pequeño esté fuera. Dentro de unos cuatro meses estará junto a nosotros || dijo Leo mientras Liam tocaba suavemente de nuevo el vientre de Katie.
|| ¡Por supuesto que lo haré! ¡Me encantaría visitarlos! || exclamó Liam sonriendo ampliamente.
|| Sí, y honestamente te digo que a nosotros nos encantaría recibir otros visitantes || agregó Katie.
|| ¿Qué quieres decir, amor? ¡Siempre tenemos visitas! || exclamó Leo sorprendido.
|| Entiendo, cariño, estás en lo cierto... Pero mis hermanos no cuentan; siempre están ahí || se rieron juntos y compartieron un breve abrazo. Observándolos juntos, noté que Liam también los miraba con una sonrisa, aunque sus ojos reflejaban un toque de nostalgia. Sé que él anhela eso, una familia, una relación hermosa y sencilla, pero al aceptar este desafío, sabía que estaba destinado a una vida complicada. Luego posó su mirada en mí, transmitiéndome mucho con tan solo su mirada. Esto era lo que quería conmigo. De repente, noté que Madeleine se acercaba lentamente hacia nosotros con una copa de champán en la mano. ¡Mierda! Pensé para mí, ella es la ex de Leo, ¿verdad? Madeleine nos miró a todos y la incomodidad se sintió en el ambiente.
|| Leo, cariño, qué suerte que encontraste tiempo para unirte a nosotros || dijo riendo, pero de repente notó el vientre de Katie y disimuló su sorpresa || Vaya... ¡Las felicitaciones están en orden! || exclamó en voz alta y les sonrió. Sin embargo, su sonrisa era tan falsa que todos pudieron ver a través de ella. Madeleine se pasó la mano torpemente por el cabello.
|| Muchas gracias, Madeleine || respondió Katie con amabilidad.
|| Sí, muchas gracias, Madeleine... No me perdería la coronación de mi hermano por nada del mundo || replicó Leo con un tono más serio.
|| Qué bueno que sea así... Me alegra que queden algunos sentimientos que te hagan regresar a la corte. Sé muy bien que Liam está feliz al verte elegir a la futura reina de Cordonia || exclamó ella con una sonrisa victoriosa.
|| Lo que sea por mi hermano y la familia || respondió Leo || Por cierto, escuché que eres nuevamente una aspirante ||
|| Así es, Cordonia me dio amorosamente otra oportunidad de ser su futura y posible Reina || exclamó mientras volvía a mirar el vientre deKatie || Entonces, ya saben lo que tendrán ¿Será un niño o niña? ||
|| Sera un niño || respondió Katie rápidamente.
|| Oh, un niño || dijo con sorpresa, aunque no estaba del todo claro qué pasaba por su cabeza. || Qué encantador || luego dirigió su mirada a la esposa de Leo || Katie, querida... Me gustaría obtener tu dirección para poder enviarte algo de parte de Fydelia || dijo apretando los dientes. Katie lo notó y simplemente sonrió. Pero antes de que Katie pudiera responder, Leo lo hizo primero.
|| Te lo agradezco mucho, Madeleine, pero no es necesario. Afortunadamente, tenemos todo lo que necesitamos || dijo Leo, sonriendo amablemente, aunque Madeleine lucía furiosa.
|| Es verdad, Madeleine, muchas gracias de todos modos || agregó Katie.
|| Ok, muy bien || exclamó Madeleine apretando los dientes, aunque se podía percibir una ligera sombra de tristeza en sus ojos || Será mejor irme. Encantada de verlos de nuevo || dio media vuelta y se alejó rápidamente. Por alguna razón, me sentí mal por ella. Probablemente esta situación no fue nada fácil; tener que ver a su ex casado y esperando un hijo no debe ser nada agradable.
|| ¡Qué alivio que se haya ido! Además, ¿para qué quería la dirección de mi casa? Por esto y muchas cosas más es que también estoy tan feliz de haber abdicado || exclamó Leo aliviado || Qué insoportable es esa mujer ||
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noctambulo-eros · 1 month ago
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Te conviertes en mi propiedad una vez que gimes mi nombre.
— Noctámbulo Eros
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